Hedy Lamarr, de Estrella de Cine a Inventora del Wi-Fi

Ha tenido que transcurrir un siglo para que sea de dominio público que una de las grandes bellezas del Hollywood clásico fue, asimismo, la inventora del sistema de comunicaciones conocido como espectro ensanchado por salto de frecuencia, en el que se basan todas las tecnologías inalámbricas de las que disponemos en la actualidad, incluidos el GPS, el Bluetooth y las conexiones WiFi.

Nacida en Viena como Hedwig Eva Maria Kiesler, hija de un banquero y una pianista judíos, tuvo una sólida educación y destacó por su inteligencia desde que era una niña –algunos de sus profesores pensaban que era superdotada–. También desarrolló tempranas dotes interpretativas que le ayudaron a conseguir el apoyo familiar para matricularse en la prestigiosa escuela del director de escena Max Reinhardt, aunque previamente había comenzado sus estudios de ingeniería. Acabaría abandonando la carrera para dedicarse por completo a la interpretación. Además de por su vocación de inventora, Lamarr también ha pasado a la historia por haber sido la primera mujer es escenificar un orgasmo en la gran pantalla. Fue bajo la dirección de Gustav Machaty en Éxtasis, una película que sería la vergüenza de sus padres y causaría la furia del Papa Pío XI, que intentó prohibirla.

La Gran Escapada

Con una incipiente pero ya polémica carrera como actriz, Lamarr aceptó contraer matrimonio a los 18 años con un poderoso empresario armamentístico austríaco, que la forzó a ser una reclusa en su propia casa. Su marido, Friedrich Mandl, tenia contactos importantes dentro del Partido Nazi y con la subida de Hitler al poder en 1933, no tardó en convertirse en uno de sus proveedores de armas. El repudio de la actriz al régimen nazi y al tiránico trato de su marido durante los cuatro años que duró su matrimonio, la llevarían a planear su huída.

Escapó a través de Europa y, en París, coincidió con el productor de cine, también judío, Louis B. Mayer, que le ofreció un contrato como actriz en Estados Unidos. La única petición del productor de la Metro-Goldwyn-Mayer fue que se cambiase el nombre para que no se la relacionase con la polémica película Éxtasis –a decir verdad, la invención de nombres artísticos era una práctica habitual entre las estrellas del sistema de estudios de Hollywood de la época–. En homenaje a una actriz de cine mudo, escogieron el nombre por el que la conocemos hoy: Hedy Lamarr.

Del Éxtasis a Hollywood

La actriz se instaló en Hollywood y debutó en el cine estadounidense con Argel (1938), un drama romántico dirigido por John Cromwell donde compartió cartel con Charles Boyer, uno de los galanes de la época. Trabajó con grandes realizadores como King Vidor (Camarada X, Cenizas de amor), Jacques Tourneur (Noche en el alma, 1944), Robert Stevenson (Pasión que redime, 1947) y Cecil B. DeMille (Sansón y Dalila, 1949), protagonizando más de 30 películas bajo contrato con la Metro. Aunque lo cierto es que fue su imagen, más que su carrera, la que obtuvo verdadero reconocimiento mediático, ya que ninguno de sus papeles llegó a consagrarla como interprete.

Su interés en los inventos que estaba comenzando a desarrollar, hizo que Hedy rechazara el papel protagonista en una de las películas más importantes de la historia del cine comercial, Casablanca. Posteriormente también rechazó Luz que agoniza. Ambos papeles recayeron en Ingrid Bergman, con quien los tabloides de la época aseguraban que tenía rencillas. La interpretación de esta última fue galardonada con un Óscar y lo cierto es que cualquiera de estas dos películas habrían podido catapultar la carrera de Lamarr como actriz; pero la determinada vienesa, tenía otros planes.

Pasión que redime

Lamarr llevaba años asentada en Hollywood cuando estalló la guerra en Europa, pero tras el ataque de Pearl Harbor en 1941, Estados Unidos declaró la guerra a Japón y, como consecuencia, Alemania e Italia le declararon la guerra a Estados Unidos. Todas las grandes naciones estaban enfrentadas en el que será el conflicto más mortífero de la historia de la humanidad.

Decidida a apoyar a los aliados en una guerra que no le era ajenaLamarr ofreció su trabajo y su preparación como ingeniera al recientemente creado National Inventors Council, pero su oferta fue amablemente rechazada. Sin embargo, las autoridades le aconsejaron que colaborase con ellos en su condición de estrella de Hollywood, promoviendo la venta de bonos de guerra. La actriz, lejos de desanimarse u ofenderse, consultó a su representante artístico e idearon una campaña en la que cualquiera que adquiriese 25.000 o más dólares en bonos, recibiría un beso de la actriz. En una sola noche vendió 7 millones de dólares en bonos.

Pero determinada a hacer una aportación innovadora en el campo de la ingeniería, Lamarr continuó trabajando en secreto en sus inventos. En 1942, junto al compositor George Antheil, inscribió la patente de un método de comunicación secreto que buscaba evitar que los torpedos teledirigidos de las tropas aliadas fueran detectados por el enemigo. Su idea era que, si podías hacer que tanto el transmisor como el receptor saltaran simultáneamente de frecuencia a frecuencia, entonces cualquiera que intentara interrumpir la señal no sabría dónde estaba. Esta tecnología fue precursora de los sistemas de encriptación, que tardarían un lustro en ponerse a disposición del público.

Lamarr, que conocía de cerca las prácticas de gobierno de Hitler, concibió este proyecto como una contribución personal al esfuerzo de guerra de los aliados, pero finalmente el invento no se usó a lo largo de la II Guerra Mundial debido a las dificultades para pasar de un sistema mecánico a uno electrónico, aunque sí fue utilizado por el ejército de Estados Unidos en 1962, durante la crisis de los misiles en Cuba. A mediados de 1980, se desclasificó la información relativa a la tecnología del espectro ensanchado y las compañías telefónicas comenzaron a darle uso en el desarrollo de sus aparatosLa conmutación de frecuencias también fue la que permitió que, más adelante, se implantara la comunicación de datos Wi-Fi. Actualmente, el llamado CDMA (Code Division Multuple Access) es un componente clave para la seguridad de los usuarios de los teléfonos móviles.

El Día Internacional del Inventor se celebra el 9 de noviembre en honor a la actriz e inventora, cuya revolucionaria contribución tecnológica brilla más que su estrella en el paseo de la famaa pesar de que fue concebida en el más absoluto de los secretos y de que haya costado varias décadas darle a Hedy Lamarr el reconocimiento que merecía.