El plan del Conacyt para que mujeres y niñas sean más incluidas en la ciencia

La brecha de género en el acceso a las carreras profesionales en la ciencia y la tecnología persiste. De acuerdo con la ONU, solo el 30% de los investigadores a nivel mundial son mujeres. Para combatir estas cifras, el 11 de febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.

“La igualdad entre los géneros y el empoderamiento en las mujeres y las niñas es una contribución decisiva a los objetivos planteados en la agenda 2030 de la ONU para el desarrollo sustentable”, cuenta en entrevista Sandra Arcos, vocera del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

Mujeres y niñas representan a la mitad de la población mundial y muchas han sido excluidas sistemáticamente de una participación plena en la economía. La resolución de la ONU de designar un día para reflexionar y actuar sobre esta brecha busca promover la participación de mujeres y niñas, en igualdad, en cómo se hace la ciencia en un país. Para frenar esta discriminación se busca crear e implementar políticas públicas que aseguren cambios a largo plazo.

“Hay que hacer una revisión de toda la estructura para entender por qué no hay mayor interés de las chicas para ingresar a carreras de ciencia y tecnología”, agrega Arcos. “En ese sentido la base principal es un problema sociocultural que tiene que ver con la percepción de las niñas acerca de la ciencia o de sus propias capacidades porque los roles de género están muy arraigados”.

¿Por qué hay menos mujeres en estas áreas?

A partir de los seis años de edad, las niñas dejan de creer que tienen la misma capacidad intelectual que los niños. Un estudio publicado en 2017 por la revista Science indica que a esa edad empiezan a verse los estragos de los estereotipos de género, lo que puede afectar las elecciones posteriores de campos de estudio o laborales en su futuro.

Es en esos primeros años que se reafirman estereotipos masculinos y femeninos. “Es cuando internalizan que ellos son los brillantes y las mujeres no”, dice Arcos, quien asegura que hay otros factores escolares, de ingresos y hasta geográficos que refuerzan estas nociones.

“En el caso de México se refleja esta diferencia en las actividades que desarrollan en casa, como señalan datos de la Secretaría de Educación Pública”, explica la comunicadora. “Si los niños empiezan a trabajar entre los 7 y los 15 años, a las niñas se les dice que es para ayudar en casa y a los niños se les envía a aprender un oficio”.

Desde ahí ya se fomenta que la mujer forme parte del trabajo no remunerado ejercido en espacios privados, mientras que se fomenta que los hombres tengan trabajos productivos y generadores de ingreso, en espacios públicos. Esta tendencia continúa en los planos profesionales, pues las mujeres tienen una sobrecarga: la laboral y la de los cuidados en casa. “Si no hay una corresponsabilidad en el cuidado de los hijos, el cuidado queda culturalmente en la mujer, entonces la que quiera seguir haciendo su doctorado tiene que esperar o terminan no haciéndolo y eso también se refleja en los salarios”, dice Arcos.

¿Cómo puede eliminarse esta brecha?

Los países miembros de la ONU se apegan a las normativas relacionadas con celebraciones como la del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia para buscar soluciones definitivas que permitan una mayor participación de ellas en estos ramos.

“Faltan acciones para que los cambios sean a largo plazo, como la imagen que tenemos de la vida laboral y familiar”, agrega Sandra Arcos, quien tiene una extensa trayectoria en la comunicación especializada en ciencia y tecnología. “Para conseguir esto es imprescindible una verdadera coeducación de niños y niñas que remueva las asignaciones por género y que reformule el concepto de las prácticas de ser hombre y ser mujer”.

Es por eso que el lunes 11 de febrero, el Conacyt ofrecerá en sus instalaciones (Av. Insurgentes Sur 1582, col. Crédito Constructor) un día entero para acercar a niñas y adolescentes a la ciencia y la tecnología. De las 10:00 am a las 5:00 pm, el vestíbulo del Conacyt y el Auditorio Eugenio Méndez Docurro albergarán conferencias, talleres y otras actividades inspiradoras.

“La idea es que nos cuenten cómo era en su infancia, en su adolescencia, por qué decidieron estudiar esto y qué han logrado, a dónde las ha llevado”, explica Arcos. “Cuando las niñas tienen ejemplos de mujeres que están haciendo actividades que normalmente consideraban ‘de hombres’, les da otra perspectiva. Lo ven cercano y eso hace mucha diferencia”, concluye.

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