Las Musas Sonideras conquistan una pista que se creía de hombres

Musas Sonideras es un colectivo de mujeres pioneras en un terreno dominado por hombres.

Al comienzo, eran criticadas por su locución. Y no era un asunto con ellas, sino con escuchar una voz femenina que presentara una salsa dedicada a una mujer.

“Sí es un poquito más difícil, ¿cómo le proyectas una canción a un chico?”, se preguntaba Ely Fania al principio. “Es diferente la situación pero no imposible”. Por eso, ella creó su propio toque.

“Para ti, corazón, donde estés con quien estés y como te tengan”, es la frase de Fanya para distinguirse de las demás.

Las Musas Sonideras comenzaron en 2017, por iniciativa de Marisol Mendoza, originaria del barrio de Tacuba, en el norponiente de Ciudad de México. Lo hicieron con toda la intención de que sus compañeros sonideros se dieran cuenta de que el público también estaba dispuesto a pagar una entrada para ver mujeres sonideras.

El primer reto: romper los roles de género

El grupo está formado por 14 mujeres, pero muchas van y vienen, lo que también es un problema para la consolidación del colectivo.

Quitar las limitantes de su vida íntima ha sido un reto. Por ejemplo, que un esposo le niegue a la Musa salir a tocar.

“En el grupo hay licenciadas, maestras, esposas a las que les dicen ‘hoy no vas’ y cuando no te lo permiten, cancelas la presentación y es muy triste que entre las mismas limitantes esté tu pareja. Y si hacer lo que te gusta le incomoda es muy triste”, explica Marisol.

Cuando comenzaron, tenían que estar dispuestas a tocar gratis si querían aparecer en el cartel de un baile importante. Los sonideros “les daban chance” de tocar con ellos.

“Esa era la paga o el haber participado con el sonidero más famoso”, comenta Marisol Mendoza.

“Estamos tan acostumbrados a esa voz varonil que esté llevando a cabo un evento, que esté encabezando cualquier gremio… pero el objetivo se ha cumplido, la visibilización está hecha y las mujeres ya bailan con sonideras y dj mujeres”, comenta.

El segundo reto: conquistar al público

El inicio no fue terso. Ha habido algunos comentarios malos, dice Solsalsita, del municipio de Ecatepec.

“No falta el que dice ‘mejor vete a lavar los trastes porque no sirves para sonidera’, pero gracias a dios han sido más las felicitaciones que los malos comentarios”, dice sonriente.

Tras un año y medio de compartir escenarios con los sonideros, Musas Sonideras ve una apertura de sus compañeros y de las otras mujeres.

“Fue difícil porque las mismas mujeres no aceptaban que otra mujer las hiciera bailar. Últimamente nos hemos estado abrazando entre todas, pero ha sido difícil conquistarnos entre mujeres, conquistar a nuestro público y a este territorio que ha sido, por siempre, de hombres. Fue difícil conquistar la pista sonidera”, cuenta Marisol.

El tercer reto: salir del barrio

Las Musas Sonideras, acostumbradas a tocar en bailes en Iztapalapa, Neza y otras zonas populares han ido más allá del barrio.

Han pisado escenarios como la Casa del Hijo del Ahuizote y el Museo Universitario del Chopo.

Se presentaron en el Centro Cultural España en 2017, y al año siguiente, estuvieron en el Museo Soumaya.

Dar el salto fue difícil.

“Nosotras trabajamos como sabemos hacerlo: dentro de las calles. Las primeras veces te cohibes porque ves otro tipo de gente, dices ‘no creo que bailen mi música’ porque estamos acostumbradas a poner cumbia, huarachas. Al ver el tipo de gente pensamos que no lo van a bailar pero sí nos han respondido”, dijo Marisol.

Las Musas tocan salsa, cumbia, huaracha, pop y hasta high energy; utilizan diferentes formatos, algunas cargan sus laptops para reproducir sus mp3 y otras tocan con viniles. La mayoría son cabineras, no tienen equipo de audio propio y lo rentan.

Por lo regular no utilizan reverberador (eco) y la locución que hacen se distingue de la de los hombres. No ocupan delay (?sonido, sonido, sonido) y esa particularidad genera su propio estilo.

El máximo reto: las Musas no quieren ser vistas como parte del show visual

Ella se asumen como conductoras del espectáculo. Marisol recuerda que una vez, un señor criticó su forma de vestir.

“No vamos a que critiquen cómo nos vestimos o si tenemos lonjita, queremos tocar y ser reconocidas”, comentó.

Ely Fania tiene claro lo que quiere ofrecer al público.

“Yo vendo talento, no imagen. Así como me ves es como soy”, dice segura.

“No soy como otras compañeras que andan en minifalda y en tacones porque en algún momento me va a fallar un bafle y tengo que salir corriendo de la cabina a ver qué cable me falló. Yo tengo que estar al pendiente tanto del equipo como de lo que estoy haciendo en la cabina, hacer que la gente baile, si está oyendo cómo estás trabajando, que sea agradable”, dice la musa originaria de Azcapotzalco.

¿Cuántas sonideras hay en México? Poquitas, pero ruidosas

De acuerdo con un conteo de Marisol, hay 57 sonideras en México y otras 43 en Estados Unidos.

Aunque el gremio crece, las mujeres son alrededor del 1% de toda la comunidad sonidera en ambos países.

Las redes sociales digitales han sido de mucha ayuda para el colectivo. Sonideras de Estados Unidos se han puesto en contacto con las Musas, y, aunque no estén cerca, el hecho de compartir sus carteles es significativo porque “si ven a una ven a todas”.

Pero no todo es amor, dentro de las mujeres sonideras falta sororidad, “ver que la de al lado es tu compañera”, por eso en sus publicaciones difunden la etiqueta #LaDeALadoEsCompañeraNoCompetencia.

Ely coincide en que, si con los hombres es complicado hacer alianzas, con las mujeres lo es más.

“Porque tenemos muy marcado el ego y decir ¿por qué tú sí creces y yo no crezco? Y piensan que si te empiezan a llamar ya te sientes grande y no eres grande hasta que tienes un trabajo ya hecho, no eres tú quien marca que eres grande o no, eso te lo da la misma gente que te va contratando”, señala.

Al final, el mensaje de las musas para las sonideras es simple.

“Tú puedes, estar aquí porque es tu misión hacer bailar a la gente, alzar la voz y demostrarle a las demás mujeres que sí se puede. Inspirar a las nuevas generaciones, porque si esto se termina aquí solo va a ser una leyenda, pero si sigues inspirando a más mujeres va a haber más, cuando no estés va a haber otra”.

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