Oficialmente se celebró por primera vez en 1911 y apenas cuatro países se sumaron a la convocatoria: Dinamarca, Austria, Alemania y Suiza. 108 años después, la onda expansiva del 8M llega a la mayor parte de los países de todo el mundo repartidos por los cinco continentes en forma de movilizaciones.
«Queremos estar seguras y no ser violadas», han gritado las mujeres que han marchado por las calles de India. India está considerado uno de los peores países para ser mujer. En 2016 se produjeron cuatro violaciones cada hora y las agresiones sexuales aumentaron un 83% entre 2007 y 2016. Aun así, las mujeres en India llevan mucho tiempo movilizadas. Hace dos semanas terminó la Marcha de la Dignidad, en la que miles de mujeres han recorrido 10.000 kilómetros por todo el país durante tres meses para concienciar sobre el problema de las violaciones.
En Pakistán se han celebrado por segundo año consecutivo las marchas ‘Aurat!’ (mujer) en varias ciudades del país. En la capital, Islamabad, se han concentrado unas 300 personas y varias activistas han pronunciado discursos sobre los derechos de la mujer. En Lahore, la segunda ciudad más poblada del país, unas 400 mujeres han asistido a la marcha.
En Filipinas, miles de mujeres han marchado contra las políticas «macho-fascistas» de Rodrigo Duterte, conocido por sus comentarios misóginos, como cuando afirmó que prefiere hombres en su gabinete, cuando besó a una mujer por la fuerza en un acto público y cuando declaró que le gustaría ofrecer 42 vírgenes a los turistas que fuesen a su país.
«Duterte es la misoginia personificada. Sus palabras no son sólo retórica vacía o chistes sin importancia, sino que se transforman en una realidad que obliga a las mujeres filipinas a enfrentar situaciones más difíciles de violencia y opresión sexual», señala Joms Salvador, secretaria general del movimiento feminista Gabriela. La activista afirma que los casos de violencia y abuso sexual contra la mujer han crecido un 153% durante la administración de Duterte respecto a la media registrada la década anterior a su mandato.
En Bangladesh, centenares de mujeres han salido también a las calles exigiendo igualdad y seguridad en los lugares de trabajo y en su vida en general. «La violencia contra la mujer es común en nuestro país, muchas mujeres aquí no alzan sus voces contra el acoso sexual por ser un tabú social», ha señalado en declaraciones a EFE la directora ejecutiva del Centro para la Solidaridad del Trabajador en Bangladesh, Kalpona Akter, tras encabezar una concentración cerca del Club de Prensa.

Mujeres keniatas participan en una protesta contra el feminicidio durante la celebración del Día Internacional de la Mujer, este viernes, en Nairobi, Kenia. EFE/ DANIEL IRUNGU
Más de cien mujeres también se han manifestado este viernes en el centro de Nairobi con motivo del Día Internacional de la Mujer bajo el lema «humanizar los cuerpos de las mujeres negras» y con la exigencia de que el Gobierno ataje la violencia machista. La marcha, convocada por el grupo Feminists in Kenya, ha discurrido por las calles del centro de la capital keniata con paradas en el Parlamento, el Tribunal Supremo y la oficina del presidente.
«Salimos a la calle como feministas porque nos matan cada día, pero no existe una conversación sobre ello en las instituciones. Queremos inyectar el feminismo en la discusión pública porque, mientras sigan sentados, más mujeres seguirán muriendo», afirma Vivian Ouya, abogada keniata y coorganizadora de la protesta.
En Jerusalén, miles de judíos ultraortodoxos han interrumpido de manera violenta una oración feminista en el Muro de las Lamentaciones organizada por Mujeres del Muro, un grupo de religiosas que lucha por la igualdad entre hombres y mujeres en el rezo ante este lugar, situado en el territorio ocupado de Jerusalén Este. La Policía israelí ha tenido que intervenir, dado que varios hombres ultraortodoxos han intentado romper la barrera policial y dos integrantes de Mujeres del Muro han resultado heridas por agresiones.