A fines del siglo XIX llegó el fin de los samuráis en Japón con la restauración Meiji y su objetivo de modernizar el país, y aunque su historia ha sido tratada en series, cine, historietas, novelas y documentales, siempre hay un vacío respecto a las mujeres que fueron parte importante de esa tradición guerrera.
Se ha pasado por alto la heroicas misiones de las onna-bugeisha (mujeres guerreras), que, según el historiador inglés Stephen Turnbull, fueron parte de las hazañas más importantes jamás contadas en el legado de los samuráis.
Para él, en los últimos 150 años se omitió, menospreciado y ocultó la aportación de estas guerreras, cuya historia empieza en la época en que la emperatriz Jingu invadió la zona que hoy es la península de Corea, en el siglo II.
En los últimos años de la década del 60 del siglo XIX los samuráis intentaron mantener su influencia y protagonizaron levantamientos, pero al final fueron derrotados por el gobierno.
El último gran episodio de estas batallas fue el sitio de la fortaleza Wakamatsu, el último reducto de samuráis, donde 3.000 guerreros seguían luchando contra 30.000 soldados. Mientras, las mujeres en el castillo se ocupaban de los heridos, la comida y la limpieza. Pero entre ellas estaba Nakano Takeko, una guerrera que se puso a cargo de un grupo de entre 20 y 30 mujeres para luchar contra las fuerzas enemigas.
Nakano Takeko murió con una bala en el pecho luego de matar, al menos, a cinco soldados imperiales con su espada. Antes de morir le pidió a su hermana que la decapitara para que su cuerpo no sea un trofeo. Después la enterraron en el norte de Japón, en el templo Aizu Bangmachi, donde miles de jóvenes visitan -vestidas como guerreras- cada año una estatua de ella.
Ella fue una de las últimas guerreras samuráis en una historia que se extiende por 1600 años, a veces participando en importantes luchas en un segundo plano y en primer plano en otras. Esto, pese a vivir en una sociedad muy tradicionalista y patriarcal, en la que las mujeres eran destinadas al ámbito familiar e incluso cuando se casaban dejaban su familia para ser parte de la de su marido. En ese contexto su accionar era muy limitado, incluso con sus propios recursos, según explica María Rodríguez Navarro, especialista en lengua, literatura y cultura japonesas.
En el Bushido, código conocido como «el camino del guerrero», el papel de la mujer era el de una mujer dedicada al hogar, pese a tener la obligación de aprender sobre la vida militar y el uso de armas para casos absolutamente necesarios.
Desde el principio la vida de las onna-bugeisha estaba destinada a morir por los demás, ya sea su padre, hijos o cónyuge para proteger su honor.
Estas samuráis también debían practicar arte, danza y música, especialmente para el entretenimiento, más que para su desarrollo persona, según cuenta Patricia Calvo, autora de la investigación «Cultura y feminidad en Japón. Una perspectiva de género a través de las obras de Yasunari Kawabata» (Universitat Jaume I, 2016).
Sin embargo, una publicación del diario español ABC recoge que a pesar de todo también hubo guerreras reconocidas por su valentía y que ayudaron a colonizar nuevas tierras o defenderlas. Entre sus principales armas estaba la daga Kaiken, la naginata, las armas de asta y los cuchillos tantojutsu.
Una de las guerreras más famosas fue Tomoe Gozen, una gran jinete y de gran talento para manejar la espada y el arco. Según un crónica medieval, podía enfrentarse a «mil guerreros». Vivió en el siglo XII. Además fue unas de las pocas que participaron en combates ofensivos -la mayoría lo hacía en luchas defensivas-.
En un análisis en el sitio arqueológico en que se dio la batalla de Senbon Matsubaru, en 1580, se encontraron 105 cuerpos, de los cuales 35 eran mujeres. Lo mismo ha ocurrido en otros sitios. Sin embargo, la historia de las guerreras ha sido omitido en los libros de historia.
Su papel en las batallas tuvo altibajos, pero se conoce que desde el siglo XVII hasta el fin de los samuráis.
Aunque los libros de historia también indican que con la supresión de los derechos de los samuráis durante Shogunato Tokugawa (mediados del siglo XIX) se introdujo un entrenamiento nuevo en el que aprendieron a proteger sus aldeas sin la necesidad de los hombres. (I)
Toda la información e imágenes son de EL UNIVERSO.
Link original: https://www.eluniverso.com/