‘Niña sola’, la historia de una familia de mujeres marcadas por la violencia

El cineasta Javier Ávila habla del documental que llegará a las salas el 11 de febrero.

Una mañana mientras trabaja en una maquiladora en Tijuana,  Arcelia recibió la noticia del asesinato de Cintia, su hija de 19 años. A partir del feminicidio, la madre en compañía de su otra hija Bertha, comenzaron un proceso para entender cómo alguien puede cometer ese tipo de crímenes.

El cineasta Javier Ávila fue testigo y compañero de un periplo cuyo registro queda en el documental Niña solaA través de la película no solo retrata la historia de las tres mujeres, también desmenuza las distintas formas en que se ejerce la violencia de género.

¿Qué te atrapó de la historia de Cintia?

Era una familia de mujeres marcadas por la violencia toda su vida. Escuchar sus historias y entender cómo el ciclo de violencia traspasa paredes y generaciones. Hay un sistema que las sigue oprimiendo porque habemos hombres que no entendemos los límites en una relación y nos es fácil burlar la ley. Me parecía necesario retratar ese conjunto de tragedias e injusticias. No es posible que todavía nos cueste trabajo hablar de feminicidios, deberíamos empezar por nombrar las cosas.

Una particularidad de la película es la forma en que indaga en la violencia de género a partir de lo cotidiano.

Desde el principio tuve claro que no quería hacer entrevistas a cámara. Preferí enfocarme en el plano sonoro del testimonio para que fuera envolvente. Quería retratar los espacios íntimos contrastados con los espacios públicos donde transitamos todos. En todo momento busqué alejarme del sensacionalismo y el morbo que suscita un asesinato.

¿Hemos perdido la capacidad de impresionarnos ante la violencia?

La sobre exposición de este tipo de violencia le ayuda a este sistema porque lo vuelve famoso y no solo eso, también nos convierte en personas apáticas y menos interesadas en el sufrimiento del otro. A partir de ahí deberíamos empezar a pensar en cómo transformarlo.

Una lectura de Niña sola se encamina a mostrar al feminicidio como la consecuencia de un cúmulo de violencias normalizadas.  

Desafortunadamente sí. Una de las grandes ideas compartidas por Arcelia al participar en la película es conseguir que otras mujeres se atrevan a denunciar y poner límites. Me parece un gran mensaje porque va más allá de la justicia de su hija.

¿Después de escuchar a Arcelia qué tanto crees que la solución atraviese por las denuncias?

A quien dice que se debe denunciar habría que recordarle las amenazas que reciben quienes van a acusar. Los testigos que vieron entrar y salir a las personas de casa de Arcelia fueron amedrentados.

Algo que llama la atención del documental es el respeto hacia los personajes. ¿A partir de qué lo estableciste?

Siempre tuve como norma el respeto ante todo. Incluso se lo transmití al fotógrafo y al sonidista. Nuestro primer objetivo era hacer la película sin molestar ni a Arcelia ni a Bertha. Siempre comunicamos qué haríamos. Les preguntamos si se sentían cómodas con las conversaciones. Nunca recibimos un “no” de su parte, al contrario, ellas tenían la necesidad de exponer sus historias. Necesitaban ser escuchadas y afortunadamente encontraron la confianza. Jamás fue difícil convivir con los personajes para grabar.

¿Cómo te explicas que algunas víctimas prefieran hablar con un cineasta y no con la autoridad?

Depende del cineasta. El método es personal y surge a partir del contexto o la ideología. A mí me gusta leer o informarme. Para mi hacer cine es algo intuitivo, algo que nace del estómago cuando estás frente a la situación. A lo largo del tiempo he trabajado mi capacidad de intuición y me parece que poco a poco, si somos críticos con las cosas que hacemos, podremos llegar a que los proyectos tengan una cualidad humana.

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