“Desde 1945 hasta este momento, las organizaciones solo han estado lideradas por mujeres el 12% del tiempo”. Este es el dato del informe Las mujeres en el multilateralismo 2024, presentado este lunes durante el encuentro que GWL Voices celebra en Madrid, que más ha indignado a su directora ejecutiva, María Fernanda Espinosa. En opinión de la que fue presidenta de la Asamblea de la ONU (2018-2019), esta fotografía de desigualdad que revela el estudio de las entidades “más importantes” en la arena internacional, se debe a “la inercia de estructuras patriarcales”.
“No es suficiente pronunciar palabras como igualdad o paridad; tienen que estar respaldadas con acciones para ver un cambio real”, ha reclamado Hillary Clinton, la primera mujer en ser candidata a la presidencia de los Estados Unidos por el Partido Demócrata, en 2016; elección que perdió frente a Donald Trump. Los datos que muestra el informe, ha declarado en su participación en el evento de GWL Voices, son “decepcionantes”. “Pero también muestran progreso en los últimos 20 años”, ha agregado.
La que fue la primera latinoamericana en presidir la Asamblea de la ONU, Espinosa, critica que la humanidad todavía esté en la dinámica del “por primera vez una mujer”, aunque a la vez celebra este tipo de anuncios, por ejemplo, del Banco Europeo de Inversiones, al haber asumido la española Nadia Calviño la presidencia de este organismo. “La primera mujer en 66 años; es una buena noticia”, comenta.
De las 23 organizaciones que han elegido líder en los dos últimos años, constata el estudio, ocho han optado por una mujer. Siete de ellas fueron nombradas en 2023, entre ellas, Calviño. De ellas, cuatro eran la primera líder femenina, como en el caso de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, que en 157 años solo había estado dirigida por hombres. Hasta ahora. O la Organización Internacional para las Migraciones, que ha tardado siete décadas en ver a una mujer, Amy Pope, como directora general.
Pese a los progresos, frenar la corriente masculina por la que navegan las organizaciones internacionales es una tarea ardua, comenta Espinosa. “Los datos recientes muestran una mejoría, pero es lenta”, lamenta. De hecho, la proporción media de lideresas electas en las últimas cinco décadas del siglo pasado fue del 4%, anota el estudio. Entre el 2000 y el 2010, esta proporción escaló de 17% hasta el 31%. Desde 2010 se ha producido una aceleración.
Es un tema de justicia demográfica. Las mujeres hemos demostrado que podemos gestionar marcando una diferencia
La GWL pide que estos avances hacia la igualdad de género que se han logrado en los últimos años se sostengan en el tiempo. “Que la igualdad sea parte de las prácticas normales de las organizaciones internacionales”, razona Espinosa. “Es un tema de justicia demográfica. Las mujeres hemos demostrado que podemos gestionar marcando una diferencia”. Lo dicen “muchos estudios”, remarca la mandataria: ellas están a la vanguardia de los procesos de paz o en la lucha contra el cambio climático.
Es en los equipos directivos de los organismos estudiados en los que se observa un mayor progreso en materia de igualdad, según las autoras del informe: “Casi la mitad de las organizaciones han alcanzado o están cerca de alcanzar la paridad”. La proporción media de mujeres en estos grupos es del 42% y la mayor parte oscilan entre un 25 y un 50%, anotan. En 10 de las organizaciones, ellas representan más de la mitad de las cúpulas.
Unos datos que hace no tanto eran “pura fantasía”, escriben las redactoras de la investigación. “No ha sido accidental”, dicen, subrayando la necesidad de ahondar en las estrategias de paridad. Pues denuncian que el sistema multilateral, y muchos países en particular, pregonan una promoción de la igualdad que luego no se aplican a sí mismos. “Los Gobiernos favorecen de forma sistemática a los hombres a la hora de nombrar representantes en los órganos de gobiernos de las instituciones internacionales”, denuncia GWL Voices.