12 + 1 libros feministas malditos y peligrosos

Hay libros escritos por mujeres que han sido considerados malditos, a veces hasta por las propias feministas. En esta nota recopilo libros que aún hoy son vistos como malditos, incómodos, molestos, polémicos; libros que muchas feministas prefieren ignorar, hacer como que no existen.

Hay ensayos, autobiografía, novelas, manifiestos… Acompañan a la portada fragmentos del propio libro. De esta manera podéis ver sin intermediarias si os da ganas de leerlo. Pulsando en el título o en la portada, podéis descargaros el libro que os atraiga y queráis leer completo.

Gracias a la labor militante, muy poco reconocida, de muchas compañeras editoras, traductoras y bibliotecarias digitales están a vuestra disposición. Si queréis la versión en papel, algunos de ellos los podréis encontrar, otros no. Preguntad a vuestras libreras feministas favoritas.

Esta compilación es un complemento a estas otras recopilaciones de libros

12 + 1 libros feministas que cambiarán tu vida para siempre

12 + 1 libros feministas que no te dejarán indiferente

12 + 1 libros feministas que cambiarán tu vida para siempre

Alexandra Kollontai

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Aún creía que habría de venir un tiempo en que la mujer sería juzgada con las mismas medidas morales que el hombre. Pues no es su virtud específicamente femenina lo que le confiere un puesto de honor en la sociedad humana, sino el valor del trabajo útil que haya desempeñado, el valor de su personalidad como ser humano, como ciudadana, como pensadora, como luchadora. Inconscientemente, este motivo constituía la fuerza directriz de toda mi vida y obra. Seguir mi camino, trabajar, luchar, crear lado a lado con los hombres y aspirar a un objetivo universal humano (hace ya casi treinta años que me cuento entre el número de los comunistas), construyendo al mismo tiempo mi vida personal e íntima como mujer, según mi propia voluntad y las leyes innatas de mi naturaleza: tales son los postulados que han condicionado mi ideario. Aunque mi corazón no aguante la pena de perder el amor, tengo otras tareas en la vida más importantes que la felicidad familiar. Quiero luchar por la liberación de la clase obrera, por los derechos de las mujeres… Nosotras, la vieja generación, no fuimos capaces de comprender que el trabajo, la lucha y el ansia de amor pueden combinarse armoniosamente. Pero una y otra vez las cosas salieron de distinto modo, puesto que el hombre siempre intentó imponer su ego sobre nosotras y adaptarnos totalmente a sus propósitos.

Emma Goldman

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El sistema que obliga a las mujeres a vender su feminidad e independencia al mejor postor es una rama del mismo vil sistema que le da a unos pocos el derecho a vivir de la riqueza producida por su prójimo, el 99 por ciento de las cuales debe esforzarse y trabajar como esclava, temprano y tarde, por apenas lo suficiente para mantener unidos alma y cuerpo, mientras los frutos de su trabajo son absorbidos por unos cuantos vampiros ociosos que se rodean de todo el lujo que la riqueza pueda comprar.

Las mujeres versadas en la política conocen la naturaleza de la bestia, pero en su autosuficiencia y en su egoísmo creen que sólo tienen que mimar un poco a la bestia para que se vuelva tan dulce, tan dura como un cordero. ¡Como si las mujeres no hubieran vendido sus votos, como si las mujeres políticas fueran incorruptibles! Si se puede comprar un cuerpo, ¿por qué no habría de ser igualmente sencillo comprar su voto?

La dialéctica del sexo En defensa de la Revolución Feminista

Shulamith Firestone

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La división estanca derivada del sexo es tan profunda que resulta imperceptible. Caso de ser percibida, puede serlo bajo una capa de desigualdad superficial, susceptible de abolición mediante unas pocas reformas o mediante la plena integración de la mujer en el estamento laboral.

Hasta que no se alcanzó un cierto nivel evolutivo y la técnica consiguió su actual estadio de sofisticación, poner en cuarentena un estado biológico fundamental parecía cosa de locos. ¿Qué razones podían existir para que una mujer renunciará a su preciado asiento en el vagón-cuadra por una lucha sangrienta que no podía tener esperanzas de ganar? Sin embargo, en algunos países por vez primera, se dan las condiciones previas para una revolución feminista; es más, las circunstancias empiezan a exigir dicha revolución.

Escupamos sobre Hegel y otros escritos

Carla Lonzi

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Al tomar conciencia de los condicionamientos culturales que desconocemos, no dudamos siquiera de que habíamos descubierto algo esencial, algo que cambiaba todo: el sentido que tenemos de nosotras, de las relaciones, de la vida. A medida que se llegaba al fondo de la opresión, el sentido de la liberación se convertía en algo más interior, más personal. Por tal razón el camino de la toma de conciencia — de cualquier modo que se lleve a cabo — es el único camino para la liberación, de lo contrario se corre el riesgo de luchar — siguiendo un camino ilusorio — por una liberación que luego se revela exterior, aparente.

Nadie está a priori condicionado al punto de no poder liberarse; nadie estará a priori tan poco condicionado como para ser libre. Las mujeres no estamos condicionadas de modo irremediable: solo que no existe en ningún siglo una experiencia de liberación expresa de nosotras mismas, tal y como ha ocurrido, en cambio, en el mundo masculino. Descubrir en qué consiste la liberación es liberarse. Estos escritos son para mí un primer paso hacia esa experiencia: una premisa y una profecía.

Borderlands/La frontera. Nueva Mestiza

Gloria Anzaldúa

Serrar la palabra es necesario porque todas las divisiones sociales están desde hace tiempo diluidas, pero no por ello deja de haber un nexo común, una identidad compartida a la que ella apela directamente en este libro: la Nueva Mestiza.

Indígena como el maíz, como él, la mestiza es el producto de la hibridación, diseñada para sobrevivir en condiciones variadas. Como una mazorca de maíz — un órgano femenino portador de semillas –, la mestiza es tenaz, envuelta bien apretada en las cáscaras de su cultura. Como los granos, se aferra a la mazorca; con los gruesos tallos y las fuertes raíces de anclaje, se aferra a la tierra — sobrevivirá a la encrucijada–.

Sí, se me hace que en unos cuantos años o siglos
La Raza se levantará, lengua intacta
Cargando lo mejor de todas las culturas.
Esa víbora dormida, la rebeldía saltará.
Como cuero viejo caerá la esclavitud
De obedecer, de callar, de aceptar.
Como víbora relampagueando nos moveremos, mujercita.
¡Ya verás!

¿Volverán, compañera, esas tardes sordas Cuando nos amábamos tiradas en las sombras bajo otoño? Mis ojos clavados en tu mirada Tu mirada que siempre retiraba al mundo Esas tardes cuando nos acostábamos en las nubes Mano en mano nos paseábamos por las calles Entre niños jugando handball Vendedores y sus sabores de carne chamuzcada. La gente mirando nuestras manos Nos pescaban los ojos y se sonreían cómplices en este asunto del aire suave.

Otras inapropiables. Feminismos desde las fronteras

bell hooks, Chandra Talpade Mohanty, Avtar Brah, Chela Sandoval, Gloria Anzaldúa, Kum-Kum Bhavnani, Margaret Coulson, Aurora Levins Morales, M. Jacqui Alexander

Los textos de esta colección ponen en cuestión qué se constituye como diferencia y cómo lo diferente tiende a equipararse con lo particular, lo periférico, lo deficiente — frente a lo universal y lo central — conformándose en relaciones asimétricas de poder. Frente a un feminismo global homogeneizador y excluyente que bajo la opresión de género iguala a todas las mujeres, estos textos nos hablan de múltiples opresiones, de diferentes diferencias, y del extrañamiento de muchas mujeres con un movimiento feminista con el que se identifican, pero cuya agenda y legado histórico resultan en gran medida ajenos puesto que toman como sujeto de referencia a la mujer blanca, occidental, heterosexual, de clase media, urbanita, educada y ciudadana. En un intervalo que comprende desde comienzos de los años ochenta hasta nuestros días, estos artículos dan cuenta de los diferentes debates que en el interior del feminismo han surgido de la necesidad de atender a las relaciones de subordinación a las que se enfrentan mujeres concretas: respondiendo no sólo a las relaciones de género o de clase, sino también al racismo, la lesbofobia, los efectos de la colonización, la descolonización y las migraciones transnacionales.

Valerie Solanas

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Nuestra sociedad no es una comunidad, es una colección de unidades familiares aisladas. El hombre se siente desesperadamente inseguro, temeroso de que su mujer le abandone si se expone ante otros hombres o a algo que remotamente se parezca a la vida, de modo que intenta aislarla de los otros hombres y de la mediocre civilización reinante. La lleva a vivir a los suburbios para encerrarla en un conjunto de pabellones donde parejas con sus hijos se absorben en una mutua contemplación. El aislamiento le da la posibilidad de mantener la ilusión de ser un individuo, se convierte en un individualista rudo, un gran solitario; confunde la individualidad con la enclaustración y la falta de cooperación.

Christine Delphy

El materialismo histórico está basado en el análisis de antagonismos sociales en términos de clase, las clases
son definidas por su lugar en el proceso de producción. Pero mientras estos principios se han utilizado supuestamente para analizar la situación de las mujeres como mujeres, de hecho, las relaciones específicas de las mujeres con la producción han sido ignoradas, lo que resulta en la imposibilidad de llevar a cabo un análisis de clase. Los resultados de tal brecha teórica no se hace esperar:

La opresión de la mujer se ve como una consecuencia secundaria de
(y derivado de) la lucha de clases tal como se define actualmente: que
es únicamente como la opresión del proletariado por parte del capital.
La opresión de las mujeres en países donde el capitalismo como tal
sido destruido se atribuye a causas puramente ideológicas. Esto implica
una definición no marxista e idealista de ideología como un factor que
puede subsistir en ausencia de una opresión material que sirve para
racionalizar.

Edición de LaSal en 1985:

Christine Delphy. Por un feminismo materialista

Adrienne Rich

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Sean cuales sean sus orígenes, cuando miramos dura y claramente el alcance y el nivel de elaboración de las medidas diseñadas para mantener a las mujeres dentro de un contexto sexual masculino, resulta inevitable preguntarse si la cuestión que las feministas tienen que plantearse no es la simple «desigualdad de género» o el dominio masculino de la cultura o los meros «tabús contra la homosexualidad», sino la imposición sobre las mujeres de la heterosexualidad como medio de garantizar el derecho masculino de acceso físico, económico y emocional.43 Uno de muchos mecanismos de imposición es, evidentemente, el hacer invisible la posibilidad lesbiana, un continente sumergido que se asoma fragmentario de vez en cuando a la vista para ser hundido de nuevo. La investigación y la teoría feministas que contribuyen a la invisibilidad o a la marginación del lesbianismo trabajan de hecho contra la liberación y la potenciación de las mujeres como grupo.

Estudios postcoloniales. Ensayos fundamentales

Gayatri Chakravorty Spivak, Chandra Talpade Mohanty, Ella Shohat, Stuart Hall, Dipesh Chakrabarty, Achille Mbembe, Nirmal Puwar y VV.AA.

La investigación académica feminista occidental no puede eludir el desafío de situarse y analizar su papel dentro de este marco económico y político global. Quedarse cortas en este sentido supondría ignorar las complejas interconexiones entre las economías del Primer y del Tercer Mundo y el hondo efecto de éstas sobre las vidas de las mujeres en todos los países. No pongo en cuestión el valor descriptivo e informativo de la mayor parte de escritos feministas occidentales sobre las mujeres del Tercer Mundo. Tampoco pongo en cuestión la existencia de un trabajo excelente que no cae en las trampas analíticas que me preocupan. De hecho, hablaré de un ejemplo de este tipo de trabajo más adelante. En el contexto del silencio abrumador sobre la experiencia de las mujeres en estos países, así como de la necesidad de forjar lazos internacionales entre las luchas políticas de las mujeres, este tipo de trabajo es a la vez pionero y absolutamente esencial. Sin embargo, quiero llamar la atención aquí tanto sobre el potencial explicativo de las estrategias analíticas particulares empleadas por este tipo de trabajos, como sobre su efecto político en el contexto de la hegemonía del saber académico occidental. (Chandra Talpade Mohanty)

Andrea Dworkin

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Este libro es una acción, una acción política cuya meta es la revolución. No tiene otro propósito. No es una sabiduría cerebral, ni una mierda académica, o ideas talladas en granito o destinadas a la inmortalidad.

Es parte de un proceso y su contexto es el cambio. Es parte de un movimiento planificador para reestructurar las formas de la comunidad y la conciencia humana para que las personas tengan poder sobre sus propias vidas, participen plenamente en la comunidad, vivan con dignidad y libertad.

El compromiso de terminar con el dominio masculino como una realidad fundamental psicológica, política y cultural de la vida en la Tierra es el compromiso revolucionario primordial. Es un compromiso con la transformación del yo y la transformación de la realidad social a todos los niveles. El núcleo de este libro es un análisis del sexismo (este sistema de dominio masculino), qué es, cómo opera sobre nosotras y en nosotras. Sin embargo, sí quiero discutir brevemente dos problemas, tangenciales a este análisis, pero aún cruciales para el desarrollo de un programa y conciencia revolucionarias. El primero es la naturaleza del movimiento de mujeres como tal, como un movimiento de liberación radical en Amérika, y el segundo tiene que ver con el trabajo de la escritora.

Aquí -> Woman Hating <- completo en inglés.

Capítulo 3 de Woman Hating por Andrea Dworkin en portugués.

Monique Wittig

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El enfoque político y filosófico que he adoptado para la primera mitad de esta colección de ensayos lo he denominado «lesbianismo materialista». Con él describo la heterosexualidad no como una institución sino como un régimen político que se basa en la sumisión y la apropiación de las mujeres. En situaciones desesperadas, como ocurría a siervos y esclavos, las mujeres pueden «elegir» convertirse en fugitivas e intentar escapar de su clase o grupo (como hacen las lesbianas) y/o renegociar diariamente, término a término, el contrato social. No hay escapatoria (porque no hay territorio, no hay otra orilla del Mississippi, no hay una Palestina ni una Liberia para las mujeres). Lo único que se puede hacer es resistir por sus propios medios como prófuga, como esclava fugitiva, como lesbiana. Se puede pensar que mi punto de vista es demasiado crudo, y no me sorprende, si tenemos en cuenta la cantidad de siglos de pensamiento que ha habido contra él. Primero hay que salirse de los senderos trillados de la política, la filosofía, la antropología, la historia, las «culturas», para entender lo que está ocurriendo realmente. Después habría que vérselas con el magnífico juguete filosófico de la dialéctica, que no nos permite concebir la oposición de hombres y mujeres en términos de lucha de clases. Debemos entender que este conflicto no tiene nada de eterno, y que para superarlo debemos destruir política, filosófica y simbólicamente las categorías de «hombres» y «mujeres».

Gretel Ammann

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Ser feminista es cambiarse los ojos, los oídos y la nariz. Es ver, oír y respirar de otra manera. Es dejar el sexo, que nos ha regalado el sistema tirado en la basura, y vivir el nuestro propio. Es hacer un viaje continuo por nuestras entrañas y nuestros sesos, sobre nuestra piel y entre nuestro cabello. Es bajar a los hoyos más profundos y subir a los paraísos más infinitos.
Es saber reírse de todo, hasta de una misma. Es dejar de funcionar como esperan los otros, que se creen más arriba. Es vivir la mayor vagancia y creación a la vez. Es saber llorar hasta llenar los mares. Es saber besar de todas las maneras posibles.

Es no importarte lo que digan los demás, los otros, que no saben nada de ti. Es ser todo lo que tú sientes que eres. Dejar los vestidos que te han comprado y te obligan a poner los otros, y sacar los tuyos propios. Ponerte a bailar la música que te hace bailar. Eso es lo que pienso, vivo y sueño yo. Tú puedes pensar lo contrario, lo diferente/diverso o nada. Pero no te creas lo del “feminismo oficial” que parece un coro de iglesia fabricado por una IBM.

Toda la información e imágenes son de MEDIUM.
Link original: https://medium.com/@kalindalamar/12-1-libros-feministas-malditos-y-peligrosos-que-no-te-dejar%C3%A1n-indiferente-10c106ea3278