En la India, uno de los países con peores índices de nutrición infantil del mundo, un gesto tan simple como guardar una pequeña parte de la leche producida en el medio rural para consumo propio puede marcar la diferencia.
Todos los días decenas de mujeres del estado de Gujarat, en el oeste de la India, acuden hasta en dos ocasiones a la cooperativa láctea más cercana para depositar la leche que ordeñan de sus animales, una rutina que han seguido durante décadas.