Para evitar embarazos adolescentes. Líderes indígenas piden profesionales en sus colegios y centros de salud. Cada día cuatro menores de 15 años quedan embarazadas en el Perú.
Yo quiero que las adolescentes de mi comunidad tengan calidad de vida y cumplan todos sus sueños”, dice Nedalith Chipay Marcos, una joven asháninka de la comunidad de Cushiviani, en Junín, quien con solo 17 años llegó hasta Lima para que su voz sea escuchada. Lo que ella desea, y por lo que lucha, es el acceso a la educación sexual y reproductiva en sus comunidades, para evitar más embarazos adolescentes.
En el Perú, cada día cuatro adolescentes menores de 15 años quedan embarazadas, según la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar 2017. Y en las regiones más alejadas esta cifra es mayor y va en aumento, indica la asociación Centro de Culturas Indígenas del Perú, realidad que fue confirmada por Nedalith y sus compañeras de los pueblos aimara y yanesha.
Así, entre las principales dificultades que ven día a día en sus comunidades, se encuentra la poca o nula información que reciben por parte de profesionales en materia de educación sexual.
“Tuve una compañera que quedó embarazada porque nunca tuvo la información. La llenaron de mentiras, por ejemplo, que, si el hombre eyacula afuera, entonces la mujer no queda embarazada”, cuenta la joven asháninka.
Otro punto es que, al acudir a un centro de salud, reciben un maltrato por parte de los profesionales, lo que no les genera confianza. “Yo hablo aimara, pero la serumista no habla mi lengua, entonces me dice por qué hablas así, te están incentivando a tener sexo”, dice Gisella Iquilla, de Puno.
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