Para las mujeres que viajan en transporte público en el Estado de México uno de los secretos para no ser atacadas es “saber leer a los hombres”. Ana Contreras y Alejandra González creen que así se salvaron de un posible ataque cuando decidieron bajarse abruptamente de una furgoneta porque sintieron peligro inminente por un hombre que se encontraba frente a ellas.
“El peligro estaba en la insistencia de su mirada, en su estado alterado. Por su aspecto sabíamos que no tenía un trabajo digno”, cuenta Alejandra González, estudiante de Criminalística, sobre aquel día en que se bajaron de la unidad de transporte para evitar ser atacadas.
Ambas son del Estado de México, la entidad con más denuncias de delitos en 2019, y estudian en Ecatepec, el municipio donde el 97.4% de las personas considera que vivir ahí es inseguro, según la más reciente Encuesta Nacional de Seguridad Pública (ENSU) publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Según la encuesta, le siguen los municipios de Coatzacoalcos, Veracruz (94.3%); Naucalpan, también del Estado de México (94 5%); Villahermosa, Tabasco (92.4%) y Tapachula, Chiapas (92.3%). La media nacional arrojada por la ENSU es de 73.9%.
El hecho de que la persona de la que huyeron tuviera pinta de “no tener trabajo digno” no implica que sea un delincuente —dice Ana Contreras—, lo que sucede es que hay varias circunstancias que dan forma a ese personaje que les causó miedo.
“Aquí solo hay trabajos mal pagados. Nos enseñan a trabajar 12 horas y ganar lo mínimo, hay bajas oportunidades de estudio, hay muy pocos lugares de cultura pero hay muchos antros de mala muerte, nadie nos exhorta a leer, aquí hay mínimas posibilidades de estudio”, dice la estudiante a Animal Político.
Es así como las personas llegan a delinquir: en la precariedad y sin educación, según la percepción de ambas estudiantes. Y en la mente de Ana hay una inmensidad de personas “allá abajo” sin poder tener una vida digna.
Cuando se le pregunta por qué ella se esfuerza por estudiar, responde que por la misma razón que las hizo bajar de la furgoneta: “Por miedo a estar allá abajo”.
La encuesta del Inegi destacó que el miedo a la inseguridad sigue siendo mayor en las mujeres (78.7% de las encuestadas dijeron sentirse inseguras) que en los hombres (68.2%), y también que los delitos en el transporte urbano son una constante desde el 2018.
El primer semestre de ese año, el 17.3% de los hogares de municipios encuestados reportaron que al menos uno de sus integrantes fue víctima de un ilícito en ese contexto. En el segundo semestre la cifra decreció al 15.8% y en el primer semestre de 2019 el número fue de 15.3%.