Haenyeo, las Mujeres del Mar

Aunque bien pudieran ser personajes de ficción, las extraordinarias mujeres de la isla de Jeju en Corea del Sur, un híbrido entre guerreras y sirenas que se remontan varios siglos atrás, son buceadoras que bajan hasta los diez metros de profundidad a pleno pulmón para recoger el marisco y el pescado que sustenta la alimentación de su comunidad.

Con poco menos de 2.000 kilómetros cuadrados, la Isla de Jeju es una de las nuevas siete maravillas naturales del Mundo y la isla más grande de Corea del Sur. Durante la década de los 70, se convirtió en destino preferencial de parejas de coreanos recién casados, como ocurrió en España con nuestras Islas Canarias. Lo fascinante es que aquella isla remota, esconde una de las tradiciones más curiosas vinculadas al trabajo femenino, una tradición que desde 2016 es considerada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.

Aunque la tradición se remonta al año 434, no es hasta el siglo XVII cuando aparece la primera mención escrita de las buceadoras. En el siglo XVIII, ya habían superado en número a los varones, convirtiendo la industria pesquera en una industria dominada por las mujeres. Las conocidas como “haenyeo“, (literalmente “mujeres del mar”) revirtieron los roles de género y se convirtieron en las primeras mujeres con un trabajo reconocido socialmente en todo el país, sometiéndose a riesgos considerables al realizar una actividad tan peligrosa como gratificante.

En un ambiente de sororidad, su sabiduría se ha ido transmitiendo de generación en generación, desde las experimentadas daessangun (con más de 80 años) a las más jóvenes, las hagun (que empiezan a tener contacto con el buceo a los 7 u 8 años). El mecanismo de formación está estipulado y las más experimentadas lideran las expediciones de buceo, controlando la seguridad de todas las participantes, a las que dividen en diferentes grupos según su nivel, hasta que alcanzan la técnica suficiente para la pesca a diez metros de profundidad.

Actualmente, el grueso de estas mujeres, que en su mayoría tienen más de 50 años, sigue buceando únicamente ataviadas de un par de gafas, un peso y un capazo donde recoger la pesca, arriesgando a diario sus vidas para continuar con tan determinada y sacrificada labor tradicional, cuya historia puede conocerse en profundidad en el Haenyeo Museum, el museo que les han dedicado en la isla, que las considera, sin lugar a dudas, su tesoro más valioso.

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