Hoy, estados como Puebla tienen a una gran cantidad de mujeres en los Congresos federal y local, así como en las alcaldías, pero esto no fue un proceso fácil, ya que implicó establecer cuotas de género en la ley.
Aunque los mandatos estatales y federales en cuanto a los procesos electorales varían, en ambos se considera este esquema como un concepto fundamental para la vida política y democrática de México.
Sobre el tema, el Instituto Nacional Electoral (INE) cuenta incluso con una ficha que da cuenta de la historia de las cuotas de género en el país y de los avances que han permitido.
De acuerdo con el organismo, con ello se busca producir un cambio cultural para evitar que un solo género predomine en la política, como sucedía en el pasado con la mayoría de cargos ocupados por hombres.
Sin embargo, advierte también que el cambio de perspectiva no sólo depende de las leyes electorales, sino de lo que pueda aportar la ciudadanía y las instituciones de todos los niveles.
Desde la perspectiva del INE, los primeros cambios a nivel electoral para contar con cuotas de género se dieron con las reformas de 1996 que establecieron que un género podía representar sólo hasta el 70 por ciento de aspirantes.
En las reformas de 2007, esto cambio a 40 por ciento, mientras que para el 2011 y 2012, magistrados electorales resolvieron que las fórmulas de candidatos por partidos tendían que ser más cercanas a la mitad.
Con ello, el porcentaje de mujeres en el Congreso de la Unión alcanzó una cifra cercana al 35 por ciento, es decir, 185 mujeres diputadas y 42 senadoras, lo que se consideró una cifra histórica.
Además de dar más espacios para las mujeres, reconoce el INE, las cuotas de género han impulsado otros proyectos orientados a la igualdad, la eliminación de estereotipos y el mejorar las condiciones.
Uno de los logros que destacan es que además se ha obligado a los partidos políticos a destinar al menos un tres por ciento de su presupuesto para capacitar a las mujeres militantes.