La Secretaría de Gobernación admitió que la explotación sexual de mujeres va al alza en México, debido a la pobreza y la desigualdad que imperan en el país.
Al presentar la Estrategia para la Prevención de la Explotación Sexual Comercial de Niñas, Niños y Adolescentes, la Segob alertó que “la explotación sexual comercial de niñas, niños y adolescentes es uno de los delitos de mayor impacto humano y social, que lamentablemente tiene una tendencia creciente”.
Reconoció que este delito “afecta profundamente a la persona que la vive y deja una secuela indeleble que deteriora el tejido social”.
Advirtió también que “las principales causas estructurales de esta explotación que se encuentran identificadas son la pobreza y la desigualdad (73 por ciento), discriminación y violencia de género (69 por ciento), prácticas culturales, tradicionales o religiosas que favorecen la explotación sexual (29 por ciento) y así como contextos de movilidad humana de forma insegura (27 por ciento)”.
A través de la encargada del despacho de la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (Sipinna), Constanza Tort San Román, la dependencia federal se comprometió a que, con esta estrategia, se combatirá la corrupción y la impunidad de explotadores, tratantes y sus cómplices.
En medio de los innumerables feminicidios en el país, la funcionaria expuso que este fenómeno “impacta de manera focalizada a niñas y adolescentes mujeres, por lo que cualquier estrategia implementada debe contar con pleno enfoque de género”.
La presentación de la estrategia estuvo a cargo de la consultora de EUROsociAL+, Yuriria Álvarez Madrid, quien subrayó que se consultó a actores estratégicos para fortalecerla y que se recibieron 2 mil 149 respuestas, de las que 94 por ciento pertenecen al sector gubernamental (principalmente federal) y 6 por ciento al no gubernamental (sobre todo estatal).
Indicó que, de acuerdo con la consulta, según la información disponible, la mayoría de los probables responsables son familiares o gente conocida (14 por ciento), integrantes de la delincuencia organizada (7 por ciento), personas desconocidas y usuarias de redes sociales (6 por ciento).