Autor: Editora

  • Violencia de género, pobreza y desigualdad perpetúan el embarazo infantil en México

    Violencia de género, pobreza y desigualdad perpetúan el embarazo infantil en México

    En el 2015, durante el sexenio del expresidente Enrique Peña Nieto, se puso en marcha la Estrategia Nacional de Prevención del Embarazo Adolescente (ENAPEA) con el objetivo de prevenir y reducir la tasa de embarazos en niñas y adolescentes. Siete años después, México sigue luchando contra marea para poder controlar un problema demográfico que lejos de disminuir continúa a la alza.

    Los estados de Zacatecas, Durango, Tlaxcala, Chihuahua, Aguascalientes, Puebla, Michoacán, Coahuila, Tabasco, Guerrero y Chiapas registraron las tasas más altas de fecundidad adolescente en el país según el informe Embarazo Temprano en México publicado por la Red de Estudios sobre Desigualdades de El Colegio de México. ¿Las causas? La desigualdad, la falta de información, el nivel socioeconómico y, por supuesto, la violencia de género.

    “Algo de lo que nos percatamos es que la protección de las y los adolescentes es muy heterogénea y esto tiene que ver sí con este empuje gubernamental pero también requiere mucho de empuje social, por ejemplo notamos que la participación de la sociedad civil es muy importante porque ayuda con personal muy especializado a que se lleve la estrategia y a veces sea muy bien recibida en algunas localidades”, compartió en entrevista para SinEmbargo la Doctora Vanessa Arvizu Reynaga, una de las autoras del informe.

    “El tema de educación sexual integral está en los planes y programas de estudio, sin embargo hay dos entes que no quieren dar estas asignaturas o estos contenidos porque no se quieren meter en problemas con la sociedad de madres y padres de familia, porque les da pena o porque no comulgan con esta idea, entonces desde ahí también es un reto social que tenemos. Inclusive también el personal médico, por ejemplo en Baja California donde cualquier causa es admitida para practicar un aborto hasta las doce semanas, hay personal médico que hace objeción de conciencia, se rehúsan a practicarlo o no hay personal lo suficientemente capacitado y sensibilizado como para atender a estas niñas y a estas adolescentes y brindarles la información que conlleva practicarse un aborto, pero también sobre los riesgos de salud materno infantil que conlleva continuar un embarazo”, explicó.

    El estudio reportó que en el 2019 se registraron 66 o más nacimientos por cada mil adolescentes en los estados con tasas más altas de fecundidad en jóvenes de entre 15 y 19 años, en contraste a la Ciudad de México y Baja California Sur donde el punto de corte es una tasa de 59 nacimientos por cada mil adolescentes.

    Al menos ocho entidades de las once que se encuentran dentro de este grupo llevaron a cabo acciones de prevención como la impartición de talleres de salud sexual y reproductiva, capacitaciones, vigilancia en planteles educativos; y acciones de atención relacionadas con casos de violencia entre las que se encuentran la atención médica y acceso a la interrupción legal del embarazo, acompañamiento legal y psicológico, y talleres de cuidados a la salud de la madre adolescente.

    Mapa en la que se muestra la tasa específica de fecundidad en mujeres de 15 a 19 años. Foto: Red de Estudios sobre Desigualdad del Colegio de México

    “El embarazo temprano involuntario se relaciona de manera muy estrecha con las desigualdades sociales y bien importante, con la violencia de género. En cuanto a las desigualdades sociales aquí notamos que las más perjudicadas son las adolescentes indígenas que tienen 1.6 veces más probabilidades de tener un embarazo que quienes no son indígenas, 1.7 veces más frecuente en las zonas rurales que en las grandes ciudades y 5.1 veces más frecuentes entre las mujeres más pobres respecto a las más ricas”, apuntó la Dra. Arvizu.

    “Esto también tiene que ver con el tema de la violencia de género sin duda. El tema que también tocamos en los informes a mayor profundidad es el matrimonio infantil que también por usos y costumbres en algunas regiones está normalizado. Aquí la cuestión también es ver y hacer esta diferencia de las niñas menores de 15 años, que muchas veces estos matrimonios son con personas mucho mayores que ellas, a veces tienen interiorizada esta idea del matrimonio sin saber lo que conlleva o sin tener información sexual y reproductiva. Se vulneran muchos de sus derechos y están muy expuestas a que el resultado de sus embarazos en la gran mayoría sea producto de violación y de violencia, inclusive también con las adolescentes”, añadió.

    En septiembre del 2021 Josefina Lira, expresidenta del Colegio Mexicano de Especialistas en Ginecología y Obstetricia (Comego), indicó que México ocupaba el primer lugar en embarazos adolescentes de entre todos los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) con 390 mil nacimientos anuales en menores de 19 años.

    REDUCIR EMBARAZO INFANTIL, META PARA 2030

    A pesar de que una de las metas de la ENAPEA es erradicar los nacimientos en niñas de 10 a 14 años y reducir un 50 por ciento la tasa específica de fecundidad de las adolescentes de entre 15 y 19 años para el 2030, este programa sigue viéndose obstaculizado por factores externos como el de la pandemia de la COVID-19.

    De acuerdo con el informe Embarazo Temprano en México, el Consejo Nacional de Población en México estimó un aumento de 30 por ciento de los embarazos de adolescentes entre 2020 y 2021, es decir, poco más de 29 mil nacimientos adicionales a los que se habían proyectado con anterioridad.

    “Yo concuerdo con la ENAPEA, o sea sé que las metas son ambiciosas pero es que lo ideal sería que no hubiera embarazos en niñas y que la mitad de las adolescentes dijera ‘yo decidí de manera consciente e informada que quería seguir con mi embarazo’. Las acciones que se están haciendo en este momento no van a tener repercusión inmediata inclusive si se brinda educación sexual integral desde nivel básico”, compartió Arvizu sobre la meta de la ENAPEA para el 2030.

    “Algo de lo que proponemos nosotras en el informe es, por ejemplo, poner metas intermedias que pueden estar dadas inclusive con las distintas diferencias territoriales y poblacionales. No es el mismo caso de Guerrero y Chiapas que tienen tasas muy altas que puedan fijarse metas más loables, más alcanzables, que a lo mejor en una entidad como Ciudad de México que es de las que tienen tasas más bajas, quizá ahí pudieran tener otro tipo de metas”, agregó.

    A nivel global, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) reportó que casi 12 millones de mujeres de 115 países perdieron el acceso a los servicios de planificación familiar, debido a la emergencia sanitaria derivada por la propagación de la SARS-CoV-2.

    En México la ENAPEA continuó con sus servicios a través de webinars, sin embargo no logró llegar a todas las regiones puesto que no todas las comunidades cuentan con acceso a Internet y otras tecnologías. Ante esto, el programa gubernamental presentó el Documento Marco de la ENAPEA 2021-2024, en el que se reorientó la estrategia por los efectos de la pandemia en niñas y adolescentes.

    El embarazo entre adolescente se acrecentó durante la pandemia. Foto: Iván Stephens, Cuartoscuro

    “Si bien nosotros no ahondamos en este análisis sobre la tecnología y qué tanto influye, sí analizamos los reportes de los estados y podría dar unos ejemplos de buenas prácticas que encontramos en algunas entidades. En Michoacán y Tabasco nos comentaban que uno de los programas que fue muy exitoso incluía adolescentes y jóvenes para ser replicadores de información sexual o de educación sexual integral […] Hubo un caso también muy exitoso en Tabasco donde a través de la Fundación Mexicana para la Planeación Familiar (Mexfam) se enviaron carritos que repartieron cubrebocas y gel antibacterial durante la pandemia, y con este pretexto también ponían preservativos a un lado”, compartió la autora del informe.

    Finalmente la también socióloga egresada de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) apuntó que en el informe recomiendan a la ENAPEA reafirmar su enfoque de derechos y que éste se replique a todas las personas que colaboran —funcionarios, funcionarias, sociedad civil, docentes, personal médico, entre otros— para que se pueda poner en marcha dicha estrategia.

    “Lo que nos encontramos cuando entramos a profundidad en el informe fue un mosaico de enfoques […] Encontramos dos áreas de oportunidad en la ENAPEA, una tiene que ver con la coordinación intersectorial, es decir en la ENAPEA participan muchísimos sectores gubernamentales y esto ocasiona que dependiendo de la estancia es el empuje de los objetivos y por último, entre gobiernos que es uno de los principales problemas que recuperamos porque que hay muy pocos estados, solamente ocho, que reportaron tener una coordinación entre Gobierno federal, estatal y municipal”.

    Eréndira Quintero
  • De la casa y la calle al celular: las mujeres sufren violencia digital

    De la casa y la calle al celular: las mujeres sufren violencia digital

    La violencia contra las mujeres no la para ni una pandemia ni un nuevo gobierno ni nuevas leyes. El problema es estructural y sistémico y las cifras muestran que hay mucho trabajo que hacer para erradicar las agresiones por razones de género.

    Las mujeres y las niñas pueden ser violentadas en cualquier ámbito de su vida y en cualquier lugar. Incluso a través de sus teléfonos, de acuerdo con de la ENDIREH 2021 (Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares) del Inegi, la oficina de estadística pública.

    En México, el 13% de las mujeres mayores de 15 años ha experimentado algún tipo de violencia a través de internet a lo largo de la vida. Desde mensajes ofensivos y amenazas hasta que se publiquen fotos o videos sin consentimiento de las víctimas.

    Recientemente se aprobaron en México las modificaciones al Código Penal federal que tipifican la violencia en el plano digital, una serie de reformas conocida como Ley Olimpia. La aprobación de esto implica que en todo el país ya se nombran, se previenen y se penalizan las agresiones por razones de género que se producen a través de medios digitales. Al menos en la teoría.

    La prevalencia de este tipo de violencia persiste, y como en el plano de la vida cotidiana, se presenta con más frecuencia en el círculo social más cercano de las mujeres y adolescentes.

    Las cifras de la ENDIREH en su más reciente edición mostraron que las agresiones digitales se han intensificado en el ámbito escolar de las mujeres y adolescentes en el último año. Si consideramos la violencia digital a lo largo de la vida, la mayor parte de las agresiones se ha producido en el ámbito comunitario de las mujeres. Pero, si consideramos sólo los últimos 12 meses, el ámbito escolar es el que concentra la mayor prevalencia de violencia digital.

    Agresiones sexuales

    Las agresiones sexuales son las más comunes en el plano digital, así lo confirmó la data recopilada por la encuesta levantada por el organismo oficial de estadísticas en México, el Inegi.

    De ahí que la Ley Olimpia contemplara múltiples situaciones de violencia digital: como que te envíen una foto sexual explícita sin que la pidas; que te manden mensajes sexuales explícitos sin que los pidas; que roben tus fotos o identidad para aplicaciones de citas o sexo y hasta que publiquen fotos, videos o mensajes en los que apareces sin que tú hayas aceptado que se publiquen.

    La violencia sexual en el plano digital se mantiene en transformación y es por ello, que integrar todas estas agresiones en las legislaciones federales fue un paso histórico. El impacto de estas modificaciones a la ley se medirá con el tiempo.

    Lo cierto es que este tipo de violencia por razones de género no cesa, especialmente para las mujeres más jóvenes: el 14.3% de las mujeres de entre 15 y 24 años que experimentaron agresiones digitales fueron de tipo sexual. Para las que tienen entre 25 y 34 años la prevalencia fue de 5.9%.

    Esto refleja una brecha importante si se compara con las mujeres mayores de 55 años, grupo de edad en el que la violencia de tipo sexual en vías digitales no llega a representar ni siquiera el 0.5%.

    La violencia sexual, además, se da con mayor fuerza entre la comunidad académica/escolar. La información de la ENDIREH reflejó que las mujeres más jóvenes que cursan la universidad son agredidas sexualmente con más frecuencia en medios digitales; el segundo grupo de mayor vulnerabilidad son las mujeres jóvenes que asisten a preparatoria o bachillerato.

    Los compañeros y los profesores son las figuras que más violencia ejercen sobre las mujeres en el ámbito escolar.

    Acoso a través de internet

    Además de las agresiones directas a través de medios digitales, el Módulo de Ciberacoso de 2021, mostró que 9.7 millones de mujeres ha sido víctima de ciberacoso al menos una vez durante los últimos 12 meses.

    En términos proporcionales esto implica que el 22.8% mujeres ha sido víctima de esto tipo de violencia, un nivel más bajo que el de los hombres (20.6%).

    A diferencia de la violencia digital exclusiva de género, el ciber acoso contempla más situaciones en las que se ve afectada la integridad de las víctimas. Estos son los casos en los que el ciberacoso aplica:

    1. Recibir mensajes ofensivos, con insultos o burlas
    2. Recibir llamadas ofensivas, con insultos o burlas
    3. Ser criticado(a) por su apariencia (forma de vestir, tono de piel, peso, estatura) o clase social
    4. Que una persona se hiciera pasar por usted para enviar información falsa, insultar o agredir a otras personas
    5. Ser contactado(a) por medio de nombres falsos para molestarle o dañarle
    6. Ser vigilado en sus sitios o cuentas en internet para causarle molestia o daño
    7. Ser provocado en línea para que reaccione de forma negativa
    8. Recibir insinuaciones o propuestas de tipo sexual que le molestaran
    9. Recibió fotos o videos de contenido sexual que le molestaron
    10. Publicar o vender imágenes o videos de contenido sexual reales o simulados, de usted sin su consentimiento
    11. Publicar información personal, fotos o videos para dañarlo(a)
    12. Amenazar con publicar información personal, audios o video para extorsionar

    La violencia ejercida en contra de mujeres y niñas en México está en todos lados, en la casa, en las calles, en las relaciones con amigos o pareja, en la familia, en la escuela y hasta en el trabajo. Y con el avance de las tecnologías, se han multiplicado las formas en las que se expresa y se han mermado las maneras de identificarla y, por tanto, erradicarla.

    Y todavía, al corte del 2021, por lo menos 7 de cada 10 mujeres en México ha experimentado algún tipo de violencia a lo largo de su vida.

    Ana Karen García

     

  • Crece violencia laboral hacia las mujeres en 44%

    Crece violencia laboral hacia las mujeres en 44%

    Las mujeres de todo el mundo, incluso de las economías más avanzadas, se ven afectadas de forma desproporcionada por la violencia a razón de género, es decir, tan solo por ser mujeres. Es sabido que la violencia constituye una grave violación a los derechos más básicos, como el libre desarrollo y tránsito. Por lo que se trata de un problema público que merma y pone en riesgo la igualdad.

    A nivel mundial, se estima que una de cada tres mujeres sufrirá violencia en el transcurso de su vida. Pero la violencia hacia la mujer no se trata solo de maltrato físico o verbal, ya que se presenta también de muchas formas más disimuladas.

    En espacios como el hogar y el entorno laboral, los comportamientos sexistas o que tienen como propósito dañar o generar sufrimiento, angustia, emocional, laboral, económica entre otros son sumamente recurrentes todavía. Puesto que la sociedad los acepta y los considera «naturales».

    Violencia laboral hacia las mujeres

    En México, entre 10 y 11 mujeres son asesinadas al día en el país. Por lo que este tema se ha externado a través de las manifestaciones de grupos y colectivas feministas que han evidenciado las carencias de un sistema incapaz de proteger y salvaguardar la integridad y el desarrollo de las mujeres.

    Una de las formas que ha señalado ONU Mujeres para prevenir la violencia de género es que los gobiernos asuman un compromiso político. Es decir, aplicar leyes que fomenten la equidad, invertir en colectivas y abordar las múltiples formas de discriminación a las que se enfrentan las mujeres a diario, particularmente en espacios laborales.

    Recientemente, México ratificó el Convenio nº 190 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). El cual reconoce el derecho de toda persona a un mundo laboral libre de violencia y acoso, inclusive por razón de género. Este convenio obliga a los países que lo ratifican a adoptar las medidas necesarias para prevenir y abordar la violencia y el acoso laboral.

    Esto es necesario porque casi 8 millones de mujeres en México han reportado violencia laboral de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh) 2021. Además, según El Economista, las cifras revelan 2.4 millones de casos más que los reportados en 2016, cuando el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) publicó las últimas cifras sobre el tema y reportó que 5.5 millones de trabajadoras habían sufrido agresiones.

    Detectar violencia laboral

    Para María Elena Esparza Guevara, asesora honoraria del Consejo Ciudadano para la Seguridad y la Justicia de la Ciudad de México, es una conquista de los movimientos de mujeres y feministas el hecho de que se reconozca el acoso y la violencia laboral como un tema cada vez más visible.

    «Este tipo de conductas [acoso y violencia laboral] están arraigadas en el sentido común como normales, y por eso a las feministas nos ha costado tanto trabajo que sean reconocidas como hechos dañinos».

    Martha Lucía Mícher, presidenta de la Comisión para la Igualdad de Género en el Senado.

    Los datos actuales indican que más del 20% de las mujeres que trabajan han podido reconocer algún tipo de violencia laboral en su contra. Comportamientos que en muchas ocasiones se minimizaron o reservaron para que nadie las tildara de «exageradas».

    Esparza Guevara señala que es fundamental nombrar las violencias y visibilizarlas. Puesto que la violencia laboral hacia las mujeres obstaculiza su acceso al empleo, igualdad de oportunidades de ascensos o estabilidad en sí misma.

    ¿Qué tipos de violencia viven las mujeres en el trabajo?

    Datos de Endireh señalan que las mujeres pueden sufrir violencia laboral psicológica, física y sexual. Siendo esta última la más común, porque 5.7 millones de mujeres la han vivido. De ellas, 615 mil mujeres han sido violadas o padecido un intento de violación en el trabajo, y casi 2 millones más han sentido miedo de ser víctimas de un ataque sexual.

    De la última cifra, 2 millones se ubican también en casos de abusos de diferentes maneras:

    • 88% ha sido manoseada, tocada, besada, rosada con el cuerpo de un hombre sin su consentimiento.
    • 27% señala que alguien mostró sus genitales o se los toco frente a ella.
    • 5% indicó haber sido obligada a mirar escenas de actos sexuales, ya sea en fotos, revistas o películas pornográficas.

    Por si esto fuera poco, otras 2 millones refieren haber sido acosadas u hostigadas sexualmente. A casi 1.9 millones le han propuesto o insinuado tener relaciones sexuales a cambio de mejoras o beneficios en el trabajo. Y, casi 900 mil recibieron represalias tras haberse negado, por ejemplo, mencionan que les limitaron promociones, intentaron despedirlas, o las cambiaron de lugar.

    violencia laboral hacia las mujeres

    Violencia laboral, un problema público

    Si bien los espacios laborales son evidencia de la violencia de género que se vive en México, en realidad solo es una muestra de un problema público más grande. Puesto que los roles tradicionales instituidos, obstaculizan los esfuerzos para hacer frente al acoso y el hostigamiento laboral. Por ello, las empresas tienen la responsabilidad de crear políticas que favorezcan un clima laboral saludable y eliminen ideas nocivas y obsoletas como los estereotipos de género.

    Creer a las denunciantes y brindar apoyo son algunas prácticas para resarcir el daño. Sin embargo, prevenir la violencia laboral hacia las mujeres se centra más en estrategias, políticas y programas que concienticen sobre lo dañino del problema. Además, es importante que las mujeres sepan que existen varios instrumentos legales y organismos que las protegen.

     «La violencia daña la autoestima, salud, integridad, libertad y seguridad de la víctima, impide su desarrollo y atenta contra la igualdad».

    Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.

    violencia laboral hacia las mujeres

    ¿Cómo identificar si una mujer vive violencia laboral?

    María Elena Esparza explica que una forma en las que podemos identificar que alguien hace menos a una mujer es cómo la nombra. «En muchos espacios laborales es común que a los hombres les llamen por su cargo o su grado académico: el licenciado, el ingeniero, el director general. Sin embargo, a muchas trabajadoras les dicen ‘la niña’, ‘la niña de sistemas’, la ‘niña de RH’, ‘señorita’ o ‘linda’».

    Otro dato importante que señala es que muchos de los logros de las mujeres son cuestionados, demeritando su esfuerzo con frases como: «Fue porque tuvo relaciones sexuales con algún superior». Los resultados de la encuesta señalan que al menos 1.8 millones de mujeres se han enterado de ese tipo de comentarios.

    Recibir opiniones no solicitadas sobre el cuerpo, la ropa y otros aspectos físicos es también un factor que señalaron las encuestadas como una forma más de violencia. La falta de una política clara que ponga fin al acoso y otras formas de violencia en los espacios laborales requieren una postura firme y el esfuerzo de las empresas para afrontar el problema. Actualmente también es una directriz que posiciona e impacta a lo largo de toda la organización, desde la producción hasta los socios, inversionistas, colaboradores y colaboradoras.

  • 22 mujeres periodistas han sigo agredidas en dos meses en México: CIMAC

    22 mujeres periodistas han sigo agredidas en dos meses en México: CIMAC

    De acuerdo con la edición de agosto del “Reporte sobre violencia en contra de defensoras y periodistas en México” a cargo de la organización Comunicación e Información de la Mujer A.C. (CIMAC), entre el 1 de junio y el 31 de este año, fueron registradas 22 agresiones contra mujeres periodistas.

    Según la organización, de este total, el 59 por ciento se encontraban fungiendo como reporteras independientes o de algún medio de comunicación, 27 por ciento como directoras de alguno, 9 por ciento se desempeñaban como periodistas de investigación y 5 por ciento eran conductoras de noticias.

    Quienes se posicionaron como los mayores agresores fueron los funcionarios de nivel estatal, los cuales representaron un 36 por ciento de las fuentes de violencia, mientras que el 18 por ciento fueron particulares, el 14 por ciento funcionarios municipales y el 14 y 9 por ciento, fueron usuarios de redes y funcionarios federales, respectivamente.

    Asimismo, las comunicadoras que más fueron agraviadas fueron quienes cubrían temas de corrupción (23 por ciento), seguidas de quienes trataban abuso de autoridad (18 por ciento), política, derechos humanos, coberturas electorales (13 por ciento cada una), así como también sufrieron agresiones las profesionales que trabajaban temas de migración, medio ambiente, cultura y movimientos sociales (estas últimas representaron el 4 por ciento).

    Las reporteras, son quienes más han sido agredidas  (FOTO: CUARTOSCURO)Las reporteras, son quienes más han sido agredidas (FOTO: CUARTOSCURO)

    De acuerdo con una anterior investigación realizada igualmente por CIMAC, los atentados más recurrentes en contra de periodistas mujeres son bloqueos informativos, intimidaciones, amenazas, el descrédito a su labor y el hostigamiento por parte de las instituciones.

    “El 80% de los casos revelados sufren violencia psicológica, seguida por la violencia física (27 por ciento), la patrimonial (7 por ciento), la económica (3 por ciento) y sexual (4 por ciento)”.

    Esto ocurre cuando las periodistas realizan una investigaciónuna cobertura o dan una opinión sobre temas relacionados a política (40 por ciento) o seguridad (39 por ciento), se precisó en el sitio web de la organización.

    Estas múltiples agresiones representan la antesala de un crimen mayor como el asesinato. Dos de los casos que más conmocionaron al mundo fueron los de las periodistas Lourdes Maldonado y Miroslava Breach.

    A ellas se suman los asesinatos de María Elena Ferral, Norma Sarabia, Pamela Montenegro, Anabel Flores, Zamira Esther Bautista, María del Rosario Fuentes Rubio, Regina Martínez López, Elizabeth Macías Castro, Yolanda Ordaz de la Cruz, Selene Hernández León, Indira Rascón García, Isabella Cordero Martínez, María Elvira Hernández Galeana, Felicitas Martínez Sánchez, Teresa Bautista Merino, Flor Vázquez López, Dolores García Escamilla, Yessenia Mollinedo Johana García.

    Los asesinatos de Lourdes Maldonado y Miroslava Breach, mujeres periodistas, han marcado a la comunidad en México (FOTO: CUARTOSCURO/Isabel Mateos)Los asesinatos de Lourdes Maldonado y Miroslava Breach, mujeres periodistas, han marcado a la comunidad en México (FOTO: CUARTOSCURO/Isabel Mateos)

    La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), ha señalado que en México, 12 mujeres periodistas han sido asesinadas y muchas más atacadas en los últimos 15 años. Esto demuestra los retos a los que se enfrentan al desempeñar el periodismo en el país, señaló en ese entonces Irene Khan, relatora Especial de la Organización de las Naciones Unidas sobre la Promoción y Protección de la Libertad de Expresión.

    Además, para distintas organizaciones de derechos humanos y prensa, México es el segundo país más violento para ejercer la profesión del periodismo, solo por detrás de Afganistán. Tan solo en lo que va del año 2022, han sido ultimados 15 profesionales comunicadores.

  • Mujeres con discapacidad, indígenas, niñas y adultas mayores, las más vulnerables ante la violencia

    Mujeres con discapacidad, indígenas, niñas y adultas mayores, las más vulnerables ante la violencia

    Las mujeres que viven con discapacidad, las que son originarias de pueblos indígenas, las niñas y las mayores de 60 años fueron identificadas por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (Inegi) como las que se encuentran más vulnerables a vivir violencia en los distintos ámbitos de su vida.

    De los grupos de mujeres identificados como vulnerables en la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021, las mujeres con discapacidad reportaron mayor incidencia de violencia.

    A lo largo de su vida, siete de cada 10 mujeres con discapacidad ha experimentado al menos un incidente violento. Solo entre octubre de 2020 y octubre de 2021, 41.5% de las encuestadas fue agredida.

    La violencia psicológica es la de mayor prevalencia entre mujeres con discapacidad (58.2%), seguida de la de índole sexual (48.7%), la física (44.6%) y la económica (34.9%).

    En cuanto a las mujeres que viven con alguna limitación, el 57.6% manifestó haber vivido violencia psicológica, 53.4% violencia sexual, 40.4% agresiones físicas y 31.4% de tipo económico o patrimonial.

    En el caso de las mujeres que se identifican como indígenas, que son el 6.6% del total de las que tienen más de 15 años en el país, 67.6% han experimentado violencia a lo largo de su vida. Este dato las ubica como el segundo grupo vulnerable de mujeres con mayor incidencia de agresiones reportadas.

    Para estas mujeres, los ámbitos en los que existe mayor violencia son el comunitario (42.8%), seguido del ámbito escolar (37.5%), laboral (30.6%) y de la familia (16%).

    Entre aquellas que hablan alguna lengua indígena, el 60.5% ha vivido al menos un episodio de violencia en toda su vida.

    En comparación con la edición de 2016 de la ENDIREH, el porcentaje de mujeres que se consideran indígenas subió de 64.3% a 67.6% para 2021, y en el caso de las que hablan alguna lengua indígena, subió de 56.2% a 60.5%.

    Sin embargo, en el periodo de octubre de 2020 a octubre de 2021, la violencia para ambos grupos bajó: entre las mujeres que se consideran indígenas, quienes experimentaron agresiones pasaron de 42.2% a 40.7%, y del grupo de las hablantes de alguna lengua disminuyó de 34.6% a 32.4%.

    Violencia contra niñas y adultas mayores

    El Inegi también identificó como un factor que pone en mayor vulnerabilidad a las mujeres su edad, y señaló que las niñas y las mayores de 60 años son las más propensas a vivir agresiones.

    Cerca de 21.1 millones de mujeres de 15 años y más (41.8%) señaló en la ENDIREH 2021 que experimentó algún tipo de violencia durante su infancia: 33.9% fueron víctimas de agresiones físicas, 21.6% de maltrato psicológico y 12.6% vivieron violencia sexual.

    Los resultados de la encuesta para 2021 muestran un aumento respecto de la violencia durante la infancia reportada por las mujeres en 2016. Las agresiones psicológicas pasaron de 18% a 21.6%, las sexuales de 9.4% a 12.6%, y las físicas de 32.1% a 33.9%.

    La violencia sexual reportada responde a las siguientes situaciones: 9.5% de las niñas tuvieron tocamientos en sus partes íntimas, o fueron obligadas a tocar a otra persona sin su consentimiento; al 4.7% las intentaron forzar a tener relaciones sexuales, y el 4% fue obligada a mostrar sus partes íntimas o mirar forzadamente las de alguien más.

    Además, el 3.3% fueron obligadas a tener relaciones sexuales bajo amenaza o usando la fuerza, al 1.4% las obligaron a mirar escenas o actos sexuales, y el 1.1% de ellas fueron obligadas a realizar actos sexuales bajo amenazas o usando la fuerza.

    En cuanto a las personas que abusaron sexualmente de las mujeres durante su infancia, la principal persona agresora fue un tío o una tía (20.8%), un primo o una prima (17.4%) y personas ajenas a la familia (15.8%).

    En menor medida se encuentran desconocidos (9.7%), otros familiares (8.1%), hermano o hermana (7.1%), padrastro o madrastra (6.5%), padre (5.2%), otro (3.3%) y madre (0.6%).

    Acerca de la violencia que experimentan las mujeres de 60 años y más, la ENDIREH señaló que, en el periodo de octubre de 2020 a octubre de 2021, 14.6% de las encuestadas vivió algún tipo de violencia, principalmente psicológica (13%), económica (4.7%), física (1.5%) y sexual (0.5%). En el 93% de los casos, se trató de actos cometidos por algún integrante de su familia.

    De acuerdo con los resultados de 2021, en cinco años el único tipo de violencia que se incrementó en mujeres mayores de 60 años fue la física, al pasar de 1.2% a 1.5%. Las agresiones sexuales se mantuvieron en 0.5%.

    La violencia psicológica, por su parte, bajó de 15.2% a 13%, mientras que la económica pasó de 6.3% a 4.7%.

    Las personas que las mujeres adultas mayores identificaron como sus principales agresoras son sus hijos (51.2%), hermanos (6.9%), padres (2.8%), madres (1.7%), cuñados (1.6%), tíos (0.9%), otros familiares (31.7%) y no familiares (3.1%).

     

  • El 32% de mujeres han sufrido violencia en escuelas: Inegi

    El 32% de mujeres han sufrido violencia en escuelas: Inegi

    El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) informó en su más reciente reporte de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021, que más del 32% de mujeres experimentó algún tipo de violencia durante su etapa como estudiante.

    Esto, a pesar de que las escuelas son espacios en donde se accede a derechos universales como la educación, el derecho a vivir en condiciones de bienestar y el derecho a un desarrollo integral, por lo que cuando se ejerce algún tipo de violencia contra las mujeres en este ámbito se obstaculiza su desarrollo.

    “La ENDIREH 2021 muestra que, de las mujeres de 15 años y más que han asistido a la escuela, 32.3 % experimentó algún tipo de violencia a lo largo de su vida como estudiante”, detalla el informe.

    De acuerdo con el ejercicio realizado de octubre de 2020 a octubre de 2021, la violencia física fue la que tuvo mayor prevalencia con 18.3% a lo largo de la vida escolar, en tanto que la violencia sexual estuvo presente en 13.7%, ambas presentes en los últimos 12 meses.

    Los estados de Querétaro, Estado de México y Colima encabezan los lugares en donde se ejerce este tipo de violencia contra las mujeres estudiantes en el grado de educación media superior.

    Además, el reporte también indica que este tipo de violencia ejercida en el ámbito escolar tuvo un incremento de 7 puntos porcentuales respecto a los datos recabados en el 2016, cuando se registró 25.3 %.

    “Por otro lado, Zacatecas (26.0 %), Tamaulipas (24.7 %) y Chiapas (20.2 %) registraron la menor prevalencia de violencia contra las mujeres a lo largo de la vida escolar”, detalla el documento .

    Las principales personas agresoras en el ámbito escolar para el periodo de octubre de 2020 a octubre de 2021 fueron:

    *Un compañero (46.2%),
    *Maestro (16.6%).
    *Persona desconocida de la escuela (16.2 %).

    Los lugares de agresión más frecuentes fueron:

    *La escuela (66.9 %).
    *La calle, parque o lugar público cerca de la escuela (19.7 %).
    *La calle, parque o lugar público lejos de la escuela (6.5 %).

  • Violencia laboral contra las mujeres aumentó 44%, casi 8 millones han sido agredidas

    Violencia laboral contra las mujeres aumentó 44%, casi 8 millones han sido agredidas

    Al menos 7.9 millones de mujeres en México han vivido violencia en el trabajo, según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh) 2021. Son 2.4 millones más que en 2016, cuando el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) publicó las últimas cifras sobre el tema y reportó que 5.5 millones de trabajadoras habían sufrido agresiones.

    Es decir, más del 20% de las mujeres trabajadoras han podido reconocer algún tipo de violencia laboral en su contra. “Muchas veces minimizamos las agresiones para no ser la intensa, la loca. O para evitar que te digan que estás ‘en tus días’ cuando pones un límite o reclamas por algo que te dijeron o hicieron”, dice María Elena Esparza Guevara, asesora honoraria del Consejo Ciudadano para la Seguridad y la Justicia de la Ciudad de México.

    Pero otras veces “no sabemos si lo que nos ocurrió fue una agresión”, o qué tan grave fue ésta. Por eso es importante nombrar las violencias. Uno de los grandes logros del movimiento #MeToo fue precisamente ponerle nombre a esos actos, así muchas mujeres y personas no binarias supieron que aquel episodio que vivieron en los espacios laborales se llamaba acoso, hostigamiento.

    Y en los relatos ajenos, algunas descubrieron dolorosamente que lo que les había ocurrido se llama violación sexual. La Endireh 2021 informa de tres tipos de violencia en el trabajo: psicológica, física y sexual. Esta última es la más común, pues más de 5.7 millones (73%) la han vivido. De ellas, más de 615,000 mujeres han sido violadas o han sufrido un intento de violación en el ámbito laboral, y casi 2 millones más han sentido miedo de ser víctimas de un ataque sexual.

    Esa última cifra, 2 millones, es también el número de mujeres que han sido abusadas sexualmente de diferentes maneras: al 88% la han manoseado, tocado, besado o se le han arrimado, recargado o encimado sin su consentimiento. Al 27% alguien le mostró sus genitales o se los tocó frente a ella. Y el 5% ha sido obligada a mirar escenas de actos sexuales o pornográficos, ya sea en fotos, revistas, videos o películas pornográficas.

    Otras 2 millones han sido acosadas u hostigadas sexualmente. A casi 1.9 le han propuesto o insinuado tener relaciones sexuales a cambio de mejoras o beneficios en el trabajo. Casi 900,000 recibieron represalias por haberse negado, por ejemplo, les limitaron sus posibilidades de mejora o promociones, intentaron despedirlas o las despidieron, las congelaron o las cambiaron de lugar.

    La intimidación sexual es otra manera de violencia sexual que más de 4.8 millones de mujeres y personas no binarias han sufrido en el trabajo. Al 77% le han dicho palabras ofensivas de tipo sexual y al 30% le han enviado mensajes o publicado comentarios con insinuaciones sexuales, insultos u ofensas a través WhatsApp, correo electrónico o redes sociales como Facebook y Twitter.

    • ¿Cómo detectar si eres violentada o estás violentando?

    “Algunos de los mandatos de género son la sumisión y la casi obligación de ser agradables”, eso le dificulta a muchas señalar alguna agresión en el trabajo, por lo que éstas pueden ir creciendo, dice María Elena Esparza.

    Pero hay varios instrumentos legales que nos protegen. Uno de ellos es Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, en el artículo 10 habla sobre la violencia en el ámbito laboral y docente: “Se ejerce por las personas que tienen un vínculo laboral, docente o análogo con la víctima, independientemente de la relación jerárquica”. La violencia “daña la autoestima, salud, integridad, libertad y seguridad de la víctima, e impide su desarrollo y atenta contra la igualdad”. Puede ocurrir una sola vez o en una serie de eventos

    El artículo 3 Bis de la Ley Federal del Trabajo (LFT) define al acoso como la violencia que viene de un compañero o compañera del mismo rango. Y el hostigamiento es cuando la ejerce alguien con una jefatura o un cargo más alto que la víctima.

    Según la Endireh, más de 4.8 millones de mujeres pudo identificar algún tipo de violencia psicológica. De ellas, a 2.4 millones las han hecho sentir menos o mal por ser mujer, a casi 1.9 millones las han ignorado o no las tomaron en cuenta por su condición de género y a 2.1 millones les han hecho comentarios acerca de que las mujeres no deberían trabajar.

    María Elena Esparza explica algunas formas en las que nos podemos dar cuenta que alguien nos hace menos es cómo nos nombran. “En muchos espacios laborales es común que a los hombres les llamen por su cargo o su grado académico: el licenciado, el ingeniero, el director general. Sin embargo, a muchas trabajadoras les dicen ‘la niña’, ‘la niña de sistemas’, la ‘niña de RH’, o señorita, linda”.

    Otro dato muy importante que nos brinda el documento del Inegi, es que muchas mujeres que han tenido algún logro, por mínimo que sea, ha escuchado esta frase: fue porque tuvo relaciones sexuales con algún superior. Los resultados de la encuesta señalan que al menos 1.8 millones de mujeres se han enterado de ese tipo de comentarios que denostan su trabajo.

    Si tus comentarios y aportaciones son ignorados son otra señal que no debes dejar pasar, dice la comunicóloga y feminista. De 30 tipos de agresiones que contempla el violentómetro del Instituto Politécnico Nacional (IPN), ignorar se ubica en el lugar cuatro, el 30 es el feminicidio. “Y lo peor es cuando la idea que planteaste la repite un compañero y entonces sí le resuena a los demás”.

    Las burlas y los apodos que caricaturizan los aspectos físicos, de origen étnico o de roles de género son un tipo de violencia psicológica, explica, María Elena Esparza.

    Así que, si porque no has manoseado a una compañera crees que no has violentado a ninguna, pero pones apodos, te burlas “de las mamás luchonas», expresas gordofobia o pones en duda la legitimidad de los logros de una mujer, sí estás ejerciendo violencia. “El chismecito de pasillo muchas veces tiene que ver con la reputación de la víctima y es otra forma de violencia psicológica”.

    Para darte cuenta si estás violentando a una compañera, pregúntate “¿Si a ti te hicieran eso, cómo te sentirías? ¿Si de ti dijeran lo que están diciendo de esa compañera, si te apodaran con una palabra de burla, si te robaran tus ideas? El principio de empatía abre la posibilidad de la conciencia”.

  • Siete de cada 10 mujeres mayores de 15 años en México han sido víctimas de violencia machista

    Siete de cada 10 mujeres mayores de 15 años en México han sido víctimas de violencia machista

    La violencia machista no para de crecer en México. Alrededor de 50 millones y medio de mujeres y niñas mayores de 15 años han atravesado algún tipo de violencia a lo largo de su vida, según estima el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Esta cifra representa más del 70% de la población y muestra un aumento de cuatro puntos porcentuales con relación a los datos de 2016, de acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh) 2021, presentados este martes.

    Sumado a la violencia feminicida, que cada día deja más de 11 mujeres asesinadas en México, la violencia psicológica es la más predominante, con un 51,6%, seguida de la sexual, con 49,7%; la física, 34,7%, y la económica y patrimonial, 27,4%, según los datos de la encuesta realizada del 4 de octubre al 30 de noviembre de 2021. Con respecto a los resultados de 2016, el organismo destaca que el cambio entre las dos encuestas es estadísticamente significativo.

    La violencia sexual es la que más ha crecido, en 8,4 puntos porcentuales. La mitad de las mujeres y niñas mayores de 15 años la han sufrido. Además, al menos el 41% de las mujeres encuestadas fue víctima de agresiones sexuales en la infancia. Los principales agresores han sido los tíos y los primos.

    Las entidades más violentas para las mujeres son el Estado de México, con más del 78%, Ciudad de México, 76%, y Querétaro, 75%. Por otro lado, el ámbito en el que las mujeres han experimentado más violencia a lo largo de la vida, es el comunitario, en más del 45% de los casos; le sigue la relación de pareja, en 39%, el ámbito escolar, 32%, y el laboral, un 28%. En los dos últimos, los principales agresores son los compañeros.

    El informe también genera resultados sobre la prevalencia de la violencia en los últimos 12 meses previos al levantamiento de la encuesta. Entre octubre de 2020 y octubre de 2021, más del 42% de las mujeres enfrentó, al menos, una situación de violencia. La más alta fue la psicológica, con un 29,4 %, seguida de la sexual, con un 23,3%.

    En el mismo periodo, la violencia se presentó en mayor porcentaje en el ámbito comunitario, en un 22%; en el laboral, 20,8%, en la relación de pareja, 20,7%, y en el escolar, 20.2%. Además, un 5% de las encuestadas percibió que los conflictos en su relación de pareja iniciaron o aumentaron durante la pandemia de coronavirus. En el ámbito familiar, la cifra ascendió a 8,5%.

    En cuanto a los grupos vulnerables, un 41% de las mujeres con algún tipo de discapacidad, y un 14% de las mujeres mayores 60 años atravesaron un episodio de violencia. Mientras que alrededor de 3,3 millones de mujeres que hablan alguna lengua indígena, ha vivido violencia a lo largo de la vida. En este año también se observa un aumento en la prevalencia de violencia contra las mujeres que se consideran indígenas y en las que hablan una lengua indígena, destaca el reporte.

    El objetivo de la encuesta que el Inegi realiza periódicamente desde 2000, es estimar la extensión y gravedad de la violencia contra las mujeres, con la finalidad de apoyar en el diseño y seguimiento de políticas públicas orientadas a atender y erradicar la violencia contra las mujeres por razones de género, de acuerdo con el organismo.

    Entre otras novedades, en esta edición se analiza la violencia en el ámbito digital, a raíz de la publicación en junio del 2021 de diversas disposiciones en la materia a la ley general de acceso de las mujeres a una vida libre de violencia. Otras temáticas abordadas por primera vez en la Endireh son las violencias contra las mujeres con discapacidad y la percepción del impacto sobre la violencia de pareja y dentro de la familia durante la emergencia sanitaria por la covid-19.

    María Julia Castañeda

  • El uso de anticonceptivos en América Latina

    El uso de anticonceptivos en América Latina

    Te mostramos, de acuerdo con un estudio publicado por la revista médica The Lancet, cuáles son los anticonceptivos más utilizados en América Latina.

    Poco a poco, la pandemia va quedando atrás, aunque no en el olvido, pues, si algo hemos aprendido en este periodo es que, en definitiva, el Covid-19 se convirtió en un punto de inflexión en todo el mundo, dejando a su paso una crisis severa en muchos rubros: salud, economía, política, empleo, etcétera.

    De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en un periodo que comprende entre octubre del 2020 y julio del 2021, se estima que en México 1.6 millones de negocios se vieron obligados a cerrar a causa de la emergencia sanitaria.

    Esto es sólo un ejemplo de cómo el confinamiento que se vivió a escala global logró sacudir a una gran parte de la población, la cual, en muchos casos, encontró un refugio e ingresos en las distintas plataformas digitales.

    Por otro lado, uno de los hecho que más se evidenciaron fue el de los problemas familiares, tales como la violencia doméstica, que, durante el confinamiento, tuvo un crecimiento importante e, incluso, sucedieron embarazos no deseados en medio del periodo más álgido de la pandemia.

    Según datos del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), tan sólo en México, el Covid-19 trajo consigo 1,4 millones de embarazos no deseados en 2020 al provocar la suspensión de los servicios de planificación familiar para centrarse en el combate al coronavirus.

    Estos son los anticonceptivos más usados en América Latina

    Recientemente, un estudio publicado por la revista médica The Lancet, dio a conocer cómo y cuáles son los hábitos en América Latina respecto al uso de anticonceptivos.

    De entrada, la información revela que, en dicha región, la mayor parte de la responsabilidad para prevenir embarazos recae en las mujeres.

    Echando una mirada en la gráfica depositada arriba, The Lancet revela que la esterilización femenina y las pastillas son los principales métodos en países como República Dominicana, México, Venezuela, Colombia, Guatemala, Brasil, Argentina, Bolivia, Perú y Chile.

    De hecho, en México y en República Dominicana, casi el 50 por ciento de las mujeres de un rango de edad de 15 a 49 años, tiene como principal método anticonceptivo la esterilización femenina, lo cual incluye la ligadura de trompas y la extirpación del útero o de los ovarios.

    En contra parte, dicho estudio señala que sólo el 1,2 por ciento de los mexicanos se somete a métodos como la vasectomía, mientras que en Venezuela, Perú, Argentina y Chile no llega ni al 1 por ciento.

    Sin duda, esto habla de cómo, de acuerdo con el análisis de The Lancet, en pleno 2022 la responsabilidad para prevenir embarazos sigue recayendo en las mujeres.

  • Persiste brecha salarial en México

    Persiste brecha salarial en México

    A pesar de los intentos por alcanzar la igualdad de género en México, la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (CONASAMI), advirtió que, en promedio, las mujeres todavía tienen un salario 12.2 por ciento menor que el de los hombres a pesar de que la brecha salarial disminuyó en los últimos tres años.

    Este fenómeno está presente en todas las edades comprendidas en el periodo de la vida laboral, pero se vuelve mucho más común a partir de los treinta años, asegura Magalí Riera, académica en EAE Business School.

    “Son muchos los factores por los que se genera una brecha salarial, una de las variables que impactan de forma directa en esta realidad son las jornadas a tiempo parcial.

    “Pues son mayoritariamente las mujeres todavía las que, con la finalidad de conciliar vida personal, familiar y laboral, optan por trabajos a tiempo parcial o solicitan una reducción de jornada durante los primeros años de vida de los hijos. Las mismas, asumen mayoritariamente también si hay que cuidar de personas mayores o discapacitadas”, puntualiza.

    Por su parte, el Observatorio de Igualdad de Género (OIG) de América Latina y el Caribe, señala que en el país, 28.7 por ciento de las mujeres de 15 años y más no tienen ingresos propios, es decir, casi un tercio de esta población depende de otras fuentes para subsistir. Mientras que el porcentaje de hombres en esta situación es mucho menor con el 6 por ciento.

    “Las mujeres que se insertan en el mercado laboral lo hacen en condiciones desfavorables: son ellas quienes suelen interrumpir su carrera profesional o estudios para asumir la carga del trabajo no remunerado”

                             Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe

    “Aunado a esto, una gran parte de las mujeres en México trabajan en el mercado informal, lo que implica una escasa o nula protección social; la proporción de mujeres que estudia o se incorpora en el ámbito de la ciencia y la tecnología, así como ingeniería continúa siendo inferior a la proporción de hombres; y los puestos de alta dirección son ocupados mayoritariamente por ellos. Además, los avances en el acceso a la educación para las mujeres no se han traducido en una mejora comparable en su posición en el trabajo”, explica el organismo internacional.

    Pandemia amplía las desigualdades

    Datos de “El Informe Mensual sobre el Comportamiento de la Economía del segundo trimestre de 2022”, de la CONASAMI, muestran que la brecha se agudizó tras la pandemia de COVID-19, sobre todo en algunos ámbitos como el sector salud o el de las tecnologías.

    “El 73.2 por ciento de los trabajadores de la salud en Latinoamérica son mujeres, sin embargo, estas llegan a percibir un sueldo de hasta un 23.7 por ciento menos que el de sus pares hombres a pesar de que realizan las mismas actividades.

    Mientras que en el ámbito de las tecnologías el Foro Económico Mundial menciona que, hace tres años, para acabar con la diferencia salarial en este sector, se necesitarían recursos y esfuerzos sostenidos y coordinados durante 36 años, ahora, tras la crisis sanitaria, serán necesarios 136 años para acabar con estas diferencias.

    Otros de los sectores donde las mujeres frecuentemente son víctimas de esta realidad son: el energético, donde apenas el 20 por ciento recibe las mismas remuneraciones que sus pares hombres, la industria con 19 por ciento y el de infraestructuras con 16 por ciento.

    Temas pendientes ante la brecha salarial

    Para abordar este problema que existe en materia salarial entre hombres y mujeres, la organización México, ¿cómo vamos?, recomienda garantizar la igualdad salarial, reforzar la inclusión laboral y ampliar la cobertura de la seguridad social, entre otros.

    “México necesita políticas públicas con enfoque de género para acotar las brechas, un gobierno que realmente se tome en serio el problema y no solo se autodenomine feminista al mismo tiempo que minimiza las exigencias de las mujeres y cancela programas que contribuían a aminorar la carga de cuidados en vez de mejorarlos y corregir sus fallas”, dice la organización en su publicación “La brecha salarial en México sí existe”.

    Por último, México, ¿cómo vamos? señala como una de las medidas más importantes la creación de espacios donde las mujeres puedan dejar a sus hijos o a los adultos mayores mientras ellas laboran.

    “Dentro de las políticas más urgentes para lograr ese piso parejo destaca la necesidad de establecer una infraestructura de cuidados. Las familias mexicanas requieren la opción de recurrir a estancias infantiles, escuelas de tiempo completo, asilos y otros centros de cuidado para que las mujeres tengan la oportunidad de participar en el mercado laboral, si así lo desean, y tengan mayores posibilidades de hacerlo en un empleo formal y acceder a mayores ingresos”.