Autor: Editora

  • 250 mil mujeres mexicanas tienen un microemprendimiento

    250 mil mujeres mexicanas tienen un microemprendimiento

    Elenas, la plataforma que facilita el emprendimiento digital de mujeres y todas las personas que desean generar ingresos extra para mejorar su calidad de vida, cumple un año en México.

    Lanzada en Colombia en 2019, fue creada con el deseo de empoderar a las mujeres de Latinoamérica para que alcancen la independencia financiera que se merecen y en el país, desde su llegada en 2021, ya lo ha demostrado impactando de manera positiva la vida de más de 250 mil mujeres del país que se han sumado a ella.

    Con un promedio de ganancia de 4 mil pesos al mes, las emprendedoras pueden comercializar más de 37 mil productos sin hacer una inversión, sin preocuparse por la logística ni por el cobro de sus ventas.

    “Que Elenas cumpla un año en México es muy satisfactorio, sobre todo porque es un año en el que ha sido parte del impulso y apoyo económico de miles de mujeres en el país. Estamos felices y orgullosos de las metas que hemos alcanzado y seguiremos trabajando para proporcionarles la mejor plataforma para que ellas puedan alcanzar sus metas”, comentó Zach Oschin, CEO y fundador de Elenas.

    Tal es la confianza en la plataforma, que en promedio el 30% de las emprendedoras activas en Elenas ha referido a al menos otra emprendedora para que se una a la app. Hoy los estados hacia donde se realiza la mayor cantidad de envío de pedidos son Jalisco, Nuevo León y la Ciudad de México. Por su parte, las categorías más vendidas durante este año en el país han sido Hogar, Cocina y Tecno-belleza.

    Sin duda, hay una gran labor por hacer en todos los niveles, pero iniciativas como Elenas y otros proyectos recuerdan que es posible mejorar y hacer cambios con el apoyo de la tecnología.

    Una labor necesaria para la equidad

    En el mundo, las mujeres representan la mitad de la población, sin embargo, aún se sigue trabajando para que las condiciones laborales, sociales y económicas sean las mismas que la de los hombres.

    En México, el trabajo de las mujeres representa un valor de aproximadamente 60 mil millones de pesos diariamente que alimentan la economía, a pesar de que el 70% de ellas lo hace en la informalidad y que dentro de la brecha salarial, ellas ganan solo 73 pesos de cada 100 que perciben los hombres.

    A pesar de esto, las mujeres mantienen su empeño por salir adelante y generar ingresos que les ayuden a tener una vida digna y a sus familias, pues de acuerdo con el INEGI y su Encuesta Intercensal, más de 9 millones de hogares en el país son sostenidos y dirigidos por una mujer.

    Sin olvidar que es necesario impulsar iniciativas de ley para erradicar las desigualdades, muchas y muchos micro y grandes empresarios han desarrollado formas para apoyar la independencia económica de las mujeres, sobre todo con apoyo de la tecnología, donde Elenas es un ejemplo de ello.

  • Solo 1 de cada 3 empresas de América Latina cuenta con políticas contra la brecha de género

    Solo 1 de cada 3 empresas de América Latina cuenta con políticas contra la brecha de género

    Las metas para incrementar la representación de género tuvieron un aumento de 9 puntos porcentuales en comparación con el año anterior. Sin embargo, menos de la mitad de las compañías de la región se han adherido a ellas.

    El informe señaló que las empresas con metas de género tuvieron efectos positivos en el ascenso y contratación de mujeres, con 66% y 54%, respectivamente.

    Por otro lado, las organizaciones con 1,000 o más colaboradores tienen una menor proporción de mujeres en la mayoría de sus niveles.

    La importancia de equipos diversos dentro de empresas para cerrar la brecha de género

    En lo que se refiere a los procesos de selección y contratación diversos, la mayoría de las organizaciones puso a cargo al menos a una mujer en los procesos de entrevista, lo que incentiva la búsqueda de talento femenino. según Aqeuales, equipos de recursos humanos diversos propicia a pautas estandarizadas que disminuyen los sesgos inconscientes y estereotipos contra las mujeres.

    Por ejemplo, Grupo Scotiabank Chile cuenta con políticas de diversidad en los equipos que se encargan de la selección de candidatos y contratación, lo que provocó un aumento en la representación femenina de entre 4% y 6% en los niveles de videpresidencias y subgerencias.

    Los Comités de Equidad de Género o de Diversidad solo están presentes en 40% de las organizaciones, lo que refleja sus políticas en favor de la equidad de género.

    63% de las empresas mexicanas tienen políticas de equidad de género

    Dentro de las 863 organizaciones que participaron en el análisis, 172 eran mexicanas, en su mayoría, de sectores de servicios financieros y de seguros.

    Los datos arrojaron que en México, el porcentaje de CEO mujeres se redujo 8 puntos porcentuales pasando de 29%, en 2020, a 21%, en el último año. En posiciones de junta directiva y de segundo hasta quinto nivel, también hubo reducción en la representación femenina.

    El único nivel que tuvo incremento de mujeres en las empresas mexicanas, fue en el primer nivel, pasando de 32% a 36%, respecto a 2020.

    Por otro lado, en cuestión de políticas de equidad de género creció el número de compañías que sí cuentan con ellas, de 49%, en 2020, ahora 63% cuentan con ellas.

    Ante la respuestas de acoso dentro de las empresas, 72% respondieron que cuentan con uno; mientras que 28% dijo que no.

    Respecto a la brecha salarial, 53% de las organizaciones tienen un diagnóstico acerca del tema y 40% cuenta con una política de equidad salarial.

  • La imagen de la cumbre de la OTAN que evidencia la falta de mujeres en puestos de liderazgo: «Queda un trecho para la igualdad»

    La imagen de la cumbre de la OTAN que evidencia la falta de mujeres en puestos de liderazgo: «Queda un trecho para la igualdad»

    Que en cuestiones de igualdad el trabajo no está hecho ni de lejos es una evidencia. Y a pesar del camino recorrido, aún queda un largo trecho.

    La imagen de los líderes de la cumbre de la OTAN evidencia la falta de mujeres en puestos de liderazgo. En la foto se ve a 27 hombres y tan solo cuatro mujeres.

    Cuando se dice que no se tiene en cuenta a las mujeres en la toma decisiones, aunque les repercuta directamente a ellas, es en muchos casos por la ausencia de representantes que tienen en este tipo de eventos.

    Los tuiteros también se han dado cuenta de la escasa representación de mujeres y de algunas cuestiones protocolares que evidencia la necesidad de seguir avanzando en el camino.

     

     

     

  • Las mujeres no son posesión de nadie: Nadine Gasman

    Las mujeres no son posesión de nadie: Nadine Gasman

    La titular del Inmujeres, Nadine Gasman llamó a prevenir el feminicidio mediante un cambio cultural en todos los sectores de la sociedad, iniciando desde el propio hogar.

    Dijo que las violencias contra las mujeres se pueden evitar con el impulso de la igualdad.

    “Para prevenir el feminicidio solo se puede hacer construyendo igualdad de que nadie puede tomar la vida de nadie, que las mujeres no somos posesión de nadie y eso implica transformar la cultura y que las mujeres tengan la certeza que sus casos serán juzgados con perspectiva de género”, afirmó.

    En el marco de la firma del Convenio de Colaboración entre Inmujeres y el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje, denunció que el mundo laboral en México es desigual y discriminatorio para las mujeres porque son víctimas de acoso además que por el tema de cuidados tienen que dejar de trabajar contrario a los hombres.

    Asimismo, Nadine Gasman destacó la importancia de incorporar la perspectiva de género, así como el aspecto de la igualdad en el tema laboral.

    Finalmente, la titular del Inmujeres recordó que mediante la capacitación en la administración pública federal se impulsan los temas para prevenir la violencia con el lema de “cero tolerancia”.

  • 19 mujeres fueron asesinadas cada semana en promedio en 2021

    19 mujeres fueron asesinadas cada semana en promedio en 2021

    Los feminicidios son la expresión máxima de la violencia por razones de género y en México se contabilizan como tal desde el 2015, a través de los reportes del SESNSP (Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública).

    Y cada año se registra un nuevo récord en el total de presuntos delitos de feminicidio, esto se explica en gran parte por una crisis de violencia incesante, y por otro lado, por un nivel mayor de denuncia.

    Y sólo en los primeros cuatro meses del 2022 ya se han registrado 310 carpetas por presuntos feminicidios, lo que representa el 32% del total registrado el año pasado (978).

  • Diccionario de las (malas) relaciones: del ‘ghosting’ al ‘pocketing’

    Diccionario de las (malas) relaciones: del ‘ghosting’ al ‘pocketing’

    Pocketing, Irene, se llama pocketing. A ese pavo no le pasa nada que no les pase a otros mil”. Con esa frase de su amiga Noe y no de otra forma fue como Irene se dio cuenta de que el hombre con el que salía desde hacía más de un año, “por decir algo”, no estaba “en un mal momento” sino que respondía a un patrón de conducta. “Tuve que preguntarle que de qué me estaba hablando porque no había escuchado esa palabra jamás”, cuenta por Skype, desde Barcelona. Noe se lo explicó: “Es cuando tienes una relación con alguien, pero esa relación no sale de las paredes de su casa, o de la tuya. Fuera de ahí… no te conoce. De ahí lo de pocketing, de pocket, de bolsillo. Una vez en la calle, es como una cosa que te guardas en el bolsillo”. Dice Irene que sí, que “claramente” Iván, al que conoció por Tinder, le estaba “haciendo pocketing” y que cuando se sentó “a poner las cosas claras”, terminaron. Y no bien: “Mira, tía, estábamos bien como estábamos, pero ahora mismo no quiero líos’, fue lo que me dijo, después de año y medio viéndonos cuatro veces por semana”.

    Fue el concepto, reconocer lo que le estaba ocurriendo en un nombre, lo que hizo que esta mujer de 32 años saliera de una relación que era “objetivamente tóxica: viéndola con perspectiva”. Como el pocketing, hay decenas de términos que definen patrones de conducta y ayudan a identificarlos. Conceptos que describen formas de llegar, estar o abandonar las relaciones poco sanas, para quien las ejerce y para quien las recibe. Irene no es la única. Casi 200 mujeres y una docena de hombres, desde los 14 hasta los 56 años, han respondido a una petición de este periódico por redes sociales para contar parte de su historia, en el último mes y medio.

    Las historias de ellos son principalmente de ghosting (cortar la comunicación con la pareja) y hubo tres en las que la relación simplemente acabó sin que el desamor fuese por ambas partes. Entre las que narraron ellas también hay una docena así, pero mayoritariamente las conductas que cuentan de sus exparejas componen un amplio y diverso abanico de comportamientos en los que el ghosteo se cuela casi siempre en algún momento de la relación. Algunas de ellas ilustran el glosario que sigue.

    Banksying

    El 5 de octubre de 2018, cuando se confirmó a golpe de martillo la venta de Niña con globo, de Banksy, en una subasta que ya está en la historia, la obra comenzó a autodestruirse ante la mirada de todos los que asistían a la puja. En las relaciones, este pensamiento anticipado que llevó al artista a instalar una trituradora en el cuadro es lo que da nombre a este patrón: personas que pasan semanas o meses sabiendo que una relación va a acabar y planeando esa ruptura. Según una encuesta de Plenty of Fish de aquel año (una aplicación de citas como Tinder o Bumble), una de cada cuatro personas habían llevado esto a cabo, y el 44% respondió que creían haber estado en el lado opuesto alguna vez.

    Benching

    En el benching (de banco, bench en inglés) alguien mantiene a otra persona “en el banquillo”. Es una relación de manipulación en la que quien espera no termina nunca de ver desaparecer la expectativa: un ni contigo ni sin ti en el que solo uno decide cuándo el contigo y cuándo el sin ti. Lidia, de 17 años, vivía en ese bucle infinito: “Él iba y venía, de repente me enteraba de que tenía novia, luego volvía porque lo habían dejado… y así estuvimos entre los 15 y hasta hace unos meses. Yo era como el repuesto, pero es que me gustaba muchísimo”. Y así está también Janire con un “amigo”, ambos ya en la cuarentena: “Solo se acuerda de mí para el periodo de entrenovias. Cuando nos vemos no quiere nada a largo plazo y en cuanto deja de llamarme sé que es porque tiene algo serio”.

    Breadcrumbing

    Quienes hacen breadcrumbing dejan de forma constante migas de atención (de ahí su nombre, de migas de pan en inglés) para mantener el interés de la otra persona, aunque en general no tienen intención de materializar la interacción y, si lo hacen, será de forma esporádica. Lola, de 39, habla de eso a través de sus vaqueros: “No es el primero ni último cowboy de medianoche, como hace tiempo los bauticé, que me cruzo por Tinder u otras apps, pero desde hace un año y unos meses hay un chico que, bien a través de Instagram o por WhatsApp, aparece de manera intermitente para decirme que quedemos a tomar algo, con la posibilidad más que explícita de que después nos acostamos, pero esto luego nunca sucede. Ni quedar ni acostarnos, matizo”.

    Catch and release

    Se trata básicamente de capturar y liberar, como en la pesca deportiva. El objetivo es el de perseguir el objetivo, pero no buscan mantener la relación: persisten, conquistan, quedan y adiós. Una vez conseguida la cita, pierden interés.

    Catfishing

    Su nombre deriva de Catfish, el documental de 2010 en el que Yaniv Nev Schulman descubre después de varios años que la mujer con la que comenzó y mantuvo una relación durante dos de ellos no es quien dice ser. El catfishing consiste en crear una identidad falsa para iniciar un vínculo con alguien. Puede llegar a suponer un delito si quien lo practica roba imágenes y datos de otras personas; y si quien lo perpetra y quien está siendo engañado llegan a entablar una relación o a conocerse en persona, existe la posibilidad de que se convierta en un riesgo que puede ir de la estafa hasta las agresiones.

    Cloaking

    De tapar. Es un paso más allá del ghosting. No solo se desaparece, sino que se bloquea a la otra persona de todos los canales por los que mantenían la comunicación.

    Cricketing

    ¿Cómo hacen los grillos? Cricricrí. El cricketing es dejar un mensaje en leído durante largo tiempo. Mucho tiempo. Pueden llegar a ser semanas.

    Cuffing

    Patricia, al teléfono, jura que no sabe cómo no se dio cuenta antes: “Tengo 34 años y he estado desde los 29 con un imbécil. Lo tengo que decir así, un imbécil. Y yo, otra imbécil. Nos conocimos en 2017, en un concierto en septiembre. Salimos hasta abril. Volvió en octubre y volvimos a salir unos cinco meses. Así hasta que el año pasado dije: ‘Mira, ya. Esta broma se acabó’. Apareció en mi móvil otra vez a mediados de septiembre y quedamos, pero yo no iba con la intención de volver, sino de ver qué pasaba. Me dijo literalmente que en verano tenía muchos planes y estar con alguien le alteraba esos planes. ¿Cómo te comes eso?”.

    Eso, en Estados Unidos, no solo tiene nombre sino estudios, alertas de que llega ese momento y trucos para preparase: se llama cuffing season y consiste en pasar con alguien los meses de invierno, los más fríos y lluviosos, para luego dejarlo cuando vuelve el sol. La previa a eso es la fielding season, es decir, la temporada de preparar el terreno para decidirse por una opción. Y si se hace en verano también tiene su denominación: freckling season (temporada de pecas).

    Curving

    El curving es menos agresivo que el cricketing, pero igual de desconcertante, y frustrante, para la persona que lo recibe. Es cuando alguien, de forma consciente y repetitiva, se toma su tiempo para contestar a los mensajes. Quienes hacen curving no dejan de escribir, sino que contestan: de forma escueta y a veces monosilábica, para dar a entender que esa conversación ha acabado sin decirlo claramente o para demostrar su desinterés. No están en realidad, pero tampoco se van del todo.

    Cushioning

    De amortiguar. La práctica consiste en flirtear con otras personas para que amortigüen la caída cuando acabe la relación que se tiene en ese momento.

    Fishing

    De pescar. Valeria y Joanna viven en Lima, las dos tienen 26 años y un sábado de enero recibieron el mismo mensaje con un minuto de diferencia, del mismo número de teléfono, con una invitación para salir a tomar algo. A Nerea y Carla, con 29 y 30, les ocurrió lo mismo el verano pasado en la costa mediterránea. Valeria y Joanna dicen que fue “chistoso”, Nerea y Carla, que “vaya pringado”, pero las cuatro coinciden en que no sienta bien cuando alguien te escribe para quedar “no porque quiera quedar contigo”, sino “porque quiere quedar con quien sea”.

    Firedooring

    Las puertas de las salidas de incendios tienen que abrirse hacia el exterior, es uno de los requisitos de seguridad que tienen que cumplir. Eso es una relación firedooring, una totalmente descompensada en la que quien lo ejerce solo atenderá realmente a la otra persona cuando necesite algo de ella.

    Flexting

    De flexionar, en este caso, la realidad. Inflar la imagen para que parezca mejor de lo que es antes de conocer físicamente a la otra persona. Según los datos de Plenty of Fish, el 63% de las solteras y el 38% de los solteros han conocido a alguien así.

    Dos chicas en la Plaza Mayor de Madrid en abril de 2022.
    Dos chicas en la Plaza Mayor de Madrid en abril de 2022.SANTI BURGOS

    Gaslighting o luz de gas

    Es uno de los dos únicos términos que en español ya tiene una traducción conocida. Hacer luz de gas consiste en un mecanismo de violencia psicológica para hacer dudar a alguien de su propia realidad, negándola e intentando confundirla en su percepción o sus recuerdos. ¿Alguien te ha dicho alguna vez que exageras, que estás loca o loco, que cómo puedes pensar eso y que lo que estás viendo no es lo que tú crees que estás viendo? ¿En una discusión te repite que te acuerdas mal de las cosas o que aquello no pasó como pasó? Eso es luz de gas, un abuso continuo, repetitivo y sutil que desgasta y acaba por anular a quien es víctima de este maltrato.

    Ghosting

    Un adiós sin explicaciones, sin respuesta, sin aviso. Tiene una versión suave, el caspering, de Casper, aquel fantasma amable que da nombre a este tipo de rechazo amable: también sin explicaciones, pero al menos verbalizándolo. Cuando a esa persona se la silencia de forma específica en distintas aplicaciones, se le está haciendo mooning, de la luna que simboliza el no molestar en algunos teléfonos. Y cuando se hace progresivamente, de forma lenta, se llama slow fade, como una sombra que se aleja despacio.

    Ghostbusting

    Es la contraparte del ghosting. Los y las cazafantasmas que insisten en mantener la comunicación aunque ya no haya nadie al otro lado.

    Gatsbying

    El término viene de Jay Gatsby, el personaje de la novela de F. Scott Fitzgerald El gran Gatsby (1925), llevada luego al cine (dos veces), que hacía todo lo posible por llamar la atención de Daisy Buchanan. También se conoce como instagrandstanding o instagranding. Es usar Instagram para atraer la atención de alguien, colgar un post o una story porque es el post o la story perfecta para que responda quien se quiere que responda.

    Haunting

    Aunque la traducción literal de haunting es encantador o encantadora, el término viene de haunt, que como sustantivo puede significar guarida o nido y, como verbo, desde perseguir y rondar hasta obsesionar. Y todo ellos tienen que ver con este comportamiento que consiste en desaparecer haciendo ghosting, pero seguir merodeando a la otra persona en redes sociales revisando su actividad.

    Hoovering

    Pasar la aspiradora, es decir, limpiar el desastre para volver a la vida de alguien. “Yo soy el ejemplo perfecto”, cuenta en un audio María, de 16 años. “[El que fue] mi novio desde los 13 hasta noviembre del año pasado me dejaba, sin explicación, y volvía a las dos semanas con que lo sentía mucho, que se le había ido la olla. Desaparecía otra vez a los dos meses, y volvía otra vez con que no iba a volver a pasar. Ocho veces hizo esto. Yo esperaba que cambiara, estaba pilladísima, pero en noviembre pensé que eso no iba a tener solución jamás y lo dejé. Eso sí, se lo dije y se lo expliqué. Creo que lo entendió”.

    Kittenfishing

    Es el anterior nivel al catfishing, consiste en fingir: que te encanta el teatro cuando no has pisado una sala, que tienes un piso en Malasaña, pero vives en Seseña, que estás con un posgrado, pero en realidad llevas con ese posgrado desde hace 10 años y no lo vas a terminar o que te flipa el techno cuando en realidad lo único que te da es dolor de cabeza.

    Love bombing

    Esta bomba de amor tiene una primera parte muy rápida en la que las atenciones y las promesas de felicidad eterna son continuas. Y una segunda que comienza cuando se ha conseguido que la otra persona esté entregada a esa relación, y que es acabar con ella tan deprisa como se empezó. Irene, que ahora tiene 40, recuerda a un ex “con un ego enorme y un perfil narcisista”. Primero fue ese love bombing, y la conquistó.

    Candados en la Plaza Mayor de Madrid en abril de 2022.
    Candados en la Plaza Mayor de Madrid en abril de 2022.SANTI BURGOS

    Cuando ya eran pareja, la cosa se complicó: “Cada cierto tiempo, tocaban llamadas de atención, que era como él se refería a los momentos en los que desaparecía, a veces no sabía ni dónde estaba, dejaba de escribirme o llamarme… [un ghosting intermitente que linda con la violencia psicológica]. Según él, lo hacía para que no me acostumbrara. Ahora lo pienso y me digo: ¿Pero qué tipo de persona hace eso para que no te acostumbres a que te traten bien?”. Irene fue a terapia. “Salí de aquello. Pero nos ciegan siglos de patriarcado”.

    Negging

    Cata tiene 36 años y vive en Bogotá: “¿Sabes estos hombres que cuando te conocen por primera vez, en vez de hacerte un cumplido te dicen algo bien feo aunque con cara de estar haciendo un chiste? Pues como esos me encuentro cada vez más. El último cuando me vio me dijo: ‘Qué linda, así tan pequeñita ocupas poco espacio”. A Cata, que cuenta que mide 1,53, esos hombres le están haciendo negging (de negar): intentar conseguir el interés de alguien a través de comentarios negativos que intentan anular de alguna forma a la otra persona. Insultos disfrazados.

    Orbiting

    Orbitar alrededor de alguien en redes sociales, dando likes, viendo sus stories, pero sin llegar jamás a interaccionar. Limita con el stalking, es decir, el acoso en línea.

    Phubbing

    “Yo esto se lo hago a mi madre, pero jamás me lo había hecho un chico en una cita cuando nos estamos conociendo”, cuenta Noelia. “El último con el que salí de Tinder, justo antes de la pandemia, cada vez que quedábamos me ignoraba la mayor parte del tiempo, siempre mirando el móvil. Que igual tengo 20 años, pero no soy tonta y cuando son tres meses así, pues ya canta, interés tenía cero. Y me lo han hecho más veces”.

    Eso es phubbing, la combinación de phone (teléfono) y snubbing (desairar o hacer un desprecio) y que tiene traducción al castellano aunque no está extendida, ningufoneo. También se le conoce como sidebarring (barra lateral) y, según un estudio de Facebook de 2017, un 71% de las personas lo hacen en algún momento, ya sea en pareja, entre amigos o en familia.

    Pocketing

    Una relación de interior, es decir, una pareja con la que las cosas solo funcionan a solas, en su casa o en la tuya o, como mucho, en algún sitio donde no vaya a cruzarse nadie conocido. Pero nada más allá. Viene de pocket, bolsillo, por la metáfora de que una vez en la calle, esa persona va escondida.

    Roaching

    Roach es cucaracha. Y roaching es comportarse, metafóricamente, como una. Lucía lo explica el mismo día que cumple 51. “Tenía una relación con un hombre de mi edad. Dos años, todo bien. Éramos una pareja o eso creía yo, porque un día, por un comentario que yo pensé que era normal sobre comer un sábado con mi hija que venía a España [está estudiando fuera], me dijo que qué había creído yo, que no éramos pareja ni teníamos nada serio. Tan poco seria era que recogí toda mi ropa de su casa y todas mis cosas del baño y le dije que no estaba ya para gilipolleces a mi edad”. Esta historia, prácticamente igual, la han contado también Lucía, Ana y Fernanda, de 22, 26 y 34.

    Submarining

    Hacer un submarino es dejar a alguien, ignorarlo durante un tiempo más o menos largo, y después volver. Y volver como si no hubiese sucedido nada. Irma, 39 años, dijo “yo”. Y lo contó: “Desaparece, un día compruebo que se ha echado una novia por las redes sociales. Y pasan cuatro años. Cuatro, ¿eh? Ni uno más ni uno menos. Cuatro años después, una noche de junio, que estás tú tomándote tus copas con tus amigas, recibes un mensaje de esa persona que ha desaparecido y con la que llevas cuatro años sin hablar. Ha habido una pandemia por medio. No te ha preguntado cómo estás ni si ha muerto alguien de tu entorno ni si te has contagiado. Dice cucú. Cucú, me puso cucú, te lo juro, como si no hubiera pasado nada, en plan ‘hola, estoy aquí, no han pasado cuatro años, no me he ido”.

    Le sucedió lo mismo a Marta, de 30 años. Conoció a un chico por una app con el que hubo conexión “en muchísimos aspectos desde el minuto uno”. Quedaron una vez y él desapareció: “Se lo tragó la tierra y al año y poco volvió a escribirme como si nada”.

    Tindstagraming

    Es pasar directamente de un perfil de Tinder que tenga puesto en la biografía la cuenta de Instagram, a esa cuenta, sin preguntar y sin hacer match. Si está cerrada, le dará a seguir sin dar explicaciones de dónde viene y si no, no le hará falta. Revisará esa cuenta a diario, sin seguirla y sin interactuar. Solo vigilando. En realidad, es stalking, acoso en línea. Pasivo, pero acoso.

    Throning

    Marta tiene 43 años, un sueldo por encima de la media y un puesto por encima de la media en su ámbito: “Cuando quedo con alguien, sé perfectamente si esa persona está interesada en mí o en lo que yo represento para esa persona. Uno me lo llegó a decir claro: ‘Oye, no hay feeling y ambos nos hemos dado cuenta, pero podríamos hacer una buena pareja y nos podría ir bien en el trabajo’. Me quedé un poco en blanco, pero le contesté que a mí ya me iba bien sola. Gracias y adiós”. Throning es querer tener una relación con alguien solo por su estatus social o económico.

    Zumping

    “Si te han dejado por Zoom, bienvenida a mi club, te han hecho zumping, que por lo menos no te ghostean, algo es algo”. Este fue el breve mensaje de Elsa que explica qué es el zumping, un término que se extendió durante la pandemia, cuando las circunstancias epidemiológicas limitaban las interacciones sociales.

    Zombieing

    Si alguien hace ghosting, de repente quiere volver y lo hace a través de las redes sociales, está haciendo zombieing.

    Por qué importa poner nombre a lo que ocurre

    Algunas de esas actitudes son relativamente recientes, porque surgieron con las redes sociales y las aplicaciones de citas. Otras, que han ocurrido siempre, se han visto intensificadas o modificadas por el uso de esas apps, y de ahí su reconceptualización. Vienen del mundo anglosajón, más proclive a generar términos nuevos. Expertas, investigaciones y cifras —más bien, su escasez— apuntan a tres cosas. La socialización a través de internet ha cambiado el escenario; son las mujeres las que mayoritariamente se llevan la peor parte, aunque ocurre desde cualquier dirección y hacia cualquier dirección; y son necesarios más y mejores análisis cuantitativos y cualitativos para estudiar y comprender la actual formación de vínculos.

    Una pareja en el parque del Retiro, en Madrid, en abril de 2022.
    Una pareja en el parque del Retiro, en Madrid, en abril de 2022.SANTI BURGOS

    El estudio más reciente en España sobre ghosting [desaparecer sin dar explicaciones] y breadcumbring [mantener el interés de alguien con miguitas de atención], de investigadores del departamento de Sociología de Castilla-La Mancha en 2021, reflejaba que “la mitad de los participantes no estaban familiarizados” con esos términos, pero que, sin embargo, “aproximadamente dos de cada 10 informaron haber sufrido e iniciado ghosting, y algo más de tres de cada 10 participantes habían sufrido o iniciado breadcrumbing en los últimos 12 meses”. Y añadían que “son necesarios exámenes empíricos para comprender estos comportamientos digitales, su incidencia y las variables relacionadas con ellos”.

    Por eso, “identificar las cosas, ponerles nombre, es un primer paso para modificar comportamientos. Porque en el momento que una le pone nombre, puede distanciarse de eso, verlo e intentar cambiarlo”, ahonda Adriana García Andrade al teléfono, desde Ciudad de México. Es profesora de Sociología en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) e investigadora en esta área, la de las relaciones. La cuestión de fondo, añade, es “cómo son, cómo las percibimos, cómo han evolucionado esas relaciones, y qué esperamos de ellas”.

    La tendencia de saltar de una relación a otra

    En El fin del amor. Una sociología de las relaciones negativas (Katz, 2020), Eva Illouz habla sobre cómo “el abandono de las relaciones, la incapacidad o la falta de voluntad para entablar una relación y la tendencia a saltar de una relación a otra, forman parte integral de la nueva forma mercantil que han adquirido las relaciones sexuales”. Escribe que el mundo hoy, hiperconectado, “parece estar marcado por la formación de lazos cuasisucedáneos o negativos” y que “la libertad personal se ejerce de manera incesante por vía del derecho a no involucrarse en relaciones, o bien a desvincularse de ellas” en un proceso que ella define como “elegir la deselección”, es decir, “optar por el abandono de las relaciones en cualquiera de sus etapas”.

    Eso, cuando las relaciones se crean de forma virtual, sin entornos comunes, facilita ese abandono. Dice la psicóloga María Torres que la velocidad en la que vivimos, “esa cultura de la inmediatez en la que se crean los vínculos, hace que sean falsos vínculos, porque no les hemos dado el proceso o el tiempo para que se solidifiquen”. Y hay quien se va y hace daño a quien se queda, a veces sin responsabilidad ni culpa.

    “Hay que aprender o reaprender en los nuevos contextos”, afirma Torres. Qué es y no saludable, qué es tolerable y qué no. No sabe hasta qué punto el aprendizaje hecho hasta este momento se puede “extrapolar” al contexto de hoy: “Hay cosas que sí, porque son muy claras y muy visibles, como la agresividad, ya sea verbal o escrita, pero hay otros mecanismos que son nuevos y en este escenario digital estamos en un periodo de transición todavía, y hay que aprender a entender qué cuestiones de este funcionamiento son nocivas”.

    Patriarcado, feminismo y construcción y deconstrucción del amor romántico

    ¿Por qué el patriarcado, el feminismo y la construcción y deconstrucción del amor romántico tienen que ver con la intensificación y la creación de nuevos comportamientos? Por un lado, la idea de ese amor es a ellas a quienes más ha sometido y aún somete. “Los hombres tienden a separar mucho más fácilmente la sexualidad de las emociones, mientras que las mujeres suelen considerarse a sí mismas mucho más competentes desde el punto de vista emocional”, escribe la socióloga francoisraelí Eva Illouz en El fin del amor.

    Por otro, son también las mujeres quienes identifican más lo que está ocurriendo, explica la socióloga García-Andrade: “Uno de los grandes aportes del feminismo ha sido encajar el amor romántico como una construcción cultural, así se puede deconstruir, socializar [de una forma sana] a las nuevas generaciones y ser conscientes de que las relaciones pueden ser de otra manera”.

    A eso, se suma la desequilibrada balanza en el aprendizaje de las relaciones desde esa perspectiva, la de la igualdad, desterrando estructuras de poder, dominación-sumisión o control. Stribor Kuric, investigador de la Fundación FAD Juventud, del Centro Reina Sofía, explica que “la posición entre entre chicos y chicas ha estado siempre bastante polarizada” y que esa horquilla se ha hecho aún mayor en la última de sus investigaciones: “Los porcentajes de mujeres que se consideran feministas no han dejado de aumentar. Del 47% aquel año al 67% este último año. Sin embargo, en el caso de los hombres que ya empezaban mucho más abajo en 2017, un 23,6%, se incrementa bastante en 2019, hasta el 37,3%. Y en los últimos dos años vuelve a reducirse al 32,11%”.

    Kuric también apunta a cifras sobre cómo ellos perciben de forma distinta la violencia: “Un 20% de ellos afirma que es un invento ideológico, un 15,4% que no es un problema si es de baja intensidad y un 24% afirma que aunque es indeseable, es inevitable que suceda”.

    Así, a pesar de que en FAD no cuentan con datos concretos en España sobre cómo funcionan “los rituales, el establecimiento o ruptura de sus relaciones, al final todo este tipo de construcciones de género se basa en experiencias que tienen consecuencias en el mundo real”. Ese desequilibrio entre ellos y ellas y los avances sociales de los últimos años “han provocado que muchos hombres sientan que han perdido una serie de privilegios que ellos consideran sus derechos y reaccionan de forma misógina o de forma antagónica, digamos, hacia las mujeres en general, y en concreto hacia las mujeres feministas”.

    Liv Strömquist recoge esa idea en la novela gráfica No siento nada (Reservoir Books, 2021). Narra cómo en el último siglo y medio las formas de mantener un estatus masculino han cambiado: “Tradicionalmente, la masculinidad se ha manifestado en tres contextos, en el trabajo, en el hogar y en las reuniones exclusivamente masculinas”. Pero en las últimas décadas esos espacios “han sido conquistados” por las mujeres “y el estatus de los hombres se ha desvirtuado gracias a los avances de la modernidad y el feminismo”. Las mujeres trabajan, ganan su propio dinero y ocupan el espacio público y de ocio.

    Así, cita Strömquist a Illouz, “la sexualidad se transforma en una de las marcas de estatus más significativas de la masculinidad”. Es decir, que los hombres han ido transfiriendo el control que antes ejercían en esos lugares al sexo y a la sexualidad: “El campo sexual se transformó en el ámbito donde podían expresar y exhibir su autonomía y su mandato». Y así fue como el desapego pasó a simbolizar y a organizar la autonomía y el control de lo que algunos hombren entienden por masculinidad.

    Isabel Valdés – Corresponsal de género de EL PAÍS, antes pasó por Sanidad en Madrid, donde cubrió la pandemia. Está especializada en feminismo y violencia sexual y escribió ‘Violadas o muertas’, sobre el caso de La Manada y el movimiento feminista. Es licenciada en Periodismo por la Complutense y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Su segundo apellido es Aragonés.
  • Mujeres en la manufactura industrial permiten avanzar en la cultura de inclusión

    Mujeres en la manufactura industrial permiten avanzar en la cultura de inclusión

    En la actualidad, solo el 33% de los puestos de trabajo y 26% de los puestos de liderazgo de la industria de la manufactura son ocupados por mujeres, y Rockwell Automation cree firmemente en el desarrollo de su talento

     El tema de la equidad de género en la industria de la manufactura ha avanzado a paso firme. Sin embargo, aún hay aspectos en los que se requiere mantener el énfasis y continuar el esfuerzo Entre los avances, la mujer cuenta con mejores oportunidades profesionales, asume grandes responsabilidades y se involucra en proyectos transformadores. El reto es comprometer a más gente con el tema y atraer a las nuevas generaciones.

    De acuerdo con la Red Global de Mujeres Profesionales (PWN) y a la Sociedad de Mujeres Ingenieras de Rockwell Automation, se debe educar a las jóvenes en las áreas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas); aunque con un enfoque complementario. Se trata de erradicar pensamientos como el que la mujer solo debe enfocarse a carreras de humanidades o “sensibles”, o que cuando alguien entre a una sala de juntas descarte automáticamente a la mujer como líder.

    Alejandra Quevedo, directora de Marketing para Latinoamérica de Rockwell Automation.

    Nicole Bulanda, gerente del Programa de Atención al Cliente; Alejandra Quevedo, directora de Marketing para Latinoamérica; ambas de Rockwell Automation, junto con Robin Saitz, directora de Marketing de Plex, abordaron este tema durante ROKLive 2022 con la finalidad de impulsar una mayor participación de la mujer en la manufactura.

    “Las mujeres son fantásticas para visualizar, comunicar y empatizar. Gracias a sus capacidades para resolver problemas, la mujer en la industria de la manufactura hoy puede aspirar a buenos sueldos mientras ayuda a los clientes, incluso en industrias consideradas tradicionalmente para hombres”, indica Quevedo.

    Diversidad, equidad e inclusión (DEI)

    El tema de la diversidad, equidad e inclusión es amplio, ya que abarca: capacidad, edad, género, etnia, nacionalidad, raza, religión, orientación sexual y situación socioeconómica. Esta acotación es relevante, puesto que, en la industria manufacturera, la DEI se centra más en la mujer por ser un sector dominado por hombres.

    Cabe destacar que investigaciones demuestran que la diversidad beneficia a toda la cadena productiva, porque las mujeres son más capaces de innovar, generan mayor rendimiento de fondos propios e impulsan la rentabilidad. Cuando una persona de un grupo minoritario está al frente de una organización, puede generar hasta 35% mejores resultados financieros.

    Con la finalidad de erradicar los prejuicios, en Rockwell Automation promueven la diversidad, equidad e inclusión como un recurso de la empresa y como parte de su cultura organizacional. Así, se busca no limitar los resultados corporativos, debido que los prejuicios inconscientes son una característica del ser humano. Lo anterior se explica gracias al sesgo de afinidad.

    Se tiene predilección para relacionarnos con personas afines y evitamos a las personas contrarias a nuestras preferencias. También existen los prejuicios individuales internos, según las expertas. Es conveniente erradicar.

    En ocasiones, las mujeres jóvenes limitan sus carreras porque esperan tener hijos pronto. Sin embargo, se debe de equilibrar la vida, no hay un buen o mal momento. Asimismo, algunas mujeres se autolimitan, creen que deben contar con todas las calificaciones de un puesto antes de solicitarlo, mientras que un hombre se postula, aunque no cubra el 100 por ciento de los requerimientos. Para las empresas es más importante contar con gente entusiasta que encontrar al candidato perfecto.

    Consejo de Mujeres Profesionales de Rockwell Automation

    El Consejo de Mujeres Profesionales (PWC) es un recurso para los integrantes de Rockwell Automation y hoy cuenta con 26 capítulos a nivel global. Trabaja con los objetivos de DEI de la empresa. Se centra en el desarrollo profesional, la tutoría, la creación de redes y la concienciación corporativa sobre los problemas de las mujeres.

    El PWC es importante para las mujeres en la organización, porque los hombres representan dos tercios de la población de empleados. El Consejo combina el carácter social, con un programa de mentores y aliados, realiza actividades de divulgación de las carreras STEM y planifica eventos de atracción de talento. Es así como Rockwell Automation es reconocido por su cultura de inclusión, y su enfoque abierto en la contratación, desarrollo y promoción de las mujeres.

    Finalmente, Lynn Siggins, ingeniera comercial par Reino Unido de Rockwell Automation, dio tres consejos para las jóvenes que buscan oportunidades laborales en el mundo industrial:

    1. Inténtalo y no dejes que te limiten; habla con otras mujeres con posiciones técnicas.
    2. Ser un ingeniero no implica ser un hombre. Una mujer ofrece otra visión.
    3. Ser una ingeniera es un trabajo tan interesante como el de cualquier mujer reconocida en los medios.
  • Desaparición de mujeres en la Ciudad de México: la crisis invisible

    Desaparición de mujeres en la Ciudad de México: la crisis invisible

    La noticia es indignante: el número de desaparecidas en la Ciudad de México ha aumentado 900%. El dato no viene de las asociaciones civiles, viene directo de las cifras oficiales del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (Rnpdno). El número de mujeres desaparecidas y no localizadas contabilizadas en el Rnpdno pasó de 93 registradas, entre el 5 de diciembre de 2012 y el 16 de junio de 2016, a 930 registradas entre el 5 de diciembre de 2018 y el 16 de junio de 2022. El mayor rango de desaparecidas está en los rangos de 15 y 19 años, que acapara 28% del total de mujeres desaparecidas. Lo que es más alarmante es el número que va creciendo cada año: pasó de 22 casos registrados en 2018, a 228 en 2019; 277, en 2020, y 243, en 2021.

    Las mujeres que son desaparecidas tienen un perfil particular que las separa de los hombres desaparecidos. Porque al hacer la desagregación por sexo de las personas desaparecidas y no localizadas, se muestra que mientras los hombres son desaparecidos en su mayoría en el rango de edad entre 25 y 36 años, las mujeres son desaparecidas en su mayoría entre los 10 y 19 años. El hecho de que la mayoría de las mujeres que son desaparecidas sean adolescentes, ha sido una de las principales razones por las cuales los estudios académicos y sociedad civil han dicho que la mayoría de estas mujeres son víctimas de trata. Ésta es una de las conclusiones del informe Trata de Personas y Desaparición de Mujeres en la Ciudad de México, realizado por la Comisión de Búsqueda.

    La trata y la desaparición de mujeres no debe de verse como asuntos separados. De acuerdo con la Comisión de Búsqueda en la Ciudad de México, la desaparición de personas en la capital del país se ha invisibilizado, porque no comparte ni la magnitud ni la crueldad de las desapariciones en estados con una fuerte presencia del crimen organizado. Ésta es una invisibilización que se incrementa cuando se trata de mujeres desaparecidas, cuyo proceso encuentra las torpezas de una justicia que no está acostumbrada a ser impartida con perspectiva de género. En pleno 2022, familiares han acusado que las autoridades son renuentes a abrir carpetas de investigación, pues se cree que las mujeres se van con los con novios y por eso “desaparecen”. La Comisión de Búsqueda ha señalado que de acuerdo con reportes de Locatel, y haciendo la desagregación por cada 100 mil habitantes, existen alcaldías focalizadas con el problema de mujeres desaparecidas, como Miguel Hidalgo, Cuauhtémoc y Venustiano Carranza.

    Debe destacarse que la desaparición de mujeres impacta más allá de la propia víctima. Está ampliamente reconocido que son las mujeres las que tienen mayor impacto en visibilizar la desaparición de personas y su búsqueda. En México tenemos muchos ejemplos de mujeres que han creado colectivos y movimientos para la búsqueda de sus hijas e hijos. Desde Rosario Ibarra de Piedra y el Comité Eureka, hasta las Buscadoras del Noroeste del País. De acuerdo con los datos de Locatel, las principales personas que reportan las desapariciones son la madre, esposa y hermana. Esta es una forma más de cómo la desaparición de personas impacta de manera diferenciada a las mujeres. ¿Cuántas madres y padres de familia tendrán que tomar las calles exigiendo noticias sobre el paradero de sus niñas? En mayo de este año, diversas colectivas y familias pidieron a la jefa de Gobierno se utilizará el espacio donde estaba la Palma para formar un antimonumento que reconociera a las personas que han desaparecido en nuestro país, renombrando la glorieta de la Palma como “glorieta de las personas desaparecidas”. Más que responder por una palma, y ahora un ahuehuete seco, el Gobierno de la CDMX tendría que plantear una emergencia ante estas cifras. Crear políticas públicas con perspectiva de género que nos permitan enfrentar esta crisis invisible.

    Por Catalina Monreal Pérez –Analista

  • Sufrieron violencia siete de cada 10 mujeres presas

    Sufrieron violencia siete de cada 10 mujeres presas

    Al reconocer que la tortura sexual o malos tratos son practicas comunes al momento de que una mujer es detenida en México, la Secretaría de Gobernación (Segob) dijo haber identificado que siete de cada 10 mujeres encarceladas sufrieron violencia durante su proceso de detención, mientras que 3 de cada 10 vivieron tortura sexual en el momento de su arresto.

    Al presentar el primer Diagnóstico Nacional sobre Tortura Sexual Cometido contra Mujeres Privadas de Libertad en México, el Gobierno federal reconoció la compleja condición que las mujeres enfrentan cuando están involucradas en hechos delictivos, ya que identificaron que las condiciones sociales, económicas culturales a las que se enfrentan previo a su detención, aunado a que muchas de ellas no cuentan con solvencia económica, no son tomadas en serio por sus defensores y en los centros penitenciarios.

    Luego de entrevistar a 1,280 mujeres privadas de libertad en 66 penales distribuidos en las 32 entidades de la república, este diagnóstico nacional identificó que a nivel nacional aún existen deficiencias para la prevención, sanción y erradicación de la tortura sexual cometida en contra de las mujeres, pues la información recaba señala que el 79.3% de las mujeres entrevistadas señalaron haber vivido tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, durante su arresto, traslado al Ministerio Público, estancia en el Ministerio Público, arraigo, traslado y estancia en el centro penitenciario, incluyendo servicios de salud.

    Asimismo, el 32.19% del total de mujeres refirió haber sufrido tortura sexual en al menos una etapa de su proceso y algunas refirieron que, al momento de ser detenidas en presencia de sus hijos e hijas, los agentes del estado emplean a los mismos para coaccionar a las mujeres con el fin de confesar o firmar documentos inculpatorios.

    Es decir, las mujeres no solamente son sometidas a actos de tortura y violencias durante los procesos de detención, sino que, al encontrarse en estado de vulnerabilidad ante los agentes aprehensores, se facilita que se cometan otro tipo de violaciones tanto de manera directa como indirecta en contra de sus familiares. Al tiempo que son coaccionadas a realizar actividades de naturaleza sexual, por medio de amenazas de muerte en contra de sus hijos e hijas.

    Y es que las cifras indican que aquellas mujeres que sufrieron violencia o tortura durante su detención, el 40% señaló a la policía de investigación como el perpetrador, además de un 21% a la policía municipal y 16% a policía estatal, quienes además cometieron otro tipo de abusos de autoridad, como beneficiarse de las pertenencias de las mujeres detenidas.

    Asimismo, se dijo algunas mujeres, al momento de ser detenidas se encontraban embarazadas y cuando vivieron la tortura sexual, las amenazas de interrumpir su embarazo eran constantes y en algunos casos hubo aborto resultado de la tortura.

    Cabe resaltar que, en los casos donde las mujeres son detenidas con sus parejas, el cuerpo de las mujeres es empleado como un instrumento de coacción para forzar a sus acompañantes a declararse culpables.

    “Fui detenida el 24 de noviembre de 2010 por personas no identificables, más de 10 elementos varones y tres mujeres; una de ellas participó, presenció y videograbó los actos de tortura sexual. Fui trasladada a un lugar desconocido, donde permanecí poco tiempo, después me llevaron al c4 y en los baños fui violada de manera multitudinaria, me orinaron, me introdujeron arma de fuego en boca, vagina y ano; recibí descargas eléctricas en genitales y me dislocaron el brazo izquierdo”, señala una de las entrevistadas.

    En tanto, se resaltó que del análisis de la información proporcionada durante las entrevistas, se presume que un 11.64% vivieron actos de tortura sexual sin haberla reconocido como tal, pues del catálogo de violencias a las que fueron sometidas se detectó la presencia de la violencia sexual como una constante.

    Y es que con frecuencia las víctimas no consideran a las agresiones verbales, el desnudamiento, el toqueteo, los actos obscenos o humillantes o los golpes o choques eléctricos en los genitales como agresión sexual y es muy frecuente que las víctimas no digan nada o incluso nieguen haberla sufrido.

    También se dijo que en algunos de los casos exponen que la tortura sexual pudo ser más severa, sin embargó fue interrumpida por causas ajenas, no obstante, la intención de infundir miedo por parte de personas servidoras públicas de ser sometidas a cualquier acto de violencia sexual aumentaba el terror psicológico.

    En este contexto, se identificó que el 43.82% de las mujeres que fueron sometidas a actos de tortura, fueron con connotaciones de naturaleza sexual con la finalidad de humillarlas y castigarlas por ser mujeres. Mientras que el 23.59% vivió tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes y un 20.70% no refirió haber vivido algún tipo de violencia.

    Las agresiones sexuales mencionadas son: manosear, desnudar forzadamente, infringir golpes en senos o genitales; violación sexual vía oral, vaginal o anal; lanzar amenazas con cometer violación o introducir objetos en sus cavidades.

    De acuerdo con el Diagnóstico Nacional, el 28% fueron agredidas con patadas, 18% manoseadas, 16% fueron víctimas de golpes en senos, glúteos y genitales, 3.5% sufrieron violación.

  • Paridad de género, la deuda pendiente del Poder Judicial

    Paridad de género, la deuda pendiente del Poder Judicial

    En los puestos de toma de decisiones del Poder Judicial (PJ) no hay paridad de género: solamente 34.5% de los magistrados, 36.4% de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y 43.6% de los jueces de distrito son mujeres, de acuerdo con información del Instituto Nacional de las Mujeres.

    Aunado a ello, ninguna fémina ha presidido el Consejo de la Judicatura Federal (CJF) o la SCJN, los dos principales entes del Poder encargado de cuidar y cumplir las leyes de la Constitución. Cabe destacar que en el Artículo 41 de la Carta Magna se garantiza el principio de paridad de género.

    Una participación y representación equilibrada en el PJ es fundamental porque imparte la justicia en el país; por lo tanto, al no contemplar plenamente a las mujeres se vuelve una justicia coja, aseveró en entrevista la doctora Guadalupe Ramos Ponce, integrante del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF) y del Comité de Latinoamérica y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer.

    Si bien el tema se ha trabajado en los últimos años –abundó la abogada–, sobre todo a nivel federación con protocolos adecuados y sensibilización, todavía hay una enorme distancia para tener juzgadores capacitados en relación con la perspectiva de género.

    El PJ se conforma por 50 mil 999 funcionarios –según el Censo Nacional de Impartición de Justicia Federal 2021–, de los cuales 50.4% son varones y 49.6% mujeres. La nómina de la Corte es 53.3% hombres y 46.7% féminas; la diferencia aumenta en la del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, 57% y 43%. En la plantilla del CJF se invierte la situación por un margen menor: 49.9% son hombres y 50.1% mujeres.

    “Hemos ido alcanzando, poco a poco, la paridad en distintos ámbitos, sobre todo en el Poder Legislativo, porque ahí es donde se han puesto las reglas más claras de participación para que las mujeres tengan la posibilidad no solo de participar, sino de llegar a ocupar los escaños”, dijo.

    En el Congreso de la Unión sí se observa un equilibrio entre mujeres y hombres: el 50.2% son diputadas y el 50% son senadoras en la actual Legislatura. Algo similar ocurre en los Congresos locales, pues en 2015 solo el 38.5% de estos contó con representación paritaria, sin embargo, para 2021 alcanzó el 50.7%.

    Respecto al Poder Ejecutivo, ocho de las 19 Secretarías de Estado –42.1%– son encabezadas por mujeres –Economía, Medio Ambiente y Recursos Naturales, Educación Pública, Trabajo y Previsión Social, Seguridad y Protección Ciudadana, Energía, Cultura y Bienestar.

    El arribo de las mujeres a puestos de decisión ha estado plagado de obstáculos, indicó Ramos Ponce. La minimización de su trabajo y persona, el acoso laboral y las burlas, abundó, aparecen en todos los niveles de gobierno; además los cargos de mayor jerarquía y de ingresos más altos aún se destinan para los varones.

    “Si revisas en el ámbito estatal cuántas servidoras y servidores públicos hay, pues el 43% son hombres y 57% son mujeres. Sí, la mayoría son mujeres, pero justo están en aquellos espacios donde no tienen poder de decisión, es decir, los mejores puestos, los más altos, los de decisión siguen siendo ocupados por los hombres”, enfatizó la abogada feminista.

    Se requieren cambios fundamentales

    Para alcanzar la paridad en el Poder Judicial no basta con la llegada de mujeres a los cargos públicos, también se necesita garantizar que la justicia completa sea con perspectiva de género y conseguir una igualdad sustantiva, explicó la integrante del OCNF.

    El principal reto para lograrlo, dijo, es la violencia política, porque no se han generado políticas públicas –en ningún nivel de gobierno– destinadas a facilitar la llegada de las mujeres a los altos cargos. Es una deuda histórica pendiente, subrayó.

    “La paridad de género es un principio y no una dádiva; no es una cuota, sino un principio constitucional donde se reconoce la posibilidad de participación de las mujeres en igualdad de circunstancias que el varón”, concluyó Guadalupe Ramos Ponce.