Autor: Editora

Con motivo del estreno de Guerra Civil, la fotógrafa mexicana feminista y de derechos humanos, Greta Rico, escribe para Vogue sus impresiones sobre una historia protagonizada por mujeres que aborda la realidad del fotoperiodismo de guerra.

Soy fotógrafa documental, periodista y educadora enfocada en temas sobre género, derechos humanos y alimentación. Recientemente vi Guerra Civil de Alex Garland, una película que trata sobre una fotoperiodista interpretada por Kirsten Dunst que se encuentra cubriendo un conflicto interno en Estados Unidos con sus colegas Joel (Wagner Moura) y Sammy (Stephen McKinley Henderson), quienes durante el trayecto conocen a Jess (Cailee Spaeny), una joven fotógrafa que se está iniciando en el mundo de la fotografía de prensa.

Tenía mucho que no veíamos un filme en el que el conflicto se desarrolle en Estados Unidos, (a reserva de invasiones extraterrestres y epidemias de zombies) es raro ver películas donde una guerra sucede en ese territorio. Con mucha acción y grandes efectos especiales, la cinta nos adentra en los retos que enfrenta el grupo para realizar su trabajo y nos comparte una mirada íntima que logra detonar muchas interrogantes sobre lo que significa ser fotoperiodista, la importancia del trabajo que realizamos y cómo eso nos afecta de manera personal.

Dunst da vida al personaje de Lee, una famosa y reconocida fotoperiodista que ha realizado coberturas de conflictos en todo el mundo, y aunque esto es solo una breve descripción de la trama, en realidad es poco común que veamos a mujeres interpretando estos papeles. Esta película es perfecta para lanzar algunas interrogantes: ¿Qué roles suelen desempeñar las mujeres en películas sobre guerras? ¿A cuántas mujeres fotógrafas de guerra podemos nombrar.

Las mujeres aparecen en las películas de guerra como madres, esposas, enfermeras, refugiadas, pero muy pocas veces o casi nunca como protagonistas del conflicto. Esto a pesar de que, por ejemplo, en la literatura ya se han escrito libros para desechar el mito de que las mujeres no habían tenido una participación activa en los batallones. De una detallada e importante investigación de Svetlana Alexiévich nació el libro La guerra no tiene rostro de mujer, donde se cuentan relatos de mujeres que participaron en la Segunda Guerra Mundial y que la historia oficial se encargó de borrar.

También es muy común que, al revisar la historia de la fotografía y nombrar a “los grandes” del fotoperiodismo y de la fotografía de guerra, únicamente podemos mencionar nombres de fotógrafos hombres. Esto en realidad tiene mucho que ver con que, hasta hace una décadas, solían ser muy pocas mujeres tomando fotografías en el frente, pero también con un sesgo de género que se ha encargado de dejarlas a ellas y a su trabajo en el olvido, al igual que sucedió con las mujeres de los batallones.

Gracias a becas y reconocimientos, he tenido la oportunidad de asistir a espacios de formación en el extranjero, en donde ha sido muy impactante escuchar los relatos de mujeres que han sido corresponsales de guerra. Relatos donde cuentan que su fixer les pidió matrimonio en medio de su cobertura, que algún colega las acosó en los dormitorios o incluso hemos sabido de casos de violencia sexual, como el que ocurrió en la plaza Tahir durante la primavera árabe hace algunos años.

Con todo esto quiero decir que ser mujer fotoperiodista en zonas de conflicto tiene sus retos, pero mientras más representaciones existan de nosotras realizando esta profesión, más podremos avanzar en el debate hacia las condiciones en la que deberíamos poder realizar nuestro trabajo.

Kirsten Dunst protagoniza Guerra Civil.

Cortesía de Diamond Films.

Este 10 de abril la organización Aluna Acompañamiento Psicosocial estrenó el podcast “Mujeres acompañando. Historias de afrontamiento”.

El  podcast destaca las maneras en que las defensoras de derechos humanos y periodistas están desarrollando estrategias para enfrentar los impactos de la violencia contra las mujeres. Y también, el cómo las víctimas de desplazamiento forzado, desaparición forzada, feminicidios, defensa del territorio, tortura y tortura sexual, tejen redes de apoyo para generar estrategias por medio de tips y  anécdotas que dan pauta a una metodología de acompañamiento psicosocial.

De víctimas a defensoras y acompañantes

Clemencia Correa, directora de Aluna, explica en entrevista con Pie de Página la importancia del acompañamiento psicosocial.

El objetivo fundamental, dice Lemencia Correa, «es fortalecer a las personas que se encuentran en riesgo por la violencia sociopolítica, defensoras de derechos humanos, personas individuales, comunidades, colectivos, movimientos o periodistas”

Por su parte, Jess Arellano, integrante de la organización, menciona la importancia del proyecto.

“En este trabajo que elaboramos con las defensoras de derechos humanos, lo que logramos visibilizar es como ellas pasan de convertirse en víctimas de algún tipo de violación a los derechos humanos, a generar estrategias para afrontar ese daño, para a su vez, volverse mujeres que acompañan a otras y a otras comunidades y organizaciones”.

La necesidad de cuidar a quien cuida y nos defiende

La periodista Celia Guerrero, quien fue la realizadora de los episodios, explica qué representa para ella el podcast .

“Todas sabemos que hay violencia, y que hay impactos de la violencia como pueden ser emocionales, físicos e incluso espirituales».

Y añade que Aluna ha estado trabajando durante muchos años con defensoras, «realizando escuelas para formarlas, y que ellas mismas sean acompañantes que requieren hacer este análisis con enfoque psicosocial”

Olimpia Montoya Juarez busca a su hermano Marco Antonio, desaparecido desde 2017 en la ciudad de Celaya, Guanajuato.

Ella, además, se dedica a la micropigmentación y a la defensoría de derechos humanos, y explica sus motivos para aceptar participar en el podcast

“Creo que mucho es platicarles cómo en este caminar, cómo vamos entendiendo el acompañamiento a las compañeras, cómo tenemos que fortalecernos nosotras mismas para poder seguir acompañando”.

Además, dice que el colectivo donde participa, Proyecto de búsqueda Guanajuato, realiza el acompañamiento a 165 familias que están en búsqueda de sus familiares desaparecidos. Por eso, reflexiona que, «estar acompañando personas con familiares desaparecidos es como un sube y baja. Nuestras emociones muchas veces también están desbordadas”.

Encontrar el camino de la mano de muchas mujeres

Norma Jiménez Osorio es licenciada en artes plásticas, pintura, muralista y artista callejera. Además, es acompañanta de mujeres víctimas de violencia. Sus motivos:

“Si hoy estoy aquí (…), en este momento, con esta entereza que ahora sí siento para acompañar a otras mujeres y que me hace sentido, que entiendo los procesos y que puedo compartirlos con otras y que puedo brindarle las herramientas que a mi me han servido es gracias a otras mujeres, gracias al acompañamiento de otras mujeres”.

Además, considera que acompañar «es una historia muy bonita, que nació de una cosa muy terrible. Es como una historia del estado y de los horrores que hace,, pero el resto de la historia es muy linda, porque encontré en el camino a muchísimas mujeres que me acompañaron”.

Y concluye:

“Todas las mujeres que fui conociendo y tuve la fortuna que me pudieran acompañar desde sus saberes, desde sus experiencias, otras mujeres que habían sido víctimas en algún momento  y estaban acompañando a otras, creo que ese ejemplo también es crucial, porqué creo que van cimentado ese camino que nosotras podemos atravesar”.

El primer capítulo estrenado el 10 de abril narra  Un feminicidio y una desaparición forzada transforman la vida de dos hermanas y sus familias. Queda un mundo de dolor, pero también de respuestas. Ante los impactos de la violencia, ¿cómo estas hermanas reaccionan en lo individual y con su entorno?.

https://open.spotify.com/episode/3tXTna2kl9eNpbyvPMXXdC

Son mujeres adolescentes las que presentan mayores problemas de ansiedad en la capital y quienes buscan atención psicológica a través de la Subdirección de Salud Mental del Instituto Municipal para el Desarrollo Humano y Valores.

Ana Terán, titular de esta Subdirección, detallo que las principales características que se presentan en estos pacientes son: insomnio, poco apetito, problemas de conducta e irritabilidad con la familia; lo que los lleva a tener una vida difícil y de problemas con su entorno más cercano. Es por eso que la dependencia municipal refuerza el trabajo en cada una de las zonas prioritarias en las que se enfoca, buscando así, dar una atención más completa a los jóvenes pacientes y a sus familias, ya que es un problema que involucra a todo su núcleo.

Se ha logrado detectar que son mujeres de 15 años las que presentan principalmente esta problemática, pues según lo reconoce la subdirectora, los hombres canalizan la ansiedad de manera diferente a través del enojo y se introducen al tema de adicciones.

Finalmente, la funcionaria destacó que día con día se refuerza la atención psicológica por parte de esta dependencia, buscando así eliminar los casos de ansiedad y depresión en los adolescentes y jóvenes.

Un alto nivel de estudios aumenta la probabilidad de empleo y de mejores salarios. Pero esa relación no se aplica así para las mujeres, pues aunque alcancen niveles significativos de formación no experimentan los mismos beneficios en términos de empleabilidad y remuneración.

Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en promedio, las personas con licenciatura tienen una tasa de empleo del 85% y de 59% quienes dejaron sus estudios en la preparatoria.

Los anteriores porcentajes son sin diferenciar género y otras identidades, como la etnia. Pero al separar los datos para las mujeres, la OCDE indica que el 53% de las mujeres con educación universitaria tiene un trabajo remunerado y disminuye a 47% entre las que concluyen la preparatoria.

“Los niveles más altos de educación generalmente se traducen en mejores oportunidades de empleo y mayores ingresos”, lo cual es un “incentivo importante para que las personas busquen educación y capacitación”, apunta el organismo en el Panorama de la Educación.

“Las economías modernas dependen de una oferta de trabajadores altamente calificados y estos trabajadores, a su vez, obtienen beneficios en el mercado laboral”, agrega la organización.

Sin embargo, también reconoce que en la gran mayoría de los países de la OCDE las tasas de empleo entre las mujeres de 25 a 34 años son más bajas que las de los hombres de ese mismo grupo de edad, “independientemente del nivel educativo alcanzado”.

En el caso de México, este país es el cuarto con menor participación económica de las mujeres en América Latina, de acuerdo con el Instituto Mexicano de Competitividad (Imco).

Brecha salarial

El principio de ‘a mayor nivel educativo mejor salario’ tampoco se aplica de la misma manera para mujeres y hombres, como lo señala la OCDE.

En comparación con las personas cuyo máximo grado de estudios es el bachillerato, quienes pudieron estudiar o prefirieron cursar una carrera profesional de corta duración (educación terciaria) ganan en promedio 13% más. Y quienes obtuvieron una licenciatura de más larga formación ganan 29% más.

Sin embargo, las mujeres trabajadoras con preparatoria “ganan el 80% de los ingresos de sus pares masculinos”. Mientras que las mujeres con licenciatura, en promedio, ganan el 84% de lo que se les paga a los hombres, de acuerdo con datos de la OCDE.

Para la ONU-Mujeres, las causas de la brecha salarial de género son:

• El trabajo de cuidados no remunerado
• Empleo a tiempo parcial
• Peores empleos
• Trabajos socialmente menos valorados
• Autominusvaloración
• Ignorancia de los empleadores

Debido a las desproporcionadas cargas de trabajo de cuidados no remunerado, muchas mujeres, principalmente quienes son madres, reducen su jornada laboral o aceptan empleos de medio tiempo para cuidar de su familia, explica el organismo en el reporte Conoce más sobre brecha salarial: causas, cifras y por qué hay que combatirla.

“Los trabajos a tiempo parcial están peor remunerados que los trabajos a tiempo completo”, por lo cual hay más mujeres que hombres recibiendo menos ingresos.

La desigualdad social y familiar en el reparto del trabajo de cuidados es replicada e incluso reforzada por gobiernos y empresas que “no ofrecen ayudas y posibilidades de conciliar” ambos trabajos, sostiene ONU-Mujeres.

Además, hay muchas más mujeres que definitivamente no participan en el mercado laboral porque están dedicadas exclusivamente a las tareas del hogar. Son más de 17.2 millones, en contraste con 992,000 hombres. “Es decir, hay 17 veces más mujeres que hombres en esta situación”, de acuerdo con el Imco.

¿Si lo hace un hombre vale más?

“A medida que ha aumentado la demanda de habilidades, los mercados laborales han absorbido el creciente número de trabajadores altamente calificados y continúan brindándoles mejores perspectivas de empleo”, asegura la OCDE en el Panorama de Educación.

Sin embargo, muchos trabajos remunerados siguen estando “fuertemente feminizados”, como lo describe ONU-Mujeres. Y por esa razón tienen menos reconocimiento social y de derechos laborales, menos oportunidades de crecimiento y menores salarios.

Y cuando una ocupación experimenta una “progresiva masculinización”, como el de cocinero o peluquero, aumenta “su valor social y, en consecuencia, sus salarios”.

Por lo tanto, simplemente cerrar la brecha de género en la mayoría de las disciplinas académicas no es suficiente. En las carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés) sigue habiendo más hombres que mujeres.

Los empleadores deben romper con la reproducción de “esta minusvaloración en el ámbito salarial” y los sindicatos “deben trabajar por el justo reconocimiento salarial de todos los empleos”, apunta ONU-Mujeres.

Dicha agencia sostiene que, debido a un gran desconocimiento de los empleadores públicos y privados, quienes “no analizan en detalle las remuneraciones que dan a sus trabajadoras y trabajadores”, las brechas de salario siguen manteniéndose.

“El desconocimiento hace que no se adopten medidas, por lo que las diferencias se perpetúan. Cuanto mayor es la edad y el nivel de responsabilidad, mayores son las diferencias salariales entre mujeres y hombres”.

Son más los hombres que piensan que existe igualdad de género en México que las mujeres. Además, solo una de cada tres personas encuestadas —de un universo de 2.500 usuarios de Bumble en México— piensa que mejorar los derechos de ellas hace que el mundo sea un lugar mejor. Es decir, en un país en el que todos los días la defensa por la equidad se vuelve un escenario feroz en el cotidiano de las mujeres, sigue faltando mucho para que la otra mitad de la población, la masculina, esté convencida de que el camino no ha hecho más que comenzar y que los grandes cambios tardarán mucho por suceder.

Una de las máximas de la creadora de Bumble, la estadounidense Whitney Wolfe, es su convencimiento de que “cuando las relaciones son mejores para las mujeres, son mejores para todos”. Esa misma idea la han querido trasladar a las encuestas que la empresa ha llevado a cabo en los últimos tres años en países como México o Brasil. Marcela Millán, gerente senior de comunicaciones para América Latina, asegura que uno de los propósitos de realizar estos sondeos en México, es continuar analizando y escuchando lo que las mujeres viven y experimentan en sus vidas personales: “Esta aplicación se erigió con los principios de amabilidad, respeto y equidad. Creemos que si el mundo es mejor para las mujeres, va a ser mejor para todos”, reitera.

La brecha de realidad

En la encuesta hecha por la app a 2.500 hombres y mujeres mayores de 18 años en México, se revela una percepción de la realidad muy distinta entre un género y otro sobre temas como la equidad de género, la brecha salarial, el matrimonio o la maternidad. Tres de cada 10 encuestados —el 33%— considera que existe actualmente equidad de género en México, pero al momento de desglosar la información se aprecia que 37% de los hombres tienen esa percepción frente al 29% de las mujeres que lo creen así.

Además, aunque la gran mayoría de los consultados —un 59%— concuerda con que la definición de equidad de género es la de “hombres y mujeres son iguales, y deben tener las mismas oportunidades en todo”, solo uno de cada tres, estuvieron de acuerdo en que mejorar los derechos de las mujeres también hace que el mundo sea un mejor lugar para todos. Al respecto, Millán reflexiona: “Seguimos viendo esta brecha de realidad en la percepción que tenemos de nuestras luchas y nuestros retos como mujeres. Ese rol de las mujeres todavía se ve muy limitado a cuidadoras y eso termina afectando el crecimiento profesional y cuál es la equidad en nuestras relaciones y qué tanto usamos nuestra voz y tomamos distintos espacios. Eso es algo que se repite en mayor medida en todos los países”.

En el tema de igualdad financiera, el 28% de las mujeres encuestadas considera que existe igualdad en cuanto a independencia y control de las finanzas, contra un 40% de los hombres que tiene una percepción mayor de esa realidad. A la hora de trasladar las finanzas al campo de una relación de pareja, el impacto de la libertad financiera —o la falta de ella— importa demasiado en los vínculos amorosos: el 36% de las mujeres cree que la falta de este significativo aspecto “es una de las razones más importantes” por las que se quedan en relaciones en donde son infelices. Un 24% de hombres piensan igual.

Sobre este aspecto, Millán advierte: “Las mujeres no dejaban relaciones infelices porque no son económicamente independientes, pero después veíamos que son ellas las que se sienten más culpables de salir a trabajar. ¿Por qué se sienten más culpables de salir a trabajar? Quisimos saberlo. Porque todavía pensamos que las mujeres son las encargadas del hogar, de recoger a los hijos, de llevar a todos estos aspectos de cuidadoras”, explica.

Las mujeres ante la maternidad y su felicidad

La maternidad y el matrimonio son dos de los momentos vitales en la vida de una mujer en la que más se proyecta la diferencia entre lo que quieren, lo que esperan y lo que sus parejas, varones, visualizan. Millán lo explica: “La mayoría de las mujeres —la mitad de las encuestadas, un 50%— sí piensan que podemos ser felices si no tenemos hijos y solo el 30% de los hombres lo cree de esa forma. Es decir, un 70% de los hombres no conciben que una mujer esté realizada sin la maternidad. Es súper fuerte cómo está la figura de la mujer contextualizada en estos años todavía”.

Otros de los datos reveladores es que el 25% de los hombres señalaron que los hijos son parte integral de un matrimonio o relación feliz; frente al 12% de mujeres que coinciden con eso. También la culpa continúa siendo una constante: más de la mitad de las mujeres —un 52%— piensa que aquellas que trabajan fuera de casa no deben sentirse culpables de estar lejos de sus hijos, pero únicamente el 36% hombres coincide.

Las preguntas de esta investigación están basadas y trabajadas siempre desde la perspectiva femenina, Millán ha aclarado que lo que interesa a Bumble es conocer lo que ellas piensan y experimentan en sus vidas personales y cómo eso se refleja y se proyecta en todos los demás aspectos. La empresa desea continuar aportando a la conversación hasta que, apunta, ya no sea necesario.

Antes de crear Bumble, Wolfe fue cofundadora de otra de las aplicaciones de citas más populares del mundo: Tinder. Fue su vicepresidenta de marketing durante dos años. Sin embargo, la situación no terminó bien. En junio de 2014 Wolfe demandó a Tinder por acoso sexual. Alegó que su exjefe y expareja, Justin Mateen, la llamó “puta” y “cazafortunas” y la bombardeó con mensajes de texto amenazantes y despectivos, que adjuntó a su denuncia, según Forbes. La empresa negó haber actuado mal, pero Mateen fue suspendido y más tarde renunció. La demanda se saldó con el pago de una indemnización de un millón de dólares.

Wolfe y las mujeres al frente de Bumble, como Millán, desean contribuir a que estas brechas de realidad sean cada vez menores y aseguran que las encuestas pueden ser un material didáctico de mucha utilidad. “Estos informes comparten conocimientos y valores sobre cómo las mujeres experimentan desigualdades en su vida diaria y sobre cómo los hombres ignoran este problema”, concluye Millán.

Durante el primer bimestre del año se alcanzó un nivel máximo en el total de llamadas recibidas en el 911 relacionadas con violencia contra las mujeres en México.

Entre enero y febrero del 2024 se recibieron 48,893 llamadas de auxilio, lo que representó un crecimiento de 0.2% en comparación interanual, de acuerdo con cifras del SESNSP (Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública).

Las cifras también mostraron un incremento en las carpetas de lesiones culposas contra mujeres y niñas, así como en carpetas de extorsión.

La violencia contra las mujeres y niñas en México ha sido una de las problemáticas más persistentes; adicionalmente los delitos de género también muestran niveles altísimos de impunidad.

Las mujeres tienen más probabilidades de padecer enfermedades autoinmunes que los hombres. Lo que implica que el sistema inmunitario ataca por error sus propias células en lugar de protegerlas contra enfermedades e infecciones. Esto resulta en más de 80 tipos diferentes de enfermedades, como lupus, esclerosis múltiple y artritis reumatoide.

Un estudio realizado en la Universidad de Stanford indica que una molécula llamada Xist, encargada de desactivar una copia del cromosoma X en cada célula del cuerpo femenino, podría desencadenar una respuesta inmunitaria errónea. Por otro lado, una investigación llevada a cabo en Francia, aunque aún no revisada por pares, muestra que la reactivación de ciertos genes del cromosoma X inactivado podría causar síntomas similares al lupus en ratones.

El problema de la doble X

Cada célula del cuerpo de una mujer tiene dos cromosomas X, uno de la madre y otro del padre. Para equilibrar la actividad genética entre hombres y mujeres, uno de los cromosomas en las mujeres se apaga al azar. Sin embargo, este proceso no siempre es perfecto, lo que lleva a que algunos genes permanezcan activos cuando no deberían.

La investigación muestra que Xist juega un papel crucial en este proceso. Debería ayudar a apagar uno de los cromosomas X en las células femeninas, pero cuando esto no sucede correctamente, puede desencadenar una respuesta inmunitaria que contribuye a las afecciones autoinmunes.

Anteriormente se pensaba que las hormonas sexuales femeninas eran el principal impulsor de esta diferencia en la prevalencia de enfermedades autoinmunes entre hombres y mujeres. Sin embargo, ahora se reconoce qué factores genéticos, como el número de cromosomas y el proceso de inactivación de estos mismos, también desempeñan un papel importante.

Aunque se necesita más investigación para comprender completamente estos mecanismos, estos hallazgos pueden tener implicaciones importantes en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades. Así como en la predicción del riesgo de desarrollar un padecimiento autoinmune.

Este texto fue escrito por Ana Paola Martínez, periodista mexicana entusiasta hacia temas de índole social. Colabora como redactora en National Geographic en Español.

Empresas y organizaciones que incorporan la perspectiva de género en sus programas, planes y estrategias, podrán aplicar para obtener un reconocimiento de igualdad.

Se trata del galardón Distintivo de Igualdad entre Hombres y Mujeres de la Ciudad de México 2024, con el que se reconoce a compañías, dependencias y organizaciones civiles que contribuyen a mejorar la calidad de vida sobre todo de mujeres y niñas en la capital del país.

El proyecto es impulsado por la Secretaría de Mujeres (Semujeres), y obedece a la urgencia de construir la igualdad en el país.

El año pasado, México retrocedió en igualdad entre hombres y mujeres, al presentar una brecha de género de 76.5% en el índice del Foro Económico Mundial, y quedar en la posición 33 de 146 naciones evaluadas.

De acuerdo con la convocatoria que ya está abierta, el reconocimiento puede ser obtenido por organizaciones e instituciones públicas, privadas, sociales, académicas, culturales, ambientales y de investigación, así como por empresas, que implementen planes, programas y estrategias en sus ámbitos de actuación con avances y resultados en igualdad sustantiva.

Para la asignación del distintivo, dicen las bases, se tomará en cuenta que las organizaciones participantes realicen procesos de selección equitativa del personal, ofrezcan igualdad salarial y paridad en los puestos de trabajo.

Asimismo, que acrediten la incorporación de la perspectiva de género en la normatividad, planeación y seguimiento de estrategias y acciones. También, acciones para la corresponsabilidad de mujeres y hombres en materia de cuidados; y la implementación de acciones de sensibilización y formación en igualdad sustantiva, derechos humanos y no discriminación de las mujeres.

Los grupos interesados en obtener el distintivo deberán enviar un oficio a la Semujeres, solicitando su participación, y posteriormente deberán entregar evidencias para análisis de un jurado.

Finalmente, será el 15 de noviembre cuando se den a conocer a las organizaciones que obtuvieron el distintivo. Consulta aquí más detalles de la convocatoria.