Asociaciones de observación electoral señalaron que el INE cuenta con la confianza y respaldo de los ciudadanos.
Opacidad de los partidos para validar la eficacia legislativa de los diputados que buscaban la reelección, falta de información sobre los candidatos, prevalencia de expresiones sexistas y violentas durante la contienda, así como respaldo y confianza al Instituto Nacional Electoral (INE) son parte de las conclusiones preliminares a las que llegaron asociaciones de observación electoral sobre el proceso electoral 2020-2021.
Por ejemplo, la organización Iniciativa Ciudadana y Desarrollo Social, INCIDE Social, A.C. identificó la opacidad de los partidos para generar criterios claros que permitirán validar la eficiencia legislativa de quienes buscaban ser reelectos.
Gente Diversa, de Baja California, A.C. alertó evidenció la ausencia de las mujeres en las plataformas electorales de los partidos políticos, así como la prevalencia de expresiones sexistas y violentas durante las contiendas que son atendidas en procedimientos largos y complejos, lo que permite que se deje sin acceso a la justicia a las víctimas.
Transparencia Mexicana, A.C. concluyó que dos de cada tres votantes no llegaron a las elecciones del 6 de junio con la suficiente información sobre los candidatos que buscaban su respaldo.
La asociación afirmó que, a pesar del esfuerzo que realizó el INE para difundir la información de candidatos, a nivel local los vacíos son evidentes lo que demuestra la injusticia que hay para pedir a la ciudadanía que ejerzan un voto informado.
Mientras, Desarrollo, Educación y Cultura Autogestionarios, Equipo Pueblo A.C. realizó un monitoreo de violencia política en razón de género, lo que le permitió documentar 26 casos en seis entidades que vigilaron, en las cuales identificaron prácticas “más sofisticadas para bloquear y discriminar a las mujeres”.
La asociación señaló que si bien los partidos cuentan con los recursos y el mandato de impulsar a las mujeres, se mantiene la negativa de invertir en su empoderamiento, así como en generar acciones encaminadas a eliminar las barreras institucionales que prevalecen.
Además de ello, la Alianza Cívica Nuevo León A.C. encontró que hay respaldo y confianza al INE por considerar que cuenta con una estructura sólida y no existe preocupación de fraude.
La organización también estudió la percepción respecto a la injerencia del crimen organizado en las campañas electorales, lo que mostró un aumento en relación con la pasada elección al pasar de 28 a 42%.
El libro ‘El tratamiento de la violencia contra las mujeres en los programas electorales’, de Lidia Fernández, analiza las distintas propuestas de las formaciones políticas para concluir que algo no está funcionando.
Si la violencia contra las mujeres es una realidad insoportable e intolerable en nuestro día a día, mayo y junio están siendo absolutamente demoledores. A la semana negra de mayo sumamos el asesinato de dos niñas de Tenerife a manos de un progenitor con custodia legalmente reconocida y el descuartizamiento de una joven. Cuesta asumir tanta crueldad y tanta desidia frente a la misma.
Aunque nuestro país se encuentra entre el centenar de naciones con una legislación especializada orientada a luchar contra algunas formas de violencia y, en concreto contra la ejercida por parejas o exparejas, todos los años siguen siendo asesinadas más de sesenta mujeres a manos de éstas. Desde que disponemos de datos de la mascare machista (2003), el cómputo es absolutamente desolador: 1.097 mujeres asesinadas y 41 niñas y niños víctimas de violencia vicaria.
De fechas anteriores, poco se sabe. Inexplicablemente, no debió considerarse una información relevante. No obstante, incluso con las deficiencias en el cómputo de víctimas y victimarios, la magnitud de las cifras de asesinatos y denuncias convierten la violencia contra las mujeres en la mayor vulneración de derechos humanos a escala planetaria. Su erradicación representa una carrera de fondo que afecta a múltiples ámbitos de las políticas públicas donde el diseño certero de las mismas y el compromiso político se tornan cruciales.
Un texto especialmente revelador en la medida que disecciona las propuestas concretas de las diferentes formaciones políticas de ámbito estatal en la materia. Un análisis crucial si pretendemos desvelar el interés y la preocupación real que para cada una tiene el derecho a la vida o a la dignidad y la integridad física o moral de las mujeres y niñas. Aunque nuestro país se encuentra entre el centenar de naciones con una legislación especializada orientada a luchar contra algunas formas de violencia y, en concreto contra la ejercida por parejas o exparejas, todos los años siguen siendo asesinadas más de sesenta mujeres a manos de estas. Está claro que algo no está funcionando. Lidia Fernández Montes, en el subtítulo de la obra [la política del simulacro] ya avanza parte del problema.
La obra incorpora un análisis de aspectos cruciales tales como dónde se incardinan las políticas en la materia, si se contempla dotación económica alguna, las normas concretas previstas o si existe una efectiva incorporación de la perspectiva de género. Su dilatada formación en teoría feminista queda reflejada en toda la estructura del libro. No en vano, el libro se inicia con una contundente declaración: “Conceptualizar es politizar”. Donde, retomando y reconociendo la genealogía feminista, recupera la conocida formulación de Celia Amorós para evidenciar cómo la terminología utilizada para definir la violencia ofrece un rápido y sintético diagnóstico, no solo de la importancia que le otorga cada formación, sino de su posible tratamiento y consideración en la hipotética labor gubernamental de dichas candidaturas electorales
Fernández Montes visibiliza con maestría no solo la presencia de propuestas programáticas concretas, muchas de ellas capilares o erráticas, sino unas ausencias que dicen mucho. Asume el reto de evaluar si los compromisos acordados en la Ley Integral contra la Violencia de Género, aprobada hace tres lustros, se recogen al menos en las propuestas programáticas en el ámbito de la educación, la atención sanitaria, los servicios sociales o el empleo.
Pero el exhaustivo análisis del estado de la cuestión no solo examina en qué medida, cómo y dónde están presentes las medidas contra la violencia de género, sino algunas propuestas programáticas contrarias a una vida libre de violencias. Como es el caso de los vientres de alquiler, la denominada gestación subrogada, la custodia compartida Impuesta, la prostitución o el controvertido tratamiento de la diversidad.
El texto no representa solo un riguroso y novedoso análisis sobre las propuestas programáticas, sino que amplía los resultados de este diagnóstico con un valioso trabajo de campo donde recoge la opinión de un seleccionado grupo de expertas y fuentes secundarias, ofreciendo una pormenorizada y exhaustiva recopilación de los datos existentes. Lidia Fernández Montes, analista política y experta en teoría política feminista, adopta la sabia decisión de mostrar de forma accesible lo que denomina “las cifras de la vergüenza”. Datos que desmontan, sin duda alguna, cualquier pretensión por negar una escalofriante realidad: el asesinato sistemático de mujeres en sociedades pretendidamente democráticas y la naturalidad o inevitabilidad con la parece que se acepta tal hecho. La foto que ofrecen los datos es crucial, porque, incluso con las deficiencias que pueden tener y el constatado hábito de contabilizar a la baja, éstos son una vacuna frente a la ceguera y negacionismo patriarcal.
Afortunadamente inauguramos una etapa en nuestra historia en la que, por fin, el alarde público despreciando la vida de las mujeres o culpabilizando a las víctimas tiene un coste político que no se queda sin respuesta. Es por ello que, ahora, algunas posiciones optan por enarbolar un discurso de la “simetría” o el “negacionismo”. A saber, que la violencia no tiene género o que, simplemente, no existe y es un artificio o un ardid de las feministas para arrinconar a los varones.
Al margen de la calificación que podría tener esta última consideración, conviene tranquilizar a los, ahora, cruzados de la igualdad y aclarar que no es contra los varones en general sino contra los maltratadores en particular. Al igual que las políticas antirracistas no persiguen a la población caucásica, sino a quienes oprimen, agreden y discriminan enarbolando supremacismo racial. Discursos políticos, inscritos en una paradójica defensa de la igualdad y la libertad, que son identificados en la monografía en un apartado específico: “los relatos misóginos”.
La teoría política feminista se ha caracterizado, históricamente, por la extraordinaria capacidad para unir tesis y práctica. Habida cuenta de la trayectoria activista de la autora, no podría ser de otra forma en un texto que permite que el diagnóstico previo se enriquezca con un abanico de medidas prácticas concretas contrastadas y con la evaluación de las implicaciones y consecuencias materiales de las diferentes propuestas políticas.
En su análisis incorpora, a su vez, aspectos tales como la incidencia de la violencia de género entre la población más joven, el impacto de las redes, la denominada violencia vicaria ejercida contra las hijas o e hijos o los escenarios concretos donde confluyen contextos de discriminación y opresión múltiple. En suma, una obra que representa un novedosa aportación teórico-práctica que, sin duda, será referencia de obligada consulta y que pone frente al espejo a las diferentes formaciones políticas, ofreciendo un análisis de indudable valor sobre las intenciones reales de cada cual.
Laura Nuño Gómez es profesora de Derecho Público y Ciencia Política en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid
Desde mujeres soldados a mujeres en la mar, pasando por científicas o artistas. Son muchas las mujeres que a lo largo de su historia han tenido que ponerse ropas de hombre o incluso cambiar su identidad para ser leídas como tales. ¿Los motivos? Tan variados como ellas: desde sobrevivir, a poder trabajar, estudiar, tener independencia económica hasta cumplir sus sueños de viajar o, simplemente, ser valoradas. En este repaso histórico se adentra la periodista y divulgadora Laura Manzanera en Insumisas, un libro con prólogo de Cristina Fallarás que va de mucho más que de ropajes, ya que detrás de cada historia hay un relato de violencia patriarcal. «Motivos hay muchos. Desde las que huían del convento o de la prostitución, a las que huían de un marido maltratador, las que querían salir de la miseria o directamente salvar su vida», relata la autora.
Manzanera también hace hueco en este repaso, entre personas conocidas como Juana de Arco vestida de soldado para combatir ante la llamada de Dios o Concepción Arenal para ir a la universidad. «Algunas fueron descubiertas, otras cambiaron su identidad solo por un tiempo y otras se llevaron el secreto a la tumba», explica, e indica que en algunos casos se supo su verdadero género post mortem y de otras muchas pasado a posteridad como hombres.
Todas ellas compartían un mismo motivo: la ropa de hombres les permitía hacer o entrar en círculos que el rol femenino no permitía. «Somos por lo que se nos reconoce como seres sociales, por lo que al ser leído como hombres, aunque fuera solo por la ropa, te ubican en el lado de los derechos«, explica la doctora en sociología Beatriz Ranea y autora de Desarmar la masculinidad. «Ese veto -continúa- a las mujeres en los espacios de poder y en muchos otros más, como educativos o intelectuales, las llevaba a una búsqueda para ser leídas como la norma». Y muchas lo lograron.
Es el caso de Catalina de Erauso, conocida como «la monja alférez». Ella burló las miradas masculinas durante años y eso que, como comenta Manzanera, el campo de batalla era uno de los lugares más difíciles para hacerse pasar por hombre al ser heridas. No se sabe si por miedo a Dios o a la pena capital -a la que se enfrentaban las mujeres por hacerse pasar por hombres- acabó confesando. «No eran juzgadas por vestir como ellos, si no por quitarles parte de su parcela, de su poder, se sentían agredidos», explica la autora de Insumisas, que pone el foco en especial en todas esas mujeres que vivieron su doble identidad en la más absoluta de las soledades.
¿Cuándo la ropa significó género?
«La ropa es un elemento cultural y va cambiando», explica Ranea, que indica que el cuerpo empezó a servir como gran diferencial entre hombres y mujeres, aunque no siempre hubiera sido así. «Cuando llegó la modernidad, toda la construcción de género empezó a basarse con el cuerpo. Con la ropa presentamos el cuerpos y muchos elementos están vinculados al género, a la clase social y otros ejes», explica. La también socióloga Patricia Soley-Beltrán señala que «vestirse de hombre potencialmente desexualiza y te empodera, te da más libertad de movimiento y te da otra imagen hacia afuera». Ella pone de ejemplo cómo la ropa de trabajo surge de los patrones masculinos, con el traje chaqueta de oficina. «Es una prenda que no solo imita al de los hombres, si no que esconde el cuerpo de la mujer, destacando los hombros», explica Beltrán, que insiste en que incluso en algunos entornos sigue habiendo ropa específicamente de hombre y otra de mujeres. «Recordemos que en el mundo judicial o de la abogacía en Reino Unido las mujeres deben llevar falda», comenta la socióloga y exmodelo autora de Divinas.
Cristina de Suecia, al nacer con rasgos considerados masculinos, tuvo más probabilidades de subir al trono
Este uso, los pantalones como ropa de trabajo, se sigue exigiendo por muchas mujeres en el mundo -como las azafatas- pero en su momento fue una buena razón para dejar que las féminas lo usaran. Es el caso de Francia, donde por motivos de salud daban un permiso de travestismo. Como el que logró Rosa Bonheur. «Esta pintora aludió que tenía que ir mucho a granjas y mataderos y que necesitaba pantalones. A ella se lo dieron, era lesbiana, con ademanes masculinos y logró algo único que era vestirse como quisiera», explica Manzanera. Ella misma exclama que hay tanto motivos para travestirse que incluso llegan a nuestros días. Como el caso de la DJ Tatiana Álvarez, que mantuvo una identidad masculina para que su trabajo fuera valorado por algo más que su estética.
Lo mismo ocurre con las jugadoras de videojuegos online -que pueden elegir un nombre o un personaje no identificado con la feminidad para evitar ataques machistas- o las mujeres en situación de calle, que se protegen de la violencia sexual no siendo visiblemente mujeres. «No se salva nadie, desde las mujeres sin hogar hasta las reinas», concluye la autora de Insumisas en referencia también a Cristina de Suecia, quien al nacer con rasgos considerados masculinos tuvo más probabilidades de subir al trono.
Pantalones y tacones, de la acción a la pasividad
«Si nos fijamos en los disfraces de las niñas y niños, los más demandados suelen ser el de superhéroe para ellos y princesas para ellas»
Las cowgirls aunque poco conocidas, pueden ser una forma más cercana de visualizar lo que era la relación entre ropa y rol de género. Ellas, cambiaron sus faldas con relleno por pantalones para cabalgar porque con corsé, enaguas y guantes de seda no era posible. «La norma de la vestimenta es una norma de control y lo ha sido desde prácticamente siempre», reflexiona Manzanera. Un extremo en el que coincide la socióloga feminista Beatriz Ranea. «La ropa masculina también se ha considerado un privilegio, por cómoda, como los pantalones, los bolsillos grandes, los zapatos planos. Si nos fijamos en los disfraces de las niñas y niños, los más demandados suelen ser el de superhéroe para ellos y princesas para ellas. La acción y la inacción en un disfraz». Ranea explica que el día que las mujeres empezaron a llevar un pantalón, fue una «revolución», ya que ganaban libertad de movimientos, comodidad, andar más deprisa, no tener miedo a enseñar nada que no se quiera y tejidos menos frágiles. Que se lo pregunten a Hester Stanhope, conocida como la Reina blanca de Palmira, que gracias al vestir de los exploradores primero y al de los beduinos después, pudo conocer tierras y ciudades que ninguna otra mujeres europea había podido antes.
¿Y los tacones? «Si me preguntan si el tacón es una prensa sexualizada, diría que no. Mi hipótesis y la de muchos investigadores es que es un objeto que ahora marca el género», explica Soley-Beltrán y se puede echar la vista atrás cuando los hombres en la corte francesa los llevaban como signo de refinamiento. «Hoy día, puedo subirme a unos tacones y estar dispuesta a aceptar el mandato de género, pero sabiendo qué significa», explica, indicando que incluso para muchas mujeres es signo de poder, entre otras cosas, al verse más altas.
¿La minifalda nos liberó o nos condicionó? «Desde la mirada de las mujeres la minifalda pudo ser emancipadora, pero desde los hombres fue hipersexualizarnos», resume Ranea. «Para Patricia Soley-Beltrán depende de la codificación que hagamos de ella. Por un lado, las mujeres profesionales deben llevar un largo que les genere seriedad y credibilidad y, por otro, si es muy corta se mandan señales. «Lo importante es que no manden un mensaje del que no son conscientes«, explica la exmodelo sobre las mujeres más jóvenes. «A los hombres se les educa como si las mujeres les pertenecieran y como si las pudieran poseer. Cuando una mujer vestida con algo que se codifica como sexualizado se generan unas reacciones. Está claro que los hombres deben ser educados en el consentimiento, no es no, pero no se les puede decir a esas niñas que su vestimenta va a tener reacciones totalmente neutras», reflexiona.
Cuando los hombres se visten de mujer
La sentencia de un tribunal dejaba claro que, como la Biblia indica, no deben cambiarse los ropajes hombres y mujeres: «El travestismo masculino se considera mucho más reprobable que el femenino: el hombre se degradaba, mientras que la mujer aspiraba a ser mejor». Entonces, ¿qué pasa con los hombres que quieren usar vestimenta considerada de mujeres? Hace unos pocos días saltó la noticia de una campaña de profesores en un colegio de Valladolid que empezaron a ponerse falda para dar sus clases en reacción a un ataque machista que se produjo en un colegio de Euskadi. Allí, se mandó a casa a un alumno al considerar que no era apropiado que el chico vistiera falda. «Creo que las mujeres en ese sentido tienen más libertad ahora con la ropa que los hombres», opina Soly-Beltrán, que recuerda que ya Judith Butler hablaba de la performatividad y de las drag queen para hablar de la construcción del género.
«Es así, la experiencia de las mujeres trans ha sido que son llamadas «traidores al género» y que las mujeres se masculinizan muchas veces para acercarse a los derechos negados o para no ser objeto de violencia sexual», explica Ranea. Manzanera recuerda que Hipatia ejercía sus dotes intelectuales con la toga que llevaban los maestros y que un buen resumen de este tema podría ser «si no puedes con tu enemigo, vístete de él». «La ropa es un juego, algo que se pone y se quita, deberíamos ver los códigos de la vestimenta como algo mucho más flexible», finaliza la socióloga Soly-Beltrán pensando en los carnavales. «Lo que pasa es que en el mundo real se toman muy en serio estos roles y entonces es cuando una niña no puede jugar al fútbol o un niño no puede pintarse las uñas».
La vocación por la ciencia, aunada a una perseverancia innegable, fue lo que impulsó a que Katalin Karikó descubriera una de las vacunas contra el Covid.
Hasta hace poco, el nombre de Katalin Karikó no decía mucho. Pero si hoy lo tecleamos en un buscador de internet, en segundos aparecerán cientos de miles de resultados, montones de entrevistas y artículos que se han publicado y toman como base sus investigaciones sobre la capacidad que tiene el ácido ribonucleico mensajero —o ARNM— de inducir a las células a producir las proteínas necesarias para que el cuerpo reaccione contra agentes infecciosos. En otras palabras: que sean ellas las que fabriquen sus propias medicinas contra virus y enfermedades.
La explosiva y reciente fama de Karikó se relaciona con la efectividad inmunológica de las vacunas contra la Covid-19 de los laboratorios Pfizer-BioNTech y Moderna que se basan en la tecnología que esta bioquímica, de 66 años y de origen húngaro, desarrolló —junto con el inmunólogo estadounidense Drew Weissman— en los laboratorios de la Universidad de Pensilvania. Por ello, sus nombres suenan fuerte para los próximos premios Nobel y a ella se le conoce ya como “la madre de la vacuna”. Cuando, el pasado 18 de diciembre, Karikó y Weissman fueron inoculados con la vacuna, esto se convirtió en un evento mediático. Los flashes de las cámaras dispararon sobre ellos y el anonimato quedó atrás.
Katy —como la llaman sus colegas— nació en 1955 y creció en la pequeña ciudad de Kisújszállás, en Hungría. Al ser hija de un carnicero, veía cotidianamente a su padre destazar a los animales que más tarde vendería en su negocio. De esa observación de la sangre y las vísceras, sin miedo ni asco, nació su curiosidad por conocer el funcionamiento interno de los seres vivos y fue así como decidió ser científica. Estudió Biología en la Universidad de Szeged y obtuvo una beca posdoctoral en el área de bioquímica en el Centro de Investigación Biológica de la misma universidad. Ahí descubrió una pasión que se convirtió en obsesión: la síntesis del ARNM para desencadenar la producción de proteínas específicas que, desde una perspectiva biológica, se relacionan con el crecimiento y la reparación de los organismos a nivel celular. Sin embargo, cuando el programa de investigación para el que trabajaba se quedó sin fondos en 1985, en medio de un sistema científico en crisis, la doctora Karikó, su marido Béla Francia y su pequeña hija Zsuzsanna se mudaron a Pensilvania, Estados Unidos, donde ella había obtenido una modesta posición como
asistente posdoctoral en la Universidad de Temple, en Filadelfia. Como el gobierno de Hungría, entonces comunista, sólo permitía sacar cien dólares del país, ocultaron unos 1 200 dólares de esa época en el oso de peluche de la niña, luego de vender el auto familiar en el mercado negro para sumar a sus ahorros. Con esa pequeña cantidad cruzaron la otrora famosa Cortina de Hierro para empezar una nueva vida en Estados Unidos.
Fue un viaje sin retorno en el que, durante más de 30 años, Karikó nunca encontró un puesto de trabajo permanente. Sin embargo, se aferró a las pocas fisuras que encontró en la academia: migrar de laboratorio en laboratorio y depender de uno y otro científico de mayor rango que la arropara bajo su ala. Tener un pequeño lugar dentro de un laboratorio era lo único que le importaba para continuar con sus investigaciones, entonces pioneras, en el campo del ARNM, que finalmente logró modificar añadiendo moléculas conocidas como nucleósidos. Además de trabajar a la sombra de otros, su obstinación la llevó incluso a poner en peligro la renovación de su visa, debido a que no encontraba recursos —ni públicos ni privados— para financiar sus experimentos. Sus poco ortodoxas ideas la llevaron a un periplo por laboratorios en los que, en repetidas ocasiones, se veía obligada a buscar otra “zona de obras” en la que pudiera sobrevivir con muchas precauciones. A pesar de las destituciones a puestos inferiores, con salarios menores y sin plaza fija, Karikó mantuvo la convicción de que los experimentos siempre enseñan algo, aunque no sea lo que esperas. Su genialidad, según cuentan sus colegas, radica en su deseo de aceptar y aprender del fracaso.
Una conversación frente a una máquina fotocopiadora se convirtió en la piedra de toque. Gina Kolata, periodista científica, lo relató en el New York Times: Drew Weissman se acababa de incorporar a la plantilla de la Universidad de Pensilvania y Karikó recuerda haberle dicho: “Soy una científica especializada en el ARNM y puedo crear la proteína que yo quiera con él”. Entonces no imaginaba que años después se enfrentarían juntos al reto de un nuevo virus que puso en peligro el destino de la humanidad. Nació entonces una colaboración científica. Para ese momento la investigación de Karikó se encontraba estancada: podía crear moléculas in vitro que instruyeran a las células a producir la proteína que ella eligiera, pero no podía lograr que el ARNM sintetizado funcionara en seres vivos sin que el sistema inmunitario lo percibiera como una invasión de patógenos. Karikó se planteó un nuevo enigma a descifrar: si cada célula humana crea de manera natural ARNM y el sistema inmune se vuelve ciego ante él, ¿por qué el ARNM que ella fabricaba en el laboratorio producía una reacción diferente?
Después de muchos intentos fallidos, realizaron un experimento que les dio la clave: notaron que si bien el ARNM causaba una sobrerreacción inmunológica, como si las células estuvieran siendo atacadas, en las moléculas de control en un primate macaco, en las que usaron otra forma de ARNM —el ARNM transferido o ARNT, que también existe en las células humanas—, no sucedía esa reacción, que podía conducir a la muerte. Explorando el resultado a fondo, descubrieron que una molécula llamada pseudouridina (en el ARNT) permitía evitar esa respuesta. Y como resultó que el ARNM humano también contenía esa molécula, el misterio se resolvió: añadir pseudouridina al ARNM creado por los científicos evitaba la reacción del sistema inmunitario del cuerpo.
Fue un hallazgo científico que marcaría la diferencia. En pocas palabras, el ARNM podría utilizarse para alterar al gusto las funciones de las células sin echar a andar un ataque del sistema de defensa del organismo. Pero cuando publicaron estos resultados en la revista científica Immunity, en agosto del 2005, llamaron poco la atención en la comunidad de expertos. Aun así, la mancuerna demostró con su experimento que podía inducirse a un animal a producir la proteína que seleccionaran y que esa misma metodología podría utilizarse para estimular al organismo humano a producir cualquier fármaco proteico como la insulina, otras hormonas o algún nuevo medicamento contra la diabetes, entre muchas otras posibilidades.
Ese mismo año Karikó y Weissman empezaron a solicitar financiamiento por todos lados, pero obtuvieron muy pocas respuestas: el pensamiento predominante consideraba que el ARNM no conduciría a una terapéutica exitosa. Gritaron por todos lados que se podrían hacer vacunas como no se habían visto antes: en lugar de inyectar un fragmento del virus atenuado o inactivo en el cuerpo, los médicos podrían inyectar un ARNM que instruyera a las células a fabricar proteínas específicas, es decir, su propia
medicina. Sin embargo, en ese momento a ninguna de las grandes farmacéuticas le interesó el hallazgo. Cinco años más tarde, en 2010, un grupo de investigadores estadounidenses fundó una empresa que compró en 2012 los derechos de las patentes de Karikó, Weissman y la Universidad de Pensilvania. Su nombre era Moderna y, por fin, ambos empezaron a ver el reconocimiento a su trabajo, aunque la casa universitaria se quedara con la mayor parte de las ganancias. Posteriormente, BioNTech —empresa alemana fundada por los científicos alemanes de origen turco Uğur Şahin y Özlem Türeci— adquirió otras patentes de ARNM modificado, registradas únicamente por Karikó y Weissman, para desarrollar sus propias vacunas contra el cáncer. En 2013 BioNTech añadió a Katalin a sus filas y hoy es su vicepresidenta senior. Para entonces, ya habían terminado sus penurias en la academia, pues por fin se había convertido en profesora de los Departamentos de Medicina y Neurocirugía de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pensilvania.
Su rutina no ha cambiado mucho desde entonces: todos los días se levanta a las cinco de la mañana para trabajar en un laboratorio en el sótano de su casa, en Filadelfia. Ha dedicado la mayor parte de su vida a lo que considera “un juego” que le divierte y le otorga placer: crear experimentos cada vez más refinados y mejor concebidos. Sus trabajos sobre ARNM sintéticos y la forma de enviarlos a las células fueron la base para el meteórico desarrollo de una nueva generación de vacunas que se empezó a diseñar a partir de que China publicara el genoma completo del SARS-CoV-2.
El mes de noviembre de 2020 será recordado como un hito. Los laboratorios Pfizer, en asociación con BioNTech, dieron a conocer los resultados de su estudio clínico: la vacuna que fabricaron con base en el ARNM modificado ofrecía inmunidad poderosa frente a la Covid-19. Para celebrarlo, Karikó se premió con una caja completa de Goobers, unos cacahuates recubiertos de chocolate, que disfrutó con avidez y sin compartirlos con nadie más.
Con 92 años, la nonna de la chef Bianca Castro-Cerio rememora sobre la responsabilidad cívica de votar.
El 3 de julio de 1955, Norma Trenti votó por primera vez, aquella jornada electoral se volvió histórica por ser la que inauguró el voto femenino en México y desde entonces Norma no ha dejado de ejercer este derecho. En estas elecciones 2021, el voto de la señora de 92 años se contabilizó en las urnas, una vez más.
¿Te imaginas cómo habrá sido votar en la primera jornada electoral mexicana que reconoció y tomó en cuenta a las mujeres para fijar el rumbo del país? Pues, Norma Trenti describe entre un ambiente de empoderamiento, ella y sus amigas acudieron a las urnas.
“Me sentí muy importante. Estaba muy emocionada porque íbamos a votar las mujeres. Ya nos habían dado el derecho de participar en nuestro país.” señala Trenti a Animal Político.
Norma reconoce la importancia de participar en las elecciones del país | Instagram @biancastroceriot
Desde 1955 y bajo cualquier circunstancia, Norma ha emitido su voto en las urnas de cada una de las elecciones que se han llevado a cabo en México y, a nivel local, en Baja California, lugar donde nació.
Hace 66 años las mujeres votaron por primera vez y Norma rememora, con lujo de detalle, el discurso que emitió María Dolores Izaguirre, esposa del presidente Adolfo Ruíz Cortines.
“Estoy segura de que las mujeres de México tenemos conciencia de la responsabilidad que hemos adquirido al asumir funciones políticas, sociales y económicas con las que nos ha investido la ley, al concedernos plenitud de derechos, igual que al hombre.” Cita la señora Norma.
Desde entonces, también ha sido testigo de la fuerza que han tomado movimientos como el del feminismo, y hasta ver cómo México logró tener el mayor número de gobernadoras mujeres en la historia del país.
Norma votó en las elecciones de 1955, las primeras con voto femenino | Instagram @biancastroceriot
Norma Trenti radica en Mexicali Baja California, su nieta es la reconocida chef y repostera Bianca Castro-Cerio, con quien comparte el gusto por la repostería y, al igual que a toda la familia, ha inculcado con el ejemplo la responsabilidad de emitir su voto.
“Con calentura, enferma o no enferma, yo siempre voté. He cumplido con mi deber cívico.”, afirma la ‘nonna’ de la chef Bianca.
En México, las mujeres fueron reconocidas como ciudadanas que pueden votar y ser votadas en 1953 y, dos años más tarde, emitieron su voto por primera vez en las elecciones de ese año, que resultaron con cuatro mujeres electas como diputadas federales.
Incluso, en la cuenta de Instagram de la chef se ha presumido el reconocimiento otorgado a Norma Trenti por ser una Ciudadana Modelo, junto a una foto con la entonces candidata Lupita Jones.
En mayo, recibió un reconocimiento por ser una Ciudadana Modelo | Instagram @biancastrocerio
“Nuestro país necesita gente trabajadora porque México es el país más rico del mundo”.
Norma recuerda que a muchos hombres no les gustó esta decisión, pero que pese a eso el derecho se reconoció y fijó un rumbo nuevo para el país y sus mujeres, así como espera que las cosas mejoren con cada nueva votación, como la de estas elecciones 2021.
Con la convicción de que “la música no tiene género”, intérpretes llegan a escenario extranjero y estrenan video con Mon Laferte.
LaBanda Femenil Regional Mujeres del Viento Florido sopla fuerte con su entrada a los escenarios internacionales. Leticia Gallardo, directora de la agrupación, comparte una de las buenas nuevas: formaron parte de la programación de la Cumbre Internacional de Música Indígena, el único evento en el mundo dedicado a la música de los pueblos originarios.
En entrevista con EL UNIVERSAL, Leticia detalla que la banda a su cargo interpretó dos piezas musicales el 11 de junio, durante la cumbre que se celebró, de manera virtual, del 8 al 12 de junio de 2021.
“La finalidad es hacer visible la música, conocerse y compartir la música de artistas indígenas que están en las comunidades; todo ha sido por plataformas virtuales, ya que las presentaciones que hemos tenido en nuestras redes sociales están trascendiendo a otros espacios”, explica la maestra.
La Cumbre Internacional de Música Indígena contó con un programa bastante nutrido en sonidos propios de las culturas indígenas, no sólo de América, también de países como Australia y Suecia.
Durante la reunión se ofrecieron conferencias, talleres, exhibiciones de cine y musicales, así como mesas de trabajo. Para estar presente en algunas de las actividades fue necesario registrarse con anticipación.
Foto: Cortesía
Para disfrutar del concierto que ofrecieron las jóvenes de Santa María Tlahuitoltepec, en la Sierra Norte de Oaxaca, fue necesario aportar una cooperación voluntaria.
“Las presentaciones en que hemos estado han sido de manera local, es una oportunidad de difusión para decir que en Oaxaca hay música tradicional y [que] se hace un buen trabajo musical, [que] merece ser escuchada, [que] los maestros han contribuido al legado que hay en las comunidades y que otros territorios lo conozcan.
“La mayoría de nosotras lo hacemos de corazón y con pasión, no nos cerramos a las invitaciones y tratamos de aprovechar estos espacios para mostrar el trabajo que hemos venido realizando”, explica Gallardo, quien inició su carrera musical desde niña, en el Centro de Capacitación Musical y Desarrollo de la Cultura Mixe (Cecam).
Con su música, la Banda Femenil Regional Mujeres del Viento Florido abre camino a otras mujeres y generaciones, considera su directora: “conozco comunidades que ya están considerando a las mujeres para ser parte de los comités de las bandas, para ser maestras, pero hay otra contraparte donde las mujeres no pueden acceder a clases de solfeo o la banda”.
Leticia Gallardo considera que las mujeres requieren cumplir con otros roles en la sociedad, no sólo el de ocuparse de la casa, en las tareas domésticas.
Foto: Cortesía
Desafortunadamente, considera la profesora, faltan más espacios de formación, que motiven y generen nuevas oportunidades para las jóvenes.
“En la región mixe, estoy segura que hay artistas escondidas, porque no tienen la oportunidad y no se les está apoyando; no sólo ocurre en la música, en otras disciplinas ocurre lo mismo, hay mucho en qué trabajar. En la música, es un avance importante [que] desde la comunidad y la familia se empiezan a abrir los espacios. Aun así falta mucho”.
Uno de los consejos que Gallardo gusta de dar a las 40 integrantes de la banda fundada en 2009 es que si les gusta algo y les apasiona, no lo dejen.
“Lo que pido a los maestros de música, si las chicas quieren tocar algún instrumento de metal (trompeta, tuba, trombón, corno), es que no digan: ‘Tú no puedes’ o que son débiles. Por muchos años nos tuvieron en flautas y clarinetes, [como] sopranos, y las chicas han demostrado que sí se puede”.
Nuevo soplo
Foto: Cortesía
Recientemente, la banda cuenta entre sus logros uno que ayudará a extender su fama internacional: una colaboración con Mon Laferte en la canción Se va la vida, una de las pistas de Seis, nuevo álbum de la cantante chilena. Un minidocumental sobre la realización de la pieza, publicado por la famosa intérprete, ya está disponible en internet.
“La música no tiene género”, explica la directora de la banda que lleva dos álbumes grabados. “Desafortunadamente, en la sociedad está marcada esa parte y se debe romper con eso desde la familia y comunidad.
“Cuando la banda femenil llega a tocar a una comunidad, las niñas ven otro panorama”, asegura Leticia.
En días pasados la Oficina de la Defensoría de la Infancia dio a conocer el informe Esto es un secreto, que investiga y denuncia redes de trata y abuso sexual en preescolares públicos y privados en el país.
El informe es un reflejo de nuestra miseria como sociedad: niñas y niños pequeños agredidos y explotados, de forma sistemática por redes de tres a 10 trabajadores en sus escuelas. Todo esto en un contexto de negligencia e impunidad que impiden que los responsables sean castigados y así, se puedan desarticular estas redes de trata.
Entre el horror que evidencia ese informe, los autores presentan también elementos para que cuidadores de la infancia, madres, padres y tutores puedan detectar y prevenir abusos.
Pie de Página habló con mamás cuyos hijes sufrieron abusos en centros escolares y, desde su experiencia y aprendizaje, desde su dolor también, comparten su proceso para que otras mamás, papás, cuidadores de menores de 18 años puedan prevenir, detectar y atender los abusos.
Estas mamás nos dicen: crean en sus hijas, hijos, escúchenlos y, sobre todo, denuncien, no sientan culpa ni vergüenza, hay otras familias e instituciones que están para acompañarles.
«Cuidar a nuestres hijes y a todes les hijes«
“Olivia” es una mamá cuyo hijo sufrió abuso en el preescolar.
“El abuso, las noticias del abuso lo vemos en la televisión, pero nunca nos imaginamos que está tan cerquita y cuando estamos ya tan cerquita no queremos entender, nuestra misma mentalidad lo bloquea y dice: no no está pasando… Eso fue lo que pasó con muchos padres de la escuela de mi hijo, que al saber que pasó esto dentro de las aulas, pues muchos quisieron decir a mi hijo no le pasó nada y no investigamos. Yo lo vi con muchos padres que dijeron: mi hijo está bien. Yo no podría quedarme con esa duda sobre todo cuando salieron muchos casos de esa institución”.
Por eso, la primera recomendación de Olivia es:
“Nos bloqueamos como papás y no queremos saber qué pudo haber pasado”, dice Olivia, pero también dice que es importante superar ese bloqueo e investigar si hubo abuso.
“Es doloroso que nos toquen a nuestros hijos. Es lo más doloroso, pero sí es mejor investigar y descartar, o investigar y atender”.
Olivia dice que, como mamá, siempre les inculcó a sus hijos que nadie debe tocar su cuerpo, que cualquier cosa que pasara, le contara. “Yo se los decía a mis niños, pero a veces no sabemos interpretar su lenguaje. Como mamás, cuando los llevamos al preescolar pensamos que es normal que llore porque acaba de entrar, porque no se acopla, es normal porque lloran mucho, pero yo lo que aprendí es que no es normal nada, debemos descartar todas estas situaciones.
Y agrega:
«Más vale exagerar porque a veces aunque nosotros les demos los consejos dentro de una institución esta gente a veces no es agresiva, no llega con una agresión física fuerte que el niño identifique como malo, sino que son suaves, tratan de entrar como ganarse la confianza y poco a poco ir avanzando. Los confunden: ‘esta persona no es mala, pero sí me hace cosas malas; no me pega, no me trata mal, no es una persona mala, pero sí me hace cosas malas’”.
¿Cómo hablar con la niñez de estos temas?
“La mejor forma de lograr que un niño o niña cuente si le ha pasado algo”, dice el informe, “es transmitiendo mensajes de protección”. Estas son 4 ideas claves para que les hijes puedan hablar sin temor:
Olivia dice: “Las preguntas tienen que ser directas y tener un enlace directo con los niños: ‘qué te está pasando, sabes que cuentas conmigo’, sobre todo creerles, porque les decimos sí, sí te creo, pero si no le crees en otra cosa pues no te va a creer que les crees. Hay que ganarnos la confianza y escuchar. A veces, a lo mejor por el trabajo, el poquito tiempo que estamos con él estamos en ocupaciones de la casa y les ponemos atención pero no una atención realmente de calidad, entonces en ese aspecto decirles ‘sabes que yo estoy aquí y te cuido, te protejo, te escucho y necesito que me cuentes que sientes qué tienes’”.
Maité Azuela, activista y una de las personas que acompaña la investigación de ODI sobre abuso sexual en las escuelas, señala la importancia de que quienes están a cargo de les hijes estén pendientes sobre todo en edades de 2, 3, 4 años, que son los casos que han acompañado desde la ODI.
Los rasgos más comunes que encontraron fueron:
Pesadillas de pánico.
Comportamiento sexualizado que es poco común a esa edad.
Pánico a cosas como ir a la escuela.
Confusión con su identidad paternal, porque generan un vínculo con sus agresores.
Uso de palabras o términos que no escuchan en casa.
Violencia con papás o hermanos, más allá de la que tienen normalmente como parte de su desarrollo.
No a todos los adultos se les debe obedecer
A partir del aprendizaje en la investigación de los casos de abuso y la realización del informe, Maité Azuela señala que es importante revisar los genitales de les hijes (rozaduras, infecciones en las vías urinarias), “como algo natural sin que sea intimidante”, hacer cotidiana la conversación sobre sus días en la escuela: “dónde pasan el recreo, qué les gusta, si les hacen cosas que les provocan incomodidad, si les han pedido algo extraño, ¿ha habido algún juego donde te hayan hecho sentir incómodo, donde te hayan pedido algo raro? ¿Has visto que a tus compañeritos les pidan secretos?”.
Una de las cosas que ha reflejado esta investigación es la forma en que educamos a les hijes. Les educamos en la obediencia, en que les adultes tienen siempre la razón y se les debe obedecer . “Y es importante decirles que los adultos también cometen errores, que no a todos los adultos se les debe obedecer y que ellos no puede pasar por encima de ti, de tu cuerpo, de tus ojos, de lo que ves”
Maité señala que el secreto es una palabra clave, porque en el abuso el secreto opera en todos los niveles: secretos en relación a les niñes y los agresores.
“Este informe no solamente trata sobre un abuso; es sobre una red de abusos. Aquí lo delicado es que deben haber varias autoridades que blinden la existencia de estas redes. Para los papás se vuelve complejo cuando detectan estos síntomas hay que ir y poner denuncia, pero es complejo”.
Es complejo, pero el informe ha dado pistas: acudir a la Oficina de Defensoría de Derechos de la Infancia, asesorarse con esta institución para saber qué hacer, a dónde ir. Y, muy importante, generar redes de confianza y apoyo entre mamás, papás de los grupos escolares. “Aunque parezca sencillo para los papás es complicado compartir esto por la sensación de descuido, de culpa, de vergüenza), hay que generar ambientes escolares de confianza para que papás se comuniquen. En la medida en que tomas acción estás protegiendo a tu hijo y a los otros hijos”, dice Maité Azuela en conversación con Pie de Página.
Y aclara: “no es hablar que el magisterio está cometiendo el delito, no se trata de criminalizar al magisterio, se trata de un grupo de delincuentes que se apoderaron de espacios escolares y operan avalados por autoridades”.
En las escuelas debe haber protocolos
La ausencia en estos delitos contra los infantes es la SEP. No hay protocolos para actuar en estas situaciones.
“Debe haber algún reglamento: nos brincó que al inscribir a nuestro hijo nos pedían información como qué les gusta, croquis de distancia de la casa/trabajo a la escuela; eso nos lo pedían cuando entrábamos y pensamos que era información para ayudar a nuestro hijo, pero quizá también puede servir como amenaza: yo sé donde vives, yo sé dónde trabaja tu mamá, yo sé qué te gusta. Debe haber un lineamiento para saber qué información sí deben tener las escuelas”.
Para Olivia debe haber claridad en la información que las escuelas piden a las familias, y así como existen “periódicos murales” debe haber otros en donde sea pública y accesible la plantilla laboral y sus antecedentes. Asimismo, en caso de registrarse un solo abuso, la escuela tendría que hacer evaluaciones y estudios a todos los niños y niñas inscritos para descartar cualquier otro caso de abuso. Además de existir procesos claros de con quién dirigirse en caso de un abuso. “Vamos a la dirección, pero pues a veces la dirección es cómplice”.
“No solamente se trata de mi hijo. se trata de todos nuestros hijos, nos toca cuidarlos a todos. En este caso nos tocó a nosotros vivirlo, pero hay muchos niños y no es justo que les siga pasando”, insiste Olivia.
“He decidido compartir mi historia porque queremos justicia y que no se vuelva a repetir para ningún niño; el tratar de entender el lenguaje de nuestros hijos, el de romper tradiciones que nos hacen obligarlos `saluda a fulanito para que no sea mal educado`. Y no, por algo no quiere, por algo está incómodo. Romper tradiciones pero no dejar de educarlo: cuando le pasó a mi hijo eso a veces yo bajaba la guardia de su educación y lo quería consentir de todo porque pobrecito ya pasó por eso, pero no, no hay que romper la disciplina. Yo me sentía culpable, cómo va a ser posible que no me di cuenta si soy su mamá. Y es normal, pero no es nuestra culpa, yo no meti a mis hijos a la escuela para que les hicieran daño”.
La prevención no pasa sólo por lo individual. Sino por la comunidad; y de hecho esto es lo más importante. Martín Pérez García, director de la Red por la Defensa de los Derechos de la Infancia (Redim) advierte la importancia de establecer comités escolares conformados por madres y padres de familia y protocolos escolares.
Deben ser claros los protocolos de relaciones profesionales y sanas con niñas y niñas; que ya están establecidas. Algunos de sus puntos: “las maestras y maestros nunca pueden estar solos con niñas y niños; no se les toca ninguna parte del cuerpo; no se entregan regalos personales a niñas y niños, etcétera”.
Otro punto: Recorrer y checar toda la escuela.
Los familiares y tutores tienen derecho de recorrer y conocer todas las instalaciones cuando su hijo va a ingresar. Ninguna escuela debe tener espacios cerrados o privados, ni casas de conserjes o cuidadores o bodegas. “Toda la escuela debe ser abierta y con acceso a todas y todos los niños. no debe haber espacios privados”.
Las cámaras de seguridad. Pérez García advierte que se debe exigir tener cámaras de seguridad; la mayoría de las escuelas ya las tienen. Se puede también solicitar revisiones periódicas y que nos permitan mostrar las cámaras. La otra es revisar los cuadernos de nuestros hijos, y justo ver si están trabajando.
Pamela: “No crean en nadie de la SEP”
Pamela es una joven madre cuya pequeña fue víctima de explotación en una escuela de la Ciudad de México. Su caso forma parte del informe:
“Lo que estamos solicitando y pidiendo a las autoridades es la no repetición. Evidentemente es un hecho muy fuerte y lamentable y a su vez que los padres estén conscientes de que esta es una realidad que se ha vivido y desde hace muchos años”.
En su caso hay detenidos, pero no todos los que fueron responsables. Algunos de los señalados fueron protegidos por el Sindicato de Maestros. Los movieron de adscripción, los llevaron a hacer labores administrativas… un rato. Y ahora esos agresores están en otras escuelas.
Desgraciadamente hay detenidos, pero no todos. La justicia no es como quisiéramos. Es por eso que hacemos el llamado.”
–¿Qué errores detectaron en su caso?
–Parte de lo que se comparte en el informe es eso: La autoridad no lleva las entrevistas de forma general. Hacen la separación de los casos. No se lleva a un buen resultado. [En nuestro caso, en nuestra escuela] no solo participó una persona. Por ejemplo, mi hija, participan varios profesores o de plano toda la plantilla de la escuela. Pero [la fiscalía] va seccionando los testimonios de los niños. Por lo tanto no se lleva a cabo la detención de todo el personal.
Por eso, Pamela exige que las fiscalías respeten las leyes y lleven los protocolos de investigación. El problema es que es difícil para una familia que está pasando por esto saber sus derechos o los protocolos.
“En nuestro caso, con mi hija, cuando llegamos a la fiscalía no tenemos un conocimiento de qué es lo que se debe hacer o seguir. Y las autoridades tampoco te lo indican. Pero ahora, después de los años que hemos pasado y que hemos tenido que lidiar. Nos enteramos que hay protocolos y estudios que debieron hacerle todos los niños. Pero lo manejan según la persona que estaba al frente. Y no es así: hay un protocolo que se debe hacer a todos los niños.”
Pamela identificó que las fiscalías en la Ciudad de México no están preparadas para atender niñas y niños.
“El protocolo a los niños: es complicado y las instituciones no están preparadas. Los niños van delicados, por la cuestión psicológica por las amenazas. Y el personal no está capacitado para darles atención. Las áreas no están acondicionadas. Son áreas que no son adecuadas para un niño”.
El caso de Pamela llegó hasta la Fiscalía General de la República. Y tampoco había un espacio digno. “Cuando llegamos [a la FGR]: es un cuarto provisional donde los acondicionaron con juegos, libros, para en cierta forma entretenerlos; porque es otro problema que existe: los niños tienen que pasar entre 10 a 12 horas al día esperando para que te atiendan”.
Luego, tampoco hay protocolos.“Los niños no confían en desconocidos, “derivado de lo que vivieron. Y a veces te piden que los dejes pasar [a declarar] solos. Nosotros solicitamos que mejoren la atención hacia los niños.”
Esto ocurrió en la fiscalía, en periciales… “Es muy triste mencionar que no se tiene la preparación, a pesar de que ya son varios casos, no solo a nivel Ciudad de México. Tampoco se les da la información a los papás. La información es cortada”.
¿Qué hacer?
Pamela recomienda: “que estén alertas de sus hijos, obvio trabajamos, pero hay que darnos el tiempo para observarlos. Deben tener mucha comunicación. Comentarles en cuestión de los juegos, cuales son juegos buenos y juegos malos. El abuso lo hacen mediante juegos. Se trata de niños que todavía no están conscientes. Platicar con ellos qué juegos son buenos, qué juegos son malos. Enseñarles a poner límites. Enseñarles los nombres del cuerpo como son. Enseñarles que nadie debe tocarlos y que no permitan que les tomen fotografías o videos.”
Saltillo: Mecanismos de impunidad
En el caso de Pamela, en Ciudad de México, varias personas implicadas no fueron vinculadas a proceso debido a varias cosas: una de ellas fue que cada caso al interior de la misma escuela fue procesado de forma individual; no hubo una investigación coordinada que abarcara a todos los niños agredidos. Y eso permitió que de 12 personas que participaron en esta red de explotación y abuso, sólo detuvieran a dos.
Del otro lado del país, en Saltillo, ocurrió algo muy similar.
La llamaremos Yolanda. Ella decidió acercarse a Pie de página tras la lectura de un reportaje sobre esta red de trata. Su caso fue documentado en la prensa local y a raíz de su denuncia, en el kinder donde sus pequeños fueron agredidos, se documentaron al menos siete casos más en aquellas instalaciones.
A pesar de que se trató de una red, las autoridades de Saltillo impidieron que las y los denunciantes incluso se conocieran. “Hasta la fecha no tengo contacto con ellos; sabemos que están las carpetas, pero nunca nos han entrevistado”.
En Saltillo, al igual que en el caso de Olivia, la participación de la directora y la maestra fue clara; pero las autoridades educativas y penales también «compartimentaron» la información y llevaron por separado cada caso. De este modo las autoridades de la SEP las defendieron; actualmente estas mujeres siguen activas, en alguna otra escuela.
Además en Saltillo, la violencia institucional contra las familias fue aún peor.
“Nosotros hemos tenido que pagar las terapias [para los niños]”. Al inicio, “la fiscalía ofreció un servicio de asesoría jurídico gratuito. Pero esos abogados en vez de ayudarnos, se ponían de parte de la defensa. Nos ponían en bandeja de plata o de pechito para que hicieran lo que quisieran con mis hijos. Les autorizaron pruebas psiquiátricas a mis hijos. Fueron llevados a lugares que no son propios para un niño a hacerles las pruebas psicológicas. Los llevaron a un manicomio”.
Yolanda, al igual que todas las madres entrevistadas, reitera: “Alzo la voz porque no quiero que le hagan esto a ningún otro niño”.
Los nombres de las denunciantes fueron cambiados por su seguridad y protección.
La consejera del INE Carla Humphrey presentó un informe estadístico preliminar sobre la nueva integración del recinto legislativo de San Lázaro, por lo que respecta a mujeres y acción afirmativa.
La Cámara de Diputados será integrada a partir de septiembre por 246 mujeres, un 1% más respecto a las que fueron elegidas en 2018 y que hoy integran ese recinto legislativo, de acuerdo con el Instituto Nacional Electoral (INE). Además, 60 personas de grupos de discapacidad, migrantes mexicanos, de la comunidad LGBTTTIQ y afromexicanos, obtuvieron el triunfo electoral el 6 de junio y serán diputados federales.
Durante la sesión del Consejo General del INE del domingo 13 de junio, donde se informó del cierre oficial de los cómputos distritales de la elección federal del 6 de junio, la consejera Carla Humphrey presentó un informe estadístico preliminar sobre la nueva integración del recinto legislativo de San Lázaro, por lo que respecta a mujeres y acción afirmativa.
Indicó que al concluir los cómputos distritales, se puede estimar que habrá 246 diputadas a partir del 1 de septiembre, lo representa el 49.2% de la conformación total de la Cámara de Diputados, un punto porcentual más que la integración actual.
Explicó que en total hubo 442 candidaturas a diputaciones federales (199 de representación proporcional y 243 de mayoría relativa), de las cuales por acción afirmativa fueron 169 de personas indígenas, 37 de personas afromexicanas, 31 de personas de la diversidad sexual, 78 con discapacidad y 52 migrantes.
De las 243 candidaturas de mayoría relativa, obtuvieron el triunfo 20 por acción afirmativa indígena, cuatro de afromexicanos, dos de la comunidad LGBTTTI y tres de personas con alguna discapacidad.
De las 199 candidaturas de representación proporcional, la consejera Humphrey dijo que se puede adelantar que 13 personas de la acción afirmativa indígena obtuvieron el triunfo; dos de afromexicanos; tres de diversidad sexual; cuatro de discapacidad y 9 de personas migrantes.
“En resumen, por acción afirmativa ingresarían a la Cámara de Diputados un total de 60 formulas”, explicó.
En tanto y, por otro lado, la consejera electoral Carla Humphrey se congratuló de que será la primera vez en el país que habrá siete mujeres Gobernadoras y Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, lo que calificó como un avance para las mujeres.
Finalmente, en su intervención, la consejera se pronunció en favor de que los cómputos distritales no tengan que esperar ocho días, sino que comiencen el lunes posterior a la elección, y no el miércoles hasta ahora, lo que permitiría conocer resultados más rápido.
Durante la crisis sanitaria, el desempleo femenino, la violencia de género, la inequidad en la salud y en el salario, entre otros fenómenos, han ensanchado en forma catastrófica la brecha de género en América Latina. Tomará más de un siglo superarla.
Mary Panes trabajaba en Sanmina-SCI Corporation, una maquiladora de tarjetas para intercomunicaciones. Un día, esta mexicana de 49 años se enfermó de cáncer de cérvix y de las cuerdas vocales, aunque la seguridad social le permitió en un principio atender su enfermedad. Sin embargo, llegó la pandemia y la empresa la despidió, sin considerar su estado de salud.
Tres meses después perdió el servicio público de salud que pagó durante sus 16 años en la empresa y por más de seis meses no pudo conseguir empleo. Tras dedicarse al comercio informal por fin pudo entrar a trabajar, pero la despidieron cuando se enteraron de su cáncer, lo que le sucedió en dos oportunidades consecutivas. Cuenta que gracias a esos empleos, que le dieron un mes de seguridad social cada uno, pudo hacerse los estudios médicos que necesitaba. Hoy, tiene una semana de trabajar en un nuevo lugar, donde debe cubrir jornadas de 12 horas, pero está contenta porque espera tener medios para seguir su tratamiento.
El de Mary no es un caso aislado. La pandemia por covid-19 provocó en todo el mundo una crisis social y laboral que se ensañó con las mujeres. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) alerta que solo en este primer semestre de 2021 reportaron una tasa de contracción del empleo del 5 por ciento frente al 3.9 por ciento de la población masculina.
A nivel global, la crisis provocó que las mujeres perdieran al menos 800 mil millones de dólares en ingresos durante 2020. Esa cifra equivale al Producto Interno Bruto de 98 países, calcula Oxfam International. La entidad informa además que el mundo perdió 64 millones de empleos femeninos, y lo que es peor, sin considerar el sector informal. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) considera que esa región en particular presentó un retroceso de más de una década en participación laboral de las mujeres, ya que la tasa se situó en 46 por ciento durante 2020, mientras que en los hombres fue de 69 por ciento.
A este lado del mundo la situación es “bastante más precaria”, afirma Verónica Paz, coordinadora de investigación y políticas de Oxfam Bolivia, a CONNECTAS. La causa, dice, es que existe “una mayor inserción femenina informal y además hay una desprotección absoluta, en los estados americanos, de la provisión de servicios públicos, de cuidado, de calidad y gratuitos”.
Esa circunstancia, por otro lado, se presenta sin mayores variaciones entre las latinoamericanas, “porque hay patrones culturales similares, que han asignado roles muy específicos para las mujeres”. Estas tienen que empatar trabajos domésticos y de cuidado familiar con actividad productiva para llevar ingresos adicionales a la casa, explica Claudia Cárdenas, directora del Centro de Reflexión y Acción Laboral (Cereal) de México. En muchos casos los salarios de las mujeres representan todo el ingreso familiar, por lo que ellas “se han convertido en una fuerza laboral importante”.
En el caso de las maquiladoras textiles y electrónicas las mujeres copan el 90 por ciento de la fuerza laboral. Durante el confinamiento, en México a muchas de ellas las mandaron a “disfrutar” de las vacaciones a las que tenían derecho y, a las que no las tenían, ahora les están cobrando el supuesto descanso. El equipo del Cereal ha detectado casos de mujeres que por esa razón tienen deudas con las empresas. Otro alto porcentaje se quedó sin trabajo.
«La crisis amenaza los avances en materia de igualdad de género, ya que las mujeres han sufrido muchas más pérdidas de empleo, a la vez que ha aumentado su tiempo no remunerado”, apunta la OIT en el informe Tendencias 2021. En este sentido, de acuerdo con la Cepal, un 56.9 por ciento de las mujeres en América Latina y un 54.3 por ciento en el Caribe trabajan “en sectores en los que se prevé un mayor efecto negativo en términos del empleo y los ingresos”. Una de las razones, como informa la OIT, es que para ellas se intensificaron las tareas de cuidado de niños, enfermos y ancianos en el hogar, lo cual ha provocado un aumento del tiempo de trabajo no remunerado “que refuerza los roles de género tradicionales”.
María Amelia Viteri es investigadora en la Universidad de San Francisco y en la Universidad de Maryland. En conversación con la plataforma latinoamericana de periodismo CONNECTAS, reconoce que antes de la emergencia sanitaria ya había una cultura de “feminizar” el empleo de las mujeres hacia roles “históricamente asignados”, como el de ser cuidadoras. Se trata de trabajos precarios, poco legitimados, que al menos se triplicaron en la pandemia, lo que ha traído “consecuencias específicas de salud mental de las mujeres y sus familias[1] ”.
Por lo demás, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el personal femenino representa más del 70 por ciento del personal sanitario de América Latina y Caribe y “llevan la peor carga de la respuesta al covid-19”. Asimismo, reporta que las mujeres ocupan el 73.2 por ciento del sector de la salud y “han tenido que enfrentar condiciones extremas, como extensas jornadas laborales”. Todo ello a pesar de que sus salarios son 23.7 por ciento inferiores a los de los hombres.
Las mujeres no solo han sufrido a nivel laboral. En una sesión en Washington, Carissa F. Etienne, directora de la OPS, comentó que la continua interrupción de los servicios de salud debido al covid-19 “podría borrar más de 20 años de avances en la reducción de la mortalidad materna y el aumento del acceso a la planificación familiar”. Datos de 24 países revelan que más de 200 mil embarazadas se han enfermado de covid-19 y mil de ellas han fallecido. “Son más vulnerables a las infecciones respiratorias como al covid-19. Si se enferman, tienden a desarrollar síntomas más graves, que muchas veces requieren intubación, lo que puede poner en riesgo tanto a la madre como al bebé”, detalla Etienne.
Por otra parte, ONU Mujeres, en el documento “Educación género y covid-19”, publica cifras según las cuales la violencia de género contra niñas y adolescentes aumentó durante el confinamiento. Por ejemplo, en Colombia, entre el inicio del confinamiento y abril de 2020, se registraron 2 mil 338 casos en niñas menores de 14 años. Estima que, a nivel mundial, por cada tres meses de confinamiento hay 15 millones de casos.
«Hay niñas que estuvieron expuestas 24 horas a sus agresores”, dice Enna Paloma Ayala, directora de Seguimiento a la Política Nacional para Combatir la Violencia contra las Mujeres, del Instituto Nacional de las Mujeres en México. Afirma que la violencia contra las menores se debe discutir en el contexto de la pandemia, aunque por el momento no existen datos precisos.
Coronavirus: los 3 países de América Latina donde más cayó el empleo femenino (y qué están haciendo para recuperarlo) https://t.co/uAHuhduUsw
La pandemia no trajo consigo, sino que acentuó la inseguridad, la precarización del trabajo, la postergación o interrupción de los estudios en mujeres latinoamericanas y migrantes en Estados Unidos. “Las hizo más visibles y las complejizó”, dice María Amelia Viteri.
Enna Paloma Ayala afirma que en crisis de estas dimensiones, la pérdida de derechos de las mujeres conduce a la violencia de género. “La violencia contra las mujeres es una forma extrema de discriminación. Y donde hay discriminación contra una mujer hay contextos de vulnerabilidad y de desigualdad material, social y política”, asegura.
Oxfam International considera que los efectos de esta pandemia se extenderán por años y que, este 2021, 47 millones de mujeres más se sumarán a la pobreza extrema. De acuerdo con un análisis del Foro Económico Mundial, cerrar la brecha de género a nivel global tomará una generación más, “de los 99.5 años a los 13.6 años”.
Ese organismo sostiene que los gobiernos deben invertir en medidas de recuperación económica justas desde el punto de vista de género. Ellos deben “favorecer el empleo femenino y abordar el trabajo de cuidados no remunerado generando redes de seguridad social e infraestructuras de cuidados eficientes. La recuperación económica tras la pandemia no será posible sin la recuperación de las mujeres”.
Las mujeres en América Latina han luchado por años contra violencias estructurales que la pandemia agravó aún más. Algunos gobiernos han tomado medidas, muchas veces insuficientes, para paliar esa situación y han tratado de poner el tema en la agenda pública con mayor fuerza que antes. Hoy no solo ellos, sino toda la sociedad debe trabajar por revertir esta situación, para que Mary Panes y tantas otras dejen de vivir en carne propia una vulnerabilidad que no merecen.
Cada semana, la plataforma latinoamericana de periodismo CONNECTAS publica análisis sobre hechos de coyuntura de las Américas. Si le interesa leer más información como esta puede ingresar a este enlace.
Por primera vez, México tendrá representación en gimnasia rítmica después del oro conseguido por Rut Castillo en el Panamericano.
Después tres intentos, Rut Castillo puede escribir su nombre como la primera mexicana que competirá en unos Juegos Olímpicos en gimnasia rítmica. La tapatía conquistó el boleto a Tokio 2020 tras colgarse la medalla de oro en el Campeonato Panamericano de la especialidad.
Rut había tratado de alcanzar la plaza olímpica en los dos ciclos olímpicos anteriores, aunque sin obtener éxito, de modo que Londres 2012 y Río de Janeiro 2016 se quedaron sólo en ilusiones.
Mexsport
Rut Castillo ya se había retirado
Tras no conseguir el pase olímpico a Rio, Castillo optó por el retiro, sin embargo, salió de éste en 2017 tras su tercer ciclo olímpico, Rut estará en sus primeros Juegos Olímpicos, con 30 años, una edad que supera el rango de la amplia mayoría de participantes.
Sin embargo, en el Panamericano que se realiza en Brasil, Castillo dejó claro que la calidad no tiene edad y finalizó en el primer lugar del all around con un total de 91.50 puntos, con los cuales superó a las brasileñas Bárbara Domingos (89.250 puntos) y Natalia Gaudio (84.550 puntos), quienes conquistaron la plata y el bronce, respectivamente.
PLAZA OLÍMPICA PARA MÉXICO 🙌
🇲🇽 La gimnasta Rut Castillo, se ubicó en el primer sitio del all around del Campeonato Panamericano de #GimnasiaRítmica🤸♀️, que se realiza en Brasil 🇧🇷, al contabilizar 91.500, resultado con el que obtiene el boleto a #Tokyo2020
Rut sumó 23.500 en la prueba con aro. En la prueba con pelota añadió 23.650 unidades, mientras que en mazas hizo 23.700. En cinta logró 21.100, con los cuales amarró la presea dorada y con ello el boleto a los Juegos Olímpicos.