Autor: Editora

  • Mirar nuestra muerte: Ser mujer perito en México

    Mirar nuestra muerte: Ser mujer perito en México

    Un día en la fiscalía para feminicidios, en una ciudad donde una mujer es asesinada cada cinco días, en un país donde se cuentan 10 feminicidios al día. La criminalidad deja sin descanso a los equipos forenses conformados por mujeres. ¿Cómo logran observar el dolor y desentrañar las cifras?; ¿cómo tomar distancia sin perder la empatía?; ¿qué hacer con la desigualdad laboral frente a sus pares hombres?; y ¿qué hacer con el peligro latente de ser mujer en este oficio? Éstas son las preguntas que ellas encaran día con día.

    Son tantas las víctimas que no sabemos nombres ni números precisos. Seguido mostramos a quienes reclaman por ellas: madres, hijas, hermanas, amigas. Las manifestaciones, sus fotografías, las cruces rosas que enmarcan el dolor. Pero al asomarnos a las instituciones, hurgar en un mundo soterrado y tratar de ver dónde queda la justicia, encontramos las batallas que libran otras mujeres en la criminología y las ciencias forenses. Esta historia está diseccionada en cuatro partes y muestra la vida de varias mujeres que, aun a riesgo de ser las próximas víctimas, viven los feminicidios desde su trinchera.

    I.

    Es una mañana de octubre de 2020. Desde un rincón en un edificio gris rodeado por una gran barda blanca, que parece una fábrica más de la Ciudad de México, junto a una avenida que es río de vehículos y colectivos que jamás se detiene, ahí opera la fiscalía donde nadie quiere estar. La “fiscalía del pasillo”, le llaman. Fiscalía Especializada para la Investigación del Delito de Feminicidio es su nombre oficial, extenso y pomposo. El gobierno de la capital la creó en septiembre de 2019 y desde abril de 2020 existe bajo el mando de Sayuri Herrera, una mujer de apenas 38 años, abogada y activista que ha enfrentado al Estado en casos emblemáticos.

    Cuando crearon la fiscalía, muchos servidores públicos —mujeres y hombres— pidieron que los trasladaran a otras dependencias. No querían trabajar ahí porque a muchos les pesa el tema. Otros simplemente no dieron explicaciones. Hoy, cuando el mundo sigue en crisis por la pandemia de Covid-19, una mujer espera afuera de la pequeña oficina de la fiscal. Es una servidora pública con el cargo de oficial secretaria, lleva seis meses ausente por riesgo de contagio y, aunque percibe un sueldo, no ha presentado ningún avance de trabajo. Hoy trae una carta donde dice que se rehúsa a reintegrarse cuatro días por semana y a unirse a las guardias organizadas para garantizar la atención a víctimas las 24 horas.

    —No puedo venir porque tengo una hija y la tengo que cuidar —dice la mujer.

    —¿Y qué hacemos con las madres que llegan aquí porque buscan a sus hijas? —responde la fiscal, en tono suave, hasta con dulzura.

    El diálogo se escucha desde fuera porque no hay muros en esta fiscalía de pasillo. Funciona en un pedazo prestado de la Fiscalía Central de Homicidios de la Ciudad de México, en la alcaldía Azcapotzalco. Y aquí nadie tiene oficina aparte, ni la jefa. La fiscal, los agentes, los policías de investigación y los administrativos comparten el área sin la más mínima privacidad. Los agentes ministeriales están en cubículos abiertos, con muros bajos. Las conversaciones se mezclan aun hablando en voz baja. Quienes llegan a declarar deben relatar a viva voz los detalles de un feminicidio, una necropsia o una tortura.

    Las paredes son blancas y el piso es beige, el beige opaco y triste que tiñe los emepés del país. Esos lugares donde hay más oscuridad que luz, donde todos los trámites parecen eternos y las dudas se multiplican: “¿Qué hago aquí?” “¿Servirá de algo?”. Destaca una lona color morado, colgada para señalar que allí es la fiscalía para feminicidios. No hubo recursos para un cartel formal. Junto, hay dos sillones negros de plastipiel que les donaron las Mujeres Organizadas de la Facultad de Filosofía y Letras (MOFFYL); las feministas jóvenes y encapuchadas hicieron una rifa y así regalaron
    los únicos sillones que hay, el espacio de mínima comodidad para madres, hermanas y amigas que transitan momentos dolorosos.

    La oficina de la fiscal es una pecera con tres mamparas de vidrio que no llegan al techo. Tiene un escritorio austero en forma de L que comparten ella y su asistente, Marisol Feria. Hay una sola computadora de escritorio y cada una trae su propia laptop, su equipo personal. El servicio de internet es limitado, sólo funciona en los equipos de escritorio. Aquí no hay bodega para insumos de papelería, que se acumulan detrás del escritorio de un perito; es una montaña de cajas de papel nuevo que amenaza con aplastarlo. Tampoco hay archivo para los expedientes: en cada semicubículo, las agentes acomodan sus casos en el piso. Entre la computadora y el bote de basura, pegados al muro, cada quien apila los expedientes que le tocan. Y ahí quedan, sin candado ni gaveta, donde cualquiera podría robar las pistas para dar con quienes mataron a decenas de mujeres.

    En los últimos cinco años, entre 2015 y septiembre de 2020, se iniciaron 316 investigaciones por feminicidio en la Ciudad de México, sólo el 36% de los 875 homicidios de mujeres que se cometieron en el mismo periodo, según los datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (Inegi) y las cifras oficiales del gobierno capitalino.

    El equipo de la fiscalía está por mudarse a un nuevo edificio que les prometieron. Los planos están pegados en vidrios y muros, exhibidos como el anhelo de un futuro mejor: un lugar con una sala de espera cómoda para las víctimas, bodega, archivo y también un servicio médico, porque a veces las mamás se desmayan o descomponen cuando les toca, por ejemplo, identificar el cuerpo de una hija asesinada. Hasta ahora han pedido ayuda a otras oficinas, pero hace poco la de narcomenudeo se negó a atender a una víctima. Les dijo: “¿Por qué, si no me toca?”.

    La fiscalía que investiga los feminicidios en la gigantesca capital de ocho millones y medio de habitantes tiene 16 agentes ministeriales, aunque en realidad han trabajado sólo con 13; el resto fue considerado población vulnerable a la Covid-19 y está en sus hogares. Cada uno tiene alrededor de 50 carpetas de investigación a cargo.

    Nueve de los 16 agentes son hombres. En este mundo, las mujeres suelen ocupar cargos de menor rango: son oficiales secretarias aunque sean abogadas tituladas o con maestrías, muchas veces, con mejor preparación que los hombres que les dan órdenes.

    ¿Cómo se conformó el equipo de la fiscalía? No hubo selección. La mayor parte de sus integrantes fue designada, aunque no todos tengan experiencia en litigio y otros estén especializados en cuestiones administrativas. La oficina comenzó a funcionar con los servidores públicos que eran parte de la Agencia E de Homicidios y tenían su escritorio justo ahí donde las autoridades decidieron acomodar la nueva fiscalía. Les tocó a quienes habitaban el pasillo.

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    “Un feminicida ya preso, sentenciado con pruebas tan contundentes como videograbaciones por estrangular a una mujer y abandonar el cuerpo en su propia casa, se ha negado a revelar el nombre de su víctima. Y así, el cuerpo sigue en una morgue”.

    ***

    Sayuri Herrera, la primera fiscal para feminicidios de la capital, es una treintañera de voz dulce y juicio implacable. Es licenciada en Derecho y en Psicología, y maestra en Derechos Humanos. Joven, pero con carácter forjado en trincheras complejas. Ha sido abogada litigante en casos emblemáticos como el del normalista Julio César Mondragón Fontes, a quien le arrancaron el rostro, torturaron y asesinaron en Iguala, en el caso Ayotzinapa; o el feminicidio de Lesvy Berlín Rivera Osorio, una chica de 22 años a quien su novio estranguló con el cable de un teléfono público dentro de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la más importante del país. Este caso logró la primera disculpa pública de parte de médicos forenses en la historia de México: Felipe Takajashi, director del Instituto de Ciencias Forenses de Ciudad de México (Incifo), pidió perdón porque sus peritos y peritas habían dictaminado como suicidio la causa de muerte de Lesvy.

    Antes, en 1999, Sayuri Herrera fue parte de la huelga estudiantil de la UNAM. Los grupos más jóvenes y radicales del movimiento feminista la respetan por su activismo; tal vez por eso y en busca de aprobación, el gobierno capitalino la nombró primera fiscal de feminicidios el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Mientras la anunciaban, ella marchaba en las calles con miles de mujeres en una manifestación sin precedentes, algo que pocas funcionarias pueden hacer sin recibir reclamos.

    Ahora, las mañanas de la fiscal empiezan con las mismas noticias: una, dos, tres mujeres halladas en la ciudad. Mutiladas. Golpeadas. Descuartizadas. Rociadas con gasolina. Desnudas. Maniatadas. Envueltas en cobijas. Cuerpos abandonados en zonas boscosas, en zanjas. Dentro de sus hogares. Mujeres asesinadas, torturadas y violentadas de modos que no caben en palabras. Desde que existe la fiscalía especializada en feminicidios, los números no han bajado; más bien, han incrementado. En la capital, en promedio aparece una mujer asesinada por razones de género cada cinco días, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Ocurre porque la violencia no cede —ni en la capital ni en el resto del país— pero, sobre todo, porque ahora, al parecer, los feminicidios se están contando mejor y las familias se animan a denunciarlos como tales.

    En abril, la ciudad tenía 369 expedientes abiertos de feminicidio. Seis meses después, la cifra subió a más de 600. Quien lleva la cuenta y los detalles es Dian, una muchacha que sonríe con un gesto natural. Usa jeans y camiseta suelta de manga corta que deja ver pequeños tatuajes en sus brazos. Es geógrafa por la UNAM. Lleva las estadísticas de la fiscalía y, como parte del proyecto que encabeza Herrera, trabaja en la elaboración de un mapa georreferenciado a partir de la información de los expedientes. Registra los lugares donde fueron hallados los cuerpos, pero también donde se cometieron los crímenes, que no siempre son el mismo lugar. Arma una base de datos con diversas variables como la relación entre víctima y victimario, antecedentes de violencia, hijos y zona de residencia, entre otras. Integra conceptos complejos como “basurización de los cuerpos”: mujeres estranguladas, quemadas, muertas a golpes; cadáveres en bolsas como basura.

    Por ahora no han detectado patrones barriales de violencia; los datos no muestran si una zona es más peligrosa que otra en términos de feminicidios, aunque sí revelan particularidades: lugares con mayor incidencia, áreas o giros comerciales con más crímenes dentro de alguna alcaldía.

    La geógrafa estudia la relación entre violencia y espacios para entender lo que le están haciendo a las mujeres en la Ciudad de México. Busca pistas que ayuden a prevenir y diseñar políticas públicas.

    Frente a Dian están Zulema y Layla, que llegaron hace poco también a pedido de la fiscal. Zulema —cabello oscuro y un tono de voz alto que destaca entre el murmullo de los demás— es socióloga, feminista y defensora de derechos humanos. Hace una relación de víctimas indirectas: uno a uno, revisa los 600 expedientes para identificar a hijos, padres y personas afectadas que quedaron en alguna situación de vulnerabilidad.

    —Hemos detectado entre tres y cinco víctimas por carpeta —explica—. La prioridad son niños en orfandad, que a veces se quedan viviendo con los probables culpables; también adultos mayores y personas con alguna discapacidad.

    En esta fiscalía nadie tiene oficina aparte, ni la jefa. Funciona en un pedazo prestado. La fiscal, los agentes, los policías y los administrativos comparten el área sin la más mínima privacidad. Quienes llegan a declarar deben relatar a viva voz los detalles de un feminicidio, una necropsia, torturas. 

    Una vez identificados, los integra a una base de datos y luego se comunica con ellos para asesorarlos y acompañarlos, para que el Estado les garantice derechos y procure reparar el daño. Zulema usa su computadora personal para completar la base de datos. Y llama a las familias desde su celular porque los teléfonos de la fiscalía sólo pueden marcar a números fijos. Qué presupuesto se les asigna es una pregunta que familiares y activistas han hecho al gobierno de la Ciudad, pero no hay respuesta. En el presupuesto de egresos del 2020 no está escrita en ninguna parte del documento la palabra “feminicidio”.

    Layla también releva carpetas, buscando identificar cómo ha sido el tratamiento —o la falta de tratamiento— a las víctimas que son parte de la comunidad LGBT+. Herrera pidió contratarla cuando detectó que, entre los 469 expedientes que recibió, había cien que tenían pocas gestiones en cerca de un año y varios de esos casos olvidados involucraban a transexuales, travestis y trabajadoras sexuales. Layla tiene el cabello negro, lacio y largo sólo de un lado; parte de su cabeza está rapada. Trae un vestido negro y un colgante de estrella de David. Tiene 26 años. Egresó de Filosofía y trabajó en organizaciones no gubernamentales. Es experta en transfeminicidios; sabe buscar indicios porque los entiende. Ella es parte de la comunidad trans. Donde otros sólo ven ropa interior femenina, maquillajes y objetos, Layla identifica pistas de prácticas travestis o procesos de transición. En tres meses ha detectado 21 casos investigados sin una perspectiva diferenciada, limitados por una identidad jurídica que no coincidía con la identidad personal de las asesinadas.

    Zulema y Layla comparten una mesa de apenas un metro por 50 centímetros. Como en un rompecabezas, acomodan sus computadoras portátiles, expedientes y dos tazas de café. Juntas tratan de sobrellevar lo difícil que es mirar a la muerte de cerca.

    —En mi caso, el trabajo aquí es por compromiso con el tema —dice Layla—. Pero ha sido complicado por la crudeza de la violencia que se ve en cada investigación. La violencia de estos crímenes y la violencia institucional por falta de perspectiva.

    A Zulema tampoco le ha resultado fácil:

    —Trabajar con la muerte me ha tocado, me ha quitado el sueño, por ejemplo.

    En los últimos seis meses, una trabajadora renunció porque lloraba a diario y luego se fue a otra instancia: “No entiendo por qué nos odian tanto”, decía.

    Desde su pasillo, con pocas herramientas y pese a los obstáculos, la fiscalía da resultados. En seis meses rescató decenas de expedientes del archivo, reabrió investigaciones olvidadas, duplicó el número de casos, lo cual muestra, sobre todo, cifras realistas e inspira confianza en la población para acercarse a denunciar. También en un semestre superó ya el número total de órdenes de aprehensión y vinculaciones a proceso. La Fiscalía de Investigación del Delito de Homicidio —sobre quien antes recaían los feminicidios— giró 18 órdenes de aprehensión y 17 vinculaciones a procesos por feminicidios en todo 2019, y desde que surgió la fiscalía especial más de la mitad de las gestiones han sido emitidas entre mayo y noviembre de 2020

    La fiscalía investiga, funciona y es efectiva.

    La oficina de Sayuri Herrera batalla contra los enemigos más diversos, hombres ensañados en perpetuar la violencia más allá de la muerte. Un feminicida ya preso, sentenciado con pruebas tan contundentes como videograbaciones por estrangular a una mujer y abandonar su cuerpo en su propia casa, se ha negado a revelar el nombre de su víctima. Y así, el cuerpo de esa mujer sigue depositado en una morgue sin que sus seres queridos puedan enterrarla.

    ***

    Herrera asiste a una reunión virtual en la que hablan de cómo va el nuevo edificio y de una protesta por la despenalización del aborto, que fue encapsulada por policías.

    —Veía a todas esas policías en la manifestación y me preguntaba por qué ellas no están aquí —reclama Sayuri Herrera a alguna otra autoridad—. Creo que todos esos recursos humanos nos podrían ayudar.

    Cerca de su oficina, a medio pasillo, hay una fotocopiadora. Nunca hay fila, pero tampoco está desocupada. Llegó hace poco y ha sido la alegría de todos porque la burocracia es un mundo de papel: todo debe estar impreso y archivado. Sin la fotocopiadora, el equipo de feminicidios debía pedir favores en otros pisos y pasillos. Ahora es una máquina sin pausa.

    Ahí llega una muchacha con jeans elásticos y con roturas en las piernas, una camiseta gris y tenis de plataforma, impecables porque son nuevos (o están muy limpios). Ronda los 30 años, parece una joven que encontrarías en cualquier lugar, hasta que gira y revela en el lado izquierdo de su cinturón una pistola de escuadra. La chica es una de las pocas policías de investigación asignadas a esta dependencia donde no alcanza el personal para garantizar custodias a las víctimas sobrevivientes.

    Durante una investigación judicial intervienen tres instancias: el Ministerio Público es la autoridad del Estado que acompaña a quien denuncia y cuya tarea es determinar si el delito tiene validez para iniciar una investigación; los policías que investigan; y los especialistas forenses, peritos, que certifican y ayudan a entender los hechos.

    La fiscalía especial para feminicidios no tiene forenses adscritos para ir a las escenas del crimen o realizar estudios a los cuerpos. Depende de que la fiscalía de homicidios les “preste” peritos, así como de los equipos de Unidad Criminalística de Proximidad (ucepés, les dicen), uno por cada punto cardinal, con cuatro turnos por cada zona. Las ucepés están integradas por criminalistas, fotógrafos y policías de investigación. Los médicos no asisten a la escena del crimen. Así, muchas veces, luego de otras intervenciones, el cuerpo de una mujer asesinada llega al Incifo, desnudo, sin ropa ni objetos que ayuden a reconocer la causa de muerte, dar pistas del feminicida o reforzar la causa judicial. En el camino se borran las huellas que pueden revelar algo importante.

    II.

    Diligencias a las cuatro de la madrugada, guarderías cerradas; asegurar una propiedad; valuar tambos con ácidos, pistolas, fusiles, joyas; hacer largos análisis y dictámenes con un bebé en brazos: así fueron las peores noches de Ana durante dos décadas de trabajo en la Fiscalía General de la República (FGR) como perita valuadora de bienes transportables.

    —A esa hora, ¿dónde lo dejaba? —dirá a modo de explicación seis años después, mientras su hijo ronda por el jardín de su casa, una vivienda de tipo campestre. Ana (sin apellido, por seguridad) es una química farmacobióloga de 52 años con el cabello largo y negro, anteojos y sonrisa amplia, nacida en Oaxaca.

    Como perita oficial trabajó en Ciudad de México, Oaxaca, Veracruz y Puebla. Lo más difícil fueron los últimos días: solo eran ella y otro perito en un estado donde no paraban de crecer los robos de combustible y la ordeña de ductos. Tomaba a su pequeño en la madrugada, lo subía al auto y llegaba con él a donde la llamaran. No había más opciones porque su esposo también era forense y vivía en la Ciudad de México. Un día llegó con el bebé a una diligencia a las 11 de la noche.

    —Oiga, no puede traer a su hijo —le dijo un emepé.

    —¿Y qué quiere que haga? —refunfuñó Ana.

    Entraba a las 8 am y regresaba a las 10 pm o pasada la medianoche; hacía una decena de dictámenes por día, lo que era una locura. Llegó a trabajar 72 horas sin dormir.

    En este mundo, las mujeres suelen ocupar cargos de menor rango: son oficiales secretarias aunque sean abogadas tituladas o con maestrías, muchas veces, con mejor preparación que los hombres que les dan órdenes.  

    Un disco con más de 50 mil fotografías hacen parte del registro de su trabajo: cada una cuenta una historia. Como el caso de dos primas adolescentes, de 14 y 15 años, que iban caminando por una carretera en Tlaxcala cuando un grupo de tratantes las subió a un vehículo y las secuestró para prostituirlas en un lugar donde se fabricaban materiales de construcción. Ana recuerda tres cuartitos escondidos en medio de tabiques: uno muy pequeño, con un colchón mugroso y desgastado, otro con un sillón desvencijado y otro más grande con dos camas, un tocador rústico hecho con cajitas, muchos maquillajes baratos y un lazo con ropa de mujer y bolsas colgadas. Las niñas podían entrar y salir, pero las amenazaban con matar a sus familias si se iban. Ninguna se animaba a correr, hasta que la chica de 14 tomó valor para fugarse y denunciar. La mujer que las aleccionaba había sido secuestrada hacía 25 años y con el tiempo se había convertido en celadora.

    Los recuerdos de Ana llegan en forma de objetos y enlazan historias. Juguetes en una casa, también de Tlaxcala, donde no encontraron niños. Una mujer vivía allí con sus hijos: proxenetas que enamoraban a jovencitas y se casaban con ellas para prostituirlas en bares. Una vieja lancha descubierta durante un carnaval de Veracruz en la que tres años atrás viajaban un muchacho, su esposa y su bebé al momento de que los desaparecieran. Las joyas que valuó en millones de pesos, bolsa por bolsa que examinó frente a un MP y que habían robado de un Liverpool en Boca del Río en 2012, mientras una chica de 19 años rendía su declaración: la habían contratado para que recibiera un paquete en una parada de autobús y ella terminó siendo la primera detenida por los militares.

    Ana ha tenido en sus manos rastros de las mutaciones de la violencia en dos décadas. Pasó de valuar viejas escopetas R15, que usaban campesinos para cuidar sus tierras, a valuar potentes kalashnikov AK-47, fusiles de guerra que están prohibidos en México y con los que se han perpetrado las peores masacres. Pasó de un Oaxaca relativamente calmado a un Veracruz de secuestros, cuerpos arrojados y ranchos con fosas clandestinas; y de ahí, a la Puebla del “huachicol”.

    —En Veracruz me dejó impactada que, cuando agarraban a un presunto delincuente, siempre eran jovencitos que no pasaban de los 22 años, acompañados con una muchachita que tenía unos 18 años y un bebé. Los lugares de cateo siempre eran humildes, pero siempre algo sobresalía: algunas zapatillas altas, algunos tenis buenos, algún Nintendo. A las muchachitas las enviaban a penales de La Paz o Coahuila, las llevaban lejos. Y las mamás decían “¿qué pasa?”; mamás también muy jóvenes, que no pasaban de los 40, y tenían que quedarse con los nietos sin poder ver a sus hijas.

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    Qué presupuesto se les asigna es una pregunta que familiares y activistas han hecho al gobierno de la Ciudad, pero no hay respuesta. En el presupuesto de egresos del 2020 no está escrita en ninguna parte la palabra “feminicidio”.

    Desde el primer día como perita, en 1998, Ana sintió un gran peso porque su firma en los dictámenes podía hundir a alguien o dejarlo en libertad.

    La criminalidad en el país ha dejado sin descanso a los equipos forenses. Si se trata de fosas clandestinas deben estar ahí desde que empiezan a recabar las evidencias hasta que llega otro equipo y los reemplaza. Ahí les toca comer, cerca de la escena del crimen. Dormir sobre cajas, en el coche o sentadas en cualquier sitio, nada de ir a un hotel.

    —En la fiscalía había un lema: “No interesa lo que tardaste o lo que costó hacer tu trabajo, a mí, dame resultados”.

    Estadísticas, números, cifras. Sentada delante de un muro de plantas, plácida, piensa en el riesgo en el que pudo estar, como aquella vez en que a sus compañeros los estaban linchando.

    Ahora la FGR tiene 1 747 peritas y peritos. Ana formó parte de una generación anterior donde las mujeres tenían menos espacios en las ciencias forenses. Las series estadounidenses vinieron a darle la vuelta a un mundo masculino y con poca perspectiva de género. Con el boom de C.S.I. llegaron más peritas. Se espera que el empleo de técnicos en ciencias forenses crezca un 27% entre 2014 y 2024, al menos, en Estados Unidos, según la Oficina de Estadísticas Laborales. En México no hay proyecciones o datos actuales acerca de la cantidad de hombres y mujeres que trabajan en este campo. Intentamos averiguarlo enviando solicitudes de transparencia, aunque en una consulta tan sencilla para diferenciar por género, los estados de Ciudad de México, Hidalgo, Colima, Estado de México, Nayarit, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Sinaloa, Tabasco, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y Yucatán no respondieron.

    Chihuahua, el estado con mayor extensión territorial, tiene 481 peritos, de los cuales 239 son mujeres y 22 de sus 39 coordinaciones están lideradas también por mujeres. Los sueldos van de 14 a 20 mil pesos, más bajos que en Nuevo León, donde comienzan en 20 y llegan a 50 mil. Otro estado donde las mujeres son mayoría es Zacatecas: son 133 mujeres de 259 forenses (aunque el jefe es hombre). En Campeche hay 34 mujeres y 28 hombres, que ganan entre 10 y 17 mil pesos, y en Michoacán, 13 mujeres y 9 hombres, que perciben entre 23 y 25 mil pesos; dos peritas son las que ganan más.

    Un feminicida ya preso, sentenciado con pruebas tan contundentes como videograbaciones por estrangular a una mujer y abandonar el cuerpo en su propia casa, se ha negado a revelar el nombre de su víctima. Y así, el cuerpo sigue en una morgue. 

    En Baja California Sur hay 69 hombres y 50 mujeres, 14 de ellas, contratadas hace menos de dos años; el coordinador es un hombre, que gana apenas 16 mil, aunque tiene 35 años de antigüedad. Morelos tiene 112 peritos y 84 peritas; sus sueldos van de los 18 a los 22 mil. En San Luis Potosí son 35 hombres y 29 mujeres, que ganan entre 30 y 34 mil. Sonora tiene 73 mujeres y 103 hombres, que ganan entre 14 y 20 mil: salvo una mujer, son hombres los que tienen los salarios más altos. Durango sólo comparte los datos de medicina forense: 10 mujeres y 13 hombres.

    La mayor disparidad de género está en las fiscalías de Jalisco: 225 hombres y 174 mujeres. En Coahuila hay 142 hombres y 53 mujeres, 18 de ellas en criminalística; un perito de campo cobra 12 mil pesos, mientras que los antropólogos y arqueólogos ganan 22 mil.

    “Hoy, las mujeres ocupan cerca de un 40% de los puestos dentro de las instituciones públicas especializadas”, dice Manuela Melchor, criminóloga y editora general de la revista Expresión Forense, una publicación especializada.

    Existe un mundo de posibilidades en el peritaje forense: criminalistas, químicas, médicas, psicólogas, topógrafas, fotógrafas, genetistas, especialistas en dactiloscopia, antropólogas forenses y un largo etcétera. En todas las investigaciones criminales se requieren voces expertas que dictaminen o certifiquen y, pese al elevadísimo número de muertes violentas en México, el problema de los estudiantes de Ciencias Forenses es que no encuentran mucho trabajo cuando egresan, dice Juan Martín Hernández Mota, director de la revista, quien estudió ingeniería en topografía geodésica en la UNAM y tiene posgrados en Física y Criminología. “O se vuelven taxistas o conductores de Uber, porque las convocatorias en las fiscalías son casi nulas”. Lo ha visto en su extensa carrera docente. Y calcula que cada año egresan en promedio mil estudiantes.

    Hernández Mota fue perito especializado en tránsito terrestre en la FGR durante dos décadas. Su especialidad y balística siguen teniendo más presencia de hombres. Él prefiere “trabajar con mujeres, porque son más meticulosas, más detalladas y cuidadosas, y menos propensas a la corrupción. Pero todavía tenemos una deuda con ellas: por mucho que se diga, en el ámbito forense sigue existiendo una cultura machista, donde los casos fuertes o relevantes los atiende un hombre y a la mujer la mandan como compañía o para dar su opinión”.

    III.

    Cuando le pides una entrevista, ella con naturalidad responde: “¿Te queda mejor a las 10 o a las 11 de la noche?”. Porque así son sus días: sin pausa. Y cuando le llamas, casi a medianoche, te ofrece mil disculpas porque todavía está ocupada en una diligencia, es decir, recogiendo pruebas o acompañando a alguna familia a reconocer el cuerpo de una mujer asesinada.

    Brenda Bazán, de 36 años, cabello castaño y simpática, es una de las mujeres con más experiencia en la investigación de feminicidios en todo el país. Es agente del Ministerio Público y desde hace nueve años trabaja exclusivamente temas de género. Ha estado en las agencias de Cuautitlán, Ecatepec, Tlalnepantla, Tultepec y Toluca. Es decir, las zonas con los más alarmantes índices de violencia feminicida, donde ser mujer es un peligro en sí mismo.

    El Estado de México es el sitio más cruel y mortífero. Ahí han ocurrido casos que han enmudecido a la población. Ahí un hombre se llevó a la niña Fátima cuando salía de la escuela y la asesinó. Ahí un marido golpeó hasta la muerte a Elideth, una mujer de 30 años, mamá de un niño de 10. Ahí abandonaron a una niña de menos de cinco años, muerta, en un basurero, donde estuvo meses sin que la identificaran; le llamaban “calcetitas rojas”. Ahí, en un baldío, arrojaron los cuerpos de Angélica y su hija, Karla, que habían ido a bailar. Es también uno de los territorios más impunes: entre 2014 y 2017, asesinaron al menos a 1 413 mujeres y solo 236 casos fueron investigados como feminicidio, es decir 16.70%, según un estudio que patrocinaron la Unión Europea, la Embajada de Países Bajos y el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio. Un estado donde cada día aparecen en las morgues mujeres asesinadas: de los 724 feminicidios registrados en el país entre enero y septiembre de 2020, 106 ocurrieron en el Edomex, dicen los datos del Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública. Además, con la pandemia y el confinamiento, los feminicidios han aumentado tres o cuatro veces.

    En ese terreno ha hecho su carrera Brenda Bazán. Es la mujer que integró el expediente más emblemático en la lucha en contra del feminicidio en México, el caso de Mariana Lima, una abogada de 29 años a quien asesinaron en su domicilio, en Chimalhuacán, en 2010. Su cuerpo presentaba señales de asfixia y el primer dictamen oficial certificó “suicidio”. Sus padres, Irinea Buendía y Lauro Lima, sabían que Mariana sufría golpes y violencia por parte de su esposo, el policía ministerial Julio César Hernández Ballinas. No se conformaron con la versión que lo exculpaba y reclamaron hasta lograr que el caso llegara a la Suprema Corte de Justicia, en 2013. El 24 de marzo de 2015, en un fallo histórico que sentó la primera jurisprudencia específica, el máximo tribunal del país ordenó reabrir el caso como posible feminicidio y que se investigara la posible negligencia de la Fiscalía del Estado de México.

    Entonces el caso pasó al escritorio de Brenda Bazán. A su oficina en Cuautitlán llegaron 10 cajas con el mensaje “Te toca este expediente” y su vida se hizo más intensa. Con 30 años de edad, pasó a dirigir un equipo de 22 peritos. Investigó con perspectiva de género. Comprobó que la versión del suicidio era absurda, como reclamaban los padres de la víctima, porque el peritaje inicial decía que Mariana Lima se había quitado la vida ahorcándose con hilos de macramé y colgándose de unos pocos clavos pequeños, como los que se usan para cuadros. Brenda enlazó las claves que llevaron a la exhumación de los restos de Mariana y al arresto de Julio César Hernández Ballinas, en junio de 2016. Construyó un expediente tan sólido que ha hecho a muchas personas volver a creer en la verdad y la justicia como horizontes posibles. Al mismo tiempo, develó la impericia y complicidad de sus colegas en la procuración de justicia.

    —¿Y cómo reaccionaron tus compañeros?

    —Se quedaban asombrados los involucrados. Sí había recelo, porque era pegarle a la coordinación del momento. No hubo aplauso ni reconocimiento a mi trabajo.

    —¿Tuviste algún problema de seguridad?

    —En un momento tuve que cambiar de sede por problemas de seguridad. Me radicaron en otro lugar, desde donde seguí la investigación.

    El caso sigue en tribunales, a la espera de una sentencia definitiva. Aún incomoda; tanto que en enero de 2020 intentaron asesinar a una de las testigos clave, Guadalupe Michel Lima, hermana de la víctima. Le dispararon seis balazos.

    ***

    Brenda Bazán quería ser médica, pero empezó como veterinaria. De ahí, pasó a Mercadotecnia y luego vino un golpe del destino: empezó a estudiar Derecho por un problema de herencia, una injusticia hacia un familiar. Porque siempre ha sido apegada a defender y argumentar, dice. Hizo su servicio social en la agencia Barrientos, en el municipio de Tlalnepantla, donde una capacitación en perspectiva de género le cambió la vida. Ganó un puesto por concurso y comenzó a trabajar en las escenas del crimen.

    Ha visto cientos de cuerpos destrozados, pero hay uno que no logra olvidar:

    —Mi primera experiencia: una mujer, un suicidio… o supuesto suicidio. Enfrentarlo nunca se te olvida pero yo siempre tuve una visión analítica, no de morbo. Siempre trato de entender la historia, de ver más que el cuerpo. Recuerdo un cigarro que había en ese lugar.

    Ser analítica es observar cada detalle, como un cigarro o el hilo para macramé y los clavos que no podrían haber soportado el cuerpo de Mariana si se hubiera suicidado. ¿Tomar distancia de un caso significa perder empatía? Brenda cree que se necesita lo contrario:

    —Para entender, tienes que tener sensibilidad: observar el dolor, el sufrimiento, las maniobras que la víctima pudo hacer o no. Imaginar lo que estaba sufriendo: eso es lo que te ayuda a ver la situación de manera analítica.

    “Sensibilidad” es una palabra que menciona a cada rato. Ahí radica, en su opinión, la clave de la investigación de feminicidios. Porque en general los hombres y, en particular, los policías, dice, tienen poca preparación y carecen de la sensibilidad necesaria. Argumenta que, cuando hay una víctima femenina, muchas veces llegan al lugar y no toman la precaución de resguardar el área, la parte perimetral donde pudiera haber indicios. Por ejemplo, si encuentran a una víctima en un terreno baldío o una zona boscosa, los policías entran incluso con vehículos, borrando cualquier rastro.

    —¿Y con qué tiene que ver esa falta de sensibilidad?

    —Ya tienen una situación patriarcal muy importante.

    Ana ha tenido en sus manos rastros de las mutaciones de la violencia en dos décadas. Pasó de valuar viejas escopetas R15, que usaban campesinos para cuidar sus tierrasa valuar potentes kalashnikov AK-47, fusiles prohibidos con los que se han perpetrado las peores masacres.  

    Brenda habla en voz alta, firme. Tiene la cualidad de desenrollar el vocabulario de una abogada al castellano ordinario. Y en nueve años de investigar feminicidios, nunca había dado una entrevista. Lleva más de tres mil días trabajando como emepé especializada en perspectiva de género, investigando cada detalle desde esa mirada. Trabaja los siete días de la semana, 365 días al año. Procura quedarse en su casa los fines de semana pero no se desconecta. Su teléfono nunca está apagado ni en silencio.

    —Somos ausentes de la familia, como los médicos. Tal vez tenemos que trasladarnos al lugar a las 11 de la noche y más; he llegado a mi casa a las cuatro o cinco de la mañana. Te impacta también el enterarte de los lugares de riesgo, de los modos de los perpetradores, sus dinámicas. Estás siempre alerta. Nosotras adquirimos pericia: miramos siempre por el retrovisor, estamos atentas si se acerca una motocicleta…, sobre todo si es de noche, mejor pasamos los topes rápido, sin frenar; nos mantenemos a distancia de otros autos para poder maniobrar.

    Las precauciones naturalizadas, el terror bajo la piel. La agente describe el sobrevivir paranoico de millones de mujeres en México. Vivir en alerta, ése es el impacto en su vida personal. Es la lista de los miedos que se han hecho costumbres y han cambiado nuestra vida cotidiana desde que asesinan a cerca de 10 mujeres cada 24 horas.

    Cuando terminó su trabajo en el caso de Mariana Lima, Brenda Bazán había decidido tomar un respiro, pero el gobierno de la Ciudad de México creó la fiscalía especial para feminicidios y Sayuri Herrera la llamó enseguida. Le pidió integrarse a su equipo porque la considera una de las personas más capaces, experimentadas y confiables en el tema. Ahora, trabajan juntas en la investigación y combaten el feminicidio en la capital del país. Entre los primeros hallazgos desde esa trinchera, cuenta que, así como en el pasado encontraban reticencia de muchos a reconocer al feminicidio como un delito específico, en el presente muchos burócratas y colegas quieren catalogar así a todo asesinato de una mujer. Y no sólo las sobrecargan de trabajo, también les impiden avanzar sobre el asunto nodal:

    —Necesitamos reconocer la violencia que está impactando a las mujeres. Las lesiones degradantes, infamantes. Es importante para implementar toda la fuerza en la prevención. Si vamos reconociendo puntos rojos, entonces reconocemos la violencia y pasamos a ver qué se puede hacer para prevenir.

    Después de dos horas de plática, cierra con una sonrisa. Desocupada ya, su celular suena con notificaciones de mensajes y llamadas. Va llenándose de dudas, consultas, recados. Recibe fotografías de las escenas del crimen, textos y llamadas de peritos que le dicen “a ver, jefa, hicimos tal cosa”, “a ver, jefa, ¿qué piensa de esto?”.

    Ella observa las imágenes y les pregunta si ya pasaron a la sala, si ya revisaron el baño.

    Brenda no duerme.

    mujeres perito ilustracion de jimena estibaliz

    Hoy, las mujeres ocupan cerca del 40% de los puestos dentro de las instituciones públicas especializadas. Una fiscalía con perspectiva de género es un oasis de esperanza en México.

    IV.

    Es de noche cuando las mujeres llegan a la fiscalía de Chimalhuacán, el 2 de noviembre de 2020, donde la oscuridad es riesgo, hora de guardarse. Se animan porque salen juntas: son unas viente o treinta, en su mayoría, veinteañeras, aunque encabezadas por doña Lidia —así le llaman—, la mamá de Diana Velázquez Florencio, una mujer a quien asesinaron en 2017, cuando tenía 24 años.

    Lidia es chaparrita, delgada y canosa. La mirada endurecida, la desconfianza que alterna con un cansancio inocultable. Envejecida por el dolor como miles de madres en México. Esta noche vuelve a las oficinas que tanto ha caminado para gritar otra vez el nombre de su hija, para instalarle un altar-protesta en el Día de Muertos y exigir justicia por las demás asesinadas.

    En esta noche de velas, copal y cempasúchil, Lidia no habla del dolor ni de la ausencia. Elige nombrar otra parte de su calvario: las autoridades. “Ellos no trabajan —dice—. Son omisos, son negligentes, son corruptos al no hacer bien su trabajo. Desde el momento en que encuentran a nuestras hijas, dicen lo primero que se les ocurre. Su personal no está capacitado para el trabajo que hacen, peritos que no saben siquiera que tienen que tomar más de dos fotografías. Entonces desde ahí se entorpecen las investigaciones y, a nosotros, como familiares, nos dejan un largo, difícil y doloroso camino”.

    Miran policías y algunos hombres. Con voz tímida y una grabadora, las veinteañeras cantan “Canción sin miedo”, el himno de estos tiempos compuesto por Vivir Quintana. Al terminar, indican por altavoz: “Morras, no se olviden de avisar en el grupo de WhatsApp cuando lleguen a su casa”. Y se van.

    El edificio queda tapizado con rostros de mujeres que faltan. Marianas, Dianas, Lesvys, Sofías. La lista infinita de un país con miles de desaparecidas.

    Una fiscalía especial conducida por treintañeras feministas es un oasis de esperanza en México. Una emepé especializada en perspectiva de género es un caso poco frecuente. Son arduas las batallas de las peritas dentro de las instituciones, en cada escena del crimen. Pero afuera todavía vivimos entre rincones oscuros, descampados de muerte y burocracia hecha montaña de papeles.

    *Este reportaje fue realizado durante el mes de octubre de 2020. Al cierre de esta edición, finales de noviembre de 2020, el equipo de la fiscalía comenzó su mudanza a un nuevo edificio en calle Doctor Río de la Loza.

    • Wendy Selene Pérez, Paula Mónaco Felipe
    • Ilustraciones de Jimena Estíbaliz

    Toda la información e imágenes son de GATOPARDO.
    Link original: https://gatopardo.com/reportajes/mirar-nuestra-muerte-ser-mujer-perito-en-mexico-un-dia-en-la-fiscalia-de-feminicidios/?fbclid=IwAR0BqrtFX-hyb0zp3GY8C7c2KDSvnXiIDJnU1fpLAvhOlyzTBUxblpxH3Go

  • Todos los empleos perdidos en diciembre, en Estados Unidos, eran de mujeres: Estudio

    Todos los empleos perdidos en diciembre, en Estados Unidos, eran de mujeres: Estudio

    Las mujeres fueron las más afectadas por el desempleo durante diciembre de 2020 en Estados Unidos, según el último informe de National Women’s Law Center

    El empleo en Estados Unidos cayó por primera vez desde abril cuando 140 mil puestos de trabajo desaparecieron en diciembre, según el último informe de la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS).

    En comparación con febrero, el empleo se redujo en 9,8 millones de puestos de trabajo, o un 6,5 por ciento. Según el BLS, la pérdida de empleo de diciembre «refleja el reciente aumento de los casos de covid-19 y los esfuerzos para contener la pandemia».

    Pero el hallazgo que más ha llamado la atención de especialistas es que las mujeres, especialmente las mujeres negras y latinas, fueron las más afectadas por el desempleo 2020 en Estados Unidos, de acuerdo con National Women’s Law Center.

    Según un estudio, sólo en diciembre ellas perdieron 156 mil puestos de trabajo mientras que los hombres ganaron 16 mil.

    Si dividimos a las mujeres desempleadas en cuatro grupos, también aparecen resultados interesantes:

    • Las mujeres con alguna discapacidad tienen una tasa de desempleo del 11.4 por ciento, la más alta del grupo.
    • Las jóvenes entre 20 a 24 años, 9.3 por ciento.
    • Las latinas, del 9.1 por ciento,
    • y las negras, del 8.4 por ciento.

    Mientras que la tasa de desempleo de los hombres blancos es del 5.8 por ciento.

    Muchas de las mujeres desempleadas han estado sin trabajo durante 6 meses o más, y gran parte de las que están trabajando no obtienen las horas que quieren o necesitan para cubrir sus necesidades.

    El análisis realizado por National Women’s Law Center señala que más del 44 por ciento de las plazas laborales perdidas en marzo y abril por la crisis sanitaria no se han recuperado.

    Además, las mujeres han enfrentado la mayoría de los recortes laborales ocasionados por la covid-19, pues ellas representan más de la mitad de los despidos en lo que va de la pandemia.

    Entre enero y diciembre de 2020 casi 2,1 millones de mujeres abandonaron la fuerza laboral, incluidas 564 mil mujeres negras y 317 mil latinas.

    Toda la información e imágenes son de MILENIO.
    Link original: https://www.milenio.com/politica/todos-los-empleos-perdidos-en-diciembre-en-eu-eran-de-mujeres

  • El COVID-19 agravó las perspectivas económicas de las mujeres en México

    El COVID-19 agravó las perspectivas económicas de las mujeres en México

    Si las mujeres en México ya enfrentaban las peores perspectivas económicas en América Latina, ahora la pandemia amenaza con hundirlas aún más, agravando la desigualdad crónica y perjudicando el futuro del país.

    Según datos del Gobierno, casi dos tercios de los empleos perdidos en el país durante el brote de coronavirus han correspondido a mujeres. Este problema se ha visto agravado por el hecho de que el Gobierno no ha apoyado a los padres durante la crisis, mientras que ante la falta de estímulo fiscal, cualquier recuperación económica depende principalmente de las industrias pesadas dominadas por hombres.

    La asistente de párvulos Citlali Magaña Santos fue una de las millones de mujeres mexicanas afectadas por la crisis el verano pasado cuando su escuela preescolar en Ciudad de México ya no pudo pagarle. La madre soltera de 24 años encontró un empleo informal para mantener a su hija, cuidando a los hijos de un grupo de familias mientras los jardines infantiles estaban cerrados. Ella es una de las más afortunadas según los estándares actuales: en la actualidad, solo 40% de las trabajadoras del país tienen empleos en comparación con 44% antes del brote de coronavirus, muy por debajo del promedio de América Latina y el Caribe, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

    El desempleo femenino es una de las mayores barreras al desarrollo que tiene México, según Gabriela Inchauste, investigadora del Banco Mundial y coautora del informe “Diagnóstico de género de México”, que estima que la brecha de género le cuesta a México 25% del ingreso per cápita. Es una oportunidad perdida.

    El desempleo femenino es una de las mayores barreras al desarrollo que tiene México (Foto: EFE)El desempleo femenino es una de las mayores barreras al desarrollo que tiene México (Foto: EFE)

    En los países desarrollados, los confinamientos borraron los avances que habían logrado las mujeres en la fuerza laboral debido a que el cierre de las escuelas las obligó a hacerse cargo del cuidado de los niños. Esta llamada “shecession” —una recesión que afecta particularmente a las mujeres— ya existía en México mucho antes de la pandemia: el país ocupó el año pasado el puesto 124 entre 153 en un análisis del Foro Económico Mundial sobre las oportunidades económicas femeninas.

    Las escuelas preescolares privadas, como la de Magaña Santos, han estado bajo presión desde principios de 2019, cuando el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, recortó los subsidios a las escuelas para apoyar la enseñanza de hijos de madres trabajadoras y, en su lugar, comenzó a entregar la ayuda económica directamente a las madres. La cantidad de personas que se benefician del programa ha disminuido hasta en 25%, según un estudio.

    Las reducciones de personal en los jardines infantiles han sido un golpe especialmente cruel para las mujeres, dijo Alexandra Zapata Hojel, experta en el sistema educacional mexicano. Las escuelas preescolares cierran y muchas mujeres pierden sus empleos, sostuvo.

    Toda la información e imágenes son de INFOBAE.
    Link original: https://www.infobae.com/america/mexico/2021/01/15/el-covid-19-agravo-las-perspectivas-economicas-de-las-mujeres-en-mexico/

  • Aúna, la plataforma que impulsa la participación de mujeres en las próximas elecciones

    Aúna, la plataforma que impulsa la participación de mujeres en las próximas elecciones

    Aúna es una plataforma que nació de la participación de 75 mujeres, quienes impulsarán a líderes feministas a postularse a candidaturas de distintos partidos.

    Aúna es la primera de su tipo, busca impulsar una política colectiva, una cultura feminista y una transformación del mundo

    Aúna es la primera plataforma feminista en México. Nació de la participación de 75 mujeres que la construyeron para impulsar a líderes feministas a postularse a candidaturas y precandidaturas de distintos partidos y, una vez ahí, ‘transformar el mundo’.

    Las próximas elecciones intermedias serán las primeras para la plataforma, que a diferencia de un partido, nace de un grupo de personas organizadas que eligen a personajes con perfiles de liderazgo para impulsarlos en el ámbito de la política.

    Cuentan con una agenda que busca la paz y justicia, la igualdad de género, la protección al medio ambiente y políticas tanto económicas como de bienestar.

    “Fundamentalmente buscamos que las mujeres participen en la toma de decisiones, hay mujeres en la política, o en los partidos, pero no en posiciones de decisión, o no se les acompaña lo suficiente para que ocupen los puestos políticos que son clave”. afirma Verónica Ortiz, integrante de Aúna.

    La plataforma cuenta con 50 mujeres nominadas a tomar cargos públicos en estados como Sonora, Oaxaca, Jalisco, Puebla y Ciudad de México. Para ello, se realizó un proceso de reclutamiento que comenzó a finales de noviembre pasado, y tuvo que ser apresurado por motivo de la pandemia.

    Al inicio, se recibieron solicitudes de mujeres propuestas y voluntarias, además de 500 correos de reclutamiento; del total de aspirantes, se eligieron a 70, y tras pasar por cuestionarios, dictaminadores, entrevistas y un análisis riguroso del perfil de cada una, se anunciaron 50 finalistas.

    Con las elecciones intermedias a la vuelta de la esquina, Aúna busca llevar a sus nominadas a cargos de legisladoras, alcaldesas, regidoras y concejalas.

    Una vez logrado el objetivo, planean seguir acompañando a las líderes durante su trayectoria política, y lograr transformaciones sociales que favorezcan a las diferentes comunidades de México.

    De esta forma, afirma Verónica, esperan ser pioneras en las nuevas opciones dentro del universo político mexicano, para que más alternativas como ellas “florezcan y sigan transformando el mundo”.

    “Porque es lo que queremos, transformar este mundo, ser parte de la transformación de este mundo”.

    Hacer política juntas

    Uno de los pilares clave de Aúna es portar la política de manera diferente, con “la consigna de la mano”, señala Ortiz, donde las mujeres hagan política juntas, “siempre juntas”.

    Aúna busca abrir un espacio, en especial durante su primera época electoral en este 2021, de lucha colectiva, impulsado por redes de organización y trabajo.

    Así funciona el interior de la plataforma, donde sus integrantes se organizan en comités según sus perfiles e intereses, imparten talleres de capacitación y se solventan con donaciones internas voluntarias.

    Son una red de afinidades, señalan en su Manifiesta y recalca Verónica Ortiz, en la a pesar de las diferencias se lucha en conjunto por una agenda en común.

    Además, señalan la participación como parte de la cultura, e incluso de la naturaleza de las mujeres, quienes históricamente han luchado por sus causas.

    “Son las mujeres las que están saliendo a buscar a sus hijos e hijas desaparecidas, son las mujeres las que se están organizando para identificar los peligros dentro de las comunidades”, expone Ortiz, “Una no va sola a nada, no va sola a luchar, no estás sola cuando hay violencia, no estás sola cuando necesita apoyo”.

    Así pues, Aúna busca impulsar y llevar a cargos públicos a mujeres con feminismos de consciencia de participación, de colaboración y contribución.

    Tienen como referencia a casos como el de Alexandria Ocasio Cortez, la congresista más joven en la Cámara de Representantes en Estados Unidos, quien llegó a la bancada con apoyo de la plataforma ‘Justice Democrats’, o la plataforma feminista brasileña, ‘somos MUITAS’, quien apoyó a Áurea Carolina para ser diputada federal.

    “Nos unimos porque estamos convencidas de que México necesita una generación de mujeres líderes que luchen por sus comunidades, para impulsar una agenda común por un país más igualitario, seguro y justo, para hacer política de una manera diferente, y ejercer el poder de forma horizontal, comunitaria y participativa”.

    Toda la información e imágenes son de ANIMAL POLÍTICO.
    Link original: https://www.animalpolitico.com/2021/01/auna-plataforma-impulsa-participacion-mujeres-elecciones/
  • Clara Campoamor, Tina Modotti, Carmen Alborch y otras 13 biografías de mujeres para comprender la lucha por la igualdad en el siglo XX

    Clara Campoamor, Tina Modotti, Carmen Alborch y otras 13 biografías de mujeres para comprender la lucha por la igualdad en el siglo XX

    De Carmen de Burgos a Soledad Puértolas pasando por figuras como Clara Campoamor, María Teresa León, Carmen Laforet, Pilar Miró o Carmen Alborch, la periodista y escritora Inmaculada de la Fuente (Madrid, 1954) se embarcó en el ambicioso proyecto de trazar perfiles biográficos de 16 sobresalientes españolas del siglo XX. Todas ellas, incluidas tres extranjeras vinculadas con España, fueron mujeres que cambiaron la Historia en una u otra medida, impulsaron la lucha por la igualdad en la teoría y en la práctica y dejaron huella en las siguientes generaciones.

    La talla de las elegidas para el libro Inspiración y talento. Dieciséis mujeres del siglo XX (Punto de Vista Editores), que acaba de publicarse, resulta indiscutible y, pese a las diferencias entre ellas, se distinguen algunos rasgos comunes. «Todas fueron pioneras y vanguardistas y la mayoría de españolas importantes del siglo XX fueron a la vez políticas e intelectuales», señala Inmaculada de la Fuente.

    100%

    Con una larga trayectoria en el diario El País, premio nacional de Periodismo en 1985, la autora se ha inclinado en los últimos años por el género biográfico de mujeres. Así publicó Mujeres de la posguerra o El exilio interior. La vida de María Moliner, entre otros títulos, al tiempo que no ha dejado de investigar en la historia del siglo XX en nuestro país desde una perspectiva feminista. Como fruto de esta opción literaria surgió la idea de Inspiración y talento, un libro al que Inmaculada de la Fuente ha dedicado dos años de trabajo de escritura y de documentación en libros, periódicos y revistas. Asimismo, la escritora ha entrevistado a familiares o amistades de algunas de las biografiadas.

    «Aunque se trata de pequeñas biografías», comenta la autora en una charla con elDiario.es, «la tarea investigadora exige el mismo esfuerzo que si se tratara de una biografía exhaustiva. En cualquier caso, he tenido que leer mucho para desarrollar más tarde una gran capacidad de síntesis. Me ha preocupado también situar a esas 16 mujeres con un enfoque histórico porque todas ellas fueron representativas de su época y estuvieron dotadas de una excelencia muy destacable».

    Todas ellas fueron representativas de su época y estuvieron dotadas de una excelencia muy destacable

    Clara Campoamor, una de las mujeres de ‘Inspiración y talento’

    Con un estilo ágil y ameno, con talante periodístico y rigor académico, respaldada por una amplísima bibliografía, Inmaculada de la Fuente ha publicado un libro mosaico que sirve a la perfección para comprender la evolución de las españolas a lo largo del siglo XX. De algunas mujeres ya había escrito De la Fuente en ensayos o artículos anteriores, como es el caso de Carmen de Burgos, María Teresa León, Margarita Nelken o Elena Fortún, si bien ha adaptado aquellos textos. Pero en otras figuras (Clara Campoamor, Pilar Miró o Carmen Alborch) ha tenido que abordar el trabajo de investigación desde los cimientos.

    Llama la atención que la mayoría de las mujeres elegidas (todas ellas fallecidas salvo la novelista Soledad Puértolas), proceden de la política o de la cultura o de las dos facetas a la vez. De hecho, dirigentes republicanas como Clara Campoamor, Victoria Kent, Margarita Nelken y María Teresa León ejercieron también como escritoras; profesionales culturales como Pilar Miró, Carmen Díez de Rivera, Montserrat Roig o Carmen Alborch militaron activamente en política; o fotógrafas como Tina Modotti o Gerda Taro tuvieron un papel destacado en la Guerra Civil. A la autora de Inspiración y talento le interesaba esa doble condición en unas mujeres que ejercieron el poder y una actividad pública, al tiempo que participaban en la batalla de las ideas.

    «No obstante», afirma Inmaculada de la Fuente, «mi elección de protagonistas se ha basado sobre todo en la excelencia, en su condición de mujeres que abrieron camino, que rompieron moldes, que hicieron avanzar la lucha por la igualdad. También es cierto que muchas líderes notables del siglo XX español fueron de izquierdas y progresistas, pero no todas». Algunos ejemplos, además, como los de la periodista Sofía Casanovas o la política Clara Campoamor, muestran contradicciones entre facetas con actitudes muy modernas y otros aspectos con posiciones más conservadoras.

    Mi elección de protagonistas se ha basado sobre todo en la excelencia, en su condición de mujeres que abrieron camino, que rompieron moldes, que hicieron avanzar la lucha por la igualdad

    Pilar Miró entre las figuras analizadas en ‘Inspiración y talento’

    No tiene duda la periodista y escritora de que los periodos de la República (1931-1939) y de la Transición (1976-1982) resultaron los más fructíferos y enriquecedores para la sociedad española, en general, y para las mujeres en particular. “Esa efervescencia política y cultural de esas épocas se tradujo en un impulso para las luchas feministas”, comenta De la Fuente. Como prueba de ello, ocho de los perfiles biográficos de su libro se ocupan de figuras republicanas y cinco de personalidades vinculadas a la Transición. La autora aclara que no ha incluido en su obra a mujeres de las generaciones actuales, nacidas a finales del siglo XX, porque necesitaba una cierta distancia para abordar estos ensayos biográficos.

    Tras subrayar que hoy abriría el foco de las mujeres importantes a científicas, filósofas o activistas sociales, Inmaculada de la Fuente destaca la labor de muchos historiadores que en las últimas décadas han rescatado del olvido a mujeres de primera fila. “Podría decirse”, aclara, “que el género biográfico ha dedicado poco a poco la atención que se merecían a multitud de mujeres sobresalientes de nuestra historia. No obstante, todavía algunas no muy visibles en su época siguen permaneciendo en la sombra como Magda Donato, periodista y feminista, hermana de Margarita Nelken”.

    A juicio de la autora de Inspiración y talento, la suma de los años de dictadura franquista, la ideología machista y una escasa cultura sobre nuestra historia reciente explicarían todavía el ostracismo al que han sido sometidas muchas mujeres que revolucionaron este país y abrieron el camino a las jóvenes de hoy.

    La periodista y escritora Inmaculada de la Fuente

    Toda la información e imágenes son de EL DIARIO.
    Link original: https://www.eldiario.es/cultura/libros/clara-campoamor-tina-modotti-carmen-alborcho-13-biografias-mujeres-explican-luces-sombras-lucha-igualdad-siglo-xx_1_6787407.html

  • En lucha contra el efecto Matilda: si Einstein hubiera nacido mujer

    En lucha contra el efecto Matilda: si Einstein hubiera nacido mujer

    “Si se hubiese dejado a las mujeres científicas brillar, habríamos ido muchísimo más deprisa”. Así de contundente se expresa Carmen Fenoll Comes, presidenta de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT) sobre la discriminación que han sufrido muchas científicas a lo largo de la historia, algo que se conoce como el efecto Matilda. Debe su nombre a Matilda Joslyn Gage, una activista norteamericana del siglo XIX que luchó por el sufragio femenino, y que fue la primera en denunciar que a las mujeres investigadoras se les negaban sus aportaciones. La autoría de sus descubrimientos pasaba así a sus compañeros de investigación o maridos.

    La campaña de AMIT #NoMoreMatildas es una idea de Gettingbetter, una agencia creativa de Alicante, en colaboración con la editorial Dospassos. Tiene como objetivo aumentar la presencia de mujeres científicas olvidadas en los textos escolares y fomentar así las aspiraciones profesionales de las niñas. El proyecto ha logrado una gran repercusión en redes sociales. Carmen Fenoll se muestra sorprendida de que hasta el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se haya hecho eco de ella en su cuenta de Twitter. La etiqueta ha sido trending topic en España. Para esta doctora en Ciencias Biológicas por la Universidad Autónoma de Madrid, esta materia pendiente no se ha querido abordar. “Hay escrita literatura seria, no te puedes imaginar cuánta, sobre todo de mujeres y algún hombre que se han dedicado a hacer una labor de investigación histórica identificando un montón de Matildas. No los conoce nadie porque a nadie le interesa, pero la investigación está hecha”, señala.

    La campaña #NoMoreMatildas denuncia la falta de referentes femeninos en la ciencia.
    La campaña #NoMoreMatildas denuncia la falta de referentes femeninos en la ciencia.

    En esa falta de referentes históricos, el reflejo se encuentra en los libros de texto. Tan solo un 7,6% de las menciones en la ESO en la materia de ciencia corresponden a mujeres, según estudios de la Universidad de Valencia y de la Universidad Complutense de Madrid. “Eso mina mucho porque lo ves año tras año a lo largo de toda tu formación escolar. Hay otro efecto que se suma a este y es que toda la iconografía de los libros de texto de primaria y secundaria siempre representa a las mujeres escuchando y apoyando a un científico, un aviador, un hombre. Todo esto termina por hacerte creer que esto no es para ti. La falta de referentes es fundamental para disuadir a las niñas a que se dediquen a estas profesiones”, alerta Fenoll.

    Lucía De La Vega, coordinadora del proyecto de Gettingbetter, cuenta que han creado tres cuentos con las ilustraciones de Rodrigo García y textos de Nöel Lang en los que se imagina qué hubiera pasado si Einstein, Fleming o Schrödinger hubieran nacido mujer. También una selección de 19 nombres femeninos que no han tenido la visibilidad o el reconocimiento que se merecían dentro de la sociedad. Para elegir a quienes incluir en la lista, colaboró tanto Amit como profesoras de universidad y periodistas de forma altruista. “Es una primera selección porque tristemente se puede ampliar, vemos que fuera del entorno anglosajón hay muchas científicas que hay que rescatar también. Queríamos generar algún tipo de material descargable por padres y educadores que nos sirva para customizar los libros de texto y convertirlo en un acto de protesta, si no las niñas tienden a pensar que no es cosa suya”, aclara.

    #NoMoreMatildas imagina cómo debió de ser la vida de aquellas científicas, cuánta vocación había que tener para seguir investigando cuando les estaban poniendo la zancadilla a cada paso. En la actualidad, las mujeres representan el 28% del alumnado en carreras científicas en el mundo, según la Unesco. “Descubres a través de datos del Ministerio de Educación que en las carreras STEM -acrónimo de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas- es donde está el problema. En medicina las mujeres siguen teniendo buena representación y empieza a estar más equilibrado, pero en lo más tecnológico la desigualdad es tremenda y va a la baja. En matemáticas se ha pasado del 30 al 12%, la tendencia no va a mejor, es negativa. Algo estamos haciendo mal aquí”, responde De La Vega.

    Carmen Fenoll indica que hay trabajo de sociólogas y psicólogas que han hecho estudios sobre la importancia de que exista diversidad dentro de cada campo: “No solo pasa referente a las mujeres sino con cualquier colectivo que esté infrarrepresentado. Los miembros de ese colectivo se sienten como un pulpo en un garaje porque ven que a su alrederor todos son hombres o tú eres negro y todos son blancos. Lo que dicen los sociólogos sobre las dinámicas de los grupos es que para que tú te sientas cómodo dentro tu minoría debe representar el 30% y si es menos piensas que no pintas nada y que eso no es para ti”.

    Carmen Fenoll, presidente de la Asociación de mujeres científicas y tecnólogas. AMIT
    Carmen Fenoll, presidente de la Asociación de mujeres científicas y tecnólogas. AMIT

    Por eso, defiende que desde el feminismo siempre se hable de las cuotas en sentido positivo porque tiene que haber un numero mínimo de científicas en los distintos campos del saber para que ese circulo se empiece a romper y no se retroalimente. El efecto Matilda, sin duda, ha tenido consecuencias en el pasado y en el presente. “Hay ejemplos de científicas que demostraron hechos importantísimos y que esos hechos se han quedado en un cajón 10, 20 o 40 años porque la comunidad científica no aceptaba que una mujer dijese esa cosa tan poco convencional. Muchas mujeres tremendamente capaces y brillantes no pudieron dedicarse a hacer ciencia, ni siquiera que hiciesen ciencia y les robasen los datos. La historia de la primera mujer de Einstein lo pone muy bien en evidencia, sepultada por un montón de hijos y por la casa, siendo una mente absolutamente privilegiada”, concluye.

    Toda la información e imágenes son de EL PAÍS.
    Link original: https://elpais.com/espana/madrid/2021-01-14/en-lucha-contra-el-efecto-matilda-si-einstein-hubiera-nacido-mujer.html?utm_term=Autofeed&ssm=FB_CM_FEM&utm_source=Facebook&fbclid=IwAR1JIUweqFGJv99sQts6pAmGxUsBFxUMXoo8Cvlj5nNahBEJ5X0ckAZPslI#Echobox=1610731024

  • Digitalización, financiamiento a Pymes y empoderamiento para las mujeres: las claves del BID para la reactivación económica

    Digitalización, financiamiento a Pymes y empoderamiento para las mujeres: las claves del BID para la reactivación económica

    La pandemia de COVID-19 ha representado un problema de grandes proporciones tanto para las economías locales y para organizaciones como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), pues “ésta es la peor crisis socioeconómica en los 61 años de historia del BID”, comentó su presidente, Mauricio Claver-Carone.

    En entrevista con Infobae México, Claver-Carone, quien fue elegido presidente del organismo en septiembre de 2020, destacó que uno de los principales retos para la región será el de sobreponerse a las más de 50 millones de personas que después de esfuerzos de tantos años, “están saliendo de la clase media para entrar a la pobreza”.

    Respecto a este asunto también advirtió que a pesar del crecimiento económico que se verá durante el 2021 en América Latina y el Caribe, no será suficiente para alcanzar los niveles que se tenían prepandemia, pues se padeció una caída del 7.7% durante el 2020, mientras que la recuperación para este año sería del 3.7%, según previsiones de la Comisión Económica para América Latina (Cepal).

    A pesar de ese panorama, Claver-Carone se mostró optimista para que la región pueda regresar a la senda de la reactivación económica, sin embargo, puntualizó que para este objetivo el BID tiene ciertas prioridades que necesita motivar entre las que se encuentran la digitalización de los procesos —algo que tuvo suma relevancia durante la pandemia—, y la promoción de cadenas de valor para incentivar la inversión.

    En la imagen, el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Mauricio Claver-Carone. (Foto: Jim Lo Scalzo/EFE)En la imagen, el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Mauricio Claver-Carone. (Foto: Jim Lo Scalzo/EFE)

    También resaltó el financiamiento de pequeñas y medianas empresas, debido a que tienen una brecha que asciende a USD 1.000 millones, “particularmente aquellas lideradas por mujeres”, pues se han dado cuenta de que son las más exitosas, con “un 10% más de ingresos que las lideradas por los hombres”.

    Sin embargo, estas Pymes sufren un relevante problema y es que cuentan con un 50% menos de acceso a financiamiento, lo cual representa un obstáculo para su desarrollo y el alcance de otro de los objetivos del BID, que es el empoderamiento de las mujeres en la región.

    El fortalecimiento de las alianzas entre el sector público y privado también será de suma relevancia para la reactivación económica e incluso describió a este punto como una “clave de éxito” en este objetivo.

    Un ejemplo de esto es la alianza que recientemente anunciaron con PepsiCo Latinoamérica, la cual tiene entre sus propósitos incentivar la participación de la mujeres en la cadena de valor para lograr un sistema alimentario sostenible en ciertas zonas de la región.

    La digitalización de los procesos, un paso obligado por la pandemia, también será de suma relevancia para la reactivación. (Foto: Chema Moya/EFE)
La digitalización de los procesos, un paso obligado por la pandemia, también será de suma relevancia para la reactivación. (Foto: Chema Moya/EFE)

    De acuerdo con Paula Santilli, CEO de la división regional de la empresa, en este sentido se debe destacar que “las mejores emprendedoras son las mujeres si se les da la misma oportunidad que a los hombres”.

    Para el BID, la pandemia dejó importantes enseñanzas para el futuro y una de las más relevantes fue el papel de las alianzas público-privadas para la recuperación económica e incluso para el desarrollo de vacunas y la industria farmacéutica, la cual ha ocupado un lugar fundamental en la solución a esta emergencia sanitaria.

    Otra de las lecciones que dejó la pandemia para Claver-Carone y consideró se deben tomar muy en cuenta para el futuro es que el reforzamiento de los sistemas de salud en Latinoamérica debe ponerse en el centro de cualquier gobierno sin importar su ideología política, pues “no podemos hacer nada si no se garantiza la salud. Sin salud no hay economía, no hay crecimiento”.

    Toda la información e imágenes son de INFOBAE.
    Link original: https://www.infobae.com/america/mexico/2021/01/15/digitalizacion-financiamiento-a-pymes-y-empoderamiento-para-las-mujeres-las-claves-del-bid-para-la-reactivacion-economica/

  • Docentes: aliados clave para acabar con la violencia contra las mujeres

    Docentes: aliados clave para acabar con la violencia contra las mujeres

    Brasil apuesta por las imágenes y la creatividad para concientizar a los adolescentes sobre las relaciones abusivas y sus posibles consecuencias.

    Cuando una relación se vuelve abusiva, ¿cómo reconocerla y romper el ciclo de violencia? Si la pregunta es desafiante para los adultos y los expertos – tanto en el comportamiento como en la seguridad pública -, imagínate para quienes recién comienzan su vida amorosa y tienen miles de dudas y ansiedades.

    Sin embargo, saber responderla puede significar la diferencia entre la vida y la muerte, o entre una adolescencia divertida o traumática, en un país como Brasil, donde las mujeres jóvenes están expuestas a la violencia de género todos los días. Según el Anuario Brasileño de Seguridad Pública, las mujeres de 15 a 19 años representaron el 7% de las víctimas de feminicidio en Brasil en 2019. Además, el pico de casos por violación se produce a los 13 años: las niñas de esta edad son el 12% de las víctimas, según la misma publicación.

    Por ello, pensar en formas de identificar las relaciones abusivas y cambiar esta situación fue el desafío lanzado a jóvenes de 14 a 18 años de todo Brasil a través del Concurso Ley Maria da Penha (nombre de la ley brasileña contra la violencia de género), organizado por el Banco Mundial, la Cámara de Diputados, Facebook y el Instituto Avon. Esta fue la séptima edición del concurso, que desde 2013 premió a creadores de vídeos, fotografías, dibujos, aplicaciones y canciones.

    De 70 vídeos presentados sobre el tema, cinco (uno de cada región de Brasil) fueron premiados, todos con hasta un minuto y elegidos en una votación popular en Internet. La respuesta vino en formas de dramatización y poesía, a veces en formato de animación, otras con actores no profesionales, pero siempre de forma clara y didáctica:

    “Primero te tratará como a una reina. Luego empiezan las agresiones… Especialmente las psicológicas”, describe la estudiante Sofia Rambo, de Pareci Novo, Rio Grande do Sul, en Eso no es Amor.

    “No me dejaba salir con mis amigos … No me dejaba hablar con mi madre ni con mis hermanas … Me prohibía usar la ropa que quería … No me dejaba llevar mi teléfono … Me maldecía … “, cuenta la joven entrevistada por Carmo dos Santos Sousa, de São Julião, Piauí, en el mini documental Estudiar + Trabajar = Empoderar.

    “Dice: ‘Linda, no volveré a hacer esto’; y tú, tonta de amor, lo crees”, dice la joven del vídeo 1, 2, 3 ..., de Lucas Henrique Costa, de la zona rural de Bonito, Mato Grosso do Sul.

    “Desde muy pequeñas escuchamos que cuando el chico de la escuela viene y nos tira del pelo o se burla de nosotros todo el tiempo, lo hace porque le gustamos. Y así aprendemos mal desde el principio”, reflexiona una de las participantes del vídeo Preludio, de Sofia Borodiak, de Sorocaba, São Paulo.

    “Decidí amarme a mí misma / Antes de que mi vida acabara, a las mentiras puse fin / Y un canto de libertad resonó dentro de mí”, concluye poéticamente el vídeo Dueña de Mí, dirigido por Mary Lene Santos, de Manaus, Amazonas.

    El rol de los maestros

    Para llevar la reflexión a rincones tan diferentes y distantes del país, es imprescindible una figura: la de los docentes, sin importar la disciplina que enseñen. Otro papel muy importante que juegan ellos y la comunidad escolar en general es el de identificar y evitar las relaciones abusivas entre los propios jóvenes, según los profesores que guiaron a los ganadores del concurso.

    “Cuando abordé el tema por primera vez, una estudiante se me acercó después de clase y me dijo que tuvo una relación abusiva y que de esa relación tuvo una hija. Le hablé sobre la oportunidad de convertir el trauma que sufrió en una oportunidad de aprender, enseñar y alertar a otras mujeres jóvenes sobre la relación abusiva. Le pedí que escribiera su historia y pensaríamos en una forma de contarla. Entonces, la pedagoga y yo reunimos al grupo y comenzamos a buscar la mejor manera de hacer el vídeo”, recuerda Ivane Mariano dos Santos, profesora de arte y coordinadora del vídeo Dueña de Mí.

    “Muchos adolescentes y niños ven la escuela como su único espacio seguro y tienen a los profesores como los únicos adultos que realmente escuchan y están ahí para apoyar”, comenta la profesora de historia Milene Martinez, supervisora del vídeo Preludio y ganadora del concurso por segunda vez (la primera fue en 2014). Milene trabaja en la misma escuela desde hace ocho años y se define como feliz y orgullosa de contar con la confianza de colegas, alumnos y padres, pero reconoce que no todos los profesores tienen la misma libertad o estructura para trabajar el tema en la clase.

    El principal obstáculo para este trabajo son a menudo los prejuicios y la resistencia de los propios estudiantes, especialmente en una etapa de la vida en la que tienden a desafiar la autoridad de los profesores.

    “Ya me he enfrentado a la resistencia de alumnas que se sentían merecedoras de un par de bofetadas de sus novios, porque creían que estaban equivocadas y se las podían castigar”, recuerda Jaqueline Aparecida dos Santos, profesora de biología, química, física y portugués y coordinadora del vídeo 1, 2, 3…

    La profesora de literatura portuguesa y brasileña Lidiane Chagas de Carvalho, quien coordinó el vídeo Estudar + Trabalhar = Empoderar, tiene una experiencia similar. “En temas delicados como las relaciones abusivas y la agresión, noto que a veces algunos estudiantes no le dan la debida importancia: se lo toman por diversión, no reflexionan ni participan, como si el tema estuviera fuera de la realidad”, comenta. No obstante, continúa el trabajo y cree que, con el acceso a mejores metodologías, sería posible sensibilizar aún más a los estudiantes.

    A falta de estas metodologías, Lidiane y otros profesionales apuestan por el audiovisual y la creatividad para generar confianza entre los estudiantes y conectar con ellos.

    “Ser docentes va más allá de enseñar la materia en la que nos formamos; también debemos estar atentos a los problemas de las culturas juveniles”, reflexiona Maria Eduarda Götz, profesora de matemáticas y física y coordinadora de Eso no es Amor. El vídeo comenzó como un proyecto de tres estudiantes, que ya habían llevado el tema a una feria de ciencias en 2019, y terminó involucrando a toda una clase de primer año de secundaria.

    “Nosotros, como docentes, tenemos que pensar en diferentes estrategias para abordar situaciones que están presentes en su vida diaria. Además, como las tasas en Brasil siguen siendo altas, es importante que se realicen debates, reflexiones y proyectos que promuevan la educación en el combate a la violencia contra las mujeres”, agrega Götz.

    Mariana Kaipper Ceratti es comunicadora online del Banco Mundial en Brasil.

    Toda la información e imágenes son de EL PAÍS.
    Link original: https://elpais.com/economia/2021-01-14/docentes-aliados-clave-para-acabar-con-la-violencia-contra-las-mujeres.html

  • El limpiaparabrisas, el Monopoly o el wifi: los inventos de mujeres que nos hacen la vida más fácil

    El limpiaparabrisas, el Monopoly o el wifi: los inventos de mujeres que nos hacen la vida más fácil

    Muchos de los avances que han hecho la vida más sencilla o más divertida han salido de la mente de una mujer aunque sus nombres, y sus logros, en esas épocas, se hayan olvidado.

    Pocas veces nos planteamos quién fue la mente maravillosa que descubrió ese aspecto cotidiano que nos hace la vida más fácil o más divertida. Conocemos el nombre de grandes inventores pero no quienes crearon artículos como el E-book o libro electrónico, el wifi, el limpiaparabrisas, la escalera de incendios, las señales luminosas marítimas, el Kevlar o el sistema de reconocimiento a través de la córnea. Estos en concreto fueron creados por mujeres, muchas veces en épocas complicadas y en circunstancias difíciles.

    Mentes brillantes cuyos logros y descubrimientos han salvado vidas y han cambiado la ciencia, la tecnología, la astrología, la medicina y nuestra manera de vivir.

    Sin embargo, aunque sus inventos han pasado a la historia, muchas de estas inventoras han permanecido ocultas por el hecho de ser mujeres.

    Así lo explica la divulgadora Isabel Pascual Ruiz de Alegría a Efefeminista, quien desde 2019 imparte conferencias de arte, diseño y ciencia con perspectiva de género a través del proyecto Curabitur. Uno de estos ciclos precisamente está dedicado a mujeres inventoras, a mujeres «representativas y curiosas» que dedicaron su vida a hacer avanzar la ciencia y la sociedad.

    Más allá de Marie Curie

    «Han estado ocultas como las mujeres en todos los ámbitos, pero este es un campo que es todavía menos visible», explica Pascual a propósito de estas pioneras.

    Entre ellas, se encuentran figuras tan conocidas como la filósofa griega Hipatia de Alejandría, que realizó importantes contribuciones a la ciencia en matemáticas y astronomía; o la matemática Ada Lovelace (1815-1852), la primera programadora informática. O, incluso, la científica Marie Curie (1867-1934), Premio Nobel de Física en 1903 por sus investigaciones sobre la radiación, compartido con Henri Becquerel, y de Química en 1911 por sus trabajos sobre el polonio y el radio, esta vez en solitario.

    Junto a ellas, otras mujeres no han sido tan visibles. Es el caso de la médica italiana del siglo XII Trótula de Salerno, considerada la primera ginecóloga de la historia por sus ideas revolucionarias en el área de la ginecología y la obstetricia. Sobre esto defendió que los problemas de infertilidad podían venir también de los hombres y no solo de las mujeres, como se creía hasta entonces.

    Inventos de mujeres

    O de Tabitha Babbitt, a quien se le atribuye la invención de la primera sierra circular. Martha Coston, por su parte, inventó las señales luminosas marítimas, que salvó muchísimas vidas por evitar choques de barcos.

    El popular Monopoly también se lo debemos a una mujer, en concreto, a la escritora y empresaria Elizabeth Magie Phillips quien en 1902 creó The Landlord’s Game (El juego del propietario), precursor de la actual versión del juego de mesa.

    Objetos tan necesarios diariamente como el limpiaparabrisas o la escalera de incendios fueron ideados por mujeres, el primero por Mary Anderson, que ha facilitado la conducción de trenes, tranvías y coches. Y Anna Connelli consiguió edificios más seguros al inventar en 1887 la escalera de incendios exterior, que a día de hoy sigue formando parte del paisaje de muchas ciudades.

    Por su parte, la química e ingeniera Mary Engle Pennington, fue la primera mujer jefa de laboratorio de la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos y la inventora del sistema de refrigeración y conservación de alimentos.

    Típex y del libro electrónico

    Otras creaciones totalmente incorporadas al día a día son el típex creado por la mecanógrafa Bette Nesmith Graham; el filtro del café, inventado en 1908 por la alemana Melitta Bentz; o el Kevlar, material hasta cinco veces más resistente que el acero que se utiliza en los chalecos antibalas, invención de la química polaco-estadounidense Stephanie Kwolek.

    Pero sin duda a quien debemos la manera de vivir actual es a la actriz e inventora austriaca Hedy Lamarr, precursora del wifi, el Bluetooth y el GPS.

    La lista de inventos también incluye creaciones de españolas, entre las que destaca la maestra gallega Ángela Ruiz Robles, inventora y precursora del Ebook, o libro electrónico, que creó un dispositivo para que los niños de su escuela no tuvieran que cargar con tanto peso y que pudieran tener todas las asignaturas en el prototipo.

    O la investigadora y profesora de la Universidad Complutense Celia Sánchez-Ramos Roda (Zaragoza, 1959), creadora del sistema de reconocimiento por córnea por el que ha sido galardonada con el Gran Premio Internacional de Invenciones de Ginebra 2010, además de recibir el premio de la Organización Mundial de Patentes a la Mejor Inventora del Mundo en 2009.

    Así como a la valenciana Pilar Mateo, inventora de una pintura insecticida contra enfermedades como el mal de Chagas.

    Por este motivo, a través de conferencias divulgativas Pascual busca arrojar algo de luz sobre estas inventoras olvidadas y, sobre todo, «dar voz a sus ideales, sus anhelos, sus ideas, su generosidad y a sus vidas».

    Toda la información e imágenes son de EL ESPAÑOL.
    Link original: https://www.elespanol.com/mujer/actualidad/20210115/limpiaparabrisas-monopoly-wifi-inventos-mujeres-hacen-facil/551445343_0.html

  • «La violencia sexual no acabará hasta que la vergüenza social recaiga sobre los violadores y no sobre las víctimas»

    «La violencia sexual no acabará hasta que la vergüenza social recaiga sobre los violadores y no sobre las víctimas»

    «Una vez, le dije a uno de mis clientes que me ayudase porque me obligaban a prostituirme, pero él se lo dijo a mi madame, que después me castigó». Es la voz de Erin, una superviviente de trata que consiguió escapar de sus explotadores. Una de las valientes mujeres que ha tenido el coraje de contar su historia para hacer visible la atroz violencia que sufrieron día a día más de 4,5 millones de mujeres en el mundo el año pasado. Pero no todas corren la misma suerte.

    El patriarcado tiene múltiples formas de manifestarse y la mayoría de ellas son muy sutiles. La trata de mujeres es sólo una forma de violencia contra las mujeres, como señala Gloria Poyatos, presidenta de la Asociación de Mujeres Juezas de España. Todas (Libros.com/Compromiso), una creación de las periodistas Helena Maleno , Lydiette Carrión, Patricia Simón, Mónica G. Prieto y la mencionada magistrada, es una recopilación de crónicas de violencia contra las mujeres. En este libro, las autoras denuncian desde distintas perspectivas el hecho de que más de la mitad de la población se encuentre amenazada por la simple condición de haber nacido mujer.

    Más de la mitad de la población se encuentra amenazada por la simple condición de haber nacido mujer

    «Muchas de ellas encuentran en el suicidio su única salida», apunta Poyatos. Este fue el final de Mariana Lima, otra de las voces víctimas de violencia de género que aparecen en la obra. Uno de los incontables casos en los que el suicidio, como señala Lydiette Carrión, se usa como un recurso popular para encubrir feminicidios. Su madre Irinea, convencida de que su marido había cumplido con sus amenazas de acabar con ella aunque fuera sin llegar a las manos, no cesó su lucha hasta que llevó el caso a la Suprema Corte de Justicia y recurrió la sentencia cada vez que esta institución le daba la espalda. Pero la justicia continuó empeñándose en que la joven se suicidó y que no había nada más detrás.

    O como ocurrió con Ángela González, cuando la Justicia hizo caso omiso de las más de 50 denuncias que presentó contra su expareja, y éste terminó asesinando a la hija que tenían en común con un disparo en la cabeza. Tenía sólo siete años.

    El suicidio de las mujeres se usa como un recurso popular para encubrir feminicidios

    A este tipo de evidencias se refiere la magistrada cuando denuncia que la justicia se deja influir por los estereotipos que recaen sobre la mujer, «mentirosa y manipuladora», fomentando su total discriminación en las democracias del siglo XXI, y que a menudo las víctimas son retratadas como cómplices de su propia desgracia. Como ha ocurrido recientemente en el caso de La Manada, en el que el juez aceptó como prueba un informe que elaboró un detective contratado por uno de los acusados para demostrar que la víctima de la violación múltiple podía llevar «una vida normal» pese a la agresión y utilizarlo como defensa. Posteriormente, fue retirado. «La violencia sexual no acabará hasta que la vergüenza social recaiga sobre los violadores y no sobre las víctimas», destaca la magistrada.

    La cultura de la igualdad simulada

    A pesar de que las mujeres representan el 52,4% de la carrera judicial y desde que en 1977 Josefina Trigueros se convirtiera en la primera mujer juezasólo 11 integrantes de la cúpula judicial tienen nombre femenino de un total de 77. El techo de cristal, la brecha salarial y la escasa representación de la mujer en las instituciones y reconocimientos públicos son sólo algunas evidencias de la discriminación que continúa sufriendo la mujer en materia de igualdad.

    «Vivimos en una cultura de la igualdad simulada», denuncia Gloria Poyatos, que también aprovecha para destacar la falta de voluntad de nuestros políticos de cara a poner en práctica soluciones efectivas. De ahí nace este libro, de las visiones de cuatro mujeres expertas en humanidad que pretenden, a través de la voz de víctimas de violencia machista y sus testimonios, «remover conciencias». Y de hacer ver a la sociedad que cualquier mujer es susceptible de sufrir este tipo de violencia, a pesar de que la pobreza y la falta de autonomía económica incrementen la vulnerabilidad. «La cultura no inmuniza», destacan las periodistas.

    Cualquier mujer es susceptible de sufrir violencia machista: «La cultura no inmuniza»

    La esclavitud sexual, la explotación laboral, los asesinatos por violencia de género y la discriminación de la mujer son los temas principales de esta obra, explicadas desde la visión de estas autoras.

    Las cinco escritoras coinciden en una única solución: la educación. Una educación de la sociedad, que sea consciente de que «las mujeres son el problema, pero no lo crean», apunta Poyatos. Una sociedad que proclama que «un hombre puede ser buen padre a pesar de ser un maltratador de mujeres», o que sitúa a España en el primer puesto entre los países que pagan por sexo.

    «No podemos promulgar que existe igualdad en un país que cosifica a la mujer en cada anuncio, que difunde en la RAE que la mujer es el sexo débil y cuyos hijos utilizan como herramienta libros de texto donde no hay ni rastro de mujeres«, concluyen.

    Toda la información e imágenes son de PÚBLICO.
    Link original: https://www.publico.es/sociedad/feminismo-violencia-sexual