Autor: Editora

  • Las mujeres ganan terreno en las elecciones de Estados Unidos en varios estados

    Las mujeres ganan terreno en las elecciones de Estados Unidos en varios estados

    Las mujeres que fueron candidatas en las elecciones generales del martes en Estados Unidos hicieron nuevos avances en numerosos estados.

    Las mujeres que fueron candidatas en las elecciones generales del martes en Estados Unidos hicieron nuevos avances en numerosos estados, como en el sureño Nuevo México, donde se eligió a un trío de mujeres de grupos minoritarios para la Cámara de Representantes.

    Las tres mujeres electas son Deb Haaland, una demócrata que en 2018 se convirtió en una de las dos primeras mujeres amerindias en el Congreso, la republicana Yvette Herrell, también indígena, y la demócrata Teresa Leger Fernández, de raíces latinoamericanas.

    De su lado, Wyoming (noroeste) eligió por primera vez en su historia a una mujer, la republicana Cynthia Lummis, como senadora.

    En cuanto al céntrico Misuri, Cori Bush se convirtió en la primera mujer negra en representar a ese estado en el Congreso.

    Sobre los estados de Delaware (este) y Vermont (noreste), el martes eligieron a dos mujeres transgénero, Sarah McBride (Senado) y Taylor Small (Cámara de Representantes).

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  • La violencia digital hace retroceder a las mujeres periodistas en las redes sociales

    La violencia digital hace retroceder a las mujeres periodistas en las redes sociales

    El hackeo, el phishing, las amenazas, las intimidaciones, las referencias al aspecto físico, las descalificaciones intelectuales crecen y no son inocuas. Son mayores contra las mujeres que contra los varones en toda América Latina. Pero en Argentina los mensajes de odio tiene particular saña sobre los cuerpos feminizados, según el estudio “Ser periodista en Twitter”, respaldado por UNESCO. La violencia digital tiene efecto y genera menos igualdad.

    Me llego un mensaje, otro y otro más. Después diez y los diez se hicieron veinte. En veinte casos Twitter me aviso que querían cambiar mi contraseña. Si era yo no había problema. Pero si no soy yo sí, me alertaban. Danger. No soy yo, son nuevas formas de goteo de fascismo.

    Todos los días hay una gota: te intentan entrar a tu contraseña de Twitter. Pueden hackearte y decir lo que no queres decir, pueden meterse en tu información, pueden hacerte saber vigilada, pueden filtrarse en tu correspondencia personal y en información periodística reservada.

    A lo mejor no pasa. Pero si pasa, pasa. Puede pasar.

    En la cuenta de Instagram también intentaron pescar mi cuenta para sacarme seguidores e información. No caí. Pero mire quienes son los que se hacen pasar por la cuenta oficial de Instagram para decirte que les pongas sus datos. Son cuentas no neutras sino que intentan generar un retroceso de derechos, todos sus posteos destilan odio a los feminismos y la lucha por más derechos.

    A lo mejor no pasa. Pero si pasa, pasa. Puede pasar.

    No me lo dijo un pajarito. La falta de oficinas concretas y de comunicación humana real para generar denuncias hace de Twitter un lugar que no garantiza la libertad de expresión de las mujeres. No me lo dijo un pajarito. La falta de oficinas concretas y de comunicación humana real para generar denuncias hace de Twitter un lugar que no garantiza la libertad de expresión de las mujeres.

    La semana pasada terminé de escribir de trasnoche una nota que escribí con dedicación. Hace cuatro años di un taller para mujeres rurales. Nunca olvidé sus historias. Incluso escribí muchas de las que me contaron: la trabajadora de Jujuy que no podía ni ir al baño a cambiarse el pañito de la menstruación en la cosecha de tabaco, la de Misiones que era subida como una bestia a un camión para que los demás tomen mate y ella apenas tomara unos pesos, la de Chaco que se hizo fuerte con su propia huerta.

    Pero había una historia que no escribí y escuché: la de una santafesina con palabra fuerte que fue despojada de la tierra por el machismo de hermanos. A partir de la denuncia de violencia de género en el reparto de la herencia de Dolores Echevehere la busqué por una semana. Llame a muchas hasta que la pude encontrar mientras cuidaba a su nieta. Pudimos hablar después de los cuidados, a la hora en la que todos duermen y las mujeres que cuidamos trabajamos.

    Mónica Polidoro, Presidenta de la Asociación de Mujeres Rurales Argentinas Federal (AMRAF), me contó desde Wheelwright, el sur de Santa Fe que su mamá era propietaria de tierras que le sacaron sus hermanos varones. No por lo que dice la ley, sino por lo que impone el machismo. Ella perdonó que su mamá se dejara robar por ser mujer. Pero la herida de las penurias económicas por portación de género nunca se cerró. No alcanzó ni el perdón.

    La historia de Mónica Polidoro que perdió la herencia materna por el machismo de sus tíos y hermanos de su madre es emblemática del despojo a las herederas mujeres. La historia de Mónica Polidoro que perdió la herencia materna por el machismo de sus tíos y hermanos de su madre es emblemática del despojo a las herederas mujeres.

    “Mi vieja eligió a sus hermanos por sobre sus hijas. A mi vieja le sacaron la tierra y nos quedamos sin campo y con una crisis económica muy fuerte. Ella lo tomaba como algo natural porque era mujer y sus hermanos varones”, me contó Polidoro.

    Las periodistas de género no somos un archivo, ni somos solamente la información que se puede googlear. Somos un corazón multiplicado de las heridas que hilvanamos para que no vuelvan a suceder y para que las que ya sucedieron duelan menos.

    Hasta que me muera hay algo que nadie me va a poder arrancar: una vida llena de historias que escuché, que abracé, que me hicieron llorar, emocionar, pensar, cambiar de ideas, decidir seguir adelante con mis convicciones, replantearme y abrir preguntas. Y, por sobre todo, saber que esas historias que estuvieron muteadas de la historia hay que contarlas porque la historia de la desigualdad se construyó de silencio. Y la historia de la pelea de derechos se construye con palabras.

    La libertad de expresión real tiene que frenar la violencia digital contra las mujeres periodistas EFE/CHRISTIAN ESCOBAR MORA/Archiov
La libertad de expresión real tiene que frenar la violencia digital contra las mujeres periodistas EFE/CHRISTIAN ESCOBAR MORA/Archiov

    Esa noche le dije a mis hijos que cenábamos tarde, muy tarde, pero que yo amaba mi trabajo. Al otro día Mónica y otras trabajadoras rurales me mandaron mensajes entusiasmados como si estuviéramos sembrando una tierra que fue expropiada por el prejuicio a las mujeres.

    Pero a la noche me senté a escribir y no pude. “Te vamos a ir a buscar a tu casa a cagarte a piñas”, me pusieron. Siempre hay quien normaliza la supuesta violencia en las redes sociales. O quien cree que es lo mismo que le pasa a todo el mundo. O que es una vida paralela. Yo no. Nunca. Con nadie. Hay intimidaciones que duelen más que a otras y a algunas personas más que otras. Yo trabajo y escribo. Ese es mi trabajo. No recibir amenazas.

    Cuando empecé a escribir en Infobae, hace un año, explique que trabajo con una libertad ingobernable, no exenta de errores, pero sin censura y pedí que mis notas estén cerradas a comentarios. Mi postura es muy clara. Yo no me autocensuro, pero la violencia genera censura. Una no escribe igual con el gatillo en la cabeza de la violencia. No hay libertad con intimidaciones.

    Las periodistas y escritoras decimos y escribimos ahora lo que antes no pudimos con mucha valentía y muchos costos. Llore mares y no lo niego. Temblé mil veces y no lo escondo. Me arrepentí de los precios que pago y no lo oculto. No hay solidaridad de masas cuando las piernas no alcanzan para sostener los brazos. No hay libertad si la violencia es una sombra que busca inhibir el sentido de la palabra sin jaulas.

    "La guerra sucia de los trolls fachitas", se llama la nota de "La Marea", en España que alerta sobre los discursos de odio en las redes sociales. «La guerra sucia de los trolls fachitas», se llama la nota de «La Marea», en España que alerta sobre los discursos de odio en las redes sociales.

    La supuesta liberad de las redes sociales, de quienes se arrogan defender la libertad y de quienes se denominan libertarios no es libertad, es apropiarse de su libertad, para limitar con discursos de odio la libertad de quienes todavía estamos disputando un derecho que siempre nos fue negado: escribir sin callarnos, decir sin miedo a las represalias.

    Otro mensaje decía: “Te vamos a buscar y te vamos a tirar pintura”. Supe exactamente que me estaban diciendo. La referencia a la pintura no está inspirada en una obra de arte sino en la violencia política más feroz que se vivió en la región con el ataque racista y misógino a Patricia Arce, la ex alcaldesa de Vinto, Cochabamba, el 6 de noviembre del 2019.

    Mientras una mujer hacía pink washing (lavado de cara rosa) a un descalabro a la democracia en nombre de los Santos Evangelios, los sectores de la clase alta y los militares, con consignas racistas y anti derechos (en contra de la educación sexual) otra mujer no solo era sacada del cargo por el que había sido elegida. Le cortaron el pelo hasta raparla, la hicieron caminar por vidrios y piedras y le tiraron pintura como si el genocidio a las brujas ya no necesitara herramientas de tortura y fuego, sino el rojo sangre para mostrar porque no conviene dejar de agachar la cabeza.

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    Ella ahora fue electa Senadora. Es abogada y trabajo como asesora de las Bartolinas de Quillacollo y de la Federación de Campesinos. Pero recuerda el día de la postal que me hizo dar cuenta que las venas de América Latina siguen rojas y contra nosotras: “Me hicieron caminar, me quitaron los zapatos y me llevaron hacia el rio Huayculi. Me empiezan a patear, a echar con gasolina, me echan un balde de pintura roja y me cortan el cabello”, contó en una entrevista con Página/12.

    Los femicidios generan la muerte de la víctima y el disciplinamiento a las demás. Las violencias son dirigidas a una, pero dedicadas a todas. La violencia política a Ofelia Fernández busca lastimar a una de las elegidas por la revista Time como líder mundial y que ninguna otra joven se atreva a cuestionar la burocracia vetusta de las escuelas y la política. Los ataques a Thelma Fardin buscan que ella no tenga trabajo y abandone la causa y que no haya otras mujeres que se atrevan a denunciar abuso si ven que es más caro hablar que callar.

    Esa noche no pude escribir. Lloré como muchas veces. Me arrepiento como muchas más. Sueño con un exilio, no de una patria, sino de la violencia que no puedo controlar y hasta de mi porque hay escudos que se erosionan de tanta piedra que correr del camino.

    En un estudio de ELA sobre violencia política hacía las mujeres se muestra como la ropa, el aspecto físico y el cuerpo son blanco de críticas para herir a las aspirantes a ocupar lugares de poder. En un estudio de ELA sobre violencia política hacía las mujeres se muestra como la ropa, el aspecto físico y el cuerpo son blanco de críticas para herir a las aspirantes a ocupar lugares de poder.

    No voy a dejar de escribir. Pero una buena parte de escribir es escribir que la violencia sistemática a mujeres periodistas en redes sociales expulsa, calla, lastima, inhibe y reduce el impacto de la tarea informativa y –algo que hoy es mucho más importante- el impacto de las noticias en las redes sociales.

    ¿Por qué es más importante? Porque en el 2020 el feminismo argentino, que es el impulsor de la liberación de la palabra en todo el mundo y de un proceso imparable, con una potencia movilizadora insuperable está en sus casas, en un feroz retroceso a causa de la pandemia.

    Si las calles no permiten una vigilia de un millón de personas como la que se juntó para esperar la media sanción en la cámara de diputados de la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, en el 2018, en donde la calle no solo fue marcha, sino casa, cama y urna en una democracia plena y participativa, las redes ahora no son accesorias o impulsoras, sino fundamentales.

    La caravana por el aborto legal salió a reclamar el tratamiento en el 2020 después de un año de permanecer en casa por la pandemia. (Nicolás Stulberg)La caravana por el aborto legal salió a reclamar el tratamiento en el 2020 después de un año de permanecer en casa por la pandemia. (Nicolás Stulberg)

    Y a ese escenario se le agrega otro factor. Ya nadie lee, mira ni escucha lo que no quiere leer, ver y escuchar. La ciudadanía está encerrada en su propia burbuja (y no para cuidarse del coronavirus), en su micromundo de timeline (los posteos de personas que piensan de manera similar) y los medios que opinan de manera casi idéntica a la forma de pensar pre concebida. Por eso, los medios no hacen cambiar de opinión, reafirman la opinión pre existente.

    Yo me niego a ese hilo de marioneta sin posibilidad de acción y con pereza intelectual que solo nos hace obedecer a una matrix sin intervención. Pero se que, en las redes sociales y en la conversación presencial, son los pocos espacios donde, a veces, todavía somos personas con capacidad de informar y transformar la realidad.

    La violencia no es natural, ingenua, ni inocua: busca sacarnos a las mujeres y periodistas con perspectiva de género de un terreno en donde hemos logrado sacar a las mujeres del silencio y dar voz a las historias que enterraban con ellas o las enterraban a ellas.

    No me interesan los discursos de valientes, me interesa no tener que ser valiente para sobrepasar el miedo que da escribir y el dolor de los golpes que se juntan por el castigo de haber escrito. Y apuesto a que se sepa para defender la libertad de expresión que no es libertad si viene con el cheque de la intimidación.

    La violencia da resultados. El machismo gana y las mujeres retroceden. Y se puede horizontalizar la lucha, pero no aplanar las consecuencias. Las que más pierden son las que más sobresalen. Por eso, el machismo en redes está bajando el perfil de las referentes feministas.

    "Ser periodista En Twitter. Violencia de género digital en América Latina”, es una investigación coordinada por Lina Cuellar y Sandra Chaher. «Ser periodista En Twitter. Violencia de género digital en América Latina”, es una investigación coordinada por Lina Cuellar y Sandra Chaher.

    El retroceso se pudo comprobar en la investigación “Ser periodista En Twitter. Violencia de género digital en América Latina”, coordinado por Lina Cuellar, de la organización Sentiido Colombia y Sandra Chaher, de Comunicar para la Igualdad, de Argentina.

    La investigación contó con entrevistas a 28 periodistas y monitoreó las cuentas de 60 periodistas con un equipo de más de veinte personas y fue publicada en agosto del 2020. El informe observó la situación en Argentina, Colombia, México, Nicaragua, Paraguay, Uruguay y Venezuela y fue respaldada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

    “La participación en Internet en general, y en redes sociales en particular, es parte del derecho a la comunicación de las personas. Las redes son hoy los foros públicos, mucho más en contexto de pandemia. Que la violencia hacia las mujeres que se manifiesta en estos espacios sea mayor que la que reciben los varones, y que, como consecuencia de la misma las mujeres se estén retirando del debate público, como demuestra la investigación, intentando resguardarse afecta su derecho a la libertad de expresión”, denuncia Sandra Chaher.

    “Nos callamos, al menos por un tiempo, para ser menos visibles y menos atacadas. Sería ingenuo creer que esta violencia tiene impacto sólo en nuestras vidas. Cada mujer que se retira del debate público, particularmente aquellas con un rol en el mismo por su desempeño profesional, es una enorme pérdida para el sistema democrático. Perdemos en diversidad y riqueza, como un ambiente que se degrada. Además, tenemos mujeres afectadas en su subjetividad”, destaca Chaher.

    Sandra Chaher investigó la violencia digital en redes y advierte: "Cada mujer que se retira del debate público implica una enorme pérdida para el sistema democrático". Sandra Chaher investigó la violencia digital en redes y advierte: «Cada mujer que se retira del debate público implica una enorme pérdida para el sistema democrático».

    La nota sobre las mujeres rurales que -una noche atrás- me daba orgullo e impulso no llego a Instagram como hago habitualmente para compartir las noticias con las y los lectores. Tal vez lo haga después de esta nota o, si los ataques se recrudecen, no lo haga nunca.

    No venimos a decir que no pasa nada, sino que ser periodista no es aguantar, sino informar. Y que el derecho de piso ya paso hace rato, pero en vez de romper el techo de cristal, lo que se rompe es nuestra capacidad de seguir soportando los sopapos de la bronca machista a que ejerzamos el oficio.

    ¿Los varones no son atacados? Si, por sus ideas políticas. Las mujeres además por el aspecto físico y defender a otras mujeres. No leo el informe como si fuera una astronauta. Lo leo con las llagas de un espejo que quisiera esquivar y no puedo.

    La periodista Irina Sternik, especializada en tecnología, advierte que la violencia digital es otra forma de mutear a las mujeres. La periodista Irina Sternik, especializada en tecnología, advierte que la violencia digital es otra forma de mutear a las mujeres.

    “Incogible” fue casi un piropo, entre los comentarios en una red social, a otra nota sobre sexteo, a comparación de todo lo otro que me dijeron en otro ataque (y van) de esta semana y otro boomerang a la pasión con la que intento seguir escribiendo.

    Para no ser repetitiva un epíteto que me sorprendió –de los usados para descalificarme- fue “pared de escuela pública” porque parece que las paredes de escuelas privadas son mejores. El recuerdo de la escuela primaria a la que fueron mis hijos con el auto viejo de Ricardo, su director y emblema de honradez, pintado como mural, frente a la Plaza Mafalda, me seco las lágrimas. A mí las paredes de las escuelas públicas me dan orgullo, no pena.

    “La mayoría de las menciones tóxicas, sin importar el género, incluyeron un componente político o una crítica a la labor periodística, lo que es de esperarse en un contexto de polarización como el latinoamericano. Llama la atención, en el caso de las mujeres, que hay aproximadamente 10% más de menciones que ponen en duda su capacidad intelectual y 20% más de expresiones sexistas”, destaca el trabajo sobre violencia de género en redes.

    “En la mitad de los países de la muestra se identificaron un 30% más de comentarios vinculados a la apariencia física de las mujeres, llegando esto último a duplicarse en Argentina y Uruguay. En todos los países, salvo en Venezuela, las periodistas recibieron menciones tóxicas solo por el hecho de defender los derechos de otras mujeres, utilizando términos como «feminazi» o «femininja»”, detalla la investigación “Ser periodista en Twitter”.

    La periodista colombiana Judith Bedoya Lima es un emblema de la defensa de la libertad de expresión sin violencia machista para las mujeres periodistas. La periodista colombiana Judith Bedoya Lima es un emblema de la defensa de la libertad de expresión sin violencia machista para las mujeres periodistas.

    La ilustradora feminista Ro Ferrer alerta sobre algo que le paso a ella: phising. “Hace unos meses caí en la trampa del robo de datos, a través de lo que llaman técnicas de ingeniería social. Recibí un mensaje privado como si fuera de Instagram alertando sobre un problema de copyright. Me pareció extraño, pero como nos suelen denunciar seguido a las feministas, para que nos cierren las redes, supuse que venía por ese lado”.

    “Cuando recuperé mi espacio tenía más de 300 mensajes de este estilo, pero esta vez, como si yo lo hubiese firmado”, se lamenta. Ella ahora rescata el consejo de Dominemos las TICs “Dar información personal, datos sensibles es como dar la llave de tu casa”.

    La periodista especializada en tecnología Irina Sternik apunta: “Las plataformas están tomando, muy lentamente, iniciativas para evitar el odio. Pero falta mucho. Por ejemplo, recién ahora Facebook va a bloquear publicaciones que nieguen el Holocausto”.

    Toda la información e imágenes son de INFOBAE.
    Link original: https://www.infobae.com/sociedad/2020

  • INE: pandemia de violencia contra mujeres se erradicará con funcionarios comprometidos

    INE: pandemia de violencia contra mujeres se erradicará con funcionarios comprometidos

    La consejera electoral Carla Humphrey hizo un llamado a los funcionares electorales para ser verdaderos defensores de las mujeres.

    En las elecciones de 2021, erradicar “la pandemia” de violencia contra las mujeres y lograr la igualdad sustantiva sólo será posible si los funcionarios electorales están comprometidos y capacitados para proteger sus derechos y sancionar a quien los vulnere, coincidieron los consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE).

    Al iniciar las jornadas de capacitación especializada en materia de violencia de género contra las mujeres en razón de género y la promoción de sus derechos políticos y electorales, dirigido a los órganos desconcentrados, la presidenta de la comisión del Servicio Profesional Electoral Nacional, Claudia Zavala calificó la violencia contra las mujeres como “una pandemia” en medio de una sociedad que ha normalizado los actos, el lenguaje, la forma de comportarnos y hasta de las omisiones ante la violencia contra las personas, en particular, a las mujeres.

    “A través de la capacitación vamos a conocer y reconocer cuáles son las formas de comportarnos que nos han lesionado como sociedad, cómo va ser la forma en que vamos a arropar y acompañar a las mujeres que son violentadas y tenemos que enseñar los derechos político-electorales que tienen las mujeres”, expresó.

    En lo que coincidió la presidenta de la Comisión de Igualdad de Género y No Discriminación, Carla Humphrey, quien hizo un llamado a los funcionares electorales para ser verdaderos defensores de las mujeres.

    “Debemos estar preparados para que todos los derechos de la mujer se vean defendidos por personal con conocimientos, con capacidades, con habilidades y con aptitudes; es decir, plenamente capaces para protegerlas en caso de cualquier acto que vulnere a cualquier aspirante, precandidata, candidata e incluso a mujeres ya electas”. 

    Mientras que el consejero José Roberto Ruiz Saldaña, presidente de la Comisión de Capacitación y Organización Electoral, alertó que sigue prevaleciendo una insuficiencia de normas progresistas para sancionar la violencia contra las mujeres.

    El consejero presidente Lorenzo Córdova reiteró que erradicar la violencia política contra las mujeres es otro de los retos más importantes a superar en las elecciones del 2021, en un contexto ya complejo por la pandemia de covid-19 y al tratarse del proceso electoral más grande y complejo de la historia.

    “Los logros en materia de paridad, como todos los logros democráticos, pueden tener un proceso regresivo, por eso necesitamos consolidar las prácticas, procedimientos y conceptos que le han permitido a nuestro país avanzar hacia la paridad en materia electoral. La nueva frontera es que esta paridad ocurra en un contexto libre de violencia política para las mujeres”.

    Toda la información e imágenes son de MILENIO.
    Link original: https://www.milenio.com/politica/violencia-contra-mujeres-es-una-pandemia-consejera-zavala

  • Las mujeres prehistóricas también cazaban grandes animales

    Las mujeres prehistóricas también cazaban grandes animales

    Una chica de entre 17 y 19 años enterrada hace unos 8.000 años junto a sus armas muestra que la caza de grandes animales no era solo cosa de los hombres prehistóricos. Tras su hallazgo, sus autores han revisado otro centenar de enterramientos encontrando que más de un tercio de los cazadores eran en realidad cazadoras. Estos resultados cuestionan la idea dominante de que en las primeras comunidades humanas ya había una división del trabajo por género.

    En 2018, arqueólogos estadounidenses y peruanos excavaron una serie de enterramientos a 3.925 metros de altura, en el distrito de Puno, en los Andes peruanos. En una de las tumbas, junto a un cuerpo mal conservado había una veintena de piedras labradas. Cuatro de los artefactos eran puntas afiladas, probablemente usadas en venablos, unas pequeñas lanzas impulsadas por una especie de tubo. También había cuchillos de pedernal y otros objetos cortantes. Encontraron además ocre que, aparte de usarlo como pigmento, servía para curar las pieles. Estaban tan juntas que los científicos creen que iban dentro de un morral. A poca distancia había restos de tarucas (un venado andino) y vicuñas. Lo más llamativo vino después: del análisis de los huesos, supusieron que se trataba de una mujer, de una cazadora.

    “Primero observamos la estructura ósea del individuo. Como mujeres y hombres tienen ligeras diferencias óseas, se puede estimar el sexo con unas pocas mediciones. Esto funciona cuando los restos esqueléticos están bien conservados”, cuenta en un correo el antropólogo de la Universidad de California Davis y principal autor del estudio Randy Haas. Pero en el yacimiento de Wilamaya Patjxa, apenas quedaba parte del cráneo, la dentadura y fragmentos de un fémur y una tibia. Del colágeno extraído de estos huesos pudieron determinar la fecha de la muerte: hace 8008 años, 16 años arriba o abajo. Por el desarrollo de la dentadura, creen que tendría entre 17 y 19 años. Pero pocas pistas sobre el género.

    La presencia de una proteína en el esmalte dental permite determinar el sexo de personas enterradas hace milenios

    Confirmaron que era una mujer usando una sofisticada técnica biomolecular desarrollada el año pasado llamada análisis de la amelogenina, una proteína presente en el esmalte dental. “Resulta que estas proteínas están ligadas al sexo y, por lo tanto, es posible estimarlo a partir de ellas con un alto grado de precisión”, explica Haas, cuyo trabajo acaba de publicar la revista científica Science Advances.

    Saber si era un cazador o una cazadora tiene su importancia. La teoría dominante entre los antropólogos y etnógrafos es que en las antiguas comunidades que dependían de la caza y la recolección existía una marcada división del trabajo por género: los hombres cazaban y las mujeres recolectaban. Pero apenas hay pistas de este reparto de tareas en los yacimientos arqueológicos. La principal prueba es circunstancial: En los grupos humanos actuales que aún son cazadores y recolectores, el varón es el cazador en exclusiva.

    Partiendo de esta única cazadora, Haas y sus colegas revisaron los estudios de otros 107 enterramientos americanos con restos de 429 individuos datados entre hace 12.700 años y 7.800 años. 27 de los enterrados reposaban junto a sus armas de caza. Y 11 de ellos eran mujeres. Extrapolando, esto significaría que más de un tercio de los cazadores prehistóricos eran en realidad cazadoras, al menos en América.

    “La teoría del hombre, el cazador, no se ve confirmada por los datos arqueológicos, solo por los etnográficos”, comenta la arqueóloga de la Universidad Binghamton (EE UU) Kathleen Sterling. “Tradicionalmente, la caza ha sido considerada como más prestigiosa, exigente y peligrosa que la recolección y estos son rasgos que hemos asociado de forma estereotípica como actividades de los hombres”, añade esta investigadora no relacionada con el actual estudio.

    El arsenal hallado junto a la cazadora inclye puntas de venablos, cuchillos de pedernal u ocre, usado para curtir las pieles.
    El arsenal hallado junto a la cazadora inclye puntas de venablos, cuchillos de pedernal u ocre, usado para curtir las pieles.UNIVERSIDAD DE CALIFORNIA DAVIS

    Esta experta en la tecnología lítica prehistórica recuerda que “la caza mayor, como renos o bisontes, no dependía ni de la fuerza ni de la habilidad, sino del número: las formas usadas en el pleistoceno consistían en empujar a los rebaños hacia acantilados, saltos o trampas, o arrojar lanzas a las manadas que no matarían directamente a los animales, pero los dejarían heridos, siendo pisoteados o incapaces de seguir el ritmo de la manada. En aquel tiempo, los humanos vivían en pequeños grupos, por lo que la mayoría de los jóvenes y adultos serían necesarios en la caza de una forma u otra”.

    “En general, como la división del trabajo por género ha sido ampliamente comprobada entre las sociedades tradicionales, los arqueólogos han supuesto que también era algo generalizado en el pasado”, dice el antropólogo de la Universidad de Arizona (EE UU) Steven L. Kuhn, que no ha intervenido en esta investigación. “Por otro lado, mucho de lo que sabemos sobre esta división del trabajo está basado en la ideología, en lo que la gente cree que es el ideal”.

    Toda la información e imágenes son de EL PAÍS.
    Link original: https://elpais.com/ciencia/2020-11-04/

  • Las cuatro miembros del «Escuadrón» fueron reelegidas para la Cámara de Representantes

    Las cuatro miembros del «Escuadrón» fueron reelegidas para la Cámara de Representantes

    Las cuatro congresistas conocidas como el Escuadrón —las representantes Ilhan Omar de Minnesota; Alexandria Ocasio-Cortez de Nueva York; Rashida Tlaib de Michigan, y Ayanna Pressley de Massachusetts— ganaron la reelección, según proyecta CNN.

    Desde que asumieron el cargo en enero de 2019, las legisladoras, todas mujeres de color, han electrificado la base progresista de la izquierda e iluminado las redes sociales, pero también han atraído la controversia y la ira del presidente Donald Trump.

    Ninguna de ellas enfrentó desafíos importantes en su primer periodo de reelección este año.

    Ocasio-Cortez ganará la reelección para el 14° Distrito del Congreso de Nueva York contra dos rivales: el republicano John C. Cummings y Michelle Caruso-Cabrera del partido Serve America Movement, según proyecciones de CNN.

    La carrera por el escaño profundamente demócrata que representa partes del Bronx y Queens en la ciudad de Nueva York nunca se consideró competitiva. Sin embargo, la congresista de alto perfil que fue elegida por primera vez, a menudo llamada AOC, recaudó fondos a un ritmo agresivo y enfrentó una oposición bien financiada en su primera candidatura a la reelección.

    El ‘Escuadrón’ y Alexandria Ocasio-Cortéz

    Ocasio-Cortez recaudó más de US$ 17 millones en el transcurso de la campaña, mientras que Cummings recaudó aproximadamente US$ 9,6 millones y Caruso-Cabrera recaudó más de US$ 3,3 millones, según los informes de recaudación de fondos de las campañas presentados ante la Comisión Federal de Elecciones.

    La carrera también vio una cantidad anormal de gastos externos, abrumadoramente contra Ocasio-Cortez. Un grupo, «Stop the AOC PAC», gastó US$ 68.370 en anuncios digitales y alcance a los votantes en oposición a Ocasio-Cortez.

    En su primer mandato, Ocasio-Cortez, de 31 años, ha construido un ejército de seguidores leales en todo el país y ya está respondiendo convocatorias para postularse a la presidencia. La autodenominada socialista democrática es frecuentemente objeto de ataques por parte de republicanos, incluido el presidente Donald Trump, por sus creencias liberales, incluida su propuesta del «Green New Deal».

    Recientemente apareció en la portada de la edición de diciembre de la revista Vanity Fair, lo que condujo a un ciclo de noticias predecible de elogios y condenas en líneas partidarias. En la entrevista, Ocasio-Cortez dijo que las autoridades han informado de varias amenazas de muerte dirigidas contra ella en el corto tiempo desde que asumió el cargo.

    Ocasio-Cortez superó previamente a Caruso-Cabrera en las primarias demócratas de este verano. La corresponsal y presentadora de CNBC desde hace mucho tiempo se postuló en las elecciones generales en representación del partido Serve America Movement.

    Ocasio-Cortez saltó a la fama por primera vez después de derrotar al representante demócrata Joe Crowley en las elecciones de mitad de período de 2018, sin ninguna experiencia política propia en ese momento.

    Toda la información e imágenes son de CNN EN ESPAÑOL.
    Link original: https://cnnespanol.cnn.com/2020/11/04/

  • Llega la ley de libertad sexual: el silencio no es un sí

    Llega la ley de libertad sexual: el silencio no es un sí

    Una mujer de 18 años, cinco hombres y un portal angosto. En abril de 2018, la Audiencia Provincial de Navarra sentenció que aquel episodio supuso un abuso sobre la joven en el que no hubo violencia. Han pasado dos años y medio de aquel fallo que sacó a las mujeres a la calle en una ola de indignación generalizada y que después enmendó de plano el Tribunal Supremo: no, no era un abuso. Fue violación. Los cinco integrantes de La Manada fueron condenados a 15 años de cárcel y se abrió un debate social sin precedentes que ha llevado a España a sumarse a los países que definen y acotan el consentimiento en su legislación con una premisa: la que calla no otorga. Es decir, tanto si la víctima dice que no, como si permanece en silencio —el caso de la joven en Pamplona—, se trata de un ataque a la libertad sexual.

    Todo arrancó con aquella primera sentencia de un caso que convulsionó a la sociedad desde su inicio en los sanfermines de 2016. Cinco días después del fallo, el Gobierno convocó a un grupo de especialistas, la llamada comisión de codificación, para revisar el Código Penal y atender el creciente malestar social. Lo primero que se cambió fue la composición de ese equipo, formado íntegramente por hombres. El encargo pasó de un Gobierno del PP a otro del PSOE hasta llegar al Ejecutivo actual, la coalición de PSOE y Unidas Podemos. Los socios acordaron elaborar una ley específica basada en el trabajo previo de Podemos. Es la futura Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual, conocida como la ley del solo sí es sí, que ahonda en el consentimiento de la víctima. España ya castiga los actos sexuales sin consentimiento, pero este no está definido en el Código Penal, que se centra en la violencia o intimidación para determinar cuándo hay agresión.

    La nueva ley, en fase de borrador y que puede sufrir modificaciones, incluye por primera vez esa definición sobre dos ejes. El primero, que la mujer haga una manifestación libre por actos “exteriores, concluyentes e inequívocos” de su voluntad de participar. El segundo, que esta manifestación sea entendida “conforme a sus circunstancias concurrentes”.

    Cambio de paradigma

    La nueva propuesta elimina del Código Penal la definición de abuso sexual, un aspecto en el que hubo acuerdo desde el principio para dejar claro que lo que marca el delito no es la violencia del agresor sino la concurrencia de la víctima. Definir el consentimiento busca un cambio de paradigma: ahondar en la idea de que callar no es consentir en ningún caso, de ahí el solo sí es sí. Los especialistas consultados, que difieren en los efectos que pueda tener la definición, sí coinciden en una cosa: el cambio no es la panacea. Dos alertan de que puede ser beneficioso para la víctima, otros dos defienden que puede crear indefensión jurídica y que es peor que el modelo actual. Todos admiten que depende de la interpretación de los jueces, que en su mayoría no están formados con perspectiva de género.

    El cambio “cumple una función de pedagogía social”, apunta la catedrática de Derecho Penal de la Universidad de A Coruña, Patricia Faraldo, estudiosa de la figura del consentimiento en las distintas legislaciones del mundo y una de las personas que participaron en la elaboración de la ley. “Si antes el silencio significaba consentimiento tácito y disponibilidad del cuerpo femenino, ahora supone negativa e indisponibilidad de ese cuerpo. El silencio no es acuerdo ni consentimiento”, explica Faraldo, que también participó en la comisión que analizó el Código Penal una vez que fue reformada para dar cabida a las mujeres.

    Fernando R. Santocildes, presidente de la  subcomisión de violencia sobre la mujer del Consejo General de la Abogacía Española, defiende que esta nueva definición, que exige una manifestación por actos concluyentes e inequívocos puede complicar el recorrido para los agresores y hacerlo menos arduo para las víctimas. “El acusado tiene más difícil acreditar que hubo consentimiento respecto a lo que existe ahora”, señala el también decano del Colegio de Abogados de León. “Hasta ahora se decía ‘el que calla otorga’, pero en esta materia quien calla no otorga. Otorga quien ha dicho que sí. Habrá una menor victimización porque no pesará sobre las mujeres un exceso de carga probatoria”, añade.

    La nueva definición está en línea con los cambios incluidos en otras legislaciones europeas, como las de Suecia o el Reino Unido. Sigue el espíritu del convenio de Estambul, el acuerdo del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia hacia las mujeres.

    Marisa Cuerda, catedrática de Derecho Penal de la Universidad Jaume I de Castellón, considera que el Código Penal actual ya se interpreta con la mirada puesta en el consentimiento y sigue los postulados del Convenio de Estambul. Argumenta que la primera sentencia de Pamplona fue “una excepción” corregida por el Supremo y que incluir una definición puede crear problemas. “La reforma es bienintencionada y busca ampliar el ámbito de libertad sexual, pero va a plantear problemas interpretativos en los casos límite, y eso es muy grave en materia penal”. Cuerda señala, por ejemplo, las diferentes interpretaciones que se pueden dar sobre lo que son las “circunstancias concurrentes”.

    “Es una ensoñación creer que solo con ese cambio puedes modificar por completo toda una cultura de interpretación social, que habrá más supuestos en los que se considere que se ha quebrantado la voluntad de las víctimas o que va a haber más protección para ellas”, añade Manuel Cancio, catedrático de Derecho Penal de la Universidad Autónoma de Madrid. “Mediante un acto legislativo no puedes cambiar la cultura de las relaciones entre hombres y mujeres”, según este experto, que también forma parte de la comisión de codificación. “Hace 20 o 30 años se entendía que o te defiendes hasta correr el riesgo de que te maten o iba a pasar como un acto consentido. Ya no es así”.

    Con un mismo Código Penal, el actual, ha habido juzgados que han visto violencia donde otros no, que han entendido que una mujer consentía mientras otros no. Incluir la definición del consentimiento ha sido un trabajo arduo porque busca simplificar un ámbito complejo y lleno de grises, como señala Patricia Faraldo. El siguiente paso está en manos de los jueces: “En la ley no podemos hacer más, la interpretación es otra lucha distinta y necesitamos formar a los jueces”. “Tendremos interpretaciones restrictivas”, augura Encarna Bodelón, profesora de Filosofía del Derecho, que pide también un avance en la formación de los jueces: “Si no se hace, corremos el riesgo de que estos conceptos se apliquen de manera muy restrictiva y poniendo de nuevo el problema de qué se entiende por consentimiento”. Faraldo apunta a un largo camino por delante: “No es la panacea, el derecho es profundamente conservador y los jueces mantendrán sus criterios. Habrá adaptación pero también resistencia”.

    Toda la información e imágenes son de EL PAÍS.
    Link original: https://elpais.com/sociedad/2020-11-03/llega-la-ley-de-libertad-sexual-el-silencio-no-es-un-si.html

  • Aumenta violencia de género y doméstica en América Latina durante la pandemia

    Aumenta violencia de género y doméstica en América Latina durante la pandemia

    Las llamadas a líneas de ayuda para mujeres víctima de agresión aumentó tras la cuarentena, de acuerdo con un análisis del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

    La violencia de género y doméstica aumentó en América Latina y el Caribe durante la pandemia, de acuerdo con un nuevo análisis del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) sobre las llamadas a líneas de ayuda para mujeres maltratadas.

    El PNUD recopiló datos mensuales del 2019 y 2020 sobre el volumen de llamadas en Argentina, Brasil, Colombia, República Dominicana Guatemala, México, Paraguay y Perú, y reveló que en todos los países (excepto en República Dominicana) las llamadas aumentaron después de la cuarentena.

    En el caso de México, retomó un estudio publicado en mayo por académicos del Tecnológico de Monterrey y la Universidad Anáhuac, que detalla que las llamadas para solicitar ayuda psicológica debido a la violencia de pareja aumentaron en un 100% durante el confinamiento.

    El estudio realizado por Adán Silverio-Murillo y José Roberto Balmori de la Miyar, con datos de la línea de ayuda de Línea Mujeres en la Ciudad de México desde febrero y hasta las primeras dos semanas de mayo, también registró una disminución del 100% en las llamadas para solicitar servicios legales relacionados con la violencia de pareja y un impacto nulo de la prohibición de venta de alcohol en llamadas de violencia de pareja.

    Por su parte, Itxaro Arteta publicó en una nota de Animal Político de que los informes de llamadas para reportar violencia de género bajaron de 812 en marzo a 746 en abril de 2020. Sin embargo, el número de llamadas en abril fue tres veces mayor a las 211 registradas en abril de 2019.

    El informe del PNUD señaló que, aunque estos datos dan una visión general “es poco probable” que reflejen “la situación real”, ya que las víctimas a menudo no denuncian por vergüenza o miedo a represalias. Además, las restricciones de movilidad y el miedo al contagio hacen más difícil buscar ayuda y las víctimas no pueden llamar a estas líneas si están confinadas en casa con su abusador.

    Los niveles más altos de estrés social y económico debido a la pandemia combinados con la movilidad restringida fuera del hogar y el acceso reducido a los servicios, crearon una olla a presión para potenciales abusos en América Latina y el Caribe, donde la violencia de género ya estaba muy extendida antes de la pandemia y donde se han prolongado las estrictas órdenes de permanencia en el hogar, expuso el estudio.

    El PNUD detalló que se establecieron 177 medidas en 29 países para abordar la violencia contra las mujeres en el contexto de la pandemia, de las cuales, las más habituales fueron las destinadas a reforzar los servicios (64%) y las dirigidas a la sensibilización y campañas (23%). Como ejemplos mencionó las líneas de ayuda y otros mecanismos de denuncia, respuestas policiales y judiciales, servicios coordinados, albergues y la provisión continua de apoyo psicosocial.

    Asimismo, recordó que ha delineado una gama de enfoques que los gobiernos deberían considerar integrar en sus respuestas nacionales a la pandemia y cómo los socios internacionales pueden apoyar estos esfuerzos.

    Si bien no existe una solución única ni simple para combatir la “pandemia en la sombra” de la violencia doméstica y de género, el PNUD resaltó que está claro que las respuestas al covid-19 deben integrar una perspectiva de género si se quiere cumplir efectivamente con el objetivo de promover la seguridad todas y todos los ciudadanos.

    Toda la información e imágenes son de 20 MINUTOS.
    Link original: https://www.proceso.com.mx/internacional

  • Las mujeres que cambiaron el mundo son homenajeadas en el nuevo libro ‘Vestidas para la Revolución’, de Laura Castelló

    Las mujeres que cambiaron el mundo son homenajeadas en el nuevo libro ‘Vestidas para la Revolución’, de Laura Castelló

    En la actualidad, la moda se considera un tema banal y secundario, algo propio de personas superficiales. Sin embargo, a lo largo de la historia, las mujeres han sabido hacer de la moda un arma que les ha permitido desafiar las normas, romper con los estereotipos y reafirmar su independencia.

    Laura Castelló ha recogido a estas mujeres en Vestidas para la Revolución: una historia ilustrada la liberación de la mujer a través de la moda, donde demuestra que la estética y la moda son en sí un símbolo, un acto político, que puede tener poder e incluso que puede cambiar sociedades.

    De la revolución de las sufragistas al feminismo de las hippies o la rebeldía de las taqwacoresla escritora e ilustradora repasa los principales movimientos contraculturales que, con sus estéticas e ideologías, lucharon a favor de la libertad y de la igualdad de las mujeres.

    Ilustraciones de Vestidas para la Revolución.
    Ilustraciones de ‘Vestidas para la Revolución’.
    LUNWERG

    La apariencia femenina ha estado siempre controlada y predeterminada por unos cánones y unas pautas muy concretas, estrictamente relacionadas con la consideración que se tuviese de las mujeres en cada época, incluso en algunas ocasiones se llegó a prohibir por ley el incumplimiento de dichas pautas como puede ser vestir con pantalones, como un hombre, el largo de la falda, la longitud del cabello y un extenso etcétera.

    Este libro recoge la historia de la moda y de las luchas feministas que pelearon por romper con todos aquellos elementos opresivos hacia las mujeres y reconoce la valía de aquellas mujeres que batallaron para conseguir los derechos y las libertades que existen actualmente.

    Extracto de Vestidas para la Revolución.
    Extracto de Vestidas para la Revolución.
    LUNWERG

    Las Teddy Girls, las flappers, las pin ups o de la revolucionaria diseñadora de la minifalda, Mary Quant, son recordadas en un recorrido visual por la evolución de la moda y de los movimientos sociales a través de sus cambios de la mano de sus protagonistas.

    Portada de Vestidas para la Revolución de Laura Castelló.
    Portada de Vestidas para la Revolución de Laura Castelló.

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    Link original: https://www.20minutos.es/noticia/4443189/0/las-mujeres-que-cambiaron-el-mundo-son-homenajeadas-en-el-nuevo-libro-vestidas-para-la-revolucion-de-laura-castello/

  • Mujeres de áreas rurales, indígenas y afrodescendientes, sufren violencia asociada con el ejercicio de sus derechos

    Mujeres de áreas rurales, indígenas y afrodescendientes, sufren violencia asociada con el ejercicio de sus derechos

    De acuerdo con “Género e industrias extractivas en América Latina: Medidas estatales frente a los impactos diferenciados en las mujeres”, informe realizado por Derecho, Ambiente y Recursos Naturales (DAR) y la Fundación para el Debido Proceso (DPLF), en Colombia, Perú, Guatemala y Honduras, países que desarrollaron un modelo económico extractivista de recursos naturales, son las mujeres indígenas y rurales en su rol comunitario de activistas y defensoras del medio ambiente, quienes sufren violencia de parte de los hombres, tanto compañeros sentimentales como miembros de la comunidad y trabajadores foráneos, por la instalación y desarrollo de este tipo de proyectos extractivistas en sus territorios.

    De acuerdo con la investigadora líder del proyecto, Cristina Blanco, la violencia ejercida especialmente contra las mujeres es provocada por estos actores en varios contextos. Por ejemplo, los trabajadores de las compañías que se instalan en las comunidades buscan agredir y abusar de las mujeres, incluso de las que se encuentran en estado avanzado de gestación. También ejercen actos de violencia contra sus hijos y abusan sexualmente de las mujeres jóvenes. Sin contar que planean y ejecutan asesinatos, a veces pretendidamente “pasionales”, contra líderes de estas comunidades. Blanco, que elabora el enfoque de género en el informe, subraya un factor crítico para las mujeres: elegir entre los afectos de su familia o los compromisos con la organización, lo que acarrea otro motivo de violencia como consecuencia de su elección, la agresión de sus compañeros, quienes no aceptan que ellas opten por el activismo y promoción de derechos, y no por continuar a tiempo completo con las relaciones afectivas.

    Una mujer que usa una camiseta con mensajes de protesta hace sonar una tapa de metal durante una manifestación contra las masacres hoy, en Bogotá (Colombia). EFE/ Carlos Ortega
Una mujer que usa una camiseta con mensajes de protesta hace sonar una tapa de metal durante una manifestación contra las masacres hoy, en Bogotá (Colombia). EFE/ Carlos Ortega

    En el caso colombiano, la situación es crítica para las mujeres en áreas rurales o con vinculación étnica o afrodescendiente debido a la imposición de un modelo extractivista que, de acuerdo con el informe, es el detonante de situaciones en los que ellas corren riesgo: “…ejemplo de marcos legales que incrementaron estos conflictos, en 2001 se emitió el Código de Minas, diseñado para favorecer la inversión privada extranjera al otorgar títulos de concesión sin mayores consideraciones en materia ambiental. Esto conllevó al incremento de la violencia y graves violaciones de derechos humanos”. Existen reportados 37 casos de conflictos socioambientales en los que las mujeres y sus organizaciones involucradas en el rechazo a megaproyectos, son ignorados por las autoridades, que niegan la protección requerida para preservar la vida de las mujeres. En el mapa de este tipo de violencias, 12 casos están vinculados a proyectos extractivos y uno a proyectos de infraestructura, sobre los que hay alerta roja.

    Imagen de archivo de un grupo de periodistas, camarógrafos y fotoperiodistas se manifiestan en Cali (Colombia), EFE/CHRISTIAN ESCOBAR MORA/Archiov
Imagen de archivo de un grupo de periodistas, camarógrafos y fotoperiodistas se manifiestan en Cali (Colombia), EFE/CHRISTIAN ESCOBAR MORA/Archiov

    Lo anterior en un panorama que normalizó riesgos de todo tipo para defensoras y defensores de derechos humanos. El informe subraya que, pese al reconocimiento del estado colombiano en torno a sus limitaciones, el camino es largo para defender la vida de las mujeres incorporando un enfoque de género y también una estrategia efectiva de protección de derechos. Tan solo en el periodo de 2016 hasta 2018, son 342 personas defensoras asesinadas en labores de protección al medio ambiente y al desarrollo sostenible de sus comunidades. Y son 462 agredidas por organizaciones criminales en 2020.

    Toda la información e imágenes son de INFOBAE.
    Link original: https://www.infobae.com/america/

  • Las nuevas reinas del retrato: mujeres, diversas, deslumbrantes

    Las nuevas reinas del retrato: mujeres, diversas, deslumbrantes

    Son jóvenes, vienen de África o Latinoamérica, Estados Unidos o Gran Bretaña y han revolucionado la figuración con sus pinturas y telas corales.

    La gran sorpresa de la pintura actual, de la pintura más radicalmente contemporánea, es la irrupción de un género que se quería pretérito: el retrato. Y más en concreto, el retrato de grupo o coral, y más en concretísimo aún que este venga de la mano de artistas mujeres, y si seguimos aún tirando del hilo, que sean mujeres de lo que se venían considerando los márgenes : creadoras africanas o afroamericanas, de países latinoamericanos, inmigrantes en Gran Bretaña o Estados Unidos, donde no dejan de exponer en la Tate o en el Whitney neoyorquino. Ellas se pintan solas o acompañadas y lo hacen con la fuerza de su pincel o de su aguja y la estridencia de sus colores. Porque esto, también, va de color.

    Toyin Ojih Odutula: 'The firm', 2017-2018. Originaria de Nigeria, juega con el pasado colonial de su país al proponer narrativas de personas de color en situaciones consideradas de  'blancos' © Toyin Ojih Odutola

    Toyin Ojih Odutula: ‘The firm’, 2017-2018. Originaria de Nigeria, juega con el pasado colonial de su país al proponer narrativas de personas de color en situaciones consideradas de ‘blancos’ © Toyin Ojih Odutola

    Y va porque es una evidencia. No se trata de un arte político en el sentido tradicional de la palabra, sino de presencia, o más aún, de comunidad. Y de identidad. Y de realidad: las creadoras quieren mostrar el mundo en el que se mueven, sus familias, sus amigos, sus tradiciones; están enraizadas en lo que les rodea y por eso lo pintan, en otros casos lo tejen y algunas lo fotografían, aunque se trata de un fenómeno, por así llamarlo, más pictórico. Sus retratos pueden ser individuales, de parejas, tríos, grupos o colectivos. Nada que ver con el narcisismo del imperio de la selfie, aquí no abunda el autorretrato, sino el individuo pero no como tal, sino como parte una comunidad.

    Njideka Akunyili Crosby; 'Something split and new', 2013. También de origen nigeriano, la artista pinta escenas de la vida cotidiana con personas de su familia o amigos  © Njideka Akunyuli Crosby

    Njideka Akunyili Crosby; ‘Something split and new’, 2013. También de origen nigeriano, la artista pinta escenas de la vida cotidiana con personas de su familia o amigos © Njideka Akunyuli Crosby

    Una pintura coral que da la vuelta al género y se hace también narrativa, para dar cabida a las escenas de la vida cotidiana convirtiéndose así en una renovada pintura de género. Y una pintura esencialmente figurativa que llega en el momento justo, porque como explica la artista estadounidense Emily Mae Smith, “vivimos una época propicia para el debate de lo que significa ser humano en un tipo de cuerpo u otro”.

    En este sentido, el retrato, individual o colectivo, es una de las formas en que las/os artistas responden a cuestiones como el género, la pertenencia a una étnica o la clase social. Figurativo no significa necesariamente realista, así, hay pintoras como Nina Chanel Abney que convierten las figuras en ideogramas, otras como Lynette Yiadom-Boakye las imaginan y un tercer grupo, como la colombiana Alejandra Hernández (1989) o la norteamericana Jordan Casteel (1989), las toman de su núcleo familiar o de conocidos.

    Aliza Nisenbaum: 'Moia's nyu women's cabinet', 2016. Mujeres de diferentes orígenes  debaten sus problemas en la Oficina de Asuntos el Inmigrante de la alcaldía de Nueva York en una tela donde la artista se ha autorretratado a la izquierda con camiseta de rayas © Aliza Nisenbaum
    Aliza Nisenbaum: ‘Moia’s nyu women’s cabinet’, 2016. Mujeres de diferentes orígenes debaten sus problemas en la Oficina de Asuntos el Inmigrante de la alcaldía de Nueva York en una tela donde la artista se ha autorretratado a la izquierda con camiseta de rayas © Aliza Nisenbaum

    Encontramos a artistas que buscan visibilizar a aquellas personas o colectivos que el arte suele dejar al margen, o los trata únicamente a través de lo conceptual o lo reivindicativo. Aquí lo reivindicativo consiste justamente en mostrarlos en igualdad de condiciones frente a quienes a lo largo de la historia del arte han inmortalizado sus rostros y cuerpos, las clases dominantes. Esta es la apuesta de Aliza Nisenbaum (1977), mexicana de origen judío y residente en Nueva York, quien durante años ha retratado a inmigrantes hispanos en Estados Unidos, en ocasiones miembros de diferentes generaciones. Artista consolidada, expondrá sus últimos trabajos a partir del 15 de noviembre en la Tate Liverpool.

    El fenómeno

    “Vivimos una época propicia para el debate de lo que significa ser humano en un tipo de cuerpo u otro”, explican las artistas

    También en la Tate, en este caso Britain, se podrá ver a partir del 18 de noviembre la figuración más simbólica de Lynette Yiadom-Boakye (1977), londinense cuyos padres emigraron desde Ghana y que ha contribuido “al renacimiento de la pintura negra”, como destacó el jurado que la seleccionó como finalista del premio Turner en el 2013. Al contrario que la mayoría de pintoras, sus figuras no se basan en personas reales, sino que las crea a partir de materiales encontrados, con una paleta de colores limitada a verdes, marrones y negros.

    Lynette Yiadom-Boakye: 'A culmination', 2016. La artista, cuyos padres proceden de Ghana, utiliza personajes imaginarios para sus narraciones pictóricas. ©  Lynette Yiadom-Boakye

    Lynette Yiadom-Boakye: ‘A culmination’, 2016. La artista, cuyos padres proceden de Ghana, utiliza personajes imaginarios para sus narraciones pictóricas. © Lynette Yiadom-Boakye

    Bisa Butler (1973) también parte de materiales encontrados, en su caso fotografías, para sus telas, que han revolucionado la escena artística norteamericana desde la exposición de sus quilts en el Smithsonian; nacida en Estados Unidos de padre ghanés, Butler realiza una completa investigación de las personas de las fotografías para convertirlas en sujetos, “personas de la comunidad afroamericana en ámbitos de vida ordinarios que pueden haberse sentado para una reunión familiar”.

    Butler conecta con sus materiales textiles y combinaciones de colores con la tradición africana de su familia y la documentación de sus retratados “para que el espectador los vea como yo, como sujetos propios”. A partir del 16 de noviembre sus retratos podrán verse en el Arts Institute of Chicago, que justamente acaba de comprar obra de esta artista, además de obra de Tschabalala Self (1990) y Amanda Williams (1974).

    Lubaina Himid: 'Six taylors', 2019. Los trabajos de esta artista nacida en Zanzíbar  interrogan sobre el legado del trabajo de las personas negras, como en esta pintura que muestra a seis sastres y está muy influenciado por la profesión de su madre, diseñadora de telas © Lubaina Himid
    Lubaina Himid: ‘Six taylors’, 2019. Los trabajos de esta artista nacida en Zanzíbar interrogan sobre el legado del trabajo de las personas negras, como en esta pintura que muestra a seis sastres y está muy influenciado por la profesión de su madre, diseñadora de telas © Lubaina Himid

    Self es otra de las artistas que está ganando enteros y cotización–fue seleccionada por la revista Forbes como una de las 30 creadoras más influyentes menores de 30 años–. Nacida en el Harlem neoyorquino, la suya es una reivindicación de la cultura afroamericana a través también de la figura, especialmente de la mujer. Más multitudinarias son las pinturas de Nina Chanel Abney (1982): estallidos de color en telas de grandes dimensiones que ya han entrado en los museos y han protagonizado exposiciones como en el Modern Art Museum de Forth Worth; con un estilo más narrativo, conecta el narcisismo de la sociedad actual con las redes sociales y la violencia en los barrios de color con la policial.

    Alejandra Hernández: 'Peaches n' cream', 2018. Residente en Bélgica, la artista colombiana define su obra como 'una mezcla de gentes': retratos de gente que muestra la fusión cultural contemporánea. © Alejandra Hernández
    Alejandra Hernández: ‘Peaches n’ cream’, 2018. Residente en Bélgica, la artista colombiana define su obra como ‘una mezcla de gentes’: retratos de gente que muestra la fusión cultural contemporánea. © Alejandra Hernández

    Desde una perspectiva menos abiertamente activista, Njideka Akunyili-Crosby (1983), Lubaina Himid (1954) y Toyin Ojih Odutola (1985) se centran en la intercomunicación de las personas. Nacida en Zanzíbar, Himid parte de una cita de la Nobel de Literatura Toni Morrison: “No eres el trabajo que haces, eres la persona que eres”, para enlazar el hecho de que en la historia del arte rara vez aparecen las figuras de color sin estar desempeñando un trabajo (Himid tendrá una exposición en la Tate Modern en otoño del 2021). Las escenas cotidianas de Crosby beben en su formalidad de la tradición artística occidental, para mostrar, en palabras de la artista, como la vida de los inmigrantes fusiona identidades dispares. El mestizaje cultural también está tras la obra de Toyin Ojidh Odutola, quien sitúa a sus personajes de color en ambientes tradicionalmente considerados blancos. Y es que el color ya no está cerrado en sí mismo.

    Toda la información e imágenes son de LA VANGUARDIA.
    Link original: https://www.lavanguardia.com/cultura/culturas/20201101/49107042526/pintura-mujeres-tate-feminismo-diversidad.html