Autor: Editora

  • La democracia de América Latina, en la voz de cinco mujeres con poder

    La democracia de América Latina, en la voz de cinco mujeres con poder

    Este viernes se conmemora el Día de la Democracia y cinco mujeres que han conquistado roles de poder en la política y la justicia en Argentina, Brasil, Colombia y México responden a Lideresas de Latinoamérica sobre cómo protegerla y los desafíos que enfrentan como mujeres. Las preguntas fueron las mismas para todas, alrededor de la crisis de la democracia y de cuál es la que se puede construir.

    ¿Cómo definiría el estado de la democracia en su país y cuál es el principal desafío que enfrentan las mujeres?

    Norma Piña, presidenta de la Suprema Corte de Justicia de México. La democracia y la igualdad se viven día a día. Es en este sentido donde se presentan desafíos particulares para las mujeres. Cuando pensamos en el patriarcado, podemos encontrar una similitud con los ataques a la democracia que sufre nuestra región: ambos han sabido adaptarse a los cambios sociales para preservar el poder en manos de unos cuantos. Desgraciadamente, la perpetuación de la desigualdad se ha podido instalar sin mayores cuestionamientos en nuestra cotidianidad.

    Un Estado donde las mujeres siguen viviendo con miedo, enfrentando cada día violencias que ponen en riesgo o acaban con sus vidas; donde siguen recayendo sobre ellas roles y estereotipos que invisibilizan el papel fundamental de su participación en la vida diaria, como ocurre con los cuidados, sin los cuales no existiría la sociedad y que realizan primordialmente las mujeres. Un Estado en el que el piso no es parejo para las mujeres, pues cada paso y conquista hacia la igualdad nos cuesta desproporcionada o innecesariamente. Un Estado así no puede presentarse o creerse democrático.

    En este sentido, la Suprema Corte de Justicia en México ha resuelto que, para garantizar un acceso efectivo de las mujeres, las niñas y las adolescentes a la justicia, debe siempre juzgarse desde una perspectiva de género, es decir, partiendo de reconocer los impactos diferenciados en cada caso que puede estar viviendo una mujer, por el hecho de serlo. La justicia sin perspectiva de género no puede llamarse justicia. La democracia, cuando persisten la desigualdad y la violencia por razones de género, no puede llamarse democracia. La violencia contra las mujeres y la desigualdad por razones de género son antónimos de un Estado democrático y de Derecho. Así sin más.

    Norma Lucía
    La ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia, Norma Piña, en noviembre de 2022.NAYELI CRUZ

    Carolina Giraldo, congresista de Colombia y presidenta para la Comisión de la Equidad de la Mujer. Debemos construir una democracia más igualitaria. Más mujeres significa más democracia, porque hacemos énfasis en una agenda de oportunidades, salud pública, cuidado ambiental, no discriminación. Si bien el número de mujeres en política y personas diversas ha aumentado, aún vemos una brecha importante en los cargos de decisión, tradicionalmente liderados por hombres. Una democracia con mayor equidad permitiría una transformación social y un cambio en materia de políticas públicas.

    Es muy importante que, una vez que llegamos a estos espacios, la participación sea sustantiva y no una simulación en la que se pretendan seguir anulando nuestras voces. Esto implica hacer frente a una de las raíces más fuertes y falsas del sistema patriarcal: que los hombres —y solo cierto tipo de hombres— son los únicos que pueden tomar decisiones y ocupar el espacio público.

    Para las mujeres persiste el desafío de las violencias basadas en género. Las cifras de feminicidios y violencia sexual son alarmantes. Otro desafío para las mujeres y personas LGBTIQ+, particularmente para quienes participan en política, es dejar de ser consideradas una cuota de género y exigir el desarrollo de estrategias que promuevan la participación política y la incursión en la vida pública de las mujeres y personas LGBTIQ+. En Colombia existe una “cuota de género” en corporaciones públicas del 30%. El país ha avanzado hacia la paridad en espacios como las juntas directivas, pero aún no se alcanza la paridad en la construcción de listas de corporaciones públicas.

    Carolina Giraldo.
    Carolina Giraldo.CORTESÍA

    Patricia Mercado, senadora de México por el Movimiento Ciudadano y excandidata a la Presidencia de su país en 2006. El mayor pendiente que enfrentan las democracias de Latinoamérica es la profunda desigualdad. Este desencanto de millones de personas es aprovechado por ciertos liderazgos para atacar y desmontar las instituciones democráticas. Por eso tendríamos que poner la prioridad de construir Estados de bienestar que garanticen la igualdad de oportunidades prometida.

    La democracia no termina de consolidarse en México. Los gobiernos divididos han sido una experiencia positiva para generar acuerdos en la diferencia. Por ejemplo, las reformas político-electorales se adoptaron por consensos generales en los últimos 27 años, al menos. En estos momentos, hay una pausa en este proceso de consolidación democrática, pues abundan las acciones contra la división de poderes, contra los órganos autónomos y contra la separación entre la función pública y la vida partidista.

    Patricia Mercado, el 13 de junio de 2022 en Toluca (Estado de México).
    Patricia Mercado, el 13 de junio de 2022 en Toluca (Estado de México).CRISANTA ESPINOSA AGUILAR (CUARTOSCURO)

    Erika Hilton, legisladora transexual brasileña. Es una de las dos primeras en la historia de su país. Brasil ha atravesado una crisis democrática importante y desafiante en los últimos cuatro años, con numerosos intentos de romper con el Estado democrático de derecho, en particular el intento de golpe de Estado del 8 de enero de 2023.

    Ahora hemos logrado, con la elección del presidente Lula, detener el proceso de deterioro democrático que estaba en marcha con Jair Bolsonaro, pero cambiar este rumbo después de tantos ataques y propaganda ideológica antidemocrática es un largo camino por recorrer.

    Para las mayorías sociales minoritarias, como mujeres, LGBTQI+, negros, indígenas, la batalla es aún más ardua, ya que la democracia nunca llegó plenamente para estas poblaciones, víctimas de la violencia, los prejuicios y la ausencia de políticas públicas. Creo que nuestros desafíos son precisamente romper este ciclo histórico de marginación obligatoria, falta de derechos básicos y lograr la realización de nuestra ciudadanía. Incrementar nuestra representación política es fundamental, pero la organización de base será la clave para dar la lucha en la opinión pública en defensa de nuestros derechos.

    Silvia Lospennato, diputada nacional de Argentina por el interbloque Juntos por el Cambio. En la Argentina estamos cumpliendo 40 años de democracia en los próximos meses, un largo periodo de estabilidad política y respeto irrestricto de los derechos humanos. Una estabilidad política que no fue acompañada del mismo nivel de estabilidad económica porque en estos 40 años hemos atravesado grandes crisis económicas con sus consecuencias sociales que han deteriorado la calidad de vida de millones de argentinos. Sin embargo, aun en los momentos más críticos, las instituciones democráticas fueron centrales para procesar las crisis en el marco de la Constitución Nacional.

    También en estos años hubo enormes avances en materia de reconocimiento de derechos para las mujeres y las diversidades, que son fruto de ese pacto democrático. Muchos de esos derechos se garantizaron a través de leyes que tuvieron no solo un amplio consenso al momento de su sanción, sino que fueron también acompañados de políticas públicas para asegurar el acceso a esos derechos. En la actualidad, la crisis económica y social por la que atraviesa la Argentina aumentó los niveles de insatisfacción con la democracia. Eso es lo que reflejan las encuestas, sobre todo entre los jóvenes, y por supuesto que nos genera preocupación. Sin embargo, soy optimista respecto a la resiliencia de nuestro pacto democrático para persistir en la defensa de todos los derechos conquistados en estos años.

    ¿Qué hace falta para mejorar la representación y la participación de las mujeres y personas LGBTIQ+ en espacios de poder?

    Norma Piña. Una de las conquistas más representativas del movimiento de las mujeres y personas LGBTIQ+ es la de ocupar posiciones de poder. El camino ha sido largo, pero los resultados generales han sido buenos. En México se ha ido construyendo la paridad desde 1997 y no fue sino hasta 2019 que, a nivel constitucional, conseguimos la llamada “paridad en todo”. Por su parte, hasta las elecciones de 2021, los partidos políticos tuvieron que garantizar candidaturas de personas LGBTIQ+, entre otros grupos históricamente discriminados, como personas indígenas, afrodescendientes y con discapacidad.

    Sin embargo, la realidad social todavía no logra nivelarse con lo que marcan las leyes. Si bien cada vez existen más mujeres y personas LGBTIQ+ en posiciones de poder, el avance ha sido lento y requiere de mucha voluntad política, ciudadana y consciencia para que se vuelva una realidad. Podemos ver paridad en el Congreso e incluso espacios importantes ocupados por mujeres, como la Secretaría de Gobernación y la Secretaría de Relaciones Exteriores —Ministerios del Interior y Exterior, respectivamente—, pero la transversalidad en todos los espacios sigue percibiéndose lejana.

    Veamos el caso de la propia Suprema Corte de México. En casi 200 años de su existencia, solo 14 mujeres hemos sido ministras, y no fue hasta 2023 cuando este Máximo Tribunal tuvo a su primera presidenta mujer. Esto, por supuesto, no fue repentino. Yo fui jueza y luego magistrada. Y en el 2015, casi 20 años después de iniciar mi carrera judicial, resulté electa como ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en una terna que se decidió debía estar integrada exclusivamente por mujeres. Hoy contamos con la mayor presencia de mujeres en la Corte en toda su historia: 4 de sus 11 integrantes. Pero nos falta mucho camino para lograr la paridad.

    Carolina Giraldo. En el caso de las personas diversas, las elecciones legislativas de marzo de 2022 marcaron un hito crucial para la historia de la participación política de las personas LGBTI+ en Colombia. Actualmente, en el Congreso de la República somos siete los congresistas abiertamente diversos. Este es un hecho histórico en un país donde la discriminación aún es evidente y cobra vidas, y en una institución en la que tradicionalmente se han evitado los debates sobre los derechos de la población LGBTI+.

    Necesitamos que el sistema educativo responda a las demandas de paridad de género. Si bien las cuotas de género han sido una estrategia que ha tenido como objetivo aumentar la representación de las mujeres en política, por sí sola no es suficiente. Los Estados deben sumar espacios de discusión y reconocimiento de la diversidad para eliminar prácticas que generen discriminación y que impiden a mujeres y personas diversas acceder a cargos de incidencia.

    Los partidos políticos y el Estado deben fomentar muchas más escuelas de participación y formación política para las mujeres, así como garantizar que las campañas políticas sean financiadas con una perspectiva de equidad de género.

    Patricia Mercado. A pesar de que hemos logrado instituir la paridad, que apunta hacia la participación igualitaria entre mujeres y hombres, aún persiste la discriminación. Las reglas de promoción y ascenso en el interior de los partidos son claras. Las mujeres que entran a la política frecuentemente no tienen las redes de contactos y alianzas que sí tienen los hombres, y además enfrentan situaciones de violencia por razones de género que impiden su desarrollo político.

    Es necesario establecer que el Estado sea responsable de los cuidados de las personas dependientes. Mientras, no lograremos niveles igualitarios y equitativos de inserción laboral y participación política. Para las personas LGBTIQ+, ha habido avances en los lineamientos del instituto electoral para acciones afirmativas en candidaturas. Esto debe continuar y ponerse en rango de ley.

    Erika Hilton. Varios factores, pero un buen comienzo es que los partidos políticos inviertan realmente en estas candidaturas con apoyo financiero, legal, político, visibilidad, y no solo utilicen a mujeres, personas negras, indígenas y LGBTQI+ como tokens, en una fachada representativa y diversa, cuando el poder político sigue concentrado en manos de hombres blancos ricos, herederos de décadas de dominio político en todo el mundo.

    Erika Hilton, vereadora de São Paulo, durante entrevista em 19 de novembro de 2020.
    Erika Hilton en noviembre de 2020.LELA BELTR�O

    Silvia Lospennato. Nosotros tenemos garantizados los derechos formales y, en el caso de las mujeres, una ley de paridad que asegura una participación igualitaria en los cargos públicos electivos y en el interior de los partidos políticos. También tenemos cuotas del financiamiento de los partidos políticos que deben ser aplicadas a las mujeres. Sin embargo, el aumento en la participación de las mujeres en los cargos parlamentarios no tiene el mismo correlato en los cargos ejecutivos donde gobernadoras e intendentas siguen siendo casi una excepcionalidad.

    Lo mismo sucede con otros espacios de poder, como el acceso a los directorios de las empresas públicas o a los altos cargos en el poder judicial. De hecho, en la Argentina tenemos una Corte Suprema de Justicia sin ninguna mujer. Esto demuestra que los sistemas de cuotas siguen siendo una herramienta necesaria al menos en el corto plazo para garantizar la participación de las mujeres en los espacios de decisión. Pero el poder no solo se ejerce desde el ámbito público; también hay que seguir luchando para romper los techos de cristal en el mercado laboral, acompañando con políticas públicas y también de un cambio cultural en el sector privado para seguir las trayectorias de las mujeres. En la Argentina necesitamos un sistema integral de cuidados que permitan conciliar la vida familiar con la laboral y modificar el sistema de licencias para fomentar la corresponsabilidad en el cuidado, entre muchas otras acciones que son indispensables para una igualdad de derechos no solo formal sino realmente sustantiva.

    Silvia Lospennato
    Silvia Lospennato, diputada nacional de Argentina.CORTESÍA
  • Brecha de género en ingreso laboral se redujo 3.4 puntos entre 2018 y 2022: Conasami

    Brecha de género en ingreso laboral se redujo 3.4 puntos entre 2018 y 2022: Conasami

    La brecha de género del ingreso laboral en el país registró una reducción de 3.4 puntos porcentuales entre 2018 y 2022, de acuerdo con el informe que presentó la dirección Técnica de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami) al Consejo de Representantes, en donde destacó que en 2018 la brecha era de 18.1% y ahora se ubica en 14.6 por ciento.

    La brecha de género del ingreso laboral -que incluye ingresos adicionales al salario, tales como aguinaldo, utilidades, pago de horas extras, comisiones y propinas- fue de 18.1% en 2018 y de 14.6% en 2022, una reducción de 3.4 puntos porcentuales”.

    El informe detalla que también se observó que la brecha del salario por hora para 2018 fue de 12.5%, mientras que para 2022 fue de 12%, es decir, una diferencia de 0.5 puntos porcentuales. En conjunto, los incrementos a los salarios mínimos tienen un impacto en la reducción de las diferencias salariales entre mujeres y hombres.

    “Se ha demostrado en estudios previos que la Nueva Política de Salarios Mínimos ha ayudado a cerrar brechas salariales de género, pues los salarios e ingresos laborales promedio de las mujeres han aumentado más respecto al de los hombres, sobre todo en la parte más baja de la distribución”.

    La Conasami informó que para confirmar este comportamiento se utilizaron datos de las ENIGH de 2018 y 2022, “se estimó la brecha de género del salario y del ingreso laboral por hora de las personas entre 25 y 54 años ocupadas, subordinadas, remuneradas y asalariadas, de jornada completa (35 a 48 horas a la semana). Se compararon individuos con características sociodemográficas similares”.

    ¿Cuáles son las mujeres que participan en el mercado laboral?
    La dirección Técnica de la Conasami calculó la probabilidad de que las mujeres decidan participar en el mercado laboral dadas sus características sociodemográficas.

    Parte de los resultados mostraron que las mujeres con hijos o hijas de hasta 5 años de edad tienen 5.2% menor probabilidad de participar en el mercado de trabajo frente a aquellas que no tienen hijos.

    En tanto, la presencia de personas adultas mayores de 65 años o más en el hogar también reduce la probabilidad de incorporarse al mercado de trabajo en 1.3%; cuando se considera la presencia en el hogar de más mujeres adultas, la participación crece en 1.6%, dado que ellas apoyan con las labores de cuidados de las infancias, personas adultas y/o personas enfermas que recaen en mayor proporción hacia las mujeres.

    En ese sentido, la Conasami resaltó que es importante que haya una redistribución de tareas y cuidados dentro de los hogares para que más mujeres puedan entrar al mercado laboral.

  • Ellas son las mujeres que fueron clave en la Independencia de México

    Ellas son las mujeres que fueron clave en la Independencia de México

    Hacer el ejercicio es sencillo y el resultado es claro. ¿Cuántas mujeres que participaron en la Guerra de la Independencia puedes nombrar? Seguramente, tras Josefa Ortiz de Domínguez o Leona Vicario, te vengan pocas más a la mente. Sin embargo, son muchas las que contribuyeron.

    «Históricamente, las mujeres han sido negadas e invisibilizadas en los procesos de luchas y resistencia del país, no sólo de la independencia», dice Jocelyn S. Monroy León, historiadora e integrante de la Colectiva Las Hijas de Coyolxauhqui.

    En entrevista con Expansión Mujeres señala que, en México, la Historia se ha enfocado en destacar las hazañas de los hombres que participaron activamente, pero existe en un sesgo en los trabajos que se desarrollan en torno a las mujeres en las distintas luchas armadas y políticas.

    Hay documentos que registran su intervención, aunque estos no han sido siempre estudiados de manera académica. Gracias a estos escasos trabajos se sabe que fueron mujeres con distintos perfiles, indígenas, de clase baja, media y alta. «Gran parte de ellas se rebelaron y es importante resaltar que no se quedaron esperando a sus esposos, también salieron de sus casas a contribuir por la Independencia, aunque dadas las circunstancias estaban relegadas únicamente al ámbito privado y familiar», explica.

    El papel de las mujeres en la Independencia de México

    Silvia Ramírez Santiago, también parte de la colectiva Las Hijas de Coyolxauhqui, señala que las investigaciones han ido revelando más nombres, por lo que ahora se sabe que las mujeres ocuparon cargos importantes durante la Independencia: ayudaron a realizar planes, dirigieron ejércitos, llevaron correspondencia y armas escondidas.

    «Las mujeres tuvieron distintas participaciones, no sólo en el conflicto armado o como dirigentes. Su lucha y resistencia fue de diferentes formas, apoyaron al movimiento insurgente desde sus distintas posibilidades, como informantes, como proveedoras de víveres o recursos. Pero sobre todo que fueron mujeres de su tiempo, rebelándose a la tradición femenina de la época», afirma.

    ¿Qué mujeres participaron en la Independencia?

    Pero ¿quiénes eran ellas más allá de Josefa Ortiz de Domínguez o Leona Vicario? Ramírez señala a Mariana Rodríguez del Toro, quien luchó junto a su esposo. Fue encarcelada y murió antes de poder ver la consumación de la Independencia.

    También está Manuela Medina, conocida como ‘La Capitana’. Ella se unió a las filas de José María Morelos, pero murió debido a las heridas que sufrió durante el combate.

    O Luisa Martínez de García de Rojas, quien ayudó a los Insurgentes. Su función era comunicarles todos los planes que tenían las tropas virreinales. Pese a haber sido descubierta y detenida varias veces, continuó enviando información. La última vez no pudo pagar la multa y fue fusilada.

    A la lista se unen las hermanas González de Pénjamo, María Fermina, Altagracia Mercado, Carmen Camacho o María Petra Teruel de Velasco, entre otras.

    Alejandra Hernández Vidal, divulgadora histórica, conferencista y profesora de Historia, menciona también ejemplos como el de Manuela Herrera conocida como la Benemérita Ciudadana, quien optó por quemar su hacienda antes de dar recursos al ejército realista. «Ella prefirió soportar torturas y privaciones antes que delatar a sus cómplices, fue perseguida y prefirió vivir como ermitaña», cuenta.

    Gertrudis Bocanegra se convirtió en correo de los insurgentes. María Teresa Medina de la Sota Riva, reunía en su casa, en Xalapa, a simpatizantes de la insurgencia. Al ser descubierta, debió jurar no inmiscuirse en la causa y fue exiliada. Petra Teruel de Velasco, llamada Ángel protector de los insurgentes, ayudó a salir de Ciudad de México a involucrados en la lucha y apoyó a quienes cayeron presos.

    Muchas fueron hermanas o esposas de miembros de la sociedad secreta Los Guadalupes en Ciudad de México, como Margarita Peinbert, Antonia Peña, María Camila Ganancia y Luisa de Orellana y Pozo, que sirvieron de correos.

    Otras se dedicaron a fabricar cartuchos y cuidar heridos en Coscomatepec, Veracruz. Sus nombres no se han perdido: María Soto ‘La Marina’, Teodosia Rodríguez, Ana Villegas, Casimira Camargo, Isabel Moreno, Juana Bautista Márquez, Brígida Álvarez, María Tomoda Estévez, Carmen Camacho, Luisa Martínez, Manuela Niño, Josefa Navarrete, Josefa Huerta, Rafaela López Aguado, Rita Perez de Moreno, María Josefa Marmolejo de Aldama, Francisca Marquina de Ocampo, Francisca y Magdalena Godos.

    Hernández atribuye que la invisibilización de mujeres en la construcción de esta y otras narrativas históricas tiene que ver con que la producción histórica e historiográfica fue hecha por hombres, que retomaron sólo ciertos acontecimientos, procesos y movimientos de manera excluyente. «Ellos volvieron no relevantes a las mujeres», afirma.

    Además, a las que sí se mencionan -como Josefa Ortiz de Domínguez-, fueron parte de la élite novohispana y, por tanto, tenían un acercamiento a los grupos de poder en ese momento, explica.

    Silvia Ramírez apunta a que sí existía «una gran diferencia»entre las mujeres de las clases populares y aquellas que pertenecían a las privilegiadas. «Estas últimas, por ejemplo, tenían acceso a la educación (aunque no al grado de los hombres) mediante los conventos, beaterios y algunos colegios».

    Muchas de las mujeres que no se mencionan eran hilanderas, vendedoras, cocineras, obreras, trabajadoras sexuales, tabacaleras y tejedoras.

    Para la recuperación de los hechos alrededor de mujeres, el trabajo de las historiadoras ha sido fundamental.

    «[La periodista feminista] Monsterrat Boix dice que las mujeres todavía no tenemos claro que nuestra voz es importante, así que considero que las historiadoras mexicanas están haciendo un doble esfuerzo, en un país en el que resulta complicado dedicarse a la investigación y la cultura y también en un espacio que sigue contando con amiguismo y compadrazgo», afirma Alejandra Hernández.

    Las activistas Monroy y Ramírez advierten que aún falta mucho trabajo por hacer para nombrar a todas las mujeres y reconocer su intervención en todo el discurso histórico del país, pues los espacios para la investigación son muy limitados, el campo laboral es reducido y aun lo es más para las mujeres.

    «Y eso mismo lo vemos en las universidades y escuelas, en los programas de estudios, siempre hay mayoría en la bibliografía de profesores varones, y muy pocas veces se mencionan los nombres de las profesoras. Creemos que falta mucho para visibilizar los trabajos de nuestras profesoras y los propios, pero confiamos en que se puede, y en que las mujeres también hacemos y escribimos la Historia», afirma Jocelyn Monroy.

  • Reconoce INE interculturalidad en participación política de las mujeres

    Reconoce INE interculturalidad en participación política de las mujeres

    Aunque la paridad entre mujeres y hombres es lo ideal, ésta no debe ser a costa de ellas, consideraron mujeres pertenecientes a comunidades indígenas de Oaxaca, en la Escuela Nacional de Antropología e Historia ante Consejeras del Instituto Nacional Electoral .
    En el marco de la presentación del libro Diálogos interculturales para la participación política de las mujeres, establecieron que las mujeres indígenas tienen formas diferenciadas de entender y de habitar el mundo, por ende, de vivir la participación política, en un contexto machista.

    Mujeres indígenas enfrentan mayores retos al participar en política

    La presentación del libro estuvo a cargo de la coautora Maricela Zurita Cruz, quien pidió que, en la participación política de las mujeres, se deben analizar los contextos interculturales y sostuvo que a las mujeres indígenas les implica mayores retos participar en política respecto a los hombres.

    Se registra 70% de los casos de VPMRG a nivel de pueblos y municipios

    «Si bien no todas las mujeres quieren participar en política, es necesario dejar en claro que todas tienen derecho a la participación política sin violencia, lo que debe reconocerse en todos los sistemas normativos», estableció la Consejera Carla Humphrey Jordan, quien señaló que este libro permitió a mujeres indígenas expresar su visión sobre la forma en que viven y se desarrollan en su comunidad.

    Lograr la participación política de las mujeres indígenas en condiciones de igualdad

    Los Diálogos interculturales para la participación política de las mujeres, en donde ellas comparten testimonios, no se refieren sólo a los cargos y sistemas normativos de Oaxaca, sino que plantean retos y responsabilidades como sociedad para hacer posible la participación política de las mujeres indígenas en condiciones de igualdad, agregó la Consejera Rita Bell López Vences.

    Rinden homenaje a Dalia Barrera Bassols

    Como parte del programa, las y los asistentes rindieron un homenaje póstumo a la profesora-investigadora en la División de Posgrado de la ENAH, Dalia Isabel Barrera Bassols, quien lamentablemente falleció el 13 de abril de 2023.

  • Mujeres privadas de la libertad: Entre la explotación laboral y el desempleo

    Mujeres privadas de la libertad: Entre la explotación laboral y el desempleo

    Miles de mujeres privadas de la libertad son explotadas laboralmente por empresas concesionarias en las penitenciarías o por organizaciones que les llevan proyectos de autoempleo, pero en realidad lucran con su situación.

    Y las mujeres que logran salir, se enfrentan al rechazo de los centros de trabajo. Sin documentos, sin hogar ni dinero, sin capacitación laboral, desactualizadas de lo que ha sucedido de este otro lado de los muros, con una estigmatización a cuestas y muchas de ellas ya en la tercera edad, difícilmente logran conseguir un empleo.

    “El sistema penitenciario es un mundo tan, tan diferente al mundo en libertad”, dice Beatriz Maldonado, directora de la asociación Mujeres Unidas por la Libertad.

    La activista explica lo que parece una obviedad, pero no lo es, pues realmente no alcanzamos a dimensionar la diferencia de esos dos mundos. “Todo el tiempo estamos pidiéndole a Dios una oportunidad, pidiendo que se abra esa puerta”, lo dice con una gran desesperación, como si volviera a estar dentro de un penal.

    Luego vuelve a la otra sensación y habla lento: “Estamos idas, como que nuestra alma nos abandona y parecemos zombies”. Y así es como las tratan las empresas que se aprovechan de su fuerza de trabajo sin pagarles lo justo.

    Beatriz Maldonado cuenta que algunas organizaciones han llevado a los centros penitenciarios talleres de amigurumis, que son figuras de animales o personajes tejidos con ganchillo. “Estas miniempresas lucran con las mujeres, pues cada muñeco de unos 30 centímetros se los pagan a 100 pesos y afuera lo venden a 1,000”.

    Las personas, al saber que son hechos por mujeres privadas de su libertad y con la intención de ayudarlas, los compran a ese precio, señala.

    “Cuando les dé artritis por tejer tanto, eso que les pagan no les va a alcanzar para comprar el medicamento”, avizora. El reconocimiento de enfermedades de trabajo no es algo que vaya a suceder para las mujeres y otras personas en prisión.

    En el Centro Femenil de Reinserción Social de Tepepan, continúa Beatriz Maldonado, entró una pequeña empresa de empaquetado de cucharas de plástico. “Las mujeres que se apuntan en su taller tienen que embolsar un millar y el ciento se los pagan a 9 pesos”.

    Entre condiciones desfavorables y carencias
    “Las prisiones son hechas por hombres y para hombres”, es lo primero que dice Beatriz Maldonado en entrevista. Pero para tener más precisión en esa afirmación, habría que decir que para hombres pobres y racializados.

    La infraestructura, los servicios y la atención que proporcionan para la rehabilitación y reinsersión no le sirven a los hombres, pero mucho menos a las mujeres y personas no binarias, pues no están pensadas para esa población.

    Beatriz Maldonado estuvo en el Centro Femenil de Readaptación Social Santa Martha Acatitla. El primer gran choque emocional que tuvo al llegar, o de los primeros, fueron los baños, eran como de mazmorras, describe. “Me daba muchísimo temor agarrar una infección”. Pero no sólo a eso le temía, “era como si un monstruo fuera a salir de esa taza y te fuera a comer”.

    La siguiente realidad que debió enfrentar fue cómo gestionar su menstruación. Recién llegada, quizá por la presión, su periodo se adelantó y no tenía acceso a toallas o algún otro producto porque, aunque es su obligación, los penales no se los proporcionan. El día de visita no sería pronto, así que usó su calcetín, después el otro. “Luego, corté mi playera en varios pedazos para el resto de los días”.

    Son muchas las carencias, dice, “desde el acceso a la justicia, al derecho a la salud sexual y reproductiva, a la salud mental, a la capacitación laboral. Necesitamos médicos especialistas, ginecólogos, pediatras, geriatras, dentistas”.

    Muchas mujeres se arrancan los dientes que están flojos o que les molestan, cuenta. “A mí me pasó, le pedí a mi amiga que me ayudara a sacarme una muela de juicio porque ya no podía con el dolor”. Amarraron la pieza con una agujeta y luego… un jalón.

    “Faltan insumos de higiene personal, como champú, jabón, pasta de dientes”. Necesitan muchos servicios y productos, pero no tienen dinero, muchas no reciben ayuda de sus familias y los trabajos que les dan en prisión les remuneran menos que un salario mínimo.

    Un día de visita, Beatriz vio a una señora comiendo una mojarra que llevó para compartirla con su familiar. “La mojarra era grandísima y se la comían con tanto gusto. Me dio tristeza porque yo no podía tener una. Pero cuando trabajé en la cocina, una vez pedí que nos llevaran mojarras”. Les compraron filetes de pescado, pero se sintió parecido.

    La cocina estaba concesionada a una empresa privada y le pagaban 250 pesos al mes. “Las prisiones no son espacios dignos. Estar detrás de las rejas no significa que dejemos de ser seres humanos”, nos recuerda.

    Un llamado a las empresas
    En 2019, al recuperar su libertad, junto con otras mujeres que estuvieron bajo el sistema penitenciario, fundaron la asociación Mujeres Unidas por la Libertad. Parte del trabajo que realizan, además de visibilizar las condiciones que padecen y luchar por quitar estigmas, es crear alianzas con instituciones, organizaciones y empresas para ayudar a sus compañeras.

    La primera gran dificultad que enfrentan muchas mujeres al salir es la falta de vivienda. Al preguntarle qué le pedirían al Estado y qué le pedirían a las empresas, dice: “Al Estado, que nos proporcione un espacio para convertirlo en casa temporal para darle seguimiento a su reinserción social con programas estructurales e integrales”.

    Algunas mujeres fueron abandonadas por sus familias, otras no pueden volver a sus hogares porque ahí fueron violentadas. “Viven en la calle, recogiendo cartón de la calle o botellas reciclables para venderlas”.

    El otro obstáculo es no contar con documentos. Para ello, el Instituto Nacional Electoral (INE) las ha apoyado mucho, asegura Beatriz Maldonado, acelerando el trámite para que cuenten con su identificación oficial.

    La credencial no sirve para votar, pero sí para presentarse a pedir trabajo y obtener otros documentos, como la Clave Única de Registro de Población (CURP). Pero ni ganas de ir participar en un proceso electoral, con la decepción que tienen por el Estado, dice Beatriz.

    “A las empresas les pediría que sean conscientes: las mujeres privadas de su libertad son personas con derecho a un empleo digno dentro de prisión. Acérquense a la Subsecretaría Penitenciaria con sus proyectos de trabajo decente” y no las exploten.

    Muchas solamente necesitan un empujoncito, dice. “Si hiciéramos un concurso de ‘Buscando talento dentro de prisión’ veríamos que unas tienen habilidades gastronómicas, textiles, saben hacer cosas con madera. Bueno, son bastantes”.

    También les pide que contraten a mujeres que han recuperado su libertad. “Yo salí a la edad de oro, a los 50 años. De por sí no contratan a gente de esa edad, además nosotras tenemos la desventaja del estigma y la discriminación”.

    La idea de salir a la calle nuevamente, después de haber pasado por un proceso penitenciario da ganas de respirar muy hondo. Pero las mujeres dejan la prisión con temor. “Sentimos que la gente se va a dar cuenta que estuvimos en prisión, que van a desconfiar de nosotras, que nos van a despreciar. No tenemos dinero, tampoco oportunidades y muchas, ni casa”.

    Por eso, Beatriz Maldonado se dirige a toda persona que haya llegado hasta este punto de la lectura: “Las mujeres privadas de su libertad tomaron malas decisiones, cometieron un error, estuvieron en un lugar equivocado o hubo una fabricación de delito”. Sin apoyo, tienen muchas probabilidades de regresar a prisión, dice.

  • Mujeres de 12 a 29 años son las más violentadas virtualmente, según el Inegi

    Mujeres de 12 a 29 años son las más violentadas virtualmente, según el Inegi

    En 2022, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reportó que en México, la población de más de 12 años que usó internet ascendió a 105.8 millones de personas en los últimos tres meses y 44 millones son mujeres.

    De igual modo, el INEGI a través del Módulo de Ciberacoso 2022 (MOCIBA) informó el 20.8 por ciento de esa población fue víctima de ciberacoso en 2022: 9.8 millones son mujeres y 7.6 millones, hombres; experimentó alguna situación de ciberacoso en los últimos 12 meses.

    Asimismo, por edad, MOCIBA indica que 29.3% de la población femenina en los rangos de edad de 12 a 19 y de 20 a 29 años de edad, fueron los grupos más acosados al usar internet; seguido de las de 30 a 39 años, con el 33.7%; en el caso de las de 40 a 49 años, 18.1%; 13.1% y 9.5% para los rangos de 50 a 59 años y 60 y más, respectivamente.

    ¿Qué nivel de escolaridad es el más ciberacosado?

    A nivel nacional, 36.5% de la población de 12 años y más sufrió algún tipo de acoso cibernético, es decir, los menores de edad son los más propensos a dicha actividad ilícita:

    • 36.5% Básica
    • 30.1% Media superior
    • 32.7% Superior

    Horas de conexión en el ciberacoso

    En lo referente a las horas promedio dedicadas al uso de internet el documento refleja lo siguiente:

    – 4.6 horas promedio destinadas al uso de internet de la población de más de 12 años

    Tipos de ciberacoso

    El listado se presenta conforme al más cometido por parte de los delincuentes y su porcentaje de realización:

    • Contacto mediante identidad falsa (37.3%)
    • Mensajes ofensivos (35.4%)
    • Recepción de contenido sexual (27.%)
    • Insinuación o propuestas sexuales (26.2%)
    • Llamadas ofensivas (21.9%)
    • Provocar reacciones negativas (19.5%)
    • Suplantación de identidad (19.5%)
    • Rastreo de cuentas o sitios web (17.9%)
    • Críticas por apariencia o clase social (14.5%)
    • Amenaza de publicar información personal, audios o videos para extorsionar (9.0%)
    • Publicar información personal, fotos y video (7.0%)
    • Publicar, vender imágenes o videos con contenido sexual (4.3%)
    • Otra situación (1.5%)

    Del mismo modo, 61.3% de la población de 12 años o más que fueron ciberacosadas desconocían a las personas que los hicieron; 22% sí los conocía; y 16.8% dijo ser acosadas por conocidos y desconocidos. Además de que el 58.2% padeció tal situación por gente de su mismo rango de edad respecto en el caso de 12 a 17 años.

    Baja California, Nuevo León y Tlaxcala son los estados que tuvieron un incremento en éste tipo de delito; por el contrario, Jalisco, Estado de México, Michoacán, Morelos y Puebla tuvieron una tendencia a la baja de personas que experimentaron ciberacoso.

    Efectos del ciberacoso

    – Enojo

    – Desconfianza

    – Miedo

    – Estrés

    – Inseguridad

    – Frustración

    – Nervios

    – Problemas con familiares, amigos, pareja

    Medios más usados para acosar

    • Facebook
    • WhatsApp
    • Llamadas a celular
    • Messenger
    • Instagram
    • SMS
    • Teléfono fijo
    • Mail personal
    • X (antes Twitter)
    • Tik Tok
    • Mail institucional
    • Telegram
    • YouTube

    De acuerdo con cifras de ONU Mujeres el 38 por ciento de las mujeres ha sufrido violencia virtual, y excluirlas como una medida para “protegerlas” de la tecnología provocaría un costo muy alto, se estima que los países de ingresos bajos y medios han dejarían de recibir cerca de un billón de dólares del Producto Interno Bruto en la última década, que podría aumentar a 1.5 billones de dólares, en 2025, si no se toman medidas al respecto, destaca el organismo internacional.

  • Senado aprueba cárcel a quien difunda imágenes de cadáveres de mujeres víctimas de violencia

    Senado aprueba cárcel a quien difunda imágenes de cadáveres de mujeres víctimas de violencia

    Con 86 votos a favor, el Senado aprobó las reformas al Código Penal Federal, para tipificar y sancionar a servidores públicos que filtren imágenes o difundan información de víctimas de feminicidios o ilícitos sensibles relacionados con la violencia de género.

    De esta forma, a quienes den a conocer, difundan, entreguen, revelen, publiquen, transmitan, expongan, remitan, distribuyan, videograben, audiograben, fotografíen, filmen, reproduzcan, comercialicen, oferten, intercambien, copien o compartan, a quien no tenga derecho, imágenes, audios, videos, documentos, información, indicios, hallazgos, evidencias, objetos, instrumentos o constancias que obren en una carpeta de investigación o en un proceso penal y que por disposición de la ley o resolución de la autoridad judicial, sean reservados o confidenciales.

    Asimismo, a quien cometa el delito previsto en esta fracción, se le impondrá pena de prisión de seis a 12 años y multa de 500 a mil Unidades de Medida y Actualización.

    Foto: Cuartoscuro

    La senadora Olga Sánchez Cordero recordó el caso de Ingrid E.V., de quien se compartieron en redes sociales las imágenes de su feminicidio ocurrido en febrero de 2020.

    “La propuesta plantea garantizar la seguridad, intimidad, dignidad, protección, bienestar físico y psicológico de las víctimas u ofendidos, toda vez que la divulgación de información e imágenes de las víctimas de algún delito constituye claramente, una lesión a su dignidad, a la dignidad de las personas y a la memoria de las víctimas”, expresó.

    Foto: Cuartoscuro

    En febrero de 2020, los medios de comunicación La Prensa y Pásala filtraron las fotografías del cuerpo de Ingrid, por lo que redes sociales se generaron críticas por parte de internautas quienes solicitaban acciones a las autoridades.

    En su primera plana del 14 de febrero, La Prensa manifestó su disposición a modificar su lenguaje y método de cobertura, además de destacar que “acepta equivocaciones y sabe escuchar”.

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