Autor: Editora

  • Las mujeres toman las aceras bajo la mirada de Agnès Varda

    Las mujeres toman las aceras bajo la mirada de Agnès Varda

    El flâneur es una figura emblemática de la modernidad que surgió con el estilo de vida urbano de la Europa del siglo XIX. Originalmente, la flânerie era una actividad reservada a los hombres que consistía en un paseo ocioso por la ciudad, durante el cual el flâneur observaba escaparates, transeúntes y, en especial, a las mujeres.

    Esta figura, descrita como un observador fascinado por la vida urbana, ha sido asociada con el célebre poeta de la vida moderna, Charles Baudelaire, quien veía en esta práctica una forma de explorar creativamente la ciudad, con una mezcla de curiosidad y asombro infantil.

    Cosas de hombres

    Durante mucho tiempo, las mujeres estuvieron predominantemente excluidas de esta práctica. Hasta que, bien entrado el siglo XX, autoras como Virginia Woolf comenzaron a reflejar en su obra la mirada femenina durante sus paseos urbanos.

    A finales del siglo pasado, la crítica feminista empezó a cuestionar la predominancia masculina en la definición de la modernidad. Esto llevaría al reconocimiento y valoración de la figura de la flâneuse en la literatura y la crítica cultural. Libros como The Invisible Flâneuse: Gender, Public Space, and Visual Culture in Nineteenth-Century Paris y Le flâneur et les flâneuses. Les femmes et la ville à l’époque romantique han consolidado la figura de la flâneuse, destacando su papel en el análisis de los espacios públicos.

    La flânerie es una actividad que implica una mirada en movimiento, que recorre libremente la ciudad y se detiene allí donde encuentra un objeto de interés.

    En este sentido, el cine como forma de expresión incorpora de modo orgánico esta experiencia del espacio. Agnès Varda (Bruselas, 1928 – París, 2019) fue una de las primeras directoras que plantearon la experiencia del espacio público desde una mirada feminista. La relación entre el paisaje y las dinámicas humanas es un tema recurrente en su obra. En ella, las mujeres dejan de ser simples objetos de observación para convertirse en sujetos activos que observan y recrean los lugares que transitan: auténticas flâneuses.

    La flâneuse en tres películas

    En la filmografía de Agnès Varda destacan tres películas en las que se evidencia la figura de la flâneuse, tanto en la mirada de la directora, que convierte el espacio en un amplificador de los conflictos de sus personajes, como en el comportamiento de sus protagonistas femeninas: La Pointe Courte (1955), Cléo de 5 a 7 (1962) y Sin techo ni ley (1985).

    Su primera película, La Pointe Courte, rodada en un barrio pesquero del sur de Francia, anticipa muchos de los temas de la nouvelle vague, a pesar de haber sido realizada antes de la consolidación de este movimiento cinematográfico.

    Un hombre y una mujer pasean uno al lado del otro y él la mira.
    Philippe Noiret y Silvia Monfort en un fotograma de La Pointe Courte. IMDB

    La película narra dos historias que se desarrollan en paralelo en el mismo espacio: la crisis de una pareja, que comienza con la llegada de la mujer a una pequeña localidad pesquera para reencontrarse con su marido, y la vida cotidiana de esta comunidad, que se va descubriendo a través de los recorridos de la pareja por su geografía.

    Varda utiliza el paisaje para reflejar el estado emocional de los personajes. Así, muestra cómo su relación con el entorno físico, a veces indiferente y otras hostil, evoluciona hacia la resolución del conflicto.

    En Cléo de 5 a 7 (1962) la cámara sigue a una joven cantante parisina que deambula por la ciudad durante dos horas, mientras espera con ansiedad los resultados de unas pruebas médicas. El paseo que realiza coincide casi exactamente con la duración de la película, lo que intensifica la sensación de acompañar a la protagonista en tiempo real.

    Inicialmente, Cléo se presenta como un hermoso objeto de admiración y deseo ante la mirada de los otros y ante su propia imagen reflejada en los espejos y escaparates en los que se contempla. Sin embargo, a medida que avanza en su viaje, Cléo pasa de ser una figura pasiva para convertirse en una observadora activa. Su caminata por la ciudad, que culmina en el Hospital de la Salpêtrière, sirve como un espacio de transformación, reflejando la evolución de Cléo hacia una mayor conciencia de sí misma. El recorrido urbano se convierte en una metáfora de su proceso interno, y la ciudad se revela como un espacio dinámico que participa en este cambio.

    En Sin techo ni ley Varda investiga los últimos días de la vida de Mona, una joven vagabunda que atraviesa un mortecino paisaje invernal en la campiña francesa. Con un estilo próximo al documental, Varda retrata el deambular de la protagonista, destacando su desconexión emocional con los diversos personajes que encuentra a lo largo de su camino.

    Al mismo tiempo, la película ofrece una visión crítica sobre cómo el género influye en la percepción y el trato que recibe Mona en su periplo. La directora utiliza el caminar errante como símbolo de la falta de propósito de la protagonista que, ejerciendo una particular y autodestructiva libertad, evita cualquier tipo de vínculo.

    Una chica con una gran mochila camina por la acera.
    Sandrine Bonnaire como Mona en Sin techo ni ley. Fotograma de la película

    Pasear para crear

    Con estas películas, Agnès Varda reinventa y actualiza la noción tradicional de la flânerie. Como los autores de la modernidad, Varda convierte esta práctica en una herramienta de creación y reflexión, enfocando su mirada en espacios que adquieren significado a través de sus caminantes femeninas.

    Al mostrar la perspectiva de unas flâneuses que redefinen su entorno y su identidad, la filmografía de Varda enriquece nuestra comprensión del espacio público, recordándonos que este nunca ha sido neutro.

  • Juan Valdez lanza nuevo café en homenaje a mujeres cafeteras y futbolistas colombianas

    Juan Valdez lanza nuevo café en homenaje a mujeres cafeteras y futbolistas colombianas

    Juan Valdez, la marca de los caficultores colombianos, continúa trabajando por la grandeza del campo por medio de su nueva campaña: ‘Dos Campos, Una Misma Pasión’, una iniciativa con la que buscan representar y enaltecer la labor de las mujeres cafeteras y de todas aquellas que logran cumplir sus sueños.

    Esta campaña, según Procafecol, nace de la importancia de enaltecer el rol y el liderazgo de la mujer en distintos escenarios, en este caso, el campo del fútbol y el cafetal.

    Bajo esta premisa, la compañía, a través de las cafeteras y de las jugadoras de fútbol profesional colombiano: Leicy Santos, Daniela Montoya y Daniela Garavito, busca representar la tenacidad, la fuerza y la pasión de las mujeres en sus diversos roles, promover la equidad de género y cambiar las reglas del juego.

    En adición a lo anterior, Juan Valdez lanza una edición especial de su línea de café ‘Mujeres Cafeteras’, la cual es un reconocimiento al trabajo de las mujeres que hacen de los campos un lugar de igualdad y sueños hechos realidad para todas.

    “Desde Juan Valdez, quisimos crear una campaña que entregara un mensaje contundente sobre la pasión de las cafeteras en el campo en el que se desenvuelven y con la que esperamos junto con la nueva edición especial de café ‘Mujeres cafeteras’, inspirar a muchas a que sean aún más poderosas”, expresa Camila Escobar, presidente de Juan Valdez.

    Asimismo, la directiva agrega “Dos Campos, Una Misma Pasión’ es un concepto diferencial que representa la colombianidad que nos llena de orgullo y que nos permite visibilizar a las mujeres que hacen parte de estos dos mundos”.

    La nueva edición Mujeres Cafeteras ‘Dos Campos, Una Misma Pasión’ cuenta con un empaque que detalla la ilustración de una mujer caficultora junto con tres futbolistas, visibilizando los puntos en común que tienen estas desde dos perspectivas diferentes, pero a la vez similares, que se caracterizan por la entrega, la pasión y el esfuerzo diario que depositan para lograr cumplir sus metas.

    Esta edición especial, que estará disponible a partir del 20 de agosto en tiendas Juan Valdez en Colombia, contará con 10 mil unidades disponibles en una presentación doypack de 283 gramos.

    Cabe destacar que, Mujeres Cafeteras es un programa que lidera Juan Valdez con el objetivo de promover el empoderamiento económico y social de las productoras de café.

    A la fecha, más de 900 mujeres de 10 asociaciones y cuatro cooperativas, ubicadas en Risaralda, Cauca, Caquetá, Huila, Valle del Cauca, Magdalena, Cundinamarca, Quindío, Norte de Santander y Tolima, han comercializado a Procafecol más de 200 mil kilogramos de café verde, con un precio superior por calidad.

    Sumado a esto, la línea de Mujeres Cafeteras resultante de esta iniciativa, actualmente, tiene presencia en 17 países (Estados Unidos, Egipto, Brasil, Chile, China, Ecuador, España, México, Rumania, Argentina, Costa Rica, Turquía, Paraguay, Salvador, Aruba, Perú y Emiratos Árabes Unidos).

  • Las recicladoras de Atitlán, las mujeres que evitan que toneladas de basura lleguen al lago sagrado de Guatemala

    Las recicladoras de Atitlán, las mujeres que evitan que toneladas de basura lleguen al lago sagrado de Guatemala

    El lago de Atitlán, el tercero más grande de Guatemala y el más profundo de toda Centroamérica, es una de las joyas turísticas del país. Se ubica en la región suroccidental de Sololá, y es custodiado por tres volcanes que perfilan un paisaje majestuoso. Para los pobladores que habitan en sus alrededores, este inmenso cuerpo de agua simboliza una abuela ancestral, una deidad femenina tal como la labor de quienes hoy la cuidan y lo tratan de rescatar de la contaminación. Mujeres como doña Encarnación Ujpan Ujpan, doña Francisca Pérez Mendoza y doña María Pérez Mendoza. Las tres son indígenas mayas de la etnia kaqchikel, de Santa Cruz La Laguna, una de las tantas aldeas alrededor del lago. En su comunidad, elaboran coloridos tejidos con fina sedalina e hilo mish, al tiempo que trabajan como recolectoras de basura.

    Es día de evacuación de los materiales y las mujeres, enfundadas en sus trajes tradicionales y con el cabello recogido en la tela de lana de sus tocoyales, bajan y suben a pasos rápidos y ágiles por uno de los embarcaderos del lago. Acostumbradas ya a esta fatigosa labor, van retirando los pesados costales llenos de desechos de la lancha para subirlos a los camiones rumbo a la capital, donde serán reciclados.

    Los enormes sacos que cargan de un lado a otro contienen los kilos de vidrio, cartón y plástico que en el último mes recolectaron, separaron y limpiaron para venderlos a grandes empresas. En eso consiste la actividad que desarrollan dentro de la cooperativa Atitlán Recicla, la primera de su tipo en Centroamérica conformada sólo por mujeres.

    Lago de Atitlán
    María Pérez Mendoza y Encarnación Ujpán Ujpán descargan costales con material reciclado en la aldea Tzununá, municipio de Sololá.Sandra Sebastián

    Creada en el 2017 como un proyecto con enfoque social y ambiental, la iniciativa cuenta en la actualidad con casi 100 pobladoras indígenas de la Cuenca del lago Atitlán, que encontraron en la labor de mantener su entorno limpio un recurso económico. Algunos de los municipios donde viven estas mujeres no tienen acceso por carretera para trasladar los materiales hasta los centros de acopio, así que muchas de ellas, como Encarnación, María y Francisca, tienen que transportarlos primero cruzando el lago en lancha desde lugares como Santa Cruz, hasta el muelle de Tzununá, municipio que sí cuenta con camino terrestre y que forma parte de los 15 que participan en la iniciativa.

    Desde que comenzó, hace siete años, la agrupación de mujeres ha conseguido que aproximadamente 45.000 quintales de desechos —4.500 toneladas, que hubieran sido quemadas o arrojadas a los ríos—, sean destinadas a tener una segunda vida. Para Darling Salguedo, coordinadora de Atitlán Recicla, esta región de Guatemala se ha convertido en una de las zonas pioneras en reciclaje: “Casi toda la recuperación de desechos en el resto del territorio la hacen los llamados guajiros, como se les conoce coloquialmente a quienes recogen los materiales de los vertederos municipales y de los clandestinos e irregulares, que son una gran mayoría en el país”.

    El lago que la cooperativa trata de conservar libre de plásticos y uno de los destinos que más turistas acoge anualmente recibe una descarga de aguas residuales tan elevada como peligrosa para la salud humana. Gran parte de la población del sur de la cuenca la para consumo directo. Sin embargo, diversos estudios científicos han evidenciado una presencia muy alta de cianobacterias y bacterias fecales, además de partículas tóxicas, entre otros contaminantes. “Gracias al trabajo de estas mujeres se evita al menos que muchos desechos reutilizables acaben en la naturaleza”, apunta Salguedo.

    Lago de Atitlán
    Aguas negras desembocan en el Lago de Atitlán.Sandra Sebastián

    “Lo hacemos por el medio ambiente y para sobrevivir. Nos enorgullece llevar ese pequeño ingreso a casa”, dice Cindy Karina Dionicio Tuj, de 33 años, y presidenta de la cooperativa desde abril. Es originaria de Santa Clara de la Laguna, territorio maya k’iche’, en el que las mujeres subsisten de la artesanía que elaboran. Pero esa labor no es suficiente para llegar a fin de mes. “La recolección nos ayuda a obtener un aporte extra con el que comprar alimentos y sacar adelante a nuestros hijos”, asegura la lideresa.

    Además de reducir la contaminación de residuos sólidos, su trabajo en la cooperativa, una iniciativa impulsada por la organización privada Amigos del Lago de Atitlán, supone además el empoderamiento social, ambiental y económico de las mujeres indígenas de Sololá, una de las comarcas más pobres y con mayores índices de desnutrición en todo el país. De acuerdo con un informe de la ONU, se trata de uno de los cinco departamentos con los mayores niveles de inseguridad alimentaria de Guatemala.

    Lago de Atitlán
    Cindy Karina Dionicio Tuj, una de las lideresas de ‘Atitlán Recicla’ de la zona Las Lagunas.Sandra Sebastián

    “Con este trabajo sacamos poquito, pero es más que nada”, dice Santos Tepaz, que habla mezclando el español y el kaqchikel, la lengua maya con más presencia en esta región. Originaria de Tzununá, es la lideresa de las recicladoras de su comunidad, un trabajo que fue difícil poner en marcha. “La parte sociocultural del proyecto ha resultado la más difícil. Costó mucho trabajo que las mujeres tuvieran apoyo de sus esposos o de su familia. Hay un fuerte rechazo a que ellas se desarrollen fuera de su casa”, explica Salguero. Según cuenta, al principio, las mujeres iban a trabajar a escondidas de sus maridos, padres e hijos varones. “Salían un ratito y rápido se regresaban a la casa. Es que el machismo es todavía muy fuerte en algunas comunidades, quitándoles no sólo la oportunidad de un empleo, sino de desarrollarse en lo personal. Por eso, impartimos diversos talleres no solo de concientización ambiental, sino de empoderamiento y de masculinidades positivas. Y ya vamos viendo un cambio en algunos municipios”, detalla la coordinadora.

    “¡Para ellos somos ‘las sucias!’”

    “En mi caso no fue tan difícil porque antes trabajaba en la municipalidad. Y mi marido siempre me ha apoyado. Pero no es así para el resto”, lamenta Dionicio. Las mujeres tienen que sortear otra barrera: el estigma que supone hacer del reciclaje un empleo. “Cuando salimos a por materiales en vez de llamarnos por nuestros nombres se refieren a nosotras como las que recogen basura en forma de burla. ¡Para ellos somos las sucias!”, relata Tepaz.

    “Estas mujeres traen la autoestima muy baja, al principio ni hablaban. ¡Les daba miedo hasta expresarse!”, expresa Salguero. “Pero, gracias a las capacitaciones y después de compartir experiencias unas con las otras, han agarrado mucha confianza y se han convertido en agentes de cambio de sus comunidades”.

    Lago de Atitlán
    Candelaria Puzul Sajvin, de 63 años, recicla botellas de plástico en el Centro de acopio de reciclaje de Panajachel.Sandra Sebastián

    A Evelyn Cholotío le daba “mucha pena” salir a por material. “Nos insultan mucho y me avergonzaba. Hasta que un día mi mamá, que también recolecta, me recordó que yo no me dedicaba a robar sino a limpiar la comunidad”, narra. Ella es de San Juan de La Laguna, municipio a las orillas de la zona oeste del lago con una alta presencia de la etnia tz’utujil y a sus 23 años es una de las lideresas más jóvenes.

    Para contribuir a la alimentación de las 11 bocas de su casa, Cholotió tuvo que dejar de estudiar antes de cumplir la mayoría de edad. Las oportunidades de acceso y permanencia en el sistema educativo no se encuentran al alcance de la mayoría de la población de Guatemala, menos para la población indígena. De acuerdo con las cifras del Banco Mundial, las tasas de analfabetismo en la región llegan a un 75% y las mujeres de origen maya con dificultad completan menos de dos años de estudios.

    Evelin Lucrecia Cholotío traslada costales con plástico y vidrio recolectado en Tzununá.
    Evelin Lucrecia Cholotío traslada costales con plástico y vidrio recolectado en Tzununá.Sandra Sebastián

    El trabajo de reciclaje es una ayuda para la casa, pero es realmente duro y un proceso largo. “Primero hay que salir a recoger el material, después separarlo, limpiarlo, pesarlo, cargarlo y descargarlo de las lanchas a los camiones. Y cada vez se gana menos”, apunta Santos. A finales del 2022, el precio del plástico PET, el material que más venden estas mujeres, bajó de forma abrupta. “Cuando empezamos, un quintal de plástico (100 kilos) valía alrededor 150-200 quetzales [18-24 euros]. Y ahora está en unos 25-30 [entre 3 y 3,60 euros]″, relata. El vidrio se paga mejor, pero su valor en el mercado también ha disminuido. “Nunca había tenido variación, hasta que el pasado junio comenzó a bajar. Es el riesgo que lleva este empleo: cuando hay mucha materia disponible, los precios caen”, lamenta Darling.

    “Y todo está muy caro, el traslado de los materiales, desplazarse de comunidad en comunidad, los alimentos para la canasta básica… ¡Muchas veces no alcanza!”, se queja Susana Yach Yach, recicladora que mantiene, además, un puesto de frutas y granizadas en Panajachel, la zona del lago más turística. El salario mínimo en Guatemala es actualmente de 3.400 quetzales (unos 400 euros). “Cuando me va bien, saco 500 quetzales al mes [60 euros], que no es mucho. Por eso admiro tanto a Ana, ella sí gana muy bien”, apunta Santos. Cuando Ana Can Chuc se dio cuenta de que ganaba mejor con el reciclaje y de que había tanto que hacer, dejó la tortillería que regentaba en Panajachel para dedicarse exclusivamente a la recogida de materiales. “Empecé solita y ya somos cuatro en la familia, mis hijos dejaron sus empleos para dedicarse a esto”, cuenta. Can Chuc es la recicladora más ágil de toda la cooperativa y la que mejor gana. Puede llegar a sacar más de 5.000 quetzales mensuales, unos 600 euros, “pero le echamos muchas ganas y trabajamos todos los días. Ahora voy a necesitar más personal, lo que ayudará a generar empleos para más familias”, anuncia la mujer, quien está aprendiendo a cortar vidrio.

    Lago de Atitlán
    Ana Patricia Cano, de 43 años, corta botellas de vidrio en el Centro de acopio de reciclaje de Panajachel.Sandra Sebastián

    Para que el trabajo como recolectoras sea más rentable, además de vender la materia prima a empresas, el grupo de mujeres está elaborando desde hace unos meses sus propios productos. En el centro de acopio que tiene la cooperativa en Panajachel ya cuentan con la maquinaria para cortar y moldear el vidrio que recogen y que transformarán en velas, vasos, copas, floreros y otros artículos bajo una firma que tienen previsto lanzar a finales de agosto. “Además de generar más ingresos, tener una marca propia es una forma de que se reconozca nuestro trabajo y se dignifique”, manifiesta la presidenta.

    “Con este empleo honramos a nuestro lago sagrado, cuidamos la salud de nuestros hijos y ayudamos a conservar un entorno sano para las futuras generaciones”, apunta Santos. Como lideresa en su comunidad, anima cada día a las demás a no caer en el desaliento por la dureza de su trabajo y los comentarios que a veces reciben. A través de la recogida de plástico y vidrio “revivimos los materiales y el medio ambiente”, expresa. De su compromiso con el cuidado del lago, las indígenas que conforman la cooperativa han aprendido, además, una gran enseñanza, asegura la lideresa kaqchikel. “Nuestro lugar en las comunidades no se limita ya a quedarnos en casa. Ya no aceptamos que, como mujeres, ese sea nuestro único cometido en la sociedad”.

    Un trabajador traslada el material reciclado a la aldea Tzununá, en Santa Cruz La Laguna, para que sea llevado para su venta.
    Un trabajador traslada el material reciclado a la aldea Tzununá, en Santa Cruz La Laguna, para que sea llevado para su venta.Sandra Sebastián
  • Las mujeres sin las que la ciencia actual no sería posible: las científicas más importantes de la historia

    Las mujeres sin las que la ciencia actual no sería posible: las científicas más importantes de la historia

    Con el paso del tiempo la presencia de mujeres en las áreas STEM (acrónimo inglés para designar ciencia, tecnología, ingeniería y medicina) ha ido en aumento. Pero si nos preguntan por mujeres científicas reseñables de la historia es habitual que al nombre de Marie Curie le surja escasa compañía.

    Sin embargo no han sido pocas las mujeres que han contribuido notables avances a diversas áreas de la ciencia a lo largo de la historia.

    De hecho podemos encontrar ejemplos en la antigüedad grecorromana. Tanto que el nombre más antiguo de esta lista está envuelto en el misterio. Se trata de María la Judía, también conocida como María la Hebrea o Miriam la Profetisa. Es muy poco lo que sabemos de esta protocientífica de la antigüedad. Se estima que vivió entre los siglos I y III de nuestra era y tenemos constancia de su existencia por el interés que en ella mostraron los alquimistas de la edad antigua.

    Sus aportaciones a la ciencia habrían sido diversas, pero podemos destacar dos. El primero es de corte popular: María la Judía es la María a la que nos referimos cuando hablamos del “baño María”. La segunda es de calado científico, ya que las fuentes con las que contamos le atribuyen el descubrimiento de la fórmula del ácido clorhídrico.

    Hipatia de Alejandría no solo fue una de las primeras científicas de las que tenemos constancia, la matemática helénica se convirtió en una mártir de la ciencia al ser torturada y ejecutada a mediados de la década del 410 de nuestra era.

    Las contribuciones de Hipatia no se adscribían a la matemática. Además de aportar nuevos símbolos algebráicos que facilitaban la comunicación del saber en este campo, la científica temprana también se dedicó a la astronomía, a través del estudio del trabajo de Tolomeo.

    La vida de Hipatia fue llevada al cine en 2009, algo que no ha pasado con la siguiente protagonista: Lise Meitner. Es más, pese a sus contribuciones a los eventos descritos en la reciente Oppenheimer, la trama del film pasó de puntillas sobre la “madre de la bomba atómica”. Junto con Otto Hahn, esta alemana demostró la divisibilidad de los núcleos de uranio y la consiguiente liberación de energía. Es decir, la fisión nuclear.

    Meitner fue olvidada por el cine y por el comité del Premio Nobel, que en en 1944 recibió el galardón en la disciplina de química. Pero no es la única. Otro ejemplo importante es el de Jocelyn Bell Burnell. Esta británica nacida en 1943 fue la primera en observar un púlsar, un tipo de estrella de neutrones que se caracteriza por emitir “pulsos” regulares de ondas de radio.

    Bell, entonces doctoranda, ideó junto con su supervisor de tesis una antena de radio que fue la que captaría por primera vez este tipo de objetos. El descubrimiento valió un premio Nobel, pero Bell no se encontraba entre los premiados. Como nota curiosa, una observación posterior del púlsar descubierto, PSR B1919+21, acabó ilustrando una de las portadas más famosas de la música: el Unknown Pleasures de Joy Division.

    La lista de las “ignoradas” por la academia Sueca tiene más miembros. Como el de Chien-Shiung Wu. Los conocimientos de esta científica nacida en China también contribuyeron al advenimiento de la “era nuclear”.

    La llamada “primera dama de la física” realizó diversas aportaciones pero quizás la más significativa fuera el experimento que lleva su nombre, el “experimento de Wu”. El experimento demostró que la conservación de paridad no era universal ya que no se observaba en la interacción nuclear fuerte. Una prueba de que a veces los avances científicos se dan por la obliteración de algunas ideas preconcebidas muy asentadas. El experimento valió de nuevo un Nobel, no para la científica.

    Mujeres y tecnología

    La aportación de las mujeres en el ámbito tecnológico es también digno de reseña. En este sentido seguramente el primer nombre que nos venga a la cabeza sea el de Augusta Ada Byron, la Condesa de Lovelace. La hija de Lord Byron no destacó en las letras sino en las ciencias, sino que se alió con Charles Babbage para crear una “máquina analítica”. La aportación de Lovelace a esta protocomputación fue significativa: a ella le debemos el algoritmo.

    Otra mujer que dejaría su impronta en la era de la información sería Grace Hopper, “Amazing Grace”. Durante la II Guerra Mundial, Hopper formó parte del programa informático Harvard Mark I, pero su aportación a la ciencia iría más lejos, todo gracias a su labor en el desarrollo del primer compilador y el lenguaje de programación COBOL. Un lenguaje con 65 años a sus espaldas pero aún en uso.

    También aportó su granito de arena al esfuerzo bélico la actriz e ingeniera de origen austriaco Hedy Lamarr. Lamarr ayudó a los aliados en distintos frentes, pero el más significativo sería el de las comunicaciones. El trabajo de Lamarr serviría a los aliados para guardar el secreto de sus telecomunicaciones y, décadas después, serviría de base para una aplicación bien distinta: el desarrollo del WiFi.

    Podemos cerrar esta compilación de mujeres que han escrito la historia de la ciencia con la que quizás sea la entrada más reciente: Katalin Karikó. A diferencia de otras de sus compañeras en esta lista, Karikó si recibiría el galardón de la academia sueca. Su aportación a la ciencia: el desarrollo de las vacunas basadas en el ARN mensajero, una tecnología que no solo aceleraría el fin de la pandemia de Covid sino que ha abierto innumerables nuevos frentes en la lucha contra enfermedades tan diversas como el cáncer.

  • La felicidad también debe ejercitarse

    La felicidad también debe ejercitarse

    Todos lo hemos experimentado. Ese impulso de retraernos y eludir experiencias que sabemos que vamos a disfrutar, incluso cuando lo que más necesitamos es justamente una inyección de ánimo. Nos saltamos la fiesta de cumpleaños. Cancelamos la comida. No parece que valga la pena. Y después, lo más probable es que nos sintamos peor que antes.

    Una estrategia probada consiste en reforzar lo que los psicólogos denominan sensibilidad a la recompensa.

    Nuestro impulso de buscar la felicidad es un músculo que podemos desarrollar. También lo es nuestra capacidad para disfrutar de las experiencias. Y casi todo el mundo puede aprender a incrementar su sensibilidad a la recompensa a través de entrenamientos para observar y saborear sus emociones positivas. Esto es cierto incluso para las personas con depresión y ansiedad, a quienes les cuesta experimentar placer, una condición denominada anhedonia.

    A todos nos cuesta sentir placer a veces. Hace poco llevé a mis hijos pequeños a la playa el fin de semana. Horas antes de nuestra escapada, me enteré de que una amiga había muerto. Entumecida por la noticia, no estaba de humor para pasar un buen rato, aunque quería hacer algo especial para mi familia.

    Parte de mi trabajo como terapeuta consiste en enseñar a la gente a manejar sus emociones. Y como les digo a mis pacientes: es posible honrar las fuentes legítimas de dolor y aun así reconocer que los momentos luminosos mejoran nuestro bienestar.

    Las estrategias respaldadas por la investigación que presento a continuación, y que utilizo en mi consulta, me ayudaron a aprovechar al máximo nuestro viaje.

    Potenciar la alegría
    Al hablar del tratamiento de la salud mental, los médicos y terapeutas tienden a enfocarse en aliviar los síntomas negativos de sus pacientes. Quieren “quitar lo malo”, explicó Alicia Meuret, profesora de psicología de la Universidad Metodista del Sur.

    Sin embargo, la mayoría de nosotros no solo necesitamos reducir el dolor, también necesitamos potenciar la alegría.

    De hecho, mejorar las emociones positivas puede ser más prioritario para los pacientes que contener sus síntomas depresivos, y las investigaciones demuestran que los tratamientos basados en esta idea pueden ser eficaces.

    Un estudio codirigido por Meuret en 2023 descubrió que cuando los adultos que sufrían depresión o ansiedad participaban en 15 semanas de psicoterapia enfocada en potenciar las emociones positivas, estos reportaban una mayor mejoría que un grupo cuya terapia se centraba en reducir las emociones negativas.

    También se han observado beneficios en intervenciones más breves. En un estudio realizado en 2024 con 85 estudiantes, dirigido por Lucas LaFreniere, profesor adjunto de psicología en el Skidmore College, se dio a personas con ansiedad instrucciones periódicas a través del celular para planificar actividades placenteras, saborear momentos positivos y esperar acontecimientos positivos en el futuro. Al cabo de una semana, sus sentimientos de optimismo mejoraron significativamente.

    Práctica diaria
    Para aumentar tu sensibilidad a la recompensa, puedes probar un ejercicio basado en los planes de tratamiento de estos estudios. Conviértelo en una práctica diaria durante el tiempo que te resulte útil, pero comprométete a hacerlo al menos durante una semana.

    Empieza por planificar una actividad al día que te haga feliz o te dé una sensación de logro. Así será menos probable que pospongas las experiencias positivas. Sé realista: puede ser algo tan pequeño como comer un bocadillo favorito, leer unas cuantas páginas de una novela o hablar por FaceTime con un amigo o amiga.

    Después de disfrutar ese momento cotidiano, cierra los ojos y di en voz alta, en tiempo presente, dónde y cuándo experimentaste la mayor alegría. Fíjate en los detalles y las sensaciones físicas, como la brisa que te refresca el rostro mientras brilla el sol. Quizás todo esto suene cursi, pero no hay que pasar por alto los detalles, advirtió Meuret. La idea no es solo recordar cómo te sentiste, sino amplificarlo y revivirlo.

    Los psicólogos llaman “saborear” al proceso de identificar las emociones positivas y sumergirse en ellas.

    “Cultivar el resplandor de las emociones positivas”, en palabras de LaFreniere, refuerza el recuerdo de estas e incrementa la motivación para buscarlas en el futuro. Saborear también ayuda a contrarrestar la tendencia, tan humana, a enfocarse y recordar los aspectos negativos de algo: alguien que llegó 15 minutos tarde, algo que desearías no haber dicho.
    Sentimientos positivos
    Aquí tienes otros ajustes sutiles y muy poderosos que puedes hacer para alimentar una mentalidad positiva.

    Amplía tu vocabulario de la alegría: a muchos de nosotros nos cuesta etiquetar nuestras emociones positivas más allá de “bien”, “bueno” o “genial”. Sin embargo, las investigaciones sugieren que encontrar más palabras para describir esos sentimientos puede validarlos e intensificarlos, explicó Meuret. Cuando reflexiones sobre cómo te ha hecho sentir algo, intenta ser preciso y utiliza palabras como “sereno”, “eufórico”, “jubiloso”, “encantado” o “inspirado”.

    Comparte tus mejores momentos: piensa en los detalles que sueles mencionar cuando te preguntan por tu día o por un viaje reciente. Desahogarse puede ser tentador, pero transmitir lo que te ha hecho más feliz puede hacerte sentir mejor, contagiar esa felicidad a otra persona e incluso reforzar un vínculo, dijo Charlie Taylor, profesor asociado de psiquiatría de la Universidad de California en San Diego, quien investiga la sensibilidad a la recompensa social.

    Encuentra el lado bueno de las cosas: Taylor dijo que, con la práctica, es posible darse cuenta de los aspectos positivos que esconden las cosas que a primera vista podríamos considerar negativas. Por ejemplo, si invitas a tus compañeros de trabajo a una reunión y solo llega una persona, podrías considerarlo un fracaso. Pero el lado positivo, explicó, es que tuviste la oportunidad de conocer mejor a esa persona.

    Anticipa futuras victorias: si mirar el calendario te produce pavor, Meuret dijo, elige algún acontecimiento que se aproxime y piensa en el mejor resultado posible. Si estás cansado y quieres cancelarle al amigo con el que te quedaste de ver para hacer ejercicio, imagina una clase especialmente estimulante. Imagina cómo sonríen de un extremo al otro de la habitación, orgullosos. El uso de imágenes puede fomentar la motivación y prepararte para experiencias más edificantes, explicó Meuret.

    Permite sentirte feliz
    También ten en cuenta que a veces es normal sentirse incómodo con los sentimientos placenteros, sobre todo si sufres depresión o ansiedad.

    “Algunas personas pueden sentirse vulnerables cuando se permiten sentirse bien”, explicó LaFreniere. La preocupación puede hacernos sentir que estamos preparados para responder a las amenazas, pero al prepararnos constantemente para el desastre, señaló, nos perdemos la felicidad que tenemos ante nosotros en este momento.
    En mi reciente viaje de fin de semana con mis hijos, permitirme divertirme fue un reto. Pero compartir unos malvaviscos tostados con chocolate y galleta junto al océano me dio un placer prolongado. Me aseguré de hacer una pausa y saborear los mejores momentos, como cuando unos floristas nos regalaron puñados de hortensias y rosas de un arco de boda que estaban desmontando junto a la playa. Sentí olas de tristeza durante el viaje, pensando en la amiga que había perdido, pero dejarme llevar por el amor y la levedad me ayudó a encontrar de nuevo el equilibrio.

    “La verdad es —dijo LaFreniere— que a veces necesitamos comportarnos como personas felices si realmente queremos serlo”.

    Artículos seleccionados del New York Times

    c.2024 The New York Times Company

  • Más allá de Hemingway y Fitzgerald: el regreso de las autoras olvidadas de los locos años veinte

    Más allá de Hemingway y Fitzgerald: el regreso de las autoras olvidadas de los locos años veinte

    Mucho antes de que Carrie Bradshaw y sus amigas epataran a la audiencia televisiva hablando de sexo y soltería en las calles de Nueva York, o de que Truman Capote narrara la historia de Holly Golightly en Desayuno en Tiffany’s, la escritora Ursula Parrott reventó las listas de ventas en los años veinte con su descripción de las aventuras de una joven tras su ruptura matrimonial, sus ligues y noches de juerga en los clubes clandestinos de la Gran Manzana. Vivaz, ágil, desprejuiciada y francamente moderna, La divorciada fue publicada originalmente en 1929 con seudónimo y recientemente ha sido rescatada en español por la editorial Gatopardo. “Como Fitzgerald pero desde una perspectiva femenina, Parrott examina la descomposición del tejido social tras la I Guerra Mundial”, afirma Joyce Carol Oates en un texto reciente sobre la novela.

    El libro de Parrott habla abiertamente de infidelidades, abortos y rollos de una noche, también de la vida en la oficina o las visitas al gimnasio a la hora de comer de una joven veinteañera a quien su marido deja. La divorciada vendió más de 100.000 ejemplares ese invierno en que el crac hundió la bolsa. Su autora, que ya era periodista —y estaba divorciada de un reportero de The New York Times—, se convirtió en una de las escritoras más exitosas de los años treinta, una firma frecuente en las revistas femeninas; y también de relatos, novelas y guiones, por ejemplo de la película Siempre habrá un mañana (1955), interpretada por Barbara Stanwyck. Parrott fue protagonista y narradora de los locos años veinte, y, como ocurrió con muchos de los miembros de aquella generación perdida, su mecha se consumió rápido: murió a los 58 años en una sala de beneficencia de un hospital en Nueva York. De alguna manera los excesos y el declive de esta autora también la acercan al máximo cronista de aquellos años, a Scott Fitzgerald, el autor de El gran Gatsby, con quien se rumorea que Parrott tuvo una relación que fue más allá del trato profesional que sí consta que mantuvieron.

    “Su sucès de scandale le reveló a mi madre, por entonces una escritora y periodista de moda, que podía ganar mucho dinero en aquel tiempo todavía casi sin impuestos. A partir de entonces, prácticamente no hubo quien la detuviera”, escribió el hijo de Parrot años después en un epílogo que recoge la edición en español, con traducción de Patricia Antón. “Mi madre era una derrochadora; le gustaban los hombres y otras posesiones. Se casó cuatro veces, y dos de sus maridos le costaron mucho dinero”, añade antes de recordar lo mucho que trabajó entre café y cigarrillos —la describe como un “galeote”— para cumplir con los plazos de entrega, y hablar también de su empeño en que él tuviera una buena educación.

    De familia irlandesa, criada en Dorchester, Parrott estudió en Radcliffe (prestigioso college para chicas en Cambridge, Massachussetts, que acabó siendo absorbido por Harvard en 1999) durante la I Guerra Mundial. En 1920 se trasladó al Greenwich Village de Manhattan y se desposó con Lindsay Marc Parrott, padre de su único hijo. La pareja, como la de la novela, no sobrevivió a esos locos años. “Casas, coches, criados, viajes y los mejores productos de Bergdorf Goodman y Bonwit absorbieron todo el dinero. No se trataba de un lento deshielo de una herencia, ni de una fortuna repentina; ella gastaba según ganaba”, recuerda Marc Parrott de su madre en ese texto que escribió en los ochenta con motivo de una reedición de la célebre novela.

    Sin embargo, la resurrección más exitosa e internacional de Parrott ha tenido lugar en el último año tras ser rescatada en 2023 por McNally Editions, la editorial de la cadena de librerías independientes de Nueva York volcada en recuperar joyas olvidadas, una tendencia que siguen sellos a uno y otro lado del océano. En esa línea la editorial española Muñeca Infinita ha publicado Escapada, de Evelyn Scott, otra novela olvidada del periodo de Entreguerras firmada por una flapper rebelde. Coetánea de Parrott, la accidentada peripecia vital de Scott inspiró su libro, una suerte de memorias de corte modernista.

    Portada de la novela autobiográfica 'Escapada' de Evelyn Scott.
    Portada de la novela autobiográfica ‘Escapada’ de Evelyn Scott.

    Escándalo y transgresión

    Niña bien del sur de EE UU, una belle a lo Zelda Fitzgerald, la autora de Escapada nació en Tennessee en1893 como Elsie Dunn. Su familia se instaló en Nueva Orleans buscando el amparo de un abuelo rico y allí ella pronto mostró sus inquietudes artísticas y políticas. Su inconformismo la llevó a unirse al partido de las sufragistas en Luisiana cuando tenía 17 años y a escribir a favor de la legalización de la prostitución, para escándalo de su convencional madre. A los 20 Elsie daba el campanazo definitivo y se fugaba con un médico, decano del departamento de medicina tropical de la Universidad de Tulane, cuya edad era más del doble que la suya y que abandonó a su familia por ella. Era 1913. Preocupados por las consecuencias legales de su huida, cambiaron sus nombres y acabaron instalados en Brasil, donde tuvieron un hijo. La Gran Guerra impidió su regreso cuando los planes empezaron a torcerse y la ruina era ya evidente. El paraíso se convirtió en el infierno de hoteles de mala muerte, enfermedades y pobreza que queda recogido en Escapada, escrito como un diario y publicado en 1923. Scott no esconde nada en esas páginas, no teme mostrarse como una anti-heroína, destrozada por el giro que toma su vida. El libro logra plasmar el agrio desencanto de aquella aventura que dejó marcada Scott de por vida.

    Cuatro años antes de que Scott publicara su roman á clef, la pareja había regresado a Nueva York, y se habían separado en 1922. Scott siguió publicando a lo largo de esa década (entre otros títulos, una trilogía que arrancó con The Narrow House y la novela The wave, que los críticos relacionan con otras obras sobre la Guerra de Secesión como Lo que le viento se llevó) y estuvo próxima a los círculos literarios y bohemios del Greenwich Village neoyorquino. Frágil e inestable, según su coetánea Kay Boyle, Scott fue amante y amiga de William Carlos Williams, y una gran defensora del trabajo de sus coetáneos Jean Rhys y de William Faulkner, con quienes mantuvo correspondencia. El autor de El ruido y la furia dijo que el trabajo de Scott era “bastante bueno para ser mujer”, frase que ha dado título a una breve biografía sobre la escritora publicada en 1997 en EE UU. Quizá la corresponsal más llamativa de la novelista fue Emma Goldman, la anarquista con quien se cruzó algunas cartas.

    El trabajo de Scott, sus poemas y relatos, aparecieron en las revistas que recogían la prosa modernista de James Joyce y los versos de T. S. Elliot, aunque ella quedó de alguna manera fuera del canon y olvidada con el paso de los años. Escribió 11 novelas, dos libros de poesía, obras de teatro, libros infantiles y numerosas críticas. Las últimas dos décadas de su vida no publicó nada. Scott vivió en Europa, en el sur de Francia, Portugal y España y pasó unos años en Inglaterra y Canadá con su segundo esposo, el escritor John Metcalfe, de quien también se separó. Murió en 1963 y fue enterrada en una tumba anónima en Nueva York. La aparición de Escapada, como la de La divorciada de Parrott, arroja ahora nueva luz sobre esas vidas rebeldes llenas de talento, inconformismo y pasión literaria.

    Andrea Aguilar

  • La ONU denuncia la prohibición talibán de que se no escuche la voz de las mujeres en público

    La ONU denuncia la prohibición talibán de que se no escuche la voz de las mujeres en público

    Las nuevas leyes contra el vicio y la virtud de los talibanes, que incluyen la prohibición de que las mujeres hablen y aparezcan con la cara descubierta en público, ofrecen una «visión angustiosa del futuro de Afganistán».

    Roza Otunbayeva, jefa de la misión de la ONU en el país, afirmó que las leyes amplían las «ya intolerables restricciones» sobre los derechos de las mujeres y las niñas, ya que «incluso el sonido de una voz femenina» fuera del hogar se considera aparentemente una violación moral.

    Tras décadas de guerra y en medio de una terrible crisis humanitaria, el pueblo afgano se merece algo mucho mejor que ser amenazado o encarcelado si por casualidad llega tarde a la oración, echa un vistazo a un miembro del sexo opuesto que no es de la familia o posee una foto de un ser querido

    Roza Otunbayeva
    Funcionaria de la ONU

    Los gobernantes talibanes de Afganistán promulgaron el pasado miércoles el primer conjunto de leyes del país para prevenir el vicio y promover la virtud. Entre ellas figura la obligación de que la mujer oculte su rostro, cuerpo y voz fuera del hogar.

    Las leyes facultan al Ministerio del Vicio y la Virtud para estar en primera línea de la regulación de la conducta personal y administrar castigos como advertencias o arrestos si sus ejecutores alegan que los afganos han infringido las leyes.

    La misión dijo que estaba estudiando la ley recién ratificada y sus implicaciones para los afganos, así como su posible impacto en la ayuda humanitaria de la ONU y de otros organismos.

    https://x.com/UNAMAnews/status/1827613213766160772

    Los funcionarios talibanes no estaban disponibles de inmediato para hacer comentarios. En declaraciones difundidas el domingo por la emisora estatal ‘RTA’, el ministro de Vicios y Virtudes, Mohammad Jaled Hanafi, afirmó que nadie tiene derecho a violar los derechos de las mujeres basándose en costumbres inapropiadas.

    «Nos comprometemos a garantizar todos los derechos de las mujeres basándonos en la ley islámica y cualquiera que tenga una queja al respecto será escuchada y resuelta», añadió.

    Los talibanes siguen recortando los derechos de las mujeres

    El líder supremo de los talibanes, Hibatullah Akhundzada, declaró el año pasado que las mujeres afganas tienen una vida «cómoda y próspera», a pesar de los decretos que les prohíben acceder a muchos espacios públicosa la educación y a la mayoría de los empleos.

    La ONU ha dicho anteriormente que el reconocimiento oficial de los talibanes como gobernantes legítimos de Afganistán es casi imposible mientras persistan las restricciones a mujeres y niñas. Aunque ningún país reconoce a los talibanes, muchos de la región mantienen vínculos con ellos.

    El pasado miércoles, los Emiratos Árabes Unidos aceptaron las credenciales del embajador talibán en el Estado árabe del Golfo, rico en petróleo.

    Un funcionario de los EAU declaró que la decisión reafirmaba la determinación del Gobierno de contribuir a tender puentes para ayudar a los afganos. «Esto incluye la prestación de ayuda humanitaria a través de proyectos de desarrollo y reconstrucción, y el apoyo a los esfuerzos que trabajen por la desescalada y la estabilidad regionales».

    Otunbayeva tiene previsto informar al Consejo de Seguridad de la ONU sobre la situación en Afganistán el 18 de septiembre, tres años después de que los talibanes pusieran fin a la educación de las niñas de sexto curso.

  • A los 67 años, mujer puma se gradúa de la prepa

    A los 67 años, mujer puma se gradúa de la prepa

    Marisela Márquez pertenece a la comunidad universitaria desde 1974. Ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria 9 Pedro de Alba por examen de admisión. Todavía conserva el cupón que le daba acceso a la puerta 5 de la Ciudad Deportiva Magdalena Mixhuca, donde presentó aquella prueba con la que se ganó un lugar en la UNAM.

    Aún recuerda lo emocionante que era conocer los resultados en aquella época. “Entonces esperábamos al cartero. Si llegaba un sobre pequeño era que habías sido aceptado, si era grande significaba que fuiste rechazado y que ahí iban tus documentos. Cuando el cartero llegó yo no estaba en casa, mi hermana recibió la correspondencia y la abrió para saber qué había pasado. Me llegó un sobre pequeño”, relató.

    La universitaria se sintió privilegiada de estudiar en la UNAM. De su adolescencia y compañeros de generación conserva los mejores recuerdos. “Tenemos 50 años de amistad, medio siglo de conocernos”.

    Todo iba bien hasta que empezó a complicarse con algunas materias, en especial biología, álgebra y geometría analítica. “Nunca pude pasar matemáticas en la prepa; es seriada y no es posible cursar una sin aprobar la anterior. Era más difícil, te daban pocas oportunidades y nunca pasé. Me empecé a decepcionar, mis amigos se fueron y yo me quedé”.

    Tras esa experiencia, Márquez decidió abandonar sus estudios y siguió trabajando en el taller de compostura de chapas y elevadores automotrices de su padre. También aprendió a cambiar vestiduras y a pulir vidrios, aunque poco a poco ese oficio se fue acabando. Después se casó y formó una familia, tuvo dos hijas, un hijo y se dedicó al hogar. Actualmente es abuela de cuatro nietos.

    Su ímpetu y ganas de superación la llevaron a desempeñarse en varios trabajos. “Fui mensajera, lecturista y soporte administrativo en Xerox Mexicana. Después entré al (entonces) Instituto Electoral del Distrito Federal, donde capacité a los funcionarios de las mesas receptoras de las elecciones; luego trabajé en el INEGI, en el conteo de vivienda y negocios”.

    Busca demostrar, principalmente a sus nietos, que todo lo que se propongan es posible conquistarlo sin importar los prejuicios de la edad

    Varios años de su vida compaginó el trabajo con las tareas de casa. Al crecer sus hijos también trabajaban y estudiaban. Ella los apoyaba con las síntesis de las lecturas y les explicaba los temas. “Me quedaba yo sola, leía y me decía: ‘a lo mejor puedo hacerlo también’”.

    Fue hasta 2020, durante la pandemia y con el pendiente de no haber concluido su bachillerato, que al ver a sus nietos tomar clase en línea tomó la iniciativa de acercarse a las autoridades de la Prepa 9 para validar sus materias acreditadas y hacer lo mismo con las pendientes.

    Los trámites iniciaron a distancia y los primeros exámenes los presentó en línea. De 2020 a mayo de 2024 todas sus tardes las dedicó a aprender; con el apoyo de sus nietos, de tutoriales y de guías adquiridas en línea o en la preparatoria, Marisela Márquez estudió para cada materia que registraba.

    Entre risas, recuerda que a veces, al llegar la fecha del extraordinario, compañeros preparatorianos, alumnos y hasta profesores la confundían con quien aplicaría la prueba. “Se les hacía raro verme ahí y yo les decía: ‘¡No, compañero!, también vengo a presentar el examen’”, relató.

    En total aprobó las 21 materias que, por el cambio de plan de estudios, tuvo que pasar para obtener el cien por ciento de créditos en su historial académico. Asegura que siempre es posible alcanzar los objetivos si se está enfocado. “Uno sí puede, tal vez con contratiempos; sin embargo, al final dirás lo logré, lo logré y puedo más”.

    Motivar a los jóvenes

    Hoy está en trámite de su pase reglamentado para cursar una licenciatura en línea. Le interesa Trabajo Social o Sociología, “no voy a salir a buscar empleo, es por la satisfacción de saber que sí se pudo”.

    De esta forma busca demostrar, principalmente a sus nietos, que todo lo que se propongan es posible conquistarlo sin importar los prejuicios de la edad. “Si mi experiencia en la vida y en el estudio sirven para motivar a los jóvenes, que así sea”, finalizó.

  • El bloqueo del caso María Elena Ríos: la justicia no llega cinco años después de ser atacada con ácido

    El bloqueo del caso María Elena Ríos: la justicia no llega cinco años después de ser atacada con ácido

    Los últimos años de María Elena Ríos han sido un auténtico calvario. En 2019 la saxofonista fue atacada con ácido por orden, presuntamente, del que fue su pareja sentimental, el exdiputado priista Juan Antonio Vera Carrizal. Ella tenía 27 años, él 56. Ella era estudiante y trabajaba en un oficina para gestionar visas, él era un poderoso empresario gasolinero de gran influencia en Oaxaca. Desde aquel fatídico día en el que el ácido quemó su cuerpo, Elena Ríos no ha parado de exigir justicia y de pelear para que ese tipo de ataques sean considerados feminicidios en grado de tentativa en todo el país. Cuatro Estados ya han aprobado esta nueva ley, bautizada como ‘Ley Malena’. Oaxaca, de donde es ella, sin embargo, sigue considerándolos como un agravante en un delito de violencia de género. Casi cinco años después del ataque, la justicia no llega para María Elena Ríos.

    Enfrente ha tenido un proceso cuajado de irregularidades, maltrato institucional y amenazas constantes hacia ella y su familia que la obligaron a huir de su casa. El último capítulo de esta espantosa historia se acaba de escribir esta semana. Un juez local decidió absolver y dejar en libertad tanto a Vera Carrizal como a los supuestos autores materiales. Horas más tarde y, tras el escándalo mediático, una jueza de control revocaba la sentencia y ordenaba a Vera Carrizal y el resto permanecer en prisión. “Me llena de esperanza, me da un rayo de luz, no solamente a mí, sino a todas las mujeres, las infancias, las víctimas que no nos hemos sabido quedar calladas y que, por supuesto, no van a contar con la comodidad de nuestro silencio”, ha dicho Ríos a través de sus redes sociales.

    La Fiscalía de Oaxaca identificó a cinco hombres implicados en el intento de feminicidio de la saxofonista, entre ellos, Vera Carrizal y su hijo, Juan Antonio Vera Hernández, prófugo de la Justicia hasta la fecha. Ambos están vinculados como presuntos autores intelectuales. En la investigación también se identificó a otros tres sujetos: Ponciano ‘N’, muerto en extrañas circunstancias en prisión, Ruvicel Hernández y Rubén Loaiza, alias El Charles, acusados de cometer la agresión. Declararon haber recibido 30.000 pesos (1.500 dólares) por arrojar el ácido.

    Vera Carrizal se amparó después de la agresión, sin embargo, en 2020 y tras una fuerte presión mediática, el exdiputado se entregó a la Fiscalía. Sin esposas y con una amplia sonrisa, entró por su propio pie en el Ministerio Público escoltado por varios agentes. Desde entonces se le dictaron medidas cautelares y ha permanecido en prisión preventiva en el penal de Tanivet, Oaxaca.

    La revocación de la sentencia por el juzgado de control de Huajuapan de León deja la decisión del juez José Gabriel Ramírez Montaño sin validez. A su vez, el Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca señaló abrió una investigación por el delito de prevaricación contra el juez Ramírez Montaño.

    En México más del 95% de los delitos contra las mujeres nunca se resuelve y solo una pequeña parte llega a los tribunales. De esos, menos de un 3% recibe una sentencia condenatoria. Este tipo de ataques hacen objetivos el odio y la discriminación hacia las mujeres en México. La violencia ácida es un tipo de violencia premeditada que se produce a modo de castigo o de venganza. Los agresores, en su mayoría hombres que fueron parejas o exparejas de las víctimas, pretenden desfigurar o lesionarlas provocando un daño irreversible o alguna discapacidad. Pese a esto, en muchas partes del país, atacar con ácido a una persona solo es considerada como un agravante en un delito de lesiones, castigado con muchos menos años de cárcel que un intento de feminicidio.

    Las cifras que acompañan a los delitos con ácido en México no son nada esperanzadoras. El 94% de estas agresiones quedan impunes y hacen objetiva la discriminación y el odio hacia las mujeres. La mayoría de las víctimas se encuentra en una total desprotección. El 80% de las víctimas son mujeres, de acuerdo a cifras de la Fundación Carmen Sánchez.

    Las víctimas de la violencia ácida tienen miedo de que sus agresores acaben asesinándolas, como aseguraba la propia María Elena Ríos, en entrevista con este diario en 2023. “Tengo miedo de que mi agresor termine lo que empezó y me mate”. Este tipo de violencia machista, en la mayoría de casos, afecta a la salud física y mental de la víctima y tiene graves consecuencias sociales como la pérdida de empleo y el rechazo del entorno familiar. Ríos ha tenido que someterse a ocho operaciones muy dolorosas y costosas para recuperar su cuerpo y su rostro. Poco a poco ha ido recobrando la movilidad y ha vuelto a tocar el saxofón, pero todavía le queda un largo camino costoso y desgastante.

    El caso de María Elena Ríos ilustra a la perfección el abandono por parte del Estado que sufren las víctimas; por otro lado, su lucha inspira a miles de mujeres a no rendirse y a seguir peleando por sus derechos. Sin embargo, el pesimismo flota en el aire. Si casos tan emblemáticos como el de la saxofonista oaxaqueña no son capaces de marcar la diferencia en el acceso de las mujeres a la Justicia, lo que le queda al resto de víctimas es un panorama desolador.

    Almudena Barragán
  • Las empresas lideradas por mujeres en STEM levatan más capital, pero es insuficiente

    Las empresas lideradas por mujeres en STEM levatan más capital, pero es insuficiente

    Las empresas lideradas por mujeres en STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés) están levantando más capital, aunque en montos insuficientes, a pesar de que los fondos de capital emprendedor ven las ventajas y las oportunidades de mercado de invertir en estas empresas lideradas por mujeres.

    Así lo revela wX Insights, un estudio publicado por el laboratorio de innovación del Banco Interamericano de Desarrollo, BID Lab, junto con Endeavor México, Value for Women y We-Fi.

    El estudio toma datos de casi 1.700 compañías lideradas por mujeres en STEM y de más de 600 fondos de capital que han invertido en empresas con una mujer al frente en América Latina.

    El 38 % de las encuestadas siguen señalando la falta de financiamiento como el principal obstáculo para el crecimiento de sus empresas e indican que sus principales retos son conectar con inversores, sortear las complejidades de la negociación y hacer frente a prejuicios en la toma de decisiones de inversión.

    “El crecimiento de las mujeres STEMpreneurs es fundamental para el futuro de la innovación en América Latina y el Caribe. Al cerrar la brecha de financiamiento y apoyar a estas emprendedoras, no solo estamos impulsando el progreso tecnológico, sino también fomentando una economía más inclusiva y equitativa”, dijo Magdalena Coronel, jefa de la Unidad de Inversiones de BID Lab.

    FALTA DE FORMACIÓN

    El estudio muestra que solo la mitad de las STEMpreneurs cuenta con formación en STEM, que una tercera parte ha emprendido en más de una ocasión y que los sectores que concentran su atención son, principalmente, tecnología educativa, SaaS (software como servicio, por sus siglas en inglés) y tecnologías de la salud.

    Además, subraya que las mujeres que han tenido más éxito levantando capital suelen participar en programas de apoyo empresarial y de emprender en equipo.

    Por el lado de los inversores, wX Insights 2024 asegura que el 60 % de los inversores han observado un aumento de mujeres fundadoras en STEM en los últimos años y que el 92 % reportan utilizar estrategias específicas de difusión y de búsqueda de talentos para llegar a más emprendedoras.

    Además de aportar datos pormenorizados sobre inversionistas y mujeres en emprendimientos STEM, el estudio busca ofrecer claves para conocer los retos que enfrentan las STEMpreneurs y las oportunidades de invertir en ellas, y ofrece recomendaciones prácticas enfocadas en disminuir la brecha de financiamiento y género.