Autor: Editora

  • Publican reglas para afiliar al IMSS a trabajadoras del hogar

    Publican reglas para afiliar al IMSS a trabajadoras del hogar

    El Diario Oficial de la Federación (DOF) publicó las reglas de operación del programa piloto para afiliar al régimen obligatorio del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) a personas trabajadoras del hogar.

    El texto publicado en el DOF determina que los patrones podrán optar, en esta prueba piloto, por afiliar ya a las personas trabajadoras del hogar;  el IMSS pondrá a disposición el trámite digital en su página www.imss.gob.mx o en la Subdelegación más cercana a su domicilio.

    Con el pago de la cuota, las trabajadoras del hogar accederán a los seguros de Enfermedades y Maternidad; de Riesgos de Trabajo; de Invalidez y Vida; de Retiro, Cesantía en Edad Avanzada y Vejez, así como de Guarderías y Prestaciones Sociales.

    El patrón deberá cubrir las cuotas de pago por mes anticipado, conforme al salario base de cotización mensual y los días laborados.

    EL TRÁMITE

    Para poder inscribirse a la prueba piloto se debe contar con el nombre completo del trabajador, domicilio, Número de Seguridad Social, salario mensual y Clave Única de Registro de Población (CURP).

    Asimismo, se debe contar con el nombre completo, domicilio y de manera opcional la CURP del patrón o de todos los patrones, cuando el trabajador labore en más de un lugar.

    En caso de no contar con su Número de Seguridad Social (NSS), las personas trabajadoras del hogar pueden tramitarlo en la página de Internet del Instituto (www.imss.gob.mx), mediante la aplicación móvil IMSS Digital o en la Subdelegación que corresponda a su domicilio.

    Tratándose de trabajadores del hogar que laboren exclusivamente para un patrón durante todo el mes (ya sea de planta, es decir que habiten en la misma casa que el patrón, o de entrada por salida), éste deberá cubrir la totalidad de las cuotas obrero patronales correspondientes al periodo.

    En caso de que el trabajador labore con más de un patrón, cada uno de ellos deberá cubrir el monto correspondiente a las cuotas obrero patronales proporcionales a los días que el trabajador labore con él.

    Para realizar el pago de las cuotas, tendrá como fecha límite hasta el día 20 del mes calendario, a efecto de iniciar la cobertura del aseguramiento el primer día calendario del mes inmediato siguiente al pago.

    Toda la información e imágenes son de REPORTE ÍNDIGO.
    Link original:  https://www.reporteindigo.com

  • Así pueden ganar terreno las mujeres en sectores dominados por hombres

    Así pueden ganar terreno las mujeres en sectores dominados por hombres

    Asia y Mahogany Scroggins hacen un buen equipo.

    Son gemelas, tienen 23 años y trabajan como transportistas para Tyson Foods; comparten un camión y hacen rutas por todo Estados Unidos. Asia conduce de noche y Mahogany se encarga del turno de día. Su padre, que también es transportista, las inspiró a dedicarse a esto.

    «Al principio, a nuestra mamá la ponía muy nerviosa que nos volviéramos transportistas», dijo Mahogany. «Tienes que ser emocionalmente fuerte porque estás lejos de tu familia y tus amigos. Básicamente tienes que aceptar, en tu mente: ‘Soy transportista profesional. Aquí es donde voy a estar’».

    Conducir camiones es, después de todo, un trabajo agotador. Turnos largos, tramos nocturnos y mucho trabajo solitario. También es un sector tradicionalmente dominado por los hombres: según el Instituto de Investigaciones sobre Políticas para las Mujeres de Estados Unidos, menos del 5% de los transportistas son mujeres.

    Ocupaciones como la carpintería, la construcción y los servicios automotrices también están entre los trabajos más dominados por los hombres. En estos empleos a veces hay tan pocas mujeres que los investigadores no pueden estimar su salario promedio semanal, según el Instituto de Investigaciones sobre Políticas para las Mujeres.

    El poder de las imágenes

    Debido a las ideas socializadas sobre los ‘trabajos para hombres’ y los ‘trabajos para mujeres’, algunas mujeres jamás estarán expuestas a las carreras tradicionalmente masculinas.

    Aun algo aparentemente tan pequeño, como las imágenes que una empresa usa en su material promocional, puede moldear las ideas sobre los trabajos más aptos para hombres o para mujeres.

     Para que haya más mujeres en estos ámbitos, es necesario que vean a otras mujeres haciendo el trabajo.

    Elizabeth Skidmore, organizadora del Consejo Regional de Carpinteros de Nueva Inglaterra

    «Creo que cuando crecen, a la mayoría de las niñas no les dicen: ‘Tú podrías manejar la grúa, podrías manejar una retroexcavadora, podrías ser la soldadora colgada en el cielo, armando los rascacielos», dijo Skidmore. «Luego, cuando están en la preparatoria, entre más crecen, menos les hablan de estas cosas, así que parte de lo que estamos tratando de hacer es difundir estas imágenes».

    Muchas mujeres tienen miedo, con justa razón, de dedicarse a trabajos que involucran estar solas o trabajar de noche, que en ambos casos las exponen al acoso sexual o a la depredación, de acuerdo con Ariane Hegewisch, directora del programa de empleo e ingresos del Instituto de Investigaciones sobre Políticas para las Mujeres.

    Captura3.JPGEquipo Mahogany (izq.) y Asia (der.) Scroggins dicen que conducir camiones les ha enseñado más sobre su fortaleza personal. (Tyson Foods)

    «De cierta forma tienes que salir a hacer el trabajo para aprender, lo que significa que dependes del profesionalismo y el respeto de tus colegas, mayormente hombres. Desafortunadamente, no siempre es así», dijo Hegewisch.

    El poder del ejemplo

    Cuando las mujeres se organizan para crear sindicatos y darles voz a sus colegas mujeres, pueden ayudar a corregir la ventaja injusta que los hombres tienen cuando se incorporan al sector.

    «Superan el déficit de información», explicó Hegewisch. «En términos de construcción o de aprendices, a veces es un misterio saber cómo entrar o cómo presentar tu solicitud y cuándo; qué clase de preguntas podrían hacerte. Luego, cuando las mujeres entran en esos programas, hacen redes para ayudar a otras mujeres a entrar».

    Asia Scroggins trabajó como aprendiz de una transportista con 40 años de carrera. Dice que su asesoría fue esencial para prepararla para el trabajo.

    «Hablamos casi todos los días», cuenta Asia. «La llamo Mamá Oso, porque es muy brava. Lo primero que me dijo cuando nos conocimos fue: ‘Tal vez lloremos, tal vez riamos, pero vamos a salir de esta’».

    Como Asia viaja con su hermana, ambas trabajan en equipo para garantizar su seguridad y mantener un buen estado de ánimo. «Conducir con mi hermana como miembro del equipo nos ha hecho más cercanas», cuenta Mahogany. «Cuando ella entra en el parador de camiones, la llamo desde mi cama por FaceTime para asegurarme de que esté bien. Cuando se detiene, es medianoche, las dos o tres de la madrugada. Lo primero que quiero hacer es asegurarme de que esté a salvo; lo segundo, que no olvide mis Doritos. Los necesito en la mañana».

    «Más mujeres se incorporarían a este sector dominado por los hombres si supieran que allá afuera hay personas que se preocupan por ellas», dijo Mahogany. «Todos los días conozco a al menos una mujer a la que le interesa, o que es conductora y dice que le alegra vernos acá afuera».

    Toda la información e imágenes son de Expansión.
    Link original: https://expansion.mx

  • Acceso a información, insumo para propiciar políticas públicas con equidad de género

    Acceso a información, insumo para propiciar políticas públicas con equidad de género

    El acceso a la información es el insumo que sirve para propiciar políticas públicas más incluyentes y equitativas, más enfocadas a las necesidades de los diferentes grupos sociales, afirmó la comisionada del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), Blanca Lilia Ibarra Cadena: “En el INAI estamos convencidos en que en la medida en que se dota de mayor información, se pueden construir mecanismos de participación, de colaboración y políticas públicas más incluyentes y equitativas”.

    Durante el foro Medio Ambiente, Género y Transparencia, convocado por el INAI, Ibarra Cadena destacó el papel de las mujeres en los procesos de desarrollo sustentable y de ser, además, las responsables del desarrollo de sus propias familias.

    Al moderar la mesa “Un ejercicio de transparencia proactiva: hacia una sociedad incluyente con políticas y proyectos en materia de medio ambiente y seguridad alimentaria”, la comisionada del INAI se refirió a la falta de legislación en apoyo y defensa de las mujeres, en algunos países del mundo: “Hay 49 países que no tienen aún leyes que protejan a las mujeres de la violencia doméstica, así que tenemos todavía muchos retos por delante”.

    El comisionado Joel Salas Suárez estuvo presente en el desarrollo de las mesas del foro, cuyo objetivo fue resaltar la contribución de la transparencia y el acceso a la información para afrontar los desafíos del cambio climático, con perspectiva de género y enfoque de interseccionalidad racial.

    Arcelia García Santiago, coordinadora nacional de Alianza de Mujeres Indígenas de Centroamérica y México (ALIANZA) consideró importante visibilizar el trabajo de las mujeres indígenas en el autodesarrollo de sus comunidades para lograr que ocupen espacios de decisión, así como diseñar políticas públicas “no a ocurrencias de funcionarios o especialistas” sino a partir de diagnósticos en los que participen todos los integrantes de la comunidad.

    Alma Rosa Salazar Ruiz, directora de Acceso a la Información de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) reconoció que, a través de la transparencia proactiva, se busca adelantarse a la demanda de la información ambiental de la ciudadanía y buscar la manera de ir con un pie adelante y no esperar a que haya miles de solicitudes de este tema, relacionado con los trastornos del cambio climático.

    Tomás Severino Ortega, director de Cultura Ecológica, A.C. advirtió que no hay información desagregada que permita evaluar los impactos de las políticas públicas diseñadas para reducir las brechas de desigualdad. “Tenemos un déficit todavía en la generación a detalle de este tipo de información, además de que lo que no se mide no se puede evaluar y corregir”.

    María Antonia González del Castillo, directora general adjunta de Igualdad de Género del Instituto Nacional de Desarrollo Social, aseveró que “existen roles y estereotipos de género que no hemos logrado revertir, las brechas de desigualdad siguen siendo grandísimas y se incrementan más en los sectores rurales, indígenas y campesinos. La mujer es el pilar de la agricultura a pequeña escala, es uno de los grandes pilares del trabajo campesino, de la subsistencia familiar”.

    José Eduardo Rolón Sánchez, director ejecutivo de Causa Natura, A.C., señaló que es necesario promover el uso de la información pública disponible, a fin de que las personas cuenten con elementos para contribuir a la igualdad de género y a la rendición de cuentas. “Hemos entrado a una nueva fase en donde, si bien hemos visto una mejora de la información, también hemos visto que la información no se utiliza por los ciudadanos y eso tiene un impacto varios ámbitos de género”.

    Toda la información e imágenes son de Lja.
    Link original: http://www.lja.mx
  • #MeToo cobra fuerza en México: ciencias, artes, medios de comunicación y mundo empresarial, nadie se salva

    #MeToo cobra fuerza en México: ciencias, artes, medios de comunicación y mundo empresarial, nadie se salva

    En  días recientes, cientos de mujeres denunciaron en redes sociales el acoso sexual y la violencia psicológica de la que han sido víctimas por parte de escritores y periodistas mexicanos.

    El fin de semana pasado, el hashtag #MeTooEscritoresMexicanos se volvió tendencia en Twitter y los casos de agresiones finalmente salieron a la luz.

    Desde ese entonces, han surgido distintas cuentas para denunciar casos de acoso en más de una decena de campos, incluyendo el periodismo, el teatro, el cine, la medicina, la política y el mundo empresarial.

    En total, se tiene registro de 15 perfiles de Twitter. Todos con el mismo objetivo, unirse al movimiento #MeToo y respaldar a las mujeres en su denuncia.

    Las campañas promueven que todas las víctimas compartan sus historias, lo que ha dado como resultado que las redes sociales se llenen de noticias sobre académicoscompañeros de trabajo y jefes que han acosado a alguna mujer de su círculo cercano.

    Hijos de magistrados, gobernadores, dueños de consultoras y restaurantes, activistas políticos, editores de medios de renombres, aclamados directores de cine y escritores con múltiples galardones, todos ellos aparecen en la lista.

    El movimiento resurgió gracias a que el 22 de marzo, la comunicadora Ana G. González escribió en su cuenta de Twitter un mensaje en el que acusó al escritor Herson Barona de golpear, embarazar y amenazar a más de diez mujeres.

    Al día siguiente de su publicación, se creó el hashtag #Metooescritoresmexicanos y la cuenta @metooescritores. Derivado de esto, se han reunido más de 120 denuncias de acoso sexual en los medios comunicación más importantes del país, según ha informado el grupo de Periodistas Unidas Mexicanas.

    #MeToo parece estar cobrando fuerza en todo el país, de hecho la Fiscalía de Michoacán informó este miércoles la investigación criminal sobre las denuncias de acoso sexual por el estallido del movimiento.

    Debido a que algunas de las acusaciones hechas en redes sociales constituían posibles delitos ocurridos en el estado, las autoridades han decido proceder legalmente.

    Al respecto, destaca que alrededor de siete de los presuntos agresores parecen ser deMichoacán; y algunos fueron acusados ​​por más de una mujer.

    En el caso de los medios de comunicación, Periodistas Unidas informó que desde su informe,dos medios han suspendido o despedido a dos de los empleados nombrados como presuntos acosadores. Además, otros sitios se han comprometido a revisar sus prácticas para prevenir el acoso laboral.

    https://twitter.com/helpmorras/status/1111058067972653056

    Otro sitio, nombrado Morras Help Morras, decidió diseñar una encuesta anónima sobre el#MeTooMéxico, para hacer infografías informativas a fin de visibilizar el problema y poder articular soluciones que pongan en el centro a la víctima.

    La encuesta se encuentra en línea y todos los datos de las víctimas están protegidos, según señala el propio documento. Las preguntas incluyen el nombre del agresor, una descripción de los hechos, si se presentó denuncia ante el Ministerio Público, y las medidas legales y comunitarias que se consideran necesarias para terminar con la violencia.

    La experiencia en México con el movimiento

    El movimiento fue impulsado desde Hollywood para denunciar a los acosadores y abusadores (Foto: Archivo)

    El movimiento fue impulsado desde Hollywood para denunciar a los acosadores y abusadores (Foto: Archivo)

    En 2017, Karla Souza declaró haber sido acosada en los primeros años de su carrera en México, lo que la motivó a salir del país. Junto a ella, unas pocas actrices decidieron respaldarla e informar los abusos generalizados de los que fueron víctimas. 

    Además de las actrices, un grupo de comediantes mexicanas denunciaron el hostigamiento y abuso sexual que padecían en su gremio e incluso firmaron una carta con el hashtag #Yaestuvo, donde pedían un alto a esta situación.

    La periodista Carmen Aristegui presentó una serie de entrevistas en febrero de 2018, en las que distintas mujeres del medio artístico y deportivo denunciaron estas prácticas.

    A pesar de esto, el movimiento tuvo una respuesta tibia en el país, y ha sido un año después que ha vuelto a cobrar vigencia.

    Toda la información e imágenes son de infobae.
    Link original: https://www.infobae.com/

  • Ser mujer aún es peligroso, reconoce la embajadora de Francia

    Ser mujer aún es peligroso, reconoce la embajadora de Francia

    A pesar de los convenios internacionales y leyes aprobadas, ser una mujer sigue siendo peligroso, advirtió la embajadora de Francia en México, Anne Grillo.

    En México, agregó, siete mujeres mueren cada día por de violencia de género. Sin olvidar a la víctimas de estas violencias consideradas con «demasiada frecuencia como menores» y que representan a una de cada dos mujeres en México y una de cada cuatro en Europa.

    «Todas estas mujeres, más que víctimas son sobrevivientes», dijo en el contexto del seminario “El acceso a la justicia para las mujeres víctimas de violencia: intercambio de experiencias franco-mexicanas”, celebrado en el museo Memoria y Tolerancia en la Ciudad de México.

    Agregó que detrás de las estadísticas, las trayectorias individuales deben llevarnos a plantearnos varias interrogantes como si se ha puesto verdaderamente todo para erradicar y para castigar las violencias de género.

    La embajadora cuestionó el por qué en nuestro país únicamente dos por ciento de los casos deriva en sentencias penales y sólo 11 por ciento de los casos de violaciones dan lugar a denuncias. «¿Qué es lo que no está funcionando y a qué nivel?», planteó.

    Consideró que la cadena judicial es eslabón esencial de la solución y destacó que probablemente está sucediendo algo fundamental en el primer contacto de la víctima con el médico, la policía que va a levantar la denuncia, con el abogado que escuchará e iniciará el procedimiento.

    «Demasiadas mujeres hoy en día todavía se muestran renuentes a presentar una denuncia», advirtió. Ello porque tienen miedo a las represalias, las consecuencias, desconocen derechos, se sienten culpables o no saben a dónde acudir y se resignan.

    «De este modo, está validando la relación de dominación que padecen. Esta situación ya no es aceptable», expresó.

  • La vergüenza de decir #MeToo

    La vergüenza de decir #MeToo

    Recuerdo el día que estaba en las oficinas del periódico en el que trabajaba, en ese momento el trabajo de mis sueños, y de repente, ver caer un mail con una foto de mi espalda desnuda, ver que en los destinatarios estaba la cuenta de correo institucional a la que tenía acceso media redacción, y escuchar una risa en el otro pasillo.

    Me paralicé. No sólo físicamente, sino que mi cerebro también se apagó. Sólo quería desaparecer.

    Porque lo primero que sentimos al vernos involucradas en algo sexual, sobre todo las mujeres, es vergüenza.

    Una compañera de trabajo y amiga vino a ayudarme a reaccionar. Llamó al jefe (era domingo), que autorizó pedirle directamente a sistemas que bloqueara esa dirección a cualquier correo del servidor de la empresa.

    Pero el mundo de internet es inabarcable y en 2012 apenas nos estábamos dando cuenta. Surgieron decenas de correos, perfiles de Twitter y Facebook, y los mensajes empezaron a llegar a razón de dos o tres por semana.

    Y entonces tuve que caminar por los pasillos de la redacción cargando a cuestas la vergüenza de saber que todo mundo habría visto alguna foto de mi espalda, de mis piernas, o simplemente fotos con amigos pero que llevaban por título “zorra”, “tu colección de hombres”, y otras mil variedades de ofensas a lo que llamaríamos el honor de una mujer.

    Peor aún: la acusación de que me acostaba con un editor con el que me había tocado trabajar algunas veces, de que me ayudaba con mis notas porque lo seducía usando “escote y pantalones pegados”.

    Entonces sumé la vergüenza de llorar sin control en la oficina del jefe de información, argumentando que yo ni siquiera usaba escotes y pantalones pegados. Como si eso hubiera justificado algo. Y la vergüenza de que ese editor me reclamara que lo estuvieran metiendo en “mis broncas” y me dejara de hablar.

    Afortunadamente, siempre he estado rodeada de gente que me quiere, valora mi trabajo y que es inteligente. La reacción de la mayoría, que es la reacción que tendría que ser normal, fue decir: “qué poca madre lo que te están haciendo”. Sin cuestionarme.

    Entonces pude dar un paso delante de la vergüenza y descubrir que lo que había que hacer era justo lo contrario. En lugar de tratar de tapar todo lo que llegaba, que era imposible, hablarlo con todos los que quisieran escuchar y decir: me está pasando esto, me acosan, soy una víctima. Hablarlo con compañeros, con amigos, con exnovios, con mi familia, quizá la parte más difícil de la cadena.

    Así me armé de valor para pedir ayuda y poner una demanda legal. La demanda legal que tanto exigen ahora con esta ola de denuncias en internet. Como si no fuéramos periodistas y no supiéramos para qué sirven las demandas en este país con niveles de impunidad arriba del 90 %.

    El periódico me mandó con uno de sus abogados y empezó una nueva ruta de vergüenza. Había que llevar al Ministerio Público cualquier evidencia, obviamente, lo que implicó acabarme un paquete de 500 hojas imprimiendo correos con fotos mías en el despacho de los abogados —hombres—, que prometieron no mirar la pantalla ni las hojas que iba metiendo en la carpeta. Llevar esa carpeta al MP, entregársela a otro hombre. Recibir un comentario que pretendió ser empático: “algún exnovio dolido, señorita”.

    En ese momento no creía que la mente detrás de todo fuera efectivamente mi expareja, con quien acababa de terminar después de tener la relación más tóxica de mi vida que partió de otro abuso: me enamoró siendo mi jefe, 20 años mayor. Casualmente, antes sólo él recibía mensajes raros insinuando que yo seguía viendo a mi exnovio de la universidad, que le servían para hacerme desplantes, celarme y ponerme en duda. Cuando cortamos, los correos subieron de tono y empezaron a llegar a todo mi entorno. Casualmente.

    Cuando ya sospechaba de él, porque era la única pieza que encajaba en todo (era la única persona que había tenido acceso a mi computadora, sabía algunos nombres de mi pasado y de mis nuevos editores), recibí noticias de los abogados. La Policía Cibernética había obtenido direcciones físicas desde donde se mandaban los correos, pero todos eran cibercafés: uno a la vuelta de casa de esa expareja, otro a la vuelta de su trabajo, de casa de sus hijos, y en el pueblo de su mamá, fuera de la ciudad. Ya no me quedó duda.

    Además apareció otra foto, esta sí explícita y que yo nunca me di cuenta de cuándo se tomó, que en los metadatos dejaba constancia de haber sido tomada con el modelo de celular que él tenía.

    El problema ante la justicia es que nada de eso era delito ni prueba contundente. Así es (y espero no estar dando ideas), pero mandar cientos de correos al trabajo de una persona diciendo que es una zorra, no está tipificado como delito. Sin amenazas, me dijo otra MP (esta sí mujer), no había nada que perseguir.

    Tuve que asumir que sólo tenía una opción: seguir adelante con mi vida.

    Asumir que los correos seguirían llegando. Guardo en una carpeta 392 mails de 2012 a 2015. Asumir que seguirían las acusaciones de que me acostaba con los jefes. Que habría alguien al fondo que quizá se reiría y creería que era cierto.

    Me corrieron del entonces trabajo de mis sueños. En mi siguiente redacción volvieron a llegar mensajes de que estaba ahí por una relación personal —que no existió—. Hubo quien lo creyó. Me fui a vivir a otro país, y perfiles de Twitter y Facebook llenos de fotos me arruinaron un cumpleaños cuando llevaba dos semanas como becaria de otro periódico. Ni a 9 mil kilómetros y cinco años de distancia había logrado liberarme de esa pesadilla.

    Pero sí había logrado ser más fuerte y saber que la gente normal tiene una reacción lógica: “qué poca madre lo que te pasó”.

    Por eso yo puedo hablar, puedo dar mi nombre y mi cara, porque toda la vergüenza ya me la tragué. Pero entiendo a quienes tienen terror de contarle a sus familias, a sus compañeros y al mundo entero que a ellas las tocaron sin su consentimiento, las embaucaron, que se distrajeron sólo un momento por culpa del alcohol o de la confianza ganada por alguien que en realidad es un depredador sexual, y les pasó algo que a ellas mismas les da vergüenza.

    Esos que ahora están preocupados porque las denunciantes tengamos pruebas, ¿las pidieron cuando se rieron al escuchar que una mujer es “facilona”?, ¿las pidieron cuando alguien contó el rumor, que después quizá hasta reprodujeron, de que una mujer está ahí porque salió con uno de los jefes?

    A mí me bombardearon de acusaciones sin pruebas. Pero esta semana, que alguien contactó a mi acosador para contrastar mi historia, él se atrevió a decir que yo no tenía pruebas en su contra.

    Por eso, yo le creo a las víctimas. Y también las invito a superar la vergüenza y hablar. No fue su culpa, y les vamos a creer.

    Itxaro Arteta (@iartetam) es reportera de Animal Político y víctima de acoso y violencia.  Su testimonio ha inspirado a que otras mujeres de este mismo grupo editorial alcemos la voz y exijamos un fin a la violencia.  Nosotras le creemos a Itxaro y le creemos a las víctimas. También creemos en la necesidad de un protocolo, en el que trabajaremos desde ya, para prevenir cualquier situación que pudiera presentarse en una redacción en crecimiento. Esta es solo una de las denuncias que acumulamos y que contaremos en este mismo espacio en los siguientes días. 

    Toda la información e imágenes son de Animal Político.
    Link original: https://www.animalpolitico.com

  • Cuando rompí el silencio al que estaban sometidas cientos de mujeres

    Cuando rompí el silencio al que estaban sometidas cientos de mujeres

    La historia solo puede contarse con anécdotas. Les traigo algunas propias.

    El propósito de compartir estos relatos, en particular durante el Mes de la Historia de la Mujer, es mostrar que las mujeres, como los hombres, pueden comenzar como novatas ineptas y convertirse en líderes competentes. Para mí, eso ha significado perder el equilibrio y perderme en el camino. En ocasiones, he flotado grácilmente en un grand jeté (un salto de baile), luego he corrido los últimos kilómetros de una maratón. Pero la mayor parte del tiempo he caminado lentamente, a menudo a los tumbos, luego me sostuve y seguí mi viaje.

    En las últimas cuatro décadas, me he cruzado (dulces) admiradores y, (lo más importante), críticos. He sido bendecida con instructores pacientes, y otros no tanto. Me han enseñado difíciles lecciones: expándete, habla por los demás, no des nada por sentado, afirma lo obvio, escucha y aprende, lo mismo de siempre. Como su alumna, sigo desenterrando una formula simple para un mundo complejo.

    Podría envolver mis anécdotas en autocrítica, restando importancia a mis logros del modo en que estamos entrenadas para hacerlo las mujeres. O bien, podría solo contarles sobre esos logros, con todos los tropiezos, el coraje y la gloria -como lo harían los hombres-con la esperanza de deleitarlos.

    En 1993, salí al escenario mundial como la embajadora estadounidense del presidente Bill Clinton ante Austria. Llevé conmigo mi feminismo -no como lo había hecho en los primeros años, buscando la forma de elevar a las mujeres por el solo hecho de ser mujeres– sino esta vez para poner freno a una guerra, estabilizar una región económica herida, y acercar a la mastodóntica institución diplomática a la justicia de género.

    Creía, y todavía lo creo, que tener mujeres en múltiples posiciones de liderazgo afectaría la desolación de inimaginables genocidios, el colapso de los estados poscomunistas y la osificación del tentacular Departamento de Estado. Sin embargo, como lo había hecho mi defensora Hillary Clinton, me contuve de abogar por las mujeres hasta haber establecido la bona fides (buena fe) central de mi descripción laboral. Como embajadora, me encargaron cultivar relaciones políticas. Necesitaba apoyar una estrategia regional sostenible y hacer progresar la expansión de la OTAN. Sin experiencia en política exterior, eso significó expandir significativamente mis horizontes.

    Sin embargo, esa certeza era deformada por la desintegración poscomunista de la vecina Yugoslavia. Decenas de miles de refugiados ingresaban continuamente a Austria, huyendo del terror, las violaciones, las masacres y el hambre extremo.

    En la época de la guerra bosnia, descubrí que las mujeres habían conformado decenas de grupos locales interétnicos, en su mayor esfuerzo por proteger a sus comunidades y enfrentarse a un mal aterrador. En una habitación fría y húmeda, a veces encendida con el resplandor escalofriante de las velas y los encendedores, me conecté con Zena 21 , la Unión de Organizaciones de Mujeres. Yo era su única conexión con los legisladores estadounidenses y podría haber canalizado su influencia.

    No solo tenía acceso a la embajada de EU en Sarajevo, sino también en Washington a las autoridades de la CIA, los Departamentos de Defensa, de Estado y al Salón Oval, pero no logré usar mis conexiones para amplificar su mensaje: esta no era una guerra religiosa ni étnica como creían los extranjeros. Era una toma de poder, insistían ellas, por el presidente Slobodan Milosevic, de Serbia, y debíamos detenerlo. Sus voces nunca sobrevivieron a las explosiones y a los disparos de francotiradores, y casi 100,000 personas murieron antes de que Estados Unidos lanzara las bombas que detuvieron la matanza.

    Después de fallarles a esas buenas, valerosas -e ignoradas- mujeres, me comprometí conmigo misma a tomar la iniciativa de hablar por quienes no tienen voz. En su momento, viajé por Europa central y oriental, escuchando a las mujeres desestabilizadas por la pérdida del estatus y el apoyo generados por la caída de la Unión Soviética. Comencé a traer delegaciones de la región; los elegantes sofás de seda de la residencia consular se cubrieron de rotafolios mientras ellas trazaban planes para impulsarse al liderazgo las unas a las otras.

    Hacia 1997, cuando mi cargo diplomático se iba terminando, había recibido a unas 1,000 mujeres, en sus propios países o en mi casa. Fuera de esos encuentros, seleccionamos a 320 de 39 naciones para “Voces vitales: mujeres en democracia” –un encuentro de tres días de “Oriente se reúne con Occidente”, con la apertura de la primera dama (para entonces una buena amiga), concentrado en empoderar a las mujeres en las esferas política, judicial y económica.

    Muchos en el Departamento de Estado aplaudieron la idea, pero otros se mostraron consternados de que excediera flagrantemente mis límites (figurativamente, pero también literalmente, dado que los diplomáticos tienen prohibido viajar afuera del país que les fue asignado). Seguí avanzando a pesar de los esfuerzos de algunos funcionarios de alto rango por detenerme. (La primera dama y la Secretaria de Estado Madeleine Albright en el futuro adoptaron Vital Voices como una iniciativa propia de la Casa Blanca y del Departamento de Estado. Luego derivó en una poderosa organización sin fines de lucro que invierte en el liderazgo mundial de las mujeres.

    ¿Qué les diría a mis detractores? Gracias, caballeros. Ustedes me enseñaron a practicar frente a un espejo, y luego a engañar.

    Joseph Nye, de la Escuela de Gobierno Kennedy de Harvard, había tomado nota de mis reuniones, y quizás de mi engaño, también. Nye me invitó a ir a Cambridge para crear el Programa de Política Pública y de la Mujer.

    Le dije lo que había aprendido de cientos de horas transcurridas con mujeres de Europa del Este. Ellas son un elemento clave de “poder blando”, el concepto que él propugnaba como pionero, que sostenía que la democracia y la atracción a menudo eran más potentes que las bombas y las balas. “Las voces de las mujeres son una necesidad absoluta”, dije. “Siga esa idea”, él aconsejó.

    Cuando, a pesar de arduos esfuerzos, mi próxima iniciativa -Mujeres que hacen la paz-fue considerada por los de más arriba “demasiado activista” para la universidad (otro momento de fracaso), la llevamos a otro lado. La iniciativa se convirtió en un instituto, radicado en Washington, “Inclusive Security”, con la intención de persuadir a los legisladores a nivel mundial a designar mujeres en posiciones clave a fin de poner freno al conflicto violento. Si bien he hablado en Harvard durante 20 años, mi derrota temprana me forzó a rediseñar mi trabajo y jugarme con estrategias no probadas.

    Se estaba gestando otra lección. Entre otros países con ciudades en guerra, me involucré con Liberia, arrasada por una espantosa guerra civil de 14 años que terminó solo después de la intervención de valerosas mujeres locales (registrado en Gini Reticker y Abby Disney en un documental “Pray the Devil Back to Hell”). La presidenta Ellen Johnson Sirleaf, que asumió el poder al final de una sangrienta guerra, me instó a visitar la destruida Monrovia (la capital) para ayudar a resucitar la moribunda trama de la sociedad civil del país. Acepté una invitación a hablar en la entonces recientemente reinaugurada Universidad de Liberia, un imán de progreso en África Occidental, que entrenaba a la próxima generación de líderes. Pero ¿dónde estaban las mujeres?

    ¿Eran un pequeño grupo de la población? No. ¿Menos calificadas? No. ¿Abrumadas de otras responsabilidades? No. Finalmente, el canciller me explicó que la universidad no tenía baños. Algo que no frenaba a los hombres, pero sí a las mujeres.

    Lo que pensé en su momento: no dar nada por sentado.

    Avanzo rápidamente. He trabajado en más de 60 países y tengo anécdotas de mujeres magníficas de cada uno: Afganistán, China, Colombia, Guatemala, Kenya, Corea, Kosovo, México, Ruanda, Sudáfrica y tantos otros. Una de mis anécdotas preferidas es cuando el alcalde de Bogotá, Colombia, declaró una Noche de la Mujer. Mientras las mujeres bailaban en las calles, los hombres tenían instrucciones de quedarse en casa y atender a los hijos. El relato tiene una exquisita textura, pero un final predecible. Esa noche, no hubo violaciones, no hubo robos, no hubo peleas.

    Hermanas, no lo pensemos demasiado: reclamemos lo obvio.

    En Estados Unidos somos tristemente desconocedoras de nuestro lamentable puesto en los índices mundiales sobre género. Nuestro país necesita un empujón mucho más que otros tantos. Pero incluso esto está cambiando. Nuestra Ley de la mujer, la paz y la seguridad de 2017 ordena que Estados Unidos integre a las mujeres en todos los aspectos para poner freno a los conflictos. Las Marchas de la Mujer, el movimiento #MeToo , el tsunami de mujeres en las elecciones de noviembre pasado: todo indica un movimiento tectónico que sacude nuestra cultura.

    Así y todo, las sabias mujeres del exterior tienen incontables lecciones para enseñarnos. Escuchemos y aprendamos, luego, fortalecidas con su sabiduría, actuemos.

    (Traducción de Mariana Campos)

    Nota del editor: Swanee Hunt, exembajadora de EU ante Austria, es la fundadora del Programa “Women and Public Policy” en la Facultad de Gobierno Kennedy de la Universidad de Harvard y de “Seismic Shift”, una iniciativa dedicada a aumentar el número de mujeres en cargos públicos elevados. También es la autora de Rwandan Women Rising.

    Toda la información e imágenes son de Expansión.
    Link original: https://expansion.mx/

  • Y el Nobel de Literatura (alternativo) es para la guadalupeña Maryse Condé

    Y el Nobel de Literatura (alternativo) es para la guadalupeña Maryse Condé

    La escritora guadalupeña Maryse Condé ha ganado el premio internacional alternativo al Nobel de Literatura, creado por un centenar de personalidades del mundo de la cultura sueca —a través de una organización llamada La Nueva Academia— después de conocer que el auténtico Nobel no se va a conceder este año a causa de los escándalos de abusos sexuales que han salpicado a la Academia del país nórdico. Nacida en 1937 en Pointe-à-Pitre, capital de la isla de Guadalupe, en el Caribe, Condé es una destacada escritora de esa región, autora de una veintena de novelas y se ha ocupado en sus obras del colonialismo y sus consecuencias. Para este premio, los organizadores habían seleccionado además como finalistas al escritor británico Neil Gaiman y a la canadiense de origen vietnamita Kim Thúy.

    La Nueva Academia es una iniciativa impulsada por la mediática escritora y periodista sueca Alexandra Pascalidou, que ha conseguido reunir a escritores, bibliotecarios y artistas del país nórdico. Pascalidou ha dicho durante el acto en el que se ha anunciado hoy el nombre de la galardonada que se sintió «avergonzada» cuando la Academia Sueca anunció que no habría Nobel de Literatura este año.

    Efectivamente, a primeros del pasado mes de mayo, la institución explicó su decisión de no conceder en 2018, por primera vez desde 1949, el Premio Nobel de Literatura; en 2019, anunciaron, concederán dos. La razón es el escándalo de abusos sexualesen el que se ha visto implicado el dramaturgo Jean-Claude Arnault —condenado finalmente a dos años de cárcel por violación—, vinculado a la Academia a través de su club literario, y esposo de una de sus miembros, Katarina Frostenson. Una polémica que, asimismo, ha destapado una serie de irregularidades dentro del organismo.

    En ese contexto nació La Nueva Academia: «Hemos fundado la New Academy para recordar que la literatura y la cultura, en general, deberían promover la democracia, la transparencia, la empatía y el respeto, sin privilegios, prejuicios de arrogancia o sexismo», explicaron en un comunicado el pasado julio.

    En aquel momento comenzó un proceso en el que unos 3.000 bibliotecarios suecos eligieron, primero a 47 escritores, de los que salieron cuatro finalistas después de una votación abierta a todo el mundo a través de la web de la organización. Una lista en la que, además Gaiman, Thúy y la propia Condé, estaba el japonés Haruki Murakami, un éxito de ventas mundial habitual en las quinielas al Nobel, que pidió expresamente que retirasen su candidatura.

    El premio, dotado con un millón de coronas suecas (unos 100.000 euros), será entregado el 10 de diciembre, el mismo día en que se entregan los auténticos Nobel, y al día siguiente está previsto que se disuelva la organización.

    «Una gran narradora»

    «Maryse Condé es una gran narradora. Su autoría pertenece a la literatura mundial», empieza justificando su decisión en un comunicado a Nueva Academia. Destaca su uso del lenguaje — «a la vez preciso y abrumador»—, un estilo en el que se superponen ficción y realidad con temas que van de la magia, el sueño y el terror al amor. «Los muertos viven en sus historias muy cerca de la vida en un mundo multitudinario donde el género, la raza y la clase se entregan constantemente en nuevas constelaciones», señala el comunicado.

    Nacida en Guadalupe en 1937, Condé se mudó a París con 16 años para estudiar en la Sorbona, para volver después a África occidental, donde trabajó en Guinea, Ghana y Senegal durante más de una década. También ha vivido en Estados Unidos, donde ha enseñado en las universidades de Berkeley, Harvard y Columbia. Actualmente vive con su esposo en Gordes, de la Provenza francesa. Entre sus novelas, La Nueva Academia destaca las tituladas Ségou (1984-1985), Traversée de la mangrove (1989) o Desirada (2000).

    Toda la información e imágenes son de EL PAÍS.
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  • Arquitectura en la Periferia: mujeres enseñando a mujeres a construir sus casas en Brasil

    Arquitectura en la Periferia: mujeres enseñando a mujeres a construir sus casas en Brasil

    Es impresionante el espíritu de las mujeres que participan de los movimientos de lucha por la vivienda en Brasil. La mayoría en ocupaciones de territorios, ellas coordinan con vigor las prácticas organizacionales y políticas de los asentamiento y la construcción de la vivienda popular. No es casualidad que muchas de las ocupaciones del MST (Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra) o del MTST (Movimiento de los Trabajadores sin techo) carguen nombres de mujeres como Dandara, una líder del período colonial.

    Cheyenne Pereira Miguel es una de esas mujeres. La Coordinadora del MLB (Movimiento de Lucha en los Barrios, Villas y Favelas) -uno de los movimientos sociales de Belo Horizonte (MG)- se trasladó a la Ocupación Paulo Freire, en el suroeste de la capital minera, en el 2017. Ella y sus hermanos erigieron solos una casa de madera, alineada con la mayoría de las ocupaciones de la comunidad, donde la población no cuenta con asistencia técnica.

    Ya con la casa hecha, la también modelo fotográfica y limpiadora de vidrios deseaba mejorar las condiciones de su vivienda. «Quería aprender cómo hacerlo para no gastar tanto en mano de obra en mi casa.»

    Fue por intermedio de mujeres de la ocupación, como Eliana Silva, vecina a la suya, que Cheyenne se enteró del proyecto Arquitectura en la Periferia.

    Mujeres trabajando en la Ocupación Dandara. Image © Arquitetura da Periferia, via Facebook. Cortesia de Portal AprendizMujeres trabajando en la Ocupación Dandara. Image © Arquitetura da Periferia, via Facebook. Cortesia de Portal Aprendiz

    Mujeres que enseñan a mujeres a diseñar

    A partir de una tesis de maestría de la arquitecta Carina Guedes, el proyecto Arquitectura en la Periferia funciona desde 2014 ofreciendo capacitación en asistencia técnica para mujeres en territorios con déficit de vivienda e infraestructura, como comunidades periféricas y ocupaciones.

    «Trabajamos para que las mujeres tengan el máximo de autonomía en el proceso de toma de decisiones involucrando la mejora de sus casas», cuenta Carina. El cuerpo del proyecto también está compuesto por mujeres: además de la idealizadora, trabajan en él la arquitecta Marina Bornel y las ingenieros civiles Rafaela Dias y Tereza Barros.

    La actuación del proyecto en ocupaciones como Paulo Freire y Eliana Silva muestra que, aunque las mujeres claramente están al frente de luchas civiles, «en la construcción civil y en las decisiones de cómo la casa va a ser la mayoría relata que sus voluntades no son respetadas, y algunas ni siquiera son consultadas. Son el padre, tío, marido o albañil que deciden. Esto trae consecuencias malas en la vida de las mujeres que, además del trabajo, cuidan el mantenimiento de la casa, tales como «cocinas sin ventilación, escaleras estrechas, grifos donde no se puede meter el cubo», lista la arquitecta.

    Estructurado en talleres que duran de cuatro a seis meses, el proyecto se inicia con clases de dibujos y croquis. A continuación, aprenden nociones básicas financieras para tratar no sólo con el pequeño préstamo recibido del proyecto, sino también con las matemáticas de gastos corrientes y la compra de los materiales de construcción.

    «Es interesante ver la transformación de ellas durante este proceso: líderes comunitarias ya reconocidas en ese espacio de lucha, pero no en el doméstico, pasan a ver que tienen igualmente la misma capacidad, y que a ellas sólo les falta el acceso a la información», relata Carina.

    En las oficinas, las mujeres aprenden juntas los principios de la construcción. Image © Arquitetura da Periferia, via Facebook. Cortesia de Portal AprendizEn las oficinas, las mujeres aprenden juntas los principios de la construcción. Image © Arquitetura da Periferia, via Facebook. Cortesia de Portal Aprendiz

    El papel social de la arquitectura

    Cheyenne, que nunca tuvo experiencia con el área de asistencia técnica, va poniendo en práctica el aprendizaje de los talleres, aplicando conocimientos en albañilería, hidráulica, asentamiento de piso y eléctrica. «Para una mujer militante de ocupación, ese aprendizaje va más allá de la construcción. Él representa libertad y conquista.»

    Carina también piensa que el proyecto tiene otra característica social importante: el de hacer que la arquitectura, profesión tradicionalmente destinada a la construcción y mejora de áreas privilegiadas, reconozca y reaccione a las abismales desigualdades sociales de Brasil.

    «Una vez, haciendo una investigación con una residente de la Ocupación Dandara, vi que ya había un proyecto de arquitectura para ella. Ella decía que era hermoso, pero cuando pregunté por qué no se construyó, ella dijo: ‘No es para mí’. ¿De qué sirve un hermoso proyecto si se quedará en el cajón? La importancia de la asesoría técnica es reconocer los hábitos y el deseo de quien vive».

    Toda la información e imágenes son de Archdaily.
    Link original: https://www.archdaily.co

  • 13 Audicuentos de mujeres científicas

    13 Audicuentos de mujeres científicas

    Durante los últimos años nos hemos dado cuenta de la importancia de la escritura y la ciencia hecha por mujeres. Históricamente se ha invisibilizado el trabajo de muchas mujeres que han aportado de manera contundente al avance de la humanidad, las artes y las humanidades.

    Por eso, queremos que ahora este tipo de aportes sean más accesibles y fáciles de digerir para las nuevas generaciones. Es por eso que a través de 13 audicuentos que exploran la vida y obra de 13 mujeres científicas, tus hijas e hijos podrás enterarse de la importancia de las mujeres y sus aportes en la cotidianidad de nuestras sociedades actuales.

    Como homenaje a 13 de las más grandes exponentes de las mujeres en la ciencia, te dejamos esta información.

    Esto desde luego no es exclusivo para las más y los más pequeños, ya que de seguro a los adultos podemos aprender de manera didáctica.

    Estos clips de audio han sido creados por la emisora Radio Voz de España como un proyecto de reconocimiento a las mujeres.

    Para reproducir los audios, por favor haz clic en los nombres que dejamos a continuación:

    Capsula  1: Marie Sklodowska-Curie y los paseos radiactivos en bicicleta

    Capsula 2: Rita Levi-Montalcini y el espionaje de cerebros de pollo

    Capsula 3: Rosalind Franklin revela hélices-hélices con rayos XX

    Capsula 4: Christiane Nüsslein-Volhard y su amiga la mosca Drosophila

    Capsula 5: Elizabeth Blackburn y los cordones en los zapatos de los cromosomas

    Capsula 6: Linda B. Buck y en olor de los manzanos de su abuela

    Capsula 7: Françoise Barré-Sinoussi y el plagiador de libros

    Capsula 8: Molly Stevens y la fábrica de huesos

    Capsula 9: Pascale Cossart, los ratoncitos humanizados y el cultivo de bacterias

    Capsula 10: María Vallet-Regí y las jaulitas de cerámica

    Capsula 11: Margarita Salas, la detective de virus y los ladronzuelos de información genética

    Capsula 12: María José Alonso y los submarinos farmacéuticos

    Capsula 13: María Manuel Mota y las melodías del desierto

    Toda la información e imágenes son de Trabajo humanitario.
    Link original: https://trabajohumanitario.org