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  • El corto ‘Noñantarí’ retrata la violencia sexual que sufren las indígenas en Perú

    El corto ‘Noñantarí’ retrata la violencia sexual que sufren las indígenas en Perú

    «En mi comunidad hay chicas embarazadas a temprana edad. ¿Ellas habrán querido tener un bebé? ¿Ellas lo decidieron?», se pregunta una niña asháninka, un pueblo amazónico del Perú, durante el cortometraje ‘Noñantarí’, que, por medio de la historia de esta menor, retrata la violencia sexual que sufren las niñas y adolescentes indígenas en todo el país.

    En una entrevista con Efeminista, Sofía Chapay, una joven asháninka que participó de la producción del audiovisual, explica que la violencia se viene dando desde hace mucho tiempo en las comunidades muchas veces cuando los padres se van a trabajar y las menores quedan al cuidado de los vecinos, de los primos, tíos…

    En el audiovisual, la niña cuenta que debía cuidar a sus hermanos menores porque sus padres trabajaban todo el día. Fue en una de esas largas tardes que dedicaba al cuidado que un hombre llegó a preguntar por su padre y, cuando ella le dijo que él no estaba, la violó.

    «La violencia se viene dando desde hace mucho tiempo en las comunidades indígenas, tanto amazónicas como andinas, pero en la parte de la Amazonía es donde hay más este tipo de violencias. Nuestros padres se van a trabajar y muchas veces de pequeñas quedamos al cuidado de los vecinos, de los primos, tíos, y es ahí donde suceden estos abusos por parte de ellos. Muchas veces mis hermanas se quedan calladas por las amenazas que reciben y porque en varias ocasiones muchas de ellas han llegado a contar a las mamás y a sus papás y ellos no les han creído», cuenta a Efeminista Chapay.

    Hija de dirigentes indígenas, Chapay fue la encargada de recolectar los duros testimonios de las mujeres de su comunidad para construir el argumento del corto de ficción, una tarea que ella denomina como «una lucha».

    «No ha sido nada fácil, pero con la ayuda de mi mamá y de otras hermanas que han sido dirigentes también hemos recolectado la información. Nos ha tomado bastante tiempo, pero en su momento sí llegaron a contarnos lo que realmente vivieron. Y lo que aún siguen viviendo», recuerda.

    La violencia sexual que sufren las indígenas en Perú

    La producción de ‘Noñantarí’, corto que dura siete minutos y que se puede ver en internet, estuvo a cargo de Chirapaq, organización peruana que trabaja por los derechos humanos de las comunidades indígenas.

    Tarcila Rivera Zea, presidenta de Chirapaq, cuenta a Efeminista que todo comenzó cuando, por medio del trabajo que hacen en estas comunidades desde hace varios años, se encontraron con «una serie de aspectos que antes se decía que eran culturales».

    «Como, por ejemplo, que las niñas amazónicas pueden tener familia los 13 años, a los 11 años, o que tienen mayor libertad para la sexualidad», recuerda.

    Conversaron con los padres de las niñas, quienes les dijeron que querían que ellas estudien, y las menores también les confesaron que no querían dejar de estudiar ni ser madres a los 11, 12, 13 años. «Quieren tener oportunidades, quieren tener justicia cuando son violentadas en sus cuerpos o en sus propias vidas», asegura Rivera Zea.

    Entonces Chirapaq se comprometió a trabajar por la visibilización y erradicación de la violencia sexual en niñas y adolescentes indígenas. «Hemos empezado ya hace varios años a usar la comunicación visual, los videos, los cortos y hemos empezado a discutir muchísimo sobre la utilidad del cine y la comunicación visual para ejercer derechos plenos».

    «Tenemos una herramienta muy efectiva de hacer cortos con participación de los propios afectados y en este caso tuvimos la oportunidad para abordar específicamente a la violencia sexual de niñas tanto en el área andina, como en la parte amazónica», explica.

    ‘Noñantarí’, que tuvo el apoyo de Planned Parenthood Global, ha sido además el corto más exitoso que ha producido Chirapaq, asegura su presidenta. En 2021, recibió una mención especial como cortometraje documental en la octava edición del Festival del Cortometraje Peruano. Asimismo, en 2022 «Noñantarí» fue galardonada en el Festival Internacional de Cine y las Artes Indígenas Ficwallmapu, en Chile, en las categorías de cine comunitario y mujeres indígenas.

    Generar conciencia en las comunidades y el resto del país

    Sofía Chapay confía en que documentales de ficción como estos puedan generar conciencia dentro de las comunidades y también en el resto del país. Ya hay personas, dice, «que se han sentido identificadas» con la historia, pues la violencia está muy normalizada.

    «Al momento de presentarlo se quedaron muy sorprendidos cuando contamos la historia de lo que realmente vive cada una de ellas, pues dentro del grupo de comuneros están los que han cometido ese acto de abuso. Hubo una reacción muy fuerte por parte de ellos, pero las autoridades dijeron que el apoyo va a continuar y los comuneros también se comprometieron a que iban a participar en más espacios como estos y dar la oportunidad a que sus hijos participen de estos proyectos», afirma Chapay.

    La joven cree que mejorar la educación, la atención en el centro de salud cercano a la comunidad y en el acceso a la Justicia contribuirían a erradicar estas violencias.

    «Cuando pasan este tipo de situaciones muchas veces no pasa nada, no se le da justicia a la víctima. Sigue ahí, viviendo en la comunidad. Y el abusador también está ahí, es su propio vecino. Se hace la denuncia, pero no se hace el seguimiento que se tiene que dar la otra persona, porque tiene dinero, porque es familia o porque su amigo le ayuda y entonces no hay sanción. El violador sigue libre y cometiendo más delitos y las víctimas están ahí viéndolos», lamenta.

    Por su parte, a Rivera le gustaría que estas acciones tengan mayor impacto, especialmente en el ámbito político, que es donde se toman las decisiones.

    «Quisiéramos que haya interés de parte de los políticos, por ejemplo, que el Ministerio de Justicia o el Ministerio de la Mujer y de la Niña pudieran ordenar que el corto se pase por el canal público tres veces al día, en horarios clave, y que sea de formación pública para ir cambiando situaciones a través de reflexionar y analizar con ejemplos como estos. Eso es lo que esperamos, pero el Perú tiene tantos problemas y los políticos lamentablemente no están respondiendo a lo que ofrecen», concluye.

  • Las ‘gemelas digitales’ de mujeres con cáncer permitirán hacer una asignación “mucho más exacta” de los tratamientos

    Las ‘gemelas digitales’ de mujeres con cáncer permitirán hacer una asignación “mucho más exacta” de los tratamientos

    El cáncer de mama es el más común en las mujeres en España, según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), que calcula que en 2022 se diagnosticó a 34.750 mujeres, casi 1.400 más que en 2021. Cuando se trata de tumores, “no hay dos pacientes iguales”, dice Miguel Ángel Quintela, jefe de la Unidad de Investigación Clínica de Cáncer de Mama del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). El investigador es uno de los líderes de un proyecto para desarrollar gemelas digitales de pacientes con estas patologías en fase avanzada (con metástasis) para averiguar qué trayectoria seguirá cada persona una vez diagnosticada y qué terapia es la más adecuada para cada caso.

    La diferencia entre las pacientes no se debe solo a que cada tumor es único; también hay que tener en cuenta las circunstancias y particularidades de cada persona, que pueden afectar al tratamiento, explica Quintela. También influyen factores como los hábitos de vida y la alimentación, que pueden afectar al ritmo de crecimiento del tumor y hacer el sistema inmune “más activo o más perezoso”, incluso las emociones, amplía el científico.

    Para el experto, este proyecto supone un nuevo paso en la medicina de precisión porque hasta ahora no se había recabado toda esa información para investigar la enfermedad. “Hemos visto que con la genómica solo somos capaces de explicar un porcentaje de esta variabilidad”, afirma, y asegura que únicamente con las muestras de sangre y la historia clínica no se captura “el universo del paciente”, que es uno de los objetivos de esta investigación.

    El primer paso de este nuevo proyecto ha consistido en un ensayo con nueve mujeres que se ha realizado en el Hospital de Fuenlabrada durante un año, según detalla el investigador. Ahora, la idea es aplicar el estudio reclutando en los próximos meses a 300 mujeres con cáncer de mama en estado avanzado. Desde el primer día, y en los próximos tres años, las mujeres llevarán pulseras que registrarán el pulso y el oxígeno en sangre las 24 horas, las horas de sueño y su calidad, y la actividad física que realicen. También instalarán en sus teléfonos móviles una aplicación que, además de capturar todos estos datos, utilizará el GPS para saber cómo y cuánto se mueven fuera de casa, y enviará una encuesta mensual a cada paciente sobre su calidad de vida, el estado de ánimo o el tipo de dieta que está siguiendo.

    “Si tenemos objetivados estos datos en escalas, podremos ver realmente qué papel tiene cada uno de estos factores en que una paciente responda o no”, razona Sònia Pernas, responsable de la Unidad de Cáncer de Mama del Instituto Catalán de Oncología (ICO), que colabora en la investigación. Además, esta herramienta permite que las mujeres registren todas las veces que quieran la emoción que sienten en cada momento y monitoriza parte de sus movimientos en redes sociales.

    Quintela sostiene que capturar la actividad de la paciente en su tiempo libre puede permitirles saber cómo es y cómo está para poder anticipar la trayectoria que seguirá. “Son esferas a las que nunca habíamos accedido como médicos, y sabemos que importa, pero no era factible monitorizarlas”, expone.

    Los equipos implicados en el proyecto aspiran a que cada paciente reciba su alternativa terapéutica. Una vez que dispongan de toda la información, los expertos desarrollarán, a través de la inteligencia artificial, esas copias digitales de las pacientes, tantas como sean necesarias, y en cada una cambiarán una variable para poder analizar cuál ofrece los mejores resultados. El investigador del CNIO afirma que este proyecto puede mejorar de una manera “auténticamente personalizada” la trayectoria de enfermedad: “Vamos a poder hacer una asignación personalizada mucho más exacta, más real que lo que hacemos ahora”.

    Sònia Pernas, del ICO, argumenta que el estudio se realiza en mujeres con estas dolencias en una fase avanzada porque de esta forma se obtienen los resultados más rápido, aunque la oncóloga no descarta que en un futuro se pueda aplicar también a personas con otros tipos de tumores menos frecuentes. Disponen de tres años para desarrollar la investigación y “en tumores tempranos, [los resultados] tardarían años o décadas y no es realista hacerlo, al menos de momento”, amplía Quintela.

    Los tumores avanzados son la asignatura pendiente de la investigación, cuenta Ruth Rodríguez, investigadora Ramón y Cajal en la Universidad de Barcelona, que no está involucrada en el proyecto liderado por el CNIO. “Todavía los tenemos que entender, para poder atacarlos específicamente”, asegura. La científica, que también trabaja en el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge, considera que, si este proyecto funciona, puede suponer “un cambio muy importante en el conocimiento que tenemos de la enfermedad y en cómo tratamos a las afectadas”.

    En el proyecto, además del CNIO, también trabajan dos universidades y nueve hospitales españoles. El reclutamiento de voluntarias ya ha empezado en el Hospital de Fuenlabrada y en el Hospital de La Princesa, ambos de la Comunidad de Madrid. En los ocho restantes comenzará de forma sucesiva en las próximas semanas, cuenta Quintela, que calcula que en marzo estarán todos funcionando a pleno rendimiento. Por ahora, los resultados del proyecto piloto han sido muy positivos: “Las muestras están en buen estado y las pacientes han sido muy colaborativas”, concluye.

  • 80% por ciento de agresores de mujeres son cercanos a las víctimas

    80% por ciento de agresores de mujeres son cercanos a las víctimas

    La secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, indicó que el 80% de los agresores de mujeres en México, son personas cercanas a la víctima, por lo que hizo un llamado a denunciar cualquier acto de agresión contra mujeres, no importando el vínculo con el victimario.

    En el marco de la Estrategia nacional de protección integral a mujeres y niñas que viven violencias basadas en el género, la secretaria destacó que los feminicidios van a la baja en México, pero advirtió que si continúa la impunidad no se detendrá la violencia feminicida.

    “La mayoría de las carpetas de investigación en donde hay presuntos responsables el 80% de ellos son personas cercanas a las víctimas, son parejas, son exparejas, son compañeros de trabajo o familiares cercanos”, señaló.

    También aseguró que los feminicidios van a la baja en México y llamó a denunciar cualquier acto de agresión contra mujeres.
    “Si hay impunidad en los feminicidios no se van a detener, en diciembre pasado hubo 71 feminicidios, pero no queremos que haya uno solo se trata de erradicar la violencia feminicida”.

    La funcionaria destacó, que se refuerza la coordinación con autoridades estatales en los 15 municipios con mayor incidencia de delitos violentos contra las mujeres, a fin de trabajar fuertemente por detener la violencia.

    “Estamos trabajando con Inmujeres, trabajamos con conavim y con las procuradurías de los estados y las secretarías de seguridad. Mediante esta estrategia estamos articulando todas las acciones que realiza la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana en materia de prevención y atención a la violencia contra las mujeres y las niñas en coordinación con otros órdenes de gobierno”, señaló.

    Náyade Rodríguez 

  • Bloomberg incorpora a Heineken en el índice de igualdad de género 2023

    Bloomberg incorpora a Heineken en el índice de igualdad de género 2023

    Bloomberg incorporó a HEINEKEN al índice de Igualdad de Género 2023 (GEI, por sus siglas en inglés). Este índice de referencia mide la igualdad de género a través de cinco pilares: desarrollo de liderazgo y talento, igualdad de remuneración y paridad de remuneración entre géneros, cultura inclusiva, políticas contra el acoso sexual y la imagen de la marca.

    El GEI tiene un alcance internacional y hoy HEINEKEN se une a otras 483 compañías, reconocidas anteriormente, presentes en 45 países. Las empresas miembros son consideradas por la transparencia en la divulgación de acciones en favor de la equidad e inclusión y representan una variedad de sectores, principalmente financiero, tecnológico y de servicios públicos.

    Como parte del compromiso de HEINEKEN con la igualdad de género, estamos orgullosos de anunciar nuestra inclusión en el GEI. Es un honor pertenecer a una compañía mundial que tiene los valores, las herramientas y la decisión de brindarnos espacios de trabajo seguros y las oportunidades de crecimiento igualitario y equitativo”, declaró Cristina Mesón, vicepresidenta de Recursos Humanos de la cervecera en México.

    «En la compañía tenemos la fuerte convicción de que la inclusión comienza con un liderazgo valiente, y todos tenemos un papel que desempeñar para fomentar una cultura de pertenencia y de verdadera uniónPor ello, a nivel global tenemos metas establecidas en el rubro de acuerdo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible«.

    Es así como la compañía está comprometida con:

    • Garantizar el equilibrio de género en alta dirección con el objetivo de alcanzar un 30% de mujeres en 2025 y un 40% para 2030. Destacando que, a finales del primer semestre de 2022, ya habían alcanzado el 26% de esta meta.
    • Igualar la retribución – trabajo (o trabajo de igual valor) entre compañeras y compañeros. Asegurando que, para el presente año, se habrán realizado evaluaciones y acciones para cerrar cualquier brecha.
    • El 100% de los directivos de HEINEKEN reciban formación sobre liderazgo inclusivo para a finales de 2023.

    Cristina añadió, “Me gustaría enfatizar que al momento contamos con diversas iniciativas y acciones que respaldan nuestras metas. Un ejemplo de ello es el programa WIN (Women Interactive Network) iniciativa clave para igualar las condiciones de las mujeres en el liderazgo, donde participan 100 mujeres de 36 nacionalidades; compañeros colaboradores se están reuniendo en más de 10 Grupos de Recursos de Empleados (ERG) para fomentar el equilibrio de género y una cultura de verdadera unión en todo HEINEKEN, incluyendo el Reino Unido, EE.UU., Nueva Zelanda, México, Brasil, Jamaica, Nigeria, Burundi. Y por parte de varias marcas de nuestro portafolio están adoptando la diversidad, la igualdad y la inclusión de muchas maneras, tal es el caso de nuestras asociaciones de fútbol y automovilismo con la UEFA Women’s Champions League, la Liga de Campeones Femenina de la UEFA, la Eurocopa Femenina de la UEFA y la Serie W, así como con la campaña de Heineken ® ‘Cheers to All”.

    Por su parte Peter T. Grauer, presidente de Bloomberg y presidente fundador de la U.S. 30% Club dijo, «Felicitamos a las empresas que están incluidas en el GEI de 2023«, dijo. Seguimos viendo un aumento tanto en el interés como en la membresía a nivel mundial, lo cual refleja el objetivo compartido de transparencia en los parámetros relacionadas con el género

    Las empresas incluidas en el índice de este año tuvieron una puntuación igual o superior a un límite global establecido por Bloomberg para reflejar la divulgación y el cumplimiento o adopción de las mejores estadísticas y políticas.

  • ¿Quién cuida a las mujeres?

    ¿Quién cuida a las mujeres?

    El hecho de que las mujeres sobrelleven una carga desproporcionada del trabajo de cuidados no remunerado es ampliamente conocido y está bien documentado. En una de las primeras publicaciones de #GraphForThought en 2019, discutimos cómo la participación femenina en la fuerza laboral se mantuvo baja en parte debido a las limitaciones de tiempo asociadas con las responsabilidades de cuidado.

    La pandemia solo profundizó este problema. Se evidenció que el cuidado, tanto remunerado como no remunerado, es fundamental para sostener la economía y la sociedad. Los diversos confinamientos, toques de queda, cierre de escuelas y políticas de cuarentena aumentaron considerablemente la carga de cuidado en los hogares, especialmente para las mujeres. La pandemia también resaltó la importancia del cuidado comunitario, pues fue clave para la supervivencia de amplios sectores de la población en condiciones de vulnerabilidad y desprotección.

    Según datos de la CEPAL, en 2020 las mujeres sufrieron un retroceso de 18 años en las tasas de participación económica, al pasar de 51,8% en 2019 a 47,6%, mientras aumentaban drásticamente sus tareas domésticas, que ya ocupaban entre 22 y 42 horas semanales antes de la pandemia. A medida que las economías se recuperaron, según datos de la OIT, las mujeres no se reincorporaron al mercado laboral al mismo ritmo que los hombres: más de 4 millones de puestos de trabajo ocupados por mujeres desaparecieron en el contexto de la pandemia. Las sanciones de género de la pandemia también se extendieron a diferentes tipos de hogares. Como mostró un #GraphForThought anterior, las madres solteras están viendo tasas de recuperación del mercado laboral más rápidas que las madres en hogares multiparentales.

    Utilizando datos de la Ola 2 de la Encuesta Telefónica de Alta Frecuencia[1] (HFPS, por sus siglas en inglés), del Banco Mundial y del PNUD, este #GraphForThought analiza los cambios en la carga de cuidados tanto para hombres como para mujeres, y cómo esto se relaciona con los cambios en el empleo.

    Como muestran las cifras a continuación, tanto hombres como mujeres experimentaron un aumento en el tiempo dedicado al cuidado infantil (para niños, niñas y adolescentes de hasta 17 años) y cambios en las tasas de empleo (desde febrero de 2020 hasta finales de 2021). Sin embargo, el impacto en las mujeres es significativamente más pronunciado.

    En promedio, el 43% de las mujeres reportó un aumento en el tiempo dedicado al cuidado de los niños y niñas en 2021, 10 puntos porcentuales más que la porción de hombres que reportó un aumento en el cuidado infantil (33%). En algunos países, la proporción de mujeres que reportaron un aumento en el tiempo dedicado al cuidado de niños y niñas superó el 50%, con las proporciones más altas en Dominica y Guyana.

    Al mismo tiempo, mientras que las tasas de empleo disminuyeron tanto para mujeres como para hombres, disminuyeron de manera más pronunciada para las mujeres (7 y 2 puntos porcentuales, respectivamente). Las disminuciones en las tasas de empleo femenino van desde 19 puntos porcentuales en Belice hasta 6 puntos porcentuales en El Salvador y Nicaragua.

    Dado este impacto desproporcionado, la pregunta es: ¿cómo nos aseguramos de que las mujeres no se queden fuera de la recuperación económica debido a su carga de cuidados? Este es uno de los principales temas tratados en la XV Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe en Buenos Aires, que reunió a representantes de 30 países para compartir experiencias innovadoras en la ampliación de los servicios de cuidado. En el Compromiso de Buenos Aires, los países se comprometieron a continuar “adoptando marcos normativos que garanticen el derecho al cuidado a través de la implementación de políticas y sistemas integrales de atención desde las perspectivas de género, interseccionalidad, interculturalidad y derechos humanos”.

    Existe un impulso en torno al fortalecimiento de los servicios de atención. Desde 2020, varios países han implementado políticas relevantes. Por ejemplo, Argentina creó el Sistema Federal de Atención; en Colombia, Bogotá creó un Sistema de Atención distrital; Costa Rica aprobó una Política Nacional de Cuidados 2021-2031; a finales de 2020, la Cámara de Diputados de México aprobó una reforma que eleva a rango constitucional el derecho al cuidado, al tiempo que crea un Sistema de Cuidado. Más recientemente, Chile lanzó una plataforma para identificar a los cuidadores en su Registro Social de Hogares, lo que les permite obtener una credencial y acceso prioritario a los beneficios del gobierno.

    La economía del cuidado es un sector que puede dinamizar la recuperación postpandemia, con efectos multiplicadores sobre el bienestar, la productividad, el crecimiento y los sistemas fiscales. Se necesita un nuevo pacto fiscal para financiar sistemas de protección social universales, inclusivos, sostenibles y transformadores de género, que incluyan los sistemas de atención como un pilar clave.


    [1] La segunda ola de la HFPS, que se recolectó entre octubre de 2021 y enero de 2022, incluye un total de 22 países: Argentina, Belice, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Dominica, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Santa Lucía y Uruguay.

  • Mujeres representan 58 % de la migración hondureña, señala estudio que concluye son doblemente vulnerables

    Mujeres representan 58 % de la migración hondureña, señala estudio que concluye son doblemente vulnerables

    Las mujeres representan el 58 % de la migración hondureña y estas a su vez son doblemente vulnerables durante la travesía, señala un estudio presentado este martes en Tegucigalpa por la organización Acción Joven Honduras.

    El estudio Análisis de la situación de la salud sexual y salud reproductiva de las mujeres adolescentes y jóvenes migrantes hondureñas en tránsito establece que las féminas representan el 58 % de los flujos migratorios originados en el país centroamericano.

    Las hondureñas en el trayecto de la ruta migratoria son doblemente vulnerables, por su situación migratoria y por su condición de ser mujer, concluye el estudio.

    El estudio tiene como propósito identificar las necesidades que giran en torno a la salud sexual reproductiva y salud mental de las mujeres, adolescentes y niñas que se ven obligadas a iniciar la ruta migratoria y enfrentar, en condición de vulnerabilidad, los riesgos de la travesía.

    El equipo de investigadoras al realizar el recorrido con el grupo de mujeres migrantes -objeto del estudio- pudo constatar que la falta de planificación para huir de la violencia en el lugar de origen hace que los riesgos de la ruta migratoria se potencialicen, exponiendo no sólo la seguridad y la vida de las migrantes, sino también la violación a sus derechos sexuales reproductivos y su salud mental.

    En su efecto identifica necesidades y la pericia de la mujer para mitigar los riesgos, identifica niveles de conocimiento de las mujeres acerca de su salud sexual y salud reproductiva y derechos sexuales y reproductivos, describe la percepción de la mujer hondureña desde la interseccionalidad, compara el comportamiento de la sexualidad de hombres y mujeres en la ruta migratoria e identifica las causas de migración de las mujeres en torno a factores del género, busca generar herramientas, conciencia y otras acciones que mitiguen los riesgos de violencia sexual y reproductiva de esta población al momento de migrar.

    Resultados

    El estudio señala una serie de resultados entre los que destaca  la feminización de la migración como sinónimo de violencia de género, la misma figura como la principal causa de migración. Y hay que considerar que el 58 por ciento de los migrantes son mujeres.

    Dentro de la violencia estructural a la que se ven sometidas las mujeres migrantes, una de las expresiones más recurrentes en los testimonios de las víctimas es la violencia sexual, la cual no solamente es una manifestación física de la violencia, sino también una forma simbólica de ejercicio de poder en la que tanto el agresor como la víctima interpretan de diferentes formas, subraya.

    En este contexto, la violencia sexual se manifiesta no solamente como una dinámica de intercambio, sino que también es ejercida con medios coercitivos y dejan a la víctima sin poder de “decisión” o capacidad de “negociar”. Estas violencias impactan directamente en los cuerpos y en la psiquis de las mujeres migrantes a lo largo de la ruta migratoria, reflexiona.

    En la medida en que se van aproximando a los puntos fronterizos, su salud sexual y salud mental son aún más vulnerables y violentadas.

    En cuanto al nivel de conocimiento en salud sexual y derechos reproductivos de las mujeres migrantes hondureñas, el estudio evidenció que se les ha privado del acceso a la educación sexual integral en el país de origen. Los niveles de conocimiento están sujetos a este contexto y por ende se puede decir de forma deductiva que son bajos o nulos.

    En el marco de las relaciones sociales  predominan las relaciones de poder entre hombres y mujeres.

    Estas relaciones ponen a las mujeres en una situación de desigualdad y vulnerabilidad en el contexto de país y la ruta migratoria, enfrentando riesgos particulares como engaños, estafas, extorsiones, maltratos verbales, físicos, psicológicos, secuestros, violaciones y la trata con fines de explotación sexual.

    Conclusiones

    Las necesidades de las y los migrantes en la ruta migratoria son de distintas naturalezas, concluye el análisis.

    Existen necesidades fisiológicas insatisfechas que se experimentan de forma desigual a razón de características interseccionales marcadas principalmente por el género de la persona, añade.

    En este sentido, la mujer migrante presenta necesidades no solamente básicas como comer, dormir, higiene o seguridad, sino también necesidades que giran en torno a su salud sexual y reproductiva y salud mental, ya que algunas llevan condiciones como ser mujer madre o embarazada, mujer víctima de violencia doméstica, mujer víctima de abuso sexual y mujer víctima de extorsión, entre otras.

    En los múltiples escenarios socioambientales marcados por la violencia en los que se ve inmersa la población migrante, los mecanismos, estrategias o acciones que emplean para sobrellevar y hacer frente a los riesgos se caracterizan por ser rudimentarios, empíricos, improvisados y no siempre infalibles.

    En torno a las pericias en los escenarios en los que la salud sexual y reproductiva está vulnerada, las mujeres emplean acciones que en ocasiones logran prevenir algunas violencias, pero no siempre resultan acertadas, ya que, en los contextos de la ruta migratoria, el miedo y la resignación predisponen a ser víctima de violencia sexual, sobre todo porque los riesgos tienden a superar la capacidad de respuesta de las mujeres migrantes.

    Recomendaciones

    Finalmente, el informe vierte una serie de recomendaciones entre las que subraya que los consulados y organizaciones que trabajan con migración deben satisfacer el mínimo de necesidades insatisfechas y a su vez puedan facilitar la obtención de documentos identificatorios a las personas migrantes. Además, que puedan dar seguimiento a las solicitudes de estatus migratorio, sea de asilo o refugio.

    Que las organizaciones de sociedad civil y estatal adopten el enfoque de género y SSR en programas, iniciativas o proyectos que trabajan con la población migrante. Para dar una respuesta integral.

    Que el gobierno de Honduras lleve a cabo, a través de sus consulados en Guatemala y México, estrategias en alianza con los albergues para dignificar y mejorar los servicios que estos brindan, de manera diferenciada por género y aspectos interseccionales como sexo, diversidad sexual, mujeres embarazadas, niñez y adolescencia. Y que estos a su vez promuevan campañas preventivas de violencia sexual y una cultura de denuncia.

    Crear una política pública integral en materia de seguridad para mujeres que se encuentran en condiciones de vulnerabilidad por la violencia de género y que los mecanismos y estrategias que la misma contemple estén dirigidos a prevenir la violencia de género en todas sus expresiones.

    Que el gobierno de honduras brinde, a través de su currícula educativa, la educación integral en sexualidad como herramienta de empoderamiento y prevención de las violencias contra las mujeres, cierra. (RO)

  • Por qué las mujeres en Corea del Sur están en una ‘huelga de natalidad’

    Por qué las mujeres en Corea del Sur están en una ‘huelga de natalidad’

    Después de llevar más de un año intentando persuadir a las mujeres surcoreanas de tener hijos, Chung Hyun-back dice que hay una razón que destaca de su fracaso: “Nuestra cultura patriarcal”. Chung, a quien el gobierno anterior encomendó la tarea de revertir la caída en picada de la tasa de natalidad del país, sabe de primera mano lo duro que es ser mujer en Corea del Sur. Ella, en lugar de casarse y tener hijos, optó por su carrera profesional. Como Chung, millones de mujeres jóvenes han rechazado colectivamente la maternidad con la llamada “huelga de natalidad”.

    En 2022, una encuesta reveló que hay más mujeres que hombres —el 65 por ciento frente al 48 por ciento— que no quieren tener hijos. Están redoblando su apuesta al evitar directamente el matrimonio (y sus consabidas presiones). El otro término con el que se conoce en Corea del Sur la huelga de natalidad es “huelga matrimonial”.

    Esta tendencia está matando a Corea del Sur. Durante tres años consecutivos, el país ha registrado la tasa de fertilidad más baja del mundo: las mujeres en edad reproductiva tienen menos de un hijo de media. Alcanzó el “cruce de la muerte” cuando las muertes superaron a los nacimientos en 2020, casi una década antes de lo esperado.

    Chung Hyun-back, wearing a long winter coat, sits for a portrait outdoors against the backdrop of a fence and a tree with no leaves.
    Chung Hyun-back, quien fue ministra de Igualdad de Género de Corea del Sur entre 2017 y 2018, intentó sin éxito aumentar la tasa de fertilidad del país, que está en picada. Entre los obstáculos que dice que tienen la culpa está la “cultura patriarcal” del país.Credit…JeongMee Yoon para The New York Times

    Ahora, aproximadamente la mitad de las 228 ciudades, condados y distritos del país corren el riesgo de perder tantos habitantes que podrían desaparecer. Las guarderías y los jardines de infancia se están convirtiendo en residencias de mayores. Se cierran clínicas de obstetricia y ginecología y se abren funerarias. En la escuela primaria de Seoksan, en el área rural del condado de Gunwi, han pasado de tener 700 alumnos a tener 4. La última vez que lo visité, los niños ni siquiera podían formar un equipo de fútbol.

    Las generaciones de coreanos jóvenes tienen razones bien documentadas para no formar una familia, como los abrumadores costos de criar a los hijos, los precios prohibitivos de las viviendas, las pésimas perspectivas laborales y unos horarios de trabajo extenuantes. Pero son las mujeres las que, en especial, se han cansado de las expectativas imposibles que esta sociedad tradicionalista tiene puestas en las madres. Así que están renunciando.

    El presidente Yoon Suk-yeol, elegido el año pasado, ha dicho que el feminismo tiene la culpa de impedir las “relaciones sanas” entre los hombres y las mujeres. Pero lo ha entendido al revés: la igualdad de género es la solución al descenso de las tasas de natalidad. Muchas de las coreanas que rehúyen las citas, el matrimonio y el parto están hartas del sexismo generalizado, y furiosas por una cultura de chovinismo violento. Su reticencia a ser “máquinas de hacer bebés”, como leí en una de las pancartas de protesta, es una forma de represalia. “La huelga de natalidad es la venganza de las mujeres contra una sociedad que nos impone unas cargas imposibles y que no nos respeta”, dijo Jiny Kim, de 30 años, oficinista en Seúl que mantiene la intención de no tener hijos.

    Hacer la vida más justa y segura para las mujeres haría mucho por reducir la amenaza existencial del país. Sin embargo, este sueño feminista parece cada vez más improbable, ya que el gobierno conservador de Yoon defiende medidas regresivas que no hacen sino agravar el problema.

    La crisis demográfica de Corea del Sur habría sido inconcebible tiempo atrás: en la década de 1960, las mujeres tenían 6 hijos en promedio. Pero, en aras del desarrollo económico, el Estado llevó a cabo una campaña agresiva de control de la natalidad. En unos 20 años, las mujeres estaban teniendo menos hijos de la media necesaria —2,1— para la repoblación, una cifra que no ha hecho sino descender. Los últimos datos disponibles de la agencia estadística de Corea del Sur sitúan la tasa de fertilidad en 0,81 para 2021; en el tercer trimestre de 2022 era del 0,79.

    The imposing facade of a large brick building with several windows.
    Un hogar de ancianos en la ciudad de Gwangju, Corea del Sur, que solía ser una guardería.Credit…JeongMee Yoon para The New York Times

    En efecto, los últimos gobiernos se han alarmado ante una tasa que parece acercarse a cero. A lo largo de 16 años, se han invertido 280.000 wones (210.000 millones de dólares) en programas de fomento de la procreación, como un subsidio mensual para los padres de recién nacidos.

    Muchas mujeres siguen diciendo que no. No es de extrañar. Hay pocas formas de escapar de las sofocantes normas de género, ya sea en las directrices sobre el embarazo para que prepares ropa interior limpia para tu marido antes del parto, o trabajar en la cocina durante días para las ocasiones como el festival de la cosecha de Chuseok. Las mujeres casadas cargan con la mayor parte de las tareas domésticas y del cuidado de los hijos, que exprimen hasta tal punto a las nuevas madres que muchas renuncian a sus ambiciones profesionales. Incluso en los hogares con dobles ingresos, las esposas dedican más de tres horas diarias a estas tareas, frente a unos 54 minutos de sus maridos.

    La discriminación de las empresas contra las madres trabajadoras también es absurdamente común. En un caso muy sonado, el principal fabricante de fórmula para lactantes fue acusado de presionar a las empleadas para que dejaran el trabajo tras quedar embarazadas.

    Y la violencia de género está “escandalosamente extendida”, según Human Rights Watch. En 2021, una mujer fue víctima de asesinato o intento de asesinato cada 1,4 días o menos, según Korea Women’s Hotline. Las mujeres se refieren con el término “ruptura segura” a acabar con una relación sin que se produzcan reacciones agresivas.

    Sin embargo, las mujeres no han aceptado con pasividad la masculinidad tóxica. Se han organizado con campañas muy ruidosas, desde el exitoso movimiento #MeToo en Asia a grupos como “4B”, que se traduce como “Los cuatro noes: no a las citas, no al sexo, no al matrimonio y no a la crianza de los hijos”. Los movimientos feministas del país han logrado la despenalización del aborto y penas más duras para una epidemia de uso delictivo de cámaras ocultas con fines pornográficos.

    Sin embargo, muchas coreanas se han declarado víctimas del activismo femenino. El presidente Yoon llegó al poder el año pasado aprovechando ese resentimiento. Se hizo eco de los mensajes subrepticios de los defensores de los derechos de los hombres: declaró que ya no existía el sexismo estructural en Corea del Sur y prometió castigos más severos para las denuncias falsas de agresiones sexuales.

    El gobierno de Yoon está eliminando el término “igualdad de género” de los manuales escolares del próximo año, y ha cancelado la financiación de los programas que combaten el sexismo cotidiano. “Si la igualdad de género y el feminismo les parecen tan importantes, deberían hacerlo con su propio dinero y su tiempo”, dijo un legislador de su partido.

    El gobierno también está trabajando para desmantelar su propia sede para el empoderamiento de las mujeres: el Ministerio de Igualdad de Género. Creado en 2001, ha sido transformador para normalizar la baja por paternidad y para ayudar a las mujeres a alcanzar la antigüedad laboral.

    Las declaraciones de la ministra de Igualdad de Género del gobierno de Yoon ejemplifican su abandono de las mujeres. En septiembre, Kim Hyun-sook negó que la misoginia tuviera algo que ver cuando un trabajador del metro de Seúl apuñaló mortalmente a una compañera en un baño del metro después de acosarla durante años. Kim también declaró al principio que la violación y el asesinato en un campus de una estudiante universitaria, el pasado mes de junio, no era violencia contra las mujeres, y que no debía utilizarse para avivar “conflictos de género”.

    Image

    An expansive room with wooden floors, bright lights and elderly people in wheel chairs getting care from staff members.
    Una residencia para personas mayores y clínica de rehabilitación en Paju, Corea del Sur, que solía ser un salón de bodas.Credit…JeongMee Yoon para The New York Times
    Hasta ahora, ninguna de las medidas aplicadas por los sucesivos gobiernos ha invertido las tendencias respecto al matrimonio y la maternidad. Peor aún, el actual gobierno parece estar socavando activamente los esfuerzos que dieron esperanzas a las mujeres. “Se trata de una regresión histórica”, dice Chung, ministra de Igualdad de Género entre 2017 y 2018. La sociedad no puede poner fin a la huelga de natalidad sin reconocer las reivindicaciones de las mujeres, dice.

    Motivar a las coreanas para que vuelvan a considerar casarse y tener hijos conlleva infundir capacidad de acción e igualdad en cada aspecto de sus vidas. Un enfoque feminista eliminaría los obstáculos a la maternidad simplemente al aplicar las leyes vigentes contra la discriminación en el lugar de trabajo. Desestigmatizaría los nacimientos fuera del matrimonio y haría que las tareas domésticas fueran responsabilidad de todos. Condenaría la violencia de género como algo reprobable. Un enfoque feminista admitiría que existe un problema sistémico.

    Es evidente que, en los países donde el reparto de tareas en el cuidado de los hijos está muy desproporcionado, o que carecen de permisos por paternidad remunerados a nivel nacional, como Japón y Estados Unidos, las tasas de fertilidad también van en descenso. Lo mismo ocurre en China, donde las mujeres, inspiradas por Corea del Sur, han puesto en marcha su propio movimiento de los “Cuatro noes”; los datos de su gobierno divulgados este mes revelan que su población también está disminuyendo. Sin embargo, los países donde los padres son más cooperativos y existen buenas políticas familiares, como Suecia, o que reconocen la diversidad de las parejas, como Francia, han tenido más éxito a la hora de estabilizar o incluso aumentar sus tasas de natalidad.

    Las Naciones Unidas prevé que la población de Corea del Sur, de 51 millones de habitantes, se habrá reducido a la mitad antes de que acabe el siglo. Lo que está en juego es la supervivencia de la nación.

    Hawon Jung (@allyjung) es autora de Flowers of Fire: The Inside Story of South Korea’s Feminist Movement and What It Means for Women’s Rights Worldwide, de próxima publicación, y fue reportera de Agence France-Presse en Seúl. Vive entre Corea del Sur y Alemania.

  • Con mural en la UNAM, realizan homenaje a Yaretzi tras morir por choque del Metro en Línea 3

    Con mural en la UNAM, realizan homenaje a Yaretzi tras morir por choque del Metro en Línea 3

    En el marco del inicio del semestre 2023-2, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la comunidad de la Facultad de Artes y Diseño (FAD) rindieron un homenaje a la alumna de Artes Visuales, Yaretzi Adriana Hernández Fragoso, fallecida en el lamentable accidente ocurrido hace unas semanas en el metro de la Ciudad de México.

  • Ser las víctimas y buscar a las víctimas

    Ser las víctimas y buscar a las víctimas

    Alegre y espontánea es como define Denisse a Yajaira. Lo cuenta, toma aire, calla unos segundos y sostiene el llanto. Yajaira Isabel Herrera era su vecina y tenía 24 años cuando encontró su cuerpo en una morgue de la ciudad de Medellín, en el departamento colombiano de Antioquia. A la joven, que duró cuatro días desaparecida, la asesinó su expareja de un disparo por la espalda.

    Dennisse Partidas, de 43 años, conoció a Yajaira hace cuatro años cuando emigró a Medellín, desde Barquisimeto, Venezuela. A la capital antioqueña llegó sin nada porque lo que tenía lo vendió para comenzar de cero en Colombia junto a sus hijos de 27, 17 y 13 años.

    Un par de pisos encima del suyo vivía Yajaira sola. Sus dos hijos iban a visitarla de manera periódica. Como era oriunda de la costa Caribe, en la ciudad no tenía un núcleo cercano aparte de sus hijos. Con el tiempo, entre Dennisse, su hija mayor y Yajaira nació una amistad basada en el apoyo mutuo. Recuerda de manera especial una ocasión en la que Yajaira se enteró de que sus vecinas no tenían comida para el día: “Me regaló huevitos y arrocito. Una comidita para que tuviera mientras resolvía”. Esa red de cuidados siente que fue lo que la motivó para ir en una búsqueda incansable tan pronto supo de su desaparición.

    Yajaira desapareció el 8 de julio de 2022, una semana después de su cumpleaños. Tras pasar días sin noticias de su paradero, Denisse inició una travesía por encontrarla. Caminó por más de una hora, fue a hospitales y finalmente llegó a Medicina Legal. Su peor presentimiento se hizo realidad y allí la encontró. Fue la primera en reconocer el cuerpo y en avisar a la familia. “Lo primero que pensé fue en sus niños que la estaban esperando. Yo la veía como una hija. Para mí fue muy duro”, evoca con la voz quebrada.

    En medio de la incertidumbre y las nulas respuesta por parte de las entidades competentes, Denisse encontró a Buscarlas Hasta Encontrarlas (BHE), una estrategia del movimiento político feminista Estamos Listas que, a través de diferentes herramientas, acompaña y hace seguimiento de la desaparición de niñas y jóvenes en Medellín y los municipios aledaños. En estos años, su labor se ha vuelto cada día más imprescindible y BHE se han convertido en una articulación clave para las familias de las víctimas.

    A la par, han sido testigos de los numerosos obstáculos que tienen que sortear quienes buscan a sus amigas, hermanas, y madres desaparecidas. Según menciona Gihorama Aristizabal, una de las voluntarias que integra la iniciativa, uno de los principales retos en estos procesos es superar la desinformación que en muchos casos también se extiende desde la misma institucionalidad. La activista explica que es muy común que las entidades repliquen el mito de 72 horas que dicta que se debe esperar alrededor de tres días para reportar una desaparición.

    Incluso cuenta que muchas veces a los familiares no les explican que existe un mecanismo de búsqueda urgente que resulta vital en esas situaciones. Aristizabal detalla que, si bien no en todos los casos de desaparición las mujeres son asesinadas, la violencia machista se materializa de otras formas, como la violencia sexual y psicológica. De hecho, señala que hay casos que ni siquiera logran resolverse.

    Recuerda la historia de Leidy Andrea Restrepo Goez, quien lleva desaparecida seis meses, y la de Luz Leidy Vanegas, desaparecida el 1 de enero de 2020. En ningún caso hay información clara sobre qué pasó con las mujeres. Ante un panorama cada día más trágico, Aristizabal hace un llamado al Estado inoperante: “Buscarlas Hasta Encontrarlas existe para recordarles a las instituciones que no están haciendo su trabajo y que nosotras tenemos que denunciar todas las barreras que les ponen a las familias. Deberían poner todos los mecanismos existentes al servicio de la búsqueda”, reclama Aristizabal, y añade que es urgente que, a la hora de investigar el fenómeno de la desaparición, el componente de género sea tenido en cuenta de manera particular. Precisamente, una lucha feminizada, donde la mayoría de quienes asumen la búsqueda de sus familiares han sido mujeres.

    Luego del feminicidio de Yajaira, Denisse ha tenido que tramitar el duelo del crimen y la zozobra que implica vivir en una ciudad donde a diario desaparecen y matan mujeres. “Me siento como traumatizada. Ahora mi niña sale hacia el colegio y me da mucho miedo que alguien la suba a un carro y no vuelva a verla. Medellín es muy violenta para las mujeres”, dice. Los datos respaldan su miedo. Solo en lo corrido del 2023, en Medellín se han registrado 15 homicidios de mujeres, entre ellas una mujer transgénero. En el 2022, la cifra ascendió a 27 homicidios, de los cuales 14 de ellos fueron tipificados como feminicidios y, en todo el país, Medicina Legal registró 594 denuncias de mujeres desaparecidas.

    Ante el doloroso panorama, diferentes movimientos de mujeres y oenegés feministas han exigido medidas urgentes y políticas públicas eficientes que permitan afrontarlo estructuralmente. Una de esas voces ha sido la de Dora Saldarriaga, concejala por el movimiento Estamos Listas y quien impulsó la declaración de crisis humanitaria por violencia machista en Medellín hace dos años. A través de esta, instaba al Alcalde Daniel Quintero a implementar acciones urgentes, pero la respuesta gubernamental ha sido insuficiente. La concejala habla de la necesidad de poner en marcha iniciativas como el seguimiento a las medidas de protección sobre violencia intrafamiliar y asignar presupuesto amplio que fortalezca los instrumentos ya existentes como la línea 123 mujer. A los diferentes tipos de violencia que sufren las mujeres, se le suma la imposibilidad de garantías reales de justicia. En el caso del feminicidio de Yajaira, ya han pasado seis meses y el proceso no muestra avances sustanciales y la información que reciben sus seres queridos es mínima. A esto se le suman las dificultades económicas de la familia que obstaculiza su asistencia a diligencias judiciales, lo que ha redundado en una posibilidad de libertad para el feminicida. Y eso se ha vuelto un temor latente para Dennisse: “Si lo liberan, no sé con qué intenciones salga. En especial porque fui de las primeras que dije que él tenía algo que ver. Yo lo intuí”.

    Carmen, hermana de Yajaira y quien junto Dennisse ha estado al frente del caso, sostiene que el feminicidio impactó profundamente a su familia. “Dos niños quedaron huérfanos, mi mamá está muy desorientada. Fue muy doloroso e inesperado. Lo único que pedimos es que se haga justicia, es nuestro mayor deseo”. Una exigencia apremiante en un país como Colombia donde la impunidad en delitos como el feminicidio ronda el 90%, de acuerdo con ONU Mujeres.

    Dennisse va más lejos y afirma que no va a estar en paz hasta que la justicia llegue para Yajaira. “Si tuviera la plata, me iría hasta allá donde está llevando el caso y haría todo para que el crimen se esclarezca y sepamos la verdad”, indica con decisión. Para Denisse, lograr justicia en el caso de Yajaira es una deuda con la amiga que le enseñó el poder de la unión entre mujeres.

  • El síndrome de la mujer perfecta: la ‘superwoman’ que (siempre) puede con todo

    El síndrome de la mujer perfecta: la ‘superwoman’ que (siempre) puede con todo

    El ‘síndrome de la mujer perfecta’ o de ‘la Supermujer’ afecta desde hace unos años cada vez a más mujeres. No identificado como trastorno, se trata de una situación cada vez más común en las mujeres en España generada por la sociedad en la que vivimos, en la que se premia excesivamente el éxito en todas las facetas de la vida, tanto en el terreno personal como en el profesional.

    Tal y como explica la doctora psicología clínica y de la salud, Judit March, «son mujeres que deben ser muy buenas en su trabajo, deben ser las mejores madres, las mejores esposas, las mejores amigas, siempre disponibles y siempre anhelando ser la mejor versión de sí mismas en todos los contextos de la vida, son mujeres orientadas al éxito que presentan dificultades en darse permiso al poderse equivocar o a pensar un poco más en ellas mismas».

    ‘Las mujeres perfectas’ son mujeres que han luchado siempre para conseguir ser valoradas y respetadas por una sociedad cada vez más crítica y exigente con ellas. Sobre la base de la experiencia de Judit March, «se trata de mujeres con un profundo sentimiento de soledad, que sienten que no reciben el apoyo que necesitarían ante una situación complicada, a las que casi nadie les pregunta cómo están o si necesitan algo».

    «Suelen ser mujeres luchadoras, mujeres cansadas de proponer y de aportar ideas, cansadas de tirar del carro, mujeres con iniciativa tanto en el terreno personal como en el profesional. Son mujeres de todas las edades y de todas las condiciones, a las que su entorno está acostumbrado a que lleven ellas la iniciativa y que hagan y deshagan a su criterio. Han ido generando en los demás la imagen de poder con todo, adoptando un papel de mujer perfecta, quizá porque no han tenido más remedio que procurar serlo».

    Leonor Cabrera, terapeuta y coach, que también ve este síndrome cada vez más en su consulta explica que «la vida se convierte para ellas en una carrera continua, donde lo que cuenta es resolver de forma rápida y efectiva los problemas propios y los de las personas que las rodean. Para ello, es necesario detectar pronto lo que los demás esperan y necesitan de ellas. Esta es la mejor manera de especializarse, de ser vista, de ser admirada y de conseguir ese éxito que, al fin y al cabo, se convierte en motor de vida, en un objetivo en sí mismo, no en una consecuencia del trabajo bien hecho».

    ¿Cómo cambiar?

    Leonor Cabrera, explica que «la única manera que conozco es parar, relativizar el hacer y dejar una especie de vacío para que surja el ser. En el movimiento continuo, en la carrera, es muy difícil pararnos a mirar quiénes somos en realidad, qué queremos, qué deseamos. Ahí sólo somos capaces de seguir con la inercia, la inercia de ser perfectas.

    «El mejor antídoto que conozco para el síndrome de la mujer perfecta es abandonar por unos días esa carrera, echarse a un lado del camino y observar qué sucede, qué se mueve, qué queremos, qué no queremos, qué nos lleva a no poder parar», reconoce la coach.

    Por su parte, Judit March nos indica que «cuando estas mujeres ya no pueden tirar más del carro debido a diferentes circunstancias, a causa de una enfermedad o simplemente por agotamiento, entonces tienen que tomar la decisión de detenerse y elegir, porque es imposible tener todo y hacerlo todo muy bien. Y es entonces cuando aparece el miedo a perder la condición de ser ‘mujer perfecta’ y tienen que dejar de mirarse en el espejo de su ‘imagen ideal’, una imagen y un rol que se ha ido forjando a lo largo del tiempo en su imaginario y en el de los demás».

    Asegura que «las Supermujeres acostumbran a establecer estándares que son anormalmente altos, fuera de su alcance o de lo razonable. Tienden a esforzarse hacia objetivos imposibles y tienen la tendencia a medir su autoestima en términos de productividad y de logros tangibles. Desafortunadamente, al hacerlo, estas Supermujeres están generando más estrés en sus vidas y multiplicando las posibilidades de desarrollar problemas psicológicos como la ansiedad o la depresión».

    La solución pasa por «aprender a decir que no, se debe de aprender a pedir ayuda, a no quererlo controlar todo. Debemos de aprender a prestarle atención a aquella niña que tuvo que salir adelante, que tuvo que cuidar de sus padres cuando no tocaba, que fue más madura y responsable que el resto. Hay que aprender a mirar a la niña, a cuidarla y a mimarla» dice la psicóloga y concluye, «todo luchador necesita su hora de descanso, porque incluso la persona más fuerte necesita descansar».