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  • Mujeres que ganan más y sostienen el hogar

    Mujeres que ganan más y sostienen el hogar

    A nivel mundial, las mujeres tienden a ganar menos por su trabajo que los hombres. El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) midió la magnitud de la brecha de ingresos entre mujeres y hombres en diferentes sectores en México y otros países. El IMCO concluyó que México tiene una brecha de ingresos de 14%, menor que la de Islandia o Reino Unido, esta cifra tiene como trasfondo que muy pocas mujeres en edad productiva entran a la economía remunerada, la mayoría de ellas (70%) ganan menos de dos salarios mínimos, y pocas crecen durante su trayectoria profesional hasta llegar a puestos de toma de decisión que están mejor pagados.

    Las mujeres, a menudo completamente excluidas de la fuerza laboral, tendían a asumir la mayoría de la mano de obra doméstica, incluidas las tareas domésticas y la crianza de los hijos. Pero la evidencia sugiere que desde que las mujeres han entrado en masa en la fuerza laboral, el desequilibrio en los deberes domésticos no se ha corregido realmente, aun cuando las mujeres ganan más dinero que sus parejas.

    Para aquellas mujeres que tienen un salario que les permite llevar más dinero a la casa que sus parejas masculinas, nos dicen los estudios que esta situación causa incomodidad e inseguridad en ambos; por un lado a él, no cumplir con su “papel de proveedor” le resta entereza a su lugar como hombre en el mundo; y por el otro, ella tiene que cargar con la etiqueta de “ganar más que su marido”.

    A pesar de la brecha salarial y los tantos obstáculos para que las mujeres accedan a altos puestos de decisión, mayor responsabilidad  y, por supuesto, un alto salario, no han cambiado las actitudes. Una  mayoría a menudo continúa realizando los trabajos de cuidado y demás tareas tradicionalmente «femeninas«, dejándolas crónicamente sobrecargadas, por un lado debido al trabajo remunerado, y por el otro a causa de las tareas domésticas, la crianza, el cuidado de la casa.

    Todo esto puede pasar factura a las mujeres pues la investigación muestra que los matrimonios heterosexuales, con una mujer como sostén de la familia es más probable que terminen en divorcio. La carga del “matrimonio fracasado” de las mujeres que al no cumplir con su mandato de cuidadoras, que por irse a trabajar descuidaron al marido y la casa. Sí, otro prejuicio es que las mujeres financieramente autonómas se ven afectadas.

    En 2019 en el Reino Unido, sólo alrededor del 26% de las mujeres ganaban más dinero que su pareja, y en Estados Unidos esto fue alrededor del 30 %. No es sorprendente, ya que las mujeres trabajadoras todavía ganan 16 % menos que los hombres en promedio.

    Investigaciones realizadas en Australia y Estados Unidos mostraron que, aunque las mujeres disminuyeron sus tareas domésticas a medida que aumentaban sus ingresos, esto solo era cierto hasta cierto punto. Una vez que las mujeres comenzaron a ganar más que sus parejas, los investigadores descubrieron que las parejas a menudo volvían a roles de género más tradicionales, y las mujeres asumían una parte desproporcionada de las tareas domésticas.

    Incluso cuando una pareja tiene las mejores intenciones de dividir el trabajo de una manera equitativa, los juicios y percepciones externas pueden interponerse en el camino, esto puede dejar a las mujeres con altos ingresos asumiendo responsabilidades adicionales.

    En un mundo en el que las mujeres trabajamos constantemente  para superar los prejuicios de género, es importante revisar nuestros acuerdos para que la segunda o tercera jornada no se vuelva el lastre que nos obligue a dejar nuestras carreras.

  • En 2022, refugios para mujeres atendieron 25% más víctimas con menos recursos; denuncian simulación en aumento de fondos

    En 2022, refugios para mujeres atendieron 25% más víctimas con menos recursos; denuncian simulación en aumento de fondos

    Durante 2022, el 80% de los refugios para mujeres recibieron menos presupuesto para operar que el que les fue asignado un año antes, aunque apoyaron a 25% más víctimas de violencia. Esta situación, de acuerdo con Wendy Figueroa, directora de la Red Nacional que agrupa a estos centros (RNR), los dejó con problemas financieros que ponen en riesgo su labor para 2023.

    Figueroa señaló en entrevista que hay cuatro centros de atención a mujeres víctimas de violencia que al día de hoy se encuentran negociando con proveedores y trabajadoras el pago de sus servicios para no tener que cerrar sus puertas este 2023, ya que el recurso federal para que operen será transferido —si no hay retrasos— hasta marzo.

    “El panorama que tuvimos en el 2022 tiene todavía secuelas que arrastraremos los primeros meses de 2023. Afortunadamente, este año los lineamientos del siguiente ejercicio fiscal para el programa de los refugios fueron publicados oportunamente, y parece ser que la transferencia de recursos se hará a tiempo”, indicó.

    La RNR acusa simulación en aumento de recursos

    Aunque la RNR negoció con comisiones de la Cámara de Diputados un aumento en el presupuesto destinado a la operación de los refugios, solo se dio un incremento de 19 millones de pesos para su funcionamiento, cifra que —a consideración de Figueroa— “resulta insuficiente ante la inflación y las necesidades reales que existen, sobre todo por el crecimiento en el número de atenciones”.

    La directora de la red lamentó que, aunque el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) de 2023 tiene destinados poco más de 348 millones de pesos etiquetados para el fomento de la igualdad entre mujeres y hombres, más de la mitad de estos recursos está destinada en realidad a programas sociales sin enfoque de género, como Jóvenes Construyendo el Futuro y la Pensión para Adultos Mayores.

    “Vemos con preocupación que el presupuesto para las víctimas es una simulación, porque aparentemente hay un incremento, pero fuera de las declaraciones, en realidad no se están otorgando recursos con perspectiva de género, a pesar de que constantemente estamos denunciando que en el país vivimos bajo una situación de emergencia que cobra la vida de al menos 10 mujeres cada día”, agregó.

    Figueroa explicó que las organizaciones dedicadas a la atención de mujeres víctimas de violencia no están pidiendo que se cancelen los programas de transferencia de recursos para jóvenes o adultos mayores, “pero se tiene que reconocer que estos no cuentan con perspectiva de género, ni con parámetros para hablar de una igualdad sustantiva entre hombres y mujeres; además, nos parece injusto que, mientras se limita el dinero a los refugios, se dan aumentos muy grandes para la militarización”.

    La psicóloga feminista lamentó que a esta situación se sumó el hecho de que las autoridades de los distintos niveles “persiguen y criminalizan a quienes denunciamos la inatención del Estado para con las mujeres y la prevalencia de actitudes machistas y del pacto patriarcal en las instituciones, aun cuando somos nosotras las que terminamos haciendo su chamba”.

    A pesar de la falta de presupuesto y el retraso de las transferencias, los refugios lograron que por lo menos 450 mujeres —algunas de ellas acompañadas de sus hijas e hijos— tuvieran opciones de generar ingresos propios desde la autogestión económica.

    Atenciones en refugios por intento de feminicidio subieron 10%

    De acuerdo con la directora de la RNR, en 2022 los refugios para mujeres brindaron más de 35 mil atenciones, lo que representó un incremento del 25% respecto del año anterior, y de ellas observaron un aumento del 10% en el número de víctimas de intentos de feminicidio. De ellas, 350 habían acudido ante las autoridades previo al intento de asesinarlas, sin que se les brindaran medidas de protección.

    Según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), entre enero y noviembre de 2022, en México fueron asesinadas 3 mil 470 mujeres, de las cuales 878 casos, que representan el 25.3%, fueron catalogados por las autoridades como feminicidios; los restantes se investigan como homicidios dolosos.

    En el mismo periodo, se reportaron 62 mil 126 casos de mujeres que fueron víctimas de lesiones dolosas, es decir, que fueron agredidas físicamente de manera intencional.

    “Esto refleja que continúan las omisiones en la atención de delitos que afectan a las mujeres, y que estos se siguen considerando como asuntos menores, invisibilizados totalmente, lo que —como hemos dicho en varias ocasiones desde la Red de Refugios— es la antesala a los feminicidios, delito con impunidad de más del 56%”, señaló Figueroa.

    “Lo que vemos que existió en 2022 y persiste en 2023 es que a este gobierno le importa más la militarización de la seguridad y los programas turísticos que prevenir y sancionar las violencias contra mujeres, así que los retos son bastante grandes”, sostuvo.

     

  • Rinden tributo a quienes luchan por las mujeres

    Rinden tributo a quienes luchan por las mujeres

    El Museo Nacional de las Culturas del Mundo, en el contexto de su 57 aniversario, honra a defensoras y defensores de derechos humanos y reconoce su invaluable aportación a la sociedad global con la muestra Un mundo con equidad de género: Un tributo a quienes luchan por los derechos de las mujeres.

    Está conformada por una serie de 15 retratos realizados por la fotógrafa sueca Anette Brolenius a personas de diferentes regiones que se han movilizado por los derechos humanos y la igualdad de género.

    Suscitar y promover conciencia sobre este importante tema son los propósitos de esta iniciativa, la cual ha sido posible gracias a la colaboración entre el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el Swedish Institute y la embajada de Suecia en México.

    Para Alejandra Gómez Colorado, directora del Museo Nacional de las Culturas del Mundo, el de la violencia contra las mujeres no es un tema específico de alguna región o país.

    “En la muestra tenemos miembros de diferentes colectivos y activistas de África, Asia, Europa y América; es un problema global y esta exposición deja de manifiesto que la lucha contra la violencia es una tarea internacional.”

    En tanto, Alynn Cappon, representante de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para las Mujeres en México, considera que propuestas y esfuerzos de esta naturaleza son de gran relevancia y ayuda en estos momentos, ya que “el arte y la cultura son herramientas fundamentales para visibilizar causas, así como para cambiar estereotipos y sociedades”.

    Esta es una muestra de “fotografías de defensoras y defensores de derechos humanos e integrantes de la comunidad LGBT+ que todos los días dan todo por la defensa de distintas causas y luchan por los derechos de todas y todos”, señaló la activista.

    “Desde ONU-Mujeres creemos que el trabajo de las periodistas, las defensoras y los defensores de los derechos humanos es más importante hoy que nunca para que sigamos construyendo un movimiento fuerte y resiliente de progreso irreversible hacia la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas.”

    Ese mismo recinto –ubicado en Moneda 13, Centro Histórico– es sede de otra exposición temporal con un tema cercano. Se trata de Miradas originarias, una selección de retratos ilustrados de la artista mexicana Citlali Haro.

    Esta exhibición, organizada con el apoyo de la embajada de Canadá en México, celebra y visibiliza a las mujeres de pueblos originarios y afrodescendientes mexicanos y canadienses que han trabajado incansablemente por alcanzar la participación equitativa en sus sociedades, considerando la interseccionalidad de los derechos humanos.

    Un mundo con equidad de género: Un tributo a quienes luchan por los derechos de las mujeres permanecerá abierta hasta el 26 de marzo, de martes a domingo, de 11 a 17 horas.

  • Norma Lucía Piña Hernández, una aliada de las mujeres

    Norma Lucía Piña Hernández, una aliada de las mujeres

    Hace dos meses exactamente, en la toma de protesta de 87 nuevas juezas, la ministra Norma Lucía Piña Hernández reconoció haber sentido una profunda nostalgia al preparar el mensaje que les compartió. “Las veo y me veo”, les dijo.

    Y es que la ahora presidenta del Poder Judicial de la Federación tiene ahí una carrera de 34 años que hoy alcanza su punto culminante, convertida en la primera mujer en México al frente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).

    Pero antes de ser jueza, Norma Piña fue maestra normalista y como tal emprendió la doble y triple jornada de estudiar la licenciatura de Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y sacar adelante a su familia.

    Asistía a Ciudad Universitaria de 7 a 11 de la mañana, hacía escala en su casa para comer y continuaba por la tarde sus labores docentes.

    Concluida su licenciatura en la Facultad de Derecho en 1984, continuó con su formación académica, obteniendo ahí en 1988 el doctorado. Ese año ingresó como secretaria proyectista en el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito. Y en 1989 cursó una especialidad en el instituto de la SCJN.

    COLABORADORA DE SÁNCHEZ CORDERO

    A partir de 1992 fue secretaria de Estudio y Cuenta en la Primera Sala de la Corte, una tarea estratégica para la formulación de los proyectos que los ministros desahogan en materia de derechos humanos.

    Una sala que en su momento encabezó la ministra Olga Sánchez Cordero, para quien la penalista Piña Hernández trabajó en ese encargo hasta 1998, año en que se convirtió en jueza por oposición en Morelos, responsabilidad que continuaría en el Distrito Federal como jueza de Distrito en Materia Administrativa.

    A esa fase de su biografía hizo alusión la ministra Piña Hernández el 3 de noviembre pasado ante las juzgadoras que asumían ese rol.

    Han pasado tantos años y lo recuerdo como si fuera ayer: ¿Qué hay detrás de este día tan significativo? ¿Cuántas horas de estudio, cuántas noches sin sueño, qué malabares se inventaron para estudiar y no dejar de atender a sus hijas e hijos, a sus padres? ¿Quién fue su red de apoyo para lograr estar hoy aquí? ¿A cuántas de ustedes les persiguió la culpa? Esa culpa que no nos suelta a las mujeres, aunque sepamos que no debiera estar ahí”.

    Algunas juezas lloraron al escuchar el emotivo discurso en el que la ministra habló de la exclusión sistemática y estructural de las mujeres en el Poder Judicial y del desafío aún interminable de superar cotidianamente el desequilibrio en el balance entre el trabajo y la familia.

    SIN LUGAR PARA EL PROTAGONISMO

    Varias advertencias resonaron ese día en la explanada del Consejo de la Judicatura General, cuando la nueva presidenta de la Corte les dijo que la honestidad personal es piedra angular de la imparcialidad y que el juzgado era un espacio para el estudio en soledad para la construcción de sentencias que definen vidas.

    Si lo que les llena en la vida es el protagonismo, el individualismo y la fama, este no es el lugar”, les advirtió.

    Fueron consejos sobre cómo soportar las presiones internas y externas a la hora de impartir justicia, y del necesario y obligado trabajo en equipo que entre ellas debían procurar.

    Si priva la humidad, si hay sororidad, todo será más fácil, o tal vez debería decir, menos complicado”, les alertó.

    Larga es la lista de las definiciones que ahí se compartieron y que, en retrospectiva, hoy se configuran como premisas de la ministra que una semana después, el 11 de noviembre, buscaría abiertamente el respaldo de sus compañeros.

    Porque entonces la ahora presidenta de la SCJN transgredió la regla no escrita de nunca ventilar en los medios las aspiraciones de ocupar ese cargo.

    ROMPIENDO EL SILENCIO

    Y es que Norma Piña rompió el silencio en una entrevista con el periódico El País, afirmando que quería ser la primera mujer en encabezar la Corte.

    Fue un destape sorpresivo para una ministra que hasta ayer no tenía cuenta en Twitter y que habrá de suceder en la presidencia de la Corte a uno de los personajes de la vida pública mexicana con más éxito en las redes digitales, destacando su presencia en TikTok.

    Como sorpresiva resultó su designación este lunes, en tanto sus resoluciones en el actual sexenio la ubican como una de las ministras del pleno de la SCJN que más señalamientos críticos ha realizado abiertamente en torno a la inconstitucionalidad de reformas y leyes impulsadas por el presidente de la República y la mayoría legislativa de Morena.

    De manera que, a juzgar por los votos en los casos más controvertidos de 2019 a la fecha, Piña Hernández es junto con Luis María Aguilar la que menos coincidencias ha tenido con los alegatos de la autoproclamada Cuarta Transformación.

    Mas no fue la independencia con respecto al Ejecutivo Federal el punto subrayado por la ministra en su pública postulación, sino el referente a la escucha y protección a los actores más cuestionados por la actual administración, al grado de que las ternas enviadas al Senado para definir a los cuatro ministros que se han designado hasta ahora prescindieron de los cuadros de carrera judicial.

    LEALTAD A LA CONSTITUCIÓN

    Hay mucho trabajo por hacer en el Consejo de la Judicatura para defender a jueces y magistrados muy valientes, muy fuertes, que sufren presión cada día y nadie está para ellos. A veces se enfoca mucho el tema en la Corte y no se habla tanto de los juzgadores a los que el narco amenaza o incluso mata. El papel del presidente también es defenderlos”, expuso Piña en noviembre al esbozar su oferta para encabezar al Poder Judicial.

    Esa reivindicación de lo que sucede en los juzgados y tribunales también fue parte del mensaje del 3 de noviembre al responder en voz alta a las interrogantes de “¿cómo ser juezas íntegras? ¿qué es la independencia judicial? ¿cómo aguantar las presiones externas e internas?”.

    Les dijo a las 87 juezas que las virtudes judiciales se construyen sentencia a sentencia, con paciencia y conciencia.

    Y es que la ministra de la Corte que en 2021 defendió el derecho de las mujeres a interrumpir libremente el embarazo y en 2022 fue la más crítica de la Ley de la Industria Eléctrica al considerar que violaba principios constitucionales como el del derecho a un ambiente sustentable, al tiempo que advertía de la confusa votación que se dio en el pleno, sabe –y así lo compartió—que México requiere de una realidad de pesos y contrapesos que a su vez reclama imparcialidad e independencia judicial.

    Habló de la importancia de la modestia y la valentía. E hizo una definición de la que a partir de ahora tendrá que dar cuenta como presidenta de la SCJN: “Una jueza independiente mantiene absoluta lealtad a nuestra Constitución, resistiendo cualquier tipo de presión”.

    FEMINISTA Y LIBERAL

    Considerada por diversas colectivas feministas como una aliada del movimiento de las mujeres, aun cuando ella siempre aclara que no le gustan las etiquetas, Norma Piña contó en 2015 con el respaldo de senadoras de diversas fuerzas políticas cuando fue propuesta por el presidente Peña Nieto para ocupar la vacante que dejaría la ministra Sánchez Cordero.

    El cierre de filas de las legisladoras en esa postulación resultó clave, ya que la magistrada había sido incluida en una ocasión anterior dentro de las ternas de prospectos para la Corte por el presidente Felipe Calderón.

    Magistrada en el Decimocuarto y en el Vigésimo Tribunal Colegiados en Materia Administrativa del Primer Circuito durante 15 años, una trayectoria que inició en el año 2000, Piña Hernández conoce del doble rasero para las mujeres.

    Se auxilió del ademán de las comillas que hizo al aire con sus manos e ironizó: “Ellos son decididos, nosotras, mandonas. Ellos son enérgicos, nosotras agresivas”.

    Y advirtiéndoles a las juezas que “sobre nosotras hablarán y mucho”, criticándolas, les aconsejó enseguida: “No repliquemos lo malo: la palabrería inútil, el descrédito. No hagan caso, centrémonos en impartir justicia en apego al derecho”.

    CONTRA LOS PISOS RESBALOSOS

    Bajo la consideración de que son las sentencias y las instituciones las que permanecen, la ministra Piña es enfática en la idea de que la imparcialidad es aplicar el derecho sin sesgos de ningún tipo y que sólo la congruencia interna genera la tranquilidad que para un juez resulta invaluable y necesaria para tomar las fuerzas requeridas para seguir.

    Convencida de la progresividad de los derechos y de la fuerza que la ciudadanía tiene frente a una SCJN que debe responder a sus reclamos para hacer cumplir la Constitución y los tratados internacionales, su nueva presidenta ha votado también a favor del uso recreativo de la mariguana, la capacidad jurídica de las personas con discapacidad en los asuntos laborales, los derechos de las parejas del mismo sexo y de los hijos o hijas que nacen y se desarrollan en esa familia y por eliminar la prisión preventiva oficiosa.

    Fue ella quien estableció la posibilidad de que organizaciones pudieran presentar amparos para defender el derecho a un medio ambiente sano, en 2016, por la Laguna del Carpintero, precedente que dio pie a algunos amparos para frenar el proyecto del Tren Maya.

    Responsable hasta ayer de la Igualdad de Género de la SCJN y del Poder Judicial, sostiene que México atraviesa tiempos muy complejos porque la violencia es costumbre y “la vida humana, particularmente de las mujeres, desaparece sin registro ni consecuencia”.

    Vista como una ministra de agallas, Norma Piña reclama a las nuevas generaciones nunca olvidar que cuando las mujeres rompen el techo de cristal, están obligadas con aquellas que no han llegado todavía para “ayudarlas a levantarse del piso pegajoso”.

  • Tríada lunar: Artemis, Selene y Hécate

    Tríada lunar: Artemis, Selene y Hécate

    Érase una vez una sociedad en la que dieron a Dios por muerto y algunas mujeres se apropiaron de símbolos viejos. Querían establecer una genealogía femenina, un orden simbólico independiente, posirónico, basado en la risa, la complicidad y el lenguaje propios, así como en cierta espiritualidad.

    Dentro de estos símbolos, está el de la Triple Diosa, que se remonta a la prehistoria europea. Estas culturas tenían cosmovisiones relacionadas con los ciclos de la vida y la muerte, las estaciones y la luna. En el mundo griego se refleja en forma de tríada lunar, compuesta por las diosas ArtemisSelene y Hécate.

    Artemis, diosa virgen de la caza, representa la virginidad y se relaciona con la luna creciente. Selene se asocia con la madre y con la luna llena. A Hécate se la relaciona la luna menguante y la vejez. Es una diosa de origen arcaico y sus atributos fueron cambiando con el tiempo. Inicialmente, fue la Gran Diosa. También se relaciona su sabiduría y vejez con la brujería; de ahí que se la presentara como reina de las brujas. De ella descienden todas las brujas, como Circe o Medea.

    Hécate, de William Blake.

    En las sociedades tribales, con una fuerte conexión con la naturaleza y el ciclo lunar, el inicio de un nuevo ciclo solía coincidir con la luna creciente; la ovulación, con la luna llena; la menstruación, con la menguante. Del mismo modo, esta tríada lunar sirve para interpretar a una escala mayor los ritos de paso de la primera regla, el parto y la menopausia. Representan los ritmos y momentos vitales.

    La reapropiación de este relato comienza en los años setenta. Aquella es la época del feminismo de la diferencia, una rama del feminismo que aboga por “buscar la medida en nosotras mismas” (este es uno de los lemas de la comunidad filosófica Diotima) y por la creación del orden simbólico de la madre, en palabras de Luce Irigaray. Precisamente, lo específico de la medida materna tradicional consiste en su carácter periódico y cíclico que tan bien representa la luna.

    Actualmente, la recuperación y apropiación de símbolos sigue su curso en diversas formas. De aquellos símbolos, estos horóscopos. De una reivindicación de la diferencia basada en el sexo, como la de la historia que acabamos de contar, se pasa, poco a poco, a la reivindicación de símbolos que no aluden al sexo, pero sí a la exaltación de la diferencia basada en una idea de feminidad. Se trata de reivindicar aquello que, por femenino, es sistemáticamente despreciado.

    Artemis/Diana cazadora, de Pierre-Auguste Renoir.
  • Ella es Joanna Prieto, una latina que asesora a Arabia Saudita en su política pública de género

    Ella es Joanna Prieto, una latina que asesora a Arabia Saudita en su política pública de género

    Desde LatinoaméricaJoanna Prieto, es una de las personalidades que ha encabezado el liderazgo de tecnología y ciencia con mujeres y ahora, su trabajo llegó hasta el Banco Mundial donde es parte de la mesa técnica que asesora al Reino de Arabia Saudita en la construcción de su política pública de género para 2023.

    La colombiana es una líder del sector tecnológico en la región, siendo una de las directoras generales de Geek Girls LatAm, una empresa social que se encarga de apoyar a las niñas y mujeres para impactar en cambios sociales, culturales y económicos desde la educación.

    Desde ese proyecto está aportando para “ayudarles a resolver retos que tienen en Arabia Saudita con la equidad de género”, una lucha que ella ha dado en Latinoamérica desde hace más de 10 años.

    La colombiana es una de los dos únicas latinas que está trabajando con el Banco Mundial para la constucción de políticas públicas de género para Arabia Saudita.La colombiana es una de los dos únicas latinas que está trabajando con el Banco Mundial para la constucción de políticas públicas de género para Arabia Saudita.

    Mujeres latinas y árabes trabajando juntas

    Desde el inicio de la carrera de Prieto la tecnología jugó un papel fundamental, primero como el canal de estudio a través de la universidad a distancia y luego, como la herramienta de comunicación para hablar con sus hijos mientras hacía la maestría en España.

    En medio de ese paso, fue consolidando su perfil en favor de las luchas constantes de la mujer para establecer su lugar en la industria. De ahí nació Geek Girls y con el tiempo su rol como líder la llevó en 2022 al Banco Mundial para ocupar un lugar en la construcción de políticas públicas de equidad de género en Arabia Saudita.

    “Mi función dentro de la mesa técnica es recoger todas estas buenas prácticas de la cultura y la mujer latina, de lo que están haciendo las empresas y las sociedades y ponerlas sobre la mesa para evaluar cuáles podemos transferir a Arabia”, aseguró la colombiana, que es una de las dos únicas latinas en este proyecto, a Infobae.

    La primera fase del proyecto con el Banco Mundial consiste en recolectar toda esa información para conocer la situación en ambas regiones y desde ahí iniciar la construcción de las políticas.

    La colombiana es una de los dos únicas latinas que está trabajando con el Banco Mundial para la constucción de políticas públicas de género para Arabia Saudita. (Foto: LinkedIn)La colombiana es una de los dos únicas latinas que está trabajando con el Banco Mundial para la constucción de políticas públicas de género para Arabia Saudita. (Foto: LinkedIn)

    De momento, lo que se ha mostrado desde nuestra región son “los resultados de iniciativas con comunidades con alta vulnerabilidad y que a partir de buenas prácticas en los sectores privado, público y social han ayudado a que ellas mejoren su productividad”.

    Teniendo en cuenta las diferencias culturales que hay entre ambos lados, “porque lo que en Occidente consideramos normal para ellos no lo es”, y lo mismo sucede desde ese lado.

    “En temas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) para ellos no hay diferencias entre hombres y mujeres, se habla de ciencia y tecnología para ambos géneros y tienen buenos indicadores de presencia de mujeres en estas áreas. Hay cosas que con la mirada de uno pensaría que es un tipo de discriminación, pero son temas culturales que hay que respetar y ese es el marco con el que estamos trabajando”, afirmó a Infobae.

    Otra gran diferencia que han encontrado es el acercamiento entre las organizaciones públicas y las empresas privadas, abriendo una puerta grande para que las mujeres tengan el espacio, tiempo y dinero para su desarrollo profesional.

    “Aunque esto puede verse como una intervención es más un aporte del sector privado para que incremente la productividad y el bienestar de las mujeres en el país y por lo tanto suba su contratación”, contó Joanna Prieto.

    Por ejemplo, las entidades asumen los gastos de transporte de las mujeres y de los hijos al trabajo, lo que hace que se “liberen tiempos, responsabilidades o gastos que normalmente eso no lo vemos en Latinoamérica”, lo que para la líder es una oportunidad de aprendizaje importante para la región.

    Todo esto con el objetivo de entender que las oportunidades no dependen de géneros y que desde el punto de vista técnico ambos pueden crear tecnología pero también, teniendo claro que hay diferencias como por ejemplo, que la mujer tiene “mucho más desarrollado el tema social, el componente humano y liderazgo, que puede servir para escuchar al usuario y tener más empatía”.

  • Norma Piña se convierte en la primera mujer presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación

    Norma Piña se convierte en la primera mujer presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación

    La ministra Norma Piña ha sido elegida este lunes como presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Con este nombramiento, la jueza se ha convertido en la primera mujer en presidir el máximo tribunal de México. En sus primeras palabras como presidenta, Piña ha agradecido a sus compañeros, los otros 10 ministros del pleno de la SCJN, “la congruencia”: “Reconozco la determinación por romper lo que parecía un inaccesible techo de cristal”. En solo tres rondas de votación, Piña ha conseguido los seis votos necesarios. En segundo lugar ha quedado el ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, con cinco. Yasmín Esquivel, envuelta en el escándalo del plagio de tesis, quedó descartada tras la segunda ronda, donde solo alcanzó uno.

    Este lunes, la SCJN ha hecho historia. En un país con una inmensa deuda de justicia hacia sus mujeres, el tribunal más importante de México va a estar dirigido por una de ellas. Norma Piña lleva 34 años de carrera judicial y desde el 2015 en la Suprema Corte. Lo adelantó en noviembre en una entrevista con EL PAÍS antes de que se desvelaran los demás candidatos: “Quiero ser la primera mujer presidenta de la Suprema Corte. Y, si los ministros son congruentes con las resoluciones que han aprobado, deberían votar por una mujer”. Hoy esas palabras se han hecho realidad.

    Piña ha dicho, tras recibir el aplauso de sus pares, que asume una doble responsabilidad: por un lado, hacia sus colegas, los ministros, y por otro, hacia las mujeres. “Al ser la primera mujer que preside este máximo tribunal, represento también a las mujeres. Me siento acompañada, respaldada por todas ellas y nosotras. Me siento muy fuerte, porque sé que estamos todas aquí demostrando que sí podemos. Agradezco a las que siempre han creído, a las que no se han cansado de luchar para arrinconar a nuestra cultura patriarcal, honro a las que ya no están”, ha dicho y ha asegurado: “Nos esforzaremos todos los días por crear una sociedad más justa, más igualitaria, sin violencia para las mujeres”.

    La llegada de Piña a la cúspide del poder judicial abre a las mujeres una puerta a la que nunca habían tenido acceso. Aunque en estos últimos cuatro años se han nombrado a 227 juezas de distrito —que equivale al 50% de las nombradas desde 1995—, ellas siguen siendo solo el 40% de las titulares de los juzgados. Y la brecha se hace todavía más amplia cuanto más se sube en los escalones. Por ejemplo, de los 11 ministros del pleno, solo cuatro son mujeres. Ahora una de ellas va a presidir el tribunal y otra, Yasmín Esquivel, una de las salas de la Corte. Tanto Esquivel como la ministra Loretta Ortiz han felicitado en sus cuentas de Twitter a Piña calificando la decisión de “histórica”.

    Una votación de minutos

    La votación para renovar la presidencia de la Suprema Corte y del Consejo de la Judicatura Federal —la misma persona ocupa ambos puestos— ha estado precedida por una presión sin antecedentes. La polémica con la ministra Yasmín Esquivel terminó de tensar el período de campaña y negociación. Sin embargo todo se ha resuelto en una rapidísima elección de tan solo unos minutos. En la segunda ronda, los candidatos más apoyados han sido Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, con cuatro votos, y Norma Piña, con tres. Por lo que solo ellos han pasado a la siguiente tanda, mientras han quedado descartados Javier Laynez, que obtuvo dos, Yasmín Esquivel y Alberto Pérez Dayán, ambos con solo un voto. En esa última ronda, Piña ha logrado sumar seis, frente a los cinco de Gutiérrez Ortiz.

    Piña representa la meritocracia, una cualidad muy valorada dentro del gremio judicial. La ministra es funcionaria de carrera: empezó como secretaria de Estudio y Cuenta en la misma Suprema Corte en 1992, y desde ahí fue escalando —tras una oposición— a jueza en Morelos, después a Ciudad de México en materia administrativa, y en el año 2000 ya se convirtió en magistrada. Quienes la han tratado la definen como una abogada inteligente y sensible.

    Es contundente en las discusiones, como por ejemplo la que permitió la despenalización del aborto: “Cuando se trata de violación, permiten el aborto, en cambio, cuando es libre, no lo permiten. ¿A qué voy? Cuando tiene carácter de víctima no lo limitan, en cambio, cuando otorga consentimiento no le permiten abortar en ningún tiempo. Entonces, la norma lo que castiga es la conducta sexual de la mujer, lo que a mi juicio también la hace inconstitucional”. Y clave en otras, como la que llevó al caso conocido como Laguna del Carpintero a la Corte en 2016 y que permitió a partir de entonces denunciar la violación del derecho a un medio ambiente sano.

    Contrapeso a López Obrador

    Norma Piña es identificada como el principal contrapeso a Andrés Manuel López Obrador dentro de la Suprema Corte. Votó en contra de la reforma eléctrica, del padrón telefónico y varios temas relacionados con la austeridad del Ejecutivo. Aunque, por ejemplo, dio su voto a favor de la reciente militarización. En total, el periódico Reforma ha calculado que de 18 asuntos claves para el Gobierno de López Obrador, Piña solo ha estado en tres en la misma posición que el presidente, la que menos de todos los ministros.

    Piña fue tajante, por ejemplo, en la discusión sobre la prisión preventiva oficiosa, la figura legal protegida por el presidente y considerada como inconstitucional por los tribunales internacionales. De hecho, la ministra propusó uno de los proyectos para eliminarla, que no se llegó a discutir, y la definió como “violatoria a los derechos humanos”: “Es incompatible con nuestra propia constitución y con el derecho internacional”.

    La relación con el presidente en un factor que marcará el rumbo de los próximos años de la Corte. Especialmente frente a un poder Ejecutivo invasivo en muchas ocasiones. Hoy mismo antes de la votación, López Obrador ha presionado al poder judicial señalando que estaba “secuestrado”.

    Los abogados no olvidan que en 2019, el presidente lanzó la advertencia de crear una tercera sala en la Suprema Corte, lo que implicaría el nombramiento de cinco nuevos ministros por su Gobierno y por tanto un mayor control sobre las decisiones, o la conformación de un tribunal constitucional, es decir, de otro órgano por encima de la SCJN. Con ese panorama, el jurista Luis Tapia explicaba la importancia de cuidar las relaciones institucionales ante la posible vuelta de esas amenazas: “Estamos en una guerra de baja intensidad. Tener una buena relación con el Ejecutivo es importante porque al final son poderes que tienen que dialogar”.

    Beatriz Guillén

  • México comienza 2023 con el primer feminicidio del año

    México comienza 2023 con el primer feminicidio del año

    El primer asesinato machista del año en México ha sucedido solo a unas horas de que diera comienzo 2023. Una mujer fue golpeada y degollada en un departamento de la colonia Playa Sol, en el municipio de Coatzacoalcos, en el Estado de Veracruz. Las autoridades investigan el asesinato de acuerdo al protocolo del delito de feminicidio ya que por ley toda muerte violenta de mujer debe ser investigada como tal.

    De acuerdo a las primeras informaciones publicadas por la prensa local, la mujer conocida como “Queta”, fue asesinada en la tarde del 1 de enero. Una llamada de emergencia al 911 alertó sobre el cadáver de la mujer. La policía municipal que llegó al lugar de los hechos acordonó la zona. Horas después, agentes de la Fiscalía del Estado detuvieron a dos hombres como presuntos responsables del asesinato. El cuerpo que fue levantado por peritos criminalistas, ha sido llevado al Servicio Médico Forense (Semefo) donde espera a ser reconocido por los familiares de la mujer.

    Pocos datos más han trascendido sobre el asesinato de “Queta” en Coatzacoalcos, una tónica que se repite en la mayoría de los casos que no alcanzan a hacerse mediáticos. 2022 cerró como un año sangriento para las mujeres en México. De acuerdo al Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) entre enero y noviembre fueron asesinadas en el país 3.450 mujeres, de los que 858 casos se clasificaron como feminicidio y 2.592 como homicidios dolosos. El caso de “Queta” se convierte en el primero del año en Veracruz, sin embargo, se trata del tercero de la semana que sucede en el Estado. El pasado 24 de diciembre, una mujer llamada María del Pilar ‘N’, de 52 años y trabajadora de Petróleos Mexicanos, fue asesinada a manos de su hijo en Minatitlán, quemada y arrojada a la basura. El 27 de diciembre otra mujer, María Yahaira Oxte, de 41 años, fue asesinada a puñaladas en Coatzacoalcos. La policía detuvo a su pareja como principal sospechoso del feminicidio. Su cuerpo, igual que el de “Queta” espera en la mesa del forense a que su familia, originaria de Yucatán, acuda a reconocer el cadáver.

    Veracruz es el cuarto Estado que más feminicidios registró el año pasado con 63 casos, solo por delante del Estado de México con 131 feminicidios; Nuevo León con 85 y Ciudad de México con 70. En cuanto a homicidios dolosos de mujeres, Guanajuato pasó a ser la entidad más peligrosa con un un total de 382 entre enero y noviembre, seguido de Baja california con 252; Estado de México con 241; Michoacán con 228 y Chihuahua con 181. En México, en promedio son víctimas de feminicidios 10 mujeres al día.

    Otras violencias también mostraron datos alarmantes, 251.159 mujeres sufrieron violencia familiar en sus hogares. Los expertos señalan que este tipo de maltrato puede llegar a ser la antesala de un feminicidio, su manifestación más cruda. En más del 50% de los casos, este tipo de delitos son cometidos por la pareja sentimental, el marido o el novio de la víctima. Los datos de violencia sexual también resultaron alarmantes, en total 21.615 mujeres denunciaron haber sido víctimas de violencia sexual, según las autoridades, mientras que las llamadas al 911 por esta cuestión se duplicaron respecto a 2016.

    Las fiestas decembrinas junto con el periodo de verano y vacaciones es la época de mayor incidencia de violencia machista debido a varios factores de riesgo: más tiempo conviviendo con los agresores, mayor agresividad de los maltratadores, mayor consumo de alcohol y otras sustancias y un aumento de los conflictos familiares, entre otros.

  • Mujeres mayores cuidando a mayores: de lo que casi nadie habla

    Mujeres mayores cuidando a mayores: de lo que casi nadie habla

    Uno de los principales problemas no atendidos, tanto en términos de política pública, formación/capacitación profesional, como en generación de conocimiento desde la academia, es el sistema de cuidados construido por y para personas mayores en México, ante una situación emergente como lo es la transición demográfica en el país. De acuerdo con información censal del INEGI (2020), en 1990 la población de 60 años y más representaba 6.4% de la población total, proporción que aumento´ a 9.9% en 2010 y alcanzará un 21.5% en el año 2050, es decir, más de 32.4 millones de mexicanos serán personas mayores.

    Sin embargo, ¿qué se entiende por sistema de cuidados? Consideramos pertinente precisar que lo definimos como un conjunto de acciones articuladas que buscan la autonomía, el desarrollo integral y bienestar de todas las personas que necesitan cuidados, pero también de quienes los otorgan. Pautassi (2007) en este sentido refuerza que el acto de cuidar, recibir cuidados y también “cuidarse” es un derecho universal ineludible, independientemente de la situación, condición de dependencia, o el estatus laboral (formal, remunerado, informal, no remunerado) en el que se realicen.
    No obstante, aunque el tema debería de colocarse al centro del debate público y ser de interés generalizado, ante el incremento en la esperanza de vida, así como de la vulnerabilidad e interdependencia en cualquier momento del curso de nuestra existencia, los cuidados se han pensado como un asunto exclusivo de las personas que hoy cursan su vejez, con una responsabilidad exhaustiva que recae completamente sobre sus familias y, al interior de ellas, sobre las mujeres.
    Dicha exclusividad deviene de la concurrencia simultánea de una serie de factores como el viejísmo encarnado que imposibilita reconocernos en ese o esa adulta mayor que seremos y la división sexual del trabajo que ha condicionado a las mujeres a la esfera privada y no remunerada a través del imaginario colectivo en el que se ha construido la creencia de que poseen cualidades naturales superiores a los hombres para cuidar, amar y atender.

    Esta naturalización contribuye a la escasa valoración social y a la falta de estrategias gubernamentales y ciudadanas para erradicar el modelo desigual en el que se realizan los cuidados intensos, extensos y/o especializados.

    La invisibilización de la mujer mayor como persona que otorga cuidados

    Desde una mirada interseccional se vislumbra que las mujeres que otorgan cuidados al interior de las familias no son un grupo homogéneo y sobre ellas recaen importantes dimensiones de la opresión, por ejemplo, la edad que las coloca en condiciones de mayor vulnerabilidad. Villagómez y Vera (2013) refieren que la población de personas mayores en México representa uno de los grupos poblacionales más vulnerados junto a la población infantil, las personas con alguna discapacidad, las personas de pueblos originarios y, sobre todo, las mujeres que, aunque presenten una esperanza de vida mayor a los hombres, las condiciones en las que cursan su propia vejez son inciertas.

    Por tanto, el sistema de cuidados que construyen las familias no solo debe pensarse bajo una perspectiva de género, sino desde una perspectiva de vejez, porque estos escenarios se recrudecen cuando pensamos en ¿quién cuida hoy? Ya que la demanda de estas mujeres mayores al interior de los hogares (como esposas, hijas, nueras, etc.) ha aumentado considerablemente.

    La incorporación de mujeres jóvenes/adultas en el mundo de lo público-remunerado, las crisis de los cuidados, es decir, los arreglos familiares anteriores que actualmente son insostenibles ante la existencia de una mayor población que requiere atención y una menor disponibilidad de las personas para hacerse cargo 24/7, y los cambios demográficos que visibilizan un envejecimiento acelerado con altas tasas de dependencia de la población que necesita cuidados, son algunos de los factores que posibilitan vislumbrar la alta participación de ellas.

    Ante este panorama, se reconoce que la situación de las mujeres mayores cuidadoras de personas mayores refleja una realidad insuficientemente valorada en la familia, en la sociedad, en las instituciones y en la política social. La práctica del cuidado que otorgan se realiza en condiciones de desigualdad y falta de reconocimiento, independientemente de que ellas lo vivan como una respuesta de afecto y obligación moral hacia sus familiares. La acción de cuidar lleva implícitas prácticas de invisibilidad (Arroyo, 2010).

    Por lo tanto, consideramos urgente subrayar que las personas mayores no solo se posicionan como receptoras del cuidado, sino que son ellas, las mujeres mayores, quienes se edifican como un pilar fundamental que otorga bienestar dentro del contexto familiar ante la reservada corresponsabilidad del Estado-comunidad-mercado y las condiciones cada vez más frágiles y limitadas de los servicios sociales.

    La invitación gira en torno a visibilizar y repensar la apropiación desigual del cuidado, pero también a detenernos a escuchar y entrever las múltiples experiencias de un colectivo que ha permanecido en el anonimato experimentando múltiples exclusiones: por ser mujer, por ser mayor y por ser una persona que otorga cuidados.

    Referencias

    • Arroyo, M. (2010). El cuidado en la vejez avanzada: escenarios y tramas de violencia estructural y de género. Iberofórum, (10), 1-21.
    • INEGI (2020). Índice de envejecimiento por entidad federativa, serie de años censales de 1990 a 2020. https://www.inegi.org.mx/app/tabulados/interactivos/?pxq=Poblacion_Poblacion_05_da611615-0bef-4433-933d-d6746c924ad4&idrt=123&opc=t.
    • Pautassi, L. (2007). El cuidado como cuestión social desde un enfoque de derechos. CEPAL – Serie Mujer y Desarrollo, (87), 3-50.
    • Villagómez Váldes, G. y Vera Gamboa, L. (Coords.) (2013). Vejez. Una perspectiva sociocultural. Universidad Autónoma de Yucatán-Universidad Autónoma de Campeche.

    Denisse Díaz

    Doctoranda en Ciencias Sociales en la Universidad Autónoma de Yucatán, maestra en Estudios Culturales por la Universidad Autónoma de Chiapas y licenciada en Gerontología por la misma universidad. Colaboradora del cuerpo académico consolidado Educación y Desarrollo Humano UAChis 038 PRODEP.

    Gina Villagómez

    Dra. en Antropología Social, profesora investigadora de la Universidad Autónoma de Yucatán. Autora de libros sobre estudios de género y vejez. Activista feminista. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores nivel II del Conacyt.

    @GinaVillagomez1

  • Ocho libros sobre maternidad para pedir a los Reyes Magos

    Ocho libros sobre maternidad para pedir a los Reyes Magos

    La incorporación de la maternidad como tema en el discurso cultural y literario no responde a una moda sino a una necesidad. Así lo afirmaban distintas autoras en un reciente reportaje publicado en Mamas & Papas sobre el supuesto boom de la literatura sobre maternidad. Con la intención de seguir sumando títulos con los que aproximarnos a una cuestión tan compleja y universal, ofrecemos una recopilación de ocho libros publicados en los últimos meses, que pueden ser un estupendo regalo que incluir en la carta a los Reyes Magos.

    Portada de '¿Ha muerto mamá?' (Nórdica).

    ‘¿Ha muerto mamá?’ (Nórdica)

    Repudiada por su familia tras abandonar a su marido y su carrera para iniciar una nueva vida en Estados Unidos con su profesor de Arte, Johanna, ya madre y consagrada como artista, regresa tres décadas después a su ciudad noruega natal para preparar una exposición retrospectiva de su carrera. Allí, mientras intenta con escaso éxito crear una obra nueva que ejerza como pieza central de la exhibición, la artista deberá enfrentarse a un pasado marcado por la figura de un padre autoritario —ya fallecido— y una madre y una hermana que se niegan a verla. Una obsesión casi enfermiza por encontrarse con su madre que la escritora Vigdis Hjorth narra con maestría, en un monólogo en primera persona que mezcla recuerdos y reflexiones presentes, cordura y delirio, y que llevará a Johanna a dar con una imagen de su pasado capaz de explicar el presente y de liberarla de su obsesión por recuperar lo irrecuperable.
    Portada de 'Estás muy callada hoy' (Seix Barral).

    ‘Estás muy callada hoy’ (Seix Barral)

    Este título supuso en 2019 el debut en la novela de la escritora bonaerense Ana Navajas. Ahora, Seix Barral edita en España este relato, a veces ligero y a veces profundo, confeccionado a través de recuerdos y pequeños fogonazos de vida cotidiana. A partir de ellos, mezclando hábilmente biografía y ficción, la autora argentina, a modo de caleidoscopio, se cuenta desde diferentes prismas. Sobre todo lo hace como madre y ama de casa con inquietudes literarias (presente), y como hija (pasado) de una madre muerta que, sin embargo, Navajas convierte en protagonista omnipresente de la novela.
    Portada de Antes del salto (Libros del Asteroide).

    ‘Antes del salto’ (Libros del Asteroide)

    Cuando emprende una mudanza a Lisboa, la escritora Marta San Miguel se da cuenta de que entre el equipaje ha olvidado meter la foto de ‘Quessant’, el caballo que montó durante su infancia. Esa foto juega un papel central en ‘Antes del salto’, una personalísima novela que hace que el lector se plantee hacia dónde mira y a qué se agarra antes de cada uno de los saltos que da en su vida. Además, nos invita a mirar hacia los márgenes de las fotos, hacia esas cosas, personas y sensaciones que quedan fuera del encuadre y, con el tiempo, también fuera de nuestro imaginario. La maternidad y la ‘hijidad’ comparten protagonismo en esta emotiva y poética novela con los recuerdos y la memoria, que aprovechan el parón laboral que supuso para la periodista su traslado a Lisboa para abrirse paso a dentelladas en mitad de su nueva realidad portuguesa.
    Portada de 'Dar a sombra'.

    ‘Dar a sombra’ (Malpaso)

    La búsqueda de la maternidad de Berta Mongé queda plasmada en las páginas de ‘Dar a sombra’, un libro fragmentario en el que conviven el agotamiento y la desesperanza de quien desea ser madre pero los hijos no llegan. “Me pinchas las hormonas como cuando me haces el amor: con firmeza, con ternura, con la luz encendida. Entenderemos que esto no es lo que pensamos ni lo que nos dijeron. Ahora no sabes si la suerte existe o si se acaba. Entenderás que querer no es poder”, escribe. Mongé habla desde la propia vivencia, pero su experiencia es también colectiva: la de aquellas mujeres que cuando llega el momento de querer o poder ser madres se encuentran de bruces con el monstruo de la reproducción asistida.
    Portada de 'La belleza en la infancia' (Eolas Ediciones).

    ‘La belleza en la infancia’ (Eolas Ediciones)

    La escritura bellísima de Elisa Martín Ortega hace justicia al título de este título. Este es un libro homenaje de una amante de la niñez a las primeras veces, a la llegada del lenguaje y el pensamiento, a la intensidad de las primeras experiencias vitales, al amor y el respeto como único sustento posible. En poco más de 100 páginas nos encontramos con agudas reflexiones sobre la infancia, esa etapa de la vida que queremos abandonar cuanto antes, pero que en realidad siempre permanece en nosotros en forma de nostalgia, silencios e imágenes. En ‘La belleza en la infancia’ no hay un lenguaje académico, pero sí un trasfondo filosófico al que Elisa Martín acerca a través de fábulas, vivencias personales y referencias a otros autores.
    Portada de 'La familia' (Anagrama).

    ‘La familia’ (Anagrama)

    Sara Mesa vuelve a introducir al lector en un espacio asfixiante y que remueve. Si en ‘Un amor’ ese espacio asfixiante era una pequeña aldea de la España vaciada, en su nueva novela ese lugar lo ocupa la familia, un ente que, más allá de la idealización, posee un potencial enorme para la opresión. Ese potencial lo capta y lo refleja a la perfección la escritora en las páginas de ‘La familia’, una inquietante novela coral que hace ‘zoom’ sobre las grietas de una familia en apariencia —y de puertas para afuera— perfecta, pero envenenada por dentro por la figura de un padre —también perfecto de puertas para afuera— autoritario y fanático de unos ideales pedagógicos que se convierten en una cárcel para su mujer y sus hijos.
    Portada de 'Un hijo cualquiera' (Libros del Asteroide).

    ‘Un hijo cualquiera’ (Libros del Asteroide)

    El último libro de Eduardo Halfon alimenta la gran novela personal por entregas que el escritor guatemalteco inició con ‘El boxeador polaco’. Mezclando con maestría biografía y ficción, ‘Un hijo cualquiera’ se emparenta también con el primer libro del autor, ‘Saturno’. Aquel era la carta de un hijo a un padre déspota y ausente, un ‘matar al padre’ en toda regla. En ‘Un hijo cualquiera’, sin embargo, el padre es Halfon y su experiencia paterna empapa unos relatos por los que sobrevuelan sus temas predilectos: la identidad, el desarraigo, la infancia o la muerte.
    Portada de 'Los reyes de la casa' (Anagrama).

    ‘Los reyes de la casa’ (Anagrama)

    La autora francesa Delphine de Vigan da forma a un fascinante ‘thriller’ que pone el foco de atención sobre la sobreexposición en redes sociales a la que son sometidos muchos niños por parte de sus progenitores, en un lucrativo negocio aderezado con filtros y emoticonos del que son cómplices marcas y espectadores. Una apasionante novela sobre un mundo, el nuestro, en el que la intimidad es un bien escaso. Sammy y Kimmy, dos hermanos convertidos en estrellas de YouTube por su madre, son los desafortunados protagonistas de esta historia con la que De Vigan permite reflexionar sobre este presente de exhibicionismo y asomaros a un futuro al que difícilmente muchos menores llegarán indemnes.