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  • Decenas de mujeres exigen ante el Parlamento libanés sentencias más duras contra los agresores sexuales

    Decenas de mujeres exigen ante el Parlamento libanés sentencias más duras contra los agresores sexuales

    Las congregadas iban vestidas de negro con pancartas que rezaban, entre otros eslóganes, «Por un castigo acorde con el crimen». Luego, los manifestantes levantaron los puños y corearon consignas como «¡Reforzamiento de las penas! ¡Este crimen debe ser juzgado!», según recoge el diario An Nahar.

    La manifestación tiene lugar después de que el colectivo por los Derechos de la Mujer Abaad denunciara que seis de cada diez mujeres víctimas de abusos sexuales optan por no presentar denuncia por temor a atentar contra el honor de su familia, según recoge Sky News.

    El texto va acompañado de una encuesta en la que el 75 por ciento de las mujeres encuestadas cree que el abuso sexual es principalmente un ataque corporal y psicológico, mientras que el 71 por ciento de ellas enfatiza que la sociedad libanesa ve este tipo de delitos como un ataque al honor de la familia.

    La directora de la organización, Guida Inati, insistió en la importancia de sacar este tipo de delitos de la estrecha visión social del «honor de la familia», y de luchar con fuerza contra este flagelo, según declaraciones recogidas por el ‘L’Orient le Jour’.

    En este sentido, Inati anunció el lanzamiento de una campaña de 16 días a partir de este sábado para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas, en constante coordinación con los bloques parlamentarios, para la reforma del código penal.

     

  • Las mujeres en México, hartas de la violencia: “Salgo a la calle porque asesinaron a mi amiga”

    Las mujeres en México, hartas de la violencia: “Salgo a la calle porque asesinaron a mi amiga”

    Casi un mes después de que Ariadna López fuera asesinada en un departamento de la colonia Roma sus amigas han gritado fuerte su nombre por las calles de Ciudad de México. “¡No estamos todas, falta Ari!” gritaban a pleno pulmón con los ojos llenos de lágrimas y la boca colmada de rabia. Entre las 15 chicas sujetan una enorme pancarta morada llena de girasoles amarillos. “Eran sus flores favoritas”, dice Adai Ruiz, de 27 años. “Este 25N salgo a la calle porque asesinaron a mi amiga, pero pudimos ser cualquiera de nosotras”, asegura.

    Este viernes, 25 de noviembre, se conmemora el Día por la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres en todo el mundo y México tiene motivos más que suficientes salir a las calles a gritar ¡basta! contra una violencia que se cobra la vida de 11 mujeres cada día. “Las mujeres en México tenemos miedo ya no podemos confiar ni en el taxista ni en el amigo… estamos cansadas, agotadas, tristes”, denuncia la joven. En el país también hubo manifestaciones en Oaxaca, Estado de México, Morelos, Yucatán, Nuevo León, Puebla y Tlaxcala, entre otros Estados.

    Desde 2018, 17.776 mujeres han sido asesinadas, de acuerdo a cifras oficiales, mientras que el 70% de las mexicanas ha experimentado algún tipo de violencia a lo largo de su vida, según cifras del INEGI. Pero más allá de las estadísticas, las amigas de “Ari”, como le decían con cariño, quieren honrar su memoria para que no se convierta en un caso más. “Aunque se haga justicia sigamos recordando siempre a Ariadna”, dice otra de sus amigas. El 2 de noviembre, cuando la chica llevaba dos días desaparecida, fueron las amigas las que reconocieron su cadáver a través de una publicación en redes sociales. Unos ciclistas habían encontrado su cuerpo en una carretera del Estado de Morelos y subieron fotos de sus tatuajes por si alguien la reconocía. Era ella, no había duda. La joven había ido a un bar con unos amigos y nunca más regresó.

    Las dos últimas personas que la vieron con vida, Rautel ‘N’ y Vanessa ‘N’, se encuentran detenidas en prisión preventiva acusados del delito de feminicidio a la espera de un juicio. Unas imágenes del hombre cargando el cadáver de la joven en el estacionamiento de su casa fueron definitorias para dictar la orden de aprehensión en su contra. “Es y siempre será una integrante de mi familia y sé que todas las que estamos aquí la considerábamos una hermana”, dice una tercera amiga que viste una camiseta morada con la cara de su amiga y un girasol. “Vamos a luchar por ella hasta que la gente que le hizo lo que le hizo pague. Porque esos merecen estar refundidos en el infierno”, dice con rabia.

    La manifestación transcurrió de manera pacifica en la mayoría del recorrido. Hubo algunos enfrentamientos aislados entre integrantes del bloque negro y la policía que resguardó la marcha. Por tramos, en la calle, hubo más agentes parapetadas detrás de sus enormes escudos que manifestantes. Respecto a otros años la asistencia fue menor, las autoridades señalan que participaron en torno a unas 3.000 personas que salieron desde dos contingentes, uno desde la Glorieta de las Mujeres que luchan (antigua glorieta de Colón) y el otro desde el Ángel de la Independencia. Una de ellas fue Alejandra Rivera, de 35 años. Hace más de una década su tío asesinó a su tía de una forma brutal y fue sentenciado a 15 años de prisión. Rivera dice que quedó marcada por aquella muerte cuando era muy pequeña. “Ninguna condena repara el daño psicológico y el daño que le hacen a la familia”, asegura.

    Rivera también cuenta que hace unas semanas la tía de una amiga suya fue asesinada en Perú. El cuerpo de Blanca Arellano fue encontrado hace unas semanas en una playa, víctima de lo que podría ser una red de tráfico de órganos. “La familia está devastada”, dice Alejandra. “Vendió todas sus pertenencias para irse a vivir con su novio. Se fue en busca del amor y la asesinaron. El tipo primero dijo que se había regresado a México, y después negó conocerla”, apunta.

    La manifestación ha terminado en el Zócalo de la capital, donde varias madres de víctimas de feminicidio han tomado la palabra para exigir un alto a la impunidad, al maltrato que reciben de las autoridades encargadas de las investigaciones y contra los jueces que no juzgan con perspectiva de género y dejan en libertad a los feminicidas de sus hijas. A estas grandes fallas sistemáticas hay que agregar la elevada tasa de impunidad que tiene México, donde el 95% de los delitos no se resuelven. En el suelo de la plancha central, colectivos de mujeres han pintado siluetas femeninas para honrar a todas las que ya no están. El lugar parece la escena de un crimen masivo, una representación muy certera de la realidad que viven las mujeres en el país.

    La madre de Diana Velázquez, asesinada en Chimalhuacán (Estado de México) en 2017, habla desde un pequeño escenario frente a Palacio Nacional, la residencia del presidente Andrés Manuel López Obrador. El mandatario se ha negado a aceptar el aumento de los feminicidios en México, pese a que las estadísticas indican otra cosa. “Hasta el momento no hay justicia, no hay verdad. Seguimos luchando todos los días y gritando ‘¡Justicia para Diana!’ y nombrando la incompetencia del Estado, policías, ministerios públicos y jueces. Después de cinco años he recibido solo burlas y simulaciones de un Estado corrupto e indolente”, ha denunciado Laura Velázquez gritando en mitad de la plaza. “No me voy a callar de todo lo que le hicieron a mi hija, nunca me voy a olvidar de cómo me la asesinaron los cobardes, cómo me la asesinaron esa madrugada, cómo me la violaron, cómo me la golpearon y cómo me la dejaron en la calle como si fuera basura”, ha continuado la mujer con la voz desgarrada por el dolor.

    Ese sentimiento desgarrado lo comparten miles de madres en todo el país, como por ejemplo, Concepción Rivera, madre de la abogada Grisell Pérez, asesinada en marzo de 2021 supuestamente a manos del que era su pareja sentimental. Pérez tenía un refugio para mujeres en situación de vulnerabilidad en el Estado de México. Se llamaba La Cabaña de la Sabiduría y desde ese lugar se dedicaba a la defensa y al acompañamiento de mujeres víctimas de violencia, feminicidios, desapariciones y trata de personas. Hoy las autoridades informaron a la familia que detuvieron al hombre. “Me da tranquilidad pero aquí no acaba la carrera por conseguir justicia para mi hija”, dice la señora Rivera.

    Después de la detención, un juez deberá decidir si vincula a proceso al detenido y comienza un juicio para determinar su culpabilidad o su inocencia. “Yo busco una condena máxima contra el asesino de mi hija. Es una persona que no puede seguir en la sociedad para que no siga lastimando a más gente”, afirma la madre de Grisell Pérez. Dice que está ahí por el profundo amor que le tiene a su hija y porque ella hubiera querido que marchara si algo le pasaba.

    A algunos metros de Concepción Rivera, las amigas de Ariadna López han extendido sus carteles y pancartas en el suelo y recuerdan a su amiga en un círculo improvisado. Ese amor también se hace palpable en ellas. “Aunque Rautel y Vanessa estén en la cárcel, Uriel Carmona [fiscal de Morelos] también es responsable por encubrir el feminicidio de Ari. Si no fuera por todas nosotras, se hubiera quedado que Ariadna se ahogó con su propia saliva”, recuerda enojada una de las chicas.

    Otra joven toma el megáfono y dice emocionada: “Quiero que sepan que yo estaría aquí por cada una de ustedes y gritaría por ustedes… Y sé que Ari estaría aquí por cada una de nosotras. ¡Justicia para Ari!”.

    Almudena Barragán

  • Otro futuro sin violencia contra la mujer es posible

    Otro futuro sin violencia contra la mujer es posible

    La violencia contra las mujeres y las niñas sigue siendo preocupante: una de cada tres mujeres se ve afectada por algún tipo de violencia de género y cada 11 minutos una mujer o niña muere asesinada por un familiar.

    Hace cinco años, el movimiento #MeToo, fundado por Tarana Burke en 2006, provocó una movilización mundial que manifestó la urgente necesidad de prevenir y responder a la violencia contra las mujeres. Otros movimientos en todo el mundo como #NiUnaMenos, #BalanceTonPorc, #TimesUp entre muchos otros, también catalizaron el cambio.

    Desde entonces, ha habido una sensibilización y un impulso sin precedentes para poner este tipo de violencia sobre las mesas de las agendas gubernamentales, con leyes y políticas, servicios esenciales y estrategias de prevención.

    Pero al mismo tiempo se ha producido un incremento de los movimientos antiderechos, incluidos los grupos antifeministas, lo que ha provocado una reducción del espacio reivindicativo, una reacción contra las organizaciones de derechos de las mujeres y un aumento de los ataques contra estas activistas.

    Apoyar e invertir en organizaciones y movimientos feministas fuertes y autónomos es fundamental para acabar con este tipo de violencia, de ahí que el tema de este año sea ¡ÚNETE! Activismo para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas

    Llena con nosotros el mundo de color naranja para mostrar tu deseo de poner fin a la violencia de género.

    Forma parte de nuestros 16 días de activismo

    Como cada año, el Día Internacional para Eliminar la Violencia contra la Mujer marca el comienzo de la Campaña Únete de la ONU, 16 días de activismo (25 nov-10 dic) que concluyen coincidiendo con el Día Internacional de los Derechos Humanos.

    La campaña 2022 ¡ÚNETE! Activismo para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas tiene el objetivo de movilizar a todos los miembros de la sociedad para que se conviertan en activistas, se solidaricen con las defensoras de los derechos de las mujeres y apoyen a los movimientos feministas del planeta para evitar el retroceso de los derechos de las mujeres y conseguir un mundo libre de violencia de género.

    Dicha iniciativa, liderada por el Secretario General de las Naciones Unidas y ONU Mujeres desde 2008 como apoyo a un movimiento de activistas global, contará con un acto oficial que tendrá lugar el miércoles, 23 de noviembre (10.00-11.30am ET). Puedes seguir el evento en línea a través del canal de Youtube de ONU Mujeres o a través de ONU Web TV.

     

    Ilustración de una mujer levantándose dentro de una casa pequeña

    ¡Participa en la campaña!

    ¡Únete en nuestros 16 días! Actúa de altavoz de las supervivientes y de las asociaciones y movientos que luchan por los derechos de las mujeres. Todos podemos hacer algo para empoderar a las afectadas, así como prevenir y reducir la violencia de género. Utiliza los materiales para las redes sociales de ONU Mujeres que están en tus redes y conviértete en activista.

    Por qué debemos eliminar la violencia contra la mujer

    La violencia contra mujeres y niñas es una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas, persistentes y devastadoras del mundo actual sobre las que apenas se informa debido a la impunidad de la cual disfrutan los perpetradores, y el silencio, la estigmatización y la vergüenza que sufren las víctimas.

    En forma general, la violencia se manifiesta de forma física, sexual y psicológica e incluye:

    • violencia por un compañero sentimental (violencia física, maltrato psicológico, violación conyugal, femicidio);
    • violencia sexual y acoso (violación, actos sexuales forzados, insinuaciones sexuales no deseadas, abuso sexual infantil, matrimonio forzado, acecho, acoso callejero, acoso cibernético);
    • trata de seres humanos (esclavitud, explotación sexual);
    • mutilación genital, y
    • matrimonio infantil.

    Para mayor clarificación, la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer emitida por la Asamblea General de la ONU en 1993, define la violencia contra la mujer como “todo acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o sicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada.”

    Los efectos psicológicos adversos de la violencia contra las mujeres y niñas, al igual que las consecuencias negativas para su salud sexual y reproductiva, afectan a las mujeres en toda etapa de sus vidas. Por ejemplo, las desventajas tempranas en materia de educación no solo constituyen el obstáculo principal para alcanzar la escolarización universal y hace cumplir el derecho a la educación de las niñas, luego también le restringe el acceso a la educación superior a la mujer y limita sus oportunidades de empleo.

    Aunque todas las mujeres, en todas partes del mundo, pueden sufrir violencia de género, algunas mujeres y niñas son particularmente vulnerables, ejemplo de ellas son las niñas y las mujeres más mayores, las mujeres que se identifican como lesbianas, bisexuales, transgénero o intersex, las migrantes y refugiadas, las de pueblos indígenas o minorías étnicas, o mujeres y niñas que viven con el VIH y discapacidades, y aquellas en crisis humanitarias.

    La violencia contra la mujer sigue siendo un obstáculo para alcanzar igualdad, desarrollo, paz, al igual que el respeto de los derechos humanos de mujeres y niñas. Lo que es más, la promesa de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de no dejar que nadie se quede atrás, no podrá cumplirse sin primero poner fin a la violencia contra mujeres y niñas.

  • Cuando la violencia contra las mujeres la ejercen los Estados

    Cuando la violencia contra las mujeres la ejercen los Estados

    En Irán te detienen si no llevas el velo bien puesto o si dejas visible un mechón de pelo. En Afganistán, a las niñas se les prohíbe ir a la escuela a partir de los 12 años, y las mujeres no salen a la calle si no van acompañadas de su tutor. Saltarse estas prohibiciones tiene severas consecuencias. En lo que va del año, en España, 38 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas, y muchas jóvenes sienten que su teléfono móvil es un instrumento de control para sus novios.

    Pero, ¿qué tienen en común estas mujeres y niñas, que viven en países con culturas y sistemas políticos tan distintos? Les une la violencia de género, una forma de discriminación por el mero hecho de ser mujeres. Una vulneración de sus derechos que toma múltiples formas y ocasiona daños físicos, sexuales, psicológicos, y que incluye amenazas, coacción y privación de libertad, tanto si se produce en la vida pública como si se da en la privada. Así lo proclama la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que, aprobada por las Naciones Unidas en 1993, fue el primer instrumento internacional que abordó explícitamente este tipo de injusticia.

    Hoy, 25 de noviembre, nos hermanamos para exigir que se acabe con todas los abusos que se ejercen contra las mujeres y las niñas en el mundo. Hoy queremos hablar, además, de la violencia de Estado cuando también lo es de género, es decir, cuando los Estados establecen leyes discriminatorias hacia las mujeres, cuando les niegan el derecho a protestar contra esas mismas leyes que anulan su dignidad, y cuando las reprimen, detienen y atacan, incluso con agresiones sexuales, en las manifestaciones por la defensa de sus derechos.

    Las mujeres afganas, a pesar de que los talibanes las han expulsado del espacio público, siguen manifestándose y saliendo a la calle con carteles de protesta para reivindicar sus derechos. Y también ahí se las quiere acallar

    Inmersas en este círculo de arbitrariedades se encuentran las mujeres en Irán. Las leyes de esta república islámica no castigan la violación conyugal ni aseguran castigos proporcionales a los hombres que asesinan a sus esposas o hijas. Los tribunales, cuando llegan denuncias en el ámbito familiar, dan prioridad a la reconciliación y no a que el agresor rinda cuentas. Las niñas pueden ser casadas a partir de los 13 años o incluso antes si sus padres tienen un permiso judicial. De hecho, entre marzo de 2020 y marzo de 2021 se registraron 31.379 matrimonios de chicas entre 10 y 14 años, más de un 10% respecto al año anterior. En este país, las mujeres no pueden estudiar determinadas carreras técnicas, y las que no están casadas o no tienen hijos lo tienen muy difícil para acceder al empleo público, porque la prioridad del Estado es aumentar la población como política estratégica de poder en la región.

    La muerte de Mahsa Amini, el pasado 16 de septiembre, después de ser detenida por miembros de la policía de la moral iraní por no llevar el velo bien puesto, fue la gota que colmó un vaso ya rebosante. Ahora, las mujeres y las niñas, más de la mitad de la población de ese país, se rebelan contra la discriminación y se revuelven contra el Estado que manda sobre sus vidas y hasta sobre sus deseos más íntimos y contra la omnipresente policía de la moral que las controla en cualquier espacio público.

    Ellas, y los hombres, sobre todo los jóvenes, que las acompañan en su protesta, hablan de revolución. Quieren un cambio radical que ponga fin al Gobierno autocrático que les impide tener una vida autónoma como mujeres y que les arrebata la libertad. “Mujer, Vida, Libertad” es la consigna reivindicativa que les une, así como “dejar flotar los pañuelos al viento”.

    Nika Shakarami y Sarina Esmailzadeh son dos chicas de 16 años que murieron tras recibir golpes letales en la cabeza por parte de las fuerzas de seguridad en las recientes manifestaciones. Ahora a sus familias se las hostiga e intimida para que avalen el relato oficial de su muerte: que “se suicidaron al saltar de un tejado”.

    En el mismo círculo de violencias del poder patriarcal, se encuentran inmersas las mujeres y las niñas afganas desde que los talibanes tomaron el poder en agosto de 2021. Las que antes trabajaban como abogadas, periodistas, profesoras, empresarias, policías, y también las que eran deportistas, artistas o defensoras de los derechos humanos, ahora tienen prohibido seguir ejerciendo estas actividades. Las facultades han sido segregadas por sexo y muchas estudiantes han abandonado porque los talibanes han hecho que el entorno universitario sea peligroso para ellas, hostigándolas, controlándolas y dejándolas en desventaja.

    Brishna, una estudiante de 21 años de la universidad de Kabul, confesó a Amnistía Internacional que los guardias de las afueras del recinto gritan a las alumnas y les exigen que se arreglen la ropa y el pañuelo, y que algunos preguntan por qué se les ven los pies. “El jefe de nuestro departamento vino a nuestra clase y nos dijo: tened cuidado, solo podemos protegeros cuando estáis dentro del edificio de la facultad. Si los talibanes intentan haceros daño o acosaros, no podremos impedírselo”, relató.

    Nos pegaban en los pechos y entre las piernas. Lo hacían para que no pudiéramos mostrarlo al mundo

    Pero las afganas, a pesar de que los talibanes las han expulsado del espacio público, siguen manifestándose y saliendo a la calle con carteles de protesta para reivindicar sus derechos. Y también ahí se las quiere acallar, reprimiendo las manifestaciones, deteniéndolas. Incluso, se han producido desapariciones forzadas. Y también ahí el poder, como en Irán, quiere ocultar los abusos contra ellas. Las arrestadas son obligadas a firmar un documento, comprometiéndose a no volver a manifestarse ni a hablar públicamente de su detención. Ni ellas ni sus familias. Amnistía Internacional consiguió el testimonio de una manifestante que pasó recluida varios días: “Nos pegaban en los pechos y entre las piernas. Lo hacían para que no pudiéramos mostrarlos al mundo”.

    Otros círculos de violencia

    Cuando los prejuicios de género se unen a otras discriminaciones por raza, etnia, religión o pobreza, el riesgo de sufrir violencia y exclusión aumenta. En Estados Unidos, durante las protestas de Black Lives Matter de 2020, la policía hizo un uso excesivo de la fuerza contra quienes se manifestaban, pero también contra la prensa. En el estado de Iowa, a la periodista Andrea Sahouri la rociaron con pulverizador de pimienta, aunque ella gritó “¡Soy de la prensa, soy de la prensa!”, y la detuvieron, acusada de no dispersarse. Un año después fue declarada inocente.

    En México, en 2020 fueron asesinadas 3.723 mujeres, es decir, 10 murieron violentamente cada día. Son asesinatos que quedan silenciados e impunes porque el Estado no cumple con su deber de proteger a las mujeres y de ejercer justicia y reparación. Aunque las manifestaciones feministas contra la violencia de género son pacíficas, y es la policía la que responde con un empleo excesivo de la fuerza, son las manifestantes las estigmatizadas como violentas. Los estereotipos de género están muy presentes en el comportamiento policial. A las detenidas se las acosa y se las amenaza con someterlas a violencia sexual.

    No es casual que en algunos de estos países, y en otros en los que el Estado ejerce, por acción u omisión, violencia contra las mujeres, las acusaciones en los procesos judiciales contra las defensoras de los derechos humanos siempre están cargadas de estereotipos de género. Además, los delitos que se les imputan muchas veces son acusaciones fabricadas para desacreditarlas.

    Le pasó a Nasrin Sotoudeh, una abogada iraní que ha defendido a mujeres acusadas de no cumplir con las estrictas normas de vestimenta impuestas por los ayatolás. Ha sido condenada a 38 años de cárcel y a recibir 148 latigazos por “incitar a la corrupción y la prostitución” y “cometer abiertamente un acto pecaminoso, apareciendo en público sin hiyab”, según manifiesta la sentencia.

    Las acusaciones en los procesos judiciales contra las defensoras de los derechos humanos siempre están cargadas de estereotipos de género. Los delitos que se les imputan muchas veces son fabricadas para desacreditarlas

    En Egipto, las jóvenes Hanin Hossam y Mawada el Adham han sido condenadas a 10 y seis años de cárcel, respectivamente, acusadas de actuar en las redes sociales contra la “decencia” e “incitar a la inmoralidad”.

    A su vez, la reciente sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre el caso de Digna Ochoa, una defensora de los derechos humanos asesinada en México, ha condenado al Estado mexicano porque las investigaciones, que prejuzgaron que se había suicidado, estuvieron plagadas de estereotipos de género. Entre otros, señalaban aspectos íntimos de su vida personal para dañar su reputación a fin de minimizar el hecho del asesinato.

    Porque la violencia de género en sus múltiples formas siempre tiene, como objetivo último, anular la libertad de las mujeres y, con ella, su capacidad de ser responsables, de tomar decisiones, de actuar, de estar presentes en el espacio público. Con todo ello, pretende situarlas en la minoría de edad.

    Pero la resistencia de las mujeres en todo el mundo, sus manifestaciones y luchas contra la violencia de género y en defensa de sus derechos, es justamente lo contrario. Es resistencia colectiva. Ellas muestran en grupo los derechos humanos que no son tenidos en cuenta por el Estado, los desatendidos. Se manifiestan en público de forma no violenta. Se ponen de acuerdo y generan consensos para conseguir una buena vida en común. Es la fuerza del “nosotras” para producir el cambio, para empezar algo nuevo. La energía de las iraníes, de las afganas, que desobedecen las leyes discriminatorias del poder para defender sus derechos como mujeres.

  • México invierte más en viajes al extranjero de militares que en refugios para mujeres víctimas de violencia

    México invierte más en viajes al extranjero de militares que en refugios para mujeres víctimas de violencia

    El Gobierno de México invirtió más dinero en los viajes al extranjero del Ejército que en refugios para mujeres víctimas de violencia, así lo demuestra un análisis de la organización Intersecta.

    El informe Dinero para reducir la violencia hay, pero ¿en qué lo invierte el Estado? detalla que “los recursos que ejercen las Fuerzas Armadas y el personal con el que cuentan, son mucho mayores que en las instituciones para atender a las mujeres, la desigualdad y a las víctimas de este país”.

    Un ejemplo de ellos es que en 2021, le tocó a la Secretaría de Bienestar manejar el gasto para el “Programa de Apoyo para Refugios Especializados para Mujeres Víctimas de Violencia de Género, sus hijas e hijos”. El monto fue de 415.9 millones de pesos. Sin embargo, las Fuerzas Armadas gastaron ese año 459.9 mdp en viáticos en el extranjero.

    dinero ejército refugios

    Foto: Cuartoscuro

    Principales hallazgos

    Otro de los resultados que destaca el informe es que en 2021, el gasto en servicios de guardería del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) fue de 11 mil 192 millones de pesos, gasto menor de las Fuerzas Armadas en bonos salariales para sus integrantes el cual fue de 16 mil 804 millones.

    Al hablar del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), la organización puntualiza que el presupuesto que ejerció en 2021 apenas ascendió a los 727 millones de pesos mientras que el de la Secretaría de Marina (Semar) es 50 veces más y de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) 183 veces más grande.

    “Únicamente el presupuesto que la Sedena ejerció en su propio “Programa de igualdad entre mujeres y hombres”, es decir, 418 mdp, es más de la mitad de todo el presupuesto del Inmujeres. Según la base del presupuesto, la mitad de este dinero se va a “servicios de capacitación para servidores públicos”, explica el informe.

    Sobre las 48 plazas en 2022 que tuvo la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (Conavim), resalta que la Dirección General de Comunicación Social de la Sedena tuvo 127 plazas en el mismo periodo, es decir, en México hay más plazas para quienes generan propaganda militar que para quienes administran la Alerta de Violencia de género.

    dinero ejército refugios

    Foto: Cuartoscuro

    Más dinero para el Ejército que para salud reproductiva y desaparecidos

    Intersecta también señala que no solo se destina más dinero al Ejército que a los refugios para mujeres.

    El Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva, adscrito a la Secretaría de Salud, en 2021 ejerció mil 364 mdp, inversión menor en comparación con en el “Programa de Becas para los Hijos del Personal de las Fuerzas Armadas” de la Sedena que gastó mil 431 mdp.

    Mientras que el Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH/SIDA (Censida), cuenta con apenas 90 plazas y ejerció el año pasado un gasto de 351 millones de pesos, las Fuerzas Armadas gastaron 523 millones en uniformes.

    “En México, se gasta más en uniformes para los militares que en fortalecer la institución que dirige la política pública del VIH”, dice el informe.

    Asimismo se menciona que lo que las Fuerzas Armadas gastaron en la “difusión de mensajes” sobre sus programas —158.4 millones de pesos— fue más que todo el presupuesto del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) que contó con 139 mdp.

    “Solo lo que la Sedena gastó en comida para sus animales —75 millones de pesos en un año—, es más que la mitad de todo el presupuesto que el Conapred ejerció”, sentencia la organización.

    dinero ejército refugios

    Foto: Cuartoscuro

    También se menciona que a la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), se le asignaron mil 191 millones de pesos, mientras que la Semar gastó en “combustibles, lubricantes y aditivos” para sus vehículos en 2021 —mil 72 millones de pesos.

    Por su parte, la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas (CNB) contó con un presupuesto en 2021 de 616 millones de pesos, lo mismo que la Sedena gastó en la compra de materia prima, como “productos de cuero, piel, plástico y hule”.

    “Se invierte igual en la compra de materia prima para militares que en la institución encargada de la búsqueda de personas desaparecidas en el país”, sostiene el informe.

  • Señalan fallos en las acciones para protección de mujeres

    Señalan fallos en las acciones para protección de mujeres

    México llega a este 25 de noviembre, “Día Internacional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres”, con cifras desalentadoras que documentan la realidad que viven las mujeres en el país, pues de acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, entre enero y octubre de este año, se ha registrado el homicidio de más de 2,378 mujeres, así como 792 víctimas de feminicidio y más de 56,671 casos de mujeres que han denunciado lesiones que ponen en riesgo su vida.

    Aunado a que, entre enero y septiembre del presente año, delitos como la violencia familiar mostraron una tendencia al alza, con incrementos de hasta 7%, con relación al mismo periodo del año anterior. Cabe señalar que, mientras en los primeros 9 meses de 2021, cerca de 192,752 mujeres habían denunciado violencia familiar, para 2022, los casos se incrementaron a más de 206,915.

    Asimismo, la violencia de Género, pasó de 3,117 denuncias en 2021 a 4,083, para 2022, es decir, un aumento de 31%, al igual que las violaciones, las cuales pasaron de 15,771 casos en 2021, a 17,743 en 2022; un alza de 12.5 por ciento.

    Obstáculos persisten

    La impunidad y todos los obstáculos a los que se enfrentan las mujeres sobrevivientes, y víctimas de feminicidio, para acceder a la justicia, persisten en el país, lamentó Carolina Ramírez Suárez, coordinadora de la colectiva Sobrevivientes de Feminicidio en México y del grupo nacional de referencia de la iniciativa Spotlight.

    Para Ramírez Suárez, uno de las principales problemáticas para atender la violencia que viven día a día las mujeres se da desde diferentes frentes, pues pese a contar con leyes en la materia, las víctimas siguen sin tener acceso a la justicia, lo que se suma al aumento de la violencia feminicida y la falta de recursos para enfrentar esta violencia.

    Mientras que destacó que el acceso a la justicia sigue bloqueado, pues existe una imperiosa necesidad de tener abogados y abogadas ,y sobre todo, ministerios públicos con perspectiva de género. Aunado a que los jueces siguen juzgando sin perspectiva de género, sin entender el delito de feminicidio y razones de género, así como analizar que la tentativa de feminicidio es parte del delito de feminicidio y no es violencia familiar.

    Por su parte, Lydia Cordero directora de la organización Casa Amiga Esther Chávez Cano de Chihuahua, expresó que desde años se ha visto una resistencia por parte del gobierno a reconocer la realidad que se vive en México en el tema de las mujeres, incluso, a través de acciones de desacreditación o violencia reiterada contra las mujeres que levantaban la voz.

    La activista con más de 20 años de experiencia, lamentó que, si bien existen las leyes, y hay discursos de gobierno que hablan de equidad de género o de incorporar políticas públicas en favor de las mujeres, muchas de esas políticas son una simulación, y han sido utilizadas con fines políticos, ya que, el tema se ha vuelto obligatorio y preponderante en el país ante las alarmantes cifras de violencia.

  • Feminismo, estrategia política para construir la libertad de las mujeres

    Feminismo, estrategia política para construir la libertad de las mujeres

    Ante las altas cifras de mujeres agredidas, ¿sirve de algo tener un día para combatir la violencia contra las mujeres? Nelly Lucero Lara Chávez, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) señala que “ayuda a recordarnos que sigue existiendo la violencia en contra de las mujeres no solamente en un contexto específico, sino a nivel global porque persisten distintas formas de atentar contra su dignidad, su vida y su libertad”.

    El recordatorio de cada 25 de noviembre, por sí mismo, replantea el escenario de que vivimos en sociedades altamente desiguales, en las que se sigue valorando más lo masculino al situarlo en un nivel superior. De esta desigualdad emanan diferentes tipos de violencia que atentan contra las mujeres, así como la misoginia y la burla contra ellas.

    En México, gracias a la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, se han tipificado cinco formas de agresión contra las mujeres: psicológica, física, económica, patrimonial y sexual, menciona la especialista en entrevista para Gaceta UNAM.

    En la violencia económica persisten mecanismos para que ellas no tengan una vida digna y generen dependencia económica con relación a otras personas, agrega. “La patrimonial establece que las mujeres no pueden ser propietarias porque no podrían tener bajo su propio dominio y administración un bien material; por ello, llegan a sus últimos años sin nada”.

    Acota que la violencia sexual es una de las que más llama la atención porque existen altas cifras de mujeres y niñas acosadas o violentadas sexualmente, pero no conocemos a los perpetradores, es decir, hay silencio en torno a los agresores y su posición. El movimiento #MeToo logró develar nombres y rostros.

    La violencia física es la más visible porque hay moretones o marcas en el rostro o cuerpo, mientras que la psicológica es el maltrato a la voluntad y autoestima que no se detecta fácilmente, precisa.

    El feminicidio es la violencia extrema, es la suma de todos los tipos de violencia. Donde hay feminicidio se están ejecutando daños a nivel físico, psicológico, económico, patrimonial y sexual, “la violencia es atentar contra la mujer y el feminicidio es acabar con ella”.

    ¿Y ellos?

    La también catedrática de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales indica que resulta increíble e incómodo, en algunos casos, que el propio feminismo analiza cómo la violencia que ellos ejercen también les afecta en su propia dignidad. Ellos no denuncian, ni siquiera visibilizan la violencia o la intención de nombrarla, porque el sistema patriarcal no les da oportunidad de cuestionarse sobre sus propias violencias. En muchos casos los hombres no analizan la violencia porque ejecutarla forma parte de uno de sus privilegios patriarcales.

    Explica que la violencia no está en un sólo espacio: existe en el escolar, laboral, universitario, familiar y en la pareja, entre otros. Es decir, prácticamente en todos los lugares. Antes se pensaba que las mujeres debían estar en su casa porque era el único espacio seguro para ellas, lo cual ya se demostró que no es verdad; por ello, visibilizar y denunciar la violencia en una fecha como el 25N de cada año es una tarea pertinente.

    ¿Qué se está haciendo?

    El feminismo visibiliza, nombra y crea estrategias para enfrentar al patriarcado, pero lo más importante, destaca la especialista, es la pregunta del “yo”: ¿qué queremos las mujeres? Para responder a esta pregunta se comienza por “historizar” nuestra vida, ¿saber en dónde estamos paradas?, ¿reconocer cómo hemos sido educadas?, ¿identificar si nuestros deseos son propios o son una imposición del entorno?, entre otros.

    Otra clave que aporta el feminismo es identificar y desarticular mitos y fantasías en las mujeres, “empezando por el ‘amor romántico’, ese mito de esperar a una persona para acompañar a las mujeres toda la vida, cuando lo necesario sería hacer un trabajo personal, en solitario y encontrar elementos que permitan vivir la vida de forma conveniente para ellas evaluando nuestras relaciones con nuestra familia, amigos, compañeros, en lo laboral, etcétera.”

    Fortalecer la sororidad

    A las mujeres se nos enseña a vincularnos desde la desigualdad, la cual vemos correcta porque nos estimulan a relacionarnos con hombres mayores de edad y de experiencia. También se idealiza la relación con personas con más recursos económicos, inclusive sucede en la academia, donde se busca un enlace con hombres con más formación que las mujeres, recuerda.

    En el fondo, las desigualdades no desaparecen, al contrario, persisten porque es el otro quien tiene más formación académica, más dinero, más edad y experiencia y esa desigualdad se hace extensiva a las dinámicas de vinculación social. “Si el patriarcado invisibiliza y subordina, ellas no deben permitirlo y defender su ‘yo’, fortalecer la sororidad, reconocernos como personas entre nosotras mismas y a elegirnos para puestos de poder, porque es parte del empoderamiento, además de luchar por tener recursos propios porque de ello dependerá la movilidad y la posibilidad de salir de dinámicas opresoras”, concluyó.

  • Mujeres sostienen la contención de la crisis provocada por la pandemia: Cepal

    Mujeres sostienen la contención de la crisis provocada por la pandemia: Cepal

    Esta es una paradoja cruel: la pandemia de covid-19 echó por la borda los avances de las últimas décadas en el acceso a derechos básicos de las mujeres en América Latina y el Caribe; sin embargo, son las mujeres las que han evitado que las crisis sociales en la región sean mayores.

    Ana Güezmes, directora de la división de asuntos de género de la Comisión Económica Para América latina y el Caribe (Cepal) lo dice llano:

    “Las mujeres dedican el triple de tiempo que los hombres al trabajo doméstico y de cuidados no remunerados. Es una contribución del 16 al 27 por ciento del PIB de los países. Las mujeres están llevando en sus espaldas mucho de los esfuerzos de contención de estas crisis”.

    La funcionaria de Cepal responde preguntas sobre el tema durante la presentación del Panorama Social en América Latina y el Caribe 2022.

    Explica que las crisis en cascada provocadas por la pandemia profundizaron las desigualdades de género en la región, y que la expulsión masiva de mujeres en la fuerza de trabajo provocó un enorme retroceso en su autonomía económica.

    “Hoy, una de cada dos mujeres en la región está fuera de la fuerza de trabajo y en los hombres es uno de cada cuatro”.

    Las mujeres, dice Güezmes, “se vieron muy afectadas por la demanda de cuidados”. Pero el retroceso en el acceso de las mujeres a derechos no sólo ocurrió en el ámbito laboral; también aumentaron las desigualdades de género en otros indicadores sociales, como la pobreza, deserción escolar y acceso a la salud. El informe destaca que persiste el matrimonio infantil o las uniones tempranas. “Una de cada 5 niñas en la región en esta situación”.

    Otro dato revelador es que el 27 por ciento de las mujeres entre 25 y 59 años tiene 13 o más años de instrucción educativa, frente a un 23 por ciento de los hombres. Pero ese esfuerzo mayor que hacen las mujeres no se ha expresado en participación laboral y económica. Y todavía hay una segregación de género por disciplinas.

    “Estamos planteando esta idea de un cambio en el modelo, una transición a lo que hemos llamado la sociedad del cuidado que pone en el centro lo que de verdad importa, que es la sostenibilidad de la vida del planeta, que articule políticas de empleo con participación de las mujeres en sectores dinámicos de la economía”, dice Güezmes

    “No es momento para cambios graduales”

    Las tasas de pobreza en América Latina y el Caribe se mantienen en 2022 por encima de los niveles previous a la pandemia, alerta la Cepal en su informe, presentado en Santiago de Chile.

    El organismo proyecta que 201 millones de personas, que representan 32. 1 por ciento de la población total de la region, viven en situación de pobreza, y que hay 82 millones (13. 1 por ciento) en pobreza extrema.

    Esto son 12 millones de personas más de las que estaban en pobreza extrema antes de la pandemia, lo que, de acuerdo con Cepal, representa un retroceso de un cuarto de siglo para la región.

    También la desocupación proyectada representa un retroceso de 22 años.

    “Estamos ante una cascada de crisis que ha exacerbado las desigualdades y carencias de la región. No es momento para cambios graduales”, dice el Secretario Ejecutivo de Cepal, José Manuel Salazar-Xirinachs.

    Aprendizajes

    En la sesión de preguntas de la prensa, una periodista mexicana cuestiona la factibilidad de los programas sociales que considera asistenciales. La respuesta llega en el sentido contrario:

    “Una de las lecciones más claras de la pandemia es la importancia y el valor de las transferencias monetarias concebidas como derechos universals (…) Eso hizo una gran diferencia, sin duda”, dice Salazar-Xirinachs.

    “Durante la pandemia, el único grupo social donde se contuvo, incluso se redujo la pobreza de ingresos, fue precisamente entre las personas adultas mayores y fue en buena medida a la pensión universal para adultos mayores”.

    La crisis silenciosa

    Los derechos de las mujeres y la educación son los grandes damnificados de la pandemia en la región.

    América Latina y el Caribe sufrió el apagón educativo más prolongado a nivel internacional (en promedio 70 semanas de cierre de establecimientos frente a 41 semanas en el resto del mundo), lo que exacerbó las desigualdades preexistentes en materia de acceso, inclusión y calidad. Una de las principales limitaciones para la continuidad educativa fueron las desigualdades en el acceso a conectividad, equipamiento y habilidades digitales.

    Además, los países arrastraban serias deudas en igualdad y calidad de la educación. Sobre esto, Salazar-Xirinachs, reconoce que “los países enfrentan una crisis silenciosa en educación que afecta el futuro de las nuevas generaciones”.

    Ahora, la Cepal advierte que de no actuar, los gobiernos corren el riesgo de dejar una “ cicatriz permanente” en las trayectorias educativas y laborales de las generaciones más jóvenes.

    “Se requieren esfuerzos intersectoriales de política pública que vinculen la oferta educativa con la salud, el trabajo y la protección social, y que permitan asentar mecanismos para garantizar un nivel de bienestar e ingresos en una era de volatilidad e incertidumbre”, dice el funcionario.

    Puedes consultar aquí el informe completo y la presentación

    https://www.cepal.org/es/publicaciones/48518-panorama-social-america-latina-caribe-2022-la-transformacion-la-educacion-como 

    Daniela Pastrana
  • Radiografía de un país que mata a sus mujeres: 17.776 asesinadas en cinco años

    Radiografía de un país que mata a sus mujeres: 17.776 asesinadas en cinco años

    Ariadna López fue a un bar con sus amigos y al día siguiente estaba muerta. Lidia Gabriela Gómez estaba siendo secuestrada en un taxi y se mató al caerse por la ventanilla cuando pedía auxilio. Mónica Citlalli Díaz no llegó a la escuela donde era profesora de inglés y su cuerpo apareció tirado en una carretera seis días después. Los últimos casos de feminicidios que han conmocionado a México son solo la punta de un iceberg inmenso de agresiones a las mujeres. Son 17.776 asesinadas desde 2018, más de 3.500 cada año, 300 al mes, 10 al día. Según los datos del INEGI, el 70% de las mexicanas ha experimentado algún tipo de violencia a lo largo de su vida. Este 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, las instituciones mexicanas hacen balance y lanzan mensajes de concienciación para una lacra que no da tregua.

    La radiografía de violencia contra la mujeres en México es desoladora. De los últimos datos desagregados por género del Secretario Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que aglutina las denuncias presentadas en las Fiscalías de los 32 Estados, se desprende que, solo en los primeros nueve meses de 2022, 2.831 mujeres han muerto de forma violenta, 50.000 fueron agredidas físicamente, casi 2.000 fueron violadas, 497 fueron víctimas de trata, 120 fueron secuestradas y 258.700 hicieron llamadas al servicio de emergencia por estar siendo violentadas.

    Estos datos lejos de descender siguen incrementándose conforme pasan los años. Por ejemplo, en 2018 se registraron 898 feminicidios y fueron 80 más en 2021: 978. Hasta septiembre de 2022 las víctimas de trata ya son un 75% más que las de todo 2018. Los delitos de violencia familiar se dispararon durante los meses de la pandemia, pasando de 210.000 en 2019 a 253.700 en 2021. El mes de mayo de 2022 ha registrado el pico más alto de violaciones, denuncias por violencia de género y familiar y llamadas de emergencia por abuso sexual de los últimos cinco años.

    La situación no es la misma en todas las entidades del país. En todos los delitos contra las mujeres el Estado de México se lleva las peores cifras. En la entidad se registraron 120 feminicidios en 2022, más del doble de los que se investigaron en la vecina Ciudad de México, donde hubo 54. En términos absolutos le sigue Nuevo León con 81 feminicidios y Veracruz con 60. Sin embargo, según la población, el mayor porcentaje de feminicidios se lo lleva Colima, con una tasa de 3,69 por cada 100.000 habitantes.

    Mapa de los municipios en México donde se registran feminicidios de enero a septiembre de 2022.
    Mapa de los municipios en México donde se registran feminicidios de enero a septiembre de 2022.SECRETARIO EJECUTIVO DEL SISTEMA NACIONAL DE SEGURIDAD PÚBLICA

    Hay 100 municipios del país que concentran el 60% de feminicidios, aunque solo supongan el 40% de la población. Cuatro de los 10 primeros están en la zona metropolitana de Monterrey, como son la capital, Juárez, Guadalupe y Escobedo. Y es también un municipio neoleonés, Ciénega de las Flores, el que tiene la mayor tasa de feminicidios según la población de todo el país: 27 asesinadas para una población de 26.000 habitantes, es decir, ese pequeño pueblo acumula más víctimas que toda Baja California Sur, San Luis Potosí o Yucatán. El Estado norteño ya protagonizó a principios de este año una de las crisis de desaparecidas más sonadas del país y uno de los nombres que puso cara al terror, Debanhi Escobar, fue encontrada muerta en Escobedo. Ocho meses después todavía no hay detenidos por su muerte. La cifra de impunidad se repite sin cesar en cada Estado y llega al 95%.

    El feminicidio es la última expresión de la violencia machista. Entendido como el asesinato por razones de género, las Fiscalías están obligadas a investigar como feminicidios las muertes violentas de mujeres, sin embargo a efectos prácticos apenas el 30% de estos crímenes son clasificados como tal. Por ejemplo, hasta septiembre de 2022, la Secretaría de Seguridad contabilizaba 695 feminicidios y 2.136 homicidios dolosos, es decir, intencionados.

    Pero antes de llegar al asesinato las mujeres sufren una escalada de agresiones que va subiendo de intesidad como un termómetro. Centrada en esa violencia no mortal, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) recupera que una de cada dos mexicanas, mayores de 15 años, ha sufrido violencia psicológica y el mismo porcentaje ha vivido algún ataque sexual. Los principales entornos de estas violencias son el ámbito comunitario (45,6%) y de la pareja (40%), según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) de 2021.

    La mayoría de ellas no le contó a nadie, especialmente si lo sufrían a manos de su compañero sentimental, y aún son las menos las que denunciaron o solicitaron apoyo a alguna institución. El silencio es abrumador: el 90% de las mujeres que sufrió violencia escolar, laboral, comunitaria, familiar o de su pareja no presentó una denuncia. En números hay 48 millones de mexicanas mayores de 15 años que sufrieron violencia física o sexual y no dijeron nada, según el Inegi. Las pocas que lo hicieron buscaron ayuda sobre todo en el Instituto de la Mujer, la Defensoría Pública y el DIF (Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia). Los motivos van desde considerar que el tema no es tan grave, tener miedo de las consecuencias de denunciar o por vergüenza.

    Gráfico que muestra las razones principales por las que las mujeres que sufrieron violencia no buscaron ayuda.
    Gráfico que muestra las razones principales por las que las mujeres que sufrieron violencia no buscaron ayuda.INEGI
  • ¿Por qué conmemoramos el 25N?

    ¿Por qué conmemoramos el 25N?

    Cada 25 de noviembre conmemoramos el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, como memoria y homenaje a quienes luchan por una vida digna para todas.

    El origen de esta fecha fue el legado de las hermanas Mirabal, a quienes el gobierno dominicano asesinó por su activismo político. No obstante, la semilla por la búsqueda de verdad y de justicia ha germinado por todo el mundo desde que las mujeres existen, dando origen a múltiples formas de resistencias que reivindican la paz, la buena vida y la no violencia.

    Desde el sur con las Madres de la Plaza Mayo hasta el norte con el #Metoo, desde las fronteras desdibujadas con Las Patronas de Veracruz hasta los espacios más normados con las activistas universitarias de China, las mujeres, como la vegetación urbana, siempre hemos encontrado la manera de enraizarnos y romper el pavimento para perseverar en la vida.

    Por tercer año consecutivo, desde la creación de la Coordinación para la Igualdad de Género, la UNAM une esfuerzos para adherirse a esta campaña y ofrece, desde cada entidad y dependencia, propuestas que abonen no sólo a la reflexión sino a la acción para poner un alto a todo tipo de violencia en contra de las mujeres.

    En la Universidad

    Esta vez, buscamos visibilizar el aporte de las activistas en la transformación de las circunstancias que impiden el pleno ejercicio de sus derechos y su vida misma.

    La Jornada del 25N + 16 Días de Activismo, propuesta desde la Organización de las Naciones Unidas y a la cual nos sumamos desde la Universidad Nacional, busca dar relevancia a los movimientos de mujeres organizadas que, desde diferentes sectores de la comunidad, han alzado la voz para encender la llama de la transformación en nuestra Universidad.

    Por medio de talleres, conferencias y charlas, conversatorios y otras campañas especiales, buscaremos promover una cultura de igualdad, la difusión de los derechos humanos de todas las mujeres, y la perspectiva de género aplicable a la investigación y docencia.

    Para la identidad gráfica de este año, nos inspiramos en la diversidad de las mujeres activistas. Adherimos al color naranja característico del 25N, el verde por la defensa del territorio y el medio ambiente; el amarillo por las personas intersex; el azul y rosa por las mujeres trans; y el café por las luchas de las mujeres afro y latinas.

    Comparte el conocimiento: que más personas se enteren del trabajo de estas mujeres, que más personas se inspiren en ellas y se sumen a la lucha por la dignidad. Recuerda que todxs podemos hacer más al respecto. Escucha, participa, únete. Recuerda que es un trabajo de todxs, todos los días.

    Hashtag #TodasTodosLosDías

    Con este hashtag buscamos resaltar que el esfuerzo colectivo es diario. La lucha por los derechos de Todas las mujeres, en su diversidad, es Todos los Días. No se trata de algo coyuntural ni de ocasión. Cada mujer involucrada en el ejercicio de sus derechos se levanta día a día con la convicción de permanecer en esta lucha. Hasta que este sea un mundo justo para #TodasTodosLosDías

    “Queremos cambiar el mundo, creemos en ello”

    Consulta el micrositio de La Boletina 25N