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  • La humanidad supera los 8.000 millones de personas

    La humanidad supera los 8.000 millones de personas

    En lo que usted tarda en leer esta frase, se han producido 65 nacimientos en el mundo. En ese mismo tiempo, 32 personas habrán fallecido. Eso supone un crecimiento poblacional de 33 humanos más en una oración de unos 15 segundos. Y así, a razón de 70 millones personas adicionales al año, la humanidad alcanza este 15 de noviembre de 2022 un total de 8.000 millones de almas sobre el planeta. Según los datos de la ONU, el 80% de este incremento demográfico se da en los países en desarrollo. La causa principal es que es donde las mujeres carecen en mayor medida de servicios de planificación familiar y, en la práctica, no tienen poder de decisión sobre si tener hijos, cuándo ni cuántos.

    Las consecuencias de este crecimiento, advierten los expertos, pueden ser devastadoras si no se satisfacen las necesidades básicas de todos los que estamos y los que vendrán; teniendo en cuenta a la vez los perjuicios al medio ambiente. La ONU ha planteado esta fecha como una “oportunidad” para atraer la atención ante el reto demográfico. Evita calificar el rápido crecimiento poblacional de problema, pero subraya que pone en riesgo el desarrollo sostenible y coloca en el centro del debate la igualdad de género. “Los 46 países menos adelantados se encuentran entre los de más rápido crecimiento del mundo. Se prevé que muchos de ellos dupliquen su población entre 2022 y 2050, lo que supondrá una presión adicional sobre los recursos y un reto para la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)”, advierten los autores del último informe del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA).

    “Mucha gente vive en la pobreza, no tiene trabajo ni seguridad alimentaria, y ahora nacen más personas. Eso aumenta el desafío de satisfacer las necesidades básicas de todos”, analiza Michael Herrmann, asesor de economía y demografía en UNFPA. Para conseguirlo, añade el experto, aumentará el consumo, lo que requerirá un incremento de la producción. “Con el modelo actual, eso tendrá un enorme y dramático impacto medioambiental”. Pero no hacerlo implicará más conflictos y migraciones masivas, sostiene.

    La familia humana tardó 125 años en pasar de mil a dos mil millones. En 1952, hace 70 años, el planeta era ya habitado por 2.500 millones de personas. Desde entonces, la especie no ha dejado de multiplicarse y cada vez lo hace más aceleradamente. Los últimos 1.000 millones adicionales se han sumado en solo 12 años. India fue el que más contribuyó, y superará a China como país más poblado en 2023, a pesar de que este ocupa la segunda posición en términos de incremento, seguido de Nigeria. Se espera que los siguientes mil millones tarden aproximadamente 14,5 años (2037). Y más de la mitad del incremento hasta 2050 se concentrará en ocho naciones: la República Democrática del Congo, Egipto, Etiopía, India, Nigeria, Pakistán, Filipinas y Tanzania.

    El Sahel ofrece un buen ejemplo de los desafíos que plantea el crecimiento demográfico, en opinión de Kathleen Mogelgaard, presidenta del Population Institute, con sede en Estados Unidos. “Muchos actores están preocupados por la seguridad en la región y se preguntan cómo garantizarla en el largo plazo. Los demógrafos señalan que, cuando se tiene una estructura de edad tan joven, con la mitad de la población menor de 15 años, es muy difícil para los gobiernos mantener los servicios básicos, y la gente estará en constante movimiento para tratar de sobrevivir y buscar una vida mejor para sus familias. Es una respuesta completamente comprensible si se vive en condiciones peligrosas, en las que no puedes satisfacer tus necesidades”.

    Luis Simoes, consultor de World Data Lab, cree, sin embargo, que hay motivos para el optimismo. Según sus datos, la mitad de los 8.000 millones de personas sobre la Tierra hoy son “clase consumidora”, es decir, disponen de más de 12 dólares al día (casi misma cantidad de euros al cambio actual). En 15 años, habrá 1.000 millones de humanos más, pero el número de consumidores aumentará en 2.000 millones. “Eso es una buena noticia, significa que va a haber más gente que sale de la pobreza”, interpreta. “Con la guerra, la covid o la inflación estamos con la moral baja, pero en algo más de una década, la gente que va a comprar productos y servicios será un 50% más que en la actualidad”.

    El desarrollo sostenible es satisfacer las necesidades de la gente que vive y de la que nacerá, sin destruir el medio ambiente. Y únicamente se puede lograr si se cambia hacia formas más ecológicas de producir y maneras más conscientes de consumir

    Michael Hermann, UNFPA

    Esta “novedad positiva” que habla de un futuro con menos pobres, en términos de Simoes, puede acarrear problemas de degradación ambiental si aumenta la producción con el actual modelo, reconoce. “Las industrias y Gobiernos tendrán que plantear sistemas que sean sostenibles”. Para Hermann, de UNFPA, ese es precisamente “el corazón del reto del desarrollo sostenible: satisfacer las necesidades de la gente que vive y de la que nacerá, sin destruir el medio ambiente. Y únicamente se puede lograr si se cambia hacia formas mucho más ecológicas de producir cosas, y maneras mucho más conscientes de consumir”.

    Más salud sexual y reproductiva

    Para afrontar lo que la ONU califica de reto o transición demográfica, no bastará con inventos productivos ecológicos, sino que se tiene que estabilizar el crecimiento poblacional. El boom de las últimas décadas se explica parcialmente por el aumento de la esperanza de vida (nueve años más que en 1990), que tiene que ver con mejores condiciones sanitarias y de desarrollo en el Sur Global, así como la efectividad de los programas contra la mortalidad materna e infantil en las últimas décadas. “Esta es la parte buena de la historia”, señala Herrmann. La otra cara es la de la desigualdad de género global, que se traduce en pocas o nulas opciones de elección por parte de las mujeres a la hora de decidir sobre la maternidad.

    “Sabemos que aproximadamente la mitad de los embarazos en el mundo no son deseados”, analiza Mogelgaard. Esto significa, que 121 millones de mujeres al año no querían ni planeaban tener esos hijos. “Los esfuerzos por proporcionarles acceso a servicios de planificación familiar no son suficientes para que puedan determinar si quieren tener hijos, el número de ellos y cuándo”, lamenta la presidenta del Population Institute.

    La mitad de los embarazos en el mundo, unos 121 millones, no son deseados

    Lo corrobora la estadística de UNFPA, 257 millones de mujeres que quieren evitar un embarazo no utilizan métodos anticonceptivos modernos y seguros por falta de acceso. Casi una cuarta parte de la población femenina del mundo no tiene ni la opción de decir no a las relaciones sexuales. Ante estas trabas para ejercer el control de sus propios cuerpos y la maternidad, el 60% de los embarazos no deseados acaban en abortos, de los que casi la mitad son inseguros. “Si preguntas cuántos hijos quieren tener a las mujeres de algunos de los países donde tienen muchos, probablemente te dirán que dos, quizás tres. Y ahora mismo tienen más de lo que desean”, asegura Herrmann.

    La falta de poder de decisión para evitar tener hijos es una violación de los derechos humanos de las mujeres, como lo es el control de la fertilidad (prohibirles tenerlos) para frenar la explosión demográfica, sentencia Herrmann. La respuesta respetuosa para reducir la tasa de natalidad en los países donde es elevada es facilitar servicios de planificación familiar, salud sexual y reproductiva, que las mujeres necesitan. En definitiva, cubrir una demanda insatisfecha. Coincide Mogelgaard, que recuerda que la desigualdad de género en sentido amplio es la tarea pendiente para abordar el boom demográfico. “Las niñas con menos años de escolarización tienen mayor riesgo de ser víctimas de matrimonios precoces y embarazos tempranos”, afirma. La educación y la autonomía económica son, en su opinión, fundamentales para garantizar que ellas podrán tomar las decisiones sobre sus cuerpos.

    Con esta receta –más educación, autonomía económica y servicios de salud sexual y reproductiva–, hay buenos ejemplos de reducción de la tasa de fertilidad (cantidad promedio de hijos por mujer). “Lo hemos visto en Guatemala: el número medio de hijos era más de cinco por mujer en los ochenta. Hoy es de alrededor de 2,3. En las últimas décadas se ha producido un descenso espectacular de la fecundidad gracias a un esfuerzo concertado del Gobierno y las organizaciones no gubernamentales para ampliar y priorizar los servicios de planificación familiar”, relata Mogelgaard. Así, el país centroamericano está cerca de la llamada tasa de reposición (2,1).

    “Etiopía es otro buen ejemplo”, asegura la experta. Allí, los programas conjuntos de las autoridades y la sociedad civil no solo han logrado mejorar los indicadores de salud materna e infantil, sino que la tasa de fertilidad se ha reducido de siete hijos por mujer en los noventa a unos cuatro en la actualidad. “De nuevo, es una agenda inacabada, pero vemos los progresos”, celebra la máxima responsable del Population Institute.

    Los datos confirman que globalmente las tasa de fertilidad está bajando, sin embargo, la población sigue aumentando pues, con 2,3 nacidos vivos por mujer, todavía se supera la llamada tasa de reposición (2,1 hijos por mujer), con la que la humanidad se mantendría en un número estable. “Al ver las cifras, puede haber quien piense que los programas de salud sexual y reproductiva no sirven, pero sí funcionan”, asegura el demógrafo de UNFPA. África tiene el mayor porcentaje de crecimiento demográfico del mundo –un 2,5% anual– debido a su elevada fertilidad. La región subsahariana, donde se espera que la población se duplique para 2050, los nacimientos por mujer han descendido de 6,5 a 4,7 en los últimos 30 años. Una bajada, pero todavía muy por encima de la media.

    Dos tercios de la población mundial vive, no obstante, en un país o zona donde la fecundidad es inferior a 2,1 nacimientos por mujer, principalmente en territorios desarrollados. De tal modo que la población global seguirá creciendo, impulsada por las elevadas tasas de Asia y África, pero a un menor ritmo. En 2080 se alcanzará un pico de 10.400 millones de personas, calcula la ONU. Una cantidad que se mantendrá estable hasta 2100.

    Para que las estimaciones más favorables sean una realidad y la humanidad no fagocite hasta la extinción los recursos naturales, financiar e impulsar la agenda de la igualdad de género es clave, insiste Mogelgaard. “Estados Unidos solía ser un líder mundial en el apoyo a programas de todo el mundo que proporcionaban servicios de planificación familiar voluntaria a mujeres y niñas. Y en cierto modo hemos renunciado a ese liderazgo”, lamenta. Herrmann cree que, en general, países del norte (como donantes) y del sur (como implementadores de políticas facilitadoras de la salud sexual y reproductiva) se dan cuenta de que la igualdad de género es un mandato importante. Pero matiza: “No estoy seguro de que todos sean conscientes de que la demografía importa mucho para evitar conflictos y situaciones dramáticas. En algún momento, tendrán que reconocerlo”.

    Alejandra Agudo

  • Inclusión financiera vs violencia de género

    Inclusión financiera vs violencia de género

    Las probabilidades de erradicar la violencia de género atraviesan por escenarios multifactoriales, entre los cuales la inclusión financiera es fundamental para garantizar la igualdad de oportunidades e independencia económica de las mujeres.

    El origen de esa brecha está en factores sociales y culturales que normalizan la desigualdad y la violencia en cualquiera de sus cinco manifestaciones contenidas en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia: psicológica, física, patrimonial, económica y sexual.

    La industria de servicios financieros puede ser tanto catalizador como termómetro de igualdad. Un acceso equitativo a la variedad de prestaciones y la educación financiera contribuirá al empoderamiento social y económico de las mujeres.

    La Encuesta Nacional de Inclusión Financiera del INEGI reporta que el 69.1% de las mujeres del país tiene al menos un producto financiero, mientras que en los hombres ese porcentaje es del 74.3%. Esa diferencia se acentúa casi en 20 puntos en Estado de México, Morelos, Puebla, Tlaxcala, Hidalgo y Veracruz.

    La noción del hombre proveedor —como lo definía desde 1918 Alexandra Kolontai— y la mujer dedicada al hogar y la familia, lleva a que ellas tengan menores herramientas para el ahorro. Según el INEGI, el 41.3% de los varones cuenta con ahorro a través de nómina o pensión, por el 24.2% de mujeres, mientras que ellas dependen más de los apoyos del gobierno.

    Hace 104 años, la feminista rusa escribía que el salario del hombre se había vuelto entonces insuficiente y obligado a la mujer a buscar trabajo remunerado. Hoy, en México hay 34.5 millones de hombres empleados por 23.1 millones de mujeres.

    Ya sea que trabajen en el hogar o fuera de él, en empleo formal o por cuenta propia, la inclusión financiera proporcionará a las mujeres herramientas para gestionar riesgos. Por ejemplo, hay una brecha de 4 puntos porcentuales en el acceso a una tarjeta de crédito bancaria, de 5 puntos en un seguro de vida o de ¡18 puntos! en una Afore.

    Ante la conmemoración este 25 de noviembre del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, hay que tener presente que esas ausencias las coloca en situación de vulnerabilidad ante la violencia familiar ejercida en más de un 90% de los casos por hombres, con los que en un 80% están o estuvieron relacionadas sentimentalmente.

    Los reportes que el Consejo Ciudadano de la Ciudad de México recibe de todo el país indican que 86% padece violencia psicológica, 66% física, 25% económica, 13% patrimonial y 8% sexual, y 68% más de una.

    Carecer de accesos a servicios financieros las pone también en riesgo de recurrir a esquemas informales de préstamos cuya cobranza se realiza de manera ilegítima y por medios extorsivos, como los montadedudas. En el 58% de los casos atendidos por el Consejo las víctimas son mujeres.

    Su empoderamiento a través de la inclusión financiera es un componente esencial de la promoción de la Agenda de Trabajo Decente de la OIT, en el que organismos empresariales y ciudadanos tenemos un pendiente.

    Salvador Guerrero Chiprés es Presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México.

  • ONG crea carné para incentivar denuncias de violencia de género

    ONG crea carné para incentivar denuncias de violencia de género

    Impunidad Cero presentó este martes en México el Carné de Denuncia de Violencia de Género, para condensar en un solo documento la información necesaria para que las mujeres que sufren este tipo de violencia puedan iniciar trámites legales, en un país donde la inmensa mayoría de estos delitos no se denuncian.

    Catalina Khüne, directora ejecutiva de Impunidad Cero, explicó en conferencia de prensa virtual, que esta herramienta surge como una necesidad ante los alarmantes datos de violencia de género en México, un país donde cada día son asesinadas en promedio más de 10 mujeres.

    Por otra parte, 7 de cada 10 mujeres mayores de 15 años han experimentado una situación de violencia en su vida, según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh) de 2021, mientras que el 93% de las mujeres que sufren violencia física o sexual deciden no denunciar, detallaron en conferencia.

    Y precisamente el objetivo de Impunidad Cero es disminuir esa cifra negra y que más personas denuncien, por ello que crearon este carné, que tenía como precedente uno creado en 2020 en Hidalgo. Ahora, se rediseñó y se actualizó.

    Con él se pretende que las mujeres puedan estar acompañadas en el proceso de la denuncia y puedan acceder de manera más sencilla a toda la información que les pueda ser de ayuda.

    El carné se puede descargar, imprimir y llevar para el momento de presentar la denuncia. Inicia con un espacio para colocar todos los datos de la denunciante y continúa con un cuestionario para identificar el delito del que está siendo víctima.

    Asimismo, hay una sección que explica como reunir las pruebas y otra que pormenoriza sobre el proceso de denuncia, así como un apartado que enumera los delitos relacionados con los temas de género. Por último, se encuentra un apartado con los derechos del denunciante y un capítulo sobre las órdenes de protección.

    El carné termina con un glosario de terminología jurídica y un directorio nacional de instituciones dedicadas a atender la violencia de género.

  • Anuncian amplia agenda sobre asuntos de género

    Anuncian amplia agenda sobre asuntos de género

    Para conmemorar la Semana por la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, las autoridades capitalinas anunciaron una serie de actividades, entre las que se incluyen charlas y mesas de trabajo, para dar información a las mujeres en materia de sus derechos.

    La secretaria de las Mujeres, Ingrid Gómez Saracíbar, destacó que el 23 de noviembre a las 11:00 de la mañana se llevará a cabo la Jornada de Atención y Prevención de la Violencia en Santa Cruz Acalpixca, Xochimilco, y el 24 de noviembre, a la misma hora, se presentará el Tercer Informe Anual de la Alerta por Violencia contra las Mujeres, en el Museo de la Ciudad de México.

    Mientras que el próximo 25 de noviembre arrancará el programa de 16 Días de Activismo, que se desarrollará hasta el 10 de diciembre, con la intención de concientizar a la ciudadanía.

    “Vamos a tener un programa basto, con una participación también interinstitucional importante en las 16 alcaldías, con diferentes estrategias: conversatorios, charlas, va a haber jornadas, mesas de servicios”, indicó.

    Como parte de estas actividades, explicó que este año se incorporará el trabajo de la Subsecretaría del Sistema Penitenciario, por lo que también se realizarán actividades en los centros de reclusión de Santa Martha Acatitla y de Tepepan.

    Desde el Palacio del Ayuntamiento, la vicepresidenta de la Colectiva CAM-CAI, Dulce Mildred Sainz Torres, aseguró que de aprobarse la reforma que reconoce la violencia vicaria en la Ciudad de México, la capital se convertirá en un referente nacional y será ejemplo para otras entidades del país.

    En su turno, Natalia Lococo, integrante del Frente Nacional de Mujeres, afirmó que reconocer este tipo de violencia “será una victoria” y mandará un mensaje contundente de que hay “cero tolerancia” respecto al fenómeno.

  • Incumplieron poderes y órganos autónomos con programas de género

    Incumplieron poderes y órganos autónomos con programas de género

    Los poderes Legislativo y Judicial, así como los órganos autónomos incumplieron con la asignación y ejercicio de recursos, durante 2021, en los tres principales programas vinculados a la igualdad de género, prevención y atención de violencia contra las mujeres; el único que cumplió fue el Poder Ejecutivo, con una asignación de 4.2 por ciento del total de recursos ejercidos.

    De acuerdo con el Informe de Resultados de las Cuentas Públicas que hizo el Órgano Superior de Fiscalización del Estado de México (OSFEM), esta fue una de las principales causas por las cuales prácticamente hicieron observaciones a los distintos entes públicos, por carecer de políticas a favor de la igualdad de género.

    De la revisión al informe que la auditoria entregó a la Legislatura local y se hizo público en su página de internet se desprende que la Fiscalía General de Justicia y la Comisión de Derechos Humanos cumplieron de manera parcial, pero el resto, es decir, el Instituto Electoral, el Tribunal de Justicia Administrativo, el Tribunal Electoral, el Instituto de Transparencia y la Universidad no consideraron este rubro.

    En general existen tres programas a los cuales todas las instancias públicas debieron destinar recursos y ejercer acciones en favor de la igualdad, que son:

    • Procuración de justicia, igualdad de trato y oportunidades e inclusión económica para la igualdad del género; en el marco de sus responsabilidades.

    Cumplimiento parcial

    En el caso de la Fiscalía General de Justicia sólo asignó 3.5 por ciento de su presupuesto total para programas vinculados a la igualdad de género y prevención y atención de la violencia contra las mujeres, en la vertiente de procuración de justicia.

    La Comisión de Derechos Humanos destino 10 por ciento de sus recursos a lo relacionado a igualdad de trato y oportunidades para la mujer y el hombre con un presupuesto de 26.2 millones de pesos.

    Sin atención a la mujer

    En el caso del Instituto de Transparencia del Estado de México, el Instituto Electoral, el Tribunal de Justicia Administrativa y la Universidad Autónoma del Estado de México, no ejercieron un solo centavo a lo relacionado con la igualdad de género, prevención y atención de violencia contra las mujeres.

    Tampoco lo hicieron el Poder Legislativo ni el Poder Judicial del Estado de México, pues de las auditorías no se desprendió información relacionada con inversiones ni acciones que busquen reducir la violencia de género o mejores condiciones para uno de los sectores de la sociedad históricamente discriminados.

    El único cumplido

    Solamente el Poder Ejecutivo cumplió con los tres programas de igualdad de género, prevención y atención de la violencia contra las mujeres, a los cuales asigno 12 mil 143.1 millones de pesos, los cuales presentan 4.2 por ciento del presupuesto total utilizado durante el ejercicio fiscal 2021, que fue auditado por el OSFEM.

  • Mujeres combaten la desigualdad de género dentro de la industria musical

    Mujeres combaten la desigualdad de género dentro de la industria musical

    “Estamos muy acostumbrados a que siempre las figuras de la música sean hombres” asegura Paz Villaseñor, cantante, directora, compositora y productora musical. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en el 2014, 93 de cada 100 personas en la escena musical son hombres Este mismo estudio revela que, las mujeres predominan como trabajadoras subordinadas y remuneradas, pues de cada 100 músicos, 71.9% de las mujeres ocupa este puesto, contrario del varón que sobresale en cifras como empleador.

    “En los ensambles siempre son hombres quienes ocupan el lugar de poder”,  afirma la música arpista profesional Ariadna Bucio, integrante de la Colectiva Tsunami. Aunado a ello, advierte que esto impacta directamente la remuneración de su trabajo e, incluso, las jornadas laborales que deben desempeñar para alcanzar un salario semejante al de sus colegas “hay una brecha de género, no terminamos de ganar lo mismo que ganan los hombres”, recalca.

    Una mujer trabaja en promedio 25 horas a la semana (tres horas más que el músico), e incluso se registra en 22 de cada 100 mujeres un lapso de 48 o más horas ejerciendo. Y a pesar del notable desempeño, no son remuneradas equitativamente, mientras el hombre percibe 87.4 pesos la hora, la mujer recibe 71.4 pesos, es decir: 16 pesos menos.

    La investigación “Igualdad de género en orquestas profesionales de México” de Ivette Ambrosio y Lázaro Márquez en 2021, revela que los Estados están lejos de  garantizar el ejercicio de los derechos culturales de toda la población, pues la participación de las mujeres sigue siendo inferior a lo esperado.

    Fotografía Facebook Colectiva Tsunami.

    La periodista Alejandra Carrillo para el medio Mural informó que en 2021 existían 30 orquestas profesionales, de las cuales solo dos eran dirigidas por mujeresGabriela Díaz en la Orquesta Sinfónica Mexiquense y Natalia Riazanova liderando la Orquesta del Estado de Durango. Jalisco no queda fuera de esta realidad, pues la Orquesta Filarmónica de Jalisco, en sus más de 106 años de trayectoria, solo ha contado con una dirección femenina, la de Alondra de la Parra, durante un año. Si bien De la Parra fue desairada en Jalisco, su nombre resuena en el continente europeo, participando en orquestas y filarmónicas de París, Londres, Zurich, São Paulo, Berlín y más.

    Foto de Fernando Aceves, 2010

    “Our Music My Body”

    Una de las muchas violencias que sufre la mujer dentro de la industria, es el acoso. Según la organización “Our Music My Body” publicada en el año 2021, el 70% de artistas mujeres a nivel mundial han reportado haber sido víctimas de acoso sexual en algún punto de sus carreras. Así mismo, un alto porcentaje de mujeres han recibido comentarios sexistas sobre sus cuerpos y otras han denunciado manoseo en espacios como conciertos. Es tal la frecuencia, que el 85% de estas mujeres no reportan tales actos porque existe una visión clara de que la industria de la música puede resultar un lugar peligroso para la mujer. 

    Era un secreto a voces que los directores mandaban llamar a las instrumentistas, y no necesariamente para hablar de temas musicales, sino simplemente para acosarlas o verlas en sus camerinos”, relata Bucio.

    Los espacios de ensayo resultan poco seguros, debido a toda una vieja escuela de directores que “acostumbran” violentar a las mujeres músicas, al igual que acosarlas y hostigarlas. El ámbito del acoso es frecuente en distintos lugares, dice Bucio,  ya sean ensambles, estudios de grabación, tocadas, conciertos, las antes mencionadas orquestas y demás. A la par advierte que el hostigamiento suele justificarse como un favoritismo por parte de los directores a las instrumentistas de las orquestas, cuando, en realidad, las mujeres están siendo violentadas.

    Otra situación desfavorable es la discriminación que las mujeres embarazadas sufren por su maternidad. Es usual que las mujeres que deciden ser madres en la industria musical, se vean condicionadas para continuar con sus carreras. Las integrantes de la Colectiva Tsunami (Ariadna Bucio y Liliana Guzmán) hacen hincapié en la gravedad del problema, argumentando que nadie limita el trabajo de un varón cuando se vuelve padre, a diferencia del caso de una mujer que cuando se vuelve madre poco a poco empiezan a relegarla de las actividades musicales. Bucio cuenta sobre casos específicos dentro de las orquestas donde una vez que hombre y mujer se vuelven padres, la que termina afectada es la mujer, bajo el argumento de que “ya no sirve” o “ya no tiene futuro”.

    Imagen Facebook Colectiva Tsunami.

    Liliana Guzmán, investigadora musical y violinista, cuenta el caso de una joven instrumentista prometedora a la cual su profesor le negó la impartición de clases particulares de música una vez que se embarazó. Este acontecimiento  impactó en su carrera: “ella contaba cómo trató de recuperar su vida y su visión después de que le negaran las clases”, narra Guzmán.

    “Toca como hombre” 

    La revista Forbes informó que las mujeres en la industria musical a nivel mundial tienen una participación del 30%, mientras que, los hombres ocupan el otro 70%. Además, las músicas tienden a ser ignoradas, mal pagadas, híper – sexualizadas y obtienen menos rotación en las distintas plataformas musicales. Una de las manifestaciones del sexismo aparece en forma de comentarios que estereotipan a la mujer y fomentan la superioridad del varón, tal como lo experimentó la saxofonista Aracely Arroyo “toca como hombre o toca con más fuerza. Aquí también vas a sudar y a lo mejor se te corre el maquillaje” le decían sus profesores.

    Paz Villaseñor es cantante, directora, arreglista vocal, artista independiente emergente y maestra. En entrevista para este medio, Paz Villaseñor relata que su experiencia en la música ha sido compleja debido a que, según cuenta, en la industria una mujer cantante se objetiviza y se construye de acuerdo a una perspectiva masculina. “¿Cómo vas a dirigir tú cantantes, a tu edad y aparte siendo mujer?” es la pregunta más usual que recibe Villaseñor en su oficio. Ella cuenta que a menudo no es tomada en serio solamente por su género, pues cuando se tratan de sus compañeros músicos varones, ellos no reciben los mismos cuestionamientos.  

    Además, Villaseñor mencionó que un prejuicio común en el mundo musical es que las mujeres sean vistas más como performers que como productoras. Villaseñor cuenta que es común que las personas no crean que es productora musical, ya que suelen asumir que las mujeres “no pueden” ocupar estos puestos, sino más bien las hilan al papel de solo cantantes. Para Villaseñor esto ha resultado injusto, pues se considera igual de capaz para la producción que los hombres en la música.

    Laura Gallegos, estudiante de Producción Musical y artista emergente también ha experimentado dentro de su carrera actitudes y tratos sexistas, incluso, dentro de sus procesos formativos “de repente te quieren dar a entender que saben más, pero es algo que, aunque suene mal decirlo, estás acostumbrada como mujer”. En el punto de vista de Gallegos, resulta muy injusto que a pesar de que las mujeres sean bastante exitosas, el salario que reciben no sea el mismo que el de un hombre, ni tampoco el reconocimiento. “Es muy triste ver cómo a las mujeres aún no se les da el respeto que merecen o no se les toma tan en serio”; menciona Gallegos.

    Fotografía Facebook Colectiva Tsunami.

    Mujeres creando nuevos caminos para futuros prósperos 

    La desigualdad de género se está combatiendo con las mismas mujeres que deciden defender su puesto, levantar la voz, hacer sonar su música e invitar a más músicas a participar en el camino. “Es una lucha que se tiene que seguir haciendo y el sueño sería que ya no tuviéramos que pensar en estos espacios, porque estos espacios solitos se van a abrir” menciona Arroyo.

    Crear plataformas, proyectos o cualquier tipo de mecanismo que visibilice estas diferencias sistemáticas, promueva y que reconozca el trabajo de las músicas, permite abrir nuevos caminos que rompen con los paradigmas impuestos por el patriarcado: “el mundo que ya está construido es muy lento cambiarlo, pero siempre podemos crear el nuestro” asegura Bucio, integrante de la Colectiva Tsunami. Las acciones que se toman tanto individual como colectivamente, tanto de hombres, pero sobre todo de mujeres, permite que esta estructura que las vulnera poco a poco vaya perdiendo fuerza.  

    Paz Villaseñor, es un ejemplo de resistencia y lucha. Con grandes proyectos en puerta que saldrán este mismo año, Villaseñor ha logrado participar y crear obras musicales personales y en colaboración que abren la puerta al diálogo respecto a la mujer. De igual manera, también está buscando conseguir productoras y compositoras mujeres para sus próximos proyectos. “No importa que me cueste más trabajo, no importa que me tarde más, pero voy a involucrar mujeres en mi proyecto” afirma la cantante en la entrevista.

    “Tengo una canción que habla sobre una vedette”, resalta Villaseñor. No solo se trata de visibilizar la condición de la mujer en un par de contextos, sino reconocer que cada una de ellas a partir de su entorno, raza, etnia, religión y más, experimenta diferentes desafíos, mismos que, además, parten desde diferentes puntos en esta carrera de la vida, es decir, con mayor o menor privilegio tanto social, económico y político, por lo que, reconocerlos y darlos a conocer por medio de canciones abre el panorama que existe sobre la situación en la que como sociedad nos encontramos respecto a la represión y desigualdad de género.    

    Colectiva Tsunami. Fotografía Denisse Figueroa.

    Otro ejemplo de resistencia es la Colectiva Tsunamiuna red de mujeres músicas mexicanas que tienen como objetivo generar espacios que permitan el encuentro entre artistas desde una perspectiva de género. Ellas buscan abrir las puertas de la industria a toda aquella mujer que quiera formar parte de su orquesta. Esta comunidad, desde una perspectiva feminista, logra impulsar y motivar a las mujeres que quieren explorar su talento artístico, brindándoles un espacio completamente seguro para hacerlo. Además de generar el diálogo en torno a la situación de desigualdad, eventos como conciertos y una constante actividad en redes sociales para visibilizar a las músicas. Actualmente, seguirán presentando el disco que recientemente sacaron de forma presencial, distribuyéndolo en las plataformas digitales.

    La saxofonista Aracely Arroyo, ha creado el Foro Interdisciplinario de Mujeres Artistas (FIMA) que tiene como objetivo favorecer la comunidad entre mujeres “FIMA, nace de una materia de gestión cultural y de una inquietud por hacer actividades para favorecer a la comunidad de mujeres artistas” dice Arroyo, directora general de FIMA. Además, cuenta con “Piacere Ensamble” otro de sus proyectos, que tendrá para febrero del 2023 su primera producción discográfica de nombre “Reflejos Sonoros Veracruzanos”.

    “Lo que les recomiendo a todas las mujeres que quieran hacer música es que lo hagan” concluye Villaseñor como un mensaje para todas las futuras músicas.

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    Por Dominiq Varela, Mónica Ocampo, Andrea Ortega, Andrés Borquez y Jimena Rojas

    Este reportaje fue realizado en el marco del Bloque de Producción periodística convergente del Tec de Monterrey Campus Guadalajara, del cual ZonaDocs fungió como socio formador.

  • Morado, verde, naranja, rosa y blanco, esta es la cromática de la lucha feminista

    Morado, verde, naranja, rosa y blanco, esta es la cromática de la lucha feminista

    Los colores moradoverde y naranja en particular se asocian con la lucha de los colectivos feministas —y ahora colectivas—, pero hay otros que también identifican otras luchas que a lo largo de la historia las mujeres han protagonizado.

    La activista Fernanda Dudette propuso en 2021 la combinación del morado, rosa y verde para que fuera la bandera feminista, dándole el nombre de “bandera interseccional sorora y aliada”.

    Naranja: el color contra la violencia de género

    El naranja fue elegido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para representar un día que tiene como objetivo visibilizar la erradicación de la violencia contra las mujeres.

    Simboliza el futuro ‘brillante y optimista libre de violencia’ contra niñas y mujeres, según datos oficiales.

    La ONU decretó en 1999 que el 25 de noviembre —también denominado 25N— es el Día Internacional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, aunque en Latinoamérica se conmemora desde 1981.

    Violeta

    Considerado el color del feminismo por ser el primero utilizado en la lucha feminista desde la primera década de 1900, por el grupo de mujeres identificado como las sufragistas inglesas, cuando uno de los motivos de lucha más fuertes era el voto femenino universal.

    Un dato importante del color es que la mezcla entre rosa y azul —siendo dos colores estereotípicos de los géneros —, da morado.

    También existe una teoría en la que el color elegido por las trabajadoras de las fábricas de Nueva York durante las huelgas laborales en 1857.

    Otro dato que se tiene es que en 1911, se incendió la fábrica Triangle Shirtwaist, en donde al menos 146 personas perdieron la vida, la mayoría mujeres, por no poder escapar de las instalaciones.

    Se cuenta que el humo que salía de la edificación era violeta, por lo que se convirtió en el color de lucha.

    Verde

    El color verde fue elegido originalmete por el movimiento feminista en Argentina, con el fin de representar la lucha a favor del aborto libre y seguro, conocida como la ‘marea verde’.

    Este color se porta en pañuelos en los brazos, y el cuello o las muñecas como símbolo de que se está a favor de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres; así como la despenalización del aborto.

    Blanco

    A finales de los años 80, siguió la ‘camaña del lazo blanco’ en Canadá, luego del asesinato de 14 adolecentes por cursar una licenciatura destinada para hombres.

    Desde 1999, distintas asociaciones de hombres y mujeres propusieron en Europa la campaña que consistía en llevar un lazo blanco en representación del compromiso de no ser cómplices o ejercer violencia contra las mujeres.

    Rosa

    El rosa representa la lucha contra el cáncer de mama, siendo su predecesor el color rojo, elegido por la Fundación Susan G. Komen For the Cure en Estados Unidos a principios de los 90. La editora de la revista ‘Self’ buscó a la sobreviviente de cáncer de mama y vicepresidenta de los cosméticos Estée Lauder, Evelyn Lauder, e iniciaron una campaña para apoyar la causa en los comercios ubicados en Nueva York.

    El lazo rosa representa el miedo a la enfermedad y la esperanza de la curación. Portar con un lazo rosa representa el apoyo a las mujeres diagnosticadas con este tipo de cáncer.

    Además del rosa, el cáncer en mujeres ha estado representado por el lazo verde azulado, que representa al cáncer de ovarios.

    ¿Por qué el rechazo feminista al color rojo?

    El cambio de rojo a violeta en la historia del feminismo fue aproximadamente en los años 60, ya que el rojo estaba más relacionado con los Partidos Comunistas del Bloque Soviético.

    Las primeras banderas rojas registradas fueron de las feministas Clara Zetkin, Rosa Luxemburgo y Alexandra Kollontai, delegadas de sus partidos de la Primera Conferencia de las Mujeres Socialistas, en 1907; y de la Segunda, en Dinamarca, en 1910.

  • ¿Por qué la violencia contra las mujeres es un problema de salud mental pública?

    ¿Por qué la violencia contra las mujeres es un problema de salud mental pública?

    La violencia contra las mujeres es una de las violaciones de derechos humanos más extendidas a nivel mundial. Esta afirmación ya difícilmente puede ponerse en duda, fundamentada en datos recogidos durante décadas que demuestran que una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido abuso a lo largo de su vida. El estudio global más reciente detalla que la violencia contra las mujeres en el contexto de la pareja comienza en edades muy tempranas: una de cada cuatro mujeres de entre 15 y 24 años ya han sufrido violencia por parte de su pareja. Aunque las tasas varían entre regiones, estas variaciones no se explican solo por el nivel de recursos de cada país; algunos de los países con más altos recursos presentan también alta prevalencia de violencia contra las mujeres, en especial en lo que respecta a la violencia por parte de la pareja. Vaya como ejemplo las agresiones que sufren las mujeres en Reino Unido cada vez que Inglaterra pierde un partido de fútbol.

    Partimos, pues, de una realidad clara: la violencia contra las mujeres existe de manera masiva. No es un caso aislado, no está localizado en una sola región. No es algo que solo pasa en otro continente, o en otro país, ni siquiera en otro pueblo. Es muy probable que conozcas a una pareja donde la mujer es víctima de abusos físicos o sexuales por parte de su compañero. Puede ser una pareja amiga, familiares, vecinos, o nosotros mismos.

    Las implicaciones que esta realidad tiene sobre el conjunto de la sociedad son enormes, lo que ha promovido la puesta en marcha de un sistema internacional de monitorización y recomendaciones para eliminar definitivamente la violencia contra las mujeres en todos los ámbitos. En el ámbito de la salud pública, la eliminación de la violencia contra las mujeres (es decir, el 50% de la población) comienza a delinearse como una de las estrategias más efectivas de prevención.

    ¿Qué sabemos sobre los efectos de la violencia en la salud de las mujeres? El efecto más claro es que mata. Según estimaciones de Naciones Unidas, 47.000 mujeres y niñas murieron asesinadas por sus parejas o alguien de su familia solo en 2020. Más aún, el año pasado tuvimos los primeros datos poblacionales que demuestran que el homicidio está entre las primeras causas de muerte de las mujeres embarazadas en Estados Unidos.

    La violencia contra las mujeres existe de manera masiva. No es un caso aislado, no está localizado en una sola región

    Las enfermedades y problemas de salud más estrechamente asociados a la violencia física y sexual son aquellos que impactan directamente en el cuerpo. Los golpes en la cabeza o el estrangulamiento pueden conducir a traumatismos cerebrales con consecuencias a largo plazo. Las enfermedades infecciosas y las que afectan al órgano reproductor también son un problema grave de salud entre las supervivientes: enfermedades de transmisión sexual, sangrado vaginal, infecciones vaginales y del tracto urinario, dolor pélvico, relaciones sexuales dolorosas, son algunas de las más claramente relacionadas con la violencia sexual.

    El impacto de la violencia contra las mujeres en la salud mental es abrumador. El estudio Violencia de género contra las mujeres: una encuesta a escala de la Unión Europea reportó que 32% de las mujeres supervivientes de violencia física presentaban ansiedad y 20% depresión, y que estos porcentajes aumentaban en las mujeres supervivientes de violencia sexual: 45% y 35% respectivamente. La encuesta nacional sobre violencia por pareja íntima realizada en Estados Unidos y publicada en 2018 demostró que más del 50% de las supervivientes presentaban trastorno por estrés postraumático.

    La violencia contra las mujeres incrementa por tres el riesgo de tener pensamientos y conductas suicidas entre las supervivientes. Ahora bien, la relación entre violencia y salud mental requiere una reflexión más detallada que la que guía la empatía. No se trata de una relación que podemos explicar solo por el sentido común. De hecho, de hacerlo así, corremos el riesgo de trivializar el problema y, como consecuencia, sus soluciones. La propuesta que más frecuentemente escuchan las víctimas es “déjalo”, como si de un problema personal se tratase.

    El punto clave para comprender la relación entre violencia contra la mujer y problemas de la salud mental es la reflexión sobre el contexto en que en la mayoría de casos se produce la violencia: una relación íntima. Las relaciones de pareja con características violentas duran una media de 10 años; durante este tiempo los actos violentos se van presentando de manera insidiosa y se repiten en ciclos. Las violencias son múltiples (física y sexual, pero también psicológica, vicaria, de control…) y se superponen, y el miedo progresivamente pasa a ser la emoción más prevalente.

    Las mujeres utilizan diferentes estrategias destinadas a relajar momentáneamente la situación de violencia, lo que en algunas situaciones significa salvar la propia vida o la de los hijos. Poco a poco, estas estrategias de afrontamiento del miedo van marcando las emociones y los comportamientos, y moldean qué se hace y qué es dice ya no solo dentro de casa, sino también en otros ámbitos sociales y laborales.

    La percepción y gestión de los mecanismos de miedo, así como también la afectación de los procesos de afrontamiento y respuesta a situaciones de estrés, son una característica fundamental de los síntomas que definen a los problemas de salud mental más comunes entre las mujeres supervivientes: depresión, ansiedad, estrés postraumático. Estas condiciones no son estáticas, sino que tienen una trayectoria a lo largo del tiempo; pueden presentarse de manera irregular y superponerse a lo largo de la vida.

    Desde esta perspectiva, los problemas de salud mental frecuentes en mujeres supervivientes pueden verse como parte de un proceso dinámico de la experiencia entre la persona y un entorno caracterizado por altos niveles de alerta frente a amenazas impredecibles, y un muy limitado control de la situación.

    Poner el foco en la salud mental de las supervivientes permite no solo reflexionar con mayor profundidad sobre una realidad extremadamente compleja, sino también identificar relaciones con otros problemas de salud que no resultan tan obvios a simple vista. Por ejemplo, la evidencia de la asociación entre violencia y los mecanismos de respuesta al estrés ha conducido a estudiar su impacto a medio y largo plazo en la aparición de enfermedades crónicas que se relacionan con estos mismos mecanismos. Comenzamos a tener datos que muestran que la violencia contra las mujeres aumenta sus probabilidades de sufrir enfermedades cardiometabólicas (cardiovasculares y diabetes tipo II), respiratorias y cáncer de cuello uterino.

    Reflexionar sobre los efectos de la violencia podría parecer un trabajo más propio de la sociología y la política que de los profesionales sanitarios. Pero los profesionales de la salud están entre quienes más probabilidad tienen de recibir en sus consultas mujeres supervivientes de violencia. Hasta hace poco tiempo (y aún sucede en una gran mayoría de centros de salud), la relación entre lesiones o incluso traumatismo de cráneo y violencia en la pareja era difícil de identificar a falta de mecanismos específicos en los servicios de urgencias donde la víctima pudiera ser asistida sin la presencia de su pareja en la consulta.

    Ejemplos similares se pueden encontrar en otras áreas, incluida la de la salud mental, donde se está trabajando en protocolos para la identificación sistemática de violencia. Quizás en un futuro no muy lejano veremos iniciativas en servicios de cardiología, oncología, y otras especialidades médicas.

    La eliminación de la violencia contra la mujer debe ser una prioridad para la prevención de la salud pública. Ya no solo para prevenir la enfermedad entre quienes aún no han estado expuestas, sino también para las supervivientes. Que la exposición a un entorno amenazante puede conducir a enfermar es muestra de plasticidad y flexibilidad frente al cambio, y deja el camino abierto a la posibilidad de que se restablezca la salud y la calidad de vida si el entorno (de pareja, familia, social) se transforma en uno promotor de bienestar. Es fundamental, eso sí, que las políticas de prevención de la salud se nutran de perspectivas complementarias.

    En el caso de las consecuencias en la salud de la violencia contra las mujeres, la Organización Mundial de la Salud recomienda un marco de trabajo con un enfoque basado en los derechos humanos. Imagino un futuro de la salud mental pública donde la perspectiva de los derechos humanos dialoga con la psicología, la medicina, y la innovación para construir estrategias basadas en evidencia y que respondan a las necesidades reales de toda la población.

  • Mujeres destinan 74% de su tiempo a actividades no remuneradas: Inmujeres

    Mujeres destinan 74% de su tiempo a actividades no remuneradas: Inmujeres

    En México, las mujeres destinan el 74 por ciento de su tiempo -tres veces más que los hombres- al trabajo doméstico y de cuidados, actividades no remuneradas a pesar de que equivalen al 21 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), destacó la presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres)Nadine Gasman Zylbermann.

    Al participar en la 29 Reunión de la Comisión Consultiva de Enlace con las Entidades Federativas (Cocoef) con los gobiernos estatales del país, que organizó la Secretaría de Gobernación (Segob), subrayó que esas mujeres sólo pueden dedicar 31 por ciento del tiempo al trabajo remunerado; en este sentido.

    En su conferencia magistral, Nadine Gasman expuso que el Inmujeres propone agregar el Sistema Nacional de Cuidados como un pilar más del sistema de bienestar, que incluye educación, salud y bienestar social, pues “dicho sistema tiene que ver con la vida de las mujeres, las familias y la sociedad.

    Señaló que cuando se habla de “cuidados” se hace referencia a las actividades que se generan diariamente para el bienestar físico y emocional de las personas; dicho trabajo es invisible y no remunerado, y se desarrolla casi en su totalidad por las mujeres, pero es sumamente esencial para el sostenimiento de la vida y para la reproduccción de la fuerza de trabajo. En este sentido, mencionó que la mayoría de las personas en algún momento de la vida han recibido o han brindado algún tipo de cuidado.

    La presidenta de Inmujeres recalcó la importancia de garantizar los derechos de las personas que necesitan cuidados y de quienes las cuidan, así como de promover el autocuidado y el intercuidado, como una responsabilidad social, entre mujeres, hombres, familias, comunidades e instituciones públicas y privadas.

  • En Guatemala, el 90% de mujeres no tiene acceso a salud sexual y reproductiva

    En Guatemala, el 90% de mujeres no tiene acceso a salud sexual y reproductiva

    Organizaciones de la sociedad civil presentaron este martes un informe que asegura que el 90 por ciento de mujeres no tiene acceso a salud sexual y reproductiva y señala los límites que existen en atención a violencia cometida contra mujeres cisgénero y mujeres trans.

    «Hemos constatado que tenemos grandes rezagos en salud sexual y reproductiva, las mujeres siguen siendo discriminadas», declaró a EFE Silvia Menchú, una trabajadora social y representante del Consorcio por los Derechos Sexuales y Reproductivos.

    El informe «Discriminación y criminalización de mujeres y jóvenes por el ejercicio de su sexualidad», realizado por más de 10 organizaciones de mujeres, encuestó a 1,300 mujeres de seis diferentes departamentos (provincias) de Guatemala para obtener una muestra de esta realidad.

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    Durante el estudio el 90 por ciento de las mujeres y jóvenes encuestados aseguraron no tener acceso a atención sexual y reproductiva.

    Además, el 69 por ciento de 100 mujeres trans consultadas aseguró tampoco tener acceso a este tipo de servicios de salud.

    Mientras tanto, de las mujeres que aseguraron recibir atención sexual y reproductiva el 45% lo recibe en servicios públicos, el 37 por ciento en lo privado y un 4 por ciento en organizaciones no gubernamentales.

    La trabajadora social Menchú aseguró que muchas mujeres y jóvenes desisten de buscar atención debido a que los propios servicios públicos de salud suelen estigmatizarlos cuando se trata de temas sexuales.

    El estudio también detalla que 17 de cada 20 mujeres encuestadas tienen conocimientos sobre métodos anticonceptivos, sin embargo la mayoría se concentran en la Ciudad de Guatemala.

    La «violencia social» es el tipo de violencia más común que sufren las mujeres cisgénero con un 37 por ciento, al igual que las mujeres trans con un 70 por ciento, según el estudio.

    De acuerdo a los resultados una de las mayores limitantes para recibir ayuda por ser víctimas de violencia sexual es que las mujeres son cuestionadas sobre su actuación previo al hecho violento.

    «Lamentablemente en las comunidades indígenas la desigualdad y la falta de acceso integral a salud se ha normalizado y esto nos mantiene sobreviviendo sin poder alcanzar derechos básicos», concluyó Silvia Menchú.

    En marzo de este año, el Congreso de Guatemala, encabezado por diputados oficialistas aprobaron una ley contra el aborto que también prohibía la educación sexual integral en el sistema educativo, pero la ley fue vetada por el presidente Alejandro Giammattei.

    Entre enero y octubre Guatemala registró 1.824 nacimientos en niñas entre 10 y 14 años, según datos del Observatorio de Salud Reproductiva (OSAR).

    (c) Agencia EFE