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  • Más de 10 millones de niñas y niños quedaron huérfanos por covid-19: estudio

    Más de 10 millones de niñas y niños quedaron huérfanos por covid-19: estudio

    En todo el mundo, se estima que 10.5 millones de niños quedaron huérfanos o perdieron a un cuidador principal debido a la pandemia de covid-19, según un estudio publicado en Estados Unidos.

    La investigación examinó los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el exceso de mortalidad a partir de mayo de 2022 y encontró que la mayoría de esos niños –7.5 millones– quedaron huérfanos, mientras que tres millones más de niños perdieron a un cuidador principal, informó la revista JAMA Pediatrics.

    Los expertos llamaron a los funcionarios de salud pública a atender los impactos duraderos del duelo en los niños que han perdido a sus tutores a causa del virus, además seguir promoviendo las vacunas y las medidas de prevención.

    La acción eficaz y afectuosa para proteger a los niños de los daños inmediatos y a largo plazo de la covid-19 es una inversión en el futuro y un imperativo de salud pública», destacó el estudio.

    Más niños se vieron afectados por la pérdida de tutores en África y el sudeste de Asia en comparación con Europa y América.

    Los países más afectados fueron India, Indonesia, Egipto, Nigeria y Pakistán, conforme a la investigación.

    En México, al menos 131 mil 325 niños quedaron huérfanos de padres o madres, y otros 141 mil 132 menores perdieron a sus cuidadores principales, según un estudio publicado en 2021 por el Insituto Belisario Domínguez del Senado.

    Los niños que experimentan la orfandad o la pérdida de un cuidador enfrentan una mayor probabilidad de pobreza, abuso y problemas de salud mental, entre otros obstáculos, alertaron los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC).

    El estudio de JAMA Pediatrics utilizó estimaciones derivadas del exceso de mortalidad de la OMS, The Economist y el Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud.

     

  • En México, 7% de las mujeres sufrió violencia digital en 2021; compañeros de escuela, los principales agresores

    En México, 7% de las mujeres sufrió violencia digital en 2021; compañeros de escuela, los principales agresores

    En el último año, el 7% de las mujeres mayores de 15 años en México —aproximadamente 353 mil 500 personas— fueron víctimas de violencia digital. En algunos casos, por recibir mensajes con insinuaciones sexuales o insultos a través de medios electrónicos, y en otros porque han publicado su información personal, fotografías o videos sin su consentimiento, revela la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021.

    La encuesta presentada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) muestra que en todos los entornos en los que transcurre la vida de las mujeres, el tipo de violencia digital más frecuente es el de tipo sexual, con mayor incidencia en el ambiente escolar (7.3%), el comunitario (4.6%) y el laboral (2.4%), lo que ubica a compañeros de escuela y profesores como los principales agresores, seguidos de conocidos, vecinos y amigos de las víctimas, y en tercer lugar se encuentran los colegas y superiores en el trabajo.

    De acuerdo con los datos de la ENDIREH, la violencia que aparece en segundo lugar como la que más se comete por medios electrónicos contra las mujeres es la de tipo psicológico, con 1.2% de ocurrencia en el ámbito escolar, 0.7% en el comunitario, y 0.4% en el laboral.

    Las mujeres que más reportan al Inegi haber recibido mensajes con insinuaciones sexuales e insultos, o que su información personal fue publicada sin su consentimiento viven en comunidades urbanas (7.7%), frente al 4.2% que dijo haber experimentado este tipo de agresiones en entornos rurales.

    Además, el Instituto identifica que las mujeres solteras viven con mayor frecuencia violencia digital (10.1%), en comparación con aquellas que tienen una relación de pareja (4.2%).

    Jóvenes en bachillerato y universidad, las más afectadas

    Entre septiembre de 2020 y el mismo mes de 2021, las mujeres que vivieron más episodios de violencia digital fueron las que tenían 15 y 24 años y estudiaban la licenciatura (20.4%), seguidas de aquellas en el mismo rango de edad, pero que acudían a la preparatoria (16.2%).

    El segundo grupo que se identifica como más afectado por estas agresiones fue el de mujeres de 25 a 34 años en la universidad (13.5%) y la preparatoria (9.4%), seguidas de aquellas con entre 35 y 44 años en los mismos grados escolares (6.3% y 6.4%, respectivamente).

    En lo que respecta a la violencia en el ámbito escolar, la ENDIREH señala que tres de cada 10 mujeres han vivido alguna agresión a lo largo de su vida, y dos de cada 10 la experimentó entre septiembre de 2020 y de 2021.

    La violencia sexual (13.7%) es la más reportada por las mujeres a las que se les preguntó qué tipo de agresiones vivieron en el último año. En segundo lugar, mencionaron la violencia psicológica (12%).

    De la violencia sexual, se desprende que el 12.4% de las mujeres vivió intimidación sexual, 1.2% experimentó acoso u hostigamiento sexual. Acerca de la violencia psicológica, la más reportada fue la degradación (10.4%), seguida de la intimidación y acecho (5.7%).

    Ciberacoso contra mujeres

    Según los datos del Módulo de Ciberacoso (MOCIBA) publicados por el INEGI, las situaciones de violencia digital que más experimentaron las mujeres en 2021 fueron el contacto mediante identidades falsas (36.7%), mensajes ofensivos (32.9%), insinuaciones o propuestas sexuales (32.3%) y recibir contenido sexual (32.1%).

    También manifestaron haber sido provocadas para reaccionar de forma negativa (19%), recibieron críticas por su apariencia o clase social (17.9%), fueron rastreadas con sus cuentas en sitios web (17.8%) y recibieron llamadas ofensivas (17.6%).

    La mayoría de los agresores fueron personas de entre 26 y 35 años (27.2%), en segundo lugar aquellos que tenían entre 18 y 25 años (25.4%), los que tenían de 36 a 45 años (19%) y los que tenían de 12 a 17 años (14.1%).

    Los medios digitales a través de los cuales se cometieron más actos de ciberacoso contra mujeres fueron Facebook, Twitter, Messenger, Telegram e Instagram.

  • Con Liz Truss, suman 17 mujeres en el poder en Europa

    Con Liz Truss, suman 17 mujeres en el poder en Europa

    Dieciséis países o territorios europeos cuentan actualmente con una mujer como jefa de gobierno o jefa de Estado, excluyendo las monarcas. Esta es la lista de territorios con una mujer al frente, que se añaden al nombre de Liz Truss, nombrada este lunes nueva primera ministra del Reino Unido.

    Igualmente, la alemana Ursula von der Leyen se convirtió en diciembre de 2019 en la primera mujer en presidir la Comisión Europea.

    Nicola Sturgeon es desde noviembre de 2019 la primera mujer que ejerce como jefa del gobierno autónomo de Escocia.

    Elisabeth Borne, primera ministra desde el 16 de mayo, es la segunda mujer en ocupar este cargo en Francia, 30 años después de que lo hiciera Edith Cresson.

    La exjueza Ekaterini Sakellaropoulou, elegida en enero de 2020 presidenta de Grecia, es la primera mujer en ocupar este cargo esencialmente protocolario. En 2018 abrió la brecha al convertirse en la primera mujer en dirigir la más alta instancia judicial del país.

    La socialdemócrata Magdalena Andersson se convirtió en la primera mujer en llegar a la jefatura del gobierno sueco en noviembre de 2021, en condiciones rocambolescas.

    Siete horas después de ser elegida, tuvo que dimitir debido al fracaso de sus presupuestos y la salida de los ecologistas del gobierno. Cuatro días más tarde fue de nuevo elegida primera ministra en el Parlamento.

    Tras su triunfo en las legislativas, la líder socialdemócrata Mette Frederiksen formó gobierno en junio de 2019, y se convirtió a sus 41 años en la primera ministra más joven de la historia del país.

    La socialdemócrata Sanna Marin se convirtió el 10 de diciembre de 2019, con 34 años, en la jefa de gobierno más joven del planeta en ese momento.

    Katrin Jakobsdottir se convirtió en noviembre de 2017 en la segunda mujer en ocupar el cargo de primera ministra.

    Kaja Kallas fue en enero de 2021 la primera mujer jefa de gobierno en Estonia. Su padre, Siim Kallas, la precedió como primer ministro entre 2002 y 2004.

    La independiente Ingrida Simonyte es primera ministra desde diciembre de 2020, designada por el partido conservador tras las legislativas.

    La abogada liberal y militante anticorrupción Zuzana Caputova, investida el 15 de junio de 2019, es la primera mujer que llega a la presidencia de Eslovaquia.

    Katalin Novak fue nombrada en marzo presidenta de Hungría y es la primera mujer en desempeñar este cargo fundamentalmente honorífico.

    La exdiplomática francesa Salomé Zurabishvili, elegida en noviembre de 2018, es la primera mujer presidenta de Georgia.

    Ana Brnabic, una mujer abiertamente homosexual, fue nombrada en junio de 2017 primera ministra, en un país con una fuerte herencia tradicionalista. Desde entonces fue reelegida dos veces.

    La jurista reformadora Vjosa Osmani fue electa presidenta en abril de 2021. Maia Sandu fue elegida en noviembre de 2020 presidenta de Moldavia, cuya primera ministra es también una mujer, Natalia Gavrilita.

  • Violencia de género, pobreza y desigualdad perpetúan el embarazo infantil en México

    Violencia de género, pobreza y desigualdad perpetúan el embarazo infantil en México

    En el 2015, durante el sexenio del expresidente Enrique Peña Nieto, se puso en marcha la Estrategia Nacional de Prevención del Embarazo Adolescente (ENAPEA) con el objetivo de prevenir y reducir la tasa de embarazos en niñas y adolescentes. Siete años después, México sigue luchando contra marea para poder controlar un problema demográfico que lejos de disminuir continúa a la alza.

    Los estados de Zacatecas, Durango, Tlaxcala, Chihuahua, Aguascalientes, Puebla, Michoacán, Coahuila, Tabasco, Guerrero y Chiapas registraron las tasas más altas de fecundidad adolescente en el país según el informe Embarazo Temprano en México publicado por la Red de Estudios sobre Desigualdades de El Colegio de México. ¿Las causas? La desigualdad, la falta de información, el nivel socioeconómico y, por supuesto, la violencia de género.

    “Algo de lo que nos percatamos es que la protección de las y los adolescentes es muy heterogénea y esto tiene que ver sí con este empuje gubernamental pero también requiere mucho de empuje social, por ejemplo notamos que la participación de la sociedad civil es muy importante porque ayuda con personal muy especializado a que se lleve la estrategia y a veces sea muy bien recibida en algunas localidades”, compartió en entrevista para SinEmbargo la Doctora Vanessa Arvizu Reynaga, una de las autoras del informe.

    “El tema de educación sexual integral está en los planes y programas de estudio, sin embargo hay dos entes que no quieren dar estas asignaturas o estos contenidos porque no se quieren meter en problemas con la sociedad de madres y padres de familia, porque les da pena o porque no comulgan con esta idea, entonces desde ahí también es un reto social que tenemos. Inclusive también el personal médico, por ejemplo en Baja California donde cualquier causa es admitida para practicar un aborto hasta las doce semanas, hay personal médico que hace objeción de conciencia, se rehúsan a practicarlo o no hay personal lo suficientemente capacitado y sensibilizado como para atender a estas niñas y a estas adolescentes y brindarles la información que conlleva practicarse un aborto, pero también sobre los riesgos de salud materno infantil que conlleva continuar un embarazo”, explicó.

    El estudio reportó que en el 2019 se registraron 66 o más nacimientos por cada mil adolescentes en los estados con tasas más altas de fecundidad en jóvenes de entre 15 y 19 años, en contraste a la Ciudad de México y Baja California Sur donde el punto de corte es una tasa de 59 nacimientos por cada mil adolescentes.

    Al menos ocho entidades de las once que se encuentran dentro de este grupo llevaron a cabo acciones de prevención como la impartición de talleres de salud sexual y reproductiva, capacitaciones, vigilancia en planteles educativos; y acciones de atención relacionadas con casos de violencia entre las que se encuentran la atención médica y acceso a la interrupción legal del embarazo, acompañamiento legal y psicológico, y talleres de cuidados a la salud de la madre adolescente.

    Mapa en la que se muestra la tasa específica de fecundidad en mujeres de 15 a 19 años. Foto: Red de Estudios sobre Desigualdad del Colegio de México

    “El embarazo temprano involuntario se relaciona de manera muy estrecha con las desigualdades sociales y bien importante, con la violencia de género. En cuanto a las desigualdades sociales aquí notamos que las más perjudicadas son las adolescentes indígenas que tienen 1.6 veces más probabilidades de tener un embarazo que quienes no son indígenas, 1.7 veces más frecuente en las zonas rurales que en las grandes ciudades y 5.1 veces más frecuentes entre las mujeres más pobres respecto a las más ricas”, apuntó la Dra. Arvizu.

    “Esto también tiene que ver con el tema de la violencia de género sin duda. El tema que también tocamos en los informes a mayor profundidad es el matrimonio infantil que también por usos y costumbres en algunas regiones está normalizado. Aquí la cuestión también es ver y hacer esta diferencia de las niñas menores de 15 años, que muchas veces estos matrimonios son con personas mucho mayores que ellas, a veces tienen interiorizada esta idea del matrimonio sin saber lo que conlleva o sin tener información sexual y reproductiva. Se vulneran muchos de sus derechos y están muy expuestas a que el resultado de sus embarazos en la gran mayoría sea producto de violación y de violencia, inclusive también con las adolescentes”, añadió.

    En septiembre del 2021 Josefina Lira, expresidenta del Colegio Mexicano de Especialistas en Ginecología y Obstetricia (Comego), indicó que México ocupaba el primer lugar en embarazos adolescentes de entre todos los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) con 390 mil nacimientos anuales en menores de 19 años.

    REDUCIR EMBARAZO INFANTIL, META PARA 2030

    A pesar de que una de las metas de la ENAPEA es erradicar los nacimientos en niñas de 10 a 14 años y reducir un 50 por ciento la tasa específica de fecundidad de las adolescentes de entre 15 y 19 años para el 2030, este programa sigue viéndose obstaculizado por factores externos como el de la pandemia de la COVID-19.

    De acuerdo con el informe Embarazo Temprano en México, el Consejo Nacional de Población en México estimó un aumento de 30 por ciento de los embarazos de adolescentes entre 2020 y 2021, es decir, poco más de 29 mil nacimientos adicionales a los que se habían proyectado con anterioridad.

    “Yo concuerdo con la ENAPEA, o sea sé que las metas son ambiciosas pero es que lo ideal sería que no hubiera embarazos en niñas y que la mitad de las adolescentes dijera ‘yo decidí de manera consciente e informada que quería seguir con mi embarazo’. Las acciones que se están haciendo en este momento no van a tener repercusión inmediata inclusive si se brinda educación sexual integral desde nivel básico”, compartió Arvizu sobre la meta de la ENAPEA para el 2030.

    “Algo de lo que proponemos nosotras en el informe es, por ejemplo, poner metas intermedias que pueden estar dadas inclusive con las distintas diferencias territoriales y poblacionales. No es el mismo caso de Guerrero y Chiapas que tienen tasas muy altas que puedan fijarse metas más loables, más alcanzables, que a lo mejor en una entidad como Ciudad de México que es de las que tienen tasas más bajas, quizá ahí pudieran tener otro tipo de metas”, agregó.

    A nivel global, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) reportó que casi 12 millones de mujeres de 115 países perdieron el acceso a los servicios de planificación familiar, debido a la emergencia sanitaria derivada por la propagación de la SARS-CoV-2.

    En México la ENAPEA continuó con sus servicios a través de webinars, sin embargo no logró llegar a todas las regiones puesto que no todas las comunidades cuentan con acceso a Internet y otras tecnologías. Ante esto, el programa gubernamental presentó el Documento Marco de la ENAPEA 2021-2024, en el que se reorientó la estrategia por los efectos de la pandemia en niñas y adolescentes.

    El embarazo entre adolescente se acrecentó durante la pandemia. Foto: Iván Stephens, Cuartoscuro

    “Si bien nosotros no ahondamos en este análisis sobre la tecnología y qué tanto influye, sí analizamos los reportes de los estados y podría dar unos ejemplos de buenas prácticas que encontramos en algunas entidades. En Michoacán y Tabasco nos comentaban que uno de los programas que fue muy exitoso incluía adolescentes y jóvenes para ser replicadores de información sexual o de educación sexual integral […] Hubo un caso también muy exitoso en Tabasco donde a través de la Fundación Mexicana para la Planeación Familiar (Mexfam) se enviaron carritos que repartieron cubrebocas y gel antibacterial durante la pandemia, y con este pretexto también ponían preservativos a un lado”, compartió la autora del informe.

    Finalmente la también socióloga egresada de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) apuntó que en el informe recomiendan a la ENAPEA reafirmar su enfoque de derechos y que éste se replique a todas las personas que colaboran —funcionarios, funcionarias, sociedad civil, docentes, personal médico, entre otros— para que se pueda poner en marcha dicha estrategia.

    “Lo que nos encontramos cuando entramos a profundidad en el informe fue un mosaico de enfoques […] Encontramos dos áreas de oportunidad en la ENAPEA, una tiene que ver con la coordinación intersectorial, es decir en la ENAPEA participan muchísimos sectores gubernamentales y esto ocasiona que dependiendo de la estancia es el empuje de los objetivos y por último, entre gobiernos que es uno de los principales problemas que recuperamos porque que hay muy pocos estados, solamente ocho, que reportaron tener una coordinación entre Gobierno federal, estatal y municipal”.

    Eréndira Quintero
  • De la casa y la calle al celular: las mujeres sufren violencia digital

    De la casa y la calle al celular: las mujeres sufren violencia digital

    La violencia contra las mujeres no la para ni una pandemia ni un nuevo gobierno ni nuevas leyes. El problema es estructural y sistémico y las cifras muestran que hay mucho trabajo que hacer para erradicar las agresiones por razones de género.

    Las mujeres y las niñas pueden ser violentadas en cualquier ámbito de su vida y en cualquier lugar. Incluso a través de sus teléfonos, de acuerdo con de la ENDIREH 2021 (Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares) del Inegi, la oficina de estadística pública.

    En México, el 13% de las mujeres mayores de 15 años ha experimentado algún tipo de violencia a través de internet a lo largo de la vida. Desde mensajes ofensivos y amenazas hasta que se publiquen fotos o videos sin consentimiento de las víctimas.

    Recientemente se aprobaron en México las modificaciones al Código Penal federal que tipifican la violencia en el plano digital, una serie de reformas conocida como Ley Olimpia. La aprobación de esto implica que en todo el país ya se nombran, se previenen y se penalizan las agresiones por razones de género que se producen a través de medios digitales. Al menos en la teoría.

    La prevalencia de este tipo de violencia persiste, y como en el plano de la vida cotidiana, se presenta con más frecuencia en el círculo social más cercano de las mujeres y adolescentes.

    Las cifras de la ENDIREH en su más reciente edición mostraron que las agresiones digitales se han intensificado en el ámbito escolar de las mujeres y adolescentes en el último año. Si consideramos la violencia digital a lo largo de la vida, la mayor parte de las agresiones se ha producido en el ámbito comunitario de las mujeres. Pero, si consideramos sólo los últimos 12 meses, el ámbito escolar es el que concentra la mayor prevalencia de violencia digital.

    Agresiones sexuales

    Las agresiones sexuales son las más comunes en el plano digital, así lo confirmó la data recopilada por la encuesta levantada por el organismo oficial de estadísticas en México, el Inegi.

    De ahí que la Ley Olimpia contemplara múltiples situaciones de violencia digital: como que te envíen una foto sexual explícita sin que la pidas; que te manden mensajes sexuales explícitos sin que los pidas; que roben tus fotos o identidad para aplicaciones de citas o sexo y hasta que publiquen fotos, videos o mensajes en los que apareces sin que tú hayas aceptado que se publiquen.

    La violencia sexual en el plano digital se mantiene en transformación y es por ello, que integrar todas estas agresiones en las legislaciones federales fue un paso histórico. El impacto de estas modificaciones a la ley se medirá con el tiempo.

    Lo cierto es que este tipo de violencia por razones de género no cesa, especialmente para las mujeres más jóvenes: el 14.3% de las mujeres de entre 15 y 24 años que experimentaron agresiones digitales fueron de tipo sexual. Para las que tienen entre 25 y 34 años la prevalencia fue de 5.9%.

    Esto refleja una brecha importante si se compara con las mujeres mayores de 55 años, grupo de edad en el que la violencia de tipo sexual en vías digitales no llega a representar ni siquiera el 0.5%.

    La violencia sexual, además, se da con mayor fuerza entre la comunidad académica/escolar. La información de la ENDIREH reflejó que las mujeres más jóvenes que cursan la universidad son agredidas sexualmente con más frecuencia en medios digitales; el segundo grupo de mayor vulnerabilidad son las mujeres jóvenes que asisten a preparatoria o bachillerato.

    Los compañeros y los profesores son las figuras que más violencia ejercen sobre las mujeres en el ámbito escolar.

    Acoso a través de internet

    Además de las agresiones directas a través de medios digitales, el Módulo de Ciberacoso de 2021, mostró que 9.7 millones de mujeres ha sido víctima de ciberacoso al menos una vez durante los últimos 12 meses.

    En términos proporcionales esto implica que el 22.8% mujeres ha sido víctima de esto tipo de violencia, un nivel más bajo que el de los hombres (20.6%).

    A diferencia de la violencia digital exclusiva de género, el ciber acoso contempla más situaciones en las que se ve afectada la integridad de las víctimas. Estos son los casos en los que el ciberacoso aplica:

    1. Recibir mensajes ofensivos, con insultos o burlas
    2. Recibir llamadas ofensivas, con insultos o burlas
    3. Ser criticado(a) por su apariencia (forma de vestir, tono de piel, peso, estatura) o clase social
    4. Que una persona se hiciera pasar por usted para enviar información falsa, insultar o agredir a otras personas
    5. Ser contactado(a) por medio de nombres falsos para molestarle o dañarle
    6. Ser vigilado en sus sitios o cuentas en internet para causarle molestia o daño
    7. Ser provocado en línea para que reaccione de forma negativa
    8. Recibir insinuaciones o propuestas de tipo sexual que le molestaran
    9. Recibió fotos o videos de contenido sexual que le molestaron
    10. Publicar o vender imágenes o videos de contenido sexual reales o simulados, de usted sin su consentimiento
    11. Publicar información personal, fotos o videos para dañarlo(a)
    12. Amenazar con publicar información personal, audios o video para extorsionar

    La violencia ejercida en contra de mujeres y niñas en México está en todos lados, en la casa, en las calles, en las relaciones con amigos o pareja, en la familia, en la escuela y hasta en el trabajo. Y con el avance de las tecnologías, se han multiplicado las formas en las que se expresa y se han mermado las maneras de identificarla y, por tanto, erradicarla.

    Y todavía, al corte del 2021, por lo menos 7 de cada 10 mujeres en México ha experimentado algún tipo de violencia a lo largo de su vida.

    Ana Karen García

     

  • Crece violencia laboral hacia las mujeres en 44%

    Crece violencia laboral hacia las mujeres en 44%

    Las mujeres de todo el mundo, incluso de las economías más avanzadas, se ven afectadas de forma desproporcionada por la violencia a razón de género, es decir, tan solo por ser mujeres. Es sabido que la violencia constituye una grave violación a los derechos más básicos, como el libre desarrollo y tránsito. Por lo que se trata de un problema público que merma y pone en riesgo la igualdad.

    A nivel mundial, se estima que una de cada tres mujeres sufrirá violencia en el transcurso de su vida. Pero la violencia hacia la mujer no se trata solo de maltrato físico o verbal, ya que se presenta también de muchas formas más disimuladas.

    En espacios como el hogar y el entorno laboral, los comportamientos sexistas o que tienen como propósito dañar o generar sufrimiento, angustia, emocional, laboral, económica entre otros son sumamente recurrentes todavía. Puesto que la sociedad los acepta y los considera «naturales».

    Violencia laboral hacia las mujeres

    En México, entre 10 y 11 mujeres son asesinadas al día en el país. Por lo que este tema se ha externado a través de las manifestaciones de grupos y colectivas feministas que han evidenciado las carencias de un sistema incapaz de proteger y salvaguardar la integridad y el desarrollo de las mujeres.

    Una de las formas que ha señalado ONU Mujeres para prevenir la violencia de género es que los gobiernos asuman un compromiso político. Es decir, aplicar leyes que fomenten la equidad, invertir en colectivas y abordar las múltiples formas de discriminación a las que se enfrentan las mujeres a diario, particularmente en espacios laborales.

    Recientemente, México ratificó el Convenio nº 190 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). El cual reconoce el derecho de toda persona a un mundo laboral libre de violencia y acoso, inclusive por razón de género. Este convenio obliga a los países que lo ratifican a adoptar las medidas necesarias para prevenir y abordar la violencia y el acoso laboral.

    Esto es necesario porque casi 8 millones de mujeres en México han reportado violencia laboral de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh) 2021. Además, según El Economista, las cifras revelan 2.4 millones de casos más que los reportados en 2016, cuando el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) publicó las últimas cifras sobre el tema y reportó que 5.5 millones de trabajadoras habían sufrido agresiones.

    Detectar violencia laboral

    Para María Elena Esparza Guevara, asesora honoraria del Consejo Ciudadano para la Seguridad y la Justicia de la Ciudad de México, es una conquista de los movimientos de mujeres y feministas el hecho de que se reconozca el acoso y la violencia laboral como un tema cada vez más visible.

    «Este tipo de conductas [acoso y violencia laboral] están arraigadas en el sentido común como normales, y por eso a las feministas nos ha costado tanto trabajo que sean reconocidas como hechos dañinos».

    Martha Lucía Mícher, presidenta de la Comisión para la Igualdad de Género en el Senado.

    Los datos actuales indican que más del 20% de las mujeres que trabajan han podido reconocer algún tipo de violencia laboral en su contra. Comportamientos que en muchas ocasiones se minimizaron o reservaron para que nadie las tildara de «exageradas».

    Esparza Guevara señala que es fundamental nombrar las violencias y visibilizarlas. Puesto que la violencia laboral hacia las mujeres obstaculiza su acceso al empleo, igualdad de oportunidades de ascensos o estabilidad en sí misma.

    ¿Qué tipos de violencia viven las mujeres en el trabajo?

    Datos de Endireh señalan que las mujeres pueden sufrir violencia laboral psicológica, física y sexual. Siendo esta última la más común, porque 5.7 millones de mujeres la han vivido. De ellas, 615 mil mujeres han sido violadas o padecido un intento de violación en el trabajo, y casi 2 millones más han sentido miedo de ser víctimas de un ataque sexual.

    De la última cifra, 2 millones se ubican también en casos de abusos de diferentes maneras:

    • 88% ha sido manoseada, tocada, besada, rosada con el cuerpo de un hombre sin su consentimiento.
    • 27% señala que alguien mostró sus genitales o se los toco frente a ella.
    • 5% indicó haber sido obligada a mirar escenas de actos sexuales, ya sea en fotos, revistas o películas pornográficas.

    Por si esto fuera poco, otras 2 millones refieren haber sido acosadas u hostigadas sexualmente. A casi 1.9 millones le han propuesto o insinuado tener relaciones sexuales a cambio de mejoras o beneficios en el trabajo. Y, casi 900 mil recibieron represalias tras haberse negado, por ejemplo, mencionan que les limitaron promociones, intentaron despedirlas, o las cambiaron de lugar.

    violencia laboral hacia las mujeres

    Violencia laboral, un problema público

    Si bien los espacios laborales son evidencia de la violencia de género que se vive en México, en realidad solo es una muestra de un problema público más grande. Puesto que los roles tradicionales instituidos, obstaculizan los esfuerzos para hacer frente al acoso y el hostigamiento laboral. Por ello, las empresas tienen la responsabilidad de crear políticas que favorezcan un clima laboral saludable y eliminen ideas nocivas y obsoletas como los estereotipos de género.

    Creer a las denunciantes y brindar apoyo son algunas prácticas para resarcir el daño. Sin embargo, prevenir la violencia laboral hacia las mujeres se centra más en estrategias, políticas y programas que concienticen sobre lo dañino del problema. Además, es importante que las mujeres sepan que existen varios instrumentos legales y organismos que las protegen.

     «La violencia daña la autoestima, salud, integridad, libertad y seguridad de la víctima, impide su desarrollo y atenta contra la igualdad».

    Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.

    violencia laboral hacia las mujeres

    ¿Cómo identificar si una mujer vive violencia laboral?

    María Elena Esparza explica que una forma en las que podemos identificar que alguien hace menos a una mujer es cómo la nombra. «En muchos espacios laborales es común que a los hombres les llamen por su cargo o su grado académico: el licenciado, el ingeniero, el director general. Sin embargo, a muchas trabajadoras les dicen ‘la niña’, ‘la niña de sistemas’, la ‘niña de RH’, ‘señorita’ o ‘linda’».

    Otro dato importante que señala es que muchos de los logros de las mujeres son cuestionados, demeritando su esfuerzo con frases como: «Fue porque tuvo relaciones sexuales con algún superior». Los resultados de la encuesta señalan que al menos 1.8 millones de mujeres se han enterado de ese tipo de comentarios.

    Recibir opiniones no solicitadas sobre el cuerpo, la ropa y otros aspectos físicos es también un factor que señalaron las encuestadas como una forma más de violencia. La falta de una política clara que ponga fin al acoso y otras formas de violencia en los espacios laborales requieren una postura firme y el esfuerzo de las empresas para afrontar el problema. Actualmente también es una directriz que posiciona e impacta a lo largo de toda la organización, desde la producción hasta los socios, inversionistas, colaboradores y colaboradoras.

  • 22 mujeres periodistas han sigo agredidas en dos meses en México: CIMAC

    22 mujeres periodistas han sigo agredidas en dos meses en México: CIMAC

    De acuerdo con la edición de agosto del “Reporte sobre violencia en contra de defensoras y periodistas en México” a cargo de la organización Comunicación e Información de la Mujer A.C. (CIMAC), entre el 1 de junio y el 31 de este año, fueron registradas 22 agresiones contra mujeres periodistas.

    Según la organización, de este total, el 59 por ciento se encontraban fungiendo como reporteras independientes o de algún medio de comunicación, 27 por ciento como directoras de alguno, 9 por ciento se desempeñaban como periodistas de investigación y 5 por ciento eran conductoras de noticias.

    Quienes se posicionaron como los mayores agresores fueron los funcionarios de nivel estatal, los cuales representaron un 36 por ciento de las fuentes de violencia, mientras que el 18 por ciento fueron particulares, el 14 por ciento funcionarios municipales y el 14 y 9 por ciento, fueron usuarios de redes y funcionarios federales, respectivamente.

    Asimismo, las comunicadoras que más fueron agraviadas fueron quienes cubrían temas de corrupción (23 por ciento), seguidas de quienes trataban abuso de autoridad (18 por ciento), política, derechos humanos, coberturas electorales (13 por ciento cada una), así como también sufrieron agresiones las profesionales que trabajaban temas de migración, medio ambiente, cultura y movimientos sociales (estas últimas representaron el 4 por ciento).

    Las reporteras, son quienes más han sido agredidas  (FOTO: CUARTOSCURO)Las reporteras, son quienes más han sido agredidas (FOTO: CUARTOSCURO)

    De acuerdo con una anterior investigación realizada igualmente por CIMAC, los atentados más recurrentes en contra de periodistas mujeres son bloqueos informativos, intimidaciones, amenazas, el descrédito a su labor y el hostigamiento por parte de las instituciones.

    “El 80% de los casos revelados sufren violencia psicológica, seguida por la violencia física (27 por ciento), la patrimonial (7 por ciento), la económica (3 por ciento) y sexual (4 por ciento)”.

    Esto ocurre cuando las periodistas realizan una investigaciónuna cobertura o dan una opinión sobre temas relacionados a política (40 por ciento) o seguridad (39 por ciento), se precisó en el sitio web de la organización.

    Estas múltiples agresiones representan la antesala de un crimen mayor como el asesinato. Dos de los casos que más conmocionaron al mundo fueron los de las periodistas Lourdes Maldonado y Miroslava Breach.

    A ellas se suman los asesinatos de María Elena Ferral, Norma Sarabia, Pamela Montenegro, Anabel Flores, Zamira Esther Bautista, María del Rosario Fuentes Rubio, Regina Martínez López, Elizabeth Macías Castro, Yolanda Ordaz de la Cruz, Selene Hernández León, Indira Rascón García, Isabella Cordero Martínez, María Elvira Hernández Galeana, Felicitas Martínez Sánchez, Teresa Bautista Merino, Flor Vázquez López, Dolores García Escamilla, Yessenia Mollinedo Johana García.

    Los asesinatos de Lourdes Maldonado y Miroslava Breach, mujeres periodistas, han marcado a la comunidad en México (FOTO: CUARTOSCURO/Isabel Mateos)Los asesinatos de Lourdes Maldonado y Miroslava Breach, mujeres periodistas, han marcado a la comunidad en México (FOTO: CUARTOSCURO/Isabel Mateos)

    La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), ha señalado que en México, 12 mujeres periodistas han sido asesinadas y muchas más atacadas en los últimos 15 años. Esto demuestra los retos a los que se enfrentan al desempeñar el periodismo en el país, señaló en ese entonces Irene Khan, relatora Especial de la Organización de las Naciones Unidas sobre la Promoción y Protección de la Libertad de Expresión.

    Además, para distintas organizaciones de derechos humanos y prensa, México es el segundo país más violento para ejercer la profesión del periodismo, solo por detrás de Afganistán. Tan solo en lo que va del año 2022, han sido ultimados 15 profesionales comunicadores.

  • Mujeres con discapacidad, indígenas, niñas y adultas mayores, las más vulnerables ante la violencia

    Mujeres con discapacidad, indígenas, niñas y adultas mayores, las más vulnerables ante la violencia

    Las mujeres que viven con discapacidad, las que son originarias de pueblos indígenas, las niñas y las mayores de 60 años fueron identificadas por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (Inegi) como las que se encuentran más vulnerables a vivir violencia en los distintos ámbitos de su vida.

    De los grupos de mujeres identificados como vulnerables en la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021, las mujeres con discapacidad reportaron mayor incidencia de violencia.

    A lo largo de su vida, siete de cada 10 mujeres con discapacidad ha experimentado al menos un incidente violento. Solo entre octubre de 2020 y octubre de 2021, 41.5% de las encuestadas fue agredida.

    La violencia psicológica es la de mayor prevalencia entre mujeres con discapacidad (58.2%), seguida de la de índole sexual (48.7%), la física (44.6%) y la económica (34.9%).

    En cuanto a las mujeres que viven con alguna limitación, el 57.6% manifestó haber vivido violencia psicológica, 53.4% violencia sexual, 40.4% agresiones físicas y 31.4% de tipo económico o patrimonial.

    En el caso de las mujeres que se identifican como indígenas, que son el 6.6% del total de las que tienen más de 15 años en el país, 67.6% han experimentado violencia a lo largo de su vida. Este dato las ubica como el segundo grupo vulnerable de mujeres con mayor incidencia de agresiones reportadas.

    Para estas mujeres, los ámbitos en los que existe mayor violencia son el comunitario (42.8%), seguido del ámbito escolar (37.5%), laboral (30.6%) y de la familia (16%).

    Entre aquellas que hablan alguna lengua indígena, el 60.5% ha vivido al menos un episodio de violencia en toda su vida.

    En comparación con la edición de 2016 de la ENDIREH, el porcentaje de mujeres que se consideran indígenas subió de 64.3% a 67.6% para 2021, y en el caso de las que hablan alguna lengua indígena, subió de 56.2% a 60.5%.

    Sin embargo, en el periodo de octubre de 2020 a octubre de 2021, la violencia para ambos grupos bajó: entre las mujeres que se consideran indígenas, quienes experimentaron agresiones pasaron de 42.2% a 40.7%, y del grupo de las hablantes de alguna lengua disminuyó de 34.6% a 32.4%.

    Violencia contra niñas y adultas mayores

    El Inegi también identificó como un factor que pone en mayor vulnerabilidad a las mujeres su edad, y señaló que las niñas y las mayores de 60 años son las más propensas a vivir agresiones.

    Cerca de 21.1 millones de mujeres de 15 años y más (41.8%) señaló en la ENDIREH 2021 que experimentó algún tipo de violencia durante su infancia: 33.9% fueron víctimas de agresiones físicas, 21.6% de maltrato psicológico y 12.6% vivieron violencia sexual.

    Los resultados de la encuesta para 2021 muestran un aumento respecto de la violencia durante la infancia reportada por las mujeres en 2016. Las agresiones psicológicas pasaron de 18% a 21.6%, las sexuales de 9.4% a 12.6%, y las físicas de 32.1% a 33.9%.

    La violencia sexual reportada responde a las siguientes situaciones: 9.5% de las niñas tuvieron tocamientos en sus partes íntimas, o fueron obligadas a tocar a otra persona sin su consentimiento; al 4.7% las intentaron forzar a tener relaciones sexuales, y el 4% fue obligada a mostrar sus partes íntimas o mirar forzadamente las de alguien más.

    Además, el 3.3% fueron obligadas a tener relaciones sexuales bajo amenaza o usando la fuerza, al 1.4% las obligaron a mirar escenas o actos sexuales, y el 1.1% de ellas fueron obligadas a realizar actos sexuales bajo amenazas o usando la fuerza.

    En cuanto a las personas que abusaron sexualmente de las mujeres durante su infancia, la principal persona agresora fue un tío o una tía (20.8%), un primo o una prima (17.4%) y personas ajenas a la familia (15.8%).

    En menor medida se encuentran desconocidos (9.7%), otros familiares (8.1%), hermano o hermana (7.1%), padrastro o madrastra (6.5%), padre (5.2%), otro (3.3%) y madre (0.6%).

    Acerca de la violencia que experimentan las mujeres de 60 años y más, la ENDIREH señaló que, en el periodo de octubre de 2020 a octubre de 2021, 14.6% de las encuestadas vivió algún tipo de violencia, principalmente psicológica (13%), económica (4.7%), física (1.5%) y sexual (0.5%). En el 93% de los casos, se trató de actos cometidos por algún integrante de su familia.

    De acuerdo con los resultados de 2021, en cinco años el único tipo de violencia que se incrementó en mujeres mayores de 60 años fue la física, al pasar de 1.2% a 1.5%. Las agresiones sexuales se mantuvieron en 0.5%.

    La violencia psicológica, por su parte, bajó de 15.2% a 13%, mientras que la económica pasó de 6.3% a 4.7%.

    Las personas que las mujeres adultas mayores identificaron como sus principales agresoras son sus hijos (51.2%), hermanos (6.9%), padres (2.8%), madres (1.7%), cuñados (1.6%), tíos (0.9%), otros familiares (31.7%) y no familiares (3.1%).

     

  • El 32% de mujeres han sufrido violencia en escuelas: Inegi

    El 32% de mujeres han sufrido violencia en escuelas: Inegi

    El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) informó en su más reciente reporte de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021, que más del 32% de mujeres experimentó algún tipo de violencia durante su etapa como estudiante.

    Esto, a pesar de que las escuelas son espacios en donde se accede a derechos universales como la educación, el derecho a vivir en condiciones de bienestar y el derecho a un desarrollo integral, por lo que cuando se ejerce algún tipo de violencia contra las mujeres en este ámbito se obstaculiza su desarrollo.

    “La ENDIREH 2021 muestra que, de las mujeres de 15 años y más que han asistido a la escuela, 32.3 % experimentó algún tipo de violencia a lo largo de su vida como estudiante”, detalla el informe.

    De acuerdo con el ejercicio realizado de octubre de 2020 a octubre de 2021, la violencia física fue la que tuvo mayor prevalencia con 18.3% a lo largo de la vida escolar, en tanto que la violencia sexual estuvo presente en 13.7%, ambas presentes en los últimos 12 meses.

    Los estados de Querétaro, Estado de México y Colima encabezan los lugares en donde se ejerce este tipo de violencia contra las mujeres estudiantes en el grado de educación media superior.

    Además, el reporte también indica que este tipo de violencia ejercida en el ámbito escolar tuvo un incremento de 7 puntos porcentuales respecto a los datos recabados en el 2016, cuando se registró 25.3 %.

    “Por otro lado, Zacatecas (26.0 %), Tamaulipas (24.7 %) y Chiapas (20.2 %) registraron la menor prevalencia de violencia contra las mujeres a lo largo de la vida escolar”, detalla el documento .

    Las principales personas agresoras en el ámbito escolar para el periodo de octubre de 2020 a octubre de 2021 fueron:

    *Un compañero (46.2%),
    *Maestro (16.6%).
    *Persona desconocida de la escuela (16.2 %).

    Los lugares de agresión más frecuentes fueron:

    *La escuela (66.9 %).
    *La calle, parque o lugar público cerca de la escuela (19.7 %).
    *La calle, parque o lugar público lejos de la escuela (6.5 %).

  • Violencia laboral contra las mujeres aumentó 44%, casi 8 millones han sido agredidas

    Violencia laboral contra las mujeres aumentó 44%, casi 8 millones han sido agredidas

    Al menos 7.9 millones de mujeres en México han vivido violencia en el trabajo, según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh) 2021. Son 2.4 millones más que en 2016, cuando el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) publicó las últimas cifras sobre el tema y reportó que 5.5 millones de trabajadoras habían sufrido agresiones.

    Es decir, más del 20% de las mujeres trabajadoras han podido reconocer algún tipo de violencia laboral en su contra. “Muchas veces minimizamos las agresiones para no ser la intensa, la loca. O para evitar que te digan que estás ‘en tus días’ cuando pones un límite o reclamas por algo que te dijeron o hicieron”, dice María Elena Esparza Guevara, asesora honoraria del Consejo Ciudadano para la Seguridad y la Justicia de la Ciudad de México.

    Pero otras veces “no sabemos si lo que nos ocurrió fue una agresión”, o qué tan grave fue ésta. Por eso es importante nombrar las violencias. Uno de los grandes logros del movimiento #MeToo fue precisamente ponerle nombre a esos actos, así muchas mujeres y personas no binarias supieron que aquel episodio que vivieron en los espacios laborales se llamaba acoso, hostigamiento.

    Y en los relatos ajenos, algunas descubrieron dolorosamente que lo que les había ocurrido se llama violación sexual. La Endireh 2021 informa de tres tipos de violencia en el trabajo: psicológica, física y sexual. Esta última es la más común, pues más de 5.7 millones (73%) la han vivido. De ellas, más de 615,000 mujeres han sido violadas o han sufrido un intento de violación en el ámbito laboral, y casi 2 millones más han sentido miedo de ser víctimas de un ataque sexual.

    Esa última cifra, 2 millones, es también el número de mujeres que han sido abusadas sexualmente de diferentes maneras: al 88% la han manoseado, tocado, besado o se le han arrimado, recargado o encimado sin su consentimiento. Al 27% alguien le mostró sus genitales o se los tocó frente a ella. Y el 5% ha sido obligada a mirar escenas de actos sexuales o pornográficos, ya sea en fotos, revistas, videos o películas pornográficas.

    Otras 2 millones han sido acosadas u hostigadas sexualmente. A casi 1.9 le han propuesto o insinuado tener relaciones sexuales a cambio de mejoras o beneficios en el trabajo. Casi 900,000 recibieron represalias por haberse negado, por ejemplo, les limitaron sus posibilidades de mejora o promociones, intentaron despedirlas o las despidieron, las congelaron o las cambiaron de lugar.

    La intimidación sexual es otra manera de violencia sexual que más de 4.8 millones de mujeres y personas no binarias han sufrido en el trabajo. Al 77% le han dicho palabras ofensivas de tipo sexual y al 30% le han enviado mensajes o publicado comentarios con insinuaciones sexuales, insultos u ofensas a través WhatsApp, correo electrónico o redes sociales como Facebook y Twitter.

    • ¿Cómo detectar si eres violentada o estás violentando?

    “Algunos de los mandatos de género son la sumisión y la casi obligación de ser agradables”, eso le dificulta a muchas señalar alguna agresión en el trabajo, por lo que éstas pueden ir creciendo, dice María Elena Esparza.

    Pero hay varios instrumentos legales que nos protegen. Uno de ellos es Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, en el artículo 10 habla sobre la violencia en el ámbito laboral y docente: “Se ejerce por las personas que tienen un vínculo laboral, docente o análogo con la víctima, independientemente de la relación jerárquica”. La violencia “daña la autoestima, salud, integridad, libertad y seguridad de la víctima, e impide su desarrollo y atenta contra la igualdad”. Puede ocurrir una sola vez o en una serie de eventos

    El artículo 3 Bis de la Ley Federal del Trabajo (LFT) define al acoso como la violencia que viene de un compañero o compañera del mismo rango. Y el hostigamiento es cuando la ejerce alguien con una jefatura o un cargo más alto que la víctima.

    Según la Endireh, más de 4.8 millones de mujeres pudo identificar algún tipo de violencia psicológica. De ellas, a 2.4 millones las han hecho sentir menos o mal por ser mujer, a casi 1.9 millones las han ignorado o no las tomaron en cuenta por su condición de género y a 2.1 millones les han hecho comentarios acerca de que las mujeres no deberían trabajar.

    María Elena Esparza explica algunas formas en las que nos podemos dar cuenta que alguien nos hace menos es cómo nos nombran. “En muchos espacios laborales es común que a los hombres les llamen por su cargo o su grado académico: el licenciado, el ingeniero, el director general. Sin embargo, a muchas trabajadoras les dicen ‘la niña’, ‘la niña de sistemas’, la ‘niña de RH’, o señorita, linda”.

    Otro dato muy importante que nos brinda el documento del Inegi, es que muchas mujeres que han tenido algún logro, por mínimo que sea, ha escuchado esta frase: fue porque tuvo relaciones sexuales con algún superior. Los resultados de la encuesta señalan que al menos 1.8 millones de mujeres se han enterado de ese tipo de comentarios que denostan su trabajo.

    Si tus comentarios y aportaciones son ignorados son otra señal que no debes dejar pasar, dice la comunicóloga y feminista. De 30 tipos de agresiones que contempla el violentómetro del Instituto Politécnico Nacional (IPN), ignorar se ubica en el lugar cuatro, el 30 es el feminicidio. “Y lo peor es cuando la idea que planteaste la repite un compañero y entonces sí le resuena a los demás”.

    Las burlas y los apodos que caricaturizan los aspectos físicos, de origen étnico o de roles de género son un tipo de violencia psicológica, explica, María Elena Esparza.

    Así que, si porque no has manoseado a una compañera crees que no has violentado a ninguna, pero pones apodos, te burlas “de las mamás luchonas», expresas gordofobia o pones en duda la legitimidad de los logros de una mujer, sí estás ejerciendo violencia. “El chismecito de pasillo muchas veces tiene que ver con la reputación de la víctima y es otra forma de violencia psicológica”.

    Para darte cuenta si estás violentando a una compañera, pregúntate “¿Si a ti te hicieran eso, cómo te sentirías? ¿Si de ti dijeran lo que están diciendo de esa compañera, si te apodaran con una palabra de burla, si te robaran tus ideas? El principio de empatía abre la posibilidad de la conciencia”.