Se trata de dos materias optativas que buscan dar a los futuros egresados de la UNAM, perspectiva de género y feminismo dentro de la Economía.
Al menos dos materias optativas en la Facultad de Economía tendrán contenidos de feminismo y perspectiva de género durante los dos siguientes semestres, según un acuerdo del Consejo Técnico de la mencionada facultad de la UNAM.
Las materias se impartirán en la licenciatura escolarizada en ambos turnos, con la intención de continuar con la apertura de opciones curriculares en la difusión y ampliación de la perspectiva de género en la formación de futuros economistas egresados de la máxima casa de estudios.
De acuerdo a un boletín emitido por la UNAM, se revisaron y consideraron diversas propuestas de programas académicos enviadas al Consejo Técnico por ocho profesoras de la institución a las cuales se les reconoció su trabajo académico y sus aportaciones.
En este sentido, el director de Economía, Eduardo Vega López, aseguró que con estos temas se avanza hacia una formación plural y sensible que vincule de manera transversal la perspectiva de género, el feminismo y economía.
Durante el año pasado, diversas Facultades fueron tomadas por alumnas que denunciaron casos de acoso o violencia sexual de parte de compañeros y profesores, toda vez que al regresar las instalaciones la promesa de las autoridades universitarias fue atender este tipo de temas.
Al día hoy, aunque fue un compromiso de rector, Economía es la primera facultad en incluir materias con perspectiva género y feminismo en su plan de estudios.
Aprenden a tirar disparando balas reales. Para decenas de mujeres en este centro de tiro cerca de Johannesburgo, manejar un arma de fuego es una forma de protegerse en un país donde una mujer es asesinada cada tres horas.
Por primera vez en su vida, Ntando Mthembu, de 33 años, tiene un revólver en sus manos. Diez balas contra el objetivo de cartón, y ningún titubeo.
En noviembre perdió a su prima. Sola y en una casa durante unas horas, fue violada por varios hombres y luego asesinada.
«Antes de que eso me ocurra, quiero estar lista», dijo Ntando.
En Sudáfrica, uno de los países más violentos del mundo, los asesinatos se incrementan de manera constante. En 2019-2020, 21.325 personas (+1,4%) fueron asesinadas, según el último informe anual de la policía.
Y la tasa de feminicidios es cinco veces más elevada que el promedio mundial.
«Las mujeres son un objetivo en este país», dice Matsie Noge, otra participante en el curso de iniciación a las armas de fuego reservada a las mujeres y organizado por la Asociación de propietarios de armas de fuego en Sudáfrica (GOSA).
Esta madre de familia vino con su hija de 24 años. «Debí haberla traído mucho antes, cuando tenía 15 años. Mientras más pronto, mejor».
«Estas formaciones están destinadas en particular a jóvenes negras, que son las más atacadas estadísticamente por los criminales», dice Themba Kubheka, de la asociación GOSA y creador de estos cursillos. «Cada mujer aquí conoce a una mujer que fue violada, robada, golpeada. Cada una tiene una historia sobre la violencia de este país», añade.
– «Callarse» –
«En vez de pedir ayuda, deben ser capaces de defenderse», subraya Themba, y recuerda que en caso de agresión, la policía tarda en promedio 15 minutos para llegar.
Luego de lanzar tres balas, Nthabiseng Phele coloca el revólver en la mesa del puesto de tiro. Sus manos tiemblan y transpira. La joven de 32 años está visiblemente conmocionada.
«Esto me recuerda el momento en que me hubiera gustado tener un arma», señala.
Hace nueve años fue violada varias veces en su cuarto. El vecino de la casa donde vivía con sus padres en un suburbio de Johannesburgo, entró por la ventana.
No presentó demanda y no recibió ningún apoyo. Solo los perros ladraban cuando ella gritaba. Sus padres le reprocharon avergonzar a la familia.
Cuando habló con un amigo y le contó, éste la violó también. «Eso te enseña a callar», dice.
En Sudáfrica, 110 demandas por violación son registradas diariamente por la policía. En 2019, las agresiones sexuales aumentaron en 1,7% (+873 casos) con relación al año anterior, o sea 53.293 casos en total.
Al comparar el nivel de violencia hacia las mujeres sudafricanas con el «de un país en guerra», el presidente Cyril Ramaphosa hizo de la lucha contra esta plaga una causa nacional a fines de 2019.
Ahora Nthabiseng vive con su pareja. Él conoce sus historia. Juntos decidieron instalar una caja fuerte en casa para guardar el arma.
Esos dos casos de violencia de género son apenas la punta de un iceberg inmensurable. Las restricciones de movilidad, el distanciamiento social, el cierre de los centros educativos, el teletrabajo necesario para frenar la pandemia del coronavirus ha aumentado los riesgos de las mujeres y niñas latinoamericanas.
Así lo afirmó Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe para alertar sobre los efectos de la COVID-19 en el aumento de la violencia de género regional.
«En el último año se restringió el acceso a servicios de salud, refugios y centros de apoyo legal, y se vio afectada la capacidad de respuesta a emergencias. Es decir, crecieron los factores de riesgo y se redujeron las posibilidades de asistencia. La región es hoy la segunda a nivel global en violencia sexual perpetrada por hombres que no son la pareja de la víctima», dijo el directivo del organismo mundial.
#VenezuelaMigrante Cientos de manifestantes brindan apoyo a la joven venezolana🇻🇪, de 18 años de edad, que fue drogada y violada durante una entrevista laboral en Buenos Aires, Argentina🇦🇷.
Exigen prisión para el responsable: Irineo Humberto Garzón Martínez.
La impunidad de los delitos de violencia de género continúan a pesar de que la mayoría de los países son signatarios de acuerdos que protegen a la mujer y cuentan con legislaciones y reglamentos que las protegen.
Nueve mujeres son asesinadas por ser mujeres cada día. De los 25 países con mayores índices de feminicidios, 14 se encuentran en Latinoamérica. La situación ha empeorado al punto que, según datos de las Naciones Unidas, en Argentina, México y Colombia, la violencia doméstica contra las mujeres creció entre 30% y 50% en 2020.
“Aunque la imagen común de la violencia sexual es un ataque violento de un extraño, la mayoría de los casos de violencia sexual son en realidad perpetrados por individuos conocidos por la víctima, incluyendo parejas íntimas, familiares varones, conocidos e individuos en puestos de autoridad”, puntualiza el informe.
Lo paradójico es que las estadísticas no mejoran pese las acciones tomadas para proteger a la mujer.
«América Latina es el continente que más ha avanzado en materia de reconocimiento de derechos de género y en inclusión, también por la creación de la tipología penal del feminicidio de forma diferenciada y agravada, junto con España”, dice Mariela Labozzetta, titular de la Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres (UFEM), del Ministerio Público Fiscal de Argentina, a la agencia de noticias alemana DW.
La fiscal explicó que pese a los altos índices de desigualdad y violencia machista también hay un reconocimiento de derechos y un importante número de leyes que protegen a las mujeres de manera integral, al punto que la Unión Europea ha reconocido a Latinoamérica como «el continente de vanguardia en la construcción de derechos de género».
La fuerza detrás de los cambios es el movimiento feminista, que ha impulsado poderosas campañas como #NiUnaMenos.
El desafío en Latinoamérica en el siglo XXI es menguar la permisibilidad social que hace posible que el hombre ejerza su poder sobre la mujer. Cuando sea inaceptable socialmente que un hombre abuse de una mujer o la relegue a un plano de inferioridad entonces las leyes que establecen la plena igualdad entre las personas protegerán a las mujeres por igual.
Entre las acciones pendientes está la transformación de las instituciones que funcionan con estructuras marcadamente machistas, como en el caso de los cuerpos policiales, que no cuentan con suficientes mujeres policías entrenadas para tomar las denuncias de violación. Muchas mujeres prefieren no denunciar el delito antes de conversar un oficial hombre que no muestra empatía hacia su situación.
La impunidad en la guerra salvadoreña
La ausencia de las voces y demandas de las mujeres en la negociación para llegar a los acuerdos de paz que puso fin a la guerra civil en El Salvador ha marcado el presente de las mujeres salvadoreñas.
Desde la más común, que fue la violación sexual, hasta mujeres que abortaron al ser sometidas a torturas. Las ex guerrilleras testificaron sobre el acoso sexual sufrido en los frentes de guerra y en las casas de seguridad clandestinas; y las mujeres expulsadas de las filas por embarazos no deseados.
El Salvador tiene que pedir perdón por el acoso, violaciones, golpes y muerte de las mujeres Trans en las dictaduras militares y las primeras décadas después de los acuerdos de paz.
Los perpetradores, que eran miembros del FMLN o del ejército, asesinaban a mujeres y profanaban sus cuerpos mutilando sus genitales y mamas con cuchillos o introducían palos en sus vaginas.
Esos delitos y su reparación no fueron incluidos en los acuerdos de paz.
«… hubo violaciones sistemáticas a los derechos humanos y en ninguna de ellas se revela como violación sistemática esa violencia sobre los cuerpos de las mujeres, la servidumbre doméstica y forzosa que se hizo sobre ellas. Y, sin embargo, se suscribió la paz. Es decir, la paz se escribe sobre el silencio de las mujeres y deja un mensaje instalado para las nuevas generaciones: puede pasar porque nadie va a pagar por ello”, dijo Silvia Juárez, del Observatorio de Ormusa, a la publicación Gato Encerrado.
La arcaica ley sobre el aborto en Venezuela
La legislación venezolana prohíbe el aborto. El motivo es que se trata de una ley del siglo XIX que no contempla excepción alguna, ni siquiera en caso de violación.
Las venezolanas sólo pueden recurrir legalmente a ese recurso cuando el embarazo ponga en peligro su vida. Y aunque no se toma en cuenta los deseos de la mujer, sí permite reducir el castigo del autor del aborto si lo hace para salvar su honor, o el de alguna mujer de su familia.
#Claves A finales del año pasado, la profesora Vanessa Rosales ayudó a una adolescente de Pueblo Nuevo, al sur de Mérida, a interrumpir voluntariamente su embarazo producto de una violación. Le facilitó información y unas pastillas para inducir el aborto. https://t.co/YlDFaMeaue
Esa indefensión jurídica hace que la mayoría de los abortos en Venezuela se hagan en la clandestinidad.
La profesora y activista Vanessa Rosales recibió arresto domiciliario, después de permanecer tres meses encarcelada por ayudar a una alumna de 13 años a abortar, luego de quedar embarazada por una violación.
Discriminación a la cubana
“La violencia de género no es un fenómeno nuevo en Cuba, aunque ha sido invisibilizado durante décadas (…). Necesitamos ya un ordenamiento jurídico que no deje a nadie afuera, necesitamos garantizar políticas públicas que nos favorezcan, tipificar el feminicidio, que se deje de centralizar el acceso a la información”. Así lo expuso la periodista independiente cubana María Matienzo al Diario de Las Américas.
La comunicadora denunció que la verdadera situación de las mujeres y las niñas no está reflejada en las estadísticas enviadas a los organismos internacionales. Matienzo asegura que el gobierno cubano muestra una imagen de equidad entre los hombres y mujeres de Cuba que en realidad no existe.
Según un estudio de The Guardian, las mujeres constituyen uno de los grupos con más posibilidades de sufrir consecuencias emocionales o psíquicas por el aislamiento. Este factor sumado a la necesidad de adaptarse a la nueva normalidad y la intensa vorágine que se vive constantemente, pueden llegar a manifestarse con falta de energía.
La vorágine en que las personas están inmersas genera que constantemente estén realizando múltiples actividades durante gran parte del día, generalmente, varias a la vez, tales como cumplir con las obligaciones del trabajo, incluso haciendo horas extra para terminar con los proyectos, entrenar y mantener una vida saludable. Todo esto se vuelve aún más complicado en caso de ser madre y tener que ocuparse de las tareas del hogar.
Poco a poco, el mundo y la contemporaneidad generó que el realizar una gran multiplicidad de tareas en un corto período de tiempo sea una cualidad positiva de las personas, pero si bien la realización de estos proyectos puede traer orgullo y placer, también genera cansancio.
A todos estos factores se debe sumar la pandemia que obliga a las personas a adaptarse a un nuevo tipo de situaciones: el homeoffice, la virtualidad, el estar lejos de los seres queridos y el aislamiento, entre otros factores, provocaron que muchas mujeres sufran el síndrome de “burn out”, ese estado de agotamiento mental, emocional y físico que se presenta como resultado de exigencias agobiantes, estrés o sobrecarga laboral.
Un estudio publicado por el diario británicoThe Guardian, demostró que las mujeres constituyen uno de los grupos con más posibilidades de sufrir consecuencias emocionales o psíquicas por el aislamiento. En América Latina algunos estudios dejaron resultados similares. El Termómetro de la Salud Mental en Chile -realizado por el Centro de Estudios de la Universidad Católica- definió que las mujeres integran el grupo que acusa mayor impacto de la pandemia en su psiquis y en su cuerpo.
Crédito 102 Plus.
En este año donde se agotaron todas las energías y donde quizás, muchas tiene que esperar para hacer una escapada o tomarse una buenas vacaciones, las vitaminas del grupo B y los energizantes de origen natural como el Ginseng y Guaraná, son una buena opción para que la mujer puede recuperarlas.
“Los alimentos saludables y el descanso son imprescindibles para reducir la fatiga y el cansancio cuando la vida cotidiana exige desplegar altos niveles de energía. Complementar la dieta con 102 Mujer puede ayudar a afrontar exitosamente estos desafíos energéticos. Las vitaminas B1, B5, B6, B7, B9 y B12 son actores principales en el metabolismo energético de las proteínas, grasas y carbohidratos. Estas vitaminas ayudan al organismo a convertir los alimentos en energía. A esto se suma el aporte del Guaraná y el Ginseng que ayudan a combatir la fatiga y el cansancio”, destacó a Infobae el médico Dr Domingo Gutiérrez.
Las funciones del Ginseng y Guaraná
Según el Dr. Gutiérrez, el Ginseng ayuda al organismo en situaciones de sobreesfuerzo, aumentando la resistencia frente a la fatiga. Ayuda al organismo a adaptarse a situaciones de stress y a incrementar la concentración y la actividad psíquica. Posee actividad anti radicales libres, fortaleciendo al organismo en su capacidad detoxificante. Por otro lado, el Guaraná es un estimulante del sistema nervioso central que aumenta el estado de vigilia y estimula la musculatura esquelética, facilitando el rendimiento físico y ayudando a combatir la fatiga, el cansancio y la disminución de la energía.
Además de ayudar a controlar la fatiga y el cansancio que uno carga de todo el año, 102 Mujer potencia la belleza y colabora con la nutrición de la piel y uñas: “Los resultados estéticos que se obtienen con 102 Mujer se deben a la Biotina y la Niacina. La Biotina (Vitamina B7) participa en las reacciones que producen energía y es necesaria para el crecimiento y el buen estado de la piel, el pelo y las uñas. Su deficiencia provoca pérdida de cabello y alteraciones que se manifiestan con erupciones cutáneas y dermatitis seborreica. La suplementación de Biotina ayuda a prevenir la caída del cabello y controlar los signos de envejecimiento prematuro, como la falta de firmeza de la piel y las arrugas”, destacó el Dr. Gutiérrez.
Además de ayudar con el cansancio, 102 Plus Mujer potencia la belleza y colabora con la nutrición de la piel y uñas. Crédito 102 Plus.
“La Niacina (Vitamina B3), por su parte, ayuda mantener la piel hidratada, minimizando la pérdida de agua y facilitando la obtención de una piel suave y tersa. Al igual que la Biotina, ha demostrado ayudar a reducir los signos del envejecimiento”, finalizó.
Conoce a una de las grandes escritoras indígenas de México, Juana Karen, y déjate envolver con sus palabras.
«Yo vengo de un pueblo pequeño y grande a la vez, donde las piedras son testigos de nuestras huellas, donde el verde de los árboles nos cobija, vengo de un pueblo donde los pequeños ríos construyen su caudal, vengo del pueblo donde las mujeres y los hombres se levantan con el tercer canto del gallo», dijo Juana Karen, poeat ch?ol, frente al congreso mexicano.
El 13 de septiembre de 1979 nació Juana Karen (Peñate Montejo) en Emiliano Zapata, municipio de Tumbalá, Chiapas. Inició su trabajo literario publicando poemas en la revista Nuestra Sabiduría. Obtuvo el tercer lugar del concurso de cuento «Y el Bolom dice», el premio de poesía Pat o?tan, y es coautora del libro Palabra conjurada y autora del libro Mi nombre ya no es silencio. Recientemente, ganó el Premio de Literaturas Indígenas de América 2020, con el poemario soñil ja?al/ Danza de lluvia.
Además, la licenciada en derecho por el CEST, Chiapas, ha trabajado como traductora, fue maestra de educación primaria bilingüe y profesora en el UNICH, sede Yajalón. Juana Karen ha sido coordinadora de diversos proyectos culturales del H. Ayuntamiento de Tumbalá y conductora del programa de televisión Las voces de siempre del Canal 10.
La lucha por la igualdad empieza con la palabra
Es posible que el acto más simple de magia sea la capacidad de nombrar las cosas, relacionarnos con ellas. El lenguaje es una fuente inagotable para reinventar el mundo en el que vivimos, darle sentido; cada idioma es su propio universo (y Juana Karen lo sabe).
En México se hablan 364 variantes lingüísticas, provenientes de 68 agrupaciones. Este hecho es parte de la rica diversidad que hay en el país. Desafortunadamente, son voces que no han tenido las mismas oportunidades para ser escuchadas y participar en el quehacer de lo público. Es por eso que Juana Karen resalta:
En general, la cultura de los pueblos originarios debe procurarse, visibilizarse y sensibilizarse; no sólo lo bonito, no sólo el folklore, sino también la parte que nos duele.
¿Cómo encontrarnos con dolores y sentires ajenos?, ¿cómo se puede construir una escucha colectiva que sea cada vez más amplia y donde quepan más formas de vida? Es posible que la respuesta no sea única, pero, por lo pronto, pensamos que vale la pena empezar por aquí, leyendo algunos de los poemas de Juana Karen.
Una probada de las majestuosas las palabras de Juana Karen
La pandemia ha dejado en una situación más vulnerable a las mujeres que viven un embarazo y padecen cáncer. Desde julio, el COVID-19 es la principal causa de muerte materna en México.
Indescriptible. Así define el hematólogo Álvaro Cabrera García el hecho de dar quimioterapia a una embarazada y, después de varios ciclos con medicamentos muy agresivos, ver que su bebé nace. Es en ese momento cuando actúa el equipo de especialistas que él encabeza: los obstetras se abocan a la paciente; los neonatólogos, al recién nacido.
“Es un equipo que intenta salvar dos vidas al mismo tiempo”, dice Cabrera García, quien se dedica a esta tarea desde 2016, cuando se inauguró la Clínica de Referencia de Enfermedades Hemato-Oncológicas durante el Embarazo del Hospital Regional de Alta Especialidad de Ixtapaluca (HRAEI), única en el país.
No obstante, a esta labor ya difícil desde el año pasado se sumó un reto adicional: la pandemia de COVID-19, a la que las personas con cáncer y las mujeres embarazadas son aún más vulnerables.
“Si ya de por sí un embarazo con COVID, más un embarazo de alto riesgo, es algo que da miedo, ahora el embarazo, más cáncer, más quimioterapia… No, bueno, hace temblar a cualquiera”, reconoce el médico. En entrevista, cuenta que en 2020 en la clínica atendieron a 12 mujeres, la mitad del promedio que recibían en años anteriores; de ellas, al menos siete fueron positivas a SARS-CoV-2.
De acuerdo con la Dirección de Epidemiología de la Secretaría de Salud, las mujeres embarazadas y en puerperio tienen mayor riesgo de presentar formas graves de COVID-19, por lo que hace unos días se emitió un aviso al respecto. Según sus cifras, al 28 de enero 10,504 mujeres embarazadas habían contraído el virus.
Valeria Benavides, fundadora y presidenta de la Fundación Padma, que se dedica a apoyar a las embarazadas que se enfrentan a cualquier tipo de cáncer en el país, coincide con el desafío que el momento actual representa. Explica que se calcula que diariamente en México mueren 810 mujeres por causas evitables relacionadas con embarazos y partos, ya sean directas o indirectas.
Estas últimas representan alrededor de 30% del total y entre ellas se incluye al cáncer. Sin embargo, en 2020 la situación cambió. “El año pasado, desde julio, el indicador se movió de manera drástica y el principal causante de muerte materna es el COVID”, señala.
La Secretaría de Salud informó que, solo en las tres primeras semanas epidemiológicas de 2021, se ha notificado un acumulado de 46 defunciones por COVID-19 en mujeres embarazadas, lo que representa 56.1% de las muertes maternas reportadas del 1 al 25 de enero. “Estos datos nos sugieren que las muertes maternas relacionadas con COVID-19 han ido en incremento con relación a las últimas semanas epidemiológicas de 2020”, indica el aviso.
“Es impresionante,nunca imaginé que nos tocaran varios problemas al mismo tiempo, tanto COVID como embarazo de alto riesgo y cáncer durante el embarazo. Es impresionante todo a lo que nos tenemos que enfrentar todos los días, se complicaron toda la vía y los algoritmos que teníamos para las mujeres embarazadas con cáncer, se hicieron más complejos con lo de COVID, porque aparte están como la causa más importante de muerte materna actualmente en México”, sostiene Cabrera García.
Esto de la pandemia es un terror. Ya hemos tenido mujeres embarazadas, con cáncer, con COVID, con quimioterapia. Las hemos tenido en terapia intensiva, por eso nos da una alegría inmensa poder decir que hemos podido sacarlas adelante”.
Álvaro Cabrera García
Embarazadas y con cáncer
Desde antes de que llegara la pandemia y pusiera en situación de riesgo a las embarazadas y a las personas con cáncer, el equipo de médicos encabezado por el especialista ya trabajaba en esta situación que ha sido poco visibilizada, pese a que el cáncer es la tercera causa de mortalidad en el país, afectando más a las mujeres, en tanto que reducir la mortalidad materna sigue siendo un pendiente.
La International Network on Cancer, Infertility and Pregnancy (INCIP) calcula que en México se presentan entre 2,000 y 3,000 casos de mujeres embarazadas y con algún tipo de cáncer. De estos, muy pocos llegan a la clínica especializada.
Esto en parte se debe al desconocimiento que existe de esta unidad y del tratamiento que da. Cabrera García advierte que es un “tabú” manejar cáncer y embarazo, porque no hay evidencia científica y hace falta mucha información para dimensionar esta situación de salud pública.
El médico está seguro de que se necesita un equipo integral con especialistas para la atención de embarazadas, de personas con cáncer y de bebés. “Es juntar a todos ellos para orquestar y armonizar qué cosas debe hacer cada uno en cada momento”, explica. De lo contrario, se genera un “caos” y un “penar” para las pacientes, ya que una mala atención puede provocar que aborten.
El COVID nos vino a dejar claro que no existe ningún grupo multidisciplinario que se abocara a la atención completa de mujeres embarazadas con cáncer en México”.
Benavides, quien es sobreviviente de cáncer y cuando tuvo una segunda recaída estaba buscando embarazarse, señala que es muy común que una mujer a quien diagnostican cáncer en el embarazo “pierda más tiempo entre la plática con el ginecólogo, que no la quiere atender porque tiene cáncer, y el oncólogo, que no la quiere atender porque está embarazada”.
Cabrera García pone como ejemplo el hecho de que en 2020 en la clínica solamente atendieron a 12 mujeres, lo que no significa que haya menos casos pues seguramente hubo los mismos o más, pero el problema es que no tuvieron el conocimiento o las condiciones para llegar a la unidad médica o les fue negada la atención.
“Me voy a la cama pensando que debe haber una mujer embarazada con cáncer y no lo sabemos, o la están abortando o le están dando una consejería donde le dicen que el niño va a salir con tres ojos, completamente una cuestión de falta de conocimiento científico en este rubro”, señala el especialista.
Por estos motivos, el llamado de los expertos es a que se conozca la clínica donde se atiende de manera integral a las mujeres embarazadas. Además, desde la Fundación Padma les pueden apoyar con gastos de transportación desde cualquier estado, así como con la estancia durante el tiempo de su embarazo y tratamiento, y con apoyo económico para manutención y medicamentos. En promedio, un tratamiento de esta clase puede costar 253,000 pesos, dependiendo del tipo de cáncer.
“El chiste es que tengan certeza de que aquí van a ser recibidas y que van a ser atendidas con el protocolo probado de más de 20 especialistas, y que entre todos elaboran el plan de trabajo para cada una de las pacientes según sea su necesidad”, asegura Benavides, quien explica que desde la fundación buscan ser un vehículo para hacer llegar a las pacientes todo lo que necesitan, “con el objetivo final de que salven su vida y puedan convertirse en mamás”.
Es una sensación tan distinta a ver solo la enfermedad o el riesgo o el posible camino a la muerte; cuando las ves embarazadas y con ganas de tener a sus bebés, y haciendo todo lo que tienen que hacer, es una energía muy poderosa de dar vida”.
Entender a la otra para sanar, liberarse, luego volver a Tierra. Una de las premisas de las autoras del ‘Tsunami 2’ (Sextopiso, 2020) fue escribir sobre los problemas en México, no caer en la trampa ‘del mar de fondo’ y reconsiderar los múltiples feminismos desde el interior para batallar contra la opresión de la mujer en todas sus formas.
La invitación surgió durante la pandemia. La escritora y editora Gabriela Jauregui (Ciudad de México, 1979) convocó a 12 mujeres para pensar y escribir sobre el significado de ser mujer en este país. El resultado ha sido el segundo volumen de Tsunami, una antología feminista escrita y editada en el contexto del Covid-19.
La portada de esta segunda entrega fue realizada, al igual que la del primer ejemplar editado hace dos años, por Pia Camil (Ciudad de México, 1980), una ilustradora y artista mexicana que ha expuesto su obra en distintas partes del mundo como Nueva York, París o Glasgow.
Para Jauregui, editora y autora del prólogo de ambos volúmenes, la pandemia ha planteado diversos desafíos a las luchas de las mujeres en México. Preguntas para las que ella asegura no tener respuesta o para las que tal vez haya más de una:
“¿Qué estamos haciendo? ¿Estamos haciendo suficiente? ¿Cómo le hacemos para no contagiarnos, para estar seguras en un contexto de pandemia donde hay cada vez mayor inmovilidad, más violencia, más desapariciones? ¿Cómo nos vamos a organizar?”.
“Mujeres interesantes y chingonas sobran; era muy importante, bajo mi criterio, el incluir mujeres de distintas generaciones, de distintas ubicaciones geográficas, de distintas experiencias de vida”.
Gabriela JáureguiEscritora mexicana
Pero ante estas interrogantes que dice plantearse a diario, la también autora del libro de cuentos La memoria de las cosas (Sexto Piso, 2015) tiene una certeza: “Aquí seguimos”.
“No porque hubo pandemia nos dejamos de comunicar, nos dejamos de organizar, dejamos de salir a reclamar y eso lo celebro mucho porque si esto no fuera algo vital y necesario, todo el mundo se quedaría viendo Netflix en su casa. Pero evidentemente es algo vital, lo cual hace que, a pesar del riesgo, siga siendo absolutamente necesario ir a las fiscalías, ir a pararse enfrente, ir a cantar canciones”, señaló Gabriela Jaúregui en entrevista por videollamada.
“Al mismo tiempo, me pregunto cómo le hacemos para que no nos vayamos a enfermar todas por salir a la calle, porque simultáneamente a la pandemia, la violencia no para y es también una pandemia: los feminicidios son una pandemia. ¿Quién se puede dar el lujo de quedarse callada y con los brazos cruzados? Muy pocas, quizás”.
La geógrafa Fernanda Latani y la narradora Gabriela Jáuregui son parte de este segundo proyecto editado por el sello editorial mexicano Sexto Piso.Fuente: Especial
La narradora mexicana decidió no solo enfocarse en “12 autoras chilangas de clase media acomodada”, de manera repetitiva, sino en abrir aún más el radio para entender los feminismos en México; las latitudes fueron clave para no centralizar las miradas, las vivencias y opiniones compartidas en torno a múltiples modus vivendi durante la expansión del Covid-19 a lo largo del 2020.
Este ejemplar, trabajado a 12 voces con nombres como María Azahua, Lydia Cacho, Dahlia de la Cerda, Brenda Navarro, Diana del Ángel, Lia García o Valeria Luiselli, proponen no sólo una visión, sino varias para entenderse y hacer partícipes a quienes deseen leerlas para adentrarse en las múltiples perspectivas del tema.
Es una revisión de la agenda y las aportaciones que ha hecho el movimiento feminista a lo largo de su historia, pero es también un cuestionamiento de las visiones hegemónicas que han surgido de este. Una crítica ante la que varias autoras se posicionan acerca de los feminismos decolonial, negro, trans y uno que pasa ‘fuera del cuarto propio’.
“En México todavía hay mayoría de feminismo hegemónico y eso se refleja en las agendas; se refleja en los feminismos que tienen más visibilidad y, totalmente, hace falta que haya más feminismo desde otros lugares que solo los ‘cuartos propios’”, explica la filósofa Dahlia de la Cerda (Aguascalientes, 1985).
«Todavía vivimos en este país donde aspiramos a mantener los beneficios que tiene el blanqueamiento y no creo que la responsabilidad caiga sobre nosotros. A lo que tenemos que apostar para cambiar es al sistema estructural que hace que sigamos teniendo estos procesos de blanqueamiento”.
“No creo que todas las mujeres tengan que ceñirse al feminismo o a la teoría feminista; las personas oprimidas están oprimidas sin explicarles que lo están. Las mujeres ya tomaron conciencia de que hay situaciones que no están chidas y que no hay que tolerar”.
Dahlia de la CerdaFilósofa
Para la también codirectora de la colectiva feminista Morras Help Morras, la importancia de tener distintas miradas dentro del feminismo es clave para entenderlo desde su concepción hasta la proposición de agendas dentro del marco de acción público.
“El feminismo es un conjunto de teorías, agendas, reivindicaciones y praxis que buscan la liberación/empoderamiento/emancipación de las mujeres”, escribe la autora de origen hidrocálido en su ensayo ‘Feminismo sin cuarto propio’ dentro de libro.
Dahlia de la Cerda también considera que, al cambiar el consumo de contenidos dentro de las redes sociales propias, el acercarse con perspectivas distintas a las tradicionales podría abrir aún más la brecha para entenderse, o voltear a ver el trabajo de mujeres como Valeria Angola de Malvestida.
Dentro de este Tsunami, la geógrafa Fernanda Latani (Oaxaca, 1991) escribió ‘Temblores en el corazón: crónica de una geografía emocional’ para abordar la necesidad de sanar desde el interior y entenderse con las genealogías femeninas de su entorno: una visión con la que no cuenta mucho del feminismo occidental consolidado.
“El género que elegí siento que iba a ser más transparente, más coloquial; algo que es un parteaguas es que, entre las relaciones de mujeres, ya está el ‘qué onda con nuestras mamás, abuelas o tías’. Llega un momento donde se atraviesan día a día y éstas intentan darnos respuestas de algo que nosotras estamos empezando a cuestionar e identificar: el rechazo, confrontación y el enfrentamiento”, explica la integrante de la Red Oaxaqueña de Mujeres Indígenas Trenzando Saberes.
El trabajo de Latani M. Bravo arranca la noche del 7 de septiembre de 2017, 12 días antes del #19S, durante un terremoto que arrasó parte de la costa del Istmo de Tehuantepec; a partir de ahí y, con una analogía a los temblores de los que escribió el poeta peruano César Vallejo en algún momento, es como describe una intensa relación para sanar las palabras y vida con su madre.
“Una parte importante del movimiento feminista decolonial es el rescate de las relaciones entre mujeres: sanar las relaciones. Esto no es algo que tienen las feministas blancas occidentales. Es algo que hablan las compañeras zapatistas que no son feministas”.
Fernanda Latani M. Bravo Geógrafa mexicana
“Independiente de que sea la escritura de un hombre, a mí me gusta mucho César Vallejo y fue un escritor marxista reconocido por muchas mentes populares en Latinoamérica. Me dije: ‘no está mal iniciar con una frase así’ porque, para mí, es una reafirmación de mi condición política y del propio feminismo comunitario”, explicó la geógrafa en entrevista.
Ante las múltiples reflexiones, propuestas, ensayos, crónicas y recordatorios, todas las escrituras recorren distintos caminos para llegar a un centro: “Nuestra batalla es la continua lucha contra la opresión de la mujer en todas sus formas».
Mientras tanto, así como un segundo tsunami siempre golpea con mayor fuerza que el anterior, Gabriela Jauregui no duda en invitar a más mujeres para que se sumen al siguiente oleaje durante lo que será recordado como los años de la pandemia: “en mi lista hay otras mujeres que siguen pendientes para el Tsunami 3 (20??)”.
México registró en 2020 un aumento anual del 0.3% en los feminicidios.
Una versión adaptada de “La Llorona”, el tema popular mexicano, presidió este viernes una protesta en Ciudad de México contra el feminicidio de la joven doctora Mariana, ocurrido la pasada semana en el sur del país, y contra una violencia contra las mujeres que no cesa.
“Ser mujer es un delito, Llorona, con pasión bien definida. Agarran cuatro canallas, Llorona, y te arrebatan la vida. Desde la frontera norte a la frontera sur hay un reguero de huesos, Llorona, que alguna vez fueron tú”, describió con sus versos la cantante Edna Hernández, del colectivo SnowApple.
Su canto puso voz a las miradas doloridas de todas las mujeres reunidas frente al edificio que representa en la capital al Gobierno estatal del sureño Chiapas, donde Mariana Sánchez, una médica de 24 años que hacía su beca fue encontrada muerta el pasado 28 de enero.
PROTESTA UNÁNIME
Una de las asistentes a la protesta fue Araceli Osorio, la madre de Lesvy Osorio, una joven asesinada en 2017 y atada a una caseta de teléfono público en una zona cercana al Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). (Foto: EFE)
Delante de la representación de Chiapas, vallada hasta los topes en una imagen llamativa en el corazón de la capital, se agolparon activistas, madres y familiares de víctimas de feminicidios.
Allí establecieron un altar con velas y fotografías de asesinadas. Estaba la foto de Mariana, pero también las de Paulina, Jade o Zyanya en representación de tantas que, como decía “La Llorona” de Hernández, fueron para la escuela y acabaron en el forense.
Una de las asistentes a la protesta fue Araceli Osorio, la madre de Lesvy Osorio, una joven asesinada en 2017 y atada a una caseta de teléfono público en una zona cercana al Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Osorio aseveró que entre el colectivo “hay mucha indignación” porque quienes “tienen a cargo la seguridad y la salud” en México están “tomando recursos de donde pueden” para solventar la pandemia pero no para acabar con la violencia contra las mujeres.
“La otra pandemia, la que no reconocen, la que todos los días nos arrebata la vida de once niñas y mujeres en este país no se mira igual, no se mira como una situación urgente. La pandemia de la violencia feminicida en este país tiene años, tiene décadas”, denunció.
México registró en 2020 un aumento anual del 0.3% en los feminicidios, lo que significa que al menos 1,015 mujeres murieron en un asesinato tipificado por violencia machista o de género.
CASOS QUE SE REPITEN
Lourdes Dávalos, la madre de Mariana Sánchez, médica por quien se organizó el acto, compartió un vídeo con la prensa asistente en la que aseguraba que no le han entregado “copias de la carpeta de investigación” (Foto: EFE)
Osorio protestó también contra la “violencia institucional” que obliga a madres y familiares a “salir a denunciar ante la sociedad civil” sus casos para enfrentar la pasividad de las autoridades, por lo que exigieron responsabilidades a la Secretaría de Gobernación y a la Comisión Nacional de Víctimas (Conavim)
Por el micrófono de la tribuna erigida en plena calle, a una cuadra (manzana) del emblemático Paseo de la Reforma, pasaron los testimonios de otras madres que perdieron a sus hijas.
Algunos de esas reivindicaciones las leyeron activistas a quienes las madres habían enviado cartas para recitar en la protesta, como fue el caso de Adriana, madre de Jade Guadalupe Yuing, asesinada en 2020, según su familia, mientras las autoridades defienden que la adolescente de 13 años se suicidó.
“A Jade le gustaba la música, le gustaba cantar, componer canciones. Su sueño era ser piloto aviador. Su corazón era amable y de buenos sentimientos. Su nombre y su familia han terminado en la lucha por justicia frente a un Estado indolente que prefiere no escuchar. Jade vive en nuestros corazones”, recogía la misiva.
Antes de cerrar el acto, Lourdes Dávalos, la madre de Mariana Sánchez, médica por quien se organizó el acto, compartió un vídeo con la prensa asistente en la que aseguraba que no le han entregado “copias de la carpeta de investigación”, además de revelar que le extirparon un pecho en diciembre para justificar su ausencia en las protestas.
“A la fecha no he recibido copia ni acceso a la carpeta de investigación. Mi desconfianza crece cuando pasan los días y mi angustia crece a cada instante. Hago un llamado a la sociedad para exigir justicia, justicia de verdad sin chivos expiatorios ni procesos apañados”, zanjó en el vídeo.
A propósito del Día Mundial contra el cáncer, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) informó que, entre enero y agosto de 2020 se registraron 683 mil 823 defunciones, de las cuales 9% se deben a tumores malignos, es decir, 60 mil 421. Un año antes, se registraron 88 mil 683 defunciones por tumores malignos que representan 12% de las defunciones totales, es decir, 88 mil 683.
Según datos del Instituto, la distribución porcentual por sexo indica que hay más fallecimientos en mujeres con 51%, que en los hombres, quienes registran 49% de muertes por esta causa.
Además, en los casos de hasta 30 años de edad, no se superan las 12 defunciones por cada cien mil habitantes en cada grupo de edad.
La dependencia manejó que si bien, en los hombres las tasas son más altas que en las mujeres, este aspecto se revierte a partir de los 30 años y hasta los 59 años.
También la tasa de defunción por sexo aumenta conforme avanza la edad, y es de mil 140.10 defunciones por cada cien mil hombres de 80 años y más; en este grupo la brecha respecto a las mujeres casi se duplica con apenas 674.43 defunciones por cada 100 mil mujeres.
Finalmente, señalaron que en México durante 2017, de cada 100 egresos hospitalarios por cáncer o tumores malignos, en la población de 0 a 19 años de edad, 73 son en tejidos linfoides, hematopoyéticos o tejidos relacionados. Como parte de esta clasificación se encuentra la leucemia linfoide que, por si sola, representa 61% del total de egresos por cáncer para este grupo de edad.
El panorama sombrío para nosotras no podrá acabar sino se acepta nuestra situación real desde el púlpito de las instituciones encargadas y se ejercen políticas públicas integrales enfocadas desde la raíz de la problemática.
La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2016 (ENDIREH), nos dice que al menos 6 de cada 10 mujeres mexicanas ha enfrentado un incidente de violencia; 41.3% de las mujeres ha sido víctima de violencia sexual y, en su forma más extrema, 9 mujeres son asesinadas al día.
¿Cuántas amigas, conocidas o familiares tenemos en el circulo inmediato que han sufrido algún tipo de violencia y les da miedo denunciar?
El panorama sombrío para nosotras no podrá acabar sino se acepta nuestra situación real desde el púlpito de las instituciones encargadas y se ejercen políticas públicas integrales enfocadas desde la raíz de la problemática.
En el Instituto Nacional de las Mujeres, me aseguran que la recién nombrada Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Rosa Icela Rodríguez Velázquez, no está ajena a la situación y entre sus objetivos está la de darle un giro a esta situación.
«LLegó tumbando bardas y puso a todo mundo a trabajar”, asegura una fuente consultada de INMUJERES. A partir de su llegada se han priorizado los trabajos y acciones en materia de género y violencia.
Es más, comenta la fuente, que Rosa Icela impuso un nuevo ritmo de trabajo en el instituto. Habla todos los días con Nadine Gasman, presidenta de INMUJERES, así como con Fabiola Alanís Sámano, titular de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (CONAVIM) para meterse de lleno en los problemas y buscar las soluciones.
Incluso, se ven por lo menos tres veces a la semana para revisar las acciones en materia de género que se llevan a cabo en todo el país o no.
No es para menos, las mujeres en este país nos sentimos invisibles ante la indiferencia de las autoridades y el discurso del presidente Andrés Manuel López Obrador no ayuda en nada, cuando asegura que el 90 por ciento de las llamadas de mujeres pidiendo auxilio son falsas! Eso descalifca que la violencia de género se haya incrementado en los hogares a partir del confinamiento.
La representación de Rodríguez Velázquez como primera mujer al frente de la Secretaría de Seguridad y su involucramiento de lleno en los asuntos de género para revisar las tareas que se llevan a cabo en los retos, son un aliciente.
En julio del 2020, el INMUJERES se sumó a la estrategia de Paz y Seguridad Nacional y solicitó a gobernadores y autoridades federales, a partir de su participaciónn mensual en la reunión
de la CONAGO, establecer mesas estatales de trabajo con la participación de todos los niveles de gobierno, para la construcción de paz con una agenda estratégica que prevenga, atienda y sancione la violencia contra las mujeres.
Hasta hoy 24 de las 32 entidades federativas se han sumado a dichas mesas y faltan por hacerlo; Baja California, Durango, Tamaulipas, Quintana Roo, Tabasco, Jalisco, Puebla y CDMX.
El objetivo es sumar todas las capacidades del Estado para atender las causas de la violencia, territorializando y revisando la particularidad de cada entidad para ejecutar políticas en materia de género que involucraran a todos los poderes locales y federales a fin de dar atención urgente a la violencia contra las mujeres, “sin pretextos ni evasivas”, como ha pasado en décadas.
No en vano, la ONU asegura que la violencia contra las mujeres en México tienen tres rasgos: Invisibilidad ya que el 88.4% de las mujeres que fueron agredidas no presentan denuncia por temor a consecuencias físicas y psicológicas; exclusión social y burlas; así como desgaste emocional consecuencia del proceso de denuncia ante las autoridades.
Dicha situación detona una normalización de la violencia. De por sí históricamente ocurre de forma sistemática y pesar de los avances que ha logrado la sociedad civil, el feminismo y las organizaciones, la violencia es percibida como una conducta «normal» o «esperada».
Situación a parte es la impunida. Las autoridades mexicanas se caracterizan por el alto nivel de corrupción que existe dentro de ellas y aunado a eso la violencia de género y sus consecuentes denuncias parece irritar y hacer enojar a las agencias del MP cuando llegan los casos.
Los vemos todos los días. La historia más reciente es la de Mariana, la estudiante de medicina que al acudir a la agencia a denunciar un ataque sexual la regresaron a su casa sin iniciar ninguna carpeta de investigación para después amanecer asesinada.
Según el Índice de Impunidad en México, el 99% de los casos de violencia de género, no son resueltos.
Por todo esto es importante decir que hay que tener muy presente a este trío de funcionarias; Rosa Icela, Nadine y Fabiola, quienes han decidido mantenerse en contacto permanente para atacar la violencia de género, independientemente de los discursos que desde Palacio Nacional se lleven a cabo.
No la tienen fácil, pero sin lugar a dudas, ésta si puede ser una lucecita al final del túnel que haga la diferencia. Las mujeres en este país necesitamos URGENTE sentirnos arropadas por quienes están en el poder.