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  • «Vindictas», las venganzas literarias de 20 mujeres silenciadas

    «Vindictas», las venganzas literarias de 20 mujeres silenciadas

    He pensado mucho en la cantidad de interesantes voces literarias que desconocemos, en las maravillas ocultas del inmenso árbol de la ficción. He pensado en cajones cerrados, en silencios, en olvidos, mientras leía los cuentos que componen Vindictasuna antología llena de descubrimientos que me ha permitido acceder a los territorios hasta ahora vírgenes para mí de 20 narradoras que comparten la misma lengua, el español, y que han permanecido fuera de los cánones, alejadas por diferentes motivos de los caminos más accesibles, más frecuentados por el público lector.

    Os hablo de 20 biografías, 20 maneras de narrar, 20 miradas, 20 sensibilidades diversas. Os hablo de 20 descubrimientos. Pieza a pieza, las autoras van abriendo puertas que nos permiten acceder a espacios singulares, diferenciados. Cada una de ellas es única, pero en el conjunto, en la combinación de unas con otras, apreciamos conexiones, afinidades, complicidades, que van tejiendo una continuidad de relato compartido, comunitario, absolutamente sorprendente.

    Socorro Venegas, escritora y editora mexicana, y Juan Casamayor, editor de Páginas de Espuma, sello que publica el libro en España (el proyecto fue puesto en marcha por la Universidad Nacional Autónoma de México en una primera edición), han realizado una selección nada fácil, teniendo que elegir un solo nombre por país. Hay 19 escritoras latinoamericanas y una española exiliada en este recorrido cargado de deslumbramientos. Imposible abandonar las páginas sin quedarnos con las ganas de seguir leyendo, conociendo, cada cual según sus gustos, a algunas de las protagonistas; porque los nuevos paisajes que se han desplegado ante nuestros ojos, hasta ahora ocultos, en espera, exigen nuevas incursiones que deseo puedan llevarse a cabo a través de futuros, imparables, rescates y ediciones (tarea en la que la UNAM está muy implicada).

    Casamayor habla de “un viaje en el tiempo y en el espacio”. Se refiere a la manera en la que se ha desarrollado el proceso de elaboración de la obra, a través de un diálogo entre México y España sostenido en tiempos de confinamiento, enriquecido por las aportaciones de escritoras y profesoras de los distintos países que fueron proporcionando pistas, nombres, referencias, inspiraciones. Pero la frase también vale para definir el resultado final, pues en la antología conviven voces de distintas generaciones, de épocas y lugares diferentes. La forma de diálogo que adquiere el prólogo es el primer acierto de la entrega. Ofrece un tono vivaz, próximo, apasionado, alejado de academicismos, que se agradece, que invita a seguir caminando con brío, con ganas de conocer, de dejarse impresionar.

    PIEZA A PIEZA, LAS AUTORAS VAN ABRIENDO PUERTAS QUE PERMITEN ACCEDER A ESPACIOS SINGULARES, DIFERENCIADOS. CADA UNA DE ELLAS ES ÚNICA, PERO EN EL CONJUNTO HAY CONEXIONES, AFINIDADES, COMPLICIDADES, QUE VAN TEJIENDO UNA CONTINUIDAD DE RELATO COMPARTIDO, COMUNITARIO, ABSOLUTAMENTE SORPRENDENTE.

     

    Venegas se refiere a la búsqueda de “madres literarias”, de “voces tutelares”. El objetivo, nos dice, ha sido “trazar una genealogía indispensable para volver a mirar al canon literario del siglo XX del que ellas están ausentes”. Y alude a un esfuerzo de memoria colectiva para visibilizar a “esas autoras que injustamente no fueron publicadas o reeditadas y quedaron en el olvido”.

    Ellas son, por orden de aparición: María Luisa Puga (México); Mimí Díaz Lozano (Honduras); Marta Yáñez (Cuba); Gilda Holst (Ecuador); Marvel Moreno (Colombia); Armonía Somers (Uruguay); Mercedes Gordillo (Nicaragua); María Luisa Elío (España); Hilma Contreras (República Dominicana); Susy Delgado (Paraguay); Silda Cordoliani (Venezuela); Rosario Ferré (Puerto Rico); Pilar Dughi (Perú); Magda Zavala (Costa Rica); Ivonne Recinos Aquino (Guatemala); Marta Brunet (Chile); Bertalicia Peralta (Panamá); María Luisa de Luján Campos (Argentina); Mercedes Durand (El Salvador) y María Virginia Estenssoro (Bolivia). Casi todas han nacido entre los años treinta y los cincuenta del siglo XX, pero hay biografías que se sitúan más atrás.

    El listado indica una amplia travesía, un cruce de senderos, una conversación coral que nunca llegó a producirse, pero que sobre el papel, pese a las distancias, refleja vivencias y pulsiones compartidas. Poco nos dicen los nombres, pero os aseguro que cada una de las puertas que abren las autoras os llevarán a lugares que os impresionarán, a miedos que merece la pena atravesar, a experiencias diversas, llenas de contrastes.

    Indica Socorro Venegas que es importante tener en cuenta el tiempo en el que vivían las 20 autoras, porque, indudablemente, “la época deja su marca de agua en el relato individual de cada una: el siglo de la tercera ola de la lucha feminista, del acceso a la píldora anticonceptiva, de las discusiones sobre el aborto o la reconsideración del papel de la maternidad”. Nos hace conscientes de que mientras adquirían protagonismo movimientos como el del aclamado y masculino “boom” latinoamericano, ellas realizaban un trabajo “silencioso y silenciado”.

    Llegada a este este punto me planteo una pregunta pertinente. ¿Por qué estas voces y no otras? Siempre habrá narraciones sepultadas, nunca podremos acceder a todos los rincones, a todos los afluentes del gran río de la literatura… Se trata de una propuesta, una propuesta valiente, y ojalá sigan llegando otras en la misma línea, voy reflexionando [Páginas de Espuma también publicó recientemente otra sugerente antología, Insólitasque reivindica a un ramillete de autoras que se sumergen en lo fantástico, pero en este caso sus trayectorias son por lo general más conocidas].

    INDICA SOCORRO VENEGAS QUE ES IMPORTANTE TENER EN CUENTA EL TIEMPO EN EL QUE VIVÍAN LAS 20 AUTORAS, PORQUE “LA ÉPOCA DEJA SU MARCA DE AGUA EN EL RELATO INDIVIDUAL DE CADA UNA: EL SIGLO DE LA TERCERA OLA DE LA LUCHA FEMINISTA, DEL ACCESO A LA PÍLDORA ANTICONCEPTIVA, DE LAS DISCUSIONES SOBRE EL ABORTO O LA RECONSIDERACIÓN DEL PAPEL DE LA MATERNIDAD”.

     

    Lo importante es ir despejando caminos, dando paso, dejando que la historia, la vida, también la cuenten y la escriban las mujeres, desde sus corazones, a través de lo acontecido, de lo padecido, de lo callado. Contar lo que duele, lo que se desea, lo que mueve o paraliza a las personas, a las sociedades. Contar lo que sucede por fuera y por dentro; ese sentir, ese transcurrir, no siempre visible, que se va transmitiendo generación a generación.

    Durante demasiado tiempo las mujeres hemos observado el mundo bajo la mirada impuesta por el patriarcado y hemos asimilado ideas, discursos, costumbres, consignas, prejuicios, estructuras de poder que han tapado las propias percepciones, creencias y emociones. La literatura está impregnada de todo ello. Los relatos de los hombres, esos que tantas veces hemos admirado, han eclipsado los de muchas mujeres que no nos han llegado a su debido tiempo. Y son necesarias las dos partes para completar la visión, para dotarla de la complejidad del existir. “Uno de los grandes logros del feminismo en los últimos tiempos es que ha encontrado maneras de nombrar cosas que antes no se nombraban”, nos dice la escritora Marta Sanz. “A las mujeres nos ha permitido revisar toda nuestra biografía y todas nuestras genealogías, con otro vocabulario que nos ha ayudado a entender cosas que antes formaban parte del territorio de lo incomprensible...”, declara.

    Según voy escribiendo esto acude a mí otra autora, la estadounidense Grace Paley, quien en uno de sus ensayos señala: “Las mujeres escriben diferente a los hombres. Tenemos mucha conversación doméstica o personal. Las mujeres se sienten cómodas hablando de lo personal, a diferencia de los hombres. Se cuentan más cosas, y tienen muchos problemas en común. Algo interesante es que las mujeres han comprado libros escritos por hombres desde siempre, y se dieron cuenta de que no eran acerca de ellas. Pero continuaron haciéndolo con gran interés porque era como leer acerca de un país extranjero. Los hombres nunca han devuelto la cortesía”.

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    Ser mujer y, además, cuentista, ha supuesto siempre una doble dificultad, un pasaje directo a la periferia, constata Socorro Venegas en el prólogo. “Es fundamental cuestionar y desestabilizar la convicción de que ya hemos leído a los mejores cuentistas latinoamericanos. Como en muchos otros campos, los lectores se han perdido, ni más ni menos, que la mitad de la creación literaria, concebida por la otra mitad del mundo: se han perdido la mirada de las mujeres, su mundo interior contado por ellas mismas”, apunta, mientras que Juan Casamayor indica que “hay que asediar con argumentos, que no son otros que las obras y las escritoras, a una convicción larvada a lo largo de más de un siglo, a un canon sujeto a un espacio heteropatriarcal blanco, que fundamenta una mirada de leer excluyente y, por tanto, crea una invisibilidad”.

    En Vindictas las sugestivas ilustraciones de Jimena Estibaliz acompañan a los textos, dialogan con ellos. Otro acierto de esta antología que podemos leer simplemente como un conjunto de relatos que nos resultarán más o menos atrayentes, pero que contiene algo más valioso y profundo, como os decía antes, una especie de narración colectiva, coral, subterránea. Una narración que es un grito, un aullido, un ahogo contenido que explota, un llanto que se derrama de pronto. El título alude a la venganza y sí, estos cuentos nos llegan como una gran venganza. Aquí la literatura ayuda a mostrar lo que se escondió. Aquí la literatura se convierte en la mejor arma para dar cuenta de los daños, para registrar y reparar las ofensas. La lucha de generaciones de mujeres por alzar la voz, por expresarse, por defenderse de la humillación a la que han sido sometidas, se refleja en el recorrido, un recorrido que por momentos se vuelve extremadamente duro, sombrío, sobrecogedor.

    Hay en este trayecto cuentos perturbadores, oscuros, extraños, incómodos, osados, irreverentes, insólitos, reveladores… Hay revolución en estas páginas y originalidad de puntos de vista, tonos y formas. Si he de calificar el conjunto con brevedad diría que no es nada apacible. Su tiempo es el de la inclemencia; su efecto, el de la agitación. Cuando leemos estas piezas, escritas por mujeres tan distintas y distantes, sentimos que estamos pisando terrenos de minas, enfrentándonos a emociones soterradas, a vivencias que, aunque lleguen de muy atrás en el tiempo, nos siguen doliendo, afectando, porque la lucha por la igualdad sigue en pie; porque la violencia contra las mujeres llena de negro la actualidad con demasiada frecuencia; porque el acoso y la exigencia de sumisión siguen presentes en el tecnologizado siglo XXI, del mismo modo que perviven obligaciones, figuras entronizadas como la de la buena madre y esposa, normas de comportamiento y de estética que oprimen y someten.

    HAY EN ESTE TRAYECTO CUENTOS PERTURBADORES, OSCUROS, EXTRAÑOS, INCÓMODOS, OSADOS, IRREVERENTES, INSÓLITOS, REVELADORES… HAY REVOLUCIÓN EN ESTAS PÁGINAS Y ORIGINALIDAD DE PUNTOS DE VISTA, TONOS Y FORMAS.

    Emprendemos esta aventura con la motivación del descubrimiento, del asombro ante piezas tan heterogéneas y a la vez tan cómplices. El realismo anima muchos de los relatos, pero también el experimentalismo, la introspección, el cariz onírico. Hay ajustes de cuentas y lucha de clases, despertares y muertes; paisajes exuberantes y parajes de absoluta pobreza y desolación en el conjunto.

    Pero quiero insistir en esa dirección compartida que marca el recorrido y que construye una única narración hecha de afinidades, de latidos y gritos en compañía. Cada lectura es un mundo y cada cual encontrará sus propias coordenadas en este mapa tan especial que es Vindictas. En mi opinión, si hay un cuento que puede, de algún modo, marcar el centro, el corazón de esta aventura, es Soledad de sangre, de la autora chilena Marta Brunet (1897-1967). Al llegar a él sentí que englobaba las búsquedas de muchos otros y al cerrar las páginas del libro me quedé con la sutileza y la fuerza –difícil combinación– de esta historia, con su ahogo, como una representación de la potencia de todas las voces, de todos los gritos juntos.

    Brunet, quien fue la segunda mujer en obtener el Premio Nacional de Literatura de su país, en 1961, y destacó como diplomática en Argentina, Brasil y Uruguay, según consta en su semblanza (apartado final de la antología que se agradece y ofrece interesantes claves sobre las autoras), construye una pieza que habla de la importancia de la memoria y de la “vida interior» como fuga de una realidad impuesta, no deseada. La protagonista construye un lugar paralelo, hecho de unos pocos recuerdos felices, gozosos, luminosos, en el que refugiarse para resistir los embates de una vida sórdida, mezquina. Y viaja a ese lugar a través de su objeto más querido, un fonógrafo en el que siempre escucha los dos mismos temas musicales. Ese es su acceso al paraíso, a la ternura perdida. El fonógrafo es un tesoro solo suyo, es lo único que de verdad le pertenece y en torno a él se desata el drama cuando dos hombres, su marido y un visitante, osan compartirlo.

    «SOLEDAD DE SANGRE», DE LA AUTORA CHILENA MARTA BRUNET, ENGLOBA LAS BÚSQUEDAS DE MUCHOS OTROS RELATOS. ESTA HISTORIA REPRESENTA DE LA POTENCIA DE TODAS LAS VOCES, DE TODOS LOS GRITOS JUNTOS.

    Desaparecer. Pero antes sollozar, gritar, aullar...”, piensa la mujer, expresando acciones en las que yo veo un abrazo a las féminas de los demás relatos. “Esa vida aborrecible que no quería conservar para provecho de otro. Eliminándola, vengaba su constante estado de humillación, rencores acumulados sordamente, resentimiento de existencia frustrada”, sigue planteándose, reflejando lo que sienten muchas de sus hermanas de ficción, nombrando el deseo de venganza, a través de la palabra, que anima este libro.

    Todo lo dicho, junto con la maestría en el manejo del ritmo, en el giro imprevisto de los acontecimientos, convierte a este cuento en inolvidable. Pero son muchos otros los que se quedan grabados. Me ha sucedido con el demoledor Ella y la noche, de Mimí Díaz Lozano (Honduras, 1928), una narración de gran dureza sobre el parto, el dolor, el grito y la brutalidad masculina. Me he encontrado en más de una ocasión recordando Reunión, de Gilda Holst (Ecuador, 1952), un acto de afirmación donde el cuerpo de la protagonista se rebela, a través de su olor, de las mordazas impuestas a la condición femenina. “El olor se dilataba en ondas, irrumpía en las cosas, impregnaba las paredes, se filtraba por las puertas y ventanas, no podía esconderme en ningún lugar, el olor me acusaba: en mi boca, ademanes, piel; hasta las palabras olían. No había nada que hacer, el olor quedó quieto, siempre…”, transcribo este párrafo para que os hagáis idea de la intensidad de un relato que, a través de la aceptación del propio cuerpo, de sus particularidades y llamamientos, tiende puentes con otros de los textos de Vindictas.

    La consciencia del cuerpo supone también una consciencia no solo del placer sino también del deseo. Estas escritoras se zambullen en el derecho al placer y en un lenguaje del deseo con las parejas sentimentales y sexuales. En sus historias no hay un reconocimiento de la sexualidad de la mujer. Nuevamente estamos ante un cuerpo silenciado, un cuerpo despojado de su sexualidad, ante un proceso de cosificación de la mujer por parte del hombre”, expone Socorro Venegas en las páginas iniciales de la antología, citando piezas como Guayacán de marzo, de Bertalicia Peralta (Panamá, 1939), donde “la pareja de la protagonista es un hombre cuyo único lenguaje es la violencia”, y La sangre florecida, de Susy Delgado (Paraguay, 1949), “donde la sexualidad va quedando con el paso del tiempo cercenada”.

    El descubrimiento del lenguaje del cuerpo está también presente en la exuberante y sensual Barlovento, de Marvel Moreno (Colombia, 1939-1995), una narración realista que relata una iniciación sexual llevada a cabo por las mujeres de una misma familia, mujeres que tienen la oportunidad de conocerse y saber lo que es el placer, la plenitud, en las profundidades de la selva, más allá de las convenciones sociales.

    Los ambientes cerrados, restrictivos, con sus reglas e imposiciones están muy presentes en el conjunto. Al respecto es muy significativo Las chicas de la yogurteríade Pilar Dughi (Perú, 1956-2006), sugerente cuento sobre la adaptación de una recién llegada a una ciudad, Ayacucho, donde las buenas costumbres quedan en entredicho por la doble moral de sus habitantes. Y también resulta significativo Cuando las mujeres quieren a los hombres, de Rosario Ferré (Puerto Rico, 1938-2016), ingeniosa entrega sobre dos mujeres amadas y utilizadas por el mismo hombre que también puede leerse como el reflejo de una doble personalidad, de dos identidades que se complementan.

    El miedo, la violencia, las desigualdades, la prostitución, la muerte, la infancia, aparecen en estos relatos en los que las escritoras se afanan por reflejar lo que acontece por fuera, en los entornos en los que se mueven sus protagonistas (cómo se relacionan y se rebelan contra ellos) y sobre todo en sus mundos interiores. Las búsquedas que acometen las veinte autoras rescatadas en Vindictas son profundas y en ocasiones se desarrollan en el terreno de lo visionario, de lo onírico, como sucede en Locura, de María Luisa Elío (Pamplona, España, 1926 – México, 2009), una exiliada española cuya biografía, como se indica en su semblanza, cuenta con una llamativa curiosidad, la de ser una de las destinatarias de la dedicatoria de Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez. Su pieza, fragmentada, experimental abierta, se mueve entre la realidad y las espesuras del sueño, de la locura, tal vez de la muerte, en ese otro lado de lo inaprehensible.

    EL MIEDO, LA VIOLENCIA, LAS DESIGUALDADES, LA PROSTITUCIÓN, LA MUERTE, LA INFANCIA, APARECEN EN ESTOS RELATOS EN LOS QUE LAS ESCRITORAS SE AFANAN POR REFLEJAR LO QUE ACONTECE POR FUERA Y SOBRE TODO EN SUS MUNDOS INTERIORES.

    En cada uno de los relatos, como os decía, descubrimos puntos de interés, ya sea por la temática, por el estilo, por el ángulo de visión. No quiero dejar de referirme a Nadie llama de la selva, de la autora cubana Mirta Yáñez (La Habana, 1947), que aborda, con una original perspectiva, el tema del paso del tiempo, de la decadencia, en un enigmático relato, que dice, sugiere, más de lo que cuenta explícitamente y que tiene como protagonistas a un perro abandonado por una familia, de cuyo paradero nada se sabe, y a una anciana que ve pasar los años en espera de tiempos mejores, mientras su hija le manda desde el extranjero “paqueticos con jabones y la medicina para el corazón”.

    Os animo a adentraros en las espesuras, búsquedas y desasosiegos de Vindictas. Y no pongo el punto final sin citar otros dos cuentos que me han parecido muy especiales porque indican alentadores caminos de avance. Uno de ellos es el titulado De la que amó a un toro marinode Magda Zavala (Costa Rica, 1951), donde se narran magníficamente los cambios, la transformación que experimenta una mujer que se da cuenta de que no es feliz y de que tiene la posibilidad de abandonar al hombre con el que vive (“Afuera, pude reconocerme de pie, íntegra, dispuesta a nacer entre las aguas”).

    El otro relato al que me refiero es Inmóvil sol secreto, de María Luisa Puga (México, 1944-2004), una hermosa narración, una fuga introspectiva, reflexiva, que abre la antología y que habla del final de una relación, de los celos y la culpabilidad. Aquí, de forma excepcional, el hombre no es una figura de poder. Se siente herido y ambos, los dos miembros de la pareja, están unidos en la desesperación, en la búsqueda de respuestas, en el autoconocimiento. “Pero hay siempre un momento en el día en que yo me siento perdida, son esas horas en que siento pánico ante el blanco espantoso que se forma entre la hora que vivo y la siguiente”, escuchamos la voz femenina de esta cautivadora entrega.

    La aventura se cierra con El occiso, de María Virginia Estenssoro (La Paz, Bolivia, 1903 – Sao Paulo, 1960) un relato sobre la muerte con cierta resonancia de Pedro Páramo, de Juan Rulfo, escrito tiempo después, como indica Venegas. En este caso, sorprende la biografía de la escritora, en el centro de la polémica, del escándalo social, en su época, por su breve obra literaria, donde narra, entre otras cosas, la relación con un hombre casado, experimentada por ella misma, y un aborto voluntario. Tras la reacción despertada decidió no editar ningún otro libro y, a su muerte, fueron sus hijos los que se encargaron de darle visibilidad rescatando sus escritos.

    En un momento dado del diálogo que mantienen Casamayor y Venegas  en el prólogo, el primero mira con malos ojos a los responsables de cómo se ha leído y cómo se ha editado. “No hay otro diagnóstico que una falta de rigor y de profundidad lectora y un estereotipo forjado desde el olvido y desde el prejuicio”. Es mucho lo que hay que rescatar, son muchos los espacios que hay que abrir para que entren, con todo su ímpetu, las voces sepultadas. “Vindictas es una palabra muy generosa en sus distintas acepciones (…) Significa venganza pero también resguardar, proteger, reivindicar”, señala Socorro Venegas, quien llama a la generosidad de lectores y libreros para hacer que las historias de todas estas mujeres silenciadas se escuchen. Dejémonos seducir, incomodar, sorprender, pues. Compartamos nuestras impresiones y experiencias al atravesar estas 20 puertas hasta ahora cerradas. Hagamos posible de este modo la gran venganza literaria.

    Vindictas ha sido publicada en España por Páginas de Espuma, tras una primera edición en la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México). Los relatos de las 20 autoras que componen esta antología, preparada por Socorro Venegas y Juan Casamayor, se acompañan de las ilustraciones de Jimena Estibaliz.

     

  • La historia detrás de seis mujeres que llegaron al timón de una gran empresa

    La historia detrás de seis mujeres que llegaron al timón de una gran empresa

    “Somos la generación de transición”, dice Laura Barnator, la flamante CEO de la angloholandesa Unilever. La alta ejecutiva es parte de una nueva camada de mujeres que toman el timón de una empresa y que también asumen la responsabilidad de impulsar la igualdad de género dentro de las organizaciones. Una tarea nada fácil ya que “el 95% de los directorios de las 1.000 compañías de mayor facturación de la Argentina están presididos por hombres”, indica un estudio elaborado por KPMG, WomenCorporateDirectors Foundation (WCD) y Management Circle.

    Si bien la presencia femenina en los directorios empresariales es baja, los nombramientos son más usuales. Propiciados en parte por instrucción de las casas matrices de multinacionales, pero también por el empuje, el talento y la decisión de quebrar mandatos familiares y culturales viejísimos. “Las mentalidades son prisiones de larga duración”, decía el historiador Fernand Braudel. La frase expone la magnitud del desafío que implica romper “el techo de cristal” en las empresas. “Somos parte de la generación que rompimos con esos mandatos y tenemos que dar a conocer que se puede”, completa Verónica Marcelo, CEO local del grupo brasileño Natura.

    Visto desde la perspectiva de género, la igualdad es por ahora un horizonte lejano. El porcentaje de las CEO mujeres en la Argentina se registra en casi toda la región, subraya Tamara Vinitzky socia de KPMG y co-chair de WCD. “¿Cuál es el punto de equilibrio? No lo sé, creo que la proporción de hombres y mujeres debería ser más pareja. Lo que sí es seguro es que 1 mujer de cada 10 está mal y habría que mejorarlo”, sentencia.

    Con esa desventaja, las mujeres reclaman un rol más protagónico. En este marco, el Económico convocó a 6 altas ejecutivas de diferentes rubros para contar sus historias. Además de Barnator (Unilever) y Marcelo (Natura), aceptaron el reto Gabriela Renaudo (Visa), Constanza Bertorello (Pernod Ricard), Silvia Bulla (Dupont) y Gabriela Bardin (Procter & Gamble). De sus relatos y recuerdos surgen patrones comunes, los prejuicios propios y ajenos con los que tuvieron que batallar y también sus particularidades. Lo que sigue a continuación es una síntesis de las charlas.

    Laura Barnator  (Unilever)

    Laura Barnator, CEO de Unilever. Es licenciada en Ciencias de la Computación e ingresó a la multinacional angloholandesa hace 26 años.

    Laura Barnator, CEO de Unilever. Es licenciada en Ciencias de la Computación e ingresó a la multinacional angloholandesa hace 26 años.

    De 52 años, esta licenciada en Ciencias de la Computación tiene una larga historia dentro de Unilever. Ingresó a la multinacional angloholandesa hace 26 años, con un antecedente muy cercano. Su padre, Julio, ingeniero de profesión, trabajó en la compañía 29 años hasta que se jubiló. “Por política interna, entré 4 años después de su retiro, como parte del plan Jóvenes Profesionales, un programa semillero de nuevos gerentes”, dice.

    Desde 2011 hasta junio del año pasado, Barnator era la vicepresidente de Ventas, un ámbito considerado «masculino». “Cuando me lo ofrecieron, pensé que no estaba preparada. Eso es algo característico de esta primera generación de mujeres, como que nos falta algo, sobre todo confianza”, dice. Lo mismo pensó cuando la propusieron para ponerse al frente de toda la operación y conducir un equipo de 3.500 empleados. Fue un cambio abrupto, pero no fue el primero. “Cada dos años cambié de puesto, pero ocupar llegar a CEO fue algo distinto. Soy la primera mujer en lograrlo dentro de la compañía, aunque nunca me lo propuse”, señala.

    Laura recuerda que entendió la importancia del nombramiento por la cantidad de felicitaciones y mensajes que recibió, sobre todo de mujeres. Marcó también un quiebre incluso para su familia. “Cuando quedé embarazada por primera vez, mi suegra me sugirió que dejara de trabajar. Pero tuve mucho apoyo de mis padres. Mi mamá, de 82 años, todavía trabaja, y es parte de una generación que luchó por sus derechos y muy poquitas lo lograron”, dice.

    Su prioridad, hoy, es “ayudar a las empresas a entender la importancia de la diversidad para sus propios negocios. Porque los consumidores -subraya- también son variados”. También la emociona el recuerdo de su padre y sobre todo, que “otras empresas grandes estén transitando por ese mismo camino. Y repite: “Somos la primera generación que está rompiendo mitos”.

    Gabriela Bardin (Procter & Gamble)

    Casada con 3 hijos (5, 9 y 12 años), de 45 años, la historia de Gabriela Bardin tiene muchos puntos de contacto con Barnator. Asumió como CEO de P&G meses antes que su colega de Unilever (competidora directa en el mercado de consumo masivo) y también ingresó a la compañía como parte del programa de formación de cuadros ejecutivos llamado “Jóvenes Profesionales”. Hoy conduce una compañía que tiene 2 plantas de producción y 1.800 empleados directos e indirectos.

    Mi nombramiento fue algo sorpresivo, especialmente porque la cúpula gerencial estaba integrada por hombres en un 70%”, dice. Recuerda que fue el presidente regional de la multinacional, el mismo que le ofreció el cargo, que ingresó sorpresivamente en una reunión de directorio para hacer el anuncio. “Fue algo muy lindo, recibí muchas muestras de cariño y respaldo, lo que me dio confianza”, añadió la alta ejecutiva.

    Bardin sostiene que su objetivo es imprimirle su impronta a la gestión y “construir un legado” para las generaciones futuras. No sólo para el interior de P&G sino también para afuera. Porque al igual que el resto de sus colegas, el rol de CEO requiere una participación activa en cámaras empresariales, proveedores y con clientes de una industria, como el consumo masivo, donde predominan los hombres. “Mi presencia en esas reuniones cambió las pautas. Por ejemplo, ya no se habla de fútbol”, ironiza.

    Pero además, en discusiones calientes mano a mano, se derriten algunos prejuicios. “ Recuerdo que un director de una cadena, muy enojado, me dijo ‘no sabés lo que desearía que fueses un hombre’. Yo lo tranquilicé y le respondí, irónicamente, que discutir con una mujer le podía ayudar a mejorar sus relaciones”.

    Bardin lleva 23 años dentro de la empresa. Tuvo sus momentos críticos, especialmente cuando volvió a trabajar despues de su primera licencia de maternidad. “Le dije a mi jefe que renunciaba, pero me convenció de no hacerlo. Me convenció de lo contrario. Me dio flexibilidad horaria, ‘trabajá menos horas’ por lo menos en el primer año”, dice.

    Silvia Bulla  (Dupont)

    Rosarina, de 51 años, casada con 2 hijos, Silvia Bulla reconoce que la presencia de una mujer en una planta industrial, como la de Dupont, es “un bicho raro”. Licenciada en Estadísticas, una carrera basada en matemáticas aplicadas, fue designada para trabajar con un equipo de 6 hombres como parte del área de calidad. “En la industria había pocas mujeres y no estaba preparada para eso. Sólo en la parte administrativa. Por ejemplo, para ir al baño de mujeres había que caminar muchísimo”, grafica.

    El desarrollo de su carrera la llevó a ocupar distintos altos cargos, entre ellos el de gerente de Recursos Humanos, en una empresa “con mucha historia sindical”. A pesar de las diferencias, el trato con los gremialistas, recuerda Bulla, fue siempre en tono amable. “Nunca me sentí incómoda, una vez que establecimos las pautas de conducta, los líderes sindicales entienden el negocio”.

    Saltó al puesto de CEO en diciembre de 2017, una pionera. “Ya estaba en el directorio de la empresa, para mí fue un paso natural, pero mi designación fue muy rara. Como estaba a cargo de la confección de la lista de potenciales candidatos para ese puesto, el en ese entonces presidente, primero me preguntó si estaba disponible y posteriormente me pidió que me incluya”, dijo. En un primer momento la asaltaron las dudas.

    A la distancia, Silvia interpreta que lo primero que analizó fueron sus propias limitaciones. “Las mujeres se sienten observadas, son muy autoexigentes y eso te limita. Hay muchas batallas internas que dar, como estar disponible muchas horas. No es falta de ambición, son negociaciones internas entre el trabajo, la familia y las responsabilidades”. De a poco, agrega, esas barreras se van relajando y “se comienza a valorizar las miradas de las mujeres dentro de las organizaciones”.

    El día que anunciaron su designación como CEO salieron a relucir las cargas culturales, incluso dentro de su propia familia. “Yo lo sabía hacía 4 meses, pero muchos creyeron que se trataba de un error. Fue una gran sorpresa, ni mi marido lo podía creer. Fue sorpresivo no sólo por ser mujer sino porque la responsabilidad recayó sobre alguien de Recursos Humanos”. Todo un proceso que conjuga sensaciones de orgullo y las dudas por la alta responsabilidad. “Hoy el 60% del directorio son mujeres. Pero esto no se construye de un día para el otro. Hace 20 años que la compañía trabaja la igualdad de género”.

    Constanza Bertorello (Pernod Ricard)

    Asumió como CEO del grupo francés en julio de 2019. De 53 años, casada y con dos hijos, hoy maneja toda la operación de Pernod RIcard para la Argentina, Uruguay y Paraguay. Conduce toda las áreas de un negocio enfocado en las bebidas alcohólicas, “una industria muy machista”, define. Egresada de la carrera de Letras, dice que históricamente los hombres prevalecen, principalmente en la parte industrial. Su designación como gerente general, aclara Constanza, se produjo por una combinación de factores. “Por un lado, ya integraba el directorio de la compañía y tenía la voluntad de crecer. Pero también es clave que la empresa ofrezca esa posibilidad”, analiza.

    Pernod Ricard, al igual que otras multinacionales, promueve con distinta suerte políticas de igualdad de género. “Desde hace 5 años vienen dando pasos muy concretos para mejorar el balance entre hombres y mujeres. Ya se venía diciendo en los pasillos que esa posibilidad era factible. Cuando mi jefe me llama y me avisa que tenía algo para ofrecerme, no fue sorpresa e inmediatamente dije que sí”, recordó la alta ejecutiva.

    Bertorello sostiene que una mujer en la dirección coincide con el desarrollo del negocio de su compañía. En la Argentina, al igual que la gran mayoría, es la primera mujer en ocupar el máximo cargo. También implica, según dice, varias ventajas en la relación con clientes, proveedores y ejecutivos de cámaras empresariales. “Antes también participaba, siempre con mucho respeto, por lo cual ya me conocían. Si bien estoy acostumbrada a ser la única mujer en esos ambientes masculinos, siento que mi mirada ayuda a plantear negociaciones en otros términos y en forma más conciliadora”.

    Gabriela Renaudo  (Visa)

    Nativa de Tandil, esta licenciada en administración de empresas egresada de la UCA tiene un largo recorrido en los negocios financieros. A lo largo de su carrera, pasó entre otros lugares por el Hipotecario y llegó a conducir la banca minorista del Citi (80 sucursales), antes de su venta. En 2017, Visa le ofreció el cargo de CEO, como parte de su salida de Prisma. Arrancó con la misión de formar todo el equipo de trabajo y “el directorio, que hoy está conformado en un 40% por mujeres”.

    Gabriela Renaudo, CEO de Visa.

    Gabriela Renaudo, CEO de Visa.

    Dice que una característica muy marcada entre las mujeres es cierta falta de seguridad. “Es algo cultural, muy propio de los países latinos: lo primero que surge son las debilidades. Si de 10 habilidades tenés 8, lo primero que te planteás son las 2 que te faltan”, subraya Renaudo. El dato coincide con los análisis de muchas consultoras. Diferencian, por un lado, la autoexigencia de las mujeres en la autoevaluación de sus propias capacidades. “Los hombres son más arriesgados”, comentan. Pero por otro, la inexperiencia por la falta de oportunidades para el personal femenino.

    “A lo largo de mi carrera, nunca tuve la ambición de conducir una compañía, Recién barajé esa posibilidad cuando fui jefa de la banca minorista en el Citi”, admite Gabriela. También dice que “el desafío es tomar conciencia, como empresa y como sociedad, de equilibrar la responsabilidad profesional y familiar, como la maternidad”. Las mujeres, “vivimos muy intensamente el presente a cambio de hipotecar el futuro”.

    Verónica Marcelo  (Natura)

    De 48 años y con dos hijos, Verónica Marcelo asumió como CEO en marzo del año pasado, al inicio de la cuarentena. Al mando de la filial de la compañía brasileño, hoy el 4° grupo mundial de cosmética, afrontó como primer tarea el desafío de reorganizar toda la operación en función de la pandemia. “Tenemos el rol de romper los mandatos culturales: no sólo criamos hijos. Y tenemos la obligación de manifestar y dar a conocer que se puede”, proclama la ejecutiva.

    La igualdad de oportunidades, asegura, exige la doble responsabilidad de ser parte de la generación pionera en ocupar altos cargos en las compañías. La conducción empresaria, por un lado, y “la posibilidad de abrir puertas y generar ambientes más propicios para la equidad”, dijo.

    Verónica Marcelo, CEO de Natura, asumió el cargo este año, en plena cuarentena.

    Verónica Marcelo, CEO de Natura, asumió el cargo este año, en plena cuarentena.

    Esos ambientes propicios parten, en primer lugar, de una decisión corporativa “para que cualquier profesional tenga las mismas posibilidades de llegar adonde quiera y construir los marcos adecuados para buscar el máximo potencial de las personas”, remarca Verónica. Y remata que, con miras al futuro, “todavía queda mucho por recorrer en las organizaciones y también en el mercado laboral”.

    La trayectoria de Marcelo dentro de Natura es curiosa. Como licenciada en turismo, ingresó a la compañía como vendedora de cosméticos hace 20 años, el mismo año que nació su segunda hija. Su carrera, a partir de ese momento, cambió drásticamente, fue ocupando distintos cargos ejecutivos de relevancia, hasta que en marzo del año pasado le comunicaron que sería la sucesora de Diego Leone. “Para las generaciones de mi abuela y mi mamá esto es muy extraño. Sin embargo, mi hermana y yo fuimos las primeras en completar una carrera universitaria”, cerró.

    Apenas 5% empresas tienen conducción femenina

    Un estudio reciente refleja la enorme disparidad de género que existe en las empresas. “El 95% de los directorios de las 1.000 compañías de mayor facturación de la Argentina están presididos por hombres”, indica un estudio elaborado por KPMG, WomenCorporateDirectors Foundation (WCD) y Management Circle. “Los datos totales confirman un estancamiento de la representación femenina en la alta conducción empresaria que operan localmente. Mientras que 2019 el porcentaje fue de 11,71% el informe 2020 muestra una baja al 10,19%”, dice.

    De los 4.218 miembros de los directorios analizados solo 430 son mujeres (10,19%). Entre ellas, 49 mujeres cumplen el rol de presidenta (5% del total de los 911 cargos de presidentes/as relevados), y 72 como vicepresidentas (9% del total de los 807 puestos de vicepresidentes/as); en tanto que 309 mujeres se desempeñan como directoras titulares (12% de los 2.500 cargos de directores/as registrados).

    Esto significa que el 95% de los directorios de las 1.000 compañías de mayor facturación de la Argentina están presididos por hombres; en el caso de las posiciones de vicepresidente la proporción asciende a 91% y, en el de directores, a 88%.

    Visto así, los avances en cuanto a las políticas de género son relativos. “Vemos una contradicción muy grande entre lo que dicen las empresas y lo que realmente hacen. Según las estadísticas, el 80% de las compañías aseguran que las políticas de diversidad son muy importantes, pero sólo un 29% tienen una estrategia real al respecto”, detalla Cecilia Giordano, CEO de la consultora Mercer.

    La alta ejecutiva, sin embargo, destaca que hay otros obstáculos que traban la llegada de las mujeres a los más altos cargos empresariales. Y distingue la conducta de los hombres con la reacción de las mujeres. “Primero son más agresivos para negociar salarios. Pero eso ocurre porque las mujeres no tienen tantos momentos para experimentar esas negociaciones. La falta de experiencias reales es un límite”, concluye la experta.

    Tamara Vinitzky, socia de KPMG y co-chair de WCD, cree que existe un prejuicio, muy marcado entre las mujeres, en plantear ambiciones. “La ambición no es una mala palabra. Está muy bien tratar de ocupar un cargo más alto y pelear por ese cargo. Y también exigir lo que creemos merecer”, dijo, Datos curiosos y en apariencia contradictorios tienen que ver con la brecha salarial entre hombres y mujeres que registran las estadísticas. “Eso es cierto, pero muchos headhunters nos dicen que muchas veces las mujeres piden menos”, expresa Vinitzky.

    Las expertas señalan que eso podría ocurrir por la falta de intercambio de información que existe y la escasa voluntad de las mujeres para participar de eventos que propicien esa posibilidad. “Los hombres suelen jugar al golf, al fútbol o reuniones para tomar cervezas. Son ámbitos ideales para compartir experiencias sobre exigencias laborales y los ingresos correspondientes para cada cargo”, señalan.

    Claudia Boeri, CEO de SAP, la multinacional alemana del software, tiene a su cargo 1.500 empleados. Tal como ocurre con otras compañías del rubro, la promoción de la igualdad de género encabeza la agenda corporativa. Egresada de la UTN como ingeniera en Sistemas, describe “que la tecnología impulsa la innovación, la creatividad y eso requiere de miradas diferentes. No sólo en cuestión n de género. En mi empresa coexisten 5 generaciones diferentes”, dice.

    Con respecto a las mujeres, señala que se abren posibilidades para progresar pero que eso no alcanza. “También hace falta que las mujeres acepten el desafío. Yo les dijo, el cargo está pero ahora hay que levantar la mano”, cerró.

    Toda la información e imágenes son de CLARIN.
    Link original: https://www.clarin.com/economia/mujeres-llegaron-timon-gran-empresa_0_ezNlRqw2l.html

  • En México, cada día se registró 1.8 víctimas de trata

    En México, cada día se registró 1.8 víctimas de trata

    Y como parte de la violencia, 3,455 mujeres fueron asesinadas, un promedio de 10.3 diarias, con 888 de estos delitos tipificados como feminicidios.

    En 11 meses del 2020 se registraron 1.8 víctimas de trata de personas al día en el país. En total, 620 víctimas se contabilizaron de enero a noviembre del año pasado. Pero activistas alertan que centenas de víctimas más abundan, principalmente en giros negros.

    De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), en todo el 2019 fueron 676 víctimas; 574 en el 2018; 537 en el 2017; 782 en el 2016; y 1,171 en el 2015.

    La presidenta de la Fundación Unidos Contra la Trata, Rosi Orozco, dijo a El Economista que el fenómeno de la trata de personas es mucho más grande de lo que muestran las cifras oficiales.

    “En muchos de los estados este delito crece y ante el Secretariado (Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública) no hay trata, porque no reportan; muchos gobernadores ocultan el delito de trata y lo pasan por corrupción de menores, por lenocinio, y la pena es muy baja. Cuando es por trata no hay posibilidad de fianza”, aseveró.

    “Hemos tenido casos de víctimas, una chiquita el 13 de diciembre en Morelos. Ella fue la última. Pero el año pasado recibimos varias chiquitas que eran usadas para (trasladar) mochilas con dinero», dijo. “Los datos del Secretariado deberían de ser leídos al revés: vamos a ver qué estados de la República sí reportan porque sí están trabajando o porque las fiscalías sí persiguen al delito. No al revés: vamos a castigar al estado que muestra la trata de personas”, recalcó.

    La Fiscalía General de la República (FGR) abrió en el 2019 al menos 61 carpetas de investigación: 35 por explotación sexual; 19 por explotación laboral; tres por trabajos forzados; y cuatro por publicidad ilícita o engañosa conferida en el artículo 32 de la Ley General de Trata de Personas. Asimismo, tuvo pendientes cuatro averiguaciones previas por explotación sexual y servicios forzados.

    En tanto, de enero a abril del 2020, la FGR inició tres carpetas de investigación por posible explotación sexual de personas.

    En una respuesta de información con folio 0001700607220, la FGR mencionó que del 1 de enero del 2019 al 15 de abril del año pasado judicializó siete carpetas de investigación y obtuvo siete sentencias condenatorias, en ambos casos por el delito de trata de personas en las modalidades de explotación sexual (seis) y mendicidad forzada (una).

    La Fundación Unidos Contra la Trata elaboró un índice para identificar a los estados que cuentan con refugio para personas rescatadas de la trata de personas.

    Así, sólo Baja California, Estado de México, Puebla, Oaxaca, Colima, Chiapas y la Ciudad de México registran refugios especializados; mientras que Coahuila, Michoacán, Tlaxcala y Quintana Roo tienen un convenio para refugios. En el resto de las entidades no hay registros de que existan esos centros.

    Homicidios y feminicidios

    De enero a noviembre del 2020, en nuestro país al menos 89,913 mujeres habían sido víctimas de algún delito; la gran mayoría (58.8%) sufrieron lesiones dolosas. Mientras que 3,455 fueron asesinadas, un promedio de 10.3 mujeres muertas por día, con 888 de estos delitos tipificados como feminicidio.

    Cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública muestran que del 2015 a noviembre del 2020, la violencia contra las mujeres presentó un incremento constante, especialmente en el caso de los feminicidios, ya que durante este periodo dicho delito se duplicó.

    Los datos muestran que en el 2015 el delito de feminicidio contabilizaba 411 carpetas de investigación; mientras que en el 2016 creció a 605; en el 2017 fueron 742; en el 2018 se llegó a 893; y en el 2019 se elevó considerablemente a 940 casos. En 11 meses del 2020 se llegó a 860 indagatorias.

    Asimismo, los homicidios dolosos contra mujeres también muestran un alza: en el 2015 se contaba con un registro de 1,735 de estos delitos; en el 2016 se incrementó a 2,191; en el 2017 fueron 2,535 víctimas; y en el 2018 fueron 2,763 crímenes. En el 2019 se rompió récord, al registrarse 2,869 casos. Hasta noviembre del 2020, sumaban 2,567.

    Toda la información e imágenes son de EL ECONOMISTA.
    Link original: https://www.eleconomista.com.mx/politica/En-Mexico-cada-dia-se-registro-1.8-victimas-de-trata-20210107-0070.html

  • Jane Austen: celebra el aniversario de la escritora británica con este tour virtual por su casa

    Jane Austen: celebra el aniversario de la escritora británica con este tour virtual por su casa

    La novelista nació el 16 de diciembre de 1775 en el Reino Unido. Para celebrar su aniversario, conoce el recorrido virtual en el que puedes descubrir el interior de su casa.

    Jane Austen es una de las escritoras británicas del siglo XVIII más conocidas a nivel mundial. Sus obras literarias como ‘Orgullo y Prejuicio’ o ‘Emma’ la han llevado a ser la favorita de muchas amantes de las novelas de época, satíricas y románticas. Esta semana, el Museo de Austen celebró el aniversario de la escritora con un tour virtual por su casa disponible para todos sus fanáticos.

    Se trata de una iniciativa de la Casa Museo de Jane Austen House, que durante la cuarentena por el covid-19 inició este proyecto para acercar a los fanáticos a lo que fue la vida de la escritora. Es un tour virtual por su hogar en Winchester Road, en Chawton.

    En la visita 360° podemos conocer todos los ambientes del hogar, e incluso escuchar narraciones o partes de los escritos de Austen durante su adolescencia. A su vez, para celebrar las fiestas navideñas, se ha incluido entre las iniciativas ‘The twelve days of Christmas’, un recorriodo por los doce pasatiempos y recetas navideñas de Austen y sus personajes. También se encuentran disponibles dos exposiciones sobre el trabajo de la escritora.

    (Foto: Captura de pantalla)(Foto: Captura de pantalla)

    Si quieres visitar la casa de Jane Austen y disfrutar de la experiencia virtual, entra aquí.

    Toda la información e imágenes son de EL COMERCIO.
    Link original: https://elcomercio.pe/respuestas/que/jane-austen-celebra-el-aniversario-de-la-escritora-britanica-con-este-tour-virtual-por-su-casa-noticia/?fbclid=IwAR3hDlmH5W9azJePU_Mk3HR4HQxaWBCr2fyGBlbN7jl0xushl31yNcvbivQ

  • ¿La inteligencia artificial puede servir para paliar sesgos y estereotipos en los contenidos periodísticos?

    ¿La inteligencia artificial puede servir para paliar sesgos y estereotipos en los contenidos periodísticos?

    Durante seis meses, la AFP y otros siete medios (Reuters, Schibsted, La Nación, Reach PLC, Deutsche Welle, Nikkei y Nice Matin) han analizado esta posibilidad. El grupo de trabajo, creado por Polis, un centro de reflexión de la London School of Economics, presentó sus conclusiones el martes en el festival JournalismAI.

    Durante una semana del mes de noviembre, este grupo ha probado dos herramientas que permiten detectar los sesgos por género en textos en inglés y en fotografías.

    Los resultados conjuntos muestran que los ocho medios participantes aún tienen mucho trabajo por delante: para los contenidos fotográficos, la proporción media de mujeres representadas es del 27,2%, frente al 72,8% de hombres. De los 1.430 textos en inglés analizados entre el 16 y el 20 de noviembre, el estudio muestra que las mujeres representan un 21% de las personas mencionadas y un 22% de las fuentes citadas. El algoritmo utilizado permite también calcular la extensión de las citas y muestra que las frases atribuidas a las mujeres son ligeramente más breves. La herramienta tiene otras aplicaciones posibles, como por ejemplo garantizar una cobertura equilibrada de los diferentes candidatos en una campaña electoral con el fin de garantizar contenidos más equilibrados.

    Para tener más información sobre esta experiencia, se puede consultar la página web del grupo de trabajo: https://www.aijoproject.com/

    Toda la información e imágenes son de AFP.
    Link original: https://www.afp.com/es/actualidad-afp/la-inteligencia-artificial-puede-servir-para-paliar-sesgos-y-estereotipos-en-los-contenidos-periodisticos

  • Feminicidios y violencia machista, los enormes retos que enfrenta México en 2021 en materia de género

    Feminicidios y violencia machista, los enormes retos que enfrenta México en 2021 en materia de género

    México inicia 2021 con un gran reto: reducir las cifras de feminicidios y de casos de violencia contra las mujeres. Unos defienden que el país por fin está atajando el problema y otro aseguran que la situación es la peor en décadas.

    “Estamos ante un panorama muy sombrío”, expresó a EFE la doctora en derecho y consultora internacional de la ONU Mujeres Patricia Olamendi, quien consideró también que el 2020 “rompió récords” en cuanto a delitos cometidos contra mujeres.

    En que las cifras son alarmantes coincidió con ella la titular de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim), Fabiola Alanís, quien recordó el dato de que, entre enero y noviembre de 2020, más de un tercio de las víctimas de delitos fueron mujeres.

    La Secretaría de Seguridad Pública y Ciudadana (SSPC) reportó un aumento anual de 0.3% en los feminicidios en 2020, lo que significaría que al menos 1,015 mujeres murieron en un asesinato tipificado como violencia machista o de género.

    Pero de acuerdo con la contabilización que utilizan asociaciones civiles y organismos independientes del Gobierno, casi 11 mujeres son asesinadas al día en México.

    Esto es porque contabilizan no solo lo delitos tipificados como feminicidios, sino también los homicidios dolosos en los que la víctima es una mujer. “Lamentablemente no lo están contabilizando como debería ser (las autoridades)”, dijo Olamendi.

    Pandemia en crisis de violencia

    En México asesinan hasta 11 mujeres por día (Foto: Claudio Cruz/ AFP)En México asesinan hasta 11 mujeres por día (Foto: Claudio Cruz/ AFP)

    Por otra parte, ambas expertas estuvieron de acuerdo en que la pandemia de coronavirus agravó la situación de violencia que atraviesa el país y, como consecuencia, también la violencia ejercida sobre las mujeres.

    Desde la llegada de la pandemia a México el pasado febrero, aumentaron las llamadas de mujeres al 911 por situaciones relativas a violencia en todas sus expresiones: en este periodo se registraron más de un millón de llamadas.

    La titular de la Conavim contradijo la postura de que el aumento de llamadas se corresponde con un aumento de la violencia y aseguró que esto se debe a las campañas de información ejecutadas por este organismo y otros como el Instituto Nacional de las Mujeres dirigidas a animar a las víctimas a pedir ayuda.

    “Desplegamos una campaña intensísima para que las mujeres rompieran el silencio, para que se atrevieran a hablar, a pedir ayuda. Y eso por supuesto incrementó el numero de llamadas y ¡qué bueno!, queremos que se sigan incrementando”, expuso Alanís.

    No es igual de positivo este aumento para la doctora en derecho, quien no solo lo calificó como alarmante, sino que también aseguró que, hasta el momento, las autoridades ni han hecho campañas contundentes ni han presentado ningún documento en el que se detalle el resultado de las llamadas y las medidas que se tomaron en cada uno de los casos.

    Datos: ¿oportunidad o oportunismo?

    El Gobierno actual va a “sentar las bases” de un cambio “importante” para México, señalaron las especialistas (Foto: Mireya Novo/ Cuartoscuro)El Gobierno actual va a “sentar las bases” de un cambio “importante” para México, señalaron las especialistas (Foto: Mireya Novo/ Cuartoscuro)

    Los datos recogidos durante los meses de pandemia en relación con la violencia contra las mujeres son muchos, pero las expertas difirieron en el uso de estos, además de en la validez de los mismos.

    Vemos los datos como una oportunidad, más que de manera alarmista. Los datos son para utilizarse y los diagnósticos son para identificar las áreas de oportunidad, y en ese sentido hemos reforzado nuestro trabajo”, sentenció Alanís.

    La titular de la Conavim se mostró clara en torno a los avances que está aplicando el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien tomó posesión del cargo en diciembre de 2018 y cuya gestión de la seguridad y violencia contra las mujeres ha estado desde el principio bajo la lupa y ha sido objeto de críticas.

    Por su parte, Alanís aseguró que el Gobierno actual va a “sentar las bases” de un cambio “importante” para México, ya que el presidente ha dejado claro su compromiso “con los más vulnerables” y “por supuesto que las mujeres víctimas de violencia son quienes más lo necesitan”.

    En contraparte, Olamendi terminó diciendo que la sociedad mexicana se encuentra ante un discurso político inédito que parece que ante la violencia dice “no pasa nada” o “es mentira lo que dicen”.

    Toda la información e imágenes son de INFOBAE.
    Link original: https://www.infobae.com/america/mexico/2021/01/08/feminicidios-y-violencia-machista-los-enormes-retos-que-enfrenta-mexico-en-2021-en-materia-de-genero/

  • Pandemia abre la brecha de género: OEA

    Pandemia abre la brecha de género: OEA

    La pandemia de Covid-19 no sólo ha aumentado la violencia contra las mujeres, sino que ha abierto la brecha de desigualdad de género en sectores como el de la salud, en el cual se perderán más de 200 años de lucha por la equidad, advierte la Organización de Estados Americanos (OEA).

    En su estudio “Covid-19 en la vida de las mujeres. Razones para reconocer los impactos diferenciados”, el organismo destaca que en la región de América, la mitad del personal médico y más de 80 por ciento del personal de enfermería son mujeres, el porcentaje más alto del mundo. Sin embargo, son una minoría en los cargos de decisión y enfrentan una brecha salarial de 28 por ciento.

    Además, se enfrentan a la escasez global de equipos de protección necesarios como mascarillas, guantes y lentes, lo que tendrá un impacto particular en el riesgo de contagio de las mujeres.

    El informe también subraya que el coronavirus presenta un particular riesgo de mortalidad y morbilidad para mujeres mayores de 54 años, cuyo riesgo de contagio se incrementa en situaciones de institucionalización o donde las mujeres mayores no tienen la posibilidad de aislarse por situaciones de cohabitación o por sus propias responsabilidades de cuidado.

    “Las mujeres privadas de libertad enfrentan una amenaza especialmente grave, pues el hacinamiento extremo, la inadecuada infraestructura básica y el poco acceso a servicios de salud incrementan tanto el riesgo de contagio como la gravedad del impacto del virus”, destaca.

    Esto se agrega a la violencia. “El confinamiento obliga a las mujeres a estar encerradas con sus maltratadores. Teniendo en cuenta que el hogar es el lugar más peligroso para las mujeres, el encierro hace que se incremente el riesgo de violencia contra ellas en la medida en que aumenta el tiempo de convivencia; se generan conflictos alrededor de cuestiones domésticas y familiares; la violencia se prolonga sin que sea interrumpida y se genera una percepción de seguridad e impunidad del agresor”, indica el documento.

    Asimismo, advierte que las medidas inmediatas de alivio económico, tras la pandemia, deben asegurar que las mujeres no se queden atrás, particularmente las mujeres de los grupos de mayor riesgo. “Acelerar el desarrollo de instrumentos para asegurar que las políticas sociales y económicas no discriminan a las mujeres es importante ahora y definirá la sociedad que surja de la crisis”, subraya.

    La OEA propone extender el acceso a la protección social y asegurar los pagos de pensiones alimentarias.

  • Feministas dicen ‘no’ a la propuesta de AMLO sobre consulta para legalizar el aborto

    Feministas dicen ‘no’ a la propuesta de AMLO sobre consulta para legalizar el aborto

    Tras proponer AMLO que en México las mujeres eligieran a través de una consulta la legalización del aborto, colectivas feministas rechazan su idea.

    La legalización del aborto en Argentina inspiró -todavía más- a las mujeres de Latinoamérica a continuar con su lucha para que esta acción se replicara en el resto de los países en donde todavía no está aprobado en su totalidad la interrupción del embarazo. En México, por ejemplo, la diputada presidenta de la Comisión de Igualdad de Género, Wendy Briceño, indicó que la aprobación representaba la progresividad de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y que estaba segura que en nuestro país se convertirá pronto en ley.

    Quien también fue cuestionado respecto a la decisión del Senado argentino fue el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien indicó en conferencia de prensa que ese tema podría someterse a consulta para que fueran las propias mexicanas quienes decidieran si se aprobaba o no la interrupción del embarazo, algo que rechazaron colectivas feministas pues desde su perspectiva, cada mujer tiene el derecho de decidir de manera libre y sin miedo lo que quiere para su vida, sin ser criminalizada.

    feministas dicen no a la propuesta de amlo sobre consulta para legalizar el aborto 1

    Los derechos humanos no tendrían porqué consultarse, indican colectivas. (Foto: Efe)

    Los derechos humanos no son negociables

    Entrevistada por el periódico La Jornada, Yunitzilim Pedraza, integrante de Marea Verde Quintana Roo, indicó que la postura que tomó López Obrador respecto a la legalización del aborto en México, tras aprobarse en Argentina «exacerba el discurso de que los derechos humanos son negociables».

    Reiteró que legislar a favor del aborto no obliga a nadie a interrumpir un embarazo, que se exige para establecer condiciones para que las mujeres que lo requieran puedan acudir a un centro de salud a atenderse sin complicaciones. Informó que durante la pandemia aumentaron las solicitudes de acompañamiento para interrumpir un embarazo.

    «Si antes recibíamos cuatro a la semana, hoy son seis u ocho diarios porque la pandemia obligó a las mujeres a permanecer encerradas con sus agresores, violadores», agregó Pedraza. Por su parte, la coordinadora de incidencia en política pública del Grupo de Información en Reproducción Elegida, Gire, sentenció que «lo que se tiene que hacer es cambiar la ley para que cada mujer en su circunstancia específica y con valores, creencias y proyecto de vida, pueda decidir lo que quiere para su vida de manera libre y sin miedo a ser criminalizada».

    feministas dicen no a la propuesta de amlo sobre consulta para legalizar el aborto 2

    Las mujeres continuarán protestando por la legalización del aborto en México. (Foto: Alejandro Mendoza, Efe)

    ¿Qué dijo López Obrador sobre la legalización del aborto?

    «Es una decisión de las mujeres. Mi postura es que en estos temas, donde hay puntos de vista a favor y en contra, porque así es la democracia, no hay un pensamiento único, lo mejor es consultar a los ciudadanos y en este caso a las mujeres», indicó en su conferencia matutina desde Palacio Nacional.

    A raíz de eso, varios colectivos feministas pidieron al partido izquierdista del presidente, Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que hiciera valer su mayoría en el Congreso para aprobar una ley federal que permita la interrupción legal del embarazo.

    «Yo lo que no creo conveniente es que se tome una decisión desde arriba, que aun existiendo una representación legal y legítima como lo es el Poder Legislativo, considero que en estos casos lo mejor es la aplicación de la democracia participativa», respondió López Obrador.

    Recuerda que con nosotros puedes seguir informado aquí.

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    Foto de portada: Efe.

    Toda la información e imágenes son de CULTURA COLECTIVA.
    Link original: https://news.culturacolectiva.com/mexico/feministas-dicen-no-a-propuesta-amlo-consulta-legalizar-el-aborto/?fbclid=IwAR1AWyeppToqmC0NYmQsgF9iR_l0rUbi-qsfFNFtF5UrbENnUMBaX2BgBLc

  • El virus no paralizó a barrenderas, enfermeras, parteras, activistas.

    El virus no paralizó a barrenderas, enfermeras, parteras, activistas.

    Este texto incluye 10 relatos de mujeres que enfrentaron, desde distintos lugares, la pandemia de la COVID-19. Lejos de poder resguardarse en casa, tuvieron que armar planes y estrategias para salir a la calle, ejercer su oficio y cuidarse para no enfermarse ellas y a los suyos. Son diez mujeres, que como a miles, el virus no logró parar.

    Mientras la pandemia por la COVID-19 enfermaba a más de un millón y se llevaba la vida de más de 100 mil mexicanos, las mujeres, trabajadoras de oficio y por ende de actividades esenciales, no soltaron el acostumbrado doble y hasta triple rol socialmente asignado. En medio de todo fueron trabajadoras, madres, cuidadoras y amas de casa.

    En estos meses de pandemia e incertidumbre, en México las mujeres han seguido buscando a sus desaparecidos; las calles se barrieron y la basura se recogió; los niños y niñas de poblados marginados sin internet recibieron clases; el Metro continuó dando servicio a millones de usuarios; hubo periodistas en la calle contando historias; los enfermos recibieron cuidados; hubo comida en los hogares; trabajadoras sexuales se enfrentaron a los riesgos de siempre y además al coronavirus; mujeres dieron a luz con ayuda de parteras para no arriesgarse en un hospital.

    En su voz, 10 mujeres contaron a SinEmbargo cómo el coronavirus no las frenó; cómo vivieron el riesgo de contagiarse y contagiar a sus cercanos. Hablaron de cómo recorrieron hasta seis horas de camino para enseñar, cómo fue salir de casa a las dos de la mañana para ir a trabajar, cómo fue recorrer hospitales atendiendo o documentando con el miedo de morirse; cómo fue tener que salir a la calle mientras el Gobierno federal y local pedía quedarse en casa. Estas son 10 historias de mujeres en medio de la soledad, el miedo y la esperanza. Diez mujeres que representan a miles. Se presentan por orden alfabético de su primer nombre.

    ***

    ANDREA MURCIA, FOTOPERIODISTA 

    Foto: Cortesía para SinEmbargo

     

    Soy Andrea Murcia, tengo 28 años y soy fotoperiodista. Trabajar durante la pandemia ha sido difícil, sobre todo desde esta trinchera. Siempre sentíamos el peligro de manera ajena. Ahora somos parte y podemos contagiarnos en cualquier momento. Estar viendo en primera persona los hospitales y pensar que tú puedes estar en ese lugar o algún familiar. Ya no es algo que cubres y pasa […] A diario piensas que se puede contagiar alguien que quieres o tú y no sabes si te vas a morir o no.

    Siendo fotoperiodista tu trabajo es arriesgarte. Como dijo un compañero ‘cubrir una pandemia es como cubrir una guerra’ porque no sabes en qué momento te van a atacar: Tienes que cubrir el Centro (de la Ciudad de México), el Metro, los hospitales. Todo eso lo hicimos desde el inicio sin saber cómo cuidarnos realmente.

    HOSPITALES-COVID-CUARTOSCURO

    Esta fotografía tomada por la fotoperiodista Andrea Murcia muestra el ingreso al hospital de un paciente con COVID en la Ciudad de México. Foto: Cuartoscuro.

    El momento que más me causó impacto fue cuando estuve con los paramédicos. Me di cuenta de cómo viven aislados, de las personas que no les importa contagiarse con tal de estar con sus familias, las que deciden no llevarlos a los hospitales y que prefieren que mueran… Lo digo muy frío, pero hay gente que pensaba que sus familiares ya no regresaban del hospital o que sí les quitaban el líquido de sus rodillas.

    El otro momento fue la cobertura de las movilizaciones feministas, con el hartazgo de justicia que las llevó a la calle a exigir justicia. Hay una frase muy machista que dijo el Presidente de que las mujeres íbamos a cuidar a los que se enfermaran. Aunque es machista, es cierto; las mujeres son las que se han sacrificado más, las que han lidiado con la maternidad estando en casa y además están las movilizaciones de mujeres que han decidido seguir marchando pese a la pandemia.

    Las víctimas de desaparición forzada se pusieron hasta trajes con tal de ir a Palacio Nacional a protestar. La señora Lidia estuvo en plantón en plena pandemia y se tuvo que ir no porque le resolvieran, sino porque le dio COVID. Las mujeres son fundamentales y son las personas más invisibilizadas dentro.

    ARACELY ROMERO, BARRENDERA 

    TRABAJADORA-BARRENDERA-CDMX

    Foto: Cortesía para SinEmbargo.

    Soy Aracely Romero, tengo 42 años y soy encargada del grupo de barrenderas “Mujeres en Acción”. Se nos ha manejado que es un trabajo esencial para mantener limpia la Ciudad de México. El seguir con el barrido es un poquito complicado, o sea sales con el miedo a que te puedas contagiar. Pero es  un trabajo esencial, yo creo que igual que un médico lo es la separación de basura. Si no hubiera, imagínate ahorita, servicio de recolectores ni de barrido, o sea, la ciudad la verdad estaría en un caos también.

    Mucha gente ahorita no está llevando a cabo el plan de separación de basura como se debe. Hemos encontrado cubrebocas en el piso, jeringas. Diario tienes el temor de que lo tienes que levantar y te puedas infectar.

    Muchos quisiéramos ahorita no trabajar, estar en casa encerrados, pero tenemos que hacerlo. Si ellos (las personas) tienen la oportunidad de mantenerse en su trabajo desde su domicilio, deberían de seguir con eso si se les da la oportunidad de que se puedan cuidar y no se arriesguen ni arriesguen a su familia. Uno arriesga a su familia. Ellos que están adentro que nos ayuden a los que estamos afuera separando su basura adecuadamente para que no caigamos en ese contagio.

    Tengo mujeres en el grupo que son madres solteras. Imagínate que tengas que arriesgar tu vida. No es lo mismo cuando están mamá y papá. Cuando llega a faltar uno, está la mamá. Pero en este caso las chicas tienen que trabajar afuera, arriesgarse, con el miedo de contagiarse para llevarse un sueldo a su casa. Y ahí llegar a hacer otras labores. Es un trabajo doble para nosotras y es muy esencial el trabajo de una mujer. Siento que es mayor la responsabilidad de la mujer que la del hombre.

    ELVIRA MADRID, ACTIVISTA  

    Foto: Cortesía para SinEmbargo

    Soy Elvira Madrid Romero, presidenta de Brigada Callejera Apoyo de la Mujer “Eliza Martínez”, tengo 53 años y desde hace 30 años estoy en la lucha con las compañeras sexuales, cisgénero y transgénero. Esta es la segunda pandemia que me toca, la primera fue del VIH, pero creo que esta pandemia de COVID-19 nos ha rebasado en todos los sentidos, no estábamos preparadas con todo lo que se venía.

    A mediados de abril empezaron a enfermarse las primeras compañeras. Mi compañero Jaime y yo fuimos los que estuvimos en primera línea dando apoyo a las compañeras y nos enfermamos de COVID-19. Desgraciadamente no todos la pudieron librar. Él murió. Creo que se está recrudeciendo la pobreza y quienes estamos poniendo los muertos somos los de abajo porque tenemos una salud de muerte donde no hay la atención ni lo necesario para atender a las personas y tampoco hay suficientes espacios en la atención.

    Lo que ha significado es más dolor y más fuerza para seguir, porque cuando caí enferma estuve mes y medio en cama. Perdí ese tiempo, pero las compañeras me siguieron apoyando. Cuando me levanté, ellas me contaron cómo está la situación, porque yo traía mucho dolor por la pérdida de mi compañero, no solo mi pareja en todo el sentido de la palabra, sino mi compañero de lucha y de todas las compañeras que había visto morir. Eso me hizo no quedarme cruzada de brazos o llorando, sino ver qué más se podía hacer para que las compañeras no siguieran padeciendo más y no fueran ellas las que siguieran muriendo.

    Te puedo decir que nosotras hemos entregado más de 9 mil 950 despensas, algo que nadie ha hecho, hemos repartido medicamento no solo para COVID-19, también para secuelas. La pandemia me ha enseñado a tener mucha más fuerza a pesar de todo el dolor que veo a diario y me ha enseñado el no quedarse con los brazos cruzados.

    HANNAH BORBOLETA, PARTERA

    Foto: Cortesía para SinEmbargo

    Mi nombre es Hannah Borboleta, tengo 33 años y soy partera. Mi trabajo está lleno de muchas incertidumbres porque soy partera y acompaño los procesos de salud sexual y reproductiva de las mujeres donde ya hay incertidumbre, entonces, creo que la pandemia ha exacerbado la incertidumbre en la sociedad entera, pero es algo que nosotras las parteras y las mujeres ya estábamos trabajando.

    Para mí ha sido echar mano de lo que ya hago y de lo que sé para atravesar la pandemia, tanto yo personalmente, como mi equipo de trabajo para las mujeres que atiendo. Los principales obstáculos han sido y siguen siendo la falta de apoyo a la partería y salud a las mujeres en general, que no es nada nuevo ni vino con la pandemia. Sin embargo, hemos visto que, cuando hay crisis agudas, la salud de las mujeres experimenta un rezago más fuerte del que ya tiene.

    Una de las situaciones complicadas es el estrés, que es continuo y crónico en las mujeres, mucho estrés por muertes en la familia, y por otro lado poder contar con un plan B confiable.

    Creo que es importante informarnos todo lo que podamos, no dejarnos vencer por el miedo y pensar mucho en qué es lo mejor que podemos hacer en esta situación. Creo que todo mundo hace lo mejor que podemos y creo que es importante no juzgarnos mutuamente, porque todo mundo estamos sobreviviendo a esta crisis como podemos y con las herramientas que tengamos.

    JEFA FABIANA ZEPEDA, ENFERMERA

    Foto: Twitter @jefafabiana

    Tengo 49 años y soy enfermera. Trabajar en pandemia, no parar, le vino a dar relevancia al trabajo que hace el personal de enfermería. Las enfermeras hemos existido siempre, pero no teníamos la visibilidad que hoy tenemos y justamente es porque hoy somos necesarias. Hemos entendido que personal de enfermería podemos contribuir de manera fundamental al sistema de salud. Siempre lo hemos hecho, sin embargo no habían volteado a vernos.

    Yo me enfermé de COVID-19. Estuve en el hospital, no la pasé en mi casa. Estuve con secuelas después, como tres meses con una tos importante que me impedía hablar de corrido, pero nunca me impidió trabajar. Retomé mi trabajo con más ganas porque entendí desde otra perspectiva que no había vivido, es decir, como paciente. A uno se le remueven vivencias y entonces realizas acciones para solventar esas vivencias del paciente. Una de ellas es estar solito. En mi casa estuve sola porque mi esposo y mis hijos se fueron a vivir a otro lado para permitirme estar en casa y moverme como más pudiera. El estar en esos momentos solita uno se siente sin la capacidad de poder salir, de platicar con alguien… es muy fuerte.

    Además de la enfermedad, varios momentos han marcado mi vida estos meses, tanto en lo personal como en lo profesional. El alejarme de mis hijos, mi esposo y mis papás ha sido lo más fuerte. En lo profesional, lo más fuerte fue cuando empecé a escuchar sobre las muertes. Cuando empecé a conocer las cifras del personal de salud que estaba falleciendo. Los contagios no me impactaron tanto como las muertes […] A eso no se acostumbra uno, no deja de doler. Es una experiencia dolorosa saber de compañeros que ya no están, que dejaron a sus familias y también un legado importante al Instituto (Instituto Mexicano del Seguro Social): sus conocimientos y sus vidas.

    El papel de las mujeres en la pandemia es fundamental. Nosotras hemos tenido un papel importante en la sociedad, pero en esta pandemia somos mucho de la solución.

    MIRNA MEDINA, RASTREADORA 

    Foto: SinEmbargo.mx

    Soy Mirna Nereida Medina Quiñonez, tengo 50 años y soy fundadora del colectivo Las Rastreadoras del Fuerte, que nos dedicamos a buscar a personas desaparecidas en la zona norte de Sinaloa. Somos alrededor de 200 o 300 mujeres que con una pala y machete salimos todos los miércoles y domingos a buscar a nuestros tesoros desaparecidos.

    Nosotras seguimos buscando durante la pandemia, pero ya salimos en grupos pequeños y nos cuidamos. ¿Sabes que la mayoría del grupo fuerte y constante de las rastreadoras se contagió de COVID-19 y la mayoría estuvo grave?, pero su contagio no fue a raíz de las búsquedas, fue de diferentes maneras y estuvieron enfermitas, entonces sí había otros pequeños grupos que salíamos y buscábamos. Encontramos más de 40 cuerpos en la pandemia.

    Muchas de las mujeres que dejaron de salir a buscar se enfermaron no por la pandemia, se enfermaron de tristeza, de impotencia de no salir y buscar a sus tesoros. Para nosotras las Rastreadoras del Fuerte salir a buscar es nuestra mejor terapia. Lo más complicado ha sido ver a mis compañeras en la cama, con el oxígeno y aferradas a querer vivir para encontrar a sus tesoros. Eso para mí fue muy desesperante y lo más triste es que aún y con la pandemia sigan las desapariciones, que aún y con la crisis los grupos delincuenciales se lleven a nuestros tesoros.

    Creo que en esta pandemia la mujer hizo un papel muy importante. Mis respetos y un aplauso a todas las mujeres que supimos y hemos llevado esta crisis tan fuerte. Las mujeres somos las que movemos la familia. Yo quiero mandar un mensaje a las personas que si realmente no tienen necesidad de salir, no lo hagan, que se protejan y que protejan a otros que están cerca de nosotros.

    SARAHÍ DÍAZ, MAESTRA DE PRIMARIA DE GUERRERO

    Foto: Cortesía para SinnEmbargo

    Mi nombre es Sarahí Díaz Méndez. Tengo la edad de 29 años y me dedico a la docencia de segundo grado. Ha sido complicado para mí como persona, porque es exponerse tú como ser humano y de igual manera exponer a tu familia, porque uno tiene que trasladarse de un lado al otro con ese temor de contagiarse de la enfermedad.

    Ir y venir. He pasado a veces lluvia, caminos feos. Ha sido algo complicado sobre todo mi trabajo con los alumnos. Yo me traslado en pasajera, transporte público cada 15 días. Es un viaje de seis horas de camino; a veces hasta más dependiendo las condiciones del camino. Me quedo tres días en la comunidad de Yerba Santa, municipio de Acatepec, para resolver alguna duda y calificar trabajos. Los alumnos no cuentan con internet, no conocen ni una computadora, un celular o una televisión. No tienen acceso a eso y ha obstaculizado que yo pueda trabajar con ellos.

    Tengo un trabajo, una profesión, igual soy ama de casa. Ha sido a lo mejor un papel que no se reconoce, pero ha sido más duro porque trabajo más ahora por los hijos, la tarea y los quehaceres. Tratarse de acoplarse a un nuevo ritmo de vida para poder sacar adelante el trabajo de una, aunque muchas veces no es reconocido.

    A los que tienen la posibilidad de estar en casa y aislarse, les digo que lo hagan. En mi persona mi trabajo me lo impide. Es un riesgo que está latente todo el tiempo de contagiarme yo o contagiar a las personas, incluso a mis alumnos. Es una preocupación que todo el tiempo está presente. Que se cuiden y eviten reunirse, hacer fiestas, estar en espacios aglomerados.

    SAYURI HERRERA, FISCAL  

    Foto: Cortesía para SinEmbargo

    Mi nombre es Sayuri Herrera Román, tengo 39 años y soy titular de la Fiscalía de Investigación del Delito de Feminicidio en la Ciudad de México. Seguir trabajando en la pandemia ha significado un riesgo en la salud, no solo para mí sino para todas las mujeres y las personas que trabajan en la Fiscalía, porque nuestro trabajo es esencial, es un trabajo que no puede terminarse ni suspenderse; es un trabajo de 24 horas diarias. Las medidas que tomamos son también cuidado para las víctimas, las personas que vienen a la Fiscalía.

    Ha sido una temporada muy compleja en la que hemos trabajado para consolidar a la Fiscalía en una situación adversa donde tenemos que prescindir de varias personas, sobre todo quienes están en condiciones de vulnerabilidad. El trabajo sigue siendo el mismo, pero se limitan los recursos, en este caso humano, para poder afrontar la situación. El Tribunal Superior de Justicia ha suspendido labores, por lo menos en tres ocasiones, y eso implica que se retrasen los procedimientos que venimos trabajando para el acceso de justicia para las víctimas.

    De las cosas complicadas por la pandemia ha sido recibir a las madres y a veces están muy dolidas, y creo que lo más duro es no poder abrazarlas. Somos una roca nosotras (las mujeres), me refiero a que, con una fuerza importante, las madres y estudiantes siguieron. Es un movimiento el de las mujeres que no ha sido detenido por la pandemia, es un movimiento que continuó, no se detuvo nunca y eso habla de la necesidad y de la urgencia de nuestra labor. No podían detenerse ellas como tampoco podemos detenernos nosotras aquí.

    Creo que la pandemia ha implicado un trauma social de dimensiones que todavía no logramos advertir aún.

    VERÓNICA MENDOZA GARCÍA, COCINERA Y EMPRESARIA 

    Foto: Cortesía para SinEmbargo

    Yo soy Verónica, tengo un restaurante en la Ciudad de México y tengo 56 años. Trabajar en la pandemia sí ha significado un mayor esfuerzo. Se trata de vencer el miedo porque los compromisos son muchos. En el restaurante tengo cerca de 10 personas trabajando y son ellos y nuestras familias las que dependen del negocio, así que decidimos seguir adelante.

    Fue un reto modificar la forma de ir a hacer compras, dar servicio al cliente, cómo reabrir con todas las medidas de salubridad, pero tuvimos que aplicarnos en ese aspecto para que el cliente lograra confiar en el negocio. Al inicio de la pandemia, nosotros no teníamos servicio a domicilio entonces tuvimos que recurrir a las aplicaciones, aprender a empacar la comida. Fueron varios problemas, pero a la fecha ya agarramos experiencia. Los miedos fueron de cómo pagar la renta, a los empleados, cómo cuidarlos. En medio de seguir estaba el temor de contagiarnos y lo seguimos teniendo.

    Yo soy muy observadora y pienso que las mujeres, antes y ahora con la pandemia, tienen un papel muy importante en la vida diaria. Somos las que llevamos una casa, las que estamos al pendiente de los hijos, somos muy responsables, muy sensibles. No nos sentaríamos a ver un problema y dejarlo ahí; nosotros resolvemos, sabemos resolver.

    Las mujeres no nos echamos para atrás. Nunca. Yo observo cuando voy de compras, cuando voy en el Metro veo que la mayoría de las personas que van con bolsas, cargando cosas para venta, son mujeres que día a día van luchando por llevar un peso a su casa.

    La mujer no se deja vencer tan fácilmente. En la pandemia menos. Hemos tenido que vencer medios, incertidumbre. Hemos vivido los terremotos, vemos el desastre que dejan, se levantan los escombros, pero pasan. Ahora el miedo lo tenemos latente, sí da miedo estar entre tanta gente, pero finalmente tengo que seguir hasta que la vida me lo permita.

    YADHIRA FERREIRA, TAQUILLERA DE METRO

    TAQUILLERA-METRO

    Foto: Cortesía para SinEmbargo.

    Mi nombre es Yadhira Ferreira Martín del Campo y soy taquillera del Sistema de Transporte Colectivo Metro. Los trabajadores del transporte estamos muy conscientes que el Metro es la red que mueve a toda la Ciudad de México y definitivamente no puede parar bajo ninguna circunstancia. Tenemos la camiseta puesta siempre y seguimos trabajando.

    Ha sido complicado porque mucho personal se fue a resguardo, por ejemplo los que tienen hijos menores de 12 años y los que tienen enfermedades crónicas como son diabetes, hipertensión o cáncer. Bajó considerablemente la plantilla. Eso ha implicado mayores cargas de trabajo y los movimientos de horario, por lo que nuestros derechos laborales se han ido mermando a raíz de esta pandemia.

    Yo estaba en un tercer turno y asignada a la Línea 4. Pero de un día para otro fue un vuelco total y nos dijeron que por necesidades del servicio teníamos que cambiarnos de turno y espacio todos los días. Los horarios del Metro son muy complicados. Tenemos que llegar a la hora que abre el servicio [5 de la mañana]. Nos transportan en auto particular o en Metrobús, y pasa por nosotros a las 2:30 de la mañana. Ya teníamos un esquema de vida y ahora tienes que salir de tu casa a las 2 de la mañana para llegar a un primer turno. Eso es lo que más nos ha pegado y nos tenemos que acoplar.

    La mayoría de las mujeres tenemos un doble rol en el trabajo, llegan a los hogares al trabajo no remunerado de ver a niños, adultos mayores o enfermos. Esta pandemia sí nos vino a mover todos los ámbitos personales, entonces solo nosotros podremos contrarrestar esto. Si no tenemos el debido cuidado, vamos a seguir en esta situación. He visto casos cercanos por COVID, incluso compañeros y compañeras que tuvieron la necesidad de trabajar, pero ya no están con nosotros.

    Toda la información e imágenes son de SIN EMBARGO / Daniela Barragán, Dulce Olvera y Romina Gándara
    Link original: https://www.sinembargo.mx/08-01-2021/3916751

  • Mujeres en pandemia: más contribución, menos igualdad

    Mujeres en pandemia: más contribución, menos igualdad

    Es momento de incorporar más voces femeninas expertas a la elaboración de políticas, exigir un equilibrio de género en la toma de decisiones.

    Conseguir que la vida cotidiana funcione pese a los riesgos sanitarios de las sucesivas olas de la pandemia es un reto colectivo. Es esencial que cada mañana las niñas y niños vayan al colegio; que el comercio, las farmacias, los mercados, estén abiertos, con estanterías llenas; que no solo la sanidad, sino también el resto de servicios públicos funcionen. En este contexto, destaca la centralidad de los cuidados. Sin cuidados no resolvemos la salud y el bienestar, y sin salud no recuperaremos la actividad económica; sin atender las emergencias sociales, la recuperación es aparente pero parcial, solo para unos pocos. Esta situación hace más evidentes las enormes carencias de los servicios públicos de salud, educación y atención a la dependencia, tras diez años de políticas de austeridad y recortes que hicieron recaer esta carga sobre los hogares, es decir, sobre las mujeres. Cada vez que se elimina una beca de comedor, hay una mujer que tiene que dejar de trabajar, o pasar a jornada parcial, para hacerse cargo de preparar la comida de sus hijos.

    Los impactos de género de la crisis del coronavirus, al igual que ocurrió en anteriores situaciones críticas, suelen ser ignorados en la respuesta a la misma, porque se tiende a equiparar las situaciones de crisis con las guerras y, entre metáforas militares, parece que las guerras son cosas de hombres. La Gran Recesión de 2008 (Mancession) inicialmente afectó más a los hombres, en la construcción, la industria y el transporte. El sector servicios, feminizado, experimentó con crudeza, a partir de 2011, las políticas de austeridad expansiva basadas en recortes del Estado de bienestar (salud, educación, dependencia) que hoy lamentamos. La SheAusterity afectó gravemente al empleo de las mujeres, mayoritarias en estas actividades, a sus condiciones de trabajo —menor jornada y peores salarios— y también a sus condiciones de vida, obligadas a ofrecer en sus hogares aquellos servicios que el sector público recortaba, combinando con empleos a jornada parcial.

    Algunos datos de la última Encuesta de Población Activa (3T 2020) nos ayudan a comprender el papel crucial de las mujeres en la primera línea de protección de la ciudadanía, allí donde la exposición al virus es mayor, y la necesidad de tener en cuenta su experiencia y necesidades. Hay medio millón largo de mujeres en las ocupaciones de profesionales de la salud (70,5% del total, duplicando el número de hombres); un millón más de mujeres (que representan el 80% del total) en residencias de mayores, atención a enfermos y dependientes en el hogar; empleadas domésticas, trabajadoras de la limpieza, etcétera. Estas dos categorías de ocupaciones representan conjuntamente el 17% del empleo femenino, por solo el 5% del masculino. En comercio y hostelería, un millón y medio de mujeres, casi el 60% del total, nos atienden en estos trabajos imprescindibles, aunque poco considerados, mal pagados y particularmente impactados por la crisis.

    Según la cuarta ronda del Estudio de Seroprevalencia ENE-Covid, con datos de las últimas semanas de noviembre pasado, entre los trabajadores en activo el segundo grupo más afectado —después del personal sanitario en su conjunto con un índice de prevalencia global del 16,9%— son las mujeres que cuidan dependientes en el domicilio (16,3%), las mujeres ocupadas en tareas de limpieza (13,9%) y las trabajadoras del sector socio sanitario (13,1%).

    Esta presencia abrumadora de las mujeres en la primera línea de la pandemia, no se refleja en la participación femenina en los centros de decisión para luchar contra la misma, lo que conlleva otra secuela grave: la ausencia de la voz de las mujeres y de una perspectiva de género en las medidas adoptadas, sanitarias, económicas y sociales. Un estudio reciente de la Fundación Bill y Melinda Gates llama la atención sobre ello: las mujeres son apenas el 19% de los expertos y el 13% de los políticos consultados en las noticias e información sobre la covid-19.

    Si bien quedarse en casa forma parte integral de la estrategia contra la pandemia, la estrategia paralela de apoyo a los hogares es aún muy débil. Hemos destinado dinero a gastos importantes y urgentes, sanitarios y de empleo. Se han desplegado medidas de apoyo a variadas actividades económicas (cambios de horarios, de tipos y espacios de servicio, etcétera). Los hogares —ahora convertidos en centros escolares de teleestudio, restaurantes para toda la familia, ludotecas, centros de cuidados sanitarios de baja intensidad, centros de teletrabajo y varias cosas más— son los grandes olvidados. Se da por supuesto que los hogares son sitios seguros para todos sus miembros (cosa que los datos de violencia de género desmienten), que toda la ciudadanía tiene un hogar en el que puede aislarse en condiciones aceptables (aunque, según la encuesta ciudadana covid19impactsurvey, un 33% de los participantes menores de 60 años reporta no poderse aislar por compartición de hogar) y que las mujeres, que con mucho o con poco han sabido sacar la casa adelante, también la sacarán de la pandemia. Pero la situación de muchas mujeres y familias, como hemos descrito en los datos anteriores, es insostenible.

    Para las mujeres, la combinación de teletrabajo, apoyo al trabajo escolar de los hijos, tareas domésticas y de cuidados, conlleva un alargamiento de las 27 horas que ya venían dedicando semanalmente al ámbito privado (13 horas más que los hombres, según la Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo de 2015). Esto las coloca ante una triple o cuádruple jornada: durante el día cocinan, limpian y ayudan a sus hijas e hijos con las tareas, aprovechando para teletrabajar por la noche, cuando estos descansan. Tal situación, claramente inmanejable, puede forzarlas a renunciar a su empleo y se refleja en la prevalencia de la jornada parcial entre las mujeres (22,3% del total del empleo femenino, frente al 6,8% del masculino). La renuncia al empleo es un riesgo particularmente grave en los hogares monoparentales encabezados por una mujer (1.538.200 hogares según la Encuesta Continua de Hogares, 2018). Muchas de estas madres solas no tienen la posibilidad de teletrabajar, o simplemente no pueden trabajar en absoluto en esta situación.

    La conciliación no puede resolverse solo con reducciones de jornada, permisos retribuidos y otras medidas que, si bien ofrecen tiempo a las mujeres, chocan con el exceso de responsabilidades que asumen y se convierten en una trampa, para mantener el empleo y las posibilidades de promoción. La solución es la corresponsabilidad, no solo entre madres y padres, sino con la colaboración de los empleadores y un aumento considerable de los servicios públicos de cuidado —guarderías, centros de día, atención post escolar, etcétera—.

    Las políticas fiscales para hacer frente a la crisis deberían tener por tanto como objetivo específico a las mujeres, particularmente a las que están en el límite entre el sector formal e informal de la economía, que deberían ser beneficiarias prioritarias del Ingreso Mínimo Vital, combinando esta renta con empleo remunerado para que no abandonen el mercado de trabajo.

    Finalmente, no podemos olvidar que la crisis derivada de la covid-19 se desenvuelve en un contexto profundamente disruptivo marcado por la cuarta Revolución Industrial. En ese sentido, el Foro Económico Mundial —en su reciente informe sobre el futuro de los empleos 2020— advierte de que, en ausencia de esfuerzos proactivos, las desigualdades de género se verán agravadas por el doble impacto de la transformación tecnológica y la recesión pandémica. De esta manera, la actual brecha laboral y social puede verse dramáticamente reforzada por la consistente —y creciente— brecha digital de género en los estudios, empleos, emprendimientos y espacios de innovación tecnológica que marcarán nuestro futuro inmediato.

    Es momento, pues, para diseñar soluciones ambiciosas que partan de que el primer espacio en el que vivimos es el hogar. Es momento para incorporar más voces femeninas expertas a la elaboración de políticas, exigir un equilibrio de género en la toma de decisiones, así como para incluir la ignorada perspectiva de género para garantizar que las experiencias diferentes y a menudo contrapuestas de mujeres y hombres sean reconocidas y abordadas en todos los espacios.

    El Plan de recuperación, transformación y resiliencia de la economía española del Gobierno reconoce el riesgo de agrandamiento de las desigualdades de género y apuesta por incorporar esta perspectiva como uno de sus cuatro ejes transversales. Igualmente, incluye entre sus diez políticas palanca un plan de choque para la economía de los cuidados centrado en las personas dependientes y mayores. Es sin duda un gran paso, pero conviene lanzar tres ideas clave para su desarrollo, que son resultado de evidencias sistemáticas en la evaluación de estas políticas: 1) la igualdad de género ha de incorporarse en la agenda con un enfoque integral y multidimensional; 2) los cuidados atañen también, de un modo muy relevante, a la infancia y no solo a la dependencia; y 3) la transversalidad de género requiere de un liderazgo permanente, mecanismos claros de aplicación y evaluación, aprendizajes, participación, redes y comunicación para no diluirse en el universo de las buenas intenciones y fracasar.

    Equilibrar la contribución aumentando la igualdad es hoy nuestro principal desafío y nos va, literalmente, la vida en ello.

    Este es el cuarto de una serie de artículos sobre las consecuencias de la pandemia desde ópticas multidisciplinares elaborados por: Cecilia Castaño, catedrática en Economía Aplicada en la Complutense de Madrid; María Ángeles Sallé, doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Valencia; Capitolina Díaz, catedrática de Sociología en la Universidad de Valencia y Nuria Oliver, doctora en Inteligencia Artificial por el MIT cofundadora y vicepresidenta de ellis.eu.

    Toda la información e imágenes son de EL PAÍS.
    Link original: https://elpais.com/opinion/2021-01-05/mujeres-en-pandemia-mas-contribucion-menos-igualdad.html