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  • Mujeres y jóvenes, los más afectados por crisis turística

    Mujeres y jóvenes, los más afectados por crisis turística

    El coronavirus no solo ha derrumbado los cimientos económicos de la industria turística, al generar pérdidas “devastadoras” por arriba del billón de pesos, sino que también ha causado una crisis social al generar un grave desempleo entre mujeres y jóvenes, la principal fuerza laboral de las empresas turísticas.

    Según las proyecciones de la Organización Mundial del Turismo (OMT) a escala mundial el número de turistas puede disminuir entre 58 y 78 por ciento, lo que pone en peligro más de 100 millones de puestos de trabajo directos del sector, muchos de ellos en micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) que dan empleo a una alta proporción de mujeres y jóvenes.

    En México, de acuerdo con un estudio del Centro de Investigación y Competitividad Turística de la Universidad Anáhuac (Cicotur), en el sector se tendrá una pérdida de un millón de empleos en 2020, aunque la cifra puede subir de continuar los contagios y las restricciones a la movilidad.

    El director de Cicotur, Francisco Madrid, comentó en entrevista con MILENIO, que “las características propias de los trabajos hacen que la afectación tenga algunos sectores con un mayor vulnerabilidad, no solo en mujeres trabajadoras y madres solteras, que encuentran con frecuencia ocupación en la industria restaurantera, sino también en los jóvenes”.

    De acuerdo con el presidente del Consejo Nacional Empresarial Turístico (CNET), Braulio Arsuaga, este sector es el segundo mayor empleador de personal femenino, y significa la puerta de entrada al mundo laboral para los adolescentes.

    Arsuaga señaló que las mujeres “son un gran pilar para esta industria; sentimos que derivado de que estamos en un sector intensivo en capital y que al final de cuentas los ingresos no se están dando, se tuvo que tocar la nómina. Es muy triste saber que hay mucha vulnerabilidad en las personas que trabajamos en la industria, porque no se ve en breve una luz al final del camino”.

    A escala mundial, 54 por ciento de las personas empleadas en el sector es femenino.

    Madrid, del Cicotur, señaló que antes de la pandemia se tenía una fuerza laboral en la industria de aproximadamente 4.1 millones y con las pérdidas pronosticadas quedará en 3.1 millones para finales de este año.

    De acuerdo con los últimos estudios del Cicotur, la emergencia de salud causará una pérdida anual para el turismo de 1.4 billones de pesos y ocasionará que el gobierno federal deje de captar 101 mil 500 millones de pesos por concepto de pago de impuestos.

    En este último aspecto, la afectación será por una menor captación fiscal en términos del Impuesto Sobre la Renta (ISR), al Valor Agregado (IVA) y Derecho de No Residente (DNR).

    El director del Cicotur informó que otro efecto adverso del desempleo será la pérdida de gente con altos conocimientos del sector y especializada en los diversos rubros que se tienen como ventas, restaurantes o atención a clientes.

    “Son años de preparación, de formación que de pronto se quedan sin una opción laboral, no solo gente de base que al quedarse sin trabajo buscaron en otro lado y no van a regresar al sector”, lamentó Madrid.

    El también ex subsecretario de la Secretaría de Turismo federal (Sectur) afirmó que este escenario ya causa un déficit de capacidades instaladas para las empresas, y dijo que una vez que se consolide la recuperación del sector, tendrá que buscarse nuevamente a personas especializadas en el escenario laboral del país.

    Por su parte, el presidente del CNET señaló que en el futuro esto significará sobrecostos para las empresas, ya que tendrán que realizar otra vez desembolsos para la capacitación de la gente, los cuales son montos importantes.

    Este escenario se suma a los sobrecostos que tienen las compañías por compra de equipos de seguridad para la salud del personal y los diversos productos de limpieza y toma de temperatura.

    La Federación Mexicana de Asociaciones Turísticas (Fematur) previó que la recuperación tardará entre tres y cuatro años, debido a que las restricciones a la movilidad y el miedo de la gente a viajar por el riesgo de contagio seguirá en el futuro.

    Para el presidente de la Fematur, Jorge Hernández, uno de los efectos que retrasará el restablecimiento del sector será la ausencia de ayudas económicas por parte del gobierno federal.

    De acuerdo con la Sectur, debido a la pandemia este año dejarán de venir al país 20 millones de turistas del extranjero, y se dejarán de captar divisas por 13 mil 400 millones de dólares.

    Las proyecciones de la dependencia apuntan a que en 2020 el arribo de viajeros internacionales sea de 25.1 millones, una baja de 44.3 por ciento en comparación con 2019; el gasto de visitantes extranjeros será de 11 mil 200 millones de dólares, una disminución de 54.4 por ciento.

    Arsuaga, del CNET, afirmó que a pesar de que ya se tiene la vacuna contra el covid, la recuperación en la industria será limitada, debido a que tardará más de un año en aplicarse a toda la población en el país.

    Escenarios 2021

    La Secretaría de Turismo previó para 2021 tres escenarios (optimista, conservador y pesimista) y en todos ellos vislumbra un aumento de viajeros y en derrama económica.

    Optimismo

    En el mejor de los casos anticipa la llegada de 42.7 millones de turistas extranjeros, un incremento anual de 65 por ciento.

    Conservador

    En este escenario espera un arribo de 34.5 millones de viajeros internacionales, un alza de 33.3 por ciento respecto a 2019.

    Pesimismo

    Siendo pesimista, la Sectur vislumbra 26.3 millones de viajeros extranjeros, un crecimiento de solo 1.6 por ciento.

    Ingresos

    Con el primer escenario se prevé una derrama económica de 17 mil 379 mdd, 47% más que 2019; con el segundo 15 mil 579 mdd, un aumento de 31.8%, y en el tercero, 13 mil 78 mdd.

    Toda la información e imágenes son de MILENIO.
    Link original: https://www.milenio.com/negocios/mujeres-y-jovenes-los-mas-afectados-por-crisis-turistica

  • Asesinaron a 10.3 mujeres al día entre enero y noviembre de 2020

    Asesinaron a 10.3 mujeres al día entre enero y noviembre de 2020

    Un informe del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), difundido este viernes, reveló que entre enero y noviembre de este año fueron asesinadas 3 mil 455 mujeres en el país. Esto es, un promedio de 10.3 al día.

    A partir de los datos proporcionados por el Secretariado, 9 serían las entidades más peligrosas para las mujeres en todo el país, porque ahí se concentra el mayor número de asesinatos dolosos y feminicidios.

    En el caso de los homicidios dolosos de mujeres, encabezaron la lista Guanajuato, con 382; Chihuahua, con 241; Estado de México, 234; Baja California, 230, y Michoacán, con 207.

    Mientras que las de mayor número de feminicidios fueron Estado de México, con 133; Veracruz, 82; Ciudad de México, 67; Nuevo León, 62, y Jalisco, 56.

    De acuerdo con datos oficiales difundidos este viernes, del total de mujeres asesinadas, 2 mil 567 fueron víctimas de homicidio doloso y 888 de feminicidio.

    En comparación con el año pasado el número de mujeres asesinadas tuvo un ligero descenso, de 0.8 por ciento, en comparación con el mismo periodo de 2019, que sumó 3 mil 486 víctimas totales.

    Este descenso, explica el documento, se debió principalmente a que fueron reportadas 173 víctimas de homicidio doloso durante noviembre, la cifra mensual más baja desde febrero de 2017.

    Según el informe de la SESNSP, el municipio con más casos de feminicidio durante este periodo fue Ciudad Juárez, Chihuahua, con 19; le siguen Tijuana y Monterrey, con 17 casos cada uno, luego con 13 casos Culiacán, seguido de Iztapalapa, con 12; Cuauhtémoc y Tlalpan (CDMX), con 11 cada uno; Zapopan, con 10; así como Tlajomulco (Jal) y García (NL), con 9 cada uno.

    Continúan Chihuahua, Manzanillo, Guadalajara, Benito Juárez (Cancún) y Veracruz con 8 casos cada uno, mientras que Atizapán, Chimalhuacán y Ecatepec sumaron 7 cada uno.

    El informe indica que, del total de municipios a nivel nacional, 424 tuvieron al menos un feminicidio en dicho periodo, de estos el 56 por ciento de los casos se registraron en sólo 100 municipios.

    El registro en todo el país indica que la tasa de feminicidios por cada 100 mujeres fue de 1.32 entre enero y noviembre. Pero, precisa la Secretaría, ese promedio es ampliamente superado por municipios como Manzanillo, cuya tasa fue de 7.95; y García (NL), con 6.02.

    En cuanto a la entidad con el mayor número de asesinatos durante los primeros 11 meses del año fue Guanajuato, con 401, de los cuales 382 fueron homicidios dolosos y 19 feminicidios. Siguieron Estado de México, con 367; Chihuahua, 271; Baja California, 261; Jalisco, con 248 mujeres víctimas. Estas cinco entidades registran casi la mitad (44.8 por ciento) de los asesinatos de mujeres en estos 11 meses del años.

    Toda la información e imágenes son de PROCESO.
    Link original: https://www.proceso.com.mx/nacional/2020/12/25/asesinaron-103-mujeres-al-dia-entre-enero-noviembre-de-2020-255154.html

  • Sobrecarga laboral de trabajo doméstico y de cuidados en las mujeres

    Sobrecarga laboral de trabajo doméstico y de cuidados en las mujeres

    En 10 años se ha logrado incrementar de manera importante la participación de las mujeres en el mercado laboral, sin embargo, dentro de casa siguen siendo las que más actividades realizan de manera no remunerada. Esto implica que ahora, las mujeres enfrentan una doble carga laboral.

    Toda la información e imágenes son de EL ECONOMISTA.
    Link original: https://www.eleconomista.com.mx/empresas/Sobrecarga-laboral-de-trabajo-domestico-y-de-cuidados-en-las-mujeres-20201226-0005.html

  • Fragmento de “Ciudad feminista: la lucha por el espacio en un mundo diseñado por hombres”, de Leslie Kern

    Fragmento de “Ciudad feminista: la lucha por el espacio en un mundo diseñado por hombres”, de Leslie Kern

    ¿Por qué las calles no están hechas para las mujeres?, se pregunta esta geógrafa en un punzante libro publicado por Ediciones Godot y traducido por Renata Prati. A continuación, Infobae Cultura reproduce parte de la Introducción, donde habla del desorden, el miedo y la libertad que posibilitan las metrópolis.

    El desorden de las mujeres

    Las mujeres siempre han sido vistas como un problema para la ciudad moderna. Durante la Revolución Industrial, el rápido crecimiento de las ciudades europeas produjo una mezcla caótica de clases sociales e inmigrantes en las calles. Las normas sociales de la época victoriana incluían demarcaciones estrictas entre las clases y un duro código de etiqueta diseñado para proteger la pureza de las mujeres blancas de clase alta. El aumento del contacto urbano entre hombres y mujeres, y entre las mujeres y las bulliciosas grandes masas urbanas, fue una ruptura de ese código. “Los caballeros y, lo que era todavía peor, las damas de la alta sociedad se veían forzados a codearse con las clases inferiores, a chocarse y ser empujados sin ninguna ceremonia ni muestra de respeto”, escribe la historiadora cultural Elizabeth Wilson. El “terreno disputado” de la Londres victoriana había abierto un espacio para que las mujeres “se reclamaran como parte de lo público”, explica la historiadora Judith Walkowitz, sobre todo en relación con los debates sobre la seguridad y la violencia sexual. Con todo, estos tiempos de caótica transición implicaron una dificultad creciente para discernir el estatus de las personas, y así una dama en la calle corría siempre el riesgo de recibir el peor insulto: ser confundida con una “mujer pública”.

    Esta amenaza a las distinciones de rango supuestamente naturales, junto con la inestabilidad de las fronteras de la responsabilidad, llevó a que, para muchos comentaristas de la época, la vida urbana en sí fuera una amenaza a la civilización. “La condición de las mujeres —explica Wilson— se convirtió en la piedra de toque para el enjuiciamiento de la vida en la ciudad”. Las libertades de las mujeres, que se ampliaban poco a poco, se toparon así con una reacción de pánico moral por todo tipo de cuestiones, desde el trabajo sexual hasta las bicicletas. El campo y las periferias, que por entonces comenzaban a crecer, pasarían a ofrecer un refugio adecuado para las clases medias y altas y, de modo crucial, seguridad para las mujeres y su posibilidad de mantener la respetabilidad.

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    Si algunas mujeres necesitaban protección del confuso desorden urbano, otras necesitaban ser controladas, reeducadas y tal vez incluso desterradas. La atención creciente a la vida de ciudad visibilizó las condiciones de vida de la clase trabajadora, algo que resultó inaceptable para las clases medias. ¿Y qué mejor chivo expiatorio que las mujeres, que habían llegado a las ciudades buscando trabajo en las fábricas y en el servicio doméstico, y que eran así las responsables, según Engels, de “dar vuelta” la institución familiar? La participación de las mujeres en el trabajo asalariado les otorgó una pequeña cuota de independencia, así como redujo por supuesto el tiempo que tenían disponible para las responsabilidades domésticas en sus propios hogares. Las mujeres pobres fueron presentadas como fracasos domésticos, incapaces de mantener limpia su casa y culpables por la “desmoralización” de la clase obrera, que se expresaba en el vicio y en otras formas de comportamientos problemáticos, tanto públicos como privados. Todo esto se veía como una situación profundamente antinatural.

    Por supuesto, el mayor de los males sociales, el que tenía el poder de destruir la familia, sacudir los pilares de la sociedad y diseminar enfermedades, era la prostitución. En esta época previa a la teoría microbiana, se creía que las enfermedades se transmitían por medio de “miasmas” aéreos que se encontraban en las malsanas emanaciones de las cloacas. En esta línea surgió también el concepto de miasma moral: la idea de que la depravación podía contagiarse por sola proximidad con alguien que la portara. La presencia usual de mujeres “haciendo la calle”, que ejercían abiertamente el oficio e inducían a hombres buenos a entrar en el mundo del vicio, escandalizaba a los escritores de la época. También las mujeres se veían “constantemente expuestas y, una vez que una mujer había ‘caído’ en la tentación, muchos reformadores la consideraban perdida, condenada a una vida de humillaciones cada vez peores y a una muerte temprana y trágica”.

    La solución que proponían muchos, entre ellos Charles Dickens, era que las mujeres caídas fueran enviadas a las colonias, donde podrían casarse con algún colono —los había de sobra— y restaurar así su respetabilidad. Allí, la necesidad de proteger a las mujeres blancas de la amenaza de los “nativos” servía de justificación para controlar y eliminar a las poblaciones indígenas de las áreas en proceso de urbanización. En varias novelas por entonces populares se narran historias espectaculares de secuestros, torturas, violaciones y casamientos forzados de las mujeres blancas con los voraces y vengativos “salvajes”. Los nuevos asentamientos coloniales fortificados marcarían las fronteras de la civilización, y la pureza y la seguridad de las mujeres blancas vendrían a completar la metamorfosis.

    En cambio, las mujeres indígenas eran vistas como amenazas para esta transformación urbana. Portaban en el cuerpo la capacidad de reproducir esa “barbarie” que los colonizadores buscaban contener. También ocupaban en sus sociedades importantes posiciones de poder cultural, político y económico. Al despojarlas de ese poder, por medio de la imposición de la familia patriarcal y los sistemas de gobierno europeos, y al tiempo que se las deshumanizaba, presentándolas como primitivas y promiscuas, se sentaron las bases para los procesos de desposesión y desplazamiento, tanto legales como geográficos. La degradación y la estigmatización de las mujeres indígenas fue así parte integral del proceso de urbanización; y resulta evidente, dados los elevadísimos niveles de violencia contra las mujeres y niñas indígenas que siguen registrándose en las ciudades de hoy, que estas prácticas y actitudes han dejado una marca perdurable y devastadora.

    Si pegamos un salto hasta la actualidad, nos encontramos con que los esfuerzos por controlar el cuerpo de las mujeres, como medio para lograr ciertos tipos de mejoras en las ciudades, de ninguna manera han quedado en el pasado. Hemos visto, en tiempos muy recientes, la esterilización forzada de aquellas mujeres de color e indígenas que recibían asistencia social o que eran vistas como dependientes del Estado de alguna manera. El estereotipo racista de la mujer negra como “reina de la beneficencia” circuló en las décadas de 1970 y 1980 como parte del relato sobre la decadencia de las ciudades, y se relacionaba también con el pánico moral por el embarazo adolescente y la suposición de que esas jóvenes madres se unirían a las filas de las reinas de la beneficencia en su cometido de traer al mundo pequeños criminales en potencia. Los movimientos contemporáneos que propugnan la abolición del trabajo sexual se han renombrado como campañas contra la trata, y el tráfico de personas se representa como una nueva forma de amenaza urbana de cariz sexual. Pero, lamentablemente, bajo este nuevo paradigma, a las trabajadoras sexuales que no son víctimas de trata no se les concede casi respeto ni agencia de ningún tipo. En una línea similar, las campañas en contra de la obesidad se dirigen a las mujeres en cuanto madres e individuos cuyos cuerpos son vistos, junto con los de sus hijos, como meros síntomas de problemas de la ciudad moderna, como la comida rápida y la dependencia del automóvil.

    En suma, el cuerpo de las mujeres sigue siendo presentado a menudo como fuente o señal de los problemas urbanos. Aun cuando las mujeres jóvenes y blancas con bebés han sido culpadas de todos los males de la gentrificación, los defensores de este proceso apuntan a las mujeres solteras de color y a las inmigrantes por reproducir la criminalidad urbana y entorpecer la “revitalización” de las ciudades. Las formas en que las mujeres pueden quedar vinculadas con las preocupaciones sociales de las ciudades parecen no tener fin.

    Si bien es cierto que algunos de los miedos victorianos más exagerados en torno a la castidad y el aseo han cejado, la experiencia urbana de las mujeres sigue estando marcada por una serie de barreras —físicas, sociales, económicas y simbólicas— que moldean su vida cotidiana en formas profundamente influidas por el género (aunque no solo por él). Muchas de esas barreras son invisibles para los hombres, puesto que rara vez las encuentran en sus propias experiencias. Esto significa que quienes toman la mayor parte de las decisiones en las ciudades —sobre políticas públicas urbanas o diseño de viviendas y vacantes escolares, sobre la remoción de la nieve o la frecuencia del transporte público—, que siguen siendo sobre todo hombres, están decidiendo sin ningún conocimiento —ni hablar de preocupación o interés— acerca de cómo esas decisiones afectan a las mujeres. La ciudad está organizada para sostener y facilitar los roles de género tradicionales de los hombres, tomando las experiencias masculinas como la “norma” y mostrando poca consideración por la manera en que la ciudad puede obstruir los caminos de las mujeres e ignorar su experiencia cotidiana de la vida urbana. A esto es a lo que me refiero cuando digo “ciudad de hombres”.

    ¿Quién escribe la ciudad?

    Mientras trabajaba en este libro, recibí con un entusiasmo inusitado mi lustroso ejemplar de la revista de exalumnos de la Universidad de Toronto: esta vez la historia de tapa era “Las ciudades que necesitamos”. El rector actual de la universidad es un geógrafo urbano, así que el número me hacía mucha ilusión. Había cuatro artículos sobre “necesidades” urbanas: costos asequibles, accesibilidad, diseño sustentable y diversión. Temas importantes, sí. Pero todos los artículos estaban escritos por hombres blancos de mediana edad. Casi todos los expertos que los autores citaban también eran hombres, incluido el omnipresente Richard Florida, cuya desmedida influencia en políticas públicas urbanas a lo largo y ancho del mundo, con su paradigma de la clase creativa y sus muchos y profundos (y por él mismo reconocidos) defectos, probablemente tenga la culpa de varios de los problemas que aquejan hoy a ciudades como Vancouver, Toronto y San Francisco en términos de costos asequibles. Me gustaría poder hablar de sorpresa o desilusión, pero creo que la palabra que mejor describe lo que sentí es resignación. Como señala con agudeza la investigadora feminista Sara Ahmed: “La citacionalidad es otra forma de la relacionalidad académica. El hombre blanco se reproduce en una relación citacional. Hombres blancos que citan a otros hombres blancos: es lo que siempre han hecho. […] Hombres blancos como un camino trillado; cuanto más seguimos ese camino, más avanzamos por ese camino”. Y los estudios urbanos y el planeamiento llevan ya un buen tiempo recorriéndolo.

    De ninguna manera soy la primera escritora feminista que ha llamado la atención sobre esto. Existe una importante tradición de mujeres que escribieron sobre la vida urbana (como Charlotte Brontë en Villette), de mujeres que defendieron las necesidades de las mujeres urbanas (como Ida B. Wells y Jane Addams, activistas y reformadoras sociales estadounidenses), y de mujeres que se pusieron a diseñar sus propias casas, barrios y ciudades (como Catharine Beecher y Melusina Fay Peirce). Hay arquitectas, urbanistas y geógrafas feministas que han logrado intervenciones sustanciales en sus respectivos campos a través de rigurosas investigaciones empíricas sobre la dimensión de género en las experiencias urbanas. Hay activistas que han trabajado duro por introducir importantes cambios en el diseño urbano, en las prácticas policiales o en el sector de los servicios, para que se condigan un poco más con las necesidades de las mujeres. Y, aun así, si es de noche, las mujeres siguen cruzando de vereda si hay alguien detrás de ellas.

    Los pilares de este libro son los aportes fundamentales hechos por las académicas y escritoras urbanas feministas que me precedieron. Cuando “descubrí” la geografía feminista durante mis estudios de posgrado, algo cambió para mí. De repente, la teoría feminista adquirió una nueva dimensión. Entendí el funcionamiento del poder de otra manera y empezaron a llegar, como bocanadas de aire fresco, nuevas formas de comprender mis propias experiencias de vivir como mujer en los suburbios, primero, y luego en la ciudad. Desde entonces ya no me detuve, y hoy me llena de orgullo poder presentarme como geógrafa feminista. A lo largo de este libro, iremos conociendo a las pensadoras urbanas que han estudiado la ciudad en todos sus aspectos: desde cómo nos movemos en ella hasta el simbolismo de género de la arquitectura urbana o el rol de las mujeres en la gentrificación. Pero, en vez de empezar por la teoría, las políticas públicas o el diseño urbano, quisiera empezar por lo que la poeta Adrienne Rich llamó “la geografía más cercana”: el cuerpo y la vida cotidiana.

    “Empezar por lo material”, escribe Rich, “empezar por el cuerpo femenino […]. No para trascender este cuerpo, sino para reclamarlo”. ¿Qué es lo que estamos reclamando con esto? Estamos reclamando una experiencia personal, vivida, lo que sabemos en las entrañas, las verdades a las que nos ha costado mucho llegar. Rich habla de “intentar, como mujeres, mirar desde el centro”, o de una política de plantear preguntas de mujeres. No se trata de preguntas esencialistas o basadas en la errónea pretensión de una definición biológica de la feminidad. Se trata, por el contrario, de preguntas que emergen de la experiencia cotidiana y corporal de quienes se incluyen a sí mismas en la cambiante y dinámica categoría de “mujeres”. Para nosotras, la vida de ciudad plantea preguntas que ya llevan demasiado tiempo sin respuestas.

    Como mujer, mis propias experiencias urbanas cotidianas están profundamente marcadas por el género. Mi identidad de género determina cómo me muevo por la ciudad, cómo vivo mis días, qué opciones tengo disponibles. Mi género es algo más amplio que mi cuerpo, pero mi cuerpo es el sitio de mi experiencia vivida, allí donde se cruzan mi identidad, mi historia y los espacios que he habitado, donde todo eso se mezcla y queda escrito en mi piel. Mi cuerpo es el espacio desde donde escribo. Es el espacio en el que mis experiencias me llevan a preguntar cosas como: ¿por qué el cochecito no entra en el tranvía? ¿Por qué tengo que caminar un kilómetro de más para llegar a casa solo porque el atajo es demasiado peligroso? ¿Quién recogería a mi hija de la guardería si a mí me arrestan en la manifestación contra el G20? Estas no son meras preguntas personales. Son preguntas que apuntan al meollo mismo de cómo y por qué las ciudades mantienen a las mujeres “en su lugar”.

    Empecé a escribir este libro con el estallido del #MeToo. Al calor de la investigación periodística que destapó una larga historia de acosadores y abusadores en Hollywood, una ola de mujeres —y varios hombres— salieron a contar sus historias, a hablar del flagelo del acoso y la violencia sexual en los lugares de trabajo, en los deportes, en la política y en la educación. Habría que remontarse hasta el caso de Anita Hill, a principios de los noventa, para encontrar niveles comparables de atención mediática, institucional y política al problema del acoso sexual. Si bien el discurso utilizado para desacreditar tanto a sobrevivientes como a denunciantes no ha cambiado mucho desde las audiencias de Clarence Thomas, la montaña (y la expresión es casi literal) de las evidencias disponibles contra los culpables más graves y las instituciones más misóginas está logrando convencer a muchas personas de que algo debe cambiar.

    Quienes han sobrevivido a estos abusos han dado cuenta de los efectos profundos y duraderos de la violencia física y psicológica. En sus historias resuena la vasta literatura sobre el miedo femenino en las ciudades: la amenaza constante y sutil de la violencia y el acoso cotidianos moldean las vidas urbanas de las mujeres de incontables maneras, conscientes e inconscientes. Así como el acoso en el lugar de trabajo expulsa a las mujeres de las posiciones de poder y borra sus contribuciones en ciencia, política, arte y cultura, también el espectro de la violencia urbana limita el poder de las mujeres, sus opciones y decisiones, sus oportunidades económicas. Así como las industrias están organizadas para permitir el acoso, proteger a los abusadores y castigar a las víctimas, también los ambientes urbanos están estructurados para respaldar las normas de la familia patriarcal, la segregación por género de los mercados de trabajo y los roles de género tradicionales. Y por mucho que nos guste creer que la sociedad ha progresado, que hemos dejado atrás los duros confines de cosas como los roles de género, en verdad, las vidas de las mujeres y de otros grupos marginalizados siguen limitadas por las normas sociales presentes en la arquitectura misma de nuestras ciudades.

    El movimiento #MeToo dejó al descubierto la persistencia al día de hoy de lo que el feminismo ha llamado los “mitos de la violación”: un conjunto de prejuicios e ideas falsas que sostienen el acoso y la violencia sexual culpando a las víctimas. Estos mitos son una pieza clave de lo que ahora llamamos “cultura de la violación”. “¿Cómo ibas vestida?” y “¿Por qué no lo denunciaste?” son dos de las preguntas típicas con las que se enfrentan las sobrevivientes. Los mitos de la violación tienen también una geografía, que se inscribe en el mapa mental de seguridad y peligro que cada mujer lleva en la cabeza. “¿Qué hacías en ese barrio? ¿En ese bar? ¿Sola en la calle? ¿Volviendo a casa de noche?”. “¿Por qué tomaste ese atajo?”. Nos anticipamos a este tipo de preguntas. Moldean nuestros mapas mentales tanto como cualquier peligro real. Estos mitos sexistas tienen el objetivo de recordarnos lo que se espera de nosotras: que limitemos nuestra libertad para caminar, para trabajar, para divertirnos, para ocupar espacios en la ciudad. El mensaje es claro: la ciudad, en verdad, no es para ustedes.

    Miedo y libertad

    Unos diez años después del frenesí con las palomas, Josh y yo estábamos de vuelta en Londres, ya lo bastante mayores como para tomar el metro solos hasta Tottenham Court Road y Oxford Street. Supongo que nuestros padres querían poder disfrutar de algún tipo de experiencia cultural sin que les preguntáramos cada cinco minutos cuándo iríamos de compras. Tal como esas palomas que a veces se ven en los subtes, que aprendieron a usar los túneles para llegar más rápido a sus comidas preferidas, Josh y yo aprendimos solos a usar la cabeza y la intuición para encontrar nuestros propios caminos por la ciudad. Mucho antes de los smartphones, solo contábamos con un mapa y con nuestros instintos. Nunca tuvimos miedo. Los carteles de seguridad y los anuncios que instaban a estar alerta conjuraban noticias distantes de bombardeos del ira, pero esto no era nada que pudiera tener algo que ver con un par de chicos canadienses de vacaciones. Para el final del viaje, nos habíamos convertido (eso creíamos) en pequeños pero expertos exploradores urbanos, casi verdaderos londinenses.

    Un año antes habíamos visitado Nueva York por primera vez. Esto debe haber sido en 1990, unos años antes de que la política de “tolerancia cero” del alcalde Rudy Giuliani acelerara la remodelación à la Disney de Times Square y de otros de sus barrios icónicos. Teníamos algo de libertad para deambular por las grandes tiendas de la Quinta Avenida, pero ni hablar de tomarnos el subte solos. De hecho, creo que no nos subimos al subte ni una sola vez en todo el viaje, ni siquiera acompañados. Nueva York era una bestia completamente diferente, nada que ver con Toronto o Londres. Para nuestros padres, lo emocionante de la ciudad venía mezclado con un sentido tangible de amenaza, que se sentía mucho más real que un ataque del ira.

    Creo que fue entonces cuando aprendí que una ciudad —sus peligros, sus emociones, su cultura, sus atractivos, y mucho más— reside en la imaginación tanto como en su aspecto material. La ciudad imaginada se moldea a través de la experiencia, los medios, el arte, los rumores, y a través de nuestros propios deseos y miedos. La Nueva York tenaz y peligrosa de los años setenta y ochenta seguía ejerciendo su influencia en nuestros padres. Esa ya no era la ciudad que visitamos en 1990, pero moldeaba lo que sabíamos o creíamos saber sobre el lugar. Y, de hecho, ese riesgo insinuado tenía su encanto. Era lo que hacía que Nueva York fuera Nueva York: no Toronto, no Londres, y, por supuesto, no Mississauga. La energía y la fuerza de la ciudad tenían mucho que ver con esa sensación de que todo podía pasar.

    Ese enredo de sensaciones de entusiasmo y peligro, de libertad y miedo, de oportunidad y amenaza, da forma a una gran parte del pensamiento y la escritura feministas sobre las ciudades. Ya en los ochenta, quien luego sería mi tutora de doctorado afirmó con audacia que “el lugar de una mujer está en la ciudad”. Con esto, Gerda Wekerle buscaba mostrar que solo la densidad y la amplia oferta de servicios de los ambientes urbanos podían contener a las mujeres en sus “dobles jornadas” de trabajo pago e impago. Al mismo tiempo, desde la sociología y la criminología se daba la voz de alarma por los altísimos niveles de miedo entre las mujeres por el crimen urbano, miedo que no podía explicarse por las tasas reales de violencia contra las mujeres infligida por extraños. En el activismo feminista, los actos de violencia pública contra las mujeres dieron lugar a las primeras manifestaciones “Take Back the Night” [Recuperemos la noche] en ciudades de toda Europa y América del Norte, ya desde mediados de los setenta.

    En el día a día, ambas afirmaciones (“la ciudad no es para las mujeres” y “el lugar de una mujer está en la ciudad”) son ciertas. Como muestra Elizabeth Wilson, hace mucho tiempo que las mujeres acuden a la ciudad, a pesar de la hostilidad con que esta las recibe. Wilson sugiere que “tal vez haya sido excesivo el énfasis en el confinamiento de las mujeres victorianas en la esfera privada”, y señala que, incluso en esa era tan estricta con las normas de género, había mujeres que lograban explorar la ciudad y ocupar roles de figuras públicas. Al carajo con los riesgos. Fue en la ciudad donde surgieron posibilidades para las mujeres que hubieran sido inconcebibles en comunidades más pequeñas o rurales. Oportunidades laborales. Oportunidades para escapar del provincianismo de las normas de género o para esquivar un matrimonio heterosexual o la maternidad. Oportunidades de carreras no tradicionales, de cargos públicos. Poder expresar la propia identidad, poder abrazar causas sociales y políticas, desarrollar nuevas redes de parentesco, priorizar la amistad. Poder participar en el arte, en la cultura, en los medios. Es en la ciudad donde todas estas opciones se vuelven mucho más posibles para las mujeres.

    Las cualidades psíquicas de la vida de ciudad, aunque menos tangibles, no son menos importantes: el anonimato, la energía, la espontaneidad, lo impredecible, y sí, incluso el peligro. Lucy Snowe, la heroína de Villette, de Charlotte Brontë, viaja sola a Londres y, cuando se anima a enfrentar los “peligros” de cruzar la calle, siente un “placer tal vez irracional, pero muy auténtico”. No estoy diciendo que a las mujeres les guste tener miedo, sino que parte del placer de la vida en la ciudad está en su intrínseca incognoscibilidad y en la propia valentía para afrontar esa incognoscibilidad. De hecho, el desorden y lo impredecible pueden llegar a ser lo más “auténticamente urbano” para aquellas mujeres que rechazan la aquiescencia segura de los suburbios o los repetitivos ritmos del campo. Por supuesto, es mucho más fácil hallar fascinante el desorden urbano si una tiene los medios para escaparse cada tanto, pero, en cualquier caso, el miedo al crimen no ha logrado alejar a las mujeres de las ciudades. Sin embargo, sí es uno de los muchos factores que moldean de un modo particular las vidas de las mujeres en la ciudad.

    Este libro se hace preguntas de mujeres acerca de la ciudad, prestando atención a lo bueno y a lo malo, a lo divertido y a lo aterrador, con el objetivo de sacudir lo que creemos que sabemos sobre lo que nos rodea. Se trata de poder ver con nuevos ojos las relaciones sociales —de género, de raza, de sexualidad, de capacidad, entre otras— que componen la ciudad. De fomentar una discusión sobre tipos diferentes de experiencias urbanas que no suelen ser tan visibles. De abrir espacios para pensar de maneras creativas qué caminos podrían llevarnos hacia una ciudad feminista. Se trata, en fin, de poner a conversar a la geografía feminista con la miríada de esfuerzos concretos y cotidianos que implican sobrevivir y prosperar, luchar y florecer, como mujeres en la ciudad.

    * Para saber más sobre el libro, click aquí.

    Toda la información e imágenes son de INFOBAE.
    Link original: https://www.infobae.com/cultura/2020/12/26/fragmento-de-ciudad-feminista-la-lucha-por-el-espacio-en-un-mundo-disenado-por-hombres-de-leslie-kern/

  • Grandes mujeres del jazz: una playlist de 91 canciones que reivindica su importancia

    Grandes mujeres del jazz: una playlist de 91 canciones que reivindica su importancia

    Como en el resto de las demás facetas de la vida. la sociedad y del arte, en el mundo del jazz hemos tardado demasiado en reconocer el monumental rol de la mujer.

    Billie Holiday murió en la más profunda oscuridad el 17 de julio de 1959. Tenía 44 años pero su cuerpo y su cabeza eran los de una anciana, luego de una vida que fue una larga serie de padecimientos, malas relaciones amorosas y adicciones imposibles de quebrar. «Lady Day» dejó más de 300 canciones perfectas grabadas y una ilusión que persiste: la de que sus versiones nunca podrán ser superadas

    Decían los entendidos que nadie había cantado como ella. Desde luego, nadie cantó como ella ni el hambre ni el amor. Todavía hoy sus discos son como aquellas sirenas que fascinaban con su canto a los marinos antes de perderlos, una fruta extraña y tan poderosa que pueden robarte la mitad del corazón y dejarte la otra mitad sangrando. Recordamos a la maravillosa Billie Holiday cuando se cumplen 60 años después de su triste partida.

    Aprovechamos esta efeméridas para reivindicar este género que muy pronto cumplirá los 100 años de edad ha estado monopolizado mayormente por la figura masculina, pero ello no es fortuito: numerosas mujeres vivieron su talento silenciado por la sombra de los hombres simplemente porque tenían menores oportunidades de desarrollarlo.

    En el jazz, las mujeres suelen tener su lugar en la historia como cantantes. Tenemos, desde luego, a grandísimas como Billie Holiday, Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan, Dinah Washington o Peggy Lee, pero también yace en la penumbra el listado de mujeres que interpretaron magistralmente otros instrumentos en este fabuloso e inagotable género musical.

    La siguiente playlist de Spotify incluye el bello trabajo de numerosas cantantes e intérpretes femeninas. Mujeres que, con todo en contra, han dejado una imborrable huella.

    No dejéis de disfrutar esta playlist, en nuestro canal de Cultura Inquieta en Spotify, con temas imprescindibles de jazz cantados por mujeres que han definido la historia del jazz. Una lista esencial:

    Toda la información e imágenes son CULTURA INQUIETA.
    Link original: https://culturainquieta.com/es/arte/musica/item/12310-grandes-mujeres-del-jazz-una-playlist-de-91-canciones-que-reivindica-su-importancia.html

  • En 2019, al menos 4 mil 640 feminicidios en AL y el Caribe: Cepal

    En 2019, al menos 4 mil 640 feminicidios en AL y el Caribe: Cepal

    En 2019, hubo al menos 4 mil 640 casos de feminicidio o femicidio (según la tipificación del delito de las leyes nacionales) en América Latina y el Caribe, de acuerdo con lo reportado al Observatorio de Igualdad de Género de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

    El informe “Enfrentar la violencia contra las mujeres y las niñas”, que publicó al cierre de noviembre de 2020 la CEPAL, reportó que el feminicidio o femicidio, según la tipificación del delito en las leyes nacionales, muestra una incidencia anual en la región de al menos 4640 casos durante 2019 según los datos oficiales de 18 países de América Latina y 6 del Caribe.

    Estos datos muestran tasas superiores a 2 mujeres asesinadas por cada 100 mil; en el caso de Honduras la tasa es de 6.2, El Salvador 3.3, República Dominicana (2,7) y el Estado Plurinacional de Bolivia (2,1).

    Estos cuatro países son quienes reportan las tasas más altas en toda la región; sin embargo, la Cepal observó una caída de feminicidios tanto a nivel de números absolutos como en términos de tasas en El Salvador, lo que podría deberse principalmente a una reducción del total de los homicidios en el país en el 2019.

    Por números absolutos, Brasil (1941), México (983) y Argentina (252) encabezaron en 2019 la lista con más casos de feminicidio en la región. Tanto Brasil como México reflejaron, en cifras absolutas, un aumento de casos con respecto a 2018, cuando hubo mil 851 y 891 casos respectivamente.

    De acuerdo con el informe, tan sólo en el Caribe, 6 países registraron en 2019 un total de 26 mujeres víctimas de muertes violentas por razones de género, donde el mayor número de casos corresponde a las 20 víctimas de feminicidio en Trinidad y Tabago con una tasa de 2.9 muertes por cada 100 mil mujeres. El número total de casos del Caribe para 2019 representa un descenso respecto de los 36 casos reportados en 2018.

    La Cepal observó que, por las características en la recopilación de la información y la correspondiente difusión, únicamente 7 países informan sobre feminicidios íntimos, esto son aquellos donde el perpetrador mantiene o mantuvo relaciones de conyugalidad, convivencia, noviazgo o relaciones amorosas ocasionales con la víctima.

    En Ecuador (2017) y Paraguay (2019) este tipo de feminicidio constituye más del 90 por ciento de los feminicidios totales, reveló el estudio. Esta tendencia se revierte en países como El Salvador y Honduras, donde los feminicidios íntimos no alcanzan ni 20 por ciento de los feminicidios totales, lo que demuestra que la violencia feminicida en esos países es cometida por un sujeto con quién la víctima no mantenía vínculos afectivos o era un desconocido. En El Salvador, la tipificación del feminicidio incluye los crímenes de odio contra mujeres cometidos por pandillas o grupos del crimen organizados.

    Este informe también da cuenta de que en 2019, un total de 25 niñas entre 0 y 14 años fueron víctimas de feminicidio en 7 países de la región. Luego, durante la adolescencia, entre 15 y 19 años de edad, 61 fueron asesinadas. El tramo de edad con mayor número absoluto es entre 25 y 29 años donde se informaron 80 mujeres muertas por feminicidio.

    “Esta información sobre la edad de mayor vulnerabilidad al feminicidio se vincula con las formas de violencia que transcurren en la niñez y que se asocian con una cultura patriarcal, formas de disciplinamiento hacia las niñas, conductas controladoras sobre ellas, inicio sexual forzado, violencia sexual, matrimonios infantiles o uniones tempranas y violencia en el noviazgo”, señaló el documento.

    Toda la información e imágenes son CIMAC.
    Link original: https://cimacnoticias.com.mx/2020/12/23/en-2019-al-menos-4-mil-640-feminicidios-en-al-y-el-caribe-cepal

  • 8 logros históricos de la lucha feminista en 2020

    8 logros históricos de la lucha feminista en 2020

    Las mujeres y su lucha por la igualdad y el acceso a sus derechos no han cesado incluso en un 2020 tan abrumador en muchos aspectos. Alrededor del mundo continúan los avances de las mujeres en la economía, el arte, la ciencia, el deporte y el activismo.

    El 2020 ha sido un año difícil en muchos ámbitos de la vida con la aparición de las crisis sanitaria, económica y laboral, así como el deterioro emocional de la población. Pese a ello, las mujeres y su lucha por la igualdad y el acceso a sus derechos no han cesado, alrededor del mundo continúan los avances de las mujeres en la economía, el arte, la ciencia, el deporte y el activismo; aquí algunos de los momentos históricos del movimiento feminista.

    1.  Verde y violeta pintaron el mundo

    El 8 de marzo del 2020, en las ciudades del globo se levantaron movilizaciones de mujeres a modo de protesta ante la discriminación, la violencia y la desigualdad. Desde México hasta Chile, miles de mujeres tomaron las calles. Incluso en países de Asia y Europa, en donde la pandemia ya se encontraba más avanzada, algunos bloques de mujeres se organizaron en contingentes para marchar contra las agresiones de género.

    En la Ciudad de México las movilizaciones iniciaron por la mañana y al mediodía miles de mujeres organizadas en contingentes ya llenaban las vías principales del centro de la ciudad y las estaciones de metro cercanas a ellas.

    Fue una marcha histórica, no sólo por la cantidad de asistentes, también por el contexto en el que se encuentra el país en términos de violencia e igualdad de género: cada dos horas aproximadamente una mujer es asesinada, cerca del 70% de las mujeres ha sido víctima de algún tipo de violencia, la tasa de participación laboral femenina es de apenas la mitad que la masculina y apenas el 8% de los CEO son mujeres.

    Mujeres marchando como parte de las movilizaciones del 8 de marzo del 2020 en la Ciudad de México. Foto EE: Eric Lugo
    Panorámica del Monumento a la Revolución el 8 de marzo del 2020 en la Ciudad de México. Foto: Cortesía Santiago Arau
    Mujeres marchando como parte de las movilizaciones del 8 de marzo del 2020 en la Ciudad de México. Foto EE: Belén Saldívar
    Nombres de las víctimas de feminicidio en la explanada del Zócalo de la Ciudad de México. Foto: Cortesía Santiago Arau

    2. Premios Nobel de Química, Física y Literatura, con rostro femenino

    Aunque todavía las mujeres siguen siendo minoría en los galardones y en los comités de selección, poco a poco se han abierto paso en la entrega de los premios globales más reconocidos en diversas ramas del estudio. En el 2020 cuatro mujeres figuraron en los Nobel de Literatura, Química y Física: la estadounidense Louise Glück por su trabajo de poesía, la francesa Emmanuelle Charpentier y la estadounidense Jennifer Doudna en conjunto por sus estudios sobre genética y la estadounidense Andrea Ghez (con dos compañeros, Roger Penrose y Reinhard Genzel) por sus investigaciones sobre los agujeros negros.

    Especialmente en las ramas de Física y Química estos galardones implican un paso importante para la lucha por la paridad de género, debido a que son dos ramas de la academia y el trabajo que históricamente han sido representadas por figuras masculinas.

    Louise Glück, Premio Nobel de Literatura 2020. Foto: Reuters
    Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna, Premio Nobel de Química. Foto EE: Archivo
    Andrea Ghez, Premio Nobel de Física. Foto: Reuters

    3. #MeToo, manifestaciones y avances en el Oriente Medio

    Otro de los grandes logros de la lucha feminista durante el 2020 fue la resistencia del movimiento #MeToo en países del Oriente Medio, las protestas feministas y algunas nuevas regulaciones que se encaminan a proteger los derechos de las mujeres en sociedades muy restrictivas en términos de igualdad y libertades.

    En Egipto, desde mitad de año, las mujeres iniciaron un movimiento en redes sociales de denuncias sobre acoso y violencias, que resiste a pesar de las sanciones aplicadas a las usuarias, impulsoras y activistas. Incluso en países como Pakistán, Irak, Sudán, Siria e India se llevaron a cabo manifestaciones en las calles a modo de protesta en contra de las condiciones económicas, sociales y de vida para las mujeres en dichos países.

    Protestas feministas en Egipto como parte del movimiento #MeToo en 2020. Foto: Reuters

    Resalta también la modificación de algunas reglas que violentaban a las mujeres y niñas de estos países, en mayo de este año en Sudán quedó prohibida la práctica de mutilación genital femenina y se establecieron penas importantes para castigarla.

    4. Una mujer pitando un partido de la Champions y cambios en la FIFA

    Por primera vez en la historia una árbitra pitó un partido de la liga más importante de fútbol, la Champions League. Stéphanie Frappart, francesa de 36 años arbitró un juego entre Juventus y Dínamo de Kiev el 2 de diciembre del 2020. La presencia de las mujeres en el fútbol ha sido también una de las principales fuentes de empoderamiento femenino, aunque las problemáticas sobre justicia de género en términos salariales todavía está pendiente, las mujeres ya avanzan con paso firme en esta industria.

    Stéphanie Frappart, árbitro francesa. Foto: Reuters

    Como parte del fomento al fútbol femenil y las condiciones laborales óptimas también en este año, la FIFA (Federación Internacional de Fútbol, por sus siglas en francés) realizó cambios en el Reglamento sobre el Estatuto y la Transferencia de Jugadores, especialmente generando la obligación de los clubes de dar condiciones mínimas laborales para las jugadoras, y contemplando la maternidad en el documento.

    5. Ley Olimpia para violencia de género digital en todo México

    El 5 de noviembre se aprobó a escala nacional la “Ley Olimpia”, el conjunto de reformas que modifican el Código Penal Federal y la Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia con el fin de reconocer las agresiones de género digitales y castigar las prácticas que vulneran la privacidad e intimidad sexual de las personas, especialmente niñas y mujeres. Aunque en varios estados ya estaban aprobadas estos cambios en los códigos locales; implica un acontecimiento histórico la validación a escala nacional, bajo un contexto en el que las entidades discrepan de manera importante en términos de género.

    Sólo en el país 1 de cada 4 mujeres internautas ha sido violentada en los espacios digitales, que se agrava para las mujeres jóvenes (de 12 a 29 años), poco más del 25% de los agresores son cercanos o conocidos de las víctimas y más de la mitad de ellos son hombres sin importar el género de la víctima.

    Adicionalmente instituciones nacionales e internacionales han pronunciado que el reconocimiento de la violencia digital y la tipificación en la ley en México con el avance de la Ley Olimpia implica un parteaguas para la erradicación de la violencia digital en toda la región latinoamericana.

    Ciberacoso, hostigamiento, violación a la privacidad y difusión sin consentimiento de contenidos multimedia. Foto: Shutterstock

    6. Tercera mujer líder en el sector bancario

    Durante septiembre de este año, Jane Fraser se convirtió en la tercera mujer en dirigir una institución financiera; en febrero del 2021 asumirá como Directora Ejecutiva de Citigroup, uno de los bancos más grandes en el mundo. En un sector donde predominan los líderes hombres, este anuncio fortalece la lucha feminista también términos de igualdad de oportunidades para mujeres y hombres en cargos de liderazgo. La banquera británica acompañará a Alison Rose y Ana Botín como las mujeres más importantes en el sector financiero.

    Este anuncio también implica que habrá por primera vez una mujer dirigiendo el banco estadounidense Citigroup, y también la primera vez que una mujer lidera uno de los bancos más importantes de Wall Street.

    La participación de las mujeres en el sector financiero es fundamental para el dinamismo económico de las naciones, de acuerdo con un estudio del Fondo Monetario Internacional, actualmente menos del 20% de los cargos altos los ocupan mujeres, y si aumentara la participación femenina, la banca tendría más estabilidad.

    Jane Fraser, próxima Directora Ejecutiva de Citigroup. Foto: Reuters

    7. Argentina se acerca a la legalización del aborto, y con ella, América Latina

    Una de las luchas más fuertes, urgentes y complejas de las mujeres es la lucha por el acceso efectivo a la salud, especialmente a los derechos reproductivos. Aunque en muchos países de ingreso alto y desarrollados la interrupción voluntaria del embarazo y la educación sexual ya son temas superados, en América Latina todavía miles de mujeres mueren por abortos mal practicados en la clandestinidad.

    De las 36 economías del continente sólo seis permiten y garantizan a las mujeres interrumpir sus embarazos sin importar las causales siempre que estén dentro del lapso que no ponga en peligro su salud.

    Si el Senado argentino, que debatirá el proyecto de ley que legaliza el aborto y le da gratuidad, lo aprueba, Argentina se convertiría en el séptimo país del continente en avanzar con los derechos reproductivos de las mujeres. Marcando un precedente importante, al ser una de las economías más grandes de la región, y una en donde las mujeres más han persistido en espera de la aprobación de este proyecto, que ya ha sido rechazado previamente.

    Colectivos y mujeres esperando la aprobación del proyecto de ley que legaliza el aborto en la Cámara de Diputados, Buenos Aires, Argentina. Foto: Reuters
    Colectivos y mujeres esperando la aprobación del proyecto de ley que legaliza el aborto en la Cámara de Diputados, Buenos Aires, Argentina. Foto: Reuters
    Colectivos y mujeres esperando la aprobación del proyecto de ley que legaliza el aborto en la Cámara de Diputados, Buenos Aires, Argentina. Foto: Reuters
    Colectivos y mujeres esperando la aprobación del proyecto de ley que legaliza el aborto en la Cámara de Diputados, Buenos Aires, Argentina. Foto: Reuters

    8. Una mujer africana en la meta para dirigir la institución más importante de comercio global

    La lucha feminista, entre otras cosas, busca el reconocimiento de la interseccionalidad. La violencia y desigualdad no se comportan de la misma manera para todas las mujeres, algunas se encuentran en posiciones de mayor vulnerabilidad que otras; las mujeres indígenas, africanas, de la comunidad LGBTIQ+ y otras minorías son víctimas con mayor fuerza de discriminación, rezago, desigualdad y agresiones. Bajo este contexto resulta importantísimo que en la contienda por la dirección de la OMC (Organización Mundial del Comercio) las dos finalistas fueran mujeres: Ngozi Okonjo-Iweala de Nigeria o Yoo Myung-hee de Corea.

    Tras la disputa de los comités, la nigeriana Okonjo-Iweala, economista y experta en desarrollo internacional, llegó al final de la contienda como la favorita para ser la primera mujer en liderar una de las instituciones globales más importantes en términos económicos.

    En esta esfera también resalta la participación femenina en el gabinete estadounidense, Kamala Harris será la primera vicepresidenta en la historia de Estados Unidos, y Janet Yellen la acompañará en el Departamento del Tesoro también por primera vez como la primera figura femenina, convirtiéndose en dos mujeres más importantes en la toma de decisiones, internamente y a escala internacional.

    Ngozi Okonjo-Iweala, de Nigeria. Foto: Reuters
  • La presentadora de TV asesinada que inspiró a una generación de periodistas mujeres en Afganistán

    La presentadora de TV asesinada que inspiró a una generación de periodistas mujeres en Afganistán

    «Ni siquiera me había sentado cuando escuché los disparos. Mi hermana más joven y yo salimos corriendo a ver qué estaba pasando», le dice Hamad Hillal a la BBC.

    «Cuando salí vi al chofer muerto detrás del volante y Malala todavía estaba viva, pero bañada en sangre. La sostuve y murió en mis brazos. Vi cómo se escapaba su vida frente a mis ojos».

    La hermana mayor de Hamad era Malala Maiwand, una presentadora de televisión de 26 años, a quien mataron de un disparo el 10 de diciembre frente a su casa, en la provincia de Nangarhar, en el este de Afganistán.

    Malala es una de las víctimas recientes de una nueva ola de asesinatos selectivos de periodistas y activistas en todo el país.

    Hamad Hillal y Malala Maiwand
    Hamad cuenta que Malala le había advertido de que podían llegar a matarla.

    Poco antes de su asesinato, Malala había acudido a su hermano menor Hamad y le había dicho, con la confianza por la que era famosa, que debería estar preparado para asumir más responsabilidades, porque sentía que ella era «un blanco».

    Hamad le dijo a su hermana que le quedaba mucho tiempo de vida. Él no quería escuchar hablar de ello, pero ahora recuerda que su hermana tenía razón, siempre la tuvo.

    Temía que a los extremistas no les gustaba la idea de verla en la televisión.

    El chofer de Malala, Mohammad Tahir, quien fue asesinado en el mismo ataque, la recogía generalmente a las 7:00 am para su programa matutino diario transmitido por Enikaas TV.

    Malala era la presentadora del programa matutino, pero ese día no salió al aire.

    En cambio, el canal de televisión transmitió las últimas noticias de su muerte: «Hombres armados mataron a la presentadora de televisión de Enikaas, Malala Maiwand, y al conductor Mohammad Tahir, de camino al trabajo».

    Hamad todavía está sorprendido de cómo esto pudo suceder en una parte de la ciudad que se conoce como la «zona verde» de Jalalabad. Dice que los asesinos no tenían prisa y abandonaron la escena con calma.

    Su casa está ubicada en una calle concurrida, llena de tiendas, no lejos de la oficina provincial del Servicio de Inteligencia afgano y de un puesto de control policial.

    El cuartel de la policía está a solo 200 metros.

    Entrevistas desafiantes

    Para Hamad, el dolor y el sufrimiento de perder a su hermana son indescriptibles.

    «Ella no era solo mi hermana; era una amiga y como una madre para mí. Siempre decía: ‘No tengo deseos para mí, vivo para mi familia’», dice Hamad.

    Malala Maiwand
    Malala en su programa en Enikaas TV. En el este de Afganistán, una región muy conservadora, es muy poco frecuente ver a mujeres en la pantalla.

    Malala era una niña cuando su familia emigró a Pakistán para escapar de las guerras civiles que obligaron a millones de afganos a abandonar su país. Se estima que alrededor de 1,5 millones escaparon hacia áreas tribales de Pakistán.

    En 2004, después del colapso del Talibán, su familia regresó a Nangarhar, donde Malala terminó la escuela y cursó la universidad. Estaba en el último año de su licenciatura estudiando Gestión y Políticas Públicas.

    «Tenía grandes sueños», le dijo a la BBC su padre, Gul Mula, quien cuenta que estaba «100% preocupado» por la seguridad de su hija.

    «A veces, le decía que no hiciera preguntas serias a ciertos funcionarios, pero ella siempre respondía que era su trabajo interrogarlos».

    La madre de Malala había sido líder comunitaria antes de que ella también fuera asesinada hace casi 12 años por su papel activo en la sociedad.

    Malala en su programa de TV
    Malala no tenía miedo de hacer preguntas incómodas.

    Malala era conocida por sus entrevistasdesafiantes.

    Shukrollah Passon, director de noticias de Enikaas TV, dice que su muerte es una «gran pérdida» no solo para su familia y amigos, sino también para su audiencia.

    Ella era una de las muy pocas periodistas mujeres del canal.

    «No creo que podamos encontrar un reemplazo para ella. Ella era única. No tenemos a nadie más, y tuvimos que pedirle a un presentador que condujera el programa».

    Otras figuras públicas también lamentaron la pérdida de Malala.

    Mariam Safi es la directora fundadora del grupo de expertos de la Organización para la Investigación de Políticas y Estudios de Desarrollo (DROPS), que trabaja para «crear una plataforma para aumentar la voz de las mujeres en las conversaciones sobre políticas».

    Safi tuiteó que ella había sido testigo de primera mano de lo mucho que Malala había luchado para llevar la paz a su país, destacando las voces y las realidades afganas.

    Asesinatos selectivos

    Un día después de la muerte de Malala, la policía confirmó que el periodista Fardin Amini había sido encontrado degollado cerca de una ladera en Kabul.

    El 26 de noviembre, se encontraron los cuerpos de dos personas que trabajaban en medios de comunicación en los suburbios de Kabul.

    Dos semanas antes de eso, el reportero de guerra Aliyas Dayee fue asesinado en Helmand, y a eso le siguió el asesinato del famoso presentador de TV Yama Siyawash en Kabul.

    La lista continúa. Según el grupo defensor de la libertad de prensa NAI, 70 periodistas y personal de medios fueron asesinados o hallados muertos en Afganistán desde 2016.

    Periodistas escondidos detrás de un vehículo.

    Ser periodista en Afganistán es una profesión de alto riesgo.

    No es fácil para mujeres como Malala tener éxito en el trabajo en una sociedad tan profundamente tradicional y patriarcal, especialmente para aquellas que aparecen en la pantalla.

    El Comité para la Seguridad de Periodistas Afganos dice que Malala era la única presentadora mujer en la TV en esa zona particularmente conservadora de Afganistán y que después de su muerte, la mayoría de las periodistas mujeres en las provincias del este no se presentaron en sus trabajos.

    En los últimos dos meses, al menos seis periodistas han sido asesinados o encontrados muertos en Afganistán y las similitudes en casos recientes de asesinatos selectivos han enviado un mensaje escalofriante a todos los periodistas.

    A Farahnaz Forotan, quien conduce un programa de política en vivo en Kabul, le dijeron que ella «podría ser el próximo objetivo».

    Farahnaz Forotan
    Farahnaz Forotan (derecha) dice que ya no se siente segura ni siquiera en su propia casa.

    «Por primera vez me sentí muy insegura. No me sentí segura ni siquiera en mi propia casa», le dice Farahnaz a la BBC.

    Ella dice que antes no había sentido miedo porque la amenaza era general, y estaba mentalmente preparada para sacrificarse «por la libertad de expresión».

    Pero los recientes asesinatos selectivos la hicieron pensar de nuevo.

    Amenazas de muerte

    «Una muerte así no cambia nada. No tiene ningún propósito positivo. Solo aumenta el horror y el terror y empeora la situación».

    Pero ella no es la única periodista que recibe amenazas tan aterradoras: fuentes de inteligencia han informado a algunos medios locales sobre amenazas directas contra su personal y sus oficinas.

    El gobierno afgano dice que el Talibán está apuntando a figuras públicas conocidas para crear un clima de terror en el país. Pero periodistas como Farahnaz dicen en estos días que «no pueden confiar en nadie».

    Los grupos de defensa de los medios dicen que, si bien el gobierno y el Talibán se culpan mutuamente, ninguno ha hecho lo suficiente para demostrar que protegen la vida de los periodistas.

    Nargis Hurakhsh
    Nargis Hurakhsh también teme haberse convertido en un blanco.

    Nargis Hurakhsh, corresponsal de televisión en Afganistán, regresaba a la oficina de una entrevista cuando vio en Twitter que Malala Maiwand había sido asesinada.

    «Me quedé helada, preocupada y horrorizada», le dice Nargis a la BBC, y agrega que ella ha estado trabajando bajo un nivel severo de estrés, informando sobre «muertes deprimentes» de sus colegas durante los últimos meses.

    «(La situación) está empeorando y yo podría ser el próximo objetivo. También pienso en mi familia que no he visto en los últimos cuatro años. Es realmente horrible pensar en ello».

    Nargis ha estado bajo una inmensa presión por parte de su familia para dejar su trabajo. Ellos huyeron a otro país para escapar de la violencia en Afganistán hace cinco años.

    Sin retorno

    Tanto Nargis como Farahnaz asistieron a la conferencia de Doha hace tres meses para cubrir las conversaciones de paz afganas con el Talibán, que apuntan a poner fin a años de derramamiento de sangre.

    Sin embargo, la violencia ha aumentado y ha causado aún más víctimas civiles.

    Pero a pesar del estado de miedo y pánico, periodistas continúan cubriendo activamente las conversaciones de paz y los campos de batalla.

    Periodisas afganas
    Nargis Hurakhsh y Farahnaz Forotan (ambas a la izquierda) posan junto a otras periodistas de la delegación afgana en las conversaciones de Doha.

    Zaki Daryabi, editor en jefe del periódico Etilaat Roz, dice que el asesinato de periodistas es preocupante, pero que han llegado a «un punto sin retorno».

    «Las amenazas y los asesinatos podrían pasar factura a los medios, pero no pueden evitar el progreso… no pueden impedir que los periodistas informen».

    Zaki y sus colegas ganaron recientemente el Premio Anticorrupción 2020 de Transparencia Internacional por su «papel en el desafío de la corrupción gubernamental en Afganistán».

    El periódico solo tiene 10 años.

    Inspiración

    Los colegas de Malala Maiwand también creen que, aunque su muerte podría asustar a otras mujeres periodistas, su vida y su legado inspiraron a muchas más a emerger.

    Malala Maiwand

    Malala era un ídolo para la gente de su región, dice su colega Badam Ahmadzai.

    Badam Ahmadzai conocía a Malala desde 2006: ambas asistieron a la misma escuela, fueron a la misma universidad y trabajaban en el mismo canal de televisión.

    «Ella era un ídolo para toda la gente en su área. Escuché de muchas mujeres que deseaban ser ella, activas como ella. Mucha gente fue influenciada por ella».

    Además de su carrera como presentadora, Badam también es comentarista de críquet en Afganistán y hace solo dos meses viajó a Kabul para hacer comentarios en vivo para una serie de partidos.

    Hikmat Hassan, director de medios de la junta afgana de críquet, dice que ver a una chica haciendo comentarios sobre este deporte fue una «sorpresa total».

    «Ha habido resistencia contra las mujeres y la gente no está dispuesta a ver a una mujer haciendo eso (ya sabes lo que publican en las redes sociales)», dice.

    «Sabía que no iba a ser fácil, pero cuando vi su confianza, no pude rechazarla».

    Malala Maiwand
    Malala no temía dar la cara en la televisión.

    Malala se unió a Enikaas TV en 2016 y nunca dudó en salir al aire.

    Ella era muy consciente de que su presencia diaria en la televisión estaba «rompiendo un tabú», donde las mujeres apenas se ven en público sin una hiyab de la cabeza a los pies.

    Pero también era muy consciente de la importancia de su papel como mujer en la sociedad. Donde no había una voz femenina, Malala estaba ahí, inspirando a otras mujeres.

    Toda la información e imágenes son BBC.
    Link original: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-55424001

  • El recorrido de la lucha feminista en México durante el 2020

    El recorrido de la lucha feminista en México durante el 2020

    Mientras las mujeres se movilizaban en los primeros meses del año, llegó al país el primer caso de COVID-19, y con ello el paro de actividades, que a su vez implicó una pausa para el movimiento, pero no así en los índices de violencia.

    El 2020 iniciaba con los ‘motores encendidos’ de un movimiento que había cobrado relevancia y distintos significados un año atrás, encontrando su brújula y poder en manos de miles de mujeres a lo largo del país.

    Las movilizaciones y expresiones se llenaban de fuerza y clamor salpicando las calles, las instituciones, los congresos y los espacios públicos y privados con exigencias y reclamos que se unían en una sola voz: el alto a los feminicidios y la violencia de género en nuestra sociedad.

    Según cifras oficiales de la autoridad se han cometido 888 feminicidios de enero a noviembre, sin embargo, la Asociación Civil Comunicación e Información de la Mujer (Cimac) afirma que en México hay un promedio de 11 feminicidios diarios.

    El año previo, 2019, es considerado hasta ahora el año más violento en la historia reciente del país con mil seis feminicidios registrados por las autoridades, lo que representó un alza del 10.3 por ciento con respecto a 2018, cuando hubo 912 víctimas.

    Llegó marzo y las mexicanas se unieron para expresarse en la marcha del 8M, por las heridas más reciente: los feminicidios de Ingrid Escamilla y la niña Fátima. También surgió el 9M, una convocatoria que llevó a las mujeres al #UnDíaSinNosotras y parar en todos los niveles: el hogar, el trabajo y la escuela. Este suceso inédito marcó una nueva forma de protesta en el país que evidenció una vez más la urgencia por atender las violencias y buscar la creación de políticas que respalden el derecho de las mujeres.

    Mientras esto ocurría se registró en México el primer caso confirmado de COVID-19 y, con ello, el paro de actividades en toda la nación para evitar la propagación del virus. Esto significó una ‘pausa’ en la manifestación feminista, pero no así en los índices de violencias contra niñas y mujeres que aumentaron con el confinamiento, y dejó en claro que no, no es la calle, ni la minifalda, ni la hora, las agresiones inician en los mismos espacios en los que deberían sentirse seguras.

    Esta es una recopilación de los episodios que hicieron mayor eco, como casos de feminicidios, manifestaciones, obstáculos y logros de la lucha feminista en 2020:

    -Día 25: Feministas protestaron en Bellas Artes, CDMX, por los feminicidios de las activistas Yunuén López, de 24 años de edad, e Isabel Cabanillas, de 26 años, ocurridos en Morelia, Michoacán, y Ciudad Juárez, Chihuahua, respectivamente. Fueron encontradas muertas los días 9 y 19 de enero.

    -Día 9: Ingrid Escamilla fue asesinada en su propio departamento en la alcaldía Gustavo A. Madero, CDMX. Erik ‘R’, su pareja, fue vinculado a proceso por el feminicidio. Las fotografías del cuerpo de Ingrid fueron filtradas infiltradas y reproducidas en medios de comunicación.

    -Día 13: En protesta por este hecho, mujeres encapuchadas protestaron y colocaron afuera de Palacio Nacional un cartel con la frase: «¿A cómo el cachito de justicia?».

    Mujeres quemaron billete de lotería del avión presidencial fuera de Palacio Nacional.

    Mujeres quemaron billete de lotería del avión presidencial fuera de Palacio Nacional. Cuartoscuro

    -Día 14: La Fiscalía General de Justicia capitalina presentó una iniciativa de reforma al Congreso local, conocida como Ley Ingrid, que busca castigar a servidores públicos que filtren, difundan o reproduzcan fotografías de fallecidos, evidencias y objetos relacionados con carpetas de investigación.

    -Día 15: La niña Fátima desapareció tras salir de su escuela en la colonia Santiago Tulyehualco, Xochimilco. Cuatro días después, su cuerpo fue encontrado en la alcaldía Tláhuac. Giovana ‘N’ y Mario ‘N’ fueron identificados como los responsables del feminicidio y vinculados a proceso. A raíz del caso, las escuelas públicas de la CDMX tendrán una Alerta Amber directa que podrá ser activada por los directores de cada institución.

    -Día 3: El Senado de la República aprobó la creación de una Comisión Especial de Seguimientos a Feminicidios de Niñas y Adolescentes.

    -Día 8: En el Día Internacional de la Mujer, miles de mujeres de todo el mundo y en México marcharon. En la CDMX, el Gobierno capitalino dijo que hubo 80 mil mujeres en la protesta, pero colectivas estimaron al menos 100 mil.

    Miles de mujeres protestaron en el 8M.

    Miles de mujeres protestaron en el 8M.Cuartoscuro

    -Día 9: Se llevó a cabo #UnDíaSinNosotras, en el que mujeres y niñas se ausentaron de escuelas, espacios de trabajo y delas calles, con la consigna: «El nueve ninguna se mueve».

    Redacción

    -Día 2: Ana Paola, de 13 años de edad, fue violada y asesinada en su propia casa en Nogales, Sonora, cuando su madre salió a comprar víveres por la cuarentena. La Fiscalía estatal detuvo e imputó a José Ramón ‘N’ como el feminicida de la menor.

    -Día 6: Fue detenido Juan Vera Carrizal, exdiputado del PRI, por el ataque con ácido contra la saxofonista oaxaqueña Elena Ríos, ocurrido en septiembre de 2019. Fue vinculado a proceso el día 10 por tentativa de feminicidio.

    Iniciativa Spotlight informó un aumento del 22.3 por ciento en llamadas al 911 para reportar violencia contra mujeres durante marzo, en medio de la cuarentena. Hubo 155 llamadas cada hora.

    -Día 15: El presidente Andrés Manuel López Obrador señaló que «el 90 por ciento de esas llamadas (para denunciar violencia contra mujeres) son falsas».

    Organizaciones cuestionaron los criterios del mandatario para definir si una llamada de auxilio es falsa o no. (El 16 de julio, EQUIS Justicia reportó que Inmujeres no tuvo explicación de la declaración y la Oficina de la Presidencia se declaró «notoriamente incompetente» para responder en qué se basó AMLO).

    -Día 24: Diana Raygoza, estudiante de la Universidad Autónoma de Nayarit, fue asesinada de 39 puñaladas. Cinco días más tarde, la Fiscalía nayarita detuvo e imputó a Víctor Emmanuel ‘N’ por el feminicidio de la joven de 21 años.

    -Día 8: Mujeres protestaron por las agresiones contra la joven Melanie, por parte de policías durante las manifestaciones por la muerte de Geovanni López en Jalisco.

    -Día 12: Elizabeth Montaño, doctora del IMSS, desapareció en la CDMX. La mujer transgénero fue encontrada muerta días después en la carretera federal México-Cuernavaca.

    -Día 18: Mónica Maccise presentó su renuncia como titular del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), luego de que el presidente manifestara sus intenciones de desaparecer el organismo.

    -Día 22: Colectivas en Oaxaca realizaron una protesta virtual en la que urgieron al gobernador Alejandro Murat a garantizar una vida sin violencia para las mujeres. Esto luego de que fuera encontrado el cuerpo de Fátima, una joven de 18 años, en una fosa clandestina de Tuxtepec. La mujer se había reportado desaparecida desde el 2 de marzo.

    -Día 30: María Candelaria Ochoa renunció a su cargo como titular de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim).

    -Día 8: La Fiscalía del Edomex autorizó una recompensa para quien aportara información para identificar a #LaBebaDeAragón, una menor abusada y asesinada, y que fue encontrada el 28 de junio dentro de una maleta negra abandonada bajo un puente en la colonia Valle de Aragón en Nezahualcóyotl.

    -El Gobierno federal se vio obligado a garantizar los recursos destinados a programas relacionados con derechos humanos, incluidos los de mujeres y niñas, luego de protestas y quejas de diversas colectivas feministas sobre presuntos recortes al presupuesto destinado a combatir la violencia contra las mujeres.

    -Día 29: La Suprema Corte desechó un proyecto de ley histórico que despenalizaría el aborto en Veracruz y buscaba reformar las barreras discriminatorias al acceso a la salud en condiciones de igualdad para todas las mujeres.

    -Día 16: Elsy, de 12 años, salió de su casa y nunca volvió. La Fiscalía de Jalisco retomó el caso como feminicidio, luego de que su cuerpo fuera encontrado con signos de violencia en el municipio de Tala.

    -Día 22: Danna Reyes, de 16 años, fue asesinada en Mexicali. Su cuerpo fue encontrado envuelto en llamas en una colonia periférica de la capital del estado. Al referirse a este feminicidio, el fiscal Guillermo Ruiz revictimizó y estigmatizó a la menor al lanzar: “la niña pues también traía tatuajes por todos lados”, comentario que fue criticado incluso por organizaciones como la Comisión Estatal de los Derechos Humanos del estado.

    -Día 1: Feministas de Hidalgo protestaron de manera virtual con la edición de imágenes en las que aparecen pintas en obras icónicas y lugares públicos. En la intervención se vieron frases frases como «No estamos todas», “No quiero tu piropo, quiero estudiar”, «Si tocan a una, respondemos todas», “Basta de cubrir abusadores”. La manifestación fue replicada en otros estados.

    Protesta feminista virtual en Hidalgo.

    Protesta feminista virtual en Hidalgo. Facebook Aquelarre-Cihuacóatl-Colectiva-Feminista-Hidago

    -Día 2: Mireya Rodríguez Lemus, activista LGBT, fue hallada muerta en su casa en Aquiles Serdán, Chihuahua. La ONU llamó a investigar el asesinato.

    -El mismo día, Marcela Alemán se ató a una silla en la sede de la CNDH, ubicada en Cuba 60 en la CDMX, para exigir justicia para su hija Lya, una menor que víctima de abuso sexual en su escuela cuando tenía 5 años, en San Luis Potosí.

    – Día 4: Integrantes de colectivos feministas Frente Nacional Ni una Menos México y Aequuus, Promoción y Defensa de los Derechos Humanos ‘tomaron’ las inmediaciones de la CNDH y entregaron a personal del organismo un pliego petitorio dirigido al Gobierno federal.

    -Día 10: Feministas llegaron a las instalaciones de la Comisión de Derechos Humanos de Ecatepec para hacer una toma pacífica en apoyo de lo realizado en CDMX. Realizaron algunas pintas con mensajes como «Los niños no se tocan», «Ecatepec Feminicida», «La periferia existe porque resiste». La madrugada del 11, las mujeres fueron desalojadas por la policía con uso de fuerza.

    -Día 11: Durante los siguientes días, mujeres tomaron o clausuraron de manera simbólica las instalaciones de Derechos Humanos estatales en apoyo a la protesta en la CDMX y para exigir justicia por temas locales. Así ocurrió en PueblaTabascoTlaxcala, Guerrero, Campeche, Aguascalientes, Michoacán, Veracruz y Morelos.

    – Día 15: Las mujeres que se quedaron en la denominada ‘Okupa de Cuba’ celebraron ‘La Antigrita’, un evento alterno a los festejos patrios de septiembre, y que se realizó en reclamo colectivo de familiares y madres de desaparecidos y desaparecidas, así como de colectivas feministas que piden justicia por la violencia en contra de las mujeres.

    – Día 18: Diversas colectivas feministas denunciaron la detención de Elis Hernández, una estudiante de la FES Acatlán, tras ser acusada de participar en la quema de las instalaciones de la universidad. La colectiva ‘Morras Help Morras’ explicó que Elis es una estudiante feminista que participó contra la violencia, acoso sexual y abusos en la facultad, también señaló que la estudiante fue agredida física y sexualmente.

    – Día 26: Más de mil mujeres marcharon en Morelia para exigir justicia por el feminicidio de Jessica González. Esta fue una de las marchas más numerosas de las que han convocado las colectivas en la capital de Michoacán. Jessica, quien fue reportada como desaparecida el 21 de septiembre, murió por múltiples golpes que recibió en la cabeza.

    – Día 28: Feministas independientes y colectivas de mujeres conmemoraron el Día de Acción Global para el Acceso al Aborto Legal y Seguro y realizaron campañas con hashtags como #28S, #AbortoLegalYa, #QueSubaLaMarea y #SeptiembreVerde.

    – Día 1: La Fiscalía General de Michoacán formuló la imputación a Diego ‘U’ por el delito de feminicidio cometido en contra de Jessica González, ocurrido el pasado 21 de septiembre. Diego Urik, de 18 años de edad, fue detenido y trasladado al penal «David Franco Rodríguez», ubicado en el municipio de Charo, Michoacán; era buscado por la Interpol en 194 países y la policía estatal de investigaciones.

    – Día 19: El cuerpo mutilado de Ayelín “N”, de 13 años de edad, desaparecida desde el 15 de octubre, fue localizado en el municipio de Tixtla, Guerrero.

    -Día 21: #MenstruaciónDigna: diputados echan para atrás la ‘tasa cero’ a toallas sanitarias, tampones y copas menstruales.

    – Día 25: La activista Kenia Inés Hernández, integrante del colectivo Zapata Vive, debía recuperar la libertad en esos días tras pagar una fianza. Sin embargo la FGR pidió una nueva orden de aprehensión en su contra por el delito de “ataques a las vías de comunicación” y fue trasladada a una prisión de Acapulco.

    -Día 27: La Fiscalía General del Edomex obtuvo una pena máxima de cinco años para un menor de edad con iniciales L.A.B.B. involucrado en el feminicidio de Mariana Leticia “N”, estudiante de la UAEM, a quien asesinó junto con otro joven en mayo de 2019, y cuyo cuerpo fue abandonado en el Circuito Santa Fe, en el municipio de Xochitepec.

    – Día 28: El Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) aprobó los lineamientos para que los partidos políticos prevengan, atiendan, sancionen, reparen y erradiquen la violencia política contra las mujeres por razón de género. Así, deudores de pensión alimenticia y condenados por violencia familiar o delitos sexuales no podrán ser candidatos en las elecciones de 2021.

    -Día 30: El presidente Andrés Manuel López Obrador coincidió en que una persona que violenta a una mujer no puede ser candidato a un puesto de elección popular , sino ir a la cárcel. «Yo lo veo bien, quien agrede a una mujer no debe de ser candidato o representante, debe de ser candidato pero al ‘tambo’», aseguró en su conferencia matutina.

    -Día 1: Se realizaron protestas en diversas ciudades mexicanas por feminicidios y desapariciones de mujeres, en el marco del Día de Muertos.

    Feministas realizan performance por la violencia contra las mujeres.

    Feministas realizan performance por la violencia contra las mujeres.Cuartoscuro

    -Día 7: Bianca Alexis desapareció en Benito Juárez, Quintana Roo. Al día siguiente, por la noche, su fue encontrada muerta y su cuerpo mostraba signos de violencia.

    -Día 9: Mujeres feministas y simpatizantes protestaron por el feminicidio de Alexis. En el Palacio Municipal, policías dispararon al aire. Hubo personas heridas. El director de la Policía de Cancún, Eduardo Santamaría, fue destituido y Alberto Capella, secretario de Seguridad del estado, dejó su cargo

    -Día 11: Sofía Alejandra, de 12 años, desapareció en Fresnillo, Zacatecas; su cuerpo fue encontrado 11 días después en el Fraccionamiento Abel Dávila García, en la cabecera municipal. Esa noche, personas tomaron las instalaciones de la alcaldía y quemaron oficinas.

    -Día 24: Feministas tomaron el Congreso de Puebla exigiendo que se discuta la despenalización del aborto y Ley Agnes, que reconoce las identidades trans.

    Cuartoscuro

    -Día 25: En el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, López Obrador afirmó que las causas de homicidios y feminicidios son las mismas; en la esa conferencia, la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, lo contradijo: «las causas del feminicidio no son las mismas que las de un homicidio y es lo que estamos atendiendo».

    -Día 26: El Instituto Politécnico Nacional (IPN) ofreció una disculpa pública a Yesenia Zamudio por el feminicidio de su hija María de Jesús ‘Marichuy’ Jaimes Zamudio, quien era estudiante. La alumna fue asesinada el 15 de enero de 2016, en una reunión con amigos y un profesor.

    -Día 27: Colectivas feministas tomaron la sede del Congreso local en Chetumal, Quintana Roo, exigiendo que se discuta la despenalización del aborto. La toma continúa hasta el momento.

    Mujeres colocaron una antimonumenta afuera del Congreso de Quintana Roo.

    Mujeres colocaron una antimonumenta afuera del Congreso de Quintana Roo.Facebook Sororas Cancún

    -Día 1: López Obrador reconoce que los feminicidios han aumentado 8.9 por ciento respecto al mismo periodo del año pasado.

    -Día 2: Diputados aprueban la elaboración de un padrón permanente de menores en situación de orfandad por feminicidio y homicidio, desagregado por edad, sexo, escolaridad y víctima indirecta.

    -Día 3: Un adolescente de 17 años de edad es detenido por agentes de la Fiscalía mexiquense por su presunta participación en el feminicidio de sus hermanas de 7 y 12 años. También hirió a su madre. Fue vinculado a proceso el mismo día.

    -Día 10: El IPN informó sobre el deceso de la doctora Sandra Ibeth Ochoa García, reportada como desaparecida el día 8, y vista por última vez en el municipio de Los Reyes La Paz, Estado de México.

    -Día 14: Mujeres sepultaron a la pequeña Dulce María, nombrada así por ellas pues nadie había reclamado su cuerpo. La pequeña fue encontrada muerta en una hielera en El Pípila, una colonia de Tijuana, en agosto pasado. Las «madres adoptivas» lucharon para que no la llevaran a la fosa común, le pusieron un nombre, la velaron y la enterraron.

    -Día 16: Activistas colocaron miles de veladoras en el Palacio de Gobierno de Chihuahua, exigiendo justicia por el asesinato de Marisela Escobedo, ocurrido una década atrás a las puertas de este inmueble. Escobedo protestaba por el feminicidio de su hija Rubí en 2008. La Fiscalía chihuahuense reabrió el caso.

    – El Observatorio de Feminicidios de México reportó 724 feminicidios hasta septiembre.

    -El Observatorio Nacional de Crímenes de Odio Contra Personas LGBT reportó este año 45 asesinatos de personas trans en el país. De estos, 24 fue en contra de mujeres trans y por motivos de identidad de género.

    Con información de Corresponsales y Quadratín*

    Toda la información e imágenes son EL FINANCIERO.
    Link original: https://www.elfinanciero.com.mx/nacional/el-recorrido-de-la-lucha-feminista-en-mexico-durante-el-2020-no-publicar

  • Inició FGJCDMX 987 medidas de protección en línea para mujeres víctimas de violencia

    Inició FGJCDMX 987 medidas de protección en línea para mujeres víctimas de violencia

    La Fiscalía capitalina implementó 987 medidas de protección para mujeres víctimas de violencia de mayo a diciembre en la CDMX.

    De mayo a diciembre, la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX) implementó 987 medidas de protección para mujeres víctimas de violencia de género en la capital a través de plataformas digitales.

    La Fiscalía realizó medidas de protección no presenciales para evitar la propagación del SARS-CoV-2, donde además los Centros de Justicia para las Mujeres en Iztapalapa, Azcapotzalco y Tlalpan realizaron 2 mil 839 atenciones de este tipo para víctimas de violencia.

    “Las denuncias recibidas por medio de nuestra plataforma reciben el mismo tratamiento que aquellas que se realizan en persona”, dijo la fiscal Ernestina Godoy.

    Los delitos que se pueden denunciar por medios digitales, dijo, son sustracción de menores, violencia familiar, robo sin violencia, fraude, abuso de confianza, daño a la propiedad y usurpación de identidad, entre otros.

    “Estamos ordenando el flujo de personas para garantizar la sana distancia durante las atenciones. Entre estas fiscalías se encuentran la de Delitos Sexuales, la de Violencia Familiar y la de Niñas, Niños y Adolescentes”.

    ASÍ INCREMENTÓ LA VIOLENCIA SEXUAL DURANTE LA PANDEMIA

    De marzo a noviembre, la Red Nacional de Refugios (RNR) atendió a 38 mil 81 mujeres, niños y niñas durante los nueve meses de confinamiento, lo que implica un incremento de 48 por ciento en denuncias por violencia de género en el país.

    El marzo ocurrió el mayor incremento del año.

    En noviembre, cada hora una mujer se comunicó a la RNR para solicitar ayuda ante situaciones de violencia; de las que 33 por ciento sufrió violencia física, 28 por ciento psicológica y 19 por ciento sufrió todos los tipos de violencias.

    Del total, 63 por ciento fue víctima de sus esposos o parejas sentimentales y la mayor parte de ellas son mujeres de 21 a 40 años, reportó la RNR en un comunicado.

    “Violencias contra las mujeres, niñas y niños a nueve meses del confinamiento por COVID-19, una deuda histórica pendiente del Estado Mexicano”.

    Durante los meses de octubre y noviembre, 4 de cada 100 mujeres que solicitaron apoyo reportaron intentos de feminicidio.

    Toda la información e imágenes son REPORTE ÍNDIGO.
    Link original: https://www.reporteindigo.com/reporte/inicio-fgjcdmx-987-medidas-de-proteccion-en-linea-para-mujeres-victimas-de-violencia/