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  • ¿Qué es la brecha salarial de género y por qué debe importarle a los hombres?

    ¿Qué es la brecha salarial de género y por qué debe importarle a los hombres?

    Existe un concepto denominado brecha salarial de género, el cual hace referencia a la brecha salarial, como bien indica su nombre, cuanto ésta es provocada o enfatizada por factores de género, pero ¿qué es la brecha salarial y por qué sucede?

    Se conoce como brecha salarial a la diferencia de ingreso monetario que perciben dos personas o más en un trabajo. Por ejemplo, la diferencia de ingreso que recibe una persona que trabaja más horas que su superior, pero recibe menos dinero, por cuestiones de experiencia o de edad, así como la diferencia de ingreso que pueden llegar a percibir dos personas con puestos laborales similares, pero con factores distintos como géneroedad e incluso, apariencia física.

    Aunque hay contextos en los que es natural que una persona reciba más dinero que otra, por ejemplo, en el caso de trayectorias profesionales o formaciones académicas (aunque mucha gente logra llegar lejos en los trabajos sin haber acudido a la universidad), lo cierto es que no siempre es justa la diferencia de ingresos que perciben las personas cuando hacen labores similares, ya que estas distinciones no se apegan a criterios objetivos o justificados, sino que muchas veces se basan en actos de discriminación o prejuicios.

    En los casos en los que una persona gana menos dinero que otra por el mismo trabajo, con preparaciones educativas comparables o hasta mejores, se habla de discriminación. Tal es el caso de la brecha salarial de género.

    ¿Qué es la brecha salarial de género?

    Hombre platicando con un compañero de trabajo en la oficina. Concepto de compañerismo y buena salud en el trabajo.

    Los hombres y las mujeres viven contextos distintos en el trabajo

     Getty Images

    La brecha salarial de género ocurre cuando el salario de los hombres es mucho mayor que el de las mujeres, en muchas ocasiones, incluso por el mismo tipo y nivel de trabajo. La diferencia existente entre los salarios percibidos por los trabajadores de ambos sexos se calcula al dividir dos cantidades: la diferencia entre el salario de hombres y mujeres, dividida entre el salario de hombres. Con esta fórmula, se puede identificar si los hombres cobran más que las mujeres, y si la cifra es negativa, significa que las mujeres cobran más.

    Sin embargo, en muchos países del mundo, los hombres cobran más que las mujeres, incluso por el mismo trabajo. Y no solo hablamos de sueldos, sino también de otros factores de distinción como prestaciones, horas de trabajo, beneficios legales, etc. que históricamente tienden a favorecer más a los hombres.

    ¿Por qué sucede?

    De acuerdo con la experta Claudia Goldin, economista laboral y profesora de la Universidad de Harvard que ha sido galardonada con el Premio Nobel de Economía, existen múltiples factores detrás de la brecha salarial de género, los cuales incluyen:

    • Presión sobre las mujeres al momento de elegir su carrera profesional, pues todavía enfrentan expectativas que las concentran en industrias u ocupaciones que históricamente han ofrecido salarios más bajos. Esto podría mejorar si existen condiciones laborales dignas para mayor diversidad de campos laborales y si se aumenta el empoderamiento en mujeres al momento de elegir su carrera.
    • En países como México, el acceso a la educación de calidad es menor para las mujeres, lo cual influye directamente en sus oportunidades laborales.
    • Las licencias de cuidado infantil y maternidad se concentran en las mujeres y no en la paternidad, lo cual también hace que la igualdad de género en los trabajos no sea la ideal. También, la falta de acceso a servicios de cuidado infantil complican el acceso de mujeres a su desarrollo profesional, por asumirse históricamente que son ellas las principales responsables del cuidado de la familia y el hogar.

    ¿Por qué es importante para los hombres?

    Para poder ampliar y mejorar la perspectiva que se tiene sobre las mujeres en los ambientes laborales y también en la división de las labores del hogar, es importante que también los hombres asuman nuevas responsabilidades en el cuidado y que busquen el respeto basado en la igualdad en los ambientes de trabajo. Las ideas sociales son la base de las construcciones políticas que pueden mejorar el panorama para todas las personas.

  • Violencia de género y feminicidios, emergencias sociales

    Violencia de género y feminicidios, emergencias sociales

    La violencia de género y los feminicidios, al igual que las desigualdades y la pobreza, son problemáticas crecientes que deben resignificarse como emergencias sociales y atenderse de forma inmediata para reconstruir el tejido social que se encuentra seriamente fracturado, advirtió Leticia Cano Soriano, coordinadora del Consejo Académico del Área de las Ciencias Sociales de la UNAM.

    Durante su participación en la mesa de análisis Resiliencias, reconstrucción y reparación de daños sociales, organizada por el Seminario Permanente de las Ciencias Sociales, SEPERCIS 2023: Reflexiones del Mundo Contemporáneo: Reconstrucción del Tejido Social y Cultura de Paz, Cano Soriano dijo que los diferentes tipos de violencias e inseguridades registradas en el país han generado rupturas y puntos de inflexión en el tejido social comunitario y en la convivencia sociofamiliar.

    Hay que partir de una configuración y una resignificación de lo que implica la ruptura del tejido comunitario, pero desde dimensiones como las violencias, las pobrezas y las emergencias, como la pandemia, que han generado momentos de quiebre, apuntó.

    “Además de la violencia de género, las agresiones sociales en su conjunto han sido el denominador común que va lastimando y lacerando los tejidos comunitarios, como es el caso de las desapariciones, los secuestros, los reclutamientos forzados y los feminicidios.”

    Agregó que esta situación de emergencia comunitaria plantea enormes retos para poder transitar hacia un tejido social inclusivo, resiliente y que esté blindado por los derechos humanos.

    Las resiliencias son esenciales, pero deben ir acompañadas de un trabajo cercano con las comunidades, pues en ese tema ha habido un terrible abandono en el que los lazos solidarios comunitarios vinculantes se han fracturado, consideró la especialista.

    “Más allá de los sistemas económicos que han impactado social y políticamente, tendríamos que estar tejiendo comunidad mediante procesos de diálogo entre gobierno, organizaciones de la sociedad civil y la academia.”

    Cano Soriano indicó la necesidad de promover un activismo comunitario resiliente en el que se construyan planes de vida que consideren la recuperación de entornos de convivencias colectivas y provoquen cambios de los sentidos sociales comunes y compartidos.

    La experta en trabajo social señaló que un problema gravísimo es la falta de prevención de las violencias, y que gran parte de los esfuerzos se han concentrado en analizar las consecuencias y efectos, más que en las causas que dieron origen a los problemas de las emergencias sociales.

    Las comunidades, destacó, tienen que prepararse desde el kínder, la primaria, la secundaria y el bachillerato, pero sobre todo a partir de los primeros espacios formativos en las familias, para prevenir situaciones de alto riesgo.

    Apoyos institucionales

    Por su parte, Alba Luz Robles Mendoza, profesora de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, comentó que la resiliencia no sólo es la capacidad que pueden tener las personas para solventar una condición de violencia, sino que se requieren de apoyos institucionales para poder llevar a cabo la reparación del daño.

    “Cuando hablamos, por ejemplo, de un delito sexual, no es suficiente hacer la denuncia o seguir un proceso jurídico; se tiene que ir más allá para establecer toda una red de apoyos y de acciones que permitan abordar el problema de manera integral y potencializar la capacidad de responder de forma activa.”

    En el proceso de atención integral en casos de violencia de género, subrayó, son muy importantes los apoyos familiar y de las redes comunitarias; de tal manera que en momentos de crisis se tenga información oportuna sobre a dónde acudir a solicitar ayuda y, en su caso, como parte de la resiliencia elaborar proyectos de vida personal, familiar y social.

    La comunidad tiene que ser la principal promotora de la igualdad de género por medio del respeto a la diferencia, construyendo espacios lúdicos para la promoción de una cultura de paz frente a las violencias, en la cual se pueda aprender sobre manejo de conflictos y de convivencia pacífica frente a condiciones de desigualdad social, adaptando las estrategias de supervivencia a cada situación de riesgo.

    Robles Mendoza planteó que, para avanzar en la erradicación de la violencia de género, un primer paso es eliminar los estereotipos sexuales, poniendo énfasis especial en el respeto a las diferencias y propiciando espacios de confianza en los que se pueda hablar e identificar situaciones de riesgo.

    “Requerimos diseñar un sistema de monitoreo sobre el comportamiento violento contra las mujeres y fortalecer los protocolos de prevención ya existentes”, finalizó.

    En la mesa de análisis también participó Norlang García Arróliga, director general de Resiliencia de la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil de la Ciudad de México, quien presentó el abordaje institucional para una recuperación resiliente exitosa ante fenómenos y desastres naturales, como sismos e inundaciones en la capital del país.

  • Las mujeres que esperan en el malecón de Acapulco a que el mar devuelva a sus familiares tras el huracán Otis

    Las mujeres que esperan en el malecón de Acapulco a que el mar devuelva a sus familiares tras el huracán Otis

    En el malecón del popular balneario mexicano, que hasta hace poco estaba lleno de turistas, ahora se reúnen los familiares de trabajadores de barcos que desaparecieron aquí tras el impacto del huracán y que, según cifras oficiales de este viernes, dejó un total de 46 muertos y 56 personas en paradero desconocido.

    Ha pasado semana y media pero siguen sin saber de ellos. Son principalmente mujeres que llegan al malecón desde la mañana y no se van hasta que, al anochecer, la ciudad —que aún tiene problemas de suministro eléctrico— se sume en una parcial oscuridad.

    Aquí esperan cada día durante horas por novedades sobre su paradero, por si alguien les trae noticias de que algún herido apareció en el hospital o por si, desgraciadamente, un nuevo cuerpo encontrado en el agua podría poner fin a su incertidumbre.

  • Mamá Godín: “México sentencia a sus mujeres a ser el rostro de la pobreza”

    Mamá Godín: “México sentencia a sus mujeres a ser el rostro de la pobreza”

    Nunca pensó que le pudiera pasar a ella. Aidée Zamorano (40 años, Ciudad de México) acumula cientos de miles de seguidores a su cuenta activista en redes Mamá Godín, desde donde promete que “una oficina a la vez, lo vamos a tirar”. “Lo” se refiere al patriarcado, el cual engloba las violencias e injusticias machistas que viven las mujeres en su lugar de trabajo. Pero en 2021, cuando un médico le diagnosticó burnout, Zamorano empezó a cuestionar si estaba padeciendo de la misma violencia laboral contra la que luchaba.

    “Este diagnóstico de burnout después subió a ansiedad generalizada, después a depresión”, cuenta Zamorano sobre su tiempo como empleada de la aseguradora suiza Zurich, “hasta que en abril llego a una ideación suicida porque ya no veía otra salida, ya no había vuelta atrás para mí, me sentía completamente incompetente y como si me hubieran extraído alguna parte del cerebro y yo hubiera perdido todas las competencias que tengo”.

    A través de terapia, Zamorano pudo trazar la raíz de su deterioro en salud mental al trato que recibió de uno de sus superiores en la empresa, quien constantemente le decía que no merecía el puesto que tenía y que condicionaba los beneficios de su puesto hasta que “demostrara que lo valía”. Incluso, dijo Zamorano, recibió comentarios despectivos por ser latinoamericana. Llamó a su abogada, quien le aconsejó que rescindiera el contrato con la empresa y levantara una demanda, cosa que Zamorano hizo tanto en México como en Suiza.

    Los procesos están en curso y no es la primera vez que Zurich es señalada por una cuestionable cultura laboral. En 2013, el director de operaciones de la empresa tomó su vida y mencionó al consejero presidente en su nota de suicidio. Esto le costó el trabajo al consejero y tres años después un segundo ejecutivo de la empresa también se suicidó. La responsable de Recursos Humanos de Zurich en México, Sandra Jaime, dijo a EL PAÍS que la empresa “por política, no comenta sobre casos individuales”, por lo que no respondió a lo dicho por Zamorano.

    Este es precisamente el tipo de maltrato del que Zamorano busca liberar a las mujeres a través de su trabajo como activista, pero va más allá. Su ranking, el primero de su tipo en el hemisferio occidental, recopila y califica las políticas para empleados que son también cuidadores de infancias, de adultos mayores y personas con discapacidad. Con base en un cuestionario anónimo, Zamorano acude con las empresas mencionadas para compartir los hallazgos. El año pasado, la empresa mejor calificada fue la operación en México de la empresa global Manpower (la cual, por cierto, tiene a una mujer como directora).

    Este año, y por primera vez, el ranking se abrirá para recibir respuestas desde Estados Unidos, Colombia, España y Suiza (como un guiño a su exempleador). Si bien el ranking dice algo sobre lo que enfrentan también los padres de familia, refleja más que nada la discriminación que hay en contra de las mujeres al ser consideradas por la sociedad como las cuidadoras de todos en la familia, desde infancias hasta adultos mayores.

    “Ser madre trabajadora es un problema público, y esto no solo es así en México”, dice Zamorano, portando ropa de color violeta en referencia al movimiento feminista laboral que nació a principios del siglo XX, “las mujeres no tenemos la representación en temas de participación económica formal y la maternidad nos cuesta la carrera. En México, por ejemplo, tenemos bien romantizada la maternindad y las mujeres dicen ‘yo decidí dejar de trabajar para cuidar a mis hijos’. No te equivoques, tú no decidiste dejar de trabajar, te sacó el sistema. Te saca porque la licencia de maternidad sí tiene un presupuesto público, mientras que la de paternidad no. Te saca porque te hacen pruebas de embarazo y en las entrevistas de trabajo te preguntan quién cuida a los hijos, te preguntan si tomas algún anticonceptivo, si vas a tener más hijos, cuándo fue tu última regla. Te sacan porque no hay salas de lactancia y no te puedes aguantar extraerte la leche ocho horas de una jornada, lo cual es muy doloroso”.

    De las 119 organizaciones, tanto privadas como de Gobierno y de la sociedad civil, que Mamá Godín analizó en su ranking del año pasado, solo 28 obtuvieron validación por tener políticas que atraen, retienen y desarrollan a mujeres cuidadoras. Solo el 18% de las organizaciones que han aplicado al ranking lo han abrobado. Solo una de cada 14 plazas de trabajo en estas organizaciones es ocupada por una madre trabajadora, una cifra “escandalosa”, opina Zamorano.

    “Ya tendríamos que haber cerrado todas las calles y avenidas principales en el país”, dice Zamorano con una indignación palpable, ”lo que a mí me cuesta que me entiendan las colegas y que me entiendan los líderes de las organizaciones es que es una sentencia para seguir poniéndole rostro de mujer a la pobreza en México. Además de seguir perpetuando espirales de violencia”.

    Bajo la actual Administración, la situación de las mujeres trabajadoras se volvió más difícil, ya que el Gobierno desapareció el sistema nacional de cuidados, el cual ya era insuficiente. En lugar de pagos directos del Gobierno a guarderías, estancias y escuelas de tiempo completo que permiten a las madres trabajan en horarios formales, el Gobierno transfiere fondos a los padres de familia. Por otro lado, ha habido una serie de cambios en materia laboral que va desde el incremento en el número de días de vacaciones (de seis a 12 al año), el incremento al salario mínimo, nuevos mecanismos de denuncia en contra de sindicatos corruptos y ahora, se baraja en el Congreso la posibilidad de que se reduzca la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales.

    Para Zamorano, con maestría en políticas públicas del Tec de Monterrey, todas estas medidas constituyen una “política ficción” con un impacto limitado. “Son una serie de parches que hemos ido amoldando de acuerdo al momento político en que nos encontramos”, dice, “se están usando estos cambios para promover al partido oficialista, aunque solamente nos enfocan en la población económicamente activa y, en este caso, a la población que trabaja en la formalidad. Nos quedamos bien cortos en la política social porque el grueso de la población en este país pertenece a la economía informal”.

  • Mujeres en México son primeras profesoras de un idioma o leguaje

    Mujeres en México son primeras profesoras de un idioma o leguaje

    De acuerdo con una encuesta realizada en México por la firma Preply, una plataforma de enseñanza en línea que conecta a estudiantes y profesores, las madres modernas se enfrentan a nuevos retos y, al mismo tiempo que desarrollan su actividad profesional, se convierten en las primeras profesoras de un idioma o lengua.

    Dicha encuesta reveló que además del español, 27% de las madres mexicanas dedican tiempo a enseñar y practicar inglés con sus hijos, mientras que 8% de los encuestados han recibido de sus madres la enseñanza de al menos una de las más de 60 lenguas indígenas que existen en México, lo que contribuye a mantener vivas las tradiciones de un país multicultural como la nación mexicana.

    La investigación arrojó también que el inglés destaca como el idioma más enseñado por las madres, aún cuando no es su lengua materna. Asimismo, destacan algunos idiomas diferentes, como el aprendizaje de lenguas indígenas en el Este y en el Sur, ambos con 11%, que están por encima de la media nacional, y en el Centro, donde 5% de los encuestados dijo que sus mamás les enseñan francés.

    La encuesta de Preply, revela además que en todo el país, 11% de las mamás hablan la lengua náhuatl, mientras que 5% están familiarizadas con el maya. Por ello, palabras como “nantli” y “na’” (en náhuatl y maya, respectivamente) destacan para los mexicanos como algunas de las formas bonitas, según ellos, de referirse a la madre, siendo elegidas por 13% y 10% de los encuestados, respectivamente.

    La forma de referirse a la madre varía según la región, y aunque a nivel nacional los mexicanos prefieren la palabra “mamá” en un 58%, en el Norte, el 55% de los encuestados suele llamarla “amá”. Por otro lado, en el Este, 54% tiende a usar “mami”, al igual que en el Sur, con 50%. Mientras, en el Oeste y el Centro, el 43% opta por “má” para referirse a su madre.

    Otro dato interesante de la encuesta es la presencia de las palabras inglesas “mom” y “mommy” tanto en el Norte (donde los estados están más cerca de la frontera estadounidense), con un 12% y un 6%, respectivamente, como en el Sur (donde los estados están más lejos de los estadounidenses), con un 9% y un 5%, respectivamente.

    La encuesta muestra cuáles son las frases con la que los mexicanos identifican a sus madres. Algunas son incluso humorísticas y características de cada una de las regiones del país. Por ejemplo, en el Norte, 25% de los encuestados recuerda a sus madres por la frase “Todo te entra por un oído y te sale por el otro”.

    En el Este del país, el 32% tiene en mente la frase “Si fulanito se tira de un puente, ¿te tiras tú también?” de sus madres; mientras que en el Oeste, el 40% dice recordar a sus madres con la frase: “Y si lo busco y lo encuentro, ¿qué te hago?”. Por último, en el Sur, el 36% piensa inmediatamente en su mamá con el tradicional “Te lo dije”, y, en el Centro del país, el 32% identifica a su mamá con la frase “Porque soy tu madre”.

  • México será sede de la III Conferencia Internacional sobre Política Exterior Feminista en 2024

    México será sede de la III Conferencia Internacional sobre Política Exterior Feminista en 2024

    En el marco de la II Conferencia Internacional sobre Política Exterior Feminista, celebrada en La Haya, Países Bajos, el 1 y 2 de noviembre, la delegación de México recibió la sede de su tercera edición, a realizarse en 2024.

    México fue el primer país del sur global en adoptar una Política Exterior Feminista (PEF) al reconocer la necesidad de acelerar los esfuerzos hacia la igualdad de género.

    En la II Conferencia de La Haya participaron representantes gubernamentales, de la sociedad civil, movimientos feministas, fundaciones, sector privado y organismos internacionales, quienes dialogaron sobre los avances y los retos hacia la consolidación de políticas exteriores feministas como mecanismos para avanzar en la agenda de igualdad de género.

    La Conferencia de La Haya estuvo precedida por el segmento ministerial efectuado el 20 de septiembre pasado en Nueva York, en el contexto de la semana de alto nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en el que la secretaria de Relaciones Exteriores, Alicia Bárcena Ibarra, se refirió a la prioridad que otorga a la implementación efectiva de una Política Exterior Feminista como un instrumento transformador para la igualdad.

    La celebración de la próxima Conferencia sobre Política Exterior Feminista se llevará a cabo a la luz del compromiso renovado con una PEF que fortalezca un enfoque transversal para su ejecución en todas las políticas y aspectos de la diplomacia mexicana.

    AC

  • Derechos reproductivos de las mujeres en México enfrentan muchos retos

    Derechos reproductivos de las mujeres en México enfrentan muchos retos

    La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que el gasto público en salud por país represente mínimo el seis por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB), sin embargo, México destina menos del 3 por ciento, uno de los principales motivos por los cuales la atención médica es de baja calidad, no se cuenta con la infraestructura suficiente y el acceso es desigual.

    Entre los sectores más afectados por la falta de recursos y de servicios de salud que cumplan con los estándares internacionales, están las mujeres.

    https://x.com/FundarMexico/status/1717271142224793960?s=20

    De acuerdo con Fundar, a pesar de ser una de sus obligaciones, el Estado Mexicano está lejos de poder garantizar el derecho a la salud sexual y reproductiva (SSyR) de las mujeres.

    Muestra de ello, son los altos niveles de muerte materna y embarazo adolescente no deseado, el creciente número de mujeres que experimentan violencia en todas sus formas y la persistente criminalización de quienes han ejercido su derecho a decidir.

    En su investigación titulada “Muchos recortes y pocos recursos, desafíos para garantizar la salud sexual y reproductiva de las mujeres”, la organización civil explica que uno de los retos que impide la garantía plena de estos derechos se relaciona con el poco dinero público que se asigna a los tres programas de SSyR dirigidos a más de 34 millones de mujeres sin empleo formal, quienes se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad y acceden a los servicios de salud para población abierta.

    De mal en peor

    La investigación de Fundar deja en claro cómo ha decrecido el presupuesto para fines de atención sexual y de reproducción de las mujeres a lo largo de la actual administración.

    Entre 2018 y 2023, los recursos asignados por el Poder Legislativo para el Programa Salud Materna Sexual y Reproductiva (SMSyR) no han sido progresivos, sino todo lo contrario.

    El presupuesto de 2023 es 26.2 por ciento menor que el que se aprobó hace cinco años, en 2018.

    En términos de monto de recursos, 2019 fue el año de mayor asignación, con 3 mil 083 millones de pesos, y 2022, el de menor con 2 mil 232 mdp.

    https://x.com/beoliverav/status/1456351795081584644?s=20

    “Estas fluctuaciones afectan la cantidad de profesionales de la saludinsumosmedicamentos e infraestructura disponibles para garantizar el ejercicio de estos derechos por parte de las mujeres”, se lee en el documento.

    La organización también explica que a lo largo del año, el Poder Ejecutivo disminuye los recursos previamente asignados por el Legislativo sin que este ejerza ningún control, por lo que el presupuesto disponible termina siendo aún menor al asignado, hecho que afecta todavía más los derechos de las mujeres mexicanas.

    “El Ejecutivo no debería realizar adecuaciones a la baja sin justificación y sin aprobación del Congreso. A pesar de este principio, en 2019 y 2022, el Ejecutivo disminuyó en más de un tercio los recursos que se aprobaron para el Programa de SMSyR, lo que impactó el cumplimiento de sus metas y objetivos.

    A lo largo del año, el Poder Ejecutivo disminuye los recursos previamente asignados por el Legislativo sin ningún control, por lo que el presupuesto disponible termina siendo aún menor al asignado. Foto: Especial
    A lo largo del año, el Poder Ejecutivo disminuye los recursos previamente asignados por el Legislativo sin ningún control, por lo que el presupuesto disponible termina siendo aún menor al asignado. Foto: Especial

    “Estas disminuciones han sido constantes y se han vuelto más una regla que una excepción… Además, es importante señalar que estas adecuaciones se dan en un contexto en el que la violencia contra las mujeres se ha recrudecido, en el que hay una mayor demanda de los servicios de salud por el crecimiento demográfico y en el que el presupuesto en salud para población abierta es históricamente bajo en comparación con el de sistemas de salud para personas con empleo formal”, dice el centro de análisis e investigación.

    Aunado a esto, también se reportan subejercicios, ya que las unidades ejecutoras de los programas de SMSyR no gastan en su totalidad el presupuesto que tienen disponible en un año fiscal determinado.

    De acuerdo con Fundar, los mayores subejercicios se presentaron en 2021 con -4.6 por ciento y en 2022 con -6.6 por ciento, situación que compromete aún más los recursos para salud sexual y reproductiva.

    Recursos en la opacidad

    Uno de los principales hallazgos de la investigación realizada por Fundar en materia de derechos sexuales y reproductivos de la mujeres, son elevados niveles de opacidad con los que se manejan los recursos destinados para este fin. 

    De acuerdo con el centro de análisis e investigación, la falta de transparencia en el gasto impide conocer la totalidad de recursos que se asignan para financiar los programas de SSyR.

    A pesar de que actualmente existe se cuenta con el Sistema de Información para la Administración del Fondo para el Fortalecimiento de Acciones de Salud Pública en las Entidades Federativas (SIAFFASPE), plataforma en la cual se debe detallar el monto específico que cada estado ha de destinar a salud sexual y reproductiva, las entidades no transparentan las cifras.

    “Si bien la plataforma SIAFFASPE es muy útil para conocer dichos montos, no se publica de forma proactiva, por lo que sólo se accede a ella a través de solicitudes de información pública; información que no se entrega en formatos abiertos, lo que limita su consulta y uso por la ciudadanía.

    “Esto significa un retroceso en términos de transparencia y rendición de cuentas, pues se perdió la trazabilidad de estos recursos que antes sí se reportaban”, asegura Fundar.

    Panorama desalentador

    La investigación “Muchos recortes y pocos recursos, desafíos para garantizar la salud sexual y reproductiva de las mujeres” que publicó Fundar el 24 de octubre pasado, advierte que son cinco los principales retos que impiden que este sector poblacional acceder a sus derechos.

    El primero de estos se refiere a las carencias por ingreso y salud. Prueba de esta problemática que enfrentan es que el año pasado, el 36.9 por ciento de las mujeres en México, es decir, aproximadamente 24.1 millones, vivía en situación de pobreza de acuerdo con las cifras del Coneval.

    Además, en ese mismo año, datos de la ENIGH 2022 muestran que 38.7 por ciento de las mujeres (25.2 millones), no tenían acceso a servicios de salud.

    El segundo obstáculo es el elevado número de muertes de mujeres que se dan al año por cada 100 mil nacimientos en el país.

    De acuerdo con Fundar, en 2020 y 2021, la Razón de Muerte Materna (RMM) nacional fue de 39.8 y 46.6 mujeres respectivamente.

    Son múltiples los factores en México que impiden a las mujeres acceder a sus derechos en materia de salud, los que más las afectan actualmente es la violencia en todas sus formas, así como la falta de educación sexual y planificación familiar. Foto: Especial
    Son múltiples los factores en México que impiden a las mujeres acceder a sus derechos en materia de salud, los que más las afectan actualmente es la violencia en todas sus formas, así como la falta de educación sexual y planificación familiar. Foto: Especial

    “Esta cifra se mantiene mucho más alta en regiones con mayor pobreza y población indígena, en particular en Chiapas, Guerrero y Oaxaca”, se lee en la investigación.

    En 2020, el promedio de RMM en países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) fue de sólo 22 mujeres. Los países con la tasa más baja, como Noruega o Polonia, registran sólo 2, de acuerdo con cifras del Banco Mundial.

    La violencia en todas sus formas, pero en especial la obstétrica, es otro de los principales obstáculos para poder garantizar los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.

    Cifras del INEGI con corte a diciembre de 2022, revelan que en el país el 70.1 por ciento de las mujeres de 15 años y más ha experimentado violencia al menos una vez en su vida.

    El tipo de violencia de mayor prevalencia fue la psicológica (51.6 por ciento), luego la sexual (49.7  por ciento), la física (34.7 por ciento) y la económica con 34.7 por ciento y la patrimonial o discriminatoria (27.4 por ciento).

    Mientras que 33.4 por ciento de las personas que tuvieron un parto o cesárea entre 2016 y 2021 reportaron haber sufrido violencia obstétrica.

    La falta de planificación familiar y de educación sexual es otro de los principales motivos que truncan los derechos de las mujeres en esta materia.

    Según el análisis de Fundar, en 2018, el 27.4 por ciento del embarazo adolescente no fue planeado y obedecía a un deficiente acceso a información sexual y métodos anticonceptivos.

    “Cinco años después, es alarmante comprobar que prevalece el embarazo en niñas, lo que constituye una grave forma de violencia y una omisión del Estado en la garantía de sus derechos: en 2021, se presentaron 111 mil 172 nacimientos de madres de entre 10 y 17 años al momento del nacimiento”.

    Por último, a pesar de que la Suprema Corte de Justicia del País despenalizó el aborto a nivel federal, el acceso a estos servicios de forma segura aún no es una realidad para todas las mujeres mexicanas, lo cual también atenta contra sus derechos sexuales y reproductivos.

    ¿Cómo resolver la crisis?

    La primera batalla que se tiene que librar para que las mujeres puedan acceder a sus derechos en materia de salud, es para modificar el presupuesto asignado en la materia para el próximo año, explica Fundar.

    “Frente a la discusión del Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEFde 2024, es urgente que el Poder Legislativo tome en cuenta tanto los dictámenes de las distintas comisiones parlamentarias (salud, género, niñez, etc.) como las demandas de la sociedad civil y profesionales de la salud respecto a la necesidad de aumentar el presupuesto actual del Programa de SMSyR, lo que permitiría recuperar algunos de los indicadores de SSyR y mejorar progresivamente el ejercicio de los derechos de las mujeres.

    “Se propone que en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para 2024, la asignación de recursos al Programa de SMSyR recupere al menos los niveles de 2019, año en que tuvo los recursos más altos en el periodo 2018-2023”.

    Para garantizar los derechos de las mujeres en materia de salud sexual y reproducción, es fundamental que se asignen más recursos, se combata la opacidad y se aproveche al máximo el dinero asignado año con año. Foto: Especial
    Para garantizar los derechos de las mujeres en materia de salud sexual y reproducción, es fundamental que se asignen más recursos, se combata la opacidad y se aproveche al máximo el dinero asignado año con año. Foto: Especial

    En materia legislativa, el centro de investigación y análisis, también recomienda al Congreso de la Unión pronunciarse en contra de las adecuaciones a la baja del Ejecutivo para garantizar la irreductibilidad del presupuesto que aprobó para los programas que promueven la igualdad entre mujeres y hombres, tal como señala la Ley.

    Por último, Fundar asegura que es fundamental evitar los subejercicios y fomentar la transparencia.

    “Dados los múltiples desafíos para garantizar la SSyR de las mujeres en mayor situación de vulnerabilidad, es fundamental comprometer más recursos para su atención, promover un mayor control del Legislativo que evite las adecuaciones a la baja por parte del Ejecutivo y lograr una mayor transparencia y rendición de cuentas de los recursos comprometidos y ejercidos para la garantía efectiva de estos derechos”, comenta la organización.

  • Mujeres y ciencia: desigualdades de género de ayer… y de hoy

    Mujeres y ciencia: desigualdades de género de ayer… y de hoy

    La historia está repleta de importantes figuras cuyos aportes científicos han dado forma a la comprensión actual de los fenómenos que nos rodean. Sin embargo, es difícil encontrar contribuciones de mujeres en las narraciones históricas tradicionales. ¿Acaso no había mujeres científicas? ¿O es que han sido, literalmente, “borradas” de la historia?

    Durante mucho tiempo, la sociedad ha asignado a la mujer el rol de esposa, madre y cuidadora. Las mujeres que soñaban con estudiar o con dedicarse a la ciencia necesitaban autorización de sus padres o maridos. Un argumento habitual era que las mujeres no tenían la capacidad intelectual necesaria para llegar a ser científicas. Vamos, que no podían menstruar y pensar al mismo tiempo. También se decía que si las mujeres se dedicaban a la ciencia serían menos femeninas y dejarían de casarse y de tener hijos. Que su crecimiento intelectual supondría poco menos que la extinción de la especie humana.

    Estos estereotipos restaron autonomía a las mujeres. Además, condicionaron sus decisiones y sus oportunidades de desarrollo. El resultado es que, hasta hace bien poco, las universidades y centros de investigación fueron lugares exclusivos para los hombres.

    Obstáculos educativos y segregación sexual

    Durante muchos siglos a las mujeres se les negó la oportunidad de estudiar en la universidad. Para ellas se crearon los Colleges. Estos eran centros formativos exclusivamente femeninos. Supusieron un avance, pero también reforzaron estereotipos y limitaron las oportunidades de colaboración y promoción de las mujeres.

    Con gran esfuerzo, las mujeres lograron acceder a la Universidad. Pero, a menudo, se les expulsaba o se les negaba la titulación. Otras veces se les otorgaba un título inferior al que deberían haber obtenido.

    Las pocas que lograban un doctorado tampoco lo tenían fácil. Las universidades pusieron grandes obstáculos a sus carreras científicas. Por ejemplo, desarrollaron normativas que prohibían a las mujeres trabajar en las mismas universidades que sus maridos. Como consecuencia, no podían ser contratadas, y si ya lo estaban eran despedidas. Para avanzar en su carrera, muchas de ellas se vieron obligadas a optar por permanecer solteras.

    Incluso las mujeres que lograban conseguir puestos académicos eran frecuentemente excluidas de cargos de responsabilidad. Muchas se dedicaron a ámbitos secundarios y su remuneración era inferior a la de sus compañeros. También se les limitaba el acceso a financiación, laboratorios bien equipados y recursos clave para el desarrollo de sus investigaciones.

    Aun así, las mujeres siempre han participado en la ciencia. Las encontramos en áreas que se consideraban adecuadas para ellas. Por ejemplo, han realizado tareas de escribas, copistas y tipógrafas. También han iluminado manuscritos y han decorado con ilustraciones los libros de botánica. Incluso fueron “calculadoras humanas” para la NASA y se encargaron de la programación de los primeros ordenadores.

    Sin embargo, conforme estos campos fueron ganando prestigio social, la presencia femenina comenzó a reducirse.

    Lucha continua por el reconocimiento

    A pesar de todas las barreras existentes, muchas mujeres han conseguido realizar contribuciones científicas destacadas. Pero se mantiene una conocida dificultad: el reconocimiento de su autoría. Muy a menudo, el trabajo de las mujeres en ciencia es atribuido a colegas hombres o bien cuestionado o desprestigiado. Este fenómeno se conoce como “efecto Matilda”.

    En muchas ocasiones, perdemos el rastro de las científicas. Esto ocurre, muy especialmente, cuando adoptan el apellido de su marido al casarse. Y, teniendo en cuenta que las normas de publicación científica sustituyen los nombres por iniciales, ¿cómo saber, a simple vista, que detrás del logro científico hay una mujer?

    Desigualdad en la carrera científica

    En los últimos años se han aprobado importantes leyes que obligan a las universidades a garantizar la igualdad de género. Pero, aunque se han producido grandes avances, los datos revelan que las desigualdades persisten. Por ejemplo, a principios del pasado verano se presentó un informe que mostraba brechas salariales de género en las universidades públicas españolas.

    Estos resultados nos sorprenden. Si los criterios para definir el salario base son comunes para toda la plantilla, ¿por qué las mujeres ganan un 19,1 % menos que los hombres? La respuesta parece encontrarse en diferencias en los complementos salariales que dependen, principalmente, del reconocimiento de méritos de investigación.

    Desgraciadamente, incluso hoy en día, las mujeres investigadoras reciben menos reconocimiento del que merecen. También reciben menos financiación que sus compañeros varones y menos recursos. Es decir, que la brecha salarial refleja que el trabajo de las mujeres se sigue valorando menos.

    Además, existen otros factores relevantes para entender estos datos. La presencia de mujeres en altos puestos (asociados a mayor poder y salario) es menor. Por ejemplo, solo hay 23 rectoras en España (de un total de 91). Las mujeres también participan más en tareas de carácter administrativo o de gestión social del grupo. Y la dedicación a los cuidados en la familia es mayor, también entre las mujeres académicas, como se vio durante la pandemia.

    Estas desigualdades no se encuentran solamente en España. A nivel mundial, las mujeres suponen únicamente el 33,3 % del total de investigadores. Y las brechas de género se hacen más evidentes al analizar por posiciones académicas y áreas científicas.

    Si lo pensamos bien, no se trata únicamente de sumar más mujeres en las estadísticas (científicas, altos cargos, etc.). También se requieren cambios en los valores asociados a las carreras científicas. Y comenzar desde la base educativa, donde niñas y niños se acerquen a la ciencia en igualdad de condiciones y con igual reconocimiento. Todavía nos queda mucho trabajo por hacer pero, afortunadamente, estamos en el camino.

    Dau García Dauder recibe fondos de la Agencia Estatal de Investigación para la realización del proyecto titulado Cartografías, itinerarios y mecanismos de exclusión/expulsión en el sistema sanitario (PID2022-1385130B-100)

    María del Pilar Aivar Rodríguez recibe fondos de la FECYT (proyecto FCT-20-17301, titulado Programa de acercamiento de la psicología científica y la neurociencia a la infancia) y de la Agencia Estatal de Investigación (proyecto PID2021-125162NB-I00).

  • Los hombres tienen mayor acceso que sus pares mujeres a prestaciones laborales

    Los hombres tienen mayor acceso que sus pares mujeres a prestaciones laborales

    Las mujeres son más vulnerables en el mercado laboral; enfrentan mayor informalidad, menores sueldos o salarios y menor acceso a casi todas las prestaciones laborales.

    La brecha de género más profunda se observa en el acceso al cobro de aguinaldo: mientras 26% de los trabajadores tienen este derecho, sólo el 18% de las mujeres lo tiene.

    De acuerdo con cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) procesadas por el Coneval, la única prestación que llega a más mujeres que hombres es el acceso a licencias temporales para el cuidado de los hijos.

    El 6% de las mujeres que trabajan tienen esta prestación, mientras que para los hombres la cifra es de 5 por ciento.

    Se observa también que, pese a que son parte de las prestaciones mínimas que establece la ley, cerca del 60% de los trabajadores y trabajadoras no cuenta con aguinaldo ni vacaciones pagadas.

  • Mujeres egresadas de la UNAM se unen en contra de las barreras del mundo laboral

    Mujeres egresadas de la UNAM se unen en contra de las barreras del mundo laboral

    Al terminar la educación universitaria, sin contactos, una red de apoyo o privilegios, muchas personas se enfrentan el mercado laboral en soledad. Especialmente las mujeres. “Eso es lo que realmente marca la diferencia” entre las primeras experiencias laborales y desarrollo profesional, dice Gabriela Fernández, presidenta de Mujeres Egresadas de la UNAM, la primera agrupación de ese tipo.

    Pero, retrocediendo apenas un paso, a cuando las mujeres estudian, las condiciones que viven las universitarias también inciden en su futuro laboral. “Los espacios estudiantiles, como los de trabajo son violentos con nosotras y eso orilla a muchas dejar esos dos entornos o, en el caso de las alumnas, a no titularse”, dice Fernanda Rodríguez, otra de las fundadoras de esta asociación.

    En el ciclo escolar 2021-2022 egresaron 30,735 personas de las diferentes licenciaturas y carreras técnicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). De ellas, el 56.4% es mujer. Sin embargo, de las más de 58.5 personas con empleo a mediados de este año, el 60% es hombre y el 40%, mujer.

    Desde hace más de 20 años, del total de mujeres que ingresan a una licenciatura en la UNAM, “sólo entre el 20 y el 30% se titula”, sostiene Verónica Lona, integrante de esta asociación multidisciplinaria que fue formalizada en agosto pasado.

    “¿Dónde están las egresadas de la UNAM?”, cuestiona Gabriela Fernández. Las estadísticas de las mujeres en las empresas responden a esa pregunta, señala. Es decir, en puestos de mando medio, pero no más allá; ganando salarios insuficientes, con una jornada de trabajo del hogar y de cuidado no remunerado, viviendo acoso y hostigamiento sexual.

    “No queremos seguir esperando a que las cosas cambien por sí mismas o que alguien más detone un proceso de cambio. No podemos seguir en ese rezago”, señala la presidenta de Mujeres Egresadas de la UNAM.

    Red de contención para las egresadas
    Las asociaciones de exalumnos son comunes y llevan muchos años funcionando. Poco a poco, a medidas que más mujeres lograron ejercer su derecho a la educación universitaria y a fuerza de no poder contener el cambio, esos grupos abrieron sus puertas a las mujeres.

    Sin embargo, el poder masculino sigue predominando en muchas de esas asociaciones. Por eso “nosotras nos enfocamos en el tema de género”, porque la segregación “parte de las aulas y de la estructura universitaria y continúa afuera, cuando salimos a un entorno laboral adverso para las mujeres sin una red de contención”, apunta Gabriela Fernández, maestra en Negocios Internacionales.

    Según el QS World University Ranking 2023, la UNAM es la mejor universidad del país, entre un total de 32 instituciones de educación superior contempladas. A nivel Latinoamérica, es la segunda mejor posicionada, después de la Universidad de Buenos Aires.

    Además, es una universidad pública. El segundo lugar entre las mejores del país, de acuerdo con este ranking es el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).

    “La UNAM es de las universidades públicas más importantes de Latinoamérica y nos estaba faltando este espacio”, señala la presidenta de Mujeres Egresadas.

    La UNAM es también “diversa y ésa es nuestra gran riqueza, porque las alumnas y egresadas venimos de diferentes entornos socioeconómicos, tenemos distintas identidades y nuestro principal reto es justamente abrazar eso, aceptarnos y ser esa red de contención”.

    Uno de sus objetivos es impulsar y visibilizar a las mujeres egresadas de la Máxima Casa de Estudios, explica Fernanda Rodríguez, otra de las fundadoras de esta asociación.

    Algunos de los beneficios que ofrecen a quienes se integren son vinculación con más profesionistas, capacitaciones, mentorías por parte de “mujeres que han logrado un gran desarrollo” en diferentes ámbitos y divulgación de los emprendimientos.

    Para formar parte de esta asociación hay que adquirir una membresía que, hasta el 31 de diciembre será gratuita. Luego, el costo será de 350 pesos anuales.

    Reconocimiento oficial de la UNAM
    Mujeres Egresadas de la UNAM es “el resultado final de un sueño, un proyecto que habíamos tanteado desde finales de 2019”, narra Gabriela Fernández. “Somos más de la mitad de la población inscrita en la UNAM y aún así, no estamos representadas”, apunta Verónica Lona.

    Comenzaron con 32 mujeres, pero no quisieron continuar con la inscripción de más hasta no contar con el reconocimiento oficial de la universidad. Finalmente, el 31 de agosto de 2023 autoridades universitarias les tomaron protesta y les entregaron la documentación donde las reconoce como la Asociación Multidisciplinaria de Mujeres Egresadas de la UNAM.

    Ese mismo día, otras 52 mujeres se afiliaron y desde entonces han ido creciendo en el número de integrantes. Esto se debe a que cuando “hablamos sobre nuestras experiencias de vida, nos damos cuenta que son muy comunes y muchas las compartimos”, dice Andrea Solís, parte de la asociación.

    “Es un claro indicador de que se ha perpetuado y se continúa perpetuando la violencia, la discriminación y la desigualdad de género en muchos ambientes, incluido el laboral”, agrega.

    Pero se sienten alentadas por una nueva generación de jóvenes “que alzan la voz cuando son víctimas de este sistema violento, no solamente por parte de profesores y profesoras, sino también en el ámbito laboral”, apunta Fernanda Rodríguez.