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  • Una mirada al cine documental hecho por mujeres mexicanas indígenas

    Una mirada al cine documental hecho por mujeres mexicanas indígenas

    En la medida que nos oigamos,

    nos reconozcamos en la diferencia 

    y repensemos como construir diálogos pensantes, 

    sintientes y respetuosos, 

    podemos seguir juntando hilos desde donde estemos[…]

    Lorena Cabnal 

    Feminismo comunitario desde las mujeres Maya-Xinca de Guatemala 

    El cine es un espejo del mundo, muestra historias que definen el contexto que se desarrolla frente al ojo de cineastas, y el cual a la larga cobra su peso histórico. Los géneros cinematográficos como el western, refuerzan conceptos como la indigenidad. Una imagen exótica del indio con su cuerpo pintado, las plumas en su cabeza y los labios perforados: representación hecha para la imaginación de un observador cultural lejano. El cine también es ideología. La concepción de la indigenidad se ha manipulado históricamente para servirles a los intereses coloniales y, a su vez, a la explotación de los pueblos. En el caso de México ha sido utilizada para la transmisión de valores nacionalistas.

    Por otra parte está el documental, donde lo íntimo se convierte en político, haciéndonos voltear la cabeza hacia voces que encuentran por este medio una salida. Cobra el carácter de denuncia. He allí la importancia de contar historias desde un grupo tan segregado como lo son las mujeres de comunidades indígenas, ya que tal ejercicio incita a reflexionar sobre temas de interés común como la diversidad, la identidad y la equidad de género, pero desde otra perspectiva alejada de la mayoría de las representaciones de la ficción más conocida.

    Un punto clave en las producciones cinematográficas indígenas se da en la década de los 80 con las primeras aventuras de los antropólogos y cineastas etnográficos involucrados en diferentes organizaciones no gubernamentales (ONG) como una respuesta al contexto emergente del activismo indígena para usar y apropiar los medios como herramientas de acción cultural y política. Esta corriente surge en contra de aquellas teorías formuladas conforme a ideologías hegemónicas que mantienen un imperialismo tecnológico y cultural, en el cual a la imagen etnográfica se le atribuye la “responsabilidad” auto adjudicada de documentar a los pueblos que se creía estaban en “peligro de extinción”. Sin embargo, desde dos décadas antes se le debe a Jean Rouch la exploración de un cine participativo, para el cual desarrolló diversas metodologías como el feedback, en el cual los filmados son enfrentados al material que ha recogido el cineasta, y la etnoficción, la creación colectiva y espontánea del guion. Toda su teoría y práctica del cine es, en suma, un proyecto que busca devolver a los colonizados el control sobre su imagen.

    En México, el primer taller audiovisual de video indígena fue realizado en 1985 y estuvo integrado en su totalidad por artesanas Ikood, originarias de San Mateo del Mar, Oaxaca. Derivado de ese primer encuentro, se realizó la película documental La vida de una familia Ikood (1985) dirigida por Teófila Palafox, quien fue una de las primeras mujeres que tomó la cámara Super 8. Ella realizó este filme que retrata la vida de su comunidad de tejedoras en Oaxaca.

    “Adquirimos la primer experiencia de usar un equipo moderno. Porque nosotras somos mujeres tejedoras y hacemos imágenes sobre un textil: la pieza textil. Pero, es una expresión limitada. Toda arte tiene que dar vida, imagen y vida”.

    Teófila Palafox

    Las reflexiones de las realizadoras indígenas contemporáneas sugieren que poco han cambiado las condiciones de sus comunidades donde se les niega una autonomía, ya sea para amar libremente, para organizarse políticamente o para ser dueñas legítimas de la tierra y de su trabajo. Lo más subversivo de una película indígena es la crítica hacia el entorno que reniega sus comunidades, como por ejemplo los feminismos hegemónicos. Cineastas como Dolores Santiz, tzotzil originaria de Chamula, Chiapas, mantienen una perspectiva interseccional, dejando de lado la clásica diferenciación entre lo “público” como espacio asegurado al varón, y lo “privado” como lugar naturalizado de la mujer. Con sus producciones documentales como Pox, la bebida sagrada (2010) va apropiándose de estrategias de la lucha política y técnicas fílmicas para cambiar la cosmovisión indígena que existe, y así lograr una emancipación de los estereotipos antropológicos.

    Pero, ¿qué accesos tienen estas mujeres a los medios de producción, a las pantallas, al público? Hasta 2018, en el anuario estadístico del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE) no se mencionaban producciones indígenas. Aunque existe el talento, ante los programas para la creación y las pantallas para su distribución, pareciera que estas son inexistentes.

    Gracias a proyectos como Ambulante Más Allá, creado en 2012, cineastas como Dinazar Urbina Mata, originaria del municipio de Villa de Tututepec, Oaxaca (quien además ha cursado un taller en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, Cuba) realizó el largometraje Siempre andamos caminando (2017). A partir de esta iniciativa también María Candelaria Palma, nacida en el pueblo de San Antonio bienes comunales de Cacahuatepec, Acapulco, Guerrero, pudo realizar su ópera prima Rojo (2019), ganadora de una mención especial en la entrega 17º del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), además de recibir la beca Jenkins-del Toro en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara.

    Ingrid Eunice Fabian también se une a la lista. Nacida en la comunidad de San Bartolo Coyotepec, Oaxaca, ha dirigido el cortometraje documental Gente de mar y viento (2016) realizado en los talleres de Ambulante Más Allá, además de haber sido becada por el proyecto Imágenes en movimiento del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC).

    Dicho programa, también conocido como “el CCC con patas”, busca descentralizar la cultura y educación cinematográfica. Resultado de este proyecto son 10 producciones, de las cuales la mitad fueron hechas por mujeres, como Ak’Riox guiadora de caminos (2014) de Liliana Guadalupe López López, Clementina y el chocolate (2015) de Beatriz Adriana Rodríguez Gutiérrez, Ixmukur (2015de Marian Teratol, Ore’is Syawa voces de Alejandra Gómez Castro Después de ella (2013) de Alhelí López. 

    Además de este programa, existen otros como la beca Film Watch, otorgada por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos en colaboración con diversas instituciones mexicanas como el FICM y la Universidad Autónoma Metropolitana de Cuajimalpa. El objetivo de Film Watch es ser una plataforma para artistas con poca representación y cultivar nuevas audiencias. Estos programas y becas nos muestran la condición migratoria de las cineastas, quienes han tenido que ir y venir de sus comunidades a ciudades más grandes, a la capital del país o hasta otros países, a estudiar o festivalear sus producciones para lograr una mayor difusión.

    Por ejemplo, Luna Martínez Andrade, nacida en Guelatao, Oaxaca, es egresada de la Universidad de Guadalajara y en 2019 estrenó su primer largometraje documental Tío Yim (2019) gracias a diversos apoyos de financiamiento. Su visión particular le ha valido diversos premios en festivales nacionales, así como en Cuba. El caso de Luna Marán va más allá de la realización, ya que ha impulsado espacios en su comunidad para la realización y exhibición de cine hecho por los propios habitantes. Ejemplo de ello es el Cine Too, una sala de cine comunitario que también es una ventana a la cultura cinematográfica mundial.

    Yolanda Cruz quien es originaria de San Juan Quiahije, Oaxaca, estudió una licenciatura en Artes Liberales en El Colegio Estatal de Evergreen, Olympia, Washington, y un Master of Fine Arts (MFA) en el Departamento de Cine, Televisión y Medios Digitales de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA). Cuenta con una fructífera carrera que inició en 2005 con el cortometraje documental Sueños Binacionales (2005). En una plática con público del CCCEn una plática con público del CCC, la directora de Guenati’za: Los que vienen de visita (2003), expresó su necesidad de entender su público, para quién hace su cine. De la intención de presentar al mundo “qué pensamos los indígenas, cómo vivimos, cómo es nuestro presente”, la visión de Yolanda ha evolucionado a un entendimiento de su propia comunidad. “Históricamente somos comunidades que hemos sido observadas”, enfatizó Yolanda.

    “Quiero más hacer un poco más de trabajo para autoconsumo, quiero hacer un trabajo en el que ya no tenga yo tanto que explicar, en el que pueda yo compartir experiencias, entretener a mi propia comunidad. Es como yo veo el cine, como una herramienta para nosotros”.

    Yolanda Cruz

    Yolanda obtuvo el Premio CDI a mejor película o video indígena en el 9° FICM, además de que su cortometraje Reencuentros: 2501 migrantes (2009) fue ganador del premio a Mejor Documental en la 29ª entrega de los premios Golden Eagle del Council on International Nontheatrical Events.

    Otra cineasta que actualmente presentó su primer largometraje documental, en el cual muestra la discriminación por no hablar español, es María Sojob, quien nació en el pueblo Tsotsil de Chenalhó, Chiapas, y estudió una maestría en cine documental en la Universidad de Chile. Sus documentales, el cortometraje Bankilal (El hermano mayor) (2014) y el largometraje Tote_Abuelo (2019), han sido proyectados en muestras y festivales de cine a nivel nacional e internacional, entre los que destacan el FICM, la Berlinale y Edimburgh International Film Festival. La cineasta también ha transportado su interés a la formación, impartiendo talleres de cine y producción a la niñez tsotsil.

    Es importante que después de la producción, de las becas y los festivales, las historias que salen de estas comunidades vuelvan; sólo así se puede convertir lo personal en político y manifestar su carácter comunitario. En Chiapas, el 36.5% de la población pertenece a pueblos originarios, y en Oaxaca el 65.73%, la mala noticia viene cuando nos enteramos que el 90% de esta población no tiene acceso a las experiencias de exhibición de cine.

    Existen proyectos como la Muestra de Cine Documental en Chiapas, Ocote: Miradas Encendidas, que tiene lugar cada dos años desde 2012, o Xanavel lok’iletik, el andar de las imágenes, realizado entre septiembre y diciembre de 2017. Aunque estos espacios representan el esfuerzo ejercido por colectivos, galerías, asociaciones civiles, grupos de trabajo y universidades, las 7493 pantallas que existen en el país le quedan debiendo mucho a estas cineastas.

    Las producciones cinematográficas y los medios de comunicación en general, ignoran la realidad de estos pueblos y, al contrario, contribuyen a perpetuar una imagen negativa o folclórica que los relega a la marginación. El cine hecho por mujeres indígenas, en especial los documentales, más allá del aporte artístico, buscan una lucha por la autonomía cultural, política y territorial. Este cine se debe hacer, exhibir, mirar, escuchar, disfrutar y vivir.

    Toda la información e imágenes son de ZOOMF7.
    Link original: https://zoomf7.net/2020/10/12

  • Una de cada cuatro mujeres estadounidenses planea abandonar su carrera por los efectos de la covid

    Una de cada cuatro mujeres estadounidenses planea abandonar su carrera por los efectos de la covid

    El agotamiento y el cuidado de los hijos forzarán a millones de empleadas a dejar de trabajar, algo que también se prevé suceda en España y que tendrá importantes implicaciones para la economía.

    El último informe Mujeres en el lugar de trabajo 2020 de Mckinsey afirma que la covid-19 “ha puesto patas arriba los centros de trabajo”, muchos empleados se sienten permanentemente activos, ya que la línea entre trabajo y hogar se ha difuminado [el 93% de las compañías realiza más tareas en remoto], y están preocupados por la salud y por sus finanzas. “El agotamiento es un problema real”, asegura. Máxime en el caso de las mujeres, que tienen más posibilidades de ser despedidas, estancar sus carreras y poner en peligro su seguridad económica. Su doble papel en la oficina y el hogar, especialmente de las que son madres, sin el apoyo de escuelas y cuidadores debido a la pandemia, ha intensificado el problema. Y el resultado es que “una de cada cuatro mujeres está contemplando lo que muchas hubieran considerado impensable hace apenas seis meses: hacerse a un lado en sus carreras o abandonar la fuerza laboral por completo”. Hasta dos millones de mujeres sopesan dejar de trabajar.

    Esto ocurre en Estados Unidos, donde Mckinsey y Leanin.Org han realizado 40.000 encuestas en 317 empresas, en las que detectan lo que consideran una emergencia: “Las empresas corren el riesgo de perder mujeres en puestos de liderazgo, futuras mujeres líderes, y deshacer años de minucioso progreso hacia la diversidad de género. […] Todo el avance que hemos visto en los últimos seis años podría borrarse”. Y no solo eso, “la posibilidad de perder a tantas mujeres de alto nivel de responsabilidad es alarmante”, las consecuencias financieras pueden ser altas, ya que las investigaciones demuestran que los beneficios de las compañías y el rendimiento de sus acciones pueden ser casi un 50% más elevados cuando las mujeres están representadas en la cúpula, explica la consultora.

    Una situación alarmante que bien podría trasladarse a España, donde la crisis del coronavirus también se ha cebado con ellas. El paro femenino continúa aumentando [hay 2,2 millones de desempleadas, frente a 1,6 millones de hombres, a pesar de que ellos son mayoría entre la población activa], están más afectadas por la alta tensión del trabajo y los cuidados, que está empeorando la salud del 41% de ellas y el 64% tienen riesgo de mala salud mental, alertaba recientemente la secretaria confederal de Mujeres e Igualdad de CC OO, Elena Blasco.

    Por eso, las expertas consultadas no se asombran ante los datos aportados por Mckinsey. “Son tremendos, aunque no me sorprenden. La covid ha vuelto a poner en crudo el reparto desigual de las tareas domésticas”, señala Krista Walochik, socia de Talengo. “La situación española no es muy diferente a la de Estados Unidos. En España no hay muchos estudios, pero las mujeres ya venían sufriendo los lastres que suponen las obligaciones familiares y la covid lo complica más todavía. Incluso ahora con los rebrotes, carecen de ayudas para afrontar el confinamiento de los hijos. Lo que subyace es que no se ha resuelto la falta de corresponsabilidad”, aprecia María José López, directora del Observatorio de Conciliación y Corresponsabilidad de Comillas Icade, que está convencida de que la pandemia va a suponer un retroceso en el progreso laboral femenino.

    Así lo cree también Laura Baena, fundadora del Club Malasmadres, “desde el 23 de marzo venimos alertando de que la pandemia va a suponer pasos atrás para la mujer porque la corresponsabilidad está lejos de ser una realidad y la conciliación ha volado por los aires tras el confinamiento, que ha devuelto a los hombres a las oficinas mientras las mujeres siguen en casa ocupándose de los niños”, asegura. Baena señala que muchas ya están renunciando a sus trabajos porque no tienen otra salida, especialmente las más desfavorecidas.

    Hasta este año, Mckinsey había detectado que las tasas de abandono masculina y femenina de las empresas estadounidenses eran comparables. Sin embargo, la pandemia ha metido presión, sobre todo en el caso de las madres, que son tres veces más propensas que los hombres a responsabilizarse del trabajo doméstico: una de cada tres está pensando cambiar de carrera o abandonarla a causa del coronavirus. La principal razón que exponen es el cuidado de sus hijos. Motivo que en el caso de las directivas es el agotamiento.

    Porque son una minoría de empresas las que han ajustado a los tiempos de la covid los objetivos que reclaman a sus plantillas y la presión de unos resultados imposibles de cumplir las está quemando, “no están abordando las posibles causas del estrés subyacente”. Menos de un tercio de las compañías estadounidenses ha actualizado los criterios de revisión del desempeño de sus trabajadores y la mitad ha revisado sus expectativas de productividad. Lo que significa que los empleados se enfrentan a la disyuntiva de no cumplir con los resultados previos a la pandemia o esforzarse por mantener un ritmo insostenible. Madres y directivas están exhaustas, describe el informe. A ello se suma la ansiedad financiera, a la que muchas organizaciones han respondido con programas para aliviar el estrés, más de la mitad han aumentado los permisos pagados y un tercio han compensado los gastos del trabajo remoto, pero muchos empleados no los conocen y a la mayoría lo que más les preocupa es la posibilidad de ser despedidos.

    “Las empresas estadounidenses se encuentran en una encrucijada. Las decisiones que tomen hoy tendrán consecuencias en la igualdad de género en las próximas décadas”, advierte Mckinsey. A su juicio, las corporaciones tienen dos caminos: reconocer la magnitud del problema y abordarlo ayudando a sus empleados e incluso reinventando el modelo de trabajo para hacerlo más flexible o enfrentarse a unas consecuencias que podrían perjudicar gravemente a las mujeres, las empresas y la economía en su conjunto.

    Para retener el talento femenino, aconseja a las organizaciones reducir las presiones a las que lo están sometiendo, revisando sus objetivos de productividad y desempeño para hacerlos más realistas o alargar sus plazos de consecución; darles días libres para descansar del doble rol que ejercen y establecer los límites de la vida profesional y la personal, lo que puede requerir nuevas formas de trabajo, nuevos horarios, en definitiva, mayor flexibilidad. Además, deben reajustar sus políticas de ayuda a los empleados y fortalecer la comunicación. Unas medidas de flexibilidad laboral que serían directamente trasladables a España, a las que habría que añadir, en opinión de Laura Baena, incorporar en todas las políticas sociolaborales la perspectiva de género, de manera que seis de cada diez mujeres dejen de renunciar a ser madres por falta de ayudas a la conciliación. “Tiene que haber más flexibilidad y corresponsabilidad. Necesitamos un plan nacional de apoyo a la conciliación”, zanja.

    Toda la información e imágenes son de EL PAÍS.
    Link original: https://elpais.com/economia/2020-10-05/

  • Más mujeres necesitan pasar de compradoras a vendedoras digitales

    Más mujeres necesitan pasar de compradoras a vendedoras digitales

    En México existen 83 millones de usuarios de Internet, lo cual habla de una sociedad hiperconectada, además 8 de cada 10 adultos mayores ha realizado alguna compra en línea.

    Este gran mercado ha mantenido una constante expansión, la cual aceleró su proceso debido a la pandemia por Covid-19, comentó Janet Huerta, especialista en comercio digital y docente del Curso Ejecutivo Negocios Digitales: Comercio Electrónico, Estrategia de Marketing Digital, Regulación y Ciberseguridad, impartido por la UDLAP Jenkins Graduate School.

    En entrevista explicó que, según un estudio de UPS en México el comercio electrónico creció un 94% a causa de la pandemia ocasionada por el Covid-19, lo cual significa que 2 de cada 10 PYMES venden sus productos hoy en línea a causa de la cuarentena.

    Afirmó que “más que nunca el plano digital está tomando una fuerza sin precedentes” y es fundamental para cualquier negocio estar en Internet, ya que la pandemia aún no acaba y la gente no quiere salir aún, además las nuevas generaciones ya están acostumbradas a las compras digitales, por lo que si un negocio no está en la web pierde un importante nicho de mercado y la expansión de sus ventas.

    Aclaró que “una cosa es tener presencia en línea y otra es vender o tener nuestro negocio digital”; el 73% de las Pymes tienen presencia en línea, lo cual se traduce en una página digital o anuncios de sus productos o servicios, sin embargo, sólo el 10% realmente está en la capacidad de hacer la venta.

    La fundadora de Código Abogado Digital indicó que es muy importante que las mujeres comiencen a capacitarse con respecto al comercio digital, ya que en México el 51% de los compradores son mujeres.

    “Es fundamental que participen dentro de esta economía digital, la realidad es que a veces no lo hacen por desconocimiento de cómo pueden hacerlo o miedo a las herramientas digitales. La tecnología hoy en día nos permite, con inversiones no muy altas, poder llegar a una cantidad infinita de usuarios que ni siquiera a nivel presencial lo podríamos lograr.

    Necesitamos hacer llegar estos conocimientos cada vez más a las mujeres, porque si ya estamos comprando en línea no somos ajenas a estos procesos. Sabemos y lo usamos como usuarios, por qué no podríamos también, usarlo como vendedoras, conociendo lo que implica tener un negocio en línea”, detalló.

    Comentó que para poder acercarnos a un negocio digital lo primero es utilizar redes sociales para comenzar a tener presencia, sin embargo, esto no significa realizar comercio digital. El segundo paso es tener un sitio web y el tercero, realizar las ventas de manera automatizada.

    Aclaró esto, ya que en muchas ocasiones los negocios que no tienen una estrategia de comercio digital se ven rebasados en cuanto a su operación. La automatización significa ahorrar tiempo tanto para el comprador como para el vendedor, además de que esta profesionalización implica conocer la parte legal, lo cual se traduce en confianza del comprador hacia el negocio.

    “El 80% o 90% de las empresas digitales que estoy asesorando no tienen avisos de privacidad, no tienen ninguna política de datos, lo cual puede causar también sanciones administrativas bajo la legislación mexicana; además da desconfianza a los usuarios de mi página web. El 80% de esas empresas digitales tampoco contaba en sus sitios web con un certificado de GGL, lo que pone en riesgo los datos de las tarjetas de crédito que puedan dejar los usuarios en la página al pagar.”

    Janet Huerta destacó que tener un negocio digital implica muchas ventajas, entre ellas que ya no necesitas invertir en oficinas o un local, así como la movilidad del negocio y la comodidad de trabajar donde se quiera. Detalló que esta tendencia continuará, ya que las nuevas generaciones la están adoptando y lo mismo los nuevos emprendimientos económicos.

    Toda la información e imágenes son de MSM.
    Link original: https://www.msn.com/es-mx/dinero/noticias/m%C3%A1s-mujeres-necesitan-pasar-de-compradoras-a-vendedoras-digitales-janet-huerta-especialista/ar-BB1a76Px?li=AAggxAT

  • La dificultad de ser madre trabajadora en plena pandemia

    La dificultad de ser madre trabajadora en plena pandemia

    Una de cada cuatro madres con empleo está pensando en reducir su jornada laboral o, incluso, irse del trabajo.

    La pandemia está siendo difícil para todos, pero en el mundo de la empresa, quienes están sufriéndolo especialmente son las madres con niños pequeños. Así lo revela un reciente análisis realizado en Estados Unidos por la consultora McKinsey y la Fundación Lean In. La necesidad de compatibilizar la vida familiar y profesional, con la convivencia en casa, el trabajo del hogar o la educación online, está creando momentos de mucha tensión. Tanto que, según el citado informe, una de cada cuatro madres con empleo (25%) está pensando en reducir su jornada laboral o, incluso, en irse del trabajo. En el caso de los padres, esta situación solo supone un problema para el 11% de los encuestados.

    Las dificultades son superiores en aquellas mujeres que tienen niños pequeños, según el estudio y la experiencia de muchas mujeres que se encuentra en esa situación. De hecho, el 76% de las mujeres con niños menores de 10 años reconocen que el cuidado de los pequeños ha sido una de las tres dificultades principales a las que se han enfrentado durante la pandemia, en comparación con el 54% de los padres en una situación similar. Los motivos son varios. Por un lado, las mujeres afrontan una doble jornada: deben afanarse en tareas tanto en el trabajo como en casa. Según el informe, las mujeres tienen 1,5 más probabilidades que los hombres de dedicar tres horas o más al día a las tareas del hogar y al cuidado de los hijos, lo que equivale a 20 horas a la semana. Ese tiempo supondría media jornada laboral.

    Las mujeres encuestadas afirmaron que otro miedo que les acecha es el derivado de la culpa por no alcanzar un buen desempeño o a ser juzgadas negativamente en el trabajo por culpa de las responsabilidades en casa (un 24% de ellas lo reconocieron, frente al 11% de los hombres). La presión es más intensa para las madres que ocupan cargos directivos o mandos intermedios. Casi tres de cada cuatro madres con cargos de responsabilidad reconocen sufrir el síndrome de burnout o de estar quemadas. Además, cuentan con hasta 1,5 más de posibilidades de dejar el trabajo o dar un paso atrás en su carrera profesional que los hombres.

    Si algo está consiguiendo la pandemia es ayudar a replantearnos muchas cosas, tanto a nivel personal como profesional. Este ejercicio debería realizarse también dentro de las empresas para que las madres y los padres puedan desarrollar su talento en el marco en el que las condiciones personales se lo permita. El informe incluye algunas recomendaciones para que eso sea posible. Veamos algunas de ellas:

    1. Plantear objetivos más realistas. Muchas compañías implantaron ayudas al empleado, pero pocas revisaron los niveles de productividad o su nivel de exigencia en los objetivos individuales, según el estudio. Esto es especialmente relevante, incluso en las evaluaciones del desempeño. En momentos de confinamiento, cuando muchas personas deben afanarse en la educación de sus hijos en casa, ni los padres ni las madres están al 100% de sus posibilidades y la empresa debe crear valor a la sociedad cuidando a sus empleados.

    Toda la información e imágenes son de EL PAÍS.
    Link original: https://elpais.com/elpais/2020/10/13/laboratori

  • Clara Campoamor: 89 años de un discurso que logró el voto femenino

    Clara Campoamor: 89 años de un discurso que logró el voto femenino

    El 1 de octubre de 1931, la abogada defendía en el Parlamento el sufragio universal en una alocución que presentaba a las mujeres como ciudadanas de pleno derecho.

    Con la profunda convicción de que era ciudadana antes que mujer, Clara Campoamor consiguió hace 89 años que España aprobara el voto femenino: tantas décadas después, el país sigue en deuda con el legado de esta abogada pionera que tanto luchó por alcanzar la democracia y la igualdad plenas.

    El 1 de octubre de 1931, la diputada Campoamor defendía en el Parlamento el sufragio universal en un discurso que presentaba a las mujeres como ciudadanas de pleno derecho, al igual que los hombres, como sujetos que debían incorporarse a las leyes: la República no podía construir una democracia sin contar con las mujeres.

    «Os disteis a vosotros mismos las leyes; pero no porque tengáis un derecho natural para poner al margen a la mujer. Yo, señores diputados, me siento ciudadano antes que mujer, y considero que sería un profundo error político dejar a la mujer al margen de ese derecho, a la mujer que espera y confía en vosotros», clamaba Campoamor. Dispuesta a defender «hasta la muerte su ideal», puso la «cabeza y el corazón» en la consecución del voto femenino.

    “Dejad que la mujer se manifieste y veréis como ese poder no podéis seguir detentándolo”

    Casi 90 años después de aquel discurso, la actual presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet, reconoce a Campoamor como la promotora y defensora del sufragio universal, «elemento fundamental de la democracia» de España. «Hizo que, por primera vez, España fuera una democracia plena y la situó, en su momento, entre las más avanzadas del mundo. Contribuyó a mejorar nuestra sociedad, a hacerla más digna y más justa», destaca Batet a Efe.

    También la ministra de Igualdad, Irene Montero, incide en que es la figura icónica ligada a la pelea de las mujeres por ser consideradas ciudadanas de pleno derecho, no sólo por reivindicar el voto femenino, también otros derechos fundamentales y garantías de libertad.

    Clara Campoamor defendió el sufragio femenino frente a su propio partido en un célebre debate en las Cortes, celebrado el 1 de octubre de 1931

    Clara Campoamor defendió el sufragio femenino frente a su propio partido en un célebre debate en las Cortes, celebrado el 1 de octubre de 1931 (LV)

    Campoamor desafiaba intelectualmente a sus compañeros diputados (en 1931, sólo tres de los 470 parlamentarios eran mujeres) asegurándoles que carecían del derecho fundamental «que se basa en el respeto a todo ser humano» y que se limitaban a detentar el poder. «Dejad que la mujer se manifieste y veréis como ese poder no podéis seguir detentándolo», alentaba.

    Vindica Irene Montero la «complejidad y la riqueza» del pensamiento de Campoamor, así como su contribución, como jurista, a la consideración jurídica de las mujeres en todos los planos de la vida socioeconómica, política y cultural del país: más allá del derecho al voto, logró incluir el derecho al divorcio en la constitución. «Sin duda fue una aportación trascendental» a un concepto de ciudadanía que tenía que ver con «articular un republicanismo radicalmente democrático», un concepto que iba más allá del voto y la papeleta, apunta la ministra. Así, además de por el divorcio, peleó por eliminar el delito de adulterio femenino. Su visión de la igualdad era «amplia y rica».

    Sus compañeros del Partido Radical la dejaron sola: votaron en contra del sufragio femenino

    «La historia de Clara Campoamor es la del compromiso por una sociedad de hombres y mujeres por igual, con los mismos derechos, las mismas responsabilidades y las mismas libertades. (…) Representa el espíritu de transformación de la sociedad», coincide la presidenta del Congreso.

    El periodista Isaías Lafuente, autor de La mujer olvidada: Clara Campoamor y su lucha por el voto femenino, define a la diputada republicana como unan «pionera a nivel mundial» por su lucha por la igualdad plena de los derechos civiles.

    «Su historia es apasionante. Si en vez de ser española hubiera sido estadounidense, habría tenido tres o cuatro películas que nos hubieran recordado su historia y se la habría conocido en todo el mundo. Era una ciudadana extraordinaria, una mujer que ponía sus principios por delante de su trayectoria política. Al defender el voto femenino se estaba jugando su carrera política», considera Lafuente. De hecho, sus compañeros del Partido Radical la dejaron sola y votaron en contra del sufragio femenino aquel 1 de octubre.

    Batet, Montero y Lafuente están de acuerdo en que su figura aún resulta desconocida para parte de la sociedad española, que está «en deuda con ella». La dictadura franquista contribuyó a ese olvido, además de obligar a la política a vivir en el exilio hasta su muerte en 1972.

    Su logro más renombrado, el derecho al voto de la mujer, no fue reconocido ni por su partido ni en las urnas

    Costurera, telegrafista, abogada, escritora, diputada, masona. Su logro más renombrado, el derecho al voto de la mujer, no fue reconocido ni por su partido ni en las urnas (en 1933 no resultó reelegida como diputada). Después llegó la tristeza del exilio y el olvido.

    «Pagar esa deuda, con Campoamor y con las mujeres que hasta 1936 empujaron la lucha feminista en España, pasa por reconocerlas y estudiarlas, por incorporarlas a nuestro presente como país. El Franquismo fue especialmente beligerante con el modelo de mujer ciudadana de la República y debemos abordar esa violencia específica restañando nuestro vínculo con el pasado desde las aulas», aboga la ministra de Igualdad.

    CLARA CAMPOAMOR, una de las mujeres protagonistas de la serie de televisión 'Mujeres en la historia'

    CLARA CAMPOAMOR, una de las mujeres protagonistas de la serie de televisión ‘Mujeres en la historia’ (LA 2)

    Batet lamenta que «aún hoy, quien debería ser una de las figuras políticas más ilustres de la historia de España del siglo XX, permanece casi invisible», por lo que señala como una obligación reivindicar su trascendencia, honrar su memoria y su legado y reconocer su aportación fundamental a la construcción de la democracia española.

    «Clara Campoamor merecería que levantáramos uno de los leones del Congreso y pusiéramos una estatua suya», subraya Lafuente, que pide que sus restos, que reposan en San Sebastián, sean trasladados al Panteón de Hombres Ilustres, «que tendría que ser renombrado como el Panteón de las Personas Ilustres».

    El legado de Campoamor, revivido con la democracia constitucional, aún resuena en el Congreso de los Diputados. Batet pide que su voz se vuelva a oír: «Ella dijo ‘no cometáis el error histórico de dejar al margen a la mujer, no podéis construir una democracia sólo con la mitad de la ciudadanía’». Un mandato que sigue vivo.

    Toda la información e imágenes son de LA VANGUARDIA.
    Link original: https://www.lavanguardia.com/politica/20201017/484114523114/portugal-sigue-dando-ejemplo-gestion-pandemia.html

  • #LaAgendaDeLasMujeres Del sufragio femenino a la paridad total

    #LaAgendaDeLasMujeres Del sufragio femenino a la paridad total

    El 17 de octubre –aniversario del reconocimiento legal del derecho al voto de las mujeres en México- suele ser un día para echar las campanas al vuelo y celebrar por todo lo alto el pase de las mujeres a la democracia.

    Pero aunque sin duda esta fecha marca un parteaguas en la admisión de un derecho que fue negado hasta que resultó imposible continuar haciéndolo, es necesario recuperar la memoria para colocar los hechos en su justa dimensión.

    El reconocimiento del derecho al voto femenino en México sucedió en 1953, más de una década después de que se propusiera reformar el artículo 34 de la Constitución y que no fue promulgado debido a la oposición de los grupos conservadores que presionaron a más de un Presidente, recomendándoles esperar porque había el riesgo de que las mujeres no votasen como sus maridos les sugerían.

    Esa circunstancia en sí misma es la más clara evidencia de las enormes resistencias del sistema político patriarcal mexicano a abrirse a la participación política femenina, como quedó evidenciado en los años posteriores en que con absoluta lentitud tuvo lugar la incursión de las pioneras. Fue hasta 1955 que cuatro mujeres se convirtieron en las primeras diputadas federales y ocho años más tarde, en 1963, se eligió a las primeras mujeres senadoras, siendo hasta 1979 que fue electa la primera Gobernadora, cuyo número total hasta el día de hoy sigue siendo mínimo.

    La enorme lentitud en el acceso de las mujeres a los cargos públicos hizo necesario adoptar medidas especiales que forzaran a los partidos a otorgar un número mayor de candidaturas femeninas, lo que había sido contemplado desde las reformas electorales de 1993 y 1996 sin lograr repercusión efectiva en los hechos.

    Hasta el proceso electoral del año 2003 fue que los partidos debieron destinar 30 por ciento de sus candidaturas a las mujeres, incrementando la “cuota” a 40 por ciento en 2006. A estas medidas les encontraron su “cláusula de excepción”, pues –como es sabido– cumplieron con el porcentaje requerido, pero confinando a las mujeres al rol de suplentes de titulares hombres.

    Estas claras violencias de parte del sistema de partidos, al que no le gusta compartir el poder, dieron lugar al penoso episodio conocido como “las juanitas”, que en 2011 mostró públicamente la misoginia a la que se puede llegar con tal de no abrir los espacios de poder, colocando a hombres como suplentes de mujeres quienes –una vez que tomaban protesta luego de haber ganado sus curules– eran obligadas a pedir licencia para que los hombres se hicieran también de esos espacios de representación.

    Las muchas violencias que se cometen para impedir la participación política plena de las mujeres van desde el hecho de imponer como candidatas a mujeres con escasa o nula trayectoria política, o a esposas, novias, amantes o figuras externas sin ninguna militancia; hasta el hecho de enviarlas a contender en plazas perdidas, en donde no tienen ninguna posibilidad real de obtener el triunfo; pasando, por el hecho de limitarles los recursos para campañas dignas, tanto en lo económico como en cuanto a los apoyos institucionales, ya sean legales, políticos, tecnológicos o fiscales. Literalmente, las dejan solas.

    También hay violencia a la inversa. Hoy que la paridad es ley y que hay un poderoso despertar del movimiento feminista que se asume como la resistencia y la oposición más auténtica al poder político imperante, la intención de los partidos y de otros actores políticos es utilizar mujeres para aparentar una falsa inclusión, una igualdad a conveniencia, que resultan en realidad soberanas imposturas que solo buscan perpetuar el mismo patriarcado que, desde luego, no discrimina sexos, como sistema totalitario que es.

    Cuidado. “Cuerpo de mujer no garantiza conciencia de género”. No olvidemos ni por un minuto que el largo camino para acceder al espacio público y que las mujeres participemos en los procesos de toma de decisiones jamás ha buscado solo sustituir a los hombres de los puestos públicos. La lucha que inició desde Olympe de Gouges al Séneca Fall y de las Sufragistas hasta nuestros días, ha tenido como meta llegar al poder para desde ahí dar poder a las mujeres que no lo tienen.

    Por ello es indispensable que celebremos el aniversario del sufragio femenino conscientes de que ese derecho y la paridad que hoy alcanzamos es producto de la lucha de nuestras ancestras y que hoy necesitamos fortalecer nuestros liderazgos y nuestra sororidad para juntas dar la batalla histórica a la que nos enfrentaremos en 2021.

    Participar en un proceso electoral es colocarse en una vitrina que exhibe y expone ante la ciudadanía un proyecto político. Es altamente probable que las resistencias del sistema de partidos y del propio sistema patriarcal provoquen que la violencia política en contra de las mujeres se agrave, cobrando de esa manera la osadía de salir de lo privado hacia lo público.

    Ese riesgo hace indispensable que garanticemos que este avance en la representación no signifique un retroceso en derechos y libertades. La paridad no se obtendrá solo con las reformas políticas aprobadas. Necesitamos garantizarla en la práctica, haciendo que los partidos políticos la asuman plenamente y que la ciudadanía ejerza su voto superando los estereotipos sexistas.

    Si para que la democracia exista se necesitan demócratas, para que la igualdad se concrete se necesita el compromiso de todas y todos.

    Por: Mónica Mendoza Madrigal

    Toda la información e imágenes son de DIARIO EL MUNDO.
    Link original: https://www.diarioelmundo.com.mx/index.php/2020/10/17/laagendadelasmujeres-del-sufragio-femenino-a-la-paridad-total/

  • Ni un paso atrás por nuestro derecho a votar y ser electas

    Ni un paso atrás por nuestro derecho a votar y ser electas

    Hace 67 años, las mujeres mexicanas lograron el reconocimiento de su derecho ciudadano a votar y ser votadas. A pesar de la oposición que recibió la propuesta, el entonces presidente Adolfo Ruiz Cortines cumplió en 1953 con la demanda que las mujeres iniciaron incluso antes de la RevoluciónMexicana.

    Más de un siglo después de que la idea del sufragio femenino en México tomara forma por primera vez en la revista feminista Las violetas del Anáhuac, finalmente contamos con una legislatura paritaria.

    Hoy, a casi siete décadas de conseguir el derecho al voto, gracias a la incansable lucha y
    perseverancia de las mexicanas, tenemos el compromiso de concretar en el 2021 la paridad en todo.

    Sin embargo, aún restan grandes desafíos para hacer realidad el ejercicio de los derechos políticos de las mujeres en condiciones de igualdad y seguridad, un reto especialmente complejo para las mujeres rurales, las indígenas, las afromexicanas, entre otros grupos que, al no considerarse electoralmente significativas siguen siendo ignoradas. En nuestra democracia, aún no se reflejan los sueños y aspiraciones de muchas mujeres y su camino todavía está lleno de obstáculos para dirigir y representar a otras personas.

    Si bien la reforma constitucional de 2014 garantizó la paridad de género en el registro de las candidaturas, aún persisten prácticas que limitan la participación de las mujeres.
    La expresión más dramática de la discriminación es la violencia política contra las mujeres porrazones de género. Por ello, la reforma más reciente, del 13 de abril de 2020, dispuso mecanismos jurídicos y partidarios que sancionan este tipo de violencia.

    La gran prueba será en este 2020-2021, que se llevará a cabo la elección más grande de la historia de México: más de 21 mil cargos de elección popular estarán en las boletas y la mitad de esas candidaturas tendrán que ser mujeres.
    En esa mitad de candidaturas es indispensable generar las condiciones para que todas las mujeres en sus diversidades estén representadas, con énfasis en que las mujeres indígenas y afromexicanas formen parte de la toma de decisiones que transforman al país.

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    Desde el Inmujeres reiteramos la confianza en que los Organismos Públicos Electorales diseñen y apliquen acciones afirmativas que garanticen que estas poblaciones clave puedan acceder a candidaturas en diputaciones y ayuntamientos municipales.
    Es impostergable que los partidos políticos promuevan la participación de las mujeres indígenas y afromexicanas, asegurándoles todas las condiciones para que su inclusión sea libre de todo tipo de violencia política por razón de género y se aplique el principio de paridad, ingredientes indispensables para una verdadera democracia.

    No podemos negar que las democracias actuales han promovido mayores niveles de inclusión y pluralismo en sus procesos, pero aún tenemos deudas irrenunciables, y justamente una es reducir la desigualdad política en un país multicultural, porque sin la representación de los grupos que históricamente han sido excluidos y marginados, es impensable que se pueda lograr la igualdad sustantiva.

    Sumar a más mujeres diversas representa para los partidos políticos la posibilidad de representar a México en toda su amplitud. Incorporar a estos grupos no solo es un deber, si no que es la oportunidad para aprovechar en la vida pública los saberes y la experiencia de las mujeres históricamente excluidas. Sumar una riqueza de la que nos hemos perdido.

    Nadine Gasman Zylbermann*

    Toda la información e imágenes son de LA JORNADA.
    Link original: https://www.jornada.com.mx/ultimas/sociedad/2020/10/17/ni-un-paso-atras-por-nuestro-derecho-a-votar-y-ser-electas-9809.html

  • Google dedica el doodle del día a la activista, feminista y periodista Claudia Jones

    Google dedica el doodle del día a la activista, feminista y periodista Claudia Jones

    Google además de ser el buscador más consultado a nivel mundial, muestra a todos sus usuarios en cada fecha especial un doodle conmemorativo alusivo a la celebración.

    Y es que desde el 20 de agosto de 1998Google cambia su ya clásico logotipo por un doodle, esta palabra es originaria de la lengua inglesa y que al traducirla al español tiene como significado “garabato”.

    El doodle de hoy

    Es por eso que este miércoles 14 de octubre está dedicado a la activista, feminista, periodista, oradora y organizadora comunitaria Claudia Jones.

    Claudia Jones nació el 21 de febrero de 1915 en Puerto España, Trinidad y Tobago. A los 8 años, se mudó con su familia al barrio de Harlem de la ciudad de Nueva York. Apasionada por la escritura.

    A lo largo de su vida, Jones defendió incansablemente temas como los derechos civiles, la igualdad de género y la descolonización a través del periodismo, la organización comunitaria y la oratoria. Concentró gran parte de su trabajo en la liberación de las mujeres negras de todo el mundo de la discriminación a la que se enfrentaban debido a una combinación de clasismo, racismo y sexismo. 

    La actividad política de Jones la llevó a múltiples encarcelamientos y, finalmente, a su deportación al Reino Unido en 1955, pero se negó a ser disuadida. Al comenzar un nuevo capítulo de su vida en Gran Bretaña, prestó especial atención a los problemas que enfrenta la comunidad de inmigrantes antillanos de Londres. En un esfuerzo por contrarrestar las tensiones raciales, inauguró un carnaval caribeño anual, cuyo espíritu sigue vivo hoy como símbolo de comunidad e inclusión.

    Si quieres consultar un doodle en específico, puedes ingresar a la galería oficial de google o bien solo haz click AQUÍ para buscar tu favorito.

    Toda la información e imágenes son de EL HERALDO DE MÉXICO.
    Link original: https://heraldodemexico.com.mx/tendencias

  • Mujeres que lucharon por el voto femenino en México

    Mujeres que lucharon por el voto femenino en México

    Las mujeres que lucharon activamente por el sufragio femenino son a quienes debemos los derechos y obligaciones ciudadanas que ahora poseemos.

    El 17 de octubre de 1953 se reconoció el derecho al voto de las mujeres mexicanas. Después de un largo proceso que inició entre 1884 y 1887, cuando la revista «Violetas Anáhuac» demandó el derecho al sufragio femenino.

    A 67 años del reconocimiento de los derechos político-electorales de las mujeres en México, aún se pelea por un piso igualitario para hombres y mujeres en la esfera política.

    Las mujeres que lucharon activamente por el sufragio femenino son a quienes debemos los derechos y obligaciones ciudadanas que ahora poseemos, y por las cuales, hoy se exige la paridad de género como principio para garantizar la igualdad entre hombres y mujeres al acceso a puestos de representación política.

    A esas luchadoras sociales que rompieron paradigmas les debemos la adquisición de ciertos derechos y la posibilidad de actuar activamente para defenderlos. Por ello, aquí te hablamos de las mujeres mexicanas que influyeron en el voto femenino.

    Hermila Galindo

    Hermila Galindo de Topete fue una maestra revolucionaria, feminista, política mexicana oradora y periodista.

    En 1915 fundó y dirigió el semanario Mujer Moderna, a través del cual promovió la educación laica, la educación sexual y la igualdad entre hombres y mujeres.

    Su ponencia «La mujer del porvenir», en el Primer Congreso Feminista de Yucatán, causó revuelo entre las propias feministas mexicanas de la época, por plantear la igualdad general entre hombres y mujeres, incluyendo los derechos sexuales y políticos.

    En 1916 Hermila Galindo envío al Congreso Constituyente un texto en el que solicitaba los derechos políticos de las mujeres. A pesar de ello, el Congreso decidió no incluir el voto femenino en la nueva Constitución.

    Inconforme por el nulo reconocimiento de los derechos políticos de las mujeres, Hermila se atrevió a desafiar la ley electoral en 1918, y se presentó como candidata al Congreso de la Unión por el 5to. Distrito Electoral de la Capital. A pesar de obtener la mayoría de votos fue rechazada por el Colegio Electoral.

    Hermila no se rindió, siguió preparándose y, por fin, en 1952, se convirtió en la primera mujer congresista federal de México.

    Benita Galeana

    Escritora feminista, sufragista, sindicalista y activista mexicana que luchó por los derechos de las mujeres y los trabajadores. Fue parte del Partido Comunista Mexicano y el Partido Socialista Único de México.

    Fue pionera en el movimiento feminista socialista, y luchó por el voto femenino, el derecho al abirto y el derecho al descanso materno. Fue parte de grupos feministas que fundaron organizaciones como el Frente Único Pro-Derechos de la Mujer, cuyo trabajo principal era la reivindicación de la igualdad de los derechos políticos de las mujeres.

    Esther Chapa Tijerina

    La tampiqueña, Esther Chapa, nació en 1904. Fue una médica, escritora, feminista, sufragista, sindicalista y activista mexicana en pro de los derechos de las mujeres. Fue pionera en el movimiento feminista mexicanos, y apoyó fervientemente el derecho al sufrago femenino, cuya motivación que quedó plasmada en su texto El derecho al voto para la mujer de 1936. Desde su perspectiva, el derecho al voto femenino era el primer paso para la autonomía femenina.

    Amalia González Caballero de Don Castillo

    Nació en Tamaulipas durante 1898, y se convirtió en la primera mujer embajadora de México y la primera mujer en formar parte del gabinete presidencial (de Adolfo Ruiz Cortines). A través de sus actividades como parte del Ateneo Mexicano de Mujeres y el Club Internacional de Mujeres, luchó en favor del derecho de las mujeres a votar y ser votadas.

    Su lucha, junto con la de sus compañeras feministas sufragistas, rindió fruto en el periodo presidencial de Ruiz Cortines, cuando, el 17 de octubre de 1953, se reconoció el derecho de las mujeres a votar.

    Elvia Carrillo Puerto

    La feminista Elvia Carrillo nació en Yucatán en 1881. Fue una luchadora social que, en 1919, fundó la liga feminista «Rita Cetina Gutierrez» con la intención de impulsar la discusión sobre el voto femenino.

    Hizo frente a las leyes de su Estado, y en 1922, bajo el argumento de que la Constitución no lo prohibía expresamente, fue elegida como regidora de Mérida. Tras su triunfo desafiando la normativa electoral, otras mujeres lograron tener puestos de representación popular. Un año después de su elección, Beatriz Peniche Barrera y Raquel Dzib Cicero  se convirtieron en diputadas del congreso local. Ellas tres son las primeras mujeres electas en México.

    Maria del Refugio García Martinez

    Profesora, feminista, sufragista y activista mexicana en favor de los derechos de las mujeres. María García Martinez nació en 1889 en Michoacán. A través de la organización con otras mujeres del Frente Único Pro-Derechos de la Mujer, luchó por la inclusión de las mujeres como ciudadanas en la Carta Magna.

    También fue candidata a diputada por el distrito de Michoacán. Aunque resultó electa por un amplio margen, no se le permitió asumir dicho cargo, bajo el pretexto de que la Constitución necesitaba ser modificada. Como respuesta, inició una huelga de hambre frente a la residencia del entonces presidente Lázaro Cárdenas.

    La respuesta del presidente fue comprometerse a cambiar el artículo 34 de la Constitución.

    Gracias a la lucha de estas mujeres y de muchas otras, tanto las que quedaron en el anonimato como las que la historia aún no les hace justicia, en 1953 el Congreso y gobierno de Adolfo Ruiz Cortines aprobó la reforma al artículo 43 Constitucional, con lo que quedó asentado en la Carta Magna mexicana:

    «Son ciudadanos de la República los varones y mujeres que, teniendo la calidad de mexicanos, reúnan además los siguientes requisitos: haber cumplido 18 años de edad, siendo casados, o 21, si no lo son, y tener un modo honesto de vivir».

    Toda la información e imágenes son de LA SILLA ROTA.
    Link original: https://lasillarota.com/lacaderadeeva/

  • Mujeres periodistas y activistas en México, ante una realidad misógina y feminicida

    Mujeres periodistas y activistas en México, ante una realidad misógina y feminicida

    Periodistas y activistas narran en un nuevo libro cómo cualquier tipo de violencia termina impactando a las mujeres.

    “Cualquier violencia que se ejerza sobre algo vivo siempre se decanta por el cuerpo de las mujeres”, afirmó este jueves en entrevista con Efe la periodista Daniela Rea, editora del libro “Ya no somos las mismas y aquí sigue la guerra”, una recopilación de historias de dolor, pero también de triunfos, de mujeres mexicanas.

    Esta obra, que reúne textos escritos por mujeres periodistas y activistas, se creó con el objetivo de relatar la lucha contra la violencia desde sus cuerpos que, según explicó Rea, siempre terminan por acoger esta parte tan significativa de México.

    “La primera idea fue entender que cualquier violencia que se ejerza sobre algo vivo siempre decanta sobre el cuerpo de las mujeres. Por ejemplo, si un hombre es detenido siempre va a decantar en la mujer que va a ir a verlo a la cárcel o va a alimentar a sus hijos porque por cuestiones históricas y sociales las mujeres sostienen la vida”, expresó la periodista.

    El libro deriva de un proyecto que surgió alrededor de 2016 cuando la periodista y algunas de sus compañeras se preguntaron cómo contar la década desde la elección del presidente Felipe Calderón (2006-2012) que estuvo empapada en violencia debido a la militarización de la seguridad.

    Percibieron que había muchos ejercicios o proyectos que se centraban en hacer conteos, estadísticas y mapas de la violencia, pero para ellas era necesario “cambiar el lugar desde donde se contaba” esta problemática.

    Si preguntas una historia de violencia a una mujer, te va a contar una narrativa totalmente distinta a las que se cuentan desde la perspectiva de los hombres de quien ganó, quien somete, quien tiene más fuerza o sobre la sangre y todo eso”, detalló la periodista.

    Resignificación del proyecto

    Después de una primera parte del proyecto mediante una web en la que contaron historias relacionadas con la violencia de diversas mujeres −una especie de “registro del daño”−, decidieron hacer el libro y añadir en este una segunda parte que pusiese en el centro las acciones de las mujeres para responder ante esta violencia.

    Lograron crear una especie de “cajita de herramientas” con las armas que las mujeres con las que hablaron crearon para sobrellevar sus circunstancias, muchas veces inconscientemente.

    A la vez, verbos como acuerpar, cuidar, confiar o abrazar, que titulan cada historia, cobraron otro significado para las autoras del libro a partir de las entrevistas realizadas.

    “Es muy bonito, por ejemplo, ver que acompañar, si lo vemos en la definición estricta del verbo, es estar al lado de algo. Pero si lo vemos a partir de lo que aprendimos con el libro nos damos cuenta de algo bien potente, que es que cuando acompañamos nunca estamos solas porque siempre hay una especie de reciprocidad en eso”, ejemplificó la editora.

    Sin embargo, a pesar de las herramientas que describieron y que implican un cambio de perspectiva en algunas de las historias, Rea explicó que no querrían dar sensación de final feliz.

    La editora se refirió a las luchas y horrores que relatan como algo cíclico, por lo que, cuando cuentan una vida con un pequeño triunfo o alegría no significa que sea un final feliz y ahí termine la historia.

    En ese sentido, la editora añadió que tampoco buscaban presentar “soluciones fáciles o románticas” porque sería borrar toda la violencia, que va más allá de tiempos políticos o de la organización política y social actual.

    Es por esto que, aunque se centran en historias sobre el sexenio de Calderón y añaden las consecuencias y malas decisiones del mandato de Enrique Peña Nieto (2012-2018), el proyecto incluso alcanza a registrar “advertencias de este nuevo sexenio”, bajo la Presidencia de Andrés Manuel López Obrador.

    El proyecto original se llamaba ‘Mujeres ante la guerra’, y como pareciera ser que eso quedó en el pasado, para nosotras era importante que el título quedara explícito que no, y por eso se llama ‘Ya no somos las mismas y aquí sigue la guerra’”, matizó Rea.

    Por último, añadió que ni el proyecto inicial ni el libro fueron pensados como algo eminentemente feminista y, aunque sí hubo fundamentos teóricos que aprendieron de compañeras feministas con las que se sienten agradecidas, el trabajo está contado desde la experiencia de las mujeres, de las cuales seguramente, aseveró, muchas de ellas no se suscriben a este movimiento.

    Toda la información e imágenes son de FORBES.
    Link original: https://www.forbes.com.mx/noticias-mujeres-periodistas-activistas-realidad-misogina-feminicida/