El fabricante de juguetes de Barbie lanzó el miércoles una serie de muñecas de género neutro que pueden ser vestidas tanto como mujeres u hombres, al afirmar que los niños se estaban alejando de los estereotipos tradicionales.
La línea de muñecas de Mattel llamada «Creatable World» viene con pelucas removibles, lo que les permite cambiar entre pelo corto y largo, así como ropa que incluye vestidos y pantalones. La firma dice que ofrecen un juego «inclusivo» para todos.
Escuchamos que los niños no quieren que sus juguetes estén dictados por normas de género. Los juguetes son un reflejo de la cultura y, a medida que el mundo continúa celebrando el impacto positivo de la inclusividad, sentimos que ha llegado la hora de crear una línea de muñecas libre de etiquetas», dijo Kim Culmone, vicepresidenta senior de Mattel Fashion Doll Design.
Algunos padres y activistas feministas argumentan que el marketing de género de los juguetes y la ropa de los niños limita las ambiciones de las niñas y refuerza los estereotipos de género desde sus primeros años.
El creciente número de niños que se identifica como transgénero o no binario -que no se ven como hombre o mujer- también ha impulsado la demanda de juguetes que representan una gama más amplia de identidades de género.
A 🌎 without labels means everyone is invited to play. Welcome to #CreatableWorld, where we let toys be toys so kids can be kids. #AllWelcome
Culmone dijo que las muñecas «género inclusivas», que cuestan 30 dólares cada una, permitirán a «todos los niños expresarse libremente».
La medida fue elogiada como un paso adelante por Jess Day, de Let Toys Be Toys, que hace campaña a favor de juguetes de género neutro, quien dijo que los niños aprenden sobre el mundo a través del juego y que el marketing estereotipado podría tener consecuencias trascendentales.
Las mujeres están subrepresentadas en los niveles más altos de los negocios. Solo el 5% de los puestos de CEO del S&P 500 están en manos femeninas.
Los nuevos datos muestran que las mujeres ocupan el 20% de los puestos en el directorio de las empresas que cotizan en bolsa (en comparación con el 15% en 2016), y el aumento proviene de una ley de California que exige que sus nombramientos y la presión social ejerzan sobre las empresas para ser más diversas, pero no está claro si esta es una tendencia constante y ascendente.
Los datos provienen de compañías del índice Russell 3000, que incluye a la mayoría de las compañías públicas en las bolsas de valores de EU.
Y la ley de California, que entró en vigencia en septiembre de 2018, exige que todas las empresas públicas del estado designen a al menos una mujer para sus juntas antes de fines de 2019 o tendrían que enfrentar multas.
Esa ley de California puede estar marcando la tendencia, ya que Illinois aprobó una legislación similar en agosto.
La ferviente presión social para agregar mujeres a las juntas se vio muy de cerca, la semana pasada, cuando WeWork agregó a una mujer a su junta después de enfrentar críticas.
Aunque la legislación y la presión externa parecen ayudar, el porcentaje de directoras agregadas este trimestre fue de 42 % es inferior al anterior, que alcanzó un 47%.
Hecho sorprendente: algunas compañías de California están considerando pagar la multa (a partir de 100,000 dólares) en lugar de contratar a una directora como lo exige la ley.
Antecedentes clave: las mujeres están históricamente subrepresentadas en los niveles más altos de negocios. Solo el 5% de los puestos de CEO de las empresas que figuran en el S&P 500 están en manos de mujeres.
Y con más mujeres que representan altos porcentajes de graduados en negocios, ciencias sociales y derecho, las suites ejecutivas de las empresas deberían volverse cada vez más diversas. También puede haber una ganancia financiera al contratar a más mujeres en los rangos de una empresa. La investigación publicada por Morgan Stanley en agosto mostró que las compañías con un mayor número de empleadas tienen, en promedio, precios de acciones que son 2.8% más altos que las compañías menos diversas.
Greta Thunberg tiene 16 años y millones de jóvenes en el mundo dispuestos a acompañarla en su lucha por un planeta mejor. Mira a los ojos, habla con dureza y solo dice verdades. Con su discurso explícito se transformó en la voz de todos ellos, los que tomaron conciencia de que la tierra que habitan está siendo sistemáticamente destruida. Así, la adolescente sueca se convirtió en un fenómeno… Pero la exposición también abrió las compuertas de los “haters”, ese ejército de “odiadores” que llenan de violencia las redes sociales.
Pero su conmovedor discurso, además de inspirar a millones, fue también motivo de burla para miles de personas en las redes sociales. La mayoría, la atacaban por tener Asperger. La joven fue diagnosticada a los 12 años y lo que para ella es un “superpoder”, para muchos es motivo para discriminarla.
“Como madre de un chico de 14 años con la condición de Asperger no puedo menos que sentir mucha tristeza y hasta espanto ante la cantidad de comentarios discriminatorios, violentos y faltos de toda empatía que leí acerca de Greta Thunberg”, escribió horrorizada la periodista científica Andrea Gentil. Es que los mensajes hirientes se multiplicaron en cuestión de segundos.
La llamaron débil mental, perturbada, inestable, loca, violenta, obsesiva compulsiva, explotada por sus padres… Todos ataques basados en el profundo desconocimiento. Greta no tiene ningún problema mental, lo que tiene es Asperger, un trastorno del espectro autista, que le diagnosticaron cuando tenía 12 años.
En su hilo, Gentil desmonta cada uno de los ataques: “Les llama la atención la pasión de Greta, la tildan de obsesiva compulsiva. En las personas Asperger suele haber un nivel cognitivo de medio a superior respecto del promedio. Con una característica: la capacidad de concentrar la atención en un puñado de intereses”.
Como madre de un chico de 14 años con la condición de #Asperger no puedo menos que sentir mucha tristeza y hasta espanto ante la cantidad de comentarios discriminatorios, violentos y faltos de toda empatía que leí acerca de #gretathumberg . ¿Les cuento algunas cosas? Sale hilo
Por eso, explica, a un niño con Asperger “es muy difícil correrlo de un interés, una vez que lo definió. Por eso, que Greta haya puesto todo su foco en la crisis climática no es ni raro, ni artificial, ni manipulado por su familia. Alguien con Asperger puede olvidarse de comer, puesto con su tema”.
“La gestualidad de Greta no es la de una chica violenta. Es la de una persona con Asperger muy compenetrada con algo que la preocupa, que puede angustiarla, después de mucho estudiar y compenetrarse con el tema. Ella SIENTE que estamos muy mal. Y que hay que solucionarlo”, agrega.
Pero las burlas no solo surgieron de usuarios ignotos de las redes sociales, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, también reaccionó en ese tono al apasionado discurso de la activista ante la ONU. A última hora del lunes, Trump recurrió a Twitter para citar un mensaje en esta red sobre la rabia que mostró la joven. “Parece que es una niña muy feliz, entusiasmada por un futuro brillante y maravilloso. ¡Qué bonito verlo!”, tuiteó el mandatario.
She seems like a very happy young girl looking forward to a bright and wonderful future. So nice to see! https://t.co/1tQG6QcVKO
El mensaje rápidamente se transformó en un escándalo internacional y motivó una catarata de comentarios de rechazo en las redes sociales. “Ya está, oficialmente ha acabado conmigo. Un líder mundial horrible, metiéndose con una niña de 16 años con Asperger por hablar apasionadamente sobre datos científicos”, escribió en su cuenta oficial de Twitter el actor estadounidense Willie Garson, conocido por las series “White Collar” y “Sex and the city”.
Greta Thunberg y Donald Trump se cruzaron brevemente durante la cumbre de la ONU sobre el clima en Nueva York, donde el mandatario estadounidense hizo una aparición sorpresa de unos minutos. Un video del instante donde se cruzan muestra a la joven fusilando a Trump con la mirada.
El controvertido tuit del norteamericano, además, se produjo poco después de que en la cadena de televisión Fox News el presentador Michael Knowles criticara a Thunberg al afirmar que es “una niña sueca mentalmente enferma de la que se están aprovechando sus padres y la izquierda internacional”.
Fox News emitió después un comunicado en el que se disculpaba con Thunberg y con su audiencia por el comentario “vergonzoso” de Knowles, pero el propio comentarista ratificó su postura al escribir en Twitter que “no hay nada malo en vivir con una enfermedad mental”.
Greta lleva meses enfrentando ataques de “haters” anónimos como de poderosos. En julio pasado, por ejemplo, Andrew Bolt, columnista de Australian News Corp -el conglomerado de medios más importante de Australia- también criticó su salud mental y afirmó que estaba “profundamente perturbada”.
Greta le devolvió el golpe con un ingenioso mensaje en Twitter: “De hecho, estoy profundamente perturbada por el hecho de que estas campañas de odio y conspiración se permitan una y otra vez sólo porque los niños nos comunicamos y actuamos sobre la base de la ciencia. ¿Dónde están los adultos?”.
I am indeed ”deeply disturbed” about the fact that these hate and conspiracy campaigns are allowed to go on and on and on just because we children communicate and act on the science. Where are the adults? pic.twitter.com/xDSlN0VgtZ
En agosto, Greta decidió contarle a todos sus seguidores que le habían diagnosticado el síndrome de Asperger y muy lejos de mostrarse disminuida, describió su condición como un “superpoder”, que le permite luchar contra el cambio climático con pasión.
En un mensaje conmovedor escribió: «Cuando los que odian van tras tus opiniones y diferencias, eso significa que no tienen a dónde ir. ¡Y entonces sabes que estás ganando! Tengo Aspergers y eso significa que a veces soy un poco diferente de lo normal. Y, dadas las circunstancias adecuadas, ser diferente es un superpoder”.
Además, contó que había demorado en hacer público su diagnóstico no porque quisiera esconderse sino porque aún hay que “muchas personas ignorantes” que todavía lo ven como “una enfermedad, o algo negativo”. “Mi diagnóstico me ha limitado antes. Antes de empezar la huelga escolar no tenía energía, ni amigos y no hablaba con nadie. Me quedaba en casa sola, pero ahora ya encontré un sentido en un mundo que a veces parece superficial para tanta gente”, aseguró.
Greta es un fenómeno mundial. «Soy muy directa, digo las cosas como son”, explica… Y eso, incomoda.
Seguramente ha tenido oportunidad de hablar con sus colegas sobre reclutamiento y selección de personal. Coincidirá conmigo que muchos piensan que una de las tareas más difíciles en una posición de liderazgo, es la de encontrar colaboradores valiosos para conformar un equipo.
Es decir, siempre buscamos al más calificado. Al final, la oferta de una vacante la otorgamos a quien consideramos que será la persona que más aportará al equipo, no solo por sus conocimientos sino también por sus habilidades y competencias. No importa que sea hombre o mujer.
Dicho esto, dejemos por un momento a un lado la idea de la cuota de diversidad o teorías como la del techo de cristal. Sin duda son realidades críticas a resolver, pero en este texto me gustaría enfatizar la importancia en la oferta de los empleadores hacia las mujeres: ¿qué están haciendo para atraer el talento femenino?
El sector automotriz ya se está haciendo esta pregunta. Tan solo en Estados Unidos, mientras la mitad de los trabajadores de manufactura son mujeres, en la industria de coches solo representan una cuarta parte, según el estudio de brecha de habilidades hecho por Deloitte.
¿Por qué es relevante este dato?, porque al menos en Estados Unidos, se proyectan dos millones de trabajos de manufactura vacantes para 2025, según el mismo estudio. Entonces, hay que comenzar a idear planes para la atracción y retención de talento.
Según el estudio de Women at the wheel realizado por Deloitte en octubre de 2018, tres de las cinco principales razones por las que las mujeres consideran poco alentador trabajar en la industria automotriz son: que no les parece atractivo el ambiente, no ven que exista balance de vida y no consideran que haya horarios flexibles.
Por otra parte, solamente el 53% de las encuestadas considera quedarse en la industria, frente al 71% del mismo estudio realizado en 2015. En esta edición 2018, el 47% que piensa cambiarse de industria, lo hace porque percibe falta de oportunidades para promoverse y escasas relaciones laborales, entre otros argumentos.
Otro punto importante a considerar es que tiene que mejorar la posición hacia las mujeres en el sector. Para un cuarto de las encuestadas, la actitud hacia ellas se ha deteriorado en los últimos cinco años.
A parte de la actitud, ¿qué más podría ayudar? Sin duda, programas de mentoría y patrocinio, prácticas de trabajo flexible y el empoderamiento de líderes como ejemplos a seguir son tres tareas a considerar para poner en práctica en el corto plazo.
Si bien el cambio organizacional se antoja lejano, los programas uno a uno orientados a la ayuda de las mujeres para trazar su carrera profesional, o los reconocimientos y eventos que resalten sus logros dentro de la organización, son acciones que la mayoría de las veces no necesitan de cambios estructurales para implementarse.
Esta singular situación de la industria automotriz estadounidense refleja que la contratación de mujeres no solo es cuestión de inclusión, sino de negocio. El talento femenino resulta así indispensable para sostener el funcionamiento y rentabilidad de cualquier empresa, cuestión que no puede pasar desapercibida en nuestro propio país.
Martha Enríquez* es Socia de SAP en Consultoría, Deloitte México
Hace justo un año, el exmarido de Itziar Prats mató a sus niñas. Ha pasado por un infierno y trata de aliviar su dolor tejiendo mariposas que simbolizan la igualdad y el respeto.
El 25 de septiembre de 2018, la llamada de un policía despertó a Itziar Prats de madrugada. Le pedía que identificase a su exmarido, que se acababa de suicidar. Antes de hacerlo, el hombre mató a sus dos hijas, Nerea y Martina, de seis y dos años. Ha pasado un año, y cada día, Prats se ha acordado de ellas. Gracias a alguien que conoció por casualidad, ha conseguido que parte de su sufrimiento sirva para inspirar y ayudar a otras personas. Y decidió poner también su grano de arena. Así lo cuenta ella:
«Soy Itziar, madre de Nerea y Martina. De un día para otro, me quitaron lo que más quería. Denuncié y pedí ayuda, pero su padre las mató. Tenían seis y dos años. Mi vida cambió bruscamente hace justo un año.
Te levantas por la mañana, las vistes, preparas el desayuno, sales corriendo al cole. Después el trabajo, hacer la comida, todo… Y de repente, un día, en vez de eso, te despierta la policía diciendo que tienes que ir a identificar a alguien que creen que es tu marido. Y además de él son mis hijas. Entonces ya no tengo que levantar a nadie, no tengo que llevar a nadie al cole. Nadie me demanda nada. Es todo lo contrario. Todo el mundo está encima de mí queriendo ayudarme… Pero yo ya no estaba en el mundo. No era consciente de nada. No lo podía entender. Y esperaba que en cualquier momento mis hijas entraran por la puerta…
Era normal que pasaran con su padre algunos días, pero volvían. Y eso me repetía yo: ‘En cualquier momento van a entrar por la puerta’. Durante meses las seguí esperando.
Algunos días no me hubiera levantado de la cama, mareada por la tensión constante y sin ganas de hablar con nadie. Solo quería llorar. Triste, siempre pensando en ellas. Desde el sufrimiento que pudieron haber pasado a repasar todos los momentos que vivimos juntas.
En octubre, una amiga me presentó a alguien que me ha ayudado a dar sentido a todo este sufrimiento. Se llama Isa, vio en televisión lo que había pasado con mis hijas. Pensó: ‘Tengo que hacer algo’. Y vaya si lo está haciendo.
Investigó sobre el origen de la violencia de género, sobre las hermanas Mirabal [cuyo asesinato en 1960 dio lugar a la fecha reivindicativa del 25-N, Día Internacional por la Eliminación de la Violencia de Género], lo unió al símbolo de la mariposa y a la idea de cambio, del efecto mariposa. Así nació su proyecto, centrado en la educación. Nuestra actitud y valores se forman desde pequeños y es entonces cuando hay que actuar. Ella me contó todo lo que quería hacer. Recuerdo que nos emocionamos las dos. Me decía: ‘Jolín, estoy llorando yo más que tú. No me puedo aguantar’. Y así empecé a tejer mariposas.
Y eso me repetía yo: ‘En cualquier momento van a entrar por la puerta’. Durante meses las seguí esperando
Y ahora ese proyecto es una parte importante de mi vida. Isa ha conseguido llevarlo a distintos colegios. La primera mariposa la hice después de la manifestación del 25-N. Son de dos tamaños. La grande representa a Nerea. La más pequeña es Martina. Tardo 10 minutos en hacer una. No es difícil si sabes hacer ganchillo. Recuerdo que hubo un día que me puse sin parar e hice 40. Llevo la cuenta de las que he tejido con mi madre: 1.462.
Para mí son el símbolo contra la violencia de género y defienden la igualdad y el respeto. Y que me dan fuerza para seguir adelante.
Me gusta que se compartan y ver que cada vez llegan a más gente. Me han mandado fotos de muchos sitios con las mariposas. Pero la verdad es que también siento impotencia. Porque hay cosas que siguen igual, no se notan los cambios. Siguen matando a mujeres. Siguen matando a niños. No los protegen.
Mi vida ahora es otra, claro. Cuando pasó todo me mudé lo más rápido que pude. Toda mi idea era vaciar la casa, irme de Castellón donde no podía estar ni un minuto más. Era como una autómata. Me vine a Madrid, a mi casa y a mi habitación de siempre. Al principio, era como si no hubiera formado una familia. Volvía a ser una adolescente que vive con sus padres, como si no hubiera tenido hijas, como si esto no hubiera existido. Todo me parecía muy confuso.
Estoy al principio de un largo camino. Me costará seguir mi vida sola con mis recuerdos. Pero no voy a dejar de intentarlo
Entonces miraba cada día las fotos de mis niñas para sentirlas más cerca. Ahora me provoca mucha tristeza. Aún no he asumido que Nerea y Martina solo están conmigo a través de mis recuerdos.
Elena, mi psicóloga en el centro de la mujer de Castellón, estuvo a mi lado desde el principio y fue un gran apoyo para mí. Ya en Madrid tardé un poco de tiempo en reaccionar y volver a terapia con otra psicóloga, además de al psiquiatra y a una fisioterapeuta. La psicóloga me preguntó un día: ‘¿Qué ha cambiado en tu vida?’ Y yo le dije: ‘Yo antes era madre. Ahora sigo siendo madre, pero no tengo hijas’.
El psiquiatra fue quien me puso el tratamiento que me ayudó a no recordar muchas cosas. Antes de dormirme, lo repasaba todo: ‘La policía me llama a casa, bajo…”. La fisioterapeuta también me ha ayudado mucho. No te puedo decir una sola parte del cuerpo que no tenga tensa. Es inconsciente.
Siento impotencia. Hay cosas que siguen igual. Siguen matando a mujeres. Siguen matando a niños. No les protegen
Con los tratamientos he ido mejorando. Empecé a hacer cosas, como ejercicio, estudiar, pasear, quedar con amigos… Durante este año he tenido la necesidad de visitar a toda mi familia, en varias ciudades de España. Su apoyo y el de mis amigos son muy importantes para seguir levantándome. También agradezco mucho a todo el personal de la oficina del Defensor del Pueblo que por propia iniciativa se implicó en aclarar lo sucedido y que nos atiende tan bien cada vez que les llamamos.
Las mariposas están llegando muy lejos, han volado a lugares que ni me imaginaba: Italia, Francia, Inglaterra… En Holanda han estado de vacaciones.
Siento que estoy al principio de un largo camino. Que me costará mucho seguir mi vida sola con mis recuerdos. Pero no voy a dejar de intentarlo, aunque haya días muy duros. Sobre todo por intentar que mejore la situación de muchas familias que están sufriendo igual que yo. Que abramos los ojos a lo que pasa a nuestro alrededor, sobre todo los que tienen la obligación de aplicar las leyes. Si estamos consiguiendo cambios las personas anónimas, ellos pueden lograr un cambio mayor y más rápido. Todo depende de nuestra actitud».
Estudiantes de la UdeG lograron crear un programa que detecta frases y palabras de odio.
A través de algoritmos y lexicones, estudiante de la Universidad de Guadalajara, crea sistema para alertar por mensajes de odio a mujeres en redes sociales, dicho programa detecta frases y palabras de odio, que ayuda a prevenir futuras agresiones físicas o feminicidios.
Alejandra Pedroza Marchena, egresada de la Maestría en Tecnologías de la Información, del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA), utilizó la técnica de minería de datos en redes sociales.
Pedroza Marchena agregó que la “minería de datos permite hacer análisis de texto y, a su vez, disecciones lingüísticas, identificando verbos y sujetos. A éstos les aplicó un código de lenguaje para detectar las agresiones, además de algoritmos de machine learning, combinados con lexicones (diccionarios)”.
Y con ello logró generar un sistema de alertas que detectaban frases cargadas de odio de género.
Analizó las redes sociales principalmente en Facebook en 3 medios local, nacional e internacional, en los que encontró que “pinche” es una palabra de polaridad negativa, catalogada como grosería, que se usa más en los comentarios publicados en el medio local (Tráfico ZMG) y el nacional (Aristegui Noticias); mientras que “vieja” fue el término más recurrido entre los usuarios del medio internacional (CNN en Español).
“Al hacer una prevención de la violencia desde sus inicios, que son las agresiones verbales, podemos irnos más allá al prevenir manifestaciones de violencia drástica. Este algoritmo que hice es un código que incluye algoritmos, puede ser utilizado por toda persona, pero necesita que sea usado para programar”, añadió.
Para saber
-Este sistema está a nivel de código de programación, pero puede ser mejorado con una interfaz amable para el usuario y puede procesar no sólo Facebook, sino cualquier otra red social o discursos de políticos, gracias a los lexicones diseñados por la estudiante.
-Se pretende platicar con organizaciones de la sociedad civil o instituciones gubernamentales para que se adopte este sistema, y que se pueda usar para la prevención de la violencia.
Todo empezó con las cuotas de género propuestas por las conferencias de la ONU a finales del siglo pasado, pero la desigualdad, el sexismo y la violencia de género siguen presentes.
La primera vicepresidenta negra de Costa Rica, Epsy Campbell Barr, pretende dirigir la negociación de la comunidad internacional en la resolución pacífica de la crisis en Venezuela. Carmen Yulín Cruz Soto, alcaldesa de San Juan de Puerto Rico, es una de las voces más críticas frente al presidente estadounidense Donald Trump e insiste en exigir responsabilidades por el abandono de ese territorio tras el huracán María del 2017.
En Argentina, cuando miles de mujeres se manifestaron en favor de la legalización del aborto y en protesta de la violencia de género, la diputada Victoria Donda llevó sus voces al Congreso. Respaldada por una oleada feminista, Donda se presenta ahora a la alcaldía de Buenos Aires. Si la consigue, dos de las mayores ciudades latinoamericanas estarán gobernadas por mujeres. En la actualidad, sólo la Ciudad de México cuenta con una alcaldesa. Al cumplir los primeros cien días gobernando la megalópolis, Claudia Sheinbaum recibió elogios por invertir en seguridad, educación e infraestructuras.
Esas mujeres son extraordinarias, pero su presencia no es un fenómeno aislado. América Latina es conocida por su machismo, pero las mujeres dominan la política. Sólo los países nórdicos eligen más mujeres para sus asambleas legislativas. En América Latina, once mujeres son hoy vicepresidentas y cinco han ostentado la presidencia desde 1999.
(Michelle Bachelet (SALVATORE DI NOLFI / AP))
La última fue la chilena Michelle Bachelet, cuyo mandato finalizó en marzo del 2018. La prensa internacional se preguntó si la salida de Bachelet iba a suponer el final de una época y lamentó la súbita ausencia de dirigentes femeninas en América Latina. Ese relato pasaba por alto la presencia de centenares de mujeres como Campbell Barr, Cruz Soto, Donda y Sheinbaum, mujeres con carreras políticas destacadas y cargos prestigiosos, pero poco conocidas fuera de sus países.
Las mujeres que se dedican a la política en América Latina se enfrentan aún a enormes obstáculos para ejercer su profesión: sexismo, dobles raseros, acoso e incluso violencia de género. A pesar de esas barreras, las mujeres ocupan casi la mitad de los escaños de las dos cámaras legislativas en Bolivia y México, y entre el 45% y el 35% en las cámaras bajas o únicas de Argentina, Costa Rica, Ecuador y Nicaragua. Tras Bachelet hay una nueva generación de políticas dispuestas a enfrentarse al populismo, luchar por la paz y defender los derechos humanos y de las mujeres.
Una deuda democrática
Los países latinoamericanos se democratizaron a partir de la década de 1980. Durante las décadas anteriores, los gobiernos autoritarios y las guerras civiles restringieron o prohibieron por completo la política electoral. En ese vacío aparecieron las mujeres. La política de partidos era peligrosa, pero las mujeres se convirtieron en activistas: usaron los estereotipos tradicionales de género para minimizar el carácter político de sus acciones. En Argentina, salieron a la calle para protestar contra los secuestros y asesinatos de la dictadura militar, presentándose sólo como madres y abuelas. Desde Chile hasta Guatemala, la participación femenina en los movimientos en favor de la paz y los derechos humanos contribuyó a poner fin a las guerras y al regreso de los militares a los cuarteles.
(Abuelas de Plaza de Mayo (Twitter)
De todos modos, el regreso de la política de partidos significó también el regreso de los hombres al poder. Las mujeres obtuvieron pocos escaños legislativos en las primeras elecciones postransición (en torno al cinco o seis por ciento). Nuevos dirigentes latinoamericanos sustituían los regímenes que habían torturado a sus propios ciudadanos y prometían sistemas democráticos que garantizarían igual protección e iguales derechos. Sin embargo, para las mujeres, muchas de las cuales habían luchado por la democracia junto a los hombres e incluso al frente de ellos, no bastaba la retórica de la igualdad.
Un movimiento internacional en favor de los derechos de las mujeres subrayó la importancia de pasar del discurso a la acción. La igualdad en el acceso a la toma de decisiones políticas estuvo en el programa de las conferencias mundiales de las Naciones Unidas sobre mujeres celebradas en México en 1975, Copenhague en 1980, Nairobi en 1985 y Beijing en 1995. En esos encuentros, activistas latinoamericanas y de todo el mundo debatieron estrategias para elegir a más mujeres. La idea de las cuotas de género para candidaturas obtuvo eco entre las mujeres, que sentían que los dirigentes varones de los partidos subestimaban su experiencia y pasaban por alto su potencial.
Desde México hasta Argentina, las activistas y legisladoras empezaron a exigir cuotas. Las partidarias de esa medida volvieron en contra de los partidos el lenguaje de la democracia: según sostuvieron, la discriminación contra las mujeres era antidemocrática y antimoderna, y sólo las cuotas podrían hacer que los partidos políticos, los parlamentos y la sociedad lograran realizar su potencial como espacios igualitarios y participativos.
La conquista de las legislaturas
En 1991, Argentina aprobó la primera ley de cuotas de la época moderna. Esta norma exigió a los partidos que nominaran un 30% de mujeres en sus listas de candidatos. Al final de esa década había cuotas en Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, México, Panamá, Paraguay, Perú y Venezuela. Sin embargo, esas primeras leyes se aprobaron porque eran débiles. Conseguir que los legisladores estuvieran de acuerdo en aprobarlas implicó no exigir demasiado ni muy deprisa, por lo que las leyes contenían lagunas y no incluían disposiciones de aplicación precisas. La aprobación de tales leyes permitió que los varones que dirigían los partidos cosecharan el beneficio de aparecer ante la sociedad como demócratas, sin pagar los costes de abrir las candidaturas a más mujeres.
Ahora bien, aunque se eligieron a menos mujeres que las esperadas, esas primeras leyes consiguieron elegir a algunas. En cuanto fueron elegidas, las legisladoras no tardaron en establecer coaliciones para exigir mejoras en el diseño de las cuotas. En todos los países, ellas colaboraron por encima de las divisiones partidistas para reformar esas leyes, reforzar su aplicación, eliminar las lagunas legales y elevar los umbrales de un 20% a un 30% o a un 40%, o bien adoptar reglas de paridad de género.
(marrio31 / Getty Images/iStockphoto)
En la actualidad, todos los países latinoamericanos, salvo Venezuela y Guatemala, eligen a los miembros de su Asamblea Legislativa usando mecanismos de discriminación positiva. Además, ocho países han adoptado el principio de paridad democrática: Honduras y Panamá exigen que los partidos presenten un 50% de candidatas en las primarias legislativas, y Argentina, Bolivia, Ecuador, Costa Rica, México y Nicaragua tienen estrictas reglas de equilibrio de género para los candidatos de las elecciones generales.
Esas leyes han llevado a los cargos legislativos a un número sin precedentes de mujeres. En 1990, las mujeres ocupaban un 9% de los escaños en las cámaras únicas o bajas de los órganos legislativos de América Latina. En el 2019, ocupan un 29%. Campbell Barr, Donda y las actuales vicepresidentas de Argentina, Ecuador y Uruguay empezaron sus carreras políticas en el Congreso. Incluso las mujeres que no ocupan escaños legislativos (como Sheinbaum, una científica conocida por su trabajo en relación con el cambio climático) se han visto beneficiadas, porque las cuotas y la paridad normalizan la presencia de mujeres en cargos políticos en América Latina.
Romper el techo de cristal, pero pagar los gastos
Las mujeres siguen rompiendo techos de cristal en toda América Latina. Ahí están las presidentas recientes: Michelle Bachelet en Chile, Cristina Fernández en Argentina, Dilma Rousseff en Brasil, Laura Chinchilla en Costa Rica y Mireya Moscoso en Panamá. Las mujeres también han ocupado carteras ministeriales de Economía, Defensa, Seguridad, Justicia y Asuntos Exteriores, cargos ocupados tradicionalmente por hombres. El hecho de ocupar puestos en el poder ejecutivo también puede servir como presentación de las mujeres en la escena internacional. Bachelet es hoy la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y Fernanda Espinosa Garcés, anteriormente la ministra de defensa de Ecuador, preside hoy la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Cristina Fernandez de Kirchner (Alejandro Pagni / AFP)
Esos beneficios no han estado exentos de costes. Los estereotipos de género y los dobles raseros han perseguido a las presidentas. Laura Chinchilla abandonó el cargo con los índices de aceptación más bajos de cualquier presidente costarricense reciente, a pesar de que la economía creció entre un 4% y un 5% durante su mandato. Cuando sufría reveses, los periodistas le preguntaban si lloraba. Al final de su mandato, Michelle Bachelet también se enfrentó a índices de popularidad decrecientes. Los chilenos le dieron la espalda como conse-cuencia de que su hijo y su nuera estaban implicados en turbios negocios inmobiliarios. En cambio, su sucesor, Sebastián Piñera, ganó con comodidad a pesar de las acusaciones de haber falsificado facturas durante la anterior campaña presidencial.
Los acontecimientos más espectaculares se produjeron en Brasil. En el 2016, el Congreso brasileño destituyó a Dilma Rousseff y la sancionó por prácticas contables normalizadas desde hacía tiempo y sin pruebas de enriquecimiento personal. En los meses y años previos, Rousseff soportó interminables ataques sexualizados en internet y los medios de comunicación. El escándalo de corrupción giró en torno a la compañía estatal de petróleo, y un meme de amplia circulación mostraba a Rousseff violada por la manguera de un surtidor de gasolina. Su sustituto, Michel Temer, sobrevivió a su propio proceso de destitución, a pesar de las acusaciones que había ordenado a sus subordi-nados pagos a cambio de silencio.
La resistencia al empoderamiento de las mujeres
La disposición de los hombres a ceder poder no ha seguido el ritmo de los grandes cambios numéricos. Por toda América Latina, las mujeres siguen luchando contra los esfuerzos de los partidos para eludir o burlar las leyes de cuotas. Los dirigentes se muestran incansablemente creativos en su determinación de conceder a las mujeres el número mínimo de escaños.
En Chile en el 2017, por ejemplo, los dirigentes de los partidos argumentaron que la cuota de un 40% no debía aplicarse a los partidos individuales, sino a las coaliciones. Esa interpretación habría reducido el número de candidatas. Las autoridades electorales no quedaron convencidas, pero tales razonamientos erosionan la legitimidad de las cuotas.
En México en el 2018, los dirigentes políticos del estado de Chiapas aprovecharon las tradiciones indígenas que permiten a los hombres asumir roles o identidades femeninos. Los partidos presentaron candidatos vestidos de mujer para satisfacer los requisitos de paridad de género. La junta electoral determinó que se trataba de un fraude a la ley, dado que esos hombres no habían expresado previamente una identidad transgénero o transexual.
Esas maniobras muestran que los cambios normativos van por detrás de los cambios numéricos. Según un estudio reciente de Colombia, casi un cuarto de las mujeres electas se sentía silenciada por sus colegas masculinos. En América Latina, la mayoría de las campañas políticas tiene financiación pública: el Estado transfiere dinero a los partidos, que a su vez lo transfiere a los candidatos, pero casi siempre a hombres y pocas veces a mujeres. Además, cuando los medios de comunicación cubren las campañas políticas, se centran en los candidatos varones más que en las mujeres.
La resistencia masculina al empoderamiento político de las mujeres adquiere a menudo formas violentas. Bolivia y México aplican la paridad de género no sólo en las candidaturas al Congreso, sino también a las asambleas legislativas subnacionales y en los ayuntamientos. Las autoridades electorales y las organizaciones de la sociedad civil bolivianas han recibido centenares de informes que documentan el acoso sufrido por candidatas y concejalas. Los abusos incluyen palizas y secuestros con el objeto de obligar a las mujeres a que renuncien a sus cargos. En el 2012, la concejala Juana Quispe padeció una serie de agresiones que culminaron con su asesinato. En el 2014, Elisa Zepeda de Oaxaca, México, empezó a organizar a las mujeres de su municipio para que votaran y fueran candidatas. Los hombres de la comunidad la torturaron a ella y a miembros de su familia, mientras le decían: “Esto te pasa por meterte en asuntos que no te corresponden”. Su hermano fue asesinado en el transcurso del ataque. Ni Bolivia ni México han juzgado a los responsables.
Frente a los desafíos del siglo XXI
La misoginia y la violencia que enfrentan las mujeres políticas en América Latina exigen remedios urgentes. Ahora bien, mientras las juntas electorales y los tribunales penales trabajan para encontrar soluciones, los obstáculos no hacen más que reforzar la determinación de las mujeres. Zepeda se recuperó de sus heridas, se convirtió en alcaldesa en el 2016 y actualmente es diputada local en el Congreso de Oaxaca. La congresista hondureña Fátima Mena Baide fue objeto de amenazas de muerte y ataques físicos cuando se presentó para la alcaldía de San Pedro Sulá. Más tarde, fue elegida al concejo municipal. En el 2018, el asesinato de la brasileña Marielle Franco, defensora de las mujeres negras y concejala de Río de Janeiro que había prometido una reforma policial, inspiró a otras brasileñas afrodescendientes a presentarse en las elecciones de este año. Cinco de ellas ganaron puestos, dos en el Congreso Nacional y tres en los congresos locales.
En realidad, el caso brasileño ilustra el modo en que las mujeres encabezan la resistencia a lo que muchos observadores temen que sea un giro hacia la derecha en toda América Latina. El sustituto de Rousseff, Michel Temer, eligió sólo a varones blancos para su Gabinete ministerial.
Michel Temer junto a Dilma Rousseff (REUTERS)
El nuevo presidente, el populista Jair Bolsonaro, es un declarado misógino. Como botón de muestra: en una ocasión le dijo a una diputada que era demasiado fea para ser violada. Sin embargo, un número sin precedentes de mujeres (más de ascendencia africana que de origen hispano) se presentaron como candidatas en las elecciones legislativas brasileñas del 2018. Las candidaturas femeninas no sólo se han visto impulsadas por la nueva ley de cuotas reforzada, sino por la rabia y la frustración de las mujeres. Por todo Brasil, las mujeres se han postulado para protestar por el trato otorgado a Rousseff, la popularidad de Bolsonaro, el asesinato de Franco y otras innumerables injusticias padecidas en razón del género y, en el caso de las mujeres afrobrasileñas, del origen racial.
Las mujeres también introducen esa perspectiva de género en el desempeño de sus cargos. Numerosos estudios han documentado que la elección de más mujeres transforma las políticas públicas, desde la colaboración entre legisladoras para aprobar un acceso universal a la contracepción en Argentina hasta el liderazgo de Bachelet en la liberalización de las leyes sobre el aborto en Chile. En Puerto Rico, la alcaldesa de San Juan, Cruz Soto, aprobó recientemente una licencia por maternidad con paga de seis meses para las empleadas municipales, con lo que colocó a su ciudad a la vanguardia de Estados Unidos. Y, en Costa Rica, Epsy Campbell Barr ha respaldado políticas que incorporan a mujeres y personas de ascendencia africana al mercado laboral.
El proceso de paz colombiano ofrece la prueba más reciente del papel transformador de las mujeres. En la década del 2000, la senadora Piedad Córdoba intermedió entre el Gobierno y las fuerzas revolucionarias: negoció la liberación de prisioneros y forjó la con-fianza necesaria para que ambas partes se sentaran en la mesa de negociaciones. Las mujeres ocuparán la mitad de los puestos de juez en los recién creados tribunales para crímenes de guerra. El presidente conservador Iván Duque ha nombrado a una mujer, Gloria María Borrero, como ministra de Justicia.
Hacia adelante
En la actualidad América Latina no tiene presidentas, pero no carece de dirigentes políticas. Las cifras, la importancia y la diversidad de las dirigentes hacen que destaque entre las demás regiones. Al mismo tiempo, una presencia femenina equitativa no garantiza el acceso al poder de las mujeres, teniendo en cuenta el persistente sexismo, el creciente resentimiento y el aumento de la violencia. El desafío para América Latina consiste en no dormirse en sus logros. La deuda democrática no significaba sólo incorporar más mujeres en la política, sino hacerlo en condiciones de justicia e igualdad.
Jennifer M. Piscopo es profesora asociada de Ciencias Políticas, Occidental College, Estados Unidos
Además de hostigamiento y acoso sexual, maestra y alumnas del Posgrado de Derechos Humanos de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) enfrentan descalificativos a la perspectiva de género, teoría y metodología feministas que son reconocidas en México y en las mejores universidades del mundo como herramientas críticas indispensables.
En una carta abierta, dirigida a las máximas autoridades de la UACM, académicas feministas hacen un llamado a tomar medidas urgentes para detener la violencia laboral, sexual e institucional que conllevan las conductas relacionadas con el caso de la profesora Claudia Domínguez y las estudiantes del posgrado en derechos humanos, en las instalaciones del plantel del Valle.
Consideran las más de 150 académicas feministas de diversas universidades e instituciones de educación superior, así como periodistas, defensoras de derechos humanos, abogadas, que las autoridades deben tomar medidas inmediatas y profundas para detener la “oleada de violencia de género contra las mujeres”, intolerable en el ámbito académico.
Destacan que las universidades públicas y privadas tienen la obligación de apegarse al orden constitucional que, desde la reforma de 2011, incluye el marco jurídico internacional de los derechos humanos.
Muchas universidades cuentan ya con un protocolo para actuar ante el acoso y la violencia de género, o pueden tener otros lineamientos, pero han sido y son omisas. En el caso de la UACM, no se previene el acoso y el hostigamiento, se protege a los acosadores, no se da seguimiento a las denuncias de estudiantes y profesoras y se les revictimiza.
En el caso particular de la UACM, se nota un patrón sistemático de hostigamiento y acoso contra académicas, que ya ha afectado seriamente el desarrollo profesional de otras y afecta hoy a la maestra Domínguez, así como a las estudiantes que hacen investigación con perspectiva de género.
“Como académicas feministas, -señalan- no podemos quedarnos calladas ante esta serie de agravios patentes, a los que se ha añadido la descalificación de la perspectiva de género y de la teoría y metodología feministas, que son reconocidas en las mejores universidades del mundo como herramientas críticas indispensables”.
En el caso de este país, además, integrar la perspectiva de género en la política pública y en la educación en todos sus niveles es una obligación constitucional.
Al permitir ataques contra quienes tienen un pensamiento crítico, las autoridades son también responsables de minar la libertad de cátedra y la libertad de pensamiento, que son condiciones sine qua non de la vida universitaria.
Son precisas en señalar en sus demandas, medidas urgentes para detener la violencia laboral, sexual e institucional que conllevan las conductas relacionadas con el caso de la profesora Domínguez y las estudiantes del posgrado en derechos humanos.
Como autoridades de la UACM, que envíen un mensaje claro y contundente de no tolerancia al acoso y el hostigamiento y no protejan a ningún acosador, ya sea estudiante, académico o administrativo.
Protocolo: un primer paso, pero no suficiente.
Como la carta va dirigida también a la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), demandan a las rectoras y los rectores a responder de manera activa y constructiva ante el movimiento #MeToo y todas las denuncias que se han hecho en las universidades públicas y privadas. Su silencio es complicidad.
Antecedentes
A partir del pasado 4 de septiembre, la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas CDMX acompaña a las tres estudiantes y a la profesora, que han sido atemorizadas por sus propios compañeros por sus puntos de vista feministas y por haber denunciado a un profesor por acoso sexual en las instalaciones de la UACM, en San Lorenzo 290, Colonia del Valle, Alcaldía Benito Juárez.
Esta medida precautoria la solicitaron las estudiantes y la profesora para resguardar y garantizar la seguridad y su derecho a una vida libre de violencia, a la educación y el trabajo, durante la toma e impartición de clases en el Plantel del Valle de la UACM.
Después de que el 28 de agosto habían sido retenidas en un salón por sus propios compañeros, por lo que las autoridades les habían propuesto tomar clases en las instalaciones de la rectoría en la colonia Doctores.
No es la primera vez que la institución se ve envuelta en asuntos de violencia de género: en abril de 2014 despidieron al profesor Enrique González Ruiz, acusado de acoso y hostigamiento sexual, y las profesoras que denunciaron en aquella ocasión, fueron re victimizadas, posteriormente.
La cineasta Sonia Terrab y la escritora Leila Slimani han redactado un escrito firmado por 490 mujeres y hombres marroquíes en el que denuncian la hipocresía moral y sexual del país y se declaran “fuera de la ley”. Al escrito se han sumado 5.000 firmas, según las organizadoras de la campaña. El detonante de esta iniciativa que lucha por la reforma del Código Penal ha sido el encarcelamiento de la periodista marroquí Hajar Raissouni, de 28 años, acusada de abortar.
Raissouni fue detenida el sábado 31 de agosto junto a su pareja por someterse a una supuesta operación de aborto, aunque ella sostiene que simplemente acudió a una clínica de Rabat para tratarse una hemorragia interna. La periodista denunció a través de su abogado que fue forzada a someterse a unas pruebas médicas en un hospital público para averiguar si había abortado. Una parte de la sociedad civil —minoritaria en un país de tradición conservadora— ha comenzado a cuestionar abiertamente los artículos del Código Penal que castigan con cárcel tanto el aborto como las prácticas del sexo fuera del matrimonio y entre personas del mismo sexo.
A la hora de efectuar declaraciones, Sonia Terrab prefiere ceder la palabra a otras mujeres en las entrevistas. “Leila Slimani y yo queremos que ocupen la escena el máximo de mujeres posibles, para dar una imagen de que somos numerosas y estamos unidas”, comentó.
“Nosotros, ciudadanas y ciudadanos marroquíes”, señala el escrito publicado en su integridad este lunes por Le Monde y por varios medios marroquíes, “nos declaramos fuera de la ley. Violamos leyes injustas, obsoletas, que no tienen ninguna razón de ser. Nosotros hemos tenido relaciones sexuales fuera del matrimonio, hemos sufrido, practicado o sido cómplices de un aborto. Hemos aprendido a fingir, a simular. ¿Durante cuánto tiempo hemos de seguir así?”, se lee en el manifiesto.
El Código Penal marroquí contempla penas de un año de prisión para quienes mantengan relaciones sexuales fuera del matrimonio (artículo 490), dos años para los casados que cometan adulterio (491) y tres años para quienes cometan “actos impúdicos” o “contra natura” con personas del mismo sexo (489). También están previstos hasta dos años de cárcel para las mujeres que aborten (artículo 454). Y a los médicos que practiquen la operación pueden costarles hasta 10 años de cárcel.
“Cada día, cada hora, en secreto, a escondidas, mujeres como yo, hombres como tú, conservadores o progresistas, personalidades públicas o anónimas, de todos los medios y todas las regiones, se atreven y se asumen como son, disfrutan y existen por ellos mismos, rompen las cadenas y se burlan de las leyes. Porque aman”.
La socióloga y periodista Sanaa El Aji declaró, en conversación telefónica, sentirse muy optimista respecto a la acción emprendida. “Incluso si no conseguimos cambiar la ley de momento ni obtenemos un resultado concreto, mediante esta acción ya hemos relanzado el debate y estamos creando la dinámica para cambiarla. Hace al menos 10 años que venimos luchando en Marruecos por las libertades individuales de las mujeres y del colectivo LGTB, pero es la primera vez que lo hacemos así, asumiendo que estamos fuera de la ley”.
La editora Karima Nadir también se mostró optimista. “El cambio de ley y de mentalidad que pedimos en Marruecos no va a llegar ni en un año ni en cinco. Pero esto contribuye a mantener vivo el debate. Está teniendo un gran impacto en muchos actores sociales que nos han llamado para felicitarnos”.
La diseñadora visual de la campaña ha sido Dina Benbrahim, marroquí afincada en Estados Unidos. Desde el otro continente expresa su deseo de que este gesto sirva para crear un Marruecos “más justo e igualitario”. «El diseño es una herramienta transformadora que puede servir para desenredar situaciones complejas en la sociedad».
El comunicado recuerda que en 2018 han sido procesadas 14.503 personas a causa del artículo 490 del Código Penal (el mismo número que las firmantes iniciales), que contempla la cárcel para quienes mantengan relaciones sexuales fuera del matrimonio; 3.048 personas han sido encarceladas por adulterio y entre 600 y 800 practican abortos clandestinos a diario.
“Yo no quiero sentir vergüenza”, prosigue el escrito. “Yo que amo, aborto, tengo relaciones sexuales sin estar casada. Yo que me escondo. Yo que me arriesgo al deshonor, a la infamia, la cárcel. Esta cultura de la mentira y de la hipocresía social genera violencia, arbitrariedad, intolerancia”.
El caso de Hajar Raissouni, la periodista encarcelada por un supuesto aborto, tiene tintes políticos. Raissouni trabaja para el diario Ajbar al Yaum, muy crítico con la política del Estado y al mismo tiempo afín al antiguo jefe de Gobierno, el islamista Abdelilá Benkirán, del Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD). Además, Raissouni es sobrina de dos personajes muy conocidos en el país. Por un lado, Hamed Raissouni es el presidente de la Unión Mundial de Ulemas y fue presidente del Movimiento Unicidad y Reforma (MUR), órgano ideológico del islamista Partido Justicia y Desarrollo, que encabeza la coalición de Gobierno y se opone al aborto y a las relaciones sexuales fuera del matrimonio. Y por otro, el periodista Suleimán Raissouni, de izquierdas, es el columnista estrella del diario Ajbar al Yaum.
Muchos defensores de la periodista señalan que está pagando en sus propias carnes una política de venganza contra el diario y contra un sector del islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo.
El escrito no entra en detalles sobre la situación de la periodista Hajar Raissouni, aunque señala que las leyes, “liberticidas e inaplicables», “se han convertido en herramientas de venganza política y personal”. “Es una espada de Damocles que nos amenaza y nos recuerda que nuestra vida no nos pertenece. ¿Cómo aceptarlo? ¿Por qué aceptarlo?”. «Todas y todos estamos fuera de la ley hasta que la ley cambie», concluye el escrito.
Esta es una idea en común entre Leymah Gbowee, Shirin Ebadi y Tawakkol Karman; tres mujeres que, aunque diferentes países fueron galardonadas con el Nobel de La Paz por su lucha en la construcción de paz.
Educación de calidad a las niñas y el acceso a puestos de liderazgo a mujeres en diversos sectores de la sociedad, son dos elementos indispensables en los procesos de construcción de la paz en regiones con conflictos y la disminución de la violencia que afecta a este sector de la sociedad.
Es una idea en común entre las galardonadas con el Premio Nobel de la Paz Leymah Gbowee, Shirin Ebadi y Tawakkol Karman; tres mujeres que, aunque pertenecen agrupos étnicos diversos y son originarias de diferentes países; coinciden en su lucha por la participación de las mujeres en los procesos de construcción de paz en conflictos bélicos, la democracia y la igualdad de oportunidades en todos los ámbitos para las mujeres.
“La mujer tiene que tener un papel de liderazgo tiene que tomar las decisiones y eso debe ocurrir tanto para las instituciones militares, gubernamentales, empresariales, en la economía en la sociedad y los medios de comunicación y debe ser líder en muchas de las instituciones importantes que tienen como las Naciones Unidas. Que tenga un lugar su sitio en todas las negociaciones que tienen como fin llegar a la paz”, señala Karman en entrevista con Forbes México.
El establecimiento de gobiernos democráticos en países en dónde no los hay, es uno de los principales propósitos de esta yemení premio Nobel de la Paz en 2011, también conocida como la “Madre de la Revolución” por la notoriedad que adquirió su activismo durante la Primavera Árabe.
Tawakkol Karman, Premio Nobel de la Paz. Foto: Raúl Martínez
Gbowee, que también recibió el Premio Nobel de la Paz en 2011 por su participación en un movimiento de paz que puso fin a la guerra Civil en Liberia en 2003, considera que además de la organización civil, la política es un espacio clave para la intervención de las mujeres en los procesos de paz, sector en el que las siguen siendo discriminadas.
“La paz no es un abstracto, la paz también es política y que puedes trabajar por la paz y pelear por liderazgo político es algo que cada mujer tiene que empezar a pensar. Una falta de esto, porque en la mayoría de nuestras comunidades, hemos socializado es que la paz es la ausencia de la guerra y sugerimos luchar para detener la guerra. Pero creo que es necesario redefinir qué es la política, qué es la paz, qué es la justicia”, afirma la liberiana.
Leymah Gbowee, Premio Nobel de La Paz. Foto: Raúl Martinez
Paro Ebadi, que recibió el Premio Nobel de la Paz en 2003 por su defensa de los derechos humanos y la democracia en Irán, advierte que de la educación es una de las vías fundamentales para integrar generaciones de mujeres enfocadas en la lucha de la igualdad y la construcción de gobiernos democráticos.
“Creo que las mujeres tienen un rol muy importante en la construcción de la paz, por un lado son ciudadanas y por otro lado crían a sus hijos es es un factor determinante para construir la igualdad y la paz en regiones en las que históricamente han vivido en conflicto”, apuntó la Nobel.
Shirin Ebadi, Premio Nobel de La Paz. Foto: Raúl Martínez
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