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  • #MeToo cobra fuerza en México: ciencias, artes, medios de comunicación y mundo empresarial, nadie se salva

    #MeToo cobra fuerza en México: ciencias, artes, medios de comunicación y mundo empresarial, nadie se salva

    En  días recientes, cientos de mujeres denunciaron en redes sociales el acoso sexual y la violencia psicológica de la que han sido víctimas por parte de escritores y periodistas mexicanos.

    El fin de semana pasado, el hashtag #MeTooEscritoresMexicanos se volvió tendencia en Twitter y los casos de agresiones finalmente salieron a la luz.

    Desde ese entonces, han surgido distintas cuentas para denunciar casos de acoso en más de una decena de campos, incluyendo el periodismo, el teatro, el cine, la medicina, la política y el mundo empresarial.

    En total, se tiene registro de 15 perfiles de Twitter. Todos con el mismo objetivo, unirse al movimiento #MeToo y respaldar a las mujeres en su denuncia.

    Las campañas promueven que todas las víctimas compartan sus historias, lo que ha dado como resultado que las redes sociales se llenen de noticias sobre académicoscompañeros de trabajo y jefes que han acosado a alguna mujer de su círculo cercano.

    Hijos de magistrados, gobernadores, dueños de consultoras y restaurantes, activistas políticos, editores de medios de renombres, aclamados directores de cine y escritores con múltiples galardones, todos ellos aparecen en la lista.

    El movimiento resurgió gracias a que el 22 de marzo, la comunicadora Ana G. González escribió en su cuenta de Twitter un mensaje en el que acusó al escritor Herson Barona de golpear, embarazar y amenazar a más de diez mujeres.

    Al día siguiente de su publicación, se creó el hashtag #Metooescritoresmexicanos y la cuenta @metooescritores. Derivado de esto, se han reunido más de 120 denuncias de acoso sexual en los medios comunicación más importantes del país, según ha informado el grupo de Periodistas Unidas Mexicanas.

    #MeToo parece estar cobrando fuerza en todo el país, de hecho la Fiscalía de Michoacán informó este miércoles la investigación criminal sobre las denuncias de acoso sexual por el estallido del movimiento.

    Debido a que algunas de las acusaciones hechas en redes sociales constituían posibles delitos ocurridos en el estado, las autoridades han decido proceder legalmente.

    Al respecto, destaca que alrededor de siete de los presuntos agresores parecen ser deMichoacán; y algunos fueron acusados ​​por más de una mujer.

    En el caso de los medios de comunicación, Periodistas Unidas informó que desde su informe,dos medios han suspendido o despedido a dos de los empleados nombrados como presuntos acosadores. Además, otros sitios se han comprometido a revisar sus prácticas para prevenir el acoso laboral.

    https://twitter.com/helpmorras/status/1111058067972653056

    Otro sitio, nombrado Morras Help Morras, decidió diseñar una encuesta anónima sobre el#MeTooMéxico, para hacer infografías informativas a fin de visibilizar el problema y poder articular soluciones que pongan en el centro a la víctima.

    La encuesta se encuentra en línea y todos los datos de las víctimas están protegidos, según señala el propio documento. Las preguntas incluyen el nombre del agresor, una descripción de los hechos, si se presentó denuncia ante el Ministerio Público, y las medidas legales y comunitarias que se consideran necesarias para terminar con la violencia.

    La experiencia en México con el movimiento

    El movimiento fue impulsado desde Hollywood para denunciar a los acosadores y abusadores (Foto: Archivo)

    El movimiento fue impulsado desde Hollywood para denunciar a los acosadores y abusadores (Foto: Archivo)

    En 2017, Karla Souza declaró haber sido acosada en los primeros años de su carrera en México, lo que la motivó a salir del país. Junto a ella, unas pocas actrices decidieron respaldarla e informar los abusos generalizados de los que fueron víctimas. 

    Además de las actrices, un grupo de comediantes mexicanas denunciaron el hostigamiento y abuso sexual que padecían en su gremio e incluso firmaron una carta con el hashtag #Yaestuvo, donde pedían un alto a esta situación.

    La periodista Carmen Aristegui presentó una serie de entrevistas en febrero de 2018, en las que distintas mujeres del medio artístico y deportivo denunciaron estas prácticas.

    A pesar de esto, el movimiento tuvo una respuesta tibia en el país, y ha sido un año después que ha vuelto a cobrar vigencia.

    Toda la información e imágenes son de infobae.
    Link original: https://www.infobae.com/

  • Ser mujer aún es peligroso, reconoce la embajadora de Francia

    Ser mujer aún es peligroso, reconoce la embajadora de Francia

    A pesar de los convenios internacionales y leyes aprobadas, ser una mujer sigue siendo peligroso, advirtió la embajadora de Francia en México, Anne Grillo.

    En México, agregó, siete mujeres mueren cada día por de violencia de género. Sin olvidar a la víctimas de estas violencias consideradas con «demasiada frecuencia como menores» y que representan a una de cada dos mujeres en México y una de cada cuatro en Europa.

    «Todas estas mujeres, más que víctimas son sobrevivientes», dijo en el contexto del seminario “El acceso a la justicia para las mujeres víctimas de violencia: intercambio de experiencias franco-mexicanas”, celebrado en el museo Memoria y Tolerancia en la Ciudad de México.

    Agregó que detrás de las estadísticas, las trayectorias individuales deben llevarnos a plantearnos varias interrogantes como si se ha puesto verdaderamente todo para erradicar y para castigar las violencias de género.

    La embajadora cuestionó el por qué en nuestro país únicamente dos por ciento de los casos deriva en sentencias penales y sólo 11 por ciento de los casos de violaciones dan lugar a denuncias. «¿Qué es lo que no está funcionando y a qué nivel?», planteó.

    Consideró que la cadena judicial es eslabón esencial de la solución y destacó que probablemente está sucediendo algo fundamental en el primer contacto de la víctima con el médico, la policía que va a levantar la denuncia, con el abogado que escuchará e iniciará el procedimiento.

    «Demasiadas mujeres hoy en día todavía se muestran renuentes a presentar una denuncia», advirtió. Ello porque tienen miedo a las represalias, las consecuencias, desconocen derechos, se sienten culpables o no saben a dónde acudir y se resignan.

    «De este modo, está validando la relación de dominación que padecen. Esta situación ya no es aceptable», expresó.

  • La vergüenza de decir #MeToo

    La vergüenza de decir #MeToo

    Recuerdo el día que estaba en las oficinas del periódico en el que trabajaba, en ese momento el trabajo de mis sueños, y de repente, ver caer un mail con una foto de mi espalda desnuda, ver que en los destinatarios estaba la cuenta de correo institucional a la que tenía acceso media redacción, y escuchar una risa en el otro pasillo.

    Me paralicé. No sólo físicamente, sino que mi cerebro también se apagó. Sólo quería desaparecer.

    Porque lo primero que sentimos al vernos involucradas en algo sexual, sobre todo las mujeres, es vergüenza.

    Una compañera de trabajo y amiga vino a ayudarme a reaccionar. Llamó al jefe (era domingo), que autorizó pedirle directamente a sistemas que bloqueara esa dirección a cualquier correo del servidor de la empresa.

    Pero el mundo de internet es inabarcable y en 2012 apenas nos estábamos dando cuenta. Surgieron decenas de correos, perfiles de Twitter y Facebook, y los mensajes empezaron a llegar a razón de dos o tres por semana.

    Y entonces tuve que caminar por los pasillos de la redacción cargando a cuestas la vergüenza de saber que todo mundo habría visto alguna foto de mi espalda, de mis piernas, o simplemente fotos con amigos pero que llevaban por título “zorra”, “tu colección de hombres”, y otras mil variedades de ofensas a lo que llamaríamos el honor de una mujer.

    Peor aún: la acusación de que me acostaba con un editor con el que me había tocado trabajar algunas veces, de que me ayudaba con mis notas porque lo seducía usando “escote y pantalones pegados”.

    Entonces sumé la vergüenza de llorar sin control en la oficina del jefe de información, argumentando que yo ni siquiera usaba escotes y pantalones pegados. Como si eso hubiera justificado algo. Y la vergüenza de que ese editor me reclamara que lo estuvieran metiendo en “mis broncas” y me dejara de hablar.

    Afortunadamente, siempre he estado rodeada de gente que me quiere, valora mi trabajo y que es inteligente. La reacción de la mayoría, que es la reacción que tendría que ser normal, fue decir: “qué poca madre lo que te están haciendo”. Sin cuestionarme.

    Entonces pude dar un paso delante de la vergüenza y descubrir que lo que había que hacer era justo lo contrario. En lugar de tratar de tapar todo lo que llegaba, que era imposible, hablarlo con todos los que quisieran escuchar y decir: me está pasando esto, me acosan, soy una víctima. Hablarlo con compañeros, con amigos, con exnovios, con mi familia, quizá la parte más difícil de la cadena.

    Así me armé de valor para pedir ayuda y poner una demanda legal. La demanda legal que tanto exigen ahora con esta ola de denuncias en internet. Como si no fuéramos periodistas y no supiéramos para qué sirven las demandas en este país con niveles de impunidad arriba del 90 %.

    El periódico me mandó con uno de sus abogados y empezó una nueva ruta de vergüenza. Había que llevar al Ministerio Público cualquier evidencia, obviamente, lo que implicó acabarme un paquete de 500 hojas imprimiendo correos con fotos mías en el despacho de los abogados —hombres—, que prometieron no mirar la pantalla ni las hojas que iba metiendo en la carpeta. Llevar esa carpeta al MP, entregársela a otro hombre. Recibir un comentario que pretendió ser empático: “algún exnovio dolido, señorita”.

    En ese momento no creía que la mente detrás de todo fuera efectivamente mi expareja, con quien acababa de terminar después de tener la relación más tóxica de mi vida que partió de otro abuso: me enamoró siendo mi jefe, 20 años mayor. Casualmente, antes sólo él recibía mensajes raros insinuando que yo seguía viendo a mi exnovio de la universidad, que le servían para hacerme desplantes, celarme y ponerme en duda. Cuando cortamos, los correos subieron de tono y empezaron a llegar a todo mi entorno. Casualmente.

    Cuando ya sospechaba de él, porque era la única pieza que encajaba en todo (era la única persona que había tenido acceso a mi computadora, sabía algunos nombres de mi pasado y de mis nuevos editores), recibí noticias de los abogados. La Policía Cibernética había obtenido direcciones físicas desde donde se mandaban los correos, pero todos eran cibercafés: uno a la vuelta de casa de esa expareja, otro a la vuelta de su trabajo, de casa de sus hijos, y en el pueblo de su mamá, fuera de la ciudad. Ya no me quedó duda.

    Además apareció otra foto, esta sí explícita y que yo nunca me di cuenta de cuándo se tomó, que en los metadatos dejaba constancia de haber sido tomada con el modelo de celular que él tenía.

    El problema ante la justicia es que nada de eso era delito ni prueba contundente. Así es (y espero no estar dando ideas), pero mandar cientos de correos al trabajo de una persona diciendo que es una zorra, no está tipificado como delito. Sin amenazas, me dijo otra MP (esta sí mujer), no había nada que perseguir.

    Tuve que asumir que sólo tenía una opción: seguir adelante con mi vida.

    Asumir que los correos seguirían llegando. Guardo en una carpeta 392 mails de 2012 a 2015. Asumir que seguirían las acusaciones de que me acostaba con los jefes. Que habría alguien al fondo que quizá se reiría y creería que era cierto.

    Me corrieron del entonces trabajo de mis sueños. En mi siguiente redacción volvieron a llegar mensajes de que estaba ahí por una relación personal —que no existió—. Hubo quien lo creyó. Me fui a vivir a otro país, y perfiles de Twitter y Facebook llenos de fotos me arruinaron un cumpleaños cuando llevaba dos semanas como becaria de otro periódico. Ni a 9 mil kilómetros y cinco años de distancia había logrado liberarme de esa pesadilla.

    Pero sí había logrado ser más fuerte y saber que la gente normal tiene una reacción lógica: “qué poca madre lo que te pasó”.

    Por eso yo puedo hablar, puedo dar mi nombre y mi cara, porque toda la vergüenza ya me la tragué. Pero entiendo a quienes tienen terror de contarle a sus familias, a sus compañeros y al mundo entero que a ellas las tocaron sin su consentimiento, las embaucaron, que se distrajeron sólo un momento por culpa del alcohol o de la confianza ganada por alguien que en realidad es un depredador sexual, y les pasó algo que a ellas mismas les da vergüenza.

    Esos que ahora están preocupados porque las denunciantes tengamos pruebas, ¿las pidieron cuando se rieron al escuchar que una mujer es “facilona”?, ¿las pidieron cuando alguien contó el rumor, que después quizá hasta reprodujeron, de que una mujer está ahí porque salió con uno de los jefes?

    A mí me bombardearon de acusaciones sin pruebas. Pero esta semana, que alguien contactó a mi acosador para contrastar mi historia, él se atrevió a decir que yo no tenía pruebas en su contra.

    Por eso, yo le creo a las víctimas. Y también las invito a superar la vergüenza y hablar. No fue su culpa, y les vamos a creer.

    Itxaro Arteta (@iartetam) es reportera de Animal Político y víctima de acoso y violencia.  Su testimonio ha inspirado a que otras mujeres de este mismo grupo editorial alcemos la voz y exijamos un fin a la violencia.  Nosotras le creemos a Itxaro y le creemos a las víctimas. También creemos en la necesidad de un protocolo, en el que trabajaremos desde ya, para prevenir cualquier situación que pudiera presentarse en una redacción en crecimiento. Esta es solo una de las denuncias que acumulamos y que contaremos en este mismo espacio en los siguientes días. 

    Toda la información e imágenes son de Animal Político.
    Link original: https://www.animalpolitico.com

  • Y el Nobel de Literatura (alternativo) es para la guadalupeña Maryse Condé

    Y el Nobel de Literatura (alternativo) es para la guadalupeña Maryse Condé

    La escritora guadalupeña Maryse Condé ha ganado el premio internacional alternativo al Nobel de Literatura, creado por un centenar de personalidades del mundo de la cultura sueca —a través de una organización llamada La Nueva Academia— después de conocer que el auténtico Nobel no se va a conceder este año a causa de los escándalos de abusos sexuales que han salpicado a la Academia del país nórdico. Nacida en 1937 en Pointe-à-Pitre, capital de la isla de Guadalupe, en el Caribe, Condé es una destacada escritora de esa región, autora de una veintena de novelas y se ha ocupado en sus obras del colonialismo y sus consecuencias. Para este premio, los organizadores habían seleccionado además como finalistas al escritor británico Neil Gaiman y a la canadiense de origen vietnamita Kim Thúy.

    La Nueva Academia es una iniciativa impulsada por la mediática escritora y periodista sueca Alexandra Pascalidou, que ha conseguido reunir a escritores, bibliotecarios y artistas del país nórdico. Pascalidou ha dicho durante el acto en el que se ha anunciado hoy el nombre de la galardonada que se sintió «avergonzada» cuando la Academia Sueca anunció que no habría Nobel de Literatura este año.

    Efectivamente, a primeros del pasado mes de mayo, la institución explicó su decisión de no conceder en 2018, por primera vez desde 1949, el Premio Nobel de Literatura; en 2019, anunciaron, concederán dos. La razón es el escándalo de abusos sexualesen el que se ha visto implicado el dramaturgo Jean-Claude Arnault —condenado finalmente a dos años de cárcel por violación—, vinculado a la Academia a través de su club literario, y esposo de una de sus miembros, Katarina Frostenson. Una polémica que, asimismo, ha destapado una serie de irregularidades dentro del organismo.

    En ese contexto nació La Nueva Academia: «Hemos fundado la New Academy para recordar que la literatura y la cultura, en general, deberían promover la democracia, la transparencia, la empatía y el respeto, sin privilegios, prejuicios de arrogancia o sexismo», explicaron en un comunicado el pasado julio.

    En aquel momento comenzó un proceso en el que unos 3.000 bibliotecarios suecos eligieron, primero a 47 escritores, de los que salieron cuatro finalistas después de una votación abierta a todo el mundo a través de la web de la organización. Una lista en la que, además Gaiman, Thúy y la propia Condé, estaba el japonés Haruki Murakami, un éxito de ventas mundial habitual en las quinielas al Nobel, que pidió expresamente que retirasen su candidatura.

    El premio, dotado con un millón de coronas suecas (unos 100.000 euros), será entregado el 10 de diciembre, el mismo día en que se entregan los auténticos Nobel, y al día siguiente está previsto que se disuelva la organización.

    «Una gran narradora»

    «Maryse Condé es una gran narradora. Su autoría pertenece a la literatura mundial», empieza justificando su decisión en un comunicado a Nueva Academia. Destaca su uso del lenguaje — «a la vez preciso y abrumador»—, un estilo en el que se superponen ficción y realidad con temas que van de la magia, el sueño y el terror al amor. «Los muertos viven en sus historias muy cerca de la vida en un mundo multitudinario donde el género, la raza y la clase se entregan constantemente en nuevas constelaciones», señala el comunicado.

    Nacida en Guadalupe en 1937, Condé se mudó a París con 16 años para estudiar en la Sorbona, para volver después a África occidental, donde trabajó en Guinea, Ghana y Senegal durante más de una década. También ha vivido en Estados Unidos, donde ha enseñado en las universidades de Berkeley, Harvard y Columbia. Actualmente vive con su esposo en Gordes, de la Provenza francesa. Entre sus novelas, La Nueva Academia destaca las tituladas Ségou (1984-1985), Traversée de la mangrove (1989) o Desirada (2000).

    Toda la información e imágenes son de EL PAÍS.
    Link original: https://elpais.com/cultura

  • Arquitectura en la Periferia: mujeres enseñando a mujeres a construir sus casas en Brasil

    Arquitectura en la Periferia: mujeres enseñando a mujeres a construir sus casas en Brasil

    Es impresionante el espíritu de las mujeres que participan de los movimientos de lucha por la vivienda en Brasil. La mayoría en ocupaciones de territorios, ellas coordinan con vigor las prácticas organizacionales y políticas de los asentamiento y la construcción de la vivienda popular. No es casualidad que muchas de las ocupaciones del MST (Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra) o del MTST (Movimiento de los Trabajadores sin techo) carguen nombres de mujeres como Dandara, una líder del período colonial.

    Cheyenne Pereira Miguel es una de esas mujeres. La Coordinadora del MLB (Movimiento de Lucha en los Barrios, Villas y Favelas) -uno de los movimientos sociales de Belo Horizonte (MG)- se trasladó a la Ocupación Paulo Freire, en el suroeste de la capital minera, en el 2017. Ella y sus hermanos erigieron solos una casa de madera, alineada con la mayoría de las ocupaciones de la comunidad, donde la población no cuenta con asistencia técnica.

    Ya con la casa hecha, la también modelo fotográfica y limpiadora de vidrios deseaba mejorar las condiciones de su vivienda. «Quería aprender cómo hacerlo para no gastar tanto en mano de obra en mi casa.»

    Fue por intermedio de mujeres de la ocupación, como Eliana Silva, vecina a la suya, que Cheyenne se enteró del proyecto Arquitectura en la Periferia.

    Mujeres trabajando en la Ocupación Dandara. Image © Arquitetura da Periferia, via Facebook. Cortesia de Portal AprendizMujeres trabajando en la Ocupación Dandara. Image © Arquitetura da Periferia, via Facebook. Cortesia de Portal Aprendiz

    Mujeres que enseñan a mujeres a diseñar

    A partir de una tesis de maestría de la arquitecta Carina Guedes, el proyecto Arquitectura en la Periferia funciona desde 2014 ofreciendo capacitación en asistencia técnica para mujeres en territorios con déficit de vivienda e infraestructura, como comunidades periféricas y ocupaciones.

    «Trabajamos para que las mujeres tengan el máximo de autonomía en el proceso de toma de decisiones involucrando la mejora de sus casas», cuenta Carina. El cuerpo del proyecto también está compuesto por mujeres: además de la idealizadora, trabajan en él la arquitecta Marina Bornel y las ingenieros civiles Rafaela Dias y Tereza Barros.

    La actuación del proyecto en ocupaciones como Paulo Freire y Eliana Silva muestra que, aunque las mujeres claramente están al frente de luchas civiles, «en la construcción civil y en las decisiones de cómo la casa va a ser la mayoría relata que sus voluntades no son respetadas, y algunas ni siquiera son consultadas. Son el padre, tío, marido o albañil que deciden. Esto trae consecuencias malas en la vida de las mujeres que, además del trabajo, cuidan el mantenimiento de la casa, tales como «cocinas sin ventilación, escaleras estrechas, grifos donde no se puede meter el cubo», lista la arquitecta.

    Estructurado en talleres que duran de cuatro a seis meses, el proyecto se inicia con clases de dibujos y croquis. A continuación, aprenden nociones básicas financieras para tratar no sólo con el pequeño préstamo recibido del proyecto, sino también con las matemáticas de gastos corrientes y la compra de los materiales de construcción.

    «Es interesante ver la transformación de ellas durante este proceso: líderes comunitarias ya reconocidas en ese espacio de lucha, pero no en el doméstico, pasan a ver que tienen igualmente la misma capacidad, y que a ellas sólo les falta el acceso a la información», relata Carina.

    En las oficinas, las mujeres aprenden juntas los principios de la construcción. Image © Arquitetura da Periferia, via Facebook. Cortesia de Portal AprendizEn las oficinas, las mujeres aprenden juntas los principios de la construcción. Image © Arquitetura da Periferia, via Facebook. Cortesia de Portal Aprendiz

    El papel social de la arquitectura

    Cheyenne, que nunca tuvo experiencia con el área de asistencia técnica, va poniendo en práctica el aprendizaje de los talleres, aplicando conocimientos en albañilería, hidráulica, asentamiento de piso y eléctrica. «Para una mujer militante de ocupación, ese aprendizaje va más allá de la construcción. Él representa libertad y conquista.»

    Carina también piensa que el proyecto tiene otra característica social importante: el de hacer que la arquitectura, profesión tradicionalmente destinada a la construcción y mejora de áreas privilegiadas, reconozca y reaccione a las abismales desigualdades sociales de Brasil.

    «Una vez, haciendo una investigación con una residente de la Ocupación Dandara, vi que ya había un proyecto de arquitectura para ella. Ella decía que era hermoso, pero cuando pregunté por qué no se construyó, ella dijo: ‘No es para mí’. ¿De qué sirve un hermoso proyecto si se quedará en el cajón? La importancia de la asesoría técnica es reconocer los hábitos y el deseo de quien vive».

    Toda la información e imágenes son de Archdaily.
    Link original: https://www.archdaily.co

  • 13 Audicuentos de mujeres científicas

    13 Audicuentos de mujeres científicas

    Durante los últimos años nos hemos dado cuenta de la importancia de la escritura y la ciencia hecha por mujeres. Históricamente se ha invisibilizado el trabajo de muchas mujeres que han aportado de manera contundente al avance de la humanidad, las artes y las humanidades.

    Por eso, queremos que ahora este tipo de aportes sean más accesibles y fáciles de digerir para las nuevas generaciones. Es por eso que a través de 13 audicuentos que exploran la vida y obra de 13 mujeres científicas, tus hijas e hijos podrás enterarse de la importancia de las mujeres y sus aportes en la cotidianidad de nuestras sociedades actuales.

    Como homenaje a 13 de las más grandes exponentes de las mujeres en la ciencia, te dejamos esta información.

    Esto desde luego no es exclusivo para las más y los más pequeños, ya que de seguro a los adultos podemos aprender de manera didáctica.

    Estos clips de audio han sido creados por la emisora Radio Voz de España como un proyecto de reconocimiento a las mujeres.

    Para reproducir los audios, por favor haz clic en los nombres que dejamos a continuación:

    Capsula  1: Marie Sklodowska-Curie y los paseos radiactivos en bicicleta

    Capsula 2: Rita Levi-Montalcini y el espionaje de cerebros de pollo

    Capsula 3: Rosalind Franklin revela hélices-hélices con rayos XX

    Capsula 4: Christiane Nüsslein-Volhard y su amiga la mosca Drosophila

    Capsula 5: Elizabeth Blackburn y los cordones en los zapatos de los cromosomas

    Capsula 6: Linda B. Buck y en olor de los manzanos de su abuela

    Capsula 7: Françoise Barré-Sinoussi y el plagiador de libros

    Capsula 8: Molly Stevens y la fábrica de huesos

    Capsula 9: Pascale Cossart, los ratoncitos humanizados y el cultivo de bacterias

    Capsula 10: María Vallet-Regí y las jaulitas de cerámica

    Capsula 11: Margarita Salas, la detective de virus y los ladronzuelos de información genética

    Capsula 12: María José Alonso y los submarinos farmacéuticos

    Capsula 13: María Manuel Mota y las melodías del desierto

    Toda la información e imágenes son de Trabajo humanitario.
    Link original: https://trabajohumanitario.org

  • Empresas periodísticas deben garantizar espacios libres de violencia ante denuncias de acoso sexual

    Empresas periodísticas deben garantizar espacios libres de violencia ante denuncias de acoso sexual

    Luego de los testimonios de mujeres periodistas sobre el acoso sexual que han enfrentado dentro del gremio, el colectivo de Periodistas Unidas Mexicanas (PUM) llamo a los medios de comunicación a garantizar espacios libres de violencia, aplicando políticas de cero tolerancia ante el acoso u hostigamiento sexual.

    Las Periodistas Unidas fueron quienes impulsaron el pasado 24 de marzo la etiqueta #MeTooPeriodistasMexicanos para abrir un espacio de denuncia anónima en la red social Twitter, en la que periodistas denunciaron casos de acoso y hostigamiento sexual en el gremio. Desde entonces, 119 reporteros, editores, fotógrafos, columnistas y directores han sido señalados.

    De acuerdo con un análisis que hicieron las integrantes de PUM, los medios, agencias de noticias y organizaciones que han sido citados son: Artículo 19, Buzzfeed, Canal 52, CB Televisión Michoacán, Crónica, Cuarto Oscuro, Diario Cambio Puebla, Diario de México, El Chamuco, El Deforma, El Economista, El Financiero, El Heraldo, El Informador de Guadalajara, El Universal, Excélsior, Grupo Imagen, Indie Rocks, La Jornada, La Voz de Michoacán, Milenio, MVS, Novedades, Periodistas de a Pie, Cimacnoticias, Radio Fórmula, Récord, Reforma, Reporte Índigo, Revista Proceso, SDP Noticias, Sin Embargo, Televisa, Univisión, Uno TV, Visión TV Jalisco y Yahoo.

    No obstante, son pocas las empresas periodísticas que han reaccionado ante la etiqueta #MeTooPeriodistasMexicanos, las Periodistas Unidas indicaron que los medios Chilango y Máspormás, anunciaron la separaron del cargo de algunos de sus colaboradores para investigar las denuncias que se hicieron en su contra.

    Asimismo la red de Periodistas de A Pie emitió un pronunciamiento al conocer los señalamientos hechos a unos de sus colaboradores, lo mismo hizo esta agencia, Cimacnoticias, por la denuncia contra un ex colaborador. Dichas organizaciones se comprometieron a diseñar un protocolo de actuación para casos de acoso y hostigamiento sexual, y realizar una revisión interna para evitar que este tipo de casos se repitan, respectivamente.

    De acuerdo con las integrantes de PUM, de las denuncias vertidas en la cuenta @PeriodistasPUM en Twitter, hasta la noche del 25 de marzo: 119 hombres fueron denunciados, 11 de ellos señalados por más de una persona; y únicamente una mujer ha sido denunciada.

    También dos instituciones en las que se imparten clases de periodismo se denunciaron casos de acoso sexual, se han mencionado a la Escuela de Periodismo Carlos Septién y la Escuela de Periodismo Auténtico.

    Tras este movimiento generado en redes sociales el colectivo indicó en un comunicado que el cambio vendrá cuando los medios de comunicación garanticen espacios libres de violencia para las mujeres, “creando y haciendo cumplir protocolos adecuados para atender las quejas por éstas y otras conductas ilegales e inapropiadas que impiden el desarrollo profesional y afectan en lo personal, desarrollando mecanismos de denuncia seguros y confiables, e implementando medidas preventivas para contrarrestar este tipo de violencia.”

    Sobre la violencia sexual que viven las periodistas en los medios de comunicación recientemente el relator especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Edison Lanza, realizó el informe “Mujeres periodistas y libertad de expresión”, donde reconoce que “la violencia sexual se configura con acciones de naturaleza sexual que se cometen en una persona sin su consentimiento, que además de comprender la invasión física del cuerpo humano, pueden incluir actos que no involucren penetración o incluso contacto físico alguno”.

    El relator de la CIDH entre sus recomendaciones exhorta a los medios de comunicación a “establecer políticas internas con disposiciones específicas en materia de violencia y discriminación basada en género, con énfasis en el acoso laboral y sexual, que incluyan procedimientos internos y mecanismos independientes de denuncia y rendición de cuentas.”

    Políticas que deben involucrar la participación activa de las mujeres que se desempeñan en cada una de las empresas, indica el relator en el informe.

    Las denuncias que pública PUM a través de su cuenta de Twitter las reciben mediante mensajes, para ello indicaron que han definido ciertas medidas, como que el anonimato de quien denuncia es importante; respectan el derecho de réplica que tienen todas las personas; y que el espacio de denuncia se basa en el respeto y la responsabilidad.

    El colectivo PUM fue creado a inicios de 2019 y está integrado por reporteras, editoras, fotógrafas, diseñadoras e ilustradoras con el fin de denunciar la violencia de género que enfrentan las mujeres en el gremio periodístico y generar herramientas que ayuden a erradicarla y prevenirla.

    Como parte de su trabajo realizaron un sondeo en línea del 6 al 22 de febrero de 2019 en el que participaron 392 mujeres que trabajan o han trabajado en medios, un 73 por ciento de las mujeres señalaron que han vivido alguna situación de acoso, hostigamiento o agresión sexual en el ejercicio de su trabajo, tanto fuera como dentro de las redacciones.

    La etiqueta #MeTooPeriodistasMexicanos comenzó a difundirse tras las denuncias de #MeTooEscritoresMexicanos y hasta hoy se han sumado las etiquetas #MeTooCineMexicano, #MeTooAcademicosMexicanos, #MeTooAtivistasMexicanos y #MeTooMúsicosMexicanos.

    Toda la información e imágenes son de CIMAC.
    Link original: https://www.cimacnoticias.com.mx/

  • La NASA cancela el primer paseo espacial de dos mujeres por falta de trajes

    La NASA cancela el primer paseo espacial de dos mujeres por falta de trajes

    Cuando la NASA se preparaba para enviar por primera vez una mujer al espacio, Sally Ride, los ingenieros de la agencia se dieron cuenta de que no tenían ni idea de cómo era una mujer. Iba a ser un viaje de seis días y le preguntaron a Ride si bastarían 100 tampones. Los especialistas de la NASA también tuvieron problemas para diseñar sus trajes especiales porque no sabían exactamente cómo orinaba. Han pasado más de 30 años de aquellas anécdotas, pero en la agencia espacial estadounidense siguen teniendo problemas para integrar a las mujeres. La NASA había anunciado con orgullo que el 29 de marzo se realizaría el primer paseo espacial en el que solo participarían mujeres astronautas, pero ha tenido que cancelarlo por falta de trajes.

    Durante el paseo espacial que McClain realizó la semana pasada se dio cuenta de que le ajusta mejor esa talla para la parte de arriba del traje

    El plan era que las astronautas Christina Koch y Anne McClain salieran juntas fuera de la Estación Espacial Internacional a una misión de seis horas en la que instalar unas baterías de iones de litio que mejoren el suministro de energía del laboratorio. Pero la NASA solo tiene un traje de la talla mediana, la talla que las dos astronautas necesitan. Durante el paseo espacial que McClain realizó la semana pasada se dio cuenta de que le ajusta mejor esa talla para la parte de arriba del traje, como a Koch. Pero solo hay uno preparado para la misión, así que el día 29 solo saldrá Koch a realizar la misión junto a su compañero Nick Hague, explica la NASA en un comunicado.

    Este fallo en la logística de una misión de este tipo sorprende en la NASA, ahora que pretendía ponerse una medalla con un hito como el del primer paseo espacial exclusivo de mujeres, tras un largo pasado de discriminación de género. Y especialmente en la actualidad, vistos los progresos que la agencia ha realizado en la astronáutica femenina. En 1983, cuando Ride salió al espacio, no había apenas mujeres en el Centro Espacial Johnson, el encargado de las misiones con astronautas. Sin embargo, su última directora fue una mujer, la astronauta Elle Ochoa. Además, el astronauta de la NASA que cuenta con el récord absoluto de permanencia en el espacio es la comandante Peggy Whitson, con 665 días, por encima de cualquier hombre.

    Una portavoz de la NASA, Stephanie Schierholz, aclaró ayer que sí cuentan con dos trajes de talla mediana en la estación, pero que solo uno está acondicionado para esta misión en el exterior, según recoge el New York Times. McClain pensaba que podría realizar los trabajos con la talla grande, pero después de su paseo de la semana pasada descubrió que se le viene mejor el mediano, la misma talla que usa Koch. «Cuando tienes la opción de cambiar a la gente, la misión se vuelve más importante que un hito genial», reconoció Schierholz. Precisamente, McClain tuiteó hace unos días un vídeo en el que se muestra el minucioso trabajo de mantenimiento de los trajes espaciales.

    Las mujeres astronautas han sufrido numerosos obstáculos en su particular carrera espacial, con discriminaciones conscientes e inconvenientes inesperados como el que sufren McClain y Koch. Cuando en 2014 Europa envió por primera vez a dos mujeres a la Estación Espacial Internacional, la cosmonauta rusa Elena Serova tuvo que escuchar preguntas sobre su maquillaje y su peinado por parte de los periodistas. «¿Por qué no le preguntas a Alexandr por su peinado?», respondió Serova en referencia al cosmonauta Alexandr Samokutyaev, sentado a su lado. Con el viaje de McClain y Koch, son ya 63 las mujeres que son o han sido astronautas, lo que representa el 11% de las personas que han estado en el espacio a lo largo de la historia.

    Toda la información e imágenes son de EL PAÍS.
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  • Doña Elvia tiene 63 años, pudo regresar al CCH Sur y quiere estudiar Medicina

    Doña Elvia tiene 63 años, pudo regresar al CCH Sur y quiere estudiar Medicina

    Doña Elvia Martínez regresó a estudiar al Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Sur de la Universidad nacional Autónoma de México (UNAM) pese a ser de la generación 1982, y casi concluye su Bachillerato para buscar estudiar Medicina.

    Me siento plena, contenta y feliz porque a pesar del tiempo me di cuenta que sí puedo interactuar todavía con toda la juventud y puedo a estar a la par con ellos, expresó Martínez .

    Ella decidió regresar a estudiar porque una sobrina le preguntó si se había dado de baja, acudió a la escuela para conocer su situación académica y se emocionó al descubrir que podía seguir estudiando.

    Cuenta que sus maestros y compañeros la apoyaron en sus tareas escolares y realizó su servicio social en análisis clínicos, administración, desarrollo infantil y urgencias médicas, pues quiere ingresar a la Medicina en la Facultad de Estudios Superiores, Iztacala.

    Los invitaría que siguieran sus aptitudes si les gusta algún oficio, la escuela, el deporte, que no se estanquen porque siempre hay una oportunidad, no importa la edad, siempre hay un mañana y definitivamente los invitaría a que sigan todo aquello que no hicieron, hacer lo que les guste, recomendó doña Elvia.

    Toda la información e imágenes son de Reporte índigo.
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  • Tu oportunidad eres tú: en camino hacia la igualdad

    Tu oportunidad eres tú: en camino hacia la igualdad

    Decía la poeta inglesa Emily Dickinson que ignoramos nuestra altura hasta que nos ponemos de pie. El 8 de marzo de 2018, España vivió una primera jornada de huelga feminista que puso sobre la mesa el músculo que el movimiento que lucha por la igualdad de hombres y mujeres ha ganado en los últimos años en nuestro país.

    Pese a la mayor presencia mediática que han adquirido los temas y las reivindicaciones de género, según las cifras del Foro Económico Mundial, aún necesitaremos más de un siglo (115 años, para ser exactos) hasta alcanzar la igualdad real. Mientras, el último informe del Banco Mundial que analiza los derechos legales de las mujeres en 186 países del mundo concluye que solo seis de ellos la alcanza en el ámbito laboral: Bélgica, Dinamarca, Francia, Lituania, Luxemburgo y Suecia.

    La brecha de género no entiende de profesiones, aunque en unas sea más profunda que en otras. En Ethic hemos reunido las voces de distintas profesionales de la comunicación, el derecho, el medio ambiente, la empresa o la ciencia para analizar lo que se ha conseguido en los últimos años y las cimas que aún quedan por conquistar.


    «Las crónicas sobre la ropa o los tacones que llevan las políticas son un ejemplo de que queda mucho por hacer»
    Lucía Méndez. Periodista y redactora jefa de El Mundo

    Decía Josefina Carabias, una de las periodistas pioneras que ejerció, ella sí en un mundo exclusivamente masculino, que el periodismo no era una profesión para mujeres. Por la esclavitud de los horarios –de los no horarios, más bien– y porque ascender era imposible. En las últimas décadas, se ha evidenciado que el periodismo sí es una profesión de mujeres. Las redacciones están llenas de ellas. En la base. Las alturas, los Consejos de Administración, las jefaturas de redacción de los diarios, radios y televisiones son otra cosa. No hay ni una sola razón objetiva para la brecha escandalosa que existe entre la cantidad de mujeres periodistas en los medios de comunicación y las pocas que llegan a ejercer una jefatura. Estrechar esa brecha no es fácil. El periodismo es una profesión que tiene dificultades añadidas para la conciliación de la vida familiar y para la maternidad. Pero tampoco existen planes en las empresas para que la carrera profesional de las mujeres no se frustre cuando quieren formar una familia.

    Por otro lado, está el contenido de los medios en materia de igualdad. Es verdad que se ha avanzado mucho en lo que se refiere al tratamiento de la violencia de género. Para bien. Existe una mayor concienciación al informar de los malos tratos y los asesinatos de mujeres, aunque persiste aún una tendencia en los medios a la tratar a la mujer como un objeto de seducción. Las crónicas sobre la ropa o los tacones que llevan las mujeres que ocupan cargos públicos solo son un ejemplo de que queda mucho por hacer. Y en ese mucho, las mujeres han de tener también un papel de denuncia y presión para acercarse a la igualdad real.


    «La igualdad no es una moda: será determinante para que una empresa sobreviva»
    Elena Pisonero. Presidenta de Hispasat

    Si hablamos de la percepción social de que las mujeres tienen que ocupar el lugar que les es propio en las empresas, ha habido una toma de conciencia en los últimos años. Es verdad que no se avanza a la rapidez que a todos nos gustaría, pero en los consejos de administración se está haciendo un esfuerzo muy importante para conseguirlo. Quienes tenemos una responsabilidad dentro de las empresas hemos de insistir para que ese esfuerzo se traslade a todos los ámbitos de la compañía, sobre todo a las direcciones generales y al liderazgo de equipos y proyectos. En el sector público, mi experiencia me dice que esto es algo habitual, pero dentro de las empresas sigue siendo difícil encontrar ese mismo grado de normalidad. Hemos de seguir avanzando para promover el papel de la mujer, especialmente en un momento de transformación empresarial en el que necesitamos la aportación de todas las voces, que tienen que ser cada vez más diversas, también en el ámbito de la tecnología, donde lamentablemente estamos aún peor representadas.

    El esfuerzo tiene que venir desde las cúpulas de las empresas y también desde los Gobiernos, que deben buscar las maneras de presionar para que el cambio real se produzca. Prefiero la persuasión y el convencimiento a la punición, pero todas las medidas para lograrlo son contemplables, también las sanciones. Sin embargo, la sanción definitiva es la que pone la sociedad: somos nosotros los que no debemos tolerar que exista un número tan pequeño de mujeres en los puestos de responsabilidad de las grandes empresas. Todos los esquemas de gobierno empresarial se están dirigiendo hacia un modelo de sostenibilidad que pasa por cuidar el medio ambiente y tener la igualdad de género como algo imprescindible. Eso no es una moda ni una acción cosmética, sino que va a ser determinante para la propia supervivencia de las empresas. Igual que hay bonos verdes o gente que no financia a empresas que no son coherentes con lo que dicen, la sociedad acabará sancionando los comportamientos sesgados en materia de género.


    «Las mujeres padecemos más los efectos del cambio climático, pero somos una pieza fundamental para revertirlos»
    Yayo Herrero. Antropóloga, ingeniera y activista ecofeminista

    El último informe del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) ponía encima de la mesa las consecuencias irreversibles del calentamiento global, frente a las que no habrá marcha atrás. El cambio climático ha traído consigo transformaciones profundísimas que afectan a las sociedades, a los hábitats y a las economías. Obviamente, esto afecta de forma diferente a los colectivos más vulnerables en todos los ejes de dominación: a las personas más empobrecidas, a las más mayores o a las que proceden de países que han sido utilizados como grandes minas y vertederos. En todos esos ámbitos, además, afecta de forma más intensa a las mujeres, porque en muchos lugares del mundo ellas son las encargadas de los huertos más cercanos que proporcionan el alimento de subsistencia, el agua o la leña en condiciones muy difíciles. Cuando hablamos de eventos climáticos extremos, nos encontramos que en este tipo de catástrofes son mayoritariamente mujeres las que mueren. Eso se debe a que, en muchos casos, ellas no aprenden a nadar o a trepar, y además son las encargadas de cuidar a las personas más pequeñas y más mayores, que tienen dificultades para huir.

    Las mujeres no son solo víctimas del cambio climático, sino que son piezas fundamentales para revertir sus peores efectos y asegurar la supervivencia de sus comunidades. Son mayoría en los movimientos de justicia climática y también en los de las sociedades campesinas. Son chicas las que lideran el movimiento de Jóvenes por el clima. Tenemos una mayor afección, sí, pero también un mayor protagonismo de mujeres de todas las edades y en todos los lugares del mundo para buscar las alternativas al ecocidio que supone el cambio climático.


    «Pronto se producirá un relevo generacional en la universidad que permitirá incorporar más mujeres científicas»
    Carmen Vela. Directora General de Ingenasa y exsecretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación

    El 39% de las investigadoras en España somos mujeres, y el equilibrio de género está en la norma 40-60. Aunque la igualdad del 50% es el objetivo que tenemos que marcarnos, es una cifra que no está mal y que se ha mantenido en el tiempo. Podría pensarse que es algo malo, pero con los años tan difíciles que hemos pasado a raíz de la crisis económica y el enorme impacto que ha tenido en la ciencia, el no haber perdido mujeres en época de escasez de plazas no es una mala señal.

    Es cierto que nos falta presencia en posiciones jerárquicas. Las mujeres somos solamente el 25% de las profesoras de investigación en el CSIC, por ejemplo, o solo el 21% de las catedráticas. En áreas como la salud o la biomedicina donde el número de estudiantes mujeres supera el 70%, los datos son incluso peores. De aquí a pocos años va a producirse un relevo generacional importante en la universidad que abrirá una ventana de oportunidad para que puedan entrar más mujeres. En el mundo empresarial, la situación es peor. El número de investigadoras es del 31%, que, aunque está por encima de la media europea del 22%, no es un consuelo. Con la Ley de Igualdad del 2007, se recomendó a los consejos de administración que impulsasen la presencia de mujeres. Sin embargo, creo que tenemos que pasar a hacerlo norma, ya que está claro que la propuesta no se cumplió. Excepto en el sector farmacéutico, en el resto, su presencia es limitada, y aunque los porcentajes han subido en los últimos años, siguen lejos incluso del 35% que buscaba la Ley.

    Por desgracia, está habiendo una caída en el número de estudiantes en las carreras técnicas. Aunque subió durante unos años y llegó casi al 50% en áreas como arquitectura, ahora mismo el porcentaje de mujeres apenas llega al 25% de promedio. Teniendo en cuenta que la tecnificación de la sociedad va a tener un papel fundamental en los puestos de trabajo del futuro, estamos ante un verdadero problema y debemos empezar a trabajar por la igualdad desde edades muy tempranas. Las últimas publicaciones demuestran que, ya con seis años, las niñas se consideran inferiores a sus compañeros masculinos. Si a esa edad se creen menos que los demás, no van a optar a unas carreras que consideran que son más difíciles o costosas. Hay muchísimas iniciativas para promover las vocaciones científicas desde las escuelas, y hay que seguir trabajando en ello desde la educación diaria. No basta con que un colectivo vaya a decirle a las niñas que pueden hacer lo que quieran con motivo del Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia, sino que cada día los profesores sean capaces de transmitir a niños y a niñas el amor por la ciencia y la tecnología.


    «Nuestro Derecho tiene género y no es el femenino»
    Glòria Poyatos. Magistrada del Tribunal Superior de Justicia de Canarias y presidenta de la Asociación de Mujeres Juezas de España

    Una vez conquistada la igualdad jurídica en el siglo pasado, el gran reto y desafío del siglo XXI es conquistar la igualdad real. A pesar de que decimos que somos iguales, seguimos viviendo en una cultura de devaluación continua de la imagen de la mujer. Es incuestionable que las brechas de género imperan en todos los ámbitos sociales, pero han mutado a través de unas nuevas formas de discriminación travestidas de igualdad jurídica y siguen conviviendo con nosotros: nuestro Derecho tiene género y no es el femenino. Las leyes se han construido ensalzando los valores asociados a lo masculino y devaluando los asociados a lo femenino. Hay muchísimos ejemplos que lo demuestran: ahora ya no se despide a una mujer por estar embarazada, pero carece de protección reforzada si quien la contrata dice que no supera el periodo de prueba. Ahora tampoco se les prohíbe trabajar, pero se las discrimina, por no dejar de cuidar.

    Juzgar con perspectiva de género es el corrector de ese ordenamiento jurídico que no es neutral. No es una opción del juez o la jueza juzgar con perspectiva de género: es una mandato legal imperativo contenido en los tratados internacionales ratificados por España y normativizado en el art. 4 de la Ley de Igualdad 3/2007 y en la Constitución española (art. 9.2º). Con ello se buscó una forma de lograr la igualdad real, al ser insuficientes las herramientas legislativas tradicionales. Las estadísticas demuestran que esa igualdad aún no existe: cuando hablamos de pobreza, las mujeres son más pobres; cuando hablamos de trabajo, las mujeres son más desempleadas; cuando hablamos de violencia, las mujeres son las principales víctimas.

    En el mercado laboral, uno de los grandes pilares que sostiene la discriminación son los cuidados. Nuestro Derecho del trabajo se ha esculpido despreciando históricamente el tiempo dedicado a los cuidados familiares que se sostienen estadísticamente sobre las mujeres. Ahora no se las discrimina a ellas de forma particular y directa, sino de forma colectiva e indirecta a través de los valores asociados a lo femenino. Los cuidados familiares deberían ser el centro de todas las políticas sociales, no solamente porque son necesarios para el sostenimiento de la vida cotidiana, sino porque los valores que aportan a quienes los desempeñan, que son de alta importancia: empatía, ternura, paciencia, responsabilidad… Necesarios para la resolución pacífica de los conflictos. Y esto está muy vinculado a por qué los hombres delinquen más que las mujeres. En Europa, por ejemplo, las estadísticas indican que la representación femenina en los centros penitenciarios no supera en 5%. ¿Por qué son más pacíficas? Porque son socializadas para la práctica de cuidar y aprenden a gestionar los conflictos sin violencia. Avanzar hacia una sociedad más pacífica, más corresponsable y más igualitaria pasa por cambiar los paradigmas y pasar de la ética del cuidado feminizado a la ética del cuidado humanizado.


    «Los discursos misóginos de algunos dirigentes políticos impulsan una agenda que niega la igualdad de las mujeres»
    Arancha Vicario. Presidenta de Amnistía Internacional España

    El 8M cientos de miles de mujeres (y también muchos hombres) estaremos en las calles en defensa de nuestros derechos. Tenemos que celebrar que haya mujeres activistas en todo el mundo liderando la batalla por los derechos humanos e impulsando movimientos multitudinarios en una escala sin precedentes, pero tenemos también que conocer lo que ha impulsado a tantas a movilizarse para conseguir un cambio. Los derechos de las mujeres son sistemáticamente colocados en un segundo plano con respecto a otros derechos y libertades por unos Gobiernos que piensan que pueden limitarse a apoyarlos de palabra y, en la práctica, hacer muy poco para protegerlos. Peor aún, muchos de los actuales dirigentes mundiales han lanzado nuevos ataques contra los derechos de las mujeres con sus discursos misóginos. Con ello pretenden argumentar que están protegiendo los valores tradicionales que representan los intereses de la familia, pero lo cierto es que están impulsando una agenda que niega la igualdad fundamental de las mujeres.

    Las mujeres somos la mitad de la población mundial y tenemos los mismos derechos que los hombres, pero la segunda mitad de esta frase no se ha hecho todavía realidad. En numerosos países del mundo, son perseguidas por exigir sus derechos y alzar la voz contra la injusticia o, incluso, por su forma de vestir. Más de 100 países tienen leyes que impiden a las mujeres realizar determinados trabajos y muchas trabajan en la economía informal, sin protección legal y con acceso limitado o nulo a los sistemas de seguridad social. En todo el mundo, las mujeres siguen soportando una carga desproporcionada en el trabajo no retribuido y de cuidados y la brecha salarial no se reduce. El número de hijos, cuándo y con quién tenerlos, o el acceso al aborto, son objeto de numerosas leyes o prácticas que impiden a las mujeres tomar decisiones sobre su cuerpo. La violencia es la consecuencia más extendida que se ejerce contra las mujeres por el hecho de serlo: violencia en las relaciones de pareja, violencia sexual, violación de mujeres y niñas en contextos de guerra o prácticas como la mutilación genital femenina.

    Ha habido avances significativos, pero ningún país del mundo ha alcanzado la plena igualdad de género. Amnistía Internacional se mantiene firme al lado de las mujeres, amplificando sus voces en toda su diversidad y luchando por nuestros derechos. Seguimos fuertes con la acción No consiento para poner fin a los obstáculos para las víctimas de violencia sexual en España. Sumaremos todas nuestras voces para lograr de forma efectiva los derechos humanos de las mujeres.


    «Debemos asumir que el feminismo de la tercera ola también ha envejecido»
    Rosa María Rodríguez Magda. Filósofa y escritora

    El feminismo de la segunda ola (años 70) tuvo como objetivo la recuperación por parte de las mujeres de su propio cuerpo: sexualidad, anticonceptivos, interrupción del embarazo y, en España, también la incorporación al mundo laboral y la ley del divorcio. Se dio el debate entre el feminismo de la igualdad y el de la diferencia. En décadas posteriores, se lograron grandes avances legislativos: ley contra la violencia de género (2004), del matrimonio homosexual (2005), de identidad de género (2007)… El eje de todo ello era la emancipación.

    Paralelamente, inmersa en la corriente postmoderna, vimos surgir la tercera ola del feminismo, que, acusando al de la segunda de institucional, burgués, heterosexual y eurocéntrico, reivindicó las políticas del reconocimiento de la diversidad: multiculturalismo, feminismo postcolonial, queer, LGTBI, transfeminismo… La emancipación como horizonte cuasi logrado dejó paso a la preponderancia del deseo y a las nuevas formulaciones de la identidad sexual. Así, los estudios de género se desarrollan en nuestras universidades, la perspectiva de género se promueve en todos los ámbitos y se promulgan leyes de derecho a la identidad y expresión de género y a la igualdad de personas LGTBI. En alguna medida, el sujeto-mujeres ha quedado subsumido en esa diversidad.

    Si el feminismo de la tercera ola consideró viejo y caduco al de la segunda, hoy, cuando lo postmoderno y las primeras manifestaciones del transfeminismo tienen ya treinta años, deberemos aceptar que, aun a pesar de su extensión, este también ha envejecido. Con las recientes manifiestaciones masivas feministas, el tren de la libertad o el movimiento #MeToo, una nueva generación llena las calles y se encuentra con las abuelas, con las madres, con las compañeras y con las diversas, juntas en la denuncia de la violencia, el acoso, la brecha salarial, la desigualdad de los cuidados o la utilización del cuerpo de las mujeres. Es el feminismo de la cuarta ola que reclama el protagonismo, una sociedad diferente, y alza fuerte la voz, al grito de «Si paramos nosotras, se para el mundo». Ese cambio global que deseamos necesita de todas y de todos.


    «Cuando las periodistas ocupen puestos de responsabilidad, habremos conseguido casi todo»
    Victoria Prego. Presidenta de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM)

    El papel de las mujeres en los medios de comunicación españoles es extraordinariamente potente. Las redacciones no solo están igualadas sino que incluso tienen una mayor presencia de mujeres que de hombres, y en ellas reside el trabajo de base. Que ellas sean las que escriben y las reporteras que están en la calle se nota en las informaciones. El desempleo es un problema que afecta a toda la profesión, no solamente a las mujeres –que, además, es normal que sean un mayor porcentaje de los periodistas sin trabajo, puesto que son mayoría en las aulas–, porque de las facultades salen más profesionales de los que el mercado laboral puede absorber. En un momento en el que no hacen más que cerrar medios, el destino de la mayor parte de ellos es el paro u otras ramas de la comunicación.

    Sin embargo, falta que las mujeres ocupen puestos de responsabilidad. Mientras eso no suceda, el tipo de información que se publica no sufrirá el leve cambio de orientación que hace falta para incluir una cierta perspectiva de género que, aunque ha avanzado, debe incorporarse más a algunas noticias –no a todas, ya que no tiene sentido hablar desde ella en informaciones sobre Venezuela o sobre el proceso catalán, por ejemplo–. Se está introduciendo poco a poco, pero es insuficiente.

    Es importante que las mujeres lleguen a las direcciones de los medios de comunicación y a los consejos, ya que es allí donde se deciden los temas y las noticias que se publican y el enfoque que se les da. Cuando eso llegue, habremos conseguido casi todo.


    «Las mujeres están liderando los proyectos más innovadores en el medio rural»
    María Sánchez. Veterinaria y escritora. Autora de Cuaderno de campo y Tierra de mujeres

    El medio rural es el gran desconocido de España. Si se escribe de nosotros es desde la idealización o desde el paternalismo y el clasismo de quien piensa que aún estamos como en Los Santos Inocentes. Si en la ciudad las mujeres sufren situaciones de desigualdad y machismo, en el campo es aún peor, más aún para algunas como las temporeras, que son triplemente invisibles. Sin embargo, las mujeres rurales son las que están cambiando las cosas. Se han puesto al frente de muchos negocios, también las que no se dedican a labores relacionadas con la agricultura o la ganadería. En el medio rural, hemos sido invisibles durante muchos años. Trabajo con noventa ganaderías de toda España y, aunque se supone que la mayoría son hombres, cuando llego a las explotaciones todo está lleno de sus hijas, sus sobrinas o sus hermanas. No están ahí porque les gusten las cabras, están ahí porque eso es un trabajo. Se tiene asumido que, además de llevar la casa, tenemos que ir a ayudar en el resto de tareas, sin dejar ser las hijas dehermanas de o primas de. Todo está a nombre de los padres o los maridos, que tienen sus propiedades y su pensión, pero las mujeres que trabajan con ellos todo el día no figuran en ninguna parte. ¿Cómo se reconoce un trabajo que es invisible incluso para Hacienda?

    Con motivo de la publicación de Cuaderno de campo, me hicieron una entrevista en la que el titular fue «Sin las mujeres no existiría el medio rural» y los comentarios de los hombres fueron para echarse a llorar. Solamente ponía en la mesa que, aunque sean los hombres los que trabajen como jornaleros o pastores, cuando llegan a casa pueden descansar porque tienen el plato puesto ya encima de la mesa, y ese plato lo pone su mujer. Además, tenemos muy metida la imagen de que son los hombres los únicos que realizan los trabajos que requieren esfuerzo físico cuando no es así. Algo tan obvio, los hombres lo ven como un ataque.

    Las mujeres somos una parte muy importante en la lucha contra la despoblación, pero no podemos caer en el error de pensar que somos vasijas para repoblar los pueblos. Es un hecho que los proyectos más innovadores los están haciendo mujeres: recuperan razas autóctonas, se asocian para luchar contra las macrogranjas, escriben y cuentan desde el medio rural… Debemos tener derecho a elegir qué queremos hacer, una oportunidad que la generación de nuestras madres no tuvo. Y eso pasa por reconocer y respaldar a las mujeres de nuestro medio rural.


    «Las reivindicaciones de las mujeres no pueden hacerse desde el pánico moral y el sensacionalismo»
    Loola Pérez. Activista, filósofa e integradora social

    Estamos en un momento decisivo para el movimiento feminista. No podemos traicionar un pilar democrático fundamental como es la igualdad entre mujeres y hombres. Quedan muchos derechos por conseguir y otros por consolidar. Hay que poner muchas cuestiones en la agenda, como que en algunos países se fuerce a las niñas a dar a luz después de haber sido violadas, la protección de las víctimas de trata, los derechos laborales de las trabajadoras sexuales, la precariedad de las actividades de amor y del cuidado, desempeñadas en gran parte por mujeres, los derechos de las personas trans o la violencia sexual contra la mujer. Pero creo que estas reivindicaciones no pueden ejercerse bajo el pánico moral, la exageración, el sensacionalismo o la manipulación. Esto no es efectivo y solo da alas a quienes creen que el feminismo es un enemigo de los derechos humanos.

    El feminismo actual ha sido engullido por la cultura de masas, pero somos muchas las mujeres que practicamos un feminismo desde los márgenes, que renuncia a eslóganes y que, partiendo de una epistemología y un discurso que pone énfasis en la transformación social, se compromete por lograr y consolidar la igualdad entre mujeres y hombres.

    Toda la información e imágenes son de Ethic.
    Link original: https://ethic.es/2019/03/tu-oportunidad-eres-tu-igualdad/