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  • Golear la desigualdad

    Golear la desigualdad

    Pese a los avances en algunos derechos, aún persiste un ambiente violento para las mujeres, lo mismo en las calles que en el transporte público, o en el trabajo, en la escuela, la casa o la política. El deporte tampoco se salva.

    La Organización de las Naciones Unidas (ONU) dio a conocer, en noviembre de 2018, que seis de cada diez mujeres mexicanas han enfrentado un incidente de violencia alguna vez en su vida. De acuerdo a la ONU, existe la violencia física, psicológica, económica y sexual. Al menos los tres últimos tipos se han detectado de manera recurrente en el futbol practicado por mujeres.

    El futbol femenil comenzó oficialmente en nuestro país en 1997 y hasta hace poco menos de dos años se lanzó la Liga MX Femenil, a pesar de que tiene 48 años que México quedó en tercer lugar en la Copa Mundial de Italia 1970 y subcampeón en México 1971, ante más de 90 mil aficionados en el Estadio Azteca, torneos considerados amateur por no tener el respaldo de la FIFA. ¿De qué habría servido comenzar un torneo oficial desde entonces? Quizá suene obvia la respuesta, pero no fue así en su momento, hoy podríamos estar hablando de trofeos mundiales en la mayor femenil, solo es voltear a ver a las estadounidenses, actuales y máximas campeonas del certamen con tres copas, quienes iniciaron su respectiva liga profesional en 2008.

    52 milaficionados presenciaron la Final Femenil

    Pero no solo se trata de un rezago temporal por género, sino de desigualdades laborales, como la brecha salarial. De acuerdo al Global Sports Salaries Survey 2017, el pago promedio a una jugadora profesional en México es de 3 mil 500 pesos mensuales, en la NWSL en Estados Unidos las futbolistas ganan en promedio 42 mil 800 pesos mensuales, en la D1 Feminine en Francia perciben en promedio unos 78 mil 800 pesos al mes, mientras que la media a un jugador de primera división de la Liga MX es de 637 mil 900 pesos mensuales, a pesar de que en la fracción VII del artículo 123 constitucional dice que: “para trabajo igual, debe corresponder salario igual, sin tener en cuenta sexo ni nacionalidad”.

    De los primeros casos alarmantes fue el de la jalisciense Alicia Cervantes, ex goleadora de Atlas, quien al término del primer torneo con el equipo rojinegro decidió dejar el club. Argumentó que no le autorizaron un aumento de sueldo siendo que recibía mil 500 pesos mensuales. La directiva de Jalisco se justificó con el tope salarial.

    En tan poco tiempo se ha demostrado que el futbol practicado por mujeres es de interés de la población mexicana

    De acuerdo a tres entrevistas anónimas, actualmente los salarios entre jugadoras siguen siendo dispares, con diferencias de entre 10 y 20 mil pesos mensuales; hay clubes que pagan 2 mil 800 pesos al mes, otros 3 mil 300 y otros alrededor de 10 mil pesos. Otra diferencia entre clubes es que solo algunos ofrecen Casa Club a las jugadoras de otros estados, es decir casa y comida, en algunos clubes la desventaja para las jugadoras es que si gozan de éstos últimos “privilegios” reciben un salario menor al de sus compañeras. Adicional hay algunos equipos, como Pachuca, que ofrecen estudios a sus futbolistas.

    Al cuestionar a las jugadoras sobre si hay alguna cláusula, de palabra o escrita, sobre embarazo o sus preferencias sexuales, una de ellas comenta que sobre lo primero sí había algo en su contrato, pero que no recuerda exactamente lo que señalaba y prefirió no comprometerse, mientras que las otras dos niegan que exista algo así pero que cuando una de sus compañeras se embarazó la dieron de baja, afirmaron que por esa excepción, el club podía dar de alta a otra persona. En contraste, la futbolista Sydney Leroux del Orlando Pride, perteneciente a la liga profesional de EU, presumió en sus redes sociales un par de fotografías donde se le observa entrenando con 5.5 meses de embarazo.

    Un tema que tienen que cuidar las jugadoras, además del anonimato, son sus uniformes. Las entrevistadas coincidieron en el número de prendas que les da el club para todo el torneo, uno de local y uno de visitante, además de los otorgados para entrenamientos que van de tres a cinco por persona.

    ATAQUES PSICOLÓGICOS

    Las ofensas que han recibido las jugadoras desde las tribunas son pocas comparadas con las redes sociales, pues quien acude a ver un partido es porque las apoya, aun así, las rivales no se han salvado de ser discriminadas. Tanto en redes como en las transmisiones de los partidos me ha tocado leer comentarios como: “ni saben jugar, mejor que se vayan a cocinar”, “que se vayan a lavar”, “parece hombre”, “machorras”, “mucha ropa”, entre otras frases que reflejan el machismo de una parte de la sociedad mexicana y la incapacidad de aceptar que el deporte no tiene género.

    Recientemente la argentina Macarena Sánchez denunció un despido injustificado de UAI Urquiza, hecho que se dio después de exigir públicamente la profesionalización del futbol en Argentina, pues es visto como amateu.

    ‘Maca’ recibió agresiones en redes sociales, entre ellas una amenaza de muerte; no recibió apoyo de la Asociación del Futbol Argentino y aunque ya lo ha recibido por parte del Senado, el hostigamiento por Twitter no ha cesado

    ¿HAY AVANCES?

    Bien o mal la Liga Mexicana ya inició y no es nada despreciable, al contrario, en tan poco tiempo se ha demostrado que el futbol practicado por mujeres es de interés de la población mexicana, dicho que se comprueba con el récord que se rompió a nivel mundial en asistencia al partido de Ida en la final del Clausura 2018 entre Tigres y Monterrey, marca que se supera nuevamente por las mexicanas en la Vuelta en el Estadio BBVA Bancomer, con 52 mil 211 asistentes.

    Otro reconocimiento es en Twitter. En noviembre de 2018 la cuenta de estadísticas @ Deportes&Finanzas publicó el top 10 de las cuentas de futbol femenil con más interacciones, en el que figuran Tigres, América y Chivas en tercero, sexto y séptimo lugar, respectivamente. Cabe resaltar el esfuerzo de cada club de la Liga MX Femenil, que se han esforzado por tener cuentas de Facebook, Twitter e Instagram exclusivas de su equipo femenino, a excepción de Pumas.

    También hay clubes que han buscado resaltar la importancia de la conformación de su equipo con una playera distinta para su división femenil como Pachuca, Chivas, León, Morelia, Cruz Azul y Monterrey, éstos dos últimos también cambiaron su escudo por un diseño único. Al mismo tiempo, Pachuca inauguró el Pabellón Malena Patiño, un espacio exclusivo para la formación de las Tuzas, mientras que Chivas desarrolló una app exclusiva para sus seguidores; y recientemente Tigres presumió ser el primer equipo femenil del continente en ofrecer un abono.

    En el torneo anterior se integraron Puebla y Lobos BUAP para 18 equipos y en el Clausura 2019 se han trasmitido el 88.7% de los partidos por televisión de paga o por redes sociales de los clubes, lo que ha propiciado el crecimiento de patrocinadores totales, que pasó de 54 a 95.

    LO QUE FALTA…

    Desde que se conformó la liga femenil en México no han sido constantes los juegos en los estadios, Pumas es la única escuadra que nunca ha disputado un encuentro en el recinto de primera división, Atlas solo lo ha hecho en tres ocasiones, y aunque la casa del primer equipo varonil de club América y de Cruz Azul es el Estadio Azteca, sus similares femeniles juegan actualmente en las instalaciones de Coapa y el Estadio 10 de diciembre, respectivamente, aunque las americanistas sí llegaron a disputar sus primeros dos torneos en el Coloso de Santa Úrsula, lo mismo que las celestes en el Estadio Azul. La única manera de obligar a cualquier equipo a jugar en un estadio es clasificar a la final, única etapa en la que el reglamento lo exige.

    Hace falta cambiar reglas. Que las mexicoamericanas no puedan militar en nuestra liga y que solo se permita alinear a máximo dos jugadoras mayores de 24 años en cancha, y reservar dos en banca, ha impedido que el nivel de la liga incremente, pues se desperdicia la experiencia internacional y la calidad de las jugadoras.

    Si bien ha faltado el 11.3% de las transmisiones de los partidos, solo han sido por televisión de paga y por internet, ¿cuándo veremos un partido por televisión abierta?

    A pesar de que ya hay resultados positivos como el subcampeonato que se obtuvo en la Copa Mundial Femenil Sub 17 Uruguay 2018, torneo en el que se convocó a 12 jugadoras de la Liga MX de un total de 21 convocadas, y un campeonato CONCACAF Sub 20 con 13 militantes de la liga de 20 seleccionadas, hace falta que se siga trabajando para conseguir una Copa del Mundo con la selección mayor

    Apostarle más al futbol femenil no solo depende de la liga, ni de los clubes, ni de los patrocinadores que confíen en el talento de las jugadoras, ni de la afición. Depende de todos. ¿Cuántas veces nos quejamos de que no hay apoyo a las mujeres para este u otros deportes? ¿Quiénes se han dado la oportunidad de seguir a su equipo o deporte favorito en la rama femenil, de ver la retransmisión de un partido, de irlas a ver defender sus colores y de conversar sobre ello en redes sociales?

    Ya sabemos que necesitamos que la violencia desaparezca de todos los ámbitos en donde se dé, que se respeten los derechos de hombres y mujeres por igual, que se reconozca el trabajo de quien lo merezca, sin importar el género, pero saberlo ya no es suficiente.

    Toda la información e imágenes son de REPORTE ÍNDIGO
    Link original: https://www.reporteindigo.com

  • Mujeres protegen Parque Nacional “La Malinche”

    Mujeres protegen Parque Nacional “La Malinche”

    En Tlaxcala, un grupo de 15 mujeres, la mayoría de la tercera edad, realizan actividades de protección y conservación en el Parque Nacional Malinche o Matlalcuéyetl (Señora de las faldas azules) declarada como Área Natural Protegida (ANP) el 6 de octubre de 1938.

    Esta ANP, que representa la principal fuente de oxígeno de la entidad, guarda un importante ecosistema de bosque de encino, oyamel y pino, por eso, desde el año 2004, la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) otorga apoyos al ejido Santa María Acxotla del Monte, como Pago por Servicios Ambientales, Ordenamiento Territorial Comunitario y el Programa de Empleo Temporal.

    Blanca Gutiérrez Salazar, integrante del ejido de 353 hectáreas dentro del municipio de San Luis Teolocholco, declara que desde las seis de la mañana llegan con palas, picos, rastrillos y machetes a emprender las actividades cotidianas para el cuidado de su bosque.

    Algunas de esas actividades son brechas cortafuego, obras de conservación de suelos, monitoreo de plagas forestales, además de recolección de basura en los caminos y las áreas recreativas de la montaña.

    En su lengua materna, el náhuatl, expresaron el amor y orgullo que sienten de trabajar como mujeres y madres de familia para conservar su bosque y dejar una herencia a sus familias y a las niñas y niños de su comunidad para que disfruten del aire puro, el agua, la belleza del lugar y la gran variedad de flora y fauna de la región de Acxotla del Monte.

    Su trabajo les valió para ganar en 2017 el Premio Nacional al Mérito Forestal en la categoría Mujeres Forestales.

    Este grupo de mujeres no es el único que realiza este tipo de actividades. En las zonas forestales de México, las mujeres recolectan leña para preparar el alimento a sus familias, limpiando involuntariamente el bosque de material combustible que podría provocar incendios forestales; tienen un amplio conocimiento en plantas medicinales y recogen productos que no son maderables, tales como setas, hongos comestibles y raíces.

    En México más del 40% de las personas que viven en pobreza son mujeres, muchas de ellas habitan en zonas rurales y están ligadas al sector forestal.

    Por lo anterior, el Gobierno de México, a través de la CONAFOR, invita a reconocer y valorar las aportaciones de las mujeres rurales en la conservación de los bosques, así como su participación en actividades económicas relacionadas con las zonas forestales de nuestro país.

    La Organización de las Naciones Unidas (ONU), con motivo del Día Internacional de la Mujer, hace un llamado a la igualdad de género por medio del empoderamiento. En este sentido, exhorta a poner fin a los estereotipos y la discriminación.

    Toda la información e imágenes son de Cámara oscura
    Link original: https://camaraoscura.mx/

  • Desde ciberacoso, hasta feminicidios: CIDH alerta aumento de violencia contra mujeres periodistas

    Desde ciberacoso, hasta feminicidios: CIDH alerta aumento de violencia contra mujeres periodistas

    Entre 2012 y 2016, el 7 % del total de periodistas asesinados por su oficio en el mundo fueron mujeres; en 2017, esa cifra se elevó a más del doble, 19 %. Esta es solo una forma de violencia, la más extrema, pero hay un aumento generalizado de agresiones contra mujeres periodistas, advierte un informe de la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

    #HazQueSeVean, la valentía de las mujeres periodistas

    El reporte recuerda que en México se documentaron cinco homicidios relacionados con su trabajo en medios de comunicación en los últimos seis años: la reportera Regina Martínez en Veracruz, el 28 de abril de 2012; Irasema Becerra, administrativa de un periódico también de Veracruz, junto con tres fotógrafos, el 3 de mayo de 2012; la tuitera María del Rosario Fuentes Rubio, @Miut3, en octubre de 2014; Miroslava Breach, en Chihuahua, el 3 de marzo de 2017; y Leslie Ann Pamela Montenegro del Real, en Acapulco, el 5 de febrero de 2018.

    Pero el asesinato, señala la CIDH, es solo la punta del iceberg. En una encuesta hecha en 2017 por la Federación Internacional de Periodistas (FIP) entre casi 400 periodistas de 50 países, 48 % de mujeres dijeron haber sufrido alguna forma de violencia de género en su trabajo.

    Entre lo más común, reconocido por 63 % de comunicadoras, está el maltrato verbal, seguido de maltrato psicológico en 41 % de los casos, explotación económica en 21 % y violencia física en 11 %. Estas formas de violencia son ejercidas tanto por personas fuera del lugar de trabajo, como fuentes de información, políticos, o público de los medios, como por los jefes o superiores en las redacciones.

    Otra de las mayores violencias que sufren las periodistas es el acoso y violencia sexuales, “que van de los comentarios o gestos no deseados, las bromas y el contacto físico breve, hasta la agresión sexual”, subraya la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión.

    Un estudio global de la organización International Women’s Media Foundation, realizado entre 2017 y 2018 con 597 mujeres, reveló que el 63 % ha sido amenazada o acosada en línea, el 58 % en persona y en 26 % de casos llegó más allá y la periodista sufrió ataques físicos.

    Algunas investigaciones locales en países latinoamericanos comprueban esta realidad. En El Salvador, una encuesta descubrió que 96 % ha vivido acoso sexual dentro de sus medios y 100 % al estar en calle, principalmente de parte de cuerpos de seguridad como Policía y Fuerza Armada, o incluso de diputados y funcionarios. En Brasil, 75 % reconoce que se ha sentido incómoda por recibir comentarios sobre su ropa o cuerpo durante su trabajo.

    Mientras que en países como México y Paraguay ha habido reclamos públicos por el acoso a mujeres que cubren encuentros deportivos.

    Ciberacoso, una forma de violencia en expansión

    La investigación global que hizo la Federación Internacional de Periodistas también reveló que 44 % de las mujeres periodistas ha sufrido ciberacoso por su trabajo y su sexo. La CIDH advierte que es claro que los hombres no están igual de expuestos a este tipo de hostigamiento, en el que hay un notorio incremento.

    “Los ataques en línea que tienen como objetivo a las mujeres periodistas adquieren características específicas relacionadas con el género, y son generalmente de naturaleza misógina y de contenido sexualizado. Este tipo de violencia conduce a la autocensura y es un ataque directo contra la visibilidad de las mujeres y su plena participación en la vida pública”, denuncia.

    La ONU ha documentado como las formas más comunes de este acoso el monitoreo y acecho en línea de las comunicadoras, publicación de sus datos personales, troleo, descalificación y odio viral. Incluso algunas organizaciones civiles han denunciado espionaje electrónico contra periodistas o defensoras de derechos humanos orientado a controlar o extorsionar a mujeres que desafían el statu quo.

    El acoso digital también aumenta dependiendo de si la mujer cubre temas que tradicionalmente se asociaban a periodistas hombres, señala la Relatoría, como política, judiciales o deportes, y si son temas vinculados con derechos de género o de la comunidad LGBTTI.

    “La violencia en línea tiene un efecto inhibitorio en el ejercicio de la libertad de expresión. En particular, si bien hay innumerables mujeres periodistas que deciden continuar publicando información frente a la violencia, amenazas o acoso, otras recurren a la autocensura, cierran sus cuentas digitales, o abandonan la profesión. A juicio del Secretario General de Naciones Unidas, los ataques también pueden tener un efecto disuasorio sobre otras mujeres periodistas. El efecto es la falta de perspectivas y voces femeninas en los medios de comunicación en relación con una amplia gama de cuestiones, lo que tiene consecuencias graves para la libertad y la pluralidad en los medios de comunicación. Esta exclusión afianza la discriminación y la desigualdad”, denuncia el informe.

    Pero uno de los problemas, advierte, es que los intermediarios en internet, es decir, quienes proveen los servicios de blogs, redes o búsqueda, no han hecho nada por resolver el acoso digital contra las mujeres porque no ofrecen mecanismos de denuncia confiables, fáciles de usar ni transparentes, ya que no está claro quién toma la decisión o cómo están configurados los algoritmos para determinar que algo viola las normas de ese sistema.

    Discriminación y falta de representatividad

    Además de la violencia directa, la CIDH hace énfasis en que las mujeres siguen sufriendo discriminación en el periodismo, como trabajadoras y como protagonistas de noticias. Reconoce que aún hay muchos contextos en los que persiste la percepción de que el periodismo no es una profesión apropiada para las mujeres, y eso crea una presión social para que no entren a ella o la abandonen.

    En un análisis hecho en 2015, se detectó que en América Latina, el 43 % de quienes presentaban o reportaban noticias eran mujeres. Pero no es una presencia promedio, sino que depende del tipo de noticias.

    “Las mujeres están sobrerrepresentadas entre quienes reportan noticias que abarcan temas tradicionalmente asociados al ámbito de lo ‘femenino’ y subrepresentadas en la cobertura de temáticas consideradas destacadas, como aquellas vinculadas a política y gobierno o economía. (…) Este patrón puede contribuir a que el trabajo de las mujeres periodistas sea menos visible y menos valorado, lo que puede traducirse en una brecha salarial con respecto a sus colegas varones y el acceso a menores protecciones contractuales”, señala.

    Y si de directivas se trata, no llega ni al 25 % la presencia femenina en los puestos más altos de los medios de información.

    También se ve una discriminación contra las mujeres en su aparición en las informaciones, agrega la relatoría. Peor si se trata de afrodescendientes o indígenas, ya que son objeto de “folklorización” y “exotización” que perpetúan estereotipos, o son presentadas como víctimas, en lugar de reconocer sus luchas y logros.

    “Las mujeres constituyen únicamente el 29 % de las personas sobre las cuales se lee, se ve o se escucha en las noticias tanto de los medios tradicionales (prensa escrita, televisión y radio) como de los medios en línea en América Latina”, apunta el estudio.

    Paradójicamente, en 2015, cuando Latinoamérica era la región del mundo con más líderes femeninas en puestos políticos de alto nivel, las mujeres fueron solo el 25 % de las personas que aparecían en noticias sobre temas políticos y económicos.

    Falta de denuncias y medidas de justicia

    El informe lamenta que a pesar de las distintas agresiones que sufren las mujeres en los medios, incluso Naciones Unidas ha advertido que la mayoría no denuncia ni hacen pública la violencia que vive. Muchas veces porque suelen recibir maltrato en su camino por visibilizar el problema, o porque no confían en las instancias judiciales, además de que no hay medidas efectivas de protección, no se le da la gravedad debida a las agresiones, y lo que prevalece es la impunidad.

    “En el caso de las mujeres periodistas y las trabajadoras de medios de comunicación, la decisión de no denunciar estos actos también está influida por el temor a las consecuencias que la denuncia puede acarrear para el ejercicio de su profesión (i.e. estigmatización, pérdida del trabajo, aislamiento, etc.) y el temor a acciones de represalia por parte del agresor”, advierte.

    Por eso, el documento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos hace una serie de recomendaciones a los países, para que analicen medidas legales para prevenir la violencia contra mujeres periodistas, castigarla y protegerlas.

    A los propios medios de comunicación les pide condenar públicamente la violencia y discriminación contra ellas, así como concienciar contra los estereotipos de género. Internamente, recomienda tomar medidas para evitar el acoso, adoptar códigos de conducta profesionales que incluyan perspectiva de género, y propiciar la igualdad dentro de las redacciones.

    Y a las plataformas en línea les sugiere crear mecanismos transparentes y eficaces para denunciar el hostigamiento y contribuir en la prevención de la violencia en línea contra las mujeres periodistas.

    Toda la información e imágenes son de Animal Político.
    Link original: https://www.animalpolitico.com

  • CNDH llama a erradicar violencia y discriminación contra mujeres

    CNDH llama a erradicar violencia y discriminación contra mujeres

    La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) llamó a las autoridades y a la población en general a redoblar esfuerzos para erradicar la discriminación, desigualdad y violencia que enfrentan las mujeres, cuyos índices siguen en aumento, así como a fomentar la participación de este sector de la sociedad en actividades en las que tradicionalmente han estado marginadas.

    Con motivo del Día Internacional de la Mujer, el organismo público llamó a promover la construcción de una cultura de igualdad entre mujeres y hombres y erradicar la violencia, la cual no debe verse como algo normal que ocurre en el ámbito familiar, escolar o laboral, sino como un fenómeno que puede acabarse mediante la aplicación de políticas públicas.

    Las mujeres, indicó la CNDH, todavía se encuentran insuficientemente representadas en campos como la ciencia, tecnología, ingenierías y matemáticas, lo que les impide tener condiciones de igualdad de salarios y oportunidades de desarrollo con respecto a los hombres.

    Tan sólo en el ámbito de educación superior de México, añadió el organismo, las mujeres aún enfrentan obstáculos asociados a estereotipos y brechas de desigualdad para insertarse en esas materias, como lo demuestra el hecho de que aún siguen siendo pocas las mujeres que eligen cursar una carrera científica.

    En el país, aunque el 50 de estudiantes de posgrado son mujeres, sólo 33 por ciento de ellas llegan a ser investigadoras, y únicamente logran laborar en el sector público o el académico, mientras que los hombres lo pueden hacer en el sector privado, con mejores salarios y oportunidades de desarrollo.

    Ante ello, la CNDH llamó a crear mecanismos innovadores que contribuyan a la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, y fortalezcan sus conocimientos y habilidades, para una mejor inserción en estos ámbitos.

    Toda la información e imágenes son de LA JORNADA.
    Link original: https://www.jornada.com.mx

  • Mujeres cimbran la CDMX para conmemorar Día Internacional de la Mujer

    Mujeres cimbran la CDMX para conmemorar Día Internacional de la Mujer

    Detener el acoso, garantizar el castigo en feminicidios y el derecho a acceder a un aborto legal y gratuito fueron las peticiones de la marcha de las mujeres.

    “Vamos a salir cuántas veces sea necesario, por mis derechos lucho yo”, dice Gabriela mientras porta en ambas muñecas pañuelos verdes. “No entienden que en el cuerpo de las mujeres mandamos nosotras y nadie más”.

    Por su parte, Angélica de 13 años dice que es su primera marcha. “Cuando veo la tele y veo la noticia que mataron a una chica o desaparecieron a otra me da mas tristeza que miedo, cuando dicen que era de mi edad me da mucha rabia”.

    Con el coro de ni una más ni una menos, estudiantes, trabajadoras y miembros de colectivas feministas siguieron su camino del Ángel de la Independencia hacia el Zócalo, con carteles con leyendas cómo Aborta este sistema de patriarcal y Amiga, si te pega no te ama, las mujeres hicieron su recorrido.

    A la altura del palacio de Bellas Artes, mujeres de la sociedad civil comenzaron a rascar la tierra, hicieron un hueco en la banqueta para hacer espacio y colocar el antimonumento.

    Daniela, estudiante de ciencias políticas que se asume como feminista, comenta que “este antimonumento es necesario, a ver si así la gente no olvida que nos están matando”.

    Mientras se colocaba el antimonumento, familiares de víctimas de feminicidio no solo narraron la impunidad de sus casos sino que pidieron un alto a la epidemia de feminicidios que se vive actualmente en el país.

    Al ritmo de los tambores y unidas en coro, las asistentes gritaron No fue suicidio, fue feminicidio.

    Lidia, madre de Diana Velásquez Florencio, joven de 24 años asesinada en el municipio de Chimalhuacán, Estado de México el 2 de julio de 2017, asegura que está aquí para unirse a todas las voces que al igual que ella exigen justicia.

    “Mi hija un día salió de casa y ya no volvió, cuando fuimos al MP a poner la denuncia nos dijeron que al rato volvía, que se había ido con el novio. Días después la encontré, había estado cinco días en el Semefo de Neza, no nos habían notificado porque entre los errores de la autoridades habían puesto que mi hija era un varón”.

    Pese a que la familia afirma que no ha dejado de presionar, a más de un año de la muerte de su hija, las autoridades siguen sin línea de investigación.

  • La voz de las mujeres

    La voz de las mujeres

    La cantante Alika es uno de los referentes del Roots Reggae Dancehall de habla hispana por sus canciones sobre temas sociales; hoy, en el Día Internacional de la Mujer invita a toda la sociedad a organizarse y defenderse para que ya no haya feminicidios.

    “Va para los señores que se eduquen y se suban los pantalones. Si una mujer te dice que no, significa que no. Si una menor te dice que sí, significa que no. ¿Lo entendió? Porque hay un futuro que debe brillar y con tu conducta lo vas a arruinar”, interpreta Alika, una cantante de reggae que ha ganado reconocimiento como una voz fuertemente consciente que emana de América Latina.

    Sus letras, directas y claras, hablan del respeto, la dignidad y la confianza en uno mismo. Relatan situaciones y problemas comunes en los barrios del tercer mundo, logrando reconocimiento, primero en el reggae argentino y luego en la escena del dancehall mundial.

    “Considero que es importante que los artistas se comprometan con su música para reflejar la realidad en la que vivimos. Creo que yo he tenido ese compromiso desde que comencé a hacer música. Traté de reflejar la realidad en mis letras, es un compromiso que me impulsa, es mi motor”, asegura la cantante latinoamericana, en entrevista con Reporte Índigo

    Alika confiesa que de pequeña escuchaba mucho rap y antes de adentrarse en el reggae, ignoraba lo combativo que este género podía ser, ya que no sólo habla de playas y de amor, sino sobre temas sociales. Además, abarca lo espiritual, se aleja de lo comercial y de lo individualista.

    Sin duda, el ser mujer ha obligado a la cantante uruguaya ha esforzarse el doble para poder alcanzar sus metas, porque es más difícil tener el reconocimiento de la gente. Ella sabe que si fuera hombre y tuviera los mismos logros que ahora tiene, sería un poco más famosa.

    Ante la adversidad, sus mejores aliados han sido las mujeres, ya que contrario a lo que se muestra en muchos medios o producciones audiovisuales sobre la competitividad que puede existir entre ellas, persiste la sororidad.

    “Los medios siempre promocionan la lucha entre mujeres, y en nuestras canciones impulsamos que no exista la competitividad, sino la solidaridad. Tratamos de trabajar, grabar y tocar en recitales organizados por mujeres, para que la balanza se equilibre un poco”, comenta Alika.

    La interprete recuerda que comenzó a tocar en Estados Unidos porque había una mujer que tenía un centro cultual en San Diego, California, y que le gustó mucho su trabajo, por lo que decidió impulsar su carrera en ese país e invitarla a festivales muy importantes.

    A raíz de eso, comenzaron a surgir más invitaciones a otros eventos y movidas en Estados Unidos, lo que es un claro ejemplo de lo que pasa cuando las mujeres se unen para apoyarse.

    “Más que ser una inspiración me gustaría que todas las mujeres tengamos oportunidades, que podamos ser libres, caminar por las calles sin que nos molesten, que no tengamos miedo todo el tiempo de que nos maten, que se logre con esto elevar nuestras voces como una lucha”

    – Alika

    Se estima que de las 87 mil mujeres que fueron asesinadas globalmente en 2017, en más de la mitad de los casos los responsables fueron sus parejas o familiares, lo que quiere decir que 137 mujeres alrededor del mundo son asesinadas a diario por un miembro de su familia.

    Alika no es indiferente a las estadísticas, ya que confiesa que ella, al igual que todas las mujeres, también vive con miedo e incertidumbre. “La solución es quejarse en un principio, elevar las voces, hacer que realmente este problema sea escuchado para que en conjunto, porque es de todos y debe ser tratado como sociedad, se erradique y podamos evolucionar de una vez por todas”, opina la cantante.

    Para ella está claro que escribir canciones sobre los feminicidios no ayuda, lo que debe pasar es que las mujeres se organicen y se defiendan entre sí, que sean aliadas contra la violencia. “No podemos permitir que nos sigan matando. Tiene que pasar un cambio bien serio y de raíz, ya que no alcanza con hacer una canción”, asegura.

    “No puedes quedarte esperando. Es tiempo de hacer algo. Toma tu vida de raíz y dirígela hacia donde seas feliz. Mucha gente ha muerto y no fue en vano (…) Levántate y pelea”, es otra de las letras que canta Alika para que la gente construya un mundo más equitativo, igualitario y con oportunidades para todos

    Actualmente, la cantante se encuentra promocionando su más reciente single “Inspírame” y continúa con una serie de conciertos en la Ciudad de México que incluyen Tiempo de Mujeres el próximo 9 de marzo en el Faro de Oriente, un festival histórico donde participan 790 artistas mujeres.

    “He tenido la oportunidad de viajar por muchos países y nunca vi un festival de esta magnitud, es un evento hecho y promocionado por mujeres. Me parece excelente que se nos dé esta oportunidad de estar ahí, de que sea todo más inclusivo”, dice la artista latinoamericana.

    ALIKA PARA PRINCIPIANTES

    La artista recomienda a la gente que se interese en su música escuchar tres canciones clave que muestra su evolución. La primera es “Ejército despierta”, que grabó en 2005; después les haría escuchar algo más nuevo, “Big Up”, que está en su disco Mi palabra, mi alma, y por último, su nueva canción, “Inspírame”.

    Contacto

    Para conocer más sobre ella, consulta sus redes:

    *Instagram: instagram.com/ aalikaa

    *Twitter: twitter.com/alikaalianza

    *Facebook: ALIKA & NUEVA ALIANZA

  • El Día de la Mujer en América Latina no se festeja, se lucha

    El Día de la Mujer en América Latina no se festeja, se lucha

    Ya quedaron atrás los días en que las mujeres recibían flores o tarjetas para agasajarlas el 8 de marzo. Lejos de los festejos, en la actualidad este día condensa los reclamos, los anhelos, las batallas ganadas y las que quedan por luchar. Ya no se dice “feliz día”. Hoy más que nunca se escuchan los #NiUnaMenos, los #VivasNosQueremos y las versiones latinas del “#MeToo” (#YoTambién).

    Para las más de 300 millones de mujeres de Latinoamérica, el 8 de marzo ya no se festeja, se conmemora y se lucha.

    Este año la ONU, que desde 1975 comenzó a conmemorar este día, pone en relieve la innovación como eje para corregir los desequilibrios y crear sociedades más inclusivas para las mujeres. En el caso de América Latina y el Caribe, la inclusión de la mujer como empresarias, consumidoras, tomadoras de decisiones y como líderes es clave para el progreso de la región.

    A la fecha, solo 57% de las mujeres en edad de trabajar participan en el mercado laboral regional, un marcado contraste en comparación con el 82% de los hombres. La igualdad de género promueve la reducción de la pobreza y la desigualdad, se traduce en mejores oportunidades para la próxima generación, hace que las instituciones sean más representativas y avanzan las perspectivas para todos.

    A pesar de que América Latina ha progresado en los últimos años, existen brechas que, aunque no se amplían, tampoco se reducen y que para eliminarlas llevará años, si no décadas, como muestra el reciente informe “Mujer, Empresa y el Derecho” del Banco Mundial.

    Este es el panorama de la inclusión económica de la mujer en la región:

    Toda la información e imágenes son de El País.
    Link original: https://elpais.com

  • Los peligros de nacer niña en distintas partes del mundo

    Los peligros de nacer niña en distintas partes del mundo

     MG 1143. Mutilación genital

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    Mutilación genital

    Una niña es sometida a una mutilación genital durante una ceremonia colectiva celebrada en un colegio de Bandung, Indonesia, en 2006. Según Unicef, al menos 200 millones de niñas y mujeres de unos 30 países –entre ellas alrededor de la mitad de las indonesias menores de 12 años– han sufrido la mutilación genital. La práctica sigue realizándose, y no siempre con las condiciones higiénicas adecuadas.

    Foto: Stephanie Sinclair

    MM8490 160808 18886. Sobrevivir a un ataque con ácido

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    Sobrevivir a un ataque con ácido

    Ritu Saini, de 21 años de edad (en primer plano), y Rupa, de 23, disfrutan de las lluvias del monzón en lo alto de un tejado de Agra, en la India. Ambas chicas sobrevivieron a ataques con ácido. Cientos de mujeres y niñas son rociadas con ácido en este país. Ritu, anteriormente jugadora de volleyball, fue atacada por su primo. Después de diversas reconstrucciones quirúrgicas perdió su ojo izquierdo. Rupa fue agredida a los 15 años. La asociación Stop Acid Attacks aboga por el desarrollo de políticas destinadas a las supervivientes estos ataques.

    Foto: Stephanie Sinclair

    MM8490 160519 00645. Una ceremonia alternativa

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    Una ceremonia alternativa

    Niñas de la aldea sierraleonesa de Masanga toman parte en ceremonias Bondo alternativas en las que se inician como mujeres adultas sin someterse a la mutilación genital. Más de 600 niñas han participado en ellas desde 2010.

    Foto: Stephanie Sinclair

    MM8490 160808 11470. Vivir entre la basura

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    Vivir entre la basura

    El vertedero de Ghazipur, un basurero de casi 30 hectáreas en Delhi, es el lugar que recorre Zarina, de siete años, en busca de objetos que revender. Al igual que esta niña de la India, otras muchas en todo el mundo viven en la pobreza y apenas tienen acceso a la educación.

    Foto: Stephanie Sinclair

    MM8490 160519 02561. Ritual de preparación para el matrimonio

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    Ritual de preparación para el matrimonio

    Elizabeth, de 19 años, y Rebecca, de 13, bailan en un ritual Bondo en la ciudad sierraleonesa de Kabala. Según los ancianos esta ceremonia, que regula el paso de la niñez a la madurez y que tradicionalmente incluye el corte o la extirpación de los genitales externos, vincula a las chicas a su comunidad y las prepara para el matrimonio. También pretende restringir la sexualidad femenina, y causa daños físicos y psicológicos. En Sierra Leona la mayoría de las mujeres han sufrido la mutilación genital.

    Foto: Stephanie Sinclair

    MM8490 160519 03479. El riesgo de la falta de escolarización

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    El riesgo de la falta de escolarización

    Una adolescente se toma un descanso en su venta ambulante de baratijas en Mange Bureh, sentándose a orillas de un río en el que las chicas lavan y los chicos pescan. Las niñas no escolarizadas que trabajan en las calles de Sierra Leona para contribuir a la economía familiar corren especial riesgo en un país donde los delitos contra ellas suelen quedar impunes.

    Foto: Stephanie Sinclair

    MM8490 160519 00846. Educación gratuita

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    Educación gratuita

    Al participar en una ceremonia Bondo alternativa que no incluye la mutilación genital femenina, estas niñas de Masanga reciben educación gratuita garantizada por Masanga Assistance Education, una organización suiza sin ánimo de lucro. En la ceremonia participa una mujer que encarna el diablo del Bondo, una alta autoridad de esta sociedad secreta.

    Foto: Stephanie Sinclair

    MM8490 160519 04914. Camino a clase

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    Camino a clase

    Un grupo de chicas vestidas de uniforme se dirigen a clase en una escuela metodista de Freetown, en Sierra Leona.

    Foto: Stephanie Sinclair

    MM8490 160808 12191. Expuestas a la violencia sexual

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    Expuestas a la violencia sexual

    Aarti, de nueve años, se expone a la violencia sexual cuando vende flores en una calle de Delhi mojada por la lluvia. Pese a los riesgos que corren, millones de niños de todo el mundo trabajan para llevar dinero a casa en vez de ir al colegio.

    Foto: Stephanie Sinclair

    MM8490 160708 09118. Matrimonios concertados

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    Matrimonios concertados

    Los matrimonios concertados son habituales en Sierra Leona. Baby Seibureh, de 17 años, y Claude Seibureh, de 48, vecinos de Freetown, se casaron en plena crisis del ébola. Cuando nació su hijo Joseph, a la madre hubo que hacerle una cesárea.

    Foto: Stephanie Sinclair

    MM8490 160808 16569. Lucha contra la trata sexual

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    Lucha contra la trata sexual

    Rinki Kumari (en primer término) y Arti Kumari comparten un momento distendido en su habitación durante un receso de las clases que reciben en la escuela pública a la que asisten, la Kasturba Gandhi Balika Vidyalaya de Forbesganj, en la India. Un centenar de niñas de los pueblos cercanos estudian en este centro gestionado por Apne Aaap, una entidad benéfica cuya misión es poner fin a la trata sexual.

    Foto: Stepnanie Sinclair

    Los peligros de nacer niña en distintas partes del mundo

    Sierra Leona es uno de los peores lugares del mundo para ser niña. En este país del África occidental, habitado por unos seis millones de personas, desgarrado por una cruenta guerra civil que duró más de una década y devastado por el Ébolael simple hecho de nacer niña se traduce en una vida de barreras y tradiciones que a menudo dan más valor a su cuerpo que a su mente.

    La mayoría de las mujeres de Sierra Leona –el 90% según Unicef– han sido sometidas a la mutilación genital, una práctica que las inicia en la vida adulta y supuestamente las hace más deseables para el matrimonio, pero que también es un método de represión sexual profundamente arraigado en su cultura.

    Casi la mitad de las chicas se casan antes de los 18 años, y muchas se quedanembarazadas mucho más jóvenes, a menudo en su segundo o tercer ciclo menstrual. Muchas son víctimas de la violencia sexual; las violaciones suelen quedar impunes. En 2013 más del 25% de las sierraleonesas de entre 15 y 19 años estaban embarazadas o ya eran madres, lo que supone una de las tasas de gestación más elevadas del mundo para esa franja de edad.

    Y demasiadas mueren en el parto: es el porcentaje más alto del mundo, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud y otras entidades internacionales. La mutilación genital femenina puede elevar el riesgo de sufrir complicaciones obstétricas.

    «Si vas a las provincias te encuentras con chicas de 13 años, de 15 años, ya casadas y con sus bebés en brazos», dice Annie Mafinda, comadrona del Rainbo Center, que ayuda a víctimas de la violencia sexual en Freetown, la capital de Sierra Leona. Muchas de las pacientes atendidas en este centro tienen entre 12 y 15 años.

    La mayoría de las mujeres de Sierra Leona –el 90% según Unicef– han sido sometidas a la mutilación genital

    Cuando conocí a Sarah en Freetown, una ciudad que se levanta sobre una península montañosa junto a un puerto rutilante, tenía 14 años y estaba embarazada de seis meses, aunque parecía varios años más joven. Hablaba en un susurro, era bajita y menuda, llevaba las uñas de los pies pintadas de rojo y el pelo bien recogido bajo un pañuelo de color melocotón. Me contó que la había violado un muchacho, vecino de su familia, que se marchó de la ciudad tras la supuesta agresión.

    Cuando su madre se enteró de que estaba embarazada, la echó de casa. Ahora Sarah (cuyo apellido nos reservamos) vive con la madre del chico que según ella la forzó. La madre del supuesto violador fue la única que se prestó a acogerla; en Sierra Leona las mujeres suelen vivir con la familia del esposo.

    Sarah tiene que cocinar, limpiar la casa y hacer la colada. Me contó que la madre del chico le pega cuando, de puro agotamiento, no cumple con sus tareas. Con tantas trabas, ¿cómo puede una chica como Sarah sobrevivir y salir adelante en Sierra Leona?

    En un país pobre regido por un Gobierno que no parece demasiado interesado en proteger a las niñas, lo más sensato que estas pueden hacer es intentar escapar del entorno en el que han nacido. En un universo lleno de amenazas, la escuela puede ser su único refugio.

    Niñas convertidas en esposas

    Estudiar es complicado porque cuesta dinero, pero al mismo tiempo constituye un rayo de esperanza. Sacarse la secundaria puede traducirse en una mayor libertad económica y en la oportunidad de tomar las riendas de su propia vida, quizás abriéndoles las puertas de la universidad o de un empleo cualificado. Sin embargo, se calcula que entre 2008 y 2012 solo una de cada tres chicas cursaron estudios se­cundarios; en este sentido el embarazo supone una de las barreras más importantes. No en vano el ministro de Educación de Sierra Leona ha vedado la entrada en los centros escolares de las jóvenes gestantes.

    Se calcula que entre 2008 y 2012 solo una de cada tres chicas cursaron estudios se­cundarios

    El objetivo de esta política, formalizada por el Gobierno en 2015, es impedir que influyan en sus compañeras y protegerlas de las burlas. La prohibición de que las chicas embarazadas acudan a la escuela «es un ejemplo de moralismo anticuado e irreflexivo que lanza un mensaje equivocado –declara la escritora Aminatta Forna, quien en 2003 fundó una pequeña escuela rural en Sierra Leona–. Hablamos de jóvenes vulne­rables, que en este país son objeto de continuas depredaciones».

    Elizabeth Dainkeh fue coordinadora de un centro educativo de Freetown para jóvenes en edad escolar que estuvieran en estado de gestación o que ya fuesen madres, financiado por Unicef y el Ministerio de Educación sierraleonés, y otras instituciones.

    Marginación tras el embarazo

    «Cuando te quedas embarazada, te marginan», me dice. Estamos en el fondo de un aula sofocante en la que chicas con los cabellos trenzados y tocados de vivos colores, algunas con bebés en el regazo, se abanican con los libros de texto mientras escuchan a la maestra con atención.

    «Yo creí que les daría vergüenza volver al colegio, pero no, están encantadas», dice con orgullo. La propia Dainkeh se quedó embarazada a los 17 años, y su padre la echó de casa. La hija que tuvo murió de desnutrición antes de cumplir un año de vida. Ahora, a sus 35 años, Dainkeh aconseja a sus alumnas que perseveren: que se olviden de los años que han estado desescolarizadas y sigan adelante.

    Mary Kposowa, exdirectora de uno de esos centros femeninos, explica que algunas de sus antiguas alumnas se habían topado con dificultades al querer matricularse de nuevo en escuelas ordinarias después de dar a luz.

    Para complicar aún más las cosas, en agosto de 2016 los centros para chicas embarazadas cerraron sus puertas; Unicef declara que se abrieron como un «puente» alternativo a la educación cuando la crisis del ébola tuvo cerradas escuelas de todo el país du­­rante nueve meses. En aquellos centros había matriculadas unas 14.000 jóvenes embarazadas o puérperas, lo que hace temer a Dainkeh que actualmente haya en el país «un gran número de chicas marginadas del sistema educativo».

    Los sierraleoneses suelen decir que el trauma de su país tiene su origen en la guerra civil que enfrentó a grupos rebeldes y al Gobierno. Desde 1991 y durante más de 10 años, miles de niñas y mujeres fueron violadas. Decenas de miles de personas fueron asesinadas. Y más de dos millones se vieron desplazadas. Más recientemente ha sido el virus del Ébola el que ha hecho estragos en el país, cobrándose unas 4.000 vidas en menos de dos años. La epidemia afectó a muchas familias, y dejó huérfanas a un gran número de niñas que tuvieron que hacerse cargo de sus hermanos sin estar aún preparadas para ello.

    Kumaris, las diosas vivientes de Nepal

    El país ha ido evolucionando a trompicones hacia la democracia, pero la opresión de las niñas y las mujeres no ceja. «En este país no importa la vida, ni el cuerpo, ni el alma de las mujeres jóvenes –afirma Fatou Wurie, nacida en Sierra Leona, criada en el extranjero y que regresó a su país natal, a Freetown, donde trabaja en pro de los derechos de las mujeres–. Hasta la última política que implantamos excluye la voz de las jóvenes sierraleonesas».

    A pesar de que he pasado largas temporadas en diversos lugares de África occidental, la primera vez que pisé Sierra Leona me quedé profundamente impactada. He estado en Nigeria, Ghana, Senegal y Costa de Marfil, pero Sierra Leona me pareció diferente: menos acogedora, menos exuberante, más suspicaz y recelosa. Sin embargo, también descubrí que incluso en este país tan turbulento hay jóvenes que encuentran la manera de sobreponerse por encima de todo.Regina Mosetay está en la biblioteca de su colegio de Freetown mientras sus compañeras de clase almuerzan entre risas en el patio. Se ha preparado los exámenes finales todo cuanto ha podido. Madre a los 17 años, Regina no puede estudiar como antes porque tiene que cuidar de su hija, Aminata, pero saca tiempo para los libros entre tomas y mudas. Tiene los ojos almendrados y un rostro ovalado que ladea cuando reflexiona sobre algo. Creció en un barrio obrero de calles estrechas y abarrotadas de peatones, tiendas de ropa y de electrónica, y puestos de comida. Su madre la crió a ella, a su hermano y a su hermana en una casa donde también vivían su abuela, primos, un tío y más familiares; en total, 11 personas.

    El ébola empezó a propagarse por Freetown y el Gobierno cerró los colegios para contener la epidemia

    La echaron del colegio por estar embarazada, una experiencia «dolorosa de verdad», dice. Le encantaba estudiar; su asignatura preferida era lengua (es muy habladora). Nunca pensó que acabaría formando parte del colectivo de adolescentes embarazadas de Sierra Leona, pero en 2014 el ébola empezó a propagarse por Freetown y el Gobierno cerró los colegios para contener la epidemia.

    Entonces, en 2015, fue cuando se quedó embarazada de su novio, Alhassan, que en ese momento estaba terminando sus estudios universitarios. «Durante el ébola muchas chicas se quedaron embarazadas –cuenta Regina–. Como no había clase, teníamos mucho tiempo libre». «Sentí que estaba decepcionando a todo el mundo. Tenía vergüenza –confiesa–. Algunas compañeras decían que éramos un mal ejemplo».Esa primavera se quedó encerrada en casa sin nada que hacer ni nadie con quien hablar mientras sus amigas estaban en el colegio. Al cabo de unos meses, una tía le habló de los nuevos centros que daban a las embarazadas o madres en edad escolar la oportunidad de no quedarse atrás en los estudios para que pudiesen retomarlos más adelante.

    Regina quiso apuntarse al momento, y habló de esos centros a todas las chicas que conocía que estuvieran en estado o acabaran de parir. Casi todo lo que le enseñaban ya lo sabía, pero disfrutaba estando de nuevo en un aula, sentada en un pupitre de madera con los libros y la libreta abiertos, leyendo, atendiendo, pensando. Llevaba un bebé dentro, sí, pero seguía teniendo cerebro, y eso era fundamental para ella.

    «No quiero que mi hija pase por lo mismo que yo. Quiero que tenga un futuro mejor»

    «Era feliz solo con estar allí, y no en casa sin hacer nada», me cuenta Regina. Estudió en aquel centro tres meses; fue una de las 180 chicas que pasaron una temporada más o menos larga en el año inaugural del programa. Regresó a la escuela pública un mes después de dar a luz a Aminata en diciembre de 2015. Desde que ha vuelto, Regina aconseja a todas sus amigas que tengan cuidado con los chicos si no quieren que les pase lo mismo que a ella.

    Ya no está desescolarizada. «No quiero que mi hija pase por lo mismo que yo. Quiero que tenga un futuro mejor», dice. Vive con su novio, ya graduado en ciencias empresariales, y con la madre y la abuela de este, que ayudan en el cuidado de Aminata. Confía en poder formar una familia con él y sabe que terminar los estudios es crucial. Quiere trabajar en alguna organización de ayuda a la infancia, para que los niños –y sobre todo las niñas– tengan una vida mejor. «Cuando termine los estudios podré cuidar de mi familia; cuidaré de mí misma», asegura.

    Salmatu Fofanah vive en una ladera de Mountain Cut, un barrio muy poblado de Freetown. Tiene 17 años, es tímida, esbelta y muy gua­pa, y ya está acostumbrada a cuidar de sí misma. Tanto su madre como su padrastro contrajeron el virus del Ébola hace dos años. Él enfermó tras asistir a un funeral en 2014. (Su padre biológico había muerto de malaria en 2011).

    La madre de Salmatu, enfermera de profesión, cuidó a su marido en casa. No tenían ni idea de que había una epidemia de ébola. Cuando el enfermo empeoró, intentó llevarlo al hospital, pero se le murió en el coche. Ella cayó enferma unos días después y falleció en casa un mes más tarde. Entonces Salmatu empezó a encontrarse mal. Le dolía la cabeza y tenía fiebre. Lo mismo les pasó a su tía, su tío, su hermana mayor, su hermano, su abuelo y varios primos. «Todos teníamos miedo», me cuenta Salmatu. Ingresaron en un centro de tratamiento. Solamente sobrevivieron ella y tres primos. Todos los demás murieron. A principios de diciembre de 2014 llegó a Mountain Cut, tambaleante por las náuseas y la pena, para vivir con otros tíos y primos en una amplia casa.
    Cada vez que se sentía enferma, le entraba el pánico. En marzo regresó al colegio, temiendo que sus amigas le dieran de lado por haber tenido ébola, pero se llevó una grata sorpresa. «No me marginaron en absoluto», explica. Cada vez que se acuerda de cómo era todo antes de la epidemia de ébola, sus amigas intentan animarla. Salmatu entra en Facebook y WhatsApp para buscar chistes, solo para volver a reír, y cuanto más duerme, mejor se siente.

    Ébola: a la caza del asesino

    Asiste a un grupo de ayuda psicológica donde puede hablar de sus problemas. «Me gusta contar lo que me preocupa; me quito un peso de encima», dice. Cuando me entrevisté con ella, su mayor preocupación eran los exámenes finales. «Tienes que pasar página y concentrarte en el futuro. Debes ser feliz con lo que tienes». La asignatura favorita de Salmatu es historia; le gusta conocer lo que ha ocurrido en su país y aspira a ser periodista. Sale con un chico que acaba de terminar el instituto, pero no le permite que la presione para hacer nada que no desee. Quiere seguir cantando y yendo a la playa con sus amigas. A veces ir a clase le da una pereza infinita. («Me encanta dormir, es mi hobby», me confiesa con una sonrisa. Cuando de pequeña cogía una rabieta, su madre la ponía a dormir y se le pasaba). Pero entonces recuerda las metas que se ha marcado. Su madre murió por su familia. ¿Cómo no va ella a terminar los estudios y llevar una vida de la que su madre se habría enorgullecido?

    Kadiatu Kamara, a quien todos llaman KK, nació en un pueblo costero llamado Bureh, a orillas del Atlántico. Es un torbellino de fuerza y energía, con un racimo de estrellas tatuadas en el cuello. Ha vivido aquí toda su vida; sus padres la criaron –junto con cuatro hermanos y una hermana– en esta compacta comunidad. Se ganaban la vida vendiendo carbón que recogían en la zona. Cuando su padre falleció siendo ella muy joven, las cosas se pusieron difíciles. Su madre, Baby, se vio muy apurada –como todavía se ve hoy– para ganar lo suficiente, y solo pudo permitirse costear los estudios de dos de sus hijos: KK y un hermano mayor.

    KK tiene 19 años, es la benjamina de la familia y siempre ha tendido a buscar aquellos entornos en los que siente que encaja. Vive con su madre y otros familiares, así que anhela un espacio propio. Hace cuatro años se fundó en la playa un club de surf al que asistían muchos chicos de su pueblo, y a ella le apeteció ver cómo era. Solo había visto surfistas en las revistas que se dejaban en la playa los turistas extranjeros. Para KK el mar es un bálsamo. Cuando se mete en el agua, se siente más libre, más serena. «Cuando surfeo, es como si estuviese en otro país», dice. Al principio ni siquiera sabía nadar bien. Un día se le soltó la cuerda del tobillo y las olas se llevaron la tabla. Un compañero tuvo que ir a rescatarla porque se ahogaba.

    KK es una de las pocas surferas de Sierra Leona. Conoce chicas que se quedaron en estado y dejaron los estudios o que acabaron con hombres que les doblan la edad, pero siempre ha sabido que no quiere eso para ella. Cuando en el colegio las advirtieron contra las relaciones sexuales prematuras, ella tomó nota. El surf la ayudó a no perder el norte.

    «A algunas chicas sus madres no pueden pa­garles el colegio, así que van con los chicos para que ellos les den el dinero»

    «A algunas chicas sus madres no pueden pa­garles el colegio, así que van con los chicos para que ellos les den el dinero, explica KK. A veces les cobran el favor en especias y las abandonan cuando se quedan embarazadas, por lo que las chicas acaban en la calle. A su madre jamás le ha sobrado el dinero, pero como KK es hábil y trabajadora, está ganando su propio dinero y nunca ha tenido que recurrir a ningún chico. Trabaja en la cocina del chiringuito de la playa y a veces vende galletas a los bañistas. Se levanta a las seis o siete de la mañana, surfea un poco si hay buenas olas y luego se va a clase. Está en el colegio toda la tarde hasta la noche, y cuando vuelve a casa estudia y hace la cena. KK ayuda a su madre dándole parte de lo que gana.

    Un sábado por la tarde del pasado mes de julio la vi estirarse en la arena tórrida de Bureh Beach. Luego se levantó de un salto y se lanzó, intrépida, con la tabla de surf contra una ola espumosa en las aguas turquesas. Remó con los brazos, flotando boca abajo, aguardando con paciencia a que llegase otra ola alta. Los chicos se empeñaban en cabalgar olas flojas y se caían todo el rato. Un mu­chacho flaco se persignó antes de zambullirse. KK lanzó un grito de júbilo cuando la descabalgó una ola frustrada.

    KK quiere fabricar sus propias tablas. Su meta es abrir una tienda para venderlas y tener una escuela de surf. «Quiero enseñar a otras chicas», me dice. Entre tanto, surfea varios días a la semana, sobre todo durante la estación lluviosa, cuando las olas llegan a alcanzar los dos metros de altura. KK está perfeccionando su técnica. Cree que si mejora lo bastante, podrá dedicarse profesionalmente a este deporte.Le gustaría estudiar medicina o contabilidad, pero no sabe si tendrá suficiente nivel para entrar en la universidad. A veces los profesores no les enseñan nada, y ella tiene problemas con la lectura.
    «Si me dedico al surf, a lo mejor algún día viene alguien al club, me ve y me escoge [para patrocinarme] –me dijo, llena de esperanza–. Y así podré mantener siempre a mi familia».

    Toda la información e imágenes son de National Geographic.
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  • Cuál es el origen del Día de la Mujer (y por qué se conmemora el 8 de marzo)

    Cuál es el origen del Día de la Mujer (y por qué se conmemora el 8 de marzo)

    El 8 de marzo es una fecha destacada en múltiples partes del mundo.

    Se conmemora el Día Internacional de la Mujer, formalizado por Naciones Unidas en 1975.

    Este especial día, en palabras de la ONU, “se refiere a las mujeres corrientes como artífice de la historia y hunde sus raíces en la lucha plurisecular de la mujer por participar en la sociedad en pie de igualdad con el hombre”.

    Pese a haberse convertido en una jornada global en pro de la igualdad, muchas personas aún se preguntan cuál es su origen y qué llevó a que el 8 de marzo obtuviera este reconocimiento internacional.

    Para explicarlo, hay que echar la vista atrás: a las protestas que desembocaron en toda una revolución. A finales del siglo XIX y principios del XX.

    “Los mujeres y hombres son creados iguales”

    El Día Internacional de la Mujer tiene sus raíces en el movimiento obrero de mediados del siglo XIX, en un momento de gran expansión y turbulencias en el mundo industrializado, en el que la mujer comenzó a alzar cada vez más su voz.

    La vida de la mujer en Occidente por aquel entonces era una continúa historia de limitaciones: ni derecho a voto, ni a manejar sus propias cuentas, ni formación y con una esperanza de vida mucho menor que la masculina por los partos y los malos tratos.

    Un ejemplo de esa creciente inquietud y debate entre mujeres se encuentra en 1848, cuando las estadounidenses Elizabeth Cady Stanton y Lucretia Mott congregan a cientos de personas en la primera convención nacional por los derechos de las mujeres, en Estados Unidos.

    Ambas mantuvieron que “todos los hombres y las mujeres son creados iguales” y exigieron derechos civiles, sociales, políticos y religiosos para el colectivo.

    Entonces, recibieron burlas, especialmente en cuanto al derecho de las mujeres a votar, pero pusieron una semilla que en los siguientes años fue creciendo, destaca la ONU en un especial sobre el activismo de la mujer a lo largo de los años.

    Protestas de sufragistas para votar en Estados Unidos.

    Getty Images
    En 1913, las mujeres ya protestaban por el derecho a votar en Estados Unidos. En esa época, eran frecuentes las protestas también para pedir mejores condiciones de trabajo.

    En este contexto, los historiadores coinciden en destacar como antesala directa del Día Internacional de la Mujer la marcha de mujeres que se vivió en Nueva York en 1908,cuando unas 15.000 se manifestaron para pedir menos horas de trabajo, mejores salarios y derecho a votar.

    Un año después de ello, el Partido Socialista de América declara el Día Nacional de la Mujer, que se celebra por primera vez en EE.UU. el 28 de febrero.

    En ese contexto, irrumpe en escena una mujer que pasaría a la historia como la impulsora del día de la mujer internacional: la comunista alemana Clara Zetkin.

    Zetkin sugirió la idea de conmemorar un día de la mujer a nivel global en 1910 en la Conferencia Internacional de la Mujer Trabajadora en Copenhague (Dinamarca).

    Su propuesta fue escuchada por un centenar de mujeres procedentes de 17 países y aprobada de forma unánime, aunque sin acordar una fecha concreta.

    Clara Zetkin y Rosa de Luxemburgo.

    Dominio público
    Clara Zetkin (izq.) y Rosa de Luxemburgo, otra de las revolucionarias más destacadas del siglo XX.

    Un año después, se celebra el primer Día Internacional de la Mujer, el 19 de marzo de 1911, reuniendo a más de un millón de personas en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza.

    Además del derecho de voto y de ocupar cargos públicos, se exigió entonces el derecho al trabajo de la mujer, a la formación profesional y a la no discriminación laboral.

    No obstante, en sus inicios, “la conmemoración (también) sirve de protesta contra la I Guerra Mundial“, recuerda la ONU.

    Y ahí se encuentra una de las claves de por qué se acabó eligiendo la fecha del 8 de marzo.

    Rusia y la I Guerra Mundial

    Hay diferentes versiones de que por qué se eligió esta fecha en concreto.

    Pero la ONU destaca la importancia de los acontecimientos que se vivieron en Rusia, en medio de las protestas contra la Gran Guerra.

    “En el marco de los movimientos en pro de la paz que surgieron en vísperas de la Primera Guerra Mundial, las mujeres rusas celebraron su primer Día Internacional de la Mujer el último domingo de febrero de 1913. En el resto de Europa, las mujeres celebraron mítines en torno al 8 de marzo del año siguiente para protestar por la guerra o para solidarizarse con las demás mujeres”, recuerda el organismo.

    En 1917, y como reacción a los millones de soldados rusos muertos, las mujeres de ese país vuelven a salir a las calles el último domingo febrero, bajo el lema “pan y paz”.

    Marchas de mujeres rusas en 1917.

    Getty Images
    En 1917 en Rusia, miles de mujeres se lanzaron a las calles contra la guerra, una protesta que desembocó en la revolución y marcó la fecha del Día Internacional de la Mujer.

    Se trata de una huelga que continúa varios días y acaba forzando la salida del zar.

    “Los trabajadores de la metalúrgica se unieron a su protesta (de las mujeres) pese a que los Bolcheviques veían la movilización de las mujeres como precipitada. El 25 de febrero, dos días después de que comenzara la insurrección de las mujeres en el Día Internacional de la Mujer, el zar ordenó (…) disparar si fuera necesario para acabar con la revolución de las mujeres”, explica la historiadora estadounidense Temma Kaplan, en “On the Socialist Origins of International Women’s Day”(“Sobre los orígenes socialistas del Día Internacional de la Mujer”).

    La medida del zar fracasó y en su lugar comenzó “la revolución de febrero”, dice Kaplan, que acabó con la abdicación del zar Nicolás II ese mes de marzo.

    El éxito de las mujeres rusas se consagró poco después: el gobierno provisional que se formó tras la retirada del zar les reconoció el derecho a voto.

    La fecha en la que comenzó esa huelga de las mujeres rusas en el calendario juliano, entonces el de referencia en Rusia, fue el domingo 23 de febrero. Ese mismo día en el calendario gregoriano fue el 8 de marzo, y esa es la fecha en que se celebra ahora.

    manifestación México.

    Getty Images
    Mujeres de todo el mundo siguen reclamando igualdad a diario y luchando contra la violencia contra la mujer, como en esta manifestación por ese último motivo en México en 2018.

    En 1945, se forman las Naciones Unidas para fomentar la cooperación internacional tras la devastación de la II Guerra Mundial y la Carta de este organismo multilateral se convierte en el primer acuerdo internacional que consagra la igualdad de género.

    Tres décadas después, en 1975, la ONU establece y celebra por primera vez el Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo, coincidiendo con el Año Internacional de la Mujer.

    ¿Hay razones para seguir la lucha…?

    La respuesta la damos con los datos publicados más recientes de la propia ONU:

    • Sólo uno de cada cuatro parlamentarios son mujeres a nivel mundial.
    • En 2018, solo el 9,8% de países en el mundo tenían jefas de Estado o de gobierno.
    • Una de cada tres mujeres sufre violencia a lo largo de su vida.
    • 830 mujeres mueren cada día de causas evitables relacionadas con el embarazo.
    • Y hasta 2086 no se cerrará la brecha salarial si no se contrarresta la tendencia actual.

    Toda la información e imágenes son de ANIMAL POLÍTICO
    Link original: https://www.animalpolitico.com

  • Votar, estudiar, abortar: el 8M recuerda los logros del feminismo

    Votar, estudiar, abortar: el 8M recuerda los logros del feminismo

    En México las mujeres no tuvieron derecho a votar hasta 1953, pero en países como Arabia Saudita, este derecho fue reconocido hace apenas cuatro años. Hoy, millones de mujeres abotonan sus pantalones, pero en 1970 se le negó la entrada a dos mujeres a la Asamblea Nacional francesa por usar esta prenda.

    Varios siglos de lucha del movimiento feminista han conseguido que las mujeres tengan cada vez más derechos, como el acceso a propiedades o al trabajo remunerado. Pero las batallas aún no están ganadas, una de las consignas de las próximas manifestaciones y huelga del 8 de marzo, en el Día de la Mujer.

    La plataforma School of Feminism (Escuela de Feminismo) ha creado una serie de pancartas y materiales para las manifestaciones del 8M. “Ante nuestra sorpresa y felicidad, se nos está yendo de las manos”, dice a Verne Patricia Luján, creadora de esta plataforma con sede en España y a la que se han sumado manos de otros países. “De Polonia, Francia, Estados Unidos, Portugal, Italia… están amplificando esta iniciativa y preparando sus pancartas 8M con nuestros mensajes”, detalla, vía correo electrónico.

    Son 19 mensajes disponibles en español e inglés que hablan de los derechos para alcanzar igualdad entre hombres y mujeres. Una publicación en Facebook con los diseños que rescatan los logros del feminismo se ha compartido más de 1.200 veces en las primeras 48 horas de su publicación. “Todas las feministas que están agitando el mundo hoy, a pequeña y gran escala, desde el movimiento #metoo a la sobreviviente de la violación de La Manada», señala.

    Te traemos algunas de las pancartas más representativas que Luján ha compartido con Verne. En este enlace puedes descargar varias versiones para imprimirse en blanco y negro y en este enlace se encuentran a color.

    Toda la información e imágenes son de Verne.elPaís.
    Link original: https://verne.elpais.com/