La red de activistas y organizaciones civiles que conforman la Campaña Popular contra la Violencia hacia las Mujeres y el Feminicidio en Chiapas exigió al gobernador del estado, Rutilio Escandón Cadenas, que atienda de manera puntual el incremento descontrolado de crímenes contra mujeres en el primer bimestre de 2019.
Las integrantes de la Campaña exigieron que las acciones recomendadas en la Declaratoria de Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres (DAVGM) sean extensivas a todos los municipios de la entidad, dada la gravedad de la violencia feminicida.
Asimismo, pidieron al Congreso local que destine un presupuesto para implementar en todos los municipios las medidas dispuestas en la DAVGM.
A Escandón Cadenas le exigieron que remueva a la Fiscalía General del estado (FGE) como encargada de dar seguimiento a dicha Declaratoria, es decir, que designe a otra dependencia, de común acuerdo con las peticionarias, para que no sea juez y parte de la violencia feminicida y tenga capacidad de actuar.
Señalaron que en el primer bimestre de este año se registró un grave incremento de casos de violencia contra las mujeres, que han sido desaparecidas, agredidas, violentadas sexualmente y asesinadas.
Datos del Observatorio Feminista contra la Violencia a las Mujeres de Chiapas, así como de diversos colectivos y organizaciones civiles que han documentado la violencia feminicida en Chiapas, coinciden que tan sólo en lo que va de 2019 se han registrado 18 muertes violentas de mujeres, entre ellas una adolescente de 15 años.
De ese total, únicamente seis fueron calificadas por los impartidores de justicia como feminicidio.
Los colectivos han documentado al menos 27 casos de violencia contra las mujeres, de los cuales 12 fueron clasificados como violencia física, 12 como violencia sexual –10 contra niñas y adolescentes– y tres como violencia patrimonial.
Señalaron que a estas cifras se suma la desaparición de 14 mujeres adultas y 19 niñas y adolescentes (de entre tres y 17 años de edad), de las cuales 15 han sido localizadas.
“No obstante la gravedad sobre el incremento de la violencia feminicida en Chiapas, nos preocupa la actuación de las autoridades encargadas de procuración y administración de justicia en la entidad, ya que continúan realizando prácticas discriminatorias de género, clase y etnia que obstaculizan el acceso a la justicia a las mujeres, reproduciendo la violencia patriarcal, el abuso de poder, la discriminación y menosprecio a las víctimas que se atreven a denunciar, exigir verdad y justicia evidenciando la negligencia de las instituciones y sus titulares”, subrayaron las activistas.
De manera particular destacaron la actuación de la FGE, además de que el Poder Judicial, a través de los juzgados de distrito federal y estatal, “ha demostrado su incapacidad para juzgar con perspectiva de género, haciendo caso omiso a manuales y protocolos de actuación”.
En contextos de violencia y creciente conflictividad, la violencia feminicida “es una de las expresiones más claras y atroces de la ineficacia e incapacidad de los tres niveles de gobierno para coordinar acciones de prevención, seguridad y cero tolerancia que erradiquen la violencia hacia las mujeres”, puntualizaron.
Explicaron que la impunidad, ausencia de protocolos de actuación, criterios de investigación y juicio carentes de perspectiva de género, así como el desconocimiento del marco normativo de derechos de protección a las víctimas de violencia de género y feminicidio, da cuenta del deficiente y negligente papel de la FGE como entidad responsable de dar seguimiento a la implementación de la DAVGM.
A nivel nacional, recalcaron, el panorama es menos alentador, porque actualmente 56% del territorio se encuentra en Alerta de Violencia de Género.
Finalmente, reiteraron su preocupación ante este contexto de violencia feminicida, pues las cifras mencionadas “representan tan sólo una mirada parcial de la dimensión real de la violencia que vivimos las mujeres en Chiapas, (por lo que) exigimos a las autoridades asumir la violencia feminicida como un problema social, cultural y político que exige tomar medidas concretas y urgentes en todos los ámbitos de la actuación pública”.
De entre los 32 estados de la República, en 23 las mujeres pasan menos tiempo en las escuelas cuando se les compara con los hombres. Por ejemplo, en Chiapas los hombres cuentan con un promedio de años de escolaridad de 7.7 años, y las mujeres 6.9. Sólo en Durango, Nayarit y Zacatecas las mujeres pasan más tiempo en la escuela que los hombres.
Los gigantes informáticos Google y Apple están recibiendo fuertes críticas por ofrecer la aplicación Absher, desarrollada por el gobierno de Arabia Saudita, en sus tiendas online. Diversas ONG sostienen que están contribuyendo al sistema de tutoría del hombre sobre la mujer en el país, la figura del mahram, tan denunciado por organizaciones de derechos humanos y por Naciones Unidas.
A través de Absher, disponible en Google Play y App Store, los ciudadanos pueden llevar a cabo la mayor parte de trámites sin necesidad de desplazarse a las oficinas gubernamentales y también pueden registrar a las mujeres o menores que están bajo su tutela, y que necesitan permisos para matricularse en una escuela o casarse.
Los tutores pueden dar un permiso permanente o puntual en cada caso y a través del sistema electrónico las autoridades saben quién cuentan con ese permiso o, de lo contrario, intenta desafiar las normas establecidas.
La aplicación permite a los «guardianes» masculinos saber, entre otras cosas, si una mujer de su familia solicita permiso para viajar. Y si una mujer embarca en un aeropuerto, el hombre recibe una notificación en el móvil. Así pueden impedir que las mujeres huyan, y amenazan a las que lo intentan.
Sin embargo, el Ministerio de Interior de Arabia Saudí no está de acuerdo con esas críticas y condenó la «campaña tendenciosa» que pone en duda el propósito de la aplicación.
En un comunicado, rechazó que la aplicación Absher sea «una herramienta de control» y señaló que ofrece más de 160 servicios a «todos los grupos de la sociedad del reino, incluidos residentes extranjeros, mujeres, mayores de edad y personas con necesidades especiales». Interior agregó que la aplicación es una herramienta «esencial y directa» para llevar a cabo los trámites administrativos «en cualquier momento y desde cualquier lugar». Asimismo, niega los intentos de «politizar» esta tecnología, que está disponible en versión web y en aplicación para el teléfono móvil, por lo que puede ser usada de forma instantánea.
Organizaciones como Amnistía Internacional exigen a Apple y Google que retiren Absher de sus plataformas y recuerdan el caso más reciente que evidencia cómo se puede usar para amedrentar más aún a las mujeres: se trata del de la joven saudí Shahad al-Mohaimeed, que contó su historia en el portal de noticias estadounidense Insider, quien con 17 años consiguió huir de su familia y encontrar asilo en Suecia pero, antes de escapar, tuvo que robar los teléfonos móviles de su familia para que no recibieran ninguna notificación sobre el trayecto de huida.
Ni Google ni Apple se han pronunciado aún sobre el tema. A través de Insider, Dana Ahmed, de Amnistía, ha hecho un llamamiento a ambas empresas «para que consideren el riesgo de violaciones de los derechos humanos y mitiguen el daño que estas aplicaciones pueden causar a las mujeres».
Avances ridículos
A pesar de que las autoridades del reino saudí han suavizado algunas normas, levantando por ejemplo la prohibición de conducir un coche o la necesidad de un permiso para hacer algunos trámites, las mujeres aún necesitan la aprobación de su tutor (padre, marido o hermano) para viajar al extranjero.
El último caso que puso en evidencia está situación fue el de la joven Rahaf Mohammed Al Qunun, que huyó de su familia en Arabia Saudita y de un matrimonio concertado, y consiguió asilo en Canadá el pasado enero.
Sigmund Freud y su método del psicoanálisis han soportado muy mal el paso del tiempo: hoy en día algunas de sus teorías se incluyen en el saco de las pseudociencias. Sin embargo, hace un siglo no era tan fácil criticar sus prestigiosos postulados y, mucho menos, si eras una mujer. Por esta razón, tiene tanto mérito el trabajo de Karen Horney.
Nacida a las afueras de Hamburgo (Alemania) en 1885, estudió medicina animada por su madre. Posteriormente, trató de especializarse en psicoanálisis en Berlín de la mano de Karl Abraham, uno de los discípulos más destacados de Freud. A la vez que se formaba, ella misma recibía terapia por parte de este experto, ya que sufría depresión y problemas sexuales en su matrimonio. La interpretación que obtuvo ante esta situación, al más puro estilo freudiano, fue que ocultaba deseos incestuosos reprimidos hacia su padre. Sin embargo, ella no estaba dispuesta a aceptar aquella estupidez: ése fue el primer encontronazo con el psicoanálisis y sólo acababa de empezar.
Uno de los conceptos clave para Freud a la hora de explicar la sexualidad era el de envidia de pene. Las niñas, en su desarrollo psicosexual, se dan cuenta de que los niños tienen pene y ellas no. Esto les lleva a querer tener uno y ser hombres, lo que acaba derivando en su deseo de practicar el coito y ser madres.
Karen Horney no se veía identificada en absoluto con esta idea, así que sus críticas se centraron especialmente en este punto, pero también atacó otros aspectos del psicoanálisis. Cuando empezó a tratar a sus propios pacientes y a realizar estudios en el Instituto Psicoanalítico de Berlín se dio cuenta de que la conducta humana no encajaba con lo que le habían enseñado.
Desigualdad de la mujer
¿Envidia de pene? No, desigualdad. Las mujeres no querían ser hombres, pero la sociedad les reservaba un papel secundario, sin poder, a la sombra de sus maridos e hijos. Así que, según explicó pasando de un enfoque biologicista a otro social, lo que en realidad envidiaban era la independencia masculina. Sin saberlo, estaba dando origen a la psicología feminista.
Incluso le dio una vuelta de tuerca más al argumento freudiano y desarrolló la teoría de que, probablemente, eran los hombres quienes sentían envidia por no poder dar a luz. Esto se ha llamado envidia de ser madre, envidia de útero o envidia de vagina.
Horney tuvo tres hijas con su marido. Sin embargo, debido a sus problemas de convivencia, terminaron por separarse. Aquella ruptura le dio alas para cambiar de aires y, en 1932, se trasladó a Estados Unidos donde montó una consulta privada y logró un gran prestigio.
El entorno era la clave
Allí desarrolló nuevas teorías que la alejaron aún más de su formación inicial. Si Freud explicaba los problemas basándose en supuestos traumas de la infancia y en fantasías, procedentes de impulsos biológicos, Horney apostaba por identificar en cada paciente las causas específicas de sus angustias.
Para ella, el entorno en el que crece una persona era la clave para entender la ansiedad y las neurosis. En su opinión, la falta de afecto por parte de los padres era uno de los principales condicionantes para la aparición de problemas posteriores. Así lo plasmó en su libro La personalidad neurótica de nuestro tiempo, todo un best seller publicado en 1937. La obra la convirtió en una de las psicólogas más destacadas de la Historia. Por eso sus terapias también eran diferentes y se basaban en la posibilidad de controlar esas angustias progresivamente hasta llegar al punto en que los pacientes no necesitaran tratamiento de ningún tipo.
Expulsada por los psicoanalistas
Sin embargo, sus nuevas ideas fueron demasiado en un mundo aún dominado por el pensamiento de Freud. Además, se consideraba que era heredera de su pensamiento, por lo que el Instituto de Psicoanálisis de Nueva York la castigó con la expulsión en 1941. Su reacción fue fundar un nuevo grupo denominado Asociación para el Desarrollo del Psicoanálisis, aunque lo suyo ya era neofreudismo.
Karen Horney murió de cáncer en 1952 dejando un montón de obras con sus teorías y sus experiencias. No obstante, a pesar de que llegó a gozar de cierta fama, su figura cayó bastante en el olvido hasta que, en 1967, se publicó una colección de ensayos (Psicología Femenina) que había escrito hace décadas. Su pensamiento fue por delante de su época.
En México, los prejuicios y estereotipos discriminatorios acerca de la interrupción del embarazo han criminalizado y llevado a la cárcel a cientos de mujeres.
A lo largo de 10 años se han registrado 531 juicios penales por el delito de aborto, que derivaron en 228 sentencias, 98 dictadas contra mujeres y el resto contra terceros que lo propiciaron.
En su informe Maternidad o Castigo. La criminalización del aborto en México (2018), el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE) revela que en el periodo enero 2007-diciembre 2016, a 83 personas se les dictó prisión preventiva por el delito de aborto, 44 de ellas son mujeres.
La entidad en la que se registraron más mujeres en prisión preventiva por aborto (21) fue San Luis Potosí.
El reporte también indica que a 53 se les dictó prisión definitiva, 19 son mujeres. Con cinco casos, Baja California lidera la lista.
Especialistas consideraron que la criminalización de las mujeres que abortan se presenta por prejuicios, estereotipos discriminatorios, ausencia de capacitación del personal médico y la falta de armonización de las leyes en cuanto a las causales que despenalizan esta práctica.
“Las mujeres son denunciadas por el personal hospitalario (…) que actúa con base en prejuicios y estereotipos discriminatorios, sin que se garantice el principio de presunción de inocencia ni el debido proceso”, señaló el GIRE en su informe La Pieza Faltante. Justicia Reproductiva (2018).
La interrupción del embarazo por voluntad es ilegal en todo el país, excepto en la Ciudad de México (hasta las 12 semanas de gestación).
A nivel federal, las tres legislaciones que permiten la interrupción del embarazo por violación sin necesidad de denuncia son el Código Penal Federal, la Norma Oficial Mexicana NOM-046-SSA2-2005 y la Ley General de Atención a Víctimas. Pero en la práctica, a las mujeres se les niega el servicio, se les pide la denuncia de por medio o son estigmatizadas.
En la CDMX la Interrupción Legal del Embarazo (ILE) es legal desde hace más de 10 años, pero las estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) ubican a la capital del país como la entidad donde más casos por aborto se investigan: 109 durante 2018.
“Si bien no vemos mujeres en prisión por aborto (en la CDMX), sí hay un gran número de denuncias, esto nos habla de la necesidad de trabajar en el estigma que hay, en los prejuicios por parte del personal de salud o por parte de las familias o la comunidad”, explicó Isabel Fulda Graue, coordinadora de Investigación del GIRE.
En cuatro años, se han denunciado dos mil 135 presuntos delitos de aborto en todo el país. El año 2015 cerró con 512 carpetas, para 2016 la cifra subió a 538; 2017 registró 515 y 2018, 570.
Después de la CDMX, las entidades con el mayor número de casos en 2018 son Estado de México, con 79; Baja California, 63; Tamaulipas, 46, y Nuevo León, 38.
En el caso de Baja California Sur, aunque la incidencia en 2018 es baja (sólo 16 casos); en los cuatro años, las denuncias por aborto subieron 433% (en 2015 sólo había tres registros).
Elsa Guadalupe Conde Rodríguez, directora general del Programa de Asuntos de la Mujer y de Igualdad entre Mujeres y Hombres, de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), coincide: “en muchos centros, lo primero que se hace antes de atender a la mujer es dar aviso al ministerio público”.
La especialista señala que existe una fuerte presión institucional o social sobre los médicos para denunciar a las mujeres que llegan con un aborto en proceso. “Hay tendencias conservadoras”.
Culpable de un momento a otro
Isadora, de Yucatán, es una de las mujeres que el GIRE acompaña en su proceso de defensa por una acusación que el personal del Hospital Juárez, en Mérida, hizo en su contra al señalarla de haberse provocado un aborto.
La mujer de origen maya, es casada y tiene dos hijos. No sabía que estaba embarazada; un día sintió cólicos y tuvo sangrados, se tomó dos analgésicos pero las molestias no paraban y su esposo la llevó a revisión.
En el Artículo 334, del Código Penal Federal se establece que “no se aplicará sanción: cuando (…) la mujer embarazada o el producto corran peligro de muerte (…)”.
Sin embargo, tras escuchar que Isadora tomó dos pastillas y sin cuestionar qué tipo de medicamento era, la trabajadora social dio aviso a la fiscalía y se le acusó de haber ingerido misoprostol, medicamento usado para provocar el aborto.
La mujer fue perseguida por autoridades ministeriales que incluso intentaron extorsionarla. Su caso sigue abierto.
Discriminación legislativa
Conde Rodríguez asegura que en el país hay un no cumplimiento y una no garantía de los derechos de las mujeres, sobretodo, de las que son criminalizadas.
“Se están violando los derechos no sólo de las mujeres criminalizadas sino de todas a quienes no se les garantiza el acceso a una interrupción de embarazo legal por voluntad, violación o salud”.
La especialista señala que no se trata sólo de garantizar las causales de no punibilidad, “ese ya es un pendiente del Estado mexicano”, sino de armonizar sus leyes con los estándares más altos existentes en el país, y “ese estándar es la despenalización que ya existe en la CDMX”.
Conde Rodríguez explicó que desde el año pasado la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés) realizó tres claras recomendaciones a México: acelerar la armonización legislativa, garantizar la aplicación de la norma NOM-046, y no criminalizar a las mujeres.
Los reportes del GIRE indican que en diez estados aún solicitan una autorización para interrumpir el embarazo por la causal de violación y 11 piden una denuncia previa. En diez entidades, otro de los requisitos para poder acceder a esta práctica por violación es que sea dentro del primer trimestre de gestación.
“Una de las cosas más preocupantes que vemos desde GIRE (es) la gran brecha que hay entre lo que dice la legislación y lo que pasa en la realidad”, señaló Isabel Fulda.
Para la investigadora la apuesta política en México debería ser la despenalización.
“Es una gran deuda que el Estado tiene con las mujeres (….) que el Estado lo provea como un servicio público y gratuito, además de capacitar a su personal de salud”.
Además de la Ciudad de México, sólo 28 estados contemplan la causal de aborto imprudencial o culposo; 14 consideran que una mujer puede abortar cuando el embarazo pone en riesgo su salud y 14 lo permiten cuando se presenta una inseminación artifical no consentida. En todo el país, solamente Michoacán y Yucatán permiten el aborto por causas económicas.
Ampliar las causales para acceder al aborto en todo el país es necesario, pero es claramente insuficiente, agregó Fulda Graue.
De acuerdo con el último informe de los servicios de Interrupción Legal del Embarazo (ILE) en la Ciudad de México, de abril 2007 a octubre 2018, 202 mil 380 mujeres han sido atendidas en la Ciudad de México.
Las entidades de donde provinieron el mayor número de pacientes son Estado de México, Puebla, Hidalgo y Morelos. Estos servicios se han brindado incluso a 64 pacientes de otra nacionalidad.
El GIRE señala que debido a que los códigos penales de cada entidad establecen sus causas de no punibilidad, se crea una situación de discriminación jurídica, pues las mujeres “tienen más o menos derecho de acceder a un aborto bajo un marco legal, de acuerdo con su lugar de residencia”.
Fulda Graue consideró que criminalizar a las mujeres por interrumpir su embarazo “genera efectos permanentes en su vida como el hecho de que mediaticamente se conozca su nombre, que tenga antecedentes penales y esto le impida realizar algún trámite o trabajo, ademas de que sufren un proceso de irregularidades por parte de los juzgadores”.
Amenazas de muerte y violación recibió la reportera de ADN 40, Monserrat Ortiz luego de exhibir en un reportaje tres casos de violencia contra tres mujeres en la Ciudad de México.
La investigación presentó los testimonios de Zyanya, Judith y Gabriela, también exhibió la forma en que el agresor, conocido como Carlos ‘N’ las humillaba (y lo presumía) a través de su cuenta de Facebook.
Al día siguiente de presentar el reportaje, Monserrat comenzó a recibir amenazas del sujeto.
El día de ayer sacamos un reportaje en el espacio de @HanniaNovell en @adn40 sobre la violencia y agresiones de Carlos « N » contra varias mujeres.
Hoy recibí estos mensajes desde su cuenta de FB, donde amenaza con violarme y asesinarme por mi trabajo periodístico: pic.twitter.com/VOI5I26djB
Te voy a violar y después te vas a morir. Ya sé dónde trabajas te voy a esperar y no la vas a contar. Yo ya no tengo nada que perder, nada más te aviso. No sabes todo lo que te va a pasar por meterte contigo”.
Ante la denuncia en redes sociales, la Comisión Nacional de Derechos Humanos(CNDH) le ofreció dar seguimiento al caso, además de solicitar a la Secretaría de Gobierno y llamó a la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de Méxicoa implementar medidas necesarias para proteger a la periodista.
El día de ayer sacamos un reportaje en el espacio de @HanniaNovell en @adn40 sobre la violencia y agresiones de Carlos « N » contra varias mujeres.
Hoy recibí estos mensajes desde su cuenta de FB, donde amenaza con violarme y asesinarme por mi trabajo periodístico: pic.twitter.com/VOI5I26djB
Se conoce como revictimización, victimización secundaria o doble victimización el proceso mediante el cual se produce un sufrimiento añadido por parte de instituciones y profesionales encargados de prestar atención a la víctima (ya sea de malos tratos o violencia de género, secuestros, abusos sexuales, etc) a la hora de investigar el delito o instruir las diligencias oportunas en el esclarecimiento de lo ocurrido: jueces, policías o abogados entre muchos otros.
El prefijo re- nos indica una condición de repetición, es decir, la persona ya fue víctima de violencia interpersonal en otro momento temporal diferente y pasado (bien en la infancia o llegada ya la vida adulta), y existen dos agentes diferentes de agresión, el causante en el origen y en la segunda ocasión por una entidad distinta; por lo tanto, se es víctima en dos o más momentos de la vida.
Como ya hemos comentado, cuando se habla de agente o perpetrador no se refiere únicamente a personas físicas, sino también a grupos o estructuras, como podría ser por ejemplo el sistema judicial/legal de un país. Es más, es en las instituciones judiciales o, incluso en algunos casos, en los medios de comunicación, donde se produce con más frecuencia este fenómeno (aunque también en el contexto sociosanitario). Otras fuentes agentes podrían ser familiares, profesionales del ámbito educativo, redes sociales, …
Extraída de skopein.org (Revista Skopein Año III, Número 7, Marzo – Mayo 2015)
La persona maltratada reexperimenta el papel de víctima fruto de revivir los momentos dolorosos y emociones asociadas a su experiencia traumática inicial en repetidas ocasiones (en un entorno que de por sí ya suele ser lo suficientemente estresante como son los procesos judiciales) fomentado esto por instituciones o profesionales de los cuales el perjudicado normalmente espera ayuda, comprensión y apoyo. Por lo cual, estaría siendo el blanco de una negligencia del sistema y del inadecuado abordaje que se hace en estos casos.
¿Qué secuelas psicológicas suele acarrear la victimización secundaria?
Según García-Pablos de la Molina, experto penal y criminológico “La víctima sufre a menudo un severo impacto psicológico que se añade al daño material o físico en que el delito consiste. La vivencia criminal se actualiza, revive y perpetúa en la mente de la víctima. La impotencia ante el mal y el temor a que éste se repita producen prolongadas sensaciones de angustia, ansiedad, depresión, etc. El abatimiento genera, no pocas veces sutiles y asombrosas reacciones psicológicas, producto de la necesidad de explicar un hecho traumático como el injustamente padecido, que dan lugar a genuinos complejos de culpa, como la propia atribución de la responsabilidad o autoculpabilización. La sociedad misma, de otra parte, estigmatiza a la víctima. La víctima queda “tocada”, es el “perdedor”. La victimización produce, pues, aislamiento social y marginación que incrementará en lo sucesivo el riesgo de victimización, haciendo más vulnerable a quien padeció los efectos del delito; se cierra así un fatídico círculo vicioso que a corto plazo modifica los estilos y hábitos de vida de la víctima, afecta negativamente a su vida cotidiana y doméstica, a sus relaciones interpersonales, actividad profesional, social, etc”.
La victimización secundaria, sumada al impacto psicológico inicial del propio delito (victimización primaria), a la falta de apoyo y atención esperada, así como a todos aquellos aspectos que hemos comentado anteriormente que la conforman y propician, a largo plazo pueden desencadenar también diferentes problemas psicológicos entre los que destacan:
– Estrés postraumático.
– Abuso de sustancias.
– Pérdida de motivación y autoestima, irritabilidad, apatía/ Inicio de cuadros depresivos.
– Ansiedad.
– Problemas de concentración o para mantener la atención.
– Miedo y/o sensación de amenaza constante.
– Aparición de sentimientos de injusticia y rabia.
– Conducta de aislamiento o evitación y fobias.
– Tendencias paranoides y suicidas.
Del mismo modo, estos trastornos se ven acompañados de otros de tipo funcional o psicofisiológicostales como:
– Trastornos orgánicos funcionales y del sueño.
– Enfermedades psicosomáticas.
– Cefaleas.
– Efectos cardiovasculares y/ o gastrointestinales, entre otros.
Además, existen algunos factores que propician que el evento traumático sea más o menos impactante en sus vidas como los antecedentes individuales, familiares, organizativos, comunitarios, la personalidad de los individuos, las redes sociales de apoyo con las que se cuenta, el nivel de estudios, las ideologías y creencias y la reacción de la sociedad, entre otros.
Conclusión; la revictimización genera fuertes impactos psicosociales porque remueven las situaciones traumáticas generadas por la violación de la dignidad y de derechos, así como un atentado a la reputación y el honor de la persona. En definitiva, una marcada merma en la calidad de vida y bienestar de la víctima.
¿Qué medidas pueden evitar o reducir al mínimo la revictimización?
Lejos de responder con solidaridad y justicia la sociedad misma estigmatiza a la víctima. Si bien evitar completamente la revictimización es casi imposible (por la necesidad de dictar una sentencia acorde al delito acontecido) sí que para minimizarlo al máximo se puede tratar de:
En casos muy mediáticos (como puede ser en la tan en auge violencia de género), donde aparece repetidamente la noticia en los medios de comunicación de masas, lo ideal en la línea de la ética profesional sería preservar al máximo los derechos de la víctima evitando primero de todo difundir su identidad y respetar tanto su intimidad como la de sus familiares. Es decir, que no haya intromisiones en su privacidad para que puedan seguir el curso normal de sus vidas. También es obligación de los gabinetes de prensa policiales no facilitar según qué información para evitar dicha persecución mediática.
No menos importante, evitar entrar en aspectos que puedan interpretarse como justificación del acto violento, eximir de responsabilidad al agente de la agresión o incluso culpar a la propia víctima(hecho que encontramos bastante a menudo sobre todo en casos de agresiones sexuales, donde se considera que la víctima merecía y/o provocaba la violencia “por como iba vestida” o alegando que “seguro que también disfrutó”).
No poner en duda las versiones de la víctima (con preguntas o aseveraciones que transmitan dudas acerca de la veracidad de su experiencia) por parte de los profesionales sanitarios, policiales y judiciales en el momento de su acogimiento en base a predisposiciones negativas personales. Que los interrogatorios fueran llevados a cabo por psicólogos especializados, con entrevistas acordes a la etapa evolutiva de la víctima, sería una alternativa a tener en cuenta.
Acoger las necesidades de la víctima, comprender su sufrimiento y propiciar su confianza brindándole un espacio seguro y cálido donde poder hablar de lo ocurrido, insistiendo en la confidencialidad. Para ello sería necesario un equipo multidisciplinar psico-socio-jurídico que trabaje sin prejuicios ante el perjudicado y con empatía, nunca minimizando las secuelas de la victimización y siempre validando las emociones experimentadas en cada momento.
Fomentar un sistema de apoyo psicológico (y de las medidas de seguridad oportunas en el caso de que la persona siga en peligro de volver a ser objeto del delito denunciado/de su agresor).
Desde el sistema judicial: minimizar todo lo posible la duración de los procesos judiciales y burocráticos (que en ocasiones pueden ser interminables, llegando a durar años), impedir litigios donde víctima y agresor vuelven a verse las caras en repetidas ocasiones y evitar en todo caso continuas tomas de declaración o interrogatorios donde la persona se vea obligada a reexperimentar el dolor sufrido.
Para terminar, y sin irnos más lejos de la actualidad mediática, para ser ejemplificativos, muchos de estos aspectos vemos que han sido vulnerados en el archifamoso caso de “La Manada” ocurrido en los San Fermines del 2016 (y que con las medidas preventivas necesarias sin duda se hubieran podido evitar).
Las diferencias entre hombres y mujeres en la industria musical son abismales, especialmente en el ámbito de la música clásica. Discriminadas, subrepresentadas, con sueldos injustos, las mujeres artistas y compositoras quieren salir de la sombra en la que han estado y a la que han sido sometidas desde siempre. Mujeres de todo el mundo luchan por cambiar el paradigma y las voces se están comenzando a escuchar.
Lucía Caruso nació en Mendoza, Argentina, y desde los cuatro años improvisaba e inventaba melodías con sus instrumentos de juguete, y hasta dirigía orquestas de ositos de peluche.
“A los 12 decidí que la música sería mi carrera”, dice la ahora compositora, pianista y directora de la orquesta Manhattan Camerata en Nueva York.
A esa misma edad, Lucía se encaminó en lo que se convertiría su pasión de vida. Ella escribió el guión de una película bíblica, inspirada por los “biblical spectaculars” de los años 60 como Ben Hur, King of Kings y Quo Vadis, y con la ayuda de su padre lo produjo.
En todo lo que es la industria del cine, las mujeres que componen para películas son apenas entre un 2 y 3%.
“Los actores éramos todos niños compañeros del colegio. Los adultos y profesores nos ayudaban a conseguir materiales, disfraces etc. Y nos llevaban al camino a las montañas de los Andes a filmar todos los sábados.”
Lucía se inspiró en el compositor de cine Miklós Rózsa, y creó la música para su película con un sintetizador.
“Fue algo casero y modesto… pero fue el gran empuje que me incentivó a hacer música de cine”.
De niña, Lucía nunca pensó que la carrera que había elegido era una dominada principalmente por hombres.
“En cine, en todo lo que es la industria del cine, las mujeres que componen para películas son apenas entre un 2 y 3%”, resaltó durante una entrevista con Noticias ONU. Es decir, de cada cien compositores, solo dos o tres son mujeres.
Daniela Bedoni- Varias mujeres músicas, compositoras y activistas se reunieron en la sede las Naciones Unidas para discutir sobre la desigualdad de género en la industria musical.
La terrible desigualdad de género en la industria de la música
La de Lucía, fue una cifra que impactó a los participantes de una sala de conferencias llena de mujeres que trabajan en la industria de la música, quienes se dieron cita recientemente en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York para discutir y concienciar sobre los desafíos que enfrentan.
Impulsada por la embajada de Perú ante las Naciones Unidas y el Foro Internacional de las Mujeres, la reunión resaltó preocupantes estadísticas que en pleno 2019 continúan siendo “lo normal” dentro de las disqueras, los conciertos y los festivales de música, y las orquestas de música clásica, así como en otras instancias musicales.
“La discriminación, el acoso sexual, la escasez de oportunidades para el progreso profesional, la brecha salarial, la falta de visibilidad, es algo muy común en la industria de la música, y por supuesto, nos enfrentamos a los prejuicios comunes que existen contra las mujeres”, asegura Neeta Ragoowansi, abogada y miembro de la ONG “Women in Music” (Mujeres en la música), una organización que invita específicamente a discutir y solucionar estos desafíos.
“Hay que hablar sobre esto, porque mucha gente no se da cuenta. Ellos ven a las mujeres en la portada de las revistas: ’Pero si están Beyonce, Rihanna, Britney Spears… Hay muchas mujeres en la música’”. Hay que revisar las estadísticas y darse cuenta de que esto no es cierto”, dice.
La verdad es que, según cifras recogidas por varias organizaciones y medios de comunicación, a través de todas las regiones, la división de género en la industria de la música es alrededor de un 70% hombres y un 30% mujeres.
Por ejemplo, en Estados Unidos, solo el 15% de las discográficas son propiedad mayoritaria de mujeres; en Canadá, apenas el 6% de los productores reconocidos lo son y sólo un 7% del personal de ventas y desarrollo de la industria son mujeres; en Europa, las compositoras registradas suman apenas un 20% del total.
Además, de la lista de las 600 canciones más populares entre 2012 y 2017, solo el 22% fueron interpretadas por mujeres, y el 12% creadas por compositoras.
En 2018, “Women in Music” reveló una cifra aún más impactante entre las mujeres que trabajan en la música clásica. Solo 76 de los 1445 conciertos ofrecidos el año pasado por grandes orquestas de música clásica incluyeron al menos una pieza compuesta por mujeres. Y de entre todas las obras que se tocaron (más de 3500), sólo el 2,3% fueron hechas por compositoras.
Jane Merryl, no es ajena a esta realidad, que ha vivido por décadas desde que comenzó su carrera como compositora, productora y cantante.
A través de los años, he sido víctima de sexismo, de tener un salario inferior que el de mis compañeros, me ha costado poner mi nombre en mis composiciones, entre otros desafíos, que he experimentado solo por ser mujer.
“A través de los años, he sido víctima de sexismo, de tener un salario inferior que el de mis compañeros, me ha costado poner mi nombre en mis composiciones, entre otros desafíos, que he experimentado solo por ser mujer”, lamenta, explicando que para poder triunfar en su carrera ha tenido que bajar la cabeza y seguir trabajando en muchas áreas diferentes.
Jane hizo estudios superiores de música en reconocidas instituciones como la Universidad de Boston, Juilliard y Berklee. Ha trabajado en la composición de música para radio y televisión, ha sido profesora, artista de cabaré y hasta nominada a un Premio Grammy a la mejor canción de Jazz, entre otras cosas.
“Cuando tenía 14 años estaba audicionando para la Orquesta Sinfónica de Boston ‘Los pops’, y me dijeron que tenía que tocar como un hombre y hacerme valer como un hombre. La verdad es que seguimos viviendo en un mundo patriarcal y a pesar de que como mujeres seamos capaces, tenemos que serlo en muchos aspectos para ser reconocidas y aceptadas”, dijo.
Para Jane, el problema radica en que en las posiciones de poder en la industria los hombres sigan siendo mayoría: “las mujeres no tocamos un instrumento mejor o peor, lo hacemos diferente, y a veces ellos no entienden cómo recibir una energía diferente”.
Actualmente en los Estados Unidos, donde creció Jane, de las veinte orquestas clásicas más reconocidas, sólo una es dirigida por una mujer.
ONU/Loey Felipe – Lidiya Yanskovskaya dirige la Orquesta de Refugiados durante un concierto en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York.
Una discriminación que no es nueva
“Si tú dices, bueno, cítame compositores en la música clásica, ¿qué se te viene a la mente? Todo el mundo va a pensar Mozart, Schubert ¿verdad? Es lo primero que te viene a la cabeza, ¿por qué?”, se pregunta Verónica Sabbag, diplomática de la Unión Europea y fundadora de la ONG “United Voices 4 Peace”, que se traduce como voces unidas por la paz.
Verónica recuerda con cierto disgusto aquella vez que escuchó cuando en un programa de radio pidieron a sus oyentes que llamaran y dieran el nombre de una mujer compositora famosa de música clásica. “La gente no era capaz de citarla. Al nivel de Mozart no se nos ocurre nadie”, dice.
La diplomática no está sola en esta pregunta. Al hacer una búsqueda rápida en línea sobre mujeres compositoras lo que se encuentra principalmente son artículos de ONG´s y museos intentando resaltar el legado de las mujeres que han sido invisibles en la historia de la música.
“Nosotras hemos estado informándonos y, por ejemplo, la hermana de Mozart era una música estupenda, lo que pasa es que no tuvo la oportunidad de vivir de, ni de concentrarse en eso. Cuando tenía que marcharse para las giras, pues no la dejaban. Su padre no la dejaba. Entonces, las oportunidades han sido muy diferentes”, asegura Verónica.
Grandes compositoras como Hildegarda de Bingen (1098-1179), una monja alemana de la edad media, que al ser la primera y única mujer autorizada por su iglesia para predicar, escribió obras musicales completas para su convento, que compartió en numerosas giras religiosas y templos; así como Francesca Caccini (1587-1641), quien habría sido la primera mujer italiana en escribir una ópera que fuera interpretada exitosamente, y aun así se asumió que sus composiciones eran de su padre; y muchas otras, han quedado en el olvido, y poco a poco han sido “desenterradas” por historiadores, investigadores y músicos a través de los años.
La misma Clara Schumman (1819-1896), una de las compositoras alemanas más famosas de la era romántica, desconocía a sus predecesoras, y alguna vez escribió: “Una mujer no debe desear componer, nadie lo ha logrado, ¿por qué yo debería poder?”. La compositora y pianista se hizo famosa en gran parte gracias al apoyo de su esposo, Robert Schumman, también músico y que apostó por su talento, algo que era especialmente fundamental en aquella época.
ONU/Laura Quinones- Veronica Sabbag, diplomática de la Unión Europea y fundadora de «United Voices for Peace».
Una historia que parece no cambiar
En pleno siglo XXI, la cantidad de mujeres compositoras ha crecido exponencialmente, pero siguen siendo poco conocidas.
“Es un tema social muy grave, sinceramente, la falta de representación de las mujeres, la falta de igualdad y es un tema que nos toca directa o indirectamente, a cada uno nos toca de manera diferente, pero a todos nos toca. Yo no conozco ninguna cultura que no tenga música”, afirma Verónica.
Junto a su ONG, la diplomática trabajó en un importante proyecto de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los derechos humanos en el marco de la celebración del 70 Aniversario de la Declaración Universal.
Diez composiciones, escritas por mujeres e inspiradas en la lucha por los derechos humanos fueron elegidas para ser interpretadas en un concierto de Gala en el Teatro Argentina, en Roma, Italia, a finales de 2018.
Recibimos más de 500 partituras, de cientos de países. Entonces, el problema no es que las mujeres no están ahí, las mujeres están allí. ¿Si están allí entonces porque no son conocidas?
“Global Women in Music for Human Rights, donde hicimos un llamado a las mujeres compositoras para que enviaran sus trabajos. Recibimos más de 500 partituras, de cientos de países. Entonces, el problema no es que las mujeres no están ahí, las mujeres están allí. ¿Si están allí entonces porque no son conocidas?”, dice.
Para Lucia Caruso, el problema radica a veces en la misma ignorancia sobre la existencia de esta discriminación, incluso por parte de las mismas mujeres. Ella lo ha visto especialmente reflejado en su trabajo como compositora para películas.
“Al principio no me daba cuenta, era chica, era niña. Me empecé a dar cuenta cuando inicié a hacer música de cine porque comencé a ir a festivales, y las mujeres no se enteran de que no hay mujeres compositoras de películas”.
Lucia resalta que en la industria del cine en los últimos años se ha impulsado que haya cada vez más mujeres directoras, por ejemplo. El hecho de que ya haya un Oscar ganado por una mujer, y otras más nominadas por categorías generalmente dominadas por hombres como cinematografía y producción, es una señal de avance, pero no es suficiente.
“Hacen un big deal (le dan mucha importancia) por ejemplo con Wonder Woman, la última película de la Mujer Maravilla que salió, porque la directora es mujer Patty Jenkins, al igual que las productoras, la cinematografía y las primeras escenas, que son solo con mujeres durante 17 minutos, ¿pero el compositor de la música de la película?, es un hombre”, resalta.
Lucía asegura que hasta tuvo la oportunidad de preguntarles a varias directoras sobre si se habían dado cuenta de la falta de representación de las mujeres en la composición de la música para el cine.
“No yo nunca pensé en eso, dicen, no se me había ocurrido. A la gente ni siquiera se le ocurre”.
ONU/Eskinder Debebe-Una mujer toca el Erhu, un instrumento chino tradicional, en la sede de la ONU en Nueva York
Los problemas y las posibles soluciones
Verónica Sabbag asegura que el sector de la música refleja de manera casi extrema los problemas sistémicos que tienen las mujeres en la sociedad en general.
“El problema de la igualdad de género, ese es el problema general, y en la música se aprecia más esa diferencia”, dice, y compara el problema con el que ha existido a lo largo de los años en los programas de mantenimiento de la paz de la ONU, con la falta de mujeres en las filas de los cascos azules, por ejemplo.
“La cuestión de las mujeres, la paz y la seguridad es un tema que ya ha llegado al Consejo de Seguridad, pero en realidad es un principio, ¿por qué no mujeres en la música? A través de esta problemática que es aún más extrema, podemos hablar de problemas sistémicos, representatividad, liderazgo, diferencias de sueldo, diferencias de oportunidades”, expresa.
También es necesario abordar los problemas culturales y el modelo de democracia que se ha desarrollado, donde el poder de decisión continúa estando en manos de los hombres.
Es una cosa que hay que abordar, que no solo concierne a las mujeres sino también a los hombres, concierne a todo el mundo porque hay un problema de representatividad, entonces nuestra democracia es imperfecta.
“Esa es una cosa que hay que abordar, que no solo concierne a las mujeres sino también a los hombres, concierne a todo el mundo porque hay un problema de representatividad,entonces nuestra democracia es imperfecta”, dice.
Pero ¿qué se puede hacer en la industria de la música para hacerla más justa con las mujeres? Las activistas tienen varias ideas. Una de ellas, introducir cuotas en todas las instancias.
“Hemos visto que cuando una mujer está en la junta directiva no hay diferencia, cuando hay dos mujeres quizás una apoya el punto de la otra, pero cuando hay tres ya comienzan a tener una voz bastante importante y allí ya tienen una influencia en las decisiones. Por eso hablamos del 30%, nosotras pensamos que es una cuota aceptable. Lo ideal es el 50%, pero vamos a dejar la idea para más allá y empecemos con algo”, explica Verónica.
Las cuotas también se pueden aplicar a la presencia en orquestas, en la música que se escucha en la radio, a la cantidad de mujeres que participan en festivales de música, y así.
“Otra solución de la que hemos hablado se llaman las audiciones a ciegas, eso significa que hay una cortina y una serie de plataformas en el teatro para que cuando entre una mujer no se distinga su género por la manera de caminar o si lleva tacones o no. Se hace detrás de una cortina de manera que se valore la música y la manera de tocar y no tanto el género o incluso la presencia física de la persona que está delante de ellos”, dice.
Para la diplomática, estas medidas son un “granito de arena” en una gran montaña que junto a otras activistas tienen la ambición de construir.
“Había una parte de la población callada y aceptando el statu quo, pero esas voces ya se están comenzando a escuchar”, dice.
El ejemplo de “Forte”
A pesar de que aún no se refleja fuertemente en la industria, en los últimos años se han consolidado muchas propuestas de mujeres músicas que, cansadas de quedarse fuera, han impulsado iniciativas y buscado otros escenarios. También han surgido documentales y movimientos al respecto. En uno de ellos, Lucía es la protagonista.
“Yo tuve la suerte de ser elegida para una película que se llama Forte, que quiere decir Fuerte y se trata de la vida de tres mujeres que han hecho un cambio en la música. Una de ellas es una gran violinista que se está haciendo muy famosa, que está siguiendo la ruta tradicional para llegar a lo que digamos es el top de la música clásica. La otra es también una excelente violinista que tocó para la reina de Inglaterra y estudió en una escuela para grandes talentos, pero tuvo que elegir entre seguir una carrera y tener hijos. Entonces ahí está, el eterno dilema de una mujer en el tema de la música. ¿Qué hago, o tengo los hijos o hago una familia, o tengo éxito?, y después ella redefine lo que es el éxito que no es lo mismo para todos. Y luego vengo yo, que creé la música transclásica”, explica.
Entonces ahí está, el eterno dilema de una mujer en el tema de la música. ¿Qué hago, o tengo los hijos o hago una familia, o tengo éxito?
Lucía patentó el nombre de música “transclásica”, que se basa en técnicas de la música clásica, pero mezcla elementos culturales de todo el mundo a través de diferentes instrumentos y sonidos.
“Es hora de cambiar, no solamente como mujeres, sino que en la era de la música tiene que haber un cambio ya. Cuando la gente habla de música clásica te quedas con los maestros del siglo XIX, del siglo XVIII, y ya estamos en una era distinta con una historia distinta con una nueva cultura, están pasando cosas nuevas, una de ellas es el tema de las mujeres y la necesidad de más representación”
Lucía además tuvo la oportunidad de componer la música para el documental, hecho por David Donelly y producido por Anastasia Boudanoque. En el filme también son protagonistas las violinistasEldbjørg Hemsing de Noruega y Tatiana Berman de Rusia.
“En la película se proyecta el hecho de que yo estoy escribiendo desde la primera nota, hasta el día que grabamos con la orquesta entera, todo está dentro del documental. Esta película va a cambiar la vida de muchas mujeres en la música. Esta es la era para hacerlo”, dice.
Tanto Netta, como Jane y Lucía, han tenido que enfrentar los retos de la discriminación de género en la industria de la música, pero todas coinciden en lo mismo: también se necesita de la ayuda de los hombres para hacer un cambio.
“El tema es que los hombres se incorporen, no sólo las mujeres haciendo cosas por las mujeres, que los hombres nos ayuden y que lo sientan así, que no se sientan menos, sino que sientan que nos simplemente nos están dando un lugar, eso no es sentirse menos”, dice Lucía, poniendo como ejemplo a su propio esposo, con quien creó su Orquesta Manhattan Camerata. “Él me dijo vos dirigís la orquesta, yo me encargo de otras cosas”.
Mujeres de todo el mundo poco a poco están haciendo de la desigualdad de género en la música un problema cada vez más evidente. Algo que se ha presenciado en grandes eventos como los Premios Grammy de 2019, donde hubo una alta representación femenina y algunas artistas hablaron públicamente sobre la problemática.
En el ámbito de la música clásica y la composición para películas, la subrepresentación continúa siendo un poco más extrema, pero Lucía asegura que la unión hará la fuerza.
“Si quieren tener una familia, téngala, se llevan al niño a cuestas, van a los ensayos con los niños y les enseñan música. No es un impedimento tener una familia o hacer lo que todas las mujeres hacen; las niñas podemos hacer muchas cosas a la vez. Juntas tenemos que hacer el cambio”.
Toda la información e imágenes son de NOTICIAS ONU.
Link original: https://news.un.org
Escritora, politóloga e investigadora sobre temas de mujer y género en África, Melibea Obono es también profesora de la Facultad de Letras y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Guinea Ecuatorial en Malabo y una luchadora incansable por los derechos del colectivo LGTBIQ.
Autora de los libros Herencia de Bindendee, La bastarda, La albina del dinero y Las mujeres hablan mucho y mal, nos sentamos a conversar con ella en Lavapiés durante su última visita a España, en la que “como siempre” que viene está resfriada. Sin embargo, eso no le impide hablar alto y claro sobre opresión, feminismo y neocolonialismo en África.
¿Cómo definirías tu literatura?
Mi literatura es feminista y es LGTBI. Escribo sobre la situación de la mujer y sobre la situación de las minorías sexuales en Guinea Ecuatorial, en África. Es una literatura que reivindica, que propone alternativas de convivencia y la inclusión de esos colectivos. Es una literatura sobre lo que a mí me gustaría que cambiara para bien tanto para las mujeres como para las minorías sexuales. En todo caso, no sólo hablo de esos sectores en los libros, hablo de todo un poco; de la situación de Guinea Ecuatorial como país, como Estado, de los derechos de las personas.En nuestro país, la sociedad cree que las mujeres negras son estúpidas. De hecho, cada vez que escribimos lo primero que hacen es venir a cuestionar nuestro rigor científico. Las que reivindicamos somos minoría en Guinea porque nos consideran mujeres negras de mente blanca. A las mujeres guineanas que tenemos una mínima capacidad de cuestionar el orden establecido y las normas, la sociedad nos dice que somos blancas.
La literatura africana, ¿qué elementos diferenciales tiene?
Yo no podría hablar de literatura africana, África es grande y diversa: África blanca, África negra, África de la mujer, África de las personas albinas. Yo te podría hablar de la literatura que yo he leído mucho, que es la literatura escrita por mujeres y que es una literatura de soledad. Tus compañeros de letras no te hacen ni caso porque escribes sobre aspectos que no interesan, como es la mujer.
Yo no podría hablar de literatura africana, África es grande y diversa
Y en el caso de la literatura escrita por hombres y por mujeres está ese elemento de búsqueda del Estado, de la patria, de la nación, que debería en principio protegerte y sostenerte pero que no está allí.
Recomiéndanos escritores guineanos que sean interesantes desde tu punto de vista
Maria Nsué. En Ekomo se busca a África. Ekomo es la mejor novela porque en ella no se discrimina a ningún sector. Es esa soledad de la mujer que habla sola, a la que no escucha nadie, que se puede morir incluso y no se entera nadie.
Eres mujer, escritora y bisexual, ¿cómo se viven todas esas circunstancias en Guinea Ecuatorial?
No me amargues la tarde (ríe). Con todo eso no se vive, se sobrevive. Amanece y amanece, anochece y anochece, vuelve a amanecer y tú sigues viviendo pero no sabes si vas a amanecer viva, es una incertidumbre en general.
Te he escuchado decir que la mujer en Guinea está sometida a una doble opresión, la tradición fang y la religión cristiano-católica, explícame un poco esa idea.
La fang es la etnia mayoritaria en Guinea y muchas veces sus costumbres y su forma de vida se ven con mucha más contundencia, pero ninguna tradición étnica en Guinea es tolerante con la mujer, ninguna. Cuando llega el régimen colonial encuentra a la mujer ya oprimida por el patriarcado de las diferentes etnias. El régimen colonial trae consigo el cristiano-catolicismo y se vuelve a aumentar la opresión. Esa es la doble opresión. Entonces da igual: te asomas allí, opresión, te asomas allá, opresión igualmente. No hay manera de escaparse.¿Qué son los coros de animación en la tradición fang y qué importancia tienen en las reivindicaciones femeninas y feministas?
En la tradición fang el folkore es el único espacio que le reservó el hombre a la mujer para existir y ella utilizó ese folklore para reivindicar su condición humana. Eso se llama bie. El bie son canciones. Para la comunidad fang, canciones, pero para la mujer fang bie significa reivindicar su condición humana. Se canta en los nacimientos, en las bodas, en los bautizos. Esas canciones se utilizan para cantar lo que la mujer quiere expresar.
¿Qué es el patriarcado, Melibea?
El patriarcado es matar a una mujer manteniéndola viva. Tú estás viva porque respiras pero tu existencia es la nada, está anulada. Es como colocar a una persona en una prisión pero al menos en una prisión te dicen “estás aquí condenada porque tienes que cumplir la pena de seis años”. El patriarcado no te dice cuál es tu delito, haber nacido mujer es el delito del patriarcado. El patriarcado es matarte como persona. Y si tú das a luz y por alguna desgracia nace una niña, hereda tu inexistencia porque es una mujer que viene a incorporarse a ese patriarcado y a vivir como tú has vivido.
Haber nacido mujer es el delito del patriarcado. El patriarcado es matarte como persona
Está bien que las mujeres trabajen por el feminismo pero hace falta que el hombre se dé cuenta de que el feminismo no es cosa de mujeres, que la democracia es incompleta si las mujeres no cuentan. Es una guerra que en nuestro país tenemos que lidiar todos los días porque se relaciona feminismo con rebelión pero el feminismo es tener derecho a vivir y a decidir cómo queremos vivir.
Dices a menudo que la homosexualidad en Guinea está muy ligada a la idea de blanco, ¿cómo es eso?
En Guinea la culpa de todo lo que va mal es del blanco. La homosexualidad es un vicio de los ricos blancos que, como se aburren y ya lo han hecho todo en la vida, se ponen a follar entre ellos. En Guinea Ecuatorial un homosexual no ama, folla y folla con todo el mundo. Un homosexual es un animal sexual que se puede follar a toda la población. No tiene principios, no tiene amor propio, no tiene nada.
Participas en proyectos LGTBIQ en tu país, cuéntame qué cosas estáis haciendo y qué ha cambiado con vuestra presencia.
Estamos trabajando en muchos sectores. La visibilización de la temática LGTBIQ es la primera parte si tenemos en cuenta que la homosexualidad es considerada un tema tabú. Estamos trabajando en muchos aspectos, sobre todo en erradicar la violencia sexual ejercida a mujeres LGTBIQ en el seno de las familias, donde se las obliga a ser madres a toda costa para “normalizarse” como mujeres. Eso excluye a esas niñas del acceso a la educación porque se las lleva de curandería en curandería, de secta en secta, de iglesia en iglesia, desde los diez años. La población LGTBI en Guinea está sin formarse porque se entiende que es una enfermedad que hay que erradicar en alguna institución tradicional.Preguntabas qué es lo que ha cambiado, lo que ha cambiado es que, de alguna manera, se ha abierto un debate y se empieza a ver una cierta tolerancia en la gente joven. Se empieza a normalizar y está habiendo un mínimo respeto. El otro día me dice un señor “la culpa de que en Guinea los maricones y las bolleras empezaran a aparecer en público es tuya porque sabíamos que estaban allí pero no eran un problema”.
¿Qué es el racismo y en qué se nota que España sigue siendo todavía un país racista?
Yo pensaba que el racismo era la discriminación y el odio de blancos a negros, yo no sabía que los negros también somos racistas. Una de las cosas que ha hecho el post-independentismo en África es hacerte ver que los blancos son los malos y los buenos somos nosotros, aunque nos matemos entre nosotros. Se nos da muy bien aniquilar el Estado africano para siempre poder decir que la culpa es de los blancos. Está tan arraigado en Guinea el racismo hacia el blanco que es un racismo hacia nosotros mismos porque en nuestro país parte de la identidad es castellano-parlante, por lo tanto odiar lo español es odiar parte de que lo que somos y nadie puede desarrollarse si se odia a sí mismo. Necesitamos perdonar el colonialismo, hay un recuerdo constante de lo que hizo la colonia y no podemos avanzar con ese nivel de odio hacia lo blanco.Por el otro lado, en La negra explico lo que se entiende en España por una persona negra. España está cambiando mucho a nivel e democracia, pero se tiene que reconocer que la identidad española no es blanca. España es diversa pero no puede reconocerse al afrodescendiente si ni siquiera se reconoce al gitano.
¿Qué le debe España a Guinea Ecuatorial, si es que le debe algo?
Hay una parte de la historia de España en la que la economía española se nutre por lo que se saca de Guinea Ecuatorial. La historia de España se sigue impartiendo sin citar a Guinea pero hay una parte de la historia española en la que Guinea es imprescindible y no la están contando. Si España quiere contar la verdad sobre su historia tiene que contar ese periodo incluyendo a Guinea. Mientras que Guinea siga siendo materia reservada, esa España contada sigue siendo una España contada de manera incompleta.
La historia de España se sigue impartiendo sin citar a Guinea pero hay una parte de la historia española en la que Guinea es imprescindible
¿Qué es el neocolonialismo?
(Ríe) Es Guinea. Es irte a Guinea de viaje o a Benín o a África negra. Son relaciones de conveniencia, si al gobierno africano no le conviniese el neocolonialismo no existiría.
Por otro lado, que una mujer siga blanqueándose la piel para parecerse a una mujer blanca es también neocolonialismo. Primero hay que descolonizar nuestras mentes. ¿Ves mi pelo, mi cabello? (lleva su afro natural). Lo llevo así desde que vine a Conciencia Afro [festival sobre identidad africana que cuenta con tres ediciones en Madrid, las dos primeras bajo el nombre Afroconciencia] y me encontré con que todas las chicas llevan su pelo afro. A las niñas guineanas nos queman el pelo desde que nacemos porque nos dicen que para ser bonitas hay que tener el pelo como las blancas. Antes de ir a hablar de gobierno, nuestro propio cuerpo tiene que estar descolonizado, sobre todo el de las mujeres, porque los hombres guineanos encuentran atractivo en ti si una parte de tu cuerpo se parece a una blanca. La descolonización mental empieza desde nuestro cuerpo.
¿Tiene sentido entonces el afrofeminismo?
Hay una exclusión por ser una persona negra y por ser una mujer negra. Las mujeres negras nos enfrentamos a que se cree que nosotras no somos inteligentes y a la mínima que muestras inteligencia te relacionan con ser blanca. Y esa falta de reconocimiento de la inteligencia de la mujer negra empieza por nuestros hombres negros.Claro que tiene sentido el afrofeminismo pero también creo que el afrofeminismo que reivindica una chica que vive en España es muy diferente al que reivindica una chica que vive en Costa de Marfil porque la mujer negra que vive en Costa de Marfil no vive en un entorno democrático, no puede canalizar sus reivindicaciones. En el caso de España la ventaja que tienen las mujeres es que pueden meter ruido y que se les haga caso.
Se llama Maanasa Mendu y, a sus 13 años, acaba de ser convertirse en la estadounidense más joven en desarrollar energía renovable.
Pero lo más destacable de la proeza de esta adolescente es que el invento que ha creado permite hacer la energía solar y eólica muy asequible: producirlo tan sólo cuesta US$5.
Su ingenio le ha valido el primer premio del concurso de jóvenes talentos científicos de EE.UU. Discovery Education 3M Young Scientist Challenge,valorado en US$25.000.
Maanasa Mendu es estadounidense, pero su idea para crear este proyecto surgió en India, donde vive parte de su familia.
«El dispositivo captura energía que está constantemente disponible en nuestro entorno -como energía vibratoria generada por el viento- para generar energía limpia», explicó la joven.
El aparato se llama «Harvest» (cosecha) y funciona a través a unas «hojas solares» que son capaces de obtener energía de las precipitaciones, el viento y el sol, gracias a unas pequeñas celdas solares.
Al principio, su idea era enfocarse únicamente en la energía eólica, pero con ayuda de su mentora, la ingeniera Margaux Mitera, descubrió que podría aprovechar también otro tipo de energía natural.
Esa energía vibracional se transforma en energía renovable gracias a un material piezoeléctrico que va conectado al aparato.
La instalación es bastante rudimentaria, pero logra su objetivo de producir energía limpia de forma muy económica.
La captura de energía vibratoria no es nueva, pero el interés ha crecido enormemente en los últimos años y se prevé que pueda ser una forma de lidiar con el problema del abastecimiento energético a largo plazo.
Y, ahora que ha ganado el concurso, la joven quiere desarrollar un prototipo más complejo que pueda llegarse a comercializar.
Mendu recuerda que tuvo la idea durante su último viaje a India.
«Cada verano, mi familia, que es india, tiene que convivir con persistentes apagones», dijo Mendu.
«Para mí, personalmente, eso significa no tener acceso (temporalmente) al aire acondicionado o a la electricidad. Pero para más de un quinto de la población mundial la oscuridades una realidad permanente».
La muchacha dice que «quería desarrollar un sistema de iluminación que pudiera solucionar ese problema».
«Lo que realmente me motivó a participar en este concurso fue la idea de crear un aparato que pudiera impactar al mundo», señala.
Y ese es precisamente el espíritu de la competición, según declaró Bill Goodwyn, el director ejecutivo de Discovery Education, la organización detrás del proyecto.
«Cada año, este concurso nos recuerda la inspiradora ingenuidad que resulta cuando capacitamos a nuestra generación más joven para aplicar la ciencia, el pensamiento crítico y la creatividad para resolver problemas del mundo real», dijo Goodwyn.
Mendu compitió con otros nueve finalistas que pusieron de manifiesto cómo el talento joven puede cambiar el mundo.
Entre los proyectos participantes había bacterias que generan energía, un sensor para ayudar a personas con discapacidades físicas, un simulador de reanimación cardiopulmonar y un aparato para controlar la polución.