El Alto Comisionado para los Derechos Humanos insta a “actuar con urgencia” para acelerar el progreso hacia la plena participación de las mujeres en la vida pública y política.
«El año pasado, por primera vez en la historia, las mujeres estuvieron representadas en todos los parlamentos del mundo. Sin embargo, todavía hoy, sólo uno de cada cuatro parlamentarios es mujer”, declaró Volker Türk, añadiendo que, al ritmo actual de cambio, las mujeres tardarían 155 años en cerrar la brecha de género.
Según el Alto Comisionado, esta lucha es aún más dura para las mujeres históricamente marginadas, cuya representación se está quedando atrás.
“La paridad no puede esperar. La participación equitativa y significativa de las mujeres en la práctica no sólo tiene que ver con el derecho de las mujeres a ser escuchadas, sino con la capacidad de nuestras sociedades para abordar las crisis más acuciantes a las que se enfrenta nuestro mundo actual».
En este sentido, Türk insta a los Estados, a los parlamentarios, a los medios de comunicación, a la sociedad civil, al sector privado y a cada uno de nosotros a adoptar las siguientes medidas:
Abordar las causas profundas de la discriminación de género mediante campañas de educación y sensibilización, entre otras acciones
Reconocer y redistribuir el trabajo de cuidados no remunerado que recae desproporcionadamente en las mujeres
Considerar cuotas, escaños reservados y formación para aumentar la representación de las mujeres en las instituciones, así como en el sector privado
Lograr la paridad de género en los órganos de tratados de derechos humanos de la ONU
Establecer códigos de conducta y mecanismos de denuncia frente al acoso y la violencia contra las mujeres en la política, también en internet
Dar mayor visibilidad a líderes políticas y modelos a seguir
Acabar con la violencia de género en la vejez
Por otra parte, expertos en derechos humanos* piden una recopilación de datos inclusiva para acabar con la violencia de género en la vejez.
La falta de datos y de información fiable sobre el alcance de la violencia de género en este rango de edad es un obstáculo importante para abordar eficazmente esta grave violación de los derechos humanos en todas las sociedades, ha afirmado este miércoles un grupo de expertos en derechos humanos de la ONU**.
En vísperas del Día Mundial de Concienciación sobre el Maltrato a las Personas Mayores, el grupo ha advertido que, aunque se dispone de estadísticas sobre la violencia contra las mujeres, principalmente en relación con la violencia en la pareja y la violencia sexual, la mayoría de las encuestassuelen excluir de su muestra a las mujeres mayores de 50 años.
Según los expertos, esto hace invisibles las realidades vividas por las mujeres mayores y no aporta pruebas de los retos a los que se enfrentan. Este vacío de información también hace que sea imposible para los Estados supervisar sus progresos en el cumplimiento de sus obligaciones de derechos humanos.
“La discriminación por motivos de edad contribuye a aumentar el riesgo de violencia y malos tratos que sufren las mujeres mayores, especialmente las discapacitadas, incluida la violencia física, psicológica, verbal y económica, así como el aislamiento social y la exclusión”, han declarado los expertos en un comunicado.
“Desde problemas de salud, como la menopausia, hasta problemas económicos, como pensiones más bajas, carga de trabajo informal de cuidados o ausencia total de ingresos, las mujeres mayores se enfrentan a riesgos específicos de discriminación y abuso”, añadieron.
El grupo insta a revisar los protocolos de desglose existentes para los datos sobre violencia de género a fin de abordar eficazmente el problema, y promover lageneración y el desglose de los datos sobre mujeres mayores en toda su diversidad por grupos de edad de cinco años.
“El uso de encuestas específicas sobre la violencia de género contra las mujeres mayores es fundamental para superar los problemas existentes de subregistro. Las encuestas y todos los demás métodos de recopilación de datos deben ser inclusivos y accesibles para las mujeres mayores, incluidas aquellas con discapacidad”, señalaron.
ONU Mujeres/Janarbek Amankulov
*Los expertos: Claudia Mahler, experta independiente sobre el disfrute de todos los derechos humanos por las personas de edad; Víctor Madrigal-Borloz, experto independiente sobre la protección contra la violencia y la discriminación basadas en la orientación sexual y la identidad de género; Dorothy Estrada Tanck (presidenta), Ivana Radačić (vicepresidenta), Elizabeth Broderick, Meskerem Geset Techane y Melissa Upreti, Grupo de Trabajo sobre la discriminación contra las mujeres y las niñas; Gerard Quinn, relator especial sobre los derechos de las personas con discapacidad; Ana Peláez Narváez, presidenta del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer; Margarette May Macaulay, relatora sobre los derechos de las personas mayores de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
**Los relatores especiales y expertos independientes forman parte de lo que se conoce como Procedimientos Especiales del Consejo de Derechos Humanos. Procedimientos Especiales, el mayor órgano de expertos independientes del sistema de derechos humanos de la ONU, es el nombre general de los mecanismos independientes de investigación y supervisión del Consejo que se ocupan de situaciones específicas de países o de cuestiones temáticas en todas las partes del mundo. Los expertos de los Procedimientos Especiales trabajan de forma voluntaria; no son personal de la ONU y no reciben un salario por su trabajo. Son independientes de cualquier gobierno u organización y prestan sus servicios a título individual.
Por medio de un comunicado de una fuente oficial en Tegucigalpa, las autoridades mexicanas informaron que un equipo de expertos viajará a Honduras el próximo 19 de junio para intercambiar estrategias sobre la búsqueda de mujeres y niñas desaparecidas y sensibilizar a la población.
De acuerdo con el Comisionado Nacional de Derechos Humanos (CONADEH), la presidenta de la Comisión de Búsqueda de Personas del Estado de México, María Sol Berenice Salgado, encabezará la delegación que llegará a Honduras, donde se entrevistará con autoridades y miembros de la sociedad civil.
Los especialistas mexicanos se reunirán con la Comisión Interinstitucional de Seguimiento a las Investigaciones de Muertes Violentas de Mujeres y Femicidios (CISMVMF) para «intercambiar aprendizajes que permitan atender la problemática de la desaparición de mujeres y niñas en Honduras», añadió.
Del mismo modo con la Asociación de Municipios de Honduras (AMHON), en un esfuerzo por compartir «experiencias sobre el funcionamiento del equipo municipal de búsqueda de personas desaparecidas en México y de la coordinación que se espera de las corporaciones municipales para activar el mecanismo y la búsqueda en Honduras».
María Sol Berenice Salgado será acompañada por María del Rocío Zepeda y Lizeth Ocampo, de la Comisión de Búsqueda de Personas de México, y Marybel Cruz Olguín, del Consejo Ciudadano de Desaparición del Estado de México, señaló.
La misión de expertos llegará al país atendiendo una invitación de la CISMVMF, instancia creada el 7 de julio de 2016 como un órgano de acompañamiento, asesoría y apoyo técnico a dependencias estatales de Honduras vinculadas con la erradicación de los delitos contra la vida de las mujeres.
Las evidentes diferencias físicas entre hombres y mujeres han sido usadas a lo largo de la historia para justificar la discriminación de género en pro del hombre. Más fuerza, más altura, más masa corporal… Estas características innatas han jugado, en muchas ocasiones, en favor del género masculino.
Sin embargo, parece que esta prevalencia del más fuerte podría estar cerca de su fin. Al menos si se aplica la lógica y la ciencia a nivel astronómico.
Según se desprende de observaciones y estudios realizados a partir de las expediciones espaciales de la NASA, hay varios motivos por los que una tripulación formada exclusivamente por representantes del género femenino en una misión espacial sería mucho mejor que una cuyos integrantes sean todo hombres. Existen cuatro factores; dos de ellos conciernen a lo físico, uno al carácter y un cuarto que atañe al objetivo futuro de las misiones espaciales.
1. Seres humanos de menor tamaño
En primer lugar se ha comprobado que es más fácil y más rentable enviar al espacio a un grupo de seres humanos pequeños que no a uno compuesto por miembros grandes de nuestra especie. Y, generalmente, las mujeres tienden a ser físicamente más pequeñas. ¿Y qué ventajas tiene el cuerpo de una mujer? Principalmente que necesita menos recursos –como comida u oxígeno– para sobrevivir y, además, genera menos residuos, lo cual también precisa de menos recursos para eliminarlos. Así se demostró en los experimentos realizados por Kate Greene, miembro de una misión simulada de cuatro meses de duración llevada a cabo por la NASA.
2. Menos propensas a sufrir problemas físicos
Alguien podría pensar entonces que bastaría con escoger la tripulación en función del tamaño de sus miembros. Sin embargo, una vez más, los datos lo desmienten. El segundo motivo por el cual puede ser mejor una tripulación femenina es que el cuerpo de una mujer parece tolerar mejor las consecuencias físicas que provoca un vuelo espacial. Una misión espacial de larga duración que atraviesa el escudo magnético expone a sus miembros a una serie de dolencias físicas tales como un mayor riesgo de padecer cáncer, pérdida de la orientación, deterioro del sistema inmunológico y un empeoramiento acusado de la visión. Tras los minuciosos estudios médicos a los que la agencia espacial americana somete a las tripulaciones, se ha podido comprobar que, aunque es cierto que los hombres sufren menos mareos por el movimiento de la nave, también tienden a experimentar más a menudo un mayor deterioro del sentido del oído y de la vista que las mujeres.
3. Mejores habilidades sociales a largo plazo
Pero, más allá del ámbito físico, los datos recogidos en base a expediciones históricas de larga duración también evidencian que las mujeres cuentan con otro tipo de ventajas. Si bien un equipo formado exclusivamente por hombres tiene más posibilidades de terminar con éxito una expedición de corta duración, las habilidades sociales de un grupo de mujeres que se embarque en una misión larga incrementan las posibilidades de que esta tenga éxito, según los datos de la NASA.
4. Un papel fundamental para poblar el universo
Y por último encontramos un motivo tan poco probable –de momento– como provocador. En el caso de que alguna de las misiones futuras tenga como objetivo poblar un nuevo planeta y teniendo en cuenta las anteriores consideraciones, enviar una tripulación exclusivamente formada por mujeres siempre será una mejor opción. Pues a estas alturas está claro que la aportación del hombre en el proceso reproductivo, si bien imprescindible, siempre podría llevarse envasada sin necesidad de su presencia física. Sin embargo, el cuerpo femenino sigue teniendo los derechos en exclusiva de crear vida en su interior.
Equipos mixtos
En definitiva, parece que quedan bastantes años para embarcarnos como especie en una empresa colonizadora interplanetaria, pero en caso de hacerlo, conviene tener en cuenta algunos factores más allá de la inteligencia de cada individuo. Y algo que también ha sido comprobado durante años de estudio de dinámicas de grupo es que los equipos mixtos obtienen los mejores resultados. Así, aunque por un lado existen datos que inclinan la balanza del lado femenino, también hay otros que afirman que un equipo mixto funcionaría mejor.
Sea como fuere, tras años de misiones exclusivamente masculinas, ¿por qué no planear alguna misión espacial solo formada por mujeres? Como inicio no estaría nada mal.
La desvalorización de las capacidades y derechos de las mujeres persiste, lo que alimenta los obstáculos a los que se enfrentan para poder desarrollarse en el ámbito económico.
El mundo no va por buen camino para lograr el quinto objetivo de la agenda 2030 de las Naciones Unidas, que es lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas, ya que el arraigo a las creencias machistas que violan los derechos humanos e impiden el desarrollo del bienestar de la mujer se conservan en nueve de cada 10 personas en el mundo.
La dimensión económica no escapa de los prejuicios de género y el sesgo patriarcal, ya que el 60 por ciento de las personas tienen pensamientos discriminatorios sobre la mujer y su rol dentro de la economía, mientras que el 46 por ciento considera que los hombres tienen más derecho al trabajo que las mujeres, de acuerdo con el informe Romper los Sesgos de Género, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
9 de cada 10 personas tienen un sesgo contra las mujeres.
1 de cada 2 cree que los hombres son mejores políticos.
1 de cada 4 cree que un marido puede pegar a su esposa.
Tales prejuicios de género siguen teniendo un impacto directo en la brecha de ingresos entre hombres y mujeres a pesar de mejoras en aspectos como el acceso a la educación, pues incluso en los 59 países donde las mujeres adultas tienen más educación, su ingreso promedio es 39 por ciento menor, revela el informe.
“Los sesgos de género en las normas sociales pueden estar impidiendo el empoderamiento económico de la mujer. La evidencia reciente muestra un vínculo roto entre el acceso de las mujeres a la educación y los logros en el empoderamiento económico. Hoy, las brechas de ingreso promedio entre las mujeres y los hombres se correlaciona de manera más fuerte con las normas sociales de género”, se lee en el informe.
Pocas mujeres líderes
El acceso de las mujeres al mercado laboral en condiciones dignas y con capacidad de acceso a puestos de poder es otro pendiente a escala global; PNUD documentó que a nivel internacional el 70 por ciento de la fuerza de trabajo en el sector salud y de atención social pertenecen al género femenino, sin embargo, solo el 25 por ciento logra ocupar altos cargos y tan solo el 5 por ciento accede a puestos de liderazgo en organizaciones de salud.
El prejuicio a que las mujeres puedan ocupar altos cargos no se limita al sector salud, ya que el informe reporta que 43 por ciento de las personas consultadas consideran que los hombres son mejores para ocupar puestos ejecutivos o de alto mando, dato que concuerda con el hecho de que la proporción de jefas de estado y gobierno a nivel mundial se ha mantenido en 10 por ciento desde 1995.
A la incapacidad para acceder a puestos de liderazgo se suma la dificultad para poder mejorar las condiciones salariales de la mujer. Por ejemplo, una encuesta de la consultoría Deloitte aplicada a más de 14 mil jóvenes adultos de 44 países reveló que 59 por ciento de las mujeres considera muy difícil o imposible poder pedir un aumento en su salario.
Para 2023 la Organización Internacional del trabajo (OIT) prevé que el déficit mundial de empleos entre mujeres sea de 14.5 por ciento, frente al 9.8 por ciento que requieren los hombres, una prueba más de que las afectaciones en el mercado laboral, y la economía en general, impactan primordialmente en ellas.
“Las normas sociales que menoscaban los derechos de las mujeres perjudican también a la sociedad en su conjunto y frenan la expansión del desarrollo humano. De hecho, la falta de avances en las normas sociales de género tiene lugar en medio de una crisis de desarrollo humano”, sostiene Pedro Conceição, director de la oficina del informe sobre desarrollo humano del PNUD.
Mexicanas en pobreza laboral
En el país la situación no es distinta; a pesar de representar un porcentaje mayor de la población total, las mujeres logran acceder al trabajo en una menor cantidad en comparación con los hombres, su sueldo suele ser menor, cuestión que deriva en que una mayor cantidad de ellas se encuentren en condición de pobreza laboral, es decir, cuando el ingreso de una persona no alcanza a cubrir la canasta básica, de acuerdo al Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL).
La desigualdad entre géneros en México tiene su máxima expresión dentro de la dinámica del trabajo doméstico que en su mayoría lleva a cabo la mujer, México ¿Cómo vamos? registra que las mujeres destinan en promedio 42 horas semanales en tareas del hogar y cuidado, mientras que los hombres solo 19, trabajo que no suele remunerarse.
🟣 Alguna vez te has preguntado ¿Por qué hay más pobreza entre mujeres que entre hombres?
Las mujeres padecemos con mayor frecuencia situaciones de pobreza laboral porque trabajamos por una menor paga en promedio, porque no accedemos a posiciones de mayor rango… pic.twitter.com/6yYD3NaWx3
— México, ¿cómo vamos? (@MexicoComoVamos) June 15, 2023
“La sobrerrepresentación de las mujeres en el trabajo no remunerado tiene como una consecuencia directa que, precisamente, las mujeres no tengan la disponibilidad en tiempo y recursos para ingresar en el mercado laboral, por eso vemos un brecha tan importante entre hombres y mujeres”, explica Axel González, investigador de México ¿Cómo vamos?
La denuncia sobre la desigualdad económica entre hombres y mujeres en el trabajo doméstico es un factor que ya se aborda en los foros que discuten el tema desde una perspectiva de género a nivel internacional.
“Un punto de partida importante es reconocer el valor económico del trabajo de cuidados no remunerado. Esto puede ser una forma muy eficaz de combatir las normas sociales de género respecto a este tipo de ocupación”, explica Raquel Lagunas, directora del equipo de género del PNUD.
En la presentación de la Guía *765 contra la violencia hacia las mujeres, en el Colegio de Bachilleres 3 recordó que hace unos meses, “ustedes, las jóvenes, irrumpieron en las calles porque protestaban en contra de la violencia de género, nos cerraron las escuelas y protestaron, una vez más contra la violencia hacia las mujeres”.
La Fiscalía ante ello organizó una unidad especializada de atención a alumnas de educación media superior y superior, aunque pueden acudir a cualquiera de las agencias del Ministerio Público, en caso de ser víctima de violencia.
Se trata, afirmó, de “dar la oportunidad para que nadie se quede callada y sea atendida además de que no sirve de nada sino se informan las acciones que se llevan a cabo, sino las escuchamos”.
La secretaria de las Mujeres, Ingrid Gómez, explicó que la violencia y desigualdad se debe atender con atención a las causas, lo cual se busca con esta Guía de actuación ante los casos de violencia, pues a casi un año de inaugurada la línea telefónica *765, se han recibido 70 mil llamadas, aunque no todas de emergencia.
“Aquí les creemos, no ponemos en duda sus palabras y las acompañamos en todo su proceso”, dijo ante directivos y alumnos del Colegio, ubicado en la delegación Iztacalco, y donde se expresaron parabienes a la doctora Claudia Sheinbaum, quien dejará la Jefatura de Gobierno, en busca de la candidatura de Moreno para los comicios hacia la Presidencia de la República.
A través de la Guía se orienta de los pasos a seguir por quienes sufren o ven una agresión; si están en un caso de emergencia y si viven una situación de violencia sexual en la escuela; y los lugares a los cuales pueden acudir, como son los cuatro Centros de Justicia para las Mujeres o las Lunas, que son unidades territoriales de prevención y atención a la violencia de género.
Emma Lembke tenía 12 años cuando sus padres, finalmente, le permitieron instalarse su primera red social, Instagram, en el teléfono móvil. “Se me abrió el mundo”, cuenta la joven, ahora de 20 años y estudiante de segundo curso en la Universidad de Washington en St Louis. De haberse sentido excluida cuando sus amigas interrumpían las conversaciones para ponerse a mirar sus teléfonos, pasaba a tener —pensó— el mundo al alcance de un clic. Desde su hogar en Alabama (EE UU) “de repente podía tener acceso a todo, a gente de todas partes, aprender cosas nuevas”.
De Instagram pasó a otras aplicaciones y plataformas, como Snapchat, un servicio de mensajería muy popular entre los adolescentes. En poco tiempo, “en lugar de estar jugando a policías y ladrones” dedicaba cinco o seis horas diarias a “ir pasando, sin pensar, el dedo sobre la pantalla” para ver las últimas novedades, cuántos me gusta acumulaban sus fotos y mensajes, cuántos los de sus amigos, qué había dicho quién y qué le habían contestado, junto a imágenes de gente imposiblemente bella y feliz.
“Me comparaba todo el tiempo con la gente que veía”, explica Lembke en conversación telefónica. “Iba mirando y mirando las redes, y cada vez me sentía peor, todo el tiempo me valoraba por los likes que recibía, los comentarios que me ponían mis amigos, los seguidores que acumulaba”. Su ansiedad social se disparó. Sus tendencias depresivas se extremaron. Su autoestima se desplomó.
Esas imágenes de cuerpos perfectos con las que se comparaba la llevaron por el camino de los desórdenes alimentarios. Los algoritmos de las distintas aplicaciones le enviaban contenido que reforzaba sus inseguridades y bendecía su comportamiento malsano. “Las redes sociales me quitaron calidad de vida”, resume.
Hasta que un día, a los 15 años, dijo basta: “Me sonó una alerta en el móvil y mi reacción instantánea fue tirarme a por el teléfono a mirar. Y ahí me llegó el momento de ruptura. Me pregunté ¿por qué estoy permitiendo que estas aplicaciones tengan tanto poder sobre mí?”
Lo que vivió Lembke aquellos años, su dependencia de las redes sociales y el impacto en su salud mental, no es, ni mucho menos, una experiencia aislada. Cada vez más adolescentes en Estados Unidos sufren algún tipo de problema de salud mental, una tendencia que había comenzado a detectarse ya antes de la pandemia. Y cada vez son más los estudios, y los profesionales, que alertan de una relación directa entre esta crisis y el tiempo que se pasa en las redes sociales.
Emma Lembke habla ante el Senado de EE UU, en febrero de 2023.MARIAM ZUHAIB (AP)
Las cifras impresionan. Un 40% de los estudiantes de secundaria aseguran haberse sentido tan bajos de ánimo que la tristeza les impidió desarrollar sus actividades normales de estudio o deporte durante al menos dos semanas, según la última edición del estudio bienal Encuesta de Comportamiento de Riesgo entre los Jóvenes, elaborado por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades. La tendencia es mayor entre las niñas: un 57%, o casi tres de cada cinco, declara sentirse “triste o desesperanzada de manera persistente”, la cifra más alta en una década. Un 30% de ellas reconoce haber pensado en el suicidio, un porcentaje que ha crecido en un 60% en los últimos 10 años.
“Me pregunté ¿por qué estoy permitiendo que estas aplicaciones tengan tanto poder sobre mí?”
Emma Lembke, Log Off
Los psicólogos hablan también de un aumento de los casos de trastornos alimentarios, o de adolescentes que sufren ansiedad. De una escalada en el número de menores que llegan a Urgencias tras haberse hecho daño deliberadamente. En cualquier reunión de padres con hijos adolescentes es común que haya alguien que conozca en su entorno al menos un caso de problemas de salud mental.
“Cada indicador de salud mental y bienestar psicológico se ha ido haciendo más negativo entre los adolescentes y los jóvenes adultos desde 2012″, describe en su libro Generations la doctora Jean Twenge, catedrática de Psicología de la Universidad Estatal de San Diego. Twenge fue pionera en el campo de las investigaciones científicas que alertan sobre los peligros de la hiperconectividad para los más jóvenes: “La tendencia es chocante por su consistencia, tamaño y amplitud”.
Que las cifras crezcan desde aquel año no es casualidad, según la experta: en torno a esa fecha estalló la popularidad de los móviles inteligentes y plataformas como Facebook implantaron el botón de “me gusta” en los mensajes. “El modo en que los adolescentes pasan el tiempo fuera de la escuela cambió de manera fundamental en 2012″, cuenta en su libro. Se ha reducido progresivamente el tiempo que dedican a estar con sus amigos, o a las actividades físicas, para pasarlo interactuando a través de las pantallas. O incluso a dormir, una actividad fundamental para el bienestar.
Una década de crecimiento exponencial
En 2009, apenas la mitad de los adultos de Estados Unidos utilizaba teléfonos inteligentes. En 2012, la mitad de los adolescentes ya estaba en redes sociales. Hoy día, el 95% de los adolescentes emplea alguna de estas plataformas digitales. Y una tercera parte de muchachos entre los 13 y los 17 años reconoce consumirlas de modo constante. En 2021, un adolescente medio pasó 8,4 horas al día delante de una pantalla, frente a las 6,4 horas de 2015, según la ONG Common Sense Media.
Los datos que Twenge ofrece en su libro son tajantes. Entre 2011 y 2021 se dobló la cifra de adolescentes y jóvenes adultos que padecían depresión. Y en ese último año, aproximadamente un 30% de chicas adolescentes y un 12% de muchachos sufrían de depresión clínica. No se trata únicamente de síntomas, también se muestra en los hechos: “En 2019, el número de adolescentes que pusieron fin a sus vidas fue dos veces mayor que hace solo doce años”.
La Asociación Estadounidense de Psicólogos (APA, por sus siglas en inglés) considera que, en sí, las redes no son buenas ni malas. Pueden, de hecho, ser beneficiosas para superar sensaciones de aislamiento, descubrir gente o para ayudar a desarrollar la creatividad. Pero su consumo excesivo sí puede tener consecuencias, matiza este colegio profesional, que en mayo publicó un listado de 10 recomendaciones de uso de redes entre adolescentes. Entre ellas, limitar su empleo para contenido relacionado con la belleza o la apariencia, minimizar el acceso a contenido discriminatorio o abusivo, o reducir el tiempo de consumo para que no interfiera en el sueño o las actividades físicas necesarias para un desarrollo corporal y mental sano.
“Los riesgos y beneficios dependen mucho del contenido que ven los adolescentes, el momento o el contexto en que lo usan, y factores individuales de riesgo”
Sarah Domoff, Universidad Central de Michigan
Además, para los más jóvenes es conveniente que sus padres supervisen los contenidos que ven sus hijos y hablen sobre ellos con los niños. “Igual que se pide a los jóvenes que aprendan antes de darles un permiso de conducir, nuestros jóvenes también necesitan formarse en el uso saludable y seguro de las redes sociales”, afirma la presidenta de APA, Thelma Bryant.
No todos los menores se ven afectados por su uso de las pantallas. Entran en juego factores como el ritmo de madurez, distinto para cada niño. “Los riesgos y beneficios dependen mucho del contenido que ven los adolescentes, el momento o el contexto en que lo usan, y factores individuales de riesgo”, apunta Sarah Domoff, profesora asociada del departamento de Psicología de la Universidad Central de Michigan.
En cuanto al contenido, los “mensajes que muestran cuerpos idealizados o no realistas pueden aumentar la preocupación sobre la imagen corporal; los adolescentes también se pueden ver en riesgo de desarrollar comportamientos alimentarios poco saludables cuando ven mensajes que promueven una alimentación desordenada. Lo mismo se puede decir del contenido que promueve las autolesiones”, explica Domoff en un correo electrónico.
Otro factor perjudicial es el tiempo que un adolescente pasa en las redes. Si continúa en ellas cuando debería dormir, la cantidad y la calidad de su sueño pueden verse reducidas. “Un sueño insuficiente puede ser un factor en varios aspectos de la salud adolescente, incluida la regulación del estado de ánimo y la irritabilidad”, explica esta doctora. En ciertos casos, algunos jóvenes pueden desarrollar una dependencia tal de las redes que acaba afectando a su comportamiento diario, su rendimiento en la escuela y su relación con familia y amigos.
Las chicas, más afectadas
Las chicas, como sucedió con Emma Lembke, se ven más afectadas por el impacto de las plataformas sociales. “Pasan más tiempo en ellas, y las redes están más fuertemente vinculadas a la infelicidad y la depresión que otras formas de medios digitales”, escribe Twenge. En EE UU, un 22% de las estudiantes del equivalente a 4º de la ESO en España, en torno a los 15 años, pasan siete horas o más al día mirando sus mensajes, según sus datos.
Un 45% de las adolescentes que consultan medios digitales admiten sentirse abrumadas por el dramatismo en sus redes, frente al 32% de los chicos, según una encuesta del Pew Center. Ellas también tienen más probabilidades de tener la sensación de que sus amigos no las incluyen en actividades (un 37%, frente al 24% de ellos) o de sentirse peor sobre su propia vida (28%, por un 18% entre los varones).
El último experto en lanzar la alerta ha sido el cirujano general (la máxima autoridad médica de Estados Unidos), Vivek Murthy, que en mayo publicaba una advertencia de 19 páginas. Aunque no está totalmente claro el alcance del peligro, subrayaba que “hay amplios indicadores de que las redes sociales también acarrean un profundo riesgo de daño a la salud mental y bienestar de niños y adolescentes”. Murthy sugiere a los padres de adolescentes trazar un plan que establezca límites y reglas al uso de las plataformas y que proteja los datos personales.
Ante las críticas, las empresas tecnológicas responden que han instalado mecanismos de control en sus aplicaciones que los padres pueden utilizar para supervisar el uso que hacen sus hijos. Pero organizaciones como Common Sense Media denuncian que en muchos casos estos controles son poco efectivos y que las compañías mantienen algoritmos que pueden enviar contenido perjudicial a los más jóvenes, recogen datos sobre ellos y les envían anuncios personalizados e incluyen en sus redes mecanismos que crean adicción, como los botones de “me gusta”.
“Los niños no son experimentos de laboratorio, y los mecanismos adictivos de las redes sociales seguirán afectando el bienestar de los jóvenes si no actuamos”
James Steyer, Common Sense Media
“Si no podemos presentar con confianza pruebas que digan que las redes sociales son seguras para los niños, ¿por qué se permite a las tecnológicas dirigirse a ellas con sus productos? Los niños no son experimentos de laboratorio, y los mecanismos adictivos de las redes sociales seguirán afectando el bienestar de los jóvenes si no actuamos”, denunciaba en un comunicado el fundador de esta ONG, James Steyer, tras la advertencia de Murthy.
Las voces para que se regule el sector arrecian. En marzo, el Comité Judicial del Senado celebraba una audiencia sobre los riesgos de las redes sociales para los más jóvenes. En estados como California, Colorado o Texas, los legisladores locales han propuesto medidas para penalizar el contenido perjudicial o uso del algoritmo para crear adicción. Montana es el primer estado que ha prohibido TikTok en su territorio.
Una de estas voces es, precisamente, la de Emma Lembke. Tras su experiencia con las redes, a sus 17 años fundó la ONG Log Off, con la que busca, por un lado, concienciar a los adolescentes para usar las redes sociales con conocimiento de causa y sentido común. Por otro, presionar a los legisladores para que regulen el sector, pero teniendo en cuenta las voces de los adolescentes, nativos del mundo digital, al que encuentran numerosos beneficios y del que han conocido los riesgos. “No se pueden aprobar leyes sin la opinión de los afectados, de aquellos a quienes van a proteger”, explica la estudiante. Ella misma fue uno de los testigos en la audiencia del Comité Judicial.
¿Cómo deberían ser, en su opinión, las redes sociales? “Socialmente útiles”, opina, “que los jóvenes del mundo no tengan que contar los me gusta, el número de comentarios o de seguidores. Que se puedan conectar con otra gente de manera productiva”. Además, deberían ser transparentes: “Abrir el algoritmo a investigadores académicos y reguladores, para que puedan ver las áreas de mejora. Ahora mismo no entendemos muy bien cómo funcionan porque no tenemos la información”. Y un último requisito: que las compañías consulten con sus usuarios: “Así entenderán mejor cómo sus clientes pueden beneficiarse y al revés, cuándo están siendo perjudicados”.
Cerca de un cuarto de los emprendimientos tienen una mujer como cofundadora, pero aún falta trabajo para lograr mayores equipos mixtos que aporten diversidad a las soluciones del futuro, señaló Vincent Speranza, director general de Endeavor México.
De acuerdo con datos de esta organización, que impulsa a emprendedores de alto impacto, un 22% de los emprendimientos en el país cuentan con una mujer como cofundadora, con una participación más notable en las “scaleups” o compañías escalables.
“No es casualidad que sean las ‘scaleups’ porque son las que tienen la mejor capacidad de crecer y no es casualidad que de una de cada cuatro a una de cada cinco son mujeres porque aportan diversidad”, comentó Speranza.
Sin embargo, aclaró que aún falta terreno por avanzar en temas de “startups” o empresas emergentes, donde “hay poca participación de mujeres cofundadoras”, según dijo, y los emprendimientos denominados “unicornios”, empresas que alcanzan un valor de 1,000 millones de dólares sin cotizar en bolsa, en los que los casos de mujeres “son contados”.
Obstáculos para las mujeres
Entre las principales barreras encontradas por las mujeres destacan la ausencia de redes de contacto relevantes del ecosistema emprendedor, la carencia de acceso a financiamiento a través de capital y la falta de educación financiera, técnica, gerencial o administrativa.
El director de Endeavor México dijo que uno de los motores que incentiva la participación de las mujeres en un número mayor de emprendimientos es la exposición de los casos de éxito, pues incluso recordó que en México dos de las ocho empresas consideradas unicornio son de mujeres.
Este es el caso de Marlene Garayzar, la primera mujer cofundadora de un unicornio mexicano, quien lanzó la plataforma de servicios financieros Stori, así como Loreanne García, de la aplicación de compraventa de vehículos Kavak.
Otro factor relevante para el cambio de tendencia es la mayor integración de las mujeres en carreras relacionadas con las ciencias, tecnologías, ingenierías y matemáticas, denominadas STEM, por sus siglas en inglés.
En el escenario mexicano actual, apuntó, solo un 30% de las mujeres están en estas asignaturas.
En este sentido, el director de Endeavor México esperó que con la integración de más mujeres en estas carreras haya equipos de liderazgo más diversos y con más mujeres a la cabeza.
Resaltó que será un proceso lento, ya que mínimo tienen que pasar cuatro años en lo que más mujeres salen de las carreras STEM y se incorporan con nuevas ideas al sector de emprendimientos tecnológicos, aunque enfatizó que es un factor de suma importancia para ganar terreno en este rubro.
“Yo creo que vamos a ver cambios significativos en la diversidad del ecosistema, pero toma tiempo”, expresó.
Speranza subrayó que las mujeres tienen el potencial de desarrollar emprendimientos en cualquier área, pero precisó que han mostrado una tendencia de interés más clara hacia proyectos que tienen que ver con la inclusión digital, economía circular y temas que tienen que ver con cadenas de producción.
“Todas estas tienen un punto en común: que la tecnología del emprendimiento tiene un impacto social importante. Entonces lo que estamos observando es que las mujeres que incursionan en tecnología también quieren crear un impacto real en la sociedad”, concluyó.
La mayoría de la población tiene sesgos de género que frenan el desarrollo humano y que atentan directamente contra la libertad y los derechos de las mujeres. Así lo demuestra el último Índice de Normas Sociales de Género (GNSI), realizado por el PNUD, que busca radiografiar 91 países del mundo desde la perspectiva de género y esbozar estrategias para mejorar los números de cara a la siguiente década.
El estudio se enmarca en cuatro dimensiones sociales: política, educativa, económica y de integridad física. Y algunos de los datos obtenidos son alarmantes: un 25% de la población mundial cree que está justificado que un hombre ejerza violencia física hacia su pareja, y el 46% afirma que los hombres deben tener más derechos laborales que las mujeres.
Datos del Índice de Normas Sociales de Género (GNSI), realizado por la PNUD.
Además, el cálculo de totales revela cuál es el país que pone más obstáculos en el avance de la superación de los prejuicios hacia el género femenino: Tayikistán (99,92%). Mientras que Nueva Zelanda, con un 27,39%, es el que tiene el porcentaje más bajo del mundo en sesgo de género. España presenta un 50,74% de personas con sesgo; Argentina, un 71,3%, y México, un 90,09%.
LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER Y LOS DERECHOS REPRODUCTIVOS
La dimensión de la integridad física engloba tanto la justificación de la violencia de hombres a mujeres como el nivel de aceptación de los derechos reproductivos femeninos. En este sentido, el estudio expone que, si bien la ONU ha expresado numerosas veces que el acceso al aborto es un derecho humano, el 58% de la población cree que el aborto nunca está justificado; un índice que se ve claramente condicionado por las variables culturales y religiosas de cada país.
Casi nueve de cada 10 personas mantienen «prejuicios fundamentales» contra las mujeres, según reveló un nuevo informe de la ONU, que denuncia una «década de estancamiento» que ha llevado al desmantelamiento de los derechos de la mujer en muchos lugares del mundo.
La mitad de la población mundial aún considera que los hombres son mejores líderes políticos que las mujeres, mientras más del 40% cree que los hombres son mejores ejecutivos que las mujeres, y el 25% cree que está justificado que un hombre le pegue a su esposa, según el informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publicado este lunes. El reporte refleja los últimos datos de la Encuesta Mundial de Valores.
Las normas sociales con prejuicios de género representan un obstáculo importante para lograr la igualdad, advierten los autores del informe. También aseguran añaden que la infravaloración de las capacidades y los derechos de las mujeres en la sociedad limita sus opciones y oportunidades.
Estos sesgos se registraron en todas las regiones, ingresos, nivel de desarrollo y culturas, añadieron los autores, señalando que el indicador compuesto del PNUD sobre desigualdad de género en el empoderamiento, llamado Índice de Desigualdad de Género (IDG) mundial, se ha mantenido estancado desde 2019.
Esto significa que el mundo no va en camino a lograr la igualdad de género para 2030, advirtió el informe, el cual refleja las opiniones de 80 países, y territorios y abarca el 85% de la población mundial.
Estos prejuicios se manifiestan de múltiples formas, como en una baja representación de las mujeres en puestos de liderazgo. En el mercado laboral, las mujeres ocupan menos de un tercio de los puestos directivos, mientras que el panorama sigue siendo sombrío en los niveles más altos de liderazgo: la proporción de mujeres que son jefas de Estado o de Gobierno se ha mantenido en torno al 10% desde 1995, según el informe.
Ahora bien, esta brecha no refleja los niveles de educación. En los 59 países donde las mujeres son más educadas que los hombres, la diferencia media de ingresos entre hombres y mujeres sigue siendo del 39% a favor de los hombres.
Una respuesta negativa mundial a los derechos de la mujer y las consecuencias de largo alcance de la pandemia de covid-19 han agravado el problema, señaló el informe.
«Las normas sociales que menoscaban los derechos de las mujeres también perjudican a la sociedad en general, frenando la expansión del desarrollo humano. De hecho, la falta de avances en las normas sociales de género se está produciendo en un contexto de crisis del desarrollo humano: el Índice de Desarrollo Humano (IDH) mundial descendió en 2020 por primera vez desde que se tienen registros, y de nuevo al año siguiente», afirmó en un comunicado Pedro Conceição, jefe de la Oficina encargada del Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD.
«Todo el mundo saldrá ganando si se garantiza la libertad y la autonomía de la mujer», añadió.
Sin embargo, el cambio es posible. Los autores del reporte dan ejemplos de políticas de licencias parentales que alteran las percepciones sobre las responsabilidades de cuidado de los hijos, y de reformas del mercado laboral que conducen a un cambio en las creencias sobre las mujeres en el lugar de trabajo.
Los gobiernos tienen un papel crucial en el cambio de las normas sociales de género, destacaron los autores.
«Un punto de partida importante es reconocer el valor económico del trabajo de cuidado no remunerado. Esta puede ser una forma muy eficaz de cuestionar las normas de género en torno a cómo se considera el trabajo del cuidado», afirmó Raquel Lagunas, directora del Equipo de Género del PNUD.
«En los países con los mayores niveles de prejuicios de género contra las mujeres, se estima que las mujeres dedican más de seis veces más tiempo que los hombres al trabajo de cuidado no remunerado», añadió Lagunas.
La igualdad dentro está a 300 años de distancia
Los avances hacia la igualdad de género «se desvanecen ante nuestros ojos», advirtió en marzo el secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, añadiendo que la igualdad de género está «a 300 años de distancia», según las últimas estimaciones de ONU Mujeres, la organización de la ONU dedicada a la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres.
Guterres citó las altas tasas de mortalidad materna, las niñas obligadas a contraer matrimonio a edades tempranas y las niñas secuestradas y agredidas por asistir a la escuela como pruebas de que la esperanza de alcanzar la igualdad de género «está cada vez más lejos.»
«Los derechos de las mujeres están siendo abusados, amenazados y violados en todo el mundo», dijo Guterres, nombrando algunos países en específico, entre ellos Afganistán, donde dijo que «las mujeres y las niñas han sido eliminadas de la vida pública.»
Guterres también dijo que «en muchos lugares, los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres son vulnerados», aunque no especificó dónde.
En junio de 2022, el la Corte Suprema de Estados Unidos anuló el fallo de Roe vs. Wade, que protegía el derecho al aborto a nivel federal y dejó la legislación al respecto en manos de cada Estado. El año anterior, entró en vigor en Polonia la prohibición del aborto por malformación del feto, que puso fin a la práctica totalidad de los abortos en el país.
Para lograr la igualdad de género, Guterres hizo un llamado a la acción «colectiva» y «urgente», desde el aumento de la educación, los ingresos y el empleo de las mujeres y las niñas, especialmente en las naciones en desarrollo del Sur Global, hasta la promoción de la participación de las mujeres y las niñas en la ciencia y la tecnología.
«Siglos de patriarcado, discriminación y estereotipos dañinos han creado una enorme brecha de género en ciencia y tecnología», dijo Guterres. «Seamos claros: los marcos globales no están funcionando para las mujeres y las niñas del mundo. Tienen que cambiar».
Tara Subramaniam, de CNN, contribuyó a este informe.
La polarización política y retrocesos en materia de democracia en diferentes países de América Latina estarían poniendo en riesgo los avances logrados en materia de equidad de género y derechos de las mujeres, especialmente en lugares como Nicaragua, Cuba, El Salvador y Venezuela, según expusieron activistas el lunes.
En un evento liderado por el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales en Washington, un grupo de expertas opinó que en el contexto actual, las mujeres juegan un rol “esencial” en la construcción de países equitativos.
“Hoy la democracia no se concibe sin inclusión, sin participación y sin representación y representatividad de las mujeres en lugares de toma de decisiones clave. Y, hoy las mujeres tenemos la posibilidad de hacer esa conexión, que no hay democracia si no hay participación de las mujeres en la democracia”, dijo Tamara Taraciuk, directora del programa de estado de derecho del Diálogo Interamericano.
En un reciente informe, ONU Mujeresapuntó que una “democracia plena” necesita la participación igualitaria de mujeres, sin embargo, las “continuas” violencias y amenazas que sufren, “deterioran” aspectos como las recuperaciones económicas y sociales de los países.
Celia Medrano, periodista e investigadora salvadoreña, resaltó que “hay una clara tendencia autoritaria que se está consolidando de manera acelerada” en su país, y “los primeros sectores golpeados” son las mujeres.
En El Salvador, el presidente Nayib Bukele ha mantenido una medida derégimen de excepción aprobada en marzo de 2022, que según datos de la Policía Nacional Civil, ha permitido reducir la tasa de homicidios de 36 por cada 100.000 habitantes en 2019 a 7,8 en 2022. Sin embargo, se han alzado denuncias sobre violación de derechos humanos.
“No nos dicen que [en comparación con los hombres] las mujeres estamos siendo más desaparecidas, que estamos siendo más asesinadas”, dijo Medrano. “ Se justifica de que ellas eran pandilleras, eran delincuentes, no nos tendría por qué importar que hayan muerto sus niños. Eso es lo que se está arraigando y se nos quiere convencer de que nuestra supuesta seguridad es a cambio de que aceptemos la violación a derechos humanos”.
Datos revelados por ONU Mujeres apuntan a que hasta el 1 de enero de 2023, las mujeres en América Latina y el Caribe representaban el 30.1 por ciento de las ministras de gabinete. En el listado de países, Nicaragua se encuentra en el cuarto lugar con 62.5 mujeres en el gabinete.
En la lista que incluye a unos 200 países, la nación latinoamericana en la peor posición en presencia de mujeres en posiciones de poder es Guatemala con 7.1 por ciento, ubicándose en el número 168 de la lista.
Cuba ocupa el puesto 70, Venezuela está en el número 63 y El Salvador está en el puesto 35.
Taraciuk, sin embargo, apuntó que aunque “la presencia de mujeres es importante, no necesariamente asegura un avance en la agenda de mujeres”. Así estableció como ejemplo la posición de Rosario Murillo como vicepresidenta de Nicaragua, en una posición de poder protagonizada por acusaciones de violación de derechos humanos en el país.
“La multiplicidad de experiencias de las mujeres es enorme y que cualquier respuesta colectiva a los problemas de transición democrática tiene que tener en cuenta esas heterogeniedad… la diversidad enriquece el debate y yo creo que eso es a lo que le temen los dictadores”, agregó.
La Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL) expuso en marzo que “la persistencia de los nudos estructurales patriarcales en los sistemas políticos” de los países de América latina, “continúa limitando los avances hacia la democracia paritaria”.
Algunas de las estructuras específicas que restringen el acceso igualitario a las mujeres al ejercicio del poder son la división sexual del trabajo, la violencia, la cultura política, y la “limitada información sobre la diversidad”.
Tamara Dávila, defensora de derechos de las mujeres, resaltó cómo en el caso de la polarización por ideales políticos se registran violaciones a derechos de las mujeres. En el caso de Nicaragua, según dijo, “cualquier persona que cuestione los axiomas de poder es susceptible de ser criminalizada”.
Dávila es expresa política nicaragüense y llegó a EEUU en febrero, cuando fue excarcelada y enviada con un grupo de otros 221 presos al país norteamericano.
“Aquellas mujeres que nos atrevemos a cuestionar el poder hegemónico y aquellas mujeres que nos atrevemos a hablar somos doblemente castigadas. No por cuestionar ese poder político, pero también por participar políticamente”, dijo.
El rol tradicional de la mujer como “cuidadoras” también representa un reto en el cierre de brechas de género, apuntaron las expertas.
“En los interrogatorios a las mujeres que teníamos hijos, estaban fuertemente vinculados a nuestro rol de la maternidad… el cuestionamiento hacia las mujeres que participan políticamente por no estar en sus casas, por no estar cuidando a sus hijos es sumamente recurrente y no sucede con los hombres presos políticos”, apuntó.
En Cuba, por otro lado, la abogada y defensora de derechos humanos Laritza Diversent, resaltó la falta de independencia en organizaciones que lideran el tema de género dentro del país, del gobierno en el poder y la discriminación por motivos políticos.
“Sin embargo, en las que dirigen hoy la Federación de Mujeres Cubanas tiene cargos dentro del Partido Comunista, son también funcionarias del Estado y supuestamente líderes de la sociedad civil. Es imposible que una sola persona pueda reunir las tres características y defender a la vez los procesos en defensa de la protección de las de los derechos de mujeres contra la violencia”, dijo.
Diversent resaltó el feminicidio como uno de los factores de violencia contra las mujeres más presentes en Cuba. Hasta el 26 de mayo se habían informados 28 feminicidios en lo que va de año en Cuba, un poco menos de un mes después, el número asciende a 38.
Cubalex, una organización no gubernamental que se opone al gobierno de la isla, ha registrado 328 mujeres entre activistas, periodistas y defensoras de Derechos Humanos que han sido reprimidas solo por ser parte de una organización en la que promueve las temáticas de género.
El gobierno de Cuba niega que las mujeres sean reprimidas por ese motivo y cataloga a los que se oponen al gobierno, mujeres y hombres, como «mercenarios» al servicio de Estados Unidos y otros gobiernos extranjeros.
Identificar “señales de alerta temprana”
Las expertas acordaron en que los países de América Latina deben “crear un sistema de señales de alerta temprana” que despierten a grupos sociales a movilizarse para evitar las crisis de derechos humanos.
Taraciuk resaltó que en países como Cuba, Venezuela y Nicaragua se habla de “retrocesos democráticos” con “líderes que llegan al poder a través de elecciones y una vez en el poder, le dan la espalda a las garantías más elementales” por lo que se debe “proteger la independencia judicial, los frenos y contrapesos, el espacio cívico, el rol de la sociedad civil, la prensa independiente y creo que las mujeres en todos estos ámbitos han jugado un papel muy importante”.
“Necesitamos aliados, necesitamos ser fuertes”, agregó Diversent.
Mientras Dávila, por su parte, abundó en que “no podemos ver hacia otro lado” con respecto a los derechos de las mujeres “no podemos ver a otro lado, simplemente porque no me pasa a mí, porque la onda expansiva nos golpea a todos y por eso todos los países debemos actuar para asegurar el pluralismo político”.
El encuentro concluyó con un llamado a agregar a las poblaciones LGBITQ, especialmente a las mujeres transgénero, a la toma de decisiones políticas. “La violencia ejercida contra esta población es muy fuerte y es culturalmente entre comillas, aceptada, avalada, permitida. Creo que a veces perdemos nuestra capacidad de darnos como seres humanos. Y en ese marco hay mucho que hacer para garantizar una vida libre de violencia a quienes integran estas poblaciones”, concluyó Medrano.