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  • La riqueza de México aumentaría un 22% en 2060 si se anulara la brecha de género

    La riqueza de México aumentaría un 22% en 2060 si se anulara la brecha de género

    La riqueza de México por habitante podría aumentar un 22% en el horizonte de 2060 si se anulara la brecha de género en el mercado laboral por lo que se refiere a las diferencias en la tasa de actividad y en el número de horas trabajadas entre hombres y mujeres.

    En un informe publicado este martes por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México es el país de los 38 miembros que tiene el mayor potencial de crecimiento porque esa brecha de género es la mayor.

    Los autores del estudio han calculado que, si se equiparara la tasa de actividad de las mujeres a la de los hombres y el número de horas de trabajo remuneradas, el producto interior bruto (PIB) por habitante de México podría crecer 0.52 puntos porcentuales cada año.

    Eso es bastante más del doble que la media de la OCDE (0.21 puntos), donde la progresión del PIB per cápita esperado para 2060 sería del 9.2%.

    Los otros países de la organización que presentan el mayor potencial, porque las diferencias entre hombres y mujeres son las más profundas, son Costa Rica (0.48 puntos porcentuales de subida anual), Turquía (0.43 puntos) y Colombia (0.41 puntos).

    La riqueza de México aumentaría un 22% en 2060 si se anulara la brecha de género

    Para estos tres, la riqueza por habitante podría subir entre un 17% y un 20% en el horizonte de 2060.

    En el caso de México, las mujeres trabajaban 7.4 horas a la semana menos que los hombres en 2021, una brecha que se había reducido desde 2010, cuando la diferencia era de 8.4 horas.

    Para el conjunto de la OCDE, el trabajo remunerado a la semana era para las mujeres 5.3 horas menos que el de los hombres en 2021 (6.5 horas en 2010).

    Pero donde México destaca, sobre todo, es en la bajísima tasa de actividad femenina, es decir, que hay muy pocas mujeres en edad de trabajar que tienen efectivamente un empleo: un 49% en el último trimestre de 2022 cuando para los hombres era un 78.9%.

    La media en la OCDE es una tasa de actividad femenina del 66.7%, frente a un 76.6% para los hombres.

  • Ser mamá y trabajadora formal, la gran irrealidad en México

    Ser mamá y trabajadora formal, la gran irrealidad en México

    La realidad de las mujeres con hijos es lamentable en México, ya que son un segmento de la población sin apoyo verdadero del gobierno y de las empresas para ser activas en el mercado formal de trabajo.

    De acuerdo con los resultados del más reciente Censo de Población y Vivienda, hay al menos 35 millones 221 mil 314 madres en México, las cuales tienen en promedio 2.2 hijos.

    Sin embargo, según el Inegi, solo 4 de cada 10 de esas madres mexicanas están económicamente activas pero no necesariamente en la formalidad, es decir, laboran sin gozar prestaciones como un seguro médico o el derecho a gozar vacaciones.

    Para expertos como Sandra Martínez, analista de la organización de investigadores México Cómo Vamos, la inconveniente situación de la mujer que le impide participar activamente en el campo de trabajo formal está nutrida porque a las mujeres se les suele asignar el rol de cuidadoras.

    “Termina siendo mayor la cantidad de tiempo que las mujeres dedican a los trabajos del hogar y de cuidados sin alguna remuneración”, comentó.

    Así, expuso que en ese contexto, la tasa de mujeres participando en la informalidad asciende hasta 54.8%, mientras que para los hombres el nivel es inferior, al ubicarse en 48%.

    La consecuencia de un amplio campo de trabajo informal dominado por mujeres, de acuerdo con Martínez, son las afectaciones económicas no solo en el bolsillo de ellas, sino en el progreso económico del país.

    “El Banco Mundial dice que, si las mujeres participaran en el mercado laboral a la misma tasa que lo realizan los hombres en México, el ingreso per cápita sería 22% más alto”, concretó la especialista.

    Labor de muchos

    Para facilitar la incorporación de las madres al campo de trabajo, y en consecuencia impulsar la economía del país, se requiere la voluntad política, y la participación de la iniciativa privada, afirma la analista Sandra Martínez.

    Las autoridades pueden establecer leyes con perspectiva de género, de manera que se favorezcan las condiciones para que las mujeres tengan el apoyo de un sistema de cuidados para que ellas puedan acudir a los campos de trabajo.

    Las empresas, por su lado, pueden instalar guarderías al interior de sus espacios, así como operar bajo esquemas con flexibilidad laboral.

    En ello coincide la empresa especializada en salud laboral Occupational Health, la cual asegura que las corporaciones no deberían reducir las oportunidades para las mujeres una vez que se vuelven madres.

    En mayo de 2022, México Cómo Vamos emitió una propuesta para el establecimiento de un sistema nacional de cuidados.

    La propuesta del colectivo incluye centros de atención para adultos mayores y personas con discapacidad, así como servicios domiciliarios que incluyan a trabajadoras remuneradas del hogar, de salud y de rehabilitación, además de guarderías.

    Sin embargo, el centro de investigación considera que para el éxito de su propuesta se requiere voluntad política para una reforma constitucional y, finalmente, la asignación de un presupuesto para ejercer lo que se establezca en la ley.

  • Estrés causado por desigualdad de género cambia la estructura del cerebro de las mujeres, según estudio

    Estrés causado por desigualdad de género cambia la estructura del cerebro de las mujeres, según estudio

    Los cerebros de hombres y mujeres muestran diferencias en el grosor de su corteza en aquellos países donde hay mayores índices de desigualdad de género, según un estudio que publica la revista científica estadounidense PNAS. 

    La desigualdad de género se asocia con una peor salud mental y un peor rendimiento académico en las mujeres, recuerdan los investigadores, que examinaron la relación entre la desigualdad de género y la estructura cerebral a partir de 7.876 resonancias magnéticas de hombres y mujeres sanos de 29 países.

    El análisis reveló que, en los países con índices relativamente altos de desigualdad de género, el grosor cortical del hemisferio derecho del cerebro era más fino en las mujeres que en los hombres.

    Ese diverso grosor cortical se localizaba especialmente en regiones límbicas como el cíngulo anterior caudal derecho y el orbitofrontal medial derecho, así como el occipital lateral izquierdo, indica el estudio.

    Sin embargo, no había diferencias significativas en el grosor cortical entre mujeres y hombres en los países con mayor igualdad de género, señala la investigación, coordinada por Nicolas Crossley de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

    Los resultados sugieren «una posible relación entre la desigualdad de género y un mayor riesgo de problemas de salud mental y menor rendimiento académico», según los autores.

    Efecto peligroso de la desigualdad de género en el cerebro 

    Estos resultados «sugieren un posible mecanismo neural subyacente en los peores resultados de las mujeres en contextos de desigualdad de género, así como destaca el papel del ambiente en las diferencias cerebrales entre hombres y mujeres», agrega el estudio.

    Además, apuntan «al efecto potencialmente peligroso de la desigualdad de género en el cerebro de las mujeres y aportan pruebas iniciales de políticas de igualdad de género basadas en la neurociencia».

    Para su estudio, el equipo usó una métrica de desigualdad de género en la que combinó las dos más usadas: el Índice de Brecha de Género y el Índice de Desigualdad de Género.

    La hipótesis de partida de los investigadores fue que se observarían pocas diferencias estructurales en los cerebros de hombres y mujeres en los países con igualdad de género, y que las diferencias aparecerían con niveles más altos de desigualdad de género, como así se reveló.

  • Mujeres indígenas de Guerrero, víctimas de maternidad no deseada

    Mujeres indígenas de Guerrero, víctimas de maternidad no deseada

    El 80% de las mujeres indígenas que viven en la Montaña Alta de Guerrero se unió en matrimonio por usos y costumbres desde la infancia y la adolescencia, siendo víctimas de violencia sexual y sicológica.

    Así lo advirtió la diputada federal del PRD, Fabiola Rafael Dircio, quien expresó que para las mujeres indígenas no hay acceso a educación sexual para decidir sobre el momento en que quieren ser madres, pues sus familias son dueños de sus cuerpos y son ofertadas en su mayoría para hombres de las comunidades.

    Son zonas marginadas donde traemos por uso y costumbre, donde las niñas no deciden sobre su cuerpo. Los adultos permiten que se casen a temprana edad», lamentó.

    Para la legisladora de origen indígena y hablante de tlapaneco las niñas, adolescentes y mujeres indígenas de su región, no tienen la posibilidad de elegir libremente su maternidad ni las condiciones para su libre desarrollo, por lo que desea que esta práctica se erradique con la reciente reforma que permite penas de hasta 22 años de cárcel para quienes obliguen a casarse a niñas, niños y adolescentes  indígenas y afromexicanos.

    Recientemente la diputada perredista presentó una iniciativa para que se castigue a tutores,  e incluso a autoridades municipales, porque en las comunidades intervienen para dar fe a un evento de casamiento por usos y costumbres.

    Fabiola Rafael relató que muchas niñas y adolescentes de su región son violadas por sus propios padres y sus madres no actúan en favor de sus hijas. La situación de las menores se complica más al no hablar español como segunda lengua y en el ministerio público no haber intérpretes de tlapaneco. La diputada indicó que las edades promedio de embarazos son de 11 a 13 años.

    Las mamás no dan apoyo a sus hijas. No sé si por miedo, qué dirá la gente, miedo de quedarse solas, separarse del marido. Duele ver a una niña indefensa donde no hablan castellano o español, solo tlapaneco, es muy difícil que se presente al Ministerio Público o pedir ayuda, faltan traductores y voluntad de ayudar», lamentó.

    La parlamentaria manifestó que la maternidad se complica para las mujeres indígenas al tener que salir a trabajar para cosechar maíz, frijol, calabaza, y recibir un pago menor al que los varones.

  • Contexto laboral de las mujeres que son mamás en México

    Contexto laboral de las mujeres que son mamás en México

    Al reflexionar sobre la participación económica y la carga de cuidados que recae principalmente en las mujeres que son madres de familia, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) analizó los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) al tercer trimestre de 2022 para conocer las condiciones laborales que enfrentan las mujeres que son madres.

    En México, siete de cada diez mujeres que participan en el mercado laboral son madres, quienes generalmente enfrentan peores condiciones laborales que las mujeres sin hijos: 58% de las madres trabajan en la informalidad en comparación con 50% de las mujeres sin hijos. Esto implica que tienen un acceso limitado a seguridad social, enfrentan incertidumbre jurídica y perciben menores ingresos.

    ¿Cuántas madres hay en el mercado laboral?

    Las mujeres de 15 años de edad o más que son madres, en promedio tienen tres hijos o hijas. No obstante, su rol como cuidadoras no siempre es compatible con el mercado laboral. Menos de la mitad de las madres (44%) tienen un empleo o están en búsqueda de uno.

    Además, tener más hijos puede traducirse en una menor participación económica: 54% de las madres con un hijo tienen un empleo o están en búsqueda de uno, en comparación con 38% de aquellas con cuatro hijos y 27% con cinco hijos o más.

    Con respecto a la edad, en promedio, las madres con un empleo remunerado tienen 44 años. La mayoría de las madres ocupadas de 15 años o más son mujeres casadas (42%) o en unión libre (20%), seguido de madres solteras (15%) y separadas (11%). Tienden a contar con bachillerato, mismo nivel educativo que el total de mujeres que participan en el mercado laboral.

    Condiciones laborales que enfrentan las madres

    De acuerdo con el análisis, en el mercado laboral mexicano, las mujeres son más propensas a trabajar en la informalidad (54%) que los hombres (49%). Sin embargo, esa probabilidad aumenta si son madres (58%) e incrementa en función del número de hijos que tienen. Mientras que la mitad de las mujeres sin hijos están ocupadas en la informalidad, para quienes tienen 5 hijos o más esta proporción aumenta en 34 puntos porcentuales (84%).

    La informalidad además penaliza los ingresos, ya que estos tienden a ser menores en comparación con el ingreso que se percibe en un empleo formal. En promedio, las madres que laboran en la informalidad ganan 3,202 pesos al mes, contra 6,267 pesos mensuales que perciben aquellas que están en la formalidad.

    Asimismo, el ingreso promedio mensual de las mujeres que son madres disminuye conforme aumenta el número de hijas(os). Las madres que tienen cinco hijos o más perciben un ingreso promedio mensual de 3,793 pesos, lo que equivale a casi la mitad del ingreso mensual de una mujer sin hijos, que asciende a 7,508 pesos al mes.

    ¿A qué se dedican las madres en el mercado laboral?

    Respecto a los sectores económicos en los que participan las madres en el mercado laboral, se concentran principalmente en dos: comercio (26%) e industria manufacturera (16%). Estos porcentajes son muy similares a los de mujeres sin hijos (24% y 16%, respectivamente).

    Mientras que, en el sector de servicios profesionales, financieros y corporativos, solo 6% de las madres participan, en comparación con 11% de mujeres sin hijos. Sin embargo, las madres en el sector de servicios profesionales, financieros y corporativos tienden a estar ocupadas en la formalidad en mayor proporción (72%) que en los sectores de comercio (32%) e industria manufacturera (57%).

    Las condiciones que enfrentan las madres en el mercado laboral las hace más propensas a trabajar de manera independiente, ya que les otorga mayor flexibilidad y, por ende, les permite balancear su trabajo con las labores de cuidados. Esto se refleja en que tres de cada 10 madres son trabajadoras por cuenta propia, en comparación con una de cada 10 mujeres sin hijos.

    Barreras que enfrentan las madres para incorporarse al mercado laboral

    Una mujer en promedio dedica 40 horas a la semana a tareas del hogar y de cuidados, mientras que un hombre solo dedica 15.9 horas semanales. Esta situación se acentúa en los hogares con presencia de infantes menores de 6 años, en donde las mujeres aportan 3.4 veces más valor económico por las tareas no remuneradas que realizan a diferencia de los hombres.

    En contraste, en los hogares sin niños pequeños, las mujeres aportan 2.4 veces más valor económico. Esto agudiza las brechas de género en el mercado laboral puesto que reduce el tiempo disponible que las mujeres pueden ofrecer en la economía remunerada si así lo desean.

    Asimismo, las madres son más propensas a pausar sus carreras profesionales de manera temporal por motivos personales en comparación con los hombres. De acuerdo con una encuesta del IMCO sobre crecimiento profesional con perspectiva de género, 51% de las madres respondieron haber pausado su carrera profesional en comparación con 25% de las mujeres sin hijos. Con respecto a los hombres, esta proporción disminuyó a 20% y 21%, respectivamente.

    Las desigualdades entre mujeres y hombres que existen dentro del hogar se reflejan en el mercado laboral. Por lo que es necesario reflexionar sobre cómo mejorar las condiciones laborales con el objetivo de mejorar la calidad del empleo para ellas.

    Esto puede darse a través de políticas que fomenten su participación como promover que las condiciones de los puestos, en especial los de mayor jerarquía, se adapten a sus necesidades, así como promover programas escalonados para regresar al mercado laboral después de la maternidad. Es fundamental garantizar un sistema de cuidados formal corresponsable entre los hogares, el sector privado y el Estado.

  • Día de las Madres: ¿Qué derechos tienen las mujeres trabajadoras en su periodo de lactancia?

    Día de las Madres: ¿Qué derechos tienen las mujeres trabajadoras en su periodo de lactancia?

    Además de la celebración en el Día de las Madres en la que se conmemora el trabajo de las jefas del hogar, uno de los temas más importantes en este día son sus derechos laborales, principalmente durante el embarazo y la lactancia.

    De acuerdo con la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), las madres tienen derecho a seis semanas de descanso previas al parto y otras seis posteriores con el salario íntegro. Además, si las mujeres necesitan extender su periodo de descanso derivado del embarazo, tienen derecho a recibir el 50 por ciento de su ingreso total en un periodo no mayor a 60 días.

    La Ley Federal del Trabajo protege los derechos de las madres, y tienen hasta un año después del parto para regresar al puesto que desempeñaban sin ningún problema, en un lugar designado por la empresa con las condiciones de higiene adecuadas.

    ¿Qué derechos tienen las mujeres respecto a la lactancia en horas de trabajo?

    Tras su regreso al trabajo posterior al parto, las madres tienen derecho a dos reposos de media hora a lo largo del día para alimentar a su bebé, es decir, una hora al día que es adicional a su tiempo de comida. Esta medida aplica en el primer medio año, según explican las leyes.

    Hay una opción que en algunos casos se ofrece a las madres trabajadoras, y es que, en vez de los dos periodos, se reduzca la jornada laboral de la mujer; sin embargo, esto no es un derecho, sino una alternativa que se puede acordar con el patrón sin que se reduzca el salario bajo ningún motivo.

    Los artículos 176, 177 y 170 de la Ley Federal del Trabajo son los que respaldan a las mujeres trabajadoras y las medidas que protegen sus derechos, que servirán también para denunciar cualquier tipo de abuso de los empleadores.

  • Mujeres y agricultura: el futuro de Latam

    Mujeres y agricultura: el futuro de Latam

    En América Latina, como en muchas otras regiones del mundo, el trabajo que realizan las mujeres en el campo es menos remunerado que el de los hombres y también menos valorado. No obstante, las mujeres son un actor clave en la construcción de un sistema alimentario más sustentable, generador de desarrollo social.

    Alianzas público-privadas como la de PepsiCo Latinoamérica y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) contribuyen a impulsar una participación más equitativa de las mujeres en la región con proyectos como el Fondo de Agricultura de Siguiente Generación, que opera en Guatemala, República Dominicana y Ecuador.

  • Cuidado de hijos impide a 8% de mujeres integrarse a un empleo

    Cuidado de hijos impide a 8% de mujeres integrarse a un empleo

    El 8% de las mujeres no pueden volver a trabajar debido a la dificultad que representa el cuidado de los hijos, el doble frente a los hombres, reveló un estudio reciente.

    “Los desafíos del cuidado infantil siguen siendo una barrera para las mujeres que requieren un trabajo, lo que las lleva a enfocar su búsqueda de empleo en ocupaciones en las que puedan tener un mejor balance entre el trabajo y la vida del hogar”, detalló Martha Barroso, Directora de People & Culture LATAM de ManpowerGroup, empresa responsable de la investigación.

    El estudio titulado ‘Lo que las Mujeres quieren en el Trabajo’ detectó también que el 7% de las mujeres no pueden sumarse al mundo del trabajo por ser responsables de las tareas del hogar.

    De acuerdo con datos del INEGI las mujeres en México dedican 40 horas a las labores domésticas no remuneradas, mientras los hombres sólo dedican 15.9 horas.

    En contraste, únicamente uno de cada cuatro hombres que buscan empleo esperan que su trabajo cuente con licencia de paternidad, misma que la Ley Federal del Trabajo estipula en un periodo de cinco días.

    “Mientras no exista una cultura organizacional que tome conciencia y acción sobre la paridad de género y el involucramiento del hombre en las tareas del hogar y cuidado de los niños seguirá siendo mal visto”, destacó Martha Barroso.

    El estudio también señala que es indispensable ver que la brecha del agotamiento entre mujeres y hombres, la cual casi se ha duplicado.

    El año pasado, una de cada tres mujeres consideró dejar la fuerza laboral o cambiar su carrera profesional, un aumento significativo de una de cada cuatro en los primeros meses de la pandemia.  Incluso el 19% de las mujeres desea que su jefe comprenda los desafíos de ser una madre que trabaja

    De acuerdo con el reporte Lo que las Mujeres quieren en el Trabajo, las madres trabajadoras buscan:

    • Más flexibilidad en los horarios de inicio y finalización;
    • Más oportunidades para aprender y mejorar;
    • Más flexibilidad para elegir cómo realizar su trabajo; y,
    • Más estabilidad – menos miedo a perder mi trabajo.
  • Un estudio halla diferencias en el cerebro de hombres y mujeres, pero solo en los países con mayor desigualdad de género

    Un estudio halla diferencias en el cerebro de hombres y mujeres, pero solo en los países con mayor desigualdad de género

    Muchos estudios han mostrado que en los países donde la desigualdad de género es mayor, las mujeres tienen más riesgo de sufrir enfermedades mentales y suelen tener menos éxito en los estudios que los hombres. El cerebro de una persona, como la cantidad de grasa acumulada en la barriga o la fuerza de los músculos, cambia con las circunstancias del entorno, aunque a veces, ocultas por el cráneo, esas transformaciones no parezcan tan evidentes. En China, por ejemplo, se ha observado que la demencia es mayor entre las mujeres que entre los hombres, y se ha identificado la falta de ejercicio o el analfabetismo como factores de riesgo para sufrir este tipo de enfermedad.

    Para comprobar si las circunstancias de mayor o menor desigualdad entre sexos se relaciona con diferencias en la estructura del cerebro de hombres y mujeres, un grupo internacional de científicos tomó casi 8.000 imágenes por resonancia magnética de personas de 29 países. En un artículo que ha publicado la revista PNAS afirman que en los países con mayor igualdad de género, medida con el Índice de Desigualdad de Género y el Índice de Brecha de Género, no se observaron diferencias significativas entre los cerebros de unos y otros. Sin embargo, donde había una mayor desigualdad, vieron que el grosor del lado derecho de la corteza cerebral era menor en las mujeres.

    Los autores reconocen la complejidad de los índices de desigualdad de género que a su vez interactúan con diferentes mecanismos biológicos, pero tienen hipótesis para explicar sus observaciones. La corteza cingulada anterior y la orbitofrontal, donde se encontraron diferencias de grosor, se han relacionado con respuestas a la desigualdad o resistencia a la adversidad. Además, se han visto cambios en estas regiones en dolencias donde el estrés se considera un mecanismo central y se ha visto cómo adelgaza durante la depresión o se reduce por el estrés postraumático.

    Nicolás Crossley, profesor de la Pontificia Universidad Católica de Chile y coautor del estudio, explica que este tipo de trabajos apuntan a un efecto observable de la desigualdad de género en el cerebro en las personas que se ven expuestas a una subordinación permanente e incluso a la violencia física. Aunque el estudio no establece una relación de causalidad, y “estos resultados no son necesarios para defender que la desigualdad de género está mal”, cree que puede dar peso a los argumentos a favor de políticas que reduzcan la desigualdad. “En todas las legislaciones, cuando hay un acto de violencia, si ese acto está asociado a cambios visuales y significativos en el otro, la gravedad de la violencia se considera mayor. Con nuestro trabajo, en cierta forma, demostramos que existe un daño real producto de la inequidad de género”, defiende.

    Origen de las diferencias

    Para Crossley, estos resultados también pueden influir en las ideas sobre el origen de las diferencias entre hombres y mujeres que se encuentran en las sociedades de todo el mundo: “Hay gente que defiende que estas diferencias en los roles sociales son fruto de las diferencias biológicas y aquí mostramos que algunas de esas diferencias pueden cambiar por el ambiente social”. Además de influir en la forma de ver el origen de las desigualdades, los autores, en una frase cuestionada por otros colegas que no han participado en el estudio, afirman en la introducción de su artículo que sus resultados “proporcionan pruebas iniciales para unas políticas para la igualdad de género informadas por la neurociencia”. Según el investigador chileno, la capacidad para medir cambios cerebrales y relacionarlos con modificaciones de las políticas de género puede servir para “hacer un seguimiento sobre cómo se reflejan en estas mediciones cerebrales ciertas intervenciones públicas o decirnos en qué momentos críticos del desarrollo de una persona es más importante aplicar unas políticas públicas”.

    Una persona se somete a un escáner cerebral.
    Una persona se somete a un escáner cerebral.NOLAN ZUNK/UNIVERSIDAD DE TEXAS EN AUSTIN

    Bruce Wexler, profesor de la Universidad de Yale, cree que “lo más sorprendente habría sido que los investigadores no hubiesen encontrado diferencias en los cerebros de hombres y mujeres allí donde las mujeres tienen trabajos mucho menos estimulantes intelectualmente, han tenido poco acceso a la educación o no son incentivadas para realizar actividad física”. “Además, en esos países, se ven sometidas a violencia, que ya sabemos que puede afectar al volumen del cerebro, y los datos citados por los autores mostrando más depresión y otros problemas de salud mental deben significar que hay cambios en la función cerebral y en algún nivel de la estructura del cerebro”, explica Wexler. Es autor del libro Cerebro y cultura (Brain and Culture), en el que explora las sinergias entre la neuroplasticidad humana y el hecho de que los humanos cambian su entorno que, a su vez, cambia sus cerebros.

    Wexler cuestiona que la afirmación de los autores sobre el valor de sus resultados para fomentar políticas de igualdad se sustente. Cree que, “aunque las resonancias, por esa capacidad de medir el cerebro, puedan impresionar a algunas personas y moverlas a actuar, otra gente puede afirmar con razón que esta tecnología no cambia nada en la necesidad de afrontar la desigualdad, que ya se justifica por muchos motivos”. En resumen, el investigador es escéptico sobre la posibilidad de cambiar la opinión de los políticos o del público con resultados como los de este estudio, pese a su mérito científico.

    María Ruz, directora del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento de la Universidad de Granada, alaba que el estudio haya incluido a una gran cantidad de participantes, pero cree que la interpretación de los resultados no es sencilla. “Que se asocie un mayor o menor grosor cortical a algún tipo de daño no me parece correcto”, afirma. “En el hipocampo, del que hablan en la introducción, se ha visto variación en el tamaño por estrés, pero ellos no ven el efecto en el hipocampo”, explica. “Una cosa que creo que hacen muy bien es dejar claro que el cerebro es plástico y cambia con variables socioculturales. Pero la asociación entre regiones cerebrales y funciones mentales es mucho más compleja de lo que la gente se imagina”, apunta. “Las áreas que encuentran se han asociado a las funciones que mencionan, pero también a otras muchas otras, y un mayor o menor grosor en esa región del cerebro no es algo necesariamente negativo.”, concluye.

    Pese a la importancia de reconocer cómo el cerebro explica el comportamiento humano, los expertos también advierten de la equivocación que supone utilizar medidas aparentemente objetivas de un órgano —sobre el que aún se desconoce mucho— para sacar conclusiones sociales o políticas desmesuradas. Los propios autores apuntan a la necesidad de nuevos estudios, como algunos que observen a grupos humanos cuyos niveles de desigualdad hayan variado a lo largo del tiempo para empezar a entender los motivos de las diferencias observadas.

  • Homicidios dolosos de mujeres suben 8.7% en tres meses del 2023

    Homicidios dolosos de mujeres suben 8.7% en tres meses del 2023

    Durante el primer trimestre de este año, los homicidios dolosos de mujeres se han incrementado 8.7% en comparación con el año pasado. El principal medio para cometer los crímenes son las armas de fuego.

    Datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública dan cuenta que las mujeres víctimas de homicidio doloso pasaron de 620 casos en el primer trimestre de 2022 a 674, para el mismo periodo de 2023.

    Del total de los casos reportados entre enero y marzo de este año, en al menos 71.2% se utilizó un arma de fuego: durante el mismo periodo de 2022, en 73.5% de los crímenes se usaron.

    Asimismo, en el primer trimestre de este año Guanajuato se coloca, hasta el momento, como la entidad más violenta, con 103 víctimas, seguido del Estado de México con 91 y Chihuahua, con 59 homicidios dolosos de mujeres.

    Ligera baja en feminicidios

    A lo largo de los primeros tres meses de 2023, a nivel nacional se reportaron 227 feminicidios, cifra que representa una disminución de 7.7% víctimas en comparación con el mismo periodo de 2022.

    No obstante, el uso de armas también se mantiene como una de las principales formas de cometer el crimen ya que, de enero a marzo de este año, 28% de los casos el feminicidio fue cometido con armamento, mientras que en 2022, la cifra fue de 25.2 por ciento.

    Para este delito, el Estado de México (25); Oaxaca (23) y Veracruz (19) son las entidades con el mayor número de feminicidios.

    Si se suman los homicidios dolosos y el feminicidio, en el primer trimestre de 2023 suman 901 víctimas, 3% más que las 870 reportadas para los mismos meses del 2022.

    En el caso de otras violencias contra las mujeres, el reporte más reciente del SESNSP indican que, entre enero y marzo de este año, al menos 30,680 mujeres fueron víctimas de algún delito, la gran mayoría (73.4%) fueron lesiones.

    Evolución de violencia

    Sobre el tema, Adriana Ortiz-Ortega, subdirectora de Género, Diversidad e Inclusión del ITAM, expresó que la creciente violencia contra las mujeres es un fenómeno que se presenta primeramente como una violencia física, acompañada de la emocional —siendo esta última la más reportada en los últimos años— y que concluye con la muerte de las mujeres.

    Resaltó que tanto la violencia generalizada, como los asesinatos, se han visto agudizados por una mayor circulación de armas en el país, y esto “ha hecho que también en el patrón de feminicidio aumente el uso de arma para matar a la mujer”.

    Y es que, aunque la también economista y politóloga, señaló que la violencia que se presenta en México mata a hombres como a mujeres, en el caso de ellas es un fenómeno en el cual encontramos un recrudecimiento del desprecio y desdén hacia la mujer, que viene acompañada de la violencia sexual y la ocurrencia de los casos en esfera pública.

    Por ello, consideró que el incremento de la violencia, y muertes sin duda es un tema cultural, y de faltas de compromiso con las políticas públicas.

    Concluyó que las violencias se han incrementado debido a que las mujeres cada vez más han reclamado su espacio en el territorio.