Guanajuato ocupa el último lugar del ranking del estudio en el desempeño de las mujeres en la economía, revela el estudio Estados con Lupa de Género elaborado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
Guanajuato se ubicó en la última posición principalmente por tener la mayor proporción de mujeres que trabajan jornadas largas -es decir, más de 48 horas semanales-. Además, observa una mayor desigualdad en términos del trabajo no remunerado, pues las mujeres de la entidad dedican 79% más tiempo que los hombres a estas actividades, lo que acapara o limita el tiempo que pueden ofrecer en el mercado laboral.
Después de Guanajuato le siguen Veracruz, Zacatecas, Oaxaca y Puebla y Michoacán, Entidades queobtienen un nivel de desempeño bajo ya que, en promedio, hay más mujeres en pobreza laboral (51%), más violencia de género (10.8 homicidios femeninos por cada cien mil mujeres) y mayor desigualdad en tareas del hogar y de cuidados.
Las trayectorias de crecimiento profesional de las mujeres son desconocidas; no hay datos para dimensionar y monitorear su participación en mayores puestos jerárquicos.
A pesar de haber Entidades que cuentan con mejores condiciones que otras, en ninguna de las 32 se ofrecen condiciones laborales óptimas para ellas, ya que en promedio obtuvieron menos de 50 de 100 puntos posibles en el ranking general.
Ambas conclusiones se desprenden de la encuesta “Las mujeres y la salud”, dirigida por la profesora María Teresa Ruiz Cantero, catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Alicante, y realizada por la compañía biofarmacéutica Organon.
El objetivo del estudio es analizar las percepciones acerca del estado de la salud de las mujeres en España y contribuir a entender mejor sus necesidades en este ámbito.
La salud de la mujer
Según la investigación, el 58 % de las mujeres declaran no tener ninguna enfermedad o problema de salud, el 35 % indica que padece alguna morbilidad diagnosticada y el 7 % explica que tiene una enfermedad o problema de salud pero aún no cuenta con un diagnóstico definitivo.
Además, el 68 % de las encuestadas perciben su estado de salud como bueno o muy bueno y reconocen preocuparse bastante o mucho por su estado de salud.
Sin embargo, el 50 % de estas reconoce esperar a tener síntomas graves para ir al médico.
“Los múltiples roles sociales que desempeñan las mujeres influyen en la autopercepción de su salud, en el reparto de su tiempo y en la priorización del cuidado de sí mismas. En este sentido llama enormemente la atención que el 50 % de todas las mujeres suelen esperar a tener síntomas graves para acudir al médico. Esta conducta asciende hasta el 58 % en el grupo de mujeres que no concilian, pero no es mucho menor en el grupo de las que concilian, pues desciende hasta el 46 %”, subraya la directora de la encuesta.
En esta misma línea, el doctor Manuel Anxo Blanco Ramos, director ejecutivo de Relaciones Institucionales de Organon, aboga por impulsar una salud con perspectiva que tenga en cuenta todos los factores que afectan a la salud de las mujeres, así como entender lo que a ellas más les importa respecto a su propia salud.
Conciliación y autopercepción de la salud, interrelacionadas
Más de la mitad de las mujeres considera que su contexto familiar y laboral les ha facilitado encontrar el equilibrio para la conciliación entre trabajo y familia.
No obstante, un 21 % de las encuestadas siente que todavía hacen falta más herramientas y recursos para conseguir una conciliación efectiva. Por otra parte, el 28 % considera que puede conciliar en ocasiones.
Una cuestión que influye notablemente en la autopercepción de la salud, puesto que el 72 % de las mujeres que concilian creen que su estado de salud es bueno o muy bueno, frente al 65 % que declara lo mismo en el grupo de las que no concilian.
Aunque siempre hay excepciones, y un 5 % de las mujeres que pertenecen al grupo que concilia siente que su estado de salud es malo o muy malo, la mitad que en el caso de las que no concilian.
Los hábitos saludables en la mujer
La conciliación impacta de manera positiva en las mujeres, ya que las mujeres que concilian realizan conductas promotoras de la salud en mayor medida. Así, el 61 % afirma que tiene rutinas de sueño de siete u ocho horas. Mientras que en el caso de las mujeres que no concilian u ocasionalmente, sólo el 41 % cuida de su rutina de sueño.
En cuanto a las revisiones ginecológicas, el 52 % de las mujeres que concilian solicitan revisiones de manera periódica, frente al 39 % del grupo que no concilia.
Asimismo, el 41 % del grupo con posibilidad de conciliar consulta a su médico de Atención Primaria o al especialista cuando tiene dudas de salud, lo que en el caso de las mujeres que no concilian ocurre en el 31 % de los casos.
Por otra parte, llevar una vida activa mediante la práctica de ejercicio físico de manera regular, es un hábito que afirma realizar el 39 % de las mujeres que concilian trabajo y familia, frente a un 26 % que no concilia.
Infografía “Las mujeres y la salud”. Foto cedida
Según explica Ruiz Cantero, a mayor conciliación, hay un mejor estado de salud y más condiciones que les facilitan promover su salud.
“Si bien el nivel socioeconómico se ha mostrado científicamente en la base de las desigualdades en salud, la encuesta aporta información sobre otro determinante, el de la conciliación familiar, del que existe menos conocimiento respecto a su impacto en la salud de las mujeres. Debería servirnos como impulso para seguir favoreciendo la conciliación como una de las mayores palancas con efecto positivo sobre la salud de las mujeres”, apunta la profesora de la Universidad de Alicante.
¿Cómo distribuyen su tiempo las mujeres?
Del tiempo total del que disponen en una semana normal las mujeres que sí concilian, el 21 % de su tiempo lo dedican al trabajo fuera del hogar y un 10 % al cuidado de terceros; mientras que el grupo que no concilia destina el 35 % del tiempo al trabajo fuera del hogar y el 15 % al cuidado de terceros.
En cuanto a la gestión del tiempo libre, las mujeres que no concilian apenas dedican un 7 % de su tiempo al ocio, un 7 % al cuidado personal y un 4 % a la práctica de deporte, todos ellos hábitos asociados a un buen estado de salud.
Y frente a esto, las mujeres que concilian realizan estas conductas en mayor proporción, ya que declaran destinar un 12 % de su tiempo al ocio, un 11,5 % al cuidado personal y un 7 % a la práctica de deporte.
El Dr. Manuel Anxo Blanco Ramos, director ejecutivo de Relaciones Institucionales de Organon y la Prof.ª María Teresa Ruiz Cantero, catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Alicante/Foto cedida
En lo que va del año, la generación de empleo ha recaído en el sector informal, además de que las mujeres han estado en desventaja frente a los hombres.
Datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) muestran que a febrero se han creado 399 mil 379 plazas laborales en el país.
De estas plazas, ha habido una creación neta de 564 mil 600 plazas informales y una reducción de 165 mil 221 plazas formales.
Esto ha traído como consecuencia que la tasa de informalidad laboral se incremente en el lapso referido, ya que pasó de 54.9% al cierre de 2022 a 55.5% en febrero de este año.
Por género, las mujeres han sido las más perjudicadas en cuanto a empleos en lo que va del año.
Para ellas, ha habido una destrucción neta de empleos de 207 mil 480 puestos, de los cuales 169 mil 934 plazas (81.9%) han sido en la formalidad y 37 mil 546 empleos (18.1%) fueron en la informalidad.
En cambio, para los hombres se ha registrado una creación neta de 606 mil 859 plazas laborales, de las cuales 602 mil 146 puestos (99.2%) fueron en la informalidad y los restantes cuatro mil 713 (0.8%) puestos se observaron en la formalidad.
LA TASA
Con este comportamiento, la tasa de informalidad se elevó para ambos sexos durante el primer bimestre del año.
Para las mujeres, ésta ascendió de 56.0 a 56.4% de las ocupadas, mientras que para los hombres pasó de 54.1 a 54.9% de la población.
El Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) alertó que el comportamiento del primer bimestre es reflejo de los problemas estructurales del mercado laboral mexicano, en el que no sólo no se tiene una estrategia de mediano y largo plazo para reducir la informalidad, sino que tampoco se aborda el problema de la brecha de género.
En el caso de la informalidad, aún no se enfrentan temas de cómo universalizar la seguridad social, de tal manera que patrones y gobierno puedan brindar condiciones laborales dignas y de calidad, para que haya situaciones básicas como tener contrato escrito, y que existan prestaciones como el aguinaldo y vacaciones.
Y para el tema de la desigualdad de género que pone en desventaja a las mujeres en el mercado laboral, el Imco asegura que no se ven esfuerzos sostenidos para abordar asuntos como la desproporcionada carga de labores domésticas y de cuidados, las condiciones laborales rígidas o la violencia que padecen las mujeres.
Por eso, el organismo explica que tanto autoridades federales como locales deben establecer incentivos para que en las organizaciones se transparente la proporción de mujeres en puestos de toma de decisiones, además de que ofrezcan condiciones que reconozcan la carga de cuidados que absorben las mujeres.
LA TASA DE PARTICIPACIÓN
La inserción laboral se mide a través de la tasa de participación, que es la proporción de personas en edad de trabajar (15 años y más) respecto de la Población Económicamente Activa (PEA), es decir la suma de los ocupados y los desocupados.
En este sentido, en el primer bimestre la tasa de participación se elevó de 59.7 a 60.2% de la PEA entre diciembre de 2022 a febrero de 2023. Para los hombres, el incremento fue de un punto porcentual, al pasar de 75.5 a 76.5% de la PEA.
En cambio, para las mujeres, hubo una ligera disminución de 45.8 a 45.7% de la PEA femenina el periodo de referencia.
Toda la obra publicada de las escritoras mexicanas Elena Poniatowska (1932), Margo Glantz (1930) y Cristina Pacheco (1941) constituye la primera oferta de la Biblioteca Casul de Escritoras, que alberga la Casa Universitaria del Libro (Casul) de la UNAM, ubicada en la colonia Roma.
La idea es mantener viva la obra de estas escritoras, que ya son iconos de la cultura literaria del país. Y vale la pena que las nuevas generaciones las conozcan, encuentren todos sus títulos y tengan un espacio agradable para leerlas”, comenta en entrevista Guadalupe Alonso, directora de Casul.
La Casa Universitario del Libro busca que los jóvenes se acerquen. Es un faro de la UNAM en la colonia Roma, que es un barrio vibrante. No tenía un espacio abierto para que la gente viniera a consultar libros, a leer, por eso creamos la biblioteca”, afirma.
Explica que el acervo de las escritoras se ha instalado en el Salón del Vitral de la casona, donde ya existen unos libreros y se colocarán sillones, sillas y mesas para la consulta.La primera en llegar fue la obra de Poniatowska, autora de cerca de 50 títulos. Después, recibimos unos 30 libros de Glantz. Acaban de entrar los de Pacheco, que son unos 40 volúmenes. Y hace unas semanas incluimos todos los números de la colección Vindictas, que publica la UNAM. Además, tengo en la mira incluir la obra de Elsa Cross, Angelina Muñiz-Huberman y Aline Pe-
ttersson, entre otras”, agrega.
Alonso añade que la biblioteca se ha conformado tanto por adquisiciones en librerías nuevas y de viejo, como por donaciones de las librerías Gandhi, El Péndulo y La Torre de Lulio, así como de la editorial Océano y las familias de las escritoras.
Emprendemos una investigación sobre la obra de la autora elegida. Nos llevamos entre dos y tres meses en ubicar toda su obra, porque hay títulos que no están accesibles, que se han dejado de reeditar. Y si, como en el caso de Sopita de fideo, de Pacheco, que ya tiene 19 reimpresiones, procuramos tener la más reciente”.
Alonso señala que se harán muebles especiales para la biblioteca. “Esperamos que la gente sea respetuosa de los libros, que los trate bien y no se los lleven. Daremos toda la confianza, no se necesitará registro previo”.
La donación de la obra publicada de Pacheco, que se realizó el pasado 29 de marzo, incluye libros como El corazón de la noche, Cuarto de azotea, Zona de desastre o La luz de México: entrevistas con pintores y fotógrafos.
La Casa Universitaria del Libro está ubicada en Orizaba 24, colonia Roma.
El Consejo de la Judicatura Federal (CJF) publicó la mini web «Justicia para las mujeres», el primer sitio donde se puede consultar la jurisprudencia internacional en materia de género. Contiene infografías sobre los conceptos en la materia, además de un podcast. El objetivo es poner a disposición de las personas juzgadoras, abogados e interesados en la materia dichas herramientas jurídicas.
El CJF informó que “Justicia para las mujeres” es el primer sitio web especializado en profundizar en la jurisprudencia internacional en materia de género de los dos documentos principales en la materia: la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, Belém do Pará y la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW).
El micrositio se encuentra en la página web del CJF y alberga fichas e infografías didácticas de los conceptos más comunes o especializados sobre el tema, así como un podcast sobre los casos más relevantes en la materia.
El órgano encargado de la administración, vigilancia, disciplina y de la carrera judicial del Poder Judicial de la Federación (PJF), señaló que los análisis y sistematización de los contenidos se tomaron, como referente y guía, de los elementos propuestos por Relatorías Especiales y Comités de Naciones Unidas en materia de derechos humanos que se denominan: “método de desempaque de derechos”.
De esta forma, agregó, el CJF a través de la por la Dirección General de Derechos Humanos, Igualdad de Género y Asuntos Internacionales (DGDHIGAI), ofrece estas herramientas para que el personal del PJF, organizaciones de la sociedad civil, personas activistas, litigantes y academia, se apropien de los contenidos, la interpretación y los alcances de la CEDAW y la Convención Interamericana Belém do Pará, dos instrumentos internacionales contra la discriminación y la violencia que viven las mujeres.
Desde esta perspectiva, explica la DGDHIGAI, se reconoce el carácter endémico de la discriminación y violencia que viven las mujeres que habitan en México.
“Justicia para las mujeres” es un proyecto formativo, narrativo y de divulgación que apunta a una transformación cultural desde el interior de las instancias encargadas de garantizar el acceso a la justicia a las mujeres en su diversidad. El sitio puede consultarse en los siguientes links: https://apps.cjf.gob.mx/dgetd/#/sistemas/sitio-de-convenciones https://apps.cjf.gob.mx/convenciones/#/justiciaMujeres
Te preguntarás por qué empiezo este artículo con tal declaración. Simple, es difícil decirlo abiertamente ya que no sé cómo es que las personas van a reaccionar, pero al mismo tiempo me es muy simple decretarlo, pues soy parte de AD, un equipo que está conformado —casi— en su totalidad por mujeres.
Esto resulta sorprendente aún en 2023, ya que es un título especializado en arquitectura y diseño, dos artes que hasta hace poco tiempo se concentraban en los hombres, tan es así que los buscadores siguen corrigiendo la palabra ARQUITECTAS, por arquitectos, en masculino. Pero, no es que las obras de Barragán no estremezcan mis sentidos o que el trabajo de Aravena no me inspire a salvaguardar a mi comunidad, pero me encantaría leer más el nombre de las mujeres creativas en proyectos y en medios. Históricamente, las mujeres han (hemos) quedado en un rincón; es decir, nuestros nombres no son fuertemente gritados en medio de alabanzas y vitoreos y tampoco suelen aparecer en las pláticas al respecto, pero aquí estamos.
Pensemos en las mujeres que han roto reglas en la arquitectura como Zaha Hadid o Frida Escobedo. Si bien son nombres fuertes, también son pocos y aún con ello vamos dejando huella desde nuestra trinchera y con lo que tenemos al alcance. Yo, por ejemplo, desde mi pluma —que hoy está dedicada a las mujeres que hacen de estos medios espacios seguros, inclusivos y creativos— he decidido priorizar el talento femenino, pues estará siempre en mis valores personales.
Ya no somos musas, somos creadoras, somos arquitectas, somos diseñadoras, somos comunicadoras, somos especialistas. Por ello, reuní las visiones de cinco mujeres que dentro del gremio han puesto el nombre de la arquitectura y el diseño tan alto como se lo han propuesto. Ellas son Maye Ruiz, Rebeca Cors, Melissa Ávila, Olga Hanono y Kalinka Mikel.
Maye Ruiz.Diego Padilla
Maye Ruiz
«Ser mujer en el mundo creativo, es resistir.
Implica la responsabilidad de ser coherente, de cuestionarte, de romper con esquemas patriarcales y verticales en el mundo creativo; abrir la conversación a un espacio colaborativo; más incluyente, más sororo, más empático con las nuevas maternidades.
Implica también informarnos, comunicarnos, inspirarnos y educarnos juntas por un presente y un futuro con más equidad de género, que logre romper los estigmas e ideas arcaicas del pasado, pero para ello, no basta sólo con marchar un día al año, es una lucha diaria que implica tener conversaciones incómodas, alzar la voz ante los abusos y las conductas machistas.
Estoy viviendo una nueva oleada de mujeres que con todo y nuestros patrones del pasado, nuestras inseguridades, luchas y miedos, estamos caminando juntas hacia un cambio.
Para mi, co-laborar es la clave para ser una mujer creativa hoy».
Rebeca Cors.Fabián Martínez.
Rebeca Cors
«Ser mujer creadora, en México,
Es una entrega al replanteamiento del sistema patriarcal.
Es romper paradigmas.
Es perseverancia y fortaleza.
Es tribu y comunidad.
Es gratitud y reciprocidad.
Es un constante asombro al tesoro contenido en nuestras raíces.
Es respeto y preservación a la artesanía y a los oficios.
Es un constante aprendizaje.
Es creer en ti».
Melissa Ávila.Daniel Patlán
Melissa Ávila
«Ser mujer en el mundo creativo es como estar en nuestro hábitat, navegar el mundo sin caretas.
No importa a lo que te dediques, la creatividad es nuestra naturaleza genuina, en y para distintos aspectos de la vida.
Desde un lugar más terrenal, continúa siendo un reto y a la vez una responsabilidad, pues aunque otras mujeres araron el camino seguimos en la lucha de visibilizar las inequidades presentes de nuestro entorno y a su vez seguir cuidando y continuar este trabajo».
Olga Hanono.Cortesía Lladró.
Olga Hanono
“El mundo creativo ha sido para mí un campo de crecimiento y experimentación personal ilimitado que me ha forjado en el campo artístico con colaboraciones internacionales que me han permitido tener proyectos innovadores y representar a mi país como mujer creativa mexicana”.
Kalinka Mikel.Cortesía Kalinka Mikel.
Kalinka Mikel
“Para mí ser una mujer en el Diseño Interior es una gran oportunidad para explorar conceptos y materializarlos. Representa una íntima forma de expresión artística integral en constante evolución”.
Antes de finalizar lo que yo considero una carta de amor a mi género y a las creativas, quisiera reconocer a mi equipo, a mi familia AD. Katia Contreras al frente del timón nos guía acertada y productivamente. Loredana Matute inspira en cada palabra que dice y escribe, es apasionada como nadie. Mariela Martínez, al mando del espacio web, me ha permitido ser parte de su vida y eso implica entenderla a través del diseño y del arte, al igual que a Fernanda Toral, quien con su amor por las letras, sabe cómo entender al diseño y a las mujeres desde la primera consonante.
Gracias a ellas por ser parte de mi historia y porque juntas abrimos el espacio para todas las creativas que conforman nuestro gremio. Y gracias a las creativas, Maye, Rebeca, Melissa, Olga y Kalinka que nos inspiran, nos hacen creer en el poder del arte y sobre todo, que forman parte de nuestros espacios seguros.
Las universidades públicas andaluzas han mostrado recientemente su rechazo a la exclusión de las mujeres afganas de la educación superior. Esto supone, además de un atropello de los derechos humanos, el empobrecimiento global.
Conviene recordar que en España las mujeres consiguieron acceder a los estudios universitarios hace relativamente poco tiempo, a pesar del origen medieval de la institución. Una ausencia que evidencia la concepción androcéntrica de la historia y el predominio de una cultura que ha recluido a las mujeres al ámbito privado, como esposas, madres y cuidadoras. Los impedimentos para el acceso de las mujeres al conocimiento significaron entonces, y significan hoy, su exclusión del poder, reservado a los varones.
¿Cuándo accedieron a los estudios superiores?
La irrupción de la mujer en la universidad española tuvo un recorrido lento y lleno de obstáculos y su presencia no se constata hasta finales del siglo XIX. Desde un punto de vista político no se había planteado la posibilidad de que las mujeres accediesen a los estudios superiores, concebidos hasta la fecha para élites varoniles.
En un contexto social en el que no se presuponía el acceso de cualquier hombre a la universidad, menos aún se contemplaba la posibilidad de que lo hiciese una mujer. Es cierto que los hombres también podían verse excluidos del espacio universitario en base a las categorías sociales que imperaban en la época, pero nunca por razón de su sexo.
Las mujeres, en cambio, solo quedaban excluidas por el hecho de ser mujer. Sin embargo, ninguna disposición normativa prohibía el acceso de las mujeres a los estudios universitarios, aunque la presunción conceptual jugó a favor del varón. Omisión que pudo deberse a un descuido del legislador que tan siquiera se planteó esta posibilidad.
Entonces, si no estaba prohibido expresamente, ¿podían acceder a los estudios superiores? A finales del siglo XIX varias mujeres solicitaron examinarse de segunda enseñanza, y sus peticiones fueron estimadas favorablemente porque no contravenían ninguna norma jurídica. Es cierto que las fuentes de la época recogen algunos de los inconvenientes que causaba la reunión de hombres y mujeres en las clases, pero finalmente, prevaleció el derecho de la mujer a la educación. Las peticiones se hicieron más frecuentes y abrieron la puerta a otras mujeres, pues las respuestas se extendían a quienes se encontraran en la misma situación.
Pronto dejaron de conformarse con los estudios de Bachiller y solicitaron acceder al examen de Grado. Fue el caso de Dolores Aleu Riera y María Elena Maseras Ribera, que consiguieron realizar el examen de Grado en Medicina en la Universidad de Barcelona en 1822. Aunque, en esta ocasión, la autorización fue más restrictiva y no era de aplicación a otros supuestos similares, lo que constataba la restricción en el acceso. Hasta tal punto que una Real Orden de 11 junio de 1888 se pronunció expresamente sobre esta cuestión: se admitía a las mujeres como alumnas, pero de enseñanza no oficial. Esto significaba que no podían acceder a las clases, salvo para realizar los exámenes oportunos, previa consulta a la autoridad superior, que entonces era la Dirección General de Instrucción Pública del Ministerio de Fomento.
Esta norma restrictiva estuvo en vigor hasta el año 1910 cuando, en el contexto de la Institución Libre de Enseñanza, se dejó sin efecto por considerarla un trámite injusto para las aspirantes a los estudios superiores. Ese mismo año, el 2 de septiembre, una real orden otorgaba validez a los títulos universitarios obtenidos por mujeres.
De estudiantes a profesionales
La real orden de 2 de septiembre permitía el acceso al espacio universitario, en calidad de alumnas, pero también abría las puertas a la carrera académica, pudiendo incorporarse como docentes e investigadoras a las facultades y centros universitarios nacionales.
Las facultades con mayor número de alumnas matriculadas fueron las de Farmacia, Filosofía y Letras y Ciencias, por ofrecer estas un mayor abanico de salidas profesionales. Los estudios menos solicitados eran precisamente los jurídicos, por presentar un campo profesional restrictivo para las mujeres: se les permitió el ejercicio de la abogacía, pero se mantuvieron restricciones de acceso a procuraduría, notarías y registros de la propiedad, salvo durante el período de la II República.
En el caso de la judicatura, las mujeres no pudieron acceder a la carrera judicial hasta el año 1966, lo que supuso una regresión en sus avances, pues tras haber conquistado el espacio académico, se frenó su acceso a la igualdad y a la posibilidad de ejercer otro rol, el atribuido por la tradición y la costumbre a los hombres.
A todo ello se añadían otras dificultades: el elevado coste económico de la expedición del título del grado y el contexto sociocultural que disuadía a las mujeres de ocuparse de trabajos relacionados con el derecho. Por todo ello, apenas han pasado cien años desde que se colegiara la primera mujer abogada, algunos menos desde que accediese al cuerpo de registradores de la propiedad y notaría, y apenas cuarenta y cinco desde que ingresara en la Escuela Judicial.
Celia Prados García, Profesora de Derecho Civil. Directora de la Cátedra de Estudios de las Mujeres Leonor de Guzmán., Universidad de Córdoba
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
Existen películas que a primera vista parecen una comedia; sin embargo, tienen un mensaje profundo e inspirador sobre el sentido de la vida. Y ¿Dónde estás, Bernadette? es una de estas películas.
Protagonizada por Cate Blanchett, este filme dirigido por Richard Linklater cuenta la historia de Bernadette Fox, una famosa arquitecta retirada que vive con su esposo e hija en Seattle.
No obstante, ante la propuesta de su hija de hacer un viaje familiar a la Antártida, Bernadette se siente poco convencida y decide huir sola para reencontrarse consigo misma y buscar la verdadera felicidad. Pero hay muchas cosas que se puede aprender de ella, te damos 7 razones que despertarán en ti el interés de verla.
Una comedia inspiradora sobre una madre amorosa que se ve obligada a reconectarse con su pasión después de años de sacrificarse por su familia.
¿Dónde estás, Bernadette?
Una historia inspiradora
La historia de Bernadette es hermosa en muchos sentidos : sin importar la etapa de la vida en la que estemos, muchas veces dejamos de hacer lo que amamos, abandonamos nuestras pasiones para cumplir deberes y roles en la sociedad, cuando en realidad deberíamos de preguntarnos qué es lo que nos hace felices y perseguir nuestros sueños. Bernadette abandonó la arquitectura para dedicarse a su familia y, sin embargo, decide emprender un nuevo viaje para reencontrarse y buscar aquello que la hace feliz .
El maravilloso elenco
El reparto de actores de ¿Dónde estás, Bernadette? es muy bueno. Bernadette Fox es interpretada por Cate Blanchett, la cual hace un papel extraordinario. Su esposo, Elgin Branch, es interpretado por Billy Crudup; y su hija, Bee Branch, es interpretado por Emma Nelson, quien tiene una gran química con Blanchett en la película. Asimismo, la vecina entrometida es interpretada por la comediante Kristen Wiig.
El reconocido director
¿Dónde estás, Bernadette?fue dirigida por Richard Linklater, el director de películas como , Before Sunset, Before Midnight_ y School of Rock. Aunque algunos críticos han calificado duramente este filme inspirado en la novela de Maria Sample, es uno de los más profundos del director, ya que busca reflejar los problemas que cualquier persona puede tener cuando se encuentra estancado en algún aspecto de su vida.
Empoderamiento femenino
El personaje de Bernadette Fox representa una mujer inteligente y fuerte, que ha logrado destacar en una profesión que generalmente ha sido dominada por el género masculino como lo es la arquitectura. De igual manera, la relación que Bernadette tiene con su hija, Bee, es un ejemplo de dos mujeres que, aunque difieren en personalidad, ambas buscan superarse y dar lo mejor de sí en lo que hacen.
Los increíbles paisajes
Ya sea la casa de Bernadette, las escenas urbanas o los increíbles paisajes de la Antártida, esta película destaca en todo momento la arquitectura (lo cual hace mucho sentido con su protagonista) . Como dato curioso te decimos que la mayor parte de las escenas se filmaron en Canadá.
El aspecto de la producción fue de suma importancia.
¿Dónde estás, Bernadette?
Clichés sobre los arquitectos
La interpretación de Cate Blanchett como la arquitecta Bernadette Fox, deja el descubierto muchos de los prejuicios o clichés que se tienen sobre los arquitectos para agregar un toque cómico al filme. Por ejemplo, en una de las escenas se ve cómo Bernadette tiene una cierta fijación por lo detalles, ya que arregla un bache en su alfombra mientras dicta un mail para su terapista que se encuentra en India. Así que, esas fijaciones son funcionales e increíbles.
Los looks de Bernadette
Si bien otro de los prejuicios de los arquitectos es el gusto por las prendas negras y sobrias, el personaje de Bernadette muestra looks casuales pero sofisticados durante la película, así que, ¿por qué no tomarla de inspiración para crear outfits para la casa u oficina?
Ser niña, adolescente o mujer en América sigue siendo un riesgo que se refleja en las altas cifras de feminicidio, violencia física y sexual, en las desapariciones y en el nivel de impunidad hacia estos crímenes que se ha registrado a lo largo del continente en 2022.
Así lo destaca Amnistía Internacional (AI) en su nuevo informe sobre la situación de los derechos humanos en el mundo, en el que, entre otros temas, se analiza el avance y retroceso en los derechos de las mujeres y personas LGBTIQ+ en veintidós países del continente americano, como la legalización del aborto en México y Colombia y su restricción en Estados Unidos y el aumento de los asesinatos machistas y la violencia sexual en niñas y adolescentes en algunos territorios.
Como parte del análisis mundial, la organización también alerta de la grave situación que las mujeres y niñas viven en países como Afganistán e Irán.
“Los talibanes impusieron restricciones draconianas que negaban a las mujeres y las niñas el derecho a la educación, al trabajo y a la autonomía, al tiempo que proclamaban públicamente la sumisión de la mujer al hombre. Mientras que en Irán, la “policía de la moral” asesinó a Mahsa Amini por llevar mal colocado el hiyab, lo que desencadenó protestas en las que resultaron heridas, detenidas o muertas más mujeres y niñas en todo el país”, señala.
Un 2022 violento para las mujeres en América
Según Marcela Villalobos, presidenta de la junta directiva de AI México, existe “un riesgo constante” para las mujeres y las niñas americanas de “vivir algún tipo de violencia” y de que esas violencias queden “en la absoluta impunidad”.
“El informe muestra que en Argentina se han reportado 233 homicidios por razones de género, en México hay entre 11 y 12 mujeres asesinadas todos los días y de las cuales una de cada tres se investiga como feminicidio. En Venezuela las organizaciones notificaron al menos 199 feminicidios entre enero y septiembre, así como en Uruguay, en Perú y en general en todos los países de la región las mujeres no estamos seguras”, menciona.
Países como Ecuador y Puerto Rico registraron las cifras de crímenes machistas más altas de los últimos años. El país andino cerró su año más violento con 412 asesinatos de mujeres, mientras que en el caso del país caribeño la cifra fue de 70 homicidios de mujeres por razón de género.
Colombia y Brasil también registran un alto número de feminicidios. El primero cerró el 2022 con 557 casos, mientras que en el segundo hubo 699 mujeres víctimas de feminicidio, el 62% de las cuales eran negras, según ha determinado la organización internacional.
“Las mujeres racializadas son constantemente violentadas, abusadas, víctimas de violación, entre otras violencias y que esto sigue siendo una constante, así como la violencia institucional”, agrega Villalobos.
La penalización del aborto y otras violencias
De Estados Unidos, Amnistía Internacional destaca la decisión de la Corte Suprema de poner fin a los mecanismos federales de protección del derecho al aborto al anular la sentencia de la causa Roe v. Wade. Tras esa decisión, “al menos un estado detuvo y procesó a una mujer que había asistido un aborto autogestionado”.
En Guatemala, el aborto seguía penalizado excepto cuando el embarazo pusiera en peligro la vida de la persona embarazada. El Congreso de este país archivó en marzo de 2022 una iniciativa para modificar el Código Penal para enjuiciar a quien abortara espontáneamente e imponer penas de prisión a quien promoviera el aborto o facilitara medios para realizarlo. Mientras que en Perú se presentó ante el Congreso un proyecto de ley que, de ser aprobado, pondría en peligro el acceso al aborto terapéutico.
Al menos dos mujeres permanecían encarceladas y seis se enfrentaban a procedimientos judiciales por cargos relacionados con emergencias obstétricas en El Salvador, pese a la sentencia emitida por la Corte Interamericana.
En Uruguay, donde el aborto es legal desde hace varios años, AI ha detectado que al menos 50 niñas y adolescentes menores de 15 años que habían quedado embarazadas en 2021 dieron a luz en el país. “La violencia y los abusos sexuales eran las causas de la mayoría de esos embarazos”.
La violencia sexual también es un problema que preocupa en Trinidad y Tobago, donde las mujeres que huían de la crisis humanitaria y de derechos humanos en curso en Venezuela “continuaban expuestas a un mayor riesgo de ser objeto de trata en la industria sexual, violación y otras formas de violencia sexual, explotación laboral y servidumbre por deudas”.
El asesinato de mujeres trans y personas de la comunidad LGBTI también ha encendido todas las alertas en varios países de la región.
El nivel de impunidad
El informe señala que en Bolivia, las sobrevivientes de violencia de género que acudían a la justicia carecían de protección efectiva contra las represalias.
En Argentina, los índices de enjuiciamiento contra agresores siguieron siendo bajos, y sólo el 15,5% de los casos denunciados dio lugar a sentencias condenatorias, según el Ministerio Público Fiscal.
Además, se destaca que después de más de cuatro años de colaboración entre los sistemas de justicia argentino, brasileño y nicaragüense, el actor Juan Darthés testificó en Brasil en el juicio en el que se lo acusaba de ejercer violencia sexual contra la actriz Thelma Fardin cuando ella era menor. La sentencia definitiva del caso se aplazó hasta 2023.
Cuba, denuncia AI, sigue sin tipificar el femicidio como delito en el nuevo Código Penal, pese a las propuestas de las mujeres partidarias de esa medida. Mientras que en México, pese a su tipificación, varios casos quedan en la impunidad debido a que la Fiscalía no lleva a cabo investigaciones efectivas para encontrar y procesar a los feminicidas.
Villalobos señala que desde Amnistía Internacional “ven con preocupación” cómo el 8 de marzo los presidentes o presidentas dan discursos en torno al Día Internacional de la Mujer, “pero en la práctica vemos cómo en el presupuesto, un presupuesto que debería estar destinado justamente a estas desigualdades estructurales, se sigue privilegiando, como en México, estrategias como la militarización”.
Sobre la mesa de trabajo de Garbiñe Muñoz (San Sebastián, 38 años), más conocida por su nombre artísticoGarbi Galatea, hay agujas, tijeras, punzones e hilos de todos los colores. También cientos de fotografías, trocitos de vidas ajenas o de la suya propia que, de manera consciente o puramente fortuita, han acabado en sus manos. Y, en sus manos, una aguja. Escoge una de las fotografías sobre la mesa: la instantánea de una pareja desconocida, un hombre y una mujer, en blanco y negro, que, a juzgar por sus ropas y peinados, datará de la década de los sesenta. Acto seguido comienza a coser, meticulosamente, la cara del hombre: “Me parece importante revivir los recuerdos, pero también es importante que los malos recuerdos puedan ser tapados, creo que el proceso tiene algo de sanador”.
Garbi Galatea utiliza la técnica del bordado fotográfico como el cirujano utiliza los hilos para cerrar una herida. En su proyecto, Bordado borrado, tapa con hilos de tonalidades pastel, tradicionalmente femeninas, las caras de los hombres que en algún momento han invadido o agredido a una mujer. Es un proyecto personal, pero también colectivo: “Las mujeres me cuentan su testimonio y yo busco en mi archivo de fotografías hasta dar con una foto que se asemeje a aquella situación. Por ejemplo, si una chica vivió una invasión por parte de su padre, yo intento encontrar una foto de un padre y una hija, con la misma edad que tenía ella en aquel momento, y entonces le tapo, le borro, le elimino”.
La artista se topó con el bordado fotográfico de casualidad, después de haberse interesado años antes por la costura y haber aprendido la técnica de bordado tradicional: “Sin embargo, la tela en blanco me ponía nerviosa, porque no sabía cómo interpretarla”, reconoce a este diario. En casa de sus abuelos apenas había estampas familiares debido a la falta de recursos, que es casi lo mismo que decir que faltaban recuerdos. Hace 10 años, empezó a rebuscar y coleccionar fotografías de otras personas, encontradas en ventas de segunda mano o compradas por lotes en internet, para suplir la ausencia de su propio álbum familiar. Más adelante, uniendo sus dos intereses, comenzó a intervenir su amplio archivo fotográfico mediante el bordado.
Garbi Galatea, artista especializada en bordado fotográfico, borrando con hilo y aguja el rostro de un hombre para su proyecto ‘Bordado borrado’.JAIME VILLANUEVA
“Yo siempre digo que esta técnica es como hacer Photoshop de una forma manual y artística”, explica a EL PAÍS Lorena Olmedo, artista plástica especializada en bordado sobre fotografía y textil y que, como Garbi, imparte talleres para iniciarse en el mundo del bordado fotográfico. Una técnica, un arte e incluso una forma de terapia poco convencional que, al igual que otras actividades relacionadas con la artesanía como el ganchillo o la alfarería, ha vivido un repunte de interés durante y, especialmente, tras el confinamiento, bien sea para canalizar la expresión artística, para estimular la imaginación, para liberarnos del estrés diario o para desconectar del ruidoso mundo que nos rodea.
Olmedo reconoce que durante la pandemia “no paró”: “Estos espacios se han vuelto cada vez más necesarios; las personas buscan reunirse, charlar, compartir, conectar y crear lazos. La gente pasa mucho tiempo sola, trabaja muchas horas y las ciudades son enormes y vienen aquí, se ponen a bordar, y se olvidan de sus problemas durante dos horas. Al final, es como hacer terapia, porque el bordado es un ejercicio muy terapéutico”.
Lorena Olmedo, artista plástica especializada en bordado sobre fotografía y textil.LORENA OLMEDO
Las dos artistas coinciden en que a sus talleres en Madrid acuden principalmente mujeres y pocos hombres. Es natural: el bordado ha sido un territorio tradicionalmente femenino. Ya en la Odisea, Penélope se libraba de escoger entre su larga lista de pretendientes instalados en su palacio alegando que, antes de decantarse por cualquiera de ellos, debía terminar de tejer un sudario para el rey Laertes, padre de su marido Odiseo. Cada día, Penélope cosía y cada noche, deshacía todo el trabajo del día anterior. Era tan lógico que una mujer se dedicase a aquellas labores que, durante años, no levantó sospecha, hasta que una criada la delató. “Conocer la historia del bordado es conocer la historia de las mujeres”, escribió en 1984 Rozsika Parker, historiadora del arte feminista, en un ensayo titulado The Subversive Stitch: Embroidery and the Making of the Feminine (La puntada subversiva: el bordado y la construcción de lo femenino).
“Antiguamente, el bordado fue una actividad impuesta para las mujeres”, explica Garbi Galatea, “una forma de mantenerlas ocupadas, generalmente aisladas, y concentradas en la misma tarea durante horas y horas. Bordar era una forma de encerrarlas en casa, de alejarlas del mundo exterior”. Sin embargo, este también dejaba espacio para la evasión y la creatividad y, con el paso de tiempo, las mujeres comenzaron a reunirse para bordar colectivamente, creando, sin saberlo, lo que hoy denominaríamos espacios seguros.
La mesa de trabajo de Garbi Galatea: agujas, tijeras, hilos de colores y viejas fotografías.JAIME VILLANUEVA
Más adelante, a principios del siglo XX, las sufragistas inglesas bordarían la consigna “Hechos, no palabras” en algunos de sus objetos predilectos, como los parasoles o pañuelos, antaño símbolos de delicadeza y feminidad, para exigir el derecho al voto. Tenía sentido: en las escuelas británicas se instruía a las niñas en labores textiles para educarlas en la domesticidad, de modo que cuando se juntaron a hablar de sus derechos había algo que todas sabían hacer, así que confeccionaron con sus propias manos sus herramientas de protesta: carteles, pancartas, bandas y pañuelos con consignas como “atrévete a ser libre” o “reclama con coraje” bordados encima. En la década de los sesenta y los setenta, la segunda ola del feminismo tomó como ejemplo a las pioneras y también tomaron sus agujas para dignificar, por un lado, el trabajo doméstico e invisible y, por otro, para denunciar la opresión del sistema.
Ya en el nuevo milenio, la escritora, socióloga y experta tejedora Betty Greer popularizó el término craftivismo, un movimiento que une la artesanía (craft, en inglés) con el activismo. En los últimos tiempos, el bordado ha vivido un subversivo renacer: no es casualidad que en la Marcha de las Mujeres de Washington de 2017 en protesta por la llegada del presidente Donald Trump al poder, las mujeres utilizasen como símbolo unos gorritos rosas tejidos por ellas mismas.
Imagen de uno de los talleres de Lorena Olmedo.ELENA ARDAO
La técnica puede ser otra, pero la intención de visibilizar e incluso resaltar aquello que antaño no veíamos o a lo que no prestábamos atención mediante la intervención del hilo y la aguja es la esencia del bordado fotográfico. “Hace poco recibí un encargo precioso: unos amigos quisieron tener un detalle con una querida amiga, que acababa de superar un cáncer de mama”, cuenta Lorena Olmedo, “era una fotografía en blanco y negro de la propia mujer, donde salía sujetándose un pecho. Y, de ahí, hice brotar unas mimosas. La pieza se tituló Florecer y mostraba cómo brotaba la vida, y la fuerza, de su propio cuerpo”. A Olmedo, las mujeres le atrapan más: “Busco observarlas bajo una nueva mirada, recomponerlas, redescubrirlas”. A Garbi Galatea le sucede lo mismo: “Me gusta pensar que, a través de esta técnica, podemos coger a nuestras abuelas, madres o tías que aparecen en las fotografías y darles una nueva vida. También bordarnos a nosotras mismas para no olvidar quiénes somos”.