La Oxfam destacó que las mujeres tienen muchas cargas sistémicas y una mayor dificultad para acceder a trabajos mejor remunerados y formales, lo cual supone una desventaja frente a los hombres.
En un reporte señaló que en materia de desigualdad laboral, no sólo la brecha salarial entre hombres y mujeres es amplia, sino que también las mujeres están expuestas a situaciones de acoso, hostigamiento o violencia dentro de los entornos de trabajo.
“México es el segundo peor país de Latinoamérica en cuanto a inserción laboral de las mujeres. La razón principal de ello, es el reducido acceso a trabajos formales porque las mujeres se ven orilladas a perseguir un horario flexible que les permita además cumplir con la jornada de cuidados dentro del hogar”, enfatizó el organismo.
Lo anterior lleva a las mujeres a cumplir una doble jornada laboral, aunque sólo una de ellas es remunerada, pues el cuidado del hogar y sus integrantes no se paga a pesar de que es un trabajo que requiere de fuerza corpórea para realizarlos y además implica un desgaste.
“Si el trabajo de cuidados se dividiera entre los hombres, las mujeres, el gobierno y las empresas, se podrían repartir de una manera mucho más equitativa esas tareas y no recaerían sobre las mujeres; de esta manera, ellas podrían tener trabajo remunerado de mejor calidad”, dijo Alexandra Haas, directora ejecutiva de Oxfam México.
Añadió que si bien, en la actualidad las mujeres están insertas en el mercado laboral, y en muchos casos, son las principales proveedoras del hogar, eso no les ha quitado la carga de los cuidados.
El reporte señala que las tareas de cuidados dependen principalmente sobre las mujeres, 2.5 veces más que sobre los hombres, lo cual repercute sobre su proyecto de vida, su independencia económica y su autonomía. No obstante, las redes de cuidado son las que sostienen las posibilidades de toda la economía del país.
Para cerrar la brecha existente, explicó Hass, es importante que se efectúen en experiencias concretas y de inspecciones laborales con base en esos estándares para determinar si dichas pautas se cumplen.
Indicó que respecto a la nueva reforma para fortalecer la democracia sindical, también resulta importante la inclusión de mujeres en los órganos de gobernanza de los sindicatos para visibilizar las circunstancias específicas que atraviesan las mujeres y dictaminar normas a partir de ello.
Asimismo, destacó la necesidad de implementar una cultura de la igualdad y no discriminación a través de campañas de combate a las conductas discriminatorias e incluso una penalización económica.
En el marco del Día Internacional de las Mujeres que se conmemora este 8 de marzo, por cuarto año consecutivo, en México se llevará a cabo el paro nacional de mujeres «El nueve nadie se mueve«.
A pesar de ello, este 2023, el #9N ha tomado un rumbo distinto, pues a diferencia de 2020—año en que surgió esta protesta, en donde distintos colectivos irrumpieron en escuelas, empresas y en distintas actividades con un paro nacional de mujeres—, a la fecha son pocas las convocatorias que de nueva cuenta lanzan un llamado a un día sin mujeres en las calles, en los trabajos, un día sin una niña en las escuelas y ni una joven en las universidades.
Así el #9M se ha transformado y se espera que se lleve a cabo de forma de distinta. Acá te contamos los detalles.
Paro Nacional de Mujeres 2023
¿Qué es Un día sin nosotras?
Se trata de un paro nacional de mujeres, el cual se lleva a cabo un día después del Día Internacional de la Mujer, es decir el 9 de marzo. El objetivo, es simular la desaparición de toda la población femenina en el país como una respuesta a la ola de feminicidios que se viven en él.
Para ello, se invita a la población femenina a frenar por un día su participación en espacios laborales, económicos, comerciales, educativos y más.
Origen de la protesta
Esta convocatoria fue hecha por primera vez en 2020 por el colectivo feminista veracruzano Brujas del Mar, el cual publicó la iniciativa a través de su cuenta de Twitter.
En su momento, el colectivo invitó a centros de trabajo, organizaciones y escuelas a que se unieran a la iniciativa para respaldar a las mujeres que decidieran formar parte del paro. Este movimiento generó un claro contraste entre el 8 de marzo, cuando las calles estuvieron llenas de mujeres con motivo de la marcha para exigir justicia e igualdad de género, al 9 del mes, un día después, cuando el espacio público se quedó sin ellas.
En 2021, a pesar de que la pandamia de covid-19 mantenía en ese entonces a cientos de mujeres trabajando o tomando clases desde casa, la convocatoria a un día sin mujeres volvió a tener eco, y ese 9 de marzo muchas mujeres decidieron no tomar clases o ausentarse de sus actividades en línea para unirse a «Un día Sin Mujeres».
Mientras que en 2022, la convocatoria mantuvo su fuerza e incluso funcionarias, mujeres de la política mexicana y partidos políticos se unieron al #9M, tal fue el caso de Olga Sánchez Cordero, presidenta de la mesa directiva del Senado, quien anunció que después de atender la visita del ministro de asuntos exteriores de España, José Manuel Albares Bueno, no asistiría a presidir la sesión del Pleno o la senadora por Jalisco, Verónica Delgadillo, quien puso un alto en sus redes sociales.
#UnDíaSinNosotras2023
Para este 2023, solo algunos colectivos feministas han lanzado sus convocatorias para que mujeres y niñas se unan al paro nacional de mujeres.
Tal es el caso de la Red de Víctimas Quintanarroense, que impulsa el llamado para que » las mujeres que así lo deseen pueden faltar a sus clases y trabajos el 8 y 9 de marzo para asistir a la marcha Un Día por Todas y un día después, faltar a sus actividades laborales para crear consciencia de que las mujeres son parte imprescindible de la fuerza laboral en el país».
En cambio, han sido más las instituciones educativas y gubernamentales, como la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad Autónoma de Chiapas e incluso algunos ayuntamientos, como el de Puebla, los que han expreso su solidaridad con esta protesta simbólica.
Así, la Coordinación para la Igualdad de Género de la UNAM exhortó este 6 de marzo a que las distintas entidades y dependencias reconozcan la lucha de las mujeres de nuestro país y permitan que aquellas mujeres que forman parte de su comunidad, y que decidan de manera voluntaria, libre y personal, participar en el paro de actividades del 9M, se unan a la causa sin que por ello tengan repercusiones académicas o laborales.
«Recordemos que este NO es un día de asueto, sino una manera de hacer visibles los aportes que las mujeres realizan a la sociedad. Con el paro del 9M, las mujeres desean mostrar el impacto que traería a la economía y al desarrollo de la vida misma en un día sin su fuerza de trabajo remunerado y no remunerado», apunta el comunicado.
En el marco de esta protesta, la UNAM también lanzó un llamado para que los hombres universitarios tengan empatía y apoyen esta iniciativa «de manera activa desde el respeto, la corresponsabilidad en las tareas diarias y comprendiendo el profundo simbolismo que implica el paro de mujeres para construir la reflexión sobre todas las labores y tareas fundamentales que las mujeres realizan a diario y las desigualdades que se fomentan en la división sexual del trabajo».
«Por ello, convocamos a realizar las labores que correspondan para que las actividades sustantivas de la Universidad sigan adelante, asumiendo que el 9M es un día para reflexionar y pensar conjuntamente en los planteles, en sus aulas y oficinas, sobre el papel de las masculinidades hegemónicas en la comunidad universitaria», apunta el comunicado.
Mientras que este lunes 6 de marzo, Enrique Antonio Paniagua Molina, secretario para la Inclusión Social y Diversidad Cultural de la Universidad Autónoma de Chiapas informó que la universidad también se uniría al paro nacional de mujeres.
En tanto que el presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, informó que el ayuntamiento se unirá a la protesta del paro “El Nueve Ninguna se Mueve», mientras que las trabajadoras que decidan ir a la protesta por el Día Internacional de la Mujer (8M) lo podrán hacer después del horario laboral.
Así pues, la convocatoria para el paro nacional de mujeres que en 2020 tomó gran fuerza a nivel nacional a partir de una propuesta que lanzó el colectivo feminista de Veracruz llamado Brujas del Mar, y a la que se sumaron instituciones públicas, de gobierno e incluso privadas, este 2023 se ha reconfigurado.
Cabe recalcar, que dese ese entonces, algunas especialistas advertían ya que el que universidades, dependencias de gobierno y empresas se sumaran al paro nacional de mujeres no sería suficientepara detener la violencia de género; en opinión de Friné Salguero, directora Ejecutiva del Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir; la exconsejera del Instituto Nacional de las Mujeres, Arely Torres-Miranda, y la investigadora Raquel Ramírez Salgado, aún serían necesarias acciones mucho más profundas como garantizar al 100% el respeto a los derechos humanos de las mujeres, detener la violencia de género y contribuir a la equidad entre hombres y mujeres.
Pues si bien el paro había sido visto como una oportunidad para abrir el diálogo y la reflexión sobre por ejemplo, cómo tener un lugar de trabajo más igualitario, advertían también que era necesario hacer un análisis más fino para realmente leer esto como un gesto de solidaridad.
De esta forma, en este 2023, algunos colectivos como «Un día sin nosotras» han pedido en cambio que la iniciativa privada, empresas, instituciones, escuelas, particulares, permitan a sus trabajadoras ir a marchar el próximo miércoles 8 de marzo.
La menopausia es una etapa natural. Pero en el ámbito del trabajo lo que se ha naturalizado es que las mujeres y personas menstruantes laboren con dolores intensos, bochornos desesperantes, depresión, hemorragias al inicio de esta fase y muchos otros síntomas.
En México hay más de 6.2 millones de mujeres entre 45 y 55 años de edad, según el Censo 2020, años en los que aparece y termina la menopausia. De ellas, 5.2 millones están ocupadas en una actividad remunerada, es decir, el 83%, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).
Una investigación de la organización Sin Reglas señala que en México una de cada tres mujeres tuvo o ha tenido problemas laborales durante la menopausia, y sólo el 12% se siente cómoda hablando de esta situación con sus jefes o jefas.
En Reino Unido, “una de cada 10 mujeres pierde su empleo en esta etapa de la vida”, dice en entrevista Gabriela Rojas Jiménez, CEO de Sin Reglas. Al año, en ese territorio, se pierden 14 millones de días laborales por los síntomas de la menopausia, agrega.
Según el Instituto Colegiado de Personal y Desarrollo (CIPD, por sus siglas en inglés), “casi 900,000 mujeres en el Reino Unido dejaron sus trabajos durante un período indefinido. de tiempo debido a los síntomas de la menopausia”.
Los testimonios que recabamos desde El Economista para este reportaje ilustran todo lo anterior. Mujeres de México y otros países de América Latina nos contaron cómo viven la menopausia y el impacto en sus tareas cotidianas.
Alejadas por miles de kilómetros, están unidas por la experiencia de la exclusión, obstaculización y discriminación laboral. La menopausia, o la forma como la concebimos en nuestras sociedades, les ha causado también discriminación por sexo, edad y discapacidad.
Los síntomas de la menopausia
“Todo iba bien”, comienza a narrar Daniela Hernández, de 48 años de edad. Después de 22 años de trabajo en Recursos Humanos de una institución pública en Tamaulipas, logró un ascenso, fue nombrada jefa de unidad. La promoción vino con un mayor salario y con la perimenopausia, es decir, el inicio de la menopausia.
“Mi carácter siempre había sido fuerte, de defender lo que pienso. Pero conforme me desenvolví en el nuevo puesto noté que se me cerraban las ideas, no me podía concentrar, sentía ganas de llorar y no podía gestionar nada”, cuenta.
“Mi jefa es una mujer muy dura y cuando me reclamaba algo, en lugar de defenderme, me daban muchas ganas de llorar”. Y lo hacía, pero a escondidas. No es verdad que sea bien visto que una mujer llore, no al menos en el trabajo y menos teniendo una jefatura.
“Existen 34 síntomas de la menopausia”, explica Gabriela Rojas. “Los que más afectan laboralmente son la fatiga, ansiedad, depresión, baja concentración, niebla mental, bochornos. Todo esto afecta la confianza que las mujeres tienen en sí mismas”, comenta.
“Los bochornos vienen cada 5 minutos, me dejan sin respiración. Me duelen mucho la articulaciones y los huesos, se me cae el pelo. Lloro, estoy muy depresiva, demasiado. Me han dado ganas de golpearme porque los síntomas ya no los soporto. No tomo ningún medicamento porque tuve cáncer uterino”, Pamela Roma, 50 años, desempleada (Santiago de Chile, Chile).
Mujeres de más de 40 años, con experiencia acumulada, deberían estar o están en el clímax de su carrera. Pero llega la menopausia y la cultura laboral “les impide alcanzar las posiciones de liderazgo o inclusive pierden su empleo”, dice la abogada Gabriela Rojas.
Los síntomas de la menopausia, o más bien, la mala gestión que en su centro de trabajo le dan a este proceso, derribaron a Daniela Hernández de la jefatura. Un año después del nombramiento, le dijeron que el trabajo era demasiado para ella, así que la regresaron a su puesto anterior, donde gana menos.
El rol de las empresas en esta etapa
Como consultora y especialista en cultura y bienestar organizacional, Ivonne Borden ha notado que muy pocas empresas cuentan con políticas que visibilicen la menopausia y muchas menos las que tienen prácticas que acompañen a las empleadas en este tiempo. Sólo aquellas certificadas con la Norma Mexicana en Igualdad Laboral y No Discriminación, señala.
Dicha norma es de adopción voluntaria. Los centros laborales que deseen implementarla tienen la guía y acompañamiento del gobierno federal para que en sus procesos de reclutamiento, selección, movilidad y capacitación no haya discriminación.
Los cambios que se requieren son estructurales a nivel país. El Estado debe generar datos sobre la situación que guardan las mujeres en la menopausia, crear políticas pública, reformas legales y etiquetar recursos a este tema en el presupuesto, dice Gabriela Rojas.
Y en las empresas pueden hacer otras adecuaciones de diferentes niveles, comenta Ivonne Borden. El código de vestimenta, por ejemplo. No es un cambio menor, permitirles usar zapatos sin tacones alto y ropa que les venga cómoda es de gran ayuda, dice. Baños suficientes e higiénicos son fundamentales, pero también que les permitan usarlos. En algunos empleos, como la docencia o la enfermería, las mujeres son la mayoría pero ni así hay políticas adecuadas.
“Desde hace 10 años tengo hemorragias tremendas y con la perimenopausia se agravaron. Siempre estoy con miedo que, en el medio de la clase, me manche. Alguna vez me pasó, pero por suerte no se notó tanto. Los módulos de clase son de tres horas, no puedo ir al baño, porque no puedo dejar solos a los alumnos, están a mi cargo, son adolescentes. Y en la escuela no quieren que los profesores estemos deambulando, aunque sea para ir al baño”, Mariela Otero, 41 años, profesora de secundaria (Buenos Aires, Argentina).
Otras adaptaciones físicas en las organizaciones “pueden hacer una gran diferencia, como ventiladores en sus lugares de trabajo”, detalla Ivonne Borden. Pero principalmente, agrega, lo que se requiere es la transformación cultural para tener la apertura de hablar del tema.
Por ejemplo, la empresa británica Diageo creó una guía para apoyar a sus trabajadoras durante la menopausia. Algunas de las acciones concretas que implementó son:
Mayor flexibilidad laboral
Acceso a prestaciones por enfermedad para tratar los síntomas de la menopausia
Asesorías especiales sobre el tema
Un marco común que permite hablar del tema de manera informada y abierta entre los diversos equipos de trabajo y colegas.
La Norma Oficial Mexicana 035 sobre factores de riesgo psicosocial es otra herramienta. “El 47% del ausentismo laboral en México se debe a temas de salud mental”, dice María del Carmen Díaz, cofundadora y directora de Operaciones de Sin Reglas. “Mucho de ello se origina por la menopausia, por eso la menopausia debe entrar en la NOM-035 como un riesgo psicosocial, para que las empresas lo tomen en cuenta”.
Las licencias laborales por menopausia son otra política concreta. En México, esos permisos se comienzan a discutir pero para la etapa de la menstruación.
Existen algunos casos aislados de este tipo de licencias. Desde 2017, por ejemplo, el Tribunal de lo Contencioso Administrativo del Gobierno del Estado de México concede a su personal un día de descanso al mes por complicaciones de tipo fisiológico, como la menopausia o la andropausia.
Hay pocos ejemplos así a nivel internacional. Apenas desde octubre de 2022, el Banco de Irlanda le concede 10 días de permiso con goce de sueldo al año “para colegas que experimenten enfermedades relacionadas con la menopausia”.
En enero pasado, el gobierno del Reino Unido rechazó la recomendación de la Comisión de Mujer e Igualdad de la Cámara de los Comunes de crear una licencia por menopausia en el lugar de trabajo.
“Apoyar a las mujeres en la menopausia tiene enormes beneficios para la empresa: mayor diversidad, equidad e inclusión, retención de talento, reducción en costos de reclutamiento, menor ausentismo laboral y mayor productividad”, dice Gabriela Rojas.
“Cuando me llega a bajar, el sangrado es demasiado, no puedo salir así. Me da pena decirle a mi jefa, pero he tenido que faltar. Ella lo ha entendido, porque está pasando por lo mismo, el mes pasado tuvo un ‘accidente’… Nos ayudaría que en los centros de trabajo nos llevaran pláticas. Que a partir de los 39 nos ayudaran a practicarnos exámenes, yo, por ejemplo, no sabía que estaba en la premenopausia”, Daniela Hernández, 48 años, auxiliar de Recursos Humanos (Tamaulipas, México).
“Sólo asisto tres días al trabajo, pero esto es motivado a la situación en mi país. Cuando comencé con la menopausia fue terrible mantenerme sentada en mi puesto. Gracias a Dios, mi jefe ha sido muy comprensible y no me presiona”, Evangelys del Valle, 52 años, analista de datos (Nuevo Esparta, Venezuela).
Para emprender cambios, primero hay que comprender la magnitud del problema, porque quizá no lo hemos hecho. El tabú y el menosprecio por la menopausia evita que contemos con información oportuna y certera al respecto. De esa manera, se impide el acceso al derecho a la salud de las mujeres y personas menstruantes.
También provoca esterotipos y burlas al respecto. Como otras etapas reproductivas de las mujeres, la menopausia es utilizada para descalificar nuestras capacidades, señala Ivonne Border. “La frase ‘está menopáusica’ se ha utilizado como un insulto y se escucha en los centros laborales”. Esto puede obstaculizar el derecho al trabajo digno.
“En mi trabajo, en el sector de la construcción, la mayoría es hombre y muchas veces hacen comentarios que te hacen sentir incómoda, porque, o sea, la sangre huele. Ellos han llegado a decir que unas mujeres apestan”, Elizabeth Lazo, 52 años, licenciada en Informática (Ciudad de México, México).
La menopausia también se lee como envejecimiento. Y aquí entran dos factores: edadismo y sexismo. “Social, política y económicamente no es lo mismo envejecer como hombre que como mujer”, dice Ivonne Border.
“En nuestra sociedad, mucho del valor de la mujer tiene que ver con la capacidad de reproducción”, apunta Gabriela Rojas. Pero eso en el ámbito laboral se traduce en capacidad productividad.
La menopausia es vivida “con vergüenza porque es un tabú, porque no se habla. Lo que queremos hacer es visibilizar el tema y que nos contemos una historia distinta de lo que implica la menopausia”, subraya.
Al ritmo actual, harán falta alrededor de otros tres siglos para lograr la igualdad de las mujeres y las niñas.
Las desigualdades persistentes dificultan la vida de unos 383 millones de mujeres y niñas que viven en la pobreza extrema, y cada once minutos una mujer o una niña es asesinada por alguien de su propia familia.
Estas son algunas de las razones por las que la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer sigue siendo relevante y ha tenido una importancia vital en el calendario de las Naciones Unidas desde que se convocó por primera vez, poco después de la creación de la propia ONU.
1. Ocho décadas impulsando la acción
ONU/MB
Las delegadas reunidas en la cuarta sesión de la Comisión sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer en 1950.
Los trabajos de la Comisión comenzaron en 1946, días después de que en las sesiones inaugurales de la Asamblea General de la ONU la ex primera dama estadounidense Eleanor Roosevelt y parte de la delegación de su país leyeran una carta abierta dirigida a “las mujeres del mundo”.
Eleanor Roosevelt solicitó a los gobiernos del mundo alentar a las mujeres de todos los países “a participar más activamente en los asuntos nacionales e internacionales”. A las mujeres conscientes de sus oportunidades, las llamó a participar “en la labor de paz y reconstrucción como lo hicieron durante la guerra y la resistencia”.
La Comisión de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU (ECOSOC) creó rápidamente una subcomisión. A sus seis miembros -China, Dinamarca, Francia, India, Líbano, Polonia y República Dominicana- se les encomendó la tarea de evaluar ‘los problemas relativos a la condición de la mujer’ para asesorar a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, precursora del Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
En su primer informe, “los miembros consideraron que el trabajo de la subcomisión debía durar hasta que las mujeres hubieran alcanzado el punto en que estuvieran en pie de igualdad con los hombres en todos los ámbitos empresariales humanos”.
Desde el principio se hicieron llamados para la acción, entre ellos dar prioridad a los derechos políticos -“ya que sin ellos poco se podría avanzar”-, junto con recomendaciones de mejoras en los ámbitos civil, educativo, social y económico, es decir “los problemas deberían atacarse simultáneamente”, decía el informe. Además, pedía una «Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Mujer para impulsar el programa».
En junio de 1946, se convirtió formalmente en la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, como uno de los organismo subsidiarios del ECOSOC. De 1947 a 1962, la Comisión se centró en establecer normas y formular convenios internacionales para cambiar la legislación discriminatoria y fomentar la concienciación mundial sobre las dificultades de la mujer.
En los primeros días de la Comisión, su creciente membresía contribuyó a algunas de las convenciones internacionales más consensuadas en la historia de la ONU. Aquí mencionamos sólo algunos ejemplos de ellas.
Al ayudar a Roosevelt, presidenta del Comité de Redacción de la Declaración Universal de Derechos Humanos, la Comisión argumentó con éxito en contra de las referencias a los «hombres» como sinónimo de humanidad. También introdujo un lenguaje nuevo y más inclusivo en la versión final que la Asamblea General adoptó en 1948.
En 1963, los esfuerzos por consolidar estándares sobre los derechos de las mujeres llevaron a la Asamblea General a solicitar a la Comisión que redactara una Declaración sobre la Eliminación de la Discriminación contra las Mujeres, documento que el organismo mundial adoptó en 1967.
Vendedora de alimentos en un mercado de la República Democrática del Congo
En la década de 1960, con el aumento del número de miembros de la ONU y la evidencia cada vez más clara de que la pobreza afectaba de manera desproporcionada a las mujeres, la Comisión se centró en las necesidades de las mujeres en materia de desarrollo comunitario y rural, trabajo agrícola, planificación familiar y avances científicos y tecnológicos. También alentó al sistema de las Naciones Unidas a ampliar la asistencia técnica para promover la promoción de la mujer, especialmente en los países en desarrollo.
En esta década, la ONU declaró 1975 el Año Internacional de la Mujer y convocó la primera Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en México. En 1977, la ONU reconoció formalmente el Día Internacional de la Mujer, que se celebra el 8 de marzo.
En 2010, tras años de negociaciones, la Asamblea General adoptó una resolución que consolidaba las secciones y departamentos relacionados de la Organización en la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres), que sigue colaborando rigurosamente con la Comisión.
4. Solución a las dificultades emergentes
José Manuel Moya
El cambio climático ha dificultado la vida de las mujeres agricultoras en los últimos años.
Las sesiones anuales abordan y evalúan las cuestiones emergentes junto con los avances y las diferencias en la aplicación de la Plataforma de Acción de Beijing. A partir de esa evaluación, los Estados miembros acuerdan nuevas medidas para acelerar el progreso. Desde 2018, la Comisión ha abordado retos como el cambio climático, la violencia de género y la garantía de la participación plena de las mujeres en la toma de decisiones y en las estrategias de desarrollo sostenible.
La CSW implementa múltiples programas y trabajos anuales para evaluar los avances y formular nuevas recomendaciones que aceleren la aplicación de la Plataforma de Acción. También presenta las conclusiones acordadas y negociadas al ECOSOC para que éste tome medidas.
Con la intención de llegar a todas las mujeres y no dejar a nadie atrás, la Comisión también contribuye al seguimiento de la Agenda 2030 para acelerar la consecución de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres.
Somaya Faruqi (centro) trabaja con estudiantes de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Missouri para construir un robot.
Cada vez es más evidente que la discriminación, los abusos y la misoginia a los que se enfrentan las mujeres en el mundo material tienen su reflejo en el mundo virtual.
Estos problemas del siglo XXI están en la agenda de la sesión 2023 de la Comisión, cuyo objetivo es analizar el ámbito digital para abordar, entre otras cosas, el acceso limitado a la tecnología, la violencia en línea desproporcionada y la infrarrepresentación y el sesgo de género en las industrias tecnológicas.
En su primera reunión presencial después de la pandemia de COVID-19 en 2020, los 45 miembros de la Comisión debatirán sobre la innovación y el cambio tecnológico, la educación en la era digital para lograr la igualdad de género, y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas.
La anterior sesión contó con más de 7000 participantes, incluyendo a casi 2000 delegados de Estados miembros, 86 ministros y 5000 representantes de organizaciones de la sociedad civil de todo el mundo.
Las mujeres han ocupado apenas el 12% de los altos cargos de 33 de las mayores instituciones multilaterales desde 1945. Y más de un tercio de esos organismos, incluidos los cuatro grandes bancos de desarrollo, nunca han sido dirigidos por una mujer, mostró un nuevo estudio publicado el lunes.
Cinco de los organismos sólo han tenido una presidenta en su historia, entre ellas la actual directora de la Organización Mundial del Comercio, Ngozi Okonjo Iweala, según el informe elaborado por GWL Voices for Change and Inclusion, un grupo formado por 62 mujeres que ejercen o han ejercido cargos de liderazgo.
El estudio, que se dará a conocer durante la reunión de esta semana de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de las Naciones Unidas, pide una representación proporcional de las mujeres en todos los niveles de las organizaciones multilaterales, desde las oficinas en terreno hasta las sedes, así como en las secretarías y los órganos de gobierno.
«La verdad es que los números importan», dijo María Fernanda Espinosa, excanciller ecuatoriana que se desempeñó como presidenta de la Asamblea General de la ONU entre 2018 y 2019.
«Somos el 50% de la población mundial, así que es una cuestión de justicia demográfica, para empezar», dijo a Reuters en una entrevista el viernes. «Pero también creo que las mujeres aportan esta combinación de liderazgo, sabiduría y empatía, y a veces, una comprensión aún mayor de lo que está sucediendo en el mundo».
Desde 1945, las 33 instituciones estudiadas han tenido 382 líderes, pero sólo 47 eran mujeres, según el informe. Y a pesar de los recientes avances, sólo un tercio de las instituciones están actualmente dirigidas por mujeres.
GWL Voices anunció que en septiembre publicaría una versión más extensa del informe, que también analizaría los equipos directivos y los órganos de gobierno de las 33 instituciones. Afirmó que estaba impulsando reformas de gobernanza que podrían «acelerar la transición hacia un liderazgo equilibrado entre hombres y mujeres».
El informe enumeraba 13 instituciones que nunca han estado dirigidas por una mujer desde el final de la Segunda Guerra Mundial, cuando se crearon la mayoría de estos organismos, entre ellos el Banco Mundial, las Naciones Unidas, el Organismo Internacional de Energía Atómica y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.
Espinosa dijo que era decepcionante que Estados Unidos, que es el mayor accionista del Banco Mundial e históricamente ha elegido a su presidente, propusiera el mes pasado a un hombre, el ex director ejecutivo de Mastercard Ajay Banga, para el puesto, a pesar de los llamamientos urgentes de su grupo y de otros Estados miembros del Banco Mundial para que se eligiera a una mujer como dirigente.
Espinosa se mostró partidaria de tener al frente del Banco Mundial a alguien como Banga, que nació y se educó en la India y pasó allí gran parte de los inicios de su carrera, pero hay cientos de mujeres con antecedentes y cualificaciones similares.
Rosana y su hija, Sofía, de 15 años, llegaron hasta la frontera norte de México. Ahí donde termina Sonora y comienza Arizona. Arribaron huyendo de su pueblo, localizado en el noreste de Guerrero, porque, a la mala, entendieron que, para Sofía, ir a la escuela sola significaba arriesgarse a ser violada o desaparecida.
Los resultados del trabajo de personas y organizaciones que se han dedicado a investigar esa problemática son elocuentes: dos alertas de Violencia de Género en el estado y un incremento de más de 100% de la violencia sexual, entre 2019 y 2021, según el Observatorio Ciudadano de Violencia de Guerrero.
La insoportable inseguridad fue causada por la disputa territorial de dos grupos de esos que llaman de la delincuencia organizada, que hizo insufrible el pueblo que habitaban o, como dicen los expertos en la materia: padecieron las consecuencias de un incremento exponencial de la probabilidad de ser víctima de algún tipo de violencia feminicida en un contexto extremadamente violento, agravado por dinámicas de corrupción e impunidad donde resulta sumamente difícil denunciar agresiones sufridas.
Relatan en la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPDH) que la propia Rosana expone eso más claro y sólo con preguntas: “¿A quién le decimos? , ¿A quién le vamos a decir allá, si el crimen organizado se junta con los militares a conversar como si nada?”.
Por eso salieron huyendo, buscando protección en Estados Unidos, pero cuando llegaron ante las autoridades estadounidenses no pudieron comprobar sus dichos pues no contaban con documentos oficiales que los respaldaran. Y en el camino se encontraron una serie de riesgos y cargas por el hecho de ser mujeres.
Ese es solo un asomo a la situación de una de las violenciasque padecen las mujeres en México, donde el feminicidio se ha incrementado 77% (desde 2015, cuando comenzó a llevarse un registro); donde hay más de 26,000 mujeres desaparecidas o no localizadas; donde hay un número no cuantificado de víctimas de desplazamiento forzado interno por violencia y donde hay activadas 32 Alertas de Violencia de Género, que constituyen hoy la política pública más agresiva del gobierno con el que busca protegerlas.
La violencia feminicida no para
En México, cada dos horas y 20 minutos es asesinada una mujer. A veces, cuando se investiga, aparecen como víctimas de feminicidio y otras como homicidio doloso, pero en 9 de cada 10 casos los culpables quedan sin castigo.
De acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) a partir de 2015, cuando inició el registro desagregado de violencia contra mujeres, a 2019, los reportes de víctimas de presunto feminicidio más homicidios dolosos contra mujeres, mostraron una tendencia al alza: pasaron de 2,161 en 2015 a 3,844 en 2019, es decir, un incremento de 77.90 por ciento.
En 2020 bajó a 3,776 casos, es decir apenas 1.8% con todo y que ese año ocurrió el confinamiento para contener la pandemia de la Covid-19 y para 2021 y 2022 se mantuvo en niveles similares. En 2022 se registraron 1,616 asesinatos más contra mujeres que en 2015, es decir 75% más.
Si se comparan las cifras del último año de la administración del presidente Enrique Peña Nieto con las de 2022, es decir el cuarto del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, se observa un incremento de 3%, es decir el problema sigue igual o ligeramente peor, aunque se contuvo el ritmo de crecimiento.
Asimismo, los registros de llamadas de emergencia al 911 relacionadas con presuntos incidentes de violencia contra mujeres de 2016 a 2022 muestran una tendencia al alza. Mientras en 2016 se registraron 92,604; en 2022 la cifra llegó a 339,451, es decir 267% más.
Aumenta tasa de feminicidio; Colima y NL reportan las cifras más altas
De acuerdo con el análisis “Impunidad en Homicidio Doloso y feminicidio 2022”, realizado por la organización Impunidad Cero, la tasa de víctimas de feminicidio pasó de 0.69 por cada 100,000 mujeres en 2015 a 1.55 en 2021. Con base en la población del censo de 2020 y los datos del (SESNSP) en 2022 la tasa de feminicidios fue de 1.47.
De los 17 estados que superan el promedio nacional, los casos más graves son Colima, que tiene la tasa más alta con 4.85, seguido por Nuevo león, con 3.53 y Morelos, con 3.14. En tanto, los estados con registros menores son Nayarit con 0.32, Yucatán con 0.42 y Tlaxcala con 0.43.
El problema tiene que ver con los contextos de violencia en los que nos ha tocado vivir. América es la región del mundo que, por mucho, tiene las tasa de homicidios intencionales por cada 100,000 habitantes más altas del planeta. Tan solo de 2008 a 2018 se ubicaron entre 15 y 17; África entre 12 y 14 mientras que Oceanía, Europa y Asia menos de 5, según un análisis realizado por la organización Impunidad Cero.
La misma fuente destaca que, de acuerdo con los datos recolectados por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc, por sus siglas en inglés), México es uno de los países con mayor tasa de homicidios intencionales por cada 100,000 habitantes en América Latina. Tan sólo en 2020 ocupó el tercer lugar, sólo superado por El Salvador y Honduras.
De acuerdo con datos del INEGI, la tasa de homicidios intencionales por cada 100,000 habitantes pasó de 17 en 2015 a 29 y así se mantuvo en 2019 y 2020 y en 2021 bajó apenas a 28.
Activas, 32 procedimientos de alertas de género
Si bien se han implementado una serie de políticas públicas con el objetivo de generar condiciones de seguridad para las mujeres, tanto a escala municipal, estatal y federal, las Alertas de Violencia de Género contra las Mujeres son uno de los instrumentos más fuertes con los que cuenta el Estado mexicano para hacer frente a la violencia feminicida y garantizar que todas las mujeres gocen del derecho a una vida libre de violencia.
De acuerdo con la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), hasta el 31 de diciembre de 2022, había un total de 32 procedimientos de Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres en 25 entidades federativas, de los cuales 25 son declaratorias y siete son solicitudes (Sonora, Ciudad de México, Guanajuato, Veracruz, Nayarit, Tabasco y Puebla).
De las 25 declaratorias, la mayoría son por violencia feminicida. Destacan los casos de Estado de México, Guerrero y Veracruz, que cuentan con dos declaratorias de AVGM y las emitidas en Guerrero y Veracruz por agravio comparado. Además el Estado de México tiene otra por desaparición.
Calculan que hay más de 26,000 mujeres desaparecidas
Por otra parte, según ONU Mujeres, las desapariciones forzadas en México hoy constituyen una de las principales violaciones contra los derechos humanos. Al 17 de noviembre de 2022, los datos oficiales reportaban más de 107,000 personas desaparecidas y no localizadas, 25% de las cuales son mujeres. Eso quiere decir que hay más de 26,000 mujeres desaparecidas o no localizadas
De acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, esa cifra representa un incremento de 10% desde 2018. La Subsecretaría de Derechos Humanos, Población y Migración estima que se registra la desaparición de 9 mujeres por día.
Padecen el desplazamiento forzado por violencia
Por otra parte, las mujeres son tambien una proporción importante de las víctimas de desplazamiento forzado interno por causas de violencia, fenómeno que durante los últimos años se ha incrementado considerablemente en el país, aunque no se tienen registros oficiales.
La CMDPDH asegura que desde hace al menos una década México sufre una grave crisis humanitaria causada por el desplazamiento forzado interno y en ello una parte importante la padecen las mujeres.
Tan solo en 2021 la CMDPDH estimó que en 2020 58.33% de los eventos de desplazamiento forzado interno tuvieron presencia de mujeres.
Cada uno de esos casos expresados en cifras tienen rostro y unos de ellos son Rosana y su hija, Sofía, que tuvieron que salir huyendo de Guerrero en busca de refugio. Se alejaron del peligro que las amenazaba, pero en el camino se toparon con otros, pues México les es hostilmente inseguro.
El ritmo de las reformas para reducir la desigualdad de género se desaceleró en 2022 hasta caer a su nivel más bajo en 20 años, afirmó este jueves el Banco Mundial (BM) en un informe en el que América Latina es la tercera región con mayor puntuación.
El índice que mide el avance de las reformas a favor de una mayor igualdad jurídica solo ha aumentado 0.5 puntos para situarse en 77.1, «lo que indica que, en promedio, las mujeres gozan apenas del 77% de los derechos que tienen los hombres ante la ley», escribe la institución en su informe para 2022.
Durante el último año se llevaron a cabo 34 reformas en 18 países, lo que se convierte en el total más bajo desde principios de siglo.
Al ritmo actual de las reformas, una mujer joven que entra hoy a la vida laboral se jubilará sin haber conseguido los mismos derechos que los hombres en la mayoría de los países, alerta el informe.
«No solo es injusto para ellas, también es un obstáculo que menoscaba la capacidad de los países para promover el desarrollo verde, resiliente e inclusivo», asegura Indermit Gill, economista jefe del Grupo Banco Mundial, citado en un comunicado.
La institución estima que la reducción de la brecha de género en empleo podría incrementar el producto interno bruto (PIB) per cápita a largo plazo en un promedio de casi un 20% en todos los países, con ganancias económicas globales estimadas entre 5 y 6 billones de dólares, si las mujeres iniciaran y ampliaran nuevos negocios al mismo ritmo que lo hacen los hombres.
El nivel de igualdad es más alto en las economías avanzadas, pero entre las 44 con puntajes superiores a 90 figuran tres latinoamericanas: Costa Rica (91.9), Paraguay (94.4) y Perú (95). Por el contrario, Haití tiene el más bajo (61.3).
En general, América Latina y el Caribe es la tercera región con mayor puntaje (80.9) en el informe «La mujer, la empresa y el derecho 2023».
Costa Rica alcanzó 100 puntos en el indicador de remuneración laboral tras la eliminación de las restricciones al empleo femenino en trabajos considerados peligrosos.
El Banco Mundial estudió todas las leyes y reglamentos aprobados o implementados en 190 países en 2022, teniendo en cuenta ocho áreas: movilidad, trabajo, ingresos, matrimonio, paternidad, emprendimiento, patrimonio y jubilación.
Las economías de América Latina y el Caribe tienen un buen desempeño en las áreas de activos (puntaje promedio de 97.5), movilidad (92.2) y matrimonio (90.6).
En el ámbito de la movilidad, todas han implementado legislaciones que permiten a las mujeres salir de su hogar y viajar fuera de su país de la misma manera que los hombres.
A pesar de los desafíos, los países de la región han mejorado su puntaje en parentalidad (+0.7 puntos en promedio), en comparación con el informe anterior, aunque más de la mitad (19 de 32) no tiene legislación que garantice 14 semanas de licencia de maternidad remunerada.
También han avanzado en remuneración (+0.7 puntos), pese a que solo 11 economías exigen igualdad por trabajo de igual valor y nueve aún limitan los tipos de empleos industriales que pueden realizar las mujeres: Argentina, Barbados, Belice, Colombia, Dominica, Jamaica, Saint Kitts y Nevis, San Vicente y las Granadinas, y Uruguay.
Progresó asimismo en trabajo (+1,6 puntos). De las 30 economías del mundo que no prohíben legalmente la discriminación por motivo de género en el empleo, siete se encuentran en la región: Belice, Bolivia, Dominica, Guatemala, Jamaica, Saint Kitts y Nevis, y San Vicente y las Granadinas.
La violencia de género es la violación de los derechos humanos más generalizada. Una de cada tres mujeres en todo el mundo ha sufrido algún tipo de violencia. Para ponerle fin, el Programa Regional de la Iniciativa Spotlight se orientó a eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas.
Para lograrlo, en un territorio tan vasto como América Latina, el Programa Regional se asoció con contrapartes de la sociedad civil que cuentan con fuerte presencia en el territorio y una gran experiencia de trabajo con problemáticas y contextos específicos de la región.
CECADDHI es una organización que trabaja en favor de la libre determinación de los pueblos y el anti-racismo y que prioriza el trabajo con mujeres y jóvenes. Con ese fin prumeve la defensa legal colectiva, el aprendizaje compartido, y la investigación-acción.
Es por eso que CECADDHI organizó talleres en la comunidad de Bawinokachi en el municipio de Bocoyna en Chihuahua, México. Allí se abordaron las diferentes formas de vivir la violencia en la comunidad y, como resultado, se elaboró un plan de diagnóstico para poder trabajar con mujeres y también con hombres. Dicho plan se lleva a cabo con un grupo de 10 mujeres de la comunidad y aproximadamente 6 niñas y niños de la comunidad.
El diagnóstico es elaborado por las mujeres de la comunidad y el equipo CECADDHI, y tiene por objetivo observar las diferentes formas de violencia que atraviesan las mujeres. Se trata de una conversación para evaluar cómo era la situación antes, cómo vivían, qué hacían y qué sucede ahora. Se trata de conocer para luego evaluar el tipo de violencia que viven en la comunidad. Todo este proceso es realizado por el mismo grupo de personas que ya están familiarizadas con el lugar y tienen trato personal lo que facilita la recolección de información para luego dar respuesta.
Hortensia Juárez Herrera tiene 61 años, forma parte de la comunidad y narra cómo ha cambiado a lo largo del tiempo la situación en cuanto a las relaciones con los hombres y cómo la intervención de CECADDHI ha tenido un impacto positivo.
“Les quiero platicar un poco de como vivíamos antes, cómo éramos, cómo nos educaban antes y cómo éramos maltratadas las mujeres. Eran muy bravos los padres y cuando una se casaba, también, los señores, los esposos eran muy bravos y nos maltrataban mucho; también a los hijos”, explica Hortensia.
Sin embargo, gracias al trabajo territorial y en conjunto con CECADDHI, la realidad cotidiana para las mujeres de Bawinokachi cambió: “Ahora estamos aprendiendo a defendernos, y ya no son tan bravos los señores como eran antes. Estamos aprendiendo a defendernos porque llegó una organización, CECADDHI, hicimos un grupo de 10 mujeres para ir y aprender con ellas”.
Pero el impacto positivo no es casualidad; antes de llegar a platicar sobre las violencias de género con el grupo de mujeres de la comunidad, el personal de CECADDHI se dialogó sobre violencias de género con una mujer Rarámuri, quien ya había trabajado en las comunidades para abordar el tema. Allí se compartieron herramientas sobre cómo dar a conocer estos temas y que procesos llevar a cabo. También se expuso sobre los derechos de las mujeres indígenas y el racismo que se vive, tan solo por pertenecer a una comunidad de ésta índole, o por ser una mujer indígena. Además se llevo a cabo un taller creativo para poder replicar el mismo dentro de la comunidad. Dicho taller, con herramientas de la investigación participativa, busca obsvervar y comprender las distintas formas de aplicar el diagnóstico sobre las violencias de género dentro de la comunidad.
“Invitamos a jóvenes para que ellos también aprendan a defenderse. Gracias a la organización que tenemos para trabajar todos juntos, los jóvenes pueden aprender mucho más”, finalizó Hortensia.
La historia de la joven Sagrario González Flores suena al aleteo de pájaros. Alas que se mueven violentamente dentro de una jaula y que permiten que se cuele de pronto el sonido del aire y del patio de madrugada. González, una joven de 17 años, que trabajaba como operadora de maquila en Ciudad Juárez, Chihuahua, partió a su trabajo muy temprano el 19 de abril de 1998 para no volver jamás. Antes de salir de casa hizo lo que habitualmente hacía, además de trenzarse el cabello y preparar su bata blanca de operadora, alimentó a sus dos periquitos a quienes decía dulces palabras cada vez que se acercaba a ellos.
Así se escucha el primer capítulo de Diez mujeres, la producción sonora que un batallón de mexicanas de distintas profesiones han concretado con esfuerzo, trabajo y creatividad durante los dos últimos años. El equipo ha estado liderado por Ashley Frangie y Lety Sahagún, las creadoras de uno de los pódcast mexicanos con más éxito en este tipo de plataformas a nivel global: Se regalan dudas. Además, la producción ha contado con el trabajo de investigación y seguimiento de la periodista Daniela Rea y, en los guiones, la pluma potente de la escritora y editora Alma Delia Murillo. Una combinación poderosa para construir un relato sonoro cuyo formato consumen cada vez más mexicanos. Historias y producciones donde los recursos de la voz y el peso de los testimonios son suficientes —como en este caso— para llegar hasta lo más profundo de las conciencias.
Lety Sahagún y Ashley Frangie, productoras de ’10 Mujeres’ y fundadoras de la productora Dudas Media.CORTESÍA (DUDAS MEDIA)
La productora y presentadora Lety Sahagún ha explicado que han aprovechado el lugar que ya tienen dentro de las producciones de audio para contar la historia de un día en este país, es decir, la historia de un lugar en el que a diario asesinan a 10 o más mujeres: “Lo hicimos a través del audio porque es en donde está nuestra fuerza, es la forma que conocemos, y también porque queríamos contar historias que por razones estructurales no escuchamos”.
Su proyecto insignia Se regalan dudas es considerado como el podcast más exitoso de América Latina. Se ha mantenido entre los 10 más escuchados en todo el continente desde el 2020, cuando fue premiado como el más compartido y seguido de Spotify. Tras el éxito, cobró fuerza y se convirtió también en una productora, Dudas Media, que ya participa activamente en Diez mujeres de la mano de Amazon Music.
Para tejer este largo proceso de contar las historias, la producción ha elegido cuidadosamente a actrices cuyas voces narran cada uno de los episodios. Los testimonios de víctimas de feminicidio como Fátima, Ericka, Bianca, Maicha Pamela, Sagrario, Idaly, Nataly, Paola, Mara y Fernanda, serán narrados, desde los puntos de vista de un árbol, un cuaderno, o un periquito, en voces de las actrices Angélica Aragón, Yalitza Aparicio, Mabel Cadena, Zuria Vega, Bárbara López, Karol Sevilla, Bárbara Mori, Morganna Love, Natasha Dupeyron y Eréndira Ibarra.
Esta nueva forma de contar la gran tragedia humana que significa un feminicidio, solo pudo conseguirse con el trabajo y las horas que pasó la periodista Daniela Rea con las familias de cada una de las víctimas. Ashly Frangie recuerda que para poder relatar ciertos detalles desde puntos de vista tan cercanos e íntimos a las mujeres de distintas edades y contextos sociales, y lograr que la voz de esos objetos que las rodeaban fuera suficiente para causar un efecto potente, el trabajo de Rea y de Alma Delia Murillo fue clave. “Daniela Rea fue quien estuvo en contacto con las familias. Se encargó de entrevistarlas, de ir a cada uno de los lugares del país y ponerlas en el centro. La única forma que supimos de los periquitos es porque la mamá de Sagrario contó la historia. Otro testimonio lo cuenta un árbol, y fue justo la mamá quien nos describió cómo eran los árboles donde vivía. Y luego fue bajar todas esas palabras a los guiones de Alma”.
La producción estrenará sus dos primeros capítulos este mismo miércoles. Será el 8 de marzo cuando los episodios puedan ser escuchados en diversas plataformas. Además, desde este 1 de marzo estará habilitado el sitio web diezmujeres.com en donde no solo se podrá acceder a los audios, sino que, las mujeres que llegaran a necesitar acompañamiento sobre temas de violencia machista, lo podrán hacer directamente en el sitio.
En un artículo publicado en 2021 en este periódico, La revolución femenina del ‘podcast’, María Jesús Espinosa de los Monteros, especialista en el tema, hacía un recorrido por las producciones de audio que están dirigidas, creadas o llevadas por mujeres. Al respecto hace esta reflexión: “Casos como Estirando el chicle, El podcast de Cristina Mitre, Gabinete de Curiosidades o Deforme Semanal en España, Concha Podcast en Argentina o Se regalan dudas en México muestran la relevancia de las creadoras sonoras. El primer podcast de masas en Estados Unidos, Serial, fue producido por una mujer: Sarah Koenig. Detrás del apabullante éxito de The New York Times Audio hay una periodista llamada Lisa Tobin. Dawn Ostroff es la directiva que está detrás de la formidable apuesta de Spotify por el audio. En Latinoamérica, Carolina Guerrero es la CEO del prestigioso podcast de Radio Ambulante y Martina Castro está al frente de la productora Adonde Media. La escucha entre mujeres está tejiendo hermosas comunidades en todo el mundo. La voz femenina, en definitiva, puede entenderse como un nervio que atraviesa nuestra historia y conecta siglos. No debe ser casualidad entonces que palabras como sonoridad y sororidad sean casi idénticas”.
La inequidad laboral sigue afectando más a las mujeres en México que a los hombres, reveló un estudio por el Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección (CIMAD) del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE Business School).
“En los últimos 18 años, el mercado laboral mexicano ha incorporado lenta pero continuamente a la mujer; no obstante, aún existen desafíos para poder proyectar equidad de género en el futuro laboral en nuestro país”, señaló el IPADE Business School en un comunicado divulgado este viernes.
La investigación, que contó con el apoyo de la empresa Gentera, se basa en la generación de 16 indicadores con frecuencia anual desde 2005 hasta 2022, así como 14 brechas de género relacionadas, con lo que fue posible señalar progresos y desafíos en el ámbito laboral mexicano.
Foto: UNAM
Con base en el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), las brechas de género toman como referencia el número 1, que implica igualdad entre hombres y mujeres.
Brechas de género menores a 1 muestran datos superiores para las mujeres, mientras que brechas mayores a 1 representan datos más elevados para los hombres.
Dentro de los resultados positivos, la presencia de las mujeres en alta y media dirección ha mantenido una tendencia creciente en el periodo de estudio, al aumentar 10,6 puntos porcentuales en la participación de las mujeres en este tipo de puestos, al llegar a un 38,6 % en 2022.
Sin embargo, uno de los resultados más preocupantes es el referente a las jóvenes sin estudiar, capacitarse o trabajar, ya que en este indicador la brecha es de 0,37 en 2022.
“Este indicador muestra que 26,3 % del total de este grupo poblacional femenino no estudia, trabaja o se capacita, quedando en desventaja para insertarse en el mercado laboral”, destacó Yvette Mucharraz y Cano, directora del CIMAD.
Además, precisó, la brecha de la relación empleo-población para 2022 es de 1,73 lo que significa que los hombres se integran con mayor frecuencia al mercado laboral que las mujeres.
Sobre el trabajo informal, el estudio revela que las mujeres suelen integrarse más en este sector, con una brecha de 0,965 para 2022, casi igual al 0,969 en 2005.
Respecto a pobreza laboral, tanto mujeres como hombres presentan cifras similares, lo que arroja una brecha de 0,99 en 2022.
No obstante, también hay una ligera diferencia entre las mujeres y los hombres con salarios bajos, con una brecha de 0,972.
Por otro lado, la precariedad en el empleo, que se refiere a la falta de seguridad y estabilidad laboral derivada de la situación contractual de los trabajadores, es similar entre hombres y mujeres.
Su brecha de género es 1,08; mientras que el pago por incapacidad laboral es un poco más frecuente en mujeres, lo que se representa en una brecha de 0,93, análoga a la de cobertura de seguridad social, con 0,95.
El reporte también indica que la brecha de género del trabajo infantil, una de las modalidades de trabajos que deberían abolirse es de 2,36.
Finalmente, destaca que los hombres tienden a padecer con mayor frecuencia jornadas laborales excesivas, representados por una brecha de 1,65.
Sin embargo, los hombres tienen más tiempo libre que las mujeres, que se expresa en una brecha de 1,1, lo que representa aproximadamente 8 horas más de tiempo libre promedio para los hombres al 2022.
Benjamín Alemán Castilla, profesor del área de Entorno Económico del IPADE, afirmó que “es necesario enfocarse en reducir la pobreza laboral y trabajar en la disminución de las jóvenes sin estudiar”.