Blog

  • La inteligencia artificial no es feminista

    La inteligencia artificial no es feminista

    La inteligencia artificial (IA) no tiene género, afirman sus creadores, sus impulsores, sus desarrolladores. Bien, en estos tiempos eso suena incluyente y progresista: la IA no tiene género.

    Good! Fantástico. Genial. Chingón.

    Un momento. ¿Realmente no tiene género?

    Entonces, ¿por qué es –sutil o abiertamente– machista cuando proporciona o genera información? ¿Por qué tiene sesgos que reproducen formas excluyentes del patriarcado y fomenta estereotipos que cosifican a las mujeres?

    Pruebe y verá: feminista no es la IA. Nadie le ha dado un curso para que lo sea. Sus datos no tienen un perfil inclusivo.

    ¿Por qué ocurre tal cosa? La respuesta está en la forma en que la IA es programada… por hombres. Por hombres que reproducen orientaciones machistas.

    Y también porque la información de la que suele echar mano la IA tiene, históricamente, un marcado componente masculino que discrimina, o al menos relega a la mujer.

    La IA no puede hacer nada: esa es la información que hay, esa es la información de la cual dispone, y no tiene capacidad para modificarla, para darle un carácter feminista, para al menos dotarla de un principio de igualdad de derechos de la mujer.

    Así lo explican especialistas universitarias…

    Como seres humanos

    A pregunta expresa, ChatGPT responde: “La IA no tiene inherentemente género ni ideología. Sin embargo, en su desarrollo e implementación pueden influir cuestiones de género de diversas maneras. Por ejemplo, los sesgos en los conjuntos de datos utilizados para entrenar modelos de IA es posible que perpetúen estereotipos de género o discriminación”.

    Saiph Savage, ingeniera en computación por la UNAM y con un doctorado en Ciencias de la Computación por la Universidad de California, Santa Bárbara, recuerda que “la inteligencia artificial busca crear computadoras que puedan empezar a pensar como los seres humanos”.

    La IA generativa produce nuevo contenido desde la experiencia y el aprendizaje de máquina –machine learning– con la que se educan los sistemas a partir de la información. “Esto es lo que hace ChatGPT: tú le das millones de datos con los cuales empieza a aprender ciertos conceptos”, describe la ingeniera de la UNAM.

    ¿Cómo influimos en la IA? Probablemente nadie o casi nadie pensó que subir una foto, dar un like o hacer un comentario en la web tendría una repercusión social hasta que la IA aprendió del lenguaje, las acciones y la interacción.

    ¿Qué está reflejado ahí de nosotros?

    Es una pregunta que plantea la lingüista computacional María Ximena Gutiérrez, parte del programa Macrodatos, Inteligencia Artificial e Internet del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH), el cual busca reflexionar desde las humanidades y la interdisciplina los avances de la IA.

    Gutiérrez responde: “Lo que está reflejado ahí de nosotros tal vez tiene muchos sesgos, reproduce estereotipos, incluidas cuestiones de género que se consideran machistas. El enfoque predominante de la IA se basa en aprender de una gran cantidad de ejemplos (data-driven). El sistema aprenderá de datos de origen que pueden estar sesgados”.

    ¿Cómo aprendió a ser machista y patriarcal?

    Si partimos de que la IA de aprendizaje metabolizó datos sesgados en cuestiones de género, la IA generativa tomará decisiones replicando aquellos que aprendió de las personas. En este camino, Saiph Savage recuerda que la IA “está entrenada para reproducir, pero también puede amplificar”, esto pensado en términos de machismo y violencia de género contra las mujeres.

    Ximena Gutiérrez también explica algo importante del proceso: “Estas tecnologías son muy eficientes, pero eso conlleva un costo oculto, el cual se traduce en que a veces esos sistemas de redes neuronales artificiales tan complejos no son transparentes, no te pueden explicar por qué tomaron una decisión, y eso tiene un impacto social”.

    No es neutral

    Si la IA tuviera que decidir a quién contratar, probablemente elegiría a un candidato varón. Le sucedió a una empresa multinacional especializada en comercio electrónico, streaming digital e inteligencia artificial. Entre 2014 y 2015 descubrieron que sus motores de contratación discriminaban a las mujeres. ¿La razón? Su herramienta de selección, hasta ese momento experimental, trabajaba con un algoritmo que aprendió a valorar los patrones de las hojas curriculares en un tiempo de 10 años, y como el dominio masculino ha predominado en las industrias tecnológicas, una candidata sería discriminada sólo por ser mujer. Esto lo hacía no ser neutral en cuestiones de género.

    Según las estadísticas de mujeres en la tecnología 2024 de WomenTech, a principios del milenio en Estados Unidos su representación laboral en la tecnología era del 9 %. Actualmente, ellas constituyen el 35 % de la fuerza laboral.

    Representatividad e impacto social

    La IA no sólo es una herramienta que hace uso de probabilidad y matemáticas, ahora también es un constructo social con impacto sobre la sociedad. Por ello Ximena Gutiérrez señala la importancia de conocer “la representatividad de datos digitales que hay para entrenar un sistema, un modelo de lenguaje” ¿Por qué? Porque si “tienen un sesgo muy visible machista eso se verá reflejado”.

    La ingeniera de la UNAM explica la necesidad de formar grupos interdisciplinarios que incidan sobre la representatividad y soberanía de los datos. “También podemos apoyarnos en la minería de datos –proceso en el que se analizan grandes volúmenes de información para encontrar patrones que expliquen su comportamiento en un contexto determinado– a fin de descubrir tendencias que nos sugieran que los datos de origen tienen algún tipo de sesgo”.

    Necesita de todos

    No sólo la información de la que se ha alimentado la IA podría estar sesgada; el sesgo puede venir también de los grupos de trabajo que hacen la tecnología.

    “Por ejemplo, las principales compañías que hacen IA hoy en día: Meta AI, Google, Open AI, todas estas, en realidad tienen una representación muy del norte global, casi no hay inclusión de instituciones del sur global, ahí ya hay un sesgo y eso ya va más allá de los algoritmos o la programación”, comenta Ximena Gutiérrez.

    Los sesgos son múltiples y se van acumulando: la geografía hegemónica, el predominio masculino en el campo de la tecnología y la ingeniería. De la misma manera hay ausencia de participación de miembros de comunidades diversas o en estado de vulnerabilidad en el diseño de IA.

    Estructuras de daño

    Ejemplos sobre la IA machista son varios y no tienen que ver sólo con la contratación de las mujeres. Ellas han sido discriminadas en la industria financiera cuando se les ha negado un crédito como amas de casa o si la IA ha decidido la cantidad de dinero a la que pueden acceder conforme al registro de sus percepciones.

    También se puede hablar de agresiones. “Estamos viendo casos terribles de violencia digital contra las mujeres que complejizan aún más el problema para ellas”, argumenta Aimée Vega, especialista en feminismo y comunicación del CEIICH.

    Y se refiere a la generación de imágenes deep fake –un video, una fotografía o un audio generado que imita la apariencia y el sonido de una persona–, donde las mujeres son representadas como objetos sexuales y que incluso llegan a la pornografía.

    La IA que no es feminista puede también contribuir a la feminización de la pobreza y la precarización de las mujeres en el mercado laboral, esto pensado en la IA que sustituye a una mujer en el trabajo, en la automatización inteligente de las industrias tradicionales o los sueldos menores que reciben las mujeres por el simple hecho de serlo.

    Otro caso de violencia contra las mujeres desde la IA puede ser la vigilancia ciudadana que existe en redes sociales. Por ejemplo, en las Apps que registran información de los ciclos menstruales, donde ésta se utiliza para “identificar quiénes están en edad fértil y tomar acciones incluso legales contra aquellas que no quieren ser madres o las que abortan”, cuenta Aimée Vega.

    Por su parte, Saiph Savage narra que “los algoritmos de recomendación, por ejemplo de parejas, tenían muchos sesgos sobre hacer sugerencias, y entonces las mujeres que ya eran un poco mayores de pronto el algoritmo de IA decidía limitar el tipo de opciones amorosas a las que ellas tendrían acceso. Si lo piensas, se considera un tipo de violencia, porque están cerrando las posibilidades de vida que una mujer puede tener”.

    Hay que pensar lo mismo en las opciones decisión de compra y consumo que la IA puede ofrecer a las mujeres.

    ¿Los hombres pierden?

    Aimée Vega reitera: “La tecnología no es neutral, es un dispositivo de poder y opera en un marco de relaciones donde se sostiene la desigualdad entre mujeres y hombres, la violación a los derechos humanos de ellas, así como la violencia y la discriminación en su contra”.

    Añade: “La igualdad entre mujeres y hombres es el primer derecho humano, y la no discriminación es el paradigma en el que ha descansado el feminismo para hacer la construcción de los derechos humanos de ellas. El avance de las mujeres desde la perspectiva patriarcal ha sido percibido como intimidación a los varones, porque se les presenta como amenaza a los privilegios masculinos, cuando su fin último es la igualdad”.

    Si no se cuenta con una estadística o cifras sobre la forma en que impacta una IA que no es feminista, Saiph Savage propone cuantificar los males. “Para entender las estructuras de daño que pueden existir y es posible que generen dolor hacia diferentes poblaciones, ayuda visualizar esto y también tener un camino sobre cómo empezar a atacar esos problemas”.

    Diseños participativos

    Saiph Savage comparte, desde su experiencia, que la UNAM cuenta con un curso de IA centrado en el ser humano. Esto significa tener iteración en cada parte del proceso de la creación de la IA; atacar los sesgos existentes en los datos; nutrir la IA con información en contra de la discriminación, los estereotipos y los sesgos de género; revisar las interfaces y agregar “a humanos que tomen las decisiones finales. La IA puede tener errores, es importante que permitas que haya personas que ayuden a corregirlos y percatarse de que es posible que los sesgos existan”.

    De la misma forma, la UNAM trabaja en que la IA esté pensada en las mujeres y sus necesidades, y esto para Saiph Savage representa una oportunidad de innovación a través de diseños participativos.

    La ola de mujeres de esta época está trabajando por una IA responsable y por todas ellas.

     

  • Las barreras que enfrentan tres mujeres en riesgo de feminicidio

    Las barreras que enfrentan tres mujeres en riesgo de feminicidio

    Nunca pensé que el amor de mi vida se convertiría en mi peor pesadilla”, dice Claudia* cabizbaja. Repite esa idea, una y otra vez. Tania y Marta*, en otras palabras, sugieren lo mismo. Las tres mujeres han visto la cara más cruenta de la violencia machista y a diario se levantan pensando cuándo su nombre se sumará a los 265 feminicidios que, según el Observatorio Colombiano de Feminicidios, han ocurrido en Colombia en lo corrido de 2024. Sus historias se parecen en que las instituciones del Estado les han fallado y las han revictimizado. El riesgo es tal que Medicina Legal advierte que solo en la capital del país hay 655 mujeres en riesgo alto de feminicidio.

    Feminicidios en Colombia
    Una tela con los nombres de víctimas de feminicidio atraviesa la plaza de Bolívar, en noviembre de 2020.FERNANDO VERGARA (AP)

    En medio de su desespero, por la mente de Claudia se cruzó muchas veces la idea de ir a la mitad de la concurrida plaza de Bolívar, en Bogotá, para hacer una huelga de hambre y exigirles a las autoridades que avancen en su caso. Para ella, solo así podrían encontrar la paz. Carlos, su expareja, se le ha arrebatado por seis años. Cuenta que ha sido suerte que no la hubiera matado en alguna de las varias golpizas que le propinó, o que ella no se hubiera suicidado.

    Todo comenzó en 2018, al reencontrarse con un viejo romance. Recuerda que se conocieron en 2012, ella mesera en un bar y él, policía. Cuando volvieron a saber uno del otro, el hombre había pasado por la cárcel y cumplía el resto de su pena en casa. “Yo lo amaba. Estaba muy enamorada”, dice arrepentida. La situación de su pareja no le importó. Él parecía arrepentido y cursaba una carrera profesional. Se enamoraron, se fueron a vivir juntos y ella quedó embarazada. Tan rápido como empezó se desmoronó, y la violencia salió a flote. Inició con groserías, pasó a comentarios despectivos y poco a poco escaló a los golpes. Un día la ahorcó contra una pared y pocos segundos la salvaron de ahogarse, rememora.

    Feminicidios en Colombia
    Mujeres de diferentes colectivos feministas se reúnen para conmemorar el Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer en Bogotá, el 25 de octubre de 2020.NURPHOTO (NURPHOTO VIA GETTY IMAGES)

    Un recuerdo igual de desgarrador persigue a Marta. A un mes de iniciar una relación, y tras una discusión en la que ella sugiere que no quiere continuar con su pareja, este la atacó con un cuchillo de cocina, causándole heridas en diferentes partes del cuerpo. El hombre huyó por unos días, y cuando ella ya estaba decidida a denunciarlo, volvió a atacarla, y también agredió a su hermano, quien quiso defenderla. Marta recibió una puñalada en su rostro y terminó hospitalizada.

    La odisea de Tania ha sido similar. Quien era su pareja desde el colegio ahora es el origen de sus mayores miedos. Los celos fueron el primer paso de una serie de agresiones que se han prolongado por casi una década, incluso después de separarse. La situación, ya difícil, ha empeorado porque tiene un hijo con su victimario, y el menor se ha convertido en un punto de disputa y, a su juicio, en una herramienta para hacerle daño.

    Todas las mujeres violentadas han buscado a las autoridades. Tania interpuso una primera denuncia en 2021, Claudia en 2022 y Marta en 2023. Para ninguna eso supuso una mejora. De hecho, al revés. Desataron la ira de sus agresores, quienes han recurrido a diferentes herramientas para atemorizarlas y buscar que desistan. Todas lo han contemplado tras verse expuestas a amenazas, revictimización y trabas para conseguir justicia o, al menos, protección.

    Daisy Yael Castañeda, directora de la fundación Mujer Libre, que acompaña y asesora legalmente a víctimas de violencia machista, ha corroborado esas enormes barreras. Atiende a mujeres en todo el país, suma cientos de casos, y asegura que sí, que ante la dilación y las dificultades algunas desisten, otras se resignan y otras insisten. Pero todas, afirma, enfrentan un camino cuesta arriba. De eso se percató Marta, quien estuvo alojada en una de las seis casas refugio que hay en Bogotá y que desde hace quince años funcionan como una medida de emergencia. Llegó con su hijo adolescente y para ninguno de los dos fue fácil. Afirma que no lo repetiría, que prefiere huir a otra ciudad. Si bien contó con atención psicológica, le resultó deprimente el estar aislada de todo. Al final ella y su hijo tuvieron que cambiar su vida totalmente por esos tres meses. El agresor no.

    Feminicidios en Colombia
    Colectivos realizan una velada por las víctimas en Bogotá.NURPHOTO (NURPHOTO VIA GETTY IMAGES)

    “Son tres meses en los que muchas de las víctimas ni siquiera alcanzan los escritos de acusación, una de las primeras etapas en los procesos de denuncia. A veces ese tiempo le dan la oportunidad al agresor de iniciar un ataque físico o legal en contra de su víctima, como cuando las denuncian por calumnia, injuria o violencia intrafamiliar”, señala la abogada Castañeda.

    Así lo vivió Marta, quien desistió de la denuncia. No solo por las amenazas que a lo largo de meses recibió de su victimario tras salir de la casa refugio, donde le exigía que retirara la denuncia o le haría daño, sino que adicional a ello se estrelló con la que llama desidia de los funcionarios de la Fiscalía. Recuerda que en una de las tantas citaciones le sugirieron que ella debía ser la encargada de darles la ubicación del hombre porque nadie sabía dónde estaba el sujeto. Así, muchas veces fue únicamente ella quien acudía a las citaciones. La denuncia se estancó y ella se cansó.

    Claudia conoció a Marta en la casa refugio. Su experiencia no fue negativa, pero tiene reparos. “Es un espacio emocionalmente muy pesado, más si uno ya está atravesando algo tan difícil. Es hostil porque uno tiene que cambiar de la noche a la mañana toda su vida”, explica. Sostiene que para las mujeres que son madres, la mayoría, es insostenible pasar tanto tiempo sin trabajar para mantener sus hogares. Pese a que sus empleadores están obligados a brindarles alternativas de trabajo remoto, casi nunca suele ser así. Pese a esas críticas, la Secretaría de la Mujer insiste en que las casas refugio son cruciales para salvar la vida de cientos de mujeres en la ciudad. De acuerdo con su página web, en los últimos cuatro años en estos lugares se han atendido 1.760 mujeres en riesgo.

    Machismo institucional

    En la Comisaría de Familia en Engativá, a donde acudió Tania, hay panfletos contra la violencia de género en todas sus paredes. En ellos invitan a las mujeres a denunciar, aunque justo en ese lugar fue donde el teniente de policía que recibió su denuncia le dijo que “ya sabía como eran las mujeres”, aludiendo a que con sus denuncias buscaban dinero. “En Colombia se condena a la víctima desde el inicio. Cuando decide denunciar, los funcionarios llenos de estereotipos de género les hacen sentir responsables de lo que viven”, asegura Castañeda. Recuerda que a Mujer Libre incluso llegó un caso en el que la revictimización inició desde que la mujer se comunicó al 123. “La víctima fue tan maltratada por la Policía, que terminó encerrándose en su casa y perdimos contacto”, agrega.

    Aborto en Colombia
    Concentración masiva frente al Palacio de Justicia de Bogotá.VANNESSA JIMÉNEZ (EFE)

    En el caso de Tania, la fundación logró una medida de protección para ella y su hijo, quien había sido víctima de violencia sexual al visitar a su padre. No sirvió, pues el agresor llegó a su vivienda exigiendo ver al niño, acompañado por la policía. Las autoridades terminaron multando al personal de seguridad de la casa de Tania por no permitir el ingreso del hombre. Tras ese hecho, la mujer volvió a la Fiscalía para ponerles al tanto, y en medio del procedimiento las funcionarias le sugerían no continuar con la denuncia por violencia intrafamiliar. “Señora, ¿está segura que quiere enviar al papá del niño preso?”, le preguntaban.

    La Fiscalía ha sido otro dolor de cabeza para Claudia. La denuncia ha sido archivada tres veces. En cada visita se enfrenta a tratos de los funcionarios que califica de displicentes. La mandan de una oficina a la otra, reprocha. La ponen a hablar aquí y allá, según cree, para no resolverle nada. Declara que hasta ha perdido trabajos por el tiempo que ha destinado a impulsar el caso.

    Una capital en emergencia

    Entre el 30 y 31 de mayo en Bogotá se registraron dos feminicidios en menos de 24 horas. La conmoción para los capitalinos fue total, principalmente porque uno de los crímenes ocurrió en medio de un frecuentado centro comercial. El asesinato fue registrado por los celulares de los transeúntes y en minutos había invadido las redes sociales. En vídeo quedó expuesto el culmen de la violencia feminicida, lo que volvió a traer a la conversación la emergencia que vive Colombia por cuenta de las agresiones hacia las mujeres; esta crisis no escapa a las grandes ciudades, pese a su enorme andamiaje institucional. Tania, Marta y Claudia lo confirman.

    Feminicidios en Colombia
    Protesta contra la violencia de género en Bogotá.FERNANDO VERGARA (AP)

    De acuerdo con cifras de la Secretaría Distrital de la Mujer, de enero de 2020 a diciembre de 2023 alrededor de 240.000 mujeres recibieron algún tipo de atención por violencias basadas en género. Solo el año pasado, según datos del Observatorio de Feminicidios Colombia, Bogotá registró 58 feminicidios, solo superada por Antioquia, que alcanzó las 95 víctimas. Las localidades con más feminicidios de la capital son algunas de las más pobladas y empobrecidas: Bosa, Kennedy, Ciudad Bolívar, Engativá y San Cristóbal.

    Después de los sonados feminicidios de Stefanny Barranco y Natalia Vásquez, el alcalde Carlos Fernando Galán anunció nuevos planes para hacerle frente a la situación. Entre ellos está un proyecto para fortalecer las 37 comisarías de familia de Bogotá, y para los próximos cuatro años de su mandato se comprometió a aumentar los equipos comisariales de 51 a 67. Para el segundo semestre de 2024, prometió implementar un mecanismo para hacer seguimiento semanal a los casos de riesgo alto de feminicidios y a las medidas de protección que emiten las comisarías, las cuales responden a la Secretaria de Integración Social.

    Claudia ya perdió la esperanza de que algo cambie. Con firmeza dice que ya no cree en la justicia terrenal, sino en la justicia divina que, a su juicio, puede ser más efectiva. Prefiere hacer la entrevista de manera presencial porque hablar de la violencia le cuesta. No llora. Explica que eso se debe a la medicación para tratar la depresión. Cuenta, al igual que Tania y Marta, que cualquier feminicidio en los titulares televisivos la estremecen. Marta se acuerda cuánto lloró el día del feminicidio de Stefanny Barranco; pensaba que habría podido ser ella. A veces se despierta a la madrugada y se asoma a la ventana para constatar que su agresor no está merodeando. Las tres aprendieron a sobrevivir como si tuvieran pendiente una condena de muerte.

  • Mujeres en el mar: la fuerza que mueve a México

    Mujeres en el mar: la fuerza que mueve a México

    Ser mujer y trabajar en el sector marítimo es una combinación que hace décadas era imposible de plantear: los hombres dominaban absolutamente el sector. Kimberly Durán, oficial de seguridad en la embarcación Stingray y originaria de Mazatlán, lo sabe. Lo vive día a día. Sin embargo, las cosas han cambiado para bien.

    “Ya no veo a las mujeres a bordo de embarcaciones como un sueño, ya es algo más real. Hay muchas mujeres en el sector. Ya contamos con la primera capitana de altura en la embarcación y creo que el siguiente paso es que haya más colegas. Hay más mujeres en el sistema educativo, administrativo y en puestos directivos en esta industria. Creo que mejorará con el tiempo”, dijo en entrevista exclusiva. “Ya no es un sueño lejano. Estamos en ese proceso de hacerlo realidad”.

    Gracias a la iniciativa de la OMI (Organización Marítima Internacional) de establecer el Día internacional de la Mujer en el Sector Marítimo (18 de mayo), de las acciones del Gobierno Federal de México de sumarse a estos festejos y de los esfuerzos de las empresas, como Grupo Industrial Durandco, la presencia de mujeres en el sector marítimo es cada vez es más notoria. Y es de aplaudirse.

    Este día internacional se celebró por primera vez hace apenas dos años, en 2022, con el objetivo de crear un entorno laboral libre de obstáculos para las mujeres en el sector marítimo. Para Luz del Carmen Loyo Hernández, subdirectora de QHSE – Quality, Health, Safety and Environment de Grupo Industrial Durandco, y quien lleva más de 20 años en el sector marítimo, es una celebración importante, ya que “es necesario difundirla idea de que todas las mujeres se pueden incorporar en este tipo de trabajos que antiguamente era ‘sólo de hombres’”.

    Además, Luz se dice orgullosa de ver que sus compañeras ocupan puestos importantes en el organigrama y muestran un gran desempeño laboral: “Se involucran cada vez más en este sector y lo hacen de manera sobresaliente. Las actividades que están realizando nuestras compañeras no son cosas sencillas, requieren preparación y como tal se han comprometido y lo están haciendo muy bien”.

    La fecha representa un gran valor para nuestro país, ya que permite visibilizar, desde los primeros indicios, la aportación de las mujeres a la historia marítima; desde su participación en la ruta del Galeón de Acapulco-Manila durante los siglos XVII y XVIII, hasta el presente.

    Este día conmemora a todas las mujeres del sector y promueve su empleo sostenido, al tiempo de fortalecer las acciones sobre igualdad de género en favor del cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas.

    Wendy Selene Mejía Rodríguez, segundo oficial de cubierta, comentó en entrevista que el momento más gratificante de su carrera hasta ahora es “el ser respetada en mi lugar de trabajo y, sobretodo, el ser reconocida por mi equipo, que en su mayoría son hombres”. Además, se dijo agradecida con la empresa en la que trabaja, ya que “me han ayudado tanto en mi capacitación como en mi crecimiento profesional. Día tras día lucho y tengo un reto nuevo y un nuevo aprendizaje. Me siento muy orgullosa”.

    Nuestro país está comprometido a cerrar las brechas de desigualdad de género y de promover acciones de inclusión y visibilidad; las mujeres del sector marítimo representan menos del 3% de la fuerza laboral a nivel mundial. Por supuesto, se busca que este porcentaje crezca con el tiempo.

    Ante esto, Kimberly es optimista y ve cambios estructurales: “Cada vez veo que los hombres se adaptan mejor a que haya mujeres a bordo. Antes era un poquito más complicado, se volvían protectores o creían que la resistencia mental, no tanto la física, era como un contratiempo para nosotras y se han dado cuenta que no es así. Al ver lo que otras compañeras han logrado en el sector, cada vez nos dan más reconocimiento”.

  • Volver a Bell Hooks

    Volver a Bell Hooks

    Entre los movimientos feministas actuales bell hooks (1952-2021) es una de las autoras más citadas. Activista, crítica, profesora y escritora, Gloria Jean Watkins decidió rendir homenaje a su bisabuela materna Bella Blair Hooks cambiando su nombre, pero más aún, cuestionando el sentido opresivo que se da a conceptos como raza o clase.

    A fuerza de trabajo y escritura, hooks firmó sus libros así, con minúscula, y se convirtió en un referente por enarbolar un feminismo no circunscrito únicamente al género. Su crítica apuntó sobre todo a lo que ella consideraba sistemas opresivos y por lo tanto violentos.

    A raíz de su muerte en 2021 sus títulos comenzaron a tener nueva vida, sobre todo en español, idioma en el que era poco conocida. Sus reflexiones hicieron eco en comunidades minoritarias de América Latina y por tanto se han empezado a publicar más traducciones, la más reciente Hermanas del ñame.

    En el ensayo hooks nos deja claro que antes que buscar la solución a nivel exterior es necesario iniciar el cambio en uno o una misma. Conviene aclarar que el libro es para hombres y mujeres: no busca equidad sino un diálogo entre ambos. “Quienes nos hemos comprometido con el movimiento feminista, con la lucha por la liberación negra, necesitamos trabajar en nuestra autorrealización”, escribe.

    Cuestión de método

    Hermanas del ñame se puede leer como una propuesta de método para llegar a la autorrealización. Sabe que muchos de los traumas que cargamos son resultado de vivir en una sociedad clasista, machista y misógina. Pone énfasis en asuntos tan cotidianos como la tecnología y la relación o dependencia ante aparatos como los teléfonos celulares que si bien nos permiten estar comunicados también nos convierten en personas totalmente localizables y controlables; cuestiona los estándares o cánones de belleza que son utilizados como mecanismos de violencia: hooks habla de las mujeres negras, pero en el caso mexicano podría extenderse a las indígenas.

    Atención especial merecen sus reflexiones sobre las adicciones, donde nos invita a pensar en por qué las características de nuestros ambientes nos hacen buscar un refugio en alguna adicción.

    Últimamente he leído y escuchado bastante que en México vivimos tiempo de mujeres. Si en verdad queremos que esta idea se concrete y no quede en mero eslogan político es necesario pensar y aplicar una nueva forma de entender las relaciones de género y económicas. bell hooks es o deberá ser en este sentido una autora a la que deberemos tener cerca.

    Otros títulos de bell hooks son Todo sobre el amor y El feminismo es para todo el mundo.

    Vértigo también recomienda

    Grace P. Bedoya. Regreso al pueblo de los suspiros. Literal Publishing. 154 pp.

    La ficción inunda la imaginación de don Alonso Quijano. ¿Qué es real? ¿Qué es ficción? ¿Cuál es la realidad? La cervantina novela de la venezolana Grace P. Bedoya es una historia compuesta de varias historias que nos llevan a un mundo donde la vida y la ficción se dan la mano.

    Guillermo Fadanelli. Desorden, crítica de la dispersión pura. Literatura Random House. 284 pp.

    Lejos de posiciones eruditas y de explicaciones puntillosas, este libro disecciona a la sociedad contemporánea y recupera el ímpetu selvático que nos empuja a la vagancia filosófica; estamos ante una obra miscelánea, escrita desde el placer que solo da la libertad de pensamiento.

    Suzette Celaya Aguilar. Nosotras. Hachette. 221 pp.

    Un pueblo está a punto de desaparecer bajo el agua a causa de la construcción de una presa. Violeta se resiste a dejar su casa porque sabe que al hacerlo su historia y pasado quedarán sepultados. La escritora mexicana presenta una escalofriante metáfora de nuestra búsqueda de arraigo.

  • Eliminación del Ministerio de las Mujeres, retroceso para el feminismo

    Eliminación del Ministerio de las Mujeres, retroceso para el feminismo

    En un acto de campaña a la presidencia de Argentina, Javier Milei, líder del partido de ultraderecha La Libertad Avanza, explicó la forma en que transformaría el Estado al alcanzar el triunfo y en un video publicado dijo: “Bueno, lo primero que tenemos que entender es que el Estado no es la solución; el Estado es el problema”, y frente a una pizarra blanca fue arrancando uno a uno los ministerios que desaparecería.

    “¡Afuera!”, gritó acerca de los ministerios de: Turismo y Deportes; Cultura; Ambiente y Desarrollo Sostenible; Mujeres, Géneros y Diversidad; Obras Públicas; Ciencia, Tecnología e Innovación; Trabajo, Empleo y Seguridad Social; Educación; Transporte; Salud; y Desarrollo Social.

    El ultraderechista obtuvo la presidencia el 19 de noviembre de 2023 y, a seis meses de tomar el poder, cumplió su promesa con el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad para convertirlo en una subsecretaría del Ministerio de Justicia.

    En un comunicado el Ministerio informó que “ninguna de sus acciones concluyó en la baja del índice del delito” y que, “por el contrario, el pueblo argentino fue testigo de su sesgo ideológico en la defensa discriminatoria de las víctimas”.

    Esto sucede en un contexto en el que cada 35 horas una mujer es muerta víctima de feminicidio en Argentina, y con más de 40 años de lucha por sus derechos y en contra de la violencia en la historia del Ministerio.

    Nelly Lara, profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM y quien fuera investigadora posdoctoral del Centro de Investigaciones y Estudios de Género, establece cinco aspectos que han marcado el retroceso para las mujeres en relación con la desaparición de instituciones como el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad:

    1. El patriarcado como un ente encargado de impedir el avance de las mujeres. Además del efecto búmeran que representa los retrocesos venideros siempre que ellas avanzan.

    2. La relación entre las mujeres y el Estado. Su incorporación a un Estado patriarcal que sigue dictando las normas de configuración y, aunque se ha logrado su modificación, continúa la existencia en sus limitantes.

    3. El neoliberalismo como un sistema económico que dicta que lo que importa es el dinero y no el sujeto, y si hay que recortar programas sociales, los primeros serán los dirigidos a las mujeres, diversidad sexual y otros grupos vulnerables.

    4. La incorporación de los neoconservadurismos. Ideas que se pensó ya habían trascendido, pero que de forma religiosa o por su carácter social vuelven a aparecer.

    5. La desarticulación del movimiento feminista, que es presentado como algo que debió haber trascendido y ya no hace falta, cuando claramente las últimas acciones hacen evidente la necesidad de su existencia.

    En 1971, la escritora francesa Olympe de Gouges publica la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana de forma reaccionaria contra la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, que reconocía para los varones la condición de ciudadanía y a las mujeres las ponía en una situación de inferioridad.

    Nelly Lara expresa: “Este tipo de ministerios que están inscritos sobre todo en el ámbito estatal nos permiten advertir el gran camino que las mujeres han atravesado para la construcción de su ciudadanía y de sus derechos sociales y políticos… Es difícil que otro sujeto político luche por las necesidades que ellas tienen en el ámbito de lo social”.

    La vida de Olympe de Gouges terminó en el cadalso y Nelly Lara explica: “Algo que sabemos, sobre todo en América Latina, es que el movimiento feminista es una postura colectiva y ya no está representado solamente por una mujer”.

    La lucha feminista continuará en Latinoamérica y el mundo. “Nuestra agenda política no depende completamente de lo que sentencian en los Estados modernos. El feminismo contemporáneo ha logrado articularse de tal manera que puede operar, quizá con mayor limitación, con o sin las instituciones en que esté configurando el Estado”, concluye Nelly Lara.

  • Mujeres profesionistas y precarización laboral

    Mujeres profesionistas y precarización laboral

    El modelo laboral en el que se desempeñan las mujeres profesionistas resulta en una situación de precariedad que genera problemas existenciales, inestabilidad económica, sentimientos de insatisfacción y faltas de garantía de sobrevivencia. Así lo destacó Natalia Flores Garrido, doctora en Sociología por la Universidad Nelson Mandela e investigadora independiente, durante el conversatorio Precariedad laboral de mujeres profesionistas, una actividad en el marco del Segundo Ciclo de Conferencias Diálogos entre Feminismos, organizado por el Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la UNAM y la Universidad de la Coruña.

    Durante las últimas décadas, el trabajo ha sido una de las prácticas sociales con mayores cambios, sobre todo en su organización. Estas transformaciones se han dado a la par de la toma de conciencia de la feminización de los empleos, lo que ha llevado a que mayor número de mujeres se agreguen al trabajo remunerado. A pesar de la lucha por conseguir lugares laborales dignos y en igualdad de condiciones con los varones, los empleos siguen siendo espacios de inestabilidad para las mujeres.

    Natalia Flores, también maestra en Ciencias Sociales por la Flacso México, realizó una investigación en torno a la situación de este sector de la población en México y en el sur global, específicamente de las mujeres profesionistas. En este ejercicio abordó las condiciones laborales precarias de mujeres con alta formación académica, muchas de ellas con posgrados y con edades entre 25 y 40 años. Aunque ha habido un incremento en el acceso de las mujeres a la educación superior y al mercado laboral, esto no ha garantizado condiciones dignas.

    Flores Garrido definió el trabajo precario en cuatro dimensiones: económica, organizacional, social y temporal. Un empleo precario no garantiza a la trabajadora el dinero suficiente para cubrir sus necesidades, carece de organización sindical, no ofrece derechos laborales –pensiones, servicios de salud, créditos de vivienda– ni da seguridad del tiempo que durará el empleo. Un ejemplo, mencionó, son las trabajadoras que ofrecen servicios honorarios.

    Durante la conferencia, Natalia Flores rescató testimonios de mujeres profesionistas entrevistadas que durante su búsqueda de trabajo experimentaron rechazo por falta de experiencia, pocas oportunidades de crecimiento y nula remuneración económica en puestos de pasantía.

  • Los productos químicos para el cabello podrían afectar la salud de las mujeres

    Los productos químicos para el cabello podrían afectar la salud de las mujeres

    El pelo alisado ha sido durante mucho tiempo el estándar social de belleza dominante para las mujeres negras, desde la clase trabajadora hasta las que trabajan en el gobierno y las empresas estadounidenses, pasando por las celebridades e incluso alguien en la Casa Blanca. Michelle Obama dijo en 2022 que sintió que tenía que alisarse el pelo mientras ejercía de primera dama en lugar de llevar un estilo natural. “No”, dijo. “No están preparados para ello”. El pelo se puede alisar con calor, pero la inmensa mayoría de las mujeres negras —se calcula que un 89 por ciento— han utilizado alisadores químicos, más fáciles y asequibles, en algún momento de su vida, a menudo desde la infancia.

    Sin embargo, cada vez hay más evidencias, muchas de las cuales no han llegado al público, que muestran la relación entre estos productos, comercializados directamente para las mujeres y niñas negras, y una serie de trastornos de salud en las mujeres.

    Esto es lo que debes saber sobre los relajantes o alisadores de cabello y tu salud.

    Durante décadas, los científicos han tenido dificultades para explicar por qué las niñas negras muestran signos de pubertad precoz —desarrollo de pechos y vello púbico— con más del doble de frecuencia que las niñas blancas y también antes que las niñas de otros grupos étnicos. El inicio precoz de la pubertad y la menstruación se asocia a una cascada de trastornos de la salud reproductiva. Muchos de estos problemas relacionados con la salud hormonal son más frecuentes en las mujeres negras que en otras mujeres, incluida una forma agresiva de cáncer de mama que contribuye a una tasa de mortalidad por esta enfermedad un 28 por ciento superior que la de las mujeres blancas.

    Entre los ingredientes de los relajantes químicos hay varios que se sabe que son alteradores del sistema endocrino.

    Las quemaduras y abrasiones, que suelen producirse al aplicar los productos en el cuero cabelludo, facilitan la penetración en el organismo de las sustancias químicas que alteran el sistema endocrino, y las investigaciones realizadas en los últimos años demuestran que su uso frecuente está relacionado con un mayor riesgo de cáncer de mama y de útero.

    Los relajantes químicos llenan las estanterías de las tiendas de productos de belleza y las farmacias de las comunidades negras, con envases dirigidos a los niños, en cajas de colores brillantes y que muestran adorables niñas con el pelo liso y ondulado. Y el etiquetado no es de fiar: un informe de 2018 encontró decenas de sustancias químicas que pueden alterar las hormonas en los productos para el cabello utilizados por las mujeres negras, pero la mayoría de los ingredientes tóxicos no figuraban en el envase.

    Los alisadores se comercializan de forma similar en Europa y en Estados Unidos, aunque contienen ingredientes activos diferentes, porque la Unión Europea regula más de 1300 sustancias para su uso en cosméticos, mientras que la FDA prohíbe o restringe solo nueve. Se ha descubierto que los relajantes capilares comercializados para niños en Estados Unidos contienen los niveles más altos de cinco de las sustancias químicas prohibidas en la Unión Europea. La FDA ha propuesto prohibir el formaldehído, un ingrediente de muchos alisadores que la propia agencia ha relacionado con el cáncer, pero no se ha fijado una fecha y la prohibición de un ingrediente no afectaría al resto.

    Tras la publicación a finales de 2022 de una nueva y convincente investigación que relacionaba los alisadores químicos con el cáncer de útero, se presentaron demandas colectivas que reclutaron a miles de demandantes con mensajes en vallas publicitarias, internet y televisión. Los casos se unificaron en una demanda supervisada por un juez federal. En ella se nombra a varias empresas como demandadas y se encuentra ahora en la fase de proposición de pruebas.

    Mientras tanto, los productos han tenido un cierto renacimiento en las redes sociales, con videos de TikTok con la etiqueta #relaxerisback que han recibido más de 24 millones de visitas y en los que aparecen mujeres jóvenes sonriendo y mostrando su pelo alisado.

  • De qué se arrepiente la mayoría de las mujeres

    De qué se arrepiente la mayoría de las mujeres

    • Reconocido psiquiatra de la Universidad de Harvard, Waldinger realiza grandes estudios sobre la felicidad.
    • Y analiza a las mujeres de acuerdo a lo que ellas se arrepienten de no haber vivido.

    La Universidad de Harvard es, sin dudas, una de las organizaciones de educación más prestigiosas del mundo, sino la más. En todos los ámbitos. Y en el de la psiquiatría, cuenta con Robert Waldinger, profesor en la Harvard Medical School y director del Centro de Terapia Psicodinámica e Investigación del Hospital General de Massachusetts.

    Este especialista encabezó y coordinó un estudio que despertó el interés de todos los medios especializados y masivos. Es que no hay tema más magnético que la búsqueda de la felicidad y… ¡poder encontrarla!

    El Harvard Study of Adult Development convocó en Boston a tres generaciones. Lo arrancó en 1938 y a lo largo de 80 años analizó a más de 2000 personas, hombres y mujeres. Abuelos, padres e hijos, claro, en un estudio que se puede ver en la web de la Universidad.

    Ese trabajo, coordinado por Waldinger, derivó en un libro llamado The Good Life: Lessons From the World’s Longest Scientific Study of Happiness, publicado en 2022, en coautoría de Robert Waldinger con el doctor Marc Schultz, y que trata sobre los factores que se relacionan con el bienestar y la felicidad.

    Qué hace felices a las mujeres y a los hombres

    El sitio especializado Medscape, ayuda a entender los alcances de este estudio y del pensamiento profundo del doctor Robert Waldinger.

    El psiquiatra Robert Waldinger, de la Universidad de Harvard, coordinó un trabajo por el que se estudió a más de 2000 personas a través de 80 años.El psiquiatra Robert Waldinger, de la Universidad de Harvard, coordinó un trabajo por el que se estudió a más de 2000 personas a través de 80 años.
    • Los profesionales participantes en el estudio dedujeron que lo más significativo, a lo largo de los años, es cuidar la salud y establecer relaciones cálidas y cordiales con los demás.
    • El éxito profesional, la aptitud social, las actividades placenteras y un alto nivel educativo ayudan bastante.
    • La comprensión de que ninguna vida está libre de problemas y estar dispuestos a aceptar los giros inesperados ayuda a superar los momentos difíciles.

    Del lado de enfrente, los rasgos que operan contra la felicidad, están liderados por la soledad, el estrés y sobredimensionar los problemas.

    Ninguna vida está libre de problemas, dicen los expertos. Pero mujeres y hombres se arrepienten de errores diferentes en el tiempo./ Shutterstock.Ninguna vida está libre de problemas, dicen los expertos. Pero mujeres y hombres se arrepienten de errores diferentes en el tiempo./ Shutterstock.
    1. Waldinger pone énfasis en el factor negativo de creer que, menos yo, todos viven bien, sanos y largo tiempo, como quieren hacer creer las redes sociales.
    2. Las relaciones virtuales bajan la autoestima y no deben sustituir al contacto humano real y de calidad.
    3. Robert Waldinger lo sintetizó así: “No serás feliz hasta que tengas una buena vida”, según lo expresó en una charla TED con más de 42 millones de visualizaciones.
    4. Claro que no es tan simple cumplir con los preceptos del prestigioso psiquiatra de Harvard y declararse simplemente felices. A lo largo de la vida miramos hacia atrás y pensamos: esto debería haberlo hecho de otra manera. Si hubiera sido diferente, hoy no tendría tal o cuál pensamiento.

    De qué puede arrepentirse una mujer

    Lo que podríamos haber sido, y no fuimos. Dilema de algunas mujeres en el estudio de la Universidad de Harvard./ Shutterstock.Lo que podríamos haber sido, y no fuimos. Dilema de algunas mujeres en el estudio de la Universidad de Harvard./ Shutterstock.

    Waldinger se dedicó, también, a investigar este tema específicamente en las mujeres y encontró interesantes respuestas.

    • En un punto de su investigación, pareció entender que la felicidad en las mujeres era un subgénero aparte en su trabajo. Y empezó a cotejar las vivencias femeninas en las tres generaciones estudiadas.
    • Así concluyó que las mujeres de hace 70 años disponían de menos libertades pero eran más felices porque no tenían expectativas: sin expectativas no hay frustración posible.
    • La mujer hoy es más capaz que el hombre de establecer nuevas relaciones y cuidar de las viejas.

    Según lo revela la revista Telva en un artículo dedicado a este estudio de más de 85 años sobre la felicidad, el doctor Robert Waldinger pregunta a mujeres mayores, de 70 a 90 años, qué cosas hubieran querido hacer más o hacer menos.

    El psiquiatra Waldinger, de Harvard, da continuas charlas acerca de la felicidad.  El psiquiatra Waldinger, de Harvard, da continuas charlas acerca de la felicidad.

    El artículo relata sobre el estudio de Harvard que, así como los hombres se arrepienten de haber pasado «demasiado tiempo en el trabajo y lejos de sus seres queridos», las mujeres mayores expresan que se arrepienten de haber pasado demasiado tiempo preocupándose por lo que pensaran otras personas «en lugar de vivir con autenticidad».

    Las mujeres mayores que pasaron por el estudio de Harvard se arrepienten de no haber luchado más por sus deseos y espacios personales./ Shutterstock.Las mujeres mayores que pasaron por el estudio de Harvard se arrepienten de no haber luchado más por sus deseos y espacios personales./ Shutterstock.

    Ellas dijeron arrepentirse de haber esperado demasiado tiempo para luchar por sus deseos y espacios personales; o no haber tenido el coraje de desarrollar su propia personalidad.

  • “Mujeres raíces”, el colectivo que le devolvió la dignidad al trabajo de mujeres indígenas artesanas

    “Mujeres raíces”, el colectivo que le devolvió la dignidad al trabajo de mujeres indígenas artesanas

    Tras enfrentar por años las restricciones a la venta ambulante en Guadalajara, cinco mujeres lograron convertir a un grupo de artesanas de pueblos originarios en emprendedoras y revertir la adversidad.

    La artesana Juana Reyna muestra las manchas de sol en sus mejillas, huellas que la venta por las calles le dejó para siempre. Durante la pandemia del covid-19 sobrevivió caminando entre vehículos. “Vendía cubrebocas bordados”, dice. “Andaba sudando, vendía en las esquinas”. El sol implacable, día tras día, abrasaba su piel.

    La venta ambulante en México es peligrosa y difícil. Las artesanas suelen merodear en busca de un rincón donde ofrecer sus creaciones. Junto a la suciedad de las calles y las alcantarillas malolientes, bajo el sol, el frío o la lluvia, se exponen a que les pisen y destruyan su trabajo, los perros orinen sus mantas y la gente escupa cerca de ellas.

    De pie, los clientes las observan desde arriba y crean un desequilibrio de poder mientras regatean y pretenden pagar poco por una pieza de artesanía que, en algunos casos, puede llevar todo un día de trabajo. Como es la única forma de ingresos para muchas artesanas mexicanas, las restricciones a la venta ambulante pueden poner en peligro su subsistencia.

    Juana Reyna, quien pidió ser identificada siempre con su nombre completo, trabajó de esta manera durante 30 años, desde que tenía 12. Pero ahora, cuenta su historia a la sombra de un toldo blanco en una exposición de artesanías.

    Imagen2-GP
    La indígena nahua Juana Reyna posa para un retrato en la exposición Encuentro de Lenguas Maternas en donde vende sus artesanías. Foto: Foto: Priscila Hernández/Global Press México

    Convierten restricciones en una oportunidad

    Junto a otras cuatro artesanas indígenas, Angélica García fundó Mujeres raíces de la ZMG, un colectivo que ayuda a mujeres como Juana Reyna a acceder a ferias artesanales y convertir las restricciones a la venta ambulante en Guadalajara en una oportunidad. Las exposiciones ponen a las artesanas en pie de igualdad con posibles compradores y les permiten vender con dignidad y ganarse mejor la vida en condiciones más seguras y saludables.

    Más de 20 artesanas entrevistadas por Global Press Journal dicen que lo más importante es que los esfuerzos de Mujeres raíces han devuelto la dignidad a su trabajo.

    “Cuando estás en el suelo, los clientes te hacen sentir inferior”, dice García. Pero en las exposiciones, las artesanas se sienten más respetadas. “Tienes la oportunidad de mostrar tu cultura”.

    Imagen3-GP
    La indígena mixteca, Angélica García, posa para un retrato junto a sus artesanías. Fundó el colectivo Mujeres raíces de la ZMG. Foto: Priscila Hernández/Global Press México

    En la exposición, Juana Reyna coloca en una mesa figuras de barro pintadas a mano como búhos, gatos y colibríes, decoradas con flores que recuerdan a las de Ameyaltepec, su pueblo natal. El amarillo, azul, rosa y negro contrastan con el mantel blanco. Ya no teme que alguien pise su obra.

    Según los últimos datos disponibles en el sitio oficial Data México, la fuerza laboral de vendedores ambulantes fue de 1.63 millones de personas en todo el país. El 56.1% eran mujeres. La venta ambulante representa casi el 3% del total de la fuerza laboral ocupada de México. En Jalisco, donde se encuentra Guadalajara, hubo un crecimiento de 27,700 vendedores ambulantes entre 2021 y 2023. Es un 41% más.

    En 2017, el Gobierno de Guadalajara realizó su última restricción a la venta ambulante en el Centro Histórico de la ciudad. Limita los espacios donde pueden comerciar las personas y los inspectores municipales pueden incautarles sus productos e imponerles multas de hasta 5,600 pesos mexicanos (unos 304 dólares estadounidenses) si venden en áreas no permitidas.

    Con un ingreso promedio de 3,890 pesos (unos 211 dólares) al mes según Data México, para las personas que se dedican a la venta ambulante esas multas se vuelven imposibles de pagar y prefieren perder la mercancía. En siete ocasiones, cuando vendía en la calle, los inspectores incautaron las artesanías de Juana Reyna y no pudo recuperarlas, dice.

    Juana Reyna llegó a Guadalajara a los 8 años, a la misma edad que su papá le enseñó a pintar el barro. Ya no está angustiada mirando a todos lados a la espera de inspectores municipales. “¡Estoy feliz!”, dice, sentada en una cómoda silla. “¡Tan feliz!”.

    El Encuentro de Lenguas Maternas, la exposición en la que Juana Reyna y las otras artesanas de Mujeres raíces venden sus productos, fue gestionado por Norma Joela Acevedo Olea, directora de la Dirección de Pueblos Originarios del Gobierno de Guadalajara, departamento encargado de la protección, promoción y defensa de los derechos indígenas.

    “Es una manera más digna de exponer su trabajo”, dice Acevedo Olea. “[Mejora] la calidad de vida, porque el andar en las calles es exponerse a muchas situaciones conflictivas, al sol, a la inseguridad”.

    El alcalde interino del Gobierno de Guadalajara, Juan Francisco Ramírez Salcido, dice que las restricciones a la venta ambulante buscan fomentar “espacios como este donde pueden dar a conocer su cultura gastronómica y artesanal”, en referencia a las ferias y exposiciones. Añade que está abierto a “permitir un comercio ambulante ordenado” y grupal.

    Pero, a nivel personal, expresa, “a nadie puede dársele ese permiso” por las prohibiciones vigentes en el Centro Histórico de la ciudad, como desean las personas que trabajan con artesanías. Los cupos en las ferias son limitados y no todas las personas consiguen uno.

    En la actualidad, Mujeres raíces representa a 45 artesanas, procedentes de los grupos indígenas Wixárika, Purépecha, Nahua, Otomí y Mixteco. La mayoría de ellas estuvieron en la exposición Encuentro de Lenguas Maternas. “La necesidad de trabajar, de mostrar lo que hacemos, es lo que más nos une”, dice García, quien proviene de una familia artesana que ha vendido en las calles por generaciones. “Estos espacios ayudan a que la gente conozca nuestra artesanía”.

    Revierten la adversidad

    Cuando vendía collares en la calle, la indígena mixteca Esperanza Acevedo tenía que salir corriendo con sus cuatro hijos cada vez que los inspectores llegaban de sorpresa. Ahora, en la exposición arrulla a su bebé de 7 meses en calma mientras atiende a sus clientes.

    “Aquí es diferente. Aquí estamos a gusto. Tenemos un lugar fijo y sin miedo a que nos quiten la mercancía”, dice. Las mesas en las que apoyan sus artesanías les proveen no solo comodidad sino precios justos y mejores ventas. Acevedo reconoce que cuando vendía sentada en el suelo, entre la suciedad, las personas no querían agacharse y si lo hacían, terminaban pagando menos.

    Juana Reyna confirma que en las exposiciones obtienen mejores ganancias. Vende una escultura de gato que le lleva todo un día a 200 pesos mexicanos (unos 11 dólares). Cuando vendía por las calles, al final del día, aceptaba la mitad. “Estaba todo el día ahí, escondida, caminando”, dice. “Una se cansa”.

    A García también le ha pasado. “Tenemos que agarrar [lo que nos ofrecen] porque no tenemos qué comer ese día o porque no se vendió. Es lo único que te están ofreciendo. Eso cambia cuando estás en una mesita”, dice, en referencia a las ferias y exposiciones.

    Han mejorado su calidad de vida

    Eulalia Zabala Sotero pertenece al pueblo Wixárika. A sus 67 años, vender sus artesanías en una exposición es un cambio enorme para ella. Ya no padece el dolor de piernas que le generaba tener que pasar horas sentada o arrodillada en el suelo. “Se siente bien, a gusto, sentada en la silla”, dice, rodeada de figuras sagradas como el peyote o el águila, hechas a mano con piedras pequeñas llamadas chaquiras.

    Imagen6.1-GP
    Eulalia Zabala Sotero, indígena wixárika, muestra sus artesanías.
    Foto: Priscila Hernández/Global Press México

    Teresa Acevedo, hermana de Esperanza, vende sus tortilleros tejidos con palma, collares de madera y coloridas chaquiras, mientras su hijo de 7 años juega y corretea seguro, lejos del tránsito. En el pasado, tenía que andar de un lugar a otro “batallando con los niños” para que no cruzaran las calles y tuvieran un accidente.

    Imagen4-GP
    Las hermanas Esperanza Acevedo (izquierda) y Teresa Acevedo posan para un retrato en su puesto en la exposición Encuentro de Lenguas Maternas. Foto: Priscila Hernández/Global Press México

    En la misma manzana de la exposición de artesanías, familias indígenas caminan bajo el sol, vendiendo artesanías, servilletas bordadas y cubos de fruta. Deambulan en busca de un lugar donde ofrecer sus productos, atentas a los inspectores, como tantas veces hizo Juana Reyna. De vez en cuando hay vehículos que pasan cerca de los niños. Le rompe el corazón ver a familias luchar como ella antes lo hacía. “Ojalá pudiéramos conseguir un espacio más grande para que estuviéramos todos”.

    Esta historia fue publicada originalmente por Global Press Journal.

  • Brasil: mujeres protestan contra penar aborto como homicidio

    Brasil: mujeres protestan contra penar aborto como homicidio

    Miles de mujeres volvieron este sábado (15.06.2024) a las calles de São Paulo, en Brasil, contra el proyecto legislativo que busca equiparar el aborto a partir de las 22 semanas de embarazo con el delito de homicidio, incluido en casos de violación.

    Es la segunda manifestación en los últimos tres días en la capital paulista contra la propuesta patrocinada por un grupo de diputados ultraconservadores, varios de ellos del Partido Liberal (PL), que lidera el expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro.

    Como el 13 de junio, medio centenar de instituciones y colectivos feministas se concentraron en la Avenida Paulista, una de las principales arterias de São Paulo, y recorrieron el centro de la que es la mayor ciudad de Brasil.

    Foto de mujeres que protestan a favor del aborto en Brasil
    Imagen: Ettore Chiereguini/AP Photo/picture alliance

    Vestidas con pañuelos verdes, las manifestantes clamaron contra el jefe de la Cámara de Diputados, Arthur Lira, después de que el pleno aprobara, por mayoría y en una votación exprés, discutir el proyecto con carácter de urgencia para acelerar su trámite parlamentario.

    El grito más repetido en estas protestas, que días atrás se repitieron en Río de Janeiro, Brasilia y otras ciudades, es «Criança não é mãe» (Una niña no es una madre). Con él, quieren denunciar el alto índice de embarazos de adolescentes y la posibilidad de que el problema se agrave con el citado proyecto, que responde a las demandas de los movimientos evangélicos más conservadores.

    Según datos del sistema público de salud brasileño, 44 bebés nacen cada hora de madres adolescentes en Brasil, de los que dos son de gestantes de entre 10 y 14 años. En este marco, el texto plantea -a través de una modificación del Código Civil- penas de cárcel similares a las de un homicidio para aquellas mujeres que interrumpan su embarazo después de las 22 semanas.

    De salir adelante, con el aval de la Cámara de Diputados y el Senado, el aborto en esas condiciones -incluidos aquellos que sean producto de una violación- sería castigado como un «homicidio simple», tipificado en Brasil con penas que varían entre 6 y 20 años de prisión.

    Así, las mujeres víctimas de violación que aborten con casi 6 meses de gestación tendrían penas mayores que sus agresores, cuyo castigo oscila entre 6 y 12 años de cárcel.

    Foto de mujeres que protestan a favor del aborto en Brasil
    Imagen: Ettore Chiereguini/AP Photo/picture alliance

    El presidente Luiz Inácio Lula da Silva calificó de «locura» la propuesta, reconoció que el aborto es «una realidad» y pidió abordarlo «como una cuestión de salud pública».

    En Brasil, el aborto sólo es permitido en los casos de violación, malformación cerebral del feto (anencefalia) y si el embarazo pone en riesgo la vida de la madre. En esos tres casos no hay un plazo máximo para su realización. Fuera de esos tres escenarios está penado con entre uno y diez años de cárcel, dependiendo si se realiza con o sin el consentimiento de la mujer.

    ama (efe, metropoles)