Inglaterra dio otro paso hacia el Mundial de Qatar 2022, gracias a una paliza de 5-0 en su visita a Andorra. Un duelo memorable, pues tuvo por primera vez una tripleta arbitral integrada por mujeres, todas de Ucrania.
La árbitro central fue Kateryna Monzul, quien ya pitó en la Liga Premier, apoyada por Maryna Striletska como primera asistente y Svitlana Grushko como la segunda abanderada. El cuarto silbante fue Denys Shurman.
Ben Chilwell y Bukayo Saka anotaron en el primer tiempo contra una selección que se ubica en el número 156 del ranking de la FIFA. Tammy Abraham, James Ward-Prowse y Jack Grealish marcaron después del descanso.
Con 19 puntos de 21 posibles, la selección de los Tres Leones cuenta con cuatro puntos de ventaja sobre Albania, que ganó en Hungría (1-0), y cinco sobre Polonia, que goleo a San Marino (5-0).
Ante un rival al que ya dominaron 4-0 en la ida, los jugadores a los que Gareth Southgate concedió tiempo aprovecharon para mostrarse.
La entrada en juego en el tramo final de jugadores como Mason Mount o Jack Grealish añadió mayor tormento a la defensa del pequeño país de los Pirineos.
Grealish, del Manchester City, provocó un penal seis minutos después de su ingreso a la cancha, cobrado por James Ward-Prowse al 79, y después el propio Citizen selló la goleada en el 86.
También Dinamarca luce más cerca de Qatar. Extendió su marcha perfecta tras siete fechas de la eliminatoria, con una goleada de 4-0 en Moldavia. Y mientras Italia, la líder del Grupo C, estaba inactiva por su participación en la Liga de Naciones, Suiza tomó el control del segundo lugar de la llave, con un triunfo 2-0 sobre Irlanda del Norte.
La Convim admitió una tercer solicitud de organizaciones defensoras de mujeres para declarar violencia de género en Veracruz. Se analiza la petición.
La Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim) admitió una tercera solicitud para declarar Alerta por Violencia de Género contra Mujeres (AVGM) en Veracruz.
La Conavim mencionó que en seguimiento a la solicitud efectuada por las organizaciones Colectivo Feminista Cihuatlahtolli A.C., el Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia A.C., y Justicia Derechos Humanos y Género A.C., la institución la declaró admisible y ya fueron publicadas las convocatorias para la conformación del Grupo de Trabajo (GT) que analizará la petición.
La dependencia señaló que Veracruz ya cuenta con dos declaratorias de AVGM, la primera emitida el 23 de noviembre de 2016, derivado del contexto de violencia contra mujeres en la entidad.
Dicho mecanismo fue declarado para 11 municipios: Boca del Río, Coatzacoalcos, Córdoba, Las Choapas, Martínez de la Torre, Minatitlán, Orizaba, Poza Rica de Hidalgo, Tuxpan, Veracruz y Xalapa.
Atiende #CONAVIM tercera solicitud de #AVGM para #Veracruz. El 8 de julio de 2021 se declaró admisible una nueva solicitud de Alerta de Violencia de Género con las Mujeres. Se publicaron tres convocatorias para la conformación del Grupo de Trabajo. https://t.co/pmrrjP26cmpic.twitter.com/CH53emyJ90
La segunda declaratoria fue emitida el 13 de diciembre de 2017 por comprobarse un agravio comparado ante restricciones a los derechos humanos de las mujeres derivadas de Código Penal del estado y de la falta de implementación de la Norma Oficial Mexicana NOM-046-SSA2-2005 referente a violencia familiar, sexual y contra las mujeres, y los criterios para la prevención y atención por parte de personal de salud, dijo la institución.
“Es importante señalar que, el pasado 8 de julio la Conavim modificó el proceso de acumulación de la solicitud de alerta, con la finalidad de resolverla como una nueva solicitud de declaratoria, para lo cual se sigue el procedimiento correspondiente”.
Tras ello, ya se emitieron tres convocatorias públicas para integrar el GT que estudiará la situación de los derechos humanos de las mujeres en Veracruz por las organizaciones que lo solicitan.
Niñas y niños tienen la misma capacidad de desarrollar habilidades y talentos. Sin embargo, durante su infancia los rodeamos de estereotipos y prejuicios que producen una brecha de género desde temprana edad. Un ejemplo de ello es que cuando las niñas apenas cursan primero básico creen que su desempeño en matemáticas es más bajo, cuando la realidad es todo lo contrario. Esa concepción -seguramente, entre muchas otras- ha generado que las mujeres se alejen de las áreas de ciencias e ingeniería y participen en menor proporción en estas disciplinas.
Según un informe de la Unesco, sólo el 35% de los estudiantes matriculados en las carreras vinculadas a las disciplinas de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) en la educación superior en el mundo son mujeres y apenas el 3% de las estudiantes de la educación superior escogen realizar estudios en el ámbito de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC).
El 72% de los juguetes ofrecidos a las niñas se refieren a belleza y cuidado del hogar, lo que indudablemente entrega un mensaje cargado de estereotipos sociales que afectan su libertad de elección, intereses y opciones, y marcan sus decisiones vocacionales.
En Chile, por su parte, las mujeres eligen mayormente carreras relacionadas con educación (85%), salud y servicios (78%), mientras que los hombres optan por las áreas de ingeniería, industria y construcción (83%) y ciencias (77%), de acuerdo a cifras del Observatorio de Género en Educación Superior.
Si bien, las carreras escogidas por mujeres son igualmente importantes que las STEM ya mencionadas, es innegable que existe una evidente y preocupante brecha de género que podría afectarnos en un futuro. Las carreras vinculadas con las STEM representan un importante número de los puestos de trabajo de las próximas generaciones y será el motor de la innovación y el desarrollo inclusivo y sostenible de los países. Sin embargo, es difícil generar un cambio si existe una brecha de género sistemática desfavorable a las mujeres durante la niñez y la adolescencia en distintos ámbitos. Sólo a modo de ejemplo, el 72% de los juguetes ofrecidos a las niñas se refieren a belleza y cuidado del hogar, lo que indudablemente entrega un mensaje cargado de estereotipos sociales que afectan su libertad de elección, intereses y opciones, y marcan sus decisiones vocacionales.
Por otra parte, existen estudios que indican que a partir de los 6 años las niñas se consideran menos capaces que los niños. Estas ideas que surgen desde la niñez generan una serie de inseguridades y temores que muchas veces acompañan a las mujeres a lo largo de su vida, lo cual las puede limitar a cumplir sus sueños.
Esto no sucedió con la doctora y astrónoma Mónica Rubio, quien recientemente recibió el Premio Nacional de Ciencias Exactas 2021 y fue reconocida internacionalmente por su trabajo en astrofísica. Esta labor que -entre otras distinciones- la llevó a ser reconocida como «Mujer del Año» en 2016, fue un nuevo logro para las mujeres y nos demuestra que contamos con un enorme potencial que podemos desarrollar en todas las áreas de la sociedad.
Queda mucho por hacer y debemos ocuparnos de solucionar esta problemática, ya que mejorar las desigualdades del campo STEM es clave para conseguir una participación efectiva de la mujer en una futura sociedad más digitalizada. Dejar fuera a niñas y mujeres de la educación en STEM y en las carreras de estas áreas, constituye una pérdida de talentos que podrían contribuir a un considerable desarrollo del país.
¿Nos hacemos cargo?
Por Paula Valverde, emprendedora, directora Endeavor y gerente general de Grupo Limonada.
El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Se trata de las primeras estimaciones que se realizan a nivel global analizando el impacto que la crisis sanitaria y sus afectaciones en la salud mental.
La pandemia del COVID-19 ha provocado un importante incremento en el número de personas que sufrió depresión o ansiedad en 2020, especialmente entre las mujeres y los más jóvenes, de acuerdo con un estudio que realizó la revista científica The Lancet.
Se trata de las primeras estimaciones que se realizan a nivel global analizando el impacto que la crisis sanitaria ha tenido en el repunte de casos de depresión y ansiedad detectados en 204 países, cuyos resultados se han separado por edades y sexo.
Hasta la fecha, destacan los autores, solo se habían realizado estudios en una zona específica.
El estudio, desarrollado por la Universidad de Queensland (Australia), constató que se produjo un aumento global del 28% en casos importantes de desórdenes depresivos y un 26% en casos de trastornos de ansiedad durante el año pasado, hasta sumar 53 y 76 millones de casos adicionales sobre las cifras habituales, respectivamente.
Señaló que si la pandemia no hubiera ocurrido, 193 millones de personas hubieran sufrido depresión en 2020, en cambio la crisis ha ocasionado que 246 millones de personas hayan padecido esta enfermedad. Más de los casi 35 millones de casos adicionales se dieron en mujeres, frente a los 18 millones en hombres.
Asimismo, los países más perjudicados por este incremento fueron aquellos con tasas altas de contagios por COVID-19 y los que sufrieron las restricciones más severas a consecuencia de la pandemia.
De acuerdo con la investigación , las mujeres se vieron más afectadas que los hombres y los jóvenes más que las personas de mayor edad.
Dentro del grupo de jóvenes analizados, destaca en mayor medida la presencia de estas dos enfermedades mentales entre los de edades comprendidas entre los 20 y 24 años, y disminuyen los casos a medida que aumenta la edad.
También se encontró que una de las principales causas del pico en casos de depresión y ansiedad en este sector poblacional se debidó al desempleo.
La coautora del estudio, Alize Ferrari, explicó en un comunicado que la pandemia «ha exacerbado las desigualdades sociales» y que las mujeres, «por diversas razones, son aquellas que han sufrido más las consecuencias sociales y económicas derivadas».
Asimismo, aseguró que los niños se han visto afectados en gran medida «por el cierre de colegios y la poca interacción social con sus compañeros de clase».
El autor de este estudio, Damian Santo Mauro, advirtió sobre la seriedad de este problema e instó a los gobiernos a poner medios al alcance de los ciudadanos para tratar los problemas de salud mental.
«Las conclusiones que sacamos con este estudio son que se necesita reforzar el sistema de salud mental, para poder abordar los problemas mentales agravados por la pandemia», agregó el experto.
La mayor parte de los datos obtenidos para la realización de este estudio fueron de países desarrollados del este y centro de Europa, Norteamérica y el este de Asia.
A las primeras reporteras les tocó abrirse paso en un mundo dominado por hombres, y ahora enfrentan una doble violencia, por ejercer su profesión y por su condición de mujeres. Para Sara Lovera el camino del periodismo ha estado lleno de resistencias, pero también de oportunidades.
Hace 53 años, Sara Lovera comenzó su carrera como periodista en el periódico mexicano El Día y fue a partir de una conversación con Adelina Zendejas, profesora, periodista y militante por los derechos de las mujeres, que inclinó su labor informativa a reportar la condición de las mujeres en cualquier ámbito. Lo que hoy se nombraría periodismo con perspectiva de género.
En la década de los setenta, las pocas reporteras que había en México se encontraban en lo que Lovera llama “la cocina del periodismo”; es decir, en fuentes como salud, educación y sociales; y la gran mayoría eran autodidactas. Más adelante, una vez que las mujeres comenzaron a estudiar la carrera de comunicación, pasaron a la sección de informacióngeneral y las condiciones dentro de los medios cambiaron.
“Muy rápidamente en la década setenta, ochenta, las redacciones de este país se llenaron de mujeres”, recuerda Lovera. Y desde entonces a la fecha los medios se modificaron“brutalmente”. Pero esto no sucedió de un día para otro, sino que fue un proceso.
También hay que decir que la narrativa informativa sobre las mujeres estaba casi invisibilizada. “A nadie se le ocurría que había que cubrir el movimiento feminista ni los derechos de las mujeres. Incluso los periodistas, a inicios de los ochenta, suponían que no había de dónde tomar información que hablara de las mujeres”, recuerda Lovera.
Fue en este contexto en el que Sara Lovera fundó en 1987 “Doble Jornada” del periódico La Jornada, el cual dirigió durante 11 años. Este suplemento fue pionero en el análisis de la información, destacando la condición social de las mujeres.
“Había que crear la fuente de las mujeres, ya había suficiente información, ya había suficiente investigación sobre la condición de las mujeres, ya empezaban las primeras estadísticas por sexo. El director le tuvo miedo a eso y prefirió hacer un suplemento”, menciona sobre las resistencias, pero también las oportunidades que existían.
Hoy, varias décadas después, en el año 2020, las mujeres como sujetos de las noticias en Latinoamérica representan sólo 26%, de acuerdo alanálisis del Proyecto de Monitoreo Mundial de Medios. En relación con el promedio regional de 2015 hubo una disminución de tres puntos.
Por otro lado, las mujeres son 35% de quienes anuncian, presentan o reportan en medios y es la televisión en el que mantienen mayor presencia (43%) en comparación a los hombres (37%).
Con respecto a las mujeres presentadoras en televisión y a las reporteras, 85 y 59%, respectivamente, se encuentran en el rango de edad entre los 19 y 49 años.
PERIODISTAS: VIOLENTADAS POR EJERCER LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN
Con la inclusión de las mujeres en los medios, vienen también las violencias o represalias por ejercer la libertad de expresión.
En 2019, el informe del Comité de Protección para Periodistas posicionó a México y a Siria como los dos países más peligrosos para ejercer la profesión. Mientras, de 2005 a la fecha, la organización registró siete asesinatos de mujeres periodistas en México en represalia directa o sucedidos mientras realizaban su labor, y otros seis en los que no está confirmado el vinculó del asesinato de la periodista a su trabajo.
Cuando se analizan las agresiones a mujeres periodistas existe un doble riesgo a considerar, explica Noemí Pineda, investigadora del área de Protección y Defensa de Artículo 19 para México y Centro América.
“Esta situación de doble riesgo, por ejercer el periodismo y por su condición de género, hacen que las mujeres periodistas se encuentren en mucho mayor riesgo en comparación con los hombres para ejercer y desempeñar labores periodísticas. Significa enfrentar ataques tanto como comunicadoras y al mismo tiempo resistir el impacto de la violencia estructural”, señala Pineda.
Sara Lovera, periodista pionera en abordar el tema de género en los medios mexicanos. Foto: Cortesía de Sara Lovera.
De las 692 agresiones que Artículo 19 registró en México en 2020 –según señala Pineda– 30% (207) fueron agresiones a mujeres. En la Ciudad de México, donde sucedieron 35: 10 fueron casos de intimidación u hostigamiento, siete de ataques físicos o a bienes materiales, seis bloqueos informativos o de alteración de contenidos, tres amenazas, dos casos de uso ilegítimo del poder público, una privación de la libertad.
Las agresiones a mujeres periodistas en el ambiente digital son las que más han incrementado en la documentación de la organización y destaca que la mayoría son en razón del género. “En el caso de las amenazas, el blanco es directamente a la persona, su cuerpo, mediante intimidaciones que aluden a asesinatos, violaciones sexuales, violencia sexual”, explica Pineda. Mientras, el acoso o las campañas de desprestigio de redes sociales son “no por la labor, sino por ser mujer”.
En 2021, la Alianza Global de Medios y Género (GAMAG, por sus siglas en inglés) realizó una encuesta a alrededor de 150 mujeres periodistas mexicanas en la que obtuvo resultados similares respecto a la violencia digital contra mujeres periodistas por sus actividades profesionales. Aimeé Vega, coordinadora del análisis, nos dice que se detectó el acoso a través de mensajes privados como la forma de agresión más constante (19%), seguida por el lenguaje de odio (17%) y las amenazas de afectar la reputación (11%) o la situación profesional (11%).
Otro de sus hallazgos es que los principales agresores identificados por las mujeres periodistas son representantes de los propios medios: colegas, jefes, directores, propietarios y otros. Esto resulta de particular importancia y muestra que “no están seguras ni siquiera en el espacio de trabajo”, considera Vega, también investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) especializada en derechos humanos de las mujeres, medios de comunicación y tecnologías de la información.
Otro aspecto muy importante “que nos parece desafortunado, pero destacable, es el de las propias fuentes de información que también son identificadas por las mujeres periodistas como uno de los sectores de los cuales ellas son víctimas”, añade Vega.
Los resultados de este ejercicio serán publicados en un diagnóstico que también tiene como objetivo hacer recomendaciones para incorporar la perspectiva de género en los mecanismos de protección a periodistas de Afganistán, Irak y México, “tres países que encabezan los índices más elevados de violencia contra periodistas, en particular mujeres periodistas”, explica Vega.
Aimeé Vega, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) especializada en derechos humanos de las mujeres, medios de comunicación y tecnologías de la información. Foto: Aimeé Vega / UNAM.
En este tema, Alberto Xicoténcatl, miembro del Consejo Consultivo del Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas en México considera que, a pesar de que en 2018 se aprobó una nueva metodología para hacer análisis de riesgo que contemplen un enfoque diferenciado entre grupos poblacionales, con énfasis especial en las mujeres, aún hay “serías deficiencias” en su implementación.
“No es un problema de metodología, es un problema de falta de conocimientos y de técnica de parte del personal del mecanismo y de parte de los miembros de la junta de gobierno”, opina Xicoténcatl.
Esto sucede en un 80% de los casos donde hay mujeres periodistas agredidas, según calcula Xicoténcatl, y son las mismas periodistas las que señalan la falta de perspectiva de género en los análisis de riesgo y planes de protección que se derivan.
La consecuencia es una revictimización, alerta Xicoténcatl, y son ellas quienes terminan solventando las carencias en la protección. “Ellas han perdido confianza en el propio mecanismo. Cuando se protege de forma incompleta, hay una afectación también en términos de salud mental, las mujeres se sienten naturalmente incomprendidas por parte de las políticas públicas”, dice.
Por su parte, Aimeé Vega destaca que lo que se ha logrado incorporar al Mecanismo hasta el momento en relación a la perspectiva de género ha sido gracias al Consejo Ciudadano y los miembros que participan en la Junta de Gobierno. “A lo que se enfrenta el Mecanismo es a la falta de recursos económicos, que tiene un impacto en el déficit de mecanismos institucionales, de recursos humanos, de la incorporación de personal con formación y enfoque feminista”, considera la experta.
Para cerrar las brechas de género y que haya más mujeres en los consejos de administración, es necesario profesionalizar la manera de elegir a sus miembros.
Por ‘amiguismo’ y no por capacidades. Así es como suelen elegirse a los miembros de los consejos de administración, que a su vez se han convertido en una especie de templo reputacional y con reserva en el derecho de admisión.
Margarita Maldonado, gerente asociada de la empresa de reclutamiento especializado PageGroup Colombia, afirma que los consejos de administración han caído en una informalidad que alimenta la brecha de género y la falta de objetividad en sus procesos.
En su mayoría están conformados por hombres entre 51 y 60 años, que son quienes eligen a los nuevos miembros, con base en su círculo de amigos o contactos, y sin ningún esquema de evaluación que asegure la diversidad de perfiles en la conformación del consejo.
Solo el 7% de los consejeros de compañías en América Latina fue seleccionado por un headhunter, según el estudio Board Members Survey Latam 2021, realizado por PageExecutive, una de las divisiones de la firma de reclutamiento antes mencionada.
Maldonado refiere que las pocas empresas que buscan a un externo especializado para seleccionar a los miembros de la junta no suelen hacer distinciones de género, más bien se enfocan en el talento y experiencia de la persona.
Incluso, como headhunter, ha visto que las mujeres que se postulan para ocupar un puesto en el consejo poseen una mejor formación académica que los hombres. Sin embargo, en las postulaciones suele haber mayor representación masculina.
El problema, dice Yvette Mucharraz y Cano, directora del Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección (CIMAD), es que falta mucha concientización por parte de las empresas, así como estrategias de inclusión laboral que ayuden a deconstruir viejos modelos y prácticas.
No es que el networking no sea bueno como vía de acceso para llegar a una junta. Así fue como Mucharraz logró ser consejera en Netzun, una empresa peruana de cursos digitales. “Me conocieron en un foro de gestión en 2014 y cuando surgió el proyecto me invitaron a la junta para aportar conocimiento sobre empleabilidad”, menciona.
En su papel como consejera, la especialista laboral pone sobre la mesa cómo Netzun puede potenciar la formación de los profesionistas, pues hoy las compañías no encuentran al talento que necesitan y, paradójicamente, hay muchos jóvenes sin trabajo, pero no con las características ni las competencias que se requieren en el mercado.
Lo que no es óptimo, puntualiza Maldonado, es que mediante el networking y las relaciones cercanas se promuevan los sesgos en la conformación del consejo, ya que éste es crucial para el bienestar y sostenibilidad de una organización. “El gobierno corporativo es importante dentro del ecosistema empresarial porque según la forma en cómo está constituido es la viabilidad de lograr los objetivos de negocio”, agrega.
¿Qué porcentaje de consejeros son mujeres?
Según una investigación publicada por 5050 Women on Boards, en colaboración con el CIMAD, de 2,574 asientos de consejo en 130 empresas que reportaron a la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) en diciembre de 2019, solo había una representación femenina del 8.7%. Un dato bajo comparado con el 41% en Noruega, 37% en Francia, 29% en Italia, 22.6% en Estados Unidos, 19% en España y 16.9% del promedio global.
Teresita Serrano, directora académica en Latam Business School, escucha constantemente decir a los empresarios que no es que no quieran incluir a más mujeres en los puestos clave, sino que se les dificulta encontrar a talento femenino para poder cubrir esas posiciones.
“La brecha de género es uno de los grandes temas a resolver. Urge romper paradigmas mentales y sociales de que las mujeres son muy buenas para algunas cosas y no tan buenas en otras. Estas ideas preconcebidas no tienen fundamento porque todos los seres humanos tenemos la capacidad de aprender y aportar”, señala.
Las mujeres, agrega, siguen sin tener las mismas oportunidades para desarrollar su talento. Para cerrar la brecha, se debe concientizar sobre la importancia de la inclusión y la flexibilidad laboral. También hay que brindar programas que preparen al talento femenino, pero que estén alineados a las necesidades de las organizaciones. Y no menos importante es que las mujeres empujen a otras mujeres, con el fin de allanar el camino a las generaciones subsiguientes y que no batallen como lo hicieron sus antecesoras.
No tener mujeres en un consejo pierde de vista a la mitad de la población. Y no es un tema menor. Magdalena Carral, codirectora general en Carral Sierra, consultoría especializada en relaciones públicas y comunicación corporativa, afirma que las juntas están siendo poco estratégicas en su conformación y dinámica porque el 65% de las decisiones de compra la hacen las mujeres.
Además, cuando un consejo cuenta con una representación femenina que oscile entre el 30% y 39%, la empresa tiene 18.5% más probabilidades de obtener mejores resultados, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
No es cuestión de cuotas, reitera Carral, sino de rentabilidad. Cerrar la brecha de género en los consejos puede dar mejores resultados de negocio. La toma de decisiones es más diversificada, objetiva y analítica. “Que las empresas armen su consejo con líderes diversos hace que la mesa sepa anticiparse a los cambios y dirija el barco a conciencia”, advierte.
Por ello, las especialistas exhortan a que las empresas abran la puerta a más talento, bajo procesos de selección mucho más cuidados y profesionales; las juntas directivas podrían adquirir mayor riqueza y apertura en cuanto al desarrollo y aportación de sus miembros.
5 pasos para que haya más mujeres en los consejos
Realizar un proceso de formación en gobierno corporativo. Existen programas educativos para preparar a los futuros miembros de consejo, por ejemplo, el Board Next de la fundación Women Corporate Directors. También el Ipade y el Egade cuentan con programas formativos sobre el tema.
Ser referente en el mercado de interés. Estar activa en redes sociales profesionales como LinkedIn y en el sector de su interés, participando en foros, ferias, webinars, congresos y agremiaciones o grupos relacionados con las juntas.
Estar atenta a posibles posiciones en directorios. Indagar opciones de compañías que estén constituyendo su gobierno corporativo. Fortalecer su networking no solo con los accionistas, sino con los headhunters especializados para altas posiciones.
Adquirir habilidades en demanda. Desarrollar las competencias que se requieren para los consejos como finanzas, planeación estratégica, toma de decisiones, trabajo en equipo, gestión de riesgos, innovación, comunicación y por supuesto, conocimiento del negocio.
Casi el 60% de las mujeres sin localizar en el país son menores de 24 años, según el registro del Gobierno.
Si hay lugares en México donde la vida no vale nada, la de una mujer aún menos. Sandra Luz Román ha estado ahí y teme que su hija también. Desde hace nueve años, la madre de Ivette Melissa Flores Román ha abierto hasta la tierra para encontrar a su hija. Ahí, en las entrañas de la violencia que azota a un país que no termina de contar a sus desaparecidos, ha identificado un patrón de violencia de género y lo ha llevado ante la ONU.
Por primera vez en el mundo, el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (Cedaw, por sus siglas en inglés) revisa la actuación de un Estado ante una desaparición. Con el caso de su hija, Román busca que México sea reprendido por no cumplir con sus obligaciones internacionales de prevenir, investigar y sancionar con perspectiva de género las desapariciones de mujeres. “Aún no la he encontrado, pero me enorgullece sacar a flote la investigación de mi hija y seguir luchando por todas esas mujeres que no tienen voz, que no se pueden defender, que están retenidas, que han sido torturadas o que ya las mataron”, expresa la mujer de 56 años que lleva casi una década luchando contra la impunidad del sistema.
Ivette Melissa Flores Román tenía 19 años y una hija de dos cuando fue secuestrada en su propia casa, en Iguala, Guerrero. La noche del 24 de octubre de 2012 “sujetos armados vestidos de negro y con los rostros cubiertos” balearon su domicilio y se la llevaron a la fuerza, de acuerdo con la investigación federal del caso —a nivel estatal no hay ninguna carpeta abierta—. Aquellos hombres iban escoltados por patrullas de la policía de Iguala, según alcanzó a ver un familiar. Incluso, entre los encapuchados estaban el esposo y el suegro de Ivette Melissa, declaró otra testigo.
Meses atrás, la joven había logrado escapar del infierno en el que vivía con su esposo y el padre de él, dos policías que la agredían física y sexualmente, relata su madre. El comandante de Guerrero y su hijo, que se desempeñaba como policía municipal de Iguala, la tenían “encerrada” desde que a los 16 años y embarazada se fue a vivir con ellos. “Me decía no me marques, los teléfonos están monitoreados, no me vayas a decir algo que me comprometa, me van a llevar al sótano, me van a golpear”, narra.
Sandra Luz Román sostiene una fotografía de su hija desaparecida, Ivette Melissa Flores Román.IDHEAS
Tras aguantar años de abusos, Ivette Melissa se mudó de vuelta con su mamá, pero el acoso y las amenazas no cesaron hasta su desaparición. Sandra Luz ha manifestado en sus declaraciones que el suegro de su hija le confesó que la entregó a un grupo de la delincuencia organizada. Sin embargo, su voz no fue escuchada e incluso vive amenazada. “Todo estaba sobre la mesa, pero a la persona que tenían que detener nunca la investigaron, nunca la detuvieron, nunca la declararon y hoy ya la mataron”, indica.
El grito de auxilio de esta madre ha llegado hasta la Cedaw para “hacer eco de una realidad invisibilizada en el país”, explica Juan Carlos Gutiérrez, director de la organización Idheas, Litigio Estratégico en Derechos Humanos, que acompaña el caso desde 2014. “El caso de Ivette Melissa refleja un patrón de violencia estructural sistemática contra las mujeres en estos contextos de impunidad generalizada donde los grupos de la delincuencia operan en complicidad con las autoridades”, afirma el abogado. “En los conflictos armados la mujer siempre es tratada como un objeto, un trofeo, un medio de venganza, las esclavizan y su cuerpo es utilizado para escarmentar sobre ellas”, continúa.
Para emitir su queja ante el órgano de expertas en derechos de las mujeres de la ONU, Román y su defensa legal tuvieron que presentar evidencias de que ninguna autoridad en México ha querido abordar el caso con un enfoque de género. La última dependencia en negarse fue la Fiscalía especializada en investigación de delincuencia organizada (antes SEIDO), institución que lleva el caso desde 2013. “Nos dijeron en un oficio que se estaba investigando un tema de delincuencia organizada y que no aplicaba la perspectiva de género”, afirma Gutiérrez. La Fiscalía Especializada en Trata de Personas (Fevimtra) también rechazó la aplicación de los protocolos, pese a la orden de un juez, señala.
De trofeos de guerra a esclavas sexuales: el patrón de género en las desapariciones
En México hay 92.800 personas desaparecidas, de las cuales 23.000 —casi una cuarta parte— son mujeres, según las últimas cifras del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No localizadas (RNPDNO). La Comisionada Nacional de Búsqueda, Karla Quintana, ha advertido de que existe una tendencia preocupante porque “se está desapareciendo a la juventud, a hombres de entre 20 y 40 años, y a mujeres de entre 15 y 25″.
Marcela Villalobos, presidenta de Amnistía Internacional México, asegura que la militarización del país —a raíz de la guerra contra las drogas— ha afectado de manera exponencial, pero diferenciada a hombres y a mujeres. “Sabemos que la mayoría de las víctimas de los delitos de homicidio y desaparición son hombres, pero es importante hacer un análisis diferencial para identificar patrones”, argumenta. Señala que de 2007 a 2020 se han contabilizado más de 16.000 mujeres desaparecidas, de las cuales el 44% son niñas y adolescentes. Mientras que los varones del mismo grupo de edad representan el 14% del total, según el RNPDNO.
La edad es un factor importante al analizar las desapariciones de mujeres que generalmente están ligadas con delitos como trata de personas, violencia sexual y feminicidio, apunta la experta. Casi el 57% de las desaparecidas son jóvenes menores de 24 años, cuando los hombres del mismo rango de edad representan el 29% del total de varones no localizados. Villalobos advierte de que el único rango etario donde hay más mujeres que hombres desaparecidas es de los 10 a los 14 años.
Sandra Luz Román ha buscado a su hija hasta en aquellos lugares donde pocos se acercan: desde fosas clandestinas hasta bares donde se dice que hay trata de personas. “Yo sé que voy a encontrar a mi hija porque cada ocho días subo a cualquier cerro, a diferentes cerros, yo busco y busco y sé que viva o muerta la voy a encontrar”, sostiene la fundadora del colectivo Madres Igualtecas. Armada con picos y palas, la próxima diligencia que planea realizar es en “un punto en Iguala en donde sacrificaron a pura mujer”. “Vamos con esa esperanza de encontrarlas porque hay videos de unos muchachos que ya mataron y ellos vieron ese punto. Nos dirigimos al lugar y (las pruebas de restos humanos) resultaron positivas, entonces esperamos recuperar a todas esas muchachitas”, explica.
Al otro lado del país, Araceli Salcedo, madre de Fernanda Rubí Salcedo, también lleva nueve años tratando de mover hasta el cielo para encontrar a su hija. Fernanda Rubí Salcedo tenía 17 años cuando la noche del 7 de septiembre de 2012 fue secuestrada en un antro ubicado a media cuadra de la comandancia de la policía de Orizaba, en Veracruz. No obstante, al solicitar los videos de cámaras de vigilancia que rodeaban la zona, los policías argumentaron que justo ese día estaban en reparación, recuerda su madre, quien días después comenzó a recibir mensajes con indicios sobre el paradero de su hija relacionados con la trata de personas.
“Cuando recibí el mensaje de que a mi hija la tenían en Los Ángeles, me decían que no pidiera apoyo a la policía porque las autoridades locales habían sido partícipes en que se llevaran a mi hija, no lo dudo”, comenta. Ante las trabas de la autoridad para indagar el caso, la madre buscó por sus propios medios trasladarse a Estados Unidos, pero tardó meses en poder desplazarse a ese país. “No es posible que yo haya tardado tanto tiempo en sacar mi visa y nuestras niñas en menos de 48 horas ya están fuera del país”, plantea. “Hasta los del FBI y los del ICE me decían que México no tenía realmente un compromiso con sus mujeres, con sus niñas, que por eso era muy fácil sacarlas del país”, sostiene.
Es importante que desde una edad temprana adquieran responsabilidades financieras, como el ahorro para el retiro, para que en la vejez no dependan de su pareja o familiares para subsistir.
En México, el tema relacionado con la vejez y al ahorro para el retiro es complicado para muchas personas por diversos factores, en el caso de las mujeres las cosas se pueden complicar para aquellas que trabajen de manera independiente, o bien, fuera del mercado laboral formal y las que dedican su tiempo al hogar.
Ante este crudo, pero por desgracia real panorama, expertas del tema aconsejaron tomar acciones desde ahora para llegar a esa etapa de la vida sin preocupaciones.
“La esperanza de vida promedio de las mujeres es mucho más alta que la de un hombre, entonces el tema se complica cuando ya no tienes una pensión o dejaste de cotizar por la maternidad (…) otra cosa que hemos analizado es el tema de la brecha salarial, ya que las mujeres regularmente tenemos una percepción entre 22 y 33% menor que los hombres por desempeñar el mismo trabajo y esto hace que el 6.5% de cotización que tienes ante el Seguro Social sea menor para ellas”, dijo Mayko Orendain, Chief Comercial Officer de Millas para el Retiro.
Durante la videoconferencia “Mujeres, ¿cómo obtener una pensión si trabajan por su cuenta o en casa?”, Mari Nieves Lanzagorta, vicepresidenta de Vinculación de la Asociación Mexicana de Afores (Amafore), destacó que en la mayoría de los casos, las mujeres que se dedican por completo a su hogar no reciben alguna remuneración y aquellas que sí, deben contemplar ese ingreso como una oportunidad para ver por su futuro.
“Tendemos a pensar en ese dinero como un extra, un ingreso que no se contabiliza de los ingresos reales a pesar de que sí es muy representativo. Las mujeres sí estamos llevando a cabo grandes labores de generación de ingresos aunque las llevamos a cabo en el mercado informal”, añadió.
En ese sentido, Claudia Castro, de Hablemos de Dinero, mencionó que aún se tiene marcada la tendencia en la que por ser mujer las oportunidades laborales en el mercado formal son escasas, en la que algunos patrones las excluyen “pensando en que en algún futuro no tendrán disponibilidad en comparación con los hombres”, por lo que no pueden aspirar a mejores puestos y mejores ingresos.
“Nosotras contribuimos al crecimiento profesional del hombre y nos tenemos que replegar a una vida de familia o de pareja, tenemos que poner muchísimos temas sobre la mesa; si esa es una decisión, ¿de qué manera tu pareja va a subsidiar tu retiro o tu ahorro? Al final es un tema de equipo, cómo va a ser posible que a través de eso la mujer pueda tener un ingreso, un poco de estabilidad o libertad financiera”, enfatizó.
Establecer acuerdos
La vicepresidenta de Vinculación de la Amafore destacó que algunas mujeres se sienten “atadas” a su pareja al ser ellos quienes aporten los ingresos del hogar, sin embargo, dijo, es importante establecer acuerdos que permitan velar por su retiro y dejar de considerarlo como algo prohibido.
“(Es necesario) que haya un reconocimiento del trabajo que se realiza dentro del hogar y que valdría la pena dejar explícito, a veces también nos cuesta hablar claro (…) si la regla familiar es que el hombre es el proveedor y que la mujer se hace cargo de las labores de la casa, y es un acuerdo consensuado, está muy bien, y es perfectamente válido, pero es importante también prever que de ese acuerdo también se derive la parte pensionaria”, mencionó Lanzagorta.
Las expertas agregaron que, al ser las principales tomadoras de decisiones de consumo en los hogares, las mujeres deberían acceder a incentivos y mejores oportunidades para el retiro, por lo que Mayko Orendain destacó que en Millas para el Retiro se busca beneficiar a este sector de la población.
“Imaginemos qué pasaría si un porcentaje de las compras del hogar se fueran para las afores de las personas de una forma automática, como un programa de lealtad, pero para ti mismo. En Millas para el Retiro, estamos trabajando para eso, nos encantaría que las mujeres que son amas de casa que se quedan y que tienen este acuerdo consensuado que no reciben un ingreso pudieran tener ese ahorro acumulado más el interés compuesto que les da su afore, sería maravilloso porque aquí se quitaría la dependencia del marido o de los hijos”, explicó.
Lanzagorta, Orendain y Castro coincidieron que empezar ahorrar desde una edad temprana, hacerse cargo de las responsabilidades financieras y vincularse a instrumentos financieros como lo es una afore son elementos importantes que tendrán consecuencias positivas en el largo plazo.
Acto de amor
“Ver por tu retiro, en el tema de ahorro, es un acto de amor hacia tus hijos, quitarles desde ese momento la carga que va a representar el que tú puedas hacer una limitación para que ellos puedan hacer su vida con una mayor libertad, (…) dejemos de depositar nuestra responsabilidad financiera en el marido, en los hijos, en el gobierno, en alguien más, si en algún momento tuviste una cuenta de afore y cotizaste, no se perdió, síguele la pista”, recomendó Claudia Castro.
La escuela tiene como objetivo fomentar el empleo de las mujeres en posiciones operativas de la industria del transporte y de la construcción.
La empresa cementera Holcim México creó su primera Escuela de Mujeres Operadoras de Mixer (ollas revolvedoras) para impulsar el empleo para las mujeres en posiciones operativas y con experiencia en el manejo de camiones pesados.
Débora Gelpi, Directora de Recursos Humanos de Holcim México asegura que la equidad de género en las organizaciones contribuye a la sostenibilidad del negocio, puesto que fomenta puntos de vista y aproximaciones a los problemas del día a día desde perspectivas diferentes y, sin duda, enriquece las reflexiones.
Con el fin de que las mujeres tengan oportunidad de crecimiento y desarrollo, rompiendo con los paradigmas que existen en la industria de la construcción, Holcim México impulsa distintas acciones para garantizar que en todos los niveles y departamentos de la compañía.
En este caso, la escuela tiene como objetivo fomentar el empleo de las mujeres en posiciones operativas, promover sus logros y minimizar los obstáculos a los que se enfrentan dentro de un sector tradicionalmente percibido “para hombres”.
Mujeres al volante
Débora Gelpi indicó que están convencidos que tener equipos diversos e integrar mujeres en todos los niveles de la organización, les ayudará a dar un enfoque distinto y a alinear las iniciativas de empoderamiento del talento femenino desde la raíz, otorgando grandes beneficios no solo a nuestra compañía, sino también a la sociedad.
De acuerdo con la empresa, este programa está dirigido a mujeres con experiencia en manejo de camiones pesados que cuenten con licencia tipo B, así como mujeres principiantes que tengan entre 6 meses a un año de experiencia manejando ollas revolvedoras o “mixers” de concreto premezclado.
Esta escuela -creada hace un par de meses por Holcim México- ya tuvo su primera graduada, la operadora Verónica Hernández, quien además completó un programa de formación consta de lecciones teóricas y prácticas, finalizando con una prueba de conducción defensiva que consiste en obtener la certificación de la National Safety Council (NSC) -principal organización en temas de seguridad a nivel internacional que tiene como objetivo garantizar que la persona entrenada tenga la capacidad de prevenir accidentes en áreas de trabajo pesado y carreteras.
Tras huir del crimen organizado, Rosa Duarte reinventó su vida en Colombia hasta que llegó la pandemia de COVID-19 y tuvo que reinventarse de nuevo, esta vez con el apoyo de la ONU-que le ofreció una formación que ahora ella recomienda a otras mujeres.
Con la pandemia de COVID-19, en el mundo entero se popularizaron palabras como reinventarse, reconstruir, recuperarse o resiliencia tras los millones de formas de vida pérdidas que trajo consigo el virus. Palabras con las que las víctimas de la violencia en Colombia han convivido por décadas.
Según la Real Academia de la Lengua el prefijo re- significa ‘repetición’, ‘detrás de’ o ‘hacia atrás’, ‘intensificación’, ‘oposición’, ‘resistencia’ o ‘negación’, un conjunto de acepciones diversas que leídas al unísono parecieran reunir todo lo que trajo consigo el año 2020, de la misma manera que significan todo lo que Rosa Duarte había ya vivido en 2008.
En aquel año, durante el mes de marzo, la brisa de la noche traía la frescura ansiada por las gentes del popular barrio 7 de Abril, luego de un calor ardiente, como suelen ser los días que anteceden a la primavera en la septentrional costa colombiana, donde se ancla a orillas del mar Caribe, la alegre y carnavalesca ciudad de Barranquilla.
OIT Colombia/András Felipe Mancera Mancera
Rosa Duarte en su casa en Talaigua Nuevo, departamento de Bolívar, Colombia.
Iban a ser apenas las nueve, cuando El Corroncho Villa, un vecino y buen amigo del sector, llegó de prisa con su rostro empalidecido por la angustiosa noticia que trae para la pareja de esposos, Rosa Duarte, de 23 años, y Rafael Jiménez, de 28, y que los lleva, de inmediato, a abandonar junto a sus dos pequeñas hijas, la casa que con años de sacrificio lograron construir, cimentados en los sueños y la sana ilusión de sacar adelante a una familia.
Poco tiempo atrás, gracias a un préstamo bancario, Rosa había conseguido montar en dicha zona de la deprimida Curramba, una pequeña tienda de barrio bien surtida, donde vendía de todo, menos licor y cigarrillos, esto por razones religiosas.
Lo que Rosa y Rafael no sabían antes de iniciar el emprendimiento, era que, en aquel barrio de la zona metropolitana de Barranquilla, todo aquel que deseara abrir un establecimiento de comercio, debía pagar un monto, más conocido como vacuna, a las bandas criminales organizadas que operaban en el sector, bajo el pretexto de tomar el servicio de seguridad privada que ellos obligatoriamente ofrecían.
Tras la seria amenaza de muerte, por no haber podido cumplir con el pago de varias cuotas semanales; Rosa, Rafael y sus pequeñas hijas, para salvaguardar sus vidas, debieron huir esa noche, escondidos entre los chécheres de un camión de acarreos que casualmente pasaba por ahí. Se fueron tan sólo con la ropa que traían puesta. Debieron dejarlo todo atrás, sus sueños, sus esfuerzos, absolutamente todo cuanto habían construido durante varios años de sacrificio y trabajo.
Rosa recuerda y narra especialmente este hecho como el comienzo de lo que ella considera fue una huida incesante que los lleva a recorrer una geografía del país profundamente marcada por la violencia, pero es en Necoclí, municipio del departamento de Antioquia, donde se encuentran frente a frente con el conflicto armado que vivió el país; su familia, como la mayoría en aquella región denominada Urabá, quedaban en medio de una disputa por el control del territorio que por décadas había sido escenario del narcotráfico al estar privilegiado con puertos estratégicos de embarque.
Esta situación lleva a Rosa a constituirse legalmente como víctimas del conflicto armado en el mes de marzo de 2012, aunque de esta parte de su vida prefiere no dar más detalles.
Reinventarse
Tras aquella larga travesía, Talaigua Nuevo es el municipio donde, haciendo honor a su nombre, los Jiménez Duarte encuentran la oportunidad de un nuevo comienzo. Ubicado en el departamento de Bolívar, residen allí hasta la fecha y Rosa recuerda que iniciaron vendiendo cocadas dulces, sopas mixtas, fritos, bollos de maíz y queso biche para sostener a su familia.
Impulsada por esa perseverancia que Rosa asegura llevan consigo todas las víctimas del conflicto, ahorró y compró una moto para destinar al servicio de mototaxismo, un ingreso que complementó con la venta de productos por catálogo, aunque su sueño de niña era otro.
OIT Colombia/András Felipe Mancera Mancera
Rosa Duarte ha sobrevivido a la violencia y a la pandemia sabiendo reinventar su trabajo.
“Yo soñaba ser presentadora de televisión, estar donde se origina la noticia, me imaginaba en el canal del león, el canal A, si no me falla la memoria. También quería tener una casa grande donde pudiera albergar a los jóvenes que tienen conflictos en sus casas porque es muy doloroso cuando eres maltratado y no tienes ni un padre, ni una madre (parte de su propia historia). Desafortunadamente no he podido lograr ese anhelo, pero siempre he tenido presente que quien da no es quien tiene más, quién da es quien quiere dar. A quien le nace del alma bendecir de lo poco que tiene”, asegura en declaraciones a Noticias ONU.
Cierto día, un conocido del pueblo que sabía de su liderazgo y actitud de servicio, la invitó a postularse como representante en la Mesa Municipal de Participación Efectiva de Víctimas, un espacio de representación de la población afectada por el conflicto colombiano. La Mesa tenía por objetivo la construcción, ejecución y control de las políticas públicas para las víctimas.
“A pesar de que Dios me ha regalado una buena oratoria, no di para dar un discurso cuando me postularon en la Mesa simplemente les dije que, si Dios, ponía gracia en mí para que las mujeres de todo Bolívar me dieran su aprobación, ahí iba a estar para dar los esfuerzos necesarios para trabajar en pro de ellas. Aunque no he cumplido al 100 % con esa promesa debido a que la pandemia ha sido una gran limitante, he sido incansable en mi lucha, sobre todo, a favor de la educación y la capacitación de las mujeres de Bolívar”, explica.
Rosa, por su compromiso con la población, fue elegida por todos y hoy su aportación en la Mesa, asegura, es una aventura gratificante llena de logros y trabajo, al poder promover la participación y el empoderamiento principalmente de las mujeres.
“Llegue a una Mesa Municipal sin saber nada, pero con hambre y sed de dar lo mejor de mí para mitigar un poco ese impacto que la violencia ha dejado en muchas de nuestras mujeres. Porque las mujeres han sido las que han puesto la cuota de dolor más alta en esta guerra absurda”, asegura.
Reconstruir mejor
Entretanto, Rosa, al igual que millones de personas en el país, no estuvo exenta de sufrir los embates de la crisis que trajo consigo la pandemia, por la que tuvo que vender su moto y expandir su oferta.
“Puse en práctica cursos de procesamiento de frutas y hortalizas y otro de bisutería, hacia mis pulseritas, mis bocadillos de guayaba, muchísimo bollo de maíz”, asegura.
OIT Colombia/András Felipe Mancera Mancera
Con la llegada de la pandemia, Rosa Duarte tomó cursos de formación de hortícultura.
Precisamente velar por esas oportunidades de formación que de alguna manera le brindaron a ella, en medio del confinamiento, la posibilidad de sostenerse, ha sido la bandera de Rosa como representante de la Mesa Municipal desde el comienzo, quién asegura que sólo con educación y empleo se logrará la paz en Colombia.
Fue así como la misma Rosa incidió para que las mujeres de su comunidad pudieran acceder a programas como “Formándonos para el Futuro” del Ministerio del Trabajo y la Organización Internacional del Trabajo al que ella se vinculó desde el año 2020 en la modalidad de Análisis y Programación de Sistemas.
“Una de las cosas más importantes que me llevó a tomar esta formación fue capacitarme para poder obtener un título y decirles a mis hijos: mire tengo 40 años y si yo puedo ustedes también, así como todas las víctimas”, comenta.
Un informe reciente de la Organización Internacional del Trabajo advierte que el efecto solamente de los tres primeros meses de confinamiento en el mercado de trabajo en Colombia fue equivalente a perder el número de empleos femeninos generados en los últimos 11 años.
Favorecer la formación para el trabajo que reduzca la brecha digital por la que muchas mujeres se ven marginadas de oficios asociados a la virtualidad, así como también incentivar su vinculación a formación para trabajos tradicionalmente masculinos, es una de las principales recomendaciones de esta agencia de la ONU para lograr poner a las mujeres en el centro de la reactivación.
Formándonos para el Futuro es un programa de formación técnico laboral diseñado en el marco de la ruta de inclusión laboral; su objetivo es mitigar las barreras que impiden a las víctimas su inserción laboral o generación de ingresos. Para 2021, el programa ha vinculado a 27 municipios a lo largo y ancho del país con la participación de más de 1611 colombianos víctimas del conflicto armado.
El Distrito Turístico y Cultural de Cartagena de Indias, departamento de Bolívar, cuenta con la vinculación de 77 participantes; es allí donde Rosa Duarte, con alegría y entusiasmo, supera la pandemia y el dolor que años atrás le dejó la experiencia de vivir el temor de su desplazamiento, hoy con orgullo y humildad, le hace su aporte a la paz de Colombia, así como lo hacen otros miles de mujeres anónimas, mujeres de la paz, como ella se autodenomina.
Reportaje producido por la Oficina de OIT para los Países Andinos en Colombia.