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  • Cinco novelas escritas por mujeres que recomendamos esta semana

    Cinco novelas escritas por mujeres que recomendamos esta semana

    Una autora japonesa y su metáfora literaria sobre la soledad en su país; ficciones inspiradas en la Guerra Civil Española, la Segunda Guerra Mundial y otros eventos históricos del siglo XX; un triángulo amoroso y las distintas aristas del adulterio; una compilación de columnas de Thomas Piketty que denuncian al capitalismo y proponen otro camino… estos son los libros que Laberinto recomienda esta semana.

    La policía de la memoria

    Objetos, conceptos e incluso flores, personas y animales van desapareciendo sin explicación alguna mientras una epidemia de olvido se extiende por todo Japón. Atrapada en esta realidad, la narradora de esta novela trata de aferrarse a quienes aún pueden recordar, al tiempo que una mujer policía utiliza todos los medios a su alcance para liquidar a estos mismos seres portentosos. Ogawa erige un mundo sin asidero en el que solo queda el consuelo de la melancolía.

    Las palabras que nunca escribí

    El estuche de una vieja máquina de escribir, perteneciente a una célebre periodista, guarda la historia de dos hermanas separadas por el curso que tomó la Segunda Guerra Mundial. La protagonista que ha adquirido este objeto en una tarde neoyorquina de 2016 decide indagar sobre este hecho sin importar las consecuencias. De esta manera, vamos del ascenso del nazismo hasta la caída de Berlín tras el asedio de las tropas soviéticas. La novela corre como un tren a máxima velocidad.

    Las leyes de la atracción

    Mujer singular para su época, Rosalind Porter se dedicó a la ciencia. Protegida del italiano Enrico Fermi, fue una física que trabajó en el proyecto que creó la bomba atómica. Durante ese tiempo mantuvo una intensa relación con su colega Thomas Weaver, que no terminó bien. Cinco años después, en Chicago, Rosalind trabaja en una tienda de joyas. Su examante la busca de nuevo, pero también el agente del FBI Charlie Szydlo, quien anda tras él y solicita su ayuda.

    El alma de las flores

    Una mujer se interpone entre dos hermanos de buena cuna en los albores de la Guerra Civil en España. Años más tarde, un profesor de música llega a España para curar las heridas que sufrió durante su vida en Argentina. Estas dos rutas, en apariencia lejanas, terminan unidas en virtud del talento narrativo de la autora cordobesa que por esta novela obtuvo el tercer lugar del Premio Planeta 2019. El instinto de supervivencia y la grandeza del amor guían la trama.

    ¡Viva el socialismo!

    Este volumen reúne las columnas que el economista y ensayista publicó mensualmente en el diario Le Monde entre 2016 y 2020. Su propósito: marcar la ruta de un socialismo con un rostro renovado: participativo, democrático, federal, ecologista y feminista. Detrás de este proyecto se encuentra el desencanto por el rumbo seguido por el capitalismo y la crisis sanitaria. A los argumentos se suman gráficos, tablas y algunos textos complementarios.

    Toda la información e imágenes son de MILENIO.
    Link original: https://www.milenio.com/cultura/laberinto/libros-de-la-semana-cinco-novelas-escritas-por-mujeres

  • Las mujeres del tequila

    Las mujeres del tequila

    Todas estas mujeres se conocen entre sí. Ellas saben hasta dónde llegan sus cultivos de agave, los de sus familias; pueden intuir los gestos de quienes prueban sus variedades de tequila, ya que están al tanto de exactamente cuántos grados de alcohol tienen sus marcas y variedades.

    Las dueñas de las fábricas de tequila en Jalisco se distinguen por una visión nueva acerca de cómo lograr más equidad en este ámbito.

    En México, la industria tequilera genera más de 70,000 empleos, de los cuales la mayoría se desarrolla en el campo. Cada año, el país produce 374 millones de litros de tequila. De éstos, se exportan 286 millones de litros a más de 120 países, generando una derrama en divisas de 2,300 millones de dólares (mdd).

    Es una industria fuerte que, hasta hace poco, se identificaba como pro – fundamente masculina, asociada a la imagen de los rancheros a caballo y de bigote. Sin embargo, desde hace unos años, se percibe una mayor apertura a la participación femenina.

    Las mujeres del tequila (P-W pág. 79-84)
    Melly Barajas. 20 de agosto 2021. Foto: © Fernando Luna Arce

    “Ya hay más mujeres consumidoras en esta industria. Eso es una novedad. [Y, en la producción] no sólo las dueñas tequileras han sido ejemplo, sino que las empresas más grandes también han abierto puestos importantes a mujeres. Estamos hablando de directoras de procesos, de mercadotecnia, de relaciones públicas, de laboratorio… El paladar de la mujer valora mucho más al tequila; también, la creatividad de las mujeres añade valor a la oferta”, señala Gabriela Cañedo, nombrada “conocedora del tequila”, por la Cámara Nacional de la Industria Tequilera, y pieza clave para la difusión de este destilado, con su proyecto de educación y promoción “Universo Tequila”.

    Empresas familiares

    De las cerca de 170 fábricas de tequila que existen en el país, alrededor de 12 son propiedad de mujeres. Este factor tiene una fuerte influencia en la inclusión de más mujeres en la industria.

    Las mujeres del tequila (P-W pág. 79-84)
    Iliana Elizabeth Partida. 6 de agosto 2021. Foto: © Andrea Gama

    “Muchos tequileros no tienen hijos, pero sí tienen hijas. Ha habido apertura [generacional para incluirlas en el negocio]. Las generaciones pasadas tenían otra educación y hoy se ve una evolución. Las mujeres ya estamos más involucradas también en el tema laboral”, dice Cañedo.

    Iliana Partida, propietaria de la tequilera Hacienda de Oro, es un ejemplo de inclusión en empresas familia – res. Antes de encabezar la operación, se desempeñó en la tequilera de su familia como encargada de Marketing y Ventas, y afirma que, si bien las empresas abren espacios para las mujeres, todavía queda mucho camino para que las herederas puedan ser vistas como opción para dirigir el negocio familiar.

    Las mujeres del tequila (P-W pág. 79-84)
    Leticia Hermosillo Ravelero. 6 de agosto 2021. Foto: © Fernando Luna Arce

    “Hace falta no sólo que se incluya a las hijas, sino que se les deje claro que pueden hacer todo lo que ellas quieran, que tienen la misma capacidad que los hombres; no sólo van a poder estar en ventas por ser guapas: pue – den estar en laboratorio, pueden estar en los cultivos… ellas pueden ser la próxima cabeza del negocio”, afirma.

    Otra es la historia de Carmen Lucía Barajas, conocida como Melly Barajas, quien reconoce que abrirse paso desde cero en la industria fue un reto.

    “Empecé hace 25 años y, en esos años, no había ni una mujer en el [negocio del] tequila. Ahora las esposas e hijas de tequileros se han involucrado en puestos importantes, pero, cuando yo empecé, realmente eran un poquito celosos los tequileros”.

    Las mujeres del tequila (P-W pág. 79-84)
    Guadalupe Newton Faustro.6 de agosto 2021. Foto: © Fernando Luna Arce

    Para Leticia Hermosillo, de Tequila Cava de Oro, es importante que la labor de las mujeres al frente de las empresas tequileras no sólo se reconozca, sino que se normalice, pues, si bien ella constituyó su compañía codo a codo con su esposo, es un proyecto de su entera propiedad.

    “La única dueña de la empresa soy yo. Yo realizo los trámites para cumplir con la Norma [Oficial Mexicana] y, ante el CRT [Consejo Regulador del Tequila], soy la que encabeza todas las gestiones; soy productora y envasadora de tequila”, destaca.

    El toque de las mujeres en el tequila

    Las mujeres del tequila (P-W pág. 79-84)
    Mayra Paola Martínez Reyes. 6 de agosto 2021. Foto: © Andrea Gama

    Alta sensibilidad, cuidado de los hijos… En el pasado, las características de las mujeres eran vistas mayormente como debilidades en esta industria; sin embargo, con el paso del tiempo también quedó claro que una mayor sensibilidad se convierte en ventaja a la hora de diseñar productos y presentaciones, mientras que los roles de cuidado también hablan de comportamientos de mayor responsabilidad.

    “Nos hemos vuelto más eficientes, utilizamos mejor los recursos; eso nos ha llevado, en mi caso, a ser una empresa más competitiva. Invertir en la mejora continua y en procesos de calidad nos ha llevado a que cada vez más clientes potenciales nos consideren para trabajar en conjunto a largo plazo. Lo más difícil en este negocio es ser una mujer tequilera. Estar en una empresa en el rango tequilero… ¡no es tan fácil ser aceptada!”, dice Guadalupe Newton, de Destilería Santa Lucía.

    Las mujeres del tequila Marcela Orendain
    Marcela Orendain. Foto: © Fernando Luna Arce

    Mayra Martínez Reyes, de Tequilera de Arandas, afirma que el reto mayor surge a la hora de involucrarse en las actividades de campo, pues, si bien en la actualidad hay, incluso, mujeres jimadoras, lo cierto es que los agaveros todavía muestran resistencia.

    “Lo que nos hace diferentes es contar con nuestros propios agaves en la familia. Además, eso nos ayuda a cuidar la calidad”, destaca Marcela Orendain, de Tequila Orendain.

    Para Carmen Villarreal, una de las principales fortalezas de las mujeres al frente de empresas tequileras es el sentido de comunidad, pues Tequila Casa San Matías actualmente ostenta reconocimientos de Best Place to Work por su cultura laboral.

    “Somos la única empresa tequilera con certificación de equidad de género, y este tipo de reconocimiento nos hace una empresa socialmente responsable. El trabajo como equipo durante más de dos décadas ha tenido por objeto posicionarnos como una empresa sólida”, afirma.

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    Carmen Villareal Treviño. 6 de agosto 2021.. Foto: © Fernando Luna Arce

    Por su parte, Rubí Esmeralda Partida, de Tequila Tres Mujeres, explica que el management ha sido un reto.

    “Una de mis mayores satisfacciones fue lograr un equilibrio en el control de calidad de la fábrica. Los pedidos y las líneas de producción deben estar en sintonía y el área comercial tiene que colocar los productos en un mercado que cada vez nos demanda más volumen”, explica.

    Bertha González, de Casa Dragones, dice que la industria tequilera tiene un rol importante al contribuir con la imagen de México en el extranjero.

    Las mujeres del tequila (P-W pág. 79-84)
    Rubí Esmeralda Partida. 6 de agosto 2021. Foto: © Fernando Luna Arce

    “La apelación de origen del tequila le pertenece a México. Para nosotros, era muy importante demostrar que México tiene las credenciales necesarias para competir con otros destila – dos de lujo a nivel mundial”.

    Para Gabriela Cañedo, es el mercado el que demanda más mujeres en esta industria, pues la sensibilidad, la atención al detalle y la capacidad de desarrollo e innovación son el principal sello de las mujeres de hoy.

    “Sí, somos sensibles… y qué bonito es tener estas diferencias, ¿no? Los hombres son muy pragmáticos, buenos en números, estadísticas, en muchas cosas, pero nosotras tenemos otras fortalezas y, juntas, hacemos maravillas. Si bien puede haber estereotipos, creo que las capacidades de hombres y mujeres son iguales. A lo mejor, la mujer en este mundo de hombres tendría que esforzarse un poco más para conseguir algo, pero creo que tenemos las mismas capacidades y oportunidades”, añade.

    Las mujeres del tequila (P-W pág. 79-84)
    Bertha González Nieves. 1 de octubre 2009. Foto: © Casa Dragones

    Toda la información e imágenes son de FORBES.
    Link original: https://www.forbes.com.mx/nuestra-revista-las-mujeres-del-tequila/

  • Más de la mitad de las mujeres padecen violencia en el trabajo: Inmujeres

    Más de la mitad de las mujeres padecen violencia en el trabajo: Inmujeres

    En el trabajo, el 54% de las mujeres ha podido identificar y señalar violencia sexual, de acuerdo con Nadine Gasman, presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres).

    Durante el Foro Virtual de Mujeres: Violencia y acoso laborales, mismo que fue celebrado la semana pasada en el Senado de la República, la funcionaria también señaló que el 91% de las mujeres que sufren violencia en el espacio laboral no denuncia.

    Al respecto, Luisa María Alcalde Luján, titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), explicó que la violencia contra las mujeres en el ámbito laboral va desde agresiones psicológicas hasta físicas, mismas que por años han sido invisibilizadas y normalizadas, lo «que permitió que aumentara sin consecuencias».

    En el encuentro donde participaron funcionarias y feministas de diversos sectores la senadora Patricia Mercado del partido Movimiento Ciudadano enfatizó que los impactos de este tipo de violencia son psicológicos, físicos, económicos y laborales.

    En el evento, las participantes perfilaron la ratificación del Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), sobre la violencia y el acoso en las empresas.

    Toda la información e imágenes son de 24 HORAS.
    Link original: https://www.24-horas.mx/2021/09/14/mas-de-la-mitad-de-las-mujeres-padecen-violencia-en-el-trabajo-inmujeres/

  • Independencia de México 2021: la mujer que encabezó su propio batallón y la que peleó con armas de los muertos

    Independencia de México 2021: la mujer que encabezó su propio batallón y la que peleó con armas de los muertos

    Altagracia Mercado causó admiración hasta a sus enemigos que incluso un capitán contrario dijo “mujeres como ella no deben morir”, mientras que María Fermina Rivera acompañó y peleó al lado de su esposo.

    Cuando se habla de mujeres que participaron en la independencia de México nos vienen a la mente la corregidora, Josefa Ortiz de Domínguez, Leona Vicario, la güera Rodríguez y Gertrudis Bocanegra, pero también participaron otras mujeres de distintas clases sociales y grupos étnicos, señaló Daniela Villegas, del Centro de Investigación de Estudios de Género (CIEG) de la UNAM.

    En el siglo XVIII se veía a la mujer más como un accesorio, un personaje secundario y siempre se había enfocado el protagonismo del hombre, sobre todo criollo. Últimamente ha habido un interés en visibilizar al género femenino y eso es importantísimo de este movimiento de independencia.

    Por ello, es importante tratarlas como sujetas de la historia, no percibirlas como acompañantes o las “esposas de”, sino que por sí mismas tenían un rol fundamental, dependiendo de su clase social, grupo racial y sus mismos intereses particulares.

    Además de financiar la insurgencia, Leona Vicario fue considerada la primera mujer periodista de México. Se enfrenta a numerosos riesgos por apoyar la causa de la independencia.

    Gertrudis Bocanegra, considerada como “La Heroína de Pátzcuaro, participó activamente con su economía y con su calidad intelectual.

    A la corregidora Josefa Ortiz siempre se le nombra en los textos de educación básica como “la esposa del corregidor”, pero ella por sí misma tiene un gran rol, por su clase social privilegiada podía llevar a cabo reuniones, charlas en su hogar y dar ideas que provenían de Europa y otras naciones latinoamericanas.

    En el siglo XVIII y XIX en la Nueva España, las mujeres de clase media y alta estaban circunscritas al espacio privado, doméstico y no se les permitía participar de lo público.

    Sin embargo, en la lucha de independencia participaron varias mujeres, desde indígenas, criollas, mestizas y cada una lo hizo de acuerdo a sus posibilidades.

    Altragracia Mercado, la mujer que financió y encabezó su ejército

    Altragracia Mercado, conocida como “La Heroína de Huichapan”, originaria del Estado de Hidalgo, era una militar que financió la formación de un batallón que ella misma dirigió y logró vencer al ejército realista en varias ocasiones, hasta que su regimiento fue derrotado durante un combate el 24 de octubre de 1819.

    Formó un pequeño ejército con su propio dinero tras enterarse de la lucha por la libertad contra los realistas. Por desgracia de su pequeño ejército solo ella sobrevivió y continuó luchando, acto con el cual se ganó la admiración de los jefes españoles, quienes fusilaban a los prisioneros.

    Buena parte de los miembros de su tropa fueron aniquilados y otros se dispersaron, pero a pesar de quedarse sola se enfrentó con fiereza a las fuerzas enemigas. Su valentía le ganó el respeto del comandante español, quien en lugar de fusilarla le perdonó la vida y afirmó: “Mujeres como ella no deben morir”.

    Fue detenida y llevada a la Ciudad de México donde fue condenada a cuatro años de trabajos en prisión.

    Su trayectoria bélica y de estratega fue motivo para que la Suprema Corte de Justicia de la Nación otorgará el sufragio femenino a las mexicanas, ya que los magistrados de ese momento, reconocieron el labor de Altagracia Mercado como muestra de la capacidad de las mujeres para pelear por México.

    María Fermina Rivera luchó por amor a la patria junto a su esposo

    Nació en Tlaltizapán, en el actual estado de Morelos. Combatió junto con su esposo, el coronel insurgente José María Rivera, a quien acompañaba a los campos de batalla formando parte de las fuerzas de Vicente Guerrero.

    Tuvo que luchar con hambres terribles, caminos fragosos, climas ingratos y cuanto mal padecieron sus compañeros de armas.

    Esta mujer tomaba en los combates el fusil de algún herido y seguía sosteniendo el fuego con la misma bizarría que el mejor soldado insurgente. Según José Joaquín Fernández de Lizardi y La educación de las mujeres: notas sobre las heroínas mexicanas. Dejó su hogar, sacrificó su vida y sus bienes por la patria.

    No se conoce con certeza la fecha de su muerte. Algunas fuentes afirman que pudo haber muerto en acción mientras luchaba en Chichihualco, defendiéndose valientemente al lado de Vicente Guerrero, en febrero de 1821.

    Otra fuente afirma que en 1823 solicitó un aumento en su pensión al gobierno del Primer Imperio Mexicano.

    Toda la información e imágenes son de INFOBAE
    Link original: https://www.infobae.com/america/mexico/

  • Ellas son las mujeres que fueron clave en la Independencia de México

    Ellas son las mujeres que fueron clave en la Independencia de México

    Además de Josefa Ortiz de Domínguez, varias mujeres jugaron un papel importante en la independencia del país y de ellas se habla poco.
    Hacer el ejercicio es sencillo y el resultado es claro. ¿Cuántas mujeres que participaron en la Guerra de la Independencia puedes nombrar? Seguramente, tras Josefa Ortiz de Domínguez o Leona Vicario, te vengan pocas más a la mente. Sin embargo, son muchas las que contribuyeron.

    «Históricamente, las mujeres han sido negadas e invisibilizadas en los procesos de luchas y resistencia del país, no sólo de la independencia», dice Jocelyn S. Monroy León, historiadora e integrante de la Colectiva Las Hijas de Coyolxauhqui.

    En entrevista con Expansión Mujeres señala que, en México, la Historia se ha enfocado en destacar las hazañas de los hombres que participaron activamente, pero existe en un sesgo en los trabajos que se desarrollan en torno a las mujeres en las distintas luchas armadas y políticas.

    Hay documentos que registran su intervención, aunque estos no han sido siempre estudiados de manera académica. Gracias a estos escasos trabajos se sabe que fueron mujeres con distintos perfiles, indígenas, de clase baja, media y alta. «Gran parte de ellas se rebelaron y es importante resaltar que no se quedaron esperando a sus esposos, también salieron de sus casas a contribuir por la Independencia, aunque dadas las circunstancias estaban relegadas únicamente al ámbito privado y familiar», explica.

    El papel de las mujeres en la Independencia de México

    Silvia Ramírez Santiago, también parte de la colectiva Las Hijas de Coyolxauhqui, señala que las investigaciones han ido revelando más nombres, por lo que ahora se sabe que las mujeres ocuparon cargos importantes durante la Independencia: ayudaron a realizar planes, dirigieron ejércitos, llevaron correspondencia y armas escondidas.

    «Las mujeres tuvieron distintas participaciones, no sólo en el conflicto armado o como dirigentes. Su lucha y resistencia fue de diferentes formas, apoyaron al movimiento insurgente desde sus distintas posibilidades, como informantes, como proveedoras de víveres o recursos. Pero sobre todo que fueron mujeres de su tiempo, rebelándose a la tradición femenina de la época», afirma.

    ¿Qué mujeres participaron en la Independencia?

     

    Pero ¿quiénes eran ellas más allá de Josefa Ortiz de Domínguez o Leona Vicario? Ramírez señala a Mariana Rodríguez del Toro, quien luchó junto a su esposo. Fue encarcelada y murió antes de poder ver la consumación de la Independencia.

    También está Manuela Medina, conocida como ‘La Capitana’. Ella se unió a las filas de José María Morelos, pero murió debido a las heridas que sufrió durante el combate.

    O Luisa Martínez de García de Rojas, quien ayudó a los Insurgentes. Su función era comunicarles todos los planes que tenían las tropas virreinales. Pese a haber sido descubierta y detenida varias veces, continuó enviando información. La última vez no pudo pagar la multa y fue fusilada.

    A la lista se unen las hermanas González de Pénjamo, María Fermina, Altagracia Mercado, Carmen Camacho o María Petra Teruel de Velasco, entre otras.

    paseo de las heroínas

    Alejandra Hernández Vidal, divulgadora histórica, conferencista y profesora de Historia, menciona también ejemplos como el de Manuela Herrera conocida como la Benemérita Ciudadana, quien optó por quemar su hacienda antes de dar recursos al ejército realista. «Ella prefirió soportar torturas y privaciones antes que delatar a sus cómplices, fue perseguida y prefirió vivir como ermitaña», cuenta.

    Gertrudis Bocanegra se convirtió en correo de los insurgentes. María Teresa Medina de la Sota Riva, reunía en su casa, en Xalapa, a simpatizantes de la insurgencia. Al ser descubierta, debió jurar no inmiscuirse en la causa y fue exiliada. Petra Teruel de Velasco, llamada Ángel protector de los insurgentes, ayudó a salir de Ciudad de México a involucrados en la lucha y apoyó a quienes cayeron presos.

    Muchas fueron hermanas o esposas de miembros de la sociedad secreta Los Guadalupes en Ciudad de México, como Margarita Peinbert, Antonia Peña, María Camila Ganancia y Luisa de Orellana y Pozo, que sirvieron de correos.

    Otras se dedicaron a fabricar cartuchos y cuidar heridos en Coscomatepec, Veracruz. Sus nombres no se han perdido: María Soto ‘La Marina’, Teodosia Rodríguez, Ana Villegas, Casimira Camargo, Isabel Moreno, Juana Bautista Márquez, Brígida Álvarez, María Tomoda Estévez, Carmen Camacho, Luisa Martínez, Manuela Niño, Josefa Navarrete, Josefa Huerta, Rafaela López Aguado, Rita Perez de Moreno, María Josefa Marmolejo de Aldama, Francisca Marquina de Ocampo, Francisca y Magdalena Godos.

    Hernández atribuye que la invisibilización de mujeres en la construcción de esta y otras narrativas históricas tiene que ver con que la producción histórica e historiográfica fue hecha por hombres, que retomaron sólo ciertos acontecimientos, procesos y movimientos de manera excluyente. «Ellos volvieron no relevantes a las mujeres», afirma.

    Además, a las que sí se mencionan -como Josefa Ortiz de Domínguez-, fueron parte de la élite novohispana y, por tanto, tenían un acercamiento a los grupos de poder en ese momento, explica.

    Silvia Ramírez apunta a que sí existía «una gran diferencia»entre las mujeres de las clases populares y aquellas que pertenecían a las privilegiadas. «Estas últimas, por ejemplo, tenían acceso a la educación (aunque no al grado de los hombres) mediante los conventos, beaterios y algunos colegios».

    Muchas de las mujeres que no se mencionan eran hilanderas, vendedoras, cocineras, obreras, trabajadoras sexuales, tabacaleras y tejedoras.

    Zócalo Festejos Patrios

    Para la recuperación de los hechos alrededor de mujeres, el trabajo de las historiadoras ha sido fundamental.

    «[La periodista feminista] Monsterrat Boix dice que las mujeres todavía no tenemos claro que nuestra voz es importante, así que considero que las historiadoras mexicanas están haciendo un doble esfuerzo, en un país en el que resulta complicado dedicarse a la investigación y la cultura y también en un espacio que sigue contando con amiguismo y compadrazgo», afirma Alejandra Hernández.

    Las activistas Monroy y Ramírez advierten que aún falta mucho trabajo por hacer para nombrar a todas las mujeres y reconocer su intervención en todo el discurso histórico del país, pues los espacios para la investigación son muy limitados, el campo laboral es reducido y aun lo es más para las mujeres.

    «Y eso mismo lo vemos en las universidades y escuelas, en los programas de estudios, siempre hay mayoría en la bibliografía de profesores varones, y muy pocas veces se mencionan los nombres de las profesoras. Creemos que falta mucho para visibilizar los trabajos de nuestras profesoras y los propios, pero confiamos en que se puede, y en que las mujeres también hacemos y escribimos la Historia», afirma Jocelyn Monroy.

    Toda la información e imágenes son de EXPANSIÓN.
    Link original: https://mujeres.expansion.mx/actualidad/2021/09/15/ellas-son-las-mujeres-que-fueron-clave-en-la-independencia-de-mexico

  • Mujeres indígenas: el trabajo de cuidados se extiende del ámbito privado al comunitario

    Mujeres indígenas: el trabajo de cuidados se extiende del ámbito privado al comunitario

    En el caso de este sector de la población, las labores de cuidados se extienden a tareas comunitarias como la organización de fiestas patronales o limpieza de centros de salud. En busca de reducir las desigualdades entre hombres y mujeres, México lanzó, junto con ONU Mujeres, la Alianza Global por los Cuidados.

    Atender a personas adultas mayores, a quienes padecen enfermedades crónicas, y a la gente con discapacidad son algunas de las tareas que las mujeres ejercen como parte del llamado trabajo de cuidados; pero en el caso de las que pertenecen a grupos indígenas, estas labores se extienden a sus comunidades, lo que muchas veces implica una larga lista de ocupaciones añadidas como “limpiar los centros de salud, y organizar las procesiones y las fiestas patronales de sus poblados”, indica en entrevista Celia Aguilar, directora de Planeación y Evaluación del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres).

    Las mujeres en México hacen tres veces más trabajo de cuidados no remunerado que los hombres, refiere Aguilar, y sugiere que estas tareas deberían ser compartidas por las y los integrantes de una familia y de una comunidad, pues por lo general recaen en las jefas del hogar.

    Felicitas Martínez es una lideresa de Guerrero que desde hace 20 años lucha por la impartición de justicia y la salud de las mujeres, fue fundadora (junto a Martha Sánchez y Hermelinda Cayetano) de las Casas de Salud para las Mujeres Indígenas y Afromexicanas, creadas para prevenir la muerte materna y defender los derechos sexuales y reproductivos.

    La lideresa indígena es originaria de la localidad Potrerillo Coapinole, ubicada en el municipio de San Luis Acatlán, y fue la primera mujer en asumir la titularidad de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC), cargo que ejerció por varios años de manera intermitente pero que dejó, principalmente, para atender a sus hijas. “Soy mamá y papá al mismo tiempo, pero decidí terminar la universidad y ausentarme un poco para bajar el estrés”, dice en entrevista.

    A Felicitas el trabajo del hogar le consume todo el día. Cuida a sus dos hijas de 11 y 4 años y ahora también debe usar parte de su día para supervisar sus clases en línea debido a la pandemia de COVID-19. “Es una locura esto, hacer la comida, lavar los trastes, lavar la ropa; las niñas que gritan y quieren correr, jugar, y una dice ‘yo quiero leer un libro’ y por más que tú intentas, no se puede porque al final las niñas te requieren tiempo”, comenta.

    Aunada a ello, Felicitas padece de una enfermedad crónica llamada psoriasis, que se manifiesta con un sarpullido en la piel que no tiene cura, sólo se controla. “Creo que es la enfermedad más cara que puede existir. La pomada cuesta 980 pesos y es un tubito de 30 miligramos, mínimo me tendría que comprar tres para que me alcance”, lamenta.

    Actualmente tiene un trabajo temporal en un proyecto académico que consiguió en medio de la contingencia sanitaria. “Al menos ya tengo la garantía de que le voy a dar de comer a mis hijas. Tengo dinero seguro al mes y esa entrada también me facilita pagar mi tratamiento”, expresa Felicitas, pero asegura que le gustaría tener tiempo para ella misma, lo cual ahora mismo es un lujo que no se puede permitir.

    CUIDADOS: DEL ÁMBITO PRIVADO AL COMUNITARIO

    El tema de cuidados ha dejado de estar relegado al ámbito privado y se ha convertido en una discusión global y de debate público. El 2 de julio de 2021, el Gobierno de México y ONU Mujeres lanzaron la Alianza Global por los Cuidados e hicieron un llamado a países de todo el mundo a sumarse.

    El objetivo de la alianza es asumir y promover compromisos, acciones concretas, financiación y colaboración, con el propósito de reducir las desigualdades y promover una cultura de transformación garantizando el reconocimiento, reducción y redistribución de las tareas entre todos los actores corresponsables, así como la representación y remuneración de las personas proveedoras de cuidados.

    Desde este espacio de cocreación se buscan ocho elementos clave: desarrollar y aumentar los servicios de cuidados; hacer políticas públicas de conciliación de la vida personal, familiar y laboral; inversión en infraestructuras de atención social y física; financiación gradual y progresiva de un sistema de cuidados; derechos de las personas proveedoras y receptoras de cuidados; generación de datos y evidencias; banco de buenas prácticas y campañas de sensibilización.

    Celia Aguilar, del Inmujeres, indica que la Alianza Global tiene una importancia muy grande y agrega que en este ámbito de articulación y de colaboración entre todos los países, aquellos que tienen mayores adelantos en la materia están apostando y aportando mayores recursos.

    “Las mujeres usan una enorme proporción de su tiempo en estar desarrollando trabajos de cuidado de niñas, niños, adultos mayores, enfermos y personas con discapacidad”, menciona y añade que en el caso específico de mujeres indígenas hay una particularidad: se ha mantenido una manera de cuidar a nivel comunidad. 

    Gabriela Salomé es directora de Fortalecimiento a la Participación y Políticas Públicas de la Secretaría de las Mujeres de Oaxaca (SMO), entidad en donde 417 de los 579 municipios tienen sus propias formas de nombrar autoridades municipales y, en este contexto, muchas mujeres cumplen con algunos servicios en la comunidad o con su representación política (presidentas, regidoras, síndicas o alcaldesas), “y no necesariamente tienen remuneración”, expresa.

    Pone como ejemplo a las que tienen un cargo de representación agraria, “eso no implica un ingreso a sus bolsillos y además se ven afectadas también con este tema de las cargas de las labores y las exigencias que desde la misma comunidad les hacen”.

    Además señala que la pandemia agudizó todas estas cargas de trabajo para ellas. “Tuvimos que hacer el trabajo de enseñanza y aprendizaje en suplencia del profesorado, es algo bien importante porque tiene que ver con el tema del cuidados y la reproducción de la vida, la formación de seres humanos”, afirma.

    “No hay corresponsabilidad familiar (…) se piensa a los hombres en ese ámbito público y a las mujeres en este ámbito privado, por ende, todo este tema del trabajo del hogar, de los cuidados de las otras, los otros… pues es atribuido a las mujeres”. Para Gabriela esas prácticas culturales deben cambiar. 

    Rosalía Guadalajara y María García narra los obstáculos a los que se enfrentan. Fotos: Ciela Ávila.

    CHIHUAHUA Y SUS CUIDADORAS INDÍGENAS

    La falta de acceso al empleo que viven las mujeres indígenas en México vuelve mucho más complicada su realidad, señala José Nabor, secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). “Del promedio nacional, 76% sigue reportando situación de pobreza; de ese total, 41% se encuentra en situación de pobreza moderada y 35% en pobreza extrema, es un tema que desafortunadamente aún sigue prevaleciendo de manera importante”, contextualiza Nabor.

    Que las mujeres indígenas no tengan acceso al empleo no sólo afecta los niveles de pobreza, también repercute en los trabajos de cuidados, pues la mayoría de ellas se dedica a estas labores de manera informal y sin remuneración.

    “Tenemos una serie de indicadores que nos permiten estar visualizando las brechas sociales que viven las mujeres indígenas (…) apenas 57% está integrada a la población económicamente activa, contra 87.5% de hombres indígenas”, contrasta el secretario.

    Rosalinda Guadalajara y María García son dos mujeres indígenas que narran sus experiencias en busca de una mejor vida en Ciudad Juárez, Chihuahua, una ciudad a la que llegaron en calidad de desplazadas.

    Al poniente de la ciudad fronteriza con Estados Unidos, y sobre las faldas de un cerro, emergió un asentamiento que tiene aproximadamente 25 años de antigüedad, de acuerdo con la investigadora Martha Estela Pérez. Se convirtió en el hogar de 97 familias rarámuris y es conocido como la colonia tarahumara.

    Rosalinda Guadalajara es originaria de la localidad Tehuerichi, aproximadamente a 559 kilómetros de esta colonia, y vive ahí desde hace 26 años. Ella fue siriáme (gobernadora) durante siete años, pero desde hace cuatro trabaja en el Instituto Municipal de las Mujeres (IMM) motivada por seguir ayudando.

    Ahí su tarea principal es ser el enlace con las comunidades desde la coordinación del área de atención indígena y siempre tiene en mente el bienestar de la comunidad, en especial de la rarámuri. “Hay que hacer acompañamiento, dar consejos a la familia. Tienes que fungir como psicóloga, como asesora, como intermediaria en cuestiones de educación, la salud, falta de viviendas, o cuando tienen un problema legal”, explica en entrevista.

    Ella describe el trabajo como un cargo complejo: “Estar al frente de una comunidad pues sí es muy difícil porque no es monetario.  Es un trabajo voluntario, ese trabajo se hace por amor a la cultura. […] gastas tu propio recurso para hacer todas esas clases de trámite, el acompañamiento  que se requiere a la comunidad o alguna familia”.

    En los hogares indígenas de Chihuahua, las mujeres son mayoría. En la entidad hay 79 mil 374 frente a 78 mil 297 hombres, según los resultados del Censo de Población y Vivienda 2020.

    Muy cerca de la colonia tarahumara está la ampliación Plutarco Elías Calles, donde se ubica una parte de la comunidad mixteca de Oaxaca que ha emigrado a Ciudad Juárez. Ahí, María García representa, desde hace tres años, a las personas de San Andrés Montaña, y es integrante de la Red de Pueblos Indígenas de Juárez (RPIJ). 

    En entrevista frente al puesto de tacos donde trabaja narra que en la colonia que se formó hace 30 años, ahora habitan alrededor de 40 familias.

    Considera que las labores de cuidado son una responsabilidad comunitaria o familiar. Cuenta que cuando una persona mayor está enferma y requiere atenciones específicas, “los hijos se tienen que hacer responsables de los papás o del familiar que esté… o sea, en nuestras costumbres no los abandonamos. Si el papá es mayor, si tiene algún problema, la familia es la que se hace cargo”.

    Pero los cuidados no sólo deben recaer en la comunidad. Para esta representante también es fundamental que regresen programas que brinden información y atenciones en cuestión de asistencia a la salud. “Yo tengo que cubrir las necesidades que tenga mi comunidad, pero ojalá que algún día sean escuchadas. A lo mejor son sueños, pero un día se puede lograr”, dice y recalca que de estas actividades, en su mayoría, se hacen cargo las mujeres.

    @Cactinsdustrial

    Toda la información e imágenes son de EMEEQUIS.
    Link original: https://www.m-x.com.mx/al-dia/mujeres-indigenas-el-trabajo-de-cuidados-se-extiende-del-ambito-privado-al-comunitario

  • Pía León, la latina que es Mejor chef del mundo por los 50 Best 2021

    Pía León, la latina que es Mejor chef del mundo por los 50 Best 2021

    Unos de los mayores retos de la gastronomía actual son ser mujer y enfrentarse a la crisis por COVID-19. Pía León nos dice cómo sortearlos.

    La mejor chef del mundo 2021 es mujer y es Pía León. De acuerdo con la organización The World’s Best Restaurants, la peruana que dirige el restaurante limeño Kjolle es la Best Female Chef 2021. Pía se enfrentó a los estereotipos de género que permanecen en el ámbito gastronómico, así como a los retos por la pandemia por covid-19 y aquí te contamos cómo lo hizo.

    El sabor peruano es enaltecido a través de la sazón de Pía León, quien fusiona su cocina madre con ingredientes andinos y amazónicos. Con más de 15 años de trayectoria, encabezar el Kjolle no es su único reto; lo es también la desigualdad de género y la actual emergencia sanitaria por COVID-19.

    Desigualdad gastronómica

    En América Latina la desigualdad de género se ha postrado en distintas áreas de desarrollo; la gastronomía no es la excepción. Al igual que otras compañeras del gremio, Pía se posiciona como la mejor frente los reconocimientos más prestigiados de la alta cocina.

    Cabe recordar que su formación como cocinera se realizó en el Instituto Le Cordon Bleu de Lima, Perú; sus primeros pasos fueron en el Restaurante Central, junto al chef Virgilio Martínez, y aunque era la única mujer se convirtió en jefa de cocina durante un largo periodo. Pronto el lugar se posicionó como uno de los 50 mejores de Latinoamérica.

    Con respecto a los galardonados de The World’s Best Restaurants, Pía considera que no deberían existir diferencias entre hombres y mujeres. Además, su nombramiento difundirá la labor de las mujeres en la gastronomía y servirá de motivación para personas de la industria.

    La crisis restaurantera

    Para 2018, Pía emprendió su propio proyecto: Kjolle, donde sus ideas y sazón se materializaron. El objetivo era claro: el sabor de Perú, los Andes y la Amazonia vibrando en un mismo plato. Un año más tarde, León logró ocupar el lugar 21 en los Latin America’s 50 Best Restaurants.

    Al igual que otros establecimientos de comida, Kjolle sufrió los efectos colaterales de la pandemia: la clientela disminuyó notablemente y el restaurante, que apenas llevaba un año de apertura, frenó su desarrollo. A pesar de ello, se continuó sirviendo en modalidad delivery.

    Pía León, la latina que es Mejor chef del mundo por los 50 Best 2021 0

    Foto de Twitter/@ElPeruEnMex

    La opción de terminar con el negocio sí pasó por las mentes de Pía y su esposo, quienes trabajaban junto a 80 personas más. Y aunque conseguir los insumos de cocina y mantener los protocolos de sanidad bajo control no fue fácil, lo pudieron lograr. Ahora se encuentran más estables y activos.

    Fusión cultural

    A unas semanas de que sea galardonada, Pía León continúa trabajando en otros proyectos independientes a Kjolle y Central. La apertura de un nuevo restaurante en rusia está en puerta; Olluco se inaugurará para finales de octubre. También, se planea abrir Maz, en Tokio. Los conceptos de los nuevos restaurantes fusionaran la gastronomía peruana con la de sus respectivas regiones.

    Toda la información e imágenes son de GOURMET DE MÉXICO.
    Link original: https://gourmetdemexico.com.mx/

  • «Esto es la cultura de Afganistán»: las mujeres con vestidos de colores que le plantan cara al Talibán

    «Esto es la cultura de Afganistán»: las mujeres con vestidos de colores que le plantan cara al Talibán

    Varias mujeres afganas han iniciado una campaña en las redes sociales para protestar contra los estrictos códigos de vestimenta que el nuevo gobierno Talibán ha impuesto a las estudiantes.

    Usando hashtags como #DoNotTouchMyClothes (no toques mi ropa) y #AfghanistanCulture (cultura de Afganistán), muchas están compartiendo fotos y reivindicando en ellas sus coloridos vestidos tradicionales.

    Sodaba Haidare, periodista de la BBC, habló con la mujer que impulsó la iniciativa, la académica afgana Bahar Jalali.

    Si buscas «ropa tradicional afgana» en Google, puede que el resultado te abrume: decenas de imágenes de ropas multicolor.

    Son únicas, con bordados hechos a mano y diseños vistosos, pequeños espejos colocados cuidadosamente alrededor del pecho, faldas largas y plisadas, perfectas para dar vueltas durante el Attan, baile nacional de Afganistán.

    Algunas mujeres lucen sombreros bordados, otras pesados tocados, dependiendo de la región de Afganistán de la que provengan.

    En los últimos 20 años decenas de mujeres han lucido la versión simplificada de esta indumentaria a diario para ir a la universidad o al trabajo, a veces reemplazando las faldas con jeans, los sombreros por pañuelos.

    Estudiantes afganas escuchan un discurso antes de una manifestación a favor de los talibanes frente a la Universidad de Educación Shaheed Rabbani en Kabul el 11 de septiembre de 2021.

    FUENTE DE LA IMAGEN,EPA

    Mujeres afganas visten todas de negro durante una manifestación pro-Talibán en una universidad de Kabul.

    Pero las imágenes del último fin de semana en Kabul han sido un gran contraste.

    Para apoyar «las órdenes de los talibanes», varias mujeres vistieron largas abayas negras y cubrieron por completo su rostro y sus manos.

    Asimismo, varias mujeres se manifestaron a favor de los talibanes en Kabul, y a través de un video algunas de ellas dijeron que aquellas que lucen maquillaje y ropa moderna «no representan a la mujer afgana musulmana».

    A lo que añadieron que no quieren «los derechos de mujeres extranjeras en desacuerdo con la sharía», en referencia a la versión estricta de la ley islámica promovida por los talibanes.

    No tardó en llegar la respuesta de decenas de afganas de todo el mundo, que se unieron a la campaña iniciada por Jalali, exprofesora en la Universidad Americana de Afganistán, en las redes sociales.

    «No es nuestra identidad»

    Jalali dice que empezó esta campaña porque una de sus «mayores preocupaciones es que la identidad y soberanía de Afganistán están siendo atacadas».

    Jalali publicó una fotografía suya en Twitter con un vestido verde y urgió a otras a seguir su ejemplo para mostrar «el verdadero rostro de Afganistán».

    «Quería decir al mundo que los atuendos que se han visto en los medios (refiriéndose a los usados por las mujeres pro-Talibán) no son parte de nuestra cultura. No son nuestra identidad», dijo.

    Ruptura con la tradición

    Muchos quedaron desconcertados por la forma en que las mujeres se habían vestido en la manifestación a favor de los talibanes.

    Para muchos afganos, los rostros y manos completamente cubiertos son un concepto extraño. Están acostumbrados a los coloridos y caleidoscópicos vestidos tradicionales.

    Mujeres afganas sostienen pancartas mientras piden a los talibanes que preserven sus derechos al trabajo y a la educación, en Kabul, el 3 de septiembre de 2021.

    FUENTE DE LA IMAGEN,EPA

    A comienzos de septiembre, varias mujeres protestaron en Kabul en un llamado al Talib´´an para proteger sus derechos.

    Cada región en Afganistán tiene su propia vestimenta tradicional, pero tienen en común el color, el uso de espejos y los bordados.

    Y estas mujeres también comparten un pensamiento: que sus vestidos son parte de su identidad.

    «Este es el auténtico vestido afgano. La mujer afgana viste atuendos coloridos y modestos. El burka negro jamás ha sido parte de nuestra cultura«, tuiteó Spozhmay Maseed, activista de derechos humanos en Virginia, Estados Unidos.

    vadoras del país dicen que jamás habían visto a mujeres vestir niqab, una prenda negra que cubre el rostro.

    «Publiqué esa foto porque somos mujeres afganas, vestimos nuestra cultura con orgullo y pensamos que un grupo terrorista no puede definir nuestra identidad. Nuestra cultura no es oscura, no es blanca y negra. Es colorida y hay belleza, arte, artesanía e identidad».

    Así dice Lima Halima Ahmad, una investigadora afgana de 37 años y fundadora de la Asociacion Afgana Paywand, centrada en cuestiones de mujeres.

    Presión creciente

    Ahmad ha vivido y trabajado los últimos 20 años en Afganistán.

    «Las mujeres podían elegir. Mi madre usaba un velo largo y grande y algunas optaban por vestir uno más pequeño. Los códigos de vestimenta no se aplicaban a las mujeres», dice Ahmad.

    «No habíamos visto situaciones en que la mujer estuviera completamente cubierta, con una especie de uniforme sombrío, en que los ojos ni siquiera se ven. Parece que se ha ordenado así específicamente, como una forma de exhibición«, agregó Ahmad, en referencia a la manifestación a favor de los talibanes.

    Malali Bashir, una periodista afgana que vive en Praga, también participó en la campaña de Twitter.

    Dice que en el pueblo donde creció, «el burka, blanco o negro, nunca fue norma».

    «Las mujeres vestían sus ropajes tradicionales. Las más adultas lucían un velo negro y las más jóvenes usaban chales de colores. Las mujeres saludaban a los hombres dándoles la mano».

    «Recientemente ha habido una presión creciente sobre la mujer afgana para que cambie su atuendo y cultura, se cubra completamente y desaparezca de la vista pública», prosigue.

    «Subí mi foto y compartí una de mis pinturas en que las mujeres afganas lucen nuestros vestidos tradicionales y bailan la danza nacional conocida como Attan«.

    Estrictas reglas de vestimenta

    Los funcionarios talibanes dicen que las mujeres podrán estudiar y trabajar de acurdo a la ley sharía y la cultura local tradicional, aunque se aplicarán estrictas reglas de vestimenta.

    Algunas mujeres afganas ya han comenzado a vestirse de manera más modesta y el chadari, la prenda azul que cubre todo el cuerpo y deja un rectángulo de malla delante de los ojos, ha regresado y se ha visto a más mujeres usándolas en Kabul y otras ciudades.

    El ministro de Educación Superior, Abdul Baqi Haqqani, anunció este domingo que las universidades estarán segregadas y que los velos serán obligatorios para todas las estudiantes.

    Aunque no especificó si esto significa que se cubrirá la cabeza o el rostro de manera obligatoria.

    Toda la información e imágenes son de BBC.
    Link original: https://www.bbc.com/mundo/noticias-58544898

  • Celulares para las mujeres

    Celulares para las mujeres

    La inclusión digital consiste en hacer que todas las personas usen y aprovechen las tecnologías de la información y la comunicación, fundamentalmente el internet, con todo el universo de aplicaciones y servicios a los que abre la puerta. La inclusión digital es clave para lograr una sociedad con igualdad, pues el internet es un habilitador de derechos humanos que facilita el acceso al trabajo, la salud, la educación, la información Y la justicia, entre otros.

    No obstante, las desigualdades estructurales en las que vivimos se han reproducido en el mundo digital. Vemos así que no existe sólo una brecha digital, sino numerosas disparidades en la materialización de los beneficios de estas tecnologías entre mujeres y hombres, en las distintas regiones del país, entre la población urbana y la rural, o cuando consideramos diferencias en edad, nivel educativo, ingresos, discapacidades o identidad indígena.

    A pesar de que en términos generales se ha incrementado la penetración del internet en el país en los últimos años, este proceso ha avanzado a distintas velocidades entre los grupos de la población, lo que nos revela que no hemos sabido aprovechar las posibilidades de la digitalización como herramienta para construir una sociedad más igualitaria y justa.

    Lo que debemos entender es que las brechas digitales no van a cerrarse por generación espontánea. Se requiere concebir políticas públicas con mecanismos deliberadamente inclusivos para poder atender los diferentes obstáculos, preferencias y necesidades de los grupos de la población sistemáticamente excluidos.

    En lo que toca a las mujeres, que somos más de la mitad de la población, se necesita perspectiva de género en la construcción de indicadores, el procesamiento de los datos, el diagnóstico, el diseño de políticas públicas, su seguimiento y evaluación, sin lo cual no podremos disminuir la brecha digital de género.

    Uno de los mayores obstáculos para la digitalización son los elevados precios de los dispositivos. En un país como México, con una proporción importante de la población en situación de pobreza o con ingresos muy limitados, la posibilidad de contar con un teléfono móvil inteligente, una computadora o una tableta, es una aspiración inalcanzable.

    Por esa razón, las políticas de inclusión digital deben contemplar acciones para hacer asequible el equipamiento digital de todas las personas, considerando especialmente las circunstancias específicas de las se encuentran sistemáticamente excluidas.

    Después de largos años donde no se podía proponer la aplicación de subsidios específicos para estos destinos sin provocar cejas levantadas, comienzan a tomar fuerza las propuestas para definir apoyos gubernamentales directos orientados a la adquisición de equipo, tales como disminuir la carga impositiva, otorgar incentivos fiscales y préstamos, así como subvencionarlos en parte o para ciertas personas.

    Las telecomunicaciones son un servicio esencial y deberían tener ese tratamiento desde el punto de vista fiscal y presupuestal. Más aún, si se considera que los recursos dedicados a la inclusión digital son una inversión social poderosa que se reflejará en mayor bienestar y en la acumulación de capital humano.

    Sin embargo, las propuestas de política siguen siendo generales. Si acaso, se enfocan en la problemática de la población con menores recursos, pero sin atender las características estructurales que hace que sean algunos grupos de personas los que se encuentran siempre en desventaja.

    Una de esas características, sin duda alguna, es el género. Sabemos que la pobreza tiene cara de mujer y que la pandemia ha ensanchado las brechas de género en lo laboral, lo salarial, en la formalidad y en la precariedad de las fuentes de ingreso.

    De acuerdo con las cifras más recientes del CONEVAL, entre 2018 y 2020 creció el porcentaje de mujeres en situación de pobreza del 42.6% al 44.4%. También la proporción de hombres en estado de pobreza se incrementó del 41.2% al 43.4%. Las mujeres somos relativamente más pobres que los hombres y, además, somos más de la mitad de la población, lo que se refleja en que existan 29.1 millones de mujeres pobres frente a 26.6 millones de hombres, es decir, 2.5 millones de mujeres pobres más que de hombres pobres.

    Es fundamental entender que se requiere perspectiva de género para formular políticas públicas más efectivas y que verdaderamente puedan impulsar la igualdad. Precisamente por no contar con políticas públicas con esta perspectiva para enfrentar la pandemia, es que los efectos más severos de la crisis se han concentrado en las mujeres, ampliando las brechas preexistentes.

    En el tema de la inclusión digital, el control y propiedad de un dispositivo es esencial para asegurar que las mujeres se apropien de la tecnología, que tengan capacidad de agencia, aseguren su privacidad y se empoderen frente a distintas formas de violencia.

    Las estadísticas oficiales sobre acceso a las tecnologías están centradas en el uso de los dispositivos, sin indagar acerca de su propiedad ni del grado de autonomía que tienen las personas para usarlos. Conocemos los indicadores sobre la disponibilidad de los dispositivos en los hogares que publica el INEGI, pero éstos no nos dicen a quién pertenecen los celulares o las computadoras, ni quién decide en qué momento, qué persona o por cuánto tiempo puede usarlos.

    No contar con privacidad en el uso del internet a partir de un dispositivo compartido o vigilado puede inhibir a las mujeres para aprovechar ciertas aplicaciones y servicios. Asimismo, en los hogares donde las mujeres asumen el rol de cuidadoras y las necesidades del resto de los miembros de la familia siempre están en primer lugar, el tener disponible un solo dispositivo compartido generalmente resulta más limitante para las mujeres.

    Por su parte, los fabricantes de equipo y los operadores de telecomunicaciones pueden idear estrategias para ofrecer dispositivos con mayor valor para las mujeres. Lejos de caer en los estereotipos -como ya lo han hecho algunas empresas- de vender celulares rosas o con filtros de video incluidos, un esfuerzo para reducir costos eliminando atributos poco relevantes sería muy bienvenido. La creación de paquetes de dispositivos con servicios y aplicaciones gratuitas pensados específicamente para el segmento femenino también pudiera terminar de convencer a las mujeres con capacidad de pago que aún no perciben suficientes beneficios de incorporarse al mundo digital.

    En suma, para cerrar la brecha digital de género se requiere algo tan esencial, que muchas veces se pasa por alto: pensar en y con las mujeres.

    Contacto:

    *Economista especialista en competencia, regulación, ecosistema digital, liderazgo y género. Directora general del Centro-i para la Sociedad del Futuro. Socia directora de AEQUUM. Presidenta de la red de mujeres CONECTADAS y excomisionada del IFT.

    Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

    Toda la información e imágenes son de FORBES.
    Link original: https://www.forbes.com.mx/red-forbes-celulares-para-las-mujeres/

  • Adriana Otero, la cineasta yucateca que sueña con mundos mejores

    Adriana Otero, la cineasta yucateca que sueña con mundos mejores

    Adriana Otero es una joven cineasta yucateca que ha evolucionado con los años, logrando que sus obras alcancen proyección nacional e internacional. Así lo demuestra la nominación al Premio Ariel de su último cortometraje, “Boca de culebra”. ¿Cuáles son sus temas, miedos y ambiciones?

    En el principio, no había cámaras, lentes ni luces a su alrededor. De pequeña, Adriana Otero (México, 1989) solo tenía ojos para los animales y quería ser veterinaria. Hoy no ve un futuro ajeno al cine, que para ella no solo es una vía de escape de la vida cotidiana, sino también una herramienta de cambio esencial para lograr mundos mejores.

    Ataviada con pantalones cortos y una fresca blusa amarilla para mitigar el calor yucateco, Adriana abre las puertas de su casa escoltada por un par de canes. Mientras estos dan la bienvenida con sus colas, ella, con voz suave, se disculpa por el ruido de la construcción que está en progreso y recuerda cómo llegó al séptimo arte.

    En la adolescencia pensó estudiar algo relacionado a la cultura y la comunicación. Sin embargo, terminó estudiando Administración en el Instituto Tecnológico de Mérida. Su plan era montar una empresa cultural.

    Pero un suceso lo cambió todo: en 2012 surgió la oportunidad de participar en un proyecto de animación llamado “Cuentos mayas animados”. Recibió un premio y un estímulo para adquirir equipo fotográfico.

    Así, poco a poco, Adriana se sumergió en el cine. Dirigió el cortometraje documental El valor de la tierra, proyectado en México, Nepal y España y reconocido como mejor corto documental del Festival de Cine y Video Kayché “Tejidos visuales en Yucatán”. Además, produjo los cortos Paax y El juguete, este último presentado en el Short Film Corner del Festival de Cannes.

    Codirigió el documental ¿Qué les pasó a las abejas?, que ha llegado a festivales de Francia, Suiza, Canadá, Argentina y Japón, y ha recibido premios como la Pantalla de Cristal al mejor documental de divulgación científica y biodiversidad, entre otros.

    Adriana Otero, la cineasta yucateca que sueña con mundos mejores

    Adriana Otero cree que aún hay mucho que el cine puede aportar para lograr transformaciones relevantes en la sociedad.

    Últimamente, ha cosechado éxitos con el corto Boca de culebra. Este fue acreedor del premio al mejor cortometraje latinoamericano en el Festival de Cine Latinoamericano de Lenguas Originarias. También fue nominado al Premio Ariel 2021 en la categoría de cortometraje documental. El hecho de que la producción sea considerada para la presea que otorgará la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) el próximo 25 de septiembre, ha  ocasionado que, como pocas veces, se ponga atención a la industria del cine de la zona sureste del país.

    Aunque sigue concentrada en la promoción de sus dos últimas obras, Adriana ha encontrado tiempo para preparar sus próximos proyectos, pues cree que aún hay mucho que el cine puede aportar para lograr transformaciones relevantes en la sociedad.  En Distintas Latitudes conversamos con ella.

    ¿En qué momento decidiste dedicarte de lleno al cine?

    Cuando terminé mi primer cortometraje, El valor de la tierra. La experiencia de hacerlo, haber aprendido en los talleres del programa Ambulante Más Allá, cuando vi el producto terminado y lo que era capaz de hacer, todo eso me motivó mucho.

    Después recibí el reconocimiento del Festival Kayché, ese cortito logró llegar a otros países. Y dije: “no lo estoy haciendo tan mal, quiero hacer cada vez algo más grande, ¿qué sigue?”.

    ¿Por qué el cine?

    Creo que el cine es muy mágico. Pensando en el cine de ficción, es un momento de relax, de imaginarte ese mundo que ves. Es una forma de alimentar nuestro espíritu, alejarnos un poco de lo que ocurre en nuestro entorno.

    En cuanto al cine documental, veo que ocurren transformaciones en la gente que lo ve, desde una reflexión hasta un cambio de mentalidad, que es lo que he intentado hacer con mis proyectos. Por ejemplo, en el caso de ¿Qué les pasó a las abejas?, mi interés era que las personas pensaran antes de consumir soya transgénica y antes de matar una colmena de abejas.

    Creo que el cine además de entretenimiento, es una herramienta muy necesaria para tratar de generar cambios. Hoy en día lo audiovisual es fundamental en nuestras vidas y estamos tan atiborrados de noticias, que a veces las cosas importantes se pierden. El cine tiene ese lugarcito especial al que la gente le dedica tiempo. Por eso siento que es clave para poder hablar cosas que suceden.

    Hay temáticas en común en tus producciones: la tierra, la agricultura, el trabajo de campo, el medio ambiente, la cultura maya. ¿Por qué eliges esos temas?

    El corto El valor de la tierra estuvo motivado por lo que me enseñó mi papá, Pedro Otero, quien era valuador catastral.  Él trabajaba siempre muy cercano a trabajadores del campo, a empresarios, y hablaba sobre injusticias que ocurrían en ese medio. Me quedó la espinita. Cuando empecé a pensar qué tipo de proyecto podía hacer, me acordé de todo eso.

    Ese corto también me sirvió para enfrentarme conmigo, porque yo tengo una carrera en administración y sé que el administrador o gerente de una empresa busca generar ingresos. Pero también me interesan la justicia social y la ambiental. Entonces fue una manera de enfrentar lo que yo era o tenía en mente en ese momento.

    A partir de esa experiencia de convivir con los protagonistas, escucharlos, estar allá, surge este interés por temas que se necesitan saber y no suelen llegar a la gente de las ciudades. Por eso decido hablar de ellos: considero que no se abordan mucho y son igualmente importantes.

    Además, siento que mis películas o proyectos audiovisuales deben aportar algo a la sociedad. He tratado de que mis proyectos tengan un impacto, aunque sea muy chiquito. Me gusta aportar algo benéfico a la sociedad, es mi regla número uno en las cosas que hago. Cualquier acción que haga, trato de pensar a quién beneficia o si algo está haciendo algún mal a alguien.

    ¿Cuál ha sido tu producción favorita y por qué?

    Es difícil. Creo que ¿Qué les pasó a las abejas? es uno de mis proyectos preferidos. Además que fue mi ópera prima, me tomó muchos años hacerla y hasta el día de hoy no he parado. He estado casada con ese proyecto desde hace siete años.

    Siento que es el proyecto que más interés ha causado a los espectadores, a los medios, y con el que más empatizan todos, por tratar temas tan globales como el cuidado de las abejas, los productos transgénicos y la defensa del territorio de las comunidades mayas.

    Hay mucha gente interesada y la película ayudó a crear una red de colaboración: muchas escuelas y colectivos nos han escrito porque quieren la película para ver o compartir. Por eso le tengo tanta estima, porque ha llegado lejos, está en el interés de la gente.

     

    ¿Es fácil o difícil ser cineasta?  

    Si tienes talento y dedicación, es fácil. Si a ti te gusta, lo vas a hacer como sea. A la vez, es difícil, porque el poco cine que se hace en el país, sobre todo en Yucatán y en la península, no es apoyado.

    Desgraciadamente como en muchas otras artes, quienes nos dedicamos al cine dependemos en gran medida de apoyos gubernamentales. Y cada vez hay más recortes a la cultura, hay más gente que quiere acceder a esos apoyos. Cada vez son menos las oportunidades que una tiene, porque el recurso es cada vez menos y se compite con muchos otros talentos.

    No obstante, las instituciones están tratando de combatir la centralización de apoyos. Apenas se están abriendo las puertas para que lleguen a la península y a otros estados, entonces creo que el panorama ahí va.

    Creo que hay un poquito más de oportunidades que hace algunos años, pero mientras los gobiernos no vean el arte como una prioridad, estaremos haciendo lo que nos gusta, pero también dejándolo de hacer, porque obviamente una tiene que trabajar.

    Supongo que eso sucede con muchas personas, que no podemos disponer de nuestro tiempo para hacer este tipo de proyectos artísticos, porque tenemos que ver en qué otra cosa trabajar para poder ganar un poco y vivir.

    ¿Qué obstáculos has enfrentado personalmente para hacer cine? 

    El financiamiento ha sido un tema. Creo que la mitad del tiempo que trabajo en mis proyectos ha sido justamente para buscar apoyos, recursos.

    Por otro lado, en algunas producciones en las que he colaborado he sentido que no creen tanto en mis habilidades como cineasta mujer. Muy poquitas veces, tal vez solo son algunos comentarios. Aunque no sé si se deba a que no tengo una trayectoria muy sólida, en el sentido de tener otros premios, que a lo mejor a una le dan un poco más de estatus. O porque soy de la península y casi no se conoce el cine de aquí.

    Adriana Otero, la cineasta yucateca que sueña con mundos mejores

    ¿Cuál es tu película favorita?

    Hay un documental que se llama El alcalde. Es mexicano. Lo puedo ver mil veces y siempre me va a gustar. También el documental Cuando dos mundos colisionan me gusta mucho. En ficción, La profecía es una película que he visto varias veces. El terror me agrada, la música de esa película me gusta mucho.

    ¿Qué haces cuando no estás dedicándote al cine?

    Soy una persona creativa, me gusta hacer manualidades e inventos en la cocina. Si un panecito se ve rico, lo trato de hacer. Soy pésima repostera, pero hago mis intentos y ahí me entretengo un poco. Y estar con mi pareja, familia y animalitos es la otra parte de mi vida, cuando no estoy haciendo películas o trabajando.

    ¿Cuál es el futuro del cine?

    Aunque no me encante la idea, creo que el futuro son las plataformas. Con la pandemia de Covid-19 vimos que abrieron un canal muy importante para llegar a más gente. Por ejemplo: ¿Qué les pasó a las abejas? llegó a más de 20 mil personas por las plataformas digitales, una cifra que en salas probablemente no íbamos a conseguir en un año. Pero ojalá que no desaparezcan las salas, porque la experiencia es distinta, es otro rollo.

    En cuanto a la producción, con este cambio de la mentalidad de las instituciones, se va a abrir un panorama de más oportunidades para realizadores que no sean del centro del país. Creo que el futuro del cine en México es tener oportunidades de ver, como espectadores, otras historias, con otro tipo de lenguaje y con más fácil acceso.

    ¿Dejarías el cine? 

    No. Estoy pensando si hay alguna otra cosa que pudiera hacer si dejara el cine, pero creo que siempre voy a estar relacionada con el cine o con proyectos artísticos. Si dejara el cine, seguramente estaría haciendo algún otro proyecto de arte, o estaría relacionada con la música o con la pintura. Pero no me veo lejos de este tipo de actividades.

    ¿Cuáles son tus proyectos a futuro?

    Ahora estoy investigando un tema para trabajar. Me interesa mucho el trabajo con mujeres, así que probablemente mi siguiente trabajo tenga que ver con eso. También estoy produciendo un proyecto de ficción, algo que siempre he querido hacer.

    Y sigo trabajando con la exhibición de ¿Qué les pasó a las abejas? y de Boca de culebra. Estoy empezando a escribir ideas, pensando qué es lo siguiente que voy a hacer. No tengo nada en concreto todavía, pero ahí va marchando.

    Toda la información e imágenes son de DISTINTAS LATITUDES / Ilustración ALMA RÍOS/ Nota: Lilia Balam.
    Link original: https://distintaslatitudes.net/entrevistas/