Hija del rey acadio Sargón I, fue Suma Sacerdotisa de la ciudad de Ur, donde escribió los primeros poemas que conoce la humanidad.
Los diferentes géneros literarios siempre han clasificado de forma independiente al arte producido por las mujeres. Existe la literatura fantástica, la literatura erótica, la literatura juvenil y la literatura de mujeres; como si los libros escritos por ellas necesitaran una clasificación propia.
«Nuestra diferencia respecto de los varones es esta: somos extranjeras de su civilización. Los varones con poder han construido su cultura, excluyéndonos como seres humanas y, en un mismo movimiento, incluyéndonos como femeninas», responde la escritora feminista chilena Andrea Franulic. Algo similar ocurre con el término ‘poeta’, a priori neutro, pero que la historia ya se ocupó de crear el concepto de ‘poetisa’. La Fundeu explica cómo muchas escritoras han rechazado a lo largo de la historia la feminización de la palabra ‘poeta’, la cual «lleva a veces asociada la connotación de ‘poeta menor’».
En resumen, la poesía, al igual que cualquier ámbito artístico y literario, es independiente al género de la persona. De hecho, si se buscan los primeros resquicios poéticos de la humanidad, cabe destacar cómo el primer poeta fue una mujer llamada Enheduanna.
Suma Sacerdotisa de Acadia
Enheduanna nació alrededor del año 2.300 a.C. y era hija del rey Sargón I de Acad, quien expandió por Mesopotamia el Imperio Acadio. De esta manera, el emperador derribó las murallas de la ciudad sumeria de Ur, la cual se convertiría tras Uruk en el núcleo de población más importante entre los ríos Tigris y Éufrates.
La princesa fue elegida sacerdotisa de Nannar, el dios-Luna sumerio. Por aquel entonces el poder religioso y el político estaban unificados, por lo que Enheduanna ejercía competencias en relación al gobierno de Ur. Su estatus le sirvió para ser una de las primeras mujeres en la historia de cuyo nombre se tiene identificación. Además, es considerada actualmente la primera poeta de la humanidad.
Laura Angélica Sandoval Sánchez fue asesinada la mañana del pasado 22 de febrero. Jesús “N”, el presunto responsable, fue detenido ese mismo día. Pero su robusta defensa se hace valer de todas las herramientas y argumentos para que no ser juzgado por feminicidio sino por homicidio, y con ello evitar una sentencia ejemplar, advirtió la madre de la víctima.
Faltaban escasas dos semanas para que Laura Angélica Sandoval Sánchez diera a luz a su hija. Ya había elegido el nombre: “Lucía”. La joven de 17 años sabía que combinar la maternidad con la escuela no sería fácil, pero estaba decidida a seguir adelante; terminar su preparatoria y estudiar Derecho. Sin embargo, la mañana del pasado 22 de febrero, fue asesinada en su casa en Aguascalientes.
Jesús “N”, el padre de la bebé, fue descubierto por los vecinos cuando salía del departamento después del crimen. Al verse sorprendido tiró una chamarra llena de sangre y el arma homicida, e intentó huir.
Una aparatosa persecución entre civiles se desató esa mañana en el Fraccionamiento Mujeres Ilustres y concluyó con la captura del presunto responsable.
A más de diez meses del crimen, Sandra Sánchez Velázquez, madre de Laura, clama justicia para su hija y su nieta.
El proceso penal contra el feminicida está en curso. Sandra advirtió que la robusta defensa privada del imputado se hace valer de todas las herramientas legales y argumentos para que no sea juzgado por feminicidio, sino por homicidio, lo que significaría una pena mucho más baja.
El Ministerio Público cuenta, mientras tanto, con al menos 31 indicios que apuntan a Jesús como el responsable, sin embargo, Sandra insiste en clamar por justicia pues teme que él –con abogados privados– pueda burlarla.
Laura no quería abandonar la escuela y empezó a estudiar la preparatoria abierta, platicó su mamá. Foto: Especial.
“Yo quiero que el pague con lo justo, no pido más. Sé que no me va a regresar a mi hija, ni a mi nieta, que, con la reparación del daño, no me las va a regresar. Había muchos planes, tenía muchas ilusiones con la niña. Laura quería seguir estudiando, estaba muy ilusionada. Una semana antes había sido su baby shower, estaba muy emocionada con todo”, platicó la madre en entrevista con SinEmbargo.
Laura es una de las nueve mujeres que han sido asesinadas en Aguascalientes, de enero a agosto del presente año. De esos casos, solo tres son investigados como feminicidios, entre ellos, el de la joven.
En el país al menos 10 mujeres son asesinadas cada día. A nivel nacional, tan solo en el primer semestre del año se han registrado al menos 1 mil 812 casos, de los cuales, 448 son investigados como feminicidios y 1 mil 364 como homicidio doloso.
NO DETENDRÍA SUS ESTUDIOS
Laura tenía 17 años de edad, era la mayor de dos hijos. La joven estudiaba la preparatoria y planeaba cursar la carrera de Derecho. “Quería ser abogada”, narró su madre.
Laura trabajaba como mesera en el restaurant para apoyar con los gastos de sus estudios, pues había ingresado a una preparatoria particular. La menor estudiaba por la mañana y por las tardes trabajaba.
Fue en su trabajo donde conocido a Jesús. “El 10 de mayo del año pasado, él vino a este restaurant y ahí fue donde hicieron contacto visual; se presentaron, intercambiaron números de teléfonos y comenzaron a mensajearse y relacionarse, hasta que la joven quedó embarazada”, narró la mamá.
Luego de quedar embarazada, Laura dejó la preparatoria presencial y se quedaba en casa para apoyar a su madre con el cuidado de su hermano menor.
Laura no quería abandonar la escuela y empezó a estudiar la preparatoria abierta, platicó su mamá. “Ella quería seguir estudiando, aunque estuviera embarazada, quería seguir con la escuela. Dos semanas antes del suceso ella empezó a estudiar la preparatoria abierta, en una escuela pública, tenía escasas dos semanas de haber entrado”.
Y añadió: “después de su embarazo, ella quería seguir con sus estudios profesionales, quería estudiar Derecho, entrar a la universidad, pero ya no se pudo”.
EL ASESINATO
El 22 de febrero Sandra salió de su departamento rumbo a su trabajo, como normalmente lo hacía. Su casa se ubica la planta alta sobre una farmacia y un taller mecánico.
Minutos después de llegar al restaurante recibió una llamada en la que le notificaban que tenía que regresar a su domicilio.
“La persona encargada de la Farmacia Similares me llamó muy triste, pero entre los llantos y gritos no le entendía. Después, me llamó otra persona, la hija de la encargada de la farmacia, y me dijo que tenía que regresarme a la casa porque algo le había pasado algo a mi hija”, narró la madre.
Sandra se puso nerviosa y pidió a uno de sus compañeros un ride. Al arribar a su domicilio encontró todo acordonado y lleno de policías, desde preventivos y ministeriales.
Los padres de Sandra también se hallaban en el lugar, pero tampoco le permitían el acceso. Ella estaba confundida e inquieta, sabía que algo malo había sucedido, hasta que de pronto una mujer se acercó y espetó:
–Señora, no se preocupe, agarraron al que mató a su hija– expresó.
“En ese momento supe lo que había pasado y por qué nadie me quería decir nada, habían matado a mi hija”, recordó Sandra.
Laura había sido asesinada acuchilladas. La joven tenía al menos cuatro heridas en sus brazos, –se presume que ella los colocaba para protegerse–; tenía dos cortes en el pecho, dos en la cabeza, y otro más en el cuello, el que finalmente le quitó la vida.
Laura es descrita como una jovencita muy alegre, con ánimos de superarse. Foto: Especial.
Ahí, en la escena del crimen –después de que Sandra escuchó por otra persona que su hija había sido asesinada–, la abordaron elementos ministeriales y le realizaron diversas preguntas, en tanto que una agente le mostró una fotografía de Jesús “N”, y le cuestionó si ella lo conocía a esa persona. Sandra no lo reconoció.
“Pero, en eso se acerca un ministerial y le dice a su compañera ‘necesito que me den el nombre del detenido’, y mencionan el nombre de Jesús “N”. Yo en eso me volteo y les dijo, ‘él es el papá de la niña’”, platicó la madre.
Sandra explicó que ella no conocía en persona a Jesús. Sólo tenía conocimiento de su nombre. Después, luego del asesinato, supo que él estudiaba gastronomía en una Universidad privada de Aguascalientes.
“Yo sólo supe que Laura había conocido a una persona, no lo conocía físicamente, solo por una foto que mi hija me enseñó por Facebook de él, pero yo nunca tuve contacto con él”, dijo.
VECINOS LO CAPTURARON
Jesús había sido capturado por los vecinos, luego de que uno de ellos observó cuando él salía del departamento.
Esa mañana, vecinos escucharon algunos gritos, eran los de Laura, después el silencio por algunos momentos, hasta que de pronto lo perros del taller mecánico comenzaron a ladrar muy fuerte y alterados. Jesús bajaba las escalaras del departamento.
Un vecino, al escuchar los ladridos se asomó y vio por primera vez a Jesús, pues jamás se le había visto en el departamento, de acuerdo al relato de Sandra.
–¿Y tú quién eres? –, le preguntó el vecino sorprendido.
Jesús no contestó y se echó a correr, pero en ese momento tiró una chamarra ensangrentada y un cuchillo.
El colono reaccionó y junto con otros vecinos comenzaron a seguir al joven, a quien lograron capturar cuadras más adelante. “Los vecinos tomaron uno de los vehículos que estaban arreglando, comenzaron a seguirlo, se metieron hasta en sentido contrario, se bajaron y lo agarraron”.
Ese mismo día, Jesús fue presentado a un juez de control y actualmente está abierto el proceso penal.
El imputado, platicó Sandra, ha apelado y su defensa intenta que no sea juzgado por feminicidio, sino por homicidio doloso. “Él negó que fuera el papá de la niña, pero se hicieron pruebas de ADN y salió un 94 por ciento que los genes son de él, ha dicho que discutieron, incluso que ella le exigía más, todo para evitar ser juzgado como feminicida”, comentó la señora Sánchez.
El cierre de investigación complementaria estaba previsto hacía dos meses, pero la defensa del presunto responsable presentó un amparo, porque no quieren que se califique como feminicidio.
“El Ministerio Publico y mi asesor jurídico, nosotros hemos estado asesorándonos y llevando pruebas para que se califique como feminicidio”, expresó la mujer.
Sandra señala que hasta el momento la investigación, al parecer, va en un curso correcto y la actuación del Ministerio Público ha sido adecuada. “No hay ninguna alteración, he estado muy al pendiente de ellos, el Ministerio Publico ha estado muy al pendiente conmigo, mi asesor jurídico también, he recibido apoyos del centro de justiciara mujeres”, comentó.
Sin embargo, la mujer teme que la defensa privada del imputado logre que él no sea juzgado como feminicida. La mujer explicó que los abogados de Jesús incluso han querido alegar “locura temporal”.
“Ya se le hizo un examen toxicológico y él estaba en sus cinco sentidos”, comentó.
El imputado ha cambiado dos veces de abogado. “Él se ha estado moviendo mucho, ha dicho que Laura trató de extorsionarlo, pero ella no tenía necesidad. La defensa se quiere ir por todos lados para no calificarlo como feminicidio, pero espero que el Ministerio Publico actué de manera correcto y que sea castigado con la pena máxima por el feminicidio de Laura y por el aborto de la bebé”, destacó la madre.
La madre de Laura está a la espera de que en diciembre finalmente sea la apertura de juicio.
Después de hacer varias pruebas y de identificar un problema en el auto que le asignaron, Ana Paola Serrano se ganó un lugar en la planta de Infiniti en Inglaterra y en el Renault F1 Team.
Se llama Ana Paola Serrano, es estudiante de ingeniería en mecatrónica en el Tec de Monterrey, y a sus 22 años ha sido elegida para integrarse al equipo de la Fórmula 1. Gracias a sus habilidades en ingeniería, Ana tendrá una pasantía de seis meses en el Centro Técnico de INFINITI en Cranfield y seis meses con el Renault Sport Fórmula 1.
Para llegar hasta aquí, Ana tuvo que competir contra nueve participantes en la final de Infiniti Engineering Academy, un programa global organizado por la armadora Infiniti, socia de Reanult Sport Fórmula 1 desde 2016, para reclutar a los estudiantes de ingeniería más brillantes de las siete regiones en donde se realiza la competencia deportiva.
Es la cuarta ocasión que el programa se lleva a cabo en México, y la primera vez que una mujer obtiene el premio. Ana tuvo que enfrentar diferentes pruebas relacionadas con el trabajo en equipo, identificación y solución de problemas e innovación. Durante estas pruebas detectó un problema en el auto que le asignaron, y la pericia que tuvo para resolverlo llamó la atención de los jueces.
De acuerdo con Infiniti, de las nueve ediciones que se ha realizado el programa (cuatro en territorio mexicano y cinco en otros países), México ha contado con el mejor número de regsitros a nivel global. Y sin duda, Ana está poniendo en alto el nombre de nuestro país.
“Todo individuo tiene derecho a recibir educación”, dice el artículo tercero de la Constitución mexicana. Pero a Citlali, una niña indígena con discapacidad que vive en el Estado de México, ese derecho le fue negado en 2016. Finalmente, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) resolvió un juicio de amparo a su favor, que marca un precedente en el sistema de educación en México.
Citlali tiene Síndrome de Down, una alteración genética con la que, según la Dirección General de Información en Salud, nacieron 351 niñas y 338 niños mexicanos en 2018. Pero en la comunidad Mazahua en la que ella vive, como acceder a un servicio médico no es sencillo, fue diagnosticada tardíamente.
Ella terminó la educación preescolar, pero lo hizo con dificultades y bajo un ambiente de acoso escolar. Cuando sus padres la quisieron inscribir en la escuela rural multigrado a la que asisten sus hermanos y otros miembros de su comunidad Mazahua la respuesta fue “no”.
La sentencia de la @SCJN cambiará la situación para Citlali y su familia, pues podrá no sólo asistir a la escuela sino además ser incluida en los procesos de aprendizaje y participación junto a sus compañeras y compañeros de clases.@sandracreixell@kdartigues@ChobiLanderospic.twitter.com/jMtrJHsWn5
La escuela que la rechazaba argumentó no contar con la infraestructura ni el personal que Citlali necesitaba. Así que los enviaron a un Centro de Atención Múltiple (CAM).
Los CAM “tiene la responsabilidad de escolarizar a los alumnos y alumnas con alguna discapacidad o con discapacidad múltiple que por distintas razones no logren integrarse al sistema educativo regular”. Pero la razón por la que Citlali no lograba integrarse era el mismo sistema educativo.
El Centro de Atención Múltiple le dijo a los padres que Citlali podía asistir a una escuela regular, pero fue hasta que el Centro Estratégico de Impacto Social, A.C., brazo jurídico de Mexicanos Primeros, asesoró a la familia y comenzó el acompañamiento legal que ella pudo asistir a la escuela. Aunque no lo hizo como alumna, sino como oyente: no estaba en listas, no tenía uniforme y no recibía ninguna atención educativa. Se seguía violando su derecho a la educación.
Mediante un recurso legal, Citlali fue aceptada formalmente en 2017. Casi al final de lo que hubiera sido su segundo año de primaria.
También se logró que el Estado mandará una maestra con experiencia y formación para trabajar con niñas y niños con discapacidad. Aunque, después a esa profesora se le asignaron otras tareas.
Dos años después, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) concedió un amparo a Citlali. Con ello se establece legalmente que, entre otras cosas, la escuela debe contar siempre con un maestro de apoyo para ella, que todos los profesores deben tener una formación específica para la inclusión, y que debe haber infraestructura y material didáctico adecuado para garantizar el aprendizaje de todos.
“Lo más importante en este fallo es reconocer que la exclusión viene del sistema y las soluciones también deben venir de ahí”, dice Jennifer O’donoghue, directora general de Mexicanos Primero. Aunque la historia es dura, el problema no es culpa de la escuela, va más allá:
“Es muy importante este caso porque es una situación que viven muchos niños. Es una niña que está enfrentándose a un sistema que ve a las personas por categorías. Pero ella entra en muchas categorías: si eres indígena sí te podemos atender, pero como también tienes discapacidad entonces ya no. Y para las escuelas especializadas en educación especial era el mismo problema: ella tenía discapacidad, pero también tenía derecho a aprender en su lengua materna”, explica Jennifer O’donoghue.
Lo que le ocurrió a Citlali es que fue víctima de interseccionalidad: es mujer, indígena, con discapacidad y de bajos recursos. Las escuelas disponibles no podían garantizar todos sus derechos: a la educación, a la inclusión y a aprender en su lengua materna.
Cuando se presentó el primer amparo en 2017, el marco legal era otro. Con las últimas reformas al artículo tercero constitucional, apenas se incorporó la inclusión a la constitución. “La inclusión significa un sistema educativo para todos, una escuela para todos, no escuelas diferenciadas y segregadas porque así tiene que ser la sociedad y si no podemos hacerlo en las escuelas no podremos hacerlo en la sociedad”, dice la especialista.
El caso de Citlali es icónico, pero no único. Aunque para establecer jurisprudencia se necesitan tener 5 casos iguales —Citlali es el primero—, su historia marca un precedente legal.
Resolvió 70 problemas matemáticos en cinco minutos, con cero errores.
Es Zury Tlapanco Reyes, tiene 8 años de edad y fue su primera participación en este evento en China, es originaria de Tampico.
Una pequeña de ocho años conquistó China al llevarse el primer lugar en el mundial de Cálculo Mental, al resolver 70 problemas matemáticos en cinco minutos y sin errores. Zury Tlapanco Reyes, participó en esta justa, que le permitió levantar el gran galardón.
La menor de edad es estudiante de la Escuela Aloha Mental Arithmetic; ante medios de comunicación, dijo que es la primera ocasión que participa en esta clase de eventos de cálculos, de los que aseguró no es sacrificio, ya que es algo que le gusta.
¡Esto es algo de lo que nos debemos sentir orgullosos los mexicanos! ¡Viva México!
En las últimas semanas, revistas, periódicos y la programación de Netflix, han sido acaparados con el nombre de Lorena, la rarámuri de Chihuahua que corre maratones.
La revista estadounidense Vogue –edición México- la describió apenas el pasado 4 de octubre como «la rarámuri que está triunfando en el mundo», dedicándole una de sus singulares portadas.
Además, Netflix produjo un documental sobre su vida como corredora. El cortometraje se dio bajo la dirección de Juan Carlos Rulfo, llevando a la pantalla grande a la primer rarámuri que ha trascendido las fronteras corriendo ultramaratones de hasta 110 kilómetros.
En entrevista con el portal raichali.com, Rulfo destacó que el documental «Lorena, la de los pies ligeros», es un retrato de la ultramaratonista; «una historia de dignidad y trabajo».
Pero «a Lorena no le importa la fama», dijo su traductor (pues Lorena no habla español), mientras se le cuestionaba sobre la atención que le han dado los medios y la misma película.
El director de Radio y Televisión del gobierno del estado de Chihuahua, quien la acompañó y le ayuda con las traducciones, dijo en entrevista con Proceso, que la chihuahuense «está muy impresionada de verse en una revista. A Lorena le gusta mucho su película y ver sus fotos, pero no es la fama lo que le interesa» y la califica como una mujer sencilla.
El pasado martes, Lorena asistió a la presentación del documental «Lorena, la de los pies ligeros», en el Festival de Cine de Morelia 2019, donde la rarámuri de 25 años, lloró tras verse en la pantalla grande.
El documental narra lo que siente Lorena cuando corre, qué aspira cuando va pasando los primeros 10 kilómetros, los siguientes 20 kilómetros y sus pensamientos al correr 110 kilómetros, describe el promocional del Gobierno del Estado.
María Lorena Ramírez Nahuerachi
María Lorena Ramírez Nahuerachi es originaria de la comunidad Los Hormigueros, ubicada en el municipio de Guachochi, en la Sierra Tarahumara en Chihuahua.
Lorena ha llamado la atención de la prensa mexicana e internacional por el uso en las carreras de su indumentaria tradicional y huaraches de la marca Windy´s, como lo describió Vogue; vestimenta que contrasta con la parafernalia mediática y tecnológica que viste y calza a estos atletas.
Además, la corredora llama la atención por su particular entrenamiento, pues a diferencia de los corredores tradicionales, ella sube y baja montañas. Nunca se imaginó ser corredora, nunca lo pensó, dice a la revista estadounidense. Y sin pensarlo, se convirtió en un símbolo de las carreras poniendo en alto también a su comunidad indígena Tarahumara.
Once heroínas ilustradas por Luisa Castellanos destacan la importancia de hablar de feminismos, una resistencia urgente. Feminismo no debería ser una “mala palabra”, tendría que ser un concepto inspirador para las nuevas generaciones que continuarán con la lucha que muchas mujeres y algunos hombres han hecho por décadas.
“Nos dicen que si somos feministas vamos a ser feas, indeseables, difíciles y nos vamos a quedar solas. Lo peor es que es mentira: no tenemos que escoger entre el amor y los derechos”, dice Catalina, periodista especializada en perspectiva de género y derechos humanos.
Este libro es una invitación a participar activamente en una conversación que está más vigente que nunca: el feminismo. La autora recorre un camino que aborda el cuerpo, el poder, la violencia, el sexo, la lucha activista y el amor. A su vez, once heroínas bellamente retratadas por Luisa Castellanos, evidencian la importancia de hablar de feminismos, como una resistencia urgente.
“Es necesario que feminismodeje de ser una ‘mala palabra’. Es importante que sea algo aspiracional e inspirador para las nuevas generaciones que tienen que continuar con el trabajo que muchas valientes mujeres y algunos hombres llevan haciendo desde hace décadas […] Si algo me ha dado a mí el feminismo es amor, y del bueno, es decir, en condiciones de igualdad“, expresa el texto.
A continuación, SinEmbargo comparte, en exclusiva para sus lectores, un fragmento del libro Las mujeres que luchan, se encuentran. Manual de feminismo pop latinoamericano, realizado por la periodista especializada perspectiva de género y derechos humanos, Catalina Ruiz-Navarro; con prólogo de Plaqueta e ilustraciones de Luisa Castellanos. Cortesía otorgada bajo el permiso de Grijalbo.
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INTRODUCCIÓN
La idea de este libro sale de un TEDx Talk que di en Bogotá, Colombia, en noviembre de 2016 sobre feminismos. Llevo varios años trabajando en el tema: cómo hacer que esas grandes ideas del feminismo, tan liberadoras y tan sensatas, sean vistas por encima de una densa capa de prejuicios que se ha construido a su alrededor a través de los años, para que puedan ser apropiadas por más mujeres y personas.
Para hacerlo presento una serie de ideas y argumentos que espero sean una carta de navegación sobre algunos de los debates contemporáneos que me parecen claves sobre los feminismos, pensados desde una perspectiva latinoamericana. La pretensión es que sean un punto de partida para que cada uno profundice en lo que más le interesa,pero también que sea una sistematización de mi camino personal en el feminismo, las preguntas que me he hecho y las respuestas que he encontrado. Cabe anotar también que “feminismo” es un término sombrilla que cubre muchas praxis y teorías con un punto común; cuandouso el singular es para hacer énfasis en esa convergencia, y cuando uso el plural es para hacer énfasis en su inmensa y cambiante diversidad.
Unos seis meses luego del TEDx Talk, Martín Rodríguez Pellercer, director y fundador del medio independiente guatemalteco Nómada, me buscó para proponerme que fuera la editora de una revista feminista latinoamericana que sería un micrositio de Nómada. La idea de la revista fue de la subdirectora institucional de Nómada, Andrea K’om, y el nombre de la revista, Volcánica, se le ocurrió a la diseñadora de Nómada, Loren Giordano, y en seguida nos gustó a todas, pues queríamos algo que claramente hiciera referencia a las mujeres latinoamericanas sin tener que usar esas palabras de forma directa. La fuerza de los múltiples feminismos latinoamericanos corre bajo tierra a través de esas cadenas montañosas que son las redes feministas, hasta que se concentra en un punto, o en muchos puntos, y explota.
El paso siguiente fue conformar un equipo de columnistas feministas que pudiesen hablar de todos esos debates contemporáneos que se están dando en la región, para empezar a plantear conversaciones regionales. Entre noviembre de 2017 y noviembre de 2018 en Volcánica publicaron Tamara de Anda, Andrea Bolívar Ivich, Tania Tagle, María José Evia, Cynthia Hijar, Marion Reimers, Siobhan Guerrero Mc Manus, Rosa Marina Flores Cruz, Jessica Marjane, Chantal Flores, Mariel García, Gabriela Nava y Marisol Armenta, y Mariana Díaz, de México; María del Mar Ramón, Andrea Sañudo Taborda, Juliana Abaunza, Sher Herrera y Natalia Mera, de Colombia; Mariana Iácono,Florencia Alcaraz y Georgina Orellano, de Argentia; Virginia Lemus,de El Salvador; Andrea Ixchíu, de Guatemala; Manoela Miklos, de Brasil; Diana Michelle García, de Perú; María Fernanda Ampuero, de Ecuador; y Florencia Goldsman, de Uruguay. Hemos hablado de temas tan variados como las relaciones con nuestros cuerpos, la maternidad, el maquillaje, el humor, los deportes, la tecnología, el aborto, el periodismo feminista, el trabajo sexual, los derechos de las mujeres que viven con discapacidad, los derechos de las personas con vih, maternidades feministas, transfeminismos, afrofeminismo, feminismos indígenas, los derechos de la diversidad sexual, la violencia de género y la violencia sexual. Son discursos que se nutren de la teoría pero que parten de la experiencia personal de cada una de las columnistas. Editarlas a todas ha marcado de forma irreversible mi práctica y mi comprensión del feminismo y este libro no habría sido posible sin el trabajo de todas ellas.
Decir que lo personal es político significa decir que nuestrasexperiencias personales y nuestra vida privada no son vivencias aisladas sino parte de un sistema político. Esta guía de feminismo es un ir y venir entre mi experiencia (sesgada, subjetiva, limitada, vivida desde un cuerpo particular) y las teorías feministas que he estudiado durante mi carrera profesional, y que también tienen limitaciones,especialmente para llegar a las personas ajenas a la academia o al activismo. También se nutre de diez años escribiendo en caliente sobre feminismo para los medios de comunicación. Por eso, muchos de los capítulos de este libro se inspiran en columnas que, aunque ya fueron publicadas, han venido creciendo, cambiando, y ahora echan raíces en estas páginas para dar cuenta de la conversación entre la Catalina de ayer y la de hoy. Es decir, en este libro hay muchos debates internos que considero inacabados. Este libro también trata de aterrizar algunos de los conceptos teóricos que durante años mujeres brillantes han construido desde el feminismo, y todas esas conversaciones que hemos tenido con tantas amigas en los últimos años, en la vida práctica y cotidiana de las mujeres jóvenes urbanas latinoamericanas.
Esta guía está dividida en seis capítulos: Cuerpo, Poder, Violencia, Sexo, Amor y Activismo, y también cuenta con once retratos de un panteón de heroínas latinoamericanas (una lista que fue muy difícil de delimitar) realizados por la ilustradora feminista Luisa Castellanos. Además de mi editora en Penguin Random House Colombia, Laura Gómez, me gustaría agradecerles a todas las amigas feministas(mi mamá incluida) que leyeron y comentaron el manuscrito y me retaron a mejorarlo (son muchas, entre ellas Virginia, Andrea, Diana, Marcela, Matilde, María del Mar y Leonor). También le agradezco a mi esposo Ricardo, y a mis animalas de compañía, Policarpa, Odisea y Cumbia, por su apoyo y compañía en el largo trabajo que ha sido escribir este libro y, por supuesto, a mi mamá, Marta Beatriz Navarro, por la paciencia y la fe que ha puesto en mí desde siempre, y por darme la libertad, el impulso y las condiciones materiales para que yo me dedicara a un oficio tan poco práctico como la escritora.
Las mujeres que luchan se encuentran es un libro inspirado por mis ancestras: mi bisabuela Carlota García y mi abuela Martha Restrepo de Navarro, quienes me dieron un ejemplo de fortaleza y me sembraron la idea de ser feminista; y está dedicado puntualmente a las hijas de mis amigas: Noha, Priscila, Antonia y Malika, y en general a las feministas latinoamericanas más jóvenes, pues ellas, ustedes, son el futuro de esta revolución.
Las mujeres que luchan se encuentran es una apuesta política a favor de los derechos humanos, de la diversidad de género y de la diversidadsexual, a favor del derecho de todas las personas a elegir sobre sus cuerpos, a favor del reconocimiento del aborto como un derecho, del reconocimiento del trabajo sexual como un trabajo. Es consciente de que el racismo es un legado colonial que está vivo y que nos impide ver nuestra realidad regional, y tiene la intención deliberada de pensarnos latinoamericanas. Ser feminista no es sencillo, implica muchas batallas y contradicciones internas y externas, pero yo estoy convencida de que es la mejor carta de navegación en un mundodesigual e injusto, pues plantea unas preguntas que nos ayudan a todos y todas a ser mejores personas. Ser feminista es muy difícil, porque implica darnos cuenta de que el patriarcado se expresa en todo, pero también es fácil: es entender y defender que todas, todos y todes somos iguales.
¡HABLEMOS DE FEMINISMOS!
Si ustedes me buscan en internet, me van a encontrar como @Catalinapordios. El nombre viene de un regaño repetido por años y años desde que era una niña. ¿Qué era eso tan raro, o tan rebelde, o tan disruptivo que yo hacía para que me regañaran?
En realidad, nada.
Fui criada por tres mujeres autónomas e independientes; cada una de ellas empujó un poquito su techo de cristal. Yo las creía capaces de hacer todo y nunca me imaginé que hubiese algo que yo no pudiera hacer. Me dejaban hablar y opinar, valoraban mis comentarios. Pero todo cambiaba cuando yo salía de la casa. Cuando opinaba, si interrumpía, si corría, si me subía a los árboles o me ensuciaba la ropa, me ganaba un “¡Catalina, por Dios!”. Y me demoré mucho en entender que esto tenía que ver con el género,porque el “Catalinapordiós” aparecía cuando yo hacía cosas que no eran “de una señorita” o de una niña “dócil” o “buena”. Y es una cuestión de género porque si hubiese sido un niño me habríandicho “¡Catalino, qué asertivo!”, “¡Catalino, qué líder!”, “¡Catalino,qué atractiva rebeldía!”. Ese “Por Dios” que solía acompañar mi nombre me dejó claros los límites de lo que podía hacer y decir y lo que no. A punta de repetición y palmaditas en la mano (cuando no son golpes) aprendemos a ser mujeres.
Para mí, el feminismo, los feminismos, han sido un lente que me ha dado muchas respuestas y me ha ayudado a desprogramar muchos comportamientos que además de ser nocivos para mí, fomentan una desigualdad que nos afecta a todos, pero especialmente a todas. El feminismo puede ser algo tan sencillo (o profundo) como una lucha social para que todas las personas tengamos derechos humanos. Es importante recordar eso: no todas las personas tienen garantizados todos los derechos, a veces por su género, o por su raza, o por su orientación sexual o por todas juntas. Por eso también hay muchos feminismos: no todas las mujeres tienen las mismas necesidades, decir “derechos para todas” siempre implica una multiplicidad de realidades y puntos de vista –que no siempre ni necesariamente congenian entre sí–.
Pero, muchas veces, los privilegios que tenemos nos hacen pensar que esa desigualdad no existe. Es que el mundo alrededor está hecho para que no nos demos cuenta de unas injusticias y normalicemos otras. Por eso (a las mujeres mestizas de apariencia blanca y clase media) nos parece “normal” que cualquiera comente nuestro cuerpo o nos diga qué hacer con nuestras vidas, o llegamos a pensar que los derechos que tenemos, como el derecho a la propiedad, al voto, a la autonomía reproductiva, son obvios, normales, de toda la vida. Y no.
Mi mayor influencia en la vida ha sido mi bisabuela, que nació en 1900 en una pequeña finca cafetera. Ella se dio cuenta de que su lugar en el mundo era parir trabajadores para la finca y luego hacerlesde comer. Nunca iba a heredar, ni le iban a enseñar a leer y escribir. Así que se escapó a Medellín, en donde trabajó como obrera en una fábrica de telas y participó en una de las primeras huelgas de mujeres. En 1919, lo que exigían eran que las dejaran ir a trabajar calzadas. Mi bisabuela también militó con las sufragistas y, así liberal4, con sus ideas políticas encendidas, se tuvo que atragantar el voto hasta los 57 años, porque solo hasta 1957 las mujeres en Colombia pudimos votar. Han pasado apenas 61 años. Esto me lo recordaba cuandome llevaba con ella a acompañarla a votar. Entre las audacias de mi bisabuela estuvo aprender a leer y escribir de manera autodidactacon el periódico local de Medellín, El Espectador. Y tres generaciones después yo tengo una columna en ese mismo periódico con el que ella aprendió a leer.
Si hoy las mujeres –y no todas– podemos ejercer una ciudadanía completa, es gracias al esfuerzo y las luchas de muchas mujeres antes que nosotras. Para mí es un orgullo llamarme feminista, porque es un reconocimiento al trabajo de todas estas mujeres. Cada derecho que se da por sentado hoy es una prueba de la eficacia del feminismo. El feminismo muchas veces es un tema difícil porque denuncia cosas como la explotación y la violencia, y porque aún nos queda mucho camino por delante. Pero a pesar de eso, a mí el feminismo me llena de esperanza, porque hemos logrado tanto en tan poco tiempo. El feminismo es la revolución social más eficiente y eficaz de todo el siglo xx, y a comienzos del siglo xxi vive un poderoso renacimiento (a la vez que una igualmente poderosa reacción contraria).
Y, si el feminismo nos ha dado tanto, ¿por qué nos produce tanta resistencia? Una razón es que la desigualdad está tan naturalizada que no la vemos. Naturalizado quiere decir que una idea es tan popular que nos parece “natural”. Para ahorrar tiempo, nuestro cerebro se vale de asociaciones, ideas, imágenes y conceptos. Así que hagamos un ejercicio sobre cómo funcionan nuestras ideas, nuestras asociacionesy nuestros prejuicios. Les voy a dar una palabra y ustedes observen cuál es la imagen que primero les viene a la mente. No tienen que quedar bien, sean honestos con ustedes mismos. La palabra es:
HUMANO
¿Qué se imaginaron? Voy a hacer un truco de prestidigitadora y voy a adivinar que la mayoría de ustedes se imaginó un cuerpo de un hombre, de piel blanca, de pelo relativamente corto. ¿No?
Pero los hombres son menos de la mitad de las personas en el mundo y los hombres blancos son hasta una minoría. ¿Y qué quiere decir esto? Que cuando decimos una palabra como “humano”, que debería incluir a todas las personas, en realidad solo pensamos en un tipo de cuerpo muy (muy) específico. Y ¿por qué? Porque se cree que los hombres blancoshistóricamente han producido todo el conocimiento (habrá que problematizar luego quién decide qué es el conocimiento y por qué), pues han tenido el monopolio de la creación de información y de su distribución. Desde ahí hemos construido el mundo. Un mundo que está hecho para un cuerpo muy específico. Y esto crea desigualdades reales.
Por ejemplo, los hombres pueden ir a todas partes sin miedo de que los acosen en la calle. En Bogotá, y en muchas zonas de Latinoamérica, las mujeres no tenemos espacio público después de las 10 de la noche. En 2017, el conductor de un Cabify en Puebla, México, asesinó a su clienta, María Fernanda Castilla Miranda. La prensa y el feminicida dijeron que ella se había puesto en riesgo por montarse al carro borracha. En general todos y todas tenemos esta percepción: que si una mujer se emborracha, está en riesgo. ¿Riesgo de qué? De manoseo, de violación, de feminicidio. Con frecuencia, tanto en México como en Colombia, yo veo hombres borrachos tirados durmiendo en la calle. Cuando camino junto a ellos, no se me pasa por la cabeza desvestirlos o tocarlos y muchísimo menos violarlos. Es más, me da miedo que de repente se despierten mientras paso junto a ellos. Incluso inconscientes en la madrugada, los hombres están más seguros en el espacio público que las mujeres.
Otro ejemplo: los horarios de trabajo están todos hechos para personas que no tienen que cuidar a hijos o hijas o adultos mayores. Los niños llegan del colegio a las 4 de la tarde (por tarde) y esto quiere decir que alguien debe estar en la casa. Y ese alguien suele ser una mujer. Y las que tenemos el privilegio de no hacer estas labores de cuidado las delegamos en otras mujeres. Porque además nos han dicho que no hay una desigualdad, sino que las mujeres somos “diferentes” a los hombres: más sensibles, más maternales, más suaves, más sumisas.
Y con ese cuento nos tienen haciendo labores de cuidado, procreación, crianza y trabajo emocional, sin reconocer que estas actividades son trabajo. Según datos de 2016 de la Encuesta Nacional de Usos del Tiempo (enut) en Colombia, “las mujeres en promedio realizan siete horas diarias de cuidado doméstico no remunerado y los hombres apenas alcanzan 2,9”5. Esto es 49 horas a la semana versus 20,3. Mientras las mujeres trabajan, los hombres trabajan, descansan ¡y hasta duermen! Porque esta idea de que somos diferentes luego se traduce en que como somos diferentes tendremos diferentes obligaciones, oportunidades y derechos. Pero es mentira.
Qué tal ese cuento de que los hombres son fuertes. No todos los hombres son fuertes, y hay mujeres que son más fuertes que muchos hombres. Como María Isabel Urrutia, la pesista colombiana que ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Sídney en el año 2000, entre otros múltiples logros deportivos. Lo que pasa es que estos estereotipos sirven para que modifiquemos nuestros comportamientos. En las mujeres está mal visto ser fuertes porque “no es femenino”, así que muchas de nosotras lo pensaremos dos veces antes de querer convertirnos en pesistas (lo cual, claro, no nos exime de cargar leña, bolsas de mercado, o niños de todas las edades). Si siempre nos celebran cuando somos suaves, ¿cómo se nos va a ocurrir mostrar que somos fuertes?
Piensen en cómo a los niños les decimos que son valientes y a las niñas que son hermosas. Desde pequeñas nos están diciendo que valemos por nuestra apariencia física. Recuerdo una entrevista publicada en El Espectador a la hermana de Nairo Quintana, talentoso ciclista colombiano, Leidy, quien cuenta que cuando su padre se enteraba de que ambos montaban en bicicleta (bicicletas que unos vecinos les prestaban a cambio de fruta), a ella la “regañaban con mayor vehemencia, por hacer cosas que no eran de una señorita, como por ejemplo montar bicicleta. De hecho, me decía que las mujeres podían perder la virginidad con el sillín”. Quizás Leidy Quintana tenía tanto talento para el ciclismo como su hermano –de hecho, el hermano menor de ambos, Dayer Quintana, también es ciclista profesional–, pero nunca lo sabremos, porque montar en bicicleta no era cosa de señoritas.
Y entre las muchas cosas que nos dicen que no hagamos está ser feministas. Porque nos dicen que si somos feministas vamos a ser feas, indeseables, difíciles y nos vamos a quedar solas. Esta es una amenaza durísima, no tiene nada de superficial. Porque si a mí me dicen que tengo que escoger entre que me quieran y tener derechos, yo escojo que me quieran. Somos seres sociales, el amor no es algo superfluo, ser amados es necesario para nuestra supervivencia. Lo peor es que es mentira: no tenemos que escoger entre el amor y los derechos.
Si algo me ha dado a mí el feminismo es amor, y del bueno, es decir, en condiciones de igualdad. Y también me ha dado una comunidad, amigas, gente que me quiere y que está dispuesta a apoyarme, escucharme, decirme que cuando me quejo por una injusticia no estoy siendo hipersensible, exagerada, loca o la peor de todas: histérica.
Yo creo profundamente en la conversación, creo que conversar es construir conocimiento y que cambia las maneras en que percibimos el mundo. Y esto es más que importante, porque podemos pasar muchas leyes para proteger a las mujeres o garantizar la igualdad, pero mientras nuestra cultura sea machista, estas leyes no van a hacerse realidad. Por eso el cambio tiene que ser cultural. Y los cambios culturales se dan con la conversación. Además, el mundo contemporáneo presenta en internet un espacio –con problemas, pero sin precedentes– para que estas conversaciones sean potenciadas. Las luchas sociales son primero luchas de ideas.
Por eso es necesario que feminismo deje de ser una “mala palabra”. Es importante que sea algo aspiracional e inspirador para las nuevas generaciones que tienen que continuar con el trabajo que muchas valientes mujeres y algunos hombres llevan haciendo desde hace décadas.
Lo que leerán a continuación está necesariamente limitado por mi experiencia y mi identidad: latinoamericana, caribeña, cisgénero, heterosexual, migrante, feminista y todas esas categorías que para bien o para mal suscribo. Es curioso, porque al listarlas así, se siente como encuerarse. Por encima de todo, este libro es una invitación a que todas hagamos parte de la conversación de los feminismos,porque son múltiples, como las experiencias de las mujeres, y en permanente disenso, que es lo más emocionante, porque el disenso es lo que mantiene vital la conversación.
Existe un abismo entre los titulares y la realidad que se vive en las calles. Chile vive hoy su segundo día de huelga general. La situación en el país latinoamericano es insostenible y la prensa internacional, desde lejos, se hace eco de la información como puede. Mujeres en el medio, un colectivo de periodistas chilenas, ha empezado a redactar un informe diario narrando lo que está sucediendo en diferentes ciudades.
Se oponen frontalmente a la manipulación mediática y al sesgo de la información. Chile en emergencia: reporte colectivo de mujeres comunicadoras es un archivo de hemeroteca fiel a la realidad, al desolador contexto histórico que aborda el país estos últimos días.
El abismo entre lo que se cuenta en los medios y la violencia estatal que se vive en sus calles ha sido el detonante de este informe. Los nombres propios de estas valientes profesionales de la comunicación son Catalina Arenas, Antonia del Solar, Yoselin Fernández, Fabiola Gutiérrez, Claudia Lagos, Mónica Maureira, Antonia Orellana, Francisca Rusque y Valentina Vergara.
Lejos del sensacionalismo, plasman la realidad. Datos crudos y reales que a cualquier persona duele leer: la violencia siempre es craso error, pero ciertas cosas no se pueden tapar. Pero allí, en los titulares, no aparece la situación tal cual es. “La gran prensa está inmune ante la gravedad de lo que ocurre, repiten los reportes oficiales sin cuestionar su representatividad y no abren su pauta a las organizaciones sociales, gremiales y políticas desplegadas en medio del conflicto”, explica el documento.
También las escuelas de estudio del periodismo de la Universidad de Santiago de Chile están en contra de la situación. Reclaman “que se levante cuanto antes el estado de emergencia y la restricción de las libertades de la ciudadanía”, algo que creen fundamental para ejercer el periodismo y la comunicación libres y para enseñar qué es el oficio y qué dice la academia.
La dirección del centro, que es quien forma al personal de la comunicación pública, no está de acuerdo con la cobertura mediática. Critican “tanto la recurrencia de informaciones sesgadas y de facilismos, como la espectacularización y la manipulación informativa, son fenómenos del todo indeseables que desinforman y que no contribuyen a la búsqueda de una solución democrática al conflicto”. En un contexto limitado a nivel libertades, es necesario recordar por qué la figura del periodista es importante. La información, como bien dictan los manuales y falla la realidad, debe ser rigurosa, plural, responsable y veraz”. Más en este tipo de eventos.
Patricia Aguilar Alcudia, de 15 años, salió la mañana del domingo a una práctica deportiva: «voy a entrenar», le dijo a su familia y salió apresurada. Algunos vecinos y amigos la observaron cuando caminaba por la calle 20 de noviembre, en Las Choapas. Esa fue la última vez que la vieron viva, alegre, vital.
Las horas en ese fin de semana fueron de angustia para la familia, Paty no regresó a su casa. La buscaron en la escuela, en casa de familiares, de sus amigas, Patricia no apareció.
Su familia denunció ante las autoridades de la Fiscalía, pero durante los días siguientes fueron un martirio y ante la desesperación, tanto Paulina Alcudia, la madre de Paty, como sus vecinos y sus amigos comenzaron a buscarla.
Fue hasta la mañana del jueves cuando los vecinos de la colonia Mario Rosado localizaron un cadáver envuelto en bolsas negras.
En ese momento el cadáver fue levantado y trasladado al Servicio Médico Forense, en donde al ser revisada notaron que se trataba de una mujer joven y las características correspondían a las de Paty, por lo que le pidieron a la madre que se trasladara para tratar de identificar si se trataba de los restos de su hija adolescente.
Por la ropa que portaba el día que salió de su casa, Paty fue identificada por su madre; lo más difícil fue que el rostro de la menor estaba totalmente desfigurado y su cuerpo torturado.
Paulina Alcudia expresó ante los medios de comunicación que su familia no tiene ningún tipo de actividad ilegítima y que su hija era la menos indicada para terminar asesinada de ese modo. Entre llantos ahogados, repetía que no era justo que su muchachita hubiera terminado asesinada de ese modo.
Aunado al drama de su muerte, están los gastos que conllevan estas circunstancias y sus familiares tuvieron que reunir boteando, junto con los amigos de Paty, para comprar un féretro.
En Veracruz, las cifras arrojan más de 190 muertes violentas de mujeres. En este mes de octubre, han muerto en total 12 mujeres, hasta el 25 de octubre.
Muchas cosas han sido excepcionales en Chile durante los últimos días: las protestas pacíficas multitudinarias, los destrozos causados por quienes se han manifestado de forma violenta, los saqueos…
También lo ha sido la respuesta del Estado: las declaraciones de estado de emergencia, los toques de queda, la presencia de los militares en las calles en labores de orden público -algo que no ocurría desde el regreso del país a la democracia- o las cifras de heridos y detenidos que se cuentan por centenas.
La ola de protestas se inició la semana pasada en respuesta a la decisión del gobierno de Sebastián Piñera de aumentar el precio del billete del metro de Santiago, pero se mantuvo incluso después de que el presidente retirara la medida.
Y, en medio de la conmoción, resurgió la preocupación, el miedo y las denuncias por las violaciones masivas a los derechos humanos.
Por las redes sociales circularon imágenes impactantes de actos represión, aunque no siempre resulta fácil confirmar que se corresponden con lo que ocurre estos días en las calles de Chile.
Otras publicaciones hacen referencia a lugares que supuestamente se han convertido en centros de tortura y llegan incluso a tejer un paralelismo entre la situación actual y lo que se vivió durante el gobierno de facto de Augusto Pinochet, cuando hubo miles de personas que se convirtieron en «desaparecidos» a manos de las fuerzas de seguridad.
En cualquier caso, la situación ha causado alarma y llamados de atención por parte de numerosas organizaciones de derechos humanos chilenas e internacionales.
Misión de la ONU
Este jueves, de hecho, la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos y expresidenta de Chile, Michelle Bachelet, anunció el envío de una misión de verificación al país para «examinar las denuncias de violaciones de los derechos humanos».
Derechos de autor de la imagenAFPImage captionEl gobierno de Piñera invitó a la oficina de la Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU a que envíe una comisión de verificación.
Piñera informó previamente sobre la invitación enviada a Bachelet para que su organismo pudiera comprobar cuál es la situación viajando al país. El ministro de Exteriores de Chile, Teodoro Ribera, aseguró que las autoridades quieren máxima transparencia sobre este tema.
Tras monitorear la crisis desde el comienzo, he decidido enviar una misión de verificación para examinar las denuncias de violaciones a los #DerechosHumanos en #Chile. Parlamentarios y el Gobierno han expresado su interés en recibir una misión de @UNHumanRights.
Antes, organizaciones internacionales habían criticado la respuesta del gobierno frente a las protestas.
«En vez de equiparar las manifestaciones con un ‘estado de guerra’ y a quienes protestan con un enemigo del Estado, estigmatizando de forma generalizada a tales personas y allanando el camino para justificar abusos en su contra, el gobierno del presidente Piñera debería escucharlas y atender seriamente sus legítimos reclamos», dijo este lunes la directora para las Américas de Amnistía Internacional, Erika Guevara.
Un día después, el director para las Américas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, calificó como «profundamente preocupantes» las imágenes de brutalidad policial y de violencia de manifestantes.
«El presidente Piñera debería dejar en claro la necesidad de respetar los derechos humanos y la justicia debe investigar a los responsables», señaló Vivanco en un tuit.
Pero, ¿qué se sabe hasta ahora sobre las denuncias de violaciones de derechos humanos en Chile?
Situación de anormalidad
El saldo de las jornadas de protesta y represión es impactante.
Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage captionEl descontento de estos días también se ha expresado de forma pacífica.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Derechos Humanos de Chile (INDH), un organismo estatal pero autónomo de los demás poderes, hasta las 10 de la noche (hora local) de este jueves se habían registrado más de 2.800 detenciones y 582 personas habían resultado heridas, de las cuales 295 recibieron impactos de armas de fuego.
Ese organismo había iniciado 67 acciones judiciales, incluyendo 5 querellas por homicidio, 12 por violencia sexual y 36 por otros tipos de abusos.
Rodrigo Bustos, jefe de la Unidad Jurídica Judicial del INDH, advirtió a BBC Mundo que estas cifras eran producto de la observación directa realizada por integrantes de esa organización y, por tanto, son únicamente una muestra de lo que ocurre en el país, pero no la totalidad.
Ymay Ortiz, directora de la Unidad Especializada en Derechos Humanos, Violencia de Género y Delitos Sexuales de la Fiscalía de Chile, explicó por su parte que el registro de las denuncias se ha visto dificultado por la magnitud y las características anómalas de la situación.
«El sistema de justicia está diseñado para una situación de normalidad institucional, no de anormalidad. Esto es algo que no ocurría en Chile desde hace 30 años, por lo tanto, hemos tenido que adaptarnos a lo que está ocurriendo», dijo a BBC Mundo.
La funcionaria apuntó que el trabajo de la institución se ha visto impactado no solamente por los casos de violencia institucional, sino también por aquellos casos de daños a la propiedad que han sido numerosos y que también están obligados a investigar.
Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage captionMuchos negocios han quedado destruidos por los saqueos.
«La mayoría de la gente cuando le roban su casa, ¿adónde denuncian? A carabineros. Sin embargo, hoy precisamente quienes resultan denunciados son los propios policías, por lo que las personas ya no pueden ir a denunciar ante ellos», señala.
Ortiz explica que, dadas las circunstancias, muchas víctimas están haciendo las denuncias en los hospitales, ante ONG o abogados de las escuelas de Derecho de las universidades e, incluso, durante las audiencias cuando son presentados ante un juez para ser acusados de algún delito.
Por todo ello, asegura que la Fiscalía está enfrentando dificultades a la hora de consolidar las cifras, pues en muchos casos no está recibiendo las denuncias de manera directa.
Tortura, malos tratos y abusos sexuales
Hasta la noche del jueves, la cifra de víctimas mortales ascendía a 18.
De estos casos, el INDH solamente se había querellado por cinco casos, en cuatro de los cuales los acusados como responsables de homicidio son efectivos militares.
Derechos de autor de la imagenEPAImage captionLa labor de los cuerpos de seguridad está bajo escrutinio por el trato que la han dado a los manifestantes.
Sin embargo, según asegura Ortiz, la Fiscalía «está investigando todos los fallecimientos como muerte sospechosa, para que no quede ninguna duda».
La funcionaria explica que también hay muchas denuncias contra los carabineros por lesiones causadas con el uso de armas no letales, como los balines de goma, lo que ha derivado en muchas denuncias por lesiones en los ojos.
El Colegio de Médicos de Chile (Colmed) denunció este miércoles que 29 personas habían sido atendidas en la red de salud con trauma ocular severo, de las cuales 15 habían sufrido estallido ocular y 9 tenían visión cero al ser ingresados.
«Cuando vemos este número de personas con daño ocular, es que no se están respetando los protocolos de uso de la fuerza, porque significa que se está disparando directo al cuerpo, a la cara», dijo el vicepresidente del Colmed, Patricio Meza, ante la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados.
Rodrigo Bustos, del INDH, coincide con esta apreciación.
«Lo que hemos visto -y hemos observado también en directo- en las manifestaciones, es que ha habido en varios casos el uso indiscriminado de disparos de perdigones, que se han incrustado en cierta parte del cuerpo. Incluso ya tenemos muchos casos de personas que han perdido la visión de algunos de sus ojos debido al uso de este tipo de armas», apunta.
Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage captionEl uso de balines de goma ha dejado numerosos heridos, algunos con lesiones graves.
Pese a todo, según explica Ortiz, la mayor parte de las violaciones a los derechos humanos se han producido durante el proceso de detención y, en el caso de las mujeres, se ha traducido en varios casos en tocamientos de tipo sexual, lo que en Chile está tipificado como abuso sexual.
«Lo que se ha repetido varias veces son desnudamientos de mujeres, muchas veces de adolescentes, obligándoles a que una vez estén desnudas, hagan ejercicios físicos delante de algún policía», apunta Bustos.
«Tanto la tortura, los malos tratos en comisarías y la violencia con connotación sexual son preocupantes», señala el experto cuando se le pregunta por los abusos más frecuentes desde el inicio de las protestas.
Denuncias de mujeres
Entre las denuncias dadas a conocer por el INDH está el caso de una niña de 14 años que dijo que, tras haber sido detenida, fue golpeada con bastones en distintas partes del cuerpo y luego fue obligada a desnudarse por completo y a hacer ejercicio delante de dos mujeres policías que la agredían verbalmente.
También hay varios casos de personas que dicen haber sido golpeadas e insultadas por los funcionarios, a lo que -sobre todo en el caso de las mujeres- se le suma un componente de abuso sexual, según las denuncias.
Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage captionMuchas mujeres jóvenes han participado en la ola de manifestaciones.
Una de las denuncias públicas que generó más alarma entre la población chilena indicaba que supuestamente se estaban realizando torturas en una estación del metro de Santiago.
El señalamiento fue realizado por un joven que aseguró haber sido conducido hasta allí por los carabineros y que en el lugar estaban ocurriendo ese tipo de abusos.
Sin embargo, según explica Ortiz, dos jueces fueron a inspeccionar el lugar, revisaron las cámaras de seguridad «y no encontraron señales de este tipo, salvo dos tiras plásticas de las que se usan para amarrar cosas del supermercado, que es lo que se está usando ahora en vez de esposas, para el traslado y la detención de personas».
Está por ver el transcurso de las investigaciones y las acciones judiciales emprendidas, pero de momento ¿qué dice toda esta crisis sobre los avances en derechos humanos logrados por Chile en las últimas décadas?
«Nosotros no habíamos tenido una situación como ésta en más de 30 años. La incorporación de los derechos humanos en el actuar de los cuerpos de seguridad es un proceso cultural en todas partes del mundo», responde Ortiz.
«Y en Chile, si bien se han hecho avances, yo creo que esto nos puso a prueba».