Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes (Planeta, 2017), libro que cuenta las historias de 100 mujeres reales, se ha convertido en uno de esos títulos imprescindibles. Al menos en México, donde cada librería formal —e informal— exhibe el libro como un éxito de ventas.
Escrito por las italianas Elena Favilli y Francesca Cavallo este compendio de fábulas se ha convertido ya en un audiolibro. Este esfuerzo de darle voz a los cien relatos de mujeres que contribuyeron a cambiar el mundo lo encabezó la periodista Mariana Linares Cruz.
El objetivo es dar un paso más en la difusión de las historias de vida de mujeres que han derribados los muros de los prejuicios de género y del machismo de la sociedad de distintas épocas.
Las historias de vida de mujeres del pasado y del presente como Frida Kahlo, Serena Williams, Nina Simone o Marie Curie son narradas en la voz de mujeres rebeldes de este presente como Alondra de la Parra, Ofelia Medina, Gina Jaramillo, Carla Fernández y muchas otras mujeres más.
Exitosas escritoras, pintoras, juezas o científicas y que desafiaron la normativa de sus tiempos se presentan en este audiolibro al que podrán acercarse con mayor facilidad las niñas y niños, quienes ahora pueden disfrutar estas historias a partir de la emoción que otorga la lectura en voz alta.
Sin lugar a dudas, un audiolibro que no te puedes perder.
A continuación una reseña de la obra:
Toda la información e imágenes son de TERCERA VÍA.
Link original: http://terceravia.mx
La gimnasta mexicana Alexa Moreno logró su pase a la final de la prueba de salto de caballo en la Copa del Mundo de Gimnasia Artística en Melbourne, Australia, donde buscará subir al podio el próximo sábado.
El año pasado la gimnasta mexicana hizo historia al ganar bronce en el Campeonato Mundial de Doha, y esta vez se colocó en el octavo lugar al sumar 13.416 unidades.
La deportista tuvo dos buenas ejecuciones para entrar a la final y participar en la competencia considerada de preparación y acondicionamiento antes de los Juegos Olímpicos Tokio 2020.
El primer sitio se lo llevó la coreana Yeo Seojeong, quien sumó 14.400 unidades; seguida de la uzbeca Oksana Chusovitina, con 14.233, y la china Linmin Yu, con 13.783 puntos.
Más abajo entraron a la pelea por las medallas la japonesa Ayaka Sakaguchi, con 13.733; la eslovaca Tjasa Kysselef, con 13.616; la japonesa Asuka Ogawa, con 13.574, y la puertorriqueña Paula Mejías, con 13.449.
En el almuerzo de los nominados al Oscar este mes, el presidente de la academia John Bailey dijo orgulloso a los 171 nominados en la sala que había una cifra récord de mujeres compitiendo en los Premios de la Academia este año.
Pareció que todos necesitaron de un momento para procesar la declaración, pero pronto Lady Gaga, Amy Adams, la vestuarista de «Black Panther» Ruth E. Carter y otros aplaudieron.
En cuanto a cifras, las mujeres tuvieron un año comparativamente bueno. En las 20 categorías con género neutro, 52 mujeres fueron nominadas, ocho más que el año pasado.
Entonces, ¿por qué no se siente que haya habido algún progreso?
Quizá porque todavía solo cinco mujeres han sido nominadas a mejor dirección (y este año no hubo ninguna) y una sola ha ganado esta estatuilla. También está el hecho de que ninguna de las cintas nominadas a mejor película este año fue dirigida por mujeres.
Al revisar más de cerca las categorías individuales, las diferencias son evidentes. Han pasado 21 años desde que una mujer ganó por la música original de una película (Anne Dudley por «The Full Monty»), 13 desde que una mujer ganó por guion adaptado (Diana Ossana por «Brokeback Mountain»), 12 desde la última que ganó por un guion original (Diablo Cody por «Juno»), nueve desde la primera y única directora (Kathryn Bigelow por «The Hurt Locker») y ocho desde que una cineasta ganó mejor película en lengua extranjera (Susanne Bier por «In a Better World») y mezcla de sonido (Lora Hirschberg por «Inception»).
Además de dirección, este año no hay nominadas a cinematografía, edición, música o efectos visuales. Solo ha habido una mujer que se llevó el Oscar a la mejor cinematografía (Rachel Morrison, apenas el año pasado), y solo tres en la historia han recibido una nominación por efectos visuales, aunque tienen un buen récord, pues dos de las tres nominadas ganaron. La única categoría que siempre ha tenido mujeres nominadas es diseño de vestuario.
La división de género es aún más evidente al comparar el número de mujeres y hombres nominados. The Women’s Media Center reportó este mes que 75% de los nominados de este año son hombres.
«Una nominación a un Premio de la Academia puede abrir puertas”, dijo Jane Fonda, cofundadora del Women’s Media Center. «Tres de cada cuatro nominaciones en categorías que no son de actuación son para los hombres. Las mujeres, nuevamente, no tienen el sello de aprobación”.
Melissa Silverstein, fundadora del sitio Women and Hollywood, dijo que «no se siente como un año récord”.
“Las mujeres siguen quedando fuera de las categorías principales”, dijo Silverstein. «El hecho de que ninguna cinta dirigida por una mujer haya sido nominada a mejor película lo dice todo”.
A pesar de esto, una mujer podría subir al escenario al final de la ceremonia del domingo y llevarse un Oscar si la ganadora a mejor película es «The Favourite», “Roma”, »A Star Is Born» o «Vice»; todas al menos con una productora femenina.
Este año los Oscar han resaltado los logros de algunas directoras.»Capernaum», de la libanesa Nadine Labaki, compite en la categoría de cinta en lengua extranjera, mientras que entre los documentales compiten Julie Cohen y Betsy West por «RBG» y Elizabeth Chai Vasarhelyi por «Free Solo». Varias realizadoras también están nominadas por cortometrajes.
A pesar de esto la categoría de mejor dirección sigue siendo elusiva para las mujeres. La bloguera especializada en premios Sasha Stone, quien escribió el reporte del Women’s Media Center, considera que en el panorama actual, las mujeres solo podrán destacarse cuando haya un consenso para impulsar un filme, como el año pasado con Greta Gerwig y «Lady Bird».
Este año la atención estaba dividida entre Debra Granik («Leave No Trace «), Chloe Zhao («The Rider «), Marielle Heller («Can You Ever Forgive Me?») y Lynne Ramsay («You Were Never Really Here»).
La Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas ha tomado pasos en los últimos años para diversificar a sus miembros, quienes son principalmente hombres blancos. Un 49% de los invitados a sumarse a la academia en 2018 fueron mujeres, y si todas aceptaron esto llevaría el porcentaje total de mujeres a 31%. Pero las nominaciones solo pueden venir de lo que la industria pone en los cines y lo que los estudios, principalmente dirigidos por hombres, deciden financiar con millones de dólares en mercadotecnia para la temporada de premios.
Bailey, por su lado, dijo ante un público estelar en el almuerzo de nominados que las cifras están lejos de alcanzar la igualdad.
«Tenemos que mejorar”, dijo. “La igualdad de género es un asunto de la industria, no solo un asunto de la academia”.
Las cosas han cambiado mucho dentro y fuera de casa en lo que a reparto de tareas se trata, pero aún hay diferencias notables entre hombres y mujeres. Todavía hoy son ellas las que se encargan de toda la logística, planificación, coordinación y toma de decisiones en el hogar. El 71%, de hecho, sufre carga mental y solo el 12 % de los hombres lo experimenta, según datos del estudio realizado en España por la web ‘Próxima a ti’ de P&G.
¿Y qué es eso de la carga mental? Viene a ser un peso invisible que se genera por el esfuerzo mental constante y deliberado que conlleva estar pendiente de que las dinámicas de la casa funcionen bien. Si bien es cierto que el hombre poco a poco se va incorporando a las tareas del hogar, no es menos cierto que quien sigue dirigiendo la orquesta doméstica es la mujer.
Según Violeta Alcocer, psicóloga, «cuando hablamos de la carga mental debemos distinguir entre el trabajo físico o tareas (ir al supermercado, hacer una gestión en el banco, o llevar a tu hija a baloncesto…), que muchas veces son compartidas, del trabajo mental que supone estar pendiente de todo: darse cuenta de qué hace falta, organizar, planificar, comprobar, anticiparse, decidir, supervisar, etc… y que la mayor parte de las veces son asumidas solo por un miembro de la pareja y en su mayoría por una mujer».
Dentro de este contexto, P&G ha desarrollado el proyecto social #DescargaMental, en el que han entrevistado a más de 2.400 personas, hombres y mujeres viviendo en pareja con y sin hijos de entre 25 y 49 años, por todo el país, para saber cómo se distribuye esa responsabilidad. El 84% de las mujeres confirma haber sentido estrés debido a las responsabilidades relativas al hogar. Y en esto hay mucha tela que cortar porque el 87% se siente responsable de la dinámica del hogar y un 73% considera que tiene que dejar instrucciones cuando se va de casa. Otra queja recurrente: a ellos aún hay que pedirles que hagan las cosas, según un 72% de las voces femeninas entrevistadas.
Con la maternidad, la carga mental aumenta notablemente para las mujeres. Para el 91% de ellas, su papel es clave en los flujos domésticos. Preguntados ellos, queda claro: solo un 12% menciona ser la persona de referencia para las necesidades diarias de sus hijos y únicamente un 5% afirma estar pendiente de los festivales del colegio.
P&G ha ido un paso más allá y ha hecho un experimento en el que les pidió a 5 parejas con diferentes perfiles que pasaran sus listados de tareas mentales a la aplicación de notas del móvil. Después, cada pareja intercambió su teléfono y leyó en voz alta el listado de notas del otro.
Mientras que los hombres tenían notas relacionadas con su trabajo y centradas en cuestiones personales, las mujeres no solo tenían mayor cantidad de deberes, sino que la mayoría estaban íntimamente ligados al entorno doméstico, evidenciando así la desigualdad de cargas de unos y otros [VER EL VÍDEO].
La cuarta revolución industrial ha traído consigo una serie de herramientas que permiten trabajar a miles de kilómetros de distancia de la compañía que lo contrata con el mismo nivel de transparencia y confianza que implica compartir el mismo espacio físico.
Estas oportunidades que nos brinda la tecnología son particularmente beneficiosas para una parte de la fuerza laboral que sigue siendo subutilizada: las mujeres.
Según un informe del Fondo Monetario Internacional, “casi la mitad del potencial productivo de las mujeres permanece sin explotar en comparación con una quinta parte para los hombres”.
¿Se han preguntado alguna vez por qué una fuerza masiva que representa a la mitad del universo, que logra el mayor nivel educativo incluyendo títulos universitarios, posgrados y doctorados y que cuando lideran empresas generan un retorno 28% superior, abandona sus carreras y muchas veces sus sueños de desarrollo profesional y su capacidad de ser económicamente independiente cuando tienen familia? La pérdida de ese talento es para mí una de las grandes paradojas de nuestros tiempos.
La penalidad de la maternidad
Cada año, millones de mujeres altamente calificadas optan por no participar en el mercado de trabajo debido a entornos de trabajo inflexibles y obsoletos. Un sondeo realizado por Sylvia Ann Hewlett y Carolyn Buck, publicado en el Harvard Business Review encontró que 43% de las mujeres estadounidense que eran madres habían dejado en algún punto sus carreras para dedicarse a sus familias.
Maricruz Tabbia, quien lidera operaciones y captación de talento de SheWorks!, sabe exactamente a lo que me refiero. Licenciada en Relaciones Internacionales, con una maestría en Administración de Empresas y una especialización de Recursos Humanos, encontró muchos obstáculos cuando decidió retomar su carrera luego de tener una bebé.
Debido a que su trabajo en organizaciones sin fines de lucro le exigía viajar mucho, y no le ofrecía ningún tipo de flexibilidad, decidió renunciar cuando quedó embarazada. Maricruz me cuenta que en su lugar de trabajo incluso vio colegas que tenían que amamantar casi clandestinamente a sus bebés durante las horas laborales. Definitivamente un entorno laboral no compatible con la maternidad.
Cuando decidió reincorporarse a la fuerza laboral, las entrevistas siempre terminaban con la pregunta de quién iba a cuidar de su hija o si faltaría a la oficina en el caso de que se enfermara. Esto es lo que algunos expertos llaman “la penalidad de la maternidad”.
Aprovechar la era digital
Con la nube, los datos, la inteligencia artificial y un mundo interconectado, no hay excusa para perder talento como Maricruz. Hoy en día, desde su casa en Franck, una ciudad de 5,000 habitantes en la provincia argentina de Santa Fe, Maricruz presta apoyo en las operaciones de talento y reclutamiento de SheWorks!
Si hacemos el trabajo flexible, con bandas horarias, abriendo oportunidades basadas en proyectos, trabajos de tiempo parcial y bajo demanda y eliminamos las barreras geográficas que separan al talento de las oportunidades, podremos ofrecer talento de alta calidad al mercado y a mujeres alrededor del mundo un sinfín de oportunidades de contribuir a la economía, a la propia y a la de los países que representan.
Es una forma simple y efectiva de exportar talento y habilidades sin la necesidad de que el capital humano cruce una frontera física. También es una herramienta poderosa para reducir la brecha del desempleo de género y local, así como para promover la independencia económica.
Según el Informe Global sobre Brecha de Género de 2014, tomaría hasta 2095 alcanzar la paridad de género en el lugar de trabajo en todo el mundo. Pero la nueva economía nos ofrece la oportunidad de acelerar este proceso al transformar la visión del trabajo.
Gracias a la tecnología, las falencias asociadas al trabajo remoto han sido solucionadas. No sólo que a través de la convergencia de machine learning y data science, los algoritmos de matchmaking permiten encontrar a la persona perfecta para cada trabajo sin importar a donde está, sino que también, plataformas como TransparentBusiness.com permiten que con transparencia y a través del seguimiento online del proceso de trabajo, se logre monitorear el flujo del trabajo de cada persona en vez de su presencia fija en la oficina.
Esta tecnología brinda las herramientas para verificar si un proyecto está progresando efectivamente y elimina los tres problemas principales vinculados con el trabajo a distancia: la falta de confianza, pues ya se puede saber en tiempo real si una persona efectivamente está trabajando en un proyecto para el cual fue contratada, a través de capturas de pantallas que muestran su progreso.
Más engagement
El segundo desafío es el engagement: que se resuelve a través del chat de grupo, la integración de videoconferencia, herramientas para compartir archivos y trabajar de manejar cohesionada entre personas que están en distintos lugares.
Y el tercero es el cumplimiento, en el sentido de que cada persona es responsable por su destino, ya que su trabajo será evaluado a través de un sistema de rating y retroalimentación en conocimiento técnico, el nivel de puntualidad, cuán proactiva es, entre otras medidas.
Esa transformación está detrás de SheWorks!, nuestro mercado de talento femenino y de trabajo colaborativo y remoto basado en la tecnología de TransparentBusiness, quepermite contratar y gestionar mujeres calificadas a distancia.
Junto con nuestro socio fundador, EY (Ernst & Young), nuestro objetivo es crear 100,000 oportunidades laborales, flexibles y basadas en internet para el 2020. Para las empresas interesadas en sumar diversidad y talento, es un destino en la nube en el que pueden encontrar mujeres que han sido previamente certificadas para trabajar con modelos flexibles y digitales.
Hace 60 años, las mujeres no éramos parte del mercado laboral y las reglas del mundo del trabajo las hicieron los hombres para hombres sin pensar en la realidad de las mujeres. La tecnología ha sido un punto de inflexión con un potencial que aún hoy es difícil de calcular, pero con la clara oportunidad de cambiar la narrativa y nuestra realidad laboral y la de millones de mujeres alrededor del mundo.
Es una situación mucho más habitual de lo que creemos. Uno de esos pequeños gestos machistas normalizados a lo largo de los años pero que tienen muy poco de normal: si hay un hombre y una mujer en la mesa, se da por hecho que la bebida con alcohol será para él.
Ahora, un curioso estudio realizado por cervezas Ámbar ha querido aportar cifras sobre esta absurda costumbre. Y los datos dejan poco margen a las dudas: 3 de cada 4 mujeres afirman haber vivido esta situación y ver cómo la cerveza que ellas habían pedido iba para su acompañante y para ellas el refresco.
Otro peldaño en esta lamentable situación: más del 30% asegura notar cierto gesto de extrañeza al otro lado de la barra si está sola y pide una cerveza. En 2019, por si alguien necesita un poco de contexto para situarse.
La encuesta realizada a 300 mujeres de entre 20 y 50 años aborda, ante la proximidad del 8 de marzo, el machismo instalado en el mundo de las bebidas en general y de la cerveza en particular. ¿Es acaso la cerveza una bebida de hombres como algunos gestos cotidianos parecen sugerir?
La presencia masculina en la publicidad de cervezas es mayoritaria, mientras que si hablamos de versiones con limón o sin alcohol ellas adquieren de repente un mayor protagonismo.
De nuevo, la realidad parece no cuadrar con estas ideas instaladas en la sociedad. O, al menos, en la cabeza de algunos. La inmensa mayoría asegura preferir la cerveza rubia tradicional frente a la cerveza con limón y sólo un 2% se inclina por las 0,0.
Otro tópico a erradicar: para ellos en botella y una copa para ellas. Según los datos del estudio, sólo el 18% asegura tomar la cerveza siempre servida en copa, mientras que un 45% prefiere beberla directamente de la botella. «La cerveza es para todos y todas, es una bebida paritaria y los datos de este estudio así lo demuestran», apuntan desde Ámbar.
El pasado lunes 18 de febrero una chica de 24 años escapó, por muy poco, de un secuestro a plena luz del día en la concurrida zona de Polanco, en la Ciudad de México.
Mary, empleada de una empresa nacional con oficinas en la calle Darwin, salió alrededor de las 4 de la tarde del trabajo y caminó hacia su casa. Avanzó unas calles y en la esquina de las avenidas Río Duero y Melchor Ocampo, Mary subió un puente peatonal. Y ahí ocurrió el ataque.
A punto de bajar, un hombre —cuyo único recuerdo es que usaba un chaleco azul— aprovechó que la copa frondosa de un árbol obstruye la visibilidad de último tramo del puente. La abrazó por la espalda y la cargó por unos segundos. «Ya valiste madres», le susurró al oído a la chica.
Mary había leído suficiente sobre la reciente ola de secuestros, especialmente contra mujeres, en Ciudad de México. Pese al estupor, logró recordar una cosa: si te atrapan, haz peso muerto y grita. Y eso hizo: se dejó caer al piso y lanzó un grito tan fuerte como pudo.
Afortunadamente, un par de señoras al otro lado de la calle Río Duero la vieron. Ellas también hicieron ruido. Una cadena de gritos se desencadenó por la zonaque mantenía el ajetreo propio de Polanco en una tarde de inicio de semana. Gracias a eso, el hombre se supo reconocido, soltó a Mary y huyó ante el estupor de su víctima y testigos
«Es seguro que no la quería asaltar nada más, ya que el contacto no habría sido tan cercano», afirma Patricia Retana, diseñador, compañera de trabajo y amiga de Mary, quien después de llegar a casa hizo una denuncia por tentativa de secuestro ante la Fiscalía General de la República.
«Al platicar con Mary, y verla tan vulnerable e indefensa, aterrada, decidimos reunirnos como amigos de trabajo y apoyarla para devolverle la seguridad y paz que le robaron. Tiembla cuando nos narra lo sucedido. Incluso, hoy (ayer) la acompañamos a su casa para que descansara», cuenta Patricia Retana.
Así que sus amigos tomaron 10 cartulinas: en 8 escribieron mensajes de advertencia y agradecimiento a quienes ayudaron a Mary y en dos, exhortaron a los comercios de la zona para que estén atentos a cualquier señal de alarma. Y al día siguiente del intento de secuestro, las pegaron en aquel puente peatonal.
«La gente nos apoyó mucho. Nos detuvieron para felicitarnos por la iniciativa. Incluso, un vecino dijo que lleva cruzando ese puente por 15 años y hasta ahora se sintió responsable de la seguridad de las mujeres que pasan por el lugar», celebra Patricia Retana. «Creo que cualquier señal de alarma —mujer, hombre o quien sea— la debemos tomar en serio. Cuidando nuestra integridad podemos salvar una vida».
Este martes, todos los que ocuparon ese concurrido puente peatonal tuvieron una vista distinta de camino al trabajo: «Aquí intentaron secuestrarme».
Isabel Vericat Núñez es pensadora, escritora y traductora. Nacida en España, reside en México desde hace décadas. A finales de los 80, sufrió una violación junto a tres amigas en una habitación de hotel en un pueblo en el estado de Morelos. Cuatro hombres, una sobre cada una de ellas. Y lo que vino después: impunidad, culpa, exigencia de silencio. El texto de Isabel es un profundo acto de rebeldía, en un momento donde denunciar era impensable. Hoy somos más fuertes, aunque la realidad se revuelva en atroces formas de violencia, gracias a quienes alzaron la voz y rompieron el pacto de silencio. Sus pasos la llevaron también a Ciudad Juárez a inicios de los dos mil. Junto a otras, empezaron a nombrar: «Feminicidio».
En el primer texto, Posdata, escrito hace unos meses como introducción, Isabel contextualiza aquel tiempo y dialoga con el actual. Contrastes, victorias y dolores compartidos. Y, más abajo, publicamos su texto íntegro, tal como apareció en el Suplemento Cultural de la Jornada el 7 de agosto de 1988. Dada su longitud, facilitamos la descarga como ebook y en pdf.
Para nosotras, este texto es una de las reflexiones más profundas sobre la violencia que pueden leerse. Y sobre el funcionamiento de la justicia patriarcal.
(Fotografía: Lisbeth Hernández)
POSDATA
Cuando escribí este testimonio hace más de 30 años, yo era otra y el mundo era otro. Ahora, cuando lo releo, vuelvo a revivir pensamientos y experiencias de entonces y siento que lo escribieron muchas mujeres a través de mí.
El mundo es también otro, hemos cambiado hasta de siglo, y las vidas de las mujeres son un signo de estos tiempos: más vulnerables en sus cuerpos, más perseguidas, pero con una fuerza colectiva mucho mayor que ha roto el silencio y ya nadie acalla.
(“La constante son los cambios; lo que no cambia no existe”, dice un principio oriental que aquí propongo como principio-esperanza.)
En un intento de contextualizar el entonces –años ochenta del siglo XX- y el ahora –siglo XXI, más de 30 años después- que viven las mujeres agredidas sexualmente, sintetizaré unos cuantos puntos que marcan diferencias profundas en la denuncia y la vivencia de las violencias sexuales y otras entre aquella época y la actual:
-Nuevos conceptos, nuevos nombres:
Género, palabra que empezó a despuntar a fines de los setenta como concepto teórico y académico –gender- y que en los 80 aún no sabíamos cómo traducir al castellano. No hablábamos de violencia de género, por ejemplo, para abordar la violación.
Feminicidio, palabra que nombra los asesinatos de mujeres por el solo hecho de serlo, empieza a circular ya iniciada la primera década del siglo XXI. Nosotras así empezamos a nombrar los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez en el año 2003, aunque en la variante de femicidio.
Heteropatriarcado, término que no existía ni se usaba hasta los últimos años y que se ha vuelto fundamental para señalar la naturalización de la violencia contra la mujer sobre la que se asienta el sistema socio-cultural en el que vivimos inmersas.
-“El NO de la mujer no vale nada”, ahora se grita en la calle con la fuerza de la voz colectiva:
porque NO,
que te dije que NO,
pendejo NO,
mi cuerpo es mío,
yo decido,
tengo autonomía, yo soy mía
denotando y expresando cambios profundos en la vivencia de la sexualidad y los cuerpos por las mujeres.
-La Red, Internet, que nos ha fortalecido para unirnos, organizarnos, comunicarnos, como si de “lo personal es político” hubiéramos pasado a “lo individual es colectivo”. Publicar ideas, pensamientos, emociones y denuncias es liberador y nos fortalece, de modo que vuelve inverosímil o ridículo el hecho de que este texto sobre la violación tuviera tantas dificultades de censura masculina y se publicara, a través de influencias, hasta un año después de haberlo entregado.
Es notable que ninguno de los factores positivos mencionados hasta ahora haya alterado el producto de la impunidad, que sigue siendo la constante en cualquier asesinato-descuartizamiento-violación-acoso-abuso-violencia sexual y de todo tipo contra las mujeres, a pesar de que se ha ido creando una “cultura de la denuncia” de lo que antes se vivía con vergüenza, miedo y en la clandestinidad.
En el país de los feminicidios, podría parecer que si SÓLO te violan corres con suerte… Desde los años 90 del siglo XX, ha habido un aumento tal de los asesinatos de mujeres, no sólo en algunas regiones sino en todo el país, que se podría hablar de un cambio cualitativo, de una normalización y de una guerra librada en el cuerpo de las mujeres.
Isabel Vericat
Octubre de 2018.
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Hablar de violación
Publicación original: 7 de agosto de 1988 – Suplemento cultural de La Jornada, México
Ella es Xóchitl, una niña chiapaneca que con sólo 8 años ya ha ganado un premio por ciencia nuclear gracias al invento que creó y con el que busca apoyar a su comunidad.
El Instituto de Ciencia Nuclear de la UNAM le ha entregado un reconocimiento que entrega a mujeres destacadas que hayan realizado actividades científicas sobresalientes.
Su invento es un calentador que funciona con el sol, y el cual busca apoyar a las personas de bajos recursos de su comunidad para que puedan bañarse con agua caliente.
Este calentador tiene dos puertas de cristal, mangueras de salida que conectan con botes, una manguera que va al tinaco y botellas. Aunque pareciera relativamente ‘sencillo’, a sus 8 años ya ha logrado apoyar a otras personas de Chiapas.
Durante una entrevista, la pequeña destacó que «hay personas de bajos recursos que no tienen para comprar los calentadores, entonces lo que hacen es talar los árboles para conseguir la leña».
Su idea es que con este calentador las personas no talen árboles, tengan agua caliente y además destaca que así apoya a evitar el calentamiento global. ¿No es increíble su iniciativa?
Aquí te dejamos la entrevista completa para que veas su invento con tus propios ojos:
La investigadora jalisciense está aprovechando las suculentas para crear productos que protejan al planeta
Una investigadora mexicana de Guadalajara, Jalisco, trabaja en el desarrollo de un bioplástico amigable con la naturaleza, creado a partir de plantas suculentas.
Sandra Pascoe Ortiz, quien también es profesora de la Universidad del Vallle de Atemajac, desarrolló un bioplástico que aprovecha las propiedades del nopal, una especie común y presente en los desiertos mexicanos, así como en gran parte del continente americano.
Crédito: Conacyt
Lo que resulta todavía más increíble es que las tiras de bioplástico desarrolladas por la profesora tienen la capacidad de desaparecer en tres meses si se encuentran en la intemperie, y en dos semanas si están en contacto con agua; un periodo bastante impresionante en comparación con otros plásticos que tardan cientos de años sin descomponerse o integrarse al medio ambiente.
Por si esto fuera poco, la profesora Pascoe señaló que su material no es tóxico para animales en caso de que el producto terminara en el océano, y que incluso ella misma llegó a degustar el bioplástico durante el desarrollo de la investigación.
¿Por qué nopales?
Todo inició cuando la investigadora comenzó a observar el mucílago que segrega la planta, es decir, la sustancia viscosa que se encuentra en algunas especies.
Aunque su objetivo inicial era buscar un sustituto para las bolsas plásticas de uso diario; aún no lograba definir cuál sería la materia prima correcta para iniciar su investigación.
En un principio la profesora Pascoe, quien es ingeniera química y maestra en procesos biotecnológicos, comenzó a trabajar con tres plantas: el nopal y la sábila, elegidos por su rápida producción y abundancia en Jalisco; y el pitayo, por ser una especie regional.
Sin embargo, el pitayo fue descartado ya que la mayor concentración de mucílago que contenía se encontraba en la cáscara de su fruto y éste sólo puede ser cosechado en ciertas temporadas del año.
Finalmente decidió iniciar con el tratamiento del nopal, que también fue seleccionado para el proyecto debido a su simbolismo mexicano y a que es una planta que puede ser fácilmente producida en caso de necesitarse como recurso para experimentación.
“Lo que hice fue probar algunas formulaciones de mezclas, no llegar a lo mejor a la polimerización, pero sí que se mejoraran las características de la baba del nopal, y con eso fue con lo que empecé a trabajar”, relata la profesora Sandra Pascoe.
Crédito: Biodiversity Heritage Library | Flickr
Se sabe que el equipo de investigación buscó utilizar una especie que no es comestible para los humanos, la Opuntia megacantha, con la intención de evitar la competencia con el uso del nopal como alimento.
Este increíble iniciativa comenzó a desarrollarse hace cuatro años y, actualmente, el equipo de investigación de la profesora Pascoe se encuentra experimentando con distintos tipos de fórmulas de bioplástico para probar características como resistencia o elasticidad.
“Estamos en la etapa de pruebas mecánicas para saber si al cambiar la composición del nopal, cambian las propiedades del bioplástico”.
jugo de nopal en el laboratorio
Para empezar con el desarrollo del material sólo fue necesario utilizar un extractor de jugos, ya que la materia prima de este bioplástico proviene del líquido más espeso que se encuentra en el jugo de nopal.
Luego se le agregan sustancias como glicerina, proteínas naturales y, en algunos casos, se usan colorantes de origen natural para mejorar la apariencia y consistencia del producto.
La profesora Pascoe señaló que por ahora elaboran este plástico pensando en fines sencillos como las envolturas de productos, mientras se desarrollan otros prototipos con mayor resistencia y volumen.
Crédito: Conacyt
Sandra Pascoe Ortiz indica que después de encontrar la fórmula más idónea para la elaboración de este producto y después de que sea sometido a más pruebas de resistencia, buscarán desarrollar y estandarizar la tecnología para la producir el bioplástico de manera masiva.
Una alternativa verdaderamente sustentable
La maestra Pascoe, quien ha impartido clases en la universidad por más de 16 años, fue apoyada por una beca para estudiantes de posgrado que otorga el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología en México.
Pensando en que el resto de la planta pudiera aprovecharse para la elaboración del bioplástico, la profesora Pascoe se acercó a los productores locales que cultivan el nopal de la especie Opuntia megacantha, únicamente extraer la tuna.
La profesora agregó que la UNIVA ya ha ingresado la solicitud de registro de patente de la formulación y del proceso de elaboración del bioplástico desde finales de 2014 y espera tener una resolución para mediados de 2018, que les permita continuar con la evolución del material.
Además, la profesora espera que su iniciativa se convierta en un multidisciplinario, al plantear que los estudiantes de su Universidad busquen más utilidades para el producto que también sean capaces de beneficiar a la comunidad, como la creación e integración de granjas dedicadas a la producción de esta especie de nopal para manufacturar el bioplástico.
Crédito: Conacyt
“De una lluvia de ideas con estudiantes de las licenciaturas de mercadotecnia e ingeniería industrial se obtuvieron seis aplicaciones para el bioplástico; algunas de ellas fueron, por ejemplo, el desarrollo de cuentas para bisutería, envases para sólidos y elaboración de bolsas pequeñas”.
El fascinante proyecto de la maestra Sandra Pascoe fue realizado en colaboración con el ingeniero César Octavio Vargas y con estudiantes de la UNIVA como asistentes de investigación.