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  • El movimiento feminista se organiza para combatir unido los mensajes de Vox contra la ley de violencia de género

    El movimiento feminista se organiza para combatir unido los mensajes de Vox contra la ley de violencia de género

    El movimiento feminista español prepara una página web, un manifiesto y movilizaciones en todos los territorios para dar respuesta a los postulados del partido de ultraderecha Vox, que ha condicionado su apoyo al Gobierno de Andalucía de PP y CS a la retirada de las leyes y medidas públicas contra la violencia de género.

    Organizaciones estatales como la Federación Española de Mujeres Separadas y Divorciadas, la Federación de Asistencia a Mujeres Violadas, Mujeres Progresistas, las juristas de Themis, la Fundación Mujeres, el Partido Feminista, Enclave Feminista, Movimiento Democrático de Mujeres o el colectivo 7N contra todas las violencias machistas se han unido para combatir el mensaje de Vox. Su lema es «Feminismo, ni un paso atrás».

    La acción más inminente será la convocatoria de varias ruedas de prensa en las principales ciudades españolas este miércoles, 9 de enero, para dar a conocer el comunicado y una página web propia www.feminismoniunpasoatras.com En dichos encuentros se dará lectura al manifiesto que fija su postura respecto las últimas pretensiones avanzadas por Vox sobre las políticas de igualdad y de lucha contra la violencia de género, «que buscan desmontar el andamiaje legal y de apoyo a las víctimas del terrorismo machista levantado con décadas de trabajo feminista en España».

    Las organizaciones feministas también apoyan la convocatoria planteada por el feminismo andaluz de manifestación el próximo 15 de enero, frente al Parlamento en Sevilla, para pedir el respeto a las leyes de igualdad, el cumplimiento de la ley andaluza contra la violencia de género y el pacto de Estado.

    Vox ha exigido al PP y a Ciudadanos, como medida innegociable para sustentar el nuevo gobierno, el fin de las ayudas en el marco de las leyes andaluzas contra la violencia machista. El PP anunció su intención de proponer ayudas a los hombres víctimas de violencia familiar. El caso ha desatado una polémica sobre el retroceso que supone equiparar la violencia de género a la violencia doméstica, un paradigma superado en España desde hace más de quince años.

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  • Por qué no ha habido (aún) ninguna mujer gurú en Silicon Valley

    Hace 70 años, cuando los ordenadores, las tabletas y los libros electrónicos eran ciencia ficción, a una maestra de un pueblo de León se le ocurrió una idea para que sus alumnos no cargaran con tanto peso cuando iban a la escuela. Corría el año 1949 cuando Ángela Ruiz Robles patentó la primera propuesta de enciclopedia electrónica portátil, precursora del e-book.

    No mucha gente, sin embargo, conoce a esta pionera inventora española, al igual que ha ocurrido con otras mujeres que han hecho importantes contribuciones a la tecnología. ¿Le suena el nombre de Ada Lovelace, considerada la primera programadora de ordenadores del mundo por elaborar el primer algoritmo? ¿Sabía que la actriz Hedy Lamarr ideó la tecnología que años después hizo posible el wifi? ¿O que Margaret Hamilton desarrolló el software que permitió a la NASA ir a la Luna?

    Pese a contribuciones como éstas, el sector tecnológico sigue siendo hoy en día un mundo copado mayoritariamente por hombres. Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Microsoft), Mark Zuckerberg (Facebook), Larry Page (Google)… la lista de gurús de Silicon Valley es larga y básicamente masculina. ¿Por qué no hay más mujeres en puestos de liderazgo y en el mundo de la tecnología en general?

    Entre las razones, Nuria Oliver, directora de investigación en Data Science en Vodafone, destaca los estereotipos culturales, la falta de visibilidad de los logros conseguidos por mujeres y la escasez de referentes femeninos. «Una de las barreras es que la cultura en el mundo de la tecnología es sexista y misógina, así que tenemos que hacer ver a las niñas todo lo que pueden hacer. Y a los niños, que ellas son tan capaces como ellos para la tecnología», apunta Oliver durante una entrevista en Madrid, donde participó en el proyecto Girls4Tech, organizado por la Real Academia de Ingeniería y la Fundación Esperanza Pertusa de Gioseppo.

    La ingeniera Nuria Oliver, en la Real Academia de Ingeniería

    Esta ingeniera alicantina especializada en desarrollar modelos computacionales del comportamiento humano -es decir, en que los ordenadores nos entiendan-, considera que la imagen que prevalece en la sociedad sobre la gente que se dedica a la tecnología no se corresponde con la realidad: «La mayoría se imagina a un señor con gafas y pocas habilidades sociales en un sótano. Y al mismo tiempo, vivimos en una sociedad que cada vez tiene más estereotipación de género. No hay más que ir a una tienda de juguetes o ver los libros que se venden. Cuando yo era pequeña no habíaLego de chicos o chicas o pasillos rosas», señala la ingeniera, que subraya cómo cuando estudiaba Teleco en la Politécnica de Madrid (UPM) y cuando hacía el doctorado en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), allá por 1995, nunca le llamó la atención que la mayoría de sus compañeros fueran chicos.

    «Éramos muy pocas en la carrera y también en el MIT, donde yo era la única española, pero para mí era irrelevante el género. Hasta que me quedé embarazada», recuerda Oliver, una de las cuatro académicas de la Real Academia de Ingeniería de España (que cuenta en total con 70 académicos).

    «Hombres y mujeres infravaloramos a las mujeres. Hay numerosos estudios que lo demuestran», afirma Oliver, defensora de que se introduzca en las aulas una asignatura troncal de pensamiento computacional. «Mi hipótesis, no corroborada, es que niños y niñas son tecnológicamente competentes. Si le quitáramos el género a la tecnología, la situación se normalizaría, de la misma forma que nadie piensa que leer o sumar es algo de niños y niñas», asegura.

    Que esta brecha de género comienza a muy temprana edad lo demuestran numerosos estudios. Uno de los últimos, publicado por la Universidad Camilo José Cela en noviembre, revela que sólo un 4,2% de las adolescentes españolas de 15 años piensa seguir una carrera STEM (siglas en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), frente al 12,10% de los adolescentes chicos.

    Njideka Harry forma parte del proyecto Girls4Tech.

    «Estamos muy preocupados porque es una brecha que no tiene ningún fundamento científico, pero existe, es cuantificable y la detectamos en edades muy tempranas», apunta Rafael van Grieken Salvador, consejero de Educación e Investigación de la Comunidad de Madrid, durante la jornada Mind the gap! Mujeres, Ciencia, Innovación, organizada por la Embajada de Suecia de Madrid en el Campus Madrid de Google parastartups.

    Para combatir esos estereotipos que hacen que haya una distorsión «entre lo que los alumnos son capaces de hacer y lo que perciben que se les da bien», Van Grieken, catedrático de Ingeniería Química, propone «llevar a cabo un cambio metodológico en las aulas» como el que están ensayando en una treintena de colegios de la Comunidad de Madrid.

    La consecuencia de estos estereotipos, dice Oliver, es que el porcentaje de chicas que se matriculan en carreras STEM «no sólo no está aumentando, sino que desde los años 80 ha ido descendiendo. En España, oscila entre un 10 y 20%, dependiendo de la universidad. En EEUU es más o menos similar mientras que en países como India o China es más alto», dice Oliver, que considera que se trata sobre todo de un problema del mundo occidental.

    Sin embargo, Njideka Harry, CEO de la Youth for Technology Foundation, una organización que trabaja en Nigeria, Kenia y Uganda con el objetivo de dotar a los jóvenes de países pobres o en vías de desarrollo con las habilidades necesarias para acceder a los puestos de trabajo del sector tecnológico, considera que «la escasez de mujeres en este área es un problema global que requiere una respuesta global. En España un 18% de ingenieros son mujeres, en Nigeria un 13%, en Kenia, un 6% y en EEUU un 15%», repasa durante una entrevista en Madrid, donde participó junto a Oliver en Girls4Tech.

    Los prejuicios sobre estas profesiones, coincide Harry, están detrás de ellos. «Hay estereotipos culturales muy enraizados. No sólo ocurre en Kenia o Nigeria. En EEUU, muchas chicas creen que si eres ingeniera vas a parecer rara o una friki y no vas a gustar a los chicos», explica esta emprendedora, partidaria de motivar a las jóvenes para que se dediquen a este sector «sin presionarlas».

    «En África, por ejemplo, prevalece la idea de que si eres mujer no puedes ser ingeniera. Y luego están las expectativa sociales. En muchos países lo que se espera de una chica es que acabe el colegio y se ocupe de cuidar a su familia. Si comienzas una carrera tecnológica, estás descuidando las labores domésticas aunque, poco a poco, las familias están empezando a ver los beneficios de que las mujeres se dediquen a estas áreas», asegura.

    Defensora de que el acceso a la tecnología es un derecho humano, Harry destaca que en los últimos ocho años el empleo vinculado con las carreras STEM en el mundo ha crecido un 17% más que en otros campos. «El 65% de los niños que ahora están en Primaria van a ocupar puestos de trabajo que aún no existen». En pocos años, añade, muchos empleos estarán automatizados, algo que «va a ampliar la brecha entre hombres y mujeres porque la Inteligencia Artificial (IA) se está aplicando sobre todo a servicios de atención al cliente, en muchos de los cuales trabajan mujeres como recepcionistas, administrativas, etc. Por eso es muy importante que haya más mujeres preparadas».

    ÁNGELA RUIZ. A esta maestra e inventora leonesa (Villamanín, 1895-Ferrol, 1975) se le ocurrió desarrollar una «enciclopedia mecánica» portátil, que fue patentada en 1949 y se considera precursora del ‘e-book’. Según explicaba, su invento, «aligera el peso de las carteras de los alumnos y hace más atractivo el aprendizaje».

    Una forma de aumentar su presencia en este mundo es inspirándolas porque, «si no ves mujeres que sean científicas computacionales, probablemente no vas a serlo», argumenta Harry, pionera a la hora de introducir a nivel global y en Naciones Unidas el tema de las niñas y la tecnología en el año 2000.

    «Cerrar esta brecha es una tarea conjunta de mujeres y hombres, en la que tienen que estar implicados gobiernos, universidades, sociedad civil y empresas. Y hay que trabajar a nivel nacional, europeo y global», reclama Lars-Hjalmar Wide, embajador de Suecia en Madrid y anfitrión de la jornada Mind the Gap!.

    Según advirtió en el mismo foro la secretaria de Estado de Igualdad, Soledad Murillo de la Vega, «esos estereotipos de género se están trasladando a los sistemas de Inteligencia Artificial», por lo que insta a estar «absolutamente alerta», a «ser exigentes con la definición del problema» y a pasar a la acción tomando medidas «porque si esperamos a la buena voluntad, tardaremos 500 años».

    «No se puede perder ningún talento, ni por su situación económica, procedencia geográfica ni muchísimo menos por su género», señala Ángeles Heras, secretaria de Estado de Universidades, Investigación, Desarrollo e Innovación y catedrática de Química Física en la Universidad Complutense de Madrid. «Yo soy una apasionada de la innovación y el emprendimiento, y animaría a cualquier mujer que tenga una idea a hacerla realidad», añade Heras, coinventora de cuatro patentes y fundadora de la empresa Innovaciones Físicas y Químicas Sostenibles. En su experiencia, «la mujer emprendedora es perseverante».

    MARGARET HAMILTON. Esta científica computacional, ingeniera y matemática (Paoli, EEUU, 1936) dirigió la División del MIT en la que desarrollaron el ‘software’ de navegación para el programa ‘Apolo’ que permitió a la NASA ir a la Luna. También trabajó para la estación ‘Skylab’. Es considerada la madre de la disciplina de ingeniería de ‘software’.

    Según los datos ofrecidos por Francisco Ruiz, director de Relaciones Institucionales de Google España y Portugal, el 40% de los más de 40.000 miembros que se han dado de alta en el campus de emprendedores de Google en Madrid son ya mujeres.

    Pero si todavía son minoría en el sector tecnológico en general, su escasa presencia en los puestos de liderazgo es particularmente llamativa. «La palabra ambición es necesaria. Lo que importa es dónde está el poder porque el poder sirve para hacer cosas y si no lo tenemos, difícilmente las podemos hacer», argumenta Mercedes Wullich, fundadora y directora de la iniciativa Las Top 100 Mujeres Líderes en España. «Yo hablo de lobby femenino porque me parece necesario para abrir puertas a las que vienen detrás e invitamos a los hombres a que forman parte de él», apunta Wullich.

    Carme Artigas, cofundadora y directora de Synergic Partners, una compañía de consultoría de Telefónica especializada en Big Data, se ha acostumbrado a ser la única mujer en muchas reuniones y foros. En su opinión, algo está cambiando «pero no a la velocidad adecuada». «En mi época, en igualdad de condiciones elegían a un hombre; si eras mujer tenías que ser muchísimo más competente», asegura Artigas, que considera «que no debemos renunciar a nada por ser mujeres».

    Respecto a las razones por las que a las mujeres les cuesta llegar a los puestos más altos, Njideka Harry considera que «a pesar de que, globalmente, las mujeres tenemos más educación que los hombres, ellos tienen es más confianza en sí mismos que nosotras, algo que se ha visto por ejemplo en estudios que demuestran que las mujeres piden menos aumentos de sueldo», apunta.

    HEDY LAMARR. La vida de esta actriz de cine (Viena, 1914-Florida, 2000) pudo ser el argumento de una película. La inventora, cuyo marido estaba vinculado al nazismo, colaboró con EEUU desarrollando tecnología militar. Ideó y patentó en los 40 la técnica de conmutación de frecuencias que permitió años después implantar el sistema WIFI.

    Nuria Oliver ofrece diversas propuestas para fomentar que las mujeres lleguen a lo más alto: «Por mi propia experiencia, he aprendido que muchas veces pensamos que el status quo es de una cierta manera porque hay algo importante que hace que las cosas sean así, cuando a veces simplemente nadie se lo ha cuestionado. Por ejemplo, las reuniones a las 20 horas son muy comunes y totalmente incompatibles con la vida familiar. Cuando me convocan, siempre pregunto si hay algún motivo para que sea a esa hora y siempre ha resultado que no lo había y se ha cambiado», dice Oliver, que considera que «hay que tener el coraje de preguntar e ir con una propuesta bien razonada si quieres que las cosas cambien porque a nadie le gustan los problemas».

    «Una de las decisiones más importantes en la vida es con quién te casas porque si mi marido no me hubiera apoyado y estuviera en casa con nuestros tres hijos cuando tengo que viajar, mi situación habría sido diferente», admite Oliver, que desempeña desde Alicante un trabajo que en teoría tendría que hacer en Londres: «Es el futuro que el lugar trabajo y el lugar de residencia no sean el mismo, en particular en los trabajos en tecnología», asegura.

    Oliver se queja, asimismo, de que los logros de las mujeres a menudo no son reconocidos y como muestra la escasez de premios que suelen obtener: «Por ejemplo, en 2018, no se ha galardonado a ninguna mujer en los Premios Nacionales de Informática. He protestado y me han dicho que no había ninguna candidata, así que propongo que si no las hay, se declare desierto el premio, la plaza o la promoción porque eso ayudará a que las haya».

    Al grito de «hackeemos los estereotipos y la sociedad», Cristina Aranda, doctora en Linguística Técnica e investigadora en Intelygenz, invita a «desaprender» todos esos estereotipos que con frecuencia «también asumimos las mujeres».

    ADA LOVELACE. Esta escritora y matemática inglesa (Londres,1815-1852), hija de la matemática Anne Byron y del poeta George Byron, es considerada la primera programadora de ordenadores. Elaboró el primer algoritmo que iba a ser procesado por una máquina, la calculadora de uso general de Charles Babbage (la ‘máquina analítica’).

    Según asegura Aranda, cofundadora de MujeresTech, una organización que promueve la presencia de mujeres en el ámbito digital, en los eventos a los que asiste la mayoría de expertos son siempre hombres. «Cuando pregunto por qué no hay más mujeres me dicen que no las encuentran», señala. «La innovación la hacemos entre todos, empieza y termina con las personas. Tenemos que olvidarnos de los egosistemas para crear ecosistemas, esos lobbys para ayudarnos unas a otras, y en esos lobbys también tienen que estar los hombres», propone. El objetivo, añade, es lograr «un mundo en el que todos seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres».

    Toda la información e imágenes son de El Mundo.
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  • La trampa de la desigualdad

    “Debemos centrar el debate en cómo se distribuyen los beneficios del crecimiento económico”. Así se refiere el secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) al problema de la desigualdad económica, el décimo objetivo de desarrollo sostenible y uno de los retos más grandes tanto a nivel mundial como a nivel nacional para países del centro y la periferia mundial. La época en la que el Estado de bienestar de los países democráticos proveía la mayor parte de servicios públicos básicos ha sido superada por una donde las oportunidades y la seguridad económica son más escasas y donde el lugar y la familia en los que uno nace vuelven a resultar determinantes. El ascensor social se ha estancado y la riqueza se ha concentrado. Vivimos en la era de la desigualdad.

    Balance mundial
    En 1990 el mundo contemplaba el desmantelamiento del telón de acero y de la economía planificada. Un año antes, el muro de Berlín había caído y daba paso a la reunificación de las dos Alemanias: la occidental, capitalista e industrial, y la oriental, menos desarrollada y en el paraguas del bloque soviético. La tarea de reunificación era colosal y debía hacer frente a realidades económicas enormemente distintas: mientras que en la Alemania de Bonn el PIB per cápita se situaba en 1990 en 15.300 dólares estadounidenses, en la Alemania de Dresde no llegaba a los 10.000. Hoy en día, a pesar de que Alemania es un país unido y con la economía más fuerte de la Unión Europea, siguen existiendo notables diferencias entre el este y el oeste. La tasa de desempleo es mayor en casi todos los estados que antiguamente conformaban el este, la esperanza de vida sigue siendo menor y, curiosamente, solo uno de los jugadores de la selección alemana que ganó el Mundial de fútbol de 2014 procedía del este. Es precisamente en esta región donde el partido de derecha populista Alternativa por Alemania (AfD) obtiene sus mejores resultados.

    El relato de Alemania, aunque sea en clave geográfica, encuentra parecidos en la mayoría de los países democráticos de su entorno. El mundo de 1990 vio cómo un solo sistema, un solo modelo económico —el capitalismo de mercados abiertos, que rechazaba la intervención estatal—, se erigía como la ruta hacia la prosperidad del siglo XXI. La economía de mercado y los postulados de la revolución neoliberal se consideraron la receta adecuada tanto para aumentar el crecimiento de los países industrializados como para modernizar e industrializar los países en vías de desarrollo. El espacio postsoviético iniciaba una serie de privatizaciones de empresas estatales de enorme tamaño, que acabarían en las manos de oligarcas con fuertes conexiones políticas. China, el único gran país superviviente del bloque comunista, iniciaba hace 40 años una serie de reformas liberalizadoras de la mano de Deng Xiaoping que culminarían con su entrada en la Organización Mundial del Comercio en 2001. En África, instituciones como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial comenzaron a exportar programas neoliberales para salvar a los países africanos de los problemas de la economía. El “fin de la Historia” situaba al mercado como la institución más importante del mundo.

    El proceso de globalización —entendido como mayor integración económica entre países, esto es, mayor apertura al comercio exterior y mayor movilidad del capital financiero— dio razones esperanzadoras para el desarrollo económico de la periferia mundial. La rapidez de la industrialización de los cuatro tigres asiáticos —Hong Kong, Singapur, Corea del Sur y Taiwán— gracias al volumen de sus exportaciones y al capital financiero mostraba que el modelo capitalista occidental podía replicarse en otras partes del mundo. El boom económico latinoamericano en la década del 2000 también alentaba esperanzas. En ambas regiones, así como en Oriente Próximo y el África subsahariana, comenzó a surgir por primera vez una clase media que en 2009 aglutinaba a casi 2.000 millones de personas en todo el mundo. Países como China e India siguen aportando nuevos miembros a esta clase, mientras que en Norteamérica y Europa su crecimiento se estanca. El caso de Brasil es excepcional: la clase media en este país ha crecido más de un 40% desde 2003, mientras que en Nigeria supone casi un cuarto de su población.

    La globalización parecía incluso reducir la pobreza a nivel mundial. El presidente del Banco Mundial afirmaba en septiembre de 2018 que, en los últimos 25 años, más de mil millones de personas han salido de la extrema pobreza y la tasa de pobreza mundial se hallaba en el punto más bajo de su Historia. En China, a raíz de la liberalización económica iniciada por Deng, la tasa de pobreza se redujo un 70% entre 1980 y 2010, lo que implica que alrededor de 500 millones de personas salieron de la pobreza en un período de 30 años. Junto con India, este país ha contribuido sustancialmente a la reducción de la pobreza mundial a la vez que emergían como potencias económicas —los famosos BRICS—. El continente asiático, en concreto, se ha destacado como un ejemplo del éxito de la globalización como receta contra la pobreza mundial. Sin embargo, existen lecturas menos optimistas que señalan precisamente lo contrario.

    Pobreza externa e interna
    Quienes señalan la globalización como causa directa del aumento de la desigualdad suelen acudir a tres argumentos: la deslocalización, la especialización laboral y la revolución tecnológica. En primer lugar, la globalización ha favorecido la deslocalización empresarial a la periferia mundial. El ejemplo clásico de esta práctica es el iPhone, que se diseña en la sede de Apple en Palo Alto, pero se fabrica en China. Los tratados de libre comercio, que reducen las barreras comerciales para hacer negocios y comenzaron a popularizarse tras la entrada en vigor del norteamericano en 1994, contribuyeron a esta práctica. La deslocalización contribuye al aumento del desempleo de los países de origen y dificulta la libre competencia en los países de destino, por lo que genera ganadores y perdedores en ambos países.

    En segundo lugar, el nobel de Economía Eric Maskin, entre otros, señala que la especialización de los trabajadores en la era de la globalización es desigual y que cada vez se demandan más dos tipos de trabajadores opuestos: los altamente cualificados y los que apenas lo están. Esta disparidad también tiene un efecto en la diferencia salarial: los trabajadores cualificados disfrutan de salarios cada vez más altos y viceversa.

    Finalmente, la revolución tecnológica ha contribuido a la automatización de muchas tareas laborales, lo que ha aumentado el desempleo, sobre todo el de trabajadores poco cualificados. A estos motivos también se pueden añadir la reducción en Norteamérica y Europa occidental del Estado de bienestar, que redistribuía la riqueza y actuaba como catalizador del ascensor social, y el paso a un modelo económico posindustrial en los mismos países, donde la prestación de servicios se vuelve la actividad económica más importante.

    Así, desde el inicio de la globalización, la desigualdad entre países se ha reducido mientras que la desigualdad dentro de cada país ha aumentado, aunque la desigualdad total sigue siendo superior a la de cualquier país. La forma habitual de medir la desigualdad es mediante el coeficiente de Gini, en una escala de 0 —igualdad absoluta— y 1 —desigualdad absoluta—. Según datos de la OCDE, Europa se halla entre el 0,2 y el 0,35 y en Estados Unidos es del 0,39; en países como Brasil o Sudáfrica, en cambio, es del 0,47 y 0,62, respectivamente. En cuanto a la población mundial en su conjunto, la tasa ronda 0,70.

    La reducción de la desigualdad externa o entre países se debe a la convergencia de las economías de países emergentes con las de los países industrializados; el aumento de la desigualdad interna o dentro de cada país se debe, por su parte, a las causas señaladas y a la concentración de la riqueza. De esa manera, la brecha entre un ciudadano medio chino y uno estadounidense está siendo sustituida por una brecha cada vez mayor entre ciudadanos ricos y pobres de ambos países, independientemente de su nacionalidad. En Estados Unidos, el salario de los directores ejecutivos de las 350 empresas más grandes era en 1965 20 veces superior al del empleado medio; en 2012 era 273 veces superior. Mientras tanto, en China, al mismo tiempo que millones de ciudadanos salían de la pobreza, la riqueza del 10% de la población más rica aumentó a costa del 90% restante.

    La política de la desigualdad
    La desigualdad trasciende el mero debate económico y tiene efectos directos en la vida de las personas, en las decisiones que toman todos los días y en el ambiente en el que viven. Los efectos son variados y tienen implicaciones en la salud y la seguridad pública y el crecimiento económico, entre otros. En 2002 un estudio del Banco Mundial que cruzaba el índice de Gini con las tasas de homicidio y robo de varios países encontró que las tasas de criminalidad y la desigualdad tienen una correlación positiva tanto entre países como, especialmente, dentro de cada país y que existe una causalidad directa entre el aumento de la desigualdad y el aumento de la criminalidad.

    En Estados Unidos, la esperanza de vida bajó en 2015 por primera vez en más de 20 años, y la diferencia entre la esperanza de vida entre los ciudadanos con salarios altos y bajos sigue agrandándose. Esto es así porque parece existir una correlación entre la desigualdad y una variedad de problemas sociales y de salud. Por si fuera poco, la OCDE concluyó que la desigualdad afecta negativamente al crecimiento económico, hasta el punto de que países como México o Nueva Zelanda han llegado a perder diez puntos porcentuales de crecimiento económico como consecuencia de la desigualdad en las últimas dos décadas.

    Todo esto sirve de caldo de cultivo para que partidos populistas emerjan con un discurso que capta la simpatía de quienes se ven afectados por la desigualdad. El crecimiento económico de las últimas décadas hasta la gran recesión no se ha traducido en estándares de vida más altos para todas las poblaciones. La influencia de las élites económicas y culturales sigue y entre la clase política se ha favorecido una gestión permisiva con esta realidad. En consecuencia, los votantes optan por opciones políticas que ponen de manifiesto esa connivencia —lo que Steve Bannon llama “el partido de Davos” o “la casta” de Podemos—, que, según ellos, está en el origen de los problemas de la gente corriente. Más aún, en Estados Unidos se ha constatado empíricamente la relación directa entre un aumento de la desigualdad y el ascenso del populismo, especialmente el que pone de manifiesto y ofrece un discurso que critica los efectos de la globalización, principalmente el aumento de la competencia internacional y la pérdida de puestos de trabajo industriales.

    Además, muchos de los temas que se ven directamente afectados por la desigualdad sirven de material discursivo para estos partidos. La criminalidad es un tema recurrente para populistas de derecha como Trump o Salvini, mientras que la salud pública es una política más afín al populismo de izquierdas, como el ala socialista del Partido Demócrata en EE. UU. o Podemos en España. Muchas de las zonas más desiguales de los países democráticos han optado por opciones populistas: además de AfD en el territorio de la antigua Alemania Oriental, Marine Le Pen obtuvo sus mejores resultados en la Francia periférica, donde la tasa de desempleo es más alta, y Trump conquistó el voto de estados como Virginia Occidental apelando al “hombre medio”. De hecho, cuando hace décadas se le preguntó cómo definiría el término white trash —‘basura blanca’, un término peyorativo referido a personas blancas de bajos recursos—, Trump afirmó que “son personas como yo, solo que son pobres”.

    Sin embargo, los efectos de la desigualdad no se concentran únicamente en los países desarrollados; normalmente son más acusados en la periferia mundial. En África, los altos niveles de desigualdad son uno de los principales factores que impiden el crecimiento económico del continente. Sudáfrica y Nigeria, los países con mayor potencial económico del África subsahariana, poseen, respectivamente, uno de los índices de Gini más altos del mundo —0,62— y el mayor número de personas en un mismo país que viven en extrema pobreza —87 millones—. En el Sahel, las presiones poblacionales, climáticas y económicas son causas de radicalización y conflictos armados, así como de un éxodo migratorio hacia Europa que está provocando en el Mediterráneo una de las mayores tragedias humanas recientes —solo en 2015 murieron más de 4.000 intentando cruzar el mar—. Un estudio en Burkina Fasoconcluyó que el acceso casi inexistente a ingresos fuera de las actividades agrícolas tradicionales aumenta la desigualdad y hace más vulnerable a las poblaciones locales ante dichas presiones.

    En América Latina, el índice de Gini para los ingresos personales presentó en 2015 una media de 0,47 para 17 países de la región y en 2014 el 10% de las fortunas latinoamericanas concentraba el 71% de la riqueza de la región. Pese a que la desigualdad se redujo notablemente en esta región entre 2003 y 2012, la velocidad de la reducción ha descendido considerablemente desde entonces y algunos países centroamericanos, como Guatemala u Honduras, todavía tienen índices de Gini relativamente elevados, cercanos a 0,60. Algunos de los sucesos más recientes de la región, como el giro electoral hacia la derecha o la presión migratoria, guardan correlación con la todavía acusada desigualdad de la región.

    Ni siquiera el gigante chino se libra del aumento de la desigualdad. Entre 1990 y 2015 su índice de Gini aumentó 15 puntos, un crecimiento superior al de África, Oriente Próximo y Latinoamérica y el Caribe. Las diferencias entre la China rural y la urbana son acusadas, esta última con mayores oportunidades económicas y donde la existencia de una clase media actúa como freno de la desigualdad. En 2017 los ingresos disponibles per cápita en la China urbana eran de 36.000 yuanes, en comparación con los 13.000 de la China rural. Millones de chinos han emigrado de zonas rurales a grandes ciudades —140 millones solo en 2008—, lo que ha obligado al Partido Comunista a establecer restricciones a través del sistema huoku, que designa un estatus rural o urbano en función del lugar de nacimiento que permite limitar el acceso a servicios en otras regiones y, así, limitar la movilidad de habitantes rurales.

    Los efectos de la desigualdad inciden directamente sobre la gobernanza de nuestras sociedades y actúan como catalizador de algunos de los retos más difíciles a los que tienen que hacer frente. Se trata de un fenómeno tan planetario como local, tan económico como político y tan necesario como urgente. Lo que se ha materializado como el décimo objetivo de desarrollo sostenible constituye, sin ninguna duda, uno de los retos mundiales más importantes en la actualidad. En la medida en que la desigualdad se convierta en un tema más recurrente en la esfera pública, será más fácil abordarlo profundidad y que se busquen soluciones. Hasta entonces, la desigualdad seguirá teniendo efectos directos sobre las personas y sus sociedades.

    Toda la información e imágenes son de EL ORDEN MUNDIAL.
    Link original: https://elordenmundial.com

  • Movimiento Time´s Up alzó la voz de las mujeres contra el acoso

    Los efectos del movimiento Time’s Up, lanzado hace un año contra el acoso sexual, hoy son tangibles en el mundo del espectáculo y más allá, al fomentar la solidaridad y alentar a las mujeres a hablar, aunque aún queda mucho por hacer.

    El primero de enero del año pasado 300 mujeres de Hollywood firmaron un manifiesto con el «objetivo de cambiar la percepción social y el trato a las mujeres».

    Pero para Lisa Borders, directora general de Time’s Up, todo cambió desde el 7 de enero, cuando Oprah Winfrey tomó la palabra en la ceremonia de los Globos de Oro, cuya edición 2019 tendrá lugar este domingo.

    «Durante demasiado tiempo, las mujeres no han sido escuchadas o no se les ha creído cuando se han atrevido a decirle al poder la verdad sobre esos hombres», dijo Winfrey ante un público que la ovacionó e incluso, en algunos casos, respondió con lágrimas.

    «»Así que quiero que todas las chicas que están viendo hacia acá ahora sepan que un nuevo día está en el horizonte».

    Para Borders «eso fue un toque de clarín».

    «Considero que este es el movimiento de los derechos civiles del siglo 21», dijo esta semana en una entrevista con la revista Marie Claire.

    «Mejor» que hace un año 

    Pero, ¿qué ha cambiado exactamente en un año?

    Time’s Up ha recaudado más de 22 millones de dólares para un fondo de defensa legal, que ha servido para ayudar a 4.000 mujeres y hombres que han reportado acoso sexual en su lugar de trabajo.

    «Desde una perspectiva de consciencia estamos mejor de lo que estábamos hace un año», dijo Ellen Kossek, una profesora de administración de la Purdue University, citando el número de hombres poderosos que han sido demandados por conducta inapropiada.

    En la industria del entretenimiento, varios escándalos de alto nivel por igualdad salarial han incendiado el debate sobre discriminación en lugares de trabajo de todo tipo.

    Según una encuesta del Center for Study of Women in Television and Film (Centro de Estudio de la Mujer en la Televisión y en el Cine) la proporción de mujeres que trabajan detrás de una cámara se incrementó dos puntos porcentuales en 2018, pero continúa siendo solo del 20%.

    Time’s Up, honrando su misión de mirar más allá de Hollywood, ha donado 750.000 dólares a varias organizaciones de base, incluida la Alianza Nacional de Campesinas.

    «Hay mucho más potencial cuando tienes recursos», dijo Mily Trevino-Sauceda, directora ejecutiva y cofundadora de la alianza.

    Gracias a la atención que ha generado Time´s Up, su grupo recaudó más de un millón de dólares el año pasado.

    La alianza puede ahora contratar su primer equipo de tiempo completo y trabajar más de cerca con las campesinas que han sufrido abuso sexual de sus empleadores.

    «Tenemos aún compañías necias que creen que las mujeres son las únicas causantes del problema», señaló Trevino-Sauceda, quien dice haber sufrido abuso y acoso en múltiples ocasiones.

    «Pero tenemos ciertas compañías que están buscando que sus supervisores, líderes de equipo y capataces estén entrenados en el tema porque tiene miedo».

    Kossek dice que en todos los sectores, «muchas de las compañías ahora están buscando asesores para capacitación contra el acoso sexual», pero hay trabajo que hacer para evaluar la efectividad de ese entrenamiento.

    Poder colectivo

    Aunque en los lugares de trabajo este proceso evolucione de manera lenta, la iniciativa de Time´s Up combinada con el movimiento #MeToo ha impulsado a las mujeres a hablar.

    «La mujer esta más dispuesta a hablar, a dar entrevistas, no necesariamente quieren mostrarse pero si compartir sus historias porque saben que eso puede ayudar a otras», dice Trevino-Sauceda.

    Para Mónica Ramírez, directora de campañas por justicia de género en la National Domestic Workers Alliance (Alianza Nacional de Trabajadoras Domésticas, NDWA), Time´s Up ha desencadenado un debate público vital.

    «Es el poder colectivo, la voz colectiva lo que realmente ha empoderado a gente para empezar a hablar de las experiencias que han tenido», dijo Ramírez, quien considera que el acoso sexual y la igualdad de género están estrechamente vinculados.

    Toda la información e imágenes son de La Jornada.
    Link original: www.jornada.com.mx

  • 6 elementos descubiertos por mujeres

    ¿Ha descubierto alguna mujer algún elemento químico? Más de una, y en alguna ocasión más de un elemento, como es el caso de la más conocida de ellas: Marie Curie. Curie fue una científica polaca nacionalizada francesa y que recibió un premio Nobel en 1903 -de Física- y otro en 1911 -de Química- por los descubrimientos del polonio (Po) y el radio (Ra).

    De izquierda a derecha Marie Curie -Tekniska musee-, Berta Karlik -© Archiv der ÖAW-, Lise Meitner -Smithsonian Institution-, Ida Noddack -Domede- y Marguerite Pere – Gobonobo-

    Por otro lado, dos físicas austriacas, Berta Karlik quien también fuera la primera mujer profesora de la Universidad de Viena; y Lise Meitner quién formó parte importante del equipo que descubrió la fisión nuclear -un logro por el cual su colega Otto Hahn recibió el Premio Nobel– descubrieron, respectivamente y en colaboración con otros investigadores, el astato (At) y un isótopo del protactinio (Pa).

    Por su parte, la química y física alemana Ida Noddack fue la primera científica en mencionar la idea de la fisión nuclear, en 1934. También cuenta con el honor de haber sido nominada 3 veces para recibir el Premio Nobel de Química. Entre sus logros cientificos cuenta con la identificación del Renio (Re), la cual realizo junto a su marido Walter Noddack, de quien tomó el apellido.

    Por último la química francesa Marguerite Perey, que en 1962, ella fue la primera mujer en ser elegida para la Academia de Ciencias Francesa, descubrió el francio (Fr) al purificar muestras de lantano que contenían actinio.

    Entre algunas de las actividades que este 2019 se celebrarán con motivo del Año Internacional de la Tabla Periódica se recordarán las aportaciones y el ejemplo que dieron estas científicas, una de ellas será el Simposio Internacional sobre la Mujer y la Tabla Periódica y que tendrá lugar entre los días 11 y 12 de febrero de 2019 en la Facultad de Química de la Universidad de Murcia, haciéndolo coincidir con el Día Internacional de las Mujeres de las Chicas en la Ciencia.

    Toda la información e imágenes son de National Geographic.
    Link original: https://www.nationalgeographic.com.es

  • Mujeres de Jalisco, entre las más acosadas en el transporte público

    Mujeres de Jalisco, entre las más acosadas en el transporte público

    Una mañana de viernes, Elena tomó una unidad de la ruta 51 para dirigirse a su trabajo.

    El camión estaba lleno y se recorrió hacia la parte de atrás. Cuadras adelante, un hombre subió, pasó a su lado y la tocó. Ella le reclamó y lo insultó hasta que lo obligó a bajarse del vehículo.

    La situación que vivió Elena sucede constantemente. Tanto, que de acuerdo con el Atlas de Igualdad de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Jalisco se halla en la posición 11 de 32 entidades donde las mujeres padecen más acoso en el transporte público.

    La herramienta, que se construyó a partir del corte más reciente de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (Envipe) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), tiene como finalidad vigilar el cumplimiento de las normas de igualdad que existen en el país. En específico, que se haga cumplir la Ley General para la Igualdad entre Hombres y Mujeres, vigente desde agosto de 2006.

    En Jalisco, 72 de cada 100 mujeres encuestadas consideraron “inseguro” el transporte público que utilizan diariamente para desarrollar sus actividades. Se trata de 1.6 millones de jaliscienses que denunciaron sentirse acosadas. Para tener una dimensión de esa realidad, en Yucatán menos de mitad de la población femenina en el censo dijo sentirse insegura.

    Las primeras posiciones son ocupadas por Ciudad de México (91.9), Estado de México (90.3) y Tabasco (84.6). En la contraparte también se encuentran Baja California (52) y Durango (51.6).

    El Atlas de Igualdad refleja un indicador que corresponde al desarrollo humano, en el que se acentúan desigualdades entre hombres y mujeres con base en el promedio de vida larga y saludable, alfabetización, tasa de matrícula en primarias, secundarias y terciarias y nivel de vida. Allí, el Estado está en el lugar 13. En 2011 encabezó la lista.

    Jalisco está a media tabla en escolaridad de mujeres

    El Atlas de Igualdad que elaboró la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) para hacer valer la Ley de Igualdad que está activa en la Entidad desde el año 2006, destaca que Jalisco ocupa la posición 18 en cuanto al tiempo de escolaridad de las mujeres.

    En el Estado, ese sector de la población tiene un promedio de 9.3 años de preparación, que equivale a iniciar el primer semestre de educación media superior, mientras que en el Estado de México (que encabeza la lista) el registro es de 11.4 años; es decir, por concluir la preparatoria.

    El estudio, que ya puede ser consultado en internet (Atlas de Igualdad y Derechos Humanos (SIG-AIDH)), se desarrolló con el objetivo de contar con herramientas para dar seguimiento al cumplimiento de la Ley General de Igualdad entre Mujeres y Hombres a nivel nacional.

    Dicho estatuto se encuentra vigente desde hace 12 años, pero ese lapso no se han habilitado herramientas para confirmar que se cumple. El Atlas de Igualdad tiene ese propósito, y se creó a partir de un Sistema Único Integrado de Información que se alimentó de las bases de datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), así como de indicadores internacionales sobre la situación que guarda la igualdad entre hombres y mujeres en el país.

    Berenice Álvarez Becerril, académica de la Universidad Autónoma de México que participó en la elaboración del instrumento, afirmó que se ampliarán sus alcances. “Lo que se muestra es sólo la primera parte que se presentó para enseñar cuál es el potencial”.

    Agregó que, como no había una herramienta tecnológica que permitiera hacer una observancia, se solicitó al Colegio de Geografía elaborar ese sistema único, de modo que los datos estuvieran georreferenciados y permitieran visibilizar la desigualdad que hay entre hombres y mujeres, así como los avances y retrocesos de en el cumplimiento de la ley.

    En su opinión, el que Jalisco se encuentre a media tabla no significa un avance, pues en realidad todas las entidades enfrentan un gran rezago en mayor o menor grado, y por ello no se puede hablar de algún Estado con las peores condiciones de igualdad.

    Armonización legislativa

    En la dimensión política, el estudio muestra el índice de avance de armonización legislativa; es decir, que los estados cuenten con las leyes y reglamentos necesarios para garantizar la igualdad. Jalisco se encuentra en el sitio 12 en este tenor, ya que no cuenta con un reglamento de ley para la igualdad entre hombres y mujeres. 

    El Estado, en la posición 15

    En la dimensión demográfica se muestran indicadores sobre la dependencia total entre menores y adultos mayores de 60 años, tanto en hombres como mujeres.Jalisco está en el sitio 15 a nivel nacional en cuanto a porcentaje de mujeres menores de 15 años y mayores de 60 años con dependencia total de la población en edad laboral, con 53.98 de las mujeres en esos rangos de edad. Guerrero está en primer sitio, con 64.56%. La Ciudad de México es en donde menos mujeres cuentan con dependencia total (42.99).

    Ampliarán indicadores

    El Atlas de Igualdad se publicó en internet a finales de noviembre y ya presenta una gran cantidad de indicadores para poder medir los avances en los derechos de las mujeres con respecto de los hombres en cada estado de la República.

    Pero su catálogo se ampliará en todas sus dimensiones, adelantó Berenice Álvarez Becerril, académica de la Universidad Nacional Autónoma de México, quien participó en este proyecto. “Son muchos más, lo que se muestra es la primera parte que se presentó solamente para enseñar su potencial”.

    Desde la publicación de la Ley General de la Igualdad de Mujeres y Hombres, en 2006, la Comisión Nacional de Derechos Humanos tuvo como objetivos la observancia y el cumplimiento de la misma; sin embargo, la información sobre los diversos indicadores (contenidos en el Artículo 17 de la ley) estaba dispersa en distintas instituciones y organismos nacionales e internacionales.

    En el grupo que realizó el Atlas se encuentra un especialista en género, uno en estadística, otro en sistemas de información geográfica, en población y un grupo que al final reunió los datos que estaban desagregados en muchos sitios y en distintos medios.

    Estudio será actualizado

    El Atlas no sólo da seguimiento al cumplimiento de la Ley General de Igualdad entre Mujeres y Hombres, también visibiliza las diferencias en el acceso y ejercicio a los derechos humanos de las mujeres y hombres en diferentes contextos, además de que se actualizará constantemente.

    Uno de los indicadores más importantes que muestra es el índice de desarrollo humano, el cual refleja las desigualdades entre hombres y mujeres con base en el promedio de vida larga y saludable, alfabetización, tasa de matrícula en escuelas primarias, secundarias y preparatorias y nivel de vida.

    Jalisco se halla en el sitio 13 con un índice de 0.79 en desarrollo humano en mujeres, en donde la Ciudad de México está en el primer lugar con 0.86. En último sitio está Chiapas, con 0.68.

    En la dimensión sociocultural, el Atlas de Igualdad mide la proporción de mujeres casadas que en pareja toman decisiones en torno a su vida sexual. Allí, Jalisco se encuentra por debajo de la tabla en el sitio 20, pues el indicador señala que esto ocurre en 78% de las parejas.

    Freno al acoso, en letra muerta

    No importa cuántas campañas se hagan, y cuántos castigos se impongan, las mujeres padecen acoso. En septiembre de 2018, este medio publicó los resultados del Estudio-Diagnóstico Acoso Sexual y Otras Formas de Violencia Sexual en el Espacio Público en Guadalajara, que realizó en conjunto ONU Mujeres, la Universidad Autónoma Metropolitana y el Ayuntamiento tapatío.

    En él, se reveló que ocho de cada 10 mujeres que caminan por el primer cuadro de Guadalajara (donde, en esencia, hay mayor vigilancia de las autoridades) han padecido acoso o alguna otra forma de violencia sexual. Siete de 10 dijeron haber percibido miradas morbosas y a seis de 10 un desconocido les dijo palabras ofensivas u obscenas.

    El estudio también reveló que, ante el miedo por esa realidad, la mayoría de las mujeres decidió cambiar hábitos tan básicos como evitar vestir faldas, vestidos o tacones, o incluso cargar objetos de defensa personal y hasta cambiar su lugar de estudio o trabajo. El acoso sexual más frecuente es la mirada morbosa (76%), el manoseo (70%), persecución (68%) y miedo a ser atacada sexualmente de una manera más grave (55%), según el estudio.

    El Atlas de Igualdad de la CNDH tiene como fin que se haga cumplir la Ley General para la Igualdad entre Hombres y Mujeres, vigente desde agosto de 2006. Y el primer reto está medido: Hoy, Jalisco se encuentra en la posición 11 de 32 respecto de las mujeres que, al menos en el transporte público, detectan inseguridad.

    Proceso que siguió el estudio

    • Internacional Para la elaboración del Atlas de Igualdad se revisó información desagregada a nivel nacional entre los años 2006 y 2017, desde la perspectiva de género, con base en marcos jurídicos internacionales. Después se realizó una selección de indicadores para evidenciar las formas de discriminación en diversos ámbitos.
    • Aspectos Los indicadores se articulan en ocho dimensiones: demográfica, política, económica, educativa, sociocultural, sanitaria, violencias y espacio.
    • Revisión Este instrumento, a diferencia del Atlas de Género del Inegi, da sustento y observancia al cumplimiento de la ley e integra indicadores para la revisión histórica desde 2006, a fin de evidenciar avances, obstáculos, pendientes y omisiones en el cumplimiento de la ley.
    Toda la información e imágenes son de el informador.
    Link original: https://www.informador.mx

     

  • Registra Puebla más violencia a mujeres

    Registra Puebla más violencia a mujeres

    Junto con Durango, el estado de Puebla se ubica en la octava posición en materia de prevalencia de violencia en mujeres de 15 y más años de edad, a lo largo de su vida, reporta el estudio “Mujeres y hombres en México 2018”, elaborado por el INEGI y el Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES).

    La posición la alcanzó la entidad poblana con un 44.3 por ciento de mujeres violentadas en al menos una ocasión, superando la media nacional de 43.9 por ciento.

    Según la información, actualizad a 2016, el 40.4 por ciento de las mujeres poblanas sufre violencia emocional, el 18.9 física, el 7.4 por ciento sexual y el 22.8 por ciento padecen violencia económica o patrimonial.

    “La prevalencia de violencia o tasa de prevalencia se refiere a la proporción de mujeres de 15 y más años que han sufrido al menos un incidente de violencia emocional, económica, física o sexual, a lo largo de su vida ejercida por su pareja durante el periodo de referencia, dividido entre el total de mujeres de 15 y más años expuestas al riesgo multiplicado por 100”, se explica.

    En el contexto de las entidades federativas: México, Ciudad de México, Aguascalientes, Jalisco, Michoacán, Oaxaca y Yucatán, presentan las prevalencias más altas (de 45.2 por ciento a 53.3 por ciento).

    En tanto, las entidades con menor porcentaje son Campeche (32.1 por ciento), Nuevo León (32.2 por ciento) y con 34.4, Tamaulipas. La prevalencia emocional y la económica son las que más altos valores arroja a nivel nacional (40.1 por ciento y 20.9 por ciento, respectivamente).

    El estudio liga la violencia con la nupcialidad. Se explica que las mujeres se casan por los diferentes motivos: se embarazó y la obligaron a casarse; se embarazó y decidieron casarse o vivir juntos; se la «robaron» en contra de su voluntad y tuvo que casarse o unirse; a cambio de dinero, regalos o propiedades; sus padres arreglaron su matrimonio o unión; quería irse o salirse de su casa; y así lo quisieron y decidieron los dos.

    Toda la información e imágenes son de El Sol de Puebla.
    Link original: elsoldepuebla.com.mx

  • Intrépidas, la bici escuela para formar a mujeres ciclistas sin miedo

    Intrépidas, la bici escuela para formar a mujeres ciclistas sin miedo

    Para las integrantes del colectivo Intrépidas, “el único freno de la mujer es el de su bici”. Este grupo de jóvenes de Cuernavaca, Morelos, enseña a mujeres y niñas a andar en bicicleta y perder el miedo de utilizarla como medio de transporte.

    Rubí Esquivel, una de las cuatro fundadoras de Intrépidas, cuenta que iniciaron con los cursos de ciclismo en Cuernavaca hace siete años, para incentivar entre las mujeres el uso de la bicicleta, que tiene como usuarios principales a los hombres.

    “Hace siete años, un grupo de amigas que siempre rodábamos juntas empezamos a practicar actividades de cicloturismo, y un día nos dimos cuenta que iban casi puros hombres, o si la salida era convocada por mujeres, llegaban pocas”, señala. Para saber por qué ocurría eso, platicaron con sus conocidas sobre la razón por la que no utilizaban la bicicleta. La respuesta más recurrente era porque nunca aprendieron, el miedo a sufrir un accidente o una falla mecánica.

    “Para todas nosotras que empezamos a rodar desde niñas era muy normal andar en bici, pero empezamos a hablar con familiares y amigas, preguntándoles por qué no se animaban a rodar, y nos dijeron que nunca aprendieron a montar bicicleta porque “era para machorras”, e incluso porque “podían perder la virginidad o su capacidad reproductiva podía verse afectada”.

    Sin embargo, también se percataron de que las mujeres decían sentirse seguras para practicar ciclismo solo si estaban acompañadas por un hombre.

    Por ello, decidieron organizarse para dar cursos a mujeres y niñas para andar en bicicleta, sobre mecánica básica y normas de tránsito. Para Intrépidas, es importante que haya cada vez más ciclistas sin miedo y que sean conscientes de que ellas tienen el poder de transformar la cultura vial hacia una más segura para todas y todos.

    El proyecto inició con bicicletas que pidieron prestadas y comenzaron a reunirse cada sábado para instruir a las interesadas. “En un principio lo hicimos de la misma forma en que nosotros aprendimos, luego buscamos técnicas en internet y finalmente nos certificamos para que todo fuera más profesional”, explica Rubí.

    Las primeras clases fueron exclusivamente para mujeres adultas, luego comenzaron a recibir niñas y finalmente abrieron su espacio para toda persona que quiera convertirse en ciclista.

    “Enseñamos técnica para andar, sobre derechos y obligaciones del ciclista y cultura vial. Nuestra aspiración es que cambie la cultura vial y disminuyan los accidentes de tránsito, que la gente conozca sobre la movilidad, que es un derecho humano”, señala Rubí.

    Con el paso del tiempo, el colectivo ha crecido. Actualmente, la bici escuela cuenta con once instructoras, y además de dar clases, organizan eventos de ciclismo urbano, cicloturismo en distintos municipios de Morelos y rodadas familiares para que las personas que tienen hijos pequeños también puedan participar.

    También organizan una actividad llamada “Reto 100”, en la que recorren 100 kilómetros en bicicleta, solas o en grupo, “con el objetivo de que se den cuenta que pueden lograrlo, que no deben tener miedo incluso si apenas comienzan. Es algo que las va impulsando a ponerse retos más grandes, no solo en la bici, sino en sus vidas”.

    Desde 2014, además forman parte del colectivo “Morelos en Bici”, al que se suman otros grupos impulsores de este medio de transporte, instituciones del gobierno, académicas y organizaciones civiles, con el fin de generar acciones en favor de la movilidad sustentable y la propuesta de cambios para el mejoramiento de la cultura vial en el estado.

    De acuerdo con Esquivel, cada persona debe decidir si le gusta la la bicicleta o no, pero no deben limitarse porque les digan que no pueden.

    “Seguro va a tardar mucho tiempo en cambiar la cultura vial, pero tenemos que empezar a cambiarla hoy”, sentencia Rubí.

    “Nosotras decidimos pasar de la queja a la acción: si no nos gusta que no hayan mujeres ciclistas, hay que enseñarles y no solo molestarnos porque no las dejaron aprender. Lo mismo en la cultura vial, si a mi me duele que haya muertes por hechos viales, yo puedo hacer un cambio”, concluye.

    Si quieres conocer más sobre las actividades que realiza el colectivo Intrépidas, visita su página web.

    Toda la información e imágenes son de Animal Político.
    Link original: https://www.animalpolitico.com

  • El hogar es inseguro para las mujeres latinoamericanas: ONU Mujeres

    El hogar es inseguro para las mujeres latinoamericanas: ONU Mujeres

    Entre 27 y 40% de las mujeres de América Latina y el Caribe ha sufrido violencia por parte de sus parejas, estima la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que ha hecho prender las alarmas en ONU Mujeres.

    Esta situación “se está manifestando en múltiples y crecientes formas, que van desde el acoso verbal en las calles, trata, violencia doméstica y mutilación genital femenina, hasta feminicidios”, dice Luiza Carvalho, directora regional de ONU Mujeres.

    Esta difícil realidad a la que se refiere la directiva se refleja en cifras de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). Según este órgano, el número de feminicidios en la región en 2016 ascendió a 1,829, una cifra que no comprende datos de México ni de Brasil.

    “Aún cuando no se cuenta con un dato comparable para estos dos países (México y Brasil), sabemos que el número aumentaría significativamente, pues los asesinatos de mujeres ascienden a 2,818 en el caso de México y 4,621 en el de Brasil, de acuerdo con datos de Inegi y el Atlas de la Violencia de Ipea e FBSPI 2017”, señala Luiza Carvalho.

    Un apunte que hace la directora regional de ONU Mujeres es que los feminicidios, incluidos los relacionados con violencia sexual, no son notificados de manera precisa, o no están debidamente clasificados por las autoridades. En todo caso, los datos disponibles sobre la desaparición de mujeres, algunas vinculadas a feminicidio, ofrecen mayor comprensión de la magnitud de esta problemática. Por ejemplo, en México más de 3,174 mujeres desaparecieron (70% de ellas de entre 10 y 17 años) en 2017, según datos del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio.

    “La región sigue siendo desafiada –menciona Luiza Carvalho– por los altos niveles de iniciación sexual temprana de las niñas, vinculadas a violencia sexual en su entorno doméstico, relaciones transgeneracionales entre niñas y hombres mayores, y un nivel alarmante de embarazo en la adolescencia (64 por cada 1,000 embarazos)”.

    El hogar es uno de los lugares que ONU Mujeres ha detectado donde más violencia se genera en contra de las mujeres, pero no es el único. También ocurre en el transporte público, en las calles, en lugares de trabajo y en espacios educativos.

    “En América Latina tenemos una cultura de alta tolerancia hacia la violencia contra las mujeres y las niñas. La violencia se normaliza; es vista como parte de la vida de las mujeres y la impunidad llega a cerca de 95% en algunos países de la región”, añade Luiza Carvalho.

    Actualmente, ONU Mujeres busca que los países adopten el Protocolo en el desarrollo de legislación especializada sobre feminicidio e impulsa la creación de herramientas para investigar y castigar adecuadamente todas las formas de violencia contra las mujeres, incluyendo el feminicidio. Brasil fue el primer país en adaptar el Protocolo en marzo de 2015. También apoya la adaptación del Protocolo en Argentina y Guatemala, y su extensión a Honduras.

    Una de las iniciativas más importantes de ONU Mujeres es Spotlight, impulsada por la Unión Europea (UE) y las Naciones Unidas para la eliminación de la violencia contra las mujeres y niñas en América Latina. Fue lanzada en septiembre en la ciudad de Nueva York en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Se trata de una alianza global, plurianual, que realizará una inversión inicial de 500 millones de euros en el mundo, de los cuales 55 millones serán destinados a América Latina.

    A través de esta iniciativa se pretende la implicación y participación de gobiernos, grupos de lucha por los derechos de las mujeres y de la sociedad civil. En América Latina la iniciativa se concentra en la eliminación de la manifestación más extrema de la violencia, el femicidio, y será implementada en cinco países: Argentina, El Salvador, Guatemala, Honduras y México, y contará también con un programa regional.  Próximamente el programa arrancará también en el Caribe, con una asignación de recursos por definir.

    Otro proyecto que se impulsa es el de Ciudades Seguras. Este programa se enfoca en la recopilación de datos de rutina sobre violencia sexual y otras formas de violencia en los espacios públicos, la implementación de nuevas iniciativas de seguridad en el transporte, la mejora de los mecanismos de los organismos encargados de hacer cumplir la ley para examinar los delitos y la realización de talleres para sensibilizar a hombres y niños. ONU Mujeres ya ha iniciado la aplicación de este programa en México, Guatemala, Bolivia, Colombia, Ecuador, Uruguay, República Dominicana y Honduras.

    Toda la información e imágenes son de Forbes.
    Link original: https://www.forbes.com.mx

  • Vivas nos queremos y juntas nos defendemos

    Vivas nos queremos y juntas nos defendemos

    El episodio más reciente de activismo feminista en la Argentina empezó el 11 de diciembre. En una presentación, acompañada por medio centenar de colegas e integrantes de un colectivo de actrices, Thelma Fardin acusó a Juan Darthés de violarla en un hotel en Nicaragua hace nueve años, cuando ella tenía 16 años y él 45. La actriz reveló que rechazó los avances de su agresor, quien desoyó sus negativas y le contestó: “Mirá cómo me ponés”.

    Era predecible que las minucias de la historia —la vestimenta que usó la víctima, la erección del acusado— fueran motivo de discusión masiva. Se esperaba menos, sin embargo, el repudio generalizado de la sociedad argentina a la agresión. Y menos todavía que las redes les dieran la vuelta a las palabras que Darthés supuestamente utilizó para exculparse: la frase de abuso se convirtió en un lema del activismo feminista, #MiráCómoNosPonemos.

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    Un viaje fantástico, lluvioso y algo solitario por Chile
    La campaña que desató el caso de Fardin se asemeja al #MeToo, la etiqueta que surgió en 2017 para compartir historias de abuso y acoso y solidarizarse con las sobrevivientes de estos delitos. Pero la versión local se diferencia y cobra fuerza por ser colectiva. Y es que Thelma Fardin no estuvo sola, fue cobijada por el colectivo Actrices Argentinas y después respaldada por la indignación social que se solidarizó con su acusación. Desde el inicio, la denuncia contra Darthés se planteó como parte de una amplia lucha en contra de la violencia de género y ha sido impulsada por el apoyo de los poderosos movimientos de derechos de la mujer de la Argentina.

    La militancia femenina tiene una larga trayectoria en el país, marcada por la icónica protesta de las Madres de la Plaza de Mayo, un grupo de mujeres que arriesgaron sus vidas al marchar contra la sangrienta dictadura argentina. Desde entonces los movimientos promujeres, sus herederas, se han fortalecido por décadas de los Encuentros Nacionales de Mujeres, que iniciaron en 1986. En 2015, inició una nueva era feminista con las movilizaciones masivas de Ni Una Menos en repudio a los feminicidios. Esa ola feminista tuvo resonancia en buena parte de América Latina. Y, para 2018, los colectivos de mujeres le dieron aún más visibilidad al movimiento cuando tomaron las calles y portaron pañuelos verdes en demanda de la legalización del aborto.

    América Latina es uno de los lugares más peligrosos del mundo para ser mujer: la región tiene la tasa más alta del planeta en agresiones sexuales a las mujeres y se estima que doce mujeres son asesinadas al día. Esta violencia se relaciona directamente a la arraigada cultura machista en la región. La tendencia de cosificar el cuerpo femenino impulsa el acoso que sufrimos las latinoamericanas de manera cotidiana.

    Una creencia anacrónica, pero frecuente en la región, considera que la vestimenta de la víctima puede justificar su violación. La idea de que la infame minifalda —o el short, en el caso de Fardin— “provocó” al violador. Una versión contemporánea de este disparate la ofreció en estos días la empresaria Isela Costantini: “Si te pusiste el escote hacete cargo de lo que va a generar”.

    Pero la provocación real no es el modo en el que nos vestimos. En el libro Putita golosa, la periodista Luciana Peker apunta a una situación demoledora: mientras el feminismo avanza, “la violencia machista, en sus miles de formas, recrudece”. La mayor independencia y visibilidad de las mujeres es parte de lo que genera reacciones cada más agresivas.

    De hecho, el Mirá Cómo Nos Ponemos surgió tras un revés en la lucha de las argentinas. El caso de Lucía Pérez, una joven de 16 años que fue drogada, violada y asesinada en 2016, fue emblemático de la violencia de género y llevo al primer Paro Nacional de Mujeres en la Argentina. Pero, en noviembre de 2018, los acusados del abuso sexual y feminicidio de Pérez fueron absueltos por esos delitos.

    También había habido otros casos fallidos. Antes de Fardin, otras actrices habían hecho denuncias contra Darthés, pero fueron agraviadas socialmente e incluso el actor enjuició a una de ellas por difamación. Pero la acusación de Fardin ha sido paradigmática y ha logrado cambiar esa situación. Si antes las denunciantes estaban o se sentían solas, hoy muchas mujeres se han animado a contar sus historias, lo que causó un efecto dominó: las llamadas a líneas telefónicas de asistencia a víctimas de violencia de género se multiplicaron exponencialmente.

    Fue solo a raíz de la conmoción social generada por la decisión judicial en el caso de Lucía Pérez y aunada a las denuncias masivas de acoso y abuso después de Fardin que el congreso argentino aprobó la Ley Micaela, que obliga a todos los funcionarios de los tres poderes del Estado a capacitarse en materia de género.

    Es un avance y el activismo feminista sobre el que se apoya el movimiento Mirá Cómo Nos Ponemos ha mostrado un músculo cada vez más poderoso. Esto ha contribuido a hacer más palpable la conexión íntima entre los temas —aparentemente diversos— de feminicidio, aborto, acoso sexual e igualdad de género. En el fondo, son pujas en torno a los cuerpos femeninos, una batalla que se intensifica a la par que avanzan las libertades que reivindican las mujeres.

    La lucha en contra de la violencia de género y la batalla por el aborto legal, seguro y gratuito son parte de un mismo reclamo: el de las mujeres por sus propios cuerpos.

    La acusación de Fardin logró mover el foco de las denuncias previas a un plano de discusión amplia y seria. Y lo hizo en un momento clave. No solo porque la violencia de genero está en auge, sino porque el conservadurismo está ganando poder político en la región. Atacan a los derechos humanos en general y los de las mujeres y minorías sexuales en particular.

    Los cambios legislativos y las decisiones judiciales solo pueden contribuir a detener la violencia contra las mujeres en la medida en que la sociedad las acepte. Las campañas del feminismo de a pie son clave en este sentido. Son quizás las únicas que pueden y están generando los grandes cambios sociales que se necesitan. Sin embargo, el entusiasmo colectivo del movimiento debe estar consciente de los peligros de la campaña de denuncias, que pueden ocasionar linchamientos sociales instantáneos. Hace unos días, un joven se suicidó tras ser falsamente acusado de abuso sexual.

    El caso de Fardin muestra que la acción colectiva de las mujeres es una de las posibles salidas al laberinto de violencia de género que agobia a América Latina. Luchan por una demanda inapelable: vivas nos queremos y juntas nos defendemos.

    Toda la información e imágenes son de NYtimes
    Link original: https://www.nytimes.com